Por:
Yuri Jack Gómez-Morales
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Fecha:
24/06/2015
Hace seis meses el profesor Jon Elster nos visitó en Bogotá para presentarnos sus ideas en torno a lo que él consideraba como nuevos oscurantismos en las ciencias sociales2. Para Elster y para el grupo de cinco distinguidos académicos que lo escoltaban3, toda la teoría social producida en los últimos cincuenta años, desde Foucault hasta Latour, desde la genealogía hasta el constructivismo, eran, en resumen, basura. Bullshit fue, para ser más precisos, la expresión utilizada por estos refinados académicos. Toda la diatriba de Elster derivaba en realidad de las consecuencias que los sistemas de incentivos a la productividad y la presión por escalar en los rankings internacionales vienen ejerciendo sobre el sistema universitario europeo. Aunque no he estudiado la manera como estos incentivos funcionan en Europa, para mí era claro que lo que los colegas de la reunión de marras percibían como problemático era el hecho de la proliferación de artículos en ciencias sociales y humanas, y la consiguiente inducción de una estructura de oportunidades desigual en la que los científicos de las ciencias básicas no encuentran las mismas posibilidades que antes. Este escenario resultó muy sugestivo para pensar en lo que ocurre aquí en Colombia que, por comparación, resulta ser una especie de mundo al revés...
https://doi.org/10.22380/2539472X36