Por:
Santiago Ramentol
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Fecha:
13/07/2010
A partir del caso de la monja Teresa Forcades, como paradigma, y con el propósito de determinar los ámbitos en los que se mueve la comunicación científica, y especialmente la comunicación desde la ciencia, el autor establece cinco círculos concéntricos, definidos como espacios suficientemente homogéneos. El primero comprende las relaciones e interacciones en el ámbito de cada especialidad o, mejor, subespecialidad; el segundo, se sitúa dentro de una misma rama de la ciencia; el tercero abarca la ciencia en su conjunto; el cuarto, contiene toda la sociedad del conocimiento, y el quinto incluye la sociedad en general. La ciencia no comunica de la misma manera en cada uno de estos cinco niveles. Se observan numerosas disonancias. La comunicación suele funcionar (aunque con algunas dificultades) entre los científicos de una misma especialidad (comunicación lateral). En cambio, se detectan numerosos problemas en la comunicación descendente, tanto dentro de un mismo espacio científico como en su relación con la comunidad del conocimiento. La comunicación con el ciudadano común resulta exigua, desordenada y a menudo incoherente. La comunicación ascendente simplemente no existe.