Por:
Cristian Alejandro Sánchez Marín
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Fecha:
2018
Con cerca de 800.000 habitantes, el municipio de Soacha, ubicado al sur de la ciudad, ha recibido miles de personas víctimas del conflicto armado, y a quienes por voluntad o necesidad decidieron ubicar allí sus hogares. Altos de la Florida, por ejemplo, ha sido el barrio en el que miles de familias han construido sus viviendas; casas amenazadas por los gritos de la naturaleza al reclamar su lugar, pero también por la minería a cielo abierto que se ha comido las montañas y el legado histórico de nuestros antepasados, así como por la violencia sistemática que amenaza y pone en riesgo la vida, y por los gobiernos que las juzgan de invasoras y piratas. Pero las personas no han llegado solas, en sus trastes y maletas cargan también centenares de experiencias, saberes, valores, tácticas y estrategias que en antaño les sirvieron para resolver su vida en el campo, y que hoy, atadas a la proximidad de la ciudad, se amalgaman en un conjunto de prácticas de rebusque y supervivencia que hemos decidido llamar rurbanas. El presente trabajo, busca visualizar y representar dichas prácticas que se hallan a medio camino entre el campo y la ciudad.