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Estás en: Tantos mañanas como sean posibles

Los mañanas que nos quedan

El mañana está más cerca de lo que creemos. Basta con echar un vistazo a nuestro presente para descubrir que el futuro ya ha llegado. ¿Acaso es como lo habíamos imaginado?

Apenas tenemos tiempo de procesar el vértigo del desarrollo tecnológico y científico. La ciencia ficción toca nuestras puertas todos los días. Vivimos perplejos en unos presentes que no se corresponden con los futuros que nos habían prometido. Incluso tenemos la sensación de que ya no queda más por crear. ¿Cómo enfrentar esas desilusiones contemporáneas?: la ciencia ficción nos sigue mostrando que aún quedan muchos mañanas por imaginar.

Hasta que el mañana nos alcance

En los años setenta el futuro parecía haberse materializado ante nuestros ojos. No sabíamos si vivíamos en la memoria del pasado, en el presente fluctuante o en los sueños de un porvenir que ya se vislumbraba muy distinto a cómo se había narrado en décadas anteriores. El mañana era tangible, pero sus promesas no se podrían cumplir. Cuando todo parecía estar a punto de suceder, se detuvo algo en la línea de tiempo, se paralizó ese avance desmesurado y optimista que veníamos proyectando hacia la posteridad. Para quienes creaban ciencia ficción, esta nueva situación fue un shock desconcertante; de golpe, miraron a su alrededor y vieron que aquello que imaginaban que sucedería mucho tiempo después, ahora se asentaba en su presente. No era necesario viajar al espacio exterior ni a tiempos remotos, pues en su propia contemporaneidad (ya bastante extraña), se gestaba la ciencia ficción. Ahora era más urgente explorar el espacio interior del ser humano y sus ambigüedades. 

El paso del fordismo a formas de producción aceleradas y menos estables; la publicidad y el discurso del éxito y el consumo; la omnipotencia de las corporaciones y su hambre de poder y el capitalismo como discurso hegemónico, le dieron a los cielos un tono más gris. Algo sombrío y desesperanzador resonó en las historias que se escribieron desde ese shock del futuro: un pesimismo instaurado, una melancolía por un mañana que nunca sería. 

J. G. Ballard, autor emblemático de esta época (fundacional en muchos sentidos para la ciencia ficción actual), dijo que solo le interesaban los futuros que estaban a cinco minutos de distancia. Sus historias, y muchas otras de la misma época, se centraron en ciudades atrofiadas e hiper-productivas que funcionaban como marcas publicitarias y promesas de modernidad. Las metrópolis se convirtieron en lugares donde calles y arquitecturas tenían efectos perversos en la psique humana. Ya para la década de los ochenta, cuando el futuro alumbró calles abyectas con luces de neón, el cyberpunk hizo de estas historias tristes y desesperanzadoras el centro de su cronómetro temporal. Ahora ibas unos minutos más allá de los primeros cinco que planteaba Ballard. William Gibson resumiría esta propuesta en una frase contundente: El futuro ya llegó, pero está mal repartido. Efectivamente, en sus libros se puede leer cómo el futuro ya estaba mucho más cerca de lo que creíamos, pero como una pesadilla o una imitación pobre del deseo inicial: la internet daba sus primeros pasos, los videojuegos se asentaban en la cultura popular, la caída del comunismo le daba campo libre al proyecto neoliberal y la crisis climática dejaba de ser solo una advertencia. Cuando se les quitaban las máscaras a los futuros imaginados en décadas anteriores, se develaba que no eran más que ideas sin materialidad, fantasmas de un presente inquietante y peligroso. 

Desde ese momento, la ciencia, la tecnología, la economía y la política varían a velocidades desconcertantes, mutan en formas que nuestras conciencias apenas tienen tiempo de procesar. Como si estuviéramos inmersos en una figura de origami, los futuros se doblan y se pliegan, se superponen sobre nosotros. Los presentes dejan de ser mañanas. Los pasados se disuelven y se reencauchan. Sin embargo, en medio de esa desesperanza aprehendida, aún queda mucho por crear. Mientras los apocalípticos de la literatura nos dicen que vivimos un presente de ciencia ficción y que no queda nada más por imaginar, las preguntas siguen siendo motor de universos posibles. ¿Acaso el presente, opacado por las idealizaciones del futuro, no ha sido siempre extraño? ¿Es cierto que ya no quedan más futuros por imaginar y todas las líneas de fuga se diluyen en la nada? ¿Es posible que la idea el futuro se haya cancelado porque es útil para los soberanos del tiempo quitarnos esa herramienta de poder? Y mucho más importante, ¿de qué manera, en este momento, se piensan futuros más esperanzadores de los que nos quieren hacer creer? Abramos las páginas de nuestro presente y embarquémonos en estas historias que suceden ahora mismo y que alumbran la ciencia ficción como un lugar desde el cual podemos recuperar la posibilidad de soñar.

MasterClass con Cristina Jurado

¿Por qué la ciencia ficción actual parece no imaginar tan lejos en el tiempo? ¿el futuro ya nos alcanzó? En esta MasterClass Cristina Jurado, escritora y editora española de fantasía y ciencia ficción ganadora de tres premios Ignotus, nos acompaña en los caminos temporales de la ciencia ficción y la noción del presente en la que se escribe. Vivimos en tiempos convulsos a nivel político, económico, tecnológico y social en los que parece que todo ya pasó y está inventado, de ahí que los textos no piensen en futuros lejanos sino en futuros a cinco minutos. ¿El futuro está cancelado, ya llegó? ¿Qué nos queda por imaginar?

La ciencia ficción en Colombia

¿Cómo es la movida de la ciencia ficción en nuestro país? El sector editorial es una cadena con diferentes eslabones, para que un género sea más leído y producido de manera local escritores, traductores, editores, libreros, profesores, investigadores y mediadores están involucrados. En esta sección entrevistamos a diferentes agentes locales que trabajan por la difusión y producción de la ciencia ficción en Colombia.

Andrea Salgado es escritora y profesora en escrituras creativas, se acercó a la ciencia ficción como posibilidad para ir más allá de eso que llamamos realidad. Para ella la idea de futuro depende de la forma en que entendamos la palabra en sí misma, desde cuál perspectiva nos acercamos a la idea del mañana.

Recursos recomendados

Futuros a cinco minutos

¿Cómo te imaginas el mundo en 5 años? En esta selección de libros el futuro llegó o está a punto de suceder. Capitalismo desbordado, pandemias y control hacen parte de estos de futuros a cinco minutos.

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