Una voz en el silencio de otras voces
La oralidad hace parte integral de la cultura y la transmisión del lenguaje, por lo que para la primera infancia resulta fundamental. A través de nanas, arrullos, canciones de cuna y juegos de palabras, entre otros muchos beneficios, los recién nacidos ingresan a la cultura y desarrollan su capacidad simbólica para nombrar el mundo. De igual manera, la oralidad hace parte del legado literario que las generaciones entregan a los más jóvenes y es parte constitutiva de su identidad cultural. Las palabras poseen un poder transformador y, llevadas a la cultura escrita, se presentan como herramientas para revalidar la experiencia de vida y ser, en ocasiones, una voz en el silencio de otras voces (Ver: Leer es volar: Plan Distrital de Lectura y Escritura).
En el contexto de la biblioteca pública de Bogotá, la promoción de la lectura y la escritura parte del intercambio de saberes, de los diálogos interculturales y de los espacios de debate, entre otras prácticas participativas. Y para que este intercambio se dé, las bibliotecas han hecho posible que los libros y otros medios de acceso al conocimiento y a la cultura estén al alcance de todos y alimenten los sueños e intereses de los usuarios. Paralelamente, también han venido trabajando por la valoración social de la lectura, pues son conscientes de que no toda la sociedad está convencida de los beneficios que hay en el acceso a la cultura escrita.

De esta manera las bibliotecas públicas de Bogotá han venido ampliando este diálogo hasta constituirse como espacios abiertos a todas las expresiones de quienes leen y escriben. Las bibliotecas se han convertido en lugares en donde la lectura y la escritura no son más que herramientas de inclusión e integración que permiten contar, conocer e intercambiar historias, narrativas, conocimientos y saberes cargados de imaginación y de vivencias.

Resignificar la lectura y la escritura
La cultura escrita no solamente ha hecho posible a las personas ampliar sus posibilidades de participación como ciudadanos, también ha incentivado su dimensión creativa y la capacidad para desarrollar su potencialidad humana. Cuando los ciudadanos aprenden a disfrutar la lectura y tienen acceso a libros y a otros soportes de conocimiento, conforman una sociedad más creativa, racional y democrática.
En ese sentido las bibliotecas públicas de Bogotá han logrado que el acceso a la cultura y a la información no sea un evento aislado, sino uno que compromete de manera responsable a todos los individuos como actores legítimos. Se trata de procesos que han permitido pensar en la aprehensión y apropiación de la lectura y la escritura; procesos en los que, desde la mediación, se ha resignificado permanentemente los usos y sentidos de la lectura para diferentes grupos poblacionales. De esta manera, las bibliotecas de Bogotá se han consolidado como instituciones cuya misión ha sido fortalecer la creación, la investigación y el intercambio de saberes y conocimientos para que en Bogotá la lectura y la escritura sea un patrimonio de todos.
