Algunas novelas de la producción narrativa colombiana de la última década han construido sus ficciones alrededor del rock. En el caso específico bogotano, el llamado rock alternativo local.
Algunas prácticas del rock bogotano de mediados de los noventa, en particular aquellas asociadas al punk y al llamado «rock alternativo», han aparecido en la producción literaria colombiana de la última década. Ya sea como fuente fonográfica para crear atmósferas, contextos, sicologías y estados de ánimo, el rock aparece como médula narrativa de tres novelas recientes: C.M. no récord (2011) de Juan Álvarez, Balsa de Fuego (2016) de Juan Carlos Garay y Pogo (2019) de Mauricio Montes. Esta colección está conformada por siete fragmentos de dichas novelas leídos por sus propios autores.
El rock alternativo de los años noventa es la banda sonora de una época convulsionada, marcada por el fin de las violencias narcoterroristas, el optimismo de la nueva Constitución y la visión nihilista de la realidad agazapada entre el fervor de Rock al Parque y la zozobra de un país resquebrajado política y moralmente.
Recursos recomendados
Leer a una generación
Aquí algunos fragmentos de novelas, producidas en el país, desde la voz de sus autores.
Publicada en 2011, C.M. no récord es una novela de crecimiento que se da ciertas licencias en el lenguaje para comunicar el ambiente juvenil fervoroso de la mitad de la década de los noventa. Con un lenguaje ágil y telegráfico, en su ópera prima, Juan Álvarez revela la cotidianidad de unos chicos bogotanos atrapados en el fervor, el desencanto y las canciones de las 1280 Almas:
Oe, está temprano; ¿por qué no pasamos a la bodega y saludamos a las Policarpas? Hoy jueves en la tarde ensayan - propone Lucas [...] La puerta lateral de entrada a la bodega-ensayadero de la banda Policarpa y sus viciosas, a media altura de una calle ruinosa en el corazón de La Candelaria, es un latón amplio partido por la mitad y asegurado con la gracia de un candado severo. Adelante en la fachada principal sobreviven tiendas de comercio musical: discos, instrumentos, tatuajes. Expendios de sustancias ilícitas. Dos calles al sur repican decididas las campanas de la iglesia del Carmen.
En contraste con un texto en el que el rock local con toda su carga romántica se vuelve también en escenario, Juan Carlos Garay, a medio camino entre la ficción y el realismo periodístico, crea una atmósfera con minucioso detalle en la novela Balsa de Fuego. La historia de esta agrupación, contada por un narrador que es a su vez un alter ego del escritor, relata las transformaciones de la música local: del rock visceral de las 1280 Almas y Aterciopelados, al jazz y las nuevas valoraciones de los sonidos tradicionales. Es, también, un retrato mordaz del devenir tumultuoso de un grupo musical en plena ebullición y un homenaje al oficio del periodista musical:
Cuando Sebastián regresó a Bogotá, muchas cosas empezaron por parecerle ajenas. Las calles, los rostros eran los mismos, pero había algo en el espíritu citadino que se había transformado. Al principio se lo atribuyó a la extrañeza propia del viajante. «Soy como el príncipe Rama penetrando la selva de Dandaka», se decía. Pero luego de unos días empezaban a hacerse diáfanos los motivos. La ciudad ya no le pertenecía al rock.
Justo en el punto equidistante entre C.M. no récord y Balsa de Fuego se instala Pogo, una novela de Mauricio Montes que tiene tanto de realismo visceral como de humorada juvenil. Los ritos del desamor, los bailes desenfrenados y una banda sonora que también recurre a 1280 Almas recrean la atmósfera rockera de aquella Bogotá de los años noventa que, diez años después, empieza a materializarse en forma de literatura:
doy una vuelta por el "Corcoven" y nunca estuvo aquí, no está, me tomo una pola y arrancó a buscarlo en otro bar. Todavía alcanzó a irme en un bus por la séptima. En "Barbie", me encuentro con Alan y me cuenta que, Agustín acaba de salir, que se veía muy mal. Antes de irme, Alan, muy ebrio, me cuenta un chiste malísimo, me río por las jetas que hace. Alan, es un tipo muy entretenido, algún día quisiera escribir algo sobre él. Vuelvo a pensar en Agustín, él es mi personaje [...]
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El rock bogotano de los años noventa guarda un lugar especial en la memoria de los rockeros. Seguiremos regresando a ese sonido y a ese momento para recordar lo que fuimos y para crear y recrear nuevas historias Bogotá como telón de fondo.
Los invitamos a hacer clic aquí para escuchar los demás podcast de la colección digital sobre el rock en Bogotá y, próximamente, a participar en actividades de la programación de BibloRed, que ayudarán a enriquecer esta exposición con fotos y memorias ciudadanas alrededor de Rock al Parque.