Por:
Luisa Futoransky
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Fecha:
2006
Como en los recientes descubrimientos astrónomicos de las "enanas marrones", esas estrellas opacas que constituirían gran parte del universo, Prender de gajo -en el lenguaje más corriente en España "prender de esqueje"-, es un poemario fundado en el desarraigo; es decir, en la fuerza poderosa de la lengua ausente, la que perturba la adquisión de lo más difícil para un expatriado: la residencia interna. La diáspora, los éxodos producen cataclismos, heridas que nunca cierran, de ahí que lo más enfermo y frágil en un emigrado sean las raíces. Después del diluvio, el exilio, a partir de Babel, es una plaga, un castigo, como la traducción. Los verdaderos viajeros son aquellos que viajan por viajar, dicen algunos, no por huir, pero el que esté exento de huidas que arroe la primera ancla.