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Tienda de Café Gourmet Eiffel

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  • Autor
  • Año de publicación 2019
  • Idioma Español
  • Publicado por Bogotá : Universidad Externado de Colombia, 2018.
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
Jorge Armando Varón Cortés, "Tienda de Café Gourmet Eiffel", -:Bogotá : Universidad Externado de Colombia, 2018., 2019. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3239998/), el día 2025-05-05.

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Administración: una perspectiva global, emprendedora y de innovación

Por: Heinz Weihrich | Fecha: 2022

El propósito de este libro es preparar a los estudiantes para una carrera administrativa llena de emociones, desafíos y gratificaciones. Durante muchos años, sus ediciones anteriores han registrado grandes ventas en todo el mundo y, desde hace veinte años, las ediciones para Latinoamérica han sido éxitos de ventas en el mundo hispanoparlante. El libro ha tenido una orientación internacional desde mucho antes de que estuviera de moda tenerla, y la decimosexta edición está fundada en esa tradición, pero añade mucha información nueva pertinente para una administración eficaz en el entorno internacional del siglo XXI, así como contenido nuevo para administrar proyectos emprendedores en esta era de innovación constante. El libro también integra el naciente punto de vista de la administración de las iniciativas emprendedoras y la dimensión internacional de la administración.
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Administración: una perspectiva global, emprendedora y de innovación

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Auditoría interna

Por: | Fecha: 29/12/1910

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 \ 4ro-CALI (I~epública de Cc;lombia) DICIEMBRE 29 DE 19ro ALEJANDRO DUM S Juzgado por su hijo En pos de tí, mi querido padre, ha \"enido este siglo voraz, que t.ú r~costumbraste {\,la insaciabilidad que hoy nos de,·ora á todos, pon¡ne no tenemos tu misma potencin. Tú, que naciste para producir siempre, habrías s:uo el hombre nece­sario en este siglo, nacido para absorberlo todo. jQué mara\·illo~o;a prnisi6nla de la Naturaleza, que proveyó contigo á los apetitos formidables, q ne- forzosamente tuvo que entrever! Bajo el sol de América, en los trópicos, con sangre atncaua, rurm0 (, aquél de quien deuías nacer, ú aquel hombre que, soldado y Gent•ml d~ la República, podía ahogar un caballo entre sus piernas y romper un casco con sus clientes; que defendió él solo el puente de Bri · contra una avanzada de Yeinte homures. Roma le hubiera discernido los honores del triunfo y lo hubiera hedw Cúnsul; Francia, más .calmada y más eco­nómica. rehusó la eclucaciún de su hijo, y este hijo creado en plena seh·a, al aire libre,. á cielo dcscubierlo, impulsado por la necesidad y por stt ge­nio, se lanzú un llermoso día S(Jbre la gran ciudad y entró en la can·era de la literatura. como su padre entraba al combate, atropellando, des­pejando, derrilJanclo tollo lo que embarazaba su camino. Entonces comenzó este trabnjo tit8nico, que dura hace l.'ttarcnta años. Trag-edia::;, dramas, t:umetlias, historias, novelas, viajes, tollo cu­po en el molde tlc tu mara \"ÍIIus•> ecrehro, y poblaste el mundo con la fic­ción de nuen1s creacioucs. Hiciste crujil' la prensa con tus artículo~ en los diarias, con ttt~ lilmH:J y cou tu teatro, campos demasiado estrecho~ para tus pt1jante~ hond.~r·os; :dimentaste la Francia, la Europa y la .\.mé­rica; enrique~iste :í lo ulitur~·s. {t los plagiarios y á los traductores; ago­taste el u liento ele los impre~ores; cansaste á los copistas; y, de\·orado por la neu:siclad de ¡Jt·odudr, quiu'i no ensayaste siempre los metales de que te serdas, y lomnh:ts _\"arrojabas ni horno, albrttnas \"C('CS al acaso, todo aquello qttc te \'cuía {t las tuanos. El fueS'o d la inteligencia ha he­cho la distrilnwtl"•JJ. Lu original ha c¡ucuaclo tundido eu el bronce; lo U.c­más se ba des\·am···ido como humo. Es Yerdad que en ocasiones Iundis­tc mal bn.~ucc: pero, e11 camlJio, ¡cuántos de aquéllos que debían pt~rma­necer oscurds. t han ilumiwtdu y calentado en tu forja; y si fuera llcgadn. la hora de la n:~tituci<ÍII, rpté gran ganancia hnrías con sólo recog~r lo que diste y lo que se te ha Lumauo! Algunus vet:cs P" :tlms t 11 pesatlo martillo sobre el audto yunque. Seutndo bajo d tccltn de tu gt•ut.a rcsplaodeciente, con las mangas reco­gi~ as, el pecho al Hi~e y Lt sunrísa cn ~us labios, te enju~ahas la frente, y m1ranclo 1a tntnqutl:t'l e lrellas, resptrahas la fresca brtsa de la noche. Otras n.:ce!'i tllltlétlJHS pnr el prillter sendero hallado á tu paso, v. cntrlido como un ¡n·i,ioJtl'ro,,:tlra\·csalJ,¡s el Océano, trepabas el C!iucasu, 1'1 l'S· Li.dabas d Etna. siempre ;¡Jg., L·ol!)sal, y con los nulmoncs replclot; de ai- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ETJ CORREO DEL re de nuc\·o ,·olvías á tú grutll. Tu gran silueta se bre In pared :lel hogar curojeddo, y la multitud aplaudfa fondsot'ro , los gmndes, habíais b~ho: Tii te has com·er:tido en 11Dumas padre• para los re!tpc!tUIOSIOI)* padr Dumau para los insolentes; y en medio de habrás podido oir algunas ,·eces esta frase: e Decidida más talento que él.» ¡Cuánto te habrás reído! ¡Pero o6! est.ará$ orgulloso, feliz, como todo padre en semejante caso¡ ll&lm!J(It.'!l• rido creer, y segummenté creerás.lo que dicen. ¡Querido g-mn hombre, sencillo y bueno: tú me dañas tuBI<' • como me dabas tu dinero cuando yo era joven y pereza o! · FeltZ d t, qae tengo ocasil)n de inclinarme púhlicamente delante de ti, de rendirt home-naje en pleno día, y de abrazarte como prenda de amor, en pretlelleia del pon·enir! Que otros·de mi edad y de mi condición se declaren tus i~os; no llevando tu nombre. ¡qué importa! No tengo más reproche que ba es que el de su pretensión, yo, que sería más conocido que ellos con s6Jo ser tu hijo. Mas es necesario qne la posteridad-que, suceda lo que quiera, tendri. el ueber de contar contjgo-sepa, cuando lle~ueáleer nuestrosdosnombres colocados lel Utlo sobre el otro, crono1ógtcamente, en el balan~ de Jos siglos, que yo no \"Í jamás en ti sino á mi padre, á mi amigo y 4 mLma­estJ ·o; 4ue, g;mcias {L tu proximidad, he tenido la suerte de no exagerar mis mérito y de considerarme siempre como un chiquillo, comparAn· dome con tan imponente padre. Hay, además en los recuerdos de mi infancia una impre i6n que secre· tamcnte ha het·ho brecha en mis vanidade.'4 juveniles: el de la rimera repre. qhtaci(lll de Curio.<; VII, en el Odeón. Aquello fue un fiasco un four, como fse diría ho.v en ese nrgó parisiense qJJe lle~ará, si no lo remediamos á sustituir lu vieja lengua francesa.) Yo tenía ocho años; escuchaba con recogi&niento, porque era cpapá• quien había ~scrito la obra; no compre~ura nada de etl c:omo puen lltla obra sobria. seria y sencilla el movimienlo que tú mismo, untes qu odos, habiás dado al teatro. ¿Por qué este homen{\jt- inusitado fi Rach , 1i qttÍ\.-rl nido en llamar un pobre diablo? Aquella noclle tú y yo voh·imo~ solo ~~ ca a; tú me lteva\'ia de la mano, y Y9 an(laba á pnsitus apre uradQ para igualt.tr UJi ;¡us largos pa os. Iba~ silencioso; yo no decia nada tampoco; com día que estaba.$ · te y que er ncce ario ca11nr. Desde ese día Jamás he pasado por el vi :i , muro de la U del e cerca del p6rtie del nstituto (á doudé no volverá á entrar) in nuestcas 9s s !11. .dibujadas sobr esta p;1red h6m da\ -ad¡J. a 1 a n~che por un e simb rayo de luna. Ta poco he sa i j m • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE ------------------------------------------------ ------ una de mis primeras representaciones: las de mayor éxito, las m{ts aplau­didas, sin que venga á mi memoria aquella noche, ac1uel frío salón, nues­tra marcha silenciosa á tra,·és de ]as calles desiertas, y sin decirme á mí mismo, mientras los amigos me felicitaban: todo eso puede ser verdad; pero yo prefería haber escrit.o Carlos VII, que fue una derrota. ALE.TANDRO DUl\lA::) [I-Iijo] NUESTRA LABOR En Barrauquilla, la progresista Capital del Atlántico que tau propicia ha sido para el cultivo de las letras acaba de tributarsenos por meuw de uno de sus ór~anos, un homenaje que auncuando inmerecido, lo agrade· cemos infinitamente. ((Atlante,)) semanario de Literatura y variedades dirigido por el inte­ligente poeta L. Plazas G., publica nuestro retrato en BU edición del :&0 de Noviembre enmarcado en las siguientes líneas venévolas y eRpontáneas, las cuales aceptamos como el mejor estímulo que se nos puede ell\·iar desde playas remoLas. Hé aquí esas líneas; "BLAS s. SCARPETTA Director de "El Correo del Valle" Dieciseis años hace que este mago de la frase, incansable lu­chador en las lideE periodísticas, viene sosteniendo en Cali, su lírico bouquet artístico El Correo del Valle. Esta revista de índole literaria, á la que afluye como por en· canto toda la savia de ía intelectualidad colombiana. marcb'a á paso de gigante hacia la cima de la gloria, encontrando siempre cariños_a acogida en los vrincipales ·centros intelectuales de .la América Latina. Varias revistas de arle, de dentro y fuera de Colombia han tributado en diversas ocasiones á este orfebre del arte merecidos homenajes de f:-aternal admiraciun. Nosotros también,-¿por qué nó?-uuimos hoy nuestra voz de simpatía al concierto de justas y merecidas frases conque se ha aplaudido su titánica y perse\'C· lfante labor en pró de las letras patrias. A la edad de 18 añus. sin más apoyo que el de sus propias fuerzas y guiado por el amor al arte, Scarpetta se inició en las lides periodísticas, con la pnbli · cación de El Corread el Valle, que es en Colombia el decanodc los periódicos de su índole. Con fé de convencido y con decisión in· fatigable ha proseguido imperturbable en su marcha triunfadora por entre los guijarro::; del camino. Su planta ha sido sachada mu­chas veces por los dardos hirientes de la senda. y ha visto tamba­lear en otras tanta,; el edificio que levanta al Ideal; pero la firme za de su voluntad inquebrantable ha levantado siempre sobre las ruinas de e perauzas muertas una nue\·a esperanza en el futurt), Y ya ha triunfado al fin, porque la perseverancia y la consa· ¡ gración en los propósito::; vencen siempre los obstáculos con que la adversidad intercepta el camino. Atlante brinll• al digno Director de hl Correo del Valle, esta humilclt>, Jll'ro sinc•·ra ru,;a de fralcrnal _admiración.'' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 4-904 EL CORREO DlUJ V ALLl~ LA FELICIDAU I La prince::;ita, que estaba algo enferma, lo había ratificado terminan­temente. Soy clesgracincla, y Cjuicro ser feliz. A aquel que me traig~l la dicha, le daré mi corazón y mi mano con él. II Tres eran los príncipes que pretendían conquistar el corazón de la princesa; y ahamlonaron sus palacios yendo por lejanas tierras en busca de la felic-itlacl. Y el pastorcillo Inocencio, que habla visto á la princesita y la adora­ba secretamente, con el candor ele la primera edad y la ignorancia bravía desconocGclora ele todo, también salió de su choza y corrió por montes y valles preguntando por la dicha. ' III La princesita esperaba ...... Y por eso no se moría; porque el que espe­ra, no mucre. Un príncipe lleg6. El ruido de los clarines ensordeció á la ciudad. La princesa se asomó al balcón. -Te traigo carros cargados con los despojos de los vencidos. Los esclavos, pendientes de una mirada tuya para matar ó morir, son innu­merables ...... -Xo:-interrumpió la princesa ...... á costa de las lágrimas y de la li­bertad, no puede Yenir la dicha. ::\líra:-clijo otro plincipe-ahora será tu reino infinitamente mayor. He conquistado, por tí, toda la tierra conocida. ¿Serás feliz siendo rem. a .......? -:-.lo:-contestó la princeRa-la dicha no es cantidad. He visto ya mi reino aumentado y disminuido, y siempre igualmente lejos la felicidad querida. -,;-.¡o ambicionarás ya nada que no tengas al concebirlo; ni joyas, ni belleza, ni plaecrcf', ni clominios;-exclamó el tercer príncipe-muéve tu voluntad, y serás obedecida ...... -No:-dijo In princesa-soñé ya con todo eso ..... ; soñ~ con mucho más c¡uc eso; y en sueiiu lo poseí, y, aun en sueño fui desgraciada. ño. IV El pastorcil!o llegó rendido, ensangrentado; pero, alegre, sonrientt> .... -¡He encontrado la dicha! -¿Dónde? -fEn esto que te t. migo!-\ entregó á la princesa un objeto peque- -¿La dicha aquí, pa~ton:illo? -Sí; mírnla;-dijo éste acercándose á la princesa y mirando á la yez que ella hacía el prodigioso halln7.gu.-¿Ves á la felicidad'? Y ahora, ya no es-tú solü ..... ¡míra: ahora estú contigo: · -¡\'crdacl:-dijo la p¡·inccsa-ln dicha sólo está en la inoceucia del alma ...... ! Y sus sedosos hueles, del color tic las hojas de la mazorca mndura, se enredaron y confundieron con los obscuros rizos del pastor. ¡La dicha que éste traía, era un pedazo de espejo ...... ! Jos¡j: 1\L\RÍA 1\IACL\S Espaila, HJlO Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL VALLE 4905 LAS DOS NOCHES BUEN AS I I CON MI MADRE Madre del alma, cese tu pena. Cálma tu angustia. i por Dios no llores 1 Que ya bendice la Noche Buena Los Reyes Magos y los pastores. Bordan los valles blancos (4>rderos, Hay regocijos en las cabañas, Y los tomillos y los romeros, Llenan de aroma nuestras montañas. Nos da la noche calma infinita, Y hacen más dulce nuestra ventura, Mi limpia mesa, tu fe bendita, Nuestros recuerdos y tu ternura. Acompañando tus devociones, Contigo, á solas, feliz me quedo; El aire azota Jos torreones Y la lechuza silva de miedo. Suenan lejanos dulces cantares, Voces muy tristes, vaga armonía; Esta es la noche de los hogares, Y el alma siente melancolía. Déjame madre que te recuerde, Al son medroso del ronco vi~nto, Mi edad de niño, la alfombra verde Con que imitabas el .\ 'acimiento. La pastorcilla de gracia llena, Que en frágil barro nos la fingían, Los vidrios rotos sobre la arena Que á un arroyuelo se parecían. Del hogar, bosque. valle galano, Fruta fingida, monte divino, Huerto bendito donde tu mano A los pastores abrió camino. El fiel rebaño que se apasienta, El hondo cauce de la cañada. La C"hoza humilde, la blanca venta. Donde la Vtrgen pidió posada. La abierta roca del monte oscuro, 'La luz corriente del manso ríe, La anciana pita formando un muro En los vallados del caserío La sombra opaca de la arboleda, Los frescos juncos sobre los· lagos, Y allá trotando por la vereda En sos corceles los Reyes Magos. Y por las cuestas de las montañas. Ruhias pastoras de talle erguido, Frutas y mieles de sus cabañas Llevando al niño recién nacido. Horas felices del alma mía, Breves, tranquilas y seductoras : i Madre del alma 1 Cuánto daría Por un instante de aquellas horas 1 Huye del niño la edad serena amás tornaron tiempos mejores, Y solo viene la Noche Buena Con sus veladas y sus pastores ! Noche sublime, yo te bendigo! Cuando otros años toques mi puerta, Haz que mi madre viva conmigo. Haz que mi casa no esté desierta. SIN MI MADRE Ya de rumores los campos llenos. Con ella e mundo galana está , Ay 1 que y vuelve la :-loche Buena 1 Ay! que mi maure no voh·erá! Llanto de fue¡;o mi rostro abrasa Huérfano lloro mi bien perdido. Ya está desierta mi' antigua ca~ a Todos se han muerto. todos se han ido. Huye del niño la edad ser~a. Jamás tornaron tiempos mejores. Y solo vuelve la • ' oche Buena Con sus veladas ~· sus pastores. Verdes riberas. patrias montañas. Niñez bendita, noche irleal ; ¿ Dónde está el humo de mis cabañas. Dónde el establo, dónde el portal ? 1 Madre ! las gotas de llanto mío Riegan mis noches, yo te perdí! Los que sucumben muertos de frío Son más dichosos que yo sin tí! Ay! quién pudiera romper tu huesa Tu amante vida lograr de Dios, Sentarte al borde de nuestra mesa, Mirarte, y luégo morir los dos. Y en esa noche de roncos vi~tos. De tantas dulces melancolías, Que me contaras los mismos cuentos. Y me besarás como solías. Oír en sueños rumores vagos. Sentir los miedos de una v¡sión, Cuando p~aban los Reyes !\lagos Dejando ofrendas en el halcón. Ver nuestra mesa limpia y colmada, Y recordarme la faz di,·ina De aquella Virge~ acongojada . Que hacia el humtlde Belen camtna El villancico sonoro v blando. El pan sabroso. la leña· ardiendo Yer como el ao¡;el está cantando. Y como el agua se va riendo. ¡Ay! Ya tus ojos no son testigos De aquella dicha que mue.rta está. Se van las cosas. y los amq::os. Se van las madres .... todo se va! Lenta la niev~ que eP copos baja, • 'i alegra ('] patio ni d torreón. )!ás bien parece triste mortaja Tendida en m .. dio >. que babia pronun­ciado ante él. -Se h:thr(t vit~to en ese caso, d\jo alegremente la ~eñorita Bernenilks. ¡Sería gracioso! -Lo he sido, en n~rdnd, pero nada tiene de gracioso. -¡Vamos, bello enamorado, cuénb1nos e~;e grande acontecimientl'~ dijo la joven, cuando estábamos confortablemente inst'J.lados en un café de Jos bou]a,·are!:l, ante una cena apetitosa. -¡No riais! contestó More!. He Rielo novio, aunque poco tiempo. y aunque esto no haya stdo más que noviazgo de teatro. -¡Ab! respiro, dijo la actriz. ¿En qué pieza? -Hn una pieza que no tiene título y qne nadie ha visto. -¿En qué teatro? -En el teatro de la vida ..... . / El artista pronunció estas palabras lentamente, como si los recuer-dos que evocaba le hiciesen daño. -Habla, amigo mío, insistí; pero sin reír esta \TZ. Y he aquí lo que nos relató, tristemente, con la mirada pet·dida en un • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 ... ET1 CORERO DEL V.\LT.B sueño, doloroso sin l'ir, y encontraní la ilusión de ser feliz. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 490H EL CORREO DEL VALLE Ile ahí el papel que pido á u'ltf'd reprP!'ente, 11sted q11e ha representa­do tantos papeles en el teatro. Esto ~erín rtl mismo tiempo, una buena acci6n. No soy rica; pero todo lo que tengo es para usted anticipada­mente, desde el momento en que mi hija hahní. tenido una pequeña ale­gría antes de morir. Es terrible¿ \~enlacl? ¿y \'a ustes de mujer. La mndre me invitó á ,·oh·er. E!la también representaba un papel y un papel más difícil aún que el mío. Habíamos debido inn~ntar juntos la novela de nuestro encuentro, la cnsllédicbd qttt' m l1ahía mezclado :'i su Yida, tan sola ele ordinario. Procuré interesarme por la enferma. Le llc,·é liiJros, dulzuras, nadas mny c:!lras algunas veces; pero que cli,·iertcn siempre ú una joven. Le lk vé, al fin, lo que era mejor, palabras dulces y alegrías. Era esto sobre todo lo que fnltaha en la pcqneña habitación, muy humilde para ser confortable, muy triste para todos los recuerdos que traía. Contaba historias locas ¡xtra divertir (t Cri tina;) su madre, viénno­la reir, lo que no había acontecido desde hacía mue lo tiempo, me daba las gracias con la mirada que era para mí un estímulo. Poco á poco un semblante de salud volvió á la pobre tísica . . El mé­dico tenía razón, la alegría era para e1la el mejor remedio Mis visitas fueron entonces cuoticlianas; le causaban placer á Cristi­na, y yo pasaba largas horas cerca ele ella leyéndola ó charlando. Ella me miraba con sus grandes ojos, algunas veces inquietos, otras como embargados por un triste pensamiento. J.Ie daban miedo aquellQS ojos, cuya mirada iba hasta el fondo ele mi almn, y temía traicionarme. Pero Cristina sonreía, feliz ele ver J su ~randc amigo. Mis visitas le varedan ya perfectamente naturales, y se había acostumbrado á ellas. Comenzó ¡ay! á amarme; pobre niña! Entonces, en una de esas hermosas noches de otoño, que sou las últi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORRI!.:O DEL VALLE 4009 mas noches de los tísicos, hice á Cristina mi rleclaraci<ín de amor, una declaración que pa1·ccía sincera. ¡Qué hermoso rubor Poloreó sus i)Úlidas mejillas! Su sangre circuló en sus \·enas bajo la emoción. Esperaba esa confesión, la deseaba, y, al escucharla, no era la misma ya; su pobrecito rostro, iluminado, recobró su belleza de antaño. Pronto, muy pront.o, por un sentimiento muy natural de hija única, corrió á decírselo ñ su madre, v veo toda vía á la pobre mujer corriendo hacia mí, muy solemne, con la sonrisa en los labios, con bs frases decir­cttnstancias. · Despué-;, cnando nos encontramos solos los dos, cayó á mis pies, sollozando. Al día siguiente, compré en la casa de un joyero la más linda sortija que pude encontrar. Cuando se la lle,·é á Cristina, cuando esa desgra­ciada vió la alhaja, el anillo de esponsales, dió un grito de felicidad: -No ha concluíclo todo para mí! Voy á casarme, madre mía, á casar­me pronto, tan luego como me alivie ...•.. -1\Iny hermosa acción!-me dijo la señora D ...... Ay! no pasó mucho tiempo. Con los primeros fríos, Cristina com­prendió que iba á morir; pero permaneció tranquila, sonriente, dándome las gracias, con frases que no olvidaré jamás, de los dos meses de felici­dad que le había dado. Ilahía intentado casi lo imposible; había hecho venir grandes médi­cos y exigido que su madre la llevara á una villa aislnda que alquilé para ella, coqueta casita, escondida bajo las rosas y las enredaderas. Allí murió. Por mis cuidados, tuvo montañas de flores sohre su ata6cl. Quise f]Ue sn madre tnviese al tnE?nos el consnelo de verla partir como parten las gentes felices. Tres meses despuC>s, una noche que representaua en In. Comedia Francesa, ,.¡ !IPgnr á mi enarto á la. señora D ...... de gran luto. ¡Qné camLiac.la estaba b pobre mujer! -Excúscme usted, me elijo, con los ojos llenos de lágrimas, por haber / tardado .... Balhucín, y tocla temhloro8a, me entregaha nn sobre. ~¿Qué es esto? le pregunll-. -Es ....... . Compt'CJHlí. La mac1tc vcn!a á p::~garmc, ñ pagarme la felicirlrH1 CJne su hija había experimentado, á pagarme el papel de artista. Oh! recuerdo, recuerdo; la tomé entonces en mis urazos, yestidos con el disfraz de Federico, como esta Goehe, y no pucle encontrar otra pala­bra con qué rcspon(lerie, mtís que aquella rp1c le hauía dicho frecuente­mente ante su hija: -Mamá! mamá! ...... -Y la amó usted? preguntf> la señorita Darneuilles. Después de un momento ele silencio, el artista respondió lentamente: -Quizás! ........... . -Y la seiiora D ...... pregunté á mi \'e%, qué ha siclo de ella? -Vi-ve allá donde: su hija murio. Cada año, en las \·acacionPs, YOY {t pasar una scwana, entre los recuerdus do Cril:ltina. Hablamos de ella en el cut so ele largos pnseos. He comprendido que hay fod;¡\'Ía á quien con-solar y sostcucr, y que mi papel no ha concluido toda da .......... .. HE~H\' lll~ FOI-:cg Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4910 Sal , rio bendito ele los campos. Bf'ndito de gaiiaoes.y labriegos, Que la Aurora refresca con sus lampos Y el mediodía enciende con sus fuegos; R'fo de ingenuos cuentos y leyebdas, Dominado por nítidas colinas, En cuyo altaa', quizá, castas ofrendes Consumiéronse entre humo de resinas; Rio manso.- fructífero, copioso, - Para siempre perenne, ioagotablf', Que te ag1tas y luchas en reposo. Como el piélago inmenso, navegable! Tus rubias ondas fingen los murmullos De la fuente que ftuye entre las breñas, Y r · los cándidos capullos De la azucena que medró en las peilas. Tú reúnes los dones de los lagos. Del arroyuelo azul, del mar profundo: Tu faz, rizada; tus rumores, vagos, Y tu ancho seno, ubérrimo, profundo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Y como el A,quel6 •n a~bataao Cuerno lo rebosaote de abanda1Jc1a. 1'\i, Caúca vas YeY!\endo por el f~O P'tóri!s, (i'utos, en raca e~uberaqcaa. Un tiempo fue que el curso de kls rtf.ai Bra Numen aú¡usto i loa mGI~ Ardfan en su altar machos cr¡b.rioe. . :1 Roc•ibanse en su honor apas luatrate8. En Arcadi!llas vir.Jenea, ca4a áilo, EDS&Izaban al Neda en sus dberas, Y tras solemne y pudibundo billo Rendíanle sus, .p aras cabellera. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4912 1 EL CORREO DEL VALLE VERSOS DE AYER .1 Cr<"gorio Rueda E:ctra?io amor el nuest-ro, vida mía, amor que ni decrece ni adelanta; somos el mon}e aquel que se extasía oyendo en el jadín la melodía de 1m misterioso ruiseñor que canta . Como en una obsesión el pensamiento enlaza nuest-ras almas á distancia, y al junta1·nos nos finge el vago acento de una linda canción de encantamiento en l(t noche de estrellas y fragancia. Música tus palab'tas á. mi oído, sólo aquello que ansío me has negado, y aunque á sé1· misterioso fiel has sido, en tus ojos aTdientes he leído que yo soy en tus sueños el amado. El vaivén de la vida á otros lugcwes me ha de llevar, y tras el agrio monte, i nte¡·puestos los valles y los mares, una estrella: el recue1·do de tus la1·es, me guia1·á poT el último horizonte. Tú en las tardes dolientes, pensativa tras de leer mis cánticos dispeTsos, verás temblar romántica y esqu,iva tu leve imagen en el agua vi va de lo;; diáfanos vasos de mis versos. LUISTABLANCA ---- - --~~- ..._-=::--:--- - LA CASA DE LOS GATOS Esta, rnra historia que voy á contnroA, Reg-nramente no ha volado nunc:n ú f:'fiOH peqw•iios velt!eulos quc'se llaman letras de tuolde. U asta hoy ha estuclo in(.dita, pnes ui el venerauiP. Mesonero Itolllnnos. ni FernandPZ de los !tíos, habla,u de Lal SUC'E'SO en sus interesautes <.:rt'>nicas de la villa de !\ludrid. Yo la (•ur:outrr. en un vi0jo epistolario familiar por el que nn mi bisa- 5uel0, que crn afmneesn,do, recibía en París noticias tle la Corte. Eu la, CaliH el,.[ Hacrn,tneltto existe nna ca:a tle un solo pi~o. r¡ne con­trasta por la S!'ltt:illez de su aspecto con los viejo.-.; caserones hidalg-oA ._r solemnes, en euyus iuterior.~s perJuran lod tl'ofeos bistorinles 1le sus nntl­guoH habitudun•s. Allít Cll ailo de p;t',lci-1, de 1807, vivín.n en la cn.sa nwneionada dos no· bles¡y VPtu'-lt.as dl)llCelln."1, llamadas doiia Y!ohnta y tluii:t Francisca ~i'i.· ñPicle l\Jenpíritus que tienen en los ojos ,·erdes la fijeza hipnótica e inquietante de lo•1 ahijados de la luna. Son \·oluptuo­sos y perezosos, gustan en la claridad del día de la tibieza de los almoha· dones de pluma y de los largos ensimismamiento~. Pero, cuando con su cortejo de sombras llega la terribleroadiina,siéntenseheridos porun rayo visionario, y, huyendo de la placidez familiar, se deslizan, elAsticos y eri­zados, á lo largo de los muros, ó cantan, borrachos de sombras, extra­ñas inarmónicas cantatas, enhiestos sobre las negras ~iluetas de las chi­meneas. Y en sus crispante~ maullidos hay como sollozos ~"'ncediclos de 1 amor, entonaciones femeninas y mimosas, y císpe1·us chirridos co:no los que produciría un Yiolin al que se le arrancasen las t:uerJa¡.;, En esos extraxag·untes animales pusieron su cariiio Ins dos donce­llas nobles y Yetustas doiia \'iolante y doña FralÍt:isca. .:'\úiiez de .Meo­dieta. Pasaban Jías y días; y la casa seguía rotleada de medro a leyenda. De su interior no surgía detalle alguno que uiese ii. la curiosidad de CO· madres fisgonas y de pkaros desocupados razón de la vida de aquellas muJeres. · Una noche de invierno, Pn que la lluvia llamaba á las Yidrieras.r caía con 16gubre nn1rmullo sobrt> las calles solat', oyérouse en l&casa miste­riosa gritos de!'esperudos, sordos ruidos de cuerpos lJUe se de~ploman, mtwbles que crujen, Yoces humanas que sollozan intermitente::; y como estra;¡gulndns, puertas que se cienan Y ioleutn m un te en el silencio ele la nochP; y vi(·ronse cruzar en Yértigo, (1 traYl>s 1le los ventanales, una:s sombras breYcA, livianas, ele alJsurda :siluet~, c'tesc:oyuntau hallaron los cadáveres ele las viejas, lívidos, con los rostros sangrientos, espantosamente roídos, y con las vestiduras destt·ozarlas. Y, colgando de>l techo de un vic>jo claYicordio, el cuerpo de un gato negro, ct·ispado, con los ojos redoudod y verJes, coruo rlos einiestras esmeraldas, eu un éxtnsis de terrot·. La taumaturgia popular urdió una conseja medrosa de sortilegio y maleficio, en la que unos Pspírit.u~ enemigos encarnaban en los CUPrpos de aquellc>s gatos asesinos y vot·aces. La verdadera cansa. de este suceso tiene t.alvez un fondo doloroso v dramático. Una de esas tragedias intensas .r vulgares, que se repiten en todos los tiempos. Carg-adas con el horrible fardo de 1~-t vejez ,v de la miseria, quizÍl murieron de hambre en una orgía detnouíac~. los gat.os fa­mélicns royendo la carne fl ;1cida y lamentable de andanidad de sus due· ñas las nobles,. ve!iustns doncellas doña. Violante v doria Fmnl!isra ~ú-ñez de ~lendiet'a. V 1 EMILIO f'ARRERE SALMODIAS DEL CORAZON I Siento que algo se extingue, cual si po;· una herida se fuese, gota á gota, desang1·ando mi vida . . . .. . Es el reloJ· de a'tena que se mucre de hastío, muy lento, g1·ano á grano, hasta quedm· vació . ... Al vértigo del Tío ent?·ego mi ba1·quilla, y ante mis ojos pasa la- visión de-la orilla. , Tan 1·ápida, que apenas á distinguú· acierto la luz de las tinieblas y ~tn jardín de nn desiaio La vida pasa ruda silbando cual saeta que un barque?'o invisible dispara hacia ¡tna meta Pa1·a nuestJ·a ignm·ancia nwrtul, desconocida . .. .. . ¿ Quién sabe donde empieza y te;-mino la vida ? ?Qué pe1·egrino humano conoce Sl' destino? .. ... . Y, sin emba;·go, tiene su nda el pereg;·ino .. . . ~uest1~a.lám,pam en medio de la sombra a.goni.za. 1 Un debd soplo puede aventar su ceniza . .. . . . La vida es .un e~erno signo mten·ogatú•o entre un mu;terw muerto y otro misterio vivo. ~entre los dos, á ciegas, temblando ca minamos sw saber si de cierto vivimos 6 soiíamo:~. . . . ' .. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 • EL CORHEO DEL VALLE 11 Son horas lluviosasderemmciam i'ento, Arroja á la playa sus muertos el mar, deshoja los tísicos rosales el viento . . .. i Todo se ha perdido hasfa el recordar! . .. . El cuerpo es un nido helado y vacío que· dejó el Espíritu sobre algún sillón . . . . Flota nuestra alma como un gran navío que surca las olas sin tripulación . ... ¿Dónde va el navío sin velas al viento, surcando el espacio como un pensam1"ento? Va solo, al acaso, ·siguiendo las nubes, las aves que emigran en busca de luz . .. . ¡ Oh, mi pobre alma! ¿ Por qué al cielo subes, si deJ·as tu cuerpo sag1·ado en la cruz ? 4915 F. VILLAESPESA ----~~ --- QUIEN MAS MIRA .... Comedia en un acto y en prosa ESCENA PRI~IERA. (En la plaza de Bolívar, á. las n de la. noche de fie'ltas patrióticas.)- / Hó1IüLO, (paseándose c1Pl brazo con una dama disfrazada). -Pna ho-ra de mi >ida por contemplar á sola~ e5as pupilas qne relampaguean de-trá~ de tu careta. DAMA- . Le repito, caballero, que soy casada. RoMl'LO.- Rómpe el misterio que te envuelve, y dí que sí. DAMA.- Caballero, cuidado que puede alguno oírlo y llentr un chis-me á su mujer. Ró::-.ruLc.- Mi mujer .. !\·aliente mamarracho! E8C~NA l:lEGUl'\DA (Los mismos, en la salita de un restau,.ante. Tlnn cenado y Lrindnn una copa de champaña.) Ró:-.n'LO.- Por tí por tus ojillos que me es tan quemando. Date, amor mío. Dama. (quitamlose la careta) .-Pícaro! l.Jantliuo! .\Iirate bien en estema· manacho! R<íMl' LO, espuntndo.- Alll·ete, tit>rra!. ..... ~li mujer!!! ('l'elún rúpiuo). (Jo;l Porvrnir Je Curtngeua.) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 4916 EL CORREO DEL V LLE SUELTOS "El Correo del Valle," saluda á todos sus lectores muy efusivamente y les desea muchas prosperidades en el Nuvo Año. En la noche del viernes, lle­gó á esta ciudad, procedente de la Capital de la República, nue tro apreciado colaborador y amigo doctor Joaquín A. Co­llazos. En la Asamblea Nacio­nal, de la cual fué miembro im­portante, tocóle el honor de haber sido primer Vicepresi­dente en el período último. Nosotros que tenemos por el doctor Collazos especi<.ll cariño nos congratulan10 por su feliz arribo á la tierra natal. Galante bienvenida, pre­sentamos al doctor Antonino Olano y ~eñora, al doctor Pedro A. :tlolina y al jóven don Vi­cente Escobar M. quienes lle­ron á esta Capital el día 23 de los corrientes. Entre las ultimas represen­taciones que ha dado la Dramá­tica Nacipnal, ninguna ha con­/ mo\·ido más hondamente á los c¿p~ctadore~ como la joya ar­ttstlca de Rusiñol titulada ''La Madre''. De:: aquí que los repre­sen~ antes de la expre:sada obra, hubtesen merecidu en la noche del jueves, una verdadera ova­ción. N u estros plácemes por sus triunfos á la Empr~sa. En atenta tarjeta que agra­decemos, el señor Alcalde Mu­nicipal nos ha hecho el honor de im·itarnos á una Mi.,.a y Te Deum que se Yerificará el día 1° del entran te á las 9 a. m. en la iglesia de San Pedro. con el fin de dar gracia al Altísimo por los beneficios recibidos en el año que termina, é impetrar sus favores para el Yenidero. Cariñosamente saludamos á los amigos don Isaías Merca­do, don Gabriel Montaño T. y don Porfirio Eche\·erri G. quie­nes tan importante. sen-icios nos han prestado en Buena\·en­tura, Pa\·as y Cisn •rus, respec­tivamente. ---·---- EL CORREO DEL VALLE (Fundado en 1894) Se publica todos los jueves.-Edici6n 2.aoo ejemplares Valor rld ejclllp~ar ........................ : ......................... $ (1,05 c\·s. oro Remitidos, columna ................................................... , :.!,50 ., Gacetilla, palabra .............. ........................................ , 0,01 , Anuncios, p~gina entera .......................... .... . ............ , 2,~0 , ;{:~~ ~~~~~~~:)(~ndc:i··E~t·~;i·;·;:. ·¡;<~g~¡.~;;·~i~~-~ ·;~~~¡¡¡¡;·~~t;ta1\:~~ or¿'. por ceutí metro lineal al ancho de columna ó el doble si el centímd ro linl·:ll ocupa el ancho de la págiua. ...

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 410

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