Saltar navegación e ir al contenido principal
Biblioteca digital de Bogotá
Logo BibloRed
Saltar el buscador

Esta ingresando al contenido principal

Colección institucional

Biblioteca Familiar Colombiana

  • Encuentra en esta colección
    • 19 Libros
  • Creada el:
    • 15 de Julio de 2019
Logo Biblioteca Virtual Banco de la República
Creador Biblioteca Virtual Banco de la República
Imagen de apoyo de  María

María

Por: Jorge Isaacs | Fecha: 01/01/1996

"María" (1867), novela del escritor colombiano Jorge Isaacs, es celebrada por escritores de registros tan dispares como Rubén Darío, Unamuno y Borges. La casi unánime consideración que la crítica ha tenido con esta novela es tan desconcertante como la paulatina acogida del público. Ciertamente, la novela de Jorge Isaacs fue bien recibida a la hora de su publicación —1867—, aunque tuvieron que transcurrir varios años antes de que se realizaran nuevas ediciones. Sin embargo, en el interin la novela se había publicado por entregas en Buenos Aires, México y Chile y pronto cundió el entusiasmo al punto de que al finalizar el siglo superaba las cincuenta ediciones. María fue publicada en mayo de 1867 por la imprenta de José Benito Gaitán, en una edición de 800 ejemplares que se vendieron al precio de $ 1.60. El texto de esta primera edición fue revisado por Ricardo Carrasquilla, y el de la segunda (1869), por Miguel Antonio Caro. El éxito de la novela fue inmediato, no sólo en Colombia sino en toda la América Hispana. Jorge Isaacs se convirtió, según relatan sus contemporáneos, en uno de los hombres más admirados y solicitados de la capital y del país". Tomado de "Biografía de Jorge Isaacs" por María Teresa Cristina. En 1967 —año del centenario de su publicación— María contaba con ciento cincuenta ediciones, traducciones a múltiples lenguas, adaptaciones cinematográficas diversas y era ya, sin duda alguna, la novela más leída de Latinoamérica. Y, curiosamente, ese mismo año se publicaba otra novela colombiana que tomaba el relevo en la nada frecuente alianza de crítica y público: Cien Años de Soledad. Cien años de Isaacs a García Márquez, cifra exacta con la que se constata un precedente singular: el del lector que súbitamente se multiplica al extremo de que, salvo el Quijote, ninguna otra experiencia narrativa de nuestra lengua ha contado con tan fervorosa recepción popular. En abril de 1996 se publicaron los tres primeros volúmenes de la Biblioteca Familiar Colombiana: "María" de Jorge Isaacs, con prólogo de R.H. Moreno Durán, "De sobremesa" de José Asunción Silva y "Colombia", texto de Kathleen Romol. Con la publicación de estos libros estaba presente la idea de incentivar la lectura en todo el territorio del país, reconocer la importancia del trabajo intelectual colombiano y brindar instrumentos de análisis y transformación para una realidad compleja como la nuestra.
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

María

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  De sobremesa

De sobremesa

Por: José Asunción Silva | Fecha: 01/01/1996

Texto completo de la novela de José Asunción Silva que apareció póstumamente en 1925. Prólogo de Rafael Gutiérrez Girardot. Recogida por la pantalla de gasa y encajes, la claridad tibia de la lámpara caía en círculo sobre el terciopelo carmesí de la carpeta, y al iluminar de lleno tres tazas de China, doradas en el fondo por un resto de café espeso, y un frasco de cristal tallado, lleno de licor transparente entre el cual brillaban partículas de oro, dejaba ahogado en una penumbra de sombría púrpura, producida por el tono de la alfombra, los tapices y las colgaduras, el resto de la estancia silenciosa.
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

De sobremesa

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  América nació entre libros - Tomo II

América nació entre libros - Tomo II

Por: Germán Arciniegas | Fecha: 01/01/1996

No es fácil clasificar a Germán Arciniegas dentro de esa corriente americanista en la que se inscriben muchos de los ensayistas contemporáneos: ¿Historiador? ¿Periodista? ¿Poeta? Dónde colocarlo después de leer América mágica, La biografía del Caribe, o El estudiante de la mesa redonda, sus libros más conocidos. Algunos de sus críticos han sido implacables al señalar en su obra datos históricos inexactos y de segunda mano, otros celebran su estilo personal, su elegancia y capacidad de persuasión. Algunos menos tolerantes reprueban sus "excursiones al campo de la fantasía" su "escepticismo" o su "veneno". Lo cierto es que Arciniegas es molesto para eruditos, investigadores e historiadores que lo consideran un periodista ágil, sin tener en cuenta su activo papel de intelectual, su militancia en defensa de los valores democráticos, de la diferencia. Arciniegas ha sido coherente en su ser y su decir desde los años veinte cuando lideró el movimiento estudiantil en su país hasta hace unos años cuando cuestionó el protagonismo del Descubrimiento y la Colonia en las celebraciones del V Centenario, al ser excluido de la presidencia de dicha comisión en Colombia. Al preguntarnos sobre las fuentes ideológicas de este ensayista, debemos pensar en primer lugar en la incidencia de la revolución mexicana en Hispanoamérica. Intelectuales como José Vasconcelos, ministro de Educación de la revolución en los años veinte, alcanzaron una notoria influencia entre los jóvenes intelectuales hispanoamericanos de aquellos años. El colombiano Germán Arciniegas (Bogotá, 1900) era entonces un apasionado estudiante que defendía con ardor las ideas liberales, que se manifestaba en contra del imperialismo norteamericano y que compartía el ideal bolivariano de la unidad americana.
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

América nació entre libros - Tomo II

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  La autobiografía en la literatura colombiana

La autobiografía en la literatura colombiana

Por: Colombia. Presidencia de la República | Fecha: 01/01/1996

Entre los años de 1972 y 1975 publicamos en las Noticias Culturales del Instituto Caro y Cuervo un considerable número de autobiografías de autores colombianos, con el ánimo de rescatar del olvido o dar a conocer, de manera total o fragmentaria, el texto de esas vivencias que entrañan una forma de expresión particular, como que el aspecto fundamental de la autobiografía no es otro, no puede ser otro, que el de la exteriorización de una determinada persona escrita por ella misma. O como alguien la define, es "la relación escrita de su propia vida y en lo que ésta tiene de más personal". Por consiguiente, nada nuevo agregamos al decir que la concepción de este género, no obstante las diversas formas o modalidades, es eminentemente personal. Implícita o explícitamente —se ha escrito con acierto— toda autobiografía entraña un testimonio. Un testimonio que, a la postre, vierte los secretos más íntimos o las vivencias más recónditas de quien nos hace partícipes de su propia vida. Aunque la palabra "autobiografía" es relativamente nueva —como manifestación literaria data de fines del siglo XVIII—, sin embargo, como expresión de la propia vida, en cuanto ella tiene de individual, la encontramos en la más remota antigüedad: los Comentarios de Julio César, aunque escritos en tercera persona; las Confesiones de San Agustín que "son una verdadera autobiografía, aun cuando preceden catorce siglos a la invención de esta palabra"; y más cercanas a nuestro tiempo, las Confesiones de Juan Jacobo Rousseau, quien desde sus líneas iniciales se hace eco de su integridad personal: "Yo quiero mostrar a mis semejantes un hombre en toda la verdad de su naturaleza, y ese hombre soy yo". Y de esta misma época, ¿por qué no desentrañar este género de la obra extraordinaria de Torres Villarroel? Se ha considerado que casi toda su producción es autobiográfica, especialmente la que lleva por título: Vida, ascendencia, nacimiento, crianza, y aventuras del doctor Diego de Torres Villarroel, catedrático de prima de matemáticas en la Universidad de Salamanca, escrita por él mismo. Madrid, 1743. La vida de este hombre realmente singular —poeta, médico, matemático, torero, astrónomo, augur, clérigo, soldado, catedrático, vendedor ambulante, teólogo y periodista— constituye el reflejo exacto de su propio carácter; de su peculiar manera de ser y de actuar.
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

La autobiografía en la literatura colombiana

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  Colombia hoy

Colombia hoy

Por: Colombia. Presidencia de la República | Fecha: 01/01/1996

Trece años han pasado desde la primera edición de este libro. Esta nueva edición permite llenar en alguna medida el vacío que ha ido produciendo en su texto el simple paso del tiempo. Un libro que se llama Colombia Hoy y que no tiene ninguna referencia a más de dos lustros de transcurrir histórico del país tiene algo de engañoso. La nueva edición incluye un nuevo capítulo sobre la evolución económica durante los últimos años, un análisis del cambio social y un estudio muy detallado sobre el sistema político. Además, el capítulo sobre literatura ha sido modificado por completo, para ofrecer un panorama más orientador de ella. Por otra parte, el texto original no daba ningún lugar al arte, el teatro y el cine: el libro que sale ahora incluye textos especiales sobre cada una de estas actividades. Por otro lado, vale la pena discutir brevemente el sentido general de la evolución reciente de Colombia. Como lo señalaba Mario Arrubla en su introducción de 1978, los autores que colaboraron con el libro ofrecían un análisis de la sociedad que se distinguía sobre todo por hacer de la historia el instrumento central en su esfuerzo por comprender al país. Este esfuerzo podía sin duda inscribirse dentro del surgimiento de una intelectualidad crítica, vinculada al medio universitario, capaz de resistir en forma más firme las tentaciones de convertir su escritura en simple juego apologético o en la señal de superioridad social a la que alude el mismo Arrubla. Las tres últimas décadas han visto la constitución de una ciencia social con clara perspectiva histórica, que ha superado como referente en el debate sobre el país a la vieja historiografía o al discurso eminentemente político. La universidad produce hoy, como una máquina implacable, estudios sociológicos, históricos, económicos, acerca de nuestros grandes males, y hasta una nueva disciplina, la "violentología", sirve de testimonio adicional de cómo el mundo universitario se apoderó del análisis social y político.
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Colombia hoy

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  Historia de Colombia: el establecimiento de la dominación española

Historia de Colombia: el establecimiento de la dominación española

Por: Jorge Orlando Melo | Fecha: 01/01/1996

« Historia de Colombia. El Establecimiento de la Dominación Española» apareció en 1977 y fue enormemente popular entre historiadores y antropólogos. Pero cualquier lector que se deje llevar por el título quizás no encuentre lo que espera. No se trata, como el título podría insinuar, de un recuento más de las gestas de los conquistadores, ni de un sumario de las estrategias de la élite ibérica para afianzar su poder en el territorio que hoy llamamos Colombia. Es todo esto, sin duda, pero mucho más también. Se trata de una visión fresca, especialmente dirigida a estudiantes, del encuentro entre los conquistadores españoles y la población indígena, así como de las condiciones previas, a lado y lado del Atlántico, de tal encuentro. Toma como punto de partida lo español y lo prehispánico, haciendo un recuento -y una interpretación- del contexto tanto indígena como europeo que da inicio a la formación de nuestra nación. No se trata, por lo tanto, de una visión indigenista del proceso. pero tampoco de una visión españolizante. Es, en síntesis, una visión integral del proceso histórico que, desde la ocupación indígena hasta la consolidación de la dominación española, constituye un continuo si no étnico, por lo menos histórico. El trabajo de melo constituye, por la razón anotada anteriormente, un puente entre los historiadores y los antropólogos. los primeros, tan frecuentemente empeñados en el estudio de los procesos posteriores a la invasión española. Los segundos, usualmente empeñados en el estudio de los indígenas del pasado o del presente o, en fin, de todo lo visto como minoritario o marginal. Ambos, por lo tanto, incapaces de ofrecer una visión integral de lo que es verdaderamente la historia de este país, es decir un proceso un el cual ambos elementos cobran su importancia en conjunto, en relación el uno con el otro, integrados en una aproximación que ya no es ni exclusivamente indígena ni europea. En este sentido la obra de melo constituye un valioso aporte a la historiografía del país. Y en este sentido, es consecuencia de un movimiento que si bien resulta característico de una nueva generación de historiadores que en la década de los setenta empezó a romper el molde de historias blanca o indígena, no produjo un trabajo de síntesis. Colmenares, desde el lado de la historia, había incursionado en el estudio de las sociedades indígenas; Friede desde el de la antropología había también investigado en campos que abarcaban desde las sociedades indígenas hasta la colonización alemana de la sierra nevada de santa marta y el período de la independencia. Pero estas «historias» no se articulaban de una forma que aspirara a la reconstrucción de una historia verdaderamente nacional, excepto en algunos pocos casos, como por ejemplo la obra de Friede «los chibchas bajo la dominación española» publicada en 1974.
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Historia de Colombia: el establecimiento de la dominación española

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  Antología de la poesía colombiana - Tomo II

Antología de la poesía colombiana - Tomo II

Por: Rogelio Echavarría | Fecha: 01/01/1996

Este segundo volumen de la Antología de la Poesía Colombiana que incluye la Presidencia de la República en su Biblioteca Familiar es la amplia y abierta exposición de una obra —la mayor parte "en marcha"— que ofrece indicios de las tendencias de nuestro siglo. Es demasiado escasa la muestra de cadaautor para que se pueda sacar alguna conclusión en particular, pero la suma de todos los poemas resalta la sensibilidad, la calidad, laevolución y la variedad de nuestra lírica.
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Antología de la poesía colombiana - Tomo II

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  Cuentos

Cuentos

Por: Tomás Carrasquilla | Fecha: 01/01/1996

Tomás Carrasquilla Naranjo nació en un pequeño pueblo minero de Antioquia, Santo Domingo, el 17 de enero de 1858, época de intensas agitaciones políticas en Colombia, al borde de una nueva guerra federalista, y el año en que se publicó esa pequeña obra maestra del costumbrismo, Manuela, de Eugenio Díaz. Carrasquilla era hijo de un ingeniero, habitualmente ausente del hogar por razones de trabajo, y de una devota ama de casa que al parecer impulsó en su hijo el gusto por la lectura. Poco se sabe de los primeros años de Carrasquilla. El norteamericano Kurt Levy, su más completo estudioso y biógrafo, supone que Carrasquilla fue un "diablo" y un niño buscaproblemas: metiche, altanero, sabelotodo. Pero sus hermanos, tías y abuelos lo adoraban por su carácter risueño, imaginativo y sus aires intelectuales. Su familia no era adinerada, pero tampoco sufría penurias. Poseía pequeñas propiedades y estaba vinculada al próspero, aunque riesgoso, negocio de extracción de oro. Hay que situarse en aquellos lejanos años de la sexta década del siglo XIX para comprender un poco mejor el contexto en que vivió el futuro escritor. Antioquia era uno de los más conflictivos estados federales, habitualmente enfrentada al centralista estado de Cundinamarca o al hostigante Cauca dirigido por Tomás Cipriano Mosquera. La ventaja de Antioquia consistía en su creciente poderío económico y su vigoroso proceso de modernización agrícola e industrial vivido durante el período federal (1856-1885). Tenía la tasa de natalidad más alta -las mujeres habitualmente parían entre cuatro y doce hijos-, pero también el analfabetismo más bajo, pues en esta época se fundaron muchos colegios católicos y laicos, normales y la Universidad de Antioquia. Los antioqueños representan, sin duda alguna, como región y tipología humana en Colombia un caso especial, extraordinario. Entre la tradición y la modernidad, el amor al terruño y el ánimo de colonización, el respeto a los más ancestrales ritos católicos y la tendencia a la anarquía, el culto feroz al dinero y el derroche desbordado, los "paisas" -como habitualmente llamamos a los antioqueños- forjaron una cultura dominante durante el siglo XIX que finalmente sería desplazada en 1886 por los centralistas Núñez y Caro, quienes prefirieron volver capital del país a la atrasada y fea Bogotá, antes que a la pujante Medellín.
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Cuentos

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  Antología de la poesía colombiana - Tomo I

Antología de la poesía colombiana - Tomo I

Por: Fernando Charry Lara | Fecha: 01/01/1996

El presente volumen avanza desde los orígenes de la poesía colombiana, en el siglo XVI, seleccionándola hasta algunos poemas de la generación centenarista, en la segunda década del siglo XX. Un segundo tomo, preparado por otro antologista, irá de la obra de Los nuevos a la creación de nuestros jóvenes poetas en los años que corren. Debemos aclarar que, en unos pocos casos, no es en rigor exacta la ubicación dentro del romanticismo de algunos poetas aquí seleccionados: aparecen en la segunda sección de este tomo atendiendo más, si se quiere, al simple orden cronológico.
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

Antología de la poesía colombiana - Tomo I

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  La mansión de Araucaíma y otros relatos

La mansión de Araucaíma y otros relatos

Por: Alvaro Mutis | Fecha: 01/01/1996

Por supuesto que le iba bien, si era una versión culta y magnificada de ella, y conocido en medio planeta, no tanto por su poesía como por ser el hombre más simpático del mundo. Por dondequiera que pasaba iba dejando el rastro inolvidable de sus exageraciones frenéticas, de sus comilonas suicidas, de sus exabruptos geniales. Sólo quienes lo conocemos y lo queremos más sabemos que no son más que aspavientos para asustar a sus fantasmas. Nadie puede imaginarse cuál es el altísimo precio que paga Álvaro Mutis por la desgracia de ser tan simpático. Lo he visto tendido en un sofá, en la penumbra de su estudio, con un guayabo de conciencia que no le envidiaría ninguno de sus felices auditores de la noche anterior. Por fortuna, esa soledad incurable es la otra madre a la que debe su inmensa sabiduría, su descomunal capacidad de lectura, su curiosidad infinita, y la hermosura quimérica y la desolación interminable de su poesía. Lo he visto escondido del mundo en las sinfonías paquidérmicas de Bruckner como si fueran divertimentos de Scarlatti. Lo he visto en un rincón apartado de un jardín de Cuernavaca, durante unas largas vacaciones, fugitivo de la realidad por el bosque encantado de las obras completas de Balzac. Cada cierto tiempo, como quien va a ver una película de vaqueros, relee de una tirada "En busca del tiempo perdido". Pues una buena condición para que lea un libro es que no tenga menos de 1.200 páginas. En la cárcel de México, adonde estuvo por un delito del que disfrutamos muchos escritores y artistas, y que sólo él pagó, permaneció los 16 meses que él considera los más felices de su vida. Siempre pensé que la lentitud de su creación era causada por sus oficios tiránicos. Pensé además que estaba agravada por el desastre de su caligrafía, que parece hecha con pluma de ganso, y por el ganso mismo, y cuyos trazos de vampiro harían aullar de pavor a los mastines en la niebla de Transilvania. Él me dijo cuando se lo dije, hace muchos años, que tan pronto como se jubilara de sus galeras iba a ponerse al día con sus libros. Que haya sido así, y que haya saltado sin paracaídas de sus aviones eternos a la tierra firme de una gloria abundante y merecida, es uno de los grandes milagros de nuestras letras: ocho libros en seis años. Basta leer una sola página de cualquiera de ellos para entenderlo todo: la obra completa de Álvaro Mutis, su vida misma, son las de un vidente que sabe a ciencia cierta que nunca volveremos a encontrar el paraíso perdido. Es decir: Maqroll no es sólo él, como con tanta facilidad se dice. Maqroll somos todos. Quedémonos con esta azarosa conclusión, quienes hemos venido esta noche a cumplir con Álvaro estos 70 años de todos. Por primera vez sin falsos pudores, sin mentadas de madre por miedo de llorar, y sólo para decirle con todo el corazón, cuánto lo admiramos, carajo, y cuánto lo queremos.
  • Temas:
  • Otros

Compartir este contenido

La mansión de Araucaíma y otros relatos

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido

Para consultar los contenidos añadidos busca la opción Tus colecciones en el menú principal o en Mi perfil.

Mis colecciones

Cargando colecciones