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Colección institucional

Hemeroteca Digital Histórica

En esta colección encontrará publicaciones colombianas y extranjeras, editadas entre finales del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XX. Estas obras ofrecen una gran riqueza documental, derivada de piezas únicas y grupos de publicaciones de diversas ciudades, que abordan acontecimientos políticos, económicos y culturales específicos, como el proceso de Independencia nacional.

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    • 15 de Julio de 2019
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Imagen de apoyo de  La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 2

La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 2

Por: | Fecha: 15/09/1874

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • _---------¡:c:--¡R-g C' ~ 2 9- de la, humanidad. Las fronteras aseguran la independencia de jos pueblos: los tabiques constituyen la independencia de los in­dividuos." Pero, cómo es la humanidad de aferrada á las cosa inexplicables! Conociéndose:i sí misma ha hecho de pequeñeces sus más grandes adquisi ione . Los se­oretos del alma, es decir, lo que s610 Dio sabe lo oculta muchas veces la cubierta de una carta, e- de­cir, una hoja de papel, 6 la sombra de un tauique que no es sino un poco de barro. La fe elo lo más sa­grado la hacen eonstituil' en una palabra que se Ilrt.­majuramento, r¡ue e., en lo má mentiro o y ,olu­ble de que pueda hacerse uso. Pero volviendo al tablqlle, quién diablo:; se atreve, no diré á derribal'lo, pero ni a tmsparentarlo iQuie­ra, cuando es lo único que, epam al hombre del res­to de la sociedad; lo único quizá que lu une:i Dios? Más 6 mónos tabiques furman los templ0s; más ó ménos tabiques forman los lugnres en los que cn ayes concentrados y al tl'aYes de lagrimas amllrgas se llama á Dios en las horas de desconsuelo." o es un tlLbi­que, acaso, dice el mismo autor, el tl'Uje dC' la mujer que vela la codiciadas formas de la hermosura? TO 6.'5 un tabique el casco de la nave que separa al hom­bre de la inmensidad f No es un tabique la nube del e pacio á traves de cuya endeble contextura se de"ea penetrar inútilmente en el mistcriv de los cielos ?" • , Viéndolo bien, acaso el tabique no me encerró de tal uerte que por pocu no salgo de él.? Vuelvo á mi propósito. Hoy de qué se puede ha­cer revista, cuando tE'1'll1inaron la. Jiesta:;, terminó el ten t.l'o, terminaron las carreras? Profundo dolor y grllnde pena da decido. Hoy no se puede !labIal' sino de la muerte y de la consecuencias de las fiestas. Salga usted á averiguar pOl' la necrología y verá. que no hay aDligo que no le hable de una pérdida reciente, que no hay esquina que no contenga diariamente tt-es ó Cuatl'O convites á entierl'O, que no hay muclla­cbo que no le entregue una boleta para lo mismo,que no hay iglesin. en uonde 11IS campanas no doblen, que no h~y agencia mortuoria que no esté en actiVIdad, que no hay carro que no lleve un muerto ó que tI'ai­ga acompañantes del cementerio, que no hay ruú ico que no e'té tOcando Ó cant"ndo (lo únicos que hoy ueben padecer necrolatría), periódico que no ten­ga algun recuerdo necrológico, capta que no esté con ribete, negros, cara que no esté afligida, ojos que no estén llorosos, traje que no sea de luto y sombrero q U6 no tenga gasa. Esto es de a ustar ; vea usted; no han pasado diez dias y han muerto la ¡¡eñora :J\fercedes B. de l\1atéus, el señor Nicolas Queyedo Rachadel, el señor Juan Sántos, la señorita Amalia Pena Ibáñez, la seño­ra Cármen Caicedo de Hel'ran, la señori ta l\Iatilde Riano, la sefiora Mariana Mon toya de R, un hijo del señor C¡Íl·los Zapata y quién >;¡tbe cuánt0 que co­mo el marinero desprendido desde el tope (le la nave caen, conmueven por un instnnte la superficie de las aguas y luégo nada se vuelve á ver ni á saber de ellos. llogotá se e tá haciendo inhabitable yf1, dicen al­guno , la mortalidad es espantosa, deDe haber a 19u­na causa 0cnl ta que fuem Lnello averiguar; ántes no era a í e ta ciudad. No caen en la cu(mta los tales de que la püblacion aumenta diariamente por la afluen­cia de extranjeros y de persona que llegan de los Estados, que este gran número de gentes Re agrupa en las Cll as mas y más, puesto que aqui no se bace ino reedificar pero no construir en la" afuern ni en los ll1uchos solares y tiena baldías que hay dentro ele la ciudad, lo cual produce ncce1'ariamente :itmó. fera lllefí triea. Esto está ayu,lac1o por la tendencia gene­ral de querer, como ciertos pólipos hacer aglomera­ciones en un sólo punto. Ac" o qUE'I·emos hnbit.ar casa alguna quo no ('st6 cerca de la pInza? 'j pOl" 110S0- Lt-IJS fuera y pndiel'all1os edificai· soure lns turres de la Cl¡teural, lililÍ cRta1"Íamo5 llllOS :,;obre otro. Acerca del re;:;ul! aelo de fie"tas hay una CU,,::1. q us pan'ce rara, pero que l'S un hedlO. Para <¡Ile los turus y caballos no ,·e de:,; pl'lIl'an, para darle UlI vi~o de ver· dadero cireo ,t t\Jdcl :\quello y porler deeil· con propie­dad: "el toro le hizo morder el polvo, lo :¡rra.-;trÓ entre el polvo, , y otms frace, illa de l~ laya, le echa­ron á la plaza arena, ha ta hacerla subil' unas cuantas pulgalla . Pue~ bien, terminada ' la fi e"tf1s lit p]¡u:a se queuó empolvando á 10- tendero;;, til'!HlaR, s y trall~Uelltes; las lllujt'I'es Re empolvan desue tCllIpra­no y lo" homb¡'es en \ i ta de c"to ,olemos no blljm'­no el polvo á ninguna hora. Y lo peor de tudo e6 que algunos hay que poI' 'luitarbe aUn esas pajas quieren sacudirle a uno el poh-o. Yean u,~ teJe"" pue,.-, lo que es el ma I ejemplo. Si la plaza no lo dicI'a, á huen se­gUIO que nadie más se empolyaria. Sienembarga, para Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 10 LA TARDE de lo dicho, confieso aquí que e t rabaja en , el nsilo de la religion, volvió los ojos humedecidos tÍ, su celda diciendo: oh! cuánto puede el primt!r amor! - DI6GE l~S A. ARRIETA. Setiembre de 1874. NAUFRAGIO. (A mi esposa). Como barca velera que undulante A los soplos del viento se desliza, Sobre las crespas ondas del océano Iba un nido arrancado de la orilla. Tan pronto se alza á la espumante al tura, Donde la ola. se quebranta y brilla, Cómo desciende por pendiente !'ápida Hasta la curva y azulosa sima. Por instantes en tersa. superficie Con tal presteza y esbeltez camina, Como la pluma sobre limpio espejo Cuando la impu!sa la chancera brisa. Dos polluelos en el fondo lJevn. Que entre su lecho de pI umon se agitan; C6mo extienden las alas cuasi implumes! y cómo se alzan y anhelosos pian! Una ave blanca de extendida alas Llega basta el nido y amorosa. grita ; Quiere arrancarlos pero hirvi ente espuma aves y nido con furor salpica. Aquella cuna que entre frescas algas Al arrullo del viento fué mecida, Con sus polluelos en horrible choque Irá á pel·del'se en la profunda sima. Un punto apénas entre dos. abismos Impotentes y sOl·dos á la ruina Es la existencia de tan t ristes séres Que ban de moril' al erupezal· la. vida. Quién les escucba los tenibles ayes? Quién de la madre calma la agonía. ? S6lo el espacio les repite el eco, La mar tan sólo sin cesar se agita ..•. Vedlos! Ya se alzan •. bajan .. y mzobrnll! Van á abrirse las paja mal unidas! ....................................................................... Señor, Dios! de una marlre en desventura No desoigas los gritos de agonía! J. DAVID GUARa;. CARTA A DAVID, Has do saber, mi muy qUClido David, si 110 ~o sabes ya, que por valerme de la tardo para corregir las pruebas de "La Tarde," incurrí en el gravo des­cuido de dejal' pasar un gaya por un gualda,; maldito vocablo, que aunque poético, t;billa nuís que brilla á la. 1 uz del medio dia, y está haciendo un tristísimo papel entre los colores de ro a y de zafiro Está visto, mi querido amigo, la tarde puerle ser muy bella, delicio a y adecuada para salir á pascar gozando de un fresco ambiente y aspirando el perfulll~ de Lts flores, y aun ha ta para hacer una declarl\.cion de amor; pero por lo que á. mí tuca, no volveré á fiarme de ella para contrael·me á trabajos sério y mucbo ménos me dcdicaré il. corregir pruebas de g~leras an­te su luz pálida é incierta, que no ofrece garantla de ninguna especie, que 1105 bace ver todo de color de rosa, que oculta los defectos y nos engaña casi iem­pre. No, yo quiero la luz del medio dia, clara y bri­Ilante; la.. quier.o sin descomposicioll alguna, nítida en u conjunto, no YI5ta al traves ¡de prismas ni di-fundida. en el espacio en mil rayos de violado 'azul y verde, de topacio y q uó sé yo que más color~s. Pro­testo, David, protesto contra los dorados celajes de una tarde, contra el arrebol de las nubes y el azul de las montaña, contra todo 10 que 110 .sea clal'o, muy claro y tan puro como el agua de Padilla. D~seog;íñ~te, David i la tarde no sirve ni aun para elegl1' la. mUjer con ql1len ha de uno casarse; esto si que debe hacerse á sol abierto, de di:J. y bien de dia. Abora, respecto de compras, Dios te 1 i bre de elegir la tarde para tul efecto, so pena de tenerte que llamar á engaño á la siguiente mañana; la cOI'bata que creis­te tomar de un color pajizo ó nácar, te aparecerá. lue­go descolorirla y ajada; y tu señora no encontrará. en el corte de tul que le llevas, azul de cielo que creiste ver en él. Deja que los escolares canten á la. tarde, ellos ti ene~ l'3.zon,. el de babel' pasado mort~les horas baJO la ferula del maestro; que los tl'3.bajadores la ¡,aluden con el "Ave María)) y la re­ciban con placer, desplles de una incesante y abru­madora labor; que anhele por su ll egada el amante tú Ilsté durmiendo cuando ya es hOl'U do sestiar? Arl'Íba, arriba! -Hola! Palmarotc por aquí? cuándo ha J1~gado usted? -Cañ3fü,tola que pC\l' t¡'is no doy con su comedero Dende que apuntó el lucero lo amlo sabaniancIo por ('stos piedreyugales, y por aquí caigo, ari levanto: acá me arrempujan, ayá me ec;tl'lljan ; y por donde quiera el f¡'io y la gente, y 1:1. buya: y 1 malojel'o, juio, juio, juio ; y lns cal'l'cteras ¡'l'¡TlIun. Caramba! i cómo diablo<; pueden ustedc,~ vivir y entenderse entre esta gri'5apa? Así se anunció en mi casa no ha muchas mañana..c;, el personaje que voy á pre entar á mis lectores. No erá nece, ario decir que era un LLA ERO, tipo tr.ll conocido en esta capital, que la pinceladas preceden­tes bastn.rian fÍ bosqu~jn.rJo ; tipo original é interesan­te al propio tiempo: tipo, en fin, que difiere esencial­mente de los demas cn.racteres provinciales de aquesta nuestra pobre República. Serian las ocho de la mañana todo lo más, y yo dormia, ó con In¡ís . edad, YHcia aun en el lecho en ese estado de que su pende el uso ele nues-tras facultades icas y moral Gmta y deliciosa pa.ráli. en que ni se duerme ni se está de~pierto: en que 105 objetos se ven como al traves de un pris ma, y 105 sonidos e o)'l'n como á una gran distancin, Parálisis de una vez, que quHéramos prolongo¡' in­definidamente, y de la qne nos arrancamos por un e~fuerzo de decidida voluntad. Bien se me alcanza, desde luego, que el escritor que a í describe e. ta ituacion e compromote fÍ algo, porque parece que se declara abogado de la pereza, echándo:-e á. cuesta, por aiiadidura, una grave rE'S­ponsabilidad higiénica. Empero yo protesto que no es mí ánimo comprometerme á nada. En la incon - tancia é jn~tabilidad de mi carácter, bey aplaudo lo quc ta 1 vez ma.ñana cen uro: ahora, saboreo las deli­cias de la cama, acaso más tarde E'scribo una filípica contra los dormilone", Y ¿qué remedio, lectores mios? Cllda uno es como Dios lo ha hecllO y á ,eces un poquito peor, segUli decia Sancho. Lo que sí no puedo pasar sin someterlo á mi fórmula, es el candoroso err0r en que incnrren algunos cuando exclaman: " oh! qué grato es levantarse temprano!" Gra,e error gramatical, imperdonable confusion de tiempos. Señores, ser:í. grato y mny grato HABERSE levantado, pE'ro ¿ levantar;;E', Dios mio? Puede haber maldito el placer en arr:lncarse- el placer mismo de los labios? Pasemos adelante, Icctore mios, y no bahlemos m:1 de J~EVANT_\nHEXTOs, que es el plato más indige tn en estos clima". Palmarote acababa ele llegar á e-ta melancólica capital, :i donrle 1'e habia encaminado no pl,r capricho ciertamente, sino a consecnench de no sé qué pecado cometido en Junio último en la provincia de Guári­rleo: y no ménoc; queria. ino qlle yo le endereza. e :í esas notabilidades rIel poder ó del f~vor. Yo precisa­mente que no sé en donde paran las unas ni las otras! Pero, paciencia, m~ dije, que esta es una de la ven­tajas de tener paic;anos. Y despues de rebullirme y de, perpzar me lentaruentE', salté al fin de aquel lecho, sepulcro de mis gratos ó desagradables ensueños. En tanto que Pa!marote lo registrllba todo con ávida. curiosidad, en tanto que comentaba las lámina" de algunos libro y ('xaminaba atentamente los mue­bles, tocándolo todo con sus manos, como para salir • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • LA TARDE 13 de algun error, ó mejor fijar una idea, en tanto, digo, bacia yo mi TOILETTE, que de paso sea uicho, ni es tan esmerada como la de un pi;;averck, ni tan des­cuidada como la :le un avar~). Y tí propó. ita, el vesti_ da de Palmarote no dejaba de inten'sal' pOI' su origi­nalidad. Corto el cal7;on y <,strecho, terminando á média pierna por unas piccecillas !']ue remedan, n.un que no muy fielnH'nte, las uñas del pavo, de dOllde tomn. su nombre: la cami a curiosn,mente rizada, no abrocbado el cuello) aj tach al cin to por una banda t1'Ícolor, como el pabellon nacional, y cuyas faldas vo­laban libremente pOI' defuera: nn rosario al derredol' del cuello del GUARDA-CAMl A ostentaba su grandes cuentas de 01'0: desnudo el pié y la camisa metida, por uecirlo así, entre un pañnelo de enormes listas rojas, soportaba un sombrero de castor de anchas alas. Mirábame el llanero, nosin curiosidad, pasar de una funci on á otra de TOILETTB, y l11e abrumaba (:on re ­petidas pregunt.as, - y ehe palito, dotor, qué sinifica? . -Es la escolJilla de dientes, Pal mal'Ote : sirve para el aseo de la dentadura. -Demoo que el que no tiene dientes ..•• i pobre mi bale Alifonso! se quedó con mi palito! Y este otro artificio, doctor? -E!'a es lIna relcj era : ahí se pone el reloj cuando no lo lleva el individuo. -¿,Y la cabuyita negra 1 -Es el cordon del r el~j . Mire lrteel un curioso tejido de cabellos de mujer. Y se lleva aSÍ, míre u ted. -Ja, ia, ja! Dotar, eso es cU l'gal' la soga en el pes­cuezo, Caramba 1 que ya las muje res enlazan CO!1 su mesma cel'da. Pues, alIara, mi dotor, tiene usted que cabl'estiar hasta el botalon ó tirar para :ttrns y reben­tar la soga, Pero qué 111 a 10 es est.e espejo! -Al contrario, Palmarote, ti ene muy buena luz. -Pues, cómo me veo yo tun feo! Jesu qué e pan-tamio! -POI'que ese espejo refl eja fielm ente Ins imágenes, • amIgo mIO. -Candela! pues cuando mi sombra se mira en es­tos ojitos dice que ya tiene Rueño i Y es(,os cueritos, dotor, para qué son buenos? -Esos son guantes, Palmarote: se llevan las ma­nos de este modo, mire usted. -, Caramba! cntinto;; apem . . ¿ Sabe lo que se me ocurre, dot.or'/ Si todo lo que u tedes emplean en tantos cachibucbes, lo b IlbierJ.n empleado en noviyas de primer purto, j, cuantos becerros no jenal'ian en este verano '? -Pero es menester, Palmarote, no ver la vida de sociedad sólo por al lado de las inva iones que e lla hace al bol illo, sino tambien por el de los goce« que da en cambio. -Oh! Mucho que se goza aquí con el frío, y con las piedras, y con la buya, y con los rial es por el san­cocho, y cuatro ramas de malojo pordos dules, y los mal'chante con sus tienda..o;, y los novillos á I'ea I V medi, y uno tan corto, y ...• dotnl', usted necesita estapistolita'/ Qué bonita! -No dejo de usarla al gunas veces, Pulmal'ote; pero este no es inconveniente pal'a que yo tenga el gusto de ofrecerla :i usted: tómela usted. -Dios lo yeve al cielo, mi rlotor, aunque yo creo. que ayá no entren los papeleros. AqUÍ interrumpí yo la sél'ie de pregunt.a de mi paisano pam ponel'me á su disposicion, C'stando ya en actitud de alír ue ca¡;;a, :Mis sp rvieio,<, le elije, se lí ­mitanín á dal' á usted la direccion de eso' señores de quienes anda usted tan solicito. Sin conte;;tal' una pal!lbm, sacó de su holoillo un cnvol torio de hojas de tabaco (del malísimo que se produce en el pais), mor­dió una dósis más que medinna que mas ticaba con entusiasmo, luego me ofreció para que yo mordiera :í. continnacion, lo rebusé desde luego, me protest6 que su oferta era. r,incera, le probé que mi negativa lo era tambien, y por último, yo !\lle lal1te y él atras (humildad característica del llanero), salimos de casa. y nos bechamos {L rodal' por Ins inmensas calles de esta capitlll. En puridad de vel'darl, no andaba Palmarote e5caso ele ra7ion al quejarse del frjo, acostllmhrado, por otra p!lrte, al calor sl1focante de las llanuras. La humedad de la atmósfera helaba !:Is extremirladt's em­p1eados que se venden á precios cómodos." -Gran consuelo es ese para lo probe!', mi dotar. Mira. aquelot l'o; pero apál·tel'e que lo t.umba el bu­rro. (Vuelta burro, juio, juio, jnio !) -" Aquí se amuela casi de -mId e." -Caramba! ya lo creo; pero bn~lhnse á apartar, elotor, mi re esa carreta. (Ese buei pal amo e boooó : i\Inrchante5, com pran curbone5?) i Ah In ~e r o, m i re, dotar, aqneya blanquita cabos neg,'o qne ba ayí , aq ueya ojos negros, pelo n egro .... ei'::I Candela.! y que bnena pata debe tener! mire como pi~a en la pie­d ra, ni se trompie a, ni pierde el golpe. Tiene todas las condiciones . -Sepamos, Pa1ll1arote, cuáles son e!'as cond iciones, -Ancus, pecho, siet.e cnarta:::, snabe de boca, y güen movimient.o. ¿ No correrá con la siya. Dotnr '! -Pero enten<1ámono~, Pnl1l1arute, ¿ uabla llsted de mujere ó de caba 110 ? -Pué entúnce léame aql1elotro letrero, que ya beo que no no<; vamo" á entender. Y ap:í rte'ie que ahí va una carreta con basura. ¿ Pa6nlle yeban esa bllsul'a, Dotol' ? -Para !lquel basurero que ve ll!:'tec1 allí. -Cómo en la capital de Berel1Suela hay un ba u-dero dentro de la suirhí ? -Uno no más no, Palmarote; t o(1avÍa hny nlgnnos ot1'OS. --Corotos! y buélbase á apartal', dntor, y le nCOll­sejo que se biGa apartando; mire un:) trosa ¡Je jente que biene asi, y aquí biene otra, estos barriles y ese borracho, mire, miro (Lepruu! BiLa la emOCl'a ia ! I3ibaa! Caraaamba-i Compran piednls de amolar ? -AlTe buno, jnio, jnio, juio! Ea no el llOmbre, ,'párte e.-¿ -sted habla con mign? .:\fil·e que i me le boyal bosa l jase baLTO con el I'al,o). - Vamo!', Palmarote, continnemw, .r t om<1l'emo' ahora Ll calle (lel sol. -Ja! e<;t:ín creendo estos 111n que como UllO anda medio inr¡nilino no puede c:\ntal' en patio n~el1(), y no Mben qne yo ni miro joyo ni vtlmrt ehiqnit:1, y cuando no tuml1 al toro le ananco el 1':\bo. -E tamos, pues, ya en la odie d('l f;ol, Palmnrot<" -¿ En la caye riel Rol, dotar? iAca¡::o el 1'01 snLa-nea l1liÍs pOI' estn caye que por las otra!; ? -Tiell e;; l'azon; est.e es un nomul'c de capricbo; pero esto viene de la necesidad de nombra¡' lns calles , bien que lllguuas tengan nl1 nombre nlnivo <Í histó ­ri co. En los pueblo, de lao; llanura;; no se conoce estn necesidllrl, ni tampoco la de nUIl\ C'l'al' las ca a¡;, por­que ullí las poblacioncs son redllcirl:l" lllS callC's pl"­queña¡:;, la,; casao; más clistantes puede decirse que' e<- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • • 14 LA TARDE t¡in vecilla ~ , y los individuos se conocen entre sí. No sucede a 5í en la!:> g raneles ciudu.de;; pOI' muchas y extensas calles, con casas varias y en níune ­ro infinit y con una poblacion con s iderablc, emique­cicla casi siempre con gran número de extmnjeros. -Sí, ya comprendo la neces idú de jelTar las ca­sas, como sucede con el ganao, q ne ha.biéndose au­mentao tanto, ha. side menes ter pt'garle IIn jierro Y diga nst(' dotor, i algunas casas orejanas que he visto aquí: no podria el vecino quemarlas con su jie­ITO? -Eso seria un robo, Pnlmarote, como lo seria e l hecho de apropiar"f) el individuo un OREJANO que no esta en sus sabanas. E s as casas no e s tán numeradas por de. cuido. -Y:i propósito de extranjeros, diga usted, dotor, i esa gente de esasot r as tierras, ser:í.n cristianos? -No todos lo Ron, Pa Imarote; porque no todos los pueblos adoran al leyes. -Oa¡'amba, dotor, y pa. una cosa tan pequeña un caseron tan grande? Pues andarán toas eyas rega':! queni frutas de maraca. -Oontinuaremos, si le place) Palmarote, y vol­viendo á esta esquina g:muremos la calle de las leyes patria. :lIIir(' u , ted ese pare don que alTancando des­de aquel edificio q ne usted ve allí recorre toda la manz'ma. Todo eso es el convento de l1evcrendas 1\13.­dres Conccpr.iolles. -Hum) malo, malo,! Tan cerca de los fruiles esas l11a.dres1 i Y no es peeao que las monja.s sean ma­dres, dotor? - Jo, Palmarotc) es un título que Re da á las reli­giosas, quienes renunciando el mundo y abrazando una religion de las aprobadas, se dice que sone sposas de Jesucristo nuestro padre, así como á los clérigos se les llama padre.> considel'ados como esposos de la iglesia nuestra madre. -y que dirán esas sa.ntas muj e res de nuestras co­sas, dóctor '? Y: gordasas que estar:ín entrese potrcl"O, y cómo chocnran al tranql!erO por berse á toda s a­bana! -Ese edificio que está al frente, Palmarote, es el Seminario 'rridentmo, el establecimiento m:is útil y más célebre de nuestro pais. Allí se enseñan las cien­cias más importantes al 11Ombr, , , , -Hablemos cla.ro, doctor: aquí se enseña :i pape­lero; aquí es que se apriende á dotor ; pero ya naide quiere aprender ú. cura) no seño r. Papeles van y pa­peles vienen; pero n:l.ide dico" dominos bobisco, " Cuando sn ben baser cuatro gasetas se creen unos hom­bl'ecitos ; pero coja usted un dotor y póngale una soga en la mano) p:I. que lo bea to regao en la. siya Ni sabe apiársele á un toro, ni arriar una madl'ina, di trochar una potranca, ni pasar su siya) ni maldita la cosa. i y esto no es sencia! No señor, gacetas ban y gasetas bienen: Dotores por aquí y Dotores por uyí; y ni el tOl'O se tumba, ni se jien'a el besel'l'o, ni se alTea la madrina, ni se troncha la potmuca y se mojU dulce y franca fisonomía me cautivaron desde luego y sin embargo, en nuestra primera ('ntrcvista, la circustancias no me predisponian en mancra alguna en su favor; llluy al cOlltra1"Ío. Sentado bajo la alta ("J,illlt'nea (\(·1 J¡ognl' en la co­cina e taba yo hablando COIl la p"tIO!la l11uy ocupada en aderezar la cena. En esto llegaron de ntelta de la escuela los dos muchachos á todo escape con su libros debajo del brazo. - j Ahí viene! gritaron ámuo.· con voz sofocada por el cansancio y la alcO"l'Ía : nhí c:;.tá Pedro! dc::-de el cerro hemos diyisado Sil lancha ...• ahora estara • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 16 LA 'l'A.RDE desem barcando .... Vamos :i salí rle al encuentro .•.. ¿ Xo es vcnlaJ, madre, no es verdad? - i Para qué? replicó con IlltÍs a ' pereza que nun­ca la Cesarina: me parece que ya es bastante talluJo pam venir ,010; ademas o" nece"ito. Id lo~ dus til huert.o ti cogerme perIfollo JlaJ'a la ensa ' ada. . A C!5tas últimas sílába, más que imperativa. , lo dos pobres chicos desaparccieron volúndo como paja· rillos e pantados. - ¡Diablo .... Dije alhí para mi,> . ¡Será apaso IRi 5ciiol' patroll un mal padre ? ... un mal marido "? Pocos minutos despues llegó; Como para COlToboral' aquella impr?sion¡'la Ce~ sarina no s alió á r ecibirle, uo le presentu la 1rente Jll la mano, ni se dignó siq uicru acoger su llegada con • una sonnsa. Nu •... :intes bien se limi~ó á de colgar de la pa· r('d una pizarra y con el lápiz ya en la mano: - i Cuánto {- preguntó sccamente. Pedro Aubert sacó de su cllaquet.a un bvlson de ouero y dia p o r dia de la semana, fué enumerando el pr~ducto de su parte de pesca, cuyo importe en di­nero colocó sobre la mesa. Entre tanto la rapaz pescadora iba sentando en la pizarra su groseros gl1lll'i~mo;; y .sumál~dolo ylUy despacio; luego muy despaCIo t:lIUblen fue examman­do una á una las monedas de pla ta y hasta las de cobre, aun las más roñosas. Afortunadamente la cuenta alió exacta. Cesarina metió el total en un cajon, cenó dicho c'ljon dando dos vuel tas á la llave y se guardó ma­gistralmenta dicha llave cn el bolsillo. Pedro por su parte, Pedro Aubert se metió en el snyo silenciosamente la bolsa de cuero cuyo contelú­do acababa de entregar sin la menor resistencia, sin el mas pequeño reparo, con la más indiferente y la más bonachona docilidad del mundo. -Ya iba á juzgarle mal, dije para mi en vista de aq uella escena doméstica. Pedro es seguramente un buen marido. En el mismo intante los dos muchachos hicieron en la sala segund;\ irmpciun más impetuosa acaso que la primera: ya de regl'eso ( mncho debian haber corriuo los pobrecillos) se arojal'on á los brazos de Pedro Aubert con tal e pontaneidad, con una alegría y una ternura tales que al punto añadí pOI' lo bajo: -y es además un excelente padre. Pero cuál no fué mi asombro cuando las Jos yoces infantiles, logrando al fin remon tarse desde el corazon basta los labios, exclamaron :i un mismo tiempo: -Buenos dias, buenos dia , tio. ¿Luego no era más que el tio de l dos mucha-chos •••. no era el marido de Oesarina? .. , Eu un hermano, y más aún en un cuñado, tantn suml"ion, tamaña resignaoion y abnegacion tanta eran todavía mucho más singulares. Pero lo que todavía me sorprcndió má fué la ter­nura verdaderamente paternal con que Pedro Auuel't trataba á los dos muchachos. ámbos en sus rodillas, los besaba y los acariciaba con una ychemellcia tall apabionada clue verdaderamente me cunmovia. Así pll aron breycs mumentos. Luego de repente, y como si aeabase de abrirse en su pecho alguna Illltigua herida, algull doloroso re­cuerdo, Pel1ru Aubert se puso p;ilido como la cera. , . una lágrima asomó á sus párpacll's", . 0(' pu o oe pié .... y aunque con I'OZ siempre llena de dulzura, npartando tleí á sus sobrino : -Id á jugar á la playa, les dijo, id, hijos 'fll ios. ---Imposible seria expresar todo lo quo hubo de amargamente tri. te y de afectuoso al mi.mo tiempo en aquellas dos últimas palabras. Los dos pobres chicos, mú tios y coutri taLloi','litu­bearon un momento; luego, obedeciendo.í un ademan cabi :,uplicante de s u tio y sobre todu á un ' dion muy exprm,ivo de ueñor:1 madre, desaparecieron peru ' in correr, cn dil'cccioll de I~ playa. .. .. -Ya sabemos (lue no los qUlcre!:>! U1JO enton~cs 'e arilla con cam tle vinagrc pero era excubado dar- , b . 1 1 selo á t'nte11l1e¡' tan claro.l ,- as po rcs cna uras . Pedro 110 re ' pondió palabra, pero cerró I?s ?jos y se llevó la mano al pecho corno pal'a eUlll]1l"1111lr una justa indi o-naciOIl ó un dolvr muy agudo. Luego ~ogiendo una azuda cn un rincon de la es­tancia: -Voy á t.rabajal' al huerto, dijo fl'iamente. Y salió. III Viendo al pobre aleju¡'se, Oe al'ina se en-coo'ió de hombros llizo un gesto Ji ¡¡licente. Presintiendo yo un d!'Urna lugal'eITo, eguí á Pedro y desde léjos, escondido de tras de un chapaLro le ob- , 5er\"c . Pedro llegó efectivamente :í un huertecillo en que habia una poca verduras, si tuado en los confines del pueblo; efectivamentc empezó á cavar la tielTa ; pero. á los muy pocos momentos, enderczó el cuerpo, y aunque sin sol tal' In. a;,.ada, pú ose :i mirar de uua manera muy particular cierta ca"ita cuyo tecllO hu­meaba á pocos paso de allí y una de cuyas ventanas estaba enteramente tapizada pOl' los floridos ramos de un rosal tL-epador. En aquella ventana únicamente clavaba sus mira­da el marinero. Po!' entre la flexible corLina de verdura pude co.­lumbral' una somb!'a. de muje!'. Inmóvil COLDO una estatua, Pedro Aubert perma­neció Qn su huerto hasta ya entrada la noche, hasta que la última e trella se hubo iluminado en el cielo, Luego, con su azada al hombro, tomó lentamente el camino. del pueblo. Pero en el momento en que, por decirlo. así, se ar­rancó de aquel sitio, oí distintamente el amargo sus­piro de un corazon sin esperanza. IV A la mañana iguit"nte, al - alir de mi a, ví á Pedm Aubert en el atrio de la iglc ia. De una mano llevaba á lU5 dos niño, miéntras alargaba silenciosamente la otra, llúmeda de agua bendita, á una jÓI'en que, próxima á alir iba á pas:\!' por delante de él. ¡ Qué muje!' tan hermosa, qué fi onomía tan dulce! Aunque era una simple labradora, u tez prpsentaba la blancura mate del mármol. , .. Bajaba l,údicam('n­te los rasgados ojos negros y en sus labios vagaba u.na sonrisa angélica, .. , Bien quc representa e unos Velll­te años, su frente conservaba aun el casto sello de la primera virginidad. Ouanclo su dedos se tocaron, hubo en ámbos un extremecimiento, una súbila palidez, un choquc e](:c­tricu, ... ¿ No eria aquella la 'o mora que columbré la tardo anterior por entre las ramas delrobal '? V Po.cos momentos de pues no pudo ya quedarme la mellor ti uda. Aquel dia subia telllpl~\nU la lIlnl'ea y ya los pcsca­dores se c1bponian á voll'cr a bUS Jancua o, Pedro Aubert partió el primcro, pero tomando un rodeo, pasó por delante de h cn:,;itn del rosal. na flor "ino :i caer á 5US piés. Oogióla precipitadamente, guardó_el:~ del n,isl1\o modo en el pecho, y el IDO un ladro:! que acaba de robar un te5uro, huyó, , .. VI A la caida de la tardc, en el momentu en que las barca zarpaban de la playa, \'1 tambielJ .... porque conLmuaU¡\ en ob~en acion .... tremolar un pañuelo blanco en la, ycutana cunsablda. (Coltdttú¿,. ) •

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 2

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 26

Por: | Fecha: 06/03/1875

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. --____ -,c::---,~ s ~ 2 ?~~--SS--___ - - • PERIODICO DEDICADO A LA LITERATURA • , • Serie lII. Bogotá, 6 de Marz0 de 1875. Número 26. Al\. DE. .- LAS TIJERAS. Las tijeras, esa doble arma del bello sexo, han representado ya su papel en el mundo pro­fano y sagrado. Sin contar las de Atropos con las que la inflexible Parca corta el ~ilo de nuestl'os dias, hemos tenido las de Dalila qui­tando á Sanson su fuerza capilar y las mons­truosas de la señorita de Montpensier, la alia· da coqueta de los Guisas, que deseaba hacer un cerquillo de fraile á su majestad cri tianí­sima Euriq nc IlI. Las tijeras son para la hija del pueblo lo CJne era la espada de los nobles y caballeros en lo tiempos de heróica memoria. Mirad cómo bri­llan álo largo de un vestido recientemente plan· chado, pcndiontes de una larga cinta de seda 6 terciopelo, que las sujeta á la cintura. Para 01 vulgo es un útil y para el observador un arma. Permitid me que os cuente la historia de un par de tijeras de acero dorado, cinceladas con arte exquisito, de encantadora hechura, que en todos tiempos cortaban como navajas inglesas. El cuento que voy á referiros es esencialmen­te germánico. El estuche de las tijeras de que voy á hablar ha salido de los talleres de las mÚgenes del Rhin, de aquel sitio del globo donde el charlatan Rouge intenta contrarestar la. popularidad de Lacordail1o haciendo poner su retrato sobre los toneles y pipas. Sin embargo, no perdais de vista que no es más que un cuento, de cuya autenticidad no salgo garante, como diria un periodista. En un rincon bastante oscuro de la ciudad de Dusseldorf vivian harto pobremente un sas­tre y su mujer, los esposos Sproutt. El hombre, que frisaba en los cincuenta primaveras, se ase­mejaba. á esas figuras de yeso, cuya fealdad ha monopolizado la Ohina; sus ojos eran redondos y habrian parecido tan feroces como los del ti· gre si no hubieran sido imbéciles como los del pavo: su talla era pequeña, su abdómen abul­tado y sus piernas formaban zig-zag á fuerza de tenerlas cruzadas, cuando trabajaba. sentado so­bre el mostrador. Sobre todo maese Sproutt parecia infinita­mente pesado alIado de su cara mitad j todo lo que él tenia de gordo, tenia de flaca la mujer, y así como Sproutt se condenaba á completa inaccion corporal, no dando libertad más que á sus brazos, para coser, su querida esposa. Isa­bel parecia una atdilla, corriendo de aq uf para allá por la causa más leve y por el más frfbolo motivo. llabíase verificado un milagro: en aquel ni­do de buhos habia nacido un ángel; los espo­sos Sproutt poseian una hija, que podriamos muy bien llamar un querubin de Dios, con sus ca bellos hn rubios que dejaban al sol opaco cuando éste se atrevia á mezclar con ellos sus rayos, y su tez tan sonrosada, que á su presen­cia se ocultaha la reina de las flores para no enfermar de envidia. Ademas de esto tenia el talle de Oleopatra, la mano de Dido, la mirada. de Camila, el pió de Diana y la sonrisa de Ve­nus, si es que Venus, pobre divinidad caida, conserva todavía sonrisas. Todas estas perfec­ciones se revelaron desde su nacimiento, y el dia del bautismo no hubo quien no elogiase su Lelleza sobre todo encarecimiento. ---¿, Es posible, exclamaban las vecinas, que padres tan feos tengan una hija tan linda? ---Por eso sin duda eres tú tan hermosa, con­testó la esposa de Sproutt dirigiéndose á la ma­dre de unos niños onclenques. En la noche del dia del bautismo cua.ndo i.!e derramaba abundante la cerveza y se asaba. con precaucion un pato cebado, exclamó maese Sproutt : -j Qué lástima que no tengamos aquí una hechicera para dotar á esta hermosa. niña! --Bah! bah! Que idea tan peregrina! - ¿ Pues qué no sabeis, observó madama Isa-bel, que segun creencia popular todos los años viene alguna hechicera para proteger al niño más lindo que produce la Alemania? -Es exacto, respondieron los convidados, y apostamos cualquier cosa á que esperais que vuestra hija sea la preferida. -.. Así lo creo. ---Sin embargo, ha nacido en un año en que ha nabido más niños hermosos, como por ejem­plo la hija del rey. -.. Ergot del' ffild, exclamó maese Sproutt apurando un vaso de cerveza y haciendo alar­de de su escepticismo político; siempre se ha dicho que los hijos del príncipe son hermosos; siempre tenemos la fábula de Lessing, La mo­na y sus hijos. ---Pues bien, consultemos á la suede. Se ase­gura que cuando es preferido el hijo de una familia cualquiera, basta hacer una evocacion contando durante la cena la Kook tradicional. ... ¿ y cómo se hace esa evocacion? preguntó la madre del niño toda turbada. ---Nada más fácil, respondieron los parientes y amigos: partis la torta en tantos pedazos, más uno, como personas tengais en el festin. ---Muy bien: y despues? Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • • 202 LA TARDE -·-Distribuis dichos pedazos, y luego cogíen­do el que queda lo desmenuzais en el fuego, diciendo : "Espíritu de los espíritus del bautismo, {~ n· gel redentor del p ecado ol'iginal, el niño que duerme en esa cuna, ¿ marchará el primero en· tre los nacidos en el presente año ?" ---Bueno! dijo maese Sproutt, algo conmovido por aquel ceremonial, ¿ y el e:;:piritu de los es­píritus responde? ---Jamas. ---Entónces, qué hace? ---Se sirve á cada. uno ponche en la cerveza de Magdebu1'go, que trasciendc á especias, y despues de haber bebido todos silenciosamente y sin chocar los vasos, con tinúa la plegaria al poder invisible: " Si el niño cuya purificacion cristiana hoy celebramos está predestiuado, haznos saber ba­jo qué forma prosaica se refugiará la h echicera destinada á guiarle á la felicidad." ---Yentónces, dijo un comentador con aire solemne, se oye en lo interior de la habitacion gran estruendo y se descubre la hechicera. ---Pues bueno, exclamó resueltamente la se­ñora Sproutt, alargando su brazo ético, haga­mos la prneba. ---Sí, sí. hagamos la prueba, dijo el coro en todos los tonos. Cada uno ocupó su asiento con respetuoso silencio; en cada frente se reflejaba el recogi. miento; las mujeres se hincaron de rodillas, los hombres dejaron sus vasos, y hasta el mis­mo volteriano Sproutt cesó de reir y contó cou atencion los botones de su chupa para darse cierto aire de despreocupado. La señora Sproutt levantó la voz, y dospues de haber padido en trece pedazos una gran tor­ta rellena de pasas dió once á los concurrentes, puso el duodécimo en su plato, y desmenuzan­do el décimotercio en medio de las chispeantes llamas del hogar, dijo: -EspÍl'itu de los espíritus, áogel redentor del pecado original, el niño que duet'me en esa cuna, ¿ marchará el primero entre los nacidos en el presente año? Inmovilidad t\.bsoluta siguió tí este episodio místico, y prosternándose todos los coucurrentes, solo permaneció de pié la amorosa madre exor­cizando á la llama. Despues de una pausa continnó : -Si la niña, cuya purificacion cristiana hoy celebramos, está predestinada, haznos ver bajo qué forma prasáica se refugiará la hoohicera encargada de guiarla á la felicidad. Al llegar aquí, todos los alientos estaban re­primidos, todos los cuellos estirados y todos los ojos se alzaban tímidamente . Apénas el orador materno hubo concluido cuando resonó un grí~o general: -j Mirad, mirad, qué prodigio! exclamaron algunos, y todos se ilenaron de estupor. Acababan de caer las tijeras de maese Sproutt el incrédulo j las tijeras que de ordinario esta­ban colgadas de un cla.vo del mostrador. -Ya se ha presentado la maga, la hechice­ra, dijeron algunos de la compañía; tan pronto habita el nido de un pájaro como la lana de una rueca; hoy viene tí ilus~rar el instrUmento fa-vorito de un sastre aleman. Entónces con la mayor circunspeccion reco­g'Íer on las t ij eras caidas y las pu ieron cuidado­samente en su sitio. Era dc ver como miéntras duró la infancia d6 la protegida querian todos á. pOl'fia frotar y pu~ El' con la arena más fina y el esmeril má.s per­fumado el bienhadado instrumento, cllyas dos hojas cortantes dirigia una divinidad bi6Dhe­chora, y como la tradicion de las magas fami­liares queria que se utilizaran siempre y mucho los in strumentos en que se refugiaban, maese Sproutt no se sirvió ya mas que del genio bue­no de su familia. Sin embargo, una mañana al cortar unos calzones para un bal'on wurtem­bcrgés, se hirió un dedo de la mano izquierda. -j Por San Pancracio! exclamó, i la maga tionc á veces sus ratos de mal humor! --j Pues qué te ha hecho! le pregunto su • mUJer. --Me ha heri<).o horriblemente. La escuálida COVsol'te se sonrió con aire ma-ligno. - Ya sé por qué, dijo. --¿ Puedes decín elo? -Sí; las magas, como tú sabes, defienden la rectitud y la verdad. --¿ y quién la disputa? -Oastigan la bribonería y rechazan el fraude. --¿ Quién te ha dicho.jamas lo contrar:o ? -Ahora bieu; ¿ qué haces tú con esas ti-jeras? -¿ Qué hl.lgo? Lo que todos mis compañe­ros; corto casacas, chupas, calzones, capas. - j y robas! exclnmó su mujer. --j Silencio! murmuró el sastre; ahorral' una. vara de paño de vez en cuando no es robar, si­no aumentar los productos. - Sí, pero las tijeras mágicas se niegan á se­mejante dilapidacion. Procura acordarte de es­to miéntras te sirvas de ellas, bi no quieres atraer calamidades y llliserias sobre nuestra hu­milde casa. R esulta, que el p!imer milagTo realiz.ado por las tij eras inteligentes fué volver hombre de bien á un sastre, pue¡;¡ desde aquel momento trabajó éon conciencia y prohidad; devolvió la tela que sobraba á sus parroquianos, con no poco asombro de los mismos. Esta conducta, loable bajo todos conce¡;tos, se hizo pública y n otoría en la ciudad, donde maese Sproutt pa­s6 por la virtud armada de una aguja, y de to­das partes le llovian encargos, en tales términos que al poco tiempo le fue imposible hacerlo to­do por sí mismo; alquiló un espléndido taller cerca de la catedl'al, y á vuelta de unos cuantos años se halló al frente de cincuenta dependien­tes, entre oficiales y aprendices, y de una for­tuna más que mediana. Si por acaso alguno le preguntaba sob1'e el orígen de aquella opulen­cia, contestaba maese Sproutt: -Esto nada tiene de estraño. • -¿ Cómo? • ---Es sobrenatural. ---a Luego no sois el único autor de tan bri-llante resultado? ---No por cierto. --¿ Se puede saber quién es ? -·-Mis tijeras que son magad • • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • LA TARDE 203 -~-Bah! bah 1 -- í, magas poderosas, que no solamente me han hech~ sastre á. la moda, sino capaz de lu· caar con los primeros al;ti tas de costura de la A l-emania. El bllen hombre atribuia á milagro una cosa tan natural y sencilla, como es, la de que cuan· to mlÍs se trabaja, mayor perfeccion se adquiere. Eu e to 010 estribaba el secreto de su capacidad. Entr~tanto la jóven protegida de la maga, que se llamaba con el dulce nom bre de Resecla, iba á cumplir sus quince años, edad que se juz­gó á propósito para que se comunicase directa­mente con su protectora, y el dia ani versario de su nacimient.o le fueron solemnemente en­tregadas las tijeras maraviliosas. -Hija mia! le dijo su m dre, tu padre no ha ton ido mn.' que el u ufructo del te.oro que to pertenece. B:ljo este frio metal, d'n est'3 aco- 1·0 fu ible hay un poder á que nada . e resiste. un poder de la inmensidad, y cuenta que solo por tu hermosura h.a consentido on despojarse de u esencia radiosa para ser\'irte. No despre­oies jamas á. e"ta tierna compañera, ántcs por el cORtrario manifiéstele tu mano s;empre todo tu cariño y Agradecimíento. A fller de hija sumi.sa y obediente escuchó Reseda á su venerable madre, y desde aquel momento prestó á las t,ijeras toda. su atencion y cuidado; eligiendo desde luego para no estar ociosa el oficio de costurera, y casi sin hacer aprondizaje ninguno, adquirió fama en toda la Alemania. La fe ciega qUA tenia en su útil fa­vorito le daba sorprendente habilidad en el corte j así es que léjos de arrastt'al' e pOl" el ca­rril de la rutina como sus émulas, inno\·ó, dejó Correr libremente laa tijeras encantadas sobre el terciopelo, el raso, el brocado de oro y la ga· sa, y de sus dedos delicados "al ¡eron adomos tan ligeros, suaves y adorables de elegancia y de buen gusto, que desde Berlin hasta Magun­cia reinó un verdadero furor por los productos de !a hermosa costurera. Digámoslo de uua vez; Res"da al cumplir los diez y seis años el'a un prodigio de belleza; había rea.lizado todas las promesas de su gra­ciosa infancia, y su hermosura reinaba sin igual en toda la comarca, hasta el punto do enamo· rarse perdididamente de ella los más apuestos é ilustres caballeros, sin obtener una palabra de esperanza. Es preciso, sin embargo, distinguir entre la multitud de adoradores al príncipe Ralpb, hijo del gobernador y uno de los más afamados por su nobleza, .,pues no es posible hallar un am ')r más respetuoso que el suyo, y nunca caballero m:í.a getil defendió con más moderacion y elo­cuencia la causa de su corazon. -Reseda, deoia á. la jóven, yo os amo. -y yo ti1mbien, respondia ella. --Pero mi padre ne ~uerrá consentír jamas en nuestra union. -Quién sabe? -Cómo, querida enoantadora de mis pensa-mientos, ¿ os atreveríais á esperar f -Sí -¿ Y cuál es el buen génio bastante podero-so para. decidir á. un oonde á dar á su hijo la hija. de un sastre? • -E te, oontestó Reseda, mostrando al j6ven ft80mbrado sus tijeras. -¿ Y cómo se verificará eso? --Lo ignoro. -¿ Y sin embargo esperais ? -Con toda seguridad j las magas son infali-bles. y la que represonta este instrumento pre­cioso hallará sin mí el medio de vencer la re­pugnancia de vue tro padre. ---Vamos, ánimo, dijo Ralpb, y el cielo proteja uue. tros amores. Dos semanas despues de esta conversa cían fué llamada Reseda por una jóven vestida de J uto perteneciente á una de las primel'as fami­lias de Dusscldorf. --·Señorita, dijo á. la jóven artesana, he per­dido á mi padre hace pocos dias, y todo lo que puede recordármelo es grato para mí por más de un título. La costurera hizo una ligera inclinacion de cabeza. -E ta es su capa de conde del imperio de Alemunla, terciopelo de Utrecbt carmesí con e. trellas de oro, ¿ se podrá hacer de ella un abrigo para mí? Re. eda examin6 la tela. --Seguramente, cortando con cuidado este magnífico tejido, trendreis un sobretodo encan­tadol' que os sentará á las mil maravillas y ca­sará perfectame~te COR los adornos de vuestro tocado. ---Llevaos, pues, esta preciosa reliquia y exce­deos á vos misma en el trabajo qUt:l os confio. Apénas llegó Re eda á. su casa, se puso á eor­ta~: la capa ducal; la tela chillaba bajo el ace­ro mágico, cuando de repente se paró. ---j Hola! ¿ qué tienes, mi buena hechicera? Te he confiado á las manos del afilador más há­bil j marcha, sigue cortando. L'Is tijeras no avanzaban ni una línea, J~lltónces Reseda se puso á tentar el raso blan­co del forro ... Allí habia un ost4culo. ---j Oh.! . oh! exclamó j la maga sabe lo que quiere y su voluntad es inalterable, Registrando despues el forro sacó un papel que estaba cosido ó más bien oculto en la capa ducal. ErRo un plan de conspiracion contra el 'prínci­pe reinante; pero plan perfectamente detallado; nada faltaba en él, ni el sitio de la reunion, ni las circunstan~ias del atentado, ni los nombres de los conspiradores. Reserla mandó traer un coche y se encaminó á casa del gobernador. ---¿ A qué debo pI honor de vuestra visita? le preguntó el funcionario público. ---Vengo, señor, á parlamentar úon vos. ---¿ Sobre ese proyecto de matrimonio con mi heredero Ralph? ---Tal vez. ---Pues bien j debo deciros que de muy buen grado os elegiria por nuera si pudiera hacerme superior á. las preocupaciones, pues ¿ dónde la hallaría más bella y amable, ni de lLás talento? ---¿ y cuál es la preocupacion que os detiene? ---Vuestra condicion plebeya., hija mia. ---Es que no vengo á dirigiros ninguna só.pli-ca, sino á proponeros un contrato. .--U n contrato! Hablad, hermosa comercían- • - • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • • 204 LA TARDE ta, oontadme por vuestro cliente. Qué vendeis? Sonrisas y gracias? ---No, sino traidores. ··-No os comprendo. ---La cosa, sin embargo, es bastante compren­sible. Vendo traidores, hibones, tenebrosos conspiradores. --·Conspiradores! exolamó el gobernador, ¿ Y contra quién oonspiran ? ---Contra la seguridad del Estado, contra la vida del soberano. ---¿ Quién os ha descubierto eso? ---Mi maga ...... Estas tijeras. El gobernador se sonrió. ---Oh! no os burleis j aquí está el pacto y las firmas. ---Dádmelo. ---No por cierto, no lo doy así tan graciosa- • mente oomo querels. ---En ese caso ¿ qué pedís, oro, alhajas? ---Una sola promeza, el perdon para todos i quíero servir al rey sin delatar á nadie j jurad­me que serán indultados todos los conspirado­res, y será vuestro este papel. . --Sublime niña! dijo el gobernador j lo juro. De esta suerte quedó frustrada una de las maquinaciones políticas de que oon harta fre­ouencia era teatro la Alemania en aquella épo­oa, y el nombre de R 3seda, generosa revelado­ra, que obtenia al denunciarlo el perdon de los oulpables, corrió muy pronto de boca en boca. El dia que cumpiló veinte años debia ausen­tarse su invi ible proteotcra, porque segun la tradioion no podia es tal' á su lado más que ese tiempo j en ese di a, pues, la llamaron al pala-cio duoal. . --Bella Reseda! le dijo el gobernador, aquí teneis á Ralph encargado de pagaros la deuda de gl atitud del Estado j ¿ le querris por esposo? ---Oh, señor! murmuró la jóven, poniéndose encendida de rubor y felicidad. ---Querida Reseda, suspiró Ralpb, de hoy más serán de nosotros dos las tijeras. ---Ay! desde mañana dejarán de ser mágicas. ---En ese caso, dádmelas. ---No, señor, dícese que las tijeras dadas cor-tan la amistad i dadme alguna oosa en cambio, un krflntzer, un alfiler, la más pequeña bagatela. ---Tomad este papelito. ---j Oh, Dios mio! exclamó Reseda, un títu-lo de condesa, y todo esto viene de la maga. ---Conozco á esa hechicera, añadió el gober­nador. ---j Cómo! ¿ A la maga de las tijeras? ---Sí, es una divinidad en la que basta cree.z para triunfar; que se halla incesantemente al lado del hijo del pueblo, dispuesta á levantarlo sobre el rango inferior donde le ha colooado su nacimiento. A los hombres abre todas las carreras j á las mujeres de estimacion, riquezas, felicidad y virtud. ---¿ y cómo se llama la maga de las tijeras, monseñor? -·-Se llama ..• el Trabajo. E L R E Y D E :s A S 'r O S. (ContiDuacion.1 -Pues bien, señor, partid al instante, por· • que dentro de una hora quizás seria tarde. -¿, Tarde? -Sí. Los polacos van á saber dentro de al-gunas horas que se está muriendo el rey de Francia, y que su propio rey les abandona, y como este abandono es un insulto, cortarán el hilo de sus días. - Qué dices ? .. exclamó el rey con altanería -Digo seüor, que si tardais en partir estais perdido, porque hay protestantes en Polonia que llaman hermanos á los protestantes de Francia, y que cuidan reoíprooamente de f us intereses. Esos preferirán mataros que veros en posesion del trono de Francia, porque ni J ar­nac, ni Muncontour están perdonados. -Pero es una fuga! - Una fuga que vale un trono. -t. y que dirá la Europa? -La Europa aplaudirá porque hay fugas que son heroioas. -¿o y cómo huir? sin escolta sin nadie! -Yo os tengo dispuestos los caballos en to-do el camino, y os acompañará. vuestro bufon. -y tú? -Yo, señor, oouparé aquí vuestro puesto dos dias. El parecido les engañará á todos pues hasta vuestra misma hermana, que me ha en­viado aquí, tambien se ha engañado. -Pero ouando aescubran que no eres el rey van á matarte! -El Dios que manda en los reyes y en los honbre , me guardará la vida_ U n relámpago de admiracion pasó por los ojos de Enrique de Valois. --Eres un digno hijo de tu padre. -Trataré de serlo, señor. Un reloj vecino, uno d.e los primeros que se fabricaron, dió las diez: -Partid, señor, partid, esclamó Héctor con presteza, es preciso que al despuntar el dio. Ue­veis andadas treinta leguas. El rey despertó al bufon que se habia vuelto á dormir. - -Mi capa, le dijo. El rey se puso una capa oscura, tomó un som­brero sin pluma que se caló hasta los ojos, y tendiendo la mano á Héctor, le dijo: -En el Louvre te espero. -Dios IDO lleve lo más pronto posible. Buen • • VIaJe. El rey dió un raso hácia la puerta, y volvién­dose otra vez, exclamó: --i y la marquesa que me esperaba esta no­che! ---Y o iré á jugar al ajedrez con ella, respon­di( l Héctor. IX. El rey salió del palaoio por una puerta secreta que daba á un inmenso parque, y se~uido de su bufon que iba gruñiendo siempre, llegó á una callejuela desierta donde un palafrenero desco­nocido le esperaba oon dos caballos ensillados. El conde Héctor asomado en una ventana del palacio, vió á los dos fugitivos atravesar el par­que, luego oyó resonar la tierra endurecida por el frio, con las berraduras de 108 caballos, y por fin cuando ese ruido se apagó á lo léjos, se qui­tó de la, ventana j un sólo ser viviente se halla- • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. - • LA TARDE 205 ba con él eu la sala, era Niso que dormía en su blanda cama d" almohadones. -j Niso ! le dijo á media voz. El perro abrió los ojos, miró al conde, le to­mó por su amo, y se alzó á echarle sus grandes patas. -Sí el perro sc engaña, dijo para sí el conde, mojor se engañará la querida. y sentándose .e n un gran sillon cbvetcado- de oro, murmuró tnstemente : --Margarita, has hecho mal de decirme que . me ama b':\s, porque temo que jamas volveré á verte ... Tu hermano está en salvo á mi costa ..... A pesar de toda la prisa que me he dado, he perdido tres horas sobre el mensajero de muer­te, y el puñal que amagaba al rey de Polonia se clavará en mi seno ...... No tomo la muerte, mas sin embargo es muy cruúl morir léjos de ti, sin una mirada ..... . El conda se puso una mano en la frente y contestó: -Tenia razon mi padre. La Providencia ha­bia fijado en mi los ojos para bacer un gran ser­vicio á la monarquía. No fa~taré: j Viva el rey! Héctor se aproximó á una mesa donde habia un timbre de plata y una varita de ébano. Pegó con la varita en el timbre, y al punto se abrie­ron las puertas, y los geu tiles-hom bres ordina­l'ios del rey entraron con sombrero en mano. -Señores, dijo el conde, que dispongan mi litera; voy á casa de la marquesa de Aurevi­Hey á donde me acompañareis esta noche. -Muy bien, respondieron los gentiles-hom­bres creyendo hablar con el rey. El supuesto rey entró en la litera, y salió escoltado por ocho gentiles-hombres polacos. A ::quella hora las calles de Varsovia esta­ban ya desiertas; sólo de trecho en trecho se descubrían algunos transeuntes bien abt'igados del frio con sus grandes capuchones. La litera del rey llegó atrrvesando muchas calles hasta la puerta del palacio habitado por la marquesa de Aurevilley, y que Enrique de Valois habia mandado construir á las orillas del rio. En el mismo instante en que se detenia la li­tera, un hombte envuelto en una gran capa que le oCllltaba la mitad del rostro salia precipitada­mente del palacio deslizándose por la calle con la furti va ligereza de un fantasma. - Señores, dijo de repente el conde Héctor á sus gentiles-hombres, me estoy ahogando y te­mo ponerme malo si entro al instante en casa de la marquesa que tiene la manía de perfumar los cuartos con toda clase de olores del Oriente: po deis ir ántes, miéntras doy una vuelta á la orilla de Vistula. Los gentiles-hombres que se hallaban acos­tumbrados á los singulares caprichos del rey se inclinaron y ~bedeeieron sin responder palabra. Solo un paJe se quedó en compañía del su-puesto rey. . Héetor hizo una seña al paje para que le siguiera, y en vez de ir hácia el rio se echó á seguir al hombre que huia arrimado á las pare­des de las casas. El paje y el conde Héctor disimularon tam­bien el ruido de sus pasos, siguiendo exacta­mente las huellas del desconoci, do. E . te último cuando hubo corrido algunos mi­nutos, juzgó sin duda inútil el continuar aque­lla marcha precipitada y aílojó un poco el paso. Héctor y el paje, sin perderle de vi:>ta, hicieron otro tanto_ Ior fin el embozado se detuvo ante una casa de mala apariencia dando brillaba una luz blanquecina, y que tenia á la puerta el ra­mo tradicional que en los lugares de todos los paises indica una posada. Esta era una de las más humildes, y el hom­bre que habia entrado en ella debia ser bien pobre ó debia tener buenas razones para afectar semejante sencillez. El hombre de la capa pegó un golpecito en la vidriera, la puerta se abrió y él entró. El conde Héctor, por el contrario, sc dct1,lvO á la vidriera, y echó una. mirada investigadora por el negro comedor de la posada .donde el des­conocido se quitaba la capa, en tanto que una vieja, únioa. propietaria de la humilde taberna­le sel'via con presteza. una comida poco esplén, dida. Era aquel un hombrc en la fuer1.a de la eJad, con los ojos torcidos, la frente baja, los hombros atléticos, y que llevaba con bastante gallardía su espada al costado. -¿ Es él? se preguntó HéctOl' vacilando. L1. voz del descono~ido puso un t6rmino á la duda. -Anciana, dijo á la posadera tirando s(,bl'e la. mesa una moneda de oro, echad un pienso ;l mi caballo, porque pienso partir cn este misllw ins­tante. El conde reconoció la voz por habeda. oiclo al traves de las parcdes del Louvre, y," "lvién­dose' húcia 01 paje y poniéndole en la malla una pistola, le dijo: -Si ese hombre que estás viendo) ahí Ü, tra­ves de la vidriera tratase de salir, le pegas un tiro y le matas. -Está muy bien, respondió el paje. El conde fué derecho á llamar á la puerta. El hombre se levantó asustado y echó mano á la espada, en tanto que la anciana iba á abrir la puerta temblando. El conde entró, y cuando le vió el desconoci­do se estremeció, y retrocedió algunos pasos. -Buenos dias, M. de OliVl'y, dijo el cond& friamente. -j El rey! murmuró Olivry estupefacto. -El mismo j pero podeis sentaros. Olivry se sentó sin decir palabra. -Me haceis el favor, dijo el oonde con frio acento, me hnceis el favor de decirme ¿ por qué dichosa casualidad estais en mis Estados? -Señor, balbuceó Olivry, venia á veros .... -¿ y por eso, grandísimo tunante, os apeaia aquí y no en mi casa? ¿ Pensais quizás que los Valojs han dejado de ser hospitalarios? Olivry se puso blanco. -¿Habeis venido á aguzar el puñal que debe asesinarme? continuó el conde Héctor. Olivry lanzó un grito de sorpresa, y suponien­do con razon que no debia esperar cuartel, se apoderó de su espada y saltó Moia atras en actitud defensiva. El conde se encogió de hombros, sacó una. pistola de debajo de la capa, y apuntando con ella al mensajero del duque de Alen~oD, le dijo: Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 206 LA TARDE -Arrojad al suelo esa espada. Olivry obedeoió pidiendo perdono -Ya e.stais viendo, continuo Hécto.r, que 10 sé muy bIen to:io; ademas, tengo vuestra vida en la boca de esta pi&toln., y como soy el rey, puedo hacerme justicia cuando quiera. Olivry temblando se echó al suelo de rodillas. -Miserable, prosiguió el oonde, vas á hacer· me una conf")sion general, y á contarme palabra ~?r :palabra tu conversacion con la marquesa. t)l n11entes, lo veré; porque un traidor como tú palidece en presencia de la muerte y se turba á los gritos de su conciencia. Y si veo semejante cosa, te lovanto la tapa de los sesos. -¿ y me perdonareis si lo confieso todo? preguntó Olivry con voz temblorosa. -Sí, habla. -Señor, repuso Olivry con acento agitado, tl,le han enviado con este mensaje á la mar· quesa: " Ha llegado la hora del rey de Bastos." -Lo sé, veamos. -El duque quiere decir con esas palabras que consiente en ratificar las condiciones estipu­ladas por los protestantes de Francia. -; y despucs ? --Aceptadas esas condiciones, el duq ue de AlenC(on tiene que ser rey ... y para que lo sea .. --Tengo que morir yo, ¿ no es cierto? --Así es. ' -¿ y moriré? . Moriréis si vais á casa de la marquesa esta noche, y si obedeccis á las órdenes de los jueces francos, -¿ y si no obedezco? Olivry se quedó ¡:ensati"vo un momento, y luego dijo: -Señor, con un buen caballo que ande diez leguas en hora y media, y saliendo al instante, podeis escapar á la suel'te que os amenaza, -¿ Tú lo crees ? Olivry titubeó, y el rey supuesto añadió: -¿ Te convendria el gobiel'llo de una provin-cia y el grado de caballero del Espíritu Santo? Los ojos del mensajero de muerte brillaron con una alegría inusitada. -Respondo de la salvaoion de V. M., con tal de que se decida á salir al punto mismo, Héotor meneó la cabeza y dijo sonriendo: -Allá veremos. Despues mirando á Olivry y traspasándole .con sus ojos de ágila, continuó: -¿ y qué interes puede tener en mi mnerte la marquesa que es mi querida? -Si ,el duque es rey, la marquesa será duo quesa y querida suya. -Ahl El conde se quedó meditabundo. -¿ Qué respondio cuando la dijiste que habia llegado la hora. del rey de bastos? . Exclamó: I (fracias á .J)ios ! Y l~ego aña­dIó : esta noche no jugaremos al ajedrez, sino á las cartas ...... y el rey tendrá. muchos especta· dores. -Eso lo vel'emos, dijo el conde. -Pero no ireis! exclamó Olivry con in-quietud. -Iré! -Ir es la muerte. - y no ir es la vergüenza. El honor del rey de Francia es ántes que todas las cosas. -Si vais, Enrique de Valois no sel'á nunca. rey de Francia. -Lo será. cuando llegue al Louvro, y llegará porque hqce dos horas que está andando. Olivry retrocenió e~tupefacto. -Conque tú tambion, exclamó el conde con una carcajada, conque tú tam bien te has engl'.· ñado ? El cielo está en nuestro favor puesto que me ha dado un parecido tan perfecto. -¿ No sois el rey? -Soy el que debe ocupar aquí su puesto~y el que le ooupará dignamente. -Pero si os dejé en el Louvre...... . -He corrido detras de ti y si no he podido alcanzarte ha sido porque no tenia dinero para comprar buenos caballos; pero sin embargo he llegado á tiempo, puesto que el rey está en sal va. -y vos estais perdido, dijo Olí vry recuperan­do su audacia y volviendo á apoderarse de BU espada. . --Bobadas! dijo el eonde: si no tiras tu es­pada, ó si adelantas un paso, vas á quedar ahí muerto como un perro. . Y el conde le apuntó nuevamente con su pis. tola. El capitan de guardias soltó al punto la es­pada. --¡ Conque entónces estoy perdido sin reme­dio! murmuró entre dientes. --No, dijo el conde, te prometo que serás perdonado. -Pero :;;i no sois el rey. -Si, pero el rey ha partido sin saber nada. Olivry respiró y balbuceo: -Muchas gracias. . Ahora, continuó Héctor, como desconfio de ti, vas á quedarte aquí bien guardado, por­que no quiero que corra nadie detras de Enri· que de Valois. Dame tu espada. Héctor tomó la espada, la partió sobre su ro-dilla, y llamó al paje. El paje se presentó con una pistola en la mano. -Quién soy yo ? preguntó Héctor. . El rey, respondió .el paje sorprendido con aquella pregunta. -¿ Ves bien á ese hombre? El paje contestó afirmativamente. . Pues bien, ese horo bre está loco; pretende que yo no soy el rey, sino uno que se le parece . El paje se encogió de hombros. -Vas á servirle de centinela, prosiguió Héc­tor, y á guardarle aquí con pistola en mano has­ta que yo vuelva; si mañana al medie dia no he venido, le dejarás marchar, pero si quiere salir ántes, le matas. y el conde miró á Olivry; pero ya no descu· brió en su rostro ni terror ni odio. Aquella na· turaleza mala y corrompida se sentia enagenada de adroiracion por la sublime conducta del conde. -j No vayais, no vayais! le dijo, viendo que Héctor se ajustaba. el cinturon y se ponía la. capa. ~ -El honor del rey! respondió Héctor, el ho­nor del rey ante todo. Salió en direceion al palacio de la ma.rquesa murmurando: • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. - LA TARDE 207 -Está hecho el sacrificio de mi vida j pero Margarita 1 ..... no volverla á ver nunca 1 ...... x. La marquesa de Aurevilley era una mujer de unos tieinta y dos años, pequeña, morena, con los ojos negros, y la tez un poco curtida como las italianas. Esperaba al rey medio tendida sobre una alfombra oriental, to!pando café, li­cor muy nuevo entónces, y acariciando con sus hermosas manos el cuello musculoso y brillante de un hermoso galgo. En su derredor estaban cuatro ó cinco genti­les- hombres, mudos, graves y acompasados, que acariciaban sus golillas para matar el tiempo y miraban á. la marquesa con unos ojos que que­rian decir; -j El rey si que es dichoso! En medía del salon habia una. mesa con un juego de ajedrez y una baraja, y junto á la me­sa se hallaba un velador cargado de sorbetes, dulces, confites y almendras, escogido todo al gusto de Enrique de Valois. La frente de la marquesa parecía misteriosa en demasía, y sus labios estaban comprimidos como conteniendo con mucho trabajo un gran secreto. Ouando alzó los ojos sobre sus cuatro adoradores, los cuatro se estremecieron. -Conde de J ablonowski, dijo á uno de ellos; ¿ creéis que los protestantes franceses tienen mucho ioteres en el reinado del rey de Na­varra? El conde Jablonowski clavó una mirada ar-diente y profunda en la marquesa y respondió: -Si lo creo. -¿ y en el del rey de Polonia-? -No, respondió el conde, cuyos ojos se in-flamaron de ira. -¿ y en el del duque de Alen~on ? --Quizá ... si ratificase nuestras proposiciones. --Ah! exclamó con descuido la marquesa; ¿ y cómo es eso? -Una sóla palabra bastaría, respondió el con­de en el mismo tono, una palabra relativa á cierto rey de bastos que anda por el mundo. -Ah 1 repitió la marquesa, y en cse caso ¿ seria útil para la caso. reformada que el duque se hiciera dueño del trono de Francia? ---Sí por cierto ... ---De modo que el dia en que se trate del rey de bastos ¿ el rey de bastos mol'Írá ? El conde Be estremeció de nuevo. ---Sí j dijo con voz sorda. La marquesa abria ya la boca, sin duda para hacer otra pregunta, cuando se abrió la puerta • y anunOlaron : ---Los gentiles-hombres de S. M. La marquesa se levantó precipitadamente, vió á los gentiles-hombres entrar solos y pre­guntó agitada: -¿ Dónde está el rey? Al notar el acento de la marquesa, el conde de J ablonowski y sus tres compañeros se mi­raron de un modo significativo. --El rey, respondió un gentil-hombre, ha ba­jado á dar UDa vuelta por las otillas del Vístula. . ¿ Sólo? preguntól" marquesa con ansiedad. -Oon su paje. La marquesa respiró un poco. -Po deis tomar asiento, caballeros, dijo, mién­tras llega el rey. Pero la marquesa comenzó :í. inquietarse más y más, cuando al cabo de algunos minutos no vió entrar al rey en el aposento. Fijaba bUS ojos en el reloj de arena que corria inexorable de­vorando el tiempo, y los cuatro gentiles-hom- ' bres que habian precedido al rey, viendo la an­Riedad de la marquesa, se miraban entre sí y parecian decirse: -Un gran acontecimiento se prepara, y mu· chas cosas hay en la cabeza de la marquesa. Pasaron diez minutos, un cuado de hora, y el roy no parecia. _ La mal'quosa prineipia ba á expcrimentar mor­tales angustias j seguia la marcha de la arena con los ojos extraviados, y prestaba el oido al menor ruido que se sen tia. -Dios mio! exclamó de repente j si le ha bl'á. sucedido algo! corred en busca del rey, caba­lleros. Dos gentiles-hombres se levantaron con su impasibilidad. habitual y marcharon hácia la puerta á pasos contados. Pero de repente se abrió la puerta de par en par, y una voz gritó; el rey! El rey entró con la frente pálida, el ojo alta­nero y la cabeza echada hácia atras j se detuvo un segundo en el umbral, hizo un saludo, y por último::;e dirigió hácia la mar'luesa Y le besó la mano. -Mucha gente tenemos esta noche, le dijo friamente. La marquesa se estremeció con el acento he­lado del príncipe. -Señor, balbuceó, creí que os gustaria que esos señores asistieran á vuestro juego. -Yen efecto, es así, respondió el rey con acento soco. y haciendo seña á uno de ellos para que le trajera un sillon junto 111 ajedrez, se sentó gra­vemente. -Señor, dijo la marquesa conmovida, ¿ teneis empeño en jugar al ajedrez? -Sin duda alguna, marquesa, ¿ Pero qué significa esa pregunta? -Nada. Ya sabeis que soy supel·sticio~a. -y bien! Qué imp.orta esa supersticion ? -Importa mucho. La noche última he soña-do que continuamente perdia. -Ah! ¿ Y no quereis perder por lo visto? -Así es. -Entónces, ¿ á qué quereis jugar? -'fenemos aquí al conde de Jablonowski, dijo ingenuamente la marquesa, que conoce un juego húngaro muy divertido, y que tendrá su­mo gusto en enseñárnoslo. El conde de J ablonowski se estremeció visi­blemente y una feroz alegría se pintó en su pá­lido rostro. -¿ Y cómo se llama ese juego, marquesa? La marquesa se detuvo trémula un momen­to, y al cabo contestó haciendo un visible y pe­noso esfuerzo: -Se llama el juego del1'ey de bastos. Los ojos d-e los cuatro gentiles-hombres que se hallaban en el aposento de]a marquesa, des­pidieron cuatr9 destelIoa de alegría. • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • • • • 208 LA TAR 'DE " El rey, 6 por mejor decir, el conde Héctor, se hizo cargo de ello, pero su frente permane­ció impasible, y su ojo siguió tranquilo é indi­ferente. - Véamos, señor conde, dijo tomando un pu­ñado de almendras, véamos ese juego. El conde se inclinó friamcnte y tomó asiento enfrente del rey. El rey tomó los naipes y barajó. -Alzad! le dijo. Cuando pronunciaba estas palabras, uno de los tras compañeros del conde Jablonowski se dirigió sin afectacion hácia la. puerta y salió. El juego del rey de bastos era bastante in­significante, por lo que no abrigamos la idea de enseñárselo á nuestros lectores. Sin embargo, por escaso que fuese su inte­res, el rey dió muestras de interesarse mucho en él, lo mismo que la marquesa y el conde Ja­blonowoki. En cuanto á los demas gentiles hombres, como eran verdaderos cortesanos, aun, que aquello les cansaba mucho, juzgaron con­veniente inr>linarse sobre la mesa de juego con nna avidez de las más señaladas. -j Es muy divertido! murmuró el rey al ca­bo de un cuarto de hora de ejercicio . -El haber sabido dar gusto á S. M. me col­ma de alegría, respondió el conde con su acen­to frio. -Principiemos de nuevo. Pero en tanto que el supuesto rey baf'ljaba los naipes, se abrió la puerta y un hombre ves­tido de negro, enmascarado, mudo y siniestro como todo mensajero de muerte, entró en el aposento andando lentamente hicia el rey, se inclinó tres veces, arrojó un pergamino sobre la mesa de juego, y le clavó con un puñal que pe· netró profundamente en la madera. En seguida, siempre grave y fatal, siempre silencioso, aquel hombre se inclinó de nuevo delante del rey y atravesó el salon por medio de los gcntiles·hombres que bajaban la cabeza atónitos de espanto, y desapareció por donde habia venido. ( Contintta1·á. ) • --0:>0<:>-0<"": -- PASADO" PRESENTE" PORVE1~IR- ¿ Qué es el pasado ?-Es la nada Donde se va sepultando Toda la vida acabada, y que al mirarla pasada, Con el alma llorando Vivimos recordando ...... ! ¿ Qué es el presente ?-Es la nada Donde vamos encontrando La realidad despiadada De esta vida desastrada, Que bella vemos, cuando Vl·V .I mos ay ,. s-onand o .......' • ¿ y el porvenir ?-Es la nada Tras la cual nos va llevando La esperanza desalada ...... Mentida aurora encantada, 1873. Que siempre, suspirando, Vl·V .l m09 esperaud o ....'.. TBMíSTOCLEs TEJADA. SOÑABA. Jamas me dijo que me amaba; un dja Que bajo un tilo en su jardin dormia Mi nombre entre suspiros pronuncio: Yo la besé lo~ labios rojos, y ella Sin despertarse, como nunca bella, De súbito mortal palideció. CÁRLOS GUlDO -y SPANO. ARISTOCRACIA. Levántome á las mil como quien 80y. Me lavo: que me vengan á afeitar: Polvos: venga el vestido verdemar: Un libro: ya leí: basta por hoy. Si me buscan, que digan que no estoy: Pongan el carruaje: á galopar: Un ratito á la mesa de brillar j Ahora otro rato á mi descanso doy. De un lado á otro sin cesar vagué: Yá. de noche á mi casa me volví: Oambié trage: comí: vuelta al café: A la tertulia: al juego: ya perdí: A las tantas rendido me acosté ... ¿ y esto es un racional? Dicen que sÍ. Esto un poeta decía, Hombre á fé que lo entendia : Mas hoy ya la aristocracia Tiene muy distinta gracia. o -: Q A JUDAS. Cuando el horror de su traicion impía Del falso apóstol fascinó la mente y del arbol fatídico pendiente Oon rudas contorciones se mecia ; Complacido en su misera agonía Mirábale el demonio frente á frente, Hasta que ya del término impaciente De entrambos piés con impetu 1c asía. Mas cuando vió cesar del descompuesto Rostro la convulsion trémula y fiera, Señal segura de su fin funesto j Oon infernal sonrisa placentera Sus lábios puso en el horrible gesto, y el beso le volvió que á Cris-to diera. JUAN NrCAsIO GALL~GO. • •

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 26

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 6

Por: | Fecha: 14/10/1874

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • - ----___ -c:c~~ s ~ ? Q p~~lI1as. Mas tarde, don Francisco Scguí, fundó en 1/80 la Gula de fvmsleros . y i\I. .Dl'llnet, anuncia en u Manual una obra impresa en la ILtbana el año de 17 7! cuy? tí tulo es: "Descl'Ípcion de d¿fe¡'entes piezas (le h¿slona natural, las más del ramo ?nal'Ítimo " con 73 láminas iluminarlas. ' Finalmente, cn el año de 17aG, se comenzó á publi­car en Santi¡¡go de Cuba el Amigo ele los cubanos. En la Biblioteca nacional de Bogotá se hallan mu­chas otl'as pu bl ic .. cionc5 an Liguas de Cuba en trc cll as varios periódicos que no carecen de intel'~ . OOIJO:tv1: SI A_ La publicacion má antigua de que se tiene noticia y la cual se halla en I a Biblioteca acional, e la qu~ lleV:l por título: "CompendÍl¿m pl'i";ilegior¡¿n~ et gm­tial'um Sancta Fide novi Regni Gl'al1atensis" Ex Ty­P¡' og1'Ctphia societatis Jesus anni D. 1739. La imprenta de lo jesuitas fué fundada en 173 y se ocupó para la impre ion de algunos libros de re~o y para la biografía de la monja Sor Francisca Casti: Ilo, y una providencia del Vi itador Piñerez. La ma­nejaba y dirigía el hermano Fl'ancisco de la Peña. Don Antonio Espinoza de los Montero, introdujo la segunda impl'enta en 1783 y en ella se publicó: " La historia ele Cristo paciente," t!'aducida del latin al ca tellano, por el eloctor José Luis 1\.zula y Lozano Dos volúmenes de á 254 páginas. ' El distinguido patriota don Antonio aJ'iñ, que tantas glorias alcanzó para u patria, introdujo la tercera imprenta, que pu o bajo la direccion del mismo señor Espinoza ; y cn ella publicó los DCi'echos del hombre, proclamados por primera vez en el Oongreso de B ton el 10 de mayo de 1775, y sometidos á la discu ion en la Asamblea con titu)'cnte de Francia en el me de ago to de 17Sa. La enunciacion de di­chos principio tal como fueron auoptados en Fran­cia, la tradujo N ariüo al castellano, de uno de los to­mos de la IIi toria de la blea tuyeute. Acto fué e te, que pagaron dema iado cal'O, tanto Nariño como Espmoza, y el abogado eñor don J Antonio Ricaurte, que le hizo la defensa en el juic!o que se les iguió por órden del Vil'ey. Nal'iño mal'­chó para el pl'e, idio de Ceuta, de donde logró e'ca­parse par.l volver á poner al servicio de la causa republicana "us luces, su valor y su vida. 1 spinoza y Ricaurte muricron en Cartagena, . haber alcanzado la conmutacion de la pena de destierro, que les habia sirlo impue tao Ni aún la. Historia de la Asamblea constituyente de Francia, pudo e caparse del rigol' de la ley; ella fuó quemada en un lugar público por mano del verdugo; no obstante esto, la idea republicana habia quedado Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. , 42 LA T ARDE inculcada en el ánimo de lo p'ttriotas; la semilla se OGl~tro Al. r~:l.erica, Labi:l sembrado en un terrenu fértil, y fué la impren­ta el poderoso in trumento de que se valló la libertad fe dice que en un catálogo europeo se baila el tí­para lanzar su primer resplandor , sobre esta tierra,' tulo d un Itbro en verso, pnblicado en Guatemala 01 que má tal'de debia ser abonada con lágrima y con año de 1GG7 por el impre,ul' J osé de Pineda Ibai'l'a; sangre. pero tal dicho carece de todo fundamento, y hasta En la Biblioteca se encuentran otra multitud de ahora 110 ha sido corroborado por llingun Li tor¡ado!'; obritas pnblicadas en la imprenta de Espinoza; entre por cl cuntrario, el erudito Juan lIJaría Gntiérrc¡r, lo ellas son de mencionarse las siguientes: desmiente en su importante obra sobre bibliografía. Imp:\ciente por :wel'iguar el orÍgen de la imprenta A1·te de construccion 178-1, De la fuerza de la fallta- e11 lo p'lÍses de Centro América, hice várias inyesti­sta h.umana, pO?' don L uis A JJ1lt1'at01'i, Traducido 001' gaciones tanto ('11 la Bibliotcca como en el Archi,o don Francisco ~lártinez, 1793, • nacional, r sólo bailé algunos documentos que prue- En 180!) don Manuel Pombo introdujo una impren- ban, que para la proclamacion de la independencia, ya ta, y la presentó al Oonsulado de Oartagena de india' la imprentll estaba establecida en U uatemala hacia pero el Yirey Alllon imbuído en las rancias prcocu~ algun tiempo, El d"cumento más anti O'uo e importan­paciones de la colonia, prolIibió que de ella se hiciera te que pude encont¡'ar, fué el acta de la intlependcn- 11.,0" y no fué sino un año de pues, cuando sus prensas cia de Guytemala, fechada el 15 de. Setielllb!'e de Slt'neron al desarrollo de la idea republicana, 1821, publlcada en la ~mpí'~nta de la L~úel't(ul)' epoca Más tarde se establecieron las imprentas de Lora para la cual, ya se hablan Ilnpr'c o los siete pequeños Galarza Oualla Nicolas Gómez &e en las cuale~ I cuadel'11os, que c0mpollen la. obra de Jual'l'os, titula­comenz ¿ron á h~cerse publicacion~s d~ may;r alie~to. da: Compendio de la !tist?l'ia de la cinclacl. ele C!.uate-rol ' l ,'/ l' b d 1 1 b ' . 'IJUlla , en la cual publlC¡lclOn se gastaron diez auos, .L pape pelluC leo, o l'a e a orroso escntor 1\1' • , dc>l SOCOl ro Rodrí"'uez fué la primera prod c' h b- Es notable el hecho de que aun untes (le haberse domudaria que e~pez'ó á darse á luz en utc ~u.c dado el grito de in(lependenci¡l el año de 1821, ya se )' a, ella si.gU.I eron años despues varias oetrsa as Ld'e a CglOral1n , l. b' 1.1' ¡ dI' dI" , l' '1 1,1 lan l~llU, lcaao 0<; vo umenes e per IUllCO tltl1 a-mérito ~omo el " Semanario» que redactaba Oáldas; do, El Guno de la ltÚe1'tacl, y posterlurmente otras notables en la política cO!ltán- No satiofccho C/Jl1 e5tos datos, quise obtener noti­( lose eutre esta,> E¿ Día, fundado por Ortiz Cuervo cias más ciertas aCerca de este asunto, y habiemlo Herrera &c" el cual periódico ha sido de r¿s de má~ tocado con cl señor doctor Santiago Pérez, tuvo la larg-a dUl'ucion, pues habiendo comenzado en el año de fincza de remitirme a poco tiempo, las sigUlentes car- 18"*0, vino á terminur::.e en 1851, para dar lugar cntre tns, con lo cual he creido perfectamente aclarado el utras mil pnLlicaciouas políticas y literaia- á la punto, una ,ez que los datos suministrado en la car­salida ne El IY"o-G'ranadino, El S UI' Ame¡'icano El ta del Cómul de Oolombia en Custa lUca, han sido Pascth,npo, El Cr¿tolieismo y El Tiempo, que il1d~da- tom:lUOS en 1'1 mejur fuente, IJlemente ha sido la pnblicacion de mavore dimcnsio- H 0 !l(llll las cartas: ne que ha salido de las prensas de C¿lombia, Rel'in. cuestion de c cribir grandes volúmenes ~l tuviera la pretension de relacional' cuál ha sido la march:, que ha traido cl movimiento tipográfico en esta 1\aclOn, la manera como ha venido desarrollán­dose la literatura, tan floreciente hoy; baste saber que para el año de 1873, ya la Union colombiana contaba con 50 imprentas, sin que hubiera nn solo Estado donde no se gozara de los benifieios de este elemento ci,ilizador ; se publicaban 72 pel'iódico de los cuales 3 eran diario, y en la sola ciudad de B¿O'o­tá se mantenian ocupados sobre las cajas y las pren~a 2~1 operurios, habiendo quedado impresos durante dICho año 1.?79,909 metros cuadrado., de papel, con Jo cual podna cubrirse una superficie de 297 fane­gadas, Hr~sil, Don Antonio Isidoro de Fonseca, establc.ció en 17"*7 una imprenta en Rio Janeiro, bajo la proteccion del Gobernante don Gómlz Freire de Andrade, en la cual, s610 se alcanzaron á publicar alguno opúsculos de poco mérito, entre los cual figura uno, titulado: R elaqao do entr'T.da que fez obispo D, fl'. A.ntotlío do D esterro 1I1(6lhei,'o, e::cl'i1.O por Luis Antouio Rosado de Concha, Dicha. imprenta fué cerrada por Ól'Jen del Gobic>rno metropolitano, por creer perjudicial á sus in la difusion de las luce en la colonia, Semejante medida el'a muy natural de parte,de un Gobierno que no tenin, la tolerancia como base de sus instituciones las cua­les no podian mantenerse firme!', sino al amparo de la iguOl'ancia en que se mantuviera al pueblo, Trasladada á Rio Janeil'o en 1 08 la f:¡milh rei­nante del Portugal, se in-taló alli una imprenta real; y fué e~tónces cuando se publicó el primer periódico, con el tItulo de Gaceta (7e Rio Janeito ' á é 'te j"'uió E P ) 1:> l atriota, y luego otro, titulado Ida de de ow'o que publicó en la ciudad de TIahia el c1ério-o portugues Ignacio J osé Macedo, 1:> Santiago Pérez saluda al señor Nepomuceno J. Na­, arr.>, y le remite, n<1junb, c(',üa de una carta en que el sellor Teodosio Castro, eomuuic?~ algunos datos sobre publicaciones fIlltiguas hechas en Oentro-Amérir..a j da.­tos pedidos por PérE:z á Castro, :í. iudieacion de N a­~ arro, ó para uso propio de éste, ó para el de la Biblio­teca nacional, en tiempo en que ella se hallaba á. car­go del lÍltimo, Pérez espera., pue , qua, si tales datos estuvieren destinado ií. la Biblioteca, el eñor Navarro se tome la mole~tia de trasmitirlos al Bibliotecario actual. Bogotá, 3 de junio ce1874, San José, abril de 18 j.1 Señol' Doctor Santiago r;'rez-Dogotá. ]'.Ii q nerido doctor: He tenido el gusto de recibir su carta de l!) de febre­ro próximo pasado, De los datos que me pide, los que he podido recojer, con ultando á las personas más conocedoras de la his­toria centro-americana, son los siguiente : La "Gaceta del Reino de GUettemala" fué la prime­ra publicaeion de importancia que se hizo en Centro América. Se empe7.ó á publicar por los años de 1755, pero se suspendió por real órden, y no se continuó sino hasta fines del siglo 18, Los tipos c-:>n que se publicó la 1. ~ série de aquella Gaceta fueron fundidos en el paÍ ; pero la primera im­prenta formal que hubo en Centro América, fué la de !\Ianuel Jo é Arévalo, en Guatemala, El p, Goicoeehea, el Dr, Flórez, médi.co de Cámara del Rey, Fr. MaUas CórdoTa y Don Alejandro Ramí­rez, fueron los que primero, y en el 6rden que van men­clonado, hicieron publicaciones en Oentro-América, E-tos dato, que son sumini trado de memoria, por que aquÍ no hay documentos que pudieran contenerlos para consultarlos, no tienen tal vez toda la preeision que 1), descara. 'in embargo, en la esperanza de que algo pueda sacar de ellos, se los trasmito, Deseo que U. se eonser,e sin novedad y que mande ti. Su afectísimo amigo y S, T EODOllIO CáS TllO, • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 43 S U-E':t.'lOS ...A..ires· Allá por el año de 1766, fundaron los J csuitas una imprenta en la ciudad de órdova del T ucuman, de la cnal, sali ó en el mismo -año la pl'oduccion ti t ulada : re Clm'issinni ~'il'i D. D. Iqnatii Duartii et Ql¿i7'ossf, colegí 1I1Ú71ssarratensis' , &c, Dich a imprcnta pasó, con motivo de la expulsion dc lo Jesuita", a la ciu­dad de Buenos Aires, y al lí tomó el nombre de " Im­prenta de los niños e pó it o~ , " s iendo el primero de sus producto' en dicha ciudad, un papel in 4. o pu­blicado en 1781 con el t í t ulo de R epre, en:acion del Cabilelo de la ciudad de S,m Fdipe de 1I1o¡¡tevideo, El • número de publi caciones Ilasta cl nño de 1 06, no pa-sa por t érmino medio de 7 por año, y eso ca i t odas sobre asuntos de devocion. De 1792 a ()4 las publica­ciones fueron ya un poco más im port ¡\ntes, yen 1íC9 diú la im prent..l un pa&o bien avanzado con la publi­cacion dc los" P rinci],i?s ele lrr. ciencia eco1lómica.," trad por don Manucl Belgrano. P ero lo que más activó el progreso de la co!o.1ia y contribuyó á desarrollar el g u to por la lectur:l, fue ron los periódI­cos que se susced ieron desde el TdégfClfo (1801) haf­ta el COí'/'eO del Comel'cio, l'edact aclo por Belg rano. El Semanario fu é sin duda la pub lic cíon hebdomadaria de más importancia que se c1ió á lnz por aquel entón­ces , á cargo del ilustrado Virrey tes. Oomo una muestra dc la poesía. r eli g i os ~ en aque­llos ti empos, DO puedo méno 'Je co pial' las siguien tes estrofas, que se hallan en la lVovena del Santo ele los Sántos, Nuesti'o Seño?' h s¡¿cristo Sacl'a?nentaeló, reim­presa en Buenos Aires el año de 1784 : Vizcocho cocido al fuego De tu amor en tus en trañas, (Jon dulce, que al que t o gusta Nunca ofendas ni empalagas; y ama aelo pan con leche De una. Virgen soberana, Famoso vino que engendras Sólo Vírgenes y castas. E, Ven á mi pecho vida de mi alma , Blanco manjar que de leohe Virgen, de harina floreada, Con oarne de A vo María Se hizo tan gust osa masa ; y de Promision racimo, Trig de la Tiena Santa, Fruto de una tierra vÍr gen Que te dió quedando intacta, R. Ven á mi pecho vida de mi alma . , . _ Pelícano, que amoroso Tu sagrado pecho rasgas; Por dar con tu sangre vida A los que muertos ostaban, y. enamorado Galan, Que por rondar á tus damas, Sales, y andas elisfrazado De noche en calles i plazas. R. Ven a mi pecho vida do mi alma. (concluirit), ----c~~:~--- LA SERPIENTE DE ESMERALDA. ( CONC LUSIOl'i ). Média hora d espues de babel' subido por una. cues­ta arbolada y salpicada de estancias con cañaverales y huertas de fru ta, platanares, pl antaciones de yuca y arroz, llegamos á Oroqui us, e tancia que, situada en el pequeño plano que deja el cerro, domina un pa­norama extenso y variado. Despuc de haber t omado posesion de la casa. asea­da, e paciosa y ventilada, pl'rpa l'amos las esco pe­tus para la ca ceda y nos dimos á Yaga r por las estan­cias y bosques veeiuos. Oansados de andar para arri­ba y pam abaj o, y h úmedos del sudor copioso que in tencionalmente provocábamos, volvimos por la nu­che a tendernos en las hamacas, que ,on las madre:; que más suavemente saben al'l'ullar la pcreza . lm·itado por Jos d ueüos de casa llegó aquella nO­che un Ilombre anciano á quien Jl amab'ln Bartolomé, y que t enia fama de hombre ra ro por su proceclrnciD , antecedentes y sus costumbres. Oreia n algunos q ue este era un hombre no comun, á q uien algnn a. aventura babia obl igado á ocult ar su nombre y sus desg racias . Las gentes del pueblo decían que ef'e era un 'I1lohan que tenia pacto con el di ablo, y á fé que nadie podia qui tn r les arJl:C'lIo de la cabeza . Pasllba su vida errante de e tuncia en estancia, d ivir t: endo con sus con 'ejas y cuento!!, hacienuo a lgunos oficios útilc, ó enseñando IÍ lo niños la lectura ó la uoctl'ina. I; lln­ca quiso ir á Cope!', que es el p ueblo vecino. y realmen te, aquel hombre no el'l\ de l"lza indígena' Su fisonoITtÍ a era distinguida, su barba, blanca ya como sus cabell o!:', eran muy hirsutos. Bajo las cejas pobla­das brillaban s us oj os ll enos de inquietud y aun de audacia. Em s u t raje muy sencillo : consistia en una camisa ue lienzo, calzones de manta y por cal zado unas quimbas. * Un baston largo en forma de cayado acababa de dar á su figura el a pecto de un hombre venerabl e. E Kcitado pOI' nosotros para que nos contase al go de sus aventuras, n05 d ijo que aquello era largo ele refe­rir y que por ahora nos iniciaria en los misterios de la cueva de Oroquius que no se hallaba á mucha dis ­tan cia de la casa , Oueva cncantada en donde babita. la serpiente de esmeralda y 11. la cual no ha podido penetrar más que un bombre, no obstante Jos esfuer­zos hechos por otras muchas personas . Es allí en donde está el paraL o de los indios, nos dijo con mu­cha seriedad, y en donde t odo es l'iqu eza y glol'Ía_ --Que nos place, le dijimos , el quo usted nos des­criba esa marav illa encantada, . T. omó asiento, pu o su baston á un lado y dió prin - ~ . , ClplO a Sll narraClOn as!: Juan Gonzál ez fué un hombre á quien la suerte trató tan duramente que lo hizo llamar al Diablo con todas las yéras de su corazon. Vivia con sn mujer en un rancho miserable á la ori lIa del rio y su trabajo escasamente le daba para vivir. Apéna venia la no­che Re metia entre el monte, empezaba á II :un ar á grito entero al E~emi go malo y le orrecia el .alma en cambio de la nquezfl que deseaba para sahr de apuros . Una noche, ya cllando los gallos habian cantado dos ó tres veees, sint ió el hom bre que un caballo tas­caba el fr eno y manoteaba á la puerta de u rancbo como si un jinete e pcrase á ul gnno. Un olor de azu­fre penetl'ante se e. parció por t"das pártes y un r efle ­jo empezó á alumbrar como si huLiesen prend ido lumbl'e á l:t puerta. Levantó e asustado y salió á ver qué era 10 que pa¡:aba y vió que un jinete desconoci­do lo e perab'l. P oco trabajo le tó conocel' que aquel era el Páta en figura de homb re, y no obstante que la lengua se le volvió como una bola y las pier­nas le temLlaban sin ce al', se armó de una buena resolucion y le r epitió la súplica que bacia tiempo le habia llecho. Arreglado el con trato, prev ias las condiciones acos­tumbradas en es tos casos, le dijo q lle t omara siete maices blancos y tres cuartillos charnbe?'i1WS y que se * Al dar el Diccionario de los literatos la definicion de esta pala_ bra, dice q ue es" planta de ."méli ca." Cuando !lama á esta es_ p ecie de abarca 6 de sandalia pZ;mta, por usarse en .In. plant~ ~e l dié no hay q ue p erder In esperaozn de que en la proxlmn dlOlOD llaIhe p nlma á los guantes por ir unidos á In palma de la mllno, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 44 LA TARDE fuera á la noche siguiente á la cueva de Ol'oquius, y que con aquello pagara la entrada á quien se la co­Lrara allí. Durante la conversacion, González notaba que el caballo se habla convertIdo eu un marrano enorme, que las orejas le crecian descomunalmente al de :i ca, Lallo, que eu vez de espuelas le salian dos asta s como de toro y que en lugar de ves tido se babia cu­bIerto el cuerpo con una p)(,-1 COUlO de caiman. Luego con una cola muy larga que tom ó en la mano y que parecia una sE'rpienle, azotó al mal'1'::Ino, no bin babc'rle dado su mereCido con ella p or la espalda, con tanta 1u e rza al endiablado, que lo tendió b1l1 sentido por el suelo. D e alma atra\'esada seria el tal hombre cuando á la n oche ~igniente se proveyó.de lo nece ario, .r como }Jios le fue senido se meti ó en la ClJeya alumbnllldo C011 bachones de paja, Onando ya habia bajado bas, tante por ent re elOlmes piedras negras, batieron de sus cuevas nubes enteras de rnurciétagos y lechuzas, y empezaron á revolotear encima de el dando cllilli­< 10 hasta que le npagaron la luz. Entónces sí se creyó perdidO y maldijO al D ablo basta que le supo á feo, La o¡;,cul'ldad se bizo tan den::.a, que él creyó que se habia compactado y que no pouia moverse de allí. Un lwmbre que despertase cntl'e una tumba sin ll ode r le,antal' l:.L tapa del ataud selltina una impre- 510n lTIénos 1101'ro1'0,a que aquel desalmado. Perma­n ecia llIudo y como de una sola pieza, cuando ulla luz que salia del fondo empezó tÍ. Lacerle perceptible la cueva con toda su profundidad. Entónces emprendió camino. Llegó á una abertura circular ,en donde halló :í, un anciallo sin barua , de color muy moreno y que cstaba cuuierto ele musgos como un tronco iente verde que al verlo se lanzó sobre él con las fauces abierta", La serpiente era de esmeralda muy lras parente, pero tan dúctil y blanda C?1l10 la seda" ~os (Ijos eran dos grandes ru ules )' le bl'lllaunn deiia. 01.)(.)­diente el arrepentido cojió una cántara que introdujo y sacó llena; pero apénas trató de llevarla á los labios bubo de soltarla porq ue no soportó el peso tan enor­me. Rota la cántara empezó á rodar una bola pesada, pues que el agua se habia solidificado, convirtiéndose en oro . El anciano entónces le tocó con el dedo índice la frente y Gonzáles quedó dormido .... Al dia siguiente despel tó entre la cueva cerca de la puerta vestido con sus mismas ropas y con su bola de oro junto. Poco tiempo despues, Juan González era dueño de grandes estancias, y de muchas mular. ; fué uno de los hombres más ricos de estos lados. Pero desp de muerto, eso ¡:;í, no hay quien no viaje de noche por estas comarcas que no lo haya encontrado montado en el diablo en forma de marrano y diciendo maldi­ciones horro:,osas. y be aquí, sellores, la discripcion de la cueva en­cantada de Oroquius. Dímosle las gracias á don Dartolomé juntamente con alguna moneda, y nos entregamos al sueño en me­dio de tantos encantos como habiamos oido. J. DAVID GUAlUN. • Anuario de la Academia Colombiana· Recomendamos á. toda pe~s~~a d~ juicio y que de véras desee el progreso Y la Clvlhza~lOn de nuestra pa­tria, sin atender á cuestiones de ]?artldos, la lectu.ra de la primera entrega del "A nual'lO de la A.cademla co~ lombiana," que ha salido á luz ~n estos dla;;. J;Ie aqll1 una obra que dará má, honor.~ ~sta Repubhca. que muchas otras publicaciones perlOdlCas de las que has­ta ahora han publicado nuestras prensas, porque ella hace comprender que no carecemos. aqll1 de CIertos géneros de talento, raros en los .. SOCiedades l~u~~'as, cuyas obras parecen más. bien hijas de una C.I"I!Jza­cion ya madura y no eSCrItos de hombr:es naCIdos en el corazon de los Andes, y lo que es. mas, que !10 han necesitado salir de su patria para Ilustrarse a fondo en los ramos más árduos de la historia, literatura y filología de la hermosa lengua que nos legaron nues-tro antepasados. .' . En una castir.a y clara llltroduCClOn, q,ne no ,esta firmada, nos explican los seno res ~cadémlcos. cual ~a sidú el origen de la nueva AcademIa colom~lana, ~ a­mificacion de la espanola, como somos tamblen hiJOS de aquella nacion en cuanto á raza, cost.umbres y I:e­Jigion. Siguen algunos documentos relatn'os á. l.a mIs­ma. Academia y varias de sus acta~, de?de su ~l'lm~rs­fundacion ellO de mayo de 1871, baJo, la dll'eCClon de nuestr~ malogl'ado amigo Jo~é Mana .Ver~ara y Vergara y el señor Manuel 1\1a1'1a Mallarlllo, ambos reemplazados en breve por otro~. .' Nos sorprende que en esta pnmer~ pu?]¡~aclOn del " Anuario académico" no hayan temdo a bien hacer alguna mencion honorífica de aquellos dos ~alo~rados miembros 105 que además de ser de lo~ mas. Impor­tantes qu'e encerraba la corporaci.on. hteral'la, e~'an hombres de gran valer en la Republ:c~ y merecJan que sus nombres figurasen en las pagm!1s de es~os anales algo más extensamente que en una lacól1Icll acta, en que se menciona que fallecieron, y .que en su lugar se nombraron otros miembros. Debena ~acerse aquí lo que en la .i\cademia francesa: el m.lem~ro que reemplaza á otro hace su elogIO en una COI ta blO- • grafía que Jee el dia de su instalacion, y hacemos esta indicacion, que parecerá tal vez presuntuosa, porque siendo el deseo de la nueva Academia que nos aprecien en otras naciones, no estaria por domas hacer conocer, por lo ménos, quiénes y cuáles eran los méri tos de los que van fal] cciendo. El pl'imer artículo que encontramos, dcspues de las actas, es un hermoso estudio histórico) ol)ra del tan conocido y elegante literato señor Juse Oaycedo Ró_ jas, en el que nos da cuenta de la primitiva fllndacion_ de Santafé de Bogotá, por el adelantado Gonzl10 Ji menez de Quesada, á (3 de agosto de 1538; Y nos ex­plica el motivo por el cual la Academia fijó á doce sus miembros, como un recuerdo de las doce casas q Ole mandaron fabricar los cenq uistadores, sirviendo de núcleo á la presente ciudad. Una observacion que no ha hecho el señor Oaycedo, y nosotros nos atrevemos á apuntar aquí, es que los conquistadores fijaron ese número en conmemoracion de las doce tribus i raelitas y los doce apóstoles que siguieron á Jesucristo, así un tierno sentimiento reli­glO- O in piró entónces á aquellos sublimes aventureros, que como observa el señor Oaycodo, no siempre les inspiraba la sed de oro, sino tambien á veces grandes y nobles sentimientos. La prueba de que los conquis­tadores no eran como los han querido pintar, hom­bres que sólo buscaban el propio ¡nteres, es que con tanto ahinco procuraban dejar en pos suya la luz del Evangelio y el santo recuerdo de la patria. No se puede baldonar solamente al pueblo español por sus crueldades en aquel siglo, porque todos los conquis­tadores y guerreros de aquellos tiempos eran bárbaros y cl'Ueles, y en América como en Africa, en Italia y en Hungria, los alemanes, ingleses, franceses é italia­nos que se batian eran unas fieras. En 1527, en el famoso saco de Roma ¿ no atacaron al mismo Santo Padre que tuvo que I'efugiarse en una fortaleza para. defenderse de los católicos .espanoles y fl'anceces en union de los luteranos alemanes? Y si cometieron crímenes los conquil'tadores, injusticias y traICiones con los venoidos indígenas, cúlpese á la ignorancia de la época y no á ellos. En cuanto á la tacha de aventureros sin nombre que se les da, ya que e] señor Oaycedo no individuali­zó los conquistadores hidalgos que registran los cro­nistas é historiadores de aquel tiempo para pl'obar, no su honradez, puesto que el nombl'e no lo da sino la buena conducta personal, pero sí la hidalguía de su nacimiento, como lo pruedan los siguientes nombres, que entresacamos de una lista que hemos hecho de ellos, registrando varias crónicas y particularmente las genealogías de Ocariz, sin hacer caso de las absur­das exageraciones de que, en parte, adolece ese autor. Oon Gonzalo Jimenez de Quesada vinieron los si­guientes hidalgos de nacimiento noble de España: Pedro N uñez de Cabrera, hijodalgo de orígen por­tugues. Antonio Diaz de Oardoso, hijodalgo de orígen pro­bado de sangl'e noble. A este conquistador le dieron solar para casa en la segunda cuadra abajo de la Plaza Mayor en la calle de San diguel. Antonio de Castro. Tanto él como su mujer eran de una familia noble de Portugal. Juan de Céspedes, de familia noble de Argamasilla. Sirvió al Rey de E~ paña en la ::ompañla de bidalgos que levantó en Toledo el Prior de San Juan contra los comuueros y pasó despues á Indias con las tropas reales. Las casas y solar que le dieron en la reparti­cion primera, estaban en la cuadra que despues ocupó el convento de San Franci co. Martin Galeano, (el fundador de Vélez) era origi­nario de Génova, en Italia, é hijo de familia noble de aquella ciudad. Militó con don Antonio de Leyba en Italia. Francisco Maldonado Dorado del Hierro. Oaballero de familia hidalga del Obispado de Burgos. ., Francisco de Uonsalve. Natural de una familla DO­ble de Zamora . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • • • 4.6 LA TARD E A lon<;Q dtai> tierra fueron, como 105 fun­dador(' s de ROl11a, a .. enture ros "in nom brc y tal vez criminale~. A\lcma., no no;; pouemos gloriar dc aqueo lIa noblez:l, purque muy pocú conquÍtitadol'es dt:ial'on I'uce con ahinco la continuacion. Concluiremos estas líneas deseanclo con el SeiíOl" Caycctlo Rójac;, que la recien fundada Acn.demill, sirva de ejemplo:r de norma pnra obligar á que nue::.tra liLernturn tome un giro mas sano y origínal, r que abanimos por el gusto, siquiera, de que nos lean, Por eso oscribimos, y tenemos qué escribir mentiras, pues ¿ quién seria el tonto que fuera ñ pen]er su tiempo leyenrl0 puras verdades? ¿ Quiero usted que no lean sus escritos sino usted, el c~jista y el corrector? Pues diga usted verdades ¿. Quie"o usted de acreditar y arrui­nar un periódico? Pues higalo usted semi-ofi· eial y publique en él, de modo que vayan des­: filaudo airosamente, los millares de cosas bue­nas que h

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 6

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 42

Por: | Fecha: 06/07/1875

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • ----.-_.....s:c~t<;::?(; c: <5 S ~:::::;IL:2.?._----_• P E R 1 O DIe o D E DIe A D o A L Á LIT E R A T U R A. -- • Serie IV. Bogotá, G de Julio de 1875. Número 42. • A~DE. RESIGNACION. (,ontinuacion) Sepa usted, buon caballero, y de hoy en ade­lante noble amigo, que Juan Oepeda cs mi nom­bre, y que tengo por patria una de las más nota' bIes villas de esta provincia: mis padres no con­servaban árbol genealógico que indicase la no­bleza. de su linaje, pero en cambio tenian la virtud, que no se trasmite con la sangre, y en aquélla quisieron c!'iarme y educarme. No intento referü' á usted las menudencias de una vida como la mia, desprovista de interes, y que por eso mismo futigaria su atencion y em­bargaria inútilmente el tiempo que necesitamos para. continuar nuestro viaje; empero, como usted es jóven, y por BU bueua disposicion des­cubro su buen natural, será bien que le refiera algunos de los altibajos de mi vida, do los cua­les pudiera usted sacar experiencia y provechosa leccion. Habiendo adquirido el conocimiento de las primeras letras en la escuela de mi lugar, de· terminaron mis padres enviarme á uno de los colegios de la capital do la República, donde cursé lo que entónccs llamaban litn'atura, con­tenida toda ella en la gramátioa castellana de Herranz y Quiroz, la francesa de Ohantreau, la inglcsa de Urcullu, la retórica de Blair y la aritmética de Mora; estudios que hice en dos años, al cabo de los cuales, como cundiesen ru­mores de un próximo trastorno de la paz públi­ca, mis padres, temerosos de que pudiese yo caer, á. pesar de los cuidados de mis maestros, en la recluta que en aquella sazon se hacia para le· vantar ejércitos, resolvicron sacarme del estable· cimiento y llevarme nuevamente á. San BIas, que este es el nombre de mi patria, donde ellos vi· vian, y de donde vengo ahora. Todos desapro· baron tal aprehension, porque conocian que mis padres, que, solo á instancias de muchos, me habia enviado á la ciudad capital, se asirian de las guedejas que esta ocasion les presentaba para mantenerme á su lado, con perjuicio de mi sabel' y experiencia. Oierto, ellos se habian mos­trado renuentes en ponerme en un colegio, no á causa de que careciesen de la discrecion baso tante pal'a comprender la estima en que se ha de tener la instruccion, sino porque, conociendo mi carácter pacato y tímido, temian que le ven­cieran las sugestiones del mal, y en vez de un hombre de provecho sacar uno de malas iDCli· - naciones, que les ocasionaria sinsabores y amar­gUl'as. Y no iban fuera de camino: aunque mis maestros con todo empoño y solicitud me vigi­lasen y doctrinasen, eludia su vigilancia y des­oia sus con. ejo'!, tí instigaciones de las amista­des que habia contraido, y por las cuales me iba deslizando á la pendiente del vicio; de suerte que á los dos años de aprendizaje, se habia ope­rado una completa metamorfósis en mi alma, y en vez de instruecion y buena doctrina, la habia. colmado de malas pasiones y depravacion. Todo esto se ocultaba á mis padres, pues mis superio· res deliberadamente no habian querido hacerlos partícipes de ello, esperando que á. poder de exhortaciones y ruegos, fuese entrando yo en razon, y sc alcanzase lWí mi refOl'ma; mas ay! que el vicio es impetuosísima corriente que nos arras· tra, y no se detiene hasta que no ha dado con nosotros en un golfo de desdichas, Volví, pues, al lugar de mi nacimiento, con las necesidades que la molicie me habia criado, con el corazon lleno de malicia, y sabiendo apé­nas vestirme como atildado mancebo. Notaron mis padres desde luego el cambio moral efectuado en mí, y dentro de si baldo­naron tí los que con sanar" intenciones los habian reducido {~ deshacerse de su hijo, á trueque de la esperanza propincua del bien que yo habia ·de rE;cibir. Como la vida lugareña sea campo abierto al desenvolvimiento de los vicios, biceme mozo de mala yacija, y aborrecedor del trabajo, no tuve más ocupacion que la de holgar con mis amigos, divertirme en giras, pelar la pava, andar de bar­danza dándome un filo á la lengua, y barzonean­do por último en el fandango y la pavana. Mi madre, siempre bondadosa (¿ una madre cuindo no lo fué?) me llamaba a solas, y me decia. enternecida: i Cómo que es posible que tú andes á la. briba con cscándalo de los vecinos, para dal'nos en qué ~er~cer! ¿ De tal manera pagas á. tu padre las lllquletudes en que de continuo ha vivido todo este tiempo, procurando labrar tu dicha? Ouando nosotros creiamos que tí la hora de ahora habrias de ser amparo y consuelo de nuestra vejez, llegamos á téJ'minos de ver en ti un mozo desenvuelto, cuyas liviandades han llegado ya á oidos de aquellos á quienes está:! obligado por respeto y por afecto. Entra en razon , hijo mio, y si mis canas no son bastante rueO"o . • o para moverte, SIqUIera te mueva el cariño de una madre, que no podrá. vivir sino por la hon· ra de su hijo. Así vivas siempre venturoso y BC ahuyenten de ti las desdichas anexas á la. huma.­na. vida, que mis consejos y a.dvertimientos en· cuentren cabida en tu corazon, á.ntes depravado por el artifioio que por la na.turaleza. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 279 LA TAUDE Las reflexion e s de mi padre no eran m é n os afectu osas , aun q u e fu ese n m ás s e veras y acom­paña d as de c eño ; y á una s y á o tra s c a ll a ba yo, c on oci en do el p es o d e la verd ad qu e ca r g a b a s o­bre mí , p e ro era d ar vo ces al vi ento ha b l a r á u n corazon empedernido, y d ébil p ara e nd er e z'lr al camino que guia al so s ie g o. Vi endo mi s p a dres quc era p edir c otufas e n el golfo ob te ne r mi m e­jora, me escatimaron d e t o d o en t od o e l din ero, para de esta m a n e ro. qui ta r o ca s io n es a l vici o , que el din e ro es á las vec es pod e r os o i ncen t ivo para fomentarl e ; y yo a es ta sazon , apre t a d o por la d es e s pe raci o n en que m e e nc ontraba, y dando rie nda suel t a á mis inclinacion es, m e dí á andar con gente de seguida, por los de sp o bla ­dos, pillando aquí, amenazando allí, y por d o n­de quiera causando espanto en los morador es do la comarca, ó bien, en los ratos de o cio quo s e­mejante oficio me d ejaba, enfrascá bam e en ' la lectura, á que desde el colegio habia sido afi cio ­nado, de El S ec 1' eto d e Roma, LOIi JlIist erio s de Pm'is, el J~t dío En'ante, L as R u i na s d e Palmi- 1'a y en suma, todas las obras de este jaez que m e llegaban :í. las manos. Un día aconte ció que, á eso d e la s s eis de la tarde, mis compañeros resol vieron acometel' á un c~ballero que por su apostura juzga ron por hombre d e gran cuenta, el cual llevaba en el ar­zon delantero de la silla á un niño d e p o co mas d e tres años . Hicié ronlos apear, con intento d e aban­donar al niño á su suerte entre unas intrin cadas selvas que cerca quedaban, pues lo t e nian á. obs ­táculo para sus propósitos. Sobrepúso se en mí, acordándome una vez siquiera d e las adverten­cias sabias de mi madre, la compa si on á mis ma­los instintos, y desde aquel punto, viendo qu e ni la misma inocencia se libraba de ser paEto d e su codicia, determiné despartirme de aqu ella mesnada de inicuos sin decirles palabra, > y sal­var así á aquel niño del desas trado fin de p e re­cer de hambre, ó por las zarpas de alguna bes tia feroz, ó por la ponzoña de los r ep t iles . A s í, miéntras que ellos se encaminaban á i nternar­se en el riñon del bos que con el obj eto d e p o ­ner al viajero á euestion de t orme n to porque l es entregase todo su caudal, m e apod e r é d e l niño y dando de los calcaños á mi c a b a ll e ría , embes tí de estampía y no paré hasta que no me c o nside­ré libre do la perseeucion que t emia hubiesen puesto en ef~cto aquellos á quienes ya conside­raba como mis contrarios,. sospechosos acaso d e que yo los descubriera á la autoridad. Hube de andar esa noche obra de nueve leguas; mus, como imaginase que el niño- salvado seria para mi un estorbo, tuve por bien, ya al reir el alba, dándole un mendrugo de pan, dejarlo á la vera de un camino, cerca de los alrededores de una bellísima casería, confiando en que la pública caridad se cond::>leria del párvulo arrojado al acaso en el mundo; y luego al punto me alejé ' de aquel sitio para no dar lugar á s ospecha algu­na, con determinacion de volver á mie padres, > que no se daban punto de reposo lamentando mi desventura, y los cual e s esperaba yo tuviesen los brazos abiertos para recibirme. A esta relacion había es tado atentísimo Hum­berto, y así como llegó el relator á la última parte, no pudo vencer la turbacion, y gruesas lágrimas asomaron por sus ojos, bien como do-minado p o r h ondo pes ar. Arrimó las Ju a n !(Je~ peda á l a extr e m a pesad u mb r e, n aci da de alma Iolví reprimir mi carácter levantisco, y en vez de guitonear y andar á la que salta, tomar asient0 en un lugar ó manejar ántes el arado ó el recio azadon, gran­jeando la voluntad de Céres, que debia do es­tar reñida conmigo por haber cortejado á Pilas. Hice á Sempronio meI!uda relncion de las últimas cuitas y altibajos de mi vida, y él, con­dolido, a cojióme bondadosamente y me agasajú de buell grado, ofreciéndome su rústioo alber­gue, dOllde pasé muchos dias, atormentado por las r.emiuiscencins de la pasada vida, las ouales . se habian convertido para mí en afliccion y con­goja, una vez que habia visto la pendiente por la cual resbalaba á un báratro de miseria, y ha-bia retrocedido espantado. . Tomé consejo oon Sempronio para buscar el lenitivo de mis males, el cual fué de parecer, experimentado como estaba en la virtud y la discrecion, que el solo remedio que á mis penas con venia era acudir á 1lO saoerdote, y en el san­to sacramento de la penitencia cvmunicar con él los remordimientos que traian conturbada mi alma i que la confesion sirve á zarandar las pa­siones, y á apartar todo lo que puede empe­cer {L su pureza. Vine con el dictámen de Sem­pronio, y con solicitud, y despues do agrade­cerle su buen acojimiento y sus a.dvertencias, partí á realizar mi pensamiento. . Dirigíme al pueblo de La Pradera, á diez le­guas de la villa en que vi por primera vez la luz del dia i y encontl·é con un eclesiástioo, cuya. fisonomía, si bien no estaba aún blanqueada por las canas, infundia. respeto, y ouyas virtudes hacian felices á sus feligreses. La confesion fué prolija y fervorosa, y al terminar, sacerdote y penitente teniamos arrasados los ojos de lágri. mas, y nues~ros oorazones hermanados en el amor de Jesucristo i se me dió el pan de los fuertes i mis amarguras cedieron" la virtud que sentía penetrar ~n mi alma,"1 al contacto de aquella la pestilencia del pecado huyó " toda. • prlsa. Vuelto, pues, como de muerte á. vida, DO me faltaba por hacer sino, nuevo bijo pródigo, vol. ver á oasa de mis padres, postrármeles. y pedir .. les perdon por mia desav1os. Híoelo as1, diéron­me BU bendioioD, y tuve la dioha de traer' sus \'lltimos días el gozo y el contento, que .uoedió , loa lamentos 1\ que los hablan reduoido mis de •• • graolas. Desde aql1el tiempo que, por la kaoe - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • LA TARDE 282 nueve años, no he t.ornado á 'seporarme del ho­gar en que nací, ni {~ reincidir en mis desvios primeros, y he perse,'erado en el bien, aplicán· dome á menudo lo que :sirvió de cura tí mi males. ('uatro años há murió mi madre eIl el seno del Se.ñor, bendiciendo á I!U esposo y á J uau su hijo, que perdió en ella la mitad dI:! su vida; y dos meses há, falleció mi padre de la misma manera, con lo cual quedé por heredero de todos sus bienes, ménos el sexto de ellos, que me previno lo entregase religiosamente á una hermana ma· yor suya, que no conozco y que vive al presente en la capital de la provin cia, la cual de algunos años acá ha tenido infortunios tantos, que ni el entendimiento puede diseurrírlos, ni son para contarse en tan breve espacio tiempo, y los cua­les la han traído al infausto estado de que la conmiseracion pública tenga que mirar por ella y sus hijos, la cual á lo que entiendo ha sido grande en extremo, pues les ha proporcionado el sustento, no dejándolus carecer de trabajo á que se dan con teson y constancia. Sorpresa y mucha ha de causarles mi llegada, y la dádí va que les voy á hacer han de considerarla como recompensa que el cielo les envia, tanto más merecida cuanto han sacado fortaleza de la fla­ca desgracia. Voy, pues, á c01'l'esponrler á la última voluu· tad de mi caro padre, y doy por bien servidos la mole .. tia y afan que el viaje haya podido traer­me, por haber topado con la buella amistad de un caballero de tan excelentes par~es, y de ha· ber hecho camarada con él siquiera por un cor­to espacio de tiempo. I (Se conclui1·á.) Al GENERAL RAFAEL MARQUEZ , IMPROVISACION A BORDO. Desde el tiempo de mi abuela, QU€ era una vieja machucha, Oigo hablar de larga lucha En la hermana Venezuela. y una lucha que así asuela A una tan querida hermana, Es una plaga tirana; Una de las diez de Egipto, Que bien mereoe un rescripto De la gente colombiana. Yo soy nieto de mi abuela, Como juzgo: lo crees; Pero es ya tál mi vejez; Tanto lo que desconsuela, Que un hijo de Venezuela Como tú, de bizarría, y de tanta lozanía; Al ve'rme en tan grande aprieto, Cree, en vez de juzgarme nieto, Que mi abuela es nieta mia. Puedes creer lo que quieras, y pasemos adelante: , No importa nada el sembhLnte Desapacible de Lléras ; Te dije, y hablo de veras Que desde tiempos remotos, Sean ignotos ó sean notos, Una cosa desconsuela: La suerte ele Venezuela Debida á sus alboroto, . , Despues de la independencia i Qué vino 1 La oligarquía; Un partido que servía De bandera ú. la violencia; Causa que, con imprudencia Pu o la garra del lobo, Con el fraude y con el robo, Sobre la egregia garganta De esa vírgen sacrosanta Que naciera en Carabobo! y el pueblo se volvi6 loco D erramo/ sangre a/ torrentes Que aumentaron las corrientes Del Táchira al Orinoco. Alguien dijo: " poco á poco, " "Cese al fin tanto desman,' " " Los pueblos recibirán" " Eso á que tienen derecho," " Si van á exponer el pecho" "Como lo expone Guzman!" -- - y " Guz man " ! dijo el Océáno ; " Guzman ! " grit6 la Angostura; " Guzman! " con grande bravura, El pueblo Maracaibano. y temb16 todo tirano: Por qué 1 Porque estaba viendo Que opinion iba perd iendo : Que eran polvo ya sus parques, Porque estaba Rafael Márquez La victoria presidiendo! y Márquez su frente inclina Ante el poder de la ley: y hace que el pueblo sea rey Sobre el valor de Colina. Desde ent6nces una ondina Hoy sobre los mares vuela Diciendo: " ya no desvela" "Tu horror, guerra; no te embarques;" "Que las victorias de Márquez : " "Dieron paz á Venezuela. " y el ciudadano valiente Que sin enojo ni zaña Con una corta campaña Pacific6 el occidente, Hoy se encuentra entre la gente Hija de una gran Nacion, Recibiendo la ovacion De aquellos que, Colombianos, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 283 LA TARDE --- - VCll en Venezuela, hermanos, Con fraternal corazOD. -- - lIIas . .. qué mucho 1 si tellia MÚl'quez (con perdon de ustedes), A la sensi bl e Mercédes, A su lado noche y dia, Yo, con semejante guía; Sin disponer de un fusil, y siendo un hombre civ il, Puro ni eto de mi abuela, DomÍnara á Venezue la D es de La Guaira al Brasil! -- Bie n venido seais los dos D esp u es d e campaña ruda, Pues bien sabeis que os escuda Por siempre el pod e r d e Díos ! Mas dejad que alce I4i voz, Mi voz d ébil y doliente, Para daros mi ferviente Saludo más fraternal, y una corona triunfal Pedir para vuestra frente. -- y si no estuviera aCJ.uí ... Tan oprimido y sujeto En este bo n go repleto ' De gente que ántes no ví, Ah ! yo os saludáTa a sí : " Que Dios con mano prolija" " A los dos siempre os elija, " " y os libre de un desengaño" " Por haber traido tí. Calcaño" " y á su simpática hija. ! " I 1 ::\In., no .,·ri, unn not" de llanto ñ lo s amore8, Porque ellos se extinsuieron, cun llas olne del mar Que juegan IÍ l a auror", con plácidos nunores, Y, huyen a l hondo piélago, los \icntos al llega r I ¡ Ni ya será 011'0 himno de cándida alcgrl.l Cual los que en otro tiempo bájo mi hog"r canté 1 i Ni cánt i co~, como eeos que modular oolía, .Aqueste ingrato mundo, y ñ cunnto en él soñé! ¡ Oh no 1 1 Que e l desgl'aciado que consumió la suerte, Sin tregua nl desca.nso, cnrgando e n orme cru z , No debe verter llanto, al contemplar su muerte, Pues su almn vivo en eombr!1s, y anbela velO la luz 1 ¡ No d ebe ya su m ente tornar á lo pasado D e risas y de ensuenoe de l oca vanid.\d 1 1 JlIil'emos, 1 al ma mia! la tumblL que está alIad o, Y on eete ¡;ério instante cantemos libert"d ! 1 Oh si! -j La luz d e l mártir se eleva de la fosa, Que alll muere n las carnes que causan el dolor! Y, el alma hb ertlLda de s u cadena odiosa, En Cl'll'idad ignívoma se eleva á su Señor 1 1 Que rian esperando los que se creen felices, Antes de que el destino l es grite el 1 alto ah! 1 1 Despnes de dulce. albas, hay noches infelices !. ... 1 Ay 1 1 CuánlaB de esas noches cayeron sobre mi 1. ••• i Oh juventud risueña , que vcis eorrer las horas • Con esa. indife rencia d e la primera edad! 1 Que os sirva H ebé laa copas dulces, adormidora9, Bie n pronto-mas, sus vinos del todo no apurad 1 j Mirad que aquellas heces 1 ay r son la desventura I 1 Que del placer las gotas, un mar de llanto son I 1 .Ah ! 1 Cómo cuesta al hombre de cara esa ventura :Fugaz, que compra dando, su .. ida y corazon 1 j Y cunndo ya se apaga de la iluston la llama; Cuand o se hiela el alma can sada de gozar •••• Un sedimento queda l ..... ¡ Y eete cómo se llama 1 - Bogotá recibirá Al Bardo venzolano, , Cual se recibe á un hermano, Que está. ausente tiempo há; Y Calcaño encontrará ¡ Oh Byron.'-Tú lo has dicho :-" ¡ Infierno sin cesa.r,I •.•• En Bogotá, una. mansion ; Que le dé satisfaccion ; A s us p esar es, consuelo; A su hija, un amigo suelo y á su lira, inspiracion. JOSE MANUEL LLERAS, • : • SEÑOR DON IGNAOIO BORDA. La fina generosidad de usted me autoriza para de­dicarle la siguiente composicioD, dictada en un dia que creí morir de una terrible fiebre. Tal como la concebí y dicté, se la envío, aunque ella no tiene ' ningun mérito literario. Acéptela como un recuer­do de su agradecido amigo, EL AUTOR. • EL POSTRER CANTO DEL MARTIR. ¡ Jete salue, ó Mort, libérateur céleste I J.&1or ABTINE. ¡ Vén, por la vez postrera, ¡ oh lira de mi vida ! A mia endebles manós, un canto á producir! I Un acorde supremo del alma adolorida! I Que quiero, como el cime cantar, que "a i. morir! • 1 Por Dios 1-1 T en eel en cuenta las tardes del Invierno, Los que gustaie ahora de primavera el sol 1 1 Guardad algunas flores-que el tiempo no os eterna­Para esas triste3 tardee, yertas, sin arrebol 1 1 Oh suerte! Cuando vienen de la v e jez los año!, O un tiempo de desgracias sin término jamás, ¡ Porqué oon rudo encono nos eáusas mntos da.ií08' ¡ Porq]lé botas espin~ por do pasando .vás , I Esta es la ley del mundo perecedero y trie te ! ¡ El mar como la gota se secarán tam bien 1 Que á todo lo que tuera, lo que vendrá y existe, Caerán las maldiciones de Dios en el Eden 1 1 Y yo, mártir-poeta, des .. enturado, en brevs Tam bien seré ya polvo, que mi hora se acercó I ¡ Y ptlrque déje al ~undo, y que nada me lleve, ¡ He de llorar acasoJ-¡ Deél nada quiero yo 1 1 Ay I-¡ s~o á algunas almas me llevára conmlgo,­Que me quisieron siempre, y á quienewtantoamé •••• Mas, las espero arriba, junto al Mayor Amigo, Al cual, por mis martirios, aguardo llegaré I 1 Y qu6 me importa luego que el viento de esta Il~a Disperse mis cenizas, sañudo, bramador I 1 No llora, no, la tterra, la mfaera palada De tierra, que íi. otro surco, le bota el labrador l ' • • , • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE - ¡ y qUtÍ és el cuerpo humano! -1 Roy B~r que un alma mueve 1 I1>Iananp, cllando déje su c.plritu Inmortal, -Un molde amarillento que á n ada se conmueve! y dontl'o de diez años-ceniza sepulcral I I Ah 1-1 Y el olvido ctomo-¡ nuevn 10sI1 mort.uoria 1- Caerá sobre su nombre, si en nadn ilustre fué I Mas, pnrn e l que fnllecc ¡ qué import.'\ la memoria Que déje en este mundo, del cual yn nn<>n que lIevabacn el bo 110. -No tcmai , j<Í\'Cm, dij0 e l IIH\l'in0, aquí e tamos Luego se tendió al sol, y un momento de pn es aque- todos y p ob r e del que inte nte al go contra n osotros. Ilas patillas negras que tanto modificaban su semblan- Vamos, e muarqucll1 o l10S y !tabl:ll'cmo durante e l p¡\­te, quedaron tan rubias como las del más ca t izo ale · seo. i Parece, agregó ,ol,iéncJo. e al d e Ib¡íñez quo roan ó ingles, y de apareció el contra to que se nota- podemos haular .. in inconvoniente delante de' este ba entre las patillas negl'R y los ojos azules . j ó ven? Rien, dijo, gracias á este expediente, no t engo que -Con toda seglll'idad, contest6 el intC'rpelado. quitarlllc las patillas, lo cual es una gran y e n taja, El seií0r de IbMí ez tomó el timon y Enrique uno atendiendo á que si así no fuera me veria j)re c i ado á do l os remus. El marino los d ('jó obl'al' como para. parecer prior de un convenio esp'lñol Ó panad e ro fla- con,'encel"o de los c onoc imi e ntos y de3treza que te­menco. Ahora dejo de ser el capitan Fran ck , á quien nian en aquel arte. Luego se sonrió con ~aiisf:Jccion tengo la honra de no conocel" Puede sucecler que u os y dijo: conozcamos do una manera. bast.anto desagradable Ah ! lo entendeis bien .... Enrique tiC'l1e la. prác-para. él. tica ; pero vo s teloeis el conocimiento del arte ...• Veamos si mis credenciales e!'tán en regla ó si se -He s!do tambien mnl'ino. ha perdido alguno de estos papeluchos .... Con diez -Ahora bablemos, dijo el marino, mi é ntras iban mil bombas! •... me gusta más entenderme á cañona- abanzando mar adentro. Sabed que el d o n Luis IDa zo que con estos malditos que se pueden perder de acaba de revelar un plan cuyos motivos y fin no coro­un momento á otro. Si no tuviera tanto deseo de atra- prendo, pues no me atrevo á creCI' que sea el que él palo á estos dos perillanes, b abria renunciado á la em- manifi c tao presa. Pero, quien sabe. Tambien puede ser cierto . No erá. ~ada bueno segun las noticias que he po­esto asunto dcl tesoro, y no hay motivo de renunciar dldo adqull'll' acerca de ese hombre. Oh! si yo tuvie­á un buen bocado que nos cae del cielo. ra. certeza de que es él á quien busco. '" Tengo, in Por lo que me han dicho, esto señor de Ibáñez debe embargo, ?astante~ datos para creer que no me equi­ser un hombre de juicio, debe ser lo que se llama todo voco. Decldme cual es el plan que ha concebido y un hombre. venmos si podemos descubl'Ír el objeto que se propone. En e te monólogo llegó ú. la aldea y casi sin vacilar -En primer ¡ugal', es preciso que sepais ,que en se dil'Ígió á la casita que huscaba. Al Bcgar á la virtud de una carta vuestra, di¡'igida á nUdStros ami­puerta, se asom6 á la ventana un sujeto que no podia gos, recibí 6rden de venir á ponerme á vuestra dispo- 6er otro que el que buscaba, y así le preguntó: sicioD, SiD economizar dinero, ni saorificio alguno. En -Tengo el honor de hablar al señor de Ibáñez 1 Tiaje ya, babiéndome detenido en una posada de un --Al mismo, señor, qué me quereis? pequeño puerto á donde arribamos, tuvo lugar una de -Tengo algunos asuntos importantes que oomuni- . aquellas escenas que tanto nos agl'adan cuando j ÓV Q- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. - LA TARDE ---- --- - - - - - lles. Tom'í!,:I\Ilo alguTlo, ':1~0~ ue Vi IlO, cuanuo un I En e~to dCl>e ll1 b'\rc:t l'on .\' BI11'ir)lle par! IIj 1\ todo hO\llbrc de mal a:pe<:to y clIlllpldall1entc ébr io:,;e pl'C- C01Tel' h:icia. la caUafia. Al Ilegal' halló:l :'l:\ rta lIor3u­sent6 pregun tando por el ca pil an F r ank. Ya habia do y :\ Ju lia q ue la consolaba . • \ cel'có,¡c a ellas y e11 - yo oido ese l1(1111bre acompañado de CO lll cnta ri (f . poco tónces oyó la VOl' de d01l L ui" que g r i taba : l1Onr050- para el que lo lI e \'a ; pero pensando <:11 d i- - Ya lo en t iendes, entn'galos al capi tan F r ank ó \'l' I·tirme le dije q tll' ) o e ra. E ntónces me c ntrc~(j una yo te en t l'{'g:'\ ré á la ju -ticia. c:lI'ta, y a llllque qui"e .. acarlo del er ror e l1 que le ba - Y par t ió a gal ope t'11 u c:aballo. b ia pue to n.i n ·:,.puest.a, el al cal (le de aq uel IlIgar que E ll rique corrió h:ícia u padre, qui en lo r eci bit'> con e:.taua pre5<:lIte y que c~ de 105 nu lue lo illlpi - l0' brazos abi ert o. , diciéndole : d i<Í y Ilam:índome a partc, lile lIlal.iJi.·" t(Í q ue ,-ir nclo Hijo mio ! es preciso ql1e os salv(> is ' e preci o quc aql:eJ hombre Iwlig,l'o o Y estando fuera de la ley, huya i-. Id al ca, tillo y dccid al cO;1(le q 'le qui ero uq uella carta u(-' I,ia er inte rccptada, y que el COIIIO hab lade inmediatamente. Yo corro cn bu ca dt>1 Re­nUlorid a,d, lo hacia. Con c.1 mayor de, enfado la aurió ñor de Ibrder tiempo. Vogad, Enrique, con todas vues- el premio de esta mi eria, y de tanto ~ufrímieuto. tras f u(> rzas. Capitan, ayudad l e, no tenemos tiempo -Padre, dijo, Ell1'ique, voy á llevar vuestro recado que p tl·d cr. al conde. -~r i .-ad dijo el capitan, pnr'ece que hubieran es- -Xo, uo, esperad, dijo el de Ibáñez. y tomando (: l1cha'ln la 'lectma y que fueran iguiendo la instruc- al capitan por un brazo lo llevó fuera de la pieza y 'Cioncs claeb s. Allí va un barco lleno de gentes como le dijo: . las han pedido. Alhí, más léjos, se distingue una em- -Es preci o que todo lo sepais : yo S0y .... yacer­barcacilln mayor que no ha podido llegar á la Co. ta, cándo!:>e al oido del capítan le dijo un nombre en unn ]lera q l1e ha anclado. Ahí los tenemos: deben ser voz tan ba ia que apénas la oyó aquel á quien se diri­Frank .r su gente. gia. Ya veis que mi situ'\cion es angus tiosa, acn'iado -Si, sí, ellos deben ser; rememos, rememos, para de traidor á mi p tria, huyo de ella y dfl mi- enemi-il egal' cuanto ántes. gos que son lo suyos. No pnedo dil'jgirme al conde. El c'¡ pitan tornó un remo y con una calma que de- -y él Y su familia e tán en pelig ro. Qué hacer? scspcr<1ua al de Ibáiiez empezó á remar; pero al pri - -No o. inquieteis tanto, es perad. Entró, pidió mel' impulso que cÚlDunic<Í á la barca, faltó poco para papel, plullla y tinta:r escribió : qué dos compañeros saltarau al mar, tal fué el vi- Señor conde, con el pretexto de que en el castillo gol' que empleó en le maniobra. hay un t esor'O, quiercn atacarlo fingiendo un desem- El señor de Ibáñez jadeaba; corriale el sudor á barco de tropa fran ce"a - : si quereis impedirlo, ó por chorro por la frente: parecia que algun genio babia lo ménos defenderos, venid á la caLaña y hablaremos, cambiado sus facciones: e taba. herIDO o, pero cou aquella hermosura de l guerrero, que cau a temor y asombro: sus negros cabellos que apénas empezaban á teñirse por las canas, le caiau en de <Írden á un la­do y otro del resto; las cejas arqueada y separadas por una grande arruga vertical, le daban un aspccto imponente; la nariz dilatada, parecia que no era bas­tante para la respiracion, y que era preci o abrir un poco la boca, que dejaba ver dos hileras de blanquísi­mos dientes; el bigote retorcido y la contraccion de los músculos de la cara le daban la apariencia de quien padece un gran terror ó de quien e -tá domina­do por una gran cólera; pero estaba hermoso. -i Cuántos hombres teneis á vuestras órdenes, c:lpi tan 1 -No tengo muchos; SQlamente quince; pe-J:o no sou hombres como aquellos: los mios son de otr a es­pecie; con ellos DO hay nada que temer, y mañana colgaremos á Frank del primer palo que encontremos. -Es preciso i,' C0n cuidado. Mi casa está léjos y no quisiera que me vierau entrar. Enrique, por pri· mera vez, acepta vuestro ofrecimientu, tantas veces repetido, y me albergo con el capitan en la cabaña. -Ah! cuánto placer me dais, señor de Ibáñez; me adelanto á prevenir á mis padres, y como conoceis el camino po deis conducir al señor capitan. EJ. CAPITAN DICKSON. Entregó la carta á El1l'ique quien partió á todo c()­! Ter pen ando que ti de la inqui etud en que 103 veia á t odos principalmente á Marta y á Seba tian, iba á hallar e en un negocio importante, y probable­mente habria que pelea!', á juzgar por Jo que les habia oido decir al señor de lbáñez y al capitan. Babia oscurecido completamente, pero Enrique eo­nocia muy bien el camino, de modo que muy pronto cumplió su e, trayendo la siguiente respuesta: "Dentro de una hora estaré en la cabaña. No ten­go el honor de conocer al capitan Dickson, pero creo que quien da un aviso de esta especie no puede engañar." _ -Bueno, dijo el señor de Ibáñez; pero es preciso que el conde no me vea. -Por el contrario, es preciso que os vea y que los d1>s hableis y os recor.czcais. •
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Trombone and Harp Recital: Siefert, Oliver / Stange, Maria - BLAKE, B. / CESARE, G.M. / ANGERER, P. / NATRA, S. / MENDELSSOHN, Felix / DAETWYLER, J.

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Imagen de apoyo de  Trombone and Harp Recital: Siefert, Oliver / Stange, Maria - BLAKE, B. / CESARE, G.M. / ANGERER, P. / NATRA, S. / MENDELSSOHN, Felix / DAETWYLER, J.

Trombone and Harp Recital: Siefert, Oliver / Stange, Maria - BLAKE, B. / CESARE, G.M. / ANGERER, P. / NATRA, S. / MENDELSSOHN, Felix / DAETWYLER, J.

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I. Rag (04 min. 14 sec.) / Blake -- II. Barcarole (04 min. 17 sec.) / Blake -- III. Crossings (04 min. 07 sec.) / Blake -- Sonata La Hieronyma (02 min. 58 sec.) / Cesare -- I. Colloquium (02 min. 25 sec.) / Angerer -- II. Disputatio (01 min. 49 sec.) / Angerer -- III. Contraversio (02 min. 21 sec.) / Angerer -- IV. Reconciliatio (01 min. 57 sec.) / Angerer -- V. Ludus (05 min. 43 sec.) / Angerer -- Ancient Walls (06 min. 07 sec.) / Natra -- Lieder ohne Worte (Songs without Words), Book 5, Op. 62: No. 25 in G Major, Op. 62, No. 1: Andante espressivo (arr. for trombone and harp) (03 min. 44 sec.) / Mendelssohn -- Lieder ohne Worte (Songs without Words), Book 1, Op. 19b: No. 6 in G Minor, Op. 19, No. 6, "Venezianisches Gondellied" (arr. for trombone and harp) (02 min. 07 sec.) / Mendelssohn -- Lieder ohne Worte (Songs without Words), Book 5, Op. 62: No. 30 in A Major, Op. 62, No. 6, "Fruhlingslied" (arr. for trombone and harp) (02 min. 42 sec.) / Mendelssohn -- I. Grave - Espressivo - Molto rubato - Tranquillo (05 min. 30 sec.) / Daetwyler -- II. Scherzando - a piacere ma comodo - Grazioso - Scherzando (04 min. 52 sec.) / Daetwyler
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Trombone and Harp Recital: Siefert, Oliver / Stange, Maria - BLAKE, B. / CESARE, G.M. / ANGERER, P. / NATRA, S. / MENDELSSOHN, Felix / DAETWYLER, J.

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Imagen de apoyo de  La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 15

La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 15

Por: | Fecha: 19/12/1874

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :-: ___- -"t;c-~~:::&.~...:s~: Q ? 2u su bufanuas, PUl' t~da pal'te e oia el cM I (,}¡.as! de lo fósfol'os ó (c:-mo ? Porque son lo liones ele Oolom­bia, la gloria y prez de e ta hij~t de Quesada; on :0, príncipes de la ari 'tocracia monetal'ia. Uan llegado al Ca ino, El lleune sey hirviente co' mo topacio líquido, La pasado de h~ copa cl'istalina al pecho alegre y A caballo! Lo liones de Colombia á caballo! y qué caballos. TO bebieron'otros mejore las agua, del Suárez y compararse pudieran á lo corceles que pa . tan la yerba verde del Guadalquivir, Za de po· deroso pecho, como aquel "aI'agoné brio· so" de que nos habla Saavedra; tordos de crin dora­da y blancos como la nieve, pal'ecen beber las aura y dejarlas atraso Han partido, salud! , , == Allá en lo afuera de la ciudad, no I'ecuerdo don­d~, un opíparo almuerzo lo' e pera, alpicado de sen­dng, no, de dobles botellas de Sautemes, J.\Iargot y Ohampagne. Oiglímoslo , lIablan tle amor, de modas, de caballo, de triun-fos y conquistas, de con y de palacios. Lá tima que no hayan nacido en Pnl'i . Lo' pl'otngonistas son, un lion de bigotito torcido, de bota alta y tic calzon colo!' de mahon, que merece­ria 3er pintado pOI' Duma y un pichoncilJo que pare­ce empezar á volal', en cuyos labios el D0mbre de u dama juguetea y cuyo foetecillo de puño argentado golpea in ce"ar la botita de charol. Lo brindis se "ll('ed~n á los brindis y las botellas á In. botella y lus cigarros á los cigarros. El almuer­zo termina y lo li en la ciencia y sé que ella al fin alum bl'al'á los enderos de la verdad. El Presidente de la República tomó la palabra y luego el Rectur de la Univer idad y por último el doctor Plata Azuero. "Gna alva de aplauso los saluda, los interrumpe cien veces y lo io'ue. lian bajado ya. de la tribllna. La mú ica. re' llena de nuevo y dos largas filn ' do caballero dan paso al lindo batallon de damn ' que pa a, I'i ueño y á la vez ereno, tl'iul rante y á la vez mode too II¡lY dos conientes de amor, nos dice un amigo. 'J.'re corriente, diria yo, La de en medio es la más bella, verdad '! Contt'aig:ímonos al di cur'o dd doetor LUWF:L PLATA AZlJEHO, ya que lo límite de e ta rev' no no. permiten hablal' con detenimiento de lo' otro do • liiell hizo la UlJiversidad en (',coger poI' orador al ilu tre bio que propu o en el Oungreso la creacion de aquel cuerpo CIentífico. 11 dhelll'so lleno de riquL:.ill1a erudicion y esel'ito en períodos numerosos y elocuentes, traza Illagi tl'al­mente el cuadl'v de las ciencias que.e 'an en la UniH'r'idad, II desal'rullo en m dio de la . t~?· Llas dc los siglv- pasado y lo nombre I~~I Hl"i.. que han ido abl'iendo campq 't)'t 1r~rde [f~f,,~~~ filosofia que quiel'~~~p'-\Jel Yt,b' Q~'H - orcLa de 'O\~Ct>. O'!t:.C~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 114 LA TARDE la razon al nivel' o moral; las matemáticas y la,> ciencias naturales que so tienen como en sus 110m bros la moderna civilizacion, siempre creciente; y por úl­timo la s bellas letras y los diferentes ramos de adomo :r:ecesarios en todo bombre clllto. Pero si este di. curso es bello é interesan te por Sil erudicion y u el cUl:mcia, lo es todavía más porque el orador ha confirmado en toda su vida sus pa la b,':\s con la práctica. Como político ha figurado en primera línea en las Asambleas populares, y ha alTostrado con varonil energía lo furore<; de una tiránica oligarquia ; como hombre de ciencia ha empleado largas llOras ell medio de lajuventud y en la preusa científica de Co­l ombia. Como médico, ah!. ... eu:in bien ha mere­cido este nombre ! 'Velando unas veces sobre Jos libros y otras á la cabecera de los enfermos con el intercs y amor de una madre, á donde él ha entrado, ha entrndo tambien el consue lo y la al eg ría. Por eso los enferlllos desearian multipli ca l' la horas que apénas le ba tan para curar tantas dolencias. Por eso tantos corazones le aman y le bendicen! Jóvenes que hab e is de ser no muy tarde lo ami­gos y salvadores de la humanidad que sufre, si no e!< permitid::> dirigiros la voz, os diremos: ahí teneis el modelo, imitad su ejemplo. * " * Conforme al programa del presente diciembre, no· die ha muerto que sepamos nosotros; mas no por eso dejamos de entristecer nuestra revi sta con el nombre de un hijo preclaro de las letras, nacido má s all:i de Jos mares y arrebatado ya del mundo de l os vi vos donde fué tan amado, E e nom ure es el de el poeta español don Luis de Eguilaz. Tambien él nos p e rte­necia, que aun no se pone el sol en los dominios de la lengua caste ll)lTIa. Eguilaz fué autor de la C7'UZ del.Matrimonio, Ver­dades amCl1'gas y varios otros dramas ricos de im:ige­nes y escritos en versos galanos y brillantes. Eguilaz, de modesto origen, pero de claro talento y de notables virtudes, se elel'ó á grande altura so­bre las alas de su propio genio y murió á los cuarenta y cuatro años de edad, dejando un vacío tan hondo en las letras españolas como en el cora"on de sus nu - • merosos amIgos. * * " "La América," que parecia haber muerto repen ti-namente de una npoplegía fulminante, e tú dando ('­ñales de vida, y los avisos que en tinta carmin nada ménos decoran las esquinas, nos anuncian su próxima resurreccion gloriosa. Saldrá, segun dicen, diariamen· te y con todos los adornos y la gracia de una juven­tud inmortal. * " " Se anuncia tambien el segundo número del "Anua· rio de la Academia hispano colombiana." En ese nú­mero aparecerá un canto de la JERUSALE}! LIBF.RTA.­DA, poema que ha sido traducido en verso castellano pOl' el jóven literato don Enrique Alvarez. IIasta aquí los jóvenes no han encontrado apoyo en lo escritol'es do nota; ántes biel~, p o r lo gene ral se Ita tratado de arrojarlos á empellones del santu:1.­rio de las letras. Bien por el j óve n Alv:l.l'ez ! y bien por la Acndcmia. Cuando Sll tiene talento y se encuentra proteccion, todo e tá hecho. Macte, virtute, puel', sic itUl' nd astra ! * * " Concluyamos felicitando á las gentes de buen hu-mor, y deseándoles mucha alegría, muchos bizcochos, mucho jerez, mucha p ó lvora y muchos globos en las actuales novenas de Navidad, de ruidosa memoria en los próximos aguinaldos y en las paT1'c~ndas de todo género con que han resuelto solemnizar este hermoso diciembre. J. J. B· - Al se ñor doctor Emilia 10 Restrer o E. D a sue que sentado estoy, Diez veces habré mojado La pluma, quo se Ita secauo Otras dioz ..... ¡Qué torpo soy! No es que soy, sino quo hoy Algo mi r87.0n ofusca, De S1l0l'te que en vano busca Una idea 01 ponsamiento, y neof\sito, lo siento, Una sacudida brusca. " Pues sacúd"lte tú mismo, " lUalaventurado baruo, " ¿ No sabes bien que el l' etardo " Puede auastrarte :í. un abismo? " De tu propio galvanismo " Aplicate una corriente " Que disipe de tu mente " El vapor que la rodea " y resplandezca la iuea " Otra vez sobre tu frente. " Trato de seguir en 1'ano De mi concienoia el consejo; Pero el alambre ya es viejo, De mi bobina, Emiliano. Va Ita, L eyden y Galvano No inventaron instrumento Que en este h o rrible momento Vitalidad darme pueda, Pues como forrado en seda Me hallo en completo ai~la.llliellto. Si encuentras esta figura, Tropo tomado á la cien (; i~, De dudo sa tl'aspal'encia, y ha ta opaca, más que oscura; Haz nn esfuerzo, procura Desentraiiarle el sentido; Que no es más <]ue el consabido "So/us eris," r:ol Nason, Oita ad ltOe, eu la ebtacion, Pues hay nubes y ha lloviLlo. Si tan solo fueran eso, :¡"il'me aguardara en la brecha; :Mas, de bOrl'asca desh echa Son los tiempos que atravieso. Emiliano, te confieso Que ya no se cómo lidio, Oómo no apelo al ?7'te'i cidio Ni como tengo valor, Para buscar uu condor En un dístico de Ovidio. Aunque viéndolo despacio La cosa no es tan ex traña : " Tambien sucede en España," y así pasaba en el Lacio, Como nos lo prueba Horacio De una manera elocuente En su apóstrofe vehemente "Q'Z ·tZ· "N' /tle non mor a la...... o SIgO, Porque lo que sigue, amigo, No lo tengo bien presento. • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. , LA TARDE • 115 Yo no quisiera quejarme Ni acusaciones le llago; Más tú sabes que Santiago No ha querido coloca:rme, Lo digo por disculparme, SeñaL, pues tambien y todo De esto modo ó de otro modo Subsi tír es menester, y el h ombre no ba do comer, Aunque del <:'s hecho, lodo, No Jo digo esto por tí Que á ,-"al no lo llvar<\s: Lo digo por 10'1 demás Que me censuran :.í mí. A hora, permite q uo aq 'Í, En súbita transicíon, Oon sincero corazon, Para tu 1 ecieule hija Yo que soy padre dirija. Mi ferviente bcndicion, • : o J. P. p, UU CANTOR DE ALDEA. ( HISTÓRICO.) DEDICADO A 1\iI AMIGA ER)IIl,IA Y. Cuán hermosa e taba la mañana! Era uno de e ')s dias que se graLan pal'a ,iempre en el alma. El cielo ~staba tan Jimpio y rle'pejado, que su azul puro Jo blluieran ambicionado las má ricas y esplendidas sul tana para adornar sus Llancas formas, y q uo igua­lar 'e p'1dieru al cielo ~I\vidiado de la Italia; ni Ulla llubecilla ~ru ;r,,,ba el espacio, y el ,01 l'e8plandeciente dtjaba divisar los lejanos horizontes. 'fado era apaci­lJley bollo. E:;te paisaje se reflf'jaba en una fuenteciJla y su monótono ruido atraia -v convidaba á sentarse en sus fr~ cae; y I'ilencio::;r"s orillas. Agobiada por el cal<:n' de la tierra t<.>mpladn, me senté á contemplar con delicia. todus los eucautos C('l1 que el St'üor ha qncl'ido regalarnos. nliéntms adlllil.lbn <.>xtacia-la este cuauro y henfle­cia inte riorlllente al buen Dio., mi mallO ;'¡i~traida iba forlllando 1'.J111 0;; de' las precio as flore;:; si l ve.stres que abundan á O1'illa' tle la fuente. Una y muchas [¡oras llabria p asado allí deliciosa­mente, si la converi'acion de una bandada de ¡lÍños que lleg.> á mis oidos no me h ubi l'a sacado de mi llleditacion. Sus voces infantiles salian de un recodu del camino. ~\ 1 oirle., lenntó di'traida. la vi lta. y al cance ,1 ver lo que úun no hahia llamado mi atencioll. Med io ocul­ta pOI' una cortina de hojas de parra, tan verdes q ne parecian l10jas de terciopelo ó e meraldas, se destaca­ba una pnji7,a. c11(7,a. Al encontra l' e J'acion. No conocí. :í. mb padres. Estuve al lado de la Rnciana hasta que u pronta muerte me dejó en una segnnd,\ ol"fanelad . "Lo l'pli giosos del convento de *** me tomaron á su cargo. El recuerdo de csos séres que fueron para. mí todo en la vida, lo llevo aquí en mi alma! ..• , " Algnl105 anos m lÍ.s tarde comprendí. que no te­niendo nomhre debia bnscl1nne uno; sabia que el Virey auoptaba Jus expó ito~ y tomé el suyo, que aun hoy consen'o, " Estando un dia jugando en el convento, subí al campanario ele la igle: ia, y queriendo atl'apar una lin­da mal'lposa, caí al suelo! Siento horror al recordar­lo, y aÚ11 VI\"O! Para qué me querrá Dios? -Para que cante sus a.labanzas, le dije, Sonrióse y me contestó: -" Es vel'd.lll. "En ese valle solitario donde se extendia. el con­vento, cleljci(),~a morada en donde pasé año. tranqui­los y lIicllO~O;:, e11 n¡t:dio de esos religiosos fué donde aprel1ll! '1 cantar. Sí, porque ellos, aun siendo yo ui­ño, me lleyaban al coro y d1 voces repetidas pOI' I1Jí, se gl'a\"aroll pam si¡,mprc en mi mente. ¡Gracias, bienhechores mios, ~in <,,,to, hoy no sabria cómo suL­sisti l' ! " Pero 1 ucgo ambicioné otra cosa, pensé que algo Caltab:t :í. l:1i vida, era una compañera, Encontré un ángel que endulzó dUl'ante veinticuatl'o año mi exis­ten cia. unca se turb6 nuestra dicha. Pero, ay! que al fin la perdí! .... Sólo Dios sabe cuánto lle snfrido ! " :ro puedo eleciros lo qne fué de mí; ólo.é que me hice soldado, maestro de escuela y he pasado Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 116 LA TARDE , - pOI' mil viscH tudes. Tengo }¡lj05 y nietos, vivo lleno de fe y espero en i\Ial"Ía, que me ampara y me con­suela. Mi única fortuna e el coro y t'. ta cn , ita que me regaló el anto 'apellan, muerto ha poco (\ia" "Los niños y la flores consuelan mi vida que toca á su fin, y miéntl'as llega ese rli;~ d e rramo lágl'imas y oro con fervor. L05 himnos de la i g le~ia. son mi en­canto. Todos los días voy al templo. 'llnmlo me acel'­ca al pié de la Vírgen, me siento con. alado, y cuando le he cantado un himno, mi alma desea separarse del cuerpo y correr bácia ella. Uno de mi nietos me' acampaDa con su dulce voz, como lo habreis oido ." - 'í, no sot ras le llamamos el tUl"pial, ,Glll1torcillo del valle. -" El ta.mbien so tiene mi;; vacilantes pasos. "Ojalá que al morir cienen mis ojos los dulces be­sos de un niño y que adornen uli ~epultnr a. algunas sCBci Ilas flores. IrI Han pl\5ado hes años. Los de _eos del anciano se han cumplido. El cantarcillo del valle le cenó lo :; ojos, y las flores cubren u tumba. Aun me parece oír el eco de Sil voz, y cuando el d ía CRtá sereno y tranquilo, recuerdo conmovida su J.¡ i tona! Bogotá, 1.0 de Diciembre de 18T 4. CON curTA BORDA. La ola d.e la vi d.a. (DEL ALmUN DE TIEDGE.) A dónde arreba tad~. y tnrbulenta . Arrastrada. vas, ancla del rio? Un criminal á pena así se ahuyenta Sorprendido en delito infame é impío. -Soy la OLA DE LA ,IDA: mi corriente Oprimida se siente Entre el estrecho cauce; atormentada Contra una y otra orilla, Al estrellarme el polvo me mancilla Que ¿e~ peñazco, amenazante c:Je. Al mar de eternidad inm ens urable, Me siento arre ba tada, y en S'lS aguaR seré pu ri Ilcu da Del cieno que impalpablo El tiempo al pas o, en sus corrientes trae. UINTIO. EL TREN INFERNAL. (LEYE.'DA. DE LOS FERROCARRILES.) ( Oonclusion.) Esta metamorfósis se extendió prontnmente á todos los viajeros. Nuestros dos esposos te­nian los brazos entrelazados, y la eternidad entera debía cernerse para siempre . obre esa pare.ia marmórea: se hubiera creido que eran el Amor y Sichís profundamente adormi'dos ... Los gritos cesaron de repente y no volvió á oirse nada, excepto el rugido del vapor y el frote de los rieles bajo la plesion de las ruedas. y el tren seguía, seguía, y su rapidez era entón­ces de mil métros por segundo! Las nubes mis­mas espantadas, se detenían á danzar en los aires una zarabanda inferna1. Satanás estaba encantado y Fritz pensaba. I en Blondineta, porque algunos dias solameuto lo separaban de la noche de lo s muortos. Ilabian dejado atras el polo Norte y recorrian las costas de la 1 landa j de r pen e un rayo que partió ele una nube iluminó el ei lo con u llama, OBlllrdio de la cual divi ' 6 Fl'itz la cúpu­la de la cated ral de Gante. Su ro:-;Lro se iluminó, una alegría indescriptible rodeó ~u frente con uua aureola de lum radora ...... -- h! señor Fritz, dijo e l dia Ll o, cnereis en la golosina . . - Seiior, no me ongaiíais, preguntó Fntz, con voz trémula; Blondineta ...... -Oon mil ruidos, yo no engaño jamas á mis amigos. La verás al momento. . Fritz no se atrevió á r epl icar, voll'ló :i su hornaza y se puso á llorar de alegría. El diablo mismo se hu biera en ternecido. si un corazon como el suyo pudiera eu t(~rneccrse. onó la primera campanada de média noche luego l entamente otras once, y á la últim'l. que vibró con un timbre metálico de una fuerza descono cida, el tren se detuvo súbibmente como si un millon de brazos de acero lo hubiesen cla­vado en el suelo. V. Entónces tuvo lugar una escena extraor­dinaria, una centella de vida animó subita­men te todos aq ue110s cuerpos de mármol, hela­dos ó inmóviles por tanto tiempo. En un mo­mento todos se encontraron en el camino. El zuavo tomó en sus brazos :l la. r el igio a, la cor­t esana se apoderó del capuchino y todos se dirigieron al cementerio, saltando, y como lle­vados sobre las nubes. Todos los lectores conocen esas fumosas dan­zas de l os muertos de la edad médía, lúgubres m e lodramas originarios de la Alemania, donde tOdas l!is condiciones bumanas, desde el papa, el emperador y la grau señora hasta el último medicante, entran de buen ó mal grado, en una da.nza en que la muerte es el corifeo. Por prime­ra vez, la muerte pers .:mificada bnjo la. forma espanto a del esqueleto humano, enseñaba con un cinismo burlesco" la suprema desnudez que debia haberse conservado como el vestido de la tierra. " segun una poética expresion. La anti­güedad que velaba con flores todas las miserias de la condicion humana y que r epresentaba con alils negras y vestida con una larga túnica la fantasma de la muerte, la antigüedad hu­biera rechazado tan terrible alegona como una horrorosa irrision de la persona humana. El cristianismo consecuente con sus principios de humildad y con el anatema de la carne decai­da, presenta las imáge nes de la descomposicion del cuerpo y de la degradacion de la vida terres­tre, haciendo contraste con una vida superior é imperecedera. Lo que producia el horror de la danza de 1013 muertos, era la supresion de este contraste; el sen timiento religioso ha desaparecido; no q ue­da sino laimágen y la idea de la destruccion ma­terial. L:1 moraleja, es la igualdad de todos los hombres, no ante Dios, sino ante el borde del sepulcro. Era necesario para acostumbrarse:lo tal espectáculo, estar reducido, como las mise­rables poblaciones del siglo XV, á propiarse el triste mote de la danza de los muertos . • , Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 117 JJIoTte nihil mclius j '/Jita nil p ej1tS iniqua. Nada mojor que la muerte, nada más inicuo que lo. vida. . y bien. á eso. danza salvajo, diabólica, se en­tragaron los trece -viajeros el 1 tren infernal. Los dos jóvene esposos toma uo.n parte en 01 bo.ile j pero por intervalos la jóvon dejaba caer sobre \ brazo elo su espo o su cab za lan­guid ciente do amor, y u piraba. ]TII zuavo hacia mil cabriolns aute la r elijiosa que no Iodia acostumbrarse á su nueva situa- • ClOno La cortesana repetia n.nto cl capuchino su repertorio de la Grand Chaumier. El capuchi­no creia sériamentc quo su compañera tcnia los ID iem bros dislocau o . El planteador americano se habia apoderado naturalmente ele la señora ing'le a, y la Am6ri­ca pareeia entenderse maravillosamente con la Europa. El turco y 01 indiano enseñaban sus danzas nacionales á las jóvenes miss, que recibian la l cccion con todo el cuidado de dos hijas de: Al­bion bion educadas. El negro reem plaza ba á. la ID uerte, y armado de dos huesos en forma de violin, dirigia la danza. El diablo subido en la cima de una columna funenaria, expresaba su alegría infernal con las contorciones mns extrañas. En cuanto á Fritz .................................. . Este carnabal, lúgubre y fantástico á la vez, duró cuatro horas. Cuando el martillo dió el último golpe, la vasta necrópolis volvió :JI silen­cio y cada uao de los trece viajeros tomó ele nuevo su pue to eterno en el tren infernal. En cuanto á l?rit7. ..... .llegó el último y en su rostro se pintaba una tristeza indefinible, Satanás se acercó á él, le dijo al oido una pala­bra y el tren volvió ñ. emprender su marcba. N os falta. añadir poco. El tren rodaba y seguia ya su décilllo viaje, yasí sucederá hasta el fin de los tiempos. Fritz--ya lo h emns visto mas at.ras, no tOmó parte en la danza de los muertus;: 01 pobre jóven tenia la caueza, el cor~zon y el alma repletos dQ un sentimiento bien distin­to de aquel de que hemos visto apoderados á los danzantes de la muerte, agitauos y temblorosos .. Quince años ha bian pasado desde la hora en que los ardientes labios do Fritz habian encontrado los de l3londineta y qua ... pero 11lTO­jemos un velo, para ser t n púdicos como Júpiter cuando encontró en el monte Ida :\'Juno, ador­nada con el ceüidor de Vónus. Quince aüo habian pasado desdo qua Fritz despues do haber cometido el sacrilegio bajo las bóvodas santas, se habia convertido, por ól'den de Satanrrs,en calderero del tren infernal. Por la décima quinta vez acallaba de dejar á aquella que no podio. ver sino una sola vez la no,:,ho de los muertos j poro esta vez, tomando 01 lugar que deuia ocupar para sicmpre, estaba más triste y como petrificado. -Qu6 teneis, señor Fritz? le dijo el diablo bruscamente. --Ay! seüor acabo de abandonar i mi prome­tiia: estaba sin movimiento y casi sin vida. -Lo sé, respondió Satanás, Blondineta ha muerto. Mira, ella exhala su último aliento. -Está muerta I oxclamó Fritz arrancándose los cabellos. -Si, den tro de pocas horas sed eTI terrarla. El pobre Fritz cayó lanzando un grito terrible, todos sus dientes crugieron en sus alvoolos. -Poro consuélato, amigo mio, tú no conoc es aún los sccretos del infiemo. lHaüana cuanao el repigull de las campanas llame á las religiosas tí maitines, una jóvel1 rubia, fresca y rosada, co­UlO la <] uo estrechabas on tus brazos haca q uinca aüos e n 1 il ubterüneo do la Catedral de Bruges pasará. el dint 1 del convento ... Comprendes? Como tu Blonuioota os inlllortal, no elebe cam~ biar ni onvejocer. Fritz se levantó con la rapidez de un ]'esorte y buscó á su maestro paro. precipitarse á sus piés ... Satanás habia desapar ecido. Al trcn infernal so le ve en todos los paises, pero no se detiene jamas. Atraviesa los polos, devora el espacio, vuela sobre las nubes, atraviesa los mares sobre ri eles invisil>\ s, vuel ve en periodos fijos á pa:;ar por los mis­mos puntos. continuando siompre esa <;arre­ro. tÍ que le ha condenado la maldicion. Es co­nocido en todas las líneas de los fcrrocarrilos y todos han visto esas figuras inmóvil s, petri­Hcadas, sobre las cuales una terrible fatalidad ha trazado su sello indefin ible. Por la noche, si veis que los campesinos se dotienen al rü,pido paso de 10 que los sabios llaman un met OTO, y les preguntais por qué hacen la señal de la cruz, os roponderán: "Es el tren infernal que pasa." Esta es 10. leyenda do los caminos de hierro, que he traducido pam usl d, mi querido amigo, que ocupa en el palacio de Santo Domingo el antiguo noviciado ele los frailes dominicos, con agrando su laboriosidad á fomentar la obro. del ferrocarril del Norte. No ser6 yo el que tome puesto en el primer tren que sc dirijn. hácia el nrnre, que ose tren pll do sor el que llovo 4 Fritz do calderero, y no debo SOl' agra.dablo roco­rrer 01 mundo converti\lo on ostatua para des­pertar una vez en el ailo á ontrcgarse á la locu~ ro. do la danza dc los mucrtos. FERNANDO FERNÁSDEZ. ----~~~:---- El diamante y la gallina. (FÁBULA. DIITAD.\. DEL ALE:\L\.N,) En el sucio corral \le una eocina Cierta voz cscarbando una gn.llina, Un diamonte tallaelo se encontró y ofuera con la pata lo sacó. C'lo, cIa., clo, j qué bonito eshí. ! decio, En su idioma que era una algarabífl Poro cuanto mejor, De filósofa en tono discurrió, Que esto vidrio pulido Un grano de maíz hubiera sido! y luego en la basura lo enterró. Para cuá.ntos avaros la riqueza, Oh ! menguada bo.jeza, Es joya entre los cofres escondida Pere nada de real pan" su vida! CI~TIO. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 118 LA TARDE EN LOS GUIN DO S. T enia yo dieZÍocho años,-ell a Apénas dif'zisf'is ; r ubia, r osada .... No es por cierto m;ís fresca la alborad a N i más "iva u n a fú l gida centella. Un dia A drian n bella Conmigo r uó a l vergel ,lo cojer fruta, y así como empr en dimos n u cstr a r uta, Absort me fijé por vez primera, Cuán atractiy a y cuán hcrmosa e r a ! Llevaba un sombrcr i llo De pnja, fCRto n eado con arlorn08, Do floros de ranela y dc tomillo, y r eal zando sus mórbidos contornos, Un cOI ·pino aiu~tado , Saya corta, ab ultad a , d e d i :!tin tas L abore-J, hi:cia el uno y o ' r o l ado Itccoj i d a con l azos d e albas ci ntas . Como n u es t ro pa seo s e ala r gaba, L a ofr ecí el b r azo ; m e arro 1é al sen tirIa Q n e e n é l l áng ui damen te se apoyab a. Con fu o y s i n saber e l qu é dccirla , M e d e'as f - Tr ep~me ,í un alto g uind o, D e. d e cuyo r a m aJe d e esmer a lda El b e llo f ru to ya en sa zo n l a brindo, Que e lla co n g racia r ecogió en la f a lda . i Oh d elici oso in stan te ! j Oh secr etos d e a m OI·! ¿ c u á l mi v en t ura Podré pi nta r , mi sangr e llamea n te, Al v e r d esd o la a l t ura, S u seno p alpitante, Su v o luptuosa y c il n d id a h e rmos u ra ? A c a so A d ria n a adivinó e n mis oj os El fu ego in te rno q ue e n mi alma ardía? ¿ Esa l a cau s a fu é d e s u s o nrroj os '1 - " A g· u ell a guinda al canz a" m e d eci a , " Q u e está e ~la co p a ; a gárrate á la r a mas, N o ,ayas á coer. " -" ¿ Y tÚ s i m e ama , Qué me dar,ís '¡ - B e rme j a (' u a llas p oma Q u e m,lCl u rll e l estí o e n l a s l ader as , C on testó p erci b i endo d os p a l om as Bl a ncas, ébrias de amor :-" L o q u e tú qui o ra~ ! " CÁRL OS G U IDO Sr.\.No. --.,,':..H!> ..... ~ -- UNA ALMA PIADOSA. I. LA LLE G ADA AL HOGAR NATIVO. L a mü·;\d" d e l corazon se ll a ma P oe."1a . i F ellces los q ue l a con e r­" nn y ent r etejen en l a vida l>r áti­C: t, eu l a Cjue se l a crée inútil r áun Doch'a , por 103 q u e n o In. compre n­d e n; si e n do un d ó n d e l c i elo . ! F E UNAN C.\BALLEUO. D o s viaj e ros, ámb0s j ó venes, cabal g ando s e n­das mul as , llegaron unn. tard o, :í. pues t a s d e l sol, :í. Ulla tri s te c aR u c ha, en d onde picli 3ron p e rmis o pam. pa s ar la noch e . 1~ I mayor tendria unos 26 a ñ os. Su s emblante pensativo y á las v eces m e lancó lico , d ejaba comprende r q 1lC en su vida habia h ec ho dos co s as muy buenas y muy santas, qu e hacen al hombre grande por su alma y amal>le por su corazon: pensar y sufrir. El otro era un pobre diablo que no me­recia una mirada escudriíiaclora, y ménos en presencia del interesante I nacio. Cuando hu­bieron desen s illado sus mulas, se sentaron los j ó venes en una piedra grande, vueltos sus ros­tros al occidente. Ignacio suspiró diciendo en seguida; -ITe amado s i e mpro e sta hora. Sien do yo niño , salí am os co n mi pa

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 15

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La Tarde: periódico dedicado a la literatura

Por: Ignacio Borda |

“La Tarde: periódico dedicado a la literatura” fue un semanario de carácter literario fundado por Ignacio Borda el 8 de septiembre de 1874, se publicó hasta 1875 finalizando con el número 48. En su redacción colaboraron los literatos José David Guarín, José María Quijano Otero y Nepomuceno J. Navarro, quienes anteriormente habían contribuido a la fundación del periódico “El Tabor” dirigido por Navarro y de las obras literarias “Lirios y Azucenas” y “Flores del Campo” editadas por Guarín. Colaboraron también otros notables intelectuales como Arsenio Esguerra, Martín Guerra y José María Lleras. Bajo una consigna que afirmaba: “La literatura es el alma de las naciones, que señala como termómetro su grado de civilización y prosperidad” este periódico divulgaba una amplia producción literaria nacional e invitaba a los jóvenes escritores y a las mujeres a exponer sus creaciones literarias. En sus páginas se trasmitieron crónicas históricas, cuentos y poemas, se destaca la publicación de un texto de Navarro titulado “Historia de la imprenta en América”, el primer ensayo sobre el tema que se conoce en el periodismo colombiano.
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Estado del Ecuador: boletín político y militar

Por: | Fecha: 1831

El “Estado del Ecuador: boletín político y militar” fue un periódico semanal de la ciudad de Popayán publicado entre diciembre de 1830 hasta julio de 1832. La temática que manejaba era alusiva al comportamiento de Popayán -y el Cauca- con respecto a su relación tanto con el estado colombiano como el estado ecuatoriano, posterior a la disolución de La Gran Colombia. En este medio los militares, ciudadanos y políticos de la región publicaban avisos, artículos, cartas, respuestas, etc., que estuviesen relacionados con sucesos contemporáneos o con hechos históricos. Y además siempre se incluía un soneto. El presente número es la publicación de un informe escrito por el prefecto del Cauca José Ignacio González en enero del año en curso al ministro del Interior frente a la situación político-militar en Popayán.
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Colombia: revista de las damas - N. 3

Por: | Fecha: 15/05/1907

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. OON:PIC;I:ONES de la. for~a or1 S\l!vuelYc su \'alor uunque se retire ó so suspenda. su publi-cación. _ ,t 'l1~<'tlvamentc. • r y N üuwro suel-to en .,el me.s"' ' : e & ]:\S ¡ ,DireC't<,)rtls'ilt: ~OI.OMIIA, C:lll~ 16, K.o 92 b. ~Pal'a totlo lo r~lat•iooado con el pe­riódico, dirigirse á la Adwiní.stración, calle 16, número 112 b. !Mhra.................................... l...QO , 1-oo anut!<'..ios que se aparten Dirección telegráfica: Colombl. PAGOS ANTICll'A.OOS CONTENIDO l':o.os. Corre~poniien cia ......... ................... .,-:;:: . ............................................ 33 l•'Jor de :i\fayo .................................. ~~ .¡¡:;,..................................... ....... :~." {)nnsolatl·Lx A.fiietorum (l'o~sí&)............. 1!'. Riva.s Fr&tea.ga. de @tero. TOllO 1-Sf:RJE 1 l Bogotá, Mayo 1 5 de 1907. 1 l 1 Xúmero 3. "COL,OMBIA.." CORRESPONDENCIA A las sciio ras d oña F.lisa Cano rle Restrepo y doiia Inés A1 teaga d1· Oter·o. 1::. L . C. Señoras de tod a mi consiclcracioín: Con íntima complacencia he rc ci btdo la cit·cu lar de ustedes <'n que mt> participan la puhlicact6n del per ¡,)d i_ co C OLO)lBU del,cual son ust edes dignas Directoras Qu é acertadas han estado ustedes al dar este paso' c¡uP btcn h an ir.tcl­pretado la situación y las ncc csiclades de la mujer f'll un país como t>stc <'ll que son tan escasos los clcrnentus edu­cadores y tan difíciles de hallar los meclios de una distracción hon esta~ Muy ,-á!ida es entre los pcnsadOI'CS la opinión de que la mujer no dt•be ser bachillera y tl e .que una instruc ­ción amplia menoscaba en ella la obl1gación en que se halla de atender á todos los cuidados que requiere la dirección del hogar : puede ser r.ier­to, pero por eneirua de esa opinión estnn las necesidades del alma, por las cuales las mujeres estÁn al ni,·el de los hombres, y el cultivo de los nobles sentimientos y de las \' ÍI't ll des modes_ ta s, l'n los C'ua l,•s q•1izás los aven­t ajen. Y en PI ord.: 11 soc:ial, qur vac ío tan hondo colruan ustedes con la publica . eión de C u LmiBI \ : el comercio de itleas tan ne r·<•sar io para la ,·ida del csr 1'1(1 1 I'Ol:lll'llt r n en su periódico un admirable conduc t or' qu e lleva á. cada hogat J,¡ n•r <'l~l h.u n tldc l•t'I'O prO\'C _ ehosa, el t'Ohscjo r t"tlexivo y oportu­no, la OJnas ·b lc y d leitosa t•strofa. H ondanH' nlc se hacía sentir en Bugot • L\ t•x •stl•n<'ia de un órgano t·omo el¿ .. 'l''c tnto. atendidos losan­he los 'l'H' gcrruman en e l corazón de la mujer y la arirlez de la actual \'ida ftrnenuia, dtbda ('ll gran parte á las dilicultaciHs CJUC c~tslen para llt•g ar ri una •nfurrn••t'HÍn constante sob re lo que atanc :11 bello 5e1.0 en este y en los pi!Íses l'Xtranjcros. Pot· eso yo un o rn• '01. de apl,11 so· las muy a u t o• i 1acl ::~s que ustPcle s han recibtdo y dcs.?o un l-xito curnpl<'lo á la ob ra qne hau iniciado con tanta re y tanta burna Yolnntarl. S oy de ustt-des IIHI) adicta y sin­<' C'ra scrvidnr·a, S. C. Abr il de l.l(lí. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 34 COLOMBIA Señoras dofia B ogot:i, Ahril 'lO de 190 7. J:li~a C•1 no de Rel é hu: , A r h·aga d e Ote ro K L.('. M •ty distinguidas sc not·as : L a att>n l a c ircu lu d it igi da p ot· ustedes llegó 1Í mis man os, y he debi ­d o contestarla inmeclta t a mente deb i­do a l al to hono r c11n CJU C me h a n fa . v or e c ido. Sup li co tt' sprt ut sa nrc ntc se me p~rdo.ne es ta falta de at e nc ión po1· las mtl Cl r·cu ns t anc i as que, unid as tí mis mú lt ip les oc upaciones , me lo h abían im pc di •Jo. Aunqu e sea la últim a, qui e ro ser un a de las pl'lrn e ras s uscriptoros 6. su s im pá tica Re ' ista Co J,mJHIA . D.e us tedes a ten t a y r es petu osa s e r vtdot·a. l\ 1 lll l ., .T E,· ~ J>, nt IOL\ UNNEll llugot•í, A hr i l B ll e 1907. Seüui'IIS u oitn E lis 1 ('auu dt> Hcst rt!Jl<> y Doiin I n~ .- ¡\ rlcU";I d e ole O l·l'll- K L . <' . ~Juy señor as m as· Llegaron ti mi c on sidet aci 6n su circul a r nír mt>r o 1.0 y e l ej c mplat· del periódico que en ella anunc ian. M e es grato concsponde r á su aten. ci ón c on Id prt:sente en la que deseo manifl! starlcs el placer que sen tí a) imponerme de ellos, por los hermo_ sos fines q ue tiene n en mira, los cua­les hoorar·á n no sólo á ustedes sino también á esta culta s ociedad. Procuraré poner :\ su disposici ón mi c ontigent e a unq ue es fle escaso \' aler, porque cada cual debe con ­tribu í r á las obras patri ó tic~s y alen­tarla s :ruego ñ la vez me cuenten en el número de las suscriptoras. Felicito á ustedes de muy cordial modo y me piare suscribirme segu ­¡ ·a sel'\' idora. A:-.:.u s l\l. m.: H0 :-10 Bogotá, 2 do A bril de 1807 S e uon1 ~ uoña Elisa Cano de Hest I'CJ>O y Doíia l nés Art e aga teR . Estimadas señoras de toda mi con sidera c ión: . Me refiero á su atenta y h onrosa c1rcu! a r sobre la fund ac ró u de la Re­vista C OLO:\mu, la que c ontesto hoy pidi e ndo á uste des pe rd ón por su de­mora , y ad,·irti éndolcs q ue é& ta fue por c au sas e nt eramente aj e na s á mi voluntad. Tambi én a cuso rectbo del primer número de di c ha Re vista la c ua l tu­vier- on ustedes la am a bilidad de re ­mitirme ; fel icít olas p or· s u pro<>rcsis­ta id e a y les de seo un éxito brillante· Sírvanse c ont arme desde a ho1·a en el n úmet ' O de sus suscripton1s y reci· ban mis mas cor ' dialcs feltr. itaciones de cariíio y r espeto. Soy de ustedes su atenta y segura servid ora . B F.NJJ.o.~ 0 . m: ~ 'lUMIÑO J USTIN I.á.NO C.A.N ON y S EÑ OR! saludan cordialmente á las seiioras Directoras del periódico C OLO)IDIA , las felicitan por l a fundaci ón de é l, les manifiestan que ap oya 1·án en cuanto les sea posible tan importante publi ­caci ón y tienen e l gusto de remitirles el valo r de la primera serie . Bogotá , 21 de Abril de 1907. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. RE\Tl8'l'A DE LAS DAMAS 35 --- FLOR DE MAYO '>it piN '" humlnum llnl a¡ Cl'Ít. (Oh ca,ti,imn :\lam~> · Que >lcmprc sea para tí la l•iedad de Jo~ hom<·rt·•, como la~ hermosas llore• que O:,tenta )layo). ¡ H aLrá a l gún corazón que dejo de cxperin1e ntu r u n senti miento p a r t í. cular d e al egría y ele amor, a lguno que deje de e nsa n charse y sentir una especie d o a rrolmmieuto extrafío (. inev i t~u l e c ua nd o se ha lla e n prese ncia de todos osos encantos qno eurie n n. In. poesía más a l ta , que es l a que v ive rodeada do osploudor en el ~cno de la Tgle~ i a Católica 1 Q u izás p ueda s u. po nerse tamafía reheldín . capaz de 110 t cntlirse á los atr acti vos mas f uer tes. P ero si contamos, como dcbemo:- hacetlo, entre esos encantos tan p uro s, ent re esos ~;otno destellos de la pct fccci,íu de nuestros dogmas, l a práctica tradicional de dedicar el mes de la pt·irna\'cra mas r ico en flores á l a Reina d e l Cielo. no J.aLrá quien pucGn. prescindir ele admirar, por lo menos, tan precio~a y delicada rostumlne. Son hnto" lo" ~AAD./.'\/.'\AA!Y~~/.'\~~6 /.'\ .5,;) Es q ue e l mes r ecucrd(ls, 1 a S ( r - . . ' de Mayo le pe r ­emocioues y las ( l ) lc11oco á María· dul ces esperan- ( ~ ~y E !l(locotu o q u~ zas que suele de- ( - ) uos lo manda p ositar on hs :tl- ( ) dc~Je el Cie lo mas, a ti o tras/ ) l~at:l que nos añc• el me> lle \. stna de mensa-l a ~ flores. uue sns ( ) jero, ya uó de d ías se h~u des. ( ) 'nue~lJ.as diarias ! izado "ie1npre, ( ) cuitas- que ésas como !>C dcsli;r.an ( ) 1111 u ca. dejauJos a h ora, a na !lean- C:l 1::1 de coutár;;elas á do stta\ ísirnns ( ) nue~>tra mejor fra,cs de tel'llu-(i )lntercc,ora-si-ra de to( los los ( ) 110 de nuestras labios. promesas ( ) IIOl'<:sitlades es . de amor inu1eu. /. ) pccíalcs de cada so de todos los-.,:. · año, Je ésas que, p echos, y pre\:es ( ) C'Omo Jo sabe la in finitas par a ( ) ~autí-;iura. Y ir. lleYar á l;~ bon. ( ) •,en desde que dado;;a Madre de ( ) 'i\'ÍlÍ eu la tie. todos l o,., mor. ( ) rrn, pro\·ienen tal es. r& 'O''V'V'VVVV'iS V'VVVVV'V?!J d o ] o wjetos que estamos todos á los accid entes del ti empo. ¡Cuán tas voces nos a co ntece q ue do u n Mayo a l sig uiente. ya dejarnos de mir a r p or u n Mpecto á n uestr o Mode lo pe rfect ísi mo pa ra. mi ra rlo po r otro~ No ha runcho que nos fi j ábamos en su p u r eza inma~ul ada, y era entonces (•l espejo de l as ví rgenes; peusámos des pues en e l m isterio sublimo de sus lazos co n San J osé, y se nos mostr 6 co mo dechad o de l a" e sposas; y s i contemplamos e l r egazo que le of rece a l Niño J esús, y las caricias q ue l e prod iga, y la infinita d ul zura con q u e le mira, tendré mos el ej e mplo m ás tl iguo, la ellt rella g uia dora de las m adres buenas. Necesitamos, pues, e l mes de Mayo ~edicado _á }lar ía. N o podríamos confor marnos con que E lla n o nos cou c c d1era ese tiempo cada a fio pa ra ofre. cerle una flor y presentarle con ell a todos los cambios que so llayan verifi . cado en nuestra v i~ a, en nuestr as ocup aciones y en nuestros deseos. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 36 GOIO~IBIA ~------- ------------- P. JHYAR l•'RA DE Repron qne f'Íu llHlll<"lW brilla<: Bajaba con mis súplic;ls l-'c·m~illas Ln. COlllpasión. que i ú Dios implol'H~ . ... l\Iuertn mi mnpoca del <~lío que de un modo espe­eial se ha consagrado á la Santísima Virgen. Ciertamente que muy poco pod1 é deciros en asunto tan alto y tan rcccíndito, porque el primc1· escollo que encuentra el que quiera can­tar las glorias de María es el cntor. pcci micnto de la razón y drl lenguaje, .-¡ue co mo consecuencia del primer pN•;,do, imp1de lle¡o;ar :.1 conocimien­to pe1 fecto de lo •upt ast·nsib le y cs. pi ritual. rl i1y una virtud en el ho~t~bre, su­pet ·iot· ú toda ott·a virtud: \'irtud flll· gílic·a que I•J lcv:1nta sobre el f11ngo de la l'erra. le 1 cc:ucrJa su origen di\ 1no y le presta :das para rcm'on. latse á é l: la purrza que es <'~cncial atributo de Dios, y en t•l hombre par t1cipactón inml'dtala del Cielo, rnis te• ioso \' Ínculn que une la criatura ni Creador, rnanto que igu:da al hombre con el Ángel y cuya más subliruc ma. ntfestación se ctwut•ntra en la Sant:_ sima \ ·írgen: María <'S puta en su conccpci .Jn, put·a en su a mor, pura en su tuaternidad, pur<\ en su vida, siempre put·a. ~la rín, en efecto, corno desccntlicn le t·eal de los patriarr.as bíblicos de. bía compend iar en sí misma todas las ,·irtudes de aquíllos: así lo dan tí e n· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. REVISTA DE LA..S DAMAS 37 tender por lo menos las sagradas es­crituras: "Hijas de Rt>yes son tus damas de hono1·, 5 tn diests·a está la Reina con 'est1do bordado de oro y en gala­nada con \' [> ri os atlo1 nos. •· ('*) ¿ Y qué significa ese almo coro formado por las c;¡stas htjas de lsr11e l? ~ Qui é n era Oébora; quién .Jud ith rodeada de respeto aun antes de libertar á Betu. lia? Y las ingenuas figuras de Ester, de Sara y de la esposa de Tobía~, ¿no muestran una ptHeza de amor que hace presentir el célico amor de la Santísima Virgeu ? !~Santos Padres, J1a apellidado á 1 ~ Virgen Santisio'a JJiad're clel amor lu: i'ri¿OSO. nombre que le pertenece> tanto porque ama á sus hijos con un amor a<'endrado, como porque siendo. la rnás bella es tambi én la UJás ama­ble de todas las criaturas; ved por último porqué la Humanidad le ha. c on sagr~Jo el poético mes de las flo- Sí, la !\ladre de Dios se descubre y trasparenta {l cada paso en la Sa_ grada Brblia: en PI Génesis es prome. tida al gr.nero humano (t) como co_ rredentora; en los lrbros 1Ji st6ricos es figurada por la esposa de Azucro, quien 1·ecibe de ésta la rnitnd de su rei ­no y, en cie1 to modo y sin reserva, su autoridad y su poder; y por Judith llena de fuerza á r1uien e,l Dios ele los ejércitos concede la victoria. El Di ­vino Esposo del Cantar de los Cauta- 1 res 1· llama dulcemente con el títu lo de Hermosa , y el autor del Apocalip­sis la recibe corno Madre dada por el Hijo al pie mismo Je la cruz. Ved pues, señoras. que la santidad de .María es una verdad no sólo de dogma, como es n' sino tambi én al alcance de la sana razón; suprinridla, si pouéis, con la imaginación y apare­cerán sin fundamento ninguno ios ma yo res y más resplandecientes fcuóme­nos del orden sobrenatnral y dt!l or. den social. Porf)U(; si María, aun por la mancha original estuvi era sometida al Demonio, ¿cómo hu bie ra podido 1 humillarlo, ni quebrantar su cabeza ? ~Y por·qué todos los hombres la hu­bieran sa ludado, sl;.,g•'Ín lo han hecho siempre como á cnatura exenta de todo pecado ? Ved igualmente por fJUé la Iglesia Católica, intcrpt·etando el sentido evangél ico y el com ún part~Ct!r de los ("') Ps. XLIV, 10. (t) Gen. l iJ, 15. res. - -- EL CARROUSEL Solo, aburrido, fastidiado de stt viJa ele hote l, U. l'eclro, el solterón­empedernido, salió un domingo en la tarde sin rumbo fijo, sin proyecto al­guno, á matar el tiempo. Andando, andando, llegó al parque del Centcnario,é inconscientemente se acen:ó al carrousel. Entre una multitud de sirvientas,. de caballeros, de señoras y de curio­sos de todas clauyH. La flrtc ura, el desaseo y una mt>nt aiía de pi\IO negro, desmele­nado y larg'l, <•fu;than aquella agra­ciada faz, r¡ ••c, en otras ci rcuns tancias habría p:neeido hermosa por el bri­llo s in~ulat· de dos bel lís11nos ojos ne­gros, y la despejada frente, revclado­r: l ele la natural y pc rsrieaz inteli gen­cia ele los chinos bogotanos. E ~ ta ba el nilio tan profun damente absorto en la con templación del ca­r ronsel, scgu ·a <;vn tan inten~o inte_ rés el desfile de los ca ballos, y mani­festaba por los luJO;os jinetes un<:t admi raeión tan grande y tan exenta de env id ia, que el inrlif¡;: rente O . Pe. dt·o 110 pudo mHuos de ohscrva rlo con Ct1111pasivn c.uriosidad. Et·a una pobre c riatul'll de cortos ' años, de esas que no ban ('onocido pad re ni madre; que v :~.~an ahandona_ 1 das pot· las c?. lles de Bo~ot í me ro­deando lo que pueden ó g:~11 ndo cen­ta vos por lustrar bot ines, hacer man­dados ú vender per iód icos; y f)IIC por· la noche duermen ntonres cen ·a do ;Í las imprl'• iones r¡tH' los ni iíos causan 1Í ) ~,~ 'l'lt: so11 pa dres, y ex­e 1" mó : Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. H.EVI::!TA DE LAS DA~l.A..S 3U - Vas á montar ahora rnismo Y peudrando JenlrO de la verja en el mo mento en r¡tH' part~ba cica· rr ousel, alzó p or' sobre c•lla al andra­j oso m u1:hachito ; y, sin hacer caso de las c:11cajadas del pilhlil'o, le co­locó solemnemente Pn un hrrmoso ca­ball ito en cuyo co:upai.cro esta ba ya m ontado un clegantt• u iio. E ste se desmont ó al punto col ér ir·o, t omando m uy :í rmd hacer' el 'iaje en t an sucia compañía, y e l D irector de l Carrousel quiso pt·otL·st :n ; pero el caballero poni rru lo lc 1111 billete en la mano le dijo sccalllentc: - Pa~o ambos pt'e't ,~ L os espectadores <'Onler•lplaban -con curios11lad aquella P~c·cua P:llra­ña : los unos, l' Oll butluna sonnsa ; los otros, ap laudit•ndo lo que tomabnn por un capr icho rlé ('(tdtoco / y al ­gunas madres con los ojos húmedos, porque eomprcnJían la profnn la ter­nura de aquel acto Y empe1. 6 de nuc,·o la ''t't'líginosa carreta ele los c aballos, y c•ntre los brill antes ginete~ qut~ dc~ filahan, se destacaba, haciendo t'On ellos singu. lar contraste, 1 adran'e de felie1dad, ebr ia de org,dl•, la p rd1da figura del p ár ia. Y á rada \'U<· Ita cllloci<)n no c on o­ci da por i 1 hasta t>nton. l'S ; c·orn ¡nt•n­di6 por qu~ !!OZa ~~~ lu p;ulres de fa­mit ra m1rando t·l t·ar e usel; y p:dp.í e l vacío de las cxl:.ll'll<.l''" •rH~ uo puede n di fu ndir su autor eu 't:n•s nuev os C na nd o el niñn bsa mirada que dc­m o~ lr(lba afel'tO ya itl\'ariable, po r que tría afiauzado por un imborrable r·¡•cuet do de la iufancia, vio cut once& el C'aballcro con cu1ín poco se pue de hacer feliz >\ 1111 niiio; y cómo la d i­cha de los rHfl os, comprada á ta n poea costa, puede llcnnr de felicida d lo~ corazones enfermos y helados de los homh:es que van envejeciendo. Porque (:1 sentía el suyCI palpitar go- 7.oso, con esa lllegría íntima del que ha hcl'ho al~o bneno, de l que ha se r·­viJn á otro, del que sabe que su vida es 1Ítil. \'c uando se preparaba ñ retirarse para su hotel, pensando en que había C'omprado con un peso un cor a?.tÍn; en que la vida del hombre se ha hec ho para transferirla á seres nu evos; y 1' 11 que la felicidad verdadera y ún i­ea tic las existcncills c¡ ue declinan es­t: i t•n hacer la llc otras r¡ue empie- 2.<111, O) ú 1 a \· oz de;: un loco que. como interpretándole sus pen samientos: cantaba en el Asilo esta antrgua copla: "Cor:1zón si11 amores Es, alma ruía, Arroyo sin con icntcs, 1 lanta sornbna, (~ue se consume Sin dar fruto ni sombra. Flor ni perfume.'' - '\1.\Xl' P.I, J\XI'O~IU BOTFHO ,._. ESCENA BREVE :\l:ís de un lustro ha !' •~a.lo ya, y :\\Íu no se me es<·a¡m de 1 \ memo­~ ·ia. la escen•1 ~ngcsti\'a cdebra.d a a.ntc mí po r uoa amíía, siu más tes­ti ··os 11 ttc Di es y ol r¡ne ~>usen be. E-;tau,Jo de p~\e.eo en una. pc­qnciia poblaciúu ele Autioquiu, céle- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 40 COLO~lBIA --- bre por la hospitalidad ele !'llls mora. dores, y si m p:ítica :~ mi corazón por ser la cnna de uli~> n.buclos, llegó la semara. santa eon toda la majestad de sus oficioc; El jueves, día eu que se conmemoran la ríltiu1a ceua ele Jesús con sus discípulos v la iustitu. ción del a.u~usto ~acrar;1euto de la Eucaristía, fui invitado á orar al pie del monumento, .Jonde burni!Iado y preso en las r.edos del nrnot· :í los hom. bres, habitaua el Dios de las alturas. .lada al reino animal, descendía ~igi · losarnente del to,·ho. :-iituada con ri­gmosa exac:Litnd al frente del sagra. rio, n.Jií pe rm aneció ium6vil, sin me­corf. c en sn co l umpio ui dar señales do 'id;~, r·iudieudo homenaje de amor al Padre de la Luz. De repeu te O!> tal hí cerca á mí el c.> toruudo de un vecino, que sembró el!' \'Oce- las bóvc!lns del templo, pro. dujo nlarn1a entre los concur rentes y tnrh!Í e l 6xta~is de r¡uieoe!', en a las del sen f imieuto e1 ifitiano, acompaña. han al H.eJentor eu su vía dolorosa. .\nte tamaño e!u hebra de plata, y como á cumplir altruna cita JESUCR li:)TO. Bogotá, }layo de 1907. ( Cro·((r. de P uvlio Lénlulú al St 11fulu R omano). Como nuncio de llllt:'\ a misterio~a Ha. aparct·ido en nuestro riPmpo un lwu1brt:>: :\Iil portentos se tlice qu1• <'jtcutn; Lle no de uneión en s n le11 g unje y uoblc. Anuncia, el Pan del alma, y :feiToroso El r eino de su Padre oín·<·e ni pobre; Le apellidm1 "Profetn \'e rclad ero. " Y aun (le " Hijo de Dios" le dan el nombr e; El cmlán~t· }<>,·a¡Jta CJUe €'11 la tumba Ya la lívida faz fúnebre t>~eo nd e, Y lo torna. á la ,- ida (h·l :-;t: pulcro Cu yas t t·n.bas y obstáculos :-;e rompe n. Si amcnnzrt ó reprende eu \·oz tenible, L a multitud e~tremecidn ](' oye, Cu¡:¡] si amagara la etet·n:ti j u~ticia. En las tinieblas su mergir el Orbe. Mas f.> i e.rhorta rí aninrr al qve en s u pecl10 ll la faz por temtz, <·un! lo es en b maña.na El blanco lirio que el capullo rompe . Tiene Sil boclt la expresión sublime Del que al encu<>ntro del martirio corre; Y el artistn jam;Ü; soña1· pudiem l> e sus manos ebúrneas con el molrseles cor. tina de niog-uua cla.,e. Recuc!rdeso que cada niño necesita dos y medio Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 42 COLOMBIA metros cúbicos de aire para respirar en las diez ho-ras que estñ encerrado en la alcoba, y así, no se deben po. uer muchos nü'íos en un mismo cuar. to, so pena de verlos palidecer y perder el apetito de una man~.>ra alarmante. El tendido debe sac-~ rse rliaria. mente al aire, n:11es de voh·edo {¡ extender, y mudarlo con tanta fre. cuencia como sea necesario; el aseo es fuente de vicia y de salud, En la alcoba uo debe haber sino las camas, y todo lo dem(ts que se íntt·odnzca, debe sacarse tan pronto como ltaya llenado su objeto, ya quello que deba dejarse mantendrá muy aseado. Si hay gas en la rasa, nunca de beponer. se en las alcobas. El cuarto de juego debe ser igualmente amplio, e1on ba!\tante luz, en el último piso rle la casa, el suelo de madera, sin alfombra, las paredes pintadas al óleo; estantes ó cómodas con los juguetes de los niños. Elt'íui. co cuarto en donde se le'l permite estar es en ese, vigilado'> conta,ote. por su ama, y do allí no salen sino cuando los llama su madre 6 vt~n {¡ la calle. Tan pronto como saleo, se abren de par en par las puertas y ventanas, se !.>arre, y cada ocho düis se lava bien el piso y limpiau las pa­red e'l, vid ríos, puertas y ventana~; cada vez qnc salgan los niños del cuarto deuerá ventilarse é:.;te, auuque la. ausencia saa. sólo por UJedia hora; el aire puro es esencial para el bien. estar de un niño. Deben ponerse láminn~ en el C1.1a.rto de juego, pero que tengan al. gún mérito; todos sabemos r¡ue las primeras impresiones son las mú;~ ví­vidas y las m á~ d u rarlera~ ; el gusto Je un nit1o por todo lo guc e'> refL naJo y helio, levanta su e;;píritu, cultriva su ioteligenc·ia, lo n.lcja de las malas c·ompañías y lo hac:e <.:reeer ooo las ideas de n n , aballcro. Las roadrefl inglesas, ano'luo tienen á su.'l Jlijos ~epara=, cuarto'> oscuros, etc ., pues muchos deben sus enfermedades á estos entretenimientos, que arruinan á veces para siemp•·e su futura exis­tencia. AMENIDADES HECHOS Y DICHOS DE LCS F ILO­SOFOS GRIEGOS Bien sabido es que Aristóteles, el príncipe de los fil ósofos, tuvo como discípulo á Alejandro el Grand e, quien habi éndose enojado con su maes tro porque és te publicó sus libros sobre Física y Mctaf1sica, le escribió una carta en que le dec1a que había he­cho mal en publictH sus obras espe­culativas, pues si éstas se divulgaban así, no podría el hijo de Ftlipo sobr~­sa liJ' por el conocimiento de la F ilo­sofía m:ís que por el poder, como ar­dientemente lo desei; 110 ha l'ompnulido las das, rnte lrt.v ulas compren­dan CÍ A/i.<~tótdes. E n ve rdad, A· ris tóte l c~ no podía dar· t•on l a causa del fl ujo y reflujo dP I maa-. .. D e P latón, cuyo naci mien t o y cuya vida se hallan l <• n mezclados con la fábula, se cuentan m ultitud de anéc­t as ínt crcsa .. tís í m as ; pe r o ar¡rJI só lo consignamos las rn1ís rurío•as y l as que parecen rnás vcrdadPras, como aquellas á que flicron lugar el viaje q ue hizo P latón á S1crlía , el conoci­miento flUC tuvo allí del Rey Droni· !io el ?~1ciano y de su favor• lo y cu. nado Oron, y las cont•·o,·ersias con e l prim ero y amistndfs con el segundo. Dión, aunque pcn•cr trdo por la corte t:n mecho de la cual hah ía vivi ­do, por el lujo, y sob rdodo por el despotrsrno depravado de los ~ober­nantes ele Sicrlía, tt·nía, ~~~~ c111bargo, un fondo de buen sentiuo que le lle1•ó á doblegar su espíritu ¡(la snl>ía fi l o­so~ ía de Pl a t r~ n ; y creyendo que lo mrsmo acontecería á Dionsio, quiso que rstc oyera una ('OnfE'rencia :Jel fi lósofo rlitino 1•: 1 Ro.y accedió; pero tan sólo d rjo :í P lat 6n, después uc oírle, que su enseii;HlZas ohan ., ve:i,eces. ~>~ro T,tts /ll!fl/ .. ~·, o:spon­rlw f'1 .f¿losqj o~ /¡ 11 ele 11 u. t ¡ rw nfo. (~) ll abién,fole citado Oioni$iO 1Í Pla­t 'n aquellas paLrbt :~s de '>ófocles: 4 ( L'l ' 1 ,., r¡He va a a corl!', annr¡uc haya nacrdo libr·e. se convict te en escla­vo,'' P latr n se las de1·olvr. j al trrano así: NI r¡ue ltff?Ja 1/ft(•ido lib1·e, dt•be Srtbtr r·onser Nti'/N lih!'e Wtn­qur> l'a!¡rt á la eode O ionísio inten tó scrrt'l.llnente la mut·rlc ele l' lat ~rJt-nvi 'ndolo ~ la isl<~ d e Egi tll. dondf' lodo <•lt>nH·nse era in mnla,fo; pero no ronst~uiú " " fll'r·­ve rso fi n. por l~<>hersc objetado en el juí r ío co nt ra P la t n 'l'" ' (., te no era UÜI1Ít'JlSf .<;ÍJtnji/tÍSt?f'o. Cuando O ionisío m uri1í le suredtó su hijo Dionisia el meno r. A éste aconsejó igu:dnrnutc D ión qu e oye ra ú P la tón y que lo t orn ar a po r cons uL tor y guía, lo cual rt•sul t •) en est e caso muy diferente de lo que pasó en el antcríot·. P ues es te otro Rey cob r 6 grande amor al filósofo, le dio aloj a­nll~ t~lo en su pala(·Ío y aun prel enuíó exrg1rle que lo ama~e rn .'s que á Dión, á lo cu<~ l lc obscrv1í Pl a tón qu.e lllt.~capodtía mJutdo más qyte e& Dwn: pero fJ.Itt lo anwrut- lo mistno cuandoj'ut•se ir¡ual á éste t n sabidu ria. · "Qué mal hablar s de rn í li tus UÍ(·Ípulos de la Academia!" dijo al­guna VP7. Dionis io l!l ~lt· ,.or 6 P latón; y r&tl: le coute. tá: ¡' iYo permita l!ios (""') fJllr' NI ¡¡amos á perde'r t u• m po ( n la .A crult·¡,tia. ita Man­do de Dionisio .' L' o Jía dio Plat.ín un l>an'luetc á sns :~migos. Estaba ín1 ítado Dióoeues el Cínrco, qlli1•n f•ntró con llls., píes muy sucios :'t la snla y, pase ándo ae soiJrc. I:Js ric¡r~ alfombras, dijo : 11 Es­toy ptsnndo PI orgullo de Platén." A lo que. éste contest•í: RslrÍs pisan­do 1/ll orr¡ullo /'IJIJ otro OJ'.f)l.dlo. Muy célebre es tarubi é n aquella maneta de cunsollll' Platón á Ant' ma. co, rol la que h .lhicn.lo sido vencido l,lO I' Ni ·ct·ato l'n 1111 torneo propuesto a los dos p ;,¡ aii os y Arist!l. l cil'S de 63 , ~cs'nt 1<~ up11t11ín m:•s ge . ncr: d . (.) .Pintón rr~i;L t•n l>il)~, \•meo, eterno nhnlhun~nt<' utu•no ,: inlinitttmE'ntc justo' 'inmnt,tlJle. inromJH"<'nsihh•, <'l'eador, Pao.lr~ .v ,J n•~z ~le los hom bro••,. pnmet· pricipio u e h CICIH'ta. la lnz \' la ·••l.t - ---- -- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. CO LOMBIA Chra.da P ara cscnhrr un lodo Se necesi ta Ser 11 11 7Hima seyuudu, \' ena ex ~ uísi ta ; O q ue una dos tercN or 11na prima terci(l Nos dé una cita. (La soluc·iún en el ptÚ.'l'imo número) (Solltcihn rí la del n {¡_mero o 11 terior: H..J~\'IS'L\.) IN DU S TRIAS CAS ERAS J ,os ~1':~()1\TlS rll: X llN CASA (E~ DECIIt, lf.N 1 •• \ .IJÍA ). - i\1 1\1 ía Uertrndis: llamé con toda la fucrzn de mis pulmoues: míra quo sonó la c anrp:•llilla del portóu y todas estamos aquí ocupadas, y de unas tra. za~ .... ·-Buena~ tardes~ Nosotr os nos va­mos entmudo con1o á nuestra casa. H aber, mi señora ...... ! -Ah, es el señor X. cou su h ij a . M arfa Gortrudis! María Gertr ud is ~ -Pero ~í á yo también oo me pu. sieron á hatir l11le\'OS? coote-tcí la f-Ír­vientn. -Eh: ... Téngamea.quí esto. Jesu. sita, y \'OY yo á recibir aq11ellos ~le· ñore•. Entreg ué In. canela que esll'lba mo· lienclo eu el almirez á la mayor de mis hijas y pens(: en dirigirme {1la alcoba, siquiera pam quitarme e l delautal ¡ pero el 1-eíior X. y "U b ija estaban Y<'­e u el pn!'i llo, y sal icrou á mi encuen­tro C\'ll rnuchos saludos y expresiones tau caritio>'as C' Omo corte·e~. -Ui~im11len usterles este traje, les dije, y ...... -Devems que oo es traje la perio. d i sta, 111e interrumpió el señor X., quieu siguio lue~o bromeando de lo l indo, como aco,tumhra. -'!' raje de p e n odista ..... 1 Qné : Sí e->to es lo que JOC P')ll!{O p:~ra ir :í la cocí na, para ).ar·ar de la de,; pe osa las papas .Y l a carue, ó pr~ra 111olc r t;~nela , qu~ era lo que estaba hni'Íenclo ahora . Todo~ se rie• o o, y e l s<>iíor X. obser­~ cí c·on cierta especie de rO!{Oc·i j o : -V e:.tn u si erle~, vean ustedes c·Ómo el pel'iodi.•mlO 1 itcmrio no se opoue á las labo1es domé ... ti<'a~. ui e l arte png ­ua ('00 los cuithdo~ de l hoga.·. S i la presttucicSo y la IJnchillcría ~on detes­table~ eo la mujer, lo mí.;rno r¡ne e o el llC\mhre, la e iucncicín intelectun.l seria puede, nl coutr:uio, ser\'ir de grande npo,\'O á he·lu··ación moral, a l mane. jo de hue\'0, hatidas hasta que parezcan un copo de uieve. Taml,ién se agregn n dos pedacito::: do gelatina y uu poco do cn11eh. En á mí, dijo Marfa L uisa . -Y con la receta Je la crema no l'e le ha vuelto la boca agna 1 pregunt6 el sefíor X. á su hija . - Sí, pero e~ tá ta11 trahajof'll. .. .. . . -E• o es porque 110 lil h :.~ oído ~ i n o una \'07. ; pero colllo la seño ra nos la t ieno que mauda r esC'ri tn e u la R EVJS- 'l'A DE Lo\S DAM.\S ... .. . uo es cierto? - P ues si usted me lo ex ige .. .. . -Sí ; todos se lo exigimo..;, mi se- J"íora y dÍIJ'fHl1e c<Ímo r.on lo!< dnl ces de café.' e -Pues oign. usted, >:eñorita : Be J)Oneu eu un fuego muy vivo y dentro de una l'artén peqneña, media li bra de az1ícar en polvo y un poro de mantequil la frest·a. Se deja henir la mantequilla con el azúea1· por espacio de dio7. minuto;:, agitando ambos in . gred i ente~ ron 111u1 cnc·har:l. He añade nn Yaso de caf<{ t into 1-nmamente ca.r. !!ndo v otro de ledH~ muy f1e~ra; se a~i tn' t~clo .Y se deja hervir otrflS d iez mÍnlltOS. Ül1:1UdO nlg-nnns ¡:'O!aR de estn me7.cla, echntlas en agua fría, se endurezcan inmedia tamente, es por­que dicha mczcln está ya r.;uficieute. mo11te cocida. En eRte caso ~ e \·aria el contenido ele la sartén sobre una mesa bien lirnpia . . vele ante:nauo untada de aceite; se cxtiencle hien la pasta .Y se le hacoa hendiduras con nn cuchi- 1 lo; se deja enfriar y se parte por las IJcudidu rns. E ... ta;; pa!:till s pueden haeer~e tatnhit~,, de f'hocolate, ras­pando do ,~;;te doc.; onza-;, que :"C mez clan á h pn'p \rac·i<Íu. t'l• \'ez del café. ·-E..,a receta e-L'1 nuís fáC'il, 111 i se­ñora; fWlo :-iempru Jehe ponerla eu el pelitíd ieo, ¡ no es t•io•·to, ¡~ttp:í.? -Por f'upne~to, hija mh. Pero le est.nmo'i qüitando mucho tiempo á la ;:eño ra ; y a~í no va ;Í ::tlt'a U 'l.'~ r iÍ fa !..tri­Cal' ías c;1el ~ras p·•r::~ sn nmiga. -No tengan ustedes cuidado. Cor•lO Jesnsit<~ uo ha salido á reci­bi rlos, precicamente porque se que lú viendo esas ro!"as . .... 1' stedes la. es:· !'usarán, lo mismo !]He á los señores, pueR ell os uo están aquí. Tan luego romo el sefíor :X.. y su hija ~e de»pidierou y sal ierou do casa, leí, p11es estaba. m u~' impulsada á ello por la curi o~ id ad, el legajo d e~ sm"íor X. Tal escrito re\'i,.,te, según 1111 modo de juzgar. mucha. importancia. ; moti. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 46 OOLOlVlBIA vo por el cual se insertará íntegra . • 1 mente, y tal como me fue entregado, en el próxiwo uúmero de esta Revista. ..... e;. T EOOOMNDA G. DE RUl!:Rl'A.S i:ue:L s;ar=;:z;rrm;:r ; ; Catecismo abreviado de PEDAGOGIA (Continuación). Medios de Educación P.-Qué llledios deben emplear las madres de familia en la educación de sus hijos? R.-Varios son los medios que de. ben emplear las madres en la prime. ra educación de sus hijos. Los princi. palas son : l!\ libertad, la excitación, el al imento, la dirección, el ejercicio y el hábito. P.-Iufl 11ye la libertad en el desa. rrollo fí:~ico del niño 1 R.-La libertad tieae grande in­fluencia en el desarrollo físico del niño, porque el ejercicio Jibre robus. teco y perfecciona los órganos, al pa~o que la quietud completa es con­traria á la naturaleza, que exige es. pacio, aire y lu?.. P.-Cómo contribuye la libertad al desarrollo moral tlel niño 1 R.- Contribuye en gran manera, porque dándole al niño libertad en sus sentimientos sin ejercer excesiva coacción en él los, tendrán mérito los actos que ejecute, y se conocerán me. jor sus inclinaciones naturales. P ero, puesto que debemos seauir esta má. zima : Donde está el ';;spíritu de de Dios está la Ube·rtad, con. vendrá presentarle al niño el b·len para que sea objeto de su amor y el mal, pero no todo mal ni en toda su desnudez, para qne lo deseche. P.-Cómo se ejercita la libertad et. el desarrollo intelectual del niño 1 R.-Dándole libertad en el uso de su inteligencia, sin pretender formar al niño en el molde de nuestras ideas y opiniones, privándolo así de su propia razón. Ayudemos al niño ú pensar, dirigiéndolo, pero de ningu­na manera pemaudo por él. P.- Podrá el niño aplicar el prin· cipio de libertad á los actos de sus diversas facu ltades1 R.- Sí ; porque ti ene osa fuerza interior que se llama la voluntad y gue es el origen lie to,la educaci6n; y si los padre~ ~e oponen á esa acti­vidad, ú ese poder, detienen el desa. rrollo del niño, que entonces no lle. gará á ser el hombre tal como debe ser, pues carecerá de libe rtad. P.-Cuáles son los medios que puedeu obrar coruo estimulante~, se­gún el principio de excitación en la educación del niño? R. - Varios son estos medios, á sa­ber: el medio ambiente, la sociabili. dad, empezando por la sociedad do. mél>tica, las relacioues con los discípu­los, la socicda.d en general y el trato con Dios como Creador del hombre. P .-C6mo ayuda el aliruento al desarrollo Jo las facultades del niño 1 R. - Así como á la vida corporal le eli de imperiosa necesidad el ali. mento, así la vida intelectual y roo­ral lo necesitan, porque si el homlJre no juzgara ni raciocinara llegaría,á convertirse en poco meuos que un animal irracional. P.-Y cu(ll es t->l alimento de la in. teligeocia? R.-La verdad. P.-Y el de la voluntlld? R.--El bieu. P.-Es necesario que haya quien dirija el desarrollo de las facultades del uiño? R.-Ya vimos que la libertad t ie­ne grande influencia en el desarrollo de las facultades, pero como el niño no tiene la reflexión ni los conocí. mientos necesarios para hacer buen uso de ell a, es necesario que haya quien lo dirija acertadamente. P.-El ejercicio es necosarío en el desarrollo de las facultades del niño? R.-Sí ; porque es de experiencia. que el ejercitar una fuerza es darle mayor poder y el no ponerla en acci6n_ es anularla. ( Oontimtará), Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. HEVI~T.A DE LAS D.DlAS 47 1\lLLI~. z. FLEURTOT. LA ALDEANA (No,•cJ;t 1 r.,duciua dtl fr;1nci•s t·specialnwn­t•• p.tl'll la p.,..,.,~(a misa hay un puesto de honot· re serva do para é l; puesto al cual se cnramiua con los aires de gran·da d que requiere un pers onaje. L la ma la ateución desde c¡u<' se dit·ige .í la iglesia ton su som. l>t·c• o de fieltro Lt•gro, del que pen den dos cintas de tc t cíopc lo que caen sobre la espalda; con su amplio y có­modo vesti do de pafio; y con su modo de andar len to, qut> le permite espa­cíar s11s mit·ad as en t orno de todas las dcn11's personas que acuden al lla­mam iento de las campanas, y que le cstiÍn estrecham ent e unidas, ya por rl parcntesc..o. ya por la amistad. Casi todos los ler un tti(Juiltno aco­modado f]IIC un propictano con mu­chas c)C,Id.Js L a lul'ha más ardua y prolongada qun había tenido r¡ue so~ tencr e1·a la refcrt•nl<' á la eclucacrt~n de sus h1jos En cuanto ú él,jrt m s habín sido par_ tida1·1o dt• Psa in.,lrucc1ón poco sólid a, aunr¡ue deslumbrador¡¡, que sólo sir­ve para encumbr ar me !tanías y como pábulo de las ambiciones. P en>, qui_ z ás por huir de éila, había extrema_ do un tanto su propia opini,~ n, y no 1 quería consentir en que su progen ir fuera m.ís allá de la •• scu.ela de la aL dea; cuando mucho perntiti.-ía uu a ño de estud io s en alg1ín esrableci­mi Pn to de los Hennanos Cristianos, si se trataba de lo s varones, ó en al. gún convento coreano, si se trataba de su~ h ijas; pero con la precisa con­di ció n de gue , rasado e l año, t odos volverían á su terruño á fo rm arse de \'eras en el tntbajo manual. El viejo Mi guel fue vituperado por esto amargamente y acusado de avaro, de tira no y de cruel por sus pa ri entes y vecinos gue acosturn1•ra_ ban da r á sus hijos una educación más osmerada , aunque les c os tara dos ó t1 es años •u /¡s, con el respec ti­vo p<1go de la pens•ón P ero lo do­l oroso para el btH'Il viejo fu e la a­bierta opos ici 6n que le pt·e se nt ó su misrnísi ri'HI mnjer, aqucll:1 madre en­vejecida en el trabajo rudo, C]Ue so_ po• taba pacientemente por ¡¡yuda r á su rw1rido, p ero gue se empeñaba en ha c<•r lo menos g1·a,•c posiule para s u id oln trada rwolc L a esposa de Cos ­tanvcc no estaba cxl.'nta dP. t>sa ternu r¡¡ exl'lge r ada que suele h acer á la mujer c (l mpl ice del arno1· propio, mal consejero po1· ciet·to. Apel ó, Jl''es, á los •celamos, á las s1íplicas, á toda clase de esfuerzos en pro de s•1 idea. Pero la autorid,,d del Secretario de ) ¡¡ AlcaiJ ía no se dejaba subyuga r; y en esta oca'!ión, como t•n todas, ob r ó según lo tenía dctt' l' nlinaJo, aunque no sin p•·ever gtu' algún día ser-ían de su part'Ct'r los mismos q ue aho1·a l o l:cnsutaban tanto As sucedi6 <'n elN·to Y su esposa, CU)O dcsacucnlll <'tll el único que le modificaba, no tard <Í en r·cconoc cr el fondo de prudcnci;, que había en las r:~zones de Custaui'CC. Pues és te, habic.,do prescmdido una vez de la especie de ll11 &lt·rio tÍ resern en que man1 t'ní;~ todos los ¡¡suntos relaciona_ UOS C(lll el haber ti<' SllS Jab1·anzas Y sembrados, estendltÍ delante de su mujer·, sobre la mc.a de <·ncina enne ­grccid:~, todo e l duH'ro que h abí an producido los dos (tl lltn os aiios de la l1or no inte1rumpida. IJ ab·a allí una ( r 1(1/1/ in uará) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. REVISTA DE LAS DAMAS -------..----~-- ______ __, Decreto L eglsl atlv o n úmer.o 4 7 ' de 19o!3 ( 1~ DE SF!i''l'll:atBIIE) 11 >hre ¡u·l!nRa El Pre.~ül(m/e de la República de Colombia, en uso de sns facultnd!ls con~titucio. t•nlet<, nr.cmE1'A: (Continn~ió.nl , ~ Art. 12. T.1M nrig;inilf<'s dc"ft¡ne t.rata el ordinal 1.0 d<"l 11rtíOt1lr, 10 ¡.;t)lo ~e enl;rt>gnrán 1i ]" nutcHido cl oom11ott•nto oulmdo ésta a~<í lo ordenare. TITULO IJI DR J,OR PmtiODI>''J'.\9 Art. 13. S"n pí7:·inrii,>tn<~ r·l prll¡ ie. tnrio d<'l pericí lino. E}l tiirec·tor do él y lo,. rec,:v·torPs y col»boradc r e~:. A rt. 1 !. Para ~or clil'ontm· de re­ri~ dic.:C' el'l qnc f.o tl'lltcn oncslionoi po­litioas tuloioualO'l, t:o recplÍI.'rC 1' cnli. dn.i de colombinuo en cjorclcio do los dorcoboi politioM. Art.l5. Pnra que un rcrirídico pne­da ver 1~ luz y go7.!11' rl~ dcredw clo Aer voceado ~-or letli 011lles. o; llf'CC!npurá ¡ 3.0 Vil n()mbre V nr nic•lwlida•i do HU prordehnio y dire;;tnr; y 4,0 J~i :t~om hre del osttchlcr imiunt.o dondo va il oriitan;o, Art. JH. Al voounr Pl tlorhHir·o Milo Fe M> unnitlr!Í Ul nombro ·v !IU númc•·o . .A1t. 17. J;!l ptthliMtión rto podtn <:ti'la se noueo el r,nrro~pondicote reoiho cl-J la m:vlifc.'latRciou IÍ qno I'O rAficru él ertioulo 1 {í , l11 .cunl dcbeut hnc~, se dantr1• do ool1o dios á mía tor~ dnrr p1 ndos 1 >R ouRlO!I liOdrá empo­znrse In puh!ionoión amH}llO no fO bnya nouSil.do <.•1 1ooibo. ( Oo11t í11uat·á ) , / 00 .... :::» 1-· u..J __, __, e:> L.I-C/:)~ <::::;) 0:::: co __, -co e::> ("..,:) C:::l ·e::> a:: I..LJ e::.. LU Cl 2:: '::?- en l.lW rx:: 0- ~:-~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

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Colombia: revista de las damas - N. 3

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Colombia: revista de las damas - N. 5

Por: | Fecha: 15/07/1907

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. A-11 SERIE 1 !' REPÚBLICA. DE COLOMBIA A~o I ----------------------------- TOM. I -Nt~L 5 JULIO DE 1907 CONDICIONES Se pubhc~, POR .UIORA, r-ada mcll. Las suscripciones ~ll divid<>n así: Serie de doce númet·os ...... $ f.I0-00 p¡m. I d . de veinticinco, que componen un tomo .......... , 100-00 , En el e~terior, :í. causa del porte, $ 0-75 y $ 1-25 oro, r~s­pectivamente. Núnwro suelto en el mes de su salilla. .. .. . . .. .. .. ... .. .. .. , Ntimero atra~a1lo ............ , ií-00 11 t 0-00 •• 0-!íO ,. Anuncio~ CC}munes, palabra . ·~: n small-pica 6 gacetilla, pa. l;;. brt\ ........ ..... .. ... . . . . . . . . . ... .. . . .. 1 00 , Los anuncios que se apar ten de la form:\ ordir.arin, el centí-metro lineal de t·olumna......... 5-00 Pfill. No se de,·uelven o•·igin.dt•s. Contratado un a\·is,> por det~:rminndo nú­mero de vec es , no se dc vueh·e su valor aunque ~e t·etitc <.i su :.u~penda su publi­ca( ·ion. La ClliT~pondeucia dt•bc dirigirl'e á las Dir .. r·toras de CoLO•IIHA, calle 16, N.0 92 b . ~Para todo lo l'lllacionado con el pt!­r iódico, dirigirse ú. la Administ m ción, calle tG. númer v 92 b. Direooión teh:grúíl'a: C<1lomb1. PAGOS AN'l'JCI.PADOS CONTENIDO 1«3 de .Julio ................................ .. . ..... . Educación Femenin;\ ........... ............... . Jo~d ucación de 1<\ Mujer ...................... .. ltasgl>S biográficos ............... .............. . Ped:~gogh~ ................................. ...... . . . llfan i!esta.c ión .............. ..... .... ............ . Suelto~ ............................... .............. . f~ü~t~~:~:::::::~~::::::: ::::::::: ::.::.::::::::::: P.4GS. ............................................ ... 6:; .M a da. Ro;'a.s Ttlja•ia ...................... . Nu.lalia. Oca. m pi> ........................ .. Julia. M a.¡·{ a y J'a.11lin«. Ott•·ct!s ....•... TcodtJ1inda Q. de Htlocr ta.s .. ............ . 6~ 69 7l 76 77 78 18 M L!e. l . Fúu1·iot. ........................ <.9 - lllPBR~TA COLOMBL\.-CAU.E 16, 92 B Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. REPUBLI C.-\ D ~E COL0)1BI A COLOMBIA REVI STA DE LAS DA MAS Direct oras: . él!üa. S.:z.~o :ie R,estr epo - J nes :f[rtea.ga. de (;terc . TO~IO T-SERH: l (· Bogotá, J ulio 15de 1907. ~ N ínuero 5. " (' O L C > \'11~ 1 _A_'' oseoeeseoeese urc e s es os 1 6 DE J U LIO U toi qui, p ~ ...tu tr one oi1 sil·g~ l'Éternel, 1>"' J.st,.es l t.('S p1cde TOi~;' :briller la lumiere ' Vicrgc~ainte! recoi~ , e n cejou rsol<>n-nel, 'i'otr" tlnccna et not rc pril're' ( .\! • .au.e l>e•l ,,.d.,~-V al mor~) ¡Oh tt·cha d e tmd ic i onal<'~ rec u< · t· do~! o h 16 d e Jn l io! ¡Oh t''l''l. pulatio b endito IJIII' lle \ 's d e ef'a <:o m pndn muc he­dumbre q ue rulas pu e rt ~1s d e In~ Íf!le:-< ia s y a l p it• dt> los altn­l't'"> '-'e esfuer ra por ho nrnrte, ne tuli t·n d o á r e<'ibi t· en tu día al Jl ij11 ]) j,· ino flp tu>< ,-irgill'tles en tra r1m-. )i~~ n n 1 nclwd 11 1 nlm· es toda. ttJ\':t, o ]¡ jf:t¡ 1:1,\ k an1a m ucho, co~1 fía t'll t u ¡n·;¡h•e<":C•n y e:--pe - 1':1 '1 u e la :-:d' P" . ¡ Oyi·la, pues, \ ' i 1·~p rr ~:uní ... int:l dt·l u,., me n! ó) t·ia .. ! ¡ Y :u·uérd;~te <1l" q ue t 11 nomln·t-' ha sido un id o p o r lo s t'olomlJiann~ ni IIOIIII,¡·e de l a. P;drin. Lh•t·qnt> l>sta ... ur¡.rió muy n·rn dr tn clí.t \ ' ~ · acia:-- éÍ tu p odtro"a i ntt•n·l'~ Í c'lll j' io', q ue pre~ide la m:H·eh:l del lllll\'CJ':-. 0 , V da Ji bl'l'l¡H l Ú J o~ o priuticl o< ó poli <' ('l\dt•na", si le pl:tee, á quien .tLusa •le ~us do ­n e~ . -------- ·~·.------- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 66 REVISTA DE LAS DAMAR ----- H.eprod uuimos hoy dos interesan . te~ artículos sobre la educación tlo la mnj~r. tomados, el primero tle Colombia de 1\'ledellin, y el segu n. do tle .!1/borrs de .Maoiz·des; y sali­dos ambos de pluma"> femeniles, per'> t.'l.n vigorosos y bien ide,.~.do:; que basbu para demostrar de la manera m;i- convincente dl3 cuáuto es capaz el taleuto literario de la mujer, y cómo é"ta, cuando ree~hc el doi1 pre cioso de In edll(:acióu seria y metó­dica, pnede "obresalir, lo mismo que el hombre, por la eleva :ióu de las ideas y por l<~ mauem. acertada de expre~arlas. Aunque podamos dtsontir en al giin det!tlle ó en :\lgúnjninio parcial, de las ilu ... tra.th'l é iotell!.('ente~ auto. ras de lo:> dos escritos ctt~ Jo,, revis. ten ésto~ t.al 11nporta.uci:t y est;Ín in ­form~ dos por "uu. tentleucia, no in. mo lemd;t por cierto, y por u u fou· do geueml tan de acuerdo con el es· píritu y la. as ni raciones de nuestra 1 modesta pnbh :aciou, que no poctemo:. Jeja•· de <>o laza rnos porque nos parece que u u movtmlento po let·oso en l:1vor de la intelcctualidaú del sexo débil empieza á "ur~ir en nuestra Patria como e ·o rsonjero para los oídos de las colal>orHdons de h H.Evrs·rA DE LAS D.D1AS. .1\oc; es lllliY ~rato pouer la::. p:igi· nas de Cor,o~rBIA á la ,)rdenes de la<> húuilec; e-;criloras antioqueña-. que suscribeu lo::. artículos f']Ue iu!>erta. mo~:~ en An1, 111la; y uua vez más ro. gamos{¡ •odas las dama ... Je la Re· p6blica uos l•ouren cou su colnbo ra­ci6u, que :.eguramento resultat•a ne grnu pro\o l.o para las f:Lrai lia ... EDUCA CION FEMl!!NlNA La nul'\' ,1 o• ·~ntac•c'n que eu los presentes 1110 uentos to mau los e.;tu. d 10s y l a~ eaneras proft';. onales p¡¡t·a los hom bt·t·s uob )¡;11" l"'"~nr • 11 1<~ yá necesa r ia reforma de la viciada y errónea oq~an•zactc n de los estable­cinllcnlos de en seii anza para mujeres i\luchas innovaciones introduci rán los gubiern os en la inst•·ucc1ón públi­ca, much o poi:ln h ablarse y disl!uti r­se sobre sistemas y mC. todos de ensc· i'ianzn, se harán grandes esfuerzos para forma•· maestros 11ptos que edu. quen las ma sas del pue blo, pe r o todo é~to será lll utd s1 uo se I! III J!ieza por un ca m?io substaucial en la educa. c1 ón de la m ujer. Bn vcrJ¡¡d: si SI' trata de con~er­va• · y fo rtalecer l11s buenas cualida. de~ dt! uucstra rna y quita r de ella cie1 tas ingénttas tendencias, incon. formes con las modetn as corrientes de cultura, es preci~o irnpu l&a r con ma . no vtgorosa la educacuí n de la que po1· t .\ ntos t ítu los, e~ t1i ll ama da á ejerc·er el r1apel 111 S importante y dect~tvo en la socu~ dad. ll ubo un ltcrnpu en el cua l germi­naba la idea de que la ruujer pod1a asptrar y teuta derecho para hacer tanto como el ho 111 bre. Caus ó escán. dalo, y con razón, el supon er que por e~ta r las m uje t·es ocupadas en dis. l)UISIC IOlleS científicas, nloSlÍflC3S J polt ll cas, el cutdado de la cas hijos 1 Uiin.J,, t•l espoSfl se J..dlt: IOt':tparJtado p~jar, ,, t'.HllbiOS de l'uetuna hagr.n prt'I'IS:\ la ¡¡yuua de la mujer para que no faltt•n el p-Hl) c·l fue~o t•n el ho~ar La rnujer inepta por fut'I'Za es ser. vil: sometida (L la ración de los pa Jn·s, ht!rmano~ y esposos; s· .. , dv f,H'­tor q•e co,,surn•• en todo ~t>ntulo y en uin~uuo es p•otluctor; ~ujeta á la tl­¡ ·anía de las nect·suladt•s c¡uc crt>a una ~·ida IJCiosa, llt•ga á rcb.•jar~e ha~ta •cr ~>Ímplenu:nte un juguete con que el hombre adorna su casa. Aquí, como en la mayo r parte de los paislS latmo-ame•·ic~nos, se resil•nte d otganismo ft•u~t•nino tiP eiert1 iJH·Ii­tHl< ~t'n á !a ,·ida de dol<'c far nhn· {,. 1• n nncst•·as cíurladts, cuanto la mujt•f culta h&ce por sal11· dt• ese mat ;nomo anilJIIÍiadot t'S atendt>l', con csn11pulu~i !;id r¡••e la honra,;'\ los tlelwrt•s tlc las al>ocia<••ones rel1· giosa,, ya para tdiv.ar ;, los pobt·cs cnl~·rmos ó huf.rfano~, ya á la ense iiauza religi<'Sa de los mi~mos Aque­llas que pud~t~ramos ll .1 ma1· ind1fc· rentes á esta buena COI'I'i<'nte dt> ca riuad cristiana, lltman al>solutamente au t1ernpo, con l os c1Íitlados de la rno Ja, de la moJa t•rana, ) cuantos li­IJt ·os leen para su perfecc16n, son !as revistas de ese ramo. El principio de iniciativa nos falta complt:tamcnt<', y aún pud·era decir. se que somos refractaa-ias á él. Por t c~o aqu( no tenemos, como en otras ~ pa r tes, asociaciones para la cultura l intelectual de l a mujer Sal ida ésta :i los quince ó diez ~ho aiios del co l<'¡;io, se eutr<•ga en cuerpo y alma al cuidado de los t r ajes y del tocador. No tenemos cent• os donde l as m adres puedan inst r uirse en la manera con­\' Cniente de c r iar sus hijos y mane· j.u su casa, ni los ha y p ropios par a la c lase med ia ap rende r ¡¡ Jguna pro . fcsió n hon r osa, ni t ampoco para a r · tesanas, labradoras, si r\'Íent as, etc. Los reglam.,ntos de l as ••scnc la s para fm mar pt•da gogas son ina decuados para nut• stro esta el o artual de a ?E>lan-­t( l, po1· lo cual :-~pt>nas si se t>nruent1 a uwCJIIt'rJda agr('gllt'n el de la cit•rwi:-~ de <'nsr1'nr bien. Mucha~ \Ctes el murmullo de dt>1 .. a proba<:1cín q u l.! ~·· lcvant a t·o n t ra la innov;;cicín qut~ se ha intt'nlado en O!'asiones 1ntrorltu·ir en este H'ntido, obrdece st>ne1llarnente ól temor de qu<' h mujer ;~spllt~ á la ie;ualdad du derc<'hos con el hombre. Nada mh crr( lit' O. La llllljcr tiene: derecho li la edu­cación y reune las condic.Onls e:.rgL dds p;11a t'llo, put•s corno ~{r raciona ~ debE: pcrfccriCIIIllr su espíritu y culo: ti\'al' sus farult;~ t 1 C~ y :-pt1tudes, pero no e~t:, llam:HI.t, c-omo. el homhre, á los trabajos fu(•t tes del <'Sp 1 itu, porque sus cualrdadt's mteii'Ctuales y morales no son las mismas , y no fa l · hn qu1tncs afi, rnt•n que su Ct>rebro está organizado tic un modo d,f,..le~ te. Pt>1o debe t•nt•·ndersc quf' la i{\­ferioricl< ni intclt·•·tual de la mujer consiste en la f,dta de t'jcrcicio para s ••s fact.ltaJes lllt'ntales, por lu cua l no puene n escuelas prole~!On'lles de rnojeret, como l as de BruH'las y L ieja; en Di­namarca p ueden uh tener grados aca- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SS C OLOMBIA dé mic os y di p lo m as de capac id ad ; en S uec 1a se han m ul tiplic ado hasta lo mfln ito los est ablec imie ntos pa ra m uj e re s , en b e ll as artes, a r t es in­d us triales, gimn as ia y oficios manua ­les y dom és t icos; para la formación d e h ábiles maestra s, para m a t rona s, la bradoras, a rt esan as y s irvi e ntas; l os E s tados U n1dos d e Am t r ica, el prime ro de l rn un cl o f'n lo t ocan t e á ta edu c ación de l a m tl j e r·, posee nu. me ro sas Uni vers i numerosos gim _ oasios y cu rsos pedagógicos. P ero, a un que la m uj e r p ueda h a. e cr t a nto como el homb r e, la di fe · rencia d e scx.o hace que su eclura­eión sea esencial.nente disti n ta, m ~s a o in ferior corno hasta ¡¡Jtot·a se ha e r eído. Se piensa q ue l a educa cic1n ,Je la m uje r abarca muy pocos ra mos por e l hecho de no c~tar llamada á go. hernar un país, á entende r t•n una causa ó á jur.g:tr de las doctrinas filo­s) ñcas que imprimen ca ro lJios r ad1ca . les en las costumbres y en la vida de los pueblos, pero M se piensa como dice el Conde de :\l a istre, r¡ ue a un­que ella no ha producido ninluna obra ma es tra de lilr.ralura, ni de be­llas artes, sí es la auto• a d o la obra ma~stra por exct:!encia : en su rega- 1" "~' fnrm<\ v sP rPtlot('\'a llf'rPnotC­mente la bun;ani•lad, y rl sello r¡ue ella imprima á su hijo desde que ' icnte sus p1·i meraq palpitaciones en au seno, y las corl'ient cs que abra desde entonces á s11 e ora z6n y á stJ ¡nteligencia, d~ r·i dirán de I nad a en el manej o de su c asa y analf,,I.Jda t>n los p1 ·inc i¡nos rl e la vida , no dará nu1w a un hijo q ue pose a una g 1·a n in­t eligenc ia y corazón c aud aloso de bon dll d . En los p rt>sen tes mo mentos dt' nu es­ltn vid a snct<~ l e s necesari o, pa ra ex:­t e rm i n a r l a i¡.; uil ritnci a y l a pohre1. a, pene t rar pnr rncdu, de la m uje r cu la f.1: n tl 1a, es t uJI,If' el papel que e lla de\efll [ll!ña t'll i a socieda d r clctt•rrm - 11<11' el c a níelcr c¡ ue debe dársclc a s u CII UI'IICÍÓII L a fal t l J c cult u ra en las m;Hlrcs eau~.t lo, 111 •s gr.,uJcs ptHjUH:ius e n la sociedad; pues ~i el am or lnstt n­Lt\' u, c¡ue t anlu las t' lll be ll cce y sub li· 111 a, no SP h a lla i lu minado pot l. luz c la r a y apli. gencta, la ddtt'ttt~n en ~~~ 1113rt'ha proe;re.,i,·a y h,tr·t•n Je la rnuj ... r un a bal'htlle1·a s t'll lpn! insopo•·tablt• l•:s ttenqw de que desliel't cu de las e~cuclas y col•·;;11ts el aprend1t. 1j1: de 'rrc: fn< rlt• 111'1'1" 'l/l/1'/)fl , dt• do hu- . jns r!c mor11~ote~ que las alnrnn,l~ t·je­crrtrtn sin cono~t·r las proporclllucs de un uhjeto, m tt-ucr idea dt·l f'olond o, ui'dc 'pndt'r t•op•ar nada del ua (uta l, pOr rl'•e no sa ht•u I'Cf'; lo> pt·p;ult's de ('O~Iuras en los t•u.dcs se g;~sluu • 111. tHiadt•s respel,tblt•s de dinero t•n se. d;~<, riutas. pt> t bs y abalono' atre­~ lados con un !!'"'" dete! t ablc y cn n lns que nuu•" ~·IH"tt'a und ruujet' un cenl il\'0. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. REVISTA DE LAS DAMAS 69 Ens,~ñest'nos sol.¡mente lo que nos sin•a en la vida práetica: lectn•a, escntur·a. len~uaje . C_ mentales de física, arte eulinar1o. ré mend~tlo, tejido y confeeción ele toda clase de prendas Je ,·,··tidn, lavado aplanchado, horticultura , floricultu~ ra , ('I'Íanza de r~ni111ales doméstic os, higiene, fisio logía , pedagogía y ca­listenia. 'f¡¡nto ricas como polHe3 lle\·amos una mi sma vida de burguesas en An­tioquia, y como á t;~Jes se nos debe educa r. La ensP.ñanza s61ida de aquellos ramos, iuiciada en la escuela y c·on­tinuada en e~tableeimi•·ntos espc·ci:~­les para señoras, prod !1<' iría , st>gura­mente, mach·es aptns par·a foriiHll' bom b res sanos y robu stos y de a lrna s indon11~ñab les para ' 'eut·er en las lu­chlls del bien, del deber y del tra ­bajo. Abril de 1!)07. N.tTALIA OCA~tPO EDUCACION DE LA MUJER Líls nuevas luces del siglo XX no han b:•stndo para dar ir11ptdsr1 á un asunto de tan trascf'ndental i111portan· cia l'ual es "' de la t·dura<·ifn de la mujer; y sin embargo, lrry m{Js que nunrn st: siente su m·<·PsHiad, pues que ella eont1·ibt1id no poi'O á seeu n­dar y l;H·er felícf's lr•s clcscnbrimit>n­t os y adelantos q11e cli:u·lllllleute t>je. cutnn los hombr~>s, reallzfiudolos ron la modestia y virt ud'cp1e tiam• y procnraudo lll pro­pro tic·rnpo la unión tt•c íprof'a que debe caracterizar ni géucr11 humano. Fnlsarllf'nte se ha p•dcnclido dnr n la mujt>r una educéH'io'nlige•"• en vis· tn de que í-sta le bnsta pHa ser útil al brgar, su única misión; pero conro no todas han de forrnarlo, supuesto que, romo es rnuy sabido, el númer·o de mujeres excede con niUcho al ele hombres, de Jo cual resulta que hay muchas sin hoga•·; y como una buena instrucci ón no s61o es el recurso de las célibes sino de grandísimo prove­cho á las caslldas, debemos optar por ella. En cuanto tí su capacidad para fot r·a mos super·iores, ya nos la demues­tra el e fecto que ha produo:ido en lu naciones extranjeras, donde la han ex pcri menta do. Utilísimas y de arlrnirablf's efectos han sido las instrucciones dadas al sexo femenino, p11es dt'bido á ellas, t3 mujer ha sabido busc:'l rse la vida '1 procurarse por medios honrados hll subsistencia y la sa tisfacci6n de.sut \'a rias necesidades; la hemos visto, sobre todo en los Estados Umdos, ejercer con fldmirable destreza ta medicina, la jurispr·uclenci,a y la in­geniería; tamhiéu se han ocupado ea el comercio, y en desempeñar honro.. sos cargos en diferentes ramos. Esta clase de estuJios y su utilid .. d, ya otros la han defendido, y así, hoy por hoy, hastará demostrar cuán ne­cesaria es la educ: aC'iÓn en la mujet' <:asada, para que pueda ser útil al hoga r·, y c6mo no es arnétble, ni en­cautadora, ni agraciada una mujer que carece de alguna educaci6n y de cierto grado de instrucci6n. ¿Quién no se verá en el curso de su existenda en el caso de infiuír sO­bre la educnción de una persona ·~ T odos, cual más, cual menos, hemot de llenar la tarea de educa r, y p dt- cll:l: Po eo, 6 casi naJa ~e afanan los pueblos por l a educación de la m11jer, como si pa ­ra ella no ell.i&ticra otro rnétoclo oe enseñanza que el de Juan Jaeabo Rousseau. A la muj e •· se ~a educa con extremado miru o, ó mejor, no se la educa, supuesto q•:e llOr una fatal consideración no se la dep iustr11ír·se, 11ino que se la rciPga al descuido y al aband ono. Enlrc~ada á maestr os que C;tsi nada se af,•na n por su ins­trucción, apopdo este df'sc uid o por e, mimo de los padres y secundado p or la propia nr>gli~encia, la niña, á quien no se 1c ha daJo á conocer el mér1to de la cJucación, llt-g<•rá bien pronto á la época fallll de la adoles. ceu cia, la cua l recibirá con entusias­DlO porque en ella se ven'~ libre ele es t udios que la im portunan y puede ya entrar en el mundo á luci r sus gra· cias y apostu1as, q••e sccun darÍl la vallidad. ll1en prontu 'cnddn los sotél1tes de la adoleseencia á combatir su co. ra~ón, ¿y cómo sabrá •esi &til'los si 110 sabe siqu iera pres~'IHirlos > El amo·· es el p• imcr eneJUigo que se le espera á la mujer, fala ces lt s onja~ la te<1ucen, y aquí empieza la { poca te­rrible de 1 os desengaños . Los primeros debel ll:an tos, rudos y f11e1 tes, por ser 1 os p ri ro e ros, 1 a a n11. hnan; 111:\S luí-go vuelven levantarse c:.oo más brío, y y l no es la t ím1d a d.oucella cuyo coradn puro é mocen . te no sabe siuo amar con a~ncillez; M6, e-te amo1· ¡•rim ero ha suJo vícti. wua d~ la llranía y fala cia del hom· bre A la se.1cillcz y canclor se oponen la malicia y desenvoltu•a. put:S Jcs­pr(' ciaJos sus pr11neros senltmiPntos, ~usca el alivio en la rnis rna fuente de su desventura y se arroja 'olunt a· riamrnte en la hoguera que ha de COIISllrllir la. Poco dPspués es esposa, ) no conoc1endo l"s tlehcres de és ta, ni los medios que lia de t•mplear para ha ­CfH suave la vtda de su compaiiC'ro, es bien pronto despreciada pul' rslr, que al prirH·•piu la mima y la rr~ala eomo un oltjclo ht•rmoso aunque inn­ttl, .Y clcspu~s m~tigado por sus t or pez;~s, necedades y capri('hos, ll!•ga btt•n pronto tll·obt·atle odio fÍ la vida fHIS ;H ia al lado el~ esa mujPr r¡ue sólo se afilll.t por componerse y gastat·, sin cntcnrler 111 j••ta de la economía y cuid.tdos dnm ésticos, que son su prin­CtfHII UIISiÓn . N!) tarda rn ('0 SCI' madre 1 V entonces es ··ua ndo debe germinar ia sl'milla dt• la edu,·at~tóu qne se haya deposi­tado en ella. Su co1·az ín de mujer y de m:~rlre t nn s<Íio s.thnt ::~mar ese fruto e,pe. cic1l rlc su mtsi 0u, que es, por· dvcir­ln a,í, la su¡m·ma obra que produce la mujer. Sr la educaci ín dehe comenzal' c.es­de la cuna ~ qué hará esta matlr e, en !>u i¡:nor:wc•a, para enderezar· esta tic1 na planta contiada á sus cuidat.los v cuya d•n·cc 1Ún de be trazar desde la " ' f.~ncia) "' lgnot·andu la~ cllfen•ntes t>xigen_ cías de la naturaleza, ; sabr~ distin. ~tllr' por los ~·!IIIHios ·at1·ia, cand1Jato del pro~rt>so, el n i10 es un tesoro de grandeza que s .í lo sabtán m:tnf'jar mano~ rnuy drt::~ttaJ y muy puras. ~ Sahé1s <.·u~utos maiP.s se 11igucn del descuHio t-u la ¡Himera ednca-ci ·,n > \' ed ts t• j01·en que ya entra p•>r el e~ra L• oso en mino de las pa. \ ·nu('s. No ha tenido una llléHhl' que le ens,•iie í1 dtstrnguir el h11·n del ma l , r.i una mano fue• te que cnde­r c<~e sus {la5os, ni uua in td1gencra Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. REVISTA OE LAS DAMA~ 71 firme que 11' enseñe " negarse fl sí 011s m o; entonces el j v\•en, sin una luz n a un ronsc,io para ~uiarse poa· el lo rbell ino de l mun do, se dt•Jará a rr e­batar por el impetuoso torrente de sus apetitos, y en su inexpcrteawia, se ab razara" aquello que se le mue,_ tra tan halagüeño J fJUC no es sano el princip1o de su perdici ón . Ante estas verdades tan evideutrs i no te111éis por vosot ros m is mo •. y no os ¡¡faná,., por prc\'Pniros unn no b le cuna ? Una vez que los desengaño s le b.an dejado <~1 bomba e la expí'J'tcn c1a, se cons1derarñ grande y douu nador sobe• bia fatal de su m1sma •gn ora nc 1a) y entonces la pobre , la infeliz madre fJIIC no supo sino mos ~ r arle al h•jo su tcrnur:t, sufairá las wgrat1tude~ de és te t¡ue no halla rá en en t>lla sano un se r ignorante• y poco ú t il. .Este es el f ruto de la educ ac·ión descuadada de la muJt•r, y por t•slo subsaste aun para el corazcín del hom­bre, corn o lo era anttgua m entl', tic­gr adada, llliÍlil, despl(•ciada y t•nvi­leCHJa. Educad ,. instruid a la m ujt>t, y entunc~s la veré1s ocupar un put•s­to al n11·el de l horob.rc, qu e es f'l c¡ue le corre~pNl'le. Por la buf'na educacaóu inicial que ella os dr , tendré i s buenos ccu dadanos, r.olumnas d e la Patria, sos tent•s d .. 1 a H el•gión y en una pa­labra, homht·cs r¡ue tengan la ncult·­z a clr 1 a virtud en su e o r azón, !'u­yas costulllht•t•b s ei'IÍil puras, y títtiP!> suc; 1ndust•·•a' Hu• I"Í la barbaru• v COta·upriun ele· lns pu<•hlos, y flot~­ce r a en t'rllnhio ia 411tra, la \'!Hcla­de r :t Cl\'lli?.at·••·n IJ"~' PSI •Í bast~da en una Vt't daclera ~ l~tt • n soslt'ruda f'UIIC'acio~n - 1 M lill7u>'<, F• hr>'ro d•• l!!Oi. - - ,J. M • y P. O . RASGOS B IOGRAFICOS ele 1:1 notahli' nuw~tl'!l c.le canto st>i'iora i)l u. Lildt• J\1<\l'chesí, M arques;\ llc la Rajat.a d& Ca\t t'<•llt-s poi l\lr. \Villian Aru~s• mng , 'l'mclucído, ele 'l'lce Lotlil!s lfom" I,Tom~l F.spcctalmente p.tt·,, CoLmrtu\, H~:nS LA uv. LA~ 1lurA.s.) Durante cinruenta y dos años de :nsciianza la seiiora ~Jarch csi, rlebi do n su~ csfuerzns propios y á su gran t alento, ha obleuido en el mundo artís. Lic.o la pos1cióu rnás notable y distin­gutda. Ha sido <•asi l.1 ún1ca que ha obte111do desde todo punto de vista tan brillante carrera. Ella ha enseñado á las más nota bies <·antatrires y :l mayor nú mero que cualqutcr otro profchor lo haya hecho en el mundo.rnu:.i ca l Entre las que ha dado á C'Onocer al JHÍb liC'o y admtrar de él. e~tán, enlrto otras, Etcl­ka Gerstcr, G.rprit-lle Knws, l ima di ~JufsC'a, Calvé, Earues , S~tndea so n Nevada y ~Jclha. ' Fue1a de •JIIé durante su Jaro-a vi ­da df' ar li!>ta ha ~ozado de la ~mis­t ad de los naas notables profesores corno Mendcbshnn. Berlroz, Rossini Y l\lf•yct bcr en la prinH'J'3 epoca de su vrda profcs•onal. sien lo luto~o co. noca.Ja por \Ya~ner·, \ "errfl, Lis:r.t, Ru ­b• nst .. in, Gounod y Arnhrosie Thomas, t?l'iav oa es hoy adrnrrada por compo_ sttores de la talla de S .t int-Saens v .\Jas~t?net • El trabt~jo qu e empr1•n.J•ó dt sde su juv~ r ~lud ha requerido tal firmeza y dectstru que, al \Cr su d1·licadeza fí­sica y la suavidaJ de sus maneras pa . , rt!C~ 111cred le que ellil haya podado realizar tan ardua y m onumenta l em · "';\Ir .• \t·m .. trun ¡;re,el e'l!("'' tt .. )fr,. Ne­J: i .. \litclocll. far~'"'" ~:ant ltt'u .lltt·un en 1'arí~ tl!L n lo fu~ admir;•d;• por la )'l'tnwr·a ll'ó! l'lll;~ grande Op••r·a y 'llle t>ll1\ 1t • ('<>nscrva lo ¡.nstvsa, co­m,¡ rt·cuenlu tie "'ldhourne, '>ll t.it•na natal. N. de J~, Tr~ductoras. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ---------------------------COLOMBIA - -------------- presa; y, sin t'mbargo, después Je cin­cuenta y dos años Jc constante labor ha quedado hoy la sei ora Mat·cbcsi tan fresen y competente corno siem-pre. . El día que cumplió su quincuagési. mo aniversario de ensei"tanza, me dijo: ''siempre oímos hablar mucho de in­gratitud á los maestros y yo ase­guro que entre todos aquellos :\ quie­nes yo he enseñado, podría contar á los ingratos en los dedos de las manos.'' Otro rasgo que podemos apuntar de ella, aú.n l'n medio de su vida de aCtividad, es su sentimiento maternal que conserva viya ml'nte. De una fa. milia compuesta de nueve hijos, so· lamente una vive, la condesa Cacci. misi que fue conocida en la escena con el nombre de Blanca ~l archesi y hoy está establecida en Londres. Tal ve~ el 1·ecuerdo de estas ocho pequeñas tumbas, q'ue \'isila tan fre­cuen{ e y religiosamente, es d que ha hecho que sea como una madre con to. das las niñas que se colocan bajo su dirección. Viéndola rodeada de ellas, Jos do m mgos por 1 a tarde, en su hcr. mosa casita de la calle ele Jouff'roy, en Pa ris, es corno se puede apreciar mejor su maternal celo y vijilancia. Muy á menudo alguna célebre can­tatriz, en otro tiempo s11 discípula, qu.e desea tener al~unos rnome11t os Je reposo, vuelve á ella, y e11 medio de am¡¡bles .atenC"iont>s n•cibe fortaleza. y con~uelos de 'a señora i\Ja,·chesi. T odos los aiiiJs, en Septiembre, la señora Mclba viene á Paris á repasa r sus estudios con la Ee'iora ~'larchcsi, y de torlas sus grandes discípulas ella es qu1zá la menos val'iable en su arnis. tad, po1·que a1m siendo una prima dona, tan notable, permanece leal con su maes~ra . El cua rlo Je clases de la señot':l Marcbesi se cnc11cntra hoy día en el mismo estado en que lo tu1·o cuando empezaron su aprendizaje, siendo aun pet¡ueñas y dt>liradas niñas lns, que hoy son grandes eantat rices, conocidas y admiradas Pn el mund·o. Allí exh1bc retratos auténticos de personajes dis-tingu idos y en uno de sus extremos está colocado el gran piano, enfrente de una plataforma, donde las cantan­tes pemHinecen de pie á la vista de la señora 1\-larcbesi; allí mismo ense­ña todavía seis días en la semana con la 1111sma energía que la caracterizaba hace e incuenta y dos años, y con en­tusiasmo tál, que es difícil crf'e r· en el tiempo e¡ u e lleva de estar enseiía ndo. " T orio lo que yo necesito, decía últimamente, es encontrar voces jó. venes y frt!scas; si ellas no ban Sido­trabajadas ó fatigadas, tanto mejor, porque así, despu és de tenerlas dos 6 t1es años á mi cargo, podré mostru el éxito de mi labor en la educaciórt de di chas voces." Tiene discípulas de casi todos Jos pa íscs rn ás a del anta dos, desde .1¡\méri­ca hasta Austra lia, país natal de la seño•·a Melba que, como se dijo antes, es una de l¡¡s que ha obtenido mejor · suceso en el mundo. Los salones de la señora Marcbesi se han Hbiel'to \'arias veces con moti­vo de espléndidas fiestas musicales, y luce en todos la refinada est ética de su caráctt!1· de verdadet·a artista; tiene una galería especialmente <~dornada con profusión de palmas, bustos, es­tatuas y retratos y en donde se ven por todas parles recuerdos de su bri­llante car'l'ei'U y honrosos diplomas Jll'e!entaJos á ella, cuando ha sido ele­gida miembro de distintas y muy no. tables asociaci011es musicales de di­versos países. La señora Nevada nos dijo que en una audición musical dada en dicha casa en la época de su estud io y á la cual fue in\•itatla ft tomar· parte, es­tuvieron presentes Ltszt y Rubins­tein, Saint- Sae11s y Massenet quienes tocabau los acompaiiamientos para el la y la señora Calvé, que era en­tonces una delg:Hia niña (¡ue llevaba su cabellera r ~lltiJa en dos hermosos bucles que Ctl ían sobre sus espa~ clas. Liszt, que estaba ya un poco anciano, se dormía siu cumplimientos cuando se cantaba su propia música, y sólo se despertaba cuando cantaban la de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. REVISTA DE LAS DAMAS 73 los otros, al paso <¡ue R.uLinstciu se levantaba lleno de excitación y ~ntu. siasrnado al o1r la c!>pléut.l;d~.~ ejecu· ción de aquél en el piano. La señora ~ l arches1, que fue cono­cida cuando soltera con el nombre de Matilde Grauman, nació en Frank. fort, Alemania; perteneció á una fa_ mil ia r1ca y Jo mis1110 que sn:. herma. nas re cibió una e~merada educa1·i ón, y estudió, adernns, m úsica, fntnl:~s, in­glt ·s é italiano, idiomas que habla y conoce tan perfcctameutc como el suyo propio. El deseo de enseñar se man1festó en ella tan pronto corno cntr6 rn el coiPgío. Busc6 algunas entl'e sus arni. guitas que qu1s1cran aprender lo que pudiera enseñarles de italtaato y mú­sica, y sólarucnte dos re~ol. icron a ­prender cuanto ella t]uisiera enseiiar­les; las demás d1jc ron q11e les parecía muy severa y se le retiraron. Este esfuerzo propio, vi~orizado con los aiios, dio por re:>ultado el que se for­mara su carárter, enseilando hasta llegar á ser una gran maestr·a. :Su gran severidad en las aulas de estudio haec contraste con su amable insinuación fuera de el las. Hablando del estud1o del canto, me dec ía una ve?.: ••No todas alcanzan un gran éxito porque creyénJo:.e supe­riores muy pronto, :lbanJouan sus es­tudios y creen que poco nec esitan ya para complacer. t·:~ tc es un gran e. r ror, y tales pe1·so nas cuando piensan haber avanzado ya nwcho, a1wnas van en el principio. Las gran le11 canta tri ces no se fo1 m a u sino por medio del es ­tudio; éste es el tínico rned1o t¡Ut! hay para alcanzar completo t!x•to.'' Lle\·aJa por este 8otH'encimieuto y por su e~pí1· itu investigador, tlurante sus estudios de canto con .:\Janul'l Gc~r­cía, r¡uil'n fue también maestro de .Jenn} Lind, estudió la anatomía ele la garganl.t ; pero no !!alísfecba con lo que ~e 1 ... emeiiaua teó ncarnente, l11zo pot· su cuenta investigaciones y disec. cíoncs corno un •·studiante de eirugía. Tocio esto es lu que ha dado por r es•ll· fado el mara\·illoso método d~ canto que ha funda do y I]'JP. la ha Lecho tan af.11nada en el mundo. Los primeros años de su vida los pa!> Ó en Frankfo• ten traqullos claus­tr os de estudio; m1ís tarde, con motivo de hauer ten1clo pé1 Ji das de fortuna su paJre, se vio oblig.1da á sostcner~e po r !!U pro¡o~o esf•J~rzo y enlouccs tuvo ocasrón de hacerse conoc:cr y admirar entre los ruae~tro:. r compositores de aquella época. Su fJruília se desagradó profunda­mente con ella al oírle manifestar sus deseos de scr cantatrrz, y fue cnviat.la á Y1ena á casa de una tía suy:¡, la Ba­ronesa Ertmenn aruiga y d•scípnlil de Betth o\·en, para que á su lado estu­diara y se graduara de maestra. La camarera de aquélla era una art•sta que influyó y corrtribuyó t.'n g r an parte para re1•iv1r y rt•fo J'Zar SlH deseos de ser cantatriz. Nicolai, el ·co m¡,osito r de 'l'he J1:[en·.lJ Vines of lViruisor fue su maestro y en casa de él se conoció con la prima dona stlrora Viardot, quien O)éndola le insinuó que debía irse á Pal'i~ á es t udia!' con su he1 mano L\Ianuel García. Ella volv1ó ;, l!'rankfort ron el fin ele obtener· el peroril>o de su madre para e~te l'iaje, y su hermana, quren al lin sunpatrzó con esta idea, llegó~ entusiasmarse hasta tal punto c¡ue l a ofreci6 l!Ostencrla con sus propios re. cursos, pen .a ndo col oc a rsc corno maes­lra de c~cuela en lnglc~tcrra. \Jf•ndcl­sbon, el compos lor que '¡, ía por aqud t•empo en Frankforl, fue quien oLtu1o el permiso de la ~eiiora Grau­mann para que su hija se dcd1car" á la canera de la mús ica Al orla canta•· le ofreciÓ J tnseiíú mu IJas de su · plt'zas; y, fina lmen te, cu:1ndo ya l t' llltilto su apn·nd1Zc1jc fue él quien le (•ousigu ió y a~eguró buena:~ colo. cae ion('S '••nt ll!ils todas las dd1cultadc~ lo ­gró al fin llcgu .l Par s y empezar sus c~tudí o~ con Manut;l Garda; pcl'o allí tuvo q oC desplt•ga¡ to oJ.1 ~~~ euer- 1 • • • , • • g•a y l'es1gnacwn pa1a Sl'J;UII· s1n desalcnt;use, h<•sta lograr coronar su carrera, so~ tenida (nicamentc por los Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 74 COLOMBIA - -- pocos recursos que le podía enviar su hermana desde Lon clrt•s, y ayudada algunas veces por amrgos de su fa­milia. Al exhibirse por prime1·a vez la seií?ra ~l;.rchesi supo inspirar inler~s Y stmp<~tta ti t odo e l 11ue la conoc ia; as1 fu,e que arlemás de l\lendelshon y Gar1:1a, er .Y L1szt qutcnes le ensdiaton muchas de sus piezas de canto y más tarde Gounod, Ambrosie Thornas, Délibcs y l\1assenet l a acep taron corno drscí pula _po_rSos días, si y sus sent1mrentos en favor ele los au~trai­cos, unidos á la circunstancia de ha. bla1' el aleman, no hubieran dacio por resu ltad o que la sindica tan, har.ta que ~~~spué.s tle haber r. ido 1 educida á pri~ sron, cl!\ndosele los más duros trata­mientos dur·ante cinco días, logr ó es caparse de la ciudtld, haciendo todo el v~aje en una diligencra hasta r egre· sar a Frankfort,donde su madre, alar­macla y llena de pena al oírle relnta r todo.s lo~ trabajos y peligros 4 11ue se h~b 1a vrsto expuesta ¡¡l principiar s u v1da deartr~ta, la hizo firmar un com­promiso por escrito de no volver ,t cantar nunca 6pe ra alguna en el tea. tro. J.~~te episodio y la obediencia que ella tuvo siempre {l los mandatos de su madre, fm·ron la causa poderosa •ttte tuvo rara dar otro r•lmbo {\la bri­llante carrera c¡ue ya había iniciado, y poresto brt116 en otra esfera distin. ta de la .que ella se hab:a propuesto consegurr. Y Pudo á Lon clres como maestra, apareció ,·arias veces con or;~n éxito . ~ en concrertos, y encontrñndose con García nuevtlrncntc, c¡ue también híl­b ·a venido á estahleC'erse allí, reanu­dó sus lecciont>s con él y clt>spués de haber hecho una gi rR por t oda 1 ngla_ terr~ _dand~ conC'iertos con el gran v ~ollnrsta l!. rnst, empezó á d:~1· lec­c• ones y fue encargnda por G<~rCÍa de todos sus disc 1pulos durante una en­ferrncdnd fJUe sufri6 Pste Fue así co­mo en el estudio de dicho señor co. noció y encon l ró por primera vez a l ~larc¡ue;: de la Rajata de Castrone . , . , un JOVen pohtrco Italiano, descendien-te de una antigua familia de Palermo que s.~ haiiRba refugiado Rllí y q11e tambH!tl estudíaba con García é bizo su rstreno en el teatro~ conoculo con el nombre de Sah•:~tore .Mar<'hesí. En 1852 se casaron y ha<'e cuatro añlls l't' lebra ton su3 hod s de oro, en Pans. En los primeros años de su ma­trimonio, esta pueja de arltslas dio concie1 tos en Jnniaterra Alemania ( l . l) , • tata y Suiza; rn ris tard A ¡¡sumieron el pt ofesorfldo rn el conservatorio de V icna y despuí sen el ele Colouia, para volver poco despurs á Viena e u ando el nue,·o conserv:1torio fue reor"'anizado en aquell¡¡ ciudad, siendo enc·:raado el seño1 -~Jarchesr df' dirígrr y ~~seña r R. los 1ovenes' la señora Ma rcbesi á los 'n riiéls; pnrque durante su época de profcsnrado és ta se hahía conven. cido c¡ue en la cnseñanzadel canto laa • 1 mu.1rres c!Pben aprender con una maes-tra y los bombrrs con un rnarstro. Aunque los primeros ttiios de su residencia en Viena , apenas ser vieron para hacerla conoce¡·. ella tuvo sufi­ciente paciencia v se conformó aún con ~1 muy corto 'sue ldo que gana ha de cronto sesenta pesos al aiio, recor. dando los numeros ejemplos que se vt•n rn el mun rlo cle las pet sonas que se conforman con poco, cu:~ndo prin· cir1ian, :í veces 1\ no ganar Mda; ·pero que luchanclo sin desran~o obtient'D grtlncles trnlllfos y grandes fortunas. Los años que siguieron ~ la segun. da vez r¡ue In sriiora Marcbc$i vino á Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. REVISTA DE LAR DA)fA...; 75 Viena forman uno de los 1wri1) los de su vida más Importantes por 1:~ popu­lari, lad J nombre qnc adclu1rió t:oltlo artist.1, tanto por los nnmc1·osos y se­lectos concict tos r¡ne dio, como por s•1 ma¡;nítico rn étoJo de cnst·iianza donde ella pu~o en prárti<'a sus profundos conot·lmtentos en este arte y las sabias observ:~ciones que, sobre ~~le ~:studio h aba' en ido haciendo desde mnehos año:. atns A los pocos años des 1 vuelta tí Yie­na, el d1Lno arte l'•rn, ~randc un pul­so. De lo., salones del eonser"atorio y d e !!U estud1o p rttctllar, sal1cron en poco tiempo, numerosos .a1ti:.tas de fama, y alc;unos años despnés el nom . lll'e de la sf'ilora ~Iarches! atrajo drs­cípulus de todos los paí•es y fueron ésta .. 1.1s mejores cant:~ t1·iccs en los print•ipalt•s teatros de l!;uropa. Norte y Sur Arnérira. Durante e~te perío­do ella cscl'lbió sn m1~todo de \'Ocali­zación y estudió el icliom~ ruso. Vino luego la muerte de su sexta y m .ís r¡uPrida hija, y sintiéndflse in ca pat., •le.,pués de esta dcsgraeia, para se~u1r VI VICO lo en Yt rna ~e trasladó ñ Par1s en el año de 1 hf, 1 . Por este t1 empo croptPza la ppoca tlf" su vida r¡ue no s h3 sido m'í,s conocida y ha­cen sus primeras apariciones Nevada, Eames, Sánclerson, Calvé. Melba, Savill(', Susana A1lams, Atlda CJ·i>ss· ley y muchas otras. '' El gran err{)r de los maestros esti en no conocer qu,~ necesita indi. vidualrncntc la voz de cada persona,'' me deC'ía una tal'de la señora Marche. si, y esto es lo que ella ha ~ahido co* nocf'r mejor en el cultivo de las vo­ces d(' tolas estas granel ce; cantatrices. La señot:• Calvé, por r·jemplo, estuvo cantnnrlo óperas sin mayor éxito en Brust'l<•s por varios año:. hasta que se sorneti1j compld:unente a l méto. do ele la señora M a rchrsi . La señora Melbn vino u ella quiz•'s ,a un poco tarde· para pt inri piar,¡ 'lfl l't'lldcr; sin e m !largo en diez mrst•s la prepaTó y dejó lista para harer s11 ntrada triunf,¡l en el teatro de B1 u~el.ts C 'uando h 5<'Jiora Patt1 dPj6 de te. ncr Í'xito t'll el papel de Julieta en la cí¡w1a "Rorueu y .Juli eta" de Gou. nod, la seiora \larcbes1 escogió á la sciior ih t:., mf's romo In. única que entre todas sus cl1s('ípulas la satisfizo pam d sempeiiur tlirho papel. Se In llevó á Gounod, qnit•n 1lespnés de ha­l> eda hecho cattlar las d1slintas arias de la úpern., exclarnÍI: "Aquí está mi .J ulicta. ,. Y anteg de dejarla, aque ­lh ruisllln 111'\ii,ma CllllH!z,~ :i inslruírla en sn papel. Cu:lr.do Svhil S;I\Hlerson ovó de la seilora ~Jarchesi , en sn prirn.era. visi­ta, que habra usado su voz de una manera ern,da y que 11ccesitaba por lo menos dos aiio~ ele estudio para volverla arreglnr, le contestó: "Oh, esto es muy l <~tgo y yo no ten~o tiempo que l't'r ter :'' Y fue Massenet quien la hizo vol­ver, conociendo que h seiie1a Ma.r­chesi estaba. en lo cierto, después de h :~berla enseíiado f. l durante dos aiioa y tle haber ella <'antndo cien veces con'-eC'utivas sn ópera E.rsclara­IIIOJirlP. Después de dos años no interrum­pidos de estud1ar con dicha. seiiora, hizo esta joven la m 's brillante a.pa· rici6n q ue haya rt'gistrado en los ana. les de su carrera de a1 tista en el teatro, con...llrntu/1. L os an te1 iot es ras~os 'lue hemos apuntado aquí, sou prueba evidente de la finura del oído de la señera Mar. chcsi y del claro conocimiento que ti ene de la voz h u mana el <'ual bn. sabido emplear con tanto pr·ovecho y buen éxito en favor de las jóvenes, haciéndolas obtener brillantes y ho. norificas cn.neras. Otro rasgo que pcdemos apuntar aqut y que le hace honor en su ca li ­dad de artista es el siguiente: Cuando llt>gó á París seguida por el huen uombre que hauía adquirido en Viena, .\1,1ue1, el rompositor y di­rector del conservatorio en dirlH\ ciu­dad, la llanJó como profe~ora, pero le impu•o la cou Jici6n de u~ar para el <'anto ~1 iJiom:t fraucé!'; porque así lo Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 76 COLOMBIA ordeoahan ]as r e ¡: las d e este i nstitu. to. El ital iano es el idioma que in­var iablemente empl ea ella en e l es­tudio del canto y no ell partidaria de usar , pa ra dicho estud io, e l francés por que dice que e l soni do nasal del francés es perjud icia l para l a emisi6u clara y afioaci6n de l as voc·es; por esto prefirió no aceptar este honroso cargo y trabajar aisladamente, ::\JJtes que tener mortificaci ones en su con. cieocul. pnr haber faltado á E.Ul> pri n­cipios y conocimientos. L as mencione!r honoríficas que ha r ecibido la señora .Marehesi han sido sin número. Ha recibido conde· coraciones académicas del Gobier n o Francés, del Emperarlor de A lema. nia, del Emperador de Austria, del R ey de Italia y últimamente " l ·a Orden de Mérito de A rtes y Ciencias '' enviada por el Rey de I uglaterr~. P ero por encima de todas est.'\s con. decoraciones está una que habla más alto de su arte y méritos persouaies, como es el gran número de notables discípulas y de amigos y admirado­r es entre las mejores autoridades m 11sic·d es. No carece de importancia ni debe pasar sin men ción l a simpatía qne d icha señora ha mansfestado por hs seüoritas de América, amantes del diviuo arte, de tal manera que ha bo~:lto arre~lo e~pecial con lol> tlirec. torc'i de Tltr) Ladies '1Iomt:l Jou 1'· rwl de Filadelphia. á fin de que por su conducto le hagan cousulla, que oír:~ y conté~:~tará gustosa, en el mismo periód ico. Sa betuo~ por el dicho periódico que ya le hau sido eov iaJas multitud de preguutal> que ella contestará cu los pr6ximos uúmeros; tal.l luego como esta¡, lleguen á nuestras !llanos, uos proponemos ttaE~AD A TODAS LAS XACIONE$. 1~.-Los Poderes civiles ó los Go­bierno~ de un país ti ->ncn uerecho de obligar á lo s padres á que instruyan á sus hijos? R.- No ; porque los derechos de la Familia no pueden ser violados por los Gobiernos civiles. P.-Qué se requiC're para que los pa­dres en~eñen ? R.-Para que los padres llenen la misión de enseñar, que tanto Dios co­mo la sociedad les ha impue~to, es in­dispensable que ~cpan, quieran y pue­dan hacerlo ,P.-Faltando cualquier~ de estos re­quisitos qué pueden hacer los padres? R. - Si falta cualquiera de estos re­quisitos en los padres, es tando éstos Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. REVISTA DE LAS DAMAS 77 imposibilitados para cumplir; tan impor­tante deber, pueden confiar sus hijos á los maestros. P.-Qué condiciones exige este ele­vado cargo ? R.-F.ste cargo exige en quien lo desempeñe condiciones físicas ó corpo­rales, intelectuales y morales. P.-Porqué necesita el maestro con­diciones fisicas? R.-Porque si el maestro es dtfectuo­so, jorobado ó contrahecho exita la risa y desprecio de los niños, y puede caer en ridículo. P.-Porqué necesita cualidades in­telectuales? R.-Porque la educación es una ciencia muy difícil y se necesita una inteligencia muy clara para poner la verdad al alcance de los niños; además, el maestro tiene que saber muchas co­sas para poder enseñarlas. P.-Porqué tiene que poseer el maes­tro cualidades morales? R.- Porque tiene que atender de una manera muy principal á la educa­ción moral de los niños. P.-Cuáles son esas cualidades mo­rales? R.-La vocación, la justicia, la pa­ciencia, la autoridad, y en una palabra, todas las virtudes cristianas. P.-Que se llama vocación ? R.-Llámase voc;tción la inspiración con que el hombre se inclina á una ca­rrera determinada. P.-Cómo podemos asegurar que so­mos U amados al magisterio? R.-!;i nos agrada estar con los ni. ños disculpando su aturdimiento é im­pertinencias. y nos complace desarrollar en sus almns las semillas de la verdad y del bien, se puede asegurar que so­mos llamados á la enseñanla. P.-Qué otras cosas dan firme¿a á la vocadón de la en!->c~anza? R.-Si el mae:;tro e:; persistente en su obra, si no descuida por un momen­to el fin de ella, y si b usca con afán el modo de no perder el fruto de su tra­bajo, cumpliendo religiosamente el sa­grado deber q1:e se ha impuesto, puede decirse que es llamacto por Dios para ejercer tan sublime mini-.terio. P.-Que es justicia? R.-Es la virtud que inclina á dar á cada .u no lo que le pt::rtenece . P .. - Porqué el maestro debe ser justo? R.-El maestro debe ser justo por­que así ven los niños la rectitud y equi­dad de sus acciones. Esta es una virtud importantísima para evitar que se fo­mente la envidia entre éllos. P.-En qué consiste la paciencia que debe tener el maestro? R.-En esa solicitud para fortalecer el corazón del niño en las ocasiones que lo irritan ó conmueven, así como el su­frimiento y la tolerancia, que tienden al objeto de la educación moral. P.-Cómo debe estar representada la autoridad del maestro ? R.-Con aquel carácter que da el crédito y la buena reputación que debe grangearse el maestro en virtud del em­pleo, pero sin ostentación, fausto ni aparato. P.-Cuáles son los goces en la carre ra del maestro ? R.-La complacencia que result" de hacer el bien. P.-Deben guiar al maestro los in­tereses materiales ? R.-Las riquezas, los honores y la remuneración material no son patrimo­ni9 del maestro de primera enseñanza; su campo es el bien, su móvil la cari­dad y su recompensa la otra vida. P.-Qué causas aumentan la digni­dad del magisterio? R.-La importancia de sus servicios, la exigua recompensa de sus esfuerzos, los desvelos que demanda, y, en fin, la grave responsabilidad que pesa sobre el maestro. P.-Porqué se debe re<>peto al maes tro? R.-Porque el maestro ejecuta un papel muy importante en la sociedad, cual e.s el .desempeñar á los padres en la obhgac1ón de educar á sus hijos. (Continuará) MANIFESTACIÓN Sinct<, Juniol4 de 1907. Seiioras Directoras de CotOMBIA. .=l}ogotá Muy seño1·as nuestras : Hemos leido con suma complacen­cia algunos números de 1 ,¡ importan­te publicación que tan u4bi l como Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 78 COLO~tBIA digna men t e dirig en us te des, y ha sido tan grande el entusiasmo que ha des. perlado en nosotras tan bella lettura, qu e no hemos podido 1esist1r al d e. seo de fi gurar entre las últi mas pero decid idas susc rito•·as . En es l a era de redenci ón porqu e at1•aviesa nu es tra Patl·ia, no debían f,d tar mujeres wstruídas y bit>n ins. piradas quetrajerau ánueslros hoga ­r es un a bien escogida lectura que á la par que instruct1va, nos proporcto· nar a un med1o moral de recreación en la rlivcrstdad de sus te mas. U.tedes, 1wes, hono ¡·alolcs seiíoras, h in ll enado una necesidad social y tlo. méstica T a mbién la m ujer como el hombr e necesita beber en las purísi. ma s fuentes de la Io strucción, y es de l as mujeres colomh ianas q ue han de nacer l os hombres que mañana de ben continuar el engrandecuniento dP Colo ~t~ bia, p or· lo cual la instrucciÓn le es necesaria para for11 P r el cora· zc: n de esos htjos q11e lue.;•1 se 1 án c1u da danos y lJllléll sabe s1 m s tat·dc ru andatai'ÍI)s. R eciban ust~d es nuestras mh ,.¡¡. Ju¡·osas felicitaciones y los vo t os nhis sint•eros que ha eelho-; por11ue Dins le s conserve l3•ga vida y constam:ia pa r a ~rguir en tan 1 enélit a labo1·. Con Sf'nl11111entos de la n~<1s al ta constd erac1ón, somos de IIH<.'dP.s mu) atentas y segu1 as servido• a•. A.IIHI~ {, OPOLHO.\.-,\'..\ 1·,, Ul I'~J'I. NOS.\. ·l 'Ailol r. oc .\LE.Rl,\~0-HuM Jo;t.\'II(A DI "')~TO'lA.-!tl .'1. ,,. H.Ht­C¡.! NA. \1 ,,,¡,,R. nE BRAV(l. ,\'' 1·. \. IH {lt,J,I) \ . r'lt\CISC\ S. IH rlFI)(l\ DO. i\lAI(¡A 1' :>¡,\ \'.\1! 1{() ,11M l' \f./,, -- SUELTOS Presentamos hemos recibido de muy ilu-;trados ca-· balleros) de distin_Juídisim"s damas de toda la República. a-;í como la mani­festación tiUscrita por algunas scñ0ras de Sincé, que hoy publicamos. Agra decemos de corazón al importante y bien enca­minado periódico de Jha~ué, " La voz Católica," las n:névol:ts frases con que no sestimula y la ho:u.)sa reprodul'c.i6n que hace de nue>tro ~d it'lrial del ten-:er número y de los ven;o~ del señor Rivas Frade: CoxsoLATRJ x ,\ ~·1 tC'I oRnr. P edimos excusa a l señor X por no habernos Sido posible insertar c.n este número el resto de su importante carta, la cual procuraremo::; quede I'OnriuÍda en el próximo número. Nuestros p arabienes al Tlu str'simoseñor don Manuel Antonio Arboleda, consagrado Arzobi~po de Po­payineldía 29 de Ju nio próximo pasa­do; y nuestras felicitacione s al afortuna­do Departamento del Cauca por la glo­ria de obtener como P astor (!t. las al­mas á uno de sus m á.c; ilustró hijos. Charada Dicen '.'q ue la ca !entura ~o está en las sábanas:" y es Esto, en verdad, r·•tnf ••tJ ll'r~. Asímismo se asegura Que del traj-= el pri,,., y eh~ X o hace la lodo, por Oios nuestros r.tás complido~ !lg·a:kcimicn- (La ~ulucion en el prf>xim·1 número.) tos al r:xmo. señor De¡c:;gado ,\po•lO-hco y al llustrbimo señor .>.rzohi,po de Solución de la del nítmero anterior: Bogotá y Primado de CúlOUldÍ:J por la:, (~a m aclio. honrosl!.imas comuni canonc~ que se han dignado envia rnos. Igualmc.:ntc agradeccn'o' la~ rnu) nuutc•o... ,·squclas c,n( tílt im .• • 1cnte Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. REVISTA DE LA:-) DAMAS 79 Mu ~;;. -,. 1 1 EeRrOT. LA A LDEAN A Nun•ht t r;tduci•l:l tlcl francPs PSJiédal me n te [l:ll'a la U tiMl • tls la.< [Jauillo.) ( r:uuli '' UttlJÍ•~II) -Pero en cuanto,¡ :\louica, nues. tra n1eta, ¿ pretemler éi s ta111bil>n re­tírar ·la Ud COII\ t:lltO COliJO lo hicisteis con lfr<~nCisca? ¡ La pobrecilla lloro) t.4nto el oll o dio~ pensando en que ya uo estana con las l1 1!rmanas el ;:dio entrante ... ! El buen M1guel iba mostraudo cie1·. l o aire de pc1 plcjidad. ~ l tÍu1ca, la hi­ja de su prrnweJnita, habieurlo rpu::­clado cornpletarrwllle huérfana desde J.t ll ll:llOI' cuad, :,e ha 11a dc~oanoiJado en Kerbara al ladn de sus abuelos, tfUC mucho la q uerían, hasta el punto de (jllé el viejo Costarn ce se rnost1·a a par;l con ella rnl'uos s vcro c11 lo lo. cante ií.la cducaci,ín q 1c rlebía r t'C'Ibtr. E ra que ar1 u·lla rnña hahía Jlcgl'lta, l<1 her m osa n1iia ruhia c¡ue habí:. ll •. g-ado á rt:fresca l sus • •:•:uerdos ) ;\ pre~t'll­t arle en la ma ¡·clllt:l \ ejt z un Pie· am:nto nuevo de fclieuiaJ \'Pnhul~s·a . 1 Cu:'ullo gozaba íl ~~ la haiL.iHI por t:asual1 dad en los campos,, ->1 ~ah¡¡ á f OCibirJO Cll&n do VOlvÍa de ~ll~ uabltUto cosí s in inteiTnp c ion ha:,ta ljllt: la 111i1 a l lc­~ 6 á lo s d ie z auus, edad á fa cual la p uso en l a escuela de la aldea, sin perm 1t i r, no obl> t ante, <¡n~:: a:.ISlle r a á ella lodos l os d ía ,, p o r t e mor de c¡ue se fatigar·a derna s 1ado . Mónic a , á su t ur·no , sa bí a m uy bien que, e n tr at án. d o~e de e lla , los JH Ínt:i pios ltlf''(Or a - bies del viejo cam pesino podían ser cunlrarrcstadu:; Adem:Ís, 11 joven tía, apenas Jos aiiu~ mayur que ella. Pero al paso t¡ue Francisca había vuelto, en la épvca sc!ialada po1· su padre, á los duros t1abajos del ama­sijo, M t5n ica se h;,bia quedado en el com·cnto. Su abuela, deseando darle una educación e~ruerada y procuran. do también no <.;Ontrariarla, st• había c:.furzado pa1 a obtener que ¡•lb per. manectcse allí, donde tan lnen se en. conl•aba, Slr¡uíl·rc~ hasta los d1ez y se1s aiios. L 11 jovcn•·1ta era dt:l1enJa; poseía, auen• ·•s, un 1latrirnonl0, y no t•Ja, por cousigu icnl c, natural, 'C;?;tÍn la abu~.;la, condcn.ttla fl las fll'l\acio­nes y'' las asperezas del can•po. Y cunto las mad1 es d¡• f<~rntli , dolllina­dal! por el amor. n ••wa clpjan pasar 1 IS oca:.•ones dt·pedlr lo 'l"C dc•sean ¡'~ara los serc~ 'lut: lt•, son .·aros, la ('S­po~ a de M1gucl ( u~t.lii\'Pc JciJ a rc­ptllr el 3lii!JliC oHjilt:J ,Jía, 1.:11 IJIIC 110. t al,a tan buenas dtsposlcloncs t•n su ruar1clo y en qut• lll ''c~a 1111 laulo con­muv• do pvr la ~·~·• ma \ 1o;itn •1uc habta !Jccl 0 al Ctiii\CII(O, L' cro de e!>( o 1 •111~ ,;¡ • uu~•nt1e•·a Cll lo que i>e lt: I'II(!;:JU, \f1~uel; p~rut •u ,, e~. porl(lll' algo Ita :1ct·edado de la e fermell,.d clc •11 padl'e, e¡ u e rnu 1 iu l t!> en. tumo hien lo sabt:IS -Entonct>• lu •1u t• ll.·~t'' 1:1 • ~ <'•1111. po. Ya sé IJUt:' t;:.l. 1111 y L .. 11 ' 'll ntt•dio dt• lal> r ellgiO!tl" ""1,,, , ,, }¡""''' K e r ba .. a ü esa iuclo ' t lll<'? l 'n•, 'I'H no la p ondré is 1Í tWdt•nar · nnélrloc· t•na de \' 1\ C .l S n i r on l.i 1 .!11 t 11ln m-tul• Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 1, 80 COLOMBIA ----- -¿ Por<'Ju é no? Vuestras hijas ba_ .:en t•so, y no ~stán ma l . -Nuestras bijas son más fuertes, Miguel¡ y lo c¡•¡e decís so la mente p rueua que ellas no gazarán de un bien que sí podr:í gozar Mónica , si no la t r aéis aquí á que olvide lo que ha aprendido y á que se nos aburra, coru o veríais . - Naclie se aburre cuando t raba. j a ¡ pero vos queréis hacer de Mónica una serio ron a, y eso es todo . -No señor; la pequeñuela nos ama y esta r ía con mu c ho gusto en la quin­ta. Pero hay r1ne ed ucarla u n poc o, pue~to r¡ue tiene recursos y es eso lo que se acostu mb ra. Mtg uel sacudió la c ab eza y gu ar ­cfando ~u bolsa en uuo de su~ ampltos bolsillos: - Muje•·- dijo levantándose, me ha­CPis c·omelet· una imprurlenc1a: pero puesto que lo r¡•1erei,, permtllrP á \J ó­nica r¡ul'da rse en el c:onvento . Yo he ~brado con mis hij•1s como me !.a pa recitlo, y <'staba c·n rn• derf!cho; pero la muchacha t iene otros par,cnlcs que pi~nsan como vos, y puesto que no hay rne1bo de hac·t-ros enl• aren ra. zón, llt>jadl:~ donde c't L ]Hllita r¡ue ,¡ e JI ,, le parrua y hasta que os parttz· ca;, vo,. El pernllSO tan larga mente deseado ~~taha con<:t't!ulo, y 1:~ abuela se a¡He­sur! S á pn·gonar la buena nut•va: .\ l ;_ n•ca, como t olas las j•h·rnc•s rit·;¡s de la (lor sus hiílH t os, su conver~a<••nn, su ptn te. y princi pal­nwnt e por sus 1nnn,•ac•ones en el \'CS. tHlo y el 1winn do. st• había, colocado como fuer·L dd cÍr!•ulo ~t·llera,l. Es­to ~t' obc>1 va ha ~clt~etodo l'll f·lerta espc •¡e th· ,el:le10ncs. muy in~por tauii'S pa 1 a lo porvrm r. Lo c¡e rto e• a tpe mu~nno dl• los a ldt•:.rlos del contorno. mnguno de los arr<'ndata­rio~ \'eciuos dejeba tlc querer hacerse yerno del p:~dre \ltgu<'l. y nunca ~a­saba un mes sm que la guapa Francls- ' ca fuera pedida en matrimonio ; al pa­so que nadie osaba pretender la ma~o de \lónica. que pasaba ya de los dac­ciocho abriles. Es que en d c:\mP?• aunque los jóvenes. por lo ~cnePal. Sl­guer libremente las inclinaCI?nes de su cora;.ón,. tienen el buen sent1do de de­jar á sus padres el derecho d~ aconsc~ jarlos ; y ningún aldeano m aldeann (Yonl i nuani) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. CALZADO FINO pat•a señoras, ho01bres ·- 7 DIIIOS ENCUENTRA USTED EN • LA BOTA AMERICANA Plazuela de San Francisco, N.o 600 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. REVISTA DE LAS DAMAS D e creto L egi s l ativo número 47 de 19o6 ( 12 DF. SEP'l'lCllBRE) sobre prensa El Presidente de la Rej..- Í¿bUca ele Colomb.ia, en uso de SGS facultades constitudo. nnlt>s, DECRF.'I'A: (Corlf inua oi¿n ) el articulo a u terior. l!ste s.;rá in sertado en el Dómero p t6ximo i nm ediato, bajo multa de cinco pe-os oro 6 arres to equi­valente por cada día de d emora en su publicación. Art 22. C t;ando el escrito de que tr~­ta el artículo 20 exceda del espacio allí determinado, la ioscrcu)n se rá sicP.:pre obligatoria, mÍ\s la parte cxccclcntc se ha.­rá !1. costa d el iutcre:-ado , quien pagará por ella el precio establec .do pam lo C) ·o 0:: I..1.J a.. I..1.J C) ::z: ·e::> r:J.) L..W a:: a.. ::;¡¡;: c.:> 1- I...W o 1- l..l.J m o o H Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

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Colombia: revista de las damas - N. 5

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