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«But that I be not tedious»: Women’s role, representation, and lack of relevance in Of Plymouth Plantation by William Bradford

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  • Autor
  • Año de publicación 2019
  • Idioma Español
  • Publicado por Universidad de La Laguna
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
María Carmen Gómez Galisteo, "«But that I be not tedious»: Women’s role, representation, and lack of relevance in Of Plymouth Plantation by William Bradford", -:Universidad de La Laguna, 2019. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3716472/), el día 2025-09-10.

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Bogotá contada

Por: Antonio (editor) García Ángel | Fecha: 2013

El programa "Bogotá contada" invita a escritores de diferentes países a que estén unos días en la ciudad, la recorran, la investiguen y participen en algunas actividades de promoción de lectura en bibliotecas, instituciones, librerías y universidades. Luego cada uno de ellos entrega un texto que se recopila anualmente en un volumen de Bogotá contada. En esta primera edición 12 autores extranjeros y 3 autores colombianos escribieron sobre la ciudad que conocieron en el año 2013
  • Temas:
  • Cuento
  • Ciencias sociales
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Bogotá contada

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Imagen de apoyo de  La Jeringa: periódico local - N. 2

La Jeringa: periódico local - N. 2

Por: | Fecha: 02/12/1849

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA· JERINGA. PERIODICO LOCAL. TlUlIL l. Bogotá. 2 de diciembre de 1849. NUBI.2. 10 SOl CONSERV!DOR. " j Impoeíble ! no señor, Que yo soí con8ervador." I. Vea usted, señor Mariano, El Congreso soberano Que en el año de cincuenta Se reunirá, tendrá en cuenta De nuestros pueblos los males, I el monopolio de sales Tal vez abajo vendrá: L Sin duda usté apoyará •••• 1 " ¡Imposible! no señor, Que yo soi conservador." 11. Despues del saludo previo Le dije yo a don Eusebio; Mejorar nuestros caminos Queremos los granadinos, A ver si de esta manera N uestro comercio prospera Hadéndolo revivir; i. No querrá u ted escribir •••• .. ¡Imposible! 710 señor, Que yo soi conservador. " m. Aunque es hombre bien rehacio, Acerquéme 11. don Ignacio El cual me habló de política; .. Nuestra posicion es crítica.." Me dijo con tono enfático, 1 dije al excatedrático i. Será bueno reformar La Constitucion, i dar •••• " i Imposible! no señor, Que yo soi cOMervador." IV. Iba despacio don Lino I le alcanzé en 8U camino, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 10 LA JERINGA. Le abordé, i dije, se anuncia Que pronto hará la renuncia De su pmgüe actual empleo, Cosa que en verdad yo creo, Pues causárale sonrojo Servir al partido rojo; " i Imposible! no señor, Que yo soi consel'Vador. " ~- LOS PARTIDOS 1 LOS tOLORES. (Coutiuuacion.) Qué color, pues, les con"iene a esos señOTes que no tienen color propio i fijo? Tal vez no lcs con\'enga ninguno, como ya hpmos dicho, i su divisa será un arco iris, si bien esta sería una ridícula ironía, porque el sicrno de la paz no pudiera jamas ser la ensl'fia del partido qUA solo quiere guerra i vellganza, aunque por otro lado la teme. N o hai que dudarlo: la luz de la razon i del buen juicio, la luz del patriotis. mo, que por una lei eterna de la naturale. za arde secretamente como una lámpara en el corazon de todos los hombres, se descompone en todos sus colores, tintas i matizes al pasar por el prisma de las pa­siones ciegas j exajeradas de Qse partido incorrejible. I esas tintas se mezclan i confunden de manera que es imposible distinguirlas. Horno dicho que en un solo punto están acordes los individuos que forman ese partido hetorojéneo: en el deseo de tras· tornar el actual 6rden de cosas para me· drar. Ese es el punto oc reunion a donde quisieran salí r todos ellos por dbtintos caminos. En lo demas no hai uniformidad ni concierto, i llicil es convenCCrse de ello al echar la "ista ~obl'o todos i cada uno de los elementos do ose partido, o sean los ingredientes de esa conserva. i Están ellos acordes en opiniones po. líticas 1 No ! unos son monarquistas, otros repu­blicanos, otros absoluti tas; aquellos no ven sino ciertos hombres: cuales confun­den a Mosquera con la política i a Ma­riano Ospina con la patria, o a Herran con las instituciones, i cada uno de cstos clama i trab!\ja por elevar al amo que ha de protejer mejor sus intereses, que. tamo bien confunde con los intereses de la na­cion. Este es demócrata, aquel hace dife­rencia ontre nobles i plebeyos, quiere privilejios, monopolios, i eselavitud i vir­ga férrea para el pueblo. i Están acordes en principios morales relijiosos? No! entre los descoloridos los hai co­muni tas, i comunistas desaforados, im­placahles ; hai ateos, dei stas, materialistas, prote~tantes, fanáticos, camanduleros, je­suitas rematados, i antejesuitas de los finos; los hai volterianos e impios de carita, i de careta, i aun de dos caras; hai iconoclas­tas i jcntes que creen a pié juntillas que los santos de madera i de yeso son los mismos mismísimos que están en el cielo, i que se revelan a las santas mujeres. Pero esto no impide que esa masa in­forme i heterojénea posea un el~mento dominante que le da su carácter jeneral, i que por su mayor peso se lleva el plato de la balanza. Ese elemento es el elemell­to fanático, compuesto de una parte de las masas ignorantes i abyectas, de los f:'lná­ticos e ilusos de buena fé, de los hipócri­tas que solo miran la relijion como medio i no como objeto, i que proG.'lnando su sa­grado 1l0mlJre, solo quieren pelechar a su somhra, i elevarse bajo su enseña. Es como si dijéramos, para continuar nuestra metáfora de jeringa, que tenemos entre manos una cajeta de consen'a com­puesta de diferentes cosas, pero que solo lleva un nomhre: en su composicion ha entrado guayaha, mango, manzana, bata­ta, azúcar blanca i azúcar lIegra ; pero se vende con cualquier nomhl'e, que esto no importa, i el que se la trague sabrá hacer allá la debida diferencia. Pero si ningun color limpio i distinto conviene a esa cOllserm rancia i endure­cida, quizá le convendría alguna combina­cíon, porque en la pintura, como en la química i farmacia, las combinaciones producen los mejores resultados, modifican los efectos de los imples. Combinemos, pues, varios colores, se­gun el significado que tienen en el len­guaje de las flores i los colores, i "éamos si podemos aplicarlos al partido para que de una vez adopte un pabellon, que bien puede constar de dos o tres colores, como la mayor parte de los pabellones. El amarillo pálido i el carmesí unidos significan gazmoñería: "can si les con­vicne esta divisa; metan la mano en su pecho esos señores encapotados que salen de la iglesia respirando ó,lio i vonganza, i que al pedir a Dios en sus oraciones por la paz i concordia entre los fieles i prín­cipes cristianos, se reservan, como bue­nos jesuitas, el desear la discordia para Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA JERINGA. 11 ~.~--~~- su patria, i el esterminio para sus herma­nos. Ya se \'é! sus hermanos los rojos no son príncipes, ni SOIl cristianos: son herejes, i como tales es preciso quemar­los vivos (que muertos no tendría gracia) segun los estatutos i reglas del Santo Tribunal de hL Inquisicion, que Dios me­diante j el triunvirote romano, han de ver ellos establecido aunque sC'a sobre los ci­mientos de nuestro Capitolio. El amarillo vivo i el gris reunidos signi­fican envidia. Pero de qué pudieran los des­coloridos tener envidia, ni a quién ni por dónde? Envidia de que el pájaro voló i se han quedado contando los palos de la jaula, i sus¡Mrando al ver el plato en qné comía 1 Envidi!l. de que otros han venido a ocupar el lugar que ellos ocupaban, ca­liente aun, i a riesgo de que se les peguen sus enfermedades 1 Envidia de ver que el pais progresa i marcha tal cual, i que a esta marcha de progreso no está unido BU nombre j el de sus amos 1 No! deli­rios son C'stos de los rojos que al verse tan altos no tienen envidia de nadie. El azul con el amarillo significan pa­ciencia • ••• Ai! hermanos! que bien ne­cesitan vtle amercedes de esta comhi­nacion l Paciencia! palabra dc-sespcran­te! socorro que irnplor::\nlos condenados! cuánto no darí~n estos por un poco de pa­ciencia! Los descoloridos, aunque biena­venturados, han menester una d6sis mas que regular de este específico o panacea; i no les sentaría mal una lavativa do él con nuestra jeringa. Pero lo peor del ca­so es que la nece itan por mucho tiem. po .••••• mucho! Tengan, pues, pacien­cia, hermanos. Cuidado con perdorla! porque se espon"ll a volverse viejos ánte~ de tiempo. Tengan paciencia por Dios, i adopten en su ostandarte conservoro 01 azul i amarillo. El azul i 01 negro indican hipocresía .... Zape! • • •• A los descoloridos se les pu­dieran perdonar todas sus [,'1.ltas, si tuvie­ran siquiera la franqueza do jugar limpio, 4 no ocultar sus mañas i resabios bajo la capa del bien público, de la gloria'de Dios i la. salvacion de las almas. Dijeran ellos claro: quoremos mandar, queremos suel­dos, queremos honores ¡distinciones, i no importa los medios de que para ello nos valgamos, i entónces nos entenderíamos i sabría el pueblo a que atenerso. Pero apeo llidan patriotismo i relijion donde se de­jan ver patentemente las uñas del ¡nteres individual. Eso •••• sino se llama hipocre­sía, no hai nomhre que darle. La mezcla del azul i violeta esprosan moderacion. Las producciones de su pren­sa i su modo de espresarse dirán si les conviene este emhlema, i si el partido de los descoloridos, antagonista i antípoda de los rojos, es, ni puede ser, un partido mo­derado. Buscar moderacion en sus opinio­nes, en sus actos, en sus palabras, en sus aspiraciones, o en sus pasiones, sería pe­dir peras al olmo, o brevas al alcornoque. La combinacion de azul i pardo signi­fica penitencia. i Sabrán los descoloridos lo que quiere decÍ!' esta palabra 1 Deben saberlo, porque los santos vivon haciendo penitencia; esta es palabra favorita suya: la penitencia para alcanzar cl reino de los ciclos! Ello~ saben que el ayuno, ora­cion i limosna constituyen la penitencia aconsejada por Jesucristo i por los após­toles. Pero a la penitencia por sus peca­dos mortales deben unir ahora la peniten­cia por sus pecados políticos. Si! her­manos, haced penitencia pam alcanzar el perdon de vuestros compatriotas i herma­nos, i para afianzar con V\lestra buena conducta ulterior, no el reino, sino la Re­pública i la verdnrlC'rH, drmocracia, quo (\!I el fin a que n~pir:\lnos todos los buenos patriotas, i que tuvil'l'on en mira nuestros mayores cU!welo perdieron vida i hacien­da en la demanda. Ayunad un poquillo, hermanos, que b;' stante haheis mamado; haced oracion lU('lItal, reflexionad sobro lo que haheis hecho, sohro lo que haceis ahora, sobre lo quo pC'lIsais hacer. Pero que vuestra compoRicion de lugar no sea para desacreditar a la Admini tracion, nI pais, i a vosotros mismos. Enmendaos i arrepentíos de todo COl"aZon. Golpeaos, C0l110 San Jer6nimo, aunflue sea con una piedra: ya lo hicisteis el 7 de marzo, dán­doos con un canto en los pechos. Llorad sobre vuestras culpas, como lloraba el di­vino nazareno sobre J oru alen. El blanco i encamado significan eleva­cion. Si 1'& que quieren los (:onsel'\'el'os es elevarse de nuevo, aunque sea sobre las ruinas de su patda i de su l'eputacioll, de­ben izar desde luego un pabellon de este color. Pero si e~te ha de indicar eleva­cion de alma, elevacion de sentimientos, deben arriarlo desde luego, porque no les conviene de ninguna manera. i Pudieran adoptar el blanco i el rojo que espresan valO1'; el blanco i verde que indican mrtud ; el blanco i violeta que sig- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. I 12 LA JERINGA. nifican rectitud? ¿ O acaso (i esta sí que les viene como de molde) la escarlata i púrpura que significan la ciencia de go­bernar? •• _ No hai que reirse, señores, que la cosa es seria. L Por qué no había de poseer el partido descolorido la ciencia de Gobierno? No porque lo hayan visto desbarrar i dar mochazos cuando ha tenido el poder en sus manos, se ha de inferir que no conoce ese secreto de dificil adquisicion. Pues qué ! la capazidad o incapazidad de un partido, sus luzes, su cordura, su tino pueden cono­cerse en 12 años nada mas? ¡Cómo quie. ren UU. que en solo 12 años haya podido manifestarse hasta dónde llega la sabidu­ría i exelencia de la conserva? Si la hu. bieran dejado gobernar siquiera por 50 años mas, habrían visto que hasta los ni. ños, hasta los seminaristas que hoi están en conserva habrían manejado cual hábi. les pilotos el timan de esta nave hoi zozo­brante i cuitada. La conserva, lo mismo que el chocolate, el tasajo, el vino i la cer­veza, ha de ser aüeja; por eso 8ienta tan mal a ciertos jóvenes de este siglo estar metidos en la conserva hasta el pescuezo, sin temor do. untarse i embadurnarse de una cosa tan fea i asquerosa, propia solo de viejos carcamales. La rnajer para bouita Ha de ser blanca i vermcja: La COn8trVa para buena Ha de ser rancia i vieja. ~ L! JERINGA (;ONSERVER!. Cada cual con su derecho. Eljefc de la actual administracion ha removido a va­rios empleados. El partido caido que no tieno ya empleados que remover, trata de estrechar sus fila, de purificarlas de todo vestijio de rojismo, i saber de entre sus leales filiados, cuántos son, i cuantos quedan. Por ahora está rehaciendo sus compañías, espurgándolas de todo lo que no sea estrictamente suyo. En adelante, todo el que quiera alistarse en SollS bande­ras, necesitará informacion de nobleza i limpieza de sangre, 110 ser de raza de moro hereje ni judio; i si por acaso algJna vez diera en la tentacion de amar la libertad, como la cosa mas santa del hombre, es preciso que ademas, haga confe ion i pú­blica penitencia por este error. Un tri­bunal, a manera del tribunal de los diez, conocerá de las cualidades del que aspire al alto Mnollr de ser conservero de la nue. v'Rlei. Ante él deberá acreditar el peticio­nario que es rico, mui rico, porque los hombres del partido consllrvador son 109 ricos, los acaudalados: que es noble, ya está dicho, porque él no cuenta entre sus adeptos, esa canalla inmunda, miserable i andrajosa que el 7 DE MARZO tremoló el puñal sangriento. j Hui, que miedo! En cuanto a intelijencia, esto no se diga, por­que la intelíjencia Ilf! la presea que dis­tingue al gran partido. Oradores, escri­tores, sabios, en fin, son todos los que han de compactar ese todo que venga un dia a anonadar a los caribes rojos, a 108 bárbaros, a los salvajes. j Muerte a los salvajes rojos! será el juramento que li­gue al neófito con sus conductores, en la tarea piadosa, cristiana i caritativa de limpiar esta tierra de todo jérmen de ro­jismo. Justificada así la idoneidad del candi­dato, qllédale por vencer la prueba rigo­rosa, la de abjurar de las falsas doctrinas, de las erradas creencias, políticas i reli­jiosas con que han traido imbuido el pais, los rojos de 1810. Así como en esta épo­ca los leales apellidaban rebeldes a los que promovieron la emancipacion, i dábanles los epítetos de, la canalla sucia, sedienta de riquezas i poder, inmoral i atea; este mismo lenguaje, con \0' aditamientos de caribes i bárbaros, será en adelante el que se estile para denominar el partido de los descamisados, triunfante hoi por arteR del diablo, i usos de hechizerías. Los bien sentados artículos del cantor de los bogas, este luminar del dja, modelo de mansedum­bre, de fé, pureza i castidad: la pregiere no interrumpida del vate civilizador, que con ardor evanjélico alimenta en J esucris­to odios injénitos, piadosas venganzas, fu­rores reconcentrados, que exhala en bíbli. ca leyenda, con el santo i cristianísimo fin do desacreditar al partido de los rojos, que tanto le ofende las vistas: estas produccio. nes beatíficas, decimos, quedan señaladas como testo para ensayar conforme a ellas todas las producciones que el partido de la moderacion, de la decencia, de la magnani­midad, de la hidalguía, reserva como o­tms tantas ayudas con el fin de correjir la atrabílis de su adversario. Organizada de este modo la cruzarla, proseguirá con pllSO firme acia sus glorio­sos destinos. De este modo vendrá un dia. en que solo i triunfante el gran partido, tenga a sus pies a esa horda de bárbaros, que domina el pais, para afrenta de los que Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA JERINGA. J.3 han dejado de dominar. El gran partido para ese dia habrá fijado ya la verdadera intelijencia de las palabras libertad, tole­rancia, 1'elijion. Sabráse ent6nces que el gran partido superó con bizarría el áspe­ro reinado de la fllerza ; i que sin un Ca­ro, sin un M'l.diedo, sin estos paladines, que han desafiado el poder, las brutalida­des, los patíbulos i el ostracismo de los ro­jos, la libertad de la prensa nunca habría sido una realidad entre nosotros, ni el de­recho de calumniar, injuriar i desacredi­tar, ellejítimo patrimonio dcl gran parti­do. 1 en premio de tan 1I0bles sacrificios, la posteridad reconocida ensalzará aque­llos nombres preclaros que han sah'ado la civilizacion i la moral de esta merienda de negros en que desgraciadamente vivimos. Desde ahora endosamos a esa posteridad la idea de crear la 6rden militar de " La Jeringa," para que decore a estos adalides, mas que sea en su descendencia. Eljenio aspira a la inmortalidad, i para figurarnos esta inmortalidad bajo una imájen visi­ble, finjamos aquella jE\l1eracion de civi. lizadores, llevando en el pecho, pendiente del cuello i de una lazo de cinta roja, una "Jeringa," doble emblema de lid i triunfo. Un Madiedo, un Caro dirán ont6nce5: i i Con estas armas nuestros mayores Al paia libraron de maldicion ; Con sus esfuerzos i sus labores Destruir lograron la )'oja uuion! ! ~ 1t}~llIOCIONES • Rai prácticas que vemos cundir por do quiera. Las remociones, por ejemplo, es­tán de moda. Criados, es decir, empleados removidos, esposas removidas, maridos re' movidos, comerciantrs quebrados a fuerza de removidos. Faltábanos un can6nio-o removido, i como si adivinasen nuestr~s deseos, ya tenp.mos lino removido. Es el L' Amenais granadino, que por tal reputa­mos al Dr. Manuel Fernández Saavedra. Este sacerdote ha comprendido la digni­dad de su ministerio, i se ha separado del camino tortuoso de la hipocresía i rl fana­tismo, para ser lo que debe ser un sacer­dote cristiano que no ha reñido con la hu­manidad. Siempre hemos reconocido los talentos i virtudes del Dr. Saavedra, cuan­do en otra época de tibieza mantenía el fhego sagrado. El Dr. Saavedra fué con­siderado, aplaudido i fostejado por los que veían en él un poderoso orador en él pUl­pito; i hoi ha perdido para ellos todas sus estima11es cualidades. La razon de este cambio de opiniones data desde que el Dr. Saavcdra se ha manitestado tolerante, rclijioso sin fanatismo, zeloso sin exajera. cíon, en suma, liberal sin corrupcion.­Cua: quier otro no podría comprender c6- mo es que siendo el Dr. Saavedra el mis· mo de ántes, con sus buenas o malas cua· lidades, el mismo sacerdote, el mismo ora· dor, el mismo confesor; asíduo en el púl. pito i en el coro, en el retiro i en el con· fesionario; sin emhargo, hoi ha perdido la gracia oc los cofrades de la Escuela de Cristo, que en número de sesenta i pico, lo han exonerado de la ponderosa carga de su direccion- Esto prueba Únicamen. te que los piadosos de cierto pelaje tamo bien tienen su jeringuita, i que sin apre. hension de confundir las cosas mas respe. tahles del culto i el fervor evanjélico, con lo que pasa acá en el mundo de pasiones i miserias; cuando les importa echan por la calle de en medio, i aborrecen, persi. guen i deshoman con un zelo que es para alabar a Dio. Ellos reciba en su santa gracia. Amen. ~. LOS COI.EJIOS Los exámenes en todos los estableci­mientos públicos i prh'ados de esta capital, dedicados a la edueacion de la juventud, han tenido lugar, i en todos hemos visto sobresalir esa hermosa jeneracion llamada por la Providencia a realizar las miras de los patriarcas de la independencia. Des· pues de esta prolongada relucha en que hemos vivido durante cuarenta años, fiuc­tando entre reveses i victorias, sueumbien. do a vezcs con la libertad, triunfando otras con ella: cuando pensamos en que no poca parte hemos tomado en este combate a muerte, entre las preocupaciones tras­mitidas de la vieja dominacion, i las puras i preC'isas ideas de las cosas i su importan. eia real: cuando en fin, dcspues de avan­zada la República a esta era de libertad i virtud, pensamos en que ya a quedar confiada a la jeneracion que se ha levan­tado al ruido de la guerra civil, i la ex aje­racion de principios; con(iamos que ella sabrá mantener en toda lozanía, la heren­cia de gloria i libertad de RUS mayores; i mas afortunada que nosotros, preservará la patria de los tormentos con que la hemos afiijido, a causa de nuestras malas pasio. nes. Re aquí un bonito terna, un poco lar. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA JERINGA. guito, i un si es no es gonO"orino con que hemos querido saludar a Tos gl'anadinos que se aprestan en los colejios, para reci­bir luego el título do ciudadanos. Estamos convencidos de la importancia que hai, de inculcar a los jóvenes los mas estrictos principios políticos i morales, que los Jlre­serve de las cxajeraciones i prevenciones de partido. Si en los colejios fuera permi­tido, dar lecciones sobre estas materias, aconsejariamos que fuesen acompañadas del ejemplo. Este ejemplo consisti ría en no consentir debates políticos i relijiosos sino en bien i loor de las instituciones políticas i relijiosas que nos rijen: ell ~iercer con to­dos la mas rigurosa imparcialidad,de snerte que no se traslujera ni un leve favoritis. mo, que ofendiese la igualdad ante los estatutos: en no acojer, tolerar o disimular los excesos de los unos en daño de los otros, principalmente cuando se cometiesen en nombre de los partidos políticos que divi­den el pais. Si otra cosa se practica, esta será la obra de nunca acabar. Habremos al fin de echar mano de lajeringa, i puf. ... no le bastará al jesuita estender el brazo, ni nos asustarán" los mostachos entre canos deljeneral ciudadano director, ni el mitra­do que se nos pone de frente, como pam desafiar la fuerza del instrumento, ni será. bastante a contonernos los que huyon, co­mo los que paran; porque, Si quereis broma Broma tendremos, Embromaremos, 1 broma habrá.. Sabemos bien que el mundo siempre 111\ sido mundo. Asi pues, lo que vamos a decir os con la mejor intencion de aquel ~ujeto. Por consiguiente. ni los P. P. ca­rísimos, ni los señores Lléras i GOllzáles, ni el Arzobispo metropolitano, ni el jene­mI Ortega •••• ni el mismo MOl1sieur Ber­gerone. Nadie se chille 11Ql'que va de serio •••• Es 01 caso que hai ciertas desigualdades que ninguno quiere conojir. I lo que im­porta es no darles cabida. Siempre el rico será mas atendido; 110 por esto ha de ser su hijo el niño mimado del colejio. POI' lo l'egular, los muchachos pobres son los mas aplicados, juiciosos i de mejores dis­posiciones. Con todo,lasrecomendaciones, las aprobaciones, las notas de sobresa­liente, siempre van a adornar las matrí­culas del hijo del DON fulano. Los premios se distribuyen bajo la influencia de esta tendencia contemporizadora, Pero cuando estas desigualdndes se comet('n cediendo a otros motivos o de pueril p1'eocupacion, o de rencorosas pasiones políticas, i lle­vamos las prevenciones de partido, hasta ('jereer su dañina interyencion, contra un chico, en odio de su padre, esto ya es pug­nar en terreno vedado. Chócanos oir en una casa de educacion ¡as vulgares distin­ciones de conserveros i liberales. Los maestros jamas deben d~jar pe1'cibirasus discípulos la dolencia política que los aqueja. Mucho mas, deben pre\'enir que entre los niños se difundan especies que descubre un doLle favoritismo. Oído a la caja i vista al dialoguito que sigue. -Mire U. papá, decía un chico, fulano es un muchacho desaplicado, rajado, que no sabe j .•.•. i con todo, si viera U., le die­ron el premio de primera clase. -Hijo, en eso habrá justicia, i tú ponde­ras. -No papá, es porque dicen que su padro es que es un liberal tantas muelas. -Vaya hijo, dí>jate de aprehensiones. -Eso no papá, porque mi primo Alcides me ha reforido que en el colejio militar, dias ántes do los exámenes, un señor gor­do, do Ligote~ i figura entre monásticll, -milita!', hal,ía T('I"Ulido, linos 1'osa1'ios con sus láminas de San Ignrlcio, i todos los agraciados salieron áprobos; los del nas así, gracias a ramas •••• -Míra, muchacho, las cosas del eol(\jio, como las que pasan en casa, no se refieren en ninguna parte. -Yo así lo haré, papá, lo que tiene que lu('go hacen los maestros unas inju tic·ias que arden. Mi otro primo, Enrique, el que está. en el seminario, le echaron dn­co bolas negras, porque es que es liberal, i lee el Neo-Surdo, i es que le gusta la República; i mas a mas, dice que los P. P. no lo dejan hablar de esto, porque es que es mui malo. -Déjame con tu "es que es," i con los PP. i con los cuentos. Un preceptor, si es je­suita, si ama la monarquía hereditaria i absoluta, si le acomoda el absolutismo i la inquisicion, debe evitar las ocasiones de mofarse i maldecir do la Repúhlica, que a la tierra que fueres haz lo que yieres !! Este diálogo lo tomamos Il'apres nature, fiados en nuestra prodijiosa memoria, que tambien podemos decir con todo el orgullo de un karo "tenemos memoria." Ojalá. i pudiéramos decir con toda la sinceridad Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA JERINGA. 15 de hombres de bien "narramos sin pa­sion; jeringamos con las mas puras inten: ciones' ni aborrecemos, declamamos I desncJ'~ditnmos, en nombre de la ci\'iliza­cion i del cristianismo;" lo que quiere decir, que cuando apuntamos el il1~trumeJlto, va lleno de las mejores intenciones. A quien no le guste el caldillo, que se enmiende. ~ UN CES1NTE. Helo allí. Anublada su frente por el dolor, ya no es festj vo su jenio, alegre su mirada ni libre su andar. Lleg6 la hora terrihle de la remocion, i el po­bre cesante ve lleno de amargura co­rrer los tiempos que ántes le traían dias primeros de mes. I?ias feliz~s para el empleado que eSCrIbe su reCI­bo para exhibirlo despues en la Teso­rería. i Todo esto acab6 para el ce­sante! Su vestido .••• i oh! cuan otro es de lo que ser solía. ¡Pobre Pacho! Veamos en lo que se ocu pa un cesan­te. Toma la pluma para escribir un fuerte artículo contra el partido rojo, contra el Gobierno que lo remueve; pero cierta esperanza de ser emplea­do lo detiene. Animado por ella re­suelve dar un manifiesto probando que siempre ha pertenecido al partido li­beral, que si sirvi6 a la conserva, fué porque se vi6 comprometido por sim­patías personales, pero que siempre impugnó los actos de la Administra­cion, pública i privadamente. Medita un rato sobre esto, pero el temor de ser burlado lo mantiene irresoluto. U na protestacion de fé política; pero para esto es preciso un motivo plau­ble, i yo no tengo ninguno. ¡Terrible posicion la de un cesante conserva­dor! Cansados de formar proyectos di­versos, unas vezes escribe, otras rom­pe sus manuscritos, ora maldice, ora se resigna ya sale, ya entra. ¡Pobre Pacho fTu suerte es verdaderamente lastimosa, voi a darte un consejo ya que no tengo de que disponer. Oyeme. Suponte que te encuentras en un ca­mino solo i a pié, i que ves venir un coche que sigue en la misma direc­cjon que tú llevas. Esta clase de co-ches en el sentido figurado que te estor hablando son las Administraciones de la Nueva Granada. Pues bien, todos los empleados en una Administracion van en ese coche, unos sentados en mui buenos asientos resguardados del solí el aire, otros un poco ménos bien, otros en la parte posterior, i algunos en el pezcante. Por ejemplo, don Juan M. Restrepo, Porritas, Isidro Espino­sa, don Lino &c. son hombres que jamas han desamparado el coche des­de el dja que lograron tomar el estri­bo. Esta fortuna no la has tenido tú, querido Pacho, porque tienes dema­siada ambicion, i queriendo ocupar un asiento de los privilejiados, te me­tiste hasta el cuello en las elecciones i perdiste tu lugar en el coc?e. Si lo: gras otro dia tomar el estnbo sube 1 col6cate aunque sea en el pezcante. Qué te importa que los caballos lle­guen cansados, q,ue el coche!o mal­diga, que los tlros se revIenten? Lo que interesa es llegar en el coche hasta donde está aguardando el otro postillon. Cuando una Adminis~ra­cion tiene ya tres años se aproxIma mucho al punto donde debe ~n~on­trarse el otro coche; por consIgUIen­te es preciso abrir mucho el ojo i po­ner mucho cuidado pam. ver desde d6nde se da mejor el salto para colo­carse en el carruaje. Los que se des­cuidan en lo años terceros por lo re­gular todos quedan en tierra. (Colltinuará..) ----------------- RAMILLETE~. _ _ - - --D-ESENGAÑO. Señoras i señoritas. Al ver la sim­pática sonrisa que se ha diseñado en vuestros alegres rostros al contemplar mi imájen, me ha sobrevenido el te­mor de que alguna o algunas de vo­sotras, pudieran aficionarse de t~l manera que hasta llegaran a concebn­la esperanza de reducirme i hacerme caer en los lazos matrimoniales. Te­mor tan fundado me pone en el deber de declararos, aunque con profundo dolor: 10 que soi viudo: 20 que tengo hecho prop6sito firme de no contraer Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 16 segundas jeringas, o nuncias ; i 30 que estoi alerta, i nada podrán contra tan solemne proposito, los mas graciosos depgues, ni los mimos mas encanta. dores. Ademas, un hombre que em­plea todo su tiempo t:n jeringar al prójimo, no debe tener relaciones con el bello sexo. ESPOSICION DE LOS PRINCIPIOS EN QUE SE l'U 'DA LA JERINGA. I. Si fuera permitido adicionar las obras de caridad, parécenos que na­die se opondría a que se les agregase esta: jel'ingar al1n·ójimo. Nosotros, aunque semejante acto no esté in­cluido en dichas obras de caridad, por tallo tenemos; i es en virtud de este cQnocimiento que empuñamos el bi­toque, i fuuuclt !-(Continuará.) PENSAR CON EL CORAZON. El Sr. Victor Hugo ha descubierto que puede haber, i hui en efecto. pen­samientos en el corazon. Así, pues, ya no debe sentirse aU¡ sino en a ca­beza; i cuando se nos ofi'czca dir6- mos: "Tan duro eselsentimient) que atormenta mi cabeza, como perenne el pensamiento que preocupa I i co­razon." La Jeringa aplaude el d scu­brimiento, aunque teme que, con el trascurso del tiempo, se descubr'1. que son las piernas las que piensan i las narizes las que sienten: JERINGA MACnO. De esta especie de Jeringa es de la que usa la Gaceta l~Iel'canlil contra el ciudadano' Vice-presidente; por consiguiente no debe esperar con tes­tacion, pues tal atencion solo se la merecen las hembras. DECLARACION .'ORiUAL. I AVISO A TODOS LOS ESPADACHINES, MATONES I PERDONAVIDAS. MOIIRieur Jeringa no admite desafio si. no es con bitoque en mallo. Lasjeringas para el desafio han de exa. minarse i cargarse ell presencia de los testigos o padrinos, de manera que no ha. ya fi'aude, ni vayan a echar bodoques en lugar del líquido respectil'o. Siendo de suponerse qlle MI'. Jeringa ~ sea siempre el desafiado i jamas el aO're. sor, él tiene i se adjudica desde ahora~ se. gun las leyes del duelo entre jentes de ho­nor, el derecho do elejir el líquido o su~tan. cia conque hayan de cargarse las armas. Como la carga de la jeringa es de me­tralla )-110 de bala rasa, el combate teñ. drá IlIgar del modo siguiente, a fin de evi. tal' que los tiros se encuentren en el aire i se neutralize su acciono Se echarán suertes por los padrinos pa. ra saber quién debe tirar primero. . El que fuere f.worecido hincará U1la rodilla en tierra i se pondrá en guardia. El contrario, en lugar de presentarle el pecho, se pondrá do espaldas a distan. cia de dos pasos. Si el primer tiro so errare, se repetirlÍ. hasta por tres vozes, i luego tocará su tur. no al otro, sino hubiere habido lesiono . Estos duelo a quemaropa, o a boca de Jano (que nosotros lIamarémos a boca do jeringa) se ha descubierto ser los mejore» por mas de un motivo, i son los únicos que acepta eljeringador : cualquier bille. te que se le dirija con proposiciones de otra naturaleza, quedará sin contestacion. Los duelos con jeringa son buenos, dice un adajio. Para evita!' demoras i tropiezos, pue· den dil'ijirsc los clcsafiantes al señor D. Lezaca que es nuestro ajcnte jeneral par'a oste negocio, i encargado de al'l'eglar too das las demandas que se hicieren sobr'e el particular. AVISO. En el estahlecimiento de Monsieur J( • ringa, carrera drllIospital, calle de San Juan de Dios número 7 se IJaBa do ven. ta a precios módicos un completo surtido de jeringas de todos tamaños i calidades, a saber: Clisopol1es, con los cuales puede uno jeringarse a sí mismo, sin necesidad de jeringar a la h'1.milia, a los criados o prac­ticantes para que lo jeringuen a uno. Jeringas comunrs a pislon, o sea de émbolo, de la que llaman cayewnas. Jeringas de ycjiga con bitoque de ma· dera o dp. plomo. Jeringas de tripa con lJitoque de made· ra o de pluma. En esta larga escala de jeringas cada uno puedc elejil' la que mejor le couyenga, segun sus nece idades, o todas si todas las necrsita. Jeringas de marfil con bil<.que o sin él. Impreuta del Neogranadino, ror Antonio l\laria Pradilla.

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La Jeringa: periódico local - N. 2

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