Por:
Jean Grondin
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Fecha:
2019
¡Ricur! Todo oído que funcione con normalidad captará en ese nombre armonioso dos de las más bellas palabras de la lengua francesa. Del nombre no era él responsable, pero ciertamente era un hombre con un corazón enormemente generoso (algo que a veces hasta se le reprochaba), del que se conocía también un cierto lado malicioso. Paul Ricur (1913-2005) fue uno de los filósofos franceses más importantes del siglo XX, y ciertamente uno de los más leídos fuera de Francia. Su pensamiento ejerció y continúa ejerciendo una profunda influencia en todas las ciencias humanas, de las que también fue uno de los más brillantes teóricos. Su obra, rica y compleja, se despliega en una sucesión de obras a menudo impresionantes en las que no siempre es fácil encontrar el hilo conductor. No encontramos entre ellas la que verdaderamente pudiera llamarse la obra maestra, pero sí superabundan los libros que podrían reclamar, todos, ese título: Filosofía de la voluntad (publicado en dos grandes volúmenes en 1950 y 1960), Historia y verdad (1955), Freud: una interpretación de la cultura (1965), El conflicto de las interpretaciones (1969), La metáfora viva (1975), Tiempo y narración (tres tomos, 1983-1985), Del texto a la acción (1986), Sí mismo como otro (1990), La memoria, la historia, el olvido (2000), Caminos del reconocimiento (2004), por nombrar solo los más destacados. ¿Hay algún hilo conductor que atraviese todas estas obras?