Por:
Milton Fernando Montoya Pardo
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Fecha:
2020
El desarrollo de la energía nuclear ha experimentado periodos de auge y estancamiento debido a la influencia de factores de la más diversa índole, como las variaciones en los precios de las fuentes primarias de producción de electricidad, la disponibilidad de estas fuentes, el desarrollo y estímulo de fuentes alternativas de producción, el crecimiento económico, la desconfianza derivada de los accidentes de la industria y criterios ligados a decisiones de política energética como la seguridad del suministro, la dependencia y la confiabilidad. Se ha pensado que a partir del accidente de Fukushima se abre otro interrogante en relación con el futuro de la energía nuclear, y más aún por las expectativas de desarrollo de las fuentes renovables de energía. No obstante, la realidad de muchos países que satisfacen buena parte de su demanda a partir de energía nuclear no permite concluir que estemos frente a un nuevo escenario generalizado en el que la energía nuclear pasa a un segundo plano, dejando de ser representativa y necesaria en algunos de los mercados eléctricos. La experiencia de Alemania, que mediante un giro de 180 grados en su política energética ha decidido liderar el proceso de sustitución “energía nuclear–energías renovables”, marcará la pauta para todos aquellos países que, finalmente, decidan seguir este proceso.