¿A quién ves en el espejo? Somos, al mismo tiempo, extraterrestres y terrícolas, monstruos y combatientes, humanoides, robots y animales. Explora los espacios interiores de la identidad y el cuerpo.
Nos hemos acostumbrado a entender lo humano como sinónimo de lo normal, lo esencial, lo neutro. La ciencia ficción irrumpe en esa idea para presentar otros seres que desestabilizan esos esencialismos. Los cuerpos se transforman para vivir todas sus alteridades posibles.
El extraño que habitamos
¿Cómo nombramos y habitamos nuestro cuerpo? ¿Acaso ese cuerpo nos pertenece o apenas logramos comprenderlo? ¿Cómo se conecta o refleja en otros? ¿Cómo cambia, se transforma o, mejor aún, cómo podemos cambiarlo o transformarlo? Creemos que es un importante bastión de libertad y autonomía y por eso ha sido sometido y violentado por múltiples formas de control y normalización a lo largo de la historia. La ciencia ficción, que ha sabido cómo viajar al espacio exterior, también ha explorado el espacio interior y ha hecho del cuerpo uno de sus temas más potentes y disruptivos. Aunque desde que el género daba sus primeros pasos el cuerpo ya empezaba a ser una de sus constantes, sería a mediados del siglo XX que el movimiento New Wave revolucionaría la forma de entenderlo. Es así como desde el centro del género han prosperado diferentes visiones de las corporalidades propias y ajenas y se ha cuestionado lo que se supone debemos aceptar, sentir y experimentar según esencialismos religiosos, sociales y científicos hasta poner en crisis la misma noción de lo que llamamos monstruoso.
Desde el inicio de la modernidad se planteó en el mundo la idea cartesiana de que cuerpo y alma tenían una correlación absoluta. Esa idea germinó hasta convencernos de que nuestra identidad dependía en gran parte de cómo era nuestra materialidad. Cualquier cambio físico se entendía como un alejamiento de lo que debíamos ser: nos convertía en seres aborrecibles y peligrosos. Sin embargo, la pregunta sobre la monstruosidad se reveló llena de posibilidades para la ciencia ficción, pues cada ser “diferente” supuso la existencia de todo un universo que lo crea, de un mañana que lo espera: ¿quién es ese otro ser al que temo? ¿Qué hay en su cuerpo que considero “anormal” y cuánto de esa supuesta anormalidad no es más que una imposición social? ¿Hasta dónde nuestra esencia se define por el género o el color de piel? ¿Quizás eso que temo, me inquieta y confronta es una proyección de mi propia corporalidad? ¿Cuántas formas distintas podría tener mi cuerpo y hasta dónde eso implica una nueva visión de mundo?
Mary Shelley en su Frankenstein o el Moderno Prometeo (novela que muchos consideramos precursora del género) ya se hacía la pregunta por eso que nos parece extraño y rechazamos de plano: ¿y si el monstruo no quiere hacernos daño y solo pide vivir en sociedad sin ser discriminado? Philip José Farmer habló de relaciones sexuales entre seres humanos y extraterrestres en su novela Los amantes. Ursula K. Le Guin, en La mano izquierda de la oscuridad, imaginó un planeta en el que todos sus habitantes son hermafroditas. Joanna Russ, en El hombre hembra, creó cuatro dimensiones simultáneas en las que una mujer y otras versiones de sí misma confrontan sus concepciones de lo femenino y comparan los roles heteropatriarcales en los que algunas están inmersas. Philip K. Dick, en¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, se hizo una pregunta similar a la de Mary Shelley cuando pensó cuerpos artificiales descartables, muy similares a los de los humanos, creados para trabajar en minas en el espacio. John Varley, por su parte, se imaginó futuros en las que las conciencias ya están almacenadas y pueden intercambiar cuerpos sin problema, sin importar el género o raza, en Y mañana serán clones.
Vivimos tiempos en los que, por fortuna, nuestros cuerpos e intimidades han ganado una enorme dimensión política. La cuarta ola del feminismo, los interrogantes por la racialización, lo queer y el antiespecismo han abierto puertas para que estas discusiones sigan siendo urgentes en la ciencia ficción. En aras de un mejor mañana, en sus historias se siguen cuestionando nuestras formas de relacionamiento, nuestras concepciones del amor, nuestra idea de familia y las dinámicas de poder. Es necesario, entonces, hacer un recorrido a través de estos mañanas que ya se escribieron para vernos en el espejo deformado de la ficción y entender cómo los mañanas interiores están encadenados al porvenir de nuestros cuerpos. De esta manera podremos continuar con las preguntas siempre en expansión: ¿cómo entender, pensar, imaginar y dialogar con seres que son totalmente diferentes a nosotres o cómo entender que quizás nuestros mismos cuerpos son los diferentes a los demás?
MasterClass con Rita Indiana
¿Cómo se han explorado los cuerpos en la ciencia ficción? ¿existen los monstruos, cómo son, dónde están? En esta MasterClass Rita Indiana, escritora, compositora y cantante dominicana, nos lleva adentro de nosotros mismos y las ideas que tenemos y vendrán sobre el cuerpo. El cuerpo y su fluidez e incluso las enfermedades mentales son parte activa de los lugares que habitamos, de las rupturas que permiten imaginar realidades alternas que se vuelven reales en la forma en que vivimos los cuerpos y la mente. ¿Cómo cambian nuestro cuerpos? ¿cuáles son las narrativas que dominan el sentir del cuerpo y la percepción de la mente?
La ciencia ficción en Colombia
¿Cómo es la movida de la ciencia ficción en nuestro país? El sector editorial es una cadena con diferentes eslabones, para que un género sea más leído y producido de manera local escritores, traductores, editores, libreros, profesores, investigadores y mediadores están involucrados. En esta sección entrevistamos a diferentes agentes locales que trabajan por la difusión y producción de la ciencia ficción en Colombia.
Karen Reyes es escritora de ciencia ficción y activista por los derechos de los animales. Del género la atrajo la posibilidad de narrar sobre otro tipo de cuerpos, que no necesariamente obedecen normativas biológicas, y que revisan las estructuras de poder que han definido los cuerpos en términos de género y sexualidad.
Recursos recomendados
El espacio interior
¿Los robots tiene alma? ¿podemos reproducirnos con otras especies? ¿existen los monstruos? Estas y muchas más preguntas hacen parte de las premisas fundamentales de estos libros que exploran el espacio interior.
El protagonista de Frankenstein o el moderno Prometeo, es un joven científico (Frankenstein) que intenta crear un ser humano. El humanoide que logra crear resulta ser un monstruo. Su fealdad espanta de tal modo a Frankenstein, que lo rechaza y le toma odio, así como a la ciencia que le permitió crearlo. Al verse rechazado, el monstruo se venga asesinando a algunos miembros de la familia Frankenstein. La última víctima es la propia novia del joven, quien es asesinada en su noche de bodas. Desesperado, Frankenstein inicia una larga persecución del monstruo, con la intención de destruirlo.
En esta fantasía de 1897, H. G. Wells advierte sobre los peligros de la ciencia mal utilizada y critica ferozmente las ambiciones de sus contemporáneos. La trama se centra en las investigaciones de un brillante científico que descubre la forma de hacerse invisible. Sin embargo, incapaz de revertir sus experimentos y trastornado por los sufrimientos que le causan, decide utilizar la invisibilidad para sembrar el mal, sin detenerse siquiera ante el asesinato. Novela precursora de la ciencia ficción, El hombre invisible ha dado lugar a un sinnúmero de imitaciones y adaptaciones, enraizando como pocas en el imaginario popular.
En estas historias, Isaac Asimov crea las Tres Leyes de la Robótica y marca el comienzo de la era de los robots. La Tierra está gobernada por máquinas maestras, pero las Tres Leyes de la Robótica han sido diseñadas para garantizar que los humanos mantengan la ventaja: (1) Un robot no puede insultar a un ser humano ni permitir que un ser humano sufra daño. (2) Un robot debe obedecer las órdenes que le dan los seres humanos, excepto cuando dichas órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.(3) Un robot debe proteger su propia existencia siempre que dicha protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley. Pero, ¿qué sucede cuando la idea de un robot rebelde de lo que es bueno para la sociedad contraviene las Tres Leyes?
En puntos clave de la geografía de los Estados Unidos una fuerza invasora se está apoderando de las comunicaciones, el gobierno, la industria… y de los cuerpos de la gente. El país es incapaz de detenerla, los invasores se multiplican con mayor rapidez de la que pueden ser destruidos, controlando la mente de cualquier incauto que se cruce en su camino. Es entonces cuando entra en acción Sam Cavanaugh, un eficaz oficial de inteligencia de la sección más desconocida del servicio secreto de los Estados Unidos. Cavanaugh es el único hombre capaz de detener la invasión, pero para hacerlo... ¡tendrá que dejarse invadir él mismo!
Kris Kelvin acaba de llegar a Solaris. Su misión es esclarecer los problemas de conducta de los tres tripulantes de la única estación de observación situada en el planeta. Solaris es un lugar peculiar: no existe la tierra firme, únicamente un extenso océano dotado de vida y presumiblemente, de inteligencia. Mientras tanto, se encuentra con la aparición de personas que no deberían estar allí. Tal es el caso de su mujer quien se había suicidado años antes, y que parece no recordar nada de lo sucedido. Stanisław Lem nos presenta una novela claustrofóbica, en la que hace un profundo estudio de la psicología humana y las relaciones afectivas a través de un planeta que enfrenta a los habitantes de la estación a sus miedos más íntimos.
Nova recupera el gran clásico de la ciencia ficción feminista. El hombre hembra, una de las obras más influyentes de la literatura feminista, fue escrita en 1970 y, lejos de perder vigencia, sigue siendo absolutamente pertinente en la actualidad. Con ella, la escritora Joanna Russ reivindicaba que la ciencia ficción ya estaba lista para proporcionar nuevos mitos literarios en un género dominado por hombres, y que podía ayudar a liberar a las mujeres. Hoy, esta historia ambientada en un planeta para mujeres se lee como una novela de viajes entre distintas realidades protagonizada por cuatro versiones de una misma mujer, en distintos momentos y con un mismo denominador común: la desigualdad que sufren todas ellas, cada una en uno de esos cuatro mundos paralelos. La obra es, además, un poderoso ensayo que denuncia la discriminación y el ninguneo que sufre el género femenino. La crítica ha dicho:«La autora de ciencia ficción que dijo no.»The New Yorker
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