Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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--____ -,c~~ s: ~t.22..j')¿b::;:::?J:::,r-S:s ---__ -~
PERIODIOO DEDICADO A LA LITERATURA
Serie 11. Bogotá, 4 de Diciembre de 1874.
Al\. DEl<
Con estA número pl"ineipia la segunda serie
de este periódico, suplicamos á nuestros agentes
nos devuelvan los números que no hayan
podido colocar.
LA FIESTA DE LOS HUERF ANOS.
Acaso el título do este artículo provoque más
la. burla que el intereso Qué! hay fiestas para
la orfandad? El niño tí quien no calentó nun(!
a el regazo materno, á quien el pa(he negó no
flolo u nombro sino sus curicias, un pequeño
sér an~nimo que ha de correr por el mundo sabiendo
desde que la razon ilumine su inteligen~
ia que lleva por nombr3 de familia el que le
de la caridad cristiana.
Para eso no se n ecesitan sino $ 1400 .... ¿ Será
mucho peJir para tener bien servido el hogar
de los desamparados? Vos quo vais á reci-bir
la bendicion de vuestra madre ; .... vosotros
que vais á darla á vue tros hijos ... pensad en
ellos que no hall conocido madre; pensad en
ellos que hasta ahora han recibido una caricia.
A.h! com pagion para. ellos!
Caballeros! ___ - la desgracia l'eclama nues-tro
auxilio!
Oristianos l. - - - demos el óbolo, que Dios habrá
de devol ver cen tu plicado.
'" *' "
Suenan voces angelicales on el coro. La igle-sia
se 11en8 ____ V[tmonos, hijita mia, tu madre
y tu h ermanita nos esperan.
Adios. dijo á los niños, desde el fondo de mi
alma, al salir d el IIospicio. La caridad cristiana
es tan grandl~ que l1enahasta el abismo que
yo creía que n, da podria colmar, la orfandad!
Jo f.ué, pues, sin razon que, al despedirme
ele la Directora, puue decirle:
-Adios, Madre; permitidme quo hoy me
haga el eco d · los huérfanos para. deciros á vos
y á. vuestras IIijas ..... i Dios os bendiga!
y así me convencí de cómo hay tambien fiesta
para los huérfanos .
Al lleg'ar á mi hogar he referido á mi esposa
lo que he visto; he tonido el placer de vorla á
ella y á mi hija con los ojos húmedos de enternecimiento
y de gratitud. Yo les referí las csceI\
as del dia con la mano de mi compañera. en
una de las mias, y meciendo con la otra la cuna
de mi Uaría recien nacida (i Dios la proteja!) ;
teniendo á mi hijo pequeñito dormido en las
rodillas, y despues de bendecir desde aquí con
el corazon al hijo ausent~.
Dada mi bcndicion á todos los mios, mo he
veniJo á mi estudio á escribir este dosaliüado
relato.
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100 LA TARDE
Son las dos de la mañana, y puedo decir imitando
á Trueba y copiando \Í Vergara :
" y tengo el alma tranquila,
Dios mio, bendito seas! "
22 de N oviembl'e.
J. M. QUIJANO OrERO.
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A MARTIN GUERRA.
De cumplirte la promesa,
Por no decir la amenaza,
Qne te hice ayer, daré traza,
y h éme al frente de mi mesa.
Ya mi musa no es traviesa
Como en un tiempo solia,
Ni osada mi fantasía,
Ni al'diente mi co razon ;
y así, mi improvisacion
"Vas á encontrar tarda y fria.
Que 10 moral de 10 físieo
Por desgrac ia se resiente,
Es una verdad patente,
Ay, amigo! y yo estoy tísico.
¿ Hallas esto metafísico?
Pues te diré: "es que no como,"
Y como tam poco tomo~
Hace rato, de lo añejo,
De este afan yo, pobre viejo,
V oy á salir no sé cómo.
En esta espinela, á fe,
Hay tantas complicaciones,
Que algunas explicaciones
Es natural que te dé.
Lo de tísico se ve,
Y ademas se oye en mi tos ;
Que no como? - Acá inter nos
Sí como; pero haste cargo -
¿ Hay bocado más amargo
Que el de por amor de Dios?
Que no tomo? - Ni una gota
Hace tres años y pico:
Si esto no es ser un borrico
Es casi ser un idiota;
Pero es lo cierto; y anota
Que he bajado el Magdalena;
Que me he privado sin pena
Del vino allá en el Perú; .
Lo cual, confiésalo tú,
Es estar á prueba, y plena.
Que el aguardiente y el vino
Fueran motivo 6 pretexto,
(Y yo en razon 10 hallo puesto),
Para no darme destino,
Santo y bu ~no ; mas no atino
Ni sospecho qu é razon
Tenga la Adruinistracion
De nuestro amigo Santiago
Para obligarme á ser vago,
Por no poder ser ladron .
Que yo he sido liberal
Y que liberal aun soy,
Aunque no de los d~ hoy
,
,
•
Ni de la cosecha aotual,
Lo he probado, bien ó mal;
Y aunque ontré como otros mil
" El 17 de Abril"
Con 1 pobre Melo, - el hecho
Es que no oscond í mi pecho,
Ni fuí cobardo ni vil.
Yo puedo decir en suma
Que en todo tiempo he servide>,
Sin ahorrarme, á mi partido
Con mi espada y con mi pluma.
Y hoy la miseria me abruma,
Y si llevase una espada
A la cintura colgada,
lloy ...... yo no la ompuñaria;
Pero sí. ..... la empeñaría,
Pues algo es mejor que nada.
Apuesto á que te sonríes,
Y más, á que con placel'
1\1e convidas á comor,
Y e~to , en el "Hotel Daaíes.'~
Será a sí, mas no confles
En que acepte tal honor;
Y si qui ieres favor
lloy hacer á tu Joaq uin,
Te llegó tu San Martin,
Puedes mandarme un condor.
Yate he dicho que no quiero
D écimas ni redondillas,
Porque con ellas ma humillas..
Yeso no es d e caball e ro.
Que mós humilla el dinero
Replicarás, y es así;
Pero viniendo de ti,
Que eres mi amigo y poeta,
Con orgullo una peseta.
Será aceptada por mí.
J. P. P .
--oo~<>o_-
REVISTA DE LA CIUDAD.
Empiezo á es::ribiL' esta revista el primer dia del
mes de las alegrías por excelencia. Como si la naturaleza
estuvie e de vacacivnes tambien, toma parte
en la fiesta y empieza por barrer el cielo para no dejar
ni una nube importuna que impida lanzar la vista.
al traves de los espacios azulo"os, diáfanos y profundos.
Entónces las auroras son riente, los dias espléndidos,
las tardes encantadoras y las noches apacibles
y serenas.
Le hago una súplica, señor lector: (aquí entran las
lectoras tambien) levántese temprano un dia siquiera,
deje la sabrosa cama, no sea perezoso y á
rodar por estas calles de Dios aunque el frio le haga.
pegar diente con diente, y verá qué espectáculo tan
bello el que se le presenta á la vista. Verá las sabanas
espléndidas medio cubiertas todavia con las nie.
blas que perezosas empiezan á suspenderse en el espacio,
gracias á la impertinencias con que las brisas
las molestan para que emprendan viaje ántes de
que las sorprenda el sol. Sentirá á. las susodichas
brisas como colegialas en recreacion golpeándole á
usted el rostro (muy malcriadas sí son) con sus
alas húmedas aún por el rocío de la mañana; y
no es eso 10 peor, sino que sin reparo ni miramiento
alguno le hacen respirar en toda su frescura el ambiente
de los campos, el primer perfume de las flores
recíen abiertas, y sobre todo, un algo que no sé quó
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LA TARDE 101
sed y que pudiera llamar inefable porque no le encuentro
nombre.
No cllanza ni farfullel"Ía esto que le e toy di-iendo;
confiesen francamente, i no es cierto que la
mañana y la noches de Diciew bl'e en Bogotá no
tienen rival? De ahí el que e te me ea el de la
divers pa ('o y broma. Empiece u ted porque
el mes vacaci para todo el mundo y luego
porque no Ilay un solo dia en que no i1aya motivo
para una fiesta. Rompen el fuego lo de Santa B:lrbara,
siguen luego lo de Ins novena de la Cúncepcion,
coa, II acompañamiento de alferazgo, colletes,
chirria: y fandango. Llegan despue la luminari as,
lo globos, los cohete~, los triquitra(ple" ban le ra,
repique, , in. cripciones, fie. ta de ig lesi.l, proce"ione
y tertulia, . Apénas se e t:i uno medio reponicllfl0 de
psta llega la no,-en:t del niiío, complicau<1 con bailes
todas las noche , misa de aguillalJo, villancicos,
apue tas y uto, y para que no quede duda. e JlI'esentan
lo ' pe ebre;;, bonito pretexto para vag¡\Dllln
dear to la la noche é incurrir en alglln de, cuido y co;rer
por allí unos amorcillo, que le llagan ver bola,>. No
sino qu~ ande usted descuidado en esos bailecito. y
y verá como cuando ménos piense, e le prenun
pal' de ojos negrL's que ni con matrimoni le
salen. Agregue cualquiera la Noche-buena, los bu-ñuelo
, las empanadas; los inocentes, lo' bades de
di fraz y paseo al rio, y tendrá que con 1', que,
como dije ya, e. te es el mes de las alegl'Ías y expan-
• SIOne uprema.
Otro, y son muchos lo que lo hacen, salen á
pueblos vecino y en tónces no se oye decir sino q tle
se fueron para baque, hoacllí, Fómeqlle, FU$agasugá.
ó Chapincro. Los má del-oto y que tienen alguna
deuda atrazada ó pendiente con la Yírgen se van
á Clliquinquirá á fiestas.
Sin pen arlo he hablado de lo que sucederá, pero
nada de lo que lla pa ado.
Los certámenes han continuado en varios Colegios ,
tale' como en el Rosario, en el del eñor Ruperto
G6mez, y en el de la señora Carmelita O. de Barrera
llamado del Sagrado COl'azon de J esus.
La compañía dramática ha conservado su prestigio
debido al mérito de las piezas que han exhibido y al
desempeño de los actores. La concmreneia ha sido
escogida y numerosa. El último domingo aquello parecia
una canastilla en donde no cabia una flor más.
Qué concurrencia tan espléndida!
La falta de espacio me impide dar cuenta minuciosa
de las escogidas piezas que se han representado en
la ¡¡emana. Guardo, sinembargo, un puesto para dar
not~ia de la comedia en un acto repre entada en la
noclle del juéves titulada: " La Medicina," y
obra del señor uerra.
en un campo de di. puta de I dos e cuel . Pero el
enfermo empeora de dia en dia, y sobre todo, la dieta lo
lleva por un tendido prontito hácia el hoyo, na vieja
Ileg:\ por fin, e apodera del enfl'rmo y dice que lo
que su compadre tiene e debIlidad y empieza por
dade caldo y vino. o hay que decir sino que el enfermo
se repone y se le abre tanta gana así (disp6nsenme
la eña) de comer y beber. Llegan los médico
, y por rieron tado cada cual se achaca la cll rnci on,
declarándolo fuera de peligro. Sinembargo, el enfermo
no contaba con la hué peda: no habia empezado á
aborcar la convalecencia, cuanclo zas! la cuenta del
médico alópata. Ahí quedó pataleando y sin sentido
el pobl'e, Nu fué necesal'io m:is p .\n\ la I'ecaida ; y no
llaLia mcclio pa aeJo el primer parosi mo, cuando
za ! la cuenta elel médico llomeópata. TTn bolazo bien
dado, no hace mejor fecto que las cuentas de los
médicos. Pat¡t1ecí, e - tiró y entre¿ó su alma al diablo
por cau a de la rabia. Se mul'Íó, HO bubo remedi ' .
1\1e ligan lazos íntimos de ami tad con el seiíolr
Guerra, y poI' lo mi~mo me escuso de hacer una critica,
pue telllel'ia c1(~al'llle llevar de mi afecto pal'"ol
hacerle grande el ó de dema iada rigidez para
castigar lo vatura 'fectos que deberá tenel' una
oura hecha sin pl'\:'tensione$ y por mero pa atiempo.
El "eiíor Guerra no es desconocido en nuestro teatro ;
ya otra vez se habia repetido su comedia, titulada:
" Lo que puede una muiíeea"; y en otro puntos se
lla re tado e ta mism:1. con buen éxito, como
tamulen otra llamada "El Calavera." Quien tales
triunfo consigu(', está ya cxcento del olvido de los
amante de la literatura.
.El público supo hacerle justicia á nuestro amigo,
haciéndolu salir al cscenario para aplaudirlo. Al di.a
siguien te reci bió varias cartas de pláceme de per sonas
importante, tale como la que á continuflC'Íon
in erto. La autorizada voz del seiíor Caicedo Rój as,
literato cunocido, y boy miembro de la Aca.demia sucursal
de la española, es un testimonio lIien elocuente.
"Señor Don Marlin Guerra.
" Muy estimado señor mio:
" No tuve el gusto de asi~tir anoche á la representacíon
de ]:o comedia titulada "La Medicina" qU0
ejecutó la compañía del señor Ortiz, porque una indispo
icion de salud me lo impidió; pero he oido hablar
geneml mente muy bien de esta obm de su ingenio
que fué ju tamente aplaudida.
" Aunque no tengo la honr:1. de conocer á u ted
personalmente, me permito felicitarlo por ('ste primer
tl'iunfo de su debut, pue los tl'lunfo de lo. literatos
mis compatriotas son mio. tambien, y debo regocijarme
con ('110 ..
" De eo que II ted siga con brío su carrera y que
veamos en nue tro teatro nueva ob:"a de u ted que
coloq uen sobre sus sienes la corona debida al talento y
al buen too
" Aprovecho
usted muy atento
oportunidad para suscribirme de
ervidor.
J OSE CAICEDO R."
De irresistible afeeeion y mucho amor por las letras
debe sentirse poseido q'lien entre no'otros em·
prenda escribir obras para el teatro. Este trabajo, el
más meritorio de la literatura, por ser el más difícil,
no tiene recompensa .. Iguna entre nosotros. Quien
con iga ver, siquiera ca mal repre entada su obra en
nue tro teatro, ó en algun pueblo en la plaza, y en
tiempo de tie tas, puedA darse por sati fecho y acos- El crédito que la Compañía dramática ha adquiritare
á dormir sobre Sil laureles. El triunfo es tan do se prueba con la constante y numero a conCUlTenefímero,
que no mel'ece b pena de tanto trabajo. ei~ al teatro como he dicho ya; piezas e han repre-
1.1 cuadro que el señor Guerl'<\ ha puesto en escena sentado aJli 'que han hecho e tribal' todo u mérito
es tan comun en nue tra sociedad, y por lo mi!Uo en el admirable desempeño de 101 aetore. El éxito
tan conocido, que me bastarán dos pinceladas para favorable de la pieza representada el domingn, e deponerlo
de relieve al lector. be en un todo á la señora Tardos y al eñor 'igarroa.
Hay un enfermo de gravedad á. cuya cabecera se Ellos fueron quienes sostuvieron durante los cuatro
llama al mejor médico alópata que hay en la pobla- actos el peso de la representacion, con tal gracia, tal
cion. Desde luego que receta, pre cI"ibe y orden'\ chiste y tal propiedad, que sera diÍlcil verl~ igua 1.
cuanto cree que pueda alentar al enfermo; pero. ni E toy egmo que dQspues de e ta representaclon en
el enfermo toma ni se aplica los medicamentos, Dl la la que solo se notó flojedad en el últim.o acto, c';lando
señora deja de dar oidos á los distinto parecere'l de las escenas debieran correr con celendad, debIdo á
que cumplen con la obra de misericordia de visi- q~e alguno? actores ~o sabi~n su papel, seguro ,
tal' á los enfermos. Por consejo de alguien se llama dl&O, que SI se llega l\ repetIr drama, .no quedará
á un médico homeópata, pero sin de pedit· al otro, y qu~en no vay.a á v.er á ! uana, la loca, la VIvaz, la in-por
con iguiente, te destruye y rechaza todo lo quo q~leta, travI _ ll1tehgente, intrigante y
el otro habi:l. prescrito. El enfermo quedl\ convertldo ' nrtu051\. La senorll> 'IlI>rdos, con su vestido de paje,
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102 LA TARDE
. ese p.apel, ha encantado al público y
se ha granJeado el ti tulo de arti ta perfecta. El drama,
como la comedia, le son familiares. Esto es mucho.
-
El señor Ruperto Ferreim y la e timable señorita
Irene iH.aldon 't 'o se h:tU unido en matrimonio. Oj',¡,¡
que Sil vida sea tan fehz como ellos sehan imaginado.
-
Se anuncia para costa Semltl1a .m suntuo o bai le en
casa de los eño r e Valenzuela. Pl'ocurnl'é uar c~cn tn.
de lo que allí haya ue notable.
EL FISGON .
NO SOY YO.
(DESPUES DE TEA.TllO.)
Cómo! La reina que al pasar esparce
Un reguero de luz con su mi mua,
Para quien todo el poderío del hom! ¡re
Con su solo querer se torna en nada.
La que en su marcha h'iunfadora lleva
Tras ue su cauda como leve arista
A quien sobre ella descuidado fije
UIl momento no más, uno la vista;
Habrá de ser capaz de enmudecerme
y de embohr los so nes de mi lira? .....
Qué triste suerte la del pobre bardo:
Tanto más calla cuanto más delira.
En sueños ó despierto, descuiuado
De su mirada siento el atractivo;
Como el demente. su bendito nombre •
A touas horas prolll.mciando vivo.
Sin ver más que su luz, como quedara
A quien del rayo su fulgor r ecibe,
Dejo correr mi pluma enloquecido
y 10010 un nombre sin saberlo escribe. . . . . . . . . . . . . . ..................................... .
1\1e hiciste tuyo sin quererlo. Nada
Me ha quedado ya ele mi albedrío,
La somb ra de tn sombra soy ahora
Aunque quiero olvidarte, no soy mio!
20 de Noviembre de 187<.1:. F .A.USTO.
• , : ,
LAS PERLAS.
i Quién no ha pensado alguna vez, mirando los granizos
saltar en el alfeizal' de la ventana y o yendo el
repiqueteo de sus golpes en los cri;;tales : -" i Si esto
gl'anizo" fueran monedas de cinco duros! "-¿ Y
quién 110 ha añadido completando la fra s e, despues de
reflexionar un instante obre los inconvenientes que
traeria á la sociedad esta. riq ueza repentina, qúe al
fin y al cabo daria por re'Sul tado una pobreza general:
"-y s610 cayeran en el patio de mi casa! "-Porque
en efecto, nada más inútil que el oro el dia. en que se
hicie;;e tan comun como el estaño, Todo lo que se
prodiga es vulgar; nadie aprecia lo que no ha de cansar
envidia, y es seguro que ha ta la. salud se miraria
como cosa despreciable, si no hubiese enfermos .
i Qué piedras preciosas, qué objetos de lujo y de
suprema elegancia habrá comparables á las flores, tan
diversas en brillante color, caprichosas formas y sua-ves
p e rfumes? i Qué hay, tí pesaI' de esto, más vulg:
u' que I:ls flores? Es verdad que han t nido tambion
RU dla do r einado; e~ vel'dtHI qne BU no su
bclleza, las ha hecho oujeto de lujo en épocas determinadas,
pero altel'llativamente so ban de tronado
un as á otm'S, pnm dt'jarle el puo to á la última y desconocida
jJrOlluccion vegetal de un clima remoto.
Un hecho qllO ha teni.lo lugar últimamente en la
famos¿t feria de Leipsick, i la cual acuden para bacer
sus. compra<; 10- mís repu tados joyero a lemanes, nos
ha Inspirado la<; ya vulgare.'l I'c:fl<.!xiones Cjue dejamos
hecha acerca dc las causllS dI> depI'eciacion de ciertos
oujetos. ,
Parece que un comerciante de Ocylan ha ta abol'll
dt' ~ c()J\ocido e n la pla7.!l, se ba presentad(; e te año co n
lllla co!cccioll de pcrla'l t ;tn ¡;rul!~a y t:n nunca vistas
pO I' sus condiciones , por igno·
rarse el precio que teni:111 y la ta acion aproximada;
pero es seguro que no debió ser, como vulgarmenta
se dice, grano de aní , cuando al galante Oe 'ar le costó
la friolera de 6.000 grandes sextercios, próximamente
unos cinco millones de reale .
De e ta calidad debió ser sin duda la que di6 orígen
á un proverbio romano, el cual dá hoy por seguro
que" una h ermo a perla colocada en el eno de una
mujer, hacia la vece de lictor, separando la multitud
y atrayendo sobre su dueITa la cOllsideracion y el respeto
de la turba."
En el dia han variad<> mucho las condiciones sociales;
pero áun puede decir e que hace la') vece de
cupidillo. ¿ A cuánto que no fa cinarian los mús hermo
os ojos del mundo, no ha flechado el aderezo de
perlas de una mujer rica, e, pecie de arco· iris de la
tempe tad, vaga promcsa de una dote re petable '1
Pero volv;\mo á Ruma. La ¡'omanas, tinte que todo,
y pOl' má que al gunos historiadores se empeñen en
probarnos lo contrario, eran mujere' , y como tales
mujere ,amiga del lujo y la () tentacioll, capricbo ' as
y antojadizas. Sentados e tos precedente', no hay
para qué decir que, una vez conocidos, el gusto por
la perla, entónce· la última novedad, se desarolló
espontáneamente entre el exo herlllosc>. Se usaron
perlas entre los cabello, en las orejas, en 1 pecho y
en los brazo. Oon ellas e bordaron las túnica, lo'
ve lo. manto"" y hasta los coturno ; se incru"taron
en las vajilla-, en las únforas, en los mueble y
hasta en los muros. Y en pos de las mujere vinieron
los hombres. Comenzó Pompeyo entrando triunfante
en Roma con treinta coronas de pl'rla á su piés, y
una vez conquistada Alejandría, y hecho más general
su comercio, acabaron UaJígula y Neron cuando de
ellas los arreos de su caballo, de pues de prodigarlas
con profu ion espantosa en us vt:stiduras.
Ignoramos ha ta qué punto serán dige tivas las
perla ; má lo que podcmo asegurar es que, ólo al
acordarnos de e tos convites en que bacian tan principal
papel, se no cri pan los n ervios pen ando en
cómo rechinarian us partículas entl'e lo ' dientes.
De pue de etas épocas de esplcndOl', las perlas
han eguido estando á. la moda en el mundo elegante
de todo los ig lo y toda las civilizaciones. De de la
célebre que Oleopatra ofreci6 á 1\1arco Antonio disuelta
en vinagre, hasta lo históricos hilos de Buckingham,
sueltos en pre encia del elevado objeto de su
amor, en la corte de Luis XIII, las perlas han intervenido
como protagonistas en mil y mil lances de
amor históricos.
De estas cien anécdotas s610 queremos referir una.
Aquellas de nue tras lectoras que, despues de leer los
renglones que llevamos escri , se acuerden con un
, uspiro de sentimiento de la perlas que guardan en
las afiligranadas boiles de su to.::ador, que acaso mañana
!lO tendrán más mérito que las cuentas de vidrio
que regalaban á su') naturales los descubridores del
uevo Mundo, deben consolar .. e de la pérdida de sus
adorno, impregnándose en su e píritu.
IIé aquí la hi tOI'ia, porque hi toria es y no cuento;
La prince a de J... . sin duda nlguna la más
hermo a de las dama de la corte de Vienn. La lOi¡
a'las de enyidia desu rival se lo habian dicho cien
vece", y otl'aS ciento el t:irculo má florido de los pollos
comme il fa1tl de Viena, que talll bien CII 'fiena hay polios.
Unot; alabauan la maj estad de su apo tura otl'OS
el fuego dc su ojo, é tos las manos, nquclJos el' talle,
los de má allá los piés, 6 la boca, ó la nariz, ó la oreja
pequeña, 1'0 ada y tea-parcnte. Totlo era á u alrededor
un concierto de alabanza ; sus oidos se habian
acostumbrado á lo elogios como á una música conocida
y delicio a.
na noche, el príncipe de J .... entró en el bOltcloil'
de 5U mujer, á tiem po que ésta ;,e ve.'tia para un baile,
y le ofl'eció como recu crdo del anivl'¡--¡,rio de sus
boda una perla: una perla mon t , magnífica,
con toda la uave opacidad, lo. cambiante de [nil colores
y las condiciones de forma que pueden hacer
única una perla entre las cien ruil perla cogidas en un
siglo en la i la cuyo mar las pl'Oduce.
La priuce a, ufana con ella, se la culoc6 en la cabeza
en el punto donde su cabello negro se partia sobre
la frente como dos alas o cura , y se marchó al baile.
A los que e e'pantan hoy del lujo de nue;¡tra mus
jercs y lo llaman e candalo o é iumoral, quisiéramopoderlos
tra ladal' de pues de una de nue tra reuniones
más brillante, á uno de aquellas soi,.ées ó les dansauts
romano, en donde se descolgaban prójima que
como Lullla Paulina, llevaban á tas lliariamente,
y a í como para andar por casa de trapillo, va.lor de
ueinta millones en perl ,piedras preciosas y otras
zarandajas del mismo jaez.
-j Qué hermosa perla! i Qué magnífica perla! i Vale
un tesoro! i No tiene igual! lIé aquí la exclamaciones
que la aludaron á la cntl'ada en el círculo corte
ano. j Qué hermo a perla! ¡Qué Illagnífica perla!
Ni una palabra para sus ojo, ni una frase galante á.
su sonrío a, á la gracia de /Su fi onomía, á la esbeltez
de su talle.
Ouando la princesa volvió á su casa, es fama que
dijo, arrojando al uelo la famo a perla, y pi oteándola
: i ecia de lIIí! ¿ Quién me ha m:lndado llevar al
baile esta perla, la sola que podia el' mi rival, porque
como yo, e única en Viena '1
élen e, pue , las mujeres, si el caso las priva
de uno de EU adornos favoritos.
Poco más 6 ménos, la historia de la perla que ac:l,bamo
deyeferir, es la historia de todas las perlas del
mundo.
Llegada á este punto la exageracion del u~o de las
perla, parece como que no habria medios de seguir
adelante; mas no fué a í: los que no sabian ya qué
hacer para mostrarse más pródigos que su antecesores,
imaginaron machacarla y ervirJas en los banquete
rociadas en polvo aljofarado sobre los manjares.
-Mllehacarian perlas de poco valor, pequeñas y diformes,
dirán algunos.-Todo es pc>sible: en Roma
como en l\Iadrid~ debió haber muchos de los que quiel'en
y no puedon; pel'o la vanidad que, aunque no lo
Las hermosa, parecen tanto mú hermo a , cuanto
más sencillas; y las fl'as, i es verdad que hay alguna
mujer fea, esas están tanto peor, cuanto más se
adornan.
En cuanto á la pérdida del valor material, eso no
es tanto cuestion de nuestras suscritoras como de
Sampcr y Pizala.
G. A. B.
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104 I.i A T A R D E
LA VIDA DE DOS MUJERES·
,
CUADRO iNTIMO.
Por Aldebaran.
( Concluswn.)
Tuve varios pretendientes jóvenes y do a,entajada
posícion, pero no pude aceptar ninguno, porque comprendia
que en aqucl combate conmigo mi ma áun)
que al fin me habia resignado) mi corazon guardaba
una tumba cerrada, y no era capaz de tener la menor
ilu ion, suficiente energía para de pertar la perdida
esperanza, ni recalentar afecto imposibles. Ademas,
de pues de haber tratado á don Ramon con alguna
intímidld, todos los demas hombres me parecían tonto
y fastidio. os.
-Pero tia Andrea, exclamé i qué derecho tenia este
hombre para apoderarse así del corazon de una mujer
para abandonarle '1
-En eso no le culpes, puesto quejamas supo lo que
en mí pasaba. Yo sé que él decía que la mujer que
más afecto le habia insp i rado habia sido yo, pero que
no se encontraba con suficiente valor moral para sufrir
una suegra como mi madre.
-Es tarde, hija mia, aiiadió, y bueno será. que te
acueRtes .
-No, conteRté, no, querida tia,-permítame pregun-tarle
qué decia á todo esto tia Juana.
-N unca hizo la m
Citación recomendada (normas APA)
"La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 13", -:-, 1874. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2092951/), el día 2025-06-18.