Por:
Pere Ruiz Trujillo
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Fecha:
2020
Un submarino nuclear y cinco tripulantes son reducidos, mediante una novedosísima tecnología, al tamaño de una bacteria para poder entrar en el torrente sanguíneo de un científico que ha sido víctima de un atentado. El objetivo es viajar a través de él, localizar y solucionar, desde dentro, un grave problema que le puede costar la vida. La escena se sitúa, como los aficionados al cine de ciencia ficción vintage habrán adivinado, en una famosa película de 1966, Viaje alucinante. Lo que se plantea en el filme de Richard Fleischer no deja de ser la expresión de uno de los viejos sueños del ser humano, el de vernos por dentro. Más de cinco décadas después, ese sueño podría dejar de lado el epíteto ficción para convertirse en ciencia, al menos en parte.