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Tierra de promisión

Por: José Eustasio Rivera | Fecha: 1921

Esta es la segunda edición del poemario Tierra de promisión, de José Eustasio Rivera, publicada en 1921. Ese mismo año se imprimieron también la primera y tercera edición del texto sin cambios. La cuarta edición, considerada la definitiva, se publicó en 1926, bajo el sello editorial Minerva, al mismo tiempo que el autor revisaba y ajustaba las reediciones de su novela La vorágine. La editorial Arboleda & Valencia fue fundada en 1910 por Miguel Santiago Valencia y Abelardo Arboleda, y fue la casa editorial que antecedió a Cromos, uno de los sellos en el que se publicaron más tarde destacadas obras de la literatura colombiana como La vorágine (1924) y De sobremesa (1925), la única novela conocida del poeta bogotano José Asunción Silva. Aunque en 1918 fue comprada por los hermanos Tamayo, dueños de Cromos, Arboleda & Valencia siguió publicando libros hasta 1921, año en que apareció Tierra de promisión. Entre la primera y la segunda edición del poemario no hay diferencias, que sí se pueden rastrear en la cuarta edición de 1926, incluyendo 43 modificaciones formales, semánticas, sintácticas y estilísticas. En esta edición, cuyo ejemplar se conserva en la Biblioteca Luis Ángel Arango, se mantiene la disposición gráfica de los poemas, se omite la fotografía del autor que acompañó la primera edición y se conserva una dedicatoria de Rivera a sus padres que se mantuvo en la tercera edición. La aparición de Tierra de promisión y las reediciones que le sucedieron el mismo año dan cuenta de la recepción favorable que tuvo la obra por parte de críticos y lectores. Rivera ya había publicado algunos de los sonetos del poemario en revistas y periódicos, y aunque su nombre era conocido en tertulias, esferas letradas y círculos literarios, con este libro consolidó su inserción en las redes y campos de la intelectualidad bogotana (Valbuena-Briones, 1962). La obra recibió críticas positivas por su apuesta formal —sonetos que variaban entre versos alejandrinos y endecasílabos—, su unidad temática y su disposición en tres partes segmentadas por las geografías que dibuja: la selva, las cumbres y los llanos.
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Tierra de promisión

Por: José Eustasio Rivera | Fecha: 1926

Tierra de promisión llegó a las librerías en 1921, año en el cual se imprimieron otras dos ediciones bajo el sello de la Casa Arboleda y Valencia y la Editorial de Cromos. La segunda edición mantuvo la misma disposición de la primera, mientras que la tercera incluyó sólo dos correcciones ortográficas. Editada por Minerva, en 1926, esta cuarta edición del poemario fue la última que José Eustasio Rivera revisó en vida. La editorial Minerva, fundada por Juan Antonio Rodríguez alrededor de 1912, fue célebre en Bogotá, a principios del siglo XX por imprimir libros de autores como Germán Arciniegas, José Antonio Lizarazo, Porfirio Barba Jacob y Luis López de Mesa, entre otros. Este ejemplar, que hace parte de la colección de la Biblioteca Luis Ángel Arango, incluye una dedicatoria escrita por el autor para una amiga personal: “A Julia Corredor, cuyo espíritu sabrá prestarles a mis poemas toda la poesía que les falta, José Eustasio Rivera. Neiva, junio 5 de 1926”. En esta edición se eliminó la dedicatoria de Rivera a sus padres que apareció en las tres ediciones anteriores. Para esta edición, José Eustasio Rivera hizo 43 cambios, casi todos de tipo ortográfico y sintáctico, como se ve en numerosos sonetos. A pesar de estos cambios, Rivera conservó las imágenes y los temas medulares del poemario: la preeminencia de la luz, el entusiasmo del encuentro con la naturaleza, la pequeñez del hombre ante la belleza del medio y la insatisfacción permanente (Benso y Gennero, 1972; Simari, 2013). Estos temas atraviesan no sólo la poesía, sino la obra en general de Rivera. Como lo anotó el crítico Luis Carlos Herrera Molina (1972): “En Tierra de promisión no está sólo su mirada superficial al paisaje y el contacto exterior. Está el viaje por sus caminos interiores. La nota de sus íntimas apetencias y las líneas de tensión de su espíritu disparado en dirección de la luz y del sol” (p. 67). Cuando Rivera revisó y publicó esta edición de su poemario ya era un autor consagrado: dos años antes había publicado La vorágine y, desde entonces, polemizó en la prensa con sus críticas y sufrió ataques por sus denuncias y su estilo literario. En 1926, año de esta edición del poemario, también se encontraba preparando una segunda edición de La vorágine, al tiempo que ampliaba su labor diplomática y buscaba la forma de ligarse al proyecto de ferrocarril Tolima-Huila-Caquetá. Luego de finalizar la revisión de esta edición de Tierra de promisión, Rivera se dedicó a corregir su novela, por lo que no regresó al poemario. Esta cuarta edición se convirtió, entonces, en la definitiva.
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Liquidación de las herencias

Por: José Eustasio Rivera | Fecha: 1917

Liquidación de las herencias es la tesis con la que José Eustasio Rivera se graduó como abogado de la Universidad Nacional de Colombia en 1917. Fue presentada bajo la tutela de Antonio José Uribe, un prestigioso jurista y un político conservador que pasó por la Cancillería (1902 y 1922), por el ministerio de Instrucción Pública (1903-1904 y 1921-1922) y por la Gobernación de Antioquia (1947-1948). Rivera publicó su tesis con el sello de la Editorial La República, una imprenta que publicaba textos sobre derecho, educación y finanzas. Este ejemplar de 81 páginas, que hace parte de la colección de la Sala de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Luis Ángel Arango, cuenta con una dedicatoria firmada por Rivera: “A mi muy querida amiga Sra. Juana de Rubio. Con el cariño del autor”. El texto está dividido en cuatro partes que, a su vez, se distribuyen en capítulos. En poco más de 80 páginas, Rivera presenta un recorrido general sobre el estado del derecho sucesoral en el país desde sus antecedentes históricos hasta la jurisprudencia de su época. Examina la legislación romana y pretoriana, las deducciones y créditos inherentes a las liquidaciones, la normativa en cuanto a los matrimonios y descendientes, y los legados y donaciones, entre otros temas del derecho civil y familiar. Rivera escribió esta tesis entre su estancia en Bogotá y sus viajes a los llanos colombianos, especialmente a Villavicencio, donde pasó una temporada en 1916 por invitación de algunos compañeros de universidad. Tras obtener el título, regresó a Neiva e intentó sin éxito llegar al Senado, en parte por cuenta de un incidente político-religioso que sufrió cuando Esteban Rojas, obispo de Garzón, le puso trabas a su nombramiento tras poner en tela su juicio su integridad como católico. Un año después, en 1918, Rivera volvió a los llanos, esta vez durante más tiempo, para hacerse cargo de un pleito judicial; y regresó en 1922 como parte de las delegaciones limítrofes para establecer las fronteras de Colombia con Venezuela y Perú. Esos viajes fueron fundamentales para la construcción de Tierra de promisión, su único poemario, y La vorágine, su obra más importante.
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Dos cartas personales

Por: José Eustasio Rivera | Fecha: 1918

La Biblioteca Luis Ángel Arango conserva estas copias de dos cartas que José Eustasio Rivera escribió el 1 de julio de 1918 desde Orocué, a donde viajó para resolver un litigio judicial que asumió ese mismo año. Ambos documentos están escritos a mano en hojas membretadas con el sello de la oficina del autor, “Rivera & Co. Abogados. Bogotá”. Los originales de estas cartas hacen parte del archivo personal de Camilo Orbes, investigador y profesor nariñense que también hizo parte de la Academia Huilense de Historia. Las cartas pertenecían a Carlos Arturo Díaz, esposo de “Susanita”, una de las corresponsales de Rivera en las cartas, quien luego se las cedió a Orbes. Como comenta Orbes (1980), las cartas dan cuenta de las relaciones afectivas de Rivera o de algunos rasgos de su personalidad. El autor resalta en ambas cartas el nombre de Susana Rubio Millán, quien, según biógrafos como Eduardo Neale-Silva (1960) y amigos personales de Rivera como Ricardo Charria Tobar (1963), fue una de las pocas mujeres con quien el autor mantuvo un vínculo cercano caracterizado, además, por una inspiración idílica y platónica (Orbes,1980). En la primera carta le escribe a ella —a quien se refiere como “Susanita”—, a sus hermanas y primas, y a cada una le dedica un par de líneas. La segunda está dirigida a la madre de Susana, doña Susana Millán de Rubio, a quien le pregunta por su hija, pues no ha recibido respuestas a los múltiples telegramas que le ha enviado. Años más tarde, Susana Rubio se casó con el abogado e historiador Carlos Arturo Díaz. Escritas durante uno de los primeros viajes de Rivera a los llanos, estas dos cartas hacen parte de la obra dispersa de Rivera que se ha intentado reunir en volúmenes y antologías editados en su mayoría por universidades como la Javeriana o editoriales regionales. Son, también, unos de los primeros registros del género epistolar, al que Rivera le dedicó buena parte de su tiempo, sobre todo en sus últimos años. Algunos críticos y estudiosos de la obra y figura de Rivera (Neale-Silva, 1960; Valbuena-Briones, 1962; Pachón, 1993; Herrera, 2009) coinciden en que, si bien desde principios de la década de 1910 Rivera ya escribía cartas detallando sus procesos creativos y viajes, tras la publicación de La vorágine y su papel en la Comisión de Límites de 1925, el autor apeló a este género para dar sus batallas políticas, literarias, sociales y personales (Pérez Silva, 1989).
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