Por:
Iñaki Esteban Azurmendi
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Fecha:
2005
De todas las esquinas se oyen voces que proclaman el fiasco de la modernidad y de sus promesas vertidas en el sumidero, mientras que en los despachos del poder se justifica, con interesado entusiasmo, una situación a todas luces deficitaria. ¿Existen alternativas razonables a la ciencia, la democracia y el individuo autónomo, todos ellos inventos de la época moderna? ¿Debemos conformarnos con el estado de cosas actual?. El presente ensayo surgió del deseo de averiguar cómo se formulan los juicios sobre el presente. La obra de Max Weber y la lectura que de ella hace Jürgen Habermas (Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2003) indican las pistas en esta averiguación, en la que tendrá un marcado protagonismo el papel de la cultura ilustrada, el ritmo de trabajo medido al minuto y una ley moderna, abstracta y lejana, pero fundada en la igualdad.