Saltar navegación e ir al contenido principal
Biblioteca digital de Bogotá
Logo BibloRed
Saltar el buscador

Esta ingresando al contenido principal

  • Exclusivo BibloRed
  • Otros

Real Life Adventures: The Sporting Life

CONTENIDO PARA USUARIOS REGISTRADOS

Inicia sesión para disfrutar este recurso. Si aún no estás afiliado a BibloRed, haz clic en el botón.

Acceder
  • Autor
  • Año de publicación 2013
  • Idioma Inglés
  • Publicado por Andrews McMeel,
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
Gary. Wise, "Real Life Adventures: The Sporting Life", -:Andrews McMeel,, 2013. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3967583/), el día 2025-07-27.

Contenidos relacionados

Imagen de apoyo de  ¡Líbranos de todo mal!

¡Líbranos de todo mal!

Por: Fanny Buitrago | Fecha: 20/10/1874

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • • • - -~-___ -C;G,,~ S ~ ? 2~r-s.,--____ - PERIODICO DEDICADO A LA LITERATURA - Serie 1. Bogotá, 20 de Octubre de 1874_ Número 7. ....... A Al\DE . • Señor Editor de "La Tarde." En el número 6 de ese importante peri6dico lite­rario, se ha publicado un articulo firmado pOl' Alde­ba1' an, en que e emite un juicio muy fav0rable sobre la primera entrega del "Anuario de la Academia co­lombiana." La Academia agradece debidam0nte ta­les concepto, y lo estima doblemente porque vinien­do de parte de un escritor tan imparcial como com­petente, no puedcn méno de llOnrarla. La Academia creerá superabundantemente recompensado en­sayo, y ést.e es todo su anhelo, con la aprobacion de las pel' onas ilustradas yamante de las letra, tanto en el inter'iol' como en el exteriol'. E ; de entirse, sinembargo, que Aldebaran se ha­ya anticipado á haccr una ob el'vacion que la Acade­mia recibe y agradece como simple observacioll ami - tosa, pero que pudiel'a envolver un cargo, y, si así fuera, ella e taría en el debe!' de apre urarse á. des­vanecerlo. Se sorprende el escritor de que en e ta primera publicacion no se haya hecho alguna men­cion honorífica de nuestL'O dos malogmdo compañe­ros y amigos D. José ;'lIaría Verg'tra y Vel'gara y Dr. Manuel María Mallarino, los cual por muchos mo­tivos, merecian figurar en las páginas de e tos nnales algo más extensalllente que en una lacónica acta, en que se menciona que fallecieron y que fueron reem­plazados. Para sati faccion de Aldebaraa debemos decirle que no ha olvidado la Academia cumplir este sagrado é imprescindible deber, y que apénas resolvió hacer la publicacion de su "Anuario", su pl'Ímer cuidado fué recomendar á dos de sus miembro-, que escL'ibiesen ese justo recuel'do de su fundador y de su ilu- tre cen soico. En efecto, ellos han cumplido su mision pre­sentando cad:!. cual su trabajo; pero por cil'cun tan­cias que no es del caso mencionar no fué po ible que aparecieran en la pl'imera entrega. Están, inem­bargo, en la imprenta y se espera que verán la luz en la segunda. A prop6sito de esto, agrega Aldebaran la indicacion de que debiera hacerse aquí lo que en la Academia Francesa, en donde el miembro que reemplaza á otro hace su elogio en un:!. corta biografía que e lee el dia de su in talacion, Ag!'aelece igualmente la Academia esta indicacion que revela el interes que por ella se toma; pero es preci o decir que tampoco babia pa a­do inadvertida circullstancia que se tuvo presen­te en su oportunidad. Se ha juzgado, no obstante, que la costumbre de la Academia Espaiíoln. parece más delicada y más conveniente que In. de la Fran­cesa. Es mf\S natural confiar el elogio del finado á un antiguo amigo y compañel'O, que no á un ucesor que quiz;í. poco le conoció 6 no le qui o bien. De este embarazo elel panegirista obligado pudiera. re:;ultar frialdad, ['l.bín, y aun embozado ataque en ('1 elogio mismo. T o queremos suponer que esto pudiera. te­ner lugar el'l nue tra reducida Academia; pero ha­blamo en abstracto, y adem'l.S, andando el tiempo ella pucllCra. venir lÍ S('l' muy numerosa, y quedar su-j eta á condiciones análogas á las de las Ac d . E'II'opea . a emlas En la. E ,Pañola, e~ académico que entra elije el te­ma qu ~ qulCl'C, puclJendo, si le place, explayarse en el elogIO de u antece or, como lo hizo Baralt res­pecto de Donoso Oortez, ó limi tarse ~í un recuerdo de. breve fra .es, pa ando luego á la té~ adoptada ~~Jando el dI. curso necrológico á otro colega. E t~ h. )e.rta d permlI'te al orador dar mayor vuelo á . <, su Ima-glDa? l~m, y uClr con mas de ahogo su elocuencia y erudlClOll ~l ~ tiempo que con ulta la. libertad de l<;ls sentImIento. Como lo nuevos académicos son e!egldo« par~ lIenal' una ~acante en que pueden con­ttllluar, Ó puIeden no con'tllluar e l espil'ltu d e sus an-ecesores, es e ~ro que ellos no son ipso jacto lo lIa-mado, s al ~loglO de aquellos á quienes reemplazan i Q~e habrJ~ dIC~O, por ?jemplo, el padre Lacordair~ soble Volt~\re, SI le hublCse sucedido inmediatamen­te en la lila qua ámbos ocuparon en la Academia :U:rance 11:? Esos dos nombres no tenian de comuo 1110 la rIma. E peraI,no que -la mable é inteligente escritora qu e~e sat.1 fec~ a con esta explicacion, y quo Be calme u !J~o ra IllqUletud pOI' esta falta aparente de la Aca­demIa. J. O. R. Fl1.ndacion de la imprenta en la América. ( CONCLUSION). AU'EN"Os ..6..IF{,:ES. Muchas otras mue tras sumamente curiosas de tal género de poesía, podría ofrece!' á 105 lectores; pero temeroso de hacer demasiado larrrag e tal! apuntaciones, contén tome con presenta~ las si­gnientes de poesía profana, que en verdad no se ha­llaba má adelantada. que la relijiosa; jÚ7.gue e si no por la letl'illa festiva que se encuentra en un número­de El Telégrafo, e cl'Íta por FranciscoAntoDlo Cabe­llo, de la. cual tomo só lo las estrofas de sentido mé­nos libre: Que una mad!'e riñ:\ á su bij ,\ Porq ue se quiere casar, y en ca a la deje sola A su anchura y libertad. Lmdo ejemplar. Que una niña de diez años Ni el credo sepa. rezar, y baile el ajandangado Sin perder un campas : Lindo ejemplar. y la siguiente décima, tomada del poema que el Vicario, doctor Joseph Gabriel Ocampo, escribió en elogio del E. . D. antiago Liniel's y Bremond, Bri­gadier de la Real Armada: Cuando hago remil1i cencia De vuestra brillante gloria, El l\Iarqué de la victoria Re-ucita á mi presencia: La fama con impaciCSsá.a.. C'L..I 816LOTECA Lv , L - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • • • 50 LA TARDE , Ya quisiera. colocarte En las al tUl'nS de Marte, Para que el mundo conozca Que todo rival es mosca Contrapue to tal baluarte. Por lo visto, no fué tan brillante la cuna de la li­teratur a en este pa en la cual campean la indesen­cia y el mal gIl to en la eleccion de las nguras, asi como tambien la ignorancia de la rima V de la caden­~ a . Estaba. reservado a otra época más afortunada el darle brillo y mayor vuelo al pensamiento; J:\lár­mol, I1Iagariño Cer,ántes, Gutiérrez y otra multitud de distingUIdos escri se hicieron cargo de tan noble como laboriosa on; la cual fué cumplida con notable éxito para las letras. EOU A I )OF{., .Aún cuando no se sabe en qué época precisa fué fundada. la imprenta en este pais, sí se tiene noticia de que una de las primeras publicaciones que se bicie­ron en Quito, rué la del Edicto Pastoml del Ilustrísimo senor don José Pérez Calama, Obispo de an F ran­cisco de Quito, documento fechado en .Ambato á 4 de Diciem bre de 1790. Sometia dicho prelado á la con iclerJcion pública varios temas, que debian ser resuelto;: por los amantes de la letras:" en idioma Castellano, ter o y brillan­t e." Entre dichos temas se encuentra el siguiente, bien notable por lo singular del objeto á que se refie­re, dif'e así : "Lo muy útil y conveniente que es, no sólo á la modestia cristiana, sino á la salud corporal, é ilu tra­da civilidad y policia, el que en cada casa haya retre­te ó lugar separado para las indispensables superfiui­dades, cuyo lugnl' tiene en esta provincia el nombre de Casillas, y en nuestra lengua Castellana, pura y neta, se explica con la modesta voz de necesarias, cuyo epíteto demuestm y convence cuánto se podia decir R:>bre la enunciada materia." L os tiernas temas que el prelado sometió al estudio de los l iteratos de su diócesis, son por el estilo del anterior. Organizada que rué en 17\)1 la Escuela de tCt con­COT( ZW, á cuya cabeza 3e puso el referido Prelelado, el Aecretario de dicha asociacion, don Francisco Javier Eugenio de S~nta Cruz y Espejo, quien á pesar de su origen indígen::l, habia a lcanzado una elevada posicion pOLo su mérito indisputable, comenzó :i redactar un periódic? titularlo : Pl"imÍt ias de la cultura de Qltito. UF{. UG-U A yo. lIácia el año de 1807, fundaron los ingleses en la ciudad je Montevideo, una imprenta, y en ella publi­caron La Est¡'ella del SUJ·, el cual periódico solo duró uno'l pocos meses. De cste tiempo en adelante, continuó fray Cirilo de Alameda y Brea, redactando papeluchos para de­sacreditar la causa de Jos independientes. 'TEN""EZUEL...A... Fué á esfuerzos de don Juan Vicente de Arce, de don Mateo Gallagher y de don Jaime Lamb, que se introdujo la imprenta en Carácas; y de ella salió el 2-! de Octubre de 1808, la Gaceta de eaTácas, en la cual publicacion, estuvo muy interesado el Presidente de Venezuela, Juan de Casas, ya para publicar las 6r~ denes y decretos del Gobierno: como tambien para avivar el entusiasmo de los habitan tes, en favor del rey Fer nando, y en contra de los fr anceses. IJ A S G-U A Y ...A..N"" A S . Desde poco ántes de 1809, ya era conocida la im­prenta en la Guayana F rancesa, así es q ue cuando los por tugeses, unidos ti los ing leses hl. conquistaron, encontraron allí dos imprentas bien establecidas y quo funcionaban regularmente. • En 1 10 habia 010 una imprenticll, cuyo ma terial no alcanzaba. más que para publicar una. esqut'la do convite. El año de 1811 fondeó en el puerto do Valparaiso la goleta Galleway, trayendo á n bordo lo materia­les de una imprenta, y los operarios norteamericano! que debian manejarlos; esta imprenta fué e tablerida el año ele 1812 en uno de los departamento. del anti­guo edificio de la Universid"d de San Felipe, con el nombre de Imp/'cn ta de este wpNioj' Gouierno; y de ella. alió en el mismo año, el primer periúllico !Jue RO publicó on Chile, cuyo redactor lo {ué el señor Oa1l1l10 IIenriquez; dicho periódico, cuya suscricion costa a 6 pesos por año, duró ha ta el 30 de Setiembre el 1814,cuando fué reempla2lado por el lIIonito/' Arancallo y por el Semana?·io Repuulicano, que fundó don An­tonio dc Il'Ísarri. H OIJI'TI A . E~ general espailOl, don Pedro Antonio de Olañeta, publicó en el pueblo de Moxo un numel'O de El Telé­grafo, en una imprenta. que acompañnba al <:jército realista en su expec1icion, y rué en 182-1, desplles de la batalla de A yacucho, qne la imprenta \"Olante del ejérci to Colombiano se estableció en la La Paz, donde se publicó un extenso decreto del general Sucre, fir­mado el \) de Febrero de 1 25 . A l año siguiente ,ió la luz pública. el Rejistl'o Ofi­cial ele leyes, decretos y ó¡"denes del Guuic1'11O j y luego en Ch uquisaca, erpel'iúdico ti tu lado El eh /f(jlÚ8afjuffilJ y la. Gaceta de ehnfjuisacCt, impresos en IJ. tipografIa de la Universidad. • • ** * Así, pues, el establecimicnto de h imprenta, n rm~ poderosa de la opinion, elcmento indispensable del progreso, tuvo lugar en las naciones americanas en el órden siguiente : "1 ' .. J.' eJlcoen ............................. . Perll " " " . " " " . " " " " " " " " " . " . " " . " " .. " . " " " . " . Estados Unidos " . . .. " .. "" ..... " " .. "" ........... " .. Parngun)' " " ............................ " .. " .......... " ........ .. e u ba. ....................... o .............. " " " .... " " • "" .... .. Colombia .. " .... " .......... " .. " ................................ .. Brasil ...................... " " .... .. ........ " .. . ................. . Centro América ........................... ,. ........ .. Re¡¡úl>lica Argentina ............. - - . .... . Ef!ua,lor ..................... " .............................. .. Uruguay ................. .. ................. . ........ . Venezuela .......................... ~ .... .. , . ..... ... .... .. GuU)Oal1us .................................... .... .... . .... .. Chile ................ .. ........................ .. ........ .. ..... .. B()]ivia .................... o . .............. . ............... .. 1535· 1585· 1638. 1705. 1735. 1738. 1747. 1755. 176G_ 17\)0. 1807. 180 . 180R. 1811. 1824. Pocos son los paise,:, respecto de los cuales se tiene una noticia precia del día. ó año en que se fundó la im pren ta ~n ellos, de maner~ que .la fecha. q ~e l.e he asignad/) a mucho~ , se. refiere .:l. las ~ub[¡cacIOnes más antio-uas de !J ue e tIene noticIa salIeran de sus prellsas, %.nico dato que ~asta aho::1. se ha podido conseo-uir; y el cual no dep do UUlIllIstrar un cono­cimie~ to ba tante aproximado acerca de In. época de la. fundacion de In imprenta; ni creo que pueda al­canzarse mayor luz de III que hasta ahora han obteni­do hom bres tan laboriosos y versados en el exámen de antilYüedadcs como Amumítegui, Brunet, nart"o~ , Ara­lUl Gutierrez, Yergara, Quijano, GI'O()t, Borda y otl'( Elj CO;1 mayor razon, ise atiende a que ca;,i todos los his. toriadores han descuidado completamcnte este asunto; como si el establecimiento de h imprenta en cada pais 110 fuera. el hecho más. ignificati\'o que ha dado oríg~n á su prosperidad, y el. p~nto ue d~H1rle ha par ­tido su mejora y engrandeCImIento á VIrtud de la ilustracion que la sociedad lla. alcanzado con la lectu­ra, por In. facilidad con q~o .el pen-ami.en to escri to h a podido volar ha ta la ultImas poblaclúnes, denun­ciando unaS veces los abusos de los gobernantes, en- • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 51 !leñando á cada uno sus derechos, demostrando ver­dades inconcusas, difundicndo Jo conocimientos adq uiriLlos en alguna parte, las invenciones hechas en otra, proclanl'\l1do la virtud, cor1'Ígiendo las co tum­bres, di,;ipando en fin las sombras ~e la ignorancia, y preparando en todo el mundo el trIUnfo de la RAZON y de la J USTICId.. R, te es el r einado de la LUZ á que todas las naciones aspil'an de-de tiempo inmemorial y el cual alcanzarán, i los pueblos no se dejan arre~ bata\' el irresistible ariete que la civilizacion y la li­bertad han pue to en sus manos, desde que il génio de Guttcm~erg dotó al mundo con el fruto de su ins- • • plraclOn. . J. N. El poeta en la tumba de su amada. A MI A:'úIG'l EL SE;'¡'Oll. JosÉ M. QUIJANO OTERO. o. .. .. .. .. .... .... . .. .... o... . .. . y ~sto era ayer ... .la llamo y no re pon de ; BaJO la h elada piedra que la esconde Ni con mi llanto despertar podrá! l. Si eras el sol de la existencia mia, Clarísimo, radiante, Que el cielo de mi vida iluminaba Con ráfagas de luz y poesía, y que ocultó 3U brillo En im.u ro,iso y doloroso instante,' Si eras el fuego que en mi hogar ardia Con resplandor sencillo, Que mis plácidas noches alumbraba, y de mi grata vida el horizonte Con nubes de oro y de zafir ornaba, y su llama ha extinguido Para siempre, dejándome En n egro abismo de d olor sumido, ¿ A. qué vivir, á qué vivir ni un dia Sin luz ante mis ojos, Sin destino, vagan'do Por entra los abrojos Que hiriendo van mi pié, ay ! ménos duros Que el dardo con que á mi alma El agudo dolor va destrozando! n. E sa sonrisa de hs labios puros, Esas dulces palabras :'le tu boo:! Esas miradas de tus ojos bellos' Suaves como purfsimos destellos D e tu alma santa que adoré sumiso, D ónde esta lpl. ta el corazon, pienso que es' Ella Que responde á mi llanto con su llanto, Que me llama, que escucha mi querella, Que goza all;';. con mi amoroso canto. V. Oh! ilusiones de amor 1 todo es mentira t La muerte puso el sello A su mirada amante y á sus labios de rosa i No escucha ya de mi modesta lira El canto humilde que juzgaba bello Ni me dice amorosa ' Esas tiernas palabras lisongeras COD que el estro animó de mis cantares En las mañanas de mi amor primera13 ! No será ya su boca perfumada La que premie mis cántigas de amores. Con un beso en mi frente; N o será ya su mano delicada La que á mi sien ardien te Guirnalda ofrezca de aromosas flores' No será ya su labio enamorado ' El que por darme gloria l~ epita entusiasmado Mis pobres pensamientos Que con amor guardaba en la memoria ! VI. Ya para mí perdido está el encanto De las doradas nubes de los cielos Sus fingidos paisajes, ' Sus r isueños, purísimos celajes, Sus nacarados y purpúreos velos: En ellos no veré la poesía Que la estacion preciosa de las flores, En medio de bellísimos colores Plácida ostenta al acabarse el dia ,. Y en cambio mi horizonte Presentará á mis ojos tristemente Cual un espeso, ennegrecido monte Do solo cruce en fulgurantes rayos De hOlTenda tempestad el fuego aldiente. VII. Ya para mí de la modesta luna Encanto/! no tendrá la luz incierta, Ouando sin nube alguna Por entre mundos mil se alza radiante Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • - 52 LA TARDE • y hácia el eenít avanza, y hasta la tierra envía Su clara luz hermosa, Tornando así la nocho bJI'rascosa En apacible y misterioso dia. Ya no podrá. mi frente, Encorvada al rigor de los dolores, Levantarse altanera A contemplar en la estrellada esfera De los mundos sin fin del firmamento El concierto, la luz y la armonía, Su raudo, acompasado movimiento Que da á la noche su solemne calma; Por que tanta belleza, Al admirarla extática mi alma La sumergiera más en su tristeza! VIII. ¡ Qué dirán á mi espíritu abatido Las voluptuosas palmas elel desierto? ¿ A un corazon por la desgracia muerto Qué le importan las aves de los bosques Con su hermoso plumaje, Con sus tiernos acentos Que lanzan amorosas á los vientos? ¿ Ya para qué mis manos Han de segar en el jardin las flores Si con ellas no adorno Sus sienes pudorosas? ¿ Ya para qué de fuentes bulliciosas El cristal que murmura. Ni sus orillas plácidas y bellas Si con Ella no voy, cual otras veces, A solazarme en ellas, Mirando en la corriente cristalina Retratada su célica hermosura? IX. Adios, Divina Musa! vé á inspirarle Cantos de amor á quien feliz se crea, Que ya mi corazon nada desea; Todo murió para él ! triste suspira! Para mi vida se acabó el encanto! Musa de amor, adios! ya no mas canto! Que mis dulces acentos, Mis tiernos pensamientos No deben resonar; la blanda lira En que canté su amor debe romperse, La musa de mis versos, ausentarse, Mi alma con su dolor, guardar silencio, Mi triste corazon, despedazarse! Bogotá, Setiembre 24 de 1874. ALEJO POSSE MARTÍNEZ. -_oo~oc~- li . tA MUSICA. A DIEGO FALLaN. - El monótono golpear acompa'5ado de un péndulo' e I ruido cadencioso de la escoba en un edificio solita~ rio; ese silencio que se oye alIado de un agonizante; eso que suena en las naves de un templo vacio' el manso ruido de la brisa entre las hojas tembloro~as; el ,,!,emento del agua que cae gota á gota de la peña del deSIerto, ó en el calabozo acerrojado; el viento, la tormenta, el arroyo, la catarata, el mar, el trueno, el rayo .... i dicen algo? Nada. Nada dicen; y, sinembargo, nos hablan. ada di-cen y, in embarg , e apoderan del pensamiento y lo levantan, y bacen á. la almas desplegar sus alas, y las lanzan al infinito, enloquecidas. y i qué es cada uno de esos fenómenos, en resú­men? i, Qué hay en el fondo, en la esencia, de eso! hechos 1 n poco de aire que se mueve, un poco de aire que vibra y nada ma". Ruido, sonido: Ved aquí todo. Pero no es un sonino articulado, ni el signo de una idea cualquiera, ni el fruto de un inteligente y libre, intelectual y consciente-No. Es el movimiento de un aire que no se vé; es un vibrar que hace sentir aun cuando no se siento. i Qué tan leve para tan grande efe oto ! Qué fuerza la de esa mística cadena milagrosa, que apri­sion: t el pensamiento y lo domina! iempre lo he dicho y lo he creido; cualquiera de los caminos del mundo, si lo seguimo con perseveran­cia, lleva á Dios. La tierra está unida al Cielo por lazos mas numerosos que los rayos de luz con que los astros la visten. La leve estela que traza el infusorio; el arco de agua que levanta la ballena al resoplar; la huella del insecto microscópico y los ostentosos monumen­tos de los reyes; el muzgo y el cedro; la oruga y el hombre, todo es elemento ó parte de una grande creacion armónica, todo es fuerza componente de una resultante única; todo, agente y prueba de una su­blime potestad. - El alma es expan iva, es ambiciosa. Por eso, á fuerza de vivir volando en busca de mun­dos nuevos y de m\\s anchos horizontes, tropieza cada dia con barreras cuya exi tencia ignoraba, con tinie­blas no sospechadas, que oscurecen y cierran su ca- • mmo. Talvez en uno de aquellos viajes solitarios á que la obliga su inguieto instinto, fué sorprendida el alma por el encanto indescifrable del sonido. Talvez se puso á contemplar, adivinándolo, el mundo que se ocultaba entre esos millares de grados que separan la nota más grave de la más aguda. Dado el problema, siguió el trabajo de resolverlo. Así, el hombre comenzó á dividir á clasificar los sonidos, :r los ordenó, segun su en una es­cala ordenada; Pero aplicando á cada uno el delica­do tacto del oido, descubrió que entre e.5OS millones do sonidos (multiplicados como los puntos matemáti­cos de una línea) no habia más que siete que fueran decidida y perfectamente llenos. Muy raro es e to pero es verdad. i En qué consi te ese fenómeno 1 Lo ignoramos. Pero lo cierto es que solos siete :,onidos forman la octava, la ga'rnma musical. Tambien entre los millares de colores que median entre el blanco y el negro, hay tan solo siete (y tal vez tres) que tengan existencia real. Provisto, pue., el hombre de este hallazgo, que va- !ia un tesoro, llegó, es, á encontrar otros soni-dos intermedios, a los que hizo depender de los primero, pOl'que vió y demostró que estaban se­parados por intermedios geométricos proporcionales. Entónces agregó á la escala natural los semitonos, y la escala cromática quedó para siempre establecida. Ya veis al aire yal sonido; á eso que casi no el palpable, suj!'to :i reglas imperecederas. i o fué portentoso ese tri umo '? - Dueño el hombre de la escala cromática, sopló so­bre la flauta de Pan, pidió lecciones á las aves y á las fuentes, á las fieras, á los truenos y á las auras; á las sonrisas y á los suspiros, y logró arrancar á su simplísimo instrumento la voz dulce de la melodía • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TAR D E G3 que e alzaba y hacia. ver al mundo el arto conquis­tado y u belh:za. Despue' l\!'pi ró á algo uperiOl·. La melodía lo pa­reció poco. 'Olnbinó do , cuatro, ocho, ci nto ó ma i lIlll entos ' lo bizo vibrar en 1 mismo tono y vió temblar d~ placer al mundo, bnjo la profunda y rouu ta vuz do la annol1[a. Pero el conqui tadur no estaba sati fecho : entón­ces se apoderó dc la voz llUmana, formó la m'monta vocal la combinó con la in trumeut.al y regaló, gene­ro o 'al mundo lo t esoro del drama lírico. Y~ llV.blo aq~í de mú ica, como hablamos todo de muchas cosa que no enten . Como haLlamos del firmamento con u imperio sin barrera~; como haulamo del mar con su onda, su bramidos y su eterno forcejar' como haLlamo de la poblada ole­dade- da la. n'oche y de tantas maravillas q1le, en-vuelta en velo imp , netrable, DOS muoven a' que a d . miremo y no::; obltgan á entir. - Pero pleguemos las alas y caigamos de sorprcsa en una . . '1 d Es una modesta y humIlde ca a de alqUll el'. o a la familia. que la habita e t.á r eunida. en la sala. : son UOS per: ona . . na mujer como de 20 años, alta, morena, do oJOs aterciopelados de cabellera, ccja y pe taña larga, negra sed05a~ y encre padas, mue,e en "i1eneio la aguja c, on que bace su l.ab or. ' us OJ.O no e ven, pue , por de gracia, baJos; u ancho bombro, su seno al t.i vo. y su .r ,e dondo brazo hacen dar gana de que se pu lera en pIC ...• Oyo lo coros tumul t uoso. , )' marca á cada. instru - mento y cada. voz, su su caudad, u lugar y su camillO. Ya lo v ic¡: un maestro que, con lo oidos de la. fanta c¡ín, s t.lÍ. oycndo una ópera que suena. no 8e sabe ' i dent.I'O do él ó en la atmó fera que lo rodea, y que tra lad:índola al lenguaje escrito. -i ómo se ltama1'á e a ópera ? -Le llama E ' t.er. -i Cuándo comenzó el maestro su trabajo? -lInco ocho dia . -i Cnándo concluirá su obra '1 - Mañana. -¿ Mañana '1 ¡Mañana! - ' í, mañana. i, abeis por qué? Porque e e j6v n in, pirado e J l\I aría Ponce do Leon, á quien, por s u fecundidad, puede llamarse el L ope de Veg(, d~l teatro litico. - fa gnífico ! De acuerdo. Ten mos un genio mu ical un maest1'O dol pais. rero, (al grano, a l grano) i Qué Racará. en limpio esta ?'ura avis de pue de su labor ~ Qué será lo que le quedo libro do polvo y [paja, para pagar su primor y su exceloncia? Eso cs lo que averiguarémos en la primera ocasiOIl~ Deo volcnte. 1874, octuLre 7. C. A. E. le ESCENAS DE LOS ALPES· EL CAZADOR DE GA.MUZJl.S. ( ContÍ7~uacion.) A su lado está sentado al piano un j óven de vein­nueve aüos. 'Su mirada incierta vaga como buscando en el espacio algo muy fugaz lJ.ue debe habeI' en él y que es necesa1'io encontrar. us siene están encendi­das' sus arterias laten inyectadas ... Pone con cuida- Aquollas piedras brillantes, aquellas biel'bas seCM do ~I oido temeroso de hacer mido y como trataudo aquolla mari po a y aquellos insectos de ala multi~ de' oir di tintamente algo que medio uena .... Ya lan- colores que entapizaban la choza, producian un efecto za una mirada de triunfo y palmotea; ya se pone á singular, que se aumentaba al ver al anciano con su recorrer, automáticamentc, el teclado; ya. escribo de traje antiguo, su barba cana, y us cabollos cuyos arriba á abajo en líneas verticales paralelas, una série bucles blancos caian hasta sobre su cuello. El tio Job do ionos ll1i~teriosos y ordcnados . . . . arrojaba. á su izquierda una última mirada de amo!", N~eYa. quietud. Nuevo i1encio. uevO continuar miéntras se arrollaba en la cucrda de nudos que de-la obra.. - bia servirle para llegar á la mina biorta la vís- Su frente suda. Su pié so mu'eve á vcces como mar pera, y miéntras me tia. en su alforja los garfio de cando el compas de una sonata que nadie oye. Ora bieHo, las clavijas y las tenazas cortas que dobian aplaude, ora imprueba, ora traza nuevos signos. Vuel- servirle para su peligrosa empresa. "O á borrar lo hecho., .. 10 rchace .... ¡ tararea, ... ! Duranto tiempo lrico habia ocupado El trabajo avanza. en su equipo. El jóven cxaminó con cuidado su cara- ¿ Qué e-tá haciendo ese jóven, que pareco loco'l bina, arma vieja de cazador de gamuza, cuyo único EstlÍ. c cribiendo con 01 alfabeto mu ical, una armo- añon conservaba dos tiros Eoobl'epne tos que se dell­nía de centonares do que no están yibrando; cargaban ucesÍ\'amente mediallte un doble rastrillo. pero que él distingue perfectamente en su ab trac- Despue do poner los cebos, lo cubrió con un pedazo cion. :b:stá abI'Íendo el camino para que otros puedan de cuero, y so fué con el tio Job que lo esperaba en Ilegal' á gozar la deliciosa mu ica que suena en cl umbral do la puerta. oido ; e tú robando lÍ. la po ibiJidad la exi tencia de Habria sido preciso todo el amor del jÓ"Cll, y la. una partitura. que no exi te, pero que él crea?·á-est6. certidumbre de que Trina no conced ria la mano de soñando, e tá delirando, y, al propio tiompo, haciendo Frene)¡ sino al que llenase la singu lar condicion que de ese sueño y de ese delirio una cosa ?"Cal. ella imponia, para decidirle á adopt:lr nuevamente llDa Nada oyen los profanos; pero él si e hí oyer.- exi, tencia. cuyo peligros harto conocia. do ••.. Oye á la gentil Fiorellini, cuya linda boca Efectivamente, ninguna otra puede ofrecer tantas deja escapar v angélica, arrancada a. u cuerpo pI'Ívaciones y fat.igas. El cazador de gamuzas parte aéreo; - oye ú Colucci, cuya voz metálica. domina cun habitualmente pOI· la noche para hallar e al de puntal' fácil mae tría I más cncumbradas llota de la e.ca- el dla sobre las cimas elevadas ... i no di tingue hue­la; admirn, en hondo recogimicnto, á estos dos "rtis- llas sube más arriba, cnda vez más arriba, in dete­tas cuyas veces, como golondrina yolando, so lanzan ner o ba ta habel' desbubierto alguna señal que pueda en línea recta, ó se cruzan, e se gan, so revuelven y conducirlo h¡icia su pre a. Ent6nces se adelanta con remolinean con una facilidad tan espontánea y natu- precaucion, ya. de rodillas, ya arrastrándose sobre las mI cuanto difícil. Oye á. Pol/eti, bajo clefnerza, cuya mano ó obre el vIentre hasta que baya. di tinguic10 voz dulce, lleno. y caud alosa, e deja oir en belJí imo los de la gamuzas; úlo entónces se encuen­contraste con las otras do . Oye a Zucchi que, como tra. á tiro. i la gamuza que vigila (pues siempre un ángel maldito y arrcpentido ó cobarde, se po tra tienen centinela j no le ba vi to, el cazador un á lo piés de la justicia y exclama en el temblor de punto de :lpoyo para su carabin:l, y tira apuntando á iU verguenza. la cabeza ó al corazon, porque cuando la bala da en o do?ma postmto V imploro pietá. otra parte, puede ¡. t ra avezar al animal d? un lado ti otro sin detenerso, y la gamuza ,a ti monr cn alglll1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 5i LA T A RDE ánO'ulo de la montaña donde sirve do ]lresa al Lam- 11Ie~[Jciel" 8111 cmbargo, si se retra~a en su fuga, el l'azn.dor so precipita 'obre su huella, tr~t.l de alean ­:;; :\1'1:1 y la corta el jarrete. En segl1id~ tiene que car­garla sobre llS hombro- 'p'l1'a lleyarh ~ su mOl'a~a .~or entre los torrentes las llIoves y 105 abls SOl PI 011· dido á menudo po~' la noche en e!'e viaje pelig.ro o, busca una hendidura de la roca, saca de su alfol:Ja un mem1rugu de pan tan duro que el diente no entra cn l·l y que es preciso machacar entre dos pIedra, bebe un poco de nieve de helada, pone. , su cabcza sobre una pieclra y se duerme con lo~ pICoS sobro el golfo y h\ cabeza bajo las avalanchas . . Al dia sirruiente nuevas pruebas, nuevos peltgros, y esto se prolonga a menudo muchos dias, sin que halle un techo ó sin que dL tillga un él' humano. Antiguamente 'podria encontrar algun otro de su ofi­cio ó sobre toclo algun cazadol' , pero los primero. han desaparecirl0 y los segundos cscasean más ca,la dia. 1:0 que habia sucedido en casa de los lIiluser pare.ca simbolizar la transformacion operada en la poblaclon entera. El , iejo Job l'epre~entaba una generacion extinguida ya; Hans la qae e taba pIÓ. ima á extin· ""'ÍI'se y rlrico la r¡ue comenzaba. b I incmb:trgo el viejo y su sobrino se habian pues to en marcha. El cielo no se aclaraba tod-n-Í:l, y las CU\l1- b¡'es helad ita se dest.tc:l ban obre un horizunte pálido. 1<:1 Lutschine gruñia en el fondo del valle; un viento pesado haci'l gemir io abetos carg,\dos de uieve, y por installtes. el ruido de .1D:l. h,ac~a. resonaba en_ la cue tas interIOres. Job se volvlO haeLa, su companero y le diju con aire pensativo : -No me gusta la mañana que hace : l a bruma co· rona con un penacho e l Faul-Horn ; ayer el poniente estuvo mucho tiempo inflamado, y l a l un a se le,antó con un círculo rojo; tengo micdo de que nos suceda a lgo del lado del Mediodia . -Apénas entramos en marzo, dijo Ulrico, y de or­dinario el f(}JJ¿¡t (*) es más tardí0 . -E., lo que yo me he dicho, repuso el viejo; pero sin embargo las apariencias son mala ; cuandó este.:; allá arriba no descuides miJ'ar a l horizon te. Hablando, habian p r i ncipi ado á subi r la cuesta. Ambos LUarchaba.n con ese paso firme é igual de l os montaneses, pero eljóven iba maquinalmente delante, m editabundo y cabizbajo, miélltras Job se ponia cada vez más activo y a l egre. A meuirla que se elevaban sobre l as r oca, que ep ara n el Eige r del 'IVenge r n­A l pp, p a r ecia reconoce r cada piedr~, cada árbol , cad'l zarza . HabrÍase dicho un desterrado que entr aba por l as fronteras de su patri a; r egistraba con ojos escllur i­ñadol'es todos los sitios que l a nieve n o habia invadido, d esc u briendo aquÍ un:l planta, allá un insecto aletar ­gad o , más all ú u na pena cuyo no:nbrc decia en alta v o z. P o r fi n, c uando ll ega r o n á l a primera zona de la montaña, e l r eflejo de l a aurora que brillaba sobre l as cúsp ides los e n vo lvi ó en una l uz purpurina , y l e mos­tró e l Eiger y l os S c hrek-H oern e r confus'lmente ilu­minados , e n tanto que e l v a ll e de Gri n del wald per­man eci a a ú n s u merji d o e n l as tin i eblas . J o b se d e tuvo . - Aq u í nos sepamremos, h ij o mio, l e dijo; tú te n 'á á la derech a y yo á l a i zquierda; ¿ has comp r e n ­di do bien m is expl icac i o n es, y ab r·.í hal]¡u' e l camino? -Supongo que sí, dijo e l j óven , que echú una m i - rada e n tor no uro p a ra r econocer aquellos p icos q u e no b abi a v is i tado de mucho año . - Sigue l a cu esta , r e puso J ob, j u n to á l os a bet os 'y l os fresno, y e n cua n to se qu ede n dctra,> d e ti, halla­r ás u na me eta, que n o sé s i po d l'ás r econocer co n l a nie v e . Dej a la r oca á la d e r ecbl\ y sube po r la g ri e ta de las p ied r eci llas has ta ll egar al vasto t e rraple n, d o nde t e bas t a r á tenel e r 1ft. vis ta p a ra. de c u u rirl o t o do. Ah o r~ adi os , y el Señal' sea con n oso tro s: ¡¡idú­mO: 3le que n os guie. (* ) Vien to d el M e d iodía, 6 por m ejor d eelr humean qn e Bopla e n Suiza á prin ci¡¡ioB de la plim aveIa •. Job se habia d nbierto; Uh'ico hi7.0 otro tanto, .r apoyado en u garrote, el viejo comenzó en alta ~o~ una de esas plegnl'i :ts im]1l'o,isauas que 10R montane­ses saben a propiar á la uecesidaue do cada hora. En :trl'H; 1 momento el sol, que aca,haba do levan­br 'C , iuulHlaba la montaña de olH!a. mflnmadas que bajaban rápidamente de cima. en Cllna con:o una ava­laucha luminosa. Los altos pICOS, las Yel'tlCllte r l os barranco iban salienrlo sllce~ivamente do la o 'curi­dad, y tumaban por decirlo así, su pu en aq.u~ l gigantesco panorama . En el instnnte en que el : leJO cenaba s I oracion con el amen consagrado, la claridad matinal Ile n-r í ha ta él invadio la punta en que se o , l " ' habia detenido con su compañcro, y e rOueo cn u n a esp"cie de Ilube esplendorosa . Job se voll'ió h:ícia él haciendo u n adema n de salu­taeio n y de gracias . -Enhorabuena, e. clamó gozoso; ahora podremos distino'ui¡' l a caza. y el precipicio j lo demas de!)ende de l a prudeocia. Andft. con DioR, hija mio. - Dios os guarde, tio Job, reapon ió el mozo . y se separaron. Irico, que ' se l:abia puesto en marcha, "ió al aociano que se umergla en una d e l as pl'0fundas gargant~s que surcaban e ! flanco de . la montaña; no tardo Cn perdel'le de VIsta, pero bien pronto oyó su voz clara y vibran t e que cantaba cn aleman uno de los almos . Dcspucs de habel' escuchado un i nstaute, U I rico pl'Íncipió á subir la escarpada pcmdiente,. y pronto dejó tras de sí los [.rimeros a~etos . A me~¡da q u e se ele~'aba parecian cracer los I)lCOS que tema dela n te. El sol subia cada vez más sob r e el hor izonte, y como un vencedor que conquista corriendo l as fortal ezas más i naccesibles, ponia suce i vamente en cada cima tomarla por asal to su pabellon de ll ama. L a nicb las que fletaban en las cuestas inferiores se desgarrab::m poco á poco y llevadas por e l viento de la montaña. como un velo hecho pedazos, dejaban anchas aber tu· ras, y por ellas pas.aba la .luz y se deslizaba h~ ta el fondo del valle . Inco, altendo un p oco de u dl'tr ac ­eion princ-ipió á miral' l o que l e r odeaba . lIayen el aire de l as montañas, e n l o mi l desafío que r eci b e nuestra c ur iosidad por todos pn.rte , en la rudeza de la cosas que hier0n n uestra vista, u n n o sé qué d e excitante que fortifica y endurece . E l cuerpo se sien­te más agil, má atrev i do el ánimo . Ante esa s nie ­ves ánte esos p recipicios q u e cierran e l p aso, se exp e ­r i m'enta como u na especie de fieb r e agresiva, lo m i mo que en frente del enemigo. Sobrecogido p or esa especi e de embriag u ez, e l j ó v e n escultor apre-uró e l paso y se m etió p or los peligroso s picos su pend i Jos c n la pri?1era ~ona ·. Las cas as d e estío di per;;as en l as r egIOnes Illfe r wl'cf', estaban envuelbs e n un manto de nieve; rílo se vcía n alg u­nos abetos y al g unas zarz as que crec ian en aquellos áridos ter¡'enos; pero p ronto desapa r ecie r on tnmbi e n " y ya n a d a ". e vi ó ino l~ r oca pel ad.a .. Irico llegó P .•r. ...... .r.. ....A _. o_._-,_., • .-- · .>". ...... ~"'\:-' 1"-. ADIOS I Amada del Señor, flor venturos:\ Rica de amor, murió y de juventud ESPRONED.\. Cantares, no gemido~, bendiciones, no quejas, de­ben rod<3ar su fél'e tro. ¿ y cómo no, si la verdadera felicidad es la de aque­llos que mueren en el Señor! i Y como no, si con fiest.as celebran el tránsito de los justos los espí ritus celestes! y como no, si el dia de la muerte es aq uel en que las almas santas recojen el tesoro de lns virtudes q ue en la tielTa sembraron! Tal es el sentimiento que nos anima hoy al abrirse la >tumba que ha de encerrar los restos preciosos de la que fué en el mundo LA S1l:ÑORA CARMEN CANTILLO DE C. Oh ! si, abstrayéndonos pOi' un momento del in­menso dolor que nos domina; apartando los ojos del gran luto, que deja en torno suyo, solo miramos ese féretro de donde parece salir un himno de triunfo y cen tellear la luz de la inmortalidad. Oh! si, cantare, no gemidos para esa bella alma que subió al paraiso, dejándonos tan dulces recuerdos y tan raros ejemplos. Bien saben cuantos la conocieron, que no exagera­riamos por más elogios que aglomerásemos en derre­dOl' de su nombre. Dotada de una belleza cumplida. y de una alma. encantadora, hermoseó todas sus dotes con una es­merada educacion y con el ejercicio incesrnte de las mas amables virtudes. Sus bellas formas eran digno t<>mplo del espíriru que en ellas residia.· Su vida puede reasumirse en esta palabra; amor! Por eso fué hija, esposa y madre modelo: por eso fué amiga inmejorable; por eso fué jenerosa pl'otec­tora de muchos sérrs desamparados; por eso fué tan cumplida observadora de la religion divina que es toda amor. La sociedad la rodeó de distinciones y los bienes de fortllna vinieron á completar los dones que recibió del Cielo y que tan bien supo emplear. o le faltó el dolOl', crisol del alma i sobre todo del alma privilejia­da. A í vió desapaI'ecer padres, esposo é hijos como pedazos anancados del corazon, así conoció que iba .:í. expi,'ar, y sus ojos se llenaban de lágrimas, no por ella sino por los hijos, 1 hermanos, y los amigos de quienes ya no podriá ser encanto. Tan hermosa vida habia de terminar de un modo semejante, en medio de la tranquilidad y del amor, unida á Dios por los sacramentos repetida y fervoro­samente recibidos, unida. á los suyos que rodeaban su lecho en aquellos momentos en que el amOl' terreno llega á su apogeo para despedirse de la tierra. y con­tilmar en el cielo. l\Iurió tan dulcemente como habia vivido, dando su alma á Dios como ,el ramo de li­rio- que se entrega á las olas del raudal, dando u aroma á las bri as. Sin agonia quedó en su lecho mortuorio, dormida. con la paz de Ull niño, y el es­cultor habria podido tomar allí un modelo de belle­za, tan pel'fecta como dulce y serena, Amada del Señor y de los suyos, duerma en paz, miéntl'as su memoria vive en nuestros corazoneE. J. J. BORDA. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE REVIST A DE LA CIUDAD. Vean ustedes lo que es entender e dos pers,onas, Apénns le conté al Pllblico que del ~lub ~mencano ~e habia perdido uu inglés y que á qUIen diera razon de él se le gratificaria, se me apareció en e ta semana un señor que vive por las Cruce, llevándose por de-lante invierno, barro y cuanto hay. . . -E, s usted el señor Fisgan? me preguntó SID más 111 mas. . -, í , seüor,' un servidor de usted. Sién . le, dl-. je al ,erlo de pié y con sombrero en mano Junto a mI mcsa de e cri torio. -Gracias, me contestó, y se sentó con. mucho cui­It.\ UO en la punta de un taburete, como SI yo lo rega­ñase porque lo ocupara todo. Luego el sombrero debajo del mismo taburete, e tando a mesa de centro con otros sombreros, cerca dc él. 1alo, me dije, éste no ha lidiado mucho con gente. otando que el 110m­bre como que queria decirme algo, pe~'o que 110 s.e atrevia, y t;ólo se ocupaba! como p~ra, distraer ~u. SI­tuacion cmbarazosa en IDU'ar las lammas y 10sJu~ue­tes de sobre-mesa,' con una curiosidad infantil, le dije: _ -y á qué debo esta su ta, senor? . , -Pues que me dijeron ,que usted habla ~frecldo una propina á quieu le diera razon de un senor que está perdido. , ., . -Yo no he prometid tal cosa; a qUl~n tal hlcle~ ra no le alcanzarian los tesoros de ROiichlld, proteste pen ando en tanto.; y tantas que no meret:en ya que se les busque. -No; no es eso lo que yo quiero decir. Hablo de uno que está extraviado. -II1énos por ahí. Si yo tuviese tal empeño, no ten­dria; mas que cerrar los ojos y cch~l' mano (,~1 cualq~ler montan; creo que dos por lo men03 aC~rIa; y SI no me iria á San DieCTo Ó á San Juan de DIOS. -V álgame Dio~, usted no me entiende ó yo no me explico. -Bien puede ser. -El caso es que me han dicho que usted paga por-que le devuelvan un inglés que se le ha perdldo. - \. ml'1. -No, que se salió del Club. -Vaya; entramos en materia. Y bien? -Pues que yo sé en dónde lo tienen. -Explíquese ! , _ -Aquí en la ciudad, y en una casa por mas se~las. A la hora que quieran voy y la muestro. Yo he vwto meter la comida y todo, y la mujel' csa se hace la desentendida. Y lo quc hay que ,el' es q,ue lo s,uelte pronto, porque esa es capaz de matarlo: l'.:sa mUjer es el diablo! me dijo abriendo tamaños oJos. -Entónees recordé tantos casos como ha habido, de geutes á quienes han ocultado por una venganza, por robarla por intereses bastardos, en fin por .... -y qué bonita seria ella, e o sí, me volvió á decir. -Pero bien, refiera usted, porque de esto hay que dar cuenta á la policía inmediatalllente. -Pues mire, yo lo diré: el tal señor vivió en el Club y empezó á ir donde ella y tanto fué y fué has­ta que no volvió á salir de allá. -Pero cómo lo tienen? en algun subterráneo, eH algun calabozo ó cómo 1 -En la ca a, engatusado. -No sea bueno, hombre, le dijc con rabia y de pe-cho, Vaya usted en tiempo de Congreso y yerá comu 11 ueven los casos. 'Vaya usted ahora ID iiimo á .... Ocu­na usted.al Alcalde, le dije, para salir dé él, quo es quien debe sabel' esto y cuando tenga IDas lIoticias de ésta, no deje de tráermela , porque lo digo la ver­dad, usted las vale para el caso. - La Compañía dramática dió su primera funcion el domingo; por junto hubo dos familias, de Suerto quo no habia mo tres eñol"as; da vergüenza deCIdo, pero es verdad. Los palcos de tercera lila sí estuvieron colmado ; y que boch inchc el que venia de allá, bien es que lo hombres de los parque de orquesta al verse solos tuvicl'01l no muy e crupu que diga­mo . Y 01 vieron á oi¡'"e los gol pes eu 105 a icnto,', los silbos y grito. oté que es cORtumbre, que e habia olvirlado ya, que en lo entreactos cada cual saque su cnjetilla de f,Jsforos y enciende su cig' no sin moverse del a iento. Los actore se esmeraron en el de empeño de la eo­mediu y en lo gener'LI los papeles estuvieron bien caracterizado'. Sin tiempo bastante para hacer un análisis de la pieza, diré que aunque 11.1 trama no es de lo m,í complicado y que soole adolecer de largas dialogacione , con todo tiene una ver-ificacion mci l y ad. ecuada, caractére;; bien sostenidos y buena tcnden- , cla correctl va. Es el caso que un padre rico, muy honrado y que trabaja constantemente en aumentar su capital, tiene la idea de que á sus do hijos ha de educ'lrlos en la es­cuela del mundo, y que adquieran las enseñanzas que la experiencia da, y no se expongan á los desengaños de que son victima lo que salen al mundo cubIertos apénas con el cendal de la inocencia, con las ideas rancias que un padre meticulo o inculca. Dicho y hecho: el jóven tiene las arcas abierta como las puer­ta de su casa para sacar y gastar cuando quiera; la señori ta no tiene que con ultar sino su capricho para derramar dinero en suntuosos trajes, en espléndidos sarao, paseos y cuanto imagina la alta sociedad para di traer su hastío. E tos dos angelitos, huérfanos de madre por desgracia, en todas partes vivian, ménos en u ca a, y como el p~dre pasaba de claro en claro los dias para que á u hijos no les fal tase nada, de todo sabria, méuos de lo que pasaba en. u hogar. Y con r­guió lo que queria, porquc nI jóven lo cogieron 103 amigos y amigas p::tra hacerlo feliz en las ca as ele jue­go, hasta que al fin sin fuerzas, y extenuado cogió una buena tisis en,uelta en mil desengaños. Ella atrapó unos buenos pel'O con un perdido que la ex-plotaba y quien' el enlace con ella como única tabla de salvacion para hacerse á dinero. Los niños tuvieron al fin bien educados y en el camino de la bien aventuranza, y he aquí el punto de donde el au­tor hace derivar su desarrollo y desenlace. Un antiguo amigo de la casa, hombre de buen co­razon al ver aquella casa sin gobierno, como na,e sin piloto, que tal es el nombre de la pieza, se propone salvar al padre y los hijos y .despues de mil peripe­cias lo con igue, pero ya cuando á la jóven le ha ne­rido el corazon de muerte el desengaño, dejándola in­habilitada para poder amar en toda su vida, y al jó­ven no le quedaba ino una vejez prematura y una alma hecha girones. La petipiezc¿ lI en:J. de golpes muy atinados, chistes oportunos, animacion constante y creciente, fué muy bien desempeñada .Y con razon aplaudida. Para el dou:ingo próximo se anunció otra funcion; oj:dá que no se miré con indiferencia el esfueJ zo de estos jóvenes, de los cuales, mucho de ello'l on ex­perimentados largo tiempo há en la escuela del tea­tro y lo dema han empezado con brio y buenas t1is­IClones. La señora Fernándes, es bien conocida pa­n\ que demos alguna noticia nueva acel'ca de ella. No hay quien no se queje de falta de puntos do rcunion, de di';crsiones adccUllda~, y sinemLul'go. El abre el tentro :r no concurren sino algunos hombre ; e o es U11a contradiccion inexplicable. El Í1wicrno igue como se ha aco;¡tum bracio en Do. gotá, lIue,e de dia pero de noche tambien. Lectores mios, hasta otra vi ta. I:L F1SGON • •

Compartir este contenido

La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 7

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 6

La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 6

Por: | Fecha: 14/10/1874

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • - ----___ -c:c~~ s ~ ? Q p~~lI1as. Mas tarde, don Francisco Scguí, fundó en 1/80 la Gula de fvmsleros . y i\I. .Dl'llnet, anuncia en u Manual una obra impresa en la ILtbana el año de 17 7! cuy? tí tulo es: "Descl'Ípcion de d¿fe¡'entes piezas (le h¿slona natural, las más del ramo ?nal'Ítimo " con 73 láminas iluminarlas. ' Finalmente, cn el año de 17aG, se comenzó á publi­car en Santi¡¡go de Cuba el Amigo ele los cubanos. En la Biblioteca nacional de Bogotá se hallan mu­chas otl'as pu bl ic .. cionc5 an Liguas de Cuba en trc cll as varios periódicos que no carecen de intel'~ . OOIJO:tv1: SI A_ La publicacion má antigua de que se tiene noticia y la cual se halla en I a Biblioteca acional, e la qu~ lleV:l por título: "CompendÍl¿m pl'i";ilegior¡¿n~ et gm­tial'um Sancta Fide novi Regni Gl'al1atensis" Ex Ty­P¡' og1'Ctphia societatis Jesus anni D. 1739. La imprenta de lo jesuitas fué fundada en 173 y se ocupó para la impre ion de algunos libros de re~o y para la biografía de la monja Sor Francisca Casti: Ilo, y una providencia del Vi itador Piñerez. La ma­nejaba y dirigía el hermano Fl'ancisco de la Peña. Don Antonio Espinoza de los Montero, introdujo la segunda impl'enta en 1783 y en ella se publicó: " La historia ele Cristo paciente," t!'aducida del latin al ca tellano, por el eloctor José Luis 1\.zula y Lozano Dos volúmenes de á 254 páginas. ' El distinguido patriota don Antonio aJ'iñ, que tantas glorias alcanzó para u patria, introdujo la tercera imprenta, que pu o bajo la direccion del mismo señor Espinoza ; y cn ella publicó los DCi'echos del hombre, proclamados por primera vez en el Oongreso de B ton el 10 de mayo de 1775, y sometidos á la discu ion en la Asamblea con titu)'cnte de Francia en el me de ago to de 17Sa. La enunciacion de di­chos principio tal como fueron auoptados en Fran­cia, la tradujo N ariüo al castellano, de uno de los to­mos de la IIi toria de la blea tuyeute. Acto fué e te, que pagaron dema iado cal'O, tanto Nariño como Espmoza, y el abogado eñor don J Antonio Ricaurte, que le hizo la defensa en el juic!o que se les iguió por órden del Vil'ey. Nal'iño mal'­chó para el pl'e, idio de Ceuta, de donde logró e'ca­parse par.l volver á poner al servicio de la causa republicana "us luces, su valor y su vida. 1 spinoza y Ricaurte muricron en Cartagena, . haber alcanzado la conmutacion de la pena de destierro, que les habia sirlo impue tao Ni aún la. Historia de la Asamblea constituyente de Francia, pudo e caparse del rigol' de la ley; ella fuó quemada en un lugar público por mano del verdugo; no obstante esto, la idea republicana habia quedado Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. , 42 LA T ARDE inculcada en el ánimo de lo p'ttriotas; la semilla se OGl~tro Al. r~:l.erica, Labi:l sembrado en un terrenu fértil, y fué la impren­ta el poderoso in trumento de que se valló la libertad fe dice que en un catálogo europeo se baila el tí­para lanzar su primer resplandor , sobre esta tierra,' tulo d un Itbro en verso, pnblicado en Guatemala 01 que má tal'de debia ser abonada con lágrima y con año de 1GG7 por el impre,ul' J osé de Pineda Ibai'l'a; sangre. pero tal dicho carece de todo fundamento, y hasta En la Biblioteca se encuentran otra multitud de ahora 110 ha sido corroborado por llingun Li tor¡ado!'; obritas pnblicadas en la imprenta de Espinoza; entre por cl cuntrario, el erudito Juan lIJaría Gntiérrc¡r, lo ellas son de mencionarse las siguientes: desmiente en su importante obra sobre bibliografía. Imp:\ciente por :wel'iguar el orÍgen de la imprenta A1·te de construccion 178-1, De la fuerza de la fallta- e11 lo p'lÍses de Centro América, hice várias inyesti­sta h.umana, pO?' don L uis A JJ1lt1'at01'i, Traducido 001' gaciones tanto ('11 la Bibliotcca como en el Archi,o don Francisco ~lártinez, 1793, • nacional, r sólo bailé algunos documentos que prue- En 180!) don Manuel Pombo introdujo una impren- ban, que para la proclamacion de la independencia, ya ta, y la presentó al Oonsulado de Oartagena de india' la imprentll estaba establecida en U uatemala hacia pero el Yirey Alllon imbuído en las rancias prcocu~ algun tiempo, El d"cumento más anti O'uo e importan­paciones de la colonia, prolIibió que de ella se hiciera te que pude encont¡'ar, fué el acta de la intlependcn- 11.,0" y no fué sino un año de pues, cuando sus prensas cia de Guytemala, fechada el 15 de. Setielllb!'e de Slt'neron al desarrollo de la idea republicana, 1821, publlcada en la ~mpí'~nta de la L~úel't(ul)' epoca Más tarde se establecieron las imprentas de Lora para la cual, ya se hablan Ilnpr'c o los siete pequeños Galarza Oualla Nicolas Gómez &e en las cuale~ I cuadel'11os, que c0mpollen la. obra de Jual'l'os, titula­comenz ¿ron á h~cerse publicacion~s d~ may;r alie~to. da: Compendio de la !tist?l'ia de la cinclacl. ele C!.uate-rol ' l ,'/ l' b d 1 1 b ' . 'IJUlla , en la cual publlC¡lclOn se gastaron diez auos, .L pape pelluC leo, o l'a e a orroso escntor 1\1' • , dc>l SOCOl ro Rodrí"'uez fué la primera prod c' h b- Es notable el hecho de que aun untes (le haberse domudaria que e~pez'ó á darse á luz en utc ~u.c dado el grito de in(lependenci¡l el año de 1821, ya se )' a, ella si.gU.I eron años despues varias oetrsa as Ld'e a CglOral1n , l. b' 1.1' ¡ dI' dI" , l' '1 1,1 lan l~llU, lcaao 0<; vo umenes e per IUllCO tltl1 a-mérito ~omo el " Semanario» que redactaba Oáldas; do, El Guno de la ltÚe1'tacl, y posterlurmente otras notables en la política cO!ltán- No satiofccho C/Jl1 e5tos datos, quise obtener noti­( lose eutre esta,> E¿ Día, fundado por Ortiz Cuervo cias más ciertas aCerca de este asunto, y habiemlo Herrera &c" el cual periódico ha sido de r¿s de má~ tocado con cl señor doctor Santiago Pérez, tuvo la larg-a dUl'ucion, pues habiendo comenzado en el año de fincza de remitirme a poco tiempo, las sigUlentes car- 18"*0, vino á terminur::.e en 1851, para dar lugar cntre tns, con lo cual he creido perfectamente aclarado el utras mil pnLlicaciouas políticas y literaia- á la punto, una ,ez que los datos suministrado en la car­salida ne El IY"o-G'ranadino, El S UI' Ame¡'icano El ta del Cómul de Oolombia en Custa lUca, han sido Pascth,npo, El Cr¿tolieismo y El Tiempo, que il1d~da- tom:lUOS en 1'1 mejur fuente, IJlemente ha sido la pnblicacion de mavore dimcnsio- H 0 !l(llll las cartas: ne que ha salido de las prensas de C¿lombia, Rel'in. cuestion de c cribir grandes volúmenes ~l tuviera la pretension de relacional' cuál ha sido la march:, que ha traido cl movimiento tipográfico en esta 1\aclOn, la manera como ha venido desarrollán­dose la literatura, tan floreciente hoy; baste saber que para el año de 1873, ya la Union colombiana contaba con 50 imprentas, sin que hubiera nn solo Estado donde no se gozara de los benifieios de este elemento ci,ilizador ; se publicaban 72 pel'iódico de los cuales 3 eran diario, y en la sola ciudad de B¿O'o­tá se mantenian ocupados sobre las cajas y las pren~a 2~1 operurios, habiendo quedado impresos durante dICho año 1.?79,909 metros cuadrado., de papel, con Jo cual podna cubrirse una superficie de 297 fane­gadas, Hr~sil, Don Antonio Isidoro de Fonseca, establc.ció en 17"*7 una imprenta en Rio Janeiro, bajo la proteccion del Gobernante don Gómlz Freire de Andrade, en la cual, s610 se alcanzaron á publicar alguno opúsculos de poco mérito, entre los cual figura uno, titulado: R elaqao do entr'T.da que fez obispo D, fl'. A.ntotlío do D esterro 1I1(6lhei,'o, e::cl'i1.O por Luis Antouio Rosado de Concha, Dicha. imprenta fué cerrada por Ól'Jen del Gobic>rno metropolitano, por creer perjudicial á sus in la difusion de las luce en la colonia, Semejante medida el'a muy natural de parte,de un Gobierno que no tenin, la tolerancia como base de sus instituciones las cua­les no podian mantenerse firme!', sino al amparo de la iguOl'ancia en que se mantuviera al pueblo, Trasladada á Rio Janeil'o en 1 08 la f:¡milh rei­nante del Portugal, se in-taló alli una imprenta real; y fué e~tónces cuando se publicó el primer periódico, con el tItulo de Gaceta (7e Rio Janeito ' á é 'te j"'uió E P ) 1:> l atriota, y luego otro, titulado Ida de de ow'o que publicó en la ciudad de TIahia el c1ério-o portugues Ignacio J osé Macedo, 1:> Santiago Pérez saluda al señor Nepomuceno J. Na­, arr.>, y le remite, n<1junb, c(',üa de una carta en que el sellor Teodosio Castro, eomuuic?~ algunos datos sobre publicaciones fIlltiguas hechas en Oentro-Amérir..a j da.­tos pedidos por PérE:z á Castro, :í. iudieacion de N a­~ arro, ó para uso propio de éste, ó para el de la Biblio­teca nacional, en tiempo en que ella se hallaba á. car­go del lÍltimo, Pérez espera., pue , qua, si tales datos estuvieren destinado ií. la Biblioteca, el eñor Navarro se tome la mole~tia de trasmitirlos al Bibliotecario actual. Bogotá, 3 de junio ce1874, San José, abril de 18 j.1 Señol' Doctor Santiago r;'rez-Dogotá. ]'.Ii q nerido doctor: He tenido el gusto de recibir su carta de l!) de febre­ro próximo pasado, De los datos que me pide, los que he podido recojer, con ultando á las personas más conocedoras de la his­toria centro-americana, son los siguiente : La "Gaceta del Reino de GUettemala" fué la prime­ra publicaeion de importancia que se hizo en Centro América. Se empe7.ó á publicar por los años de 1755, pero se suspendió por real órden, y no se continuó sino hasta fines del siglo 18, Los tipos c-:>n que se publicó la 1. ~ série de aquella Gaceta fueron fundidos en el paÍ ; pero la primera im­prenta formal que hubo en Centro América, fué la de !\Ianuel Jo é Arévalo, en Guatemala, El p, Goicoeehea, el Dr, Flórez, médi.co de Cámara del Rey, Fr. MaUas CórdoTa y Don Alejandro Ramí­rez, fueron los que primero, y en el 6rden que van men­clonado, hicieron publicaciones en Oentro-América, E-tos dato, que son sumini trado de memoria, por que aquÍ no hay documentos que pudieran contenerlos para consultarlos, no tienen tal vez toda la preeision que 1), descara. 'in embargo, en la esperanza de que algo pueda sacar de ellos, se los trasmito, Deseo que U. se eonser,e sin novedad y que mande ti. Su afectísimo amigo y S, T EODOllIO CáS TllO, • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE 43 S U-E':t.'lOS ...A..ires· Allá por el año de 1766, fundaron los J csuitas una imprenta en la ciudad de órdova del T ucuman, de la cnal, sali ó en el mismo -año la pl'oduccion ti t ulada : re Clm'issinni ~'il'i D. D. Iqnatii Duartii et Ql¿i7'ossf, colegí 1I1Ú71ssarratensis' , &c, Dich a imprcnta pasó, con motivo de la expulsion dc lo Jesuita", a la ciu­dad de Buenos Aires, y al lí tomó el nombre de " Im­prenta de los niños e pó it o~ , " s iendo el primero de sus producto' en dicha ciudad, un papel in 4. o pu­blicado en 1781 con el t í t ulo de R epre, en:acion del Cabilelo de la ciudad de S,m Fdipe de 1I1o¡¡tevideo, El • número de publi caciones Ilasta cl nño de 1 06, no pa-sa por t érmino medio de 7 por año, y eso ca i t odas sobre asuntos de devocion. De 1792 a ()4 las publica­ciones fueron ya un poco más im port ¡\ntes, yen 1íC9 diú la im prent..l un pa&o bien avanzado con la publi­cacion dc los" P rinci],i?s ele lrr. ciencia eco1lómica.," trad por don Manucl Belgrano. P ero lo que más activó el progreso de la co!o.1ia y contribuyó á desarrollar el g u to por la lectur:l, fue ron los periódI­cos que se susced ieron desde el TdégfClfo (1801) haf­ta el COí'/'eO del Comel'cio, l'edact aclo por Belg rano. El Semanario fu é sin duda la pub lic cíon hebdomadaria de más importancia que se c1ió á lnz por aquel entón­ces , á cargo del ilustrado Virrey tes. Oomo una muestra dc la poesía. r eli g i os ~ en aque­llos ti empos, DO puedo méno 'Je co pial' las siguien tes estrofas, que se hallan en la lVovena del Santo ele los Sántos, Nuesti'o Seño?' h s¡¿cristo Sacl'a?nentaeló, reim­presa en Buenos Aires el año de 1784 : Vizcocho cocido al fuego De tu amor en tus en trañas, (Jon dulce, que al que t o gusta Nunca ofendas ni empalagas; y ama aelo pan con leche De una. Virgen soberana, Famoso vino que engendras Sólo Vírgenes y castas. E, Ven á mi pecho vida de mi alma , Blanco manjar que de leohe Virgen, de harina floreada, Con oarne de A vo María Se hizo tan gust osa masa ; y de Promision racimo, Trig de la Tiena Santa, Fruto de una tierra vÍr gen Que te dió quedando intacta, R. Ven á mi pecho vida de mi alma . , . _ Pelícano, que amoroso Tu sagrado pecho rasgas; Por dar con tu sangre vida A los que muertos ostaban, y. enamorado Galan, Que por rondar á tus damas, Sales, y andas elisfrazado De noche en calles i plazas. R. Ven a mi pecho vida do mi alma. (concluirit), ----c~~:~--- LA SERPIENTE DE ESMERALDA. ( CONC LUSIOl'i ). Média hora d espues de babel' subido por una. cues­ta arbolada y salpicada de estancias con cañaverales y huertas de fru ta, platanares, pl antaciones de yuca y arroz, llegamos á Oroqui us, e tancia que, situada en el pequeño plano que deja el cerro, domina un pa­norama extenso y variado. Despuc de haber t omado posesion de la casa. asea­da, e paciosa y ventilada, pl'rpa l'amos las esco pe­tus para la ca ceda y nos dimos á Yaga r por las estan­cias y bosques veeiuos. Oansados de andar para arri­ba y pam abaj o, y h úmedos del sudor copioso que in tencionalmente provocábamos, volvimos por la nu­che a tendernos en las hamacas, que ,on las madre:; que más suavemente saben al'l'ullar la pcreza . lm·itado por Jos d ueüos de casa llegó aquella nO­che un Ilombre anciano á quien Jl amab'ln Bartolomé, y que t enia fama de hombre ra ro por su proceclrnciD , antecedentes y sus costumbres. Oreia n algunos q ue este era un hombre no comun, á q uien algnn a. aventura babia obl igado á ocult ar su nombre y sus desg racias . Las gentes del pueblo decían que ef'e era un 'I1lohan que tenia pacto con el di ablo, y á fé que nadie podia qui tn r les arJl:C'lIo de la cabeza . Pasllba su vida errante de e tuncia en estancia, d ivir t: endo con sus con 'ejas y cuento!!, hacienuo a lgunos oficios útilc, ó enseñando IÍ lo niños la lectura ó la uoctl'ina. I; lln­ca quiso ir á Cope!', que es el p ueblo vecino. y realmen te, aquel hombre no el'l\ de l"lza indígena' Su fisonoITtÍ a era distinguida, su barba, blanca ya como sus cabell o!:', eran muy hirsutos. Bajo las cejas pobla­das brillaban s us oj os ll enos de inquietud y aun de audacia. Em s u t raje muy sencillo : consistia en una camisa ue lienzo, calzones de manta y por cal zado unas quimbas. * Un baston largo en forma de cayado acababa de dar á su figura el a pecto de un hombre venerabl e. E Kcitado pOI' nosotros para que nos contase al go de sus aventuras, n05 d ijo que aquello era largo ele refe­rir y que por ahora nos iniciaria en los misterios de la cueva de Oroquius que no se hallaba á mucha dis ­tan cia de la casa , Oueva cncantada en donde babita. la serpiente de esmeralda y 11. la cual no ha podido penetrar más que un bombre, no obstante Jos esfuer­zos hechos por otras muchas personas . Es allí en donde está el paraL o de los indios, nos dijo con mu­cha seriedad, y en donde t odo es l'iqu eza y glol'Ía_ --Que nos place, le dijimos , el quo usted nos des­criba esa marav illa encantada, . T. omó asiento, pu o su baston á un lado y dió prin - ~ . , ClplO a Sll narraClOn as!: Juan Gonzál ez fué un hombre á quien la suerte trató tan duramente que lo hizo llamar al Diablo con todas las yéras de su corazon. Vivia con sn mujer en un rancho miserable á la ori lIa del rio y su trabajo escasamente le daba para vivir. Apéna venia la no­che Re metia entre el monte, empezaba á II :un ar á grito entero al E~emi go malo y le orrecia el .alma en cambio de la nquezfl que deseaba para sahr de apuros . Una noche, ya cllando los gallos habian cantado dos ó tres veees, sint ió el hom bre que un caballo tas­caba el fr eno y manoteaba á la puerta de u rancbo como si un jinete e pcrase á ul gnno. Un olor de azu­fre penetl'ante se e. parció por t"das pártes y un r efle ­jo empezó á alumbrar como si huLiesen prend ido lumbl'e á l:t puerta. Levantó e asustado y salió á ver qué era 10 que pa¡:aba y vió que un jinete desconoci­do lo e perab'l. P oco trabajo le tó conocel' que aquel era el Páta en figura de homb re, y no obstante que la lengua se le volvió como una bola y las pier­nas le temLlaban sin ce al', se armó de una buena resolucion y le r epitió la súplica que bacia tiempo le habia llecho. Arreglado el con trato, prev ias las condiciones acos­tumbradas en es tos casos, le dijo q lle t omara siete maices blancos y tres cuartillos charnbe?'i1WS y que se * Al dar el Diccionario de los literatos la definicion de esta pala_ bra, dice q ue es" planta de ."méli ca." Cuando !lama á esta es_ p ecie de abarca 6 de sandalia pZ;mta, por usarse en .In. plant~ ~e l dié no hay q ue p erder In esperaozn de que en la proxlmn dlOlOD llaIhe p nlma á los guantes por ir unidos á In palma de la mllno, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 44 LA TARDE fuera á la noche siguiente á la cueva de Ol'oquius, y que con aquello pagara la entrada á quien se la co­Lrara allí. Durante la conversacion, González notaba que el caballo se habla convertIdo eu un marrano enorme, que las orejas le crecian descomunalmente al de :i ca, Lallo, que eu vez de espuelas le salian dos asta s como de toro y que en lugar de ves tido se babia cu­bIerto el cuerpo con una p)(,-1 COUlO de caiman. Luego con una cola muy larga que tom ó en la mano y que parecia una sE'rpienle, azotó al mal'1'::Ino, no bin babc'rle dado su mereCido con ella p or la espalda, con tanta 1u e rza al endiablado, que lo tendió b1l1 sentido por el suelo. D e alma atra\'esada seria el tal hombre cuando á la n oche ~igniente se proveyó.de lo nece ario, .r como }Jios le fue senido se meti ó en la ClJeya alumbnllldo C011 bachones de paja, Onando ya habia bajado bas, tante por ent re elOlmes piedras negras, batieron de sus cuevas nubes enteras de rnurciétagos y lechuzas, y empezaron á revolotear encima de el dando cllilli­< 10 hasta que le npagaron la luz. Entónces sí se creyó perdidO y maldijO al D ablo basta que le supo á feo, La o¡;,cul'ldad se bizo tan den::.a, que él creyó que se habia compactado y que no pouia moverse de allí. Un lwmbre que despertase cntl'e una tumba sin ll ode r le,antal' l:.L tapa del ataud selltina una impre- 510n lTIénos 1101'ro1'0,a que aquel desalmado. Perma­n ecia llIudo y como de una sola pieza, cuando ulla luz que salia del fondo empezó tÍ. Lacerle perceptible la cueva con toda su profundidad. Entónces emprendió camino. Llegó á una abertura circular ,en donde halló :í, un anciallo sin barua , de color muy moreno y que cstaba cuuierto ele musgos como un tronco iente verde que al verlo se lanzó sobre él con las fauces abierta", La serpiente era de esmeralda muy lras parente, pero tan dúctil y blanda C?1l10 la seda" ~os (Ijos eran dos grandes ru ules )' le bl'lllaunn deiia. 01.)(.)­diente el arrepentido cojió una cántara que introdujo y sacó llena; pero apénas trató de llevarla á los labios bubo de soltarla porq ue no soportó el peso tan enor­me. Rota la cántara empezó á rodar una bola pesada, pues que el agua se habia solidificado, convirtiéndose en oro . El anciano entónces le tocó con el dedo índice la frente y Gonzáles quedó dormido .... Al dia siguiente despel tó entre la cueva cerca de la puerta vestido con sus mismas ropas y con su bola de oro junto. Poco tiempo despues, Juan González era dueño de grandes estancias, y de muchas mular. ; fué uno de los hombres más ricos de estos lados. Pero desp de muerto, eso ¡:;í, no hay quien no viaje de noche por estas comarcas que no lo haya encontrado montado en el diablo en forma de marrano y diciendo maldi­ciones horro:,osas. y be aquí, sellores, la discripcion de la cueva en­cantada de Oroquius. Dímosle las gracias á don Dartolomé juntamente con alguna moneda, y nos entregamos al sueño en me­dio de tantos encantos como habiamos oido. J. DAVID GUAlUN. • Anuario de la Academia Colombiana· Recomendamos á. toda pe~s~~a d~ juicio y que de véras desee el progreso Y la Clvlhza~lOn de nuestra pa­tria, sin atender á cuestiones de ]?artldos, la lectu.ra de la primera entrega del "A nual'lO de la A.cademla co~ lombiana," que ha salido á luz ~n estos dla;;. J;Ie aqll1 una obra que dará má, honor.~ ~sta Repubhca. que muchas otras publicaciones perlOdlCas de las que has­ta ahora han publicado nuestras prensas, porque ella hace comprender que no carecemos. aqll1 de CIertos géneros de talento, raros en los .. SOCiedades l~u~~'as, cuyas obras parecen más. bien hijas de una C.I"I!Jza­cion ya madura y no eSCrItos de hombr:es naCIdos en el corazon de los Andes, y lo que es. mas, que !10 han necesitado salir de su patria para Ilustrarse a fondo en los ramos más árduos de la historia, literatura y filología de la hermosa lengua que nos legaron nues-tro antepasados. .' . En una castir.a y clara llltroduCClOn, q,ne no ,esta firmada, nos explican los seno res ~cadémlcos. cual ~a sidú el origen de la nueva AcademIa colom~lana, ~ a­mificacion de la espanola, como somos tamblen hiJOS de aquella nacion en cuanto á raza, cost.umbres y I:e­Jigion. Siguen algunos documentos relatn'os á. l.a mIs­ma. Academia y varias de sus acta~, de?de su ~l'lm~rs­fundacion ellO de mayo de 1871, baJo, la dll'eCClon de nuestr~ malogl'ado amigo Jo~é Mana .Ver~ara y Vergara y el señor Manuel 1\1a1'1a Mallarlllo, ambos reemplazados en breve por otro~. .' Nos sorprende que en esta pnmer~ pu?]¡~aclOn del " Anuario académico" no hayan temdo a bien hacer alguna mencion honorífica de aquellos dos ~alo~rados miembros 105 que además de ser de lo~ mas. Impor­tantes qu'e encerraba la corporaci.on. hteral'la, e~'an hombres de gran valer en la Republ:c~ y merecJan que sus nombres figurasen en las pagm!1s de es~os anales algo más extensamente que en una lacól1Icll acta, en que se menciona que fallecieron, y .que en su lugar se nombraron otros miembros. Debena ~acerse aquí lo que en la .i\cademia francesa: el m.lem~ro que reemplaza á otro hace su elogIO en una COI ta blO- • grafía que Jee el dia de su instalacion, y hacemos esta indicacion, que parecerá tal vez presuntuosa, porque siendo el deseo de la nueva Academia que nos aprecien en otras naciones, no estaria por domas hacer conocer, por lo ménos, quiénes y cuáles eran los méri tos de los que van fal] cciendo. El pl'imer artículo que encontramos, dcspues de las actas, es un hermoso estudio histórico) ol)ra del tan conocido y elegante literato señor Juse Oaycedo Ró_ jas, en el que nos da cuenta de la primitiva fllndacion_ de Santafé de Bogotá, por el adelantado Gonzl10 Ji menez de Quesada, á (3 de agosto de 1538; Y nos ex­plica el motivo por el cual la Academia fijó á doce sus miembros, como un recuerdo de las doce casas q Ole mandaron fabricar los cenq uistadores, sirviendo de núcleo á la presente ciudad. Una observacion que no ha hecho el señor Oaycedo, y nosotros nos atrevemos á apuntar aquí, es que los conquistadores fijaron ese número en conmemoracion de las doce tribus i raelitas y los doce apóstoles que siguieron á Jesucristo, así un tierno sentimiento reli­glO- O in piró entónces á aquellos sublimes aventureros, que como observa el señor Oaycodo, no siempre les inspiraba la sed de oro, sino tambien á veces grandes y nobles sentimientos. La prueba de que los conquis­tadores no eran como los han querido pintar, hom­bres que sólo buscaban el propio ¡nteres, es que con tanto ahinco procuraban dejar en pos suya la luz del Evangelio y el santo recuerdo de la patria. No se puede baldonar solamente al pueblo español por sus crueldades en aquel siglo, porque todos los conquis­tadores y guerreros de aquellos tiempos eran bárbaros y cl'Ueles, y en América como en Africa, en Italia y en Hungria, los alemanes, ingleses, franceses é italia­nos que se batian eran unas fieras. En 1527, en el famoso saco de Roma ¿ no atacaron al mismo Santo Padre que tuvo que I'efugiarse en una fortaleza para. defenderse de los católicos .espanoles y fl'anceces en union de los luteranos alemanes? Y si cometieron crímenes los conquil'tadores, injusticias y traICiones con los venoidos indígenas, cúlpese á la ignorancia de la época y no á ellos. En cuanto á la tacha de aventureros sin nombre que se les da, ya que e] señor Oaycedo no individuali­zó los conquistadores hidalgos que registran los cro­nistas é historiadores de aquel tiempo para pl'obar, no su honradez, puesto que el nombl'e no lo da sino la buena conducta personal, pero sí la hidalguía de su nacimiento, como lo pruedan los siguientes nombres, que entresacamos de una lista que hemos hecho de ellos, registrando varias crónicas y particularmente las genealogías de Ocariz, sin hacer caso de las absur­das exageraciones de que, en parte, adolece ese autor. Oon Gonzalo Jimenez de Quesada vinieron los si­guientes hidalgos de nacimiento noble de España: Pedro N uñez de Cabrera, hijodalgo de orígen por­tugues. Antonio Diaz de Oardoso, hijodalgo de orígen pro­bado de sangl'e noble. A este conquistador le dieron solar para casa en la segunda cuadra abajo de la Plaza Mayor en la calle de San diguel. Antonio de Castro. Tanto él como su mujer eran de una familia noble de Portugal. Juan de Céspedes, de familia noble de Argamasilla. Sirvió al Rey de E~ paña en la ::ompañla de bidalgos que levantó en Toledo el Prior de San Juan contra los comuueros y pasó despues á Indias con las tropas reales. Las casas y solar que le dieron en la reparti­cion primera, estaban en la cuadra que despues ocupó el convento de San Franci co. Martin Galeano, (el fundador de Vélez) era origi­nario de Génova, en Italia, é hijo de familia noble de aquella ciudad. Militó con don Antonio de Leyba en Italia. Francisco Maldonado Dorado del Hierro. Oaballero de familia hidalga del Obispado de Burgos. ., Francisco de Uonsalve. Natural de una familla DO­ble de Zamora . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • • • 4.6 LA TARD E A lon<;Q dtai> tierra fueron, como 105 fun­dador(' s de ROl11a, a .. enture ros "in nom brc y tal vez criminale~. A\lcma., no no;; pouemos gloriar dc aqueo lIa noblez:l, purque muy pocú conquÍtitadol'es dt:ial'on I'uce con ahinco la continuacion. Concluiremos estas líneas deseanclo con el SeiíOl" Caycctlo Rójac;, que la recien fundada Acn.demill, sirva de ejemplo:r de norma pnra obligar á que nue::.tra liLernturn tome un giro mas sano y origínal, r que abanimos por el gusto, siquiera, de que nos lean, Por eso oscribimos, y tenemos qué escribir mentiras, pues ¿ quién seria el tonto que fuera ñ pen]er su tiempo leyenrl0 puras verdades? ¿ Quiero usted que no lean sus escritos sino usted, el c~jista y el corrector? Pues diga usted verdades ¿. Quie"o usted de acreditar y arrui­nar un periódico? Pues higalo usted semi-ofi· eial y publique en él, de modo que vayan des­: filaudo airosamente, los millares de cosas bue­nas que h

Compartir este contenido

La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 6

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

¡Disfruta más de la BDB!

Explora contenidos digitales de forma gratuita, crea tus propias colecciones, colabora y comparte con otros.

Afíliate

Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido

Para consultar los contenidos añadidos busca la opción Tus colecciones en el menú principal o en Mi perfil.

Mis colecciones

Cargando colecciones

Compartir este contenido

Betty & Veronica #276

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

¿Eliminar esta reseña?