BocoTA, AcosTo +DE 1900
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Or¡rano del Miaisterio de Director ad honorem
Guerra y del Ejército Francbco J. Ver~rara Y.
Son colaboradores de este periódico los Jefes y General, Miembro de la Sf)ciedad Colombla•a
Oticialel' del Ejércit•l de Ingenieros
.A.:8t <> :J:"V" JXI"UJ.v.l:. 1.63
1ID~~~~ -~í» ~lo n.Cio :w.rr~ JJ.~JD®
(3 1 DE JULIO)
por el cual se no!nbran Ministros del Despacho
Yo,José Manuel Marroquín, Vicepresidente de la RepúbliC3l
e.n ejercicio del Poder Ejecutivo, en vista de mis facultadea
constitucionales,
DECRETO
Art. I.0 Nombro Ministros del Despacho á los siguiente•
señores:
Para el Despacho de Gobierno, al Sr. General D. Guillermo
Qu"intero Calderón;
Para el de Relaciones Exteriores, al Sr. Dr. D. Carlos Martíí
nez Silva;
Para el de Hacienda, al Sr. Dr. D. Pedro Antonio Melina;
Para el de Instrucción Públic:a, al Sr. Dr. D. M1guel AbadHa
Méndez.
Para el del Tesoro, al Sr. D. Alejandro Gutiérrez;
Art. 2.o El Ministro de Gobierno quedará encargado del Desp¡
ac:ho de Guerra mientras no se provea en propiedad esta Cartera.
Art. 3·0 El Ministro de Instrucción Pública quedará encarg,
ad o del Despacho de Hacienda hasta que se posesione el Dr. Pedrro
Antonio l\1olina.
Art. 4.0 El Subsecretario del rresoro quedará encargado del
De!spacho hasta que torne posesión el Sr. D. Alejandro Gutiérrez.
Dado en el Palac10 de Gobierno, á 3r de Julio de! 19~0.
JOSE MANUEL MARROQUlN
VJU-~
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JID~©J~JEI~(Q) 10J a O • • E)lli] 11®®®
(2'/ DE JULIO)
per el cual se reorganiza el Ejército en opera<'iones en las Provincias de Oriente
y Sumapaz, y se nombra Comand.mte en Jefe del mismo
El Presidente de la República
DECRETA
Art. 1.0 Rcorganízase el Ejército que obraba en operaciones
en las Provincias de ·requendama y Sumapaz, así: la anti~ua
quinta División, con el nombre de División Moya, compuesta de
los Batallones Canal, Próspero Pinzón y Caro, y del Escuadrón
Muisca; y la décimaoctava Div;sión del Ejército del Norte, con
el personal de Jefes, Oficia!e y Cuerpo Civil que hoy tiene.
Art. 2.0 La Columna ]unín, á órdenes del General Eloy
Caicedo, queda igualmente incorporada al Ejército que en adelante
se denominará "en operaciones en l-as Provincias <.fe Oriente
y Sumapaz," quedando dicha Columna sujeta á la reorganización
que le decrete el Comandante en Jefe de ese Ejército, con la aprobación
de este lVli nis terio.
Art. 3· ~ N óm brase Jefe de Operaciones en las Provincias
de Sumapaz y Oriente, con mando en Jefe sobre todas las fuerzas
á ellas destinadas, al Cien eral Jorge Moya V ásq uez, y Jefe de Estado
1\1ayor al General Cl11naco Silva.
Art. 4.0 Destínase al Cuartel general del Ejército á que
se refiere el presente De~reto, al General graduado Ari tides
García Herreros, como primer Ayudante General, y al Teniente
Coronel Julio García Herreros, como segundo Ayu<.lante General.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 27 de Julio de 1900.
Por de 1 egación del Excmo. Sr. Presidente,
El Ministro de Guerra, MANUEL CASABIANCA
JWíE@ID.~ilíD Jl~ a
0
· · lli)~ Jl®({)(O
(27 DE JULIO)
por el cual !le acept~ una t'Xc!.l~a y se hace un nombramicnt•
El Presidente de la República
DECRETA
Art. 1.0 Acéptase la excusa que ha presentado el Sr. General
Cl-í•aco Silva para encargar;;e del puesto de Jefe <.fe Estado Ma-
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yor del Ejército en operaciones en las Provincias d~ Sumapaz y
Oriente de Cundinamarca.
Art. 2.0 Llámase al servicio activo al Sr. General Mariano
Tobar, y destínasele para reemplazar al Sr. General Silva.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 27 de Julio de 1900.
Por delegación del Excmo. Sr. Presidente.
El Ministro de Guerra, MANUEL CASABIANCA
¡w~~m~~© ~a o •. JIDJEJ JI~®®
(27 DE JULIO)
por el cual se confiere un ascenso
El Presidente de la República
DECRETA
Artículo único. Asciéndese á General efectivo de Brigada
al General graduado Sr. Francisco Camacho Barreto, en atención
á los valiosos servicios que el agraciatJo ha prestado en todo tiempo
á la República.
§ Dése cuenta para Jos efectos constitucionales al honorable
Senado, en su reunión venidP.ra.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 2 7 de de 1900.
Por ddegación del Excmo. Sr. Presidente,
El Ministro de Guerra, MANUEL CASABIANCA
lD)~C{j~lliJ~© JThj DO • • liD~ 11®@@ '
(29 DE JULIO)
por el cual se confiere uu 11scenso
El Presidente dt la República
DFC.RETA
Artículo único. En atención á los importantes servicios que
en todo tiempo ha prestado á la República el Coronel Pedro María
Corena, a ciéndesele á General efectivo de Brigada.
§ Dése cuenta al honorable Senado para los efectos consti-tucionales.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 29 de Julio de ·1900.
Por delegación del Excmo. Sr. Presidente,
~1 Ministro de Guerra¡ MANO.U. CAS~BTANCA
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~
JL)~CeJID.I?J2F@ li\7 [)o . . @Wj Il®®®
(29 DE JULIO)
po1 el cual se confiere un a~censo
El Presidente de la República
CONSIDERANDO
Que en el combate librado el día 24 de los corrientes en Sibaté
y sus cercanías se distinguió por su intrépido valor el Teniento
Maleck Adel Caicedo,
DECRETA
Artículo único. Asciéndese á Capitán efectivo del Ejército
de la República al Teniente Caicedo.
Dado en Bogotá, á 29 de Julio de I900.
Por delegación del Excmo. Sr. Presidente,
El Ministro de Guerra, MANUEL CASABIANCA . ' • JW)fil@ill,~~V ll'Ia 0 ··ID~ Il®@®
(30 DE JULIO)
por el cual se confiere un ascenso
El Presidente de la República
CONSIDERANDO
Qye el General de Brigada Sr. José Antonio Pinto viene
prestando hace más de treinta años valiosos y desinteresados servicios
á la ~epública;
~e en los días de peligro para la causa que representan las
actuales instituciones e~ de los primero en contestar á lista en los
campamentos, y abandona int re~ s y familia para dcfe 1der su
Dios y su Patria, dando pruebas de Heroico patriotismo;
~e el General José Antonio Pinto ha sido siempre admirado
por su bravura en los campos de batalla, y es además militar
inteligente y disciplinado,
DECRETA
Artículo único. Asciéndese á General en Jefe del Ejército
de la República al General de Brigada Sr. José Antonio Pinto.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 30 de Julio de 1900.
Por delegación del Excmo. Sr. Presidente,
~1 Ministro de Guerra, MANU~L CASABIANCA
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~
J:IDm©~rnF~!l@ Jrno 0
•• IID~ JJ.~®®
(30 DE JULIO)
por el cual se hace un nombramiento
El Prtsidente de la República
DECRETA
133
Artículo único. Llámase al servicio activo al General José
Antonio Pinto, y destínasele al puesto de Jefe de Estado Mayor
gent>ral del Ejército del Cauca.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 30 de Julio de I 900.
Por delegación del Excmo. Sr. Presidente,
El Ministro de Guerra, MANUEL CASABIANCA
liDJEl@)!'l~:Jl:Q) [\j(JO .. W)llij Jl®@@
(30 DE JULIO)
por el cual se confieren dos a~censoa
El Presidente de la República
CONSIDERANDO
~te los Tenientes Coroneles Jesús María Osorio y Carlo;
Ordóñez Santamaría se di s tinguieron por su valor en el combate
de Sibaté, concurriendo á los punto~ más peligrosos de la línea de
batalb, .
DECRRTA
Artículo único. Asc ~é nd es c á Coroneles efectivos del Ejérci
o de la República á los T e niente:> Coroneles Osorio y Ordó-ñez
S. .
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 30 de Julio de I 900.
Por delegación de] Excmo. Sr. Pre,iclente,
El Ministro de Guerra, MANUEL CASABIANCA
1
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FllAGMENTO DE UN ESTUDIO ESPAROL SOBRE ASCENSOS Y RECOMPEKSAS
¡Los defectos de nuestra enseñanza militar que hemo~
apuntaclo, aunque someramente, se remediaban luégo á virtud
del ejercicio de la profe~ión '.. . . a, Se remedian hoy 7 E u una
palabra: ¡Se cumplía y cumple aquí aquella condición advertida
por Bt1njamín G. Aparicio, etlando, r~firiénclose en su libro
Etwuela3 ~Militares de Europa, al Ejército prusiano, expresa., ~egún
ya hemos indicado, que consisión . .. " Antes ha hecho
con tar el :-\ntor f)ne aunque se ht de los in~·eniPros en Guadalajara.
donde no hay fortiticacio11e~, ni pretexto ni eampo para hacer~
las; la de loo artillt•ros en SPgoda, sin fúhriea y sin material;
la de E~tado ~layor er: Jos bulevares esta obra salió á luz (1887),
en un tDtere ·ante estnrnoto pero no problemático. clf" uua guerra
nacional, le acarrearía .r¡egu~·am e ute males y desast11es sin cuento,
plWS ya LA VICTORIA NO SONHÜ.~ AL MÁS VALIENTE SLNO AL
Ul•~ 1\Hna, porne,
"drtL años -segnía nao el autor de ese
stndio-q ne PI npg·lanwnto T~1et Í(~O <11 1 la Inf:lll teda sufrió importante
t.t·ansformaeión, y á pe.· nr d pre eriuirse termirwnteute
en él la eorwt>~iáu de ci<>rta ¡n·udente inr •iativa al oficial
ha. · ta. al soletado, no ohstan tP tli.·pon e r~ • la prúcti<~a fn•ctwnt.
e de lo~ ejercil:io8 de cmnbote, q11 e uo .·on otra eo.·a qne t-;Írnularo
en p(•qupño, de~t.itJ~l(los á qtH ~ todo.· y cada uno SE:\ fjo de .·n nrlitlacl, ién en la preu a,-el autor conoce lo
que trata, lo ha vi to y lo describe tal cual e . 1\Ierece, por lo
tanto, meditarse.
Y como nos parece preferible, para dar idea de una época,
sustituir las impre iones traza(las a posterio't"i por la que fueron
escritas durante ella, copiaremo~ del e tu dio á que nos ~
venimos refirienclo, la parte consagrada á trazar el cuadro que
entonces ofrecía nue tro esta(lo militar.
"Si observarno -decía-lo que pasa en la infantería, veremos
que eu ella la "- ida militar toda no es ino una serie de
rutinas inútiles, de ab urdos inconcebibles, de soporíferas prácticas
que convierten á oficiales y soldados poco menos que en
una comunidad religiosa, según está todo de reglamentado y
encajado en antiquí imos moldes; veremos que el todo de un
regimiento ó de un batallón de cazadores es el Coronel ó el Te·
niente Coronel; que el poder de estos primeros jefes es absolu·
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to; sn personalioafe principal la
resolución de todos lo asnntos s y forma,
r en alg- na. paradas y proce"' iorw~, haee que, pudiendo
coutar con batallones perfectamente iu~trnídos, llO dispongarno's
sino de fuerzas que sólo saben marchar gallard:.\mente
y e-fectuar una docena de movimit>ntos, en los que á la brillantez.
y precisión se ~acrifican la parte venladeramente práctica
de la evolución y ~u inteligente aplicación en la guerra.
''Nada u e e' olucioues manchulas y ejecutadas con pausa,
á ecnciencia, R2 bieuclo el porqué y el cuándo condene realiz:
airlaR; nacla de enJth~ar loR ejercicios de combate, que poclrian
u ¡plir en parte á las tn.n uece al'ias mauiobras en grantle escalla,
y nada tampoco de dt clicarnos perfeeta' meute al fljercicio de
e01mpañía-base ele la tút:tiea monto aetual.
"H.elt>ga(los est{l n también al oh·iclo el <)stud io teórico, ya
stros oficialeR, de
1 a opereiciouet; toda, de la guerra. y la ejt.·cucióu de marchas
elfres y co~a:-; (]ne, e le obligan á aprender de
llll~moria, y con hacer inmenso f{trrag-o (le documentos y asistir
{á mo poca r cepcione ' y actos, mús ci ' ' iles y religiosos que millitm.
re , se cousidera sufic eutemeute instruíua uue1:1tra iufah-ttell'ía.
.,
'Verdad es que como cada batallón cuenta con unas 400
]nlmzas en reYi~tjo comba tiente, el joven
y ya reputado Modesto Navano, tan bra\·o sol<.laclo como publici
ta insigne.
a u H.omún, en la Ojeada genm·al á sn Estado militar de Espalia
•, decía que baufa que H abauclnnar los últimos métodos,
la m~ayor pat te inefieaces, como se ahanclonaron 1os más antiguos
jor y mús vece· al
eutet ligo, dan eu tierra con torios los . .;istemas y procedimie,ltOI
de diiez aiíos lÍ esta, pa-rte, ?1 .L.,. OSOTH.Oc ESTAMOS l\lUY DETE4<\
c S DE ESOS DIEZ ANOS, mientras que todas la,s nttcio
ne .- s se 1uecipitan á la reformlt con más ó menos cordurrt, pe·ro
com lia. atenuación 2Ja 'ra la critica de no llegar ta'rde y no dejarse
10rp1 ·ender."
tJi nén~z Palacios, en int• re~ante trabajo acerca de O¡·ganiz;
areión 'militar, dt~ .· t•aha que log-t'ía-ba ofrecitlo
el t ctáculo eh p •rHotla.' colocadas mn.r altas tm lajerarquía,
u mqpaudo, con perjui<:io ele las propias, la. atribuciones d~
toOllcio), Villega. ; en ingenieros,
La Llave, .MarYil, ÜPrYera, Ami. .... entre otro.'- iu olvidar á
La Ig·lesia, y García. Velarde, qt1e no por pert<'necer ya á la
Guardia Civil d(>jaron de tnüar con mucho garbo asuntos de
org-anizációi geueral,-jamás desperdiciaron ocasión, ora en el
libro, ora. en el folleto, ora en el periódico, ora eu la tribuna,
para señalar defectos y pedir pro11to y eficaz remedio.
Por doloroso que sea confe~arlo, todos tenían razón. Así
como el elenwuto móvil ~-.e t>neontraha en concli<·iones deplorabilí~
ima~, y <"1 m a tPria 1 eh~ gtwn a era e c::~so, f>l p<·rsmJa 1 no estaba
en xaltación patriótica, el surdo Ufl
una precipitación cú•ga y fnne.·ta.
La paracióu para la gn~>ITH, un la; la monlización,
sin JH't: \'f'I'. li.JI <•jfireilo act h o eonsagTaclo por completo á
ese inútil St"rYicio (le gnarHieit'111 que hace {t las tlO}H\S ineapaceR
para las verdmleras fu11c~iotH'S eh• la gut na; las reservas
sin armmtwnto ni \Cstnatio 11i asarublc•a"' ]wrióclicas; el soldado.
uspirarHio (eutn~ el hnstío ele lo a ú comprc•uder
y el <•;ltl,':llleio ¡wtidor
le uua mou.~<·rga enojO,'<"l. eh• houm·t•s, .· :llttdos, llOillhn.~s y consigHns
pm•t i h·. ·, snfrit.~tl ra eían
e8eu::~tl tt>s. La ca ha liPJ 'Ía. con.sH g-rada. a 1 s<>rvicio
de es<~olta~, iuactint por Ja <'an.•ncia de elemt•lltos: eou homhreR
qnt> apellJ'St~ en la ~illa regrpsal1n.n
á ~us ho~at·es, y con nn ganado C]lle ~úlo <•ngonlauaterí~s á <·a hallo é in:uticiente adt•mns,
dada la proporción que dehí::t (•xi~tir entre P~ta arma y las
demás. La A~lrninistración l\lilitar coufuudi<.la con un cuerpo
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BOLETIN MILITAR
'-y--'
14.1
de cuenta y razón. La~ distintas armas sin enlaee ni relaciones
mutuas. Bn tre la i 11 fa n tel'ía .Y la artillería, por PjPm pJo,
hauía las misrllas q.ue erttre la Guardia l~t>al prusiana, y los
moros de H.ey lllaiToquíes. La. artilleda y la caballmía sólo de
vi~ta ~e couocían. 1
La organi~amón por , con gTan desespe·
racit..'u de la oficialidad, que lo.· preft-!ría ú las rntinas pesa(lísimas
del enarte!. Uua caballería sin jinetes por falta de tiPmpo,
J. casi sin c.llmllo~, porque era irrisorio ~u número. Una
arLJllt'l'Ía que se <~OJisagTaba cí ejercicios pjos é iusalulH·e~, donde
la. tropa se IJacinaha; almlicacio1H:~~ militareiS de
carácter profesional; jarw1s e.stuvo la. masa g·ent"'ral de la ofi..
cialitbul tan rwnet ... ada de sn dPber téeu ico; jamús se il nstr ó á
sí mi8JJla cou el afúu ciPntítieo que lo hizo; jamá:-; se ~túcnlo~, oh~-itúeulos uacidos JH'C~I~
arneute de doude del>íau eJn·iár:-;t'lt"' alh•J1tos. Y eso lo llizo Hlll
esperanza algnua, in el atra.etivo del JH'o\'P<:ho, con plena conciencia
de que lo mismo da ha ·ah •r JUtH:ho que sa.hPr poco, Y
de que quizá fuese más cou\'euieute saber poco que saber demasiado.
• • •
Este gran mo:\•imiento intelectual e~pontáneo, generoso,
cligno de aplauso, .·e extendio hasta clamar por nua. organizacióu
que permit1e1·a. el útil empit~o de )_.H aptitudf's en vez de
esterilizarlas. El anhl•lo dt reformas fue tan \'ÍYo, qne sólo por
eiSe llt>cho puede explicarse la agitadOI'Ía, JIO ftWl'Oil uiell UeS•
anollauos cu la JH'Úctiea, ora por p1ecipitadóu, ora por malicia
quizá; otroM qnt~tlarou aJTÍJicOIIsull a1· neueticioso vino al
cabo á corn·~rtin;e cu IIHe\'a can. ·a de [Witurh~wlón. o siempre
la prnjer, que de día en día la ha iclo pn•cipitando por la rúpida.
peud1e11te d~ la d (:adeucia. E~ \'CI el a el qne un •stra. coraza
-st-gúu la frase de ilustn• autor de las Campm1as dt:l General
Oráa,-se hallaba por los aiios a l>ollacla y t.:onoída; pero no es
meuos cierto que, ~alvo eu pel'Íodo · cor tísimoH, los golpeH que
recibió, { pretexto de COlliJIOilerla, no hau se1·vitlo máM que
para dt•jarla eu peo1· t•statlo.
Puedt~ decirse que perdido lo qne alg-nil'll ha. lhumulo e.l
aentimiento del decoro m·gcínit·o, aeouwclamo8 á laH per:mnas
toda forma de orga11izacióu unUtar. rinclit-"ouclo t•XH:!'l'I';u)o rt.~speto
á los hechos consuJuadoH; uo aqut·l rt!.S(H'to exig·itlo por la
evolucióu prudeute, siuo aquel otr•, qne antP(HHte al iuterés
nacional el t.•goísmo m~trado en nn Yallt>, es primera condición
renuir, «:'JI (•l punto en que se efectúe, tiUpenoridad uurnérica
muy Kt>ñalatla, ~olne todo cuatH.lo se dinja. contra la cabecera
del \'allt·, porque la posieión domimtntt-1 dt.:d adYensatio aumenta
eu e:stP cal'\o la potencia s de éxito si no cuaull.o el agresor disemiue
sus fuerzas, ó euan en·ar al pie de la
letFa 6 exagt>rar el pri uci pi o <.le conc<.•n tracióu, ol YÜla ocupar
los Yalles laterales. En t>~te caso el dt>fl"IISor pulirá usar las reS<'
lTas táctim-1s que eu ellos tenga apostasde lnt>go Yen tajas i ucou testables, y e u la geuerahdad
de los casos pueha.to~ con ti unos, con agu
s de las lí nPaA de operaciones cou las de ntaniobra.
Estas fortificaeioues son iudispeu~ables para e:uwgur·ar la. pose-
8ión de dicho~ puutos importante , cna11tlo sei-111 ahautlonaLlos
· por la • resen·as estratégieas, al mal'ellar contra el agresor
directa ó indireetamt·mte, ·in eui chulo por la retieada.
Estan~ l.Htít·se de la q Ul·ño~ fuerte.s de la. círcu nfereucia; dPjaudo
para cuando los sucesos re,·eleu su ma1·cllrdadera plaza, semipermauente, ó
como otros diCl•n, del mornento.
' 1\Iuchas \reces uo ser·á nece. ar-io constrtÚr este núcleo.
Cuando en HU proximida:st.reehos de.¡,;p'laderos
que puetleu f<'teilmcute cortar · ~t~ ó taparse; cuyo soMtenimieuto
permit;t al def~ u:-;or tornar la ofcu~Jnt, y que ~-;i cayt'sen
en poder tlel a~rt.~sor, auuqne los gu:u·rtt'Zmt cou débil fut>rzn los valles.
Re~ponuiendo al earncter general de la deftmsa. en la montafia,
c¡ne es defemm oft>nsin1, las fortifi('aeimws indudablemente
(leben también pre~tarse {l la ofen.~it,a. Por la difiunltad
de la nmcia e u las obras 11 en su proximi•lad. De ma11era qne la ma.gnitnd
ó ca.pacidacl ele Jo:o¡ fn11rtt-s clepPtlller{t, aoea y guel'ra (¡ne en Pllos deban coHservarse.
La guaruició11 será lo más pequeña posible para no mermar
clemasil"\clo el efectivo de las tropas ele operaciotH:.~~: bastarán
en general 40 ó 50 hombres; en com¡wnsaeión, mucha y pod~
rosa artillerht, y Plegir, para guarn(leer los fuertP~, Ct>rteros
tiratlorr.s. La eleceión 1le los comamlantes ó g·oht"ruatlores es
ele la mayor importe a(lmitir en los
fuertes, soldados t.•xtra,·ia«los ó fereuks :.ti ataqnt>, puesto •Jue para
anular y '\"er.cer aqné11a, forzosame11te se hc.1. ele amol(lar á las
dispmdeiones que eu cada caso tom~.
Citemos otra '' ez á Jomini: ''La of~n~iva contra un país
de montañas preseuta tarnbié11 nua doble hipótesis: In se dirigir
á con ti a un cerco d<> mon Htiías q ne ter mi uau en u u \~asto
teatro tle llalluras, ó aea~o m{ts hien coutra nn teatro particular
enterame11te moHtafíuso?"
''En el primer ea~() sólo uu preet·pto lwy que seguir, que
es el de amagnr en t •la lct perift>ria cisivo que mejores resnltatlos ofr(·zca.
Este e~ un conlún débil en llÚJUero, pet'o fuerte 1101' las localidades
que se trata dP romper, .v si es forzado por tllt solo punto,
le es por toda la lÍJH•a .... "
"Cuantlo 1'\e eoll~ i dt•r· au las 'lificultades tác1 ieas de una
guerra 'le montafí.as y las iunwru::;a~ \·entHjas qut~ al parecel"
pre~entan á la Uhan•pionuet, en la batalla de Fossalio,
J)ara aHeg·urarse ,h~ ello. Bi hay cinco 6 ~wis caminos practicables
soure Pl frente arnellHZs <]ne tlebeu n•correr no e tén en
dirección t..lin~rgPnte, porque 1-\Ufl'irún 1111 golpe por poco que el
cnemig·o esté di~pue~to {t . recibirlas cnaudo <.lt.•:.;;pmlloqneu. El
mús HPgnro Hi.stl'lllH <.'s, al pan'eer, el que "· ig·uió apoleún e11 el
paso tlt~ San Bt>rnardo: formó <·H t>l dercella é izqni<.~nla pm el j lonteem.- y el
Simplúu. para di\· idir In attJueióu .pleg-ar g¡·au<
les masa8, la guerra se re
imuulo las uH.rchas (le moüo que tit3 salg-a al punto de renuióu
de lo.-; Yalles co 1 cor·t<1 ras, el ag-resol' podr{\i
precipitar~e como nn torreute lle:de los altos hasta los vallet-~,
oeupando la reunión de dos ó más 'le éstos.
Ann en el caso de qne el ataqne, partiendo ae la llanura,
quiera penetrar en algn 110 tle los \·alle~ que en ella de1-1em hocan,
se f)()tlrá preparar ~~,·te ataque ocupando las altunu:; que
l>ordt•au el Yalle proemaudo apoderar,·e lt>s, ó auuq u e los ha~·a, \·encer· y allanar
lo::; obst(.wnlos artificial~~ con qne el e1u migo los habrá cortado,
para ha6er la mareba tarIJcome
· ulctr~e á pequeños destaeamentos qne Hnuea ~jereerán
influencia decisint eu el combnte. Si, para e\·itarlo, sP t>udan
gnwsas coln m na·, 11<-'Cl·~i taní n gra ncles .~. úwrzos, mareiJ<~I·án
con leutitud y darúu tiempo al defpu:sor para Ja¡¡zar ."llti n·servas
con oportnui cn •Hh (·on almaceJH.'S fijos y
móviles n retagum dia. E. ta forzada d<>pendc11cia embaraza y
agarrota las opera<~ioues, lt•s qníta 1·a pid('z y eu rgía "5' las ll 9 puesto
que crece en razón directa del efectivo de las tropas, lo limita
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BOLETII MILITIR
~
ae su) ... O, y se ,.e que nunca podrá ser gratule, so pena de verse
inm(>diatamente paralizado por la imposil>ilicta'l de ,·ivir.
Las dificultades rnpefia.udo en el tiemp0 oportuuo
la cantidad rle tropas req uericla. para. t>jecn tar el ataque. }Iieutras
que el defeusor desplit..•g-a á sus aucha.s en posición esco·
gida y preparada de antemauo, darHlo á cada arma el 1 ugar
"!Ue más convenga á su acción, el que Htaca tiene que avanzar
~n columnas profurulas, que por los oh~táculos s del mando,~¡ huy qnP clnr gran
s. ten.sióu al frente de ataque y fl'acciouar mucho las fuerzas.
El menor descuido eu Jos preparath·os, el más le,·e error en
los cálculos para hacer concurrir á tiempo las columuas, puede
dar lugar á nn jor combinado.
Es preci¡.;o, por tanto, determinar con matemática exactitud
.en las órd e iH~s la marcha de cada coluwna, después de bien
axamina(los los obstáculos que haya Je la acción de
n mando único. Cada n~1a de las columnas debe por tanto
oomprender bien el cometido que le toca en el conjuuto. Ocioso
es añadir que el General en Jefe ha (le tener coufia,nza en .
!os comandantes de columnas:" si éstos no son vigorosos é iu-
· teligentes, el ataque se malogra.
El mando superior ~a no dispone de las columnas en cuanto
salen de su mano: deberá pemmr en todo con tiernpo, puesto
que luégo será iruposible corregir los errores del plan primitivo:
faltas que en la llanura pudieran pasar como veniales,
ó por lo meuos no traer consecuencias funestas, son origen á
~ces en montañas de inconcebibles catástrofes.
Hespecto á. la forma del ataque, en montaña lo mismo que
.en llanura, no puede teuer sino una. de las tres consabidas:
romper por el ceutro, envohTer uua ó las dos alas. En la pri-nera,
si el agresor, por amagos y uemostracioues, lta consegui-
tlo aturdir, desorientar y diseminar, y luégo arremete eon ímpetu,
no hay duela que el resultado será aun más completo que
en el llano, y logrará coger prisionera la m::.yor pax te de la
fuerza defensora, dislocada y
atiende ante todo á la comodidad del soldado, limitándolas á
jornadas de 20 á 30 kilómetros y dejando entre cada euatro ó
seis, un día de descanso, qne se dedica al aseo personal y at
arreglo de los desperfectos en el equipo .Y material. Las de
guerra, por el contnuio, como obedt>ceu á un fin e8tratégico ó
táctico, son de longitud muy variable, que. aumenta hasta exigir
grandes esfuerzos, y sn ~jecnción equiere diRposicione~
especiales que garauticeu el medio ue pasar fácilmente á las d6
combate.
Mieutras las operaciones lo permiten, las marchas de
guerra ¡.:e hacen por jornadas iguales como las de etapa, á tin
de e\'itar fatiga que, no obstante, resulta mayor, por la necesidad
de llevar las tropas pre~enidas para el combate y alojarla~!
con sujeción á un or(len de batalla, que algunas veces precisa
á dejar los abr.gos buenos y de pronta instalación por otros
insuficientes, ó por el vi~ac~ pero cuando conviene ganar terreno,
se aceleran, ltacietulo jornadas algo más largas que no se
interrumpen con ningún día de descanso. Las forzadas se imponen
en circunstancias críticas, obligando á marchar día y
noche con sólo los precisos descansos para refrescar la. tropa y
sostener ~us fuerzas hasta el fin. En general son más perjud ·ciales
que útiles, porque el apresuramiento con que se lleva
á efecto rompe la. cohe~ión de las columnas, que dt->jau tras sí
· nn continuo cordón de rezagados, rinde y abate al soldado y
lo exaspera iucitá ndolo á quebrantar la disciplina~ estropea los
caballo~, destruye el material y "' tear, y en invierno se aprovecha
el m dio d e l día . }"> o r exct p e i6u se mardnt de not:he en
elima :::; muy cálid o ~, ó cm udo t:ie tra ta de llevar {t cabo una
ope rac ión o c ulta, mas eu c ~ te ca go es indL pf>nsnhle nua abl:'O·
luta r~._ P n' a, c o no< ~ im J e u to e xado tlt'l tt-'lT e uo y de la 8i t uación
·del en e migo, y graudes }H' •catu;i o11 e s p a ra no cae r eu una ernbos('
ada.
De tOg·o, aunque con menos rapidez. La
caballería tie ne una m a r c ha wás desigual, pt.>ro en caruhio puede
r e corre r en poco ti~mpo g-nuule· trayecto. , altt'rnaudo en el
trote y el galope, si bien este recurso s e rcst'r\'a para casos
extra<.JI'dinaríos, porque empleado de continuo ]Wt'judica mucho
al ganado. Igual 6 parecida. aptitud tiene la artillt•ría para marchar,
especialmente si es n el orden de batalla. r.Ja. infantería
que forma. el núcleo de las columua8, marcha tle á cnatro con
dos fila por cada lado del ca mi no, <.lt·jando el centro lil>re á la
circulacióu; la caballeda de á cnatro, si lwy auchura ISUficiente,
y no habiéndola, de á do ; la artillería. ~n columna de piezas
por un hulo, para que cada carruaje pueda Yolverse en
cualquier momento obre su misruo tt•rreuo.
El máximum de fuerza· que onliuariameute compone una
columna ~ la división. El cuerpo de t'jército m:ucba n dos
mientra8 e po ible, es deeir, mientras el intt•rva.lo que las separa
uo impide que se ayuden mutuamente y con la d~uinieros, ot.t·o batallón
y uun. amhnland:t. Ter·cer· gTnpo (:'t nn kilómetro lle distancia,
fi>rma ndo la ea b1•za dél e11erpo prnwipal): el reRto de la primera.
briga.tla, lle\ranclo las batería~ g-unda. ,
Un cuerpo de t::jército qne marcha por un 8olo camino,
llent sns clivisionPs ol'g·anizala 11 te de la vauguara.llo. La vanguardia. eon¡.:;ta: de una brigada de iufanría,
dos baterías, nn de¡.:;tacamento de ingenieros y una ambulancia;
la artillería de cuerpo marcha entre las dos divisiones,
y en la retagu.a.r de nuestras fuerzas por territoio
venezolano para atacar á Tasajero) en provecho de una causa
~iosa, tantoallende como aquende la frontera." Esto es de un B?!
etín de Uribe Uribe.
Por lo pronto pudo parecer tal párrafu como ~ imple literatura
dP. boletín revoluciona r io, no ob- tante lw grandes auxilios que
dicl10 Gobernador suministrara á lo rebeldes rompiendo todo pre~
epto de Derecho internacional; pero después de La Laja, animado
aquel General con la esperanza del triunfo de Uribe Uribe, se
quitó la careta, y con su Estado 1\1ayor pasó la frontera, se incorpol'ó
en Cúcuta á los rebeldes, y cuando éstos se movieron hacia
Paf?negro, quedó en realidad de verdad como guardián de la ciudad,
con tropas regladas del Táchira, de seguro mediante algún
~stipendio que ignoram0s cuál .ea, pero que es muy probable tuviera
relación con el asunto límites, á juzgar por la actitud de la
prensa liberal cuando la discusión del tratado sobre modificación
iolel Laudo arbitral español.
Ahora bien: si el Jefe revolucionario llam0 cinismo cobarde la
3-upuesta petición mencionada, ¿qué nombre ó calificativo merece
.,.¡acto de traer un Jefe extranjero mediante pacto, infame cualquiera
que sea, y permitir á sus mercenarios, en cambio de servicios
G:ontra la patria, escenas de pillaje y devastación como el saqueo de
Gramalote? En verdad que lo natural sería negar la ciudadanía á
uienes de tal manera proceden contra el suelo que los vio n~cer.
Por fortuna el ya mencionado Peiíalosa, el filibu tero liberal
ve•tezolano, cayó prisionero en Cúcuta, y decimos por fortuna,
porque tal prisión hace que los revolucionarios sans patrie no p~dan
negar su crimen. Por lo demás, á la justicia militar correspon-e
aplicar á ese intruso Gobernador un castigo que señala hasta el
ódigo expedido por los mismos liberales en 188 I, á saber para
este c.1so, diez años de presidio con el grillete al pie.
Otro de los Jefes rebeldes, el General Herrtra, Había escrito
que á fines del año pasado no se atrincheró en C1ícuta el Ejército
evolucionario por "evitar á una ciudad amiga y que tan valiosos
intereses guarda, las escenas de sangre y devastaciún c0nsiguientes
á un combate." Pudo ser verdad est,>, es decir, t.d sentimiento
pudo influír en ese entonces en el ánimo de Herrera, para no li- ·
brar combate dentro de Cúcur-a, pero después los rebeldes cambiaron
de ideas, ó tal vez arrojaron la máscara, y no sólo no evitaron
las escenas que preveían, sino que las reagravaron guarneciendo la
plaza con mercenarios venezolanos, con prófugos de presidio á
· uienes nada importaba lo que sucediera á la "ciudad amiga," que
será muy estulta-esta eg la palabra-si no cambia de ideas políti~
as después de lo sucedido.
Oigamos lo que dice el parte oficial sobre el particular :
Aflictivo en extre1 o es el aspecto que hoy presenta la ciudad,
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80LETIM MlllTAR
'--"y-"
155
ayer próspera y floreciente y hoy de nuevo convertida en escombro
: puertas y ventanas lujosí imas destrozadas para trincheras ;
cadáveres de hombres y animales juntos y despedazados ; riquí irnos
muebles frao·mentos de ropa de soldado en, ano-rentados sobre , b b
lujosas consolas; la, calles todas ob truída p~r enon~1es vigas y
erizadas con cuerdas de alambre, saco de cafc y harneadas de ladrillo
de lo. embaldo,ados, convertido en fo. as, trozos de periódicos
y libros magníficos rodando por el suelo ; la e.,tatua de Santander
ostentando un simbólico balazo en la frent , y, en fin, un
cúmulo de ruinas levantadas por la mano neg1:a de la Revolución,
como testimonio elocuente de una propaganda de exterminio y de
libertinaje."
¿ Por qué ocuparon los revolucionarios á Cúcuta para someterla
á las escenas de un combate ? ¿ por qué no se establecieron
de nuevo en sus "inexpugnables posiciones~, de 'l'J.sajero? Porque
los que tal hicieron no eran colombianos en su mayor número, y
les interesaba acabar con la rica y próspera ciudad. Por fortuna,
y en desagravio de la majestad de la patria, tan villanamente ultrajada,
podemos asegurar 4ue la fuerza revolucionaria que la OCUpaba
excedía de 1,500 hombres, de los cuales muy pocos pudieron
escaparse, y que para los presidiarios venezolanos no hubo cuartel.
Lo sucedido en esta guerra demuestra que es necesario dictar
cuanto antes decreto legislativo imponiendo la pena de muerte
contra todo filibustero ó mercenario que se coja en armas contra.
el Gobierno dentro de nuestras fronteras. Los gr<.lndes males exigen
enérgicos remedios.
Y nos~ alegue que Venezuela es República federal y que el
Gobierno central detuvo los buques rebeldes en sus puertos, porque
tal medida la dictó después de las victorias legitimistas de
Palonegro y Cúcuta, y cuando supo que Colombia había comprado
buques de guerra para limpiar de piratas nuestras costas, siendo de
advertir, además, que uno de tales buques detenidos era propiedad
del Gobierno venezolano, entregado por venta simulada á los rebeldes,
y que el Gobierno de la vecina República había reconocido la
behgerancia de los revolucionarios declarándose neutral entre éstos
y el Gobierno de Colombia ! Y públicos son los compromisos que
mediaban entre el Presidente Castro y la Revolución que acaba de
vencerse en cien combates y la compra de parques por su intermedio
hecha por aquélla en Trinidad.
Tiempo es, pues, de retirar nue~tro Ministro en Caracas y
de terminar toda relación amistosa con q\lien nos trata con tanta
perfidia: entre Colombia y Venezuela se extiende hoy día inmensa
fosa, la fosa en que yacen 34,0'J0 colombianos destruí dos p0r la
Revolución.
Y si de la frontera del N or.te volvemos los ojos á la del Sur,
d cuadro se reagrava; la intervención del centralista Gobierno del
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156 BOLETIN MILITA
~
Ecuador ha sido más descarada y desleal, de tal suerte que el último
de sus Minisúos vino á servir en Bogotá de agente de la Revolución,
tomando las d~ villadiego cuando la gigantesca victoria
de Palontgro le hizo comprender que estaba herida de muerte la
negra causa en que se había afiliado. Allá en el Sur prisioneros
están los jefes, oficiales, banderas y cañones del Ejército ecuatorianq
que el Presidente Alfaro envió en auxilio de la Revolución.
La justicia exige que se tomen cuentas por tamaño ultraje, y se
exija al Ecuador el debido resarcimiento de daños y perjuicios, para
lo cual basta y sobra el valeroso pueblo caucano, principal agraviado
en la contiend-t.
Pero la queja mayor la tenemos contra el incalificable Gobierno
de Nicaragua, que al apoyar á los rebeldes sitiadores de
Panamá, tuvo la osadía de enviar su buquecillo de guerra con cañones
y un batallón de su ejército regular. Tal (-yobierno sacó la
cara con tamaño atrevimiento porque supuso triunfante la Revolu~
ción, y en castigo es preciso que los buques-de guerra que hoy forman
la flota de Colombia vayan á bombarde4r los puertos de aquella
Nación villana que auxtliaba un movimiento · infame contra la
integridad nacional. Es imposible tolerar la ofensa recibida; las Islas
Mangles y la Mosquitia claman al cielo contra nuestro descuido, y
. no &eremos dignos Gel nombre de Nación libre y capaz de existencia
independiente si no imponemos ejemplar castigo á semejante
desmán.
Y como los rebeldes del Istmo-por fortuna muy pocos panameños-
pretendían convertir esta hermosa y fecunda tierra en
feudo que explotar á su sabor con norma filibustha, preciso es
aclarar el punto h1sta la saciedad, para demostrar á la faz del mundo
el verdadero carácter pirático de la rebelión, arrancarle la
careta y abrir los ojos á multitud de ilusos colombianos que con
esfuerzo digno de mejor causa ayudaron, tal vez sin saberlo, á cavar
inmensa fosa para sepultar á Colombia, y de la cual sólo nos
ha salvado la Misericordia Divina. En la actual rebelión, como
Francia á fines del pc~sado siglo, no sólo hemos vencido al enemigo
intestino, sino también á una triple alianza forjada por el odio,
la envidia y el crimen.
Salvados del n~ufragio no sólo tenemos que dar gracias al
Todopoderoso por el triunfo de la ca usa conservadora, sino que debemos
poner punto final á la anticuada fraseología que no_ hacía
llamar "Repúblicas hermanas" á pueblo que sólo anhelan nuestro
exterminio; cese el quijotismo, y abramos los ojo á la amarga rea-lidad.
•
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BOlETIN MiliTAR
~
(Continuación)
II
HJT
Tres leguas mHs adelante de Zipaquirá eoncluye el camino
11ano y empit'za la subida del Boque'r6n de Tier'raneg1·a, .midiendo
legua y cu1:1rto basta llegar fJ· la cumbre, 2,868 metros sobre
el nivel del mar. El viandante perdona entonces, de buen grado,
el cra~o error de consen·ar el camino por encima de este
cerro, ahc1ndonaudo el llano qne lo rodea: la fatigosa peua de
tanto subir queda 1 es~ucida con la contemplación del grandioso
espectáculo que á uno y otro lado 8e presenta. Hacia el S. se
ven, como uua alfo111bra matizada de hermosos colores, las ricas
y extensas llanuras que se desarrollan desde el pie del Bo-
. quer6n hasta la distaute azulada cordillera del antiguo Camanaos
y del Teqnt'nrlama, dominándos~ la serie tumultuosa de
cerros extendidos á derecha é izquierda de los valles. Hacia el
N. surgen las multiplicadas cre~tas, desnudas y despedazadas,
de las dos rama~ principales de la oordi11Pra, y más ahajo se
extiende un anfiteatro de cerros menores, formados á expensas
de los primeros, que atestiguan las tremendas suble\~aciones y
los hundimientos posteriores que eu tiempos no mny remotos
trastoruarou aquel territorio. Desde esta altura se ven clara y
mauifit>stameute los dos grandes sistemas de valles que se inclinan
al N. y al S., y cnyo suelo limpiamente nh·ela<.lo y compuesto
de capas de aluvión, con~erva todos los caracteres del
fondo de grandes lagos tranquilos, uno de los cuales tuvo su
principal y último desHgi.ie por Tequenclama, y el otro por las
roturas y abras al N. E. de Simijaca, confirmándose la tradición
chihcha que establece la existencia de esos mares dulces, próxi~
mamente hasta dos sig-los antes de la conquista., según lo indican
la composición y couformación actuales del terreno, y según
puede juzgarse por la antigi.iedad histórica de los Chibcbas,
puesto que sólo en 1470 empiezan los anales de los Zipas
y las crónicas de la civilización de aquel pueblo, que sin duda
necesitó el transcurso de tres siglos, por lo menos, para poblar
y labrar las ,-astas planicies comprendidas entre el Teqnendama
y los últimos cerros de Sngamuxi, después que las aguas
las hubieron abaudonado. *
Tra~puesta la cima del Boquerón ~e baja un trecho de
dos legu;.u~, hasta el pueblo de Sutatausa, dejando ú. la izquieroa
á Tausa. envuelto en la niebla y en el humo de su salina,
que sólo á ratos descubren las hnmildes casas de paja, agrupa.
das en torno de la iglesia. El terreno que corta el camino en
este espacio es árido, revuelto y trastornado, minado hasta lo
• Conviene advertir que todas•las teorías y afirmaciones geológicas de e te capítt1lo
estátl reehazildas y negqdas por la .ciencia mederna-L. D.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
é inútil hasta que ad-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
80LETIJI MILITAR
~
15t
y desah1jndos, con gran morhmdaYe aflos a11te::;! * Elt·c<·uenlo tlel sangriento suceso me
hizo pasar el de::; ti ladero co11 derta Yeneraeión por la nH>mori&
de los Yen<'itlos, defen~Ofl'li de ~u patria. y hogares s de la sanW.
libertad, }lor entonct~~ perdida. Al pie dt:~l Pdión detuYe el e·:toallo,
proenralldO Ímllginarme la SÍtnacÍÓil de los l:lSl: lta(lOS y
el trance del combntP, que sin (~io y peligroso miet.
tras los twrtinace:-\ eunqni~tan la cumbre ngital>a con ::;ordo y prolongado rumor los ár.
lJolPs em.t.uos qne la coronan P:uecíame oír el clamor de lo&
combatientes, tumultuario en lo alto, ronco y amenazadot· e~
lo bajo de la. <'asi iuaeeesihle fortaleza. La cieucia de la destrncciou
tl'inufó dPl mnyot· uúmero, y la yerma soledad 8e estableció
p;na~ es~asa:s m:-ls :ulelan te mptH~~ ta. c.e capa~ gc ,. en este Yalle ú nn grado de perfcceión y ntriedad, tle
qne ltoy no se th·ne i(lea. Atrasiésaulo eu la dirPt'Ción S.O..
N.E. los rntchuelos Hltto de Suúía y Uúaté, alimentados por
• Inútil parece hoy rlemostr:n la evidente exageración de tales dfras-I .• D..
• Contradicción palmaria, proveniente de la necesidad de sostener hechos iuex'lctos.
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•
. 60 BDLETIII MILITAR
~
las vertientes de la alta cot·diller~' (lel O., los cnaleR ~on la base
de un .,istema. de irrig-ación apenas bosquejado, y que en lo
futuro asegurará la felici(la1l permanente de la llanura, constantemente
enriquecida con lo,;; despojos de los cerros vecinos.
En medio de las sementeras y trojes de hermo~o trigo, y á
pequeñas rli~tancias, se alzan las habitaciones de los cultivadores,
feas: y toscas más de lo que puíliPra esperarse fle gentes
muy lejos de la indigencia, .y tan rcdncidnau obs:
truiclas por hneyPs enjalmados, con carga y sin ella, y por mu
chednmbre de indio~ y mestizos, más ó meuos aiPgr·one , á
-cansa le la chicha, los unos disputau(lo á gritos en mitacl de
la calle, y los otros agrupados en la~ ti u das y pa ~~ ndose de
mano en mano sendas totuma del licol' popular, miPntras
1 algún tañeclor de tiple rasgaba con entusia m o la cuerda~, y
entonaba el monótono recitatlo en que xpresaha sn pena delante
de la redwncha. Dulcinea, objeto r clogmñ ticauwn t~ ·al indígena ~n i nterlocutor.
P1>r en me
Ver más