Por:
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Fecha:
12/09/2018
SON DE MADERA
son xarocho (México)
Miércoles 17 de octubre de 2018 · 7:30 p.m.
Ipiales, Auditorio de la Agencia Cultural del
Banco de la República
Cód. PULEP: BBO764
Viernes 19 de octubre de 2018 · 7:15 p.m.
Bucaramanga, Auditorio Luis A. Calvo de la
Universidad Industrial de Santander
Cód. PULEP: EHD588
Domingo 21 de octubre de 2018 · 11:00 a.m.
Bogotá, Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango
Cód. PULEP: DMZ248
Lunes 22 de octubre de 2018 · 6:00 p.m.
Honda, Auditorio Hernando Parra Casas de la
Cámara de Comercio
Cód. PULEP: VYA225
Martes 23 de octubre de 2018 · 7:00 p.m.
Neiva, Auditorio del Centro Cultural del
Banco de la República
Cód. PULEP: CRO132
MÚSICA Y MÚSICOS DE LATINOAMÉRICA Y DEL MUNDO
Temporada Nacional de Conciertos Banco de la República 2018
TOME NOTA
Los conciertos iniciarán exactamente a la hora indicada en los avisos de prensa
y en el programa de mano. Llegar con media hora de antelación le permitirá
ingresar al concierto con tranquilidad y disfrutarlo en su totalidad.
Si al momento de llegar al concierto este ya ha iniciado, el personal del
auditorio le indicará el momento adecuado para ingresar a la sala de acuerdo
con las recomendaciones dadas por los artistas que están en escena. Tenga en
cuenta que en algunos conciertos, debido al programa y a los requerimientos
de los artistas, no estará permitido el ingreso a la sala una vez el concierto
haya iniciado.
Agradecemos se abstenga de consumir comidas y bebidas, o fumar durante el
concierto con el fin de garantizar un ambiente adecuado tanto para el público
como para los artistas.
Un ambiente silencioso es propicio para disfrutar la música. Durante
el transcurso del concierto, por favor mantenga apagados sus equipos
electrónicos, incluyendo teléfonos celulares, buscapersonas y alarmas de reloj.
Por respeto a los derechos de autor de los compositores e intérpretes, no está
permitido realizar grabaciones de audio o video ni tomar fotografías durante
el concierto.
En Bogotá, el servicio de parqueadero para asistentes a los conciertos tiene
un costo de $3.300 pesos y cubre 4 horas contadas a partir del ingreso del
vehículo. El tiempo adicional a las 4 horas se cobra con la tarifa plena. El pago
por el servicio se realiza a la salida y para acceder a la tarifa de descuento se
debe presentar la boleta del concierto.
P
SÍGANOS EN
Sala de Conciertos @Banrepcultural Banrepcultural Banrepcultural
Luis Ángel Arango
Los artistas interesados en presentar una propuesta de concierto pueden visitar el siguiente
enlace www.banrepcultural.org/servicios/como-presentar-su-propuesta-artistica en el que
encontrarán información pormenorizada acerca de este proceso.
Si desea recibir información sobre la actividad cultural del Banco de la República ingrese al
siguiente enlace www.banrepcultural.org/servicios/listas-de-correo y suscríbase a la lista
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Para remitir al Banco de la República sus solicitudes de información, peticiones, quejas,
reclamos, sugerencias, felicitaciones o denuncias de actos de corrupción, puede ingresar al
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electrónico [email protected], comunicarse a la línea gratuita nacional 01
8000 911745, o acercarse a los puntos de atención dispuestos para esto en las diferentes
oficinas del Banco de la República a nivel nacional.
1
SON DE MADERA, son xarocho
Ramón Gutiérrez Hernández, director musical, guitarra de son, guitarra de
alambre, mandolina y canto
Andrés ‘Tereso’ Vega Hernández, jarana tercera, pandero jarocho y canto
Óscar Terán Carbonero, contrabajo, violonchelo y coros
Son de Madera representa el éxito del movimiento ‘Son xarocho’ y es conocido
internacionalmente por su especialización en la interpretación y composición
de este género tradicional del sur de México. El grupo fue fundado en 1990.
A partir de ese momento, su objetivo principal ha sido la difusión del son
xarocho, trabajo que ha consolidado desde la investigación de la música
tradicional y la incorporación de nuevos sonidos que enriquecen la música con
propuestas también novedosas. Con este objetivo en mente, Son de Madera se
presentó en el 2003, en los principales festivales de música folk y tradicional
en Canadá (ICA Folk Fest, The Rogue Folk Music Club, Sunfest, Toronto
Harbourfront, entre otros). Asimismo, tuvo destacadas presentaciones en
Estados Unidos en el Chicago Old Twon School of Folk Music, los Cenzontles
Mexican Arts Center, el Centro Cultural La Peña en Berkeley y en la Mexican
Heritage Plaza en San José, California.
En el 2003, realizó una gira que le permitió presentarse en el Wereldfeest
en Utrecht (Países Bajos), la Farinera del Clot y el Mercado de Música Viva
de Vic (España), el Schouwburg Odeon en Zwolle y en el Kit Tropentheatrer
en Ámsterdam. La gira finalizó en el Festival de las Andalucías Atlánticas en
Essaouira (Moroco).
Además de su actuación en conciertos y grabaciones, Son de Madera
ha participado en proyectos conjuntos con otros músicos como el grupo
de música irlandesa The Cassidys, el armonicista Billy Branch, la pianista
colombo-venezolana Claudia Calderón y el grupo chicano Quetzal.
Por su trabajo discográfico, fue nominado en tres categorías en la novena
edición de los Independent Music Awards como mejor álbum latino, mejor
canción latina y mejor cover. Actualmente, se encuentra promocionando su
disco Son de mi tierra, grabado en vivo durante el festival Glatt und Verkehrt
en Krems (Austria).
El concierto en Honda cuenta
con el apoyo de
El concierto en Bucaramanga cuenta
con el apoyo de
2
PROGRAMA
Bajalú FOLCLORE MEXICANO
Arreglo por Son de Madera
El ahualulco
El cupido
Pájaro Cú
El butaquito
Buscapiés
Los chiles verdes Arreglo por Ramón Gutiérrez Hernández (n. 1967)
Improvisación en contrabajo OSCAR TERÁN CARBONERO (n. 1980)
Jarabe gatuno RAMÓN GUTIÉRREZ HERNÁNDEZ (n. 1967)
El trompito FOLCLORE MEXICANO
Arreglo por Son de Madera
Francisca Cobos RAMÓN GUTIÉRREZ HERNÁNDEZ
La iguana FOLCLORE MEXICANO
Arreglo por Son de Madera
Toro Zacamandú
CONCIERTO No. 47
3
NOTAS AL PROGRAMA
Por Esteban Bernal Carrasquilla
El concierto que hoy nos convoca marca una diferencia con lo que
normalmente suele ofrecernos el Banco de la República. En su mayoría, la
programación musical del Banco podría clasificarse dentro de lo que algunos
llaman de manera genérica ‘música clásica’, también entendida por otros
como ‘música erudita’, pero siendo quizás la expresión más adecuada ‘música
de conservatorio’. La oferta es usualmente complementada con músicos
de jazz, un género que con el tiempo ha logrado insertarse en el mundo
académico por su complejidad técnica y su carácter conceptual. Finalmente,
las músicas tradicionales colombianas que han sido objeto de estilizaciones
y refinamientos de parte de compositores eruditos, y que han despertado el
interés de profesionales y teóricos de la música en las universidades encuentran
un espacio en la programación.
Hoy escucharemos, en contraste con lo anterior, a una agrupación de
origen popular que interpreta música tradicional de la costa caribe mexicana,
específicamente del estado de Veracruz, y que debido a su carácter, historia
y función social, quizás no encuentre mayores espacios de estudio y difusión
académica en los conservatorios mexicanos y en las elegantes salas de
concierto de otras regiones. Son de Madera, la agrupación invitada, es
representante de una fuerte tradición musical veracruzana, el son xarocho1,
que ha mantenido su carácter popular con el paso de los siglos. Los asistentes
al concierto escucharán una que otra similitud entre el son xarocho y las
músicas de los llanos colombo-venezolanos, especialmente por el uso de las
coplas en el canto, el zapateado en el baile y el marcado ritmo de las cuerdas
acompañantes, la guitarra de son y la jarana.
Sea esta una oportunidad para reconocer el valor de otras músicas que no
encajan en esos conceptos ‘clásicos’, que a veces son sólo taxonómicos y otras
veces hasta excluyentes, y que en nuestro contexto hacen parte de la herencia
colonial. Sea este concierto, además, la oportunidad de expandir nuestro
entendimiento de la música de cámara, un término que en esencia se refiere a
la tradición europea de hacer música en la intimidad del hogar, y para la que
innumerables compositores formados en conservatorios escribieron piezas
1 Entiéndase por xarocho el gentilicio de los habitantes del estado de Veracruz.
4
con el ánimo de ser interpretadas por músicos profesionales y aficionados
mayoritariamente de la aristocracia y la burguesía. Sea, finalmente, la ocasión
para cuestionarnos acerca de la identidad latinoamericana y caribeña, y de
las fronteras tan porosas que separan las naciones del continente americano.
El son ‘de la tierra’
Las músicas que florecieron en América tras la llegada de los europeos a finales
del siglo XV mantienen un común denominador: nacieron y se desarrollaron
a partir de los mestizajes culturales, del choque y diálogo entre pueblos, de
la mezcla de razas. Con el descubrimiento, a lo largo y ancho del continente
americano, los pueblos originarios o indígenas entraron en un obligado
contacto con los blancos europeos y los negros de África, facilitando así el
surgimiento de un laboratorio cultural, un crisol de cuya mezcla nacerían
nuevas formas de hacer música, un sincretismo tan diverso como extenso es
el continente. En este contexto, México jugaría un papel de suma importancia
al ser uno de los puertos de entrada de europeos y africanos a América, y un
«vórtice que unía a Europa con el Oriente, a Sevilla con Manila y el sur del
continente […] el perfecto corredor de paso de aquella primera integración
planetaria de la economía y la cultura» (García de León, A., 2009, p. 14).
Con el paso de los siglos y el contacto entre pueblos, se instalaría en
México un término genérico y bastante amplio conocido como ‘son’, que se
convertiría en una referencia para algunas prácticas musicales y bailables de
diversas partes del país, y que se resignificaría y tomaría identidades locales
en cada uno de los territorios en los que se acomodaba. Los sones que hacían
criollos, indígenas y negros en México eran catalogados en la colonia como
‘sones de la tierra’, en contraste con los sones llegados del Viejo continente.
Ambos tipos, sin embargo, mantenían un carácter popular, aunque con el
tiempo pudieron llegar a ser una expresión de la clase media y alta en las
nuevas ciudades que requerían de bailes de salón2.
La historia de la palabra ‘son’ nos remite a la manera de nombrar
en España, desde el siglo XIII, las canciones bailables en aires diversos
(pasacalles, fandangos, zarabandas, chaconas y otras), tocadas generalmente
con vihuelas y guitarras, instrumentos de los que se tiene alguna referencia
acerca de su presencia en la América colonial. Parece ser que, en un principio,
a su llegada a México, la práctica de estos instrumentos era exclusiva de los
invasores; pero como consecuencia del mestizaje, tales instrumentos pasaron
2 Además del son xarocho, existen también los sones huasteco, tixtleco, de Oaxaca, de
Jalisco, de Michoacán y otros.
5
a manos de los indígenas y, posteriormente, derivarían en otros instrumentos
de cuerda pulsada como la huapanguera, y las jaranas jarocha y huasteca,
usadas actualmente en distintos tipos de sones. Fray Juan de Torquemada
(1557-1624) ya nos daba pistas desde la época colonial sobre lo que venía,
musicalmente, con este mestizaje:
No hay género de música que se use en la iglesia de Dios que los indios no lo tengan
y usen en todos los pueblos principales, y aún en los no principales y ellos mismos
labran todo, que ya no hay que traerlos de España (Hernández A., César, 2003, p. 66).
Surgía entonces en Veracruz el son xarocho, un ‘son de la tierra’ que
encuentra su esencia en el fortalecimiento de nuevas identidades locales.
Empezó a gestarse desde los tiempos de la colonia en un contexto de
restricciones por una iglesia avasalladora y una marcada diferencia de clases.
Las posteriores integraciones sociales del siglo XVII y XVIII darían pie a la
aparición de los ‘sonecitos’ veracruzanos, distinguibles por sus letras cortas
que abordaban aspectos de la vida de la región
y que se presentaban como una de las primeras
manifestaciones artísticas mestizas e incluyentes
en las que participaban indígenas y negros junto a
la burguesía criolla.
En esos tiempos, la indisoluble relación lírico-coreográfica
que se ha mantenido por siempre en
el son otorgaba a las mujeres el papel de bailarinas
y condenaba el baile entre parejas mixtas. Pero la
actitud desafiante al Estado y sus instituciones a
partir del siglo XVIII se reproduciría también en
el baile, cuya presentación tomó dos formas: las
tradicionales coreografías de los sones de mujeres,
llamados ‘de montón’, en las que las bailarinas
podían lucirse escénica y personalmente, imitando
el delicado aleteo de un ave o provocando al
hombre con un pañuelo como lo hace el torero frente al toro; y las condenadas
propuestas mixtas en los sones de pareja, que eran de competencia para
demostrar las habilidades de los pies ligeros y la imitación de los movimientos
de otros animales3.
3 Quizás podamos ver algo de esto durante la interpretación de El toro zacamandú y La
iguana, incluidos en el programa.
Figura 1. Pingret, Edouard.
Músico negro de Veracruz,
Siglo XIX, Colección Banco
Nacional de México, Gerencia
de Patrimonio Artístico.
6
En los bailes de tarima de los pequeños pueblos y los bailes de salón de la
ciudad, propios del siglo XIX y el período de Independencia, las letras del son
contaban historias de lo terrenal y lo profano, muchas de las veces con picardía
y doble sentido. El amor desde el cortejo, el enamoramiento y la pasión, el
desamor a partir de la no correspondencia, la separación y el despecho eran
temas recurrentes del son –y serán protagonistas del concierto de hoy–. Estas
temáticas eran articuladas y contextualizadas a partir del canto a la naturaleza, a
las verbenas populares, al toreo, a las peleas de gallos, a las carreras de caballos,
y a otros usos y costumbres veracruzanos. Así lo relata el historiador mexicano
Antonio García Cubas (1832-1912) en un viaje por Veracruz en 1874, como
lo referenció en el texto Un baile de tarima en la Barra de Nautla:
Mi permanencia en Jicaltepec me dio a conocer una costumbre muy generalizada
en las costas de Veracruz, tal como la de los bailes de tarima. […] En una de las
calles céntricas de la población y hacia el medio de ella, se había colocado una tarima
cuadrada, poco elevada del suelo, y que tendría aproximadamente ocho metros por
lado.
[…] Un harpa, un bandolón y una jarana eran los instrumentos cuyos primeros
acordes se disponían al baile las parejas, subiéndose a la tarima. Ejecutaba la música
alegres sones, muchos de ellos pertenecientes a los bailes pantomímicos […]. La
gracia y la destreza de los que bailan, consiste en no perder el compás, y en imitar con
la planta de los pies el ritmo musical. Cántase el estribillo; concluido el cual, cambian
de posición las parejas. El ingenio, la sátira y un fin cáustico se revelan en las estrofas,
cuya gracia y mordacidad aumentan los cantantes con su picaresco modo de decir.
[…] Uno de los bailes más notables es el que se conoce con el nombre de La banda.
Extienden sobre la tarima una banda de seda en toda su longitud, y a poco, los que
bailan, sin perder el compás y el ritmo musical, la enredan con los pies, tejiendo
tres lazos simétricos, de los cuales el del centro es de mayor amplitud. Tejida ya
la banda en forma de guirnalda, la colocan en la cabeza de la jarocha que con ellos
toma parte en el susodicho baile. Otras veces, entusiasmado alguno de los asistentes
por el atractivo de los ojos picarescos de la jarocha o por su destreza en el baile, se
aproxima a ella y le coloca su ancho sombrero en la cabeza. Si solo es uno el que hace
uso de esta galantería, la jarochita continúa bailando con el sombrero puesto; mas si
hubiere varios imitadores, aquella no permite, para no inferir ofensa, que uno o más
sombreros se sobrepongan al primero; y en tal caso, prosigue bailando con un solo
sombrero puesto, y los otros en las manos (citado por García de León, A., 2009, pp.
180-182).
El son ha sido en México un género musical intercambiable que se
cultiva en distintas regiones del país y que tomó especial fuerza durante el
siglo XX, aunque guardando cierta fidelidad con las tradiciones anteriores.
Presenta algunas diferencias en su interpretación, sus instrumentos, sus
partes instrumentales, vocales y bailables, pero hay algunas características
7
que son comunes, aunque no obligadas, entre sus distintas manifestaciones:
En primer lugar, en lo lírico; el son es bastante flexible y los cantantes usan
series de coplas cantadas de manera aleatoria, sin ningún orden establecido
y sin relación expresa entre las temáticas, dependiendo de la intención del
momento y los ánimos de improvisar. Las coplas del son pueden aparecer en
distintas formas como cuartetas, seguidillas, quintillas, sextillas y décimas; y
su uso es independiente de la música, lo que quiere decir que a una estructura
rítmico-armónica-melódica se le puede adaptar cualquier letra. Esto hace que
el esfuerzo por seguir la letra escrita de una canción sea perdido, pues el cúmulo
de coplas, un real acervo, se ha robustecido con el paso del tiempo y es usado
por sus intérpretes con plena libertad. En segundo lugar, rítmicamente; las
métricas más comunes son los compases de 6/8, 3/4 y 5/8, que al combinarse
exaltan el carácter festivo y bailable de la música. En tercer lugar, el baile no
como un elemento adicional a la música sino más bien estructural; los pies
juegan un papel de instrumento percutivo que suena tanto en acorde como en
contrapunto a la música. Los zapateos se usan en las secciones instrumentales
a manera de protagonistas, y los floreos, escobillados y trenzados, formas de
‘mundanceado’, acompañan a las partes vocales.
Una reflexión final
Al hablar sobre el Caribe, Gabriel García Márquez sostenía que dicha región
debía entenderse como un territorio muy amplio que se extiende desde las
costas occidentales de América, por el norte hasta los Estados Unidos y por
el sur hasta Brasil. A partir de esta idea, se puede entender la cultura caribeña
como un cúmulo de prácticas, creencias, costumbres y saberes que trascienden
las supuestas diferencias que en nuestra imaginación guardamos acerca de
los distintos pueblos del continente. Y también nos serviría para expandir esa
idea de lo ‘caribe’ como lo ubicado inmediatamente junto al mar que lleva
ese nombre. Esta sentencia del nobel cataquero cobra un especial significado
para aquellos colombianos que ven a México como un país distante con el
que poco se comparte más allá de la lengua. En el son xarocho y otros tipos
de sones mexicanos es común, por ejemplo, el uso de instrumentos presentes
en distintas regiones de Colombia como la quijada de burro (propia de
San Andrés y Providencia), el violín (de la música de violines caucanos al
occidente), la guitarra de son o requinto jarocho, (en algo similar al cuatro
llanero) y el arpa jarocha (también parecida a la de nuestros llanos, que no
son sólo nuestros, sino también de Venezuela). Las coplas y pregones, las
onomatopeyas en la lírica, las alusiones a las características que comparten
seres humanos y animales están presentes en la música de allá, acá y acullá.
8
La historia del surgimiento y desarrollo de algunas de estas músicas puede
encontrar, también, ciertas similitudes, y difícilmente serían solo coincidencia.
Referencias
García de León, Antonio. (2009). Fandango. El ritual del mundo xarocho a
través de los siglos. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Hernández A., César. (2003). Huapango. El son huasteco y sus instrumentos en
los siglos XIX y XX. México: Ciesas, Colsan.
Pingret, Edouard. Músico negro de Veracruz, Siglo XIX, Colección Banco
Nacional de México, Gerencia de Patrimonio Artístico. Imagen tomada
de http://www.exhibirelracismo.mx/mestizaje-e-identidad.html
Mendoza, Vicente T. (1956). Panorama de la música tradicional de México.
México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Sánchez, Rosa V. (2010). Los principales géneros líricos en la música tradicional
de México. En: La música en México. Panorama del siglo XX. México: Fondo
de Cultura Económica.
Esteban Bernal Carrasquilla es guitarrista clásico y magíster
en relaciones internacionales egresado de la Pontificia
Universidad Javeriana. Conduce programas radiales en
Javeriana Estéreo y UN Radio, en los que presenta hallazgos de
sus investigaciones acerca de las músicas negras de los Estados
Unidos en sus contextos políticos, culturales y económicos.
Actualmente, cursa un postgrado en Estudios de América en
la Universidad de Heidelberg, Alemania.
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Foto: Cristhian Sastre
NUEVA FECHA
JHONNIER ADOLFO BUITRAGO, trombón
Mari Kagehira, piano (Japón)
Jueves 25 de octubre · 7:30 p.m.
Este concierto también se presenta en Cúcuta
Cód. PULEP: FXT822
Entrada libre con boleta a conciertos de la
Serie de los Jóvenes Intérpretes para socios
de la Red de Bibliotecas del Banco de la República.
Se entrega una boleta por carné.
SERIE DE LOS
JÓVENES INTÉRPRETES
Próximos conciertos
Boletas: $6.000
Sala de Conciertos @Banrepcultural
Luis Ángel Arango
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Aplican descuentos
Mayor información en
www.banrepcultural.org/bogota/actividad-musical
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Banco de la República ingrese al siguiente enlace
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SERIE PROFESIONAL
Próximos conciertos
Cód. PULEP: AQV550. WQT383. XHX635. TZT530.
Boletas: $10.000
Foto: Marc Hauser Foto: cortesía familia Figueroa Foto: Stefan Schweigers
JAMES JOHNSTONE
clavecín/órgano (Reino Unido)
Domingo 28 de octubre · 11:00 a.m.
LA MÚSICA DE
LUIS CARLOS FIGUEROA (Colombia)
Miércoles 31 de octubre · 7:30 p.m.
NUEVO CONCIERTO
LINCOLN TRIO
trío con piano (Estados Unidos)
Domingo 25 de noviembre · 11:00 a.m.
Este concierto también se presenta en Manizales
NUEVO CONCIERTO
COMISIONES Y RETRATOS
Lanzamiento de tres nuevas producciones
discográficas del Banco de la República
Miércoles 28 de noviembre · 7:30 p.m.