Saltar navegación e ir al contenido principal
Biblioteca digital de Bogotá
Logo BibloRed
Saltar el buscador

Esta ingresando al contenido principal

  • Otros

Generación y puesta en marcha de un modelo para la homologación de terminales móviles a través del desarrollo de una aplicación sobre el sistema operativo Android

CONTENIDO DE LIBRE ACCESO

Este contenido es de libre acceso. Solo haz clic en el siguiente botón.

Ir a este contenido
  • Autor
  • Año de publicación 2018
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
Wbeymar Carvajal Pinzón, "Generación y puesta en marcha de un modelo para la homologación de terminales móviles a través del desarrollo de una aplicación sobre el sistema operativo Android", -:-, 2018. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2908838/), el día 2025-10-30.

Contenidos relacionados

Imagen de apoyo de  Bogotá contada

Bogotá contada

Por: | Fecha: 14/02/1865

REDACTOR . VENANCIO ORTIZ. LOS l\1 ANDA l\1IENTOS. Hare tres mil i cuatrocientos aflos, un pueblo · que. contaba ) ' o 600,000 combatiE>ntes i que cua­troeientos años ántes no el'a mas que una familia, ltl'll\' l' ahn por órdPn divina el inmenso desierto que se cstiende entre el maa· Rojo,el mar de Omao i In Pnlestiua : acnmpado ;ll pié de un monte aisla­do en mPdio de un mar de nreun cuyas trmpesta· des uo son n1énos temibles que las del Océano, oyó un día enta·e el ruído de la tempestad que lo ate­rraba, i de In bocn del mismo lJios, las leyes del mundo moral. El srncillo Código dictado en el Sinni i que cupo en dos tablas de piedro, ha Yisto pnsaa· Jos progresos i los cataclismos de treinta i cinco siglos, sio que Jos hombres hayan podido añadit· ni quitar una silaba a sus diez nrtículos. Soa·oflstro, Licurgo, Solon, Numn, Confusio, se elevaron mui alto por hnbea· dictndo, cnda uno a su pueblo, leyf's que ciuraron algunos siglos,¿ pero quién si no Djps hubiera podido dietaa· pan\ la hu­manidad de todos los climas i de todos los siglos una lei como el Decálogo? Las obrns de los hom­bt ·es, necesal'inment~ impea·fectns, sufren ron el tiempo modifieilciones, cambios, ndiciones, i pierdt•n cornpl fa mente su forma p1·imiti a : solo ' una obra de Dios puC'de couset·varse siempre la NUMERO 89 El mundo se babia apartado algun tanto del cumplimiento de esa lei, i el pRganismo deshom·a­ba al mundo. Jesucristo vino, restabl~ció la lei, i cnmbio la faz del mundo. El amor a Dios i al prójimo, síntC'sis mn•·nvillosa del Código del Cielo, se vió como un hecho rcai, i la cat·idad cobijó a los 1e lo co s 1 sagr, o La oba·a de Dios no podia res tablere•·se i pea·fec­cionarse por un hombre. Cristo pudo hacea· E;Se prodijio porque Cristo ea·a es i sen\; Cristo es Dios. Ningun hontbre ha podido hacea· lo que ÉL hizo. SistPmas filosóficos mas o ménos sábios i bien combinaC:os, se han oído salir de labios mot·tales, pei'O ni Solon, ni Licnrgo, ni Soroastro, ni Confu­sio, ni Platon, Lan podido adueñnrse del corélZon de los hombres, llenarlos con su doctrina i entu­sinsmflrlos hasta corrc>a· alegres a la muea·te por sostenerla. Cristo solo ha podidcdwcea· este miln- . ga·o i ' 'ivia· despues de diez i nueve siglos en Jos cornzones de los homures, que hoi lo aman i lo adoran como lo amna·on i adoraron Jos primeros que lo oyet·on i Jo virron. ¿ Qué hombre, por grande que hnya sido, ha podido contat· con ser nmndo d~spurs de muerto? ¿Quién se snca·ifiC'a hoi po1' Napoleon el grande, poa· nuestro grrm Bo­lívar? Cristo solo es hoi lo qur fué desde el prin­cipio: el consuelo dP. la humanidac1, el gran bien- 1 he(·hor, el árbitro de los puelJios~ Dios. Sí, Cristo es Dios. P01 e o doct1inn santa. no puede transg¡·edil'- sa, 110 puede insultarse sin que lluevan desgracias soba·e la sociedad que tal impiedad hace o consien­te. El Cristianismo es santo. misma al traves de las jeneraciones. Las leyes de Jos homba·es, limitlldos como somos, alcanzan de­masiado cuando viven la ''idn de tres jenerncione~, i el DPc.ilago sirve de base buce muchos siglos, a Solo la moral de esa Relijion ¡1uede hace1• que las lf•jisladonrs de los pueblos. ¿ Habrn quién se los hombres se mnen como hermanos ; solo esn atreva n 1wgnr el oríjen divino de este Código que morlll pnede hacer la felicidad de los pueblos; solo ningun hombre habría podido ident·? ella puede darles verdadera libertad. PMa que un- hombre hubiei·a podido idear esa La libertad que no está de acuerdo con esa doc-preciosn lci que en solo diez nrtículos cortísimos, tl'inn santa, no es sino tirunfa, i tia·anía tanto mas estabiHe todos los dereehos j todos los debea·es de odiosa cuanto es mns hipócrita. O id la ; lo que dice la humanidad toda, Sfria preciso que ese hombre por boca de su~ a9eptos es mui hermoso: « La hubiern tenido una imajit.ncion divina, qnc no lm- « doctrina de Cl'isto C"'3 civilizadot·a, es preciso oh­hiera sido hombl'e sino Dios~ porque solo no Dios ce sea·varla pero destruyendo _lo que hai en ella de puede dit't;H' una lei así que sirve· ha senido pa1·a ce sobreuaturnl. Cristo no necesita ser Dios para todos Jos put>blos, en todos los tiempos. Los pue- << set· un ~n·nnde homba·e. Su doctl'ina ha salvado blos que se lum sepaa·ado algo de esa lei,han caido « al mundo, pero no es mas que la doctrina de un en la mnlrl espnnto~a nbyeccion, en la esclavitud « hombre de talento. Nosotros somos ''ea·dailea·os mas ignomiuiosa, en la coa·a·upcion, i se han con- ce cl'istianos, pero 110 queremns mas Dios que el vertido en cadáveres. Luego ha habido revelacion, ce pu blo ; por la libertad i felicidad del puehlo luego Dios se ha herho oí1· de los hombres, luego « trabajnmossi pam conseguir hncerlo libre i feliz~ nurstrn Relition tiene una base divina, luego en «queremos quitarle las preocupaciones que Jo en­la Relijion 'erdadera. ce tontecen ; queremos persuadir! o de que no hai 1 A donde quier> Hé aquí el código sagrado de esa filosofía mate­rialista que se bautiza pomposámente con el titulo de J5oG~IA LIBEúAL. Compárese con los preceptos del Decálogo, i se verá todo lo monstruoso que ,enciet·ra ; penet1·ese un poco en esta doctl'ina i se descubrirá el paganismo con todo su bon·at·. Pam obtenet· su fin, sigue ciertas inst,·ucciones 1 que no Vat'ian. Mazzini escl'ibia a Beltmmi en 1847. « Pón la segui· en í) raíz, coJTompieado a « la s masas; si algunos bl'ibones del pueblo están l . > A estos gritos desaforados siguió uua gue¡·¡·a Cl'Uel, sangt·ienta. La Italia, el Austl'ia, Hungda 11 i hasta algunos cantones Sui-zos se debatian como un epiléptico, i los corifooS> de esas revolueiooes, al sentir la ola de sangt·e que les cubl'ia los piés, al v~ • las poblaciones ir il\da ,nl off· los lamcn- 1 tos de las viudas i de los huét·fanos i los nyes de fos heridos, gritaban frenéticos de entusiasmo: , ¡viva la libertacl1 Esta es en efecto la libc1·tad que pt·omete el libe­ralismo a los p-ueblos. ¿ Cómo se engaña a estos hnsta hacedos al'l'o.i_<·usa así en una borl'ible senda, hasta convertidos en mónstruos mas fel'oces que las fiet·as? Repl'esentando de nuevo el drama del Paraíso; la sot·piente engañndo1·a está en las so­ciedades secretas. Ellas lo comprenden, i ob1·ando en su nombt·e, la han tomado po1· emblema, con cuyo motivo dice un autor contemporáneo. ce Imposible era que las sociedades secretas (( adoptat·an un emblema mas adecuado que este. «La serpiente se m·t·astra callada entl'e las yet·bns, «se acet·ca i se enrosca sin haee¡· el menor t·ufdo << en lo mas íntimo i oscm·o de las ruinas de los « mut·os, dentt·o de las hendidmas de las rocas i « de los agujeros de la tierm ; permanece entre > En efecto, de esas sociedades salen emisarios que, de palabra i \)O\' escl'ito, i usanuo una fraseo­lojía especial, procuran engañar a los pueblos para lanzal'los en la vía infemal del paganismo. Roma i toda la Italia lo vi"t'on así en los afws ele 1846 a 1849, i hoi nosotros mismos lo estamos esperi­mentando. Allá, emisarios pagados iban a los cafés, a los tE'atros, n las tertulias, i en todns pal'h's pt·omovian mnrwsamC:'nte la conversacion que deseaban, para dejar caer ciertas pali\bt·as que co­rt• iendo de boca en boca,iban esasperando los áni­mos i disponiéndolos para la revuelta. El Minis­tro del Papa, Conde Rossi, aunque no et•a ecle­siástico. ca1·gaba <>on la odiosidad de los discípulos de Weishaupt porque no los d~jaba obrar con rn· tcm libertad, i resolvieron asPI"inal'lo. l-os asesi­nos fueron ensayados sobre cudávPres para que no necesitm'nn mas que un golpe i pudil'rnn darlo en medio de la mnyo1· concUtTencia; i en efecto, el 15 d e noviembre de 1848, el Conde Rossi fué muerto de una puñnlnda, al it· a abril' lns sesiones de la Camat·a Lejislativa leyPndn el discUJ'So de1 Papa. Los p riódiros libeJ·afes, habían dejado com­prender que al g o iba n lHlcedet·, die\endo dvs c1ias ántes uno que llarnaban D. Pirlone que del sepul­cro del 1\linistro a la cuna de la República no ba­bia mns que un paso. Verificado ese asesinato, i aprovechando el te­l't'ot · pOI' él pro, i asf, Jo tuvieron preso hasta quP, de acue\·do con algunos miembros del Cnet·po dipln~ mático. se fugó disfmzado de clérigo, i fué a refu· jiarse a Gactn. No podemos rasisth· a ltl tentacíon de nde:'i1• aquí un hecho de nquellos que e< El Tiempo>> \lama casualidades natwales, i que para nosotros son manifestaciones de l:l Di\'ina ProvidPncia. Apesat· de los esfuerzos del Cuerpo diplomático i del unico Cardenal que habia quedado en Romo, pues todo& hnbiiln tenido que huil· bajo diversos disfraces, el Papa no quería dejar el Quidnnl aun­que sabia que para l'l di a 27 esta bn dispuesto otro tumulto con el fin de obligarlo a ¡·enuncim· el Po­der temporal, o darle muerte si a ello se negaba. Cl'eia que su pt'C5cncia en Roma era siemp1·e un freno que contendría los esresos cont1'a su pueblo ; pero de repente recibió un pliego del Obispo de Va· lencia, en que este Prelado le dt>cia: ce Os envío el ce copon que er Sumo Pontífice Pfo VH llevó pen­<< diente al cuello ron el Santísimo Snct'ám('nto, ce cuando fué ancbntndo de Homa. A vuestra San­ « tidad debe ser mui grat:t aquella met'noria, i ce puede usnt• ese mismo copon para su consuelo en • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. · ---' - -- -~- - - EL CATOLICO. 323 Tal coincidencia decidió a Pío IX. Entró en la capilla, oró, tomó la hostia sagrnda, la suspendió a ~u cuello i volvió a decil· al Ministro de Baviera que marcharía. Marchó en efcc.:to, i apesa1· de la activa vijilancia de los mnzzi ni anos, no ~e advirtió su fuga hasta que estuvo fuen\ de su alcance. M1éntras la p<'quena ciuclad de Gaeta s e conver­tia en la residencm de una Corte espléndida,mién­tl ·as allí ll{'gaban los Representantes de todas las Nacione~ et·istiauas que iban a cumplimentar al suceso¡· de Pedro por su marnvillosa libertad, el héroe l'epul>licano se tmsladaba al Palacio pontifi­cio, se alojaba en los mas suntuosos departam entos de él, se daba una numm·osa guardia,i proclamaba la Hepública. • Con el'tt·uendoso [lparato militat· se fija1·on en las esquinas de la ciudad etet•na, l:ls listas de can­didatos para la Asamblea Constituyente. La e!ec­cion se hizo po1· los jornaleros a quienes se llevaba pot· la fuet·za a que deposital'an en las urnas el voto que les daban esct·ito, i miéntras tanto se die· taronlos decretos de« tuicion >) i << desamortizacion de bienes de manos muertas.» Los palacios de los Car·denales fueron saqueadost los conventos, mo­nasterios i establecimientos de beneficencia i cat·i­d( ld, despojados de sus propiedades; el Clero fué obligado a jurar sumision a la República, i se en­tabló la IUL·ha eontt·a el Po> decía que se estaba sacrificando por la eruto· nontia del pueblo que llot·aba de botTOI', La República romana duró algunos meses, i en este tiempo se pt·ocuró acostumbrar al pueblo a oí1· ltlasfemar de Dios i de su Cristo, tnaldecit· al Papa, d(>spt·eciar al Clet•o i t•eit· d.e las cosas santas. Roma estaba siempre conmovidrt, no se oían en ella sino gritos de muerte, df'sapareció la segul'i· daú para las personas i para las pt·opíedades,desa­pureció el dinero circulante, se iuuudó el país de papel moneda i se convirtió La ''ida en un verda .. det·o infienw. Pero los co¡·azones de los fieles se alzahau sin cesaf' a Dios pidiendo misericordiJ, i Dios tuvo piedad de sus fieles. La República cayó con es· trnendo, el Papa vo\.vió a Homa, i el pueblo enlo­quecido de contento lo recibió en sus brazos. Los ciudadanos ''olvieron a tene~· segul'idaél, a dormir tranquilos; los templos volvieron a abrit·· se; las ceremonias del culto a practicnrse; los co­razones voiYieron n espaudirse; la caridad t·ena­ció. Cl'isto habia vtie\to, los pobres volvieron a encontrarlo, i la Yerdadera libertaü tendió sus alas divinas sobre la sociedad azotada. Roma estaba en l'Uinns, la mano liberal se des~ cuhriÜ por donde quiera; el progre-'io habia obrado como un ten<'moto, i era preciso rctrog1· allm·, es deeit·, reconstruir. Lo primero que el Papa procu· l'Ó reorganizllt' fué la a Asocinciou de San Jet•óni­mo de In Caridad.>) Queremos dat· de ella una idea a nuestros lectores para que se vea el cspía·itu ca­tólico en contraposícion con el espíl'itu liberal. Este quiere ab.olit' el crímen, el CatoHcismo procu­ra correjia· al criminal, i hé aquí los me.dios de que se vale. La :)Süciacion de que vamos a hablar, fué instituida en 1519 por J lllio de Métlicis que mas tarde fué P:•pa bajo el n\Jtnb•·e de Clemente VIJ, i tiene pot· objeto dife¡·entes obras de caridad. - C lmo fué en Roma donde primero se puso en planta el sbtema penitenciario, en uinguoa pat·te ha sido mejol' comprendido i mas sábiameute apli-cado. Las pl'isiones allí no son establecimientos en que el hombre sometido esclusivamente al im­pel'io de la fuerza bi'Utal, acabe po1· materializarse, nó; ellas &frecen al culpable todos los medios de readquirir el sentimiento de su dignidad, de con­cebí¡ · hon·ot· po1· el mal i valOl' para practicar el bien. cc Persundida, dice un célebre escritor, de < Los Sacerdotes mas respeta bies, ilustt·aclos i vit·tuosos se convierten en Jn¡; prisiones en ánjeles tutelm·es que de dia i de noche están consnlanclo e instl'U­yenclo, alentando i cura ndo a esas almas muchas ~· eces mas desgraciadas que culpábles. Todas las mañanas, despucs de la misa que oyen todos los reclusos, se les recuerda el p1·ecio inmenso del al­ma humana, el destino etemo a que está llamada, i la bondad inagotable del Sét• que ha quel'ido que lo llamemos nuestro Padre. Ademas de eso, las instrucciones particul:wes poco a poco di8ipan la iguonmcia madre comun del cl'imen, i hacen jet·· minar resoluciones saludables. Fuera de la constante instruccion relijíosa, da­da no solo pot· los Sacea·dotes sino por otros miembros de la asociacion, i de la fl'ecueucia de los sacramentos administrados con toda la conmo­vedora pompa del culto ca tólico, hai otros medios de correccion eficaces i provechosos. En cada departamento hai tallm·es en que traba­jan lo s reclusos en medio de un profundo silencio. Los niños estc1u separados de Jos jóvenes, estos de los ndultos etc. i como el local está dispuesto de modo ctue un solo celador basta pam vijilat· todo un tallet·, nlli apt·enden oficio los que ·no sabe!'l, i practican i se pe¡·fecciorian los que conocen alguno ; tle ma n era que el r ecluso, al salit• de l a prision, se halla con un caudal de conocimientos reHjiosos que no tenia, i moralizado po1· tat to, i con conocimien­tos en algun at'tC pot• medio del cual puede vivit• en lo sucesivo con hom·adez. ¿No valdrá esto mas que todos los soñados falansterios? Pet·o no es solo a (Sto que S(l'Jimita la e< Asocia­cion de San JerónimO.>) Ella socorre a todos los pobres vergonzantes de la ciudad , i a fin de no las­timar la susceptibilidad de las familias., disti·iJ>uye sus socorros los domingos mul. de mañana en el oratorio del Santo. Dota a cierto número de niilas pobt·es para que puedan establecerse.-Contl'ibu­ye a la mantencion del monasterio de las Coverti· das.-l\Iantiene catorce Sacet·dotes para que rtsis­tan a los enfermos pobres.-Pn ga un abog ado para que defienda las caus'ls de la s viudas i de los huét'fanos, i cuando esos litigantes pob1·es van a Roma a activQr sus asuntos, la Asociacj<>n los ali· menta -·i paga si e mpt·e los gastos del pleito.-Dá pan a los prisioneros.-Suministra los medicamen- 1 tos que ellos necesitan i paga el médico, el cil·uja­no i el bad)et·o que los sil·ven.-Intercede po1·ellos cerca de 1os jueces, i paga los costos de su esear­celacion .-En fin, pa,ga at abogado enca¡·gado de defenderlos. Por estos hechos se vé que, aun humanarnente hablando, pt·oduee mas bienes reales el credo ca­tólico que el liberal, pot·que el credo católico está de acuerdo con Jos diez mandamientos de Dios que se refunden todos en la cnl'idad. ¡ Pobre el pueblo, si engaüado por huecas palabras i por la inclina­don a los deleites, se deja al fin aa·t·ancat• su fé 1 El día que ella desaparezca de entre nosotros, de- 1 sapat·ecedt tambien la sociedad. ~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 -li ,1 ~ ¡ 1 1 1 . 1 1 1 1 ·¡ 1 1 1 324 EL CATOLICO. LECCIONES DE URBANIDAD PARA EL USO DE LAS SEÑORITAS • POR ALEJO POSSE MARTINEZ. ~~~~~~~ ~~"'~~~'" 111. DEBERES PARA. CON LA PATRIA. • A nuestra patl'ia todo Jo debemos, Hogat·, educacion, amigos, goces, 1 cuanto hai de sublime lo encontramos Unido siempt·e a tan querido nomb1·~. La fastuosa ciudad, la ancha llnnura, Los -empinados cen·os i Jos montes, Los cl'istalinos, caudalosos rios I el límite que traza el horizonte; Todo entusiasma al coa·azon ardiente, Todo lo llena de apacibles goces Cuando léjos ¡ ai Dios ! del patrio suelo Recuerda con place•·, de sus mayot·es Ln dichosa mansion donde corrieron Escentos de furiosos aquilones Felices ¡ ai ! los nños de su infancia. Del tiemo hogar Jos plácidos salones Recuerda con placer; de los jardines I .. as dulces ft·utas, pe•·fumadas flm·es, Delante están de su memoria siempre; Siempt·e en su corazon sona¡·¿l el nomba·e De los que ilustmn de su patl'ia el suelo ; De aquellos fuertes, jenero os hombres Que consagran talentos i riquezas Valor, fortuna, educacion i goces A conquistat· a su querida patria Glm·ioso pot·vem¡·, dulces blasones, 1 estos afectos tiernos, jenerosos, PJntados con magnífieos colores Presentes estarán a nuestra vista 1 no cu!ll otros pasarán veloces. Este es de la mujer debet· sagrado, Pues es el gran debe1· que nos impone La lei de Dios que justiciero rije Los destinos de todas las naciones. Cumplárnoslo i darémos un ejemplo, Que apt·eciado set·á de grandes hombres, Del amot· que a la patria se le debe Amor que escede a todos los amores. IV. DEBERES PARA CON LOS SEMEJ'.A.NTES. De un amoroso Padre descendemos El rico, el pobre, el ignorante, el sábio, El que en Jecho de plumas· se do¡·mita, 1 el que cubt·~ su cuerpo con harapos. A todos ese Padre bondadoso De la nada sacó, con fuerte mano, 1 a ninguno en la ft·ente puso el sello Que lo hiciera de algotl·os vil esclavo. En la Cl'UZ se inmoló por redimirnos, Con su sangt·e lavó todo pecado, 1 al dech· que e1·a Pad1·ede Jos hombres, Dijo a Jos hombres: «todos sois hermanos.» Po1· eso corno hermanos deberemos , En dolores i penas alivia1·nos, Dando al hambriento el pan de nuestt·a mesa O nuestt·os lechos al caduco anciano. El huél'fano, la viuda, el inocente, De nosotros, reclaman el ampm·o, 1 al prestárselo solo cumpliremos Con un debe1· dulcísimo i sagrado. Es el deber de amar al semejante, De la vida po1· él da1· los encantos, De aliviar sus desdichas, sus dolores 1 de endulza¡· sus penas i su llanto. Amor del cual el mismo Dios ejemplo Nos dió al morir alzfldo en el Calvario, Po1· sus verdugos al Etemo Padre .Plegada amo1·osísima lanzando. Cumplamos, pues, con fer\'oroso anhelo El deber de acojea· nl desga·aciado, Si disfnata1· querem~s de las di,•has Junto ni trono del Dios tres vecrs Santo. Con amor olvidemos las injm·i11s Que de nuestros hennanos recibamos ; Devolviendo los bienes po1· los males De la glol'i:l etel'tlal dignos hagámonos. Los defectos njenos no miremos Sin correjh· los uu(•stros de antemano, J (' 1 premio conquistPmos prometido A 1 que alivia el dolo¡· de sus hermanos. v. DERERES PARA CONSIGO MIS1\10S. Los deheres g¡·anniosos que ten<-mos Para con Dios, los hombres i la pntria, ¿Cómo hemos de llenarlos dignamente Sin pens31' en nosott·os, en nuestra alma? ¿Sin procura•· a nuestl'os cuerpos fuea·zas, Sin deste•·•·ar del alma Ja !gool'MlCia ? Para ''ivh· entre los hombres, siempre Se necesita de apacible calma 1 las penas inmensas de la vida Con amable carácter endulznrlas. Cnidat· de la salud, de la existencia En medio los pesares i de~ga·acias, Porque siendo In vida un bien supremo El pensar nada mas en anancarla Con nuestras p1·opias manos, es un crímen Que pone en un abismo nuest1·as plantas, Educa¡· cuidadosas el espil·itu A1Tanca1· de su seno la ignorancia Es el pl'ime1· debet· que cumpliremos Al pisa¡• de este mundo la ancha piFtya, Que el ignorante encontrará doquiera Tan solo dUJ·as i espinos:1s zaa·zas ; Será su vida un pié\ago profundo De eternos sinsabores i desgracias. l la ciencia 1 magnífico tesot·o Donde consuelo encuentran nuestras almas Cuando ven en el cielo de su vida Las tenebt·osas nubes apiñadas; Cuando en •·edor de sí tan solo miran En todo el mundo ingt·atitud amaJ·ga. Los defectos ajenos tolet·emos, Si qum·emos gozar de tolerancia, Ni juzguemos las faltas de los ota·os Sin atende1· primero a nuestras faltas. I observando fielmente estos deberes Gozm·t>mos da Dios en la mot·ada, Que es en donde hai felici~ad completa, Doude no existen penas, ni desg•·acias; Donde ver·emos venturosas siempt·e Colmada nuestra fé, nuestra esperanza. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CATOLICO. 325 EL POLACO. A vattzad, e mpnñeros : nos llama Al rombate la •oz del clariu 1· Me han lwrido de muerte ••.. Dejad me, Vuestro bt·no hace falta en la lid. Avanznd denodados ! .Mi n.uerte Con torrentes de sangre vengad. No os vengueis .•. los perdono; a la carga Tocan ya las trompetas, volad 1 Es mui triste morit· ignorado, Sin podet· osteutm· mi valot·! Mas q•té imJlorta.la gloria mundana Si me agmu·d"' la glot·ia de Dios 'l Ah! mi madrr, mi esposa, mis hijos Quedarán en terriule orf,mdad l ... Rogaré desde el cielo pot· c:los, I a mi lado mui pronto estarán. A la carga, a la earga •·epite ·La tt·ompeta con ngt·io damot·; Ya en el campo enemigo flamea De Polonia el sagmdo penJon. Cien mil voces esclaman : Victoda 1 De mis ojos se apnga la luz ..•. Oh 1 cuán dulce es morit· por la patria l ... Colocad en mi tumba una Ct·uz. D. R. 1 CARO. Dos Obispos mártires ha tPnido hasta hoi la fé católica en rsta revolucion; uno ni estremo norte, ott·o al estt·emo sut· de la República: el llusti'Ísimo srñor Luis Niño, Obispo de Pamplonn, i el Ilustrí­simo seiíot· Elins Puyana, Obispo de Pasto. Al p•·ime•·o consagramos alguno5> recuea·dos en nues­tras rolumuns; para el segundo, nada mejor pode­mos hacea· que rep¡·oduei•· el rélsgo biognlfico que ha tt·azndo en el suelo que le sil·ve de asilo,la vigo­rosa mano d3l señot· Areesio Escovar. Hélo aquí : RECUERDO BIOGRAFICO UEL ILUSTRISIJ\10 SEÑOR DOCTOR J O S E E L I /';. S 1' U Y A N A Or.ISFO DE PASTO. El 20 de noviembre murió en la ciudad de Ambato el llu~trísimo señor doctor José lWas Puy;¡na Obispo de la diócesis de Pasto en l.a República de la Nueva Granada. Ausente de su dióee.s is po1· no someterse a las leyes impías diC'tadas por el anti-católico Gobierno neogranadino, el Ilustrrsimo señor Puyana ''ino al Ecuador a huscar un asilo para su fé relijiosa i para su cansada vejez, porque en Nueva Granada los Pas­tores ca_t?licos cnrecen de libertad reliJiosa, de liber­tad pohtrca, de derechos como ciudadanos, i del res· peto que se debe a los ministros de un culto santo. "E.I espíritu de impiedad del liberalismo neogranadino ha exajerado su desatentada intolerancia hasta colo­car a los Obispos católicos en la dura alternativa de ser apóstatas o perdet• sus hogat·es i su pat1·ia, porque los hberáles neogranadinos reneganrlo cle la fé cató­lica, negando la dtvinidad de Jesucristo i atacando la democracia cristiana, se llaman los sectarios del prn­greso filosófico, los libres pensadores i los discípulos de Voltaire. 1 este vértigo de impiedad aparece hoi en Nu.eya Gra~ada for_mulado ~n las leyes, predicado en la trrbuna, 1 defendtdo con atan por medio de la pren-1 ~a, propagando la esterilidad del egoismo utilitarista 1 las descousoladoras doctrinas de la incredulidad en uu pueblo enfermo de inmoralidad, atormenti.ldo por la anar9uía, esteuuado por las fatigas de una larga gu~rra 1 t>nveneoado por todas las tllalas pasiones qut> enJend_ran las luchas ft·atricidas. ¿Cuál puede ser el remedw para tanta desventura? Dios parece haberlo 1 ocultado a los ojos de los católicos granadinos de la jE>t~et·acion pl'ese.nte, condenados a uu doloroso marti­rio i a ver sucumbir en una lucha desastrosa unos tras otros a sus caudillos gueueros i a sus Pastores cristianos. nesignémonos a los inescrutables deeretos de la Provideuc.ia, i arrodillandonos sobre la modesta sepultura del Pastor cristiuno que ha muerto perse­guido, elevemos al r-ielo nuestro ruego, uniendo en uua misma oracion el nombre de la víctima i el de sus injt:stos perseguidores. Un proverbio indiano dice, que " el á:-bel del sándalo, en el momento en que es derribado inunda de fr.aganeia el hacha que lo hiere: de este modo el cr·istiano debe sufl'ir las adversidades de la suerte ; de este modo el inocente debe sucumbir delante de sus opresores.» ( l) El Ilustrísimo señor Puyana había llegado a la edad provecta, i en su hermosa i vene1·nble vejez era el tipo perfecto de un patrií.\rca cristiano. Su frente serena í espaciosa adornada por escasos cabellos blancos re• llt>Jaba la tranquilidad i la pureza de la conciencia del justo; su mirada apacible i luminosa a pesar de la anciantdad, dejaba traslueir un corazon for1uado para el amor divino i para la caridad; su voz dulce acom-pañada casi siempre de una sonrisa benévola, parecía dPstinada a sct· el bálsamo de los d(1lores del espíritu i a fortalecer los corazones en estos tiempos de tribu· lacion i de agonla; su alma acostumbrvda,con motivo del ejercicio de su ministerio sa~erdotal, al conocí­mienta de todas las dehilidades humnnas, i educada en las máximas del cristianismo., solo tenia senti-mientos de fraternidad para todos los hombres i de compasion i de perdon para los estraviados. Cuando se le hablaba de un criminal, jamns lo juzgaba con la opiniou del mundo sino con el espíritu del Evanjelio, repitiendo alguna de sus máximas o diciendo estas palabras de un célebre escritor: «el mundo no tiene para los cu:pahles mas que una induljencin infamante o tm implacable rigor. Dios solamente vé el arrepen­timiento, perdona, i purifit•a." - El Ilustt·lsimo señ Puyanase dedi<.'Ó desde su ju· ventud al ministerio del sacerdoclio i pasó su larga vi· da eu la santa labot· de la enseñnoza cristiana. Nació el20 dejulio de 1788 en Bucaramanga; estudió fifo­. sofia en Bogotá en el Colejio del Rosat·io i c·auones en el Seminario de San Bartolomé. En 1811 reeibió las sagradas órdenes sacerdotales en Venezue a en la ciu­dad de l\1érida. Cura de almas desde la época de la guerra de la independencia, sus virtudes, su caridad i todos los bufuos sentimientos de su alma sobre­pUJaron, en los lngnres que estaban n su cuidado, a todos los dolores i a la desolacion de aquella época borrascosa en que solo la gloria del triJJnfo fué supe­rior a los desastres i a los sacrificiOs. Como todas las almas profundamente relijiosas, a quienes en medio de los padeeimientos de la tierra eleva i engrandece esa hija divina de la .Fé que se llama Esperauza, el campo en s.a catóiica en Nuc va Granada, el Iustrísimo señot· Puyaua pasó muchos años de su vida en las aldeas de las montañas, a la sombra de la pequeña torre de una hu111ilde iglesia, sin mas ambiciou que In de formar el sentido moral del pueblo, grabaudo eo los sencillos corazones de los aldeanos las máxifll,IS del cristinnismo. Su vida allí fué In de esos pobres, humildes e infatigables obreros del Catolicismo que identificándose con las clases pt·o­letarias son sus maestros, sus consejeros i sus bien­hechores. Allí es donde el Sacerdote va, dia pot· dia i hora por hora, poniendo los cimi~ntos del firme i hermoso edificio de la sociedad cristiana, i formando con los lazos de la moralidnd, de la caridad i del tra­bajo, esa robusta i durable orgauizncion s!lcial que constituye In gloria del cristinnismo i la fuerza de las Naciones. El participa de las alegrías i de las cspc- ( 1 ) F. T. Saint.-Germain. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 326 ED CATOLICO. 1 ranzas del pueblo i adorna ron Oores sus inocentes , , i mlsticas festividades; él bendiee la fonnacion de la f¿unilia, la reanima en sus días de eansaneio i la so- 1 corre en todas sus nect>sidadt>s; él dirije i acomJ>alia los 1 ritos fúnebres, í sob1·e la SP¡>ultu1·a de eada pebre al~ deauo pone la tosca cruz de madera bajo cuya sombra debe descansar de la \'ida; él pt·t>sidc las oraciones del pueblo _i pide al cielo los tesoros de su gnu;ia para sus almas, la paz para la madre eomun--ra lglesiu, i el ór- , deu, la pro~peridad i la gloria para la patria. Bend1ta Jaboa· que,así eomo la siu11ente que se sepulta en la tie­rra aparece despues trasformada en mieses eH su super­ficie, cubriéndola con su sombra i embelleciéudola con sus Oor-~s i us fruto., n ·í el trnbajo del Sacerdote 1 católico apnrece mas tard e en la s up t.: rfit~i e de la so· ciedad, ado : n :mdola con las flores i los frutos de la civilizacion i del progreso: i rsas Oot·es del progreso i esos frutos de la civilizadon cristiana. son lo mora­lidad que inspira amor al trabajo i lo hace fecundo; Jo:, capitalrs qu~ se forman; los caminos que &e abren; las selvas seculares que ceden su lugat· a las mieses· las chozas miserables que se trasforman en hermosa~ casas; las aldeas que se convierten en villas i est..ts en .. floreci~ntes c_iudades; los monumentos que se er•Jen; la mdustna que se de arrolla en pl'Oporciones ji15antescas i sobre todo esto la eultura intelectual que a l.i mar:1era de uua galana i florida emedader·a se es: tiende por todas las clases del pueblo como 'la mas bella corona de una sociedad r.ivilizada. ¡ Glot·ia al Sacerdote cl'istiano pot• esta ob1 ·a inmortal ! 1 esta fué pot· mucho tiempo la labor del llustrísimo señor Pú· yuna, en Anolaima, en Samacil, en Nuevo Pl'ado i pa·i11cipalmente en Florida Blanca, en donde fué Cura de almas quince años i c·omo reeuerdos de su laborio­sidad i de su celo apo~tólico, construyó cn5as para es­cuelas, edificó la iglesia i la caree! e hizo el cemen­terio. . El glorioso f!lOvimicnto político .de la independen­caa de Colomb1a, en el cual <:omo fervoroso partidario se alistó e1llustrl ittlo seilOr t.t ti, lo 11 ·ó al Con­greso de 1813 como repr.esentnute de uno .:ie los l!: sta- 1 dos Federales del Norte ; i mas tarde t'Ll 1821, en el Gongrt!SO Constituyente de Cúcuta,ocupó tamhien una curul. Defensor de la democra<;ia ('.ristinnn i del sis· tema re¡•ublic.1no, eomo 1<, emanacion mas hella i mas pw·a de los principios relijiosos, (·ontribuyó a In for­macion de- las institucioues de la gran Repuhlica de Colombia ; pero ni eutóuces ni mas tarde euando en 1839 estuvo de Senador eu el Congreso de Nueva Gra­nada, a_yudó con su p;\lal.Jra ni con sus heehos a la exaltaciou de las pasionPs i u la exacerbacion de los ód10s · ql1e ya comeuzaban a deslizarse po1· las venas de la dJmoeracia colofnb;ana, como el veneno corro­sivo que {)ebia hacer estél'iles tod os los· sacnficios del pa_triot1SiliO i gangrenar el cuerpo t>ntero de la 1\epú­bll<' a. Su espll'itu vt>in principalmente las institucio­nes pollticas en relat·ion con los iutereses morales de Jos pueblos, pues como partidano de In democl'acia cristlUIW defendia ante todo las verdadl's morales que elevan lns aspiraciones del hom bre mas alta de los pret·arios i.ntaeses tle esta v1tla i de los estrehos hori­zontes de este mundo. "Todas las teorías que t1e11· den a dt>tenm' a la humanidad en los lími es de su existenCia terrenal i a seiiulürle el mundo por últ1mo tértnlllO de sus de. tinos, h:wienuo :lbstraceion de su relacwn con Dios, son, sin duda alguna, anti·lll.>erales i ant1-frrle inevitnble que rompe en la ti ·rra 1odos los lazos, i ningun~ cosa tiene unn ex1stt->neia real ,in la idea tle otra vida en la cual todo lo que es "t'Prdéld de­he subsist1r sin acabnt· jalllas. La fl·atel'llidad huma­na privaua de su relaciou con la vida eterna, pierde su carácter de universalidad, í no puede imped1r que el ...... ...,.. --~...__,....__, .... .r-J..._,..~~~--.....r...r ¡~ 1 hombrP mireeon indiferencin n In humanidad, porque entónees el vínculo fraternal se halla reciucido a la corta duraeion de la vi<.ln,i el jénero humano 110 puede 1 Sf'r a los ojos del hombre :sino unn confusa muchedum­lm• que la N A DA devora sin e esa J'. A de mas, las teo­rías que tienen por punto de partida i p0r unÍl'O ün la tierra, no solarnente humillau a la hunwnid· d prirán­doln de sus destinos eiPrnos, sino que la C'{. ncentrnn en sus pasiones i In obligun a husenr en ellns un mez­quino medio de place¡· i un instrun1c·nto inefi<'DZ pa•·a el órden i la armrníil sot:in~ailurla.'' (2) Estas ideas pro(undamt-nle cristwuas t>H a b;1n impresns de ww llHlllt't'a indelf'ble en rl alnw del llu:t1 ísimo señor Puyaua, í las drfendisen el eamino del destiel'i'o, ni lnnzar un jemido para deeirlPs ndios. ~1 campo de la fllSt>ñanza <'ristian& del Ilustrísimo señor Puynna no fué solamente el ejercieio cuotidia~ no, constante r infatigable de sus debrres como sacer­dote i como Prelado~ hubo, iJdemas, un puesto en que, dedic·f111dose ruas espee:almente a e. te trnhajo, pre. tó importnuf('S sen:ieios n su pntria. Fué en dis­tllltas époeas Hector i cateurnti(·o <1 1~ lo3 co\Pjios de Ji­ron i de Pamplona, i en esos destinos consugró todos sus csfuertos a formnr en ('arla uiño una conciencia recta, una alma elf'vtu.la i virtuosa i un eorazon de cristis los vusos de la inorencia dis­puestos a recibir el bhlsamo de la moral. Con tanto afan i con tauta constancia procuraua preparar a eada dis<'ipulo para ser el hombre perfel'tO, segun Jesuc¡·is­to, eomo si dt> la virtud i dt>l patriotismo de cada uno de aquellos niño. hubiera dept'ndido la felicidad de la N:w1on entera . 1 tenin t'azon : él subin cuanto puede influir en la suerte de un puehlo uua sola idea que se g1·ahe en el de1i<'ado eorazon de un niño. Por el afan cou qu, e 1 a JU 1 t it' mpo se dedicaba a inculcar en la juventud el espíl'itu cnstiano, pare<'c que hubiera pre­sPutido la tt>rrible lueha i los eneal'nizados atatiUE'S que los prlllClpios relij1osos dt'l Catolici mo debiau en el porvet.ir sufri1· en Nueva G1·anada. Ah! si todos lo, maestros hubieron eomprenJtdo sus debere. <'On~o el Ilustrísimo seílor Puyann, la impiedad no habrra (2) Mdme Chali('. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~ EL CATOLICO. 327 1 11 1 pervertidú la bella . into.lijrnria de una gr;¡~.pnrte de la juYentucl grunad1na, 1 los padres de l1~es l~:~heis de en­tregar el alma inocente de vuestros hijos. Esos maes­tros euando no los nombr:1 el f:1-.:or, la amis.t:1d o la intrigu, lo. nombra In sufie·iencia: el que parece que sabe ·mas historia, mas química, mas leyes o mas me­dirina, ese puede tambien ser eJejido. El maestro de vuestros hqos puede ser o a migo del ministro, o hermano de.alp:uu elector inrlueute, o un orndor temi­ble o un periodista inran;able, o un sñhio. De esto es· tais seguros ; pho ¿ dóllcle CIH'Ontr·nreis los títulos que os aseguren la reetltud de sus sentimientos, la ver­dad de sus ronvi<·<•iones, la piednd de su razon ; en unn palabr'a su rt>lijion, su nJOréll, su virtud? Ln JH'r· versiou que dt•sciende de Jos labios de los maestros, las sombras i kls e rrvres que se enseñan en rez de la ve¡·­dad i de la luz, son mil veces peores que la sangre vi­(: ia<.la que el niño rt'eibe del ~wcho de una nodriza en­ferma. Un uJio enft•J·mo inspir:\ <:ompasion; pero un ni1io impíó inspita horror" (3) 1\luclws ''eces,repitíen­do estns palabras. hemos pensado l'Oll Intima amnrgura 1 en la part estraviada de !a hermosa e ilustrada ju- 1 ventud de nuest1·a querida patr1a. Sí; en el retiro de ww vida estudiosa 1 sin mnbicion, pensamos eon fre­CU(' H •ia eu el por\'enir de la Nueva Gran¡¡ da. Amamos los gloriosos reeuerdos de su histo:-ia, la men,oriil de sus héroes, sus Cilmpos hermosos i fecundos i sus ciu­dades modPstas escondidns entre las quiebras i los ele~ va·dos valles de lns montai1ns andinas; admiramos el denuedo de su pueblo, su rnract('r espansivo i simpá­tico. u intelijPneia vigMosa i éll'<.líente, i dPploramos con tristezn que ese v'rtlor hcróieo, esa inteli,tencia, totl.1s las riquezas que en(~ ; t'l'rn ese uelh i todos los n blt>s i t•lenHJos se1.timieutos de ese pueblo, se em­pleen irHJtilm nte en aóOJ'at' en·Mes, en corJ·er tras sombras, en uuscnr In \'<:rdad en las negncio.1rs i en la incredulidad,i en pretender consoliclnr ahsur~. as imti­tlH'IOIH:' S polítirns i formar uua tivilizacion cou i as estériles e iufecU11das. E[ Ilustrisirno seilor Puyana estuvo trece años de Dean en la CatPclral de Pamplona, i fué allí durante algun tiempo Vieario jenrral i Gobernador del Obis­pnclo. r~l Congreso de t ueva Granada, rt>prt>sentando b \'Oiuntad i la g1·atitud dt>l pueblo, lo el1jió eu 1848 Ol.>i:-;po ausiliar al ele f>opnyan con resid€ncia en Pasto. Desempeñando este destino con el C'elo ct·istiano que siempre lo animaba, hizo In vi itn de todos los lugares que estaban n su ca1·go. para atender a todas las uere­sidadt> s espiritunl('s i obscrvar perso11nlmNe el estado moral del Clero i del pueblo. Era, en verdad.digno de admit·ar·se el cuad!'o que l)resentaba nquel pobre i modesto ancinno que,abrumado de cansr~ucio i espues­to en medio de las selvas n toda clase <.le intemperies, recorría lüs empinadas montilñas i los bosques secula­res de las provincias de Pasto, TúquetTes i Bat·bnroas, sin otro anhelo que hacer el bien de sus semejantes. Estos actos de virtud i de herói<·a abnegaeion solo puede iusp_irarlos la divina dortl'ina del r1·istianisn~o. La fé ean. (JUe Jrsucri~to prometió que se podian remo­ver los montes, trasforma en héroes maravillos{JS a los ancianos i a los uíños. Su Santidad Pio IX preconizó Obispo sufraganeo al Ilustdsimo sei1or Puyana, i en 1860 tomó posesiou de su nue\'3 diócesis Psto deura acabar su vidu, como sacen.lote virtuoso, i como Prelado liel, siendo arrojado a un pals estranjero por el triunfo funesto de una revolucion que ha l'Oto todos los lazos sociales i ha desquicíado el órdeu polítJco, mot·aJ i reliJioso en Nueva Granada. La P•'ovideneia permitió que la causa del bien su­cumbiera, i en el dra solemne de la lucha muchos de los que por deber i hasta por g¡•atitua debieran lv1herla defendido, se convirtieron eu sus enemigos i fueron traidores. · (3) José Selgas. Contra los drcretos que el .Tef~ ele la H>rolurion 1 vetH·<'dora dietó en t861, n:To¡niudo.e (•1 < etrrho de tuil'ion sobre el eulto cc.~tóli<'o i t.lespojando de sus fH'Cipicclades a las iglrsins, a lns COIIIUnidades reli~ j iosas, a fos hospitales etc, protestó el J 7 de se­ti<> m!Jre cou todo el Clero .de su diócesis f)l Ilus- 1 trísimo señor P:lyítna; i mas tarde en 11)62 aban­donó la patri3 cunndo la rcvolucion consumó su triunfo. Los hechos que en estns pocos llnens hemos men­cionado fueron los principales de la vida lahoriosa del Ilustrísimo seño1· Puyann. Vivió st>tenta i Fe~s ailos i tliez nwses amando a Dios i practieando el hien, i murió té,¡os de ::;u patria porque defendió en ella los !;agrados derechos del Catolidsn;o coutrn In iner('duli­uud relijiosa i la tiranla pulltita. gstas palabrns Wll una de las mas bellas Oores que pueden adornar la tumba dP. un ministro del Cristianismo. A 1 respl."table Cle1 o de su diócPsis i a su heróico put'b!o que en estos dias de perseeucion i de prueba han quPdado sin Pastor, nosotros les dirijimos estas palabrns de Emilio Souvestre: A los que vacilan porque ven al bien momentaneílmente veucido, i se entristecen porque la \'erdad es ultrajada,les reeordamos el drama del CnlvArio i les drcimos: tfo ¡Jfrmitais que en vues~ tras almas el hecho se sobrPponga a la idea: no le gri­teis :-~ e t:l lo tJUe el mal lad1·on 3 Cri:sto : Tú muel·es en una cruz, luego Tú no eres el hijo de Dios. Antes bien con la fé de un~ s~gur~ re urreccion _r_epetid : verdttd ! cuando resuctte1s acordaos de mí. Quito, diciembre 6 de 1864-ARCESIO ESCOBAR. UN TRIUNFO MAS. Despues de haber resistido por dos ocasiones, ante !a nutoridnd políticfl, la pt·estacion del jura­mento ordenado por la lei de 23 de nbt·il de 1863 sobre policín de <'Uitos, fascinado por el ejemplo: atet·t·ado p(W la situac~(}n políticn, violentndo por mis circunstaneias, i estraviada mi intelijrneia ma$ bien que mi <'Ol'Mw·n ; juré de conformidad con aquella lei, i fi1·mé el lleta respetiva. .Exijienclo ese acto obedit>ncia abroh.1ta al Go­biPrnn, quedó él\':lsnllada la potestad divina por la lei humana ; tanto mas cuanto que et·a pt·es­erito como concliciou indispensable para el ejet·ci­cio del divino ministerio. Ordenado el juramento en una lei cuyo título era alt{\mentc injurioso n la Reli,jion, i en circuns­tancias en que la Igl ·>sia granadina llorosa, des­grrñnda i cubit>rta de luto, suspiraba pot· sus mas queridos hijos, que e1·an at'J':lncactos de su seno ; poi' sus apaciJJies nsilos, en q 1e cultiYaba l:1s '' it·~ tudes austeras, los cuales ('J'an profanndos • pot• sus rentas i bíime:, que dPbJ:ln rt'pMtít·se 'entt·e los mismo· qut~ la flLOfl'teabau 1 esrnl'neeian ; ¡en fin, po1· su indepe11dencia contra la cual se nsésta­ban tantos tíros ; el sometimiento al Gobierno era le\ cornplicidad rn los atentados que desgarra­ban el seno de nuest1·a ()morosa mnd1 e, i la in\'o­racion del nomb,·e tle Dios pat·a solernnizat· ese ucto ; la m:)S sntedw es el C(11ltro de la unidad, es la fusion de todos los sen­timientos i de todas las ideas, porque el rebélño del Seilol' es uno i uno es su Pas~ot·; i como qui-e-ra que la Yt'l'dad es siempre la misma, i las ense­iwnzas rDtólieas son la \'erdad, todo el sistema t·e- . lijioso.moral i dogmático dPs ansa sobre el prin- ~ cipi'O de la m:idnd Sepnrnt·se de ella es apartarse de 1 a t·egln ctel espíl'itu i del comzon. RonHI es un foco de pudsim~_ luz que itTadia pet·petuamente ---- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 328 EL CATOLICO. pnt·a disipm· las tinirblas de In humanidad : así 1 ella combatió el sen~ualismo pngnno, el brut-Al furo•· de los Empet·ndores, la proter\'n n~tucia de los herejes, la bat·bn1·ie de l0s hunos i sue\'os, los desórdenes de los reformistas~ lns etravngantes tcorfns e inmorales burlas de los volterianos, i po1· eso a la voz del Pontífice, se ah.1Len lns inte­lij ncins mas elevadas· corno In del ilustre Arzobi::;;po de Cambt·ai; i el rayo del Vaticano hiere la orgullo· sa cabeza de los Reyes. Libre enteramente el espíritu humano i nbando­nadn a sus propios esfnerzos, es víc·tima d13 lns · ¡· ilusionE's del cornzon, de lns fnlnces insinuaciones de b soberbia, i de los movimirutos tumultuados de todas las nasiones; miéntrns que sirviéndole de guía el divino faro que percnuemrnte élrde ~ sobre la roca de Roma, atraviesa tt·anquilo el ma1· de las contradicciones humanas, sin que , ·aya a perdet'SP. rn los insondables nbismos del 1 nbsul'()o en donde se han precipitado tantas intcli­jendas .... La degrndarion del alto poder de que po1· institucion divina he s1do investido, la compli-cidad en Jos hechos atentatorios contra el ót·den relijioso, i el desobedecimiento po1· algun tiempo ' a las prescripciones del Padre Snnto, hé aquí todo lo que envuelve mi juramento i mi conducta poste•·iot•. Purs bien, para reparar el escándalo causndo, para satisfacer los intereses de mi cvncienda, pa1·a tocar a las puet·tas de la misericordia i ,·otve1· de nuevo al apacible seno del cual in­cautnmente me hnbia sepnt·ado ; pt·otesto ante las autoridades de mi patria, i ante todo el orbe católico, rontm el arta de mi juramento i contra mi desobediencia a las instrucciones del sucesm· de Pedro. No quiero insinunr la desobediencia al Gobie1·no, porque el obedecel'le es un precepto relijioso, niego empero, la omnipotrncia del podet· civil, que debe estar somrtido a Dios de quien todo dimana ; i afit·mo la independencia i sagrados de1·echos de la Iglesia, que está investida de toda la potestad que en los cielos i en la tierra recibió sn - divino fundndor. La Cruz, 15 de noviembre de 1864-J. DoMIN­' 1 GO ÜRDÓÑEZ. -En cartas de 'Roma que tenemos a In vista i cuyas fechas alcanzan al 20 de nbriLúltimo, se dá noticia de una funcion relijiosn qu<> tuvo lugnt· en una de las iglesias de la metrópoli del mundo cris­tia no, romo desagra' io al Santísimo Sact·amento po1· las blasfemins ve1·tidas pot· Renan. Ln concu­rrencia pasó de 3,000 personas, i cuando el pl'edi­cado¡ · las escitó a dar constantemrnte pt·urbns de amor a Dios i de firmeza en su fé, todos, como por un convenio anticipado, empezaron a cantar el Credo, p1·oduciendo una armonía de un efecto . 1 l sorprendente i conmovedo¡·. Las mismas cartas refieren que en otra luncion relijiosa n que ronru1·rió en persona el Santo Pn- 1 dre, el pueblo romano que los liberales quict·en ha­. cet· creer que lo aborrece, derramó sobre él tal Jiu~ via rle flores, desde su salida del Vaticano hn ta 1 que llegó a In Iglesia, que no lo dejaban ·er i fot·­maban una alfombra en su camino; siendo de fld­\ vet·tir que en aquella estacion, las flores son mui cat·ns en Romn, lo que p1·uebn que el plleblo enttt­SÍíiSta por su Padre, como le llélma, no ahvrra gas­tos para obsequiarlo cunndo puE>de. atllllll!l !P a m(/)~~ IMPOSTURA. Cada din engalana el pat·tido ¡·ojo (a) su historia con una p::íjina mas de infamia. No satisfecho con el I'Obo de In propiedad, ba pnsado fll del honot· i desciende hnsta tomat· el nomb1·e de unos para <':t­lumnint · e in_luria1· a ott·os. Aye1· se han dis­tribuido i fijado hojas b.•jo mi nombre pn1·a zahe­t ·il· al Catolicismo pot· tlll heeho aislado E' im­premrditudo, ocurrido e11tre los señores M. l\1. t\i adiedo i LtJonardo Manri<¡tw, i pat·a cnlun1niar,. desfigunmdo el hec•ho, d<'l cual aunque no tengo conocimiento rn sus pormrnores, si se uue es entet·arnente dhet·so a lo relaciOJwdo pm· lo's im­postores autores de la hojn. Tengo p1·ofunda es­timncion por los st'iior~s Nlanriq\le i Mndi~do, no obstrmte que al primero no he tenido el hono1· de trntal'lo; lamento el incidente desgrllcindo dt'l 1 o, des<>o vivamente la ronciliat'ion entre las dos fami­l! as i rrchélzo enérjicnmente los sarrasmos al Ca­tolicismo, aj<'nos absolutnmeute dt> lójicn,i emplf'a· dos con vileza pot· los que p:trapt>t:1ndose t:obrtrde­rnente con mi nombre héln «lmsado de la garantía de libertad absoluta de la prPusn, gnrnntía de li­bertnd ilimitada que,sea di<'ho de paso, no ncepto, i rnénos en un país donde lwi hombres como los autores de In hoja que no tienf'n nol!ion nlp.unn de mot•al, i estnhiN•tmiPntos tipogrMicos tan m(lngua· dos i mPrcenario~ que se prestan a ser el in~tru­mento d' tnles bél,jezns. Bogotú, febrero 13 de 1865. MrGUEJ .. ÁRTAS. ~a) Estoi de acuerdo con mi amigo el señor Narvílez, en que no dehrmos dar a ese partido el nombre de liberal sino por antítt>sis. La Biogrnfía dE'I Ilustrísimo señor Niño, que ron erretrato se ha anunciado, sera considernhlemente aumentada con los documentos que trae el rtiaderno titulado "Homenaje" dado en VenfZuela, sin que por esto se aumente el precio que será el ínfimo de un fuerte para los que SP suscr·iban <'Onsignando su nom­bre en una de las Ajencias de ''El Conservador ,, i de do:; pesos de 0,8 p::u·a los no suscritos. Para llevar a cabo inmediatamente la obra, esperamos se dé pronto aviso a la Aiencia j{'uera\ ¡)orlos st'i10res Ajeutes par­ticulares, del numero i nombres de los suscritos. CAl\JBJO DE DOl\IJCJLIO. EL COLEJlO DE SANTO T0l\1J.S DE AQUlNO Se abrió el 2 del pre:eute, i Sf' ha trasladado 3 la ca­sa número 42 dela calle 1. ~ de la carrera del Ecua· dor esquina

Compartir este contenido

El Católico - N. 89

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Compartir este contenido

"Yo, maestra", Sandra Báez y los estudios de las emociones

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

¡Disfruta más de la BDB!

Explora contenidos digitales de forma gratuita, crea tus propias colecciones, colabora y comparte con otros.

Afíliate

Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido

Para consultar los contenidos añadidos busca la opción Tus colecciones en el menú principal o en Mi perfil.

Mis colecciones

Cargando colecciones

Compartir este contenido

62. Doboyi ie ikakɨ

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

¿Eliminar esta reseña?