Por:
Justo Arosemena
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Fecha:
2020
Colombia es reconocida a nivel mundial por la gran diversidad biológica en su territorio (variabilidad genética, de especies y ecosistemas). En esta gran diversidad, se destaca por su singularidad los sistemas cársticos y en particular las cuevas y cavernas, las cuales han pasado prácticamente desapercibidas a la luz pública, a pesar de los esfuerzos de varios grupos de investigación y expedicionarios nacionales y extranjeros. Estos ecosistemas cársticos corresponden a grandes macizos o mantos de caliza, por donde el discurrir del agua durante millones de años, ha dado lugar a todos estos ambientes subterráneos como cuevas, cavernas, simas (hoyos) y abrigos rocosos, de gran importancia geológica por supuesto, pero también paleontológica, antropológica, climática y claro está, biológica. Los estudios bioespeleológicos en Colombia han sido realizados prácticamente por grupos particulares, aficionados, algunos científicos y exploradores, pero afortunadamente, desde hace más de 10 años, la Asociación Espeleológica Colombiana (ESPELEOCOL) ha registrado más de 260 sistemas exocársticos en 21 departamentos, en especial en Antioquia, Boyacá, Huila, Santander y Tolima, de los cuales casi un 90% se encuentran en paisajes muy afectados por la agricultura y la ganadería, además de la explotación minera. En Santander en particular, en algunos de estos paisajes cársticos, se han inventariado más de 200 sistemas subterráneos, de los cuales apenas una tercera parte cuentan con estudios geológicos, climáticos o biológicos. De la misma forma, las investigaciones pioneras de la Universidad Nacional de Colombia (Instituto de Ciencias Naturales), ESPELEOCOL y la Federación Espeleológica de América Latina y El Caribe (FEALC), recopiladas en la Guía de Campo de las Cavernas de Santander (Muñoz-Saba et al. 2013), una obra de referencia fundamental, fueron un referente fundamental. En los últimos años se han descrito varias especies nuevas y realizado más investigaciones con énfasis ecológico y biogeográfico principalmente sobre murciélagos, peces, cangrejos y fauna y flora acuática microscópica.
Hoy estamos en una región de los Andes colombianos, emblemática para los estudios en sistemas cársticos, sean subterráneos o superficiales: El Peñón, en el municipio del mismo nombre en Santander. El papel de las organizaciones nacionales e internacionales como Espeleo Colombia, el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, la Universidad Nacional de Colombia y la propia comunidad, ha sido clave en la tarea de dar a conocer las riquezas de este maravilloso lugar, con miras a conocer las interrelaciones entre ambos sistemas, un estudio pionero en Colombia y Suramérica.
Así, el Instituto Humboldt en alianza con COLCIENCIAS desarrolló en 2016, la primera expedición del proyecto Colombia Bio, dirigida al estudio integral de la biodiversidad endo (subterránea o cavernícola) y exocárstica (superficial o epigea), con miras a explorar una región prácticamente desconocida en los sistemas andinos colombianos.
El libro que hoy presentamos, consta de tres partes. La primera corresponde a una descripción del área de estudio (municipio de El Peñón), considerando aspectos físicos y geográficos; se describen los elementos físicos abióticos del Municipio (geografía, geología, clima, hidrografía) y bióticos (flora y vegetación), con énfasis en los sistemas cársticos (endocársticos: cuevas/cavernas y exocársticos: superficie terrestre). Así mismo, se muestran aspectos socioeconómicos como la población, necesidades básicas y el conflicto ambiental. En la segunda parte, centrada en el componente cavernícola, se exponen ocho capítulos relativos a las expediciones históricas, geología-hidroquímica, artrópodos terrestres, estigobiota (fauna acuática) microscópica, macroinvertebrados acuáticos, peces, cangrejos y murciélagos; y dos casos de estudio sobre la biodiversidad y conservación de los ecosistemas cavernícolas de Santander. La tercera parte considera ocho capítulos más: flora, hongos, escarabajos coprófagos, macroinvertebrados acuáticos, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Por último, cierra con una síntesis, conclusiones y recomendaciones para la conservación y los primeros lineamientos para el monitoreo. Todo este trabajo científico en el que han participado unos 45 investigadores, 15 miembros de la comunidad del Peñón, nueve ONG, tres OG, nueve universidades nacionales y tres internacionales, brinda los datos necesarios para la toma de decisiones en momentos en los cuales el desarrollo económico, social y la calidad de vida de los colombianos, deben ir de la mano de la conservación y uso sostenible del medio ambiente. Esperamos que este sea el inicio de una fructífera colaboración de todos los sectores en pro del conocimiento y el desarrollo del país.