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Fecha:
14/10/1848
:l5o!Jotd ~áúabo 44 be octuore be 4848. 'n:ríme~tte 2. ~úmero 20.
Este periódico .. de lo lus '(J\ .. -¡¡,i¿,lul;;.\t· ce/~áe (; I¿ la
tie/¿da del Señol" .hwl¿ Gar .. ¿cl., lJta::a de Br,lw fl,?'.
'G ülLr'Jt'(Ü) 1&~lfnU (¡))":¡'J ..
Octubre.
8e admiten 'remitidos lJlI.e tengan 1JoJ'ohjeLo La utilularL
pública elt cz¿atquier 'ramo, con tal,le 'l ll.e 110 contengan
pPl' onalidades y estén eso'ito, ron der:cl¿cia, deben
éi'l'ijine tÍ los E dito res libres de porl!- .
14 Sub '. atl Calisto papa mál t'/,1·.
15 Dom. 8 ta. TC'rl'sa de Jesus.
I~os avi sos JI ot ros e'crÍlcs de Ítül'les personal, se
1nse1:tará,¿ pag anr/,o la cuota en que eL intuesado con'
l:enga con el i'fl/l'resor , que f-/~ todo caso se'rá mode1'afla.
16 l. u,n. 8((nlo.~ Flor 'ntirl.O obú po y lJ-lríxi1l1a mtÍ rtir.
17 m ar. Sta . En,I17 ijes v iuda y Stas. Victa y Aü-jand,.
o.
18 lVliérc. San L1lrllS RI angelista.
19 J ueo. San P edro AlclÍntam cmif.
SUSCRICION.
Tlu!, 1111 tiño veinte reales ./lo',· tr irnesl're cinco reales .
Cy,aTto menguante á Las 3 y 2 mi nuto:; de la
mañana en L ean.
20 ViéT. Stas. Juan Cancio p1·esb. y 11liciano ob. ClIrla íl /Í '¡ uo medio l ' .al.
AMÉRICA DEL SUR.-Copiamos del Correo
ue Lima de 9 de setIembre lo siguiente:
Por el vapor CHILE que llegó esta mañana, hemos
recibido nuestra correspondencia del Sur; de ella
apuntaremos lo mas indispensable por su interes,
pues la estrechez del Corrt'o no dá hoi lugar á mas.
J~I Sur el Perú goza de tranquilidau .
Sin embargo que Moquegua no se alarmó con la
noticia de la espedicion, y de la inflexibilidad del
Ejecutivo en no acceder á sus deseos, dejándoles su
gobernante, ,llegó al tin.á tal estremo, qu~ el 2~ de
aO'usto tocó a arrebato tomando las armas bIen mInllci'onadas
so pretes to de ponerse á salvo de las persecuciones,
fué llamado al órden por el Señor COl'onel
Machllca, quien usando de su sagacidad, prestijio y
tlatrlotismo logró apaciguarlos. En seguida salió
oculto de Moquegua á las tres de la mañana engañando
la vijilancia de los que temian los abanuonase,
quienes al notar su ausencia lo persiguieron por la
vía de Arequipa, direccion que aparentó tomar.
En fin,hoi se halla este Jefe en la capital para desmentir,
con su obeJiencia á las órdenes supremas,
touas las r.. 'UI nias ]e s enemigos que habrian
querido se hubiese 1 volucionado.
Sabemos que al haberse dirijido á ver á S. E. el
Presidente, este le ha hecho intimar se presente arrestado
en la~ fortalezas dp.l Ca !lao.
Los restos del Jeneralísimo de nuestras armas D.
AO'ustin Gamarra están en Arequipa y pro~1to serán
cobn ducidos á la capl. ta1 .
BOL{VIA.-Esta República hermana goza de paz
apesar de algunos síntomas revolucionarios, y el
Congre~o se ha reunido en Chuquisaca el 6 de agosto.
Olañeta en su memoria presentada á las Cámaras
como ministro de Relacion es E teriore , pide se
apruebe el tratado de Arequipa en todas sus partes.
El arancel de comercio del Perú lo recomiendan
mucho los periódicos bolivianos por ser uno de los
, ejores que se han publicado en este ramo, y el Gobierno
de ese pais ha mandado se haga uno para su
comercio bajo las bases del nuestro.
Satisfactorio nos es ver la buena intelijencia y fraternidad
que marcan la política de esa Republica
respecto dél Perú, reflejada en Jos periódicos que
hemos recibido.
En Bolivia no hai novedad alguna, solo si que el
partido santa-crusisto está trabaj~?d.o sordame,nte y
con mucho éxito, aunque los penodlcos de alh procuran
hacer aparecer al pais como lleno de órden y
esparanzas para lo futuro.-Veremos si este esmalte
no se cae por sí mismo. Dicen que el Jeneral Brown
debe llegar de un momento á otro de Burdeos, y no
falta quien diga que trae alguna embajada de D.
Aodres.
AME:RlCA cENTRAL.-La siguiente opinion que
un diario de la Habana espresa sobre Centro-América,
nos parece digno de leerla.
"Siempre que nos toca hablar de los Estados
hispano-americanos, lo hacemos con la injenua efu·
sion de sanos sentimientos, que solo puede animar
al que uefiende la honra y los i ntereses d~ su propia
familia. Ninguna otra causa nos ha movl(]o cuando
insistiamos el viérnes ultimo en la union de los cinco
estados de Centro-América, para que la fuet'za de
todos ellos, representada por un poder unico central,
pudiese servir de barrera á la ambicion injusta de
cualquiera otra potencia mas f~erte~ que t,uvies~ por
conveniente atropellar' su naCIOnalidad o su mdependencia..
U na. larga esperienci~ ad~uirida en
medio de ll1terrrunables reyertas mtf'stll1as, cuyo
efecto ménos grave ha sido acaso la sangre en ellas
vertida y mil codicias estl'anjeras de~pertaclas por
la mis~a debilidad y atonia que siguen inevitablemente
á semejante estado de ajitacion interior. parece
que no deben haber dejado la menor duda con respecto
a la necesidad de constituir un centro de
accion jeneral, dotado de supremacía bastante para
mrl1·tir.
guardar los límites de lo justo dentro del misto
pais y en sus relaciones con los demas pueblos.
La debilidad, mas diremos, la disolucion interior,
en una region de inmensa superficie y escasamente
poblada por una multitud de castas rivales, es una
consecuencia lójica del fraccionamiento del único I
poder posible en tal estado de cosas. Este poder
es, lo diremos sin rodeos,el que pudiera constituir la I
casta que en toda la América Central reuniese fuerza
moral suficiente para sobreponerse á todas las deBla
,y acallar las malevolencias que, en una sociedad
así compuesta, parecen ser,por una l<;>i inflexible
de In naturaleza, tan inseparables del ánin,o de sus
habitantes,como la difereneia misma de los accidentes
de su fisonomía. Hoi dia á ningun hombre de
san~ raZOD es permitido dudar de esta vE'rdau, cuya
demostracion es coexistente con lo~Estadus hispanoamericanos.
La desunion de esta fuerza moral ha
dallo ya su amargo fruto en Yucatan; alimenta las
hondas raices del árbol de la discordia y de una futura
subversion social en la mayor parte de los paises
de la América Meridion al, ~ r empieza á producir su
efecto en Méjico, en N icaragua y Honduras.
P ero no es solo el male8tar interior la única
consecuencia necesaria ue semejante situa cion. lLl
favor de la op inion dp. los delnas pueblos es hoi
cOll dicion tan indispensatJJe d .... e -istencia para los
Estados, como el favor de la opinion jeneral del
propio pais. El que SE" encierre f'11 sí mismo, el
que por terquedad ó por atra 'o intelectual escluya
de su trato al comercio de lo otros, tendrá una
vida lánguida y de continuo amenazada por el
saludable interes de las nacion ·s que tien en que
bu~car su modo de vivir ('n la es pansion de su
comercio con todos los miembros de la sociedad
humana. Si esta fuerza e pan ¡ya e r.cuentra una
barrera levantada por la ignorancia de los princi pios
de comercio que hoi gobiernan al mundo, y por
pasiones indignas de todo - pueblo que aspire á St'r
culto, romperá esa barrera, á \:iva fuerza , si no
puede conseg uirlo por medio de la persuacion, y
la nacion así invadida no encontrará socorro ni
amistau en las demús, porque la simpatla naclOn a l
solo puede nacer de un sistema fundado en principios
de órden interior y de mútua liberalidad con
respecto al trato estranjel'o.
Cuando el entendido ajen te D. Francisco Castellon
llegó á Europa con plenos poderes, para
negociar la intervencion de la Francia 6 de otro
cualquier grande Estado,en las cuestiones que dieron
lu~ar al bloqueo del litoral de Nicaragua por la
Inglaterra, los Gobiernos de Europa debieron preguntarse
á sí mismos: ¿ qué títulos presentan esos
pueblos de la América Central para justificar la
mediacion en su favor de un Gobierno que estime
su propia dignidad? iQué razon se alega para
impedir que la Inglaterra tome por pretesto cualquier
leve ultraje inferidos á súbdi os suyos, para dispensarse
de observar estrictamente el derecho de
jentes, con respecto á unos pa', es que cada dia se
cierran mas y mas al comercio del mundo ~ Y si
la conducta de la Inglaterra es en realidad una
agresion contra los principio~ reconocidos de derecho,
¿ será mas pernicioso este pecado contra la
moral comun de las nacione ' , que esos ejemplos
semi-vivos de esclusivismo y de obsecados retrocesos,
reciente y severamente ca tigados en la China,
con aplausos del comercio y de la civilizacion de
este siglo?
En la inaccion de los Gobie rnos de E uropa, á
quienes pidió socorro el digno Repre 'entante de
Nicaragua y Honduras: debi6 éste leer una respuesta
mui significativa.-Unid la fuerza que habeis dis ..
persado, quisieron decirle aquellos Gobiernos; pro·
bad que teneis saber ba tante para conocer que 8010
juntandoos podreis ser algo; abolid esas fronteras ¡
que hacen de todo.punto impo ·jble nue tro comercio
con la América Central; reti rau ftcia el litoral esas!
cordilleras de aduanas interiores que impiden el
pro~reso moral y material de vuestro pueblo tna-
Sol en ESc01·pion.
tando al e píritu (lcial y mercantil, y paralizando
toJos los elern ntos de riqueza y de bien u tar; no
permitais que .en una rei~on poblada por habitantes,
cuyas ca las tJelw n un nllsmo oríjen, y cllyos usos,
costumbres, virtuJes y vicios son iguales, existan
tres Ó cuatro IinE:'as de aduana E'stranjera en el espacio
<.le ci en leg uas . Ahrid liberalmentE' el seno
de esos paises á nueslro comercio y no t mais' á ese
espantajo vulgar de que o sacaremos el oro hasta el
últi~o Joblon: cuoocelllo demasiaJo lo yue nos
C'onvlene hacer para vend eros mas de lo r¡ue podais
pagar sin arruinaros, porque lo que buscamos
siempre son compl'adol'E's ricos; y vosoÍl'o,.'· no ois
tan faltos Je juicio que vayais á dar por nuestros
artículos de comodidad y de lujo un Plecio que no
sea el sobrante de vuestros productos y un Oro que
podais destinar á objetos mas reproductivos. ¿Quién
estraerá en abulldancia vuestros frulo ' i c e rrais con
c ien calldados la puerta á los valon~ s con que podemos
pagarlos ? ¿ De qué otro modo podreis medrar
vosotros, ni vue 'tro comercio, ni vue ha agricultura?
Enlrad desde luego en esta senda de union v
de m -joras, y no o.' p erturbará en vuestra marcha I~L
Inglaterra ni nacion alguna que respete y sepa
protejer sus propios jnte reses; y si una aO're-ion
inju t!'l. vini se en tal.::, ado . á ineomoda~os
entónces sí que podreis contar de eguro con la sim~
patía y el apoyo material de todos los demás pueblos
acostumbrados á cambiar por los vuestros los sobrantes
de su riqueza agrícola, fabril y comercial.
Este consejo tácito, aunque nos consta que ha
ido bien interpretado por los pr'imeros hombres de
Centro-América, no ha producido hasta hoi efecto
alguno vi il,le; y sin embargo puede asegurarse que
la auopc ion pura é incondicional de los principio:;
en que está fundado, hubiera bastado para salvar a
Nic aragua y a Honduras de las humilla 'iones que
acaban de sufrir, y al resto de los paises centroamericanos
de la tt>mp 'stad que se aC ~'rca a sus
horizontes y que amenaza anegar en una laguna ue
~an gre.
l~UEVA GR.\NAEA.-Un periódico del Perú trae el
si guiente artículo sobre ia N ue \'a Granada que
dá idea del j uicio que a llí se forma de nu~stros
negocios.
"~e .estaban hacienuo las el~cciones en aquella
Republl ca, por cuya suerte prospera nos interesamos
con mucho calor. Los partidos se disputaban
el terreno palmo á palmo, y no es fácil
por esto presajiar de qué lado qUt~de la victoria.
Por el próximo paquete sabremos del total de volos
dados por las asambleas cantonales, y á quienes queda
r educlda la terna para la designacion por 1 Congre,.
o; pue es fuera de duda que no habrá eleccion
popular.
Los escritores públicos en la Nueva Granada se
ocupan de algunas reformas necesarias á lá Constitucion,
y es digno <.le ejE'mplo, el entusiasmo y ardor,
con que, tanto los ministeriales como los de la
oposicion, indican los errores ó defectos de la actual
Constitucion y la manera con que se llegaría al republicanismo,
porque no hai en la República hert?
ana de que lJ.os o? upamos,. adicto á olra cosa que
a la d ' mocracla y sIstema unIversal en la civilizacion
del siglo.
Como pre ajiamo', el suceso del 13 de junio fué
una emerjencia instantánea, el óru 'n constitucional
y l,cg ~l seguía su lwtrcha maJestuosa y tranquila y
a,'1 mismo el progreso de los mtereses materiales ó
ut i l itario~. Pronto e.star~l concluido el camd ó dique
de Carta.l ena, y UnIdos el Magdalena y (:'1 Océano
por aquella ciudad se hará di~na de! gran comercio
que se propuso restablecer. Pronto nuero Vapores
de la compaliía de esa nueva comunica' ion acuática,
navegarán en ella. Pronto y n.ejur dicho ya endrá
á esta hora el Istmo eu práctica el comf'rcio libn'.
Esta porcion preciosa de la Nueva Granalla yá tambien
próximamente á alcanzar 1 bt>neficio inmenso
de su camino carril por medio de un ontrato ('on
cielta compauía Not'te-amcl'icana, á que ha sido in.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL NACIONAL.
vitaJo el M ini tro Plenipotenciari o granad ino res:idente
~ n " Tashington . Este habrá obtenido yá proposicion
seguras y convenientes para la obra, y
ademas la. celebracion de un tratado con el Gobierno
de los E sta.dos Unidos para sostener la neutralidad
del Istmo en cualquiera amenaza de guerra ó pretension
de invadirlo ó anexarlo á otra naeion que lo
anhele ó dispute.-La soberanía de la Nueva Granada
sobre el Istmo no solo está reconocida en dicho tratado,
sino que ampararla es condicion principal que
se ha pactado y en recompensa se han concedido á
]118 hallitantes de la mas fu erte y poderosa República
de nuestro eontinente privilejios iguales á los que
di sfrutan los granaJinos, en el tránsito y comercio
por Panamá. Este importante suceso por sí solo es
bastante para acelerar la construccion del camino de
hierro de un océano á otro, como que se ha reconocido
el gran estorbo, el de la inseguridad política:
la naturaleza en todo es pródiga de ventajas para la
obra, y no ha sidu ella la que ha detenido el impulso
tantas veces dado para abrir al jénero humano su
paso por allí en las relaciones existentes entre el antiguo
y nuevo munJo tan molestas, largas y azarosas
ahora por las vías de lm~ Cabos de Hornos y Magallanes,
que la necesidad solo puede mantener.
No podemos ménos de espresar nues~ ro contento
por la próxima rejeneracion del Istmo y porque ella
está apoyada por una potencia cuyas instituciones
no ofrecen temores para el porvenir y ántes bien comienza
por decir: "La Nueva Granada será Jueña
del pais bello, señalado por el dedo del Eterno para
unir la estensa via de comunicaciones entre Europa,
Asia, América y Oceania, porque así es justo
y porque esa justic ia la defenderá su hermana
mayor de hoi en adelante"
la P enínsula Italiana se conmueve: los fuertes
latidos del corazon se hacen sentir hasta las estremidades:
desde la Calabria hasta Venecia y Turin,
resuenan entusiastas Vítores al Papa y á la indE'pendencia
de la Italia; en las asonadas el grito
de los amotinados es viva Pio IX; y el himno de
Pio I.X es un cántic.) de libertau. El duque de
Toscana es arrastrado por la corriente democrática;
el de Luca, atribulado, vá, vi ene, no sabe qu~
hacerse y acaba por abdicar; la Corte dp N ápoles
se inquieta; Carlos Alberto observa; el Austria
estiende y refuerza su cordon de bayonetas, y mip.ntras
espera ulteriores acontf'cimientos se apoderan
de Fenara. El Gobierno Pontificio protesta, y el
Gobierno de Vit'na, ese gabinete que poco ántes
miraban algunos como el necesario apoyo de la
Corte de Roma, se halla en discordancia ('on ella;
en Roma SE; habla y e scribe contra el A ustria, y
se toma una actitud tal, que no puedE' ménos que
desagradar al alto protector. Entre tanto, la diplomacia
européa se pone p.n movimiento; todas las
rejiones políticas se ajitan: todos los periódicos
liberales, relijiosos ó implos se declaran altamente
por el Papa, como si la palabra ultramontanismo,
fuese á convertirse en sin6nima de progreso y
libertad?
.1.
:.pa ... ::IiI:~_
En el mes de abril próximo pasado ha publicado
en Barcelona el Sr. Balmes un escrito sobre Pío
IX y sus reformas, del cual vamos á insertar en
este periódico algunos capítulos que por la materia,
por el crédito del autor, y por el modo como está
tratado merecen mucho ser leidos.
1.
NOVEDAD Y GRANDOR DEL ESPE CTÁCU LO.
El Pontificado de Pio IX ha puesto en espect?
tiva al mundo: pocos acontecimientos habrán
llamado la atencion con mas viveza, ni ajitado los
ánimos tan profund amente, ni com·iJado á reflexi
ones mas g raves, ni abierto mas ancho campo
á conjeturas y p ronósticos. El universo católico
acaba de oir la nueva de luto: " j E l Papa ha muprto
!" . • •• y un ;nstan te despues llega el regocijo:
"ya tenemos Papa;" Papam habemus .... Miéntras
los g obi ernos de Europa piensan en las eventualidades
de la eleccion futu ra. Se hallan sorprendidos
con la noticia de que la eleccion se ha hecho ya.
La influencia J el embajador francés en el cónclave
es una vulgaridad. Rossi no sabia siquiera cuales
eran los deseos de Luis F elipe; ántes que recibiese
credenciales, ni instrucciones de ninguna clase, la
el eccion se habria consumado; el gobierno de las
Tullerías fué sorprendido por la noticia de la eleccion,
lo mismo que el último de los parisienses
La uniformidad, la prontitud; todo es singular en
esta eleccion; nadie tuvo parte en ella, sino los
que debian tenerla; el cónclave por un movimiento
espontáneo, enteramente libre, se fija en brevísimo
tiempo, y la capital del orbe cristiano aclama al
Cardenal Mastai-Ferreti con e l nombre de Pio IX.
¿Qué hará el nuevo Papa? Su primer acto
político es la amnistía; y resuena por toda la Europa
un grito de aplauso á la cl emencia del Pontífice .
Los prE'sos que recobran la li bertad, los condenados
que alcanzan el perdon, los emigrados que respiran
de nuevo el aire de la patria, ensalzan alborozados
la mano bienhechora que les dispp.nsa el beneficio;
los católicos yen con mucha complacencia ese
acto de bondad patt-'rnal, en e l que es padre de todos
los fieles; el li beralismo saluda la amnistía como
la aurora de la libertad; y la masa del pueblo que
ántes de e~ traviarse se apaSlOna por las ideas j enerosas,
victorea con entusiasmo y delirio al Papa
que perdona y olvida. Roma empieza á presentar
un nuevo aspecto; bai un movimiento desusado,
hai ajitacion, circulan noticias sobre reformas, sobre
libertad, sobre proyectos de un sistema que cambie
la faz de los negocios; y el orbe entero aplica
atento oído al sordo rumor que se levanta en la
capital del orbe cristiano. Roma la ciudad de los
grandes destinos, de los acontecimientos estraordinarios;
Roma la clave de las mudanzas profundas
en la marcha de las naciones . Roma se ajita;
Roma, el corazon del orbe se prepara á cosas
nuevas. ¿ Qué nuevos destinos le ag uardan al mundo?
Poco despues la prensa se ensancha, y aunque
bajo la censura, obtiene inesperada lentitud: el P.
Ventura ensalza desde el púlpito las doctrinas
políticas de O'Connell; y sus calurosas palabras se
imprimen en Roma con permiso de la autoridad.
Se convoca un Consejo de E stado, se establece una
munic ipalidad en la capital, y para complemento,
el Gobierno pone las armas en manos del pueblo
organizando rápidameni.e la g uardia cívica. A un
cambio tan re pentino y profundo, en el mismo
centro de la Italia, y promovido por ull _Papa, toda
Preciso es confesar que hai en este espectáculo
una novedad que asombra, una complicacion que
aturde, una magnitud que anol'lada; hai algo que
entusiasma y que arredra. La historia con sus
lecciones, la esperiencia con sus desengaños, el porvenir
con sus nubes, la sociedad con sus necesidades,
la revolucion con sus exijenciasj lo antiguo que se
cae á pedazos; lo nuevo que 10 invade, que avanza,
que á veces se desborda con raudales de llama,
todo se agolpa á la mente; y el ánimo conmovido,
ajitado) fluctuante, se pregunta: ¿Qué sucede? ¿ Qué
sucederá?
Vano seria empeñarse en desconocerlo: estamos
asistiendo á uno de los acontecimientos mas graves,
mas transcede ntales de que no hai ejemplo en los
fastos de la historia; el objeto es grande, colosal,
inmenso; guardémonos de creerle pequeño. Quiz:ís
se puede emplear aquí un dicho del Conde de
Maistre: esto no es un acontecimiento, es una época.
lVIeditemos sobre ella, sin prevencion, sin l-'asiones,
con amor de la verdad; preguntemos á la razon,
consultemos á la historia, atendamos á la esperiencia,
sí, pero guardémonos de exajerar el argumento
de analojía; la dificultad no está solo en ver
las semejanzas, mas costoso suele ser el descubrir
las diferencias: si en dos paises el cielo se entUl bia
y el trueno retumba, y los relámpagos inflaman el
horizonte; no es difícil ver' que entre los fenómenos
hai semejanza; la dificultad está en disernir si las
disposiciones atmostericas son las mismas; si es el
mismo viento que sopla; si hai en ambas el
juicio del mal esparciendo la desolacion y la I1lUerte,
Ó si en una de ellas está el jénio del bien, permitiendo
la ajitacion para r efrescar y purificar la
atmósfera con una lluvia vivificante. (ContinudL. )
IIII&RACIOI.
VienJo que se t rata de tan importante objeto, y
que abundan las publicaciones que tienen referencia
á la inmigracion europea) no queremus) como ciudadanos,
dejar de dar tambi en nuestro parecer, ya
sirva para ilustrar la materia, ya para moJificar las
medidas que se adopten.
Desde luego sentamos como principio inconcuso,
que el pais que recibe poblacion que emigra de
otro, gana cuanto pierde aquel de donde viene la
emigracion; que aumentar de poblacion es aumentar
de poder, de riqueza y de bienestar. Un pais que
admite á un hombre ya formado, que le trae un
caudal de conocimientos nuevos, de nociones que
no tenia, de utensilios para un arte ó industria &c,
hace una adquisicion, que no es fácil sujetar á cálculo
y cuyos resultados pueden ser inm~nsos.
Por lo tanto, cuando se trata de protejer la inmigracion
en un pais, no se debe fijar la atencion solo
en traer hombres para tal ó cual ramo de industria,
sino para todas las que hai capacidad y conviene
desarrollar, segun los medios y el estado de la
soeiedad. Mas no son los Gobiernús -los ajentes
p~opios para estimular á los inmigrados: estos, cintes
de desprenderse de su patria tienen buen cuioado
~e averiguar lo que van á hallar en el pais á donde
se dirij en. Saben, ya por relaciones escritas por
los viajeros, ya por avisos que reciben de sus compatriotas
lo que da caGa pais, y 10 que le hace falta,
y en este caso como en todos, el interes personal es
el mejor y mas diestro especulador. Si aca50 un
individuo ó familia se vé burlado de su esperanza,
cambia de lugar ó de industria, y busca el equilibrio
de su propia conveni encia con la conveniencia pública:
los ejem plos sirven á ilustrar la materia de
que se trata) y se nos permitirá uno para dar mas
claridad á nuestra teoría.
Supongamos que viene el primer sombreero á
Lima, y adquiere un gran caudal haciendo ~ombreros.
Este hecho no se puede ocultar á nadie;
los del pais lo sienten, los estranjeros lo escribe n á
sus amigos y parientes; la suerte del primer sombrerero
es conocida y estimula á otros á venir, y
vienen hasta que, no solo dan abasto al consumo,
sino hasta que el consumo no da ya para soste nerlos
á todos; entónces cesan de venir mas sombrereros,
porque no les hace cuenta: está equilib'l·ado el consu'1Tlf)
con la produccion; para la inmigracion de sombre ...
reros. Lue~o se sigue la de otros oficios. y en tod()
y por todo, se llena la medida, se establece el equilibrio,
sin necesidad de que t-'I Gobierno, ni nadie,
~ara estimulado á ve nir emigrados, ni hecho sacrificIOS
para traerlos. Todo trabajo busca su compensativo,
toda industria el equilibrio entre ella y
las necesidades de la sociedad: cualquier intervencion
estraña que tienda á protejer ó impeJir los
ajentes del trabajo y de la indu stria, es perjudic ial,
ó por lo ménos molestosa. Tie nen además los Gobit'rnos
la mano secante; todo lo q ue ellos protejen
no prospera; toda planta que quieren culti,-ar se
seca ? cr~ce raquítica, y jamás da el fruto en proporclOn
a su costo.
Ahora promueve el Gobierno la inmio-racion de
agr!c~ltores, sin haber preparado sus leyes para
reCibirlos y que ellas los protejan; pide informes
á los departamentos y le contestan: .
Unos, que no necesitan agricultores sino hidráulicos,
y Cl" en que put'de tener lugar una inmi'gracion
completa de injenieros bidráulicos que vengan á
trabajar á jornal-¡ una colonia de injenieros hidráu-
licos para una sola provincia !-Con un solo injeniero
sobrará;
Otros, que pueden venir si quieren cincuenta mil
familias, que hai terreno de sobra; pero solo ofrecen
dosci entos pesos para hacer venir las cincuenta mil
familias; otros, que siendo pastores, no necesitan
agricultores.
Así, cual mas, cual ménos, "despue~ de un maduro
exámen"-ninguna junta departamental se
muestra dispuesta á hacer sacrificio alguno para
protejer la inmigr-acion, y nuestro Gobierno empeñado
en protejerla por medios artificiales, y á fuerza
de sacrificios pecuniarios. Mui de temerse es que
no se consiga mas que lo que consiguen por los
mismos medios los horticultores inglE'ses, frutos
insípidos pero mui costosos, que si tienen vistosa
apariencia, carecen Je olor y sabor.
Los Estados Unidos se han poblado de un modo
tan rápido y prodijioso, que en vano se buscará
ejemp 10 igual en la historia del mundo; y sin embargo,
ni su Gobierno, ni los particulares se ocupan
de inmigracion; dejan venir á cuantos quieren y Re
han llenado de poblacion sin esfor-zarse para ello.
¿ Cuál es el secreto aliciente que promueve tan prodijiosa
emigracion á los Estados Unidos? Lo diremos
en pocas palabras.
Todo inJividuo que llega á ]os Estados Unidos
con la intencion de avecindarse allí, se refunde en
l~ uacion ~?n sus intereses, con sus principios polítICOS
y reltJlosoS, con sus costumbres domésticas y
con sus derechos de ciudadano de los Estados
Unidos.
La lei garantiza estos derechos del mismo modo
al artesano, que al Precidente de la re publica.
Allí no se con\Jce mas principio universal que este:
L A LIBERTAD EN LA LEI
Y LA LEI EN LA LIBERTAD.
( Continuará.
.1'
HISTORIA DE LA REVOLUCION FRANCESA
POR LUIS BLANC.
(Continuacion) .
No debemos pues admirarnos de que los francmasones
.inspirase.n un vago terror á los gobiernos
mas suspicaces, DI de que los anatematizase Roma
ó los asechase la inquisicion en España ó fuese~
perseguidos en N ápoles; ni de que en F:ancia los
declarase la Sorbona dignos de las penas eternas.
-A pesar de todo, la francmasonería, merced al
hábil mecanismo de la in titucion, halló en los
príncipes y nobles ménos enemigos que protectores.
N o faltaron soberanos, como el Gran F ederico, que
gustasen de tomar la llana, y ponerse el mandil
i Por qué no? Ocultábaseles cuidadosamente la
existencia de los grados mas altos; solo sabian lo
que p~di~ reyelársele~ sin peligro; y no podian
concebIr mqUletud, mIentras se les r etf'nia en los
graJos inferiores, donde apénas se columbraba confusamente
por entre las alegorias el fondo de las doctrinas,
y no veían mas que una ocasion de entreteni·
miento) festine3 alegres, principios que se tomaban
y. sede¡a.ba~ en" el lu~bl'al ?e la lójica, fórm~las
sm apl~caclO~ a la Vida orJmarii1, y en suma, una
comedIa de 19ualdad. Pero en estas cosas la come ...
dia se roza con el drama. Sucedió por u~a notable
y justa dispensacion de la Providencia que los mas
altaneros despreciadores del pueblo c~brjesen con
su nombre, y patrocinasen ciegamente con su influjo
proyectos clandestinos que los amenazaban á ello~
mismos.
Con todo, entre los príncipes de que hablamos
hubo uno respecto del cual no era necesaria la discrecion.
Este era el duque de Chartres. futuro
amigo de Danton, aquel Felipe Égalité, tan ' célebre
en l,?s fastos de Revolu~io.n, que de::;confió de él y le
mato: Aunque todavla Jóvt-'n y embebecido en los
plac~r~s, sentia y~ rebullir en s~ aque1 espíritu de
OposlclOn que es a veces una VIrtud en las ramas
segundanos, amenudo un crimen, y siempre su tor ..
mento y su móv~l •. La franc~asonería le atrajo. Le
daba un poder facl) de manejar, prometia conducirle
por caminos bien abrigados hasta el dominio del
foro; le pl'eparaba un trono m~ nos respetable, pero
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
&i
rero tambien m>nos vulgar y ménos espuesto que
el de Luis XV 1; en fin. aliado del reino conociJo en
que la fortuna habia señalado á su familia un
~egundo . plano, le forrr ,aba un imperio poblado de
súbditos voluntarios y custodiado por soldados meditativos.
ACf'ptó la gran-maestría luego que se le
ofreció; y elai'ío siguientp (1772), la francmasoneria
de Francia, destrozada de tiempo atras por anarqllías
y rivalidades, se estrechó bajo una direccion central
y regular, cuya primertl providpncia fué destruir
la inamobilidad de los Venerables, y construir el
órden sobre baces enteramente democráricas, tomando
el nombre de Grande.-Oriente. Allí fué el punto
céntrico de la corre:-pondencia jeneral de las lójias;
allí se juntaron y residieron los diputados de las
provincias que el movimif'nto oculto abrazaba;
de allí parlierom las instruccionp.s en cifra ~special
ó lenguaje enigmátic.o que no permitian á ninguna
mirada enemiga penetrarlas.
Desde entónces se abrió la francmasonería, un
dia tras otro, á la mayor parte de los hombres que
despues veremos en medio de la refriega revolucionaria.
En la lójia d~ las Nueve I-Iermanas vinieron
sucesivamente á incorporarse Carat, Brissot, Camilo
Desmoulins, Cordorcet, Chamfort, Danton, el
monje Gerle, Rabaut-Saint-Etierne, Pétion. Fau
ehet, Goupil de Préfeln y BonneviUe dominaron en
la lójia d~ la Boca de Hierro. Siéyes fundó en el
Palacio-Rt>al el club de los Veinte y dos. La lojia
del Candor era ya, cuando empezó á oirse el bramido
lejano de la Revolucion, el punto de reunion de 108
partidos de Felipe de Orleans: Lacios, Lautoche,
Sillery; y entre ellos se encontraron Custine, los dos
Lameth, y Lafayette.
ARTÍCULO U.
Pero segUR se ha visto, la fracmasonería no
tenia un carácter homojéneo. Los tres primeros
grado~ admitían toda especie de opiniones: mas
allá la diversidad de los ritos correspondía á la
de los sistemas; y ( como puede juzgarse por los
nombres de Siéyes, Condorcet, Brissot) la filosofía
de los enciclopedistas y las tendencias del estado
llano ocupaban mucho lugar en las lójias. Esto
fué lo que impresionó á Wt>isbaupt, profesor de
derecho canónico en la Universidad de Ingolstadt,
uno de los mas profundos conspiradóres que ja ~as
hubo. Púsose pues á meditar combinaciones nuevas.
Por el solo prestijio del misterio, por el solo poder
de la aso~jacion, someter á una misma volunttad
y animar con un mi roo soplo millares de hombres
tomados en todos los paises del mun~o, y desde
luego en Alemania y en FrancTlr, hacer de est(}S
hombres, mediante una educacíon hmta y gradual,
seres enteramente nuevas; hacerlos obedientes hasta
el delrrio, hasta la muérte: á jefes · ínvisibles y
desconocidos; con una lejion como esta influir secretamente
en las cortes, envolver á los soberanos,
dirijir á los gobiernos sin que ellos la en6endan, y
conducir la Europa hasta el punto de aniquilarse
toda superticion, de derribarse toJa monarquía, de
declararse inicuo todo privilejio, de abolirse el derecho
mismo de propiedad, y de pwdamarse la
igualdad de los primp.ros cristianos; tal fué el plan
jigantesco del fundador del Iluminismo.
Esto era lmponerse necesidades formidables. i No
seria preciso emplear manejos indignos del fin?
t No seria preciso de~cender de la P,fudencia á la
astucia, de la vijilan.cia al espionaje? Weishaupt
lo presint:ó1 y no abanonó su plan •••• Su regla
era que para llegar á nobles resultados, deben los buenos
recurrir á los medios de que se sirven íos
malvados par¿¡ adquirir un. imperio funesto. Hizo
á la naturaleza humana la injuria de creer que no
eTa posible emanciparla sino engañándola; y ultrajando
á. la verdaJ por cuyo triunfo trabajaba, puso
la estr.atajema en el número de sus tentativas de
buen ::suceso. Todo compromiso secreto, decía, es
una fuente de entusiasmo: no hai para que averiguar
la causa; el hecho es ese: basta. Y pidió al misticismo
sus recursos mai íntimos.
Las circunstancias eran' favorables á la adopcion
de prúclicas ocultas. Los espíritus, tiempo habia,
no se alimentaban en Alemania sino de estrañez::ls.
Un cura, Hamado Gassner que exorcizaba á los
endell)oniados y curaba los enfermos por ensalmo,
contaba mas de un millün de secuaces. Se vió un
dia llenarse de inmenso jentío la pláza pública de
Leipzic, donde debia presentarse, á un momento
dado, la sombra del májico Schoepfer, muerto en
1774. Se publicaban interpretaciones del Apocalípsis.
La reina de Prusia y sus damas pretendian
haber visto á la Dama blanca: que aparecía, segun
la creencia popular, todas las veces que una persona
de la familia real iba á morir, La inclinacion
á 10 maravilloso era jeneral, y vivámente acusada.
Weishaupt tenia á lo mas veinte y ocho años,
cuando en 1776 echó las bases del Iluminismo. Los
que recibieron sus primeras confianzas, se llamaron
aeropajitas. Se acordó qlle Welshaupt! conocido
de ellos solos, seria el jefe invisible y todo poderoso
de 1a secta; que ésta se dividiese en dos clases;
la de las preparaciones, que comprendia los gragrados
de novicio, 7Junerval, iluminado mentJr, iluminado
mayor y las de los misterios, en que habia
los grados de sacerdote, rejente, filósofo y hombrereí.
E~tas divisiones y subdivisiones tenían por ob·
EL NACIONAL.
JAtOj primeramente, medir la importancia del adepto,
segun sus adelantamientos en la ciencia de la igualdad;
y luego exaltar su imajinacion, haciéndola esperar la
comunicacion de un precioso secreto,desde que llegase
al grado mas alto, Decidióse que los iluminados de
las clases superiores se aplicaria á profundizar todas
las ciencias, se ejercitarian en el arte de descifrar, y no
citarían los emp'eos sino para mejor servir en ellos
á la óruen. Sé trató de e!::tablecer una escuela
de minervales de manera que pudIese sacarse partido
de las mujeres, tan propias para inspirar pasion como
para sentirla; pero se temió 5U impaciencia, su
inJisc resion, y se dejó este pensamiento para mas
adelante. Como ninguna precaucion estaba de mas,
el fundador del Iluminismo y sus compañeros adoptaron
nombres supuestosj Weishaupt se llamó Espártaco,
el baron rle Kigge Filon, Zwach Caton
el marques de Constansa Diomédes: el ilustre Nicholai
Lur.irr,""n. Todo el que hacia caso del vano
estrépito de la fama, todo el que no tenia el fanatismo
de Bruto ó la audacia de Gatilina. era declarado
incapaz de llenar las principales fuuciones
de la órden. El encargode reclutar discípulos conspiradores
se fió á los hermanos insinuantes, que se
escojian de entre los mas hábiles, y cuyas instrucciones
les recomendaban observar la mayor gravedad en
su trato y costumbres, para labrarse ascendiente; no
dirijirse á hombres de una reputacion com prometida
ó de una conducta sospechosa; dedicarse particularmente
á ganar los funcionarios públicos, la
servidumbre de los príncipes, los libreros, los administradores
de correos, y los maestros de escuelaWeishaupt
queria tambíen que se estudiase el modo
de atraer las personas de una esterioridad agradable.
" Esas," decía, "cuidando de formarlas,
son mas propias para las negociaciones. No son
de aquellos á quienes puede darse la mision de
sublevar el pueblo. Pero es preciso escojer nuestra
jente. Los ojos •••• reparad en los ojos; no desprecieis
en vuestras observaciones ni latitud, ni el
modo de andar, ni la \·oz."
Solo despues de haber sido observado escrupulosamente
era cuando un novicio pasaba a minerval;
y entónces era colocado bajo la inspeccion de un
iluminado di?-ijente, verdadero institutor, que sin
esplicarse acerca de las ttmdencias de la asociacion,
ni sobre su objeto definitivo, se ocupaha en ir
despojando al adepto de toda preocupacioD; poco a
poco le indicaba lo que habia de leer; se le interpretaba
con una reserva circunspecta; finjia coincidir
en las opiniones ajenas, cuando era demasiado
temprano para impugnarlas a las claras; y no omitia
medio alguno de proporcionar las transiciones. Si
los informes del iluminado dú·iJente eran favorables
al adepto, el minerval ascend-ia algrado de iluminado
'menor. Entónces, y no ántes, Jlegaba a saber que
"el fin de la 6rden era hacer oel jénero humano,
sin distincion de pueblos, rangos ni profesiones,
una familia virtuosa y feliz." Con todo, aun no
era llamado a conocer sino a su institutor, a algunos
iluminados del mismo grado y a los minervales.
Pero no se ami tia representarle los hombres de los
grados superiores como espintus eminentes; se le
ponderaba su ciencia, su posicion, su crédito, sus
riquezas; se tocaban en su corazon las teclas de
ambician y del orgullo, y por este medio se le insraba
el deseo de hacerse confidente de la virtud ó
cómplice del jénio.
Llegado el momento de pasar al grado de iluminado
mayo-r, se le introducia al fondo de un salon
oscuro, decorado segun las prescripciones del rito
masónico, y lleno de emblemas á propósito para
conmover su corazon. Allí, despues de un juramento
terrible, debía depositar la historia oculta de
su vida. Abriase luego un libro intitulado Código
escud1·iñad07·, cuyo contenido se comparaba con la
confesion jeneral del adepto, para probarle que
nada suyo era ignorado de sus hermanos. Las
culpas mas secretas, sus hábitos favoritos, sus
preocupaciones, sus negocios de familia, sus odios,
sus amistades, sus amores, lo que los hermanos insinuantes
habian sorprendido a su confianza, lo que en
los grados de minerval y de iluminado menor habia
dejado penetrar en las angustias, 6las íntimas revoluciC'ne
de su alma, todo se encontraba en el Código
escud'riñador. Y esto cuando se habia invocado su
propio testimonio para poner a prueba su sinceridad,
su abnegacion, su fé. El deber de il-uminado mayor
consistía en trabajar sin intermision, sin descanso,
en el desarrollo del poder comun, procurando á Jos
miemhros de la secta de¡;.ignados por el superior los
empleos de que podia disponer ó que dependian de
su crédito.
Por aquí se vé cuán hábilmente estaba urdida
la trama. ¿ Y para qué fines? El iniciado no lo
descubría hasta que llegaba al grado de sacerdote
ó epopta. En el dia señalado, á la hora prefijada,
se iba a casa del prosélito, se le vendaban los ojos,
y se le f'onducia por carnin-os estraviados al vestibulo
del temlJlo de Jos misterios. Allí permanecia
algun tiempo entregado al tumulto del pensamiento
y la inquieta espectativa de lo que le aguardaba.
Le quitaban la venda; sentía una espada en la mano;
una voz le gritaba: "Entra, desventurado; pero
cuidado que no dejes abierta la puerta a tu espalda;"
y se encontraba en medio de un vasto salan inundado
de luz. Delante de un trono colocado bajo un dosel
magnífico, se presentaba una mesa cargada de joyas
y monedas de oro, y en la cual brillaban un cetro,
3
una corona, una espada. A los pies de la mesa, sobre
un cojin de escarlata, habia vestiduras sacerdotales
y una túnica blanca. "lVlil'a," decia entónces el
jefe de los sacerdotes: "Si esa corona, e e cetro,
esas insignias de la degradacion y la imbecilidad
humana, tientan tu ol'gullo;si está en ellas tu coraZOl1;
si quieres ayudar a los reyes a oprimir á los hombres,
podemos ponf'rte tan cerca del trono como quieras;
pero nuestro santuario te será cenado, y te abandonaremos
a las consecuencias de tu insensatez.
¿ Quieres, al contrario, consagrarte á la libertad y
felicidad del jénero humano? Bien venido ·seas.
Hé ahí los atributos de la majestad rejia; hé aquí
los de la virtud; escoje.
Ri el candidato rechazaba joyas, monedas, cetro y
corona, era admitido á conOCf'r los secretos y doctrinas
de la secta. En un discurso vehemente y
patético, que hubiera parecido escaparse de los
labios del mismo Juan Jacobo en un transporte de
indignacion, pondeuba el presidente lo 'que habia
dt>bido el mundo al primero que plantando la primera
estaca, y abriendo la primf'ra zanja, osó decir:
esto es mio, y halló hombres bastante sencillos para
creerselo. Mostraba las usurpaciones de la fuerza
trasformadas sucesivamente en derechos; la tiranía
establecida desde lmogo por la violencia, y perpetuada
des pues por la astucia; el mútuo esterminio
de los pueblos honrado con ·el título de valor patriótico;
la rapiña en grande llamada conquista; la
tierra hecha infierno de los hombres; los vínculos de
la naturalf'za destrozarlos. Y no habia que contentarse
con una revolucion que echase abajo los tronos . ...
U n poder nuevo y ominoso principiaba á desarrollarse:
"Al que quiera avasallar las naciones le
bastará criar necesidades que él solo tenga los medios
de satisfacer: erijir en cuerpo jerárquico el
, Estado llano, y habreis quiza dado el ser al despotismo
mas terrible de todos. Porque aquel es el
amo que puede suscitar ó proveer, contentar ó sufocal'
necesidades. ¿ \T quién mejor que una oligarquía
de mercaderes?"
A:sí el iluminismo era el precursor de Anacarsis
Clootz y de Babeuf.
Libertad por la caida de las distinciones injl1stas
que alimentan los odios; que hacen nacer la insolencia
por una parte, la bajeza por otra; igualdad,
por la union de los corazones y el amor fraternal;
era todo lo que el sacerdote iluminado debia predicar
á los hombres, y el triunfo inmenso y peligroso á
que la secta se habia dado la mision de aspirar.
Luego q \.le callaba. el orador, se descorria un
velo, y aparecía un altar con la imájen del Crucificado.
El iniciado se arrodillaba y oraba: le cortaban
unos pocos cabellos en la coronilla; le vestian
ornamentos sacerdotales; y le presentaban un gorro,
d;ciendo: ' ~ Ponte ese gorro: vale mas que la corona
de los reyes."
Conducida por conspiradores apasionados y meditativos,
crecia rápidamente la secta. Las imajinaciones
inquietas, las almas sedientas se dejaban
ganar por la estrañeza del cerNnonial y por el
prestijio del misterio. Lo profundo de los designios
era un atractivo para las intelijencias graves y cultivadas,
pero audaces, y atrajo muchos hombres
eminentes. Entónces fué cuando se estableció
aquella administracion, invisible en todas partes y
presente, de que hablan tanto los escritos contemporáneos.
Delatores inaccesibles hicieron circular
de un paraje á otro, como por un alambre eléctrico,
Jos secretos que se sorprendian á las cortes, á los
colejios, á las cancillerías, á los tribunales, á los
consistorios. Se vieron en las ciudades ciertos
viajeros desconocidos, cuya presencia, objeto y
fortuna, eran otros tantos problemas. Y de este
numero fué Cagliostro, mezcla de instruccion y de
ignorancia: jeneroso, mezcla incomprensible de dignidad
y de astucia, dotado de una elocuencia capciosa,
aUl!que bárbal'a; capaz de entusiasmo; un
medio entre el misionero y t>l aventurero.
Cagliostro, viajero infatigable, habia mudado de
nombre en los varios paises; aquí Acharat, allá
Pellegrini, acullá el conde de Fénix: en todas partes
habia dejado su huella. Dos horas le b(l~taron
para cautivar personajes considerables por la posicion
social Ó la ciencia; el conde Medem, el conde
Owen, el mayor Vonkorf. Una mujer, que se babia
nutrido con la lectura de La vater, y rofesaba un
culto exaltado á J. C, madama de Recke, se dejó embria¡?;
ar Un instante' por las lecciones de Caglio tro.
Afiliado á la secta de los alquimistas, médico e la
escuela de lo~ rosacruces )' de Paracelso igual á
Lavater en la cipncia de la fisonomía, émulo secreto
de aquel famoso astrólogo Seni, que habia dom!nado
al ilustre Walenstein y se jactaba de leer en el
libro centelleante de las estrellas, Cagliostro ejerció,
durante su morada en Mitan; un paJel' verdaderamente
estraordinario: de toclas partes corrian las
jentes en tropel ácia este sacerdote del misterio.
HaIlábase en Francfort-sur-le-Main, cuando los
diputados del Iluminismo se encontraron con él y
resolvieron conquistarle.
Weishanpt habia profesado siempre un profundo
desprecio á la alquimia, y á las fraudulenta~ . alucinaciones
de algunos rosacruces; pero el vIeJO y la
insensatez de estas tramas clandestinas es impeler
al uso de toda clase de instrumentos. Cagliostro
estaba do·tado de poderosos medios de seduccion:
se decidió emplearle.
Su iniciacion se celebr ó á poca distancia de
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Francfort, en un subterráneo, con las solemnidades
que él mismo ha descrito. Se abrió una caja de
hierro, nena de papeles. Los introductores sacaron
un libro manuscrito en cuya primera pájina se leía:
Nos, g randes 'maestres de los templarios. Seguia una
fórmula de juramento, trazada con sangre y abajo
doce firmas. El libro, escrito en franeés, rezaba
que el ilumi nismo era una conspiracion urdida
contra los trunos; y que despues de derribada la
monarquía francesa, iba á atacarse á Roma. Cagliostro
oyó Ue; la boca de los iniciadores, que la sociedad
secreta de que ya era miembro, tenia hondas
raices; que poseía una gran cantidad de dinero en
los bancos de Amsterdam, Rotterdam, Lóndres,
Jé nova Venecia; y que este <;linero provenia del
tributo anual de los afiliados. El recibió una gruesa
suma, destinada á los gastos de propaganda, recibió
las instrucciones de la secta, y se encaminó á
Strasburgo.
Allí vivió, haciendo obras buenas, dando mucho,
no aceptando nada de nadie, asombrando con inesperaoas
curaciones, ofreciendo consejos á los ricos,
socorros y consejos á los pobres, alivi~ndo la miseria
con delicaoeza, respetado de las autorioades
públicas, amado de los illdijentes, adorado por el
pueblo.
Esto es lo que se sabia de Gagliostro, cuando
despues de una primera y corta aparicion en 1781,
vino á fijarse en Paris. La nobleza de sus modales,
el poderoso asce.ndiente que ejercía al rededor de
sí, su elocuencia apocalíptica, la hermosura de
Lorenza Feliciani, su mujer, el brillo misterioso de
su vida, y hasta Jo enigmático de su opulencia y 10
sospechoso de SU!'i vil:tudes, todo le aprovechaba: la
jente se agolpaba á verle.
La casa que ocupó, situada en la calle de SaintClaude,
y en que despues. se alojó Barras, era de
os mas elegantes del barno. En la sala decorada
con lujo oriental y bañada de una suave ~n edia luz
cuando no brillab~ con el esplendor de cien antor~
chas, las preocupaciones del filósofo y del conspirador
traslucian al lado de los proyectos del
taumaturgo: veíase el busto de Hipócrates, y se leía
en letras de oro este pasaje de la oracion universal
de Pope: "Pau re del Universo, tú á quien
adoran los pueblos bajo los grandes nombres de
J ehová, Júpiter y Señor, Suprema y primera causa,
que ocultas á mis ojos tu adorable esencia, y no me
dejas conocer sino tu bondad y mi ignorancia! Con'
c~dedme que en medio de mi ceguedau, di stinga el
bien y el mal, y deje á la libertad humana sus
derechos, sin contravenir á tus santos decretos.
Enséñame á temer mas que el infierno lo que mi
conciencia me prohibe, y á preferir al d elo mismo
lo que ella me ordena. "
En e.fecto, la s~~.ta re presentada por Cagliostro
no tema mas rehJwn que el deismo, y lo mismo
pue.de d:cirse de todas l~s sectas místicas y revolu.
cIOnar~as que brotaron a. fines del siglo XVIII.. ..
SI Caghostro por una parte servia á la causa fundando
en Paris, como ántes lo habia hecho en Mitan,
San-~etersburgo y Varsovia, lójias ejipcias, en que
~e ~lll~ban y sacudian sordamente las antiguas
mst.ltucIOnes, por otra es cierto que traspasó el
límIte entre la conspiracion y la impostura. Celebraba
.en .su casa ~samb~ea~ sombrías en que bajo
los artIficIOS del mgromantIco desaparecia la dignidad
del propagandista. Para velar la fuente de
las riquezas que debia a la munificencia de los
esparcido~ miembros de la secta, finjia encerrarse
por d?s dlas al fi? de ca?a mes, y hacia crf'f'r que
al salIr de su retIro enViaba a los que trabajaban en
metales preciosos barras de oro que ensayadas
eran casi siempre de mejor leí que la de los luises.
¿Qué mas? Daba al precio de no sé qué cuarentenas
supersticiosas la rejeneracion física y moral del
hombre; divulgaba predicciones; supuso estar en
c~m~nicacion con siete á!ljeles, que segun su rito
e]lpcJO, gobernaban los SIete planetas, y atr ibuyó
la facultad de evocar los difuntos á ciertas doncell as
que llamaba palomas ó pu,pilas; las cu ales colocadas
en blancos tabernáculos, y rodeadas' de un
aparato supersticioso, se hacian cómplices de sus
sortilejios. ¡Medios viles que comprometian el
objeto á que profesaba aspi rar ! j Verdadero crÍmen
contra una cau ~a que. proc,lamaba santa, y que si
Jo era, no debla a:;oclarse a tan vergonzosos embustes!
Por lo demas, y esto vale la pena de notarse en la
historia de las aventuras del espíritu humano levantose
al rededor de Cagliostro un ruido que 'parecia
gloria •. Corrian á él, juntos co~ hombres de pueblo
y s.Imples obreros, los prínCIpes, los prelados,
los sabIOS, los nobles de toga y los nobles de es_O
pada. Podia contar en el número de sus partidarios
personajes de la jerarquía mas alta, como el Duque
de Luxemburgo, y hombres de un mérito reconocido,
como el naturalista Ramoud. Sus discípulos no
le llamaban . sino padre adorodo, maestro augusto,
y le obedecIan con la mas fervorosa acti vidad y
celo. Se ]levaba su retrato en medallones, en avanieos;
y se veía en los palacios su busto tallado
en mármol ó fundido en bronce, con la inscripcion,
el Divino Cagliostro. Detengámonos. Este
nombre usurpado, por Jo é Bálsamo, hijo de un
mercader de Palermo, se encontró mas tarde entre
el de un cardenal y el de una reina de F ran cia.
EL NACIO.NAL.
I acarreando mas cascajo, para que la capa de este
materi~l tenga diez pulgadas de espesor; y darle
al paVlmento una forma convf'ja.
fiLIOllS
DEL DOCTOR BRANDRETH.
S E acaba de recibir un nuevo surtido en la única
ajencia que hai en esta capital, esquina de San
Juan de Dios y la calle del comercio.-J. A. Bennet
UNA ca a alta con una tienda accesoria
en la La calle del comercio. La persona
que quiera comprarla pued,e ocurrir á
esta imprenta y se le dara razon del
dueño. Se deja á reconocer una parte.
IlrORT1NTE. I
JOAQUIN CALVO bachiller en ciencias de la
fac ultad de estas en Paris, y doctor en medicina de
esta facu1t~ d central de Bogotá, y de medicina y
cirujia de la de 3stas ciencias de Paris, permanecerá
poco tiempo en esta ciudao y durante su permanencia
en ella, prestará sus servicios al público y
a la humanidad recetando á los que quieran c~nsultarlo,
á los precios siguientes:
De las doce del dia a las tres de la tarde, en su
casa, que es fn:~nte á la Rectoral del Colejio de
Santo T omas.
Á las personas de regular fortuna á seis reales
por, cad a receta.
A las de ménos fort11l1a á tres reales.
Á los pobres de solemnidad, gratis, hasta donde
alcance el tiempo fijado.
Á Ion que en lugar de una receta quieran que les
dé un método curativo le pagarán el duplo.
Las visitas á. que como médico sea llamado dentro
de la ciudad, siendo de dia, le pagarán las de
regular fortuna, á diez reales, las de menor, á cinco
reales, y de las seis á las doce de la noche el duplo,
y de esta hora á las cinco de la mañana el cuadrupIo.
Cuando los enfermos necesiten operaciones quirúrjicas,
arreglará los precios segun las circunstancias
de los pacientes y el tiempo que gaste en
efectuarlas. .
SE venden por dinero ó se cambian por mercancías
dos quintales á un precio mui barato. A la persona
que quiera negociarlas en esta imprenta le darán
razon del dueño.
UN BUEN NEGOCIO.·
SE vende un Daguerreotipo francés de Richebourg,
con todos sus ingredientes y seis docenas de planchas,
y se enseña su manejo por solo SETENTA y
CINCO PESOS.
E n la tienda d~l Sr. P atricio P ardo se dará
ra zono
CAL DE VENT.
LA persona que quiera comprar hasta dos rni~
cargas dobles de cal, con el peso de diez arrobas
cada una, á peso cada carga, y por menor á medio
real el palito; puede oc urrir á la casa de Jaci nto
F lores que vive en el barrio de Santa Bárbara quien
es el dueño.
La Gobernacion de la P rovincia suplica á los
Señores Editores del Nacional se sirvan insertar
en su apreciab le periódico las adjuntas invitaciones
que interesan al público.
Habiéndose deteriorado notablemente la calzada
oe Fontibon en el camino nacional del occidente,
hai necesidad de refaccionarla; y en consecuencia
se invita á hacer propuestas para ejecutar por contrata
esta obra. La refaccion consistirá en rehac er
el sardinel en todos los puntos en que ha sido
deteriorado: macadamizar el espacio comprendido
entre los oos sardineles, reduciendo para ello :i
cascajo la piedra