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  • Autor
  • Año de publicación 2019
  • Idioma Español
  • Publicado por Alcaldía Mayor de Bogotá (Bogotá)
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
"La Política - N. 2", -:-, 1881. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3690822/), el día 2025-07-07.

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Bogotá contada

Por: Antonio (editor) García Ángel | Fecha: 2013

El programa "Bogotá contada" invita a escritores de diferentes países a que estén unos días en la ciudad, la recorran, la investiguen y participen en algunas actividades de promoción de lectura en bibliotecas, instituciones, librerías y universidades. Luego cada uno de ellos entrega un texto que se recopila anualmente en un volumen de Bogotá contada. En esta primera edición 12 autores extranjeros y 3 autores colombianos escribieron sobre la ciudad que conocieron en el año 2013
  • Temas:
  • Cuento
  • Ciencias sociales
  • Otros

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Bogotá contada

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Imagen de apoyo de  La Política - N. 19

La Política - N. 19

Por: | Fecha: 28/04/1881

REDACTOREs:'DIOJENES A. ARRIETA-JUAN DE D. URIBE. SERIE II ~ Bogotá, juéves 28 de abril de ]_881. · ~NÚMER019 CANDIDATO PARA PRESIDENTE DE LA UN ION EN EL PROXJMO PERIODO OONS~ITUOIONAL. En presencia, pues, del implacable enemigo aguijoneado por el Presidente de la República, puede decirse que el partido liberal apénas obe­deció a la natural, imprescindible necesidad de la conservacion. Es que el conservatismo no per­dona, ni escarmienta, ni se corrije: su plan es único desde los albores de su vida, i las variadas faces que presenta su obra, son apénas acentuá­ciones, mas o ménos profundas, de su~ mismas invariables i terribles tendencias. Necesitábamos salvarnos, i nos sa.lvamos. El esfuerzo de los círculos aislados seria infecundo. Como a las gotas que se sustraen de la catarata -G!ID~DAT-6 PAR! ~·6BIRNAD6R las arrebata el viento en sus alas voladoras, así DE CUNDINAMA I.~CA. los círculos en los grandes partidos, se pierden en el vacío si locos se desvían de la corriente que EN 1882 I 1883. empuja a la. colectividad. Como un I'ayo de sol seria impotente para alumbrar las sombras sin ~ d término, si rompiera el haz de luz -poderoso del . }"~ U no ,., e los ~edactores de este pe-l sol, así círculos en órbitas ili'mitadas pierden la rwdwo, -el senor .A.rrwta, -está fuera de la eficacia de su esfuerzo cuando a.bandonan la ine­capital hace algunos dias; de manera que sistible necesidad del núcleo comun. lo que hoi decimos, i lo que.hemos escrito El parti~o liberal, unido. es irresistible e~ paz i en algunos de los números anteriores no en guerra, 1 .contra el son Imp~~entes, com~ con- , · . l tra los antiguos héroes proteJidOs del Ohmpof compromete sus opmwnes en nada abso u- hasta las veleidades de la fortuna i los rigores del tamente. destino .... JuAN DE D. URIBE. En este abrazo liber~tl hemos ahogado al ene-migo consenador i a los traidores. LA POLITICA. LA. UNION LIBERAL. i Ahora, qué lugar le toca al señor N úñez en esta evolucion que nosotros aplaudimos? Nin­guna; a ménos que pida hoi un puesto en las filas del partido liberal, puesto, que de seguro se El anhelo de La Política, el anhelo imperioso, le dará porque est:unos en la época del perdon ; ha tenido, felizmente, una resolucion grandiosa pero, aunque no se;t tal vez de tiempo la i fecunda. Vencimos los liberales, señores cons~r- crudeza de nuestras p•dabrafl, ello es que siempre vadores de Colombia! diremos ue al señor Núñez se le debi' la d sor- Es de nuestro partido la lmprelllacía- del juicio; ganizacion del partido libera-l, i que su compac­la conformidad con el tiempo ; el acierto en las tacion a.ctual se ha hecho a. pesar, i contra su situaciones difíciles, i no podría ser de otra ma- voluntad. E.:; lo cierto que para el Presidente de nera, cuando el liberalismo representa el modo la República ha sido mortificante, si no suma­natural de ser de las sociedades, la tendencia mente dolorosa, la evolucion liberal, i que ai ver irresistible hácia. el mejoramiento. _algunos individuos desfilar al "centro de gra- Sin hipérbole decimos hoi: se ha salvado la vedad," debió sentir que carne de su carne se República! caía, i qué le faltaha sangre de su sangre ___ _ Aceptrtmos el pensamiento de la. union liberal, El ministerio del señor Núñez debió renun-como que ha sido él nuestro mas caro ensueño. ciar~ lo exijia así, no solo la cortesía a la opinion Bien podría decirse que,- como se presentó el liberal, sino el mismo respeto que se deben a sí domingo;- tiene ~etalles .tal vez preu1atur?s; que mismos lo3 funcionarios públicos. u.n poco. ~as de tie1~po. 1 de espera habna r~du- Este acto de cordur·a del partido liberal se en­Ciclo o hmi.tad? los InCidentes; P.ero esto apenas cadenará, natura.lment.e, con otros de la misma es una aspiraew~ de otro lugar I de otro órden, especie que serán fructuosos para la patria. q.ue es ya exót.Ic~, -lo confesam?s, - en. presen-f Alborozados, se nos hace preciso terminar. Cla de este movimiento salvador, jeneral1 espon- La union liberal se presta a mui ·variadas ob­táneo. . · . . . . servaciones, que haremos otro dia.: el entusiasmo Empresa l?ca sena re~nstirlo~, I no senamos impide la claridad, i hé aquí que somos felices nosotros qm~nes la emp~·endie.ramos, cuando estando perplejos ___ _ nuestro afan 1 nuestro trabaJO deswteresados han . Evohe, por la República! ___ _ sido con el propósito único de la union ; i, cuan- 1 do, en el órden de las ideas, i tratando de repre­sentar esas ideas en los hombres, hemos subordi­nado todo al alto p.ensamiento de la compactacion de nuestras filas. El detalle de nuestra individua­lidad, se pierde, debe perderse, en el solemne conjunto del partido liberal,- que oyendo voces sabias,- marcha. en imponente desfilada hácia el porvenir. Verdad lo que dijo un orador : " N o hemos hecho la union liberal : la union liberal se hn. hecho. Era solucion única i se ha Impuesto"; verdad esto, porque nada hubo ménos forzado que el paso del domingo : fué una inspiracion je­nerosa de las ideas, en la cual mas que trabajo medió cordura i desinteres. La política del señor Núñez, desatada como una tempestad sobre la patria, fecundó con pro­digalidad, entre otros elementos viciados, al par­tido conservador; de tal manera, que intentaba sériamente levantarse de la postracion justa en que lo colocaron sus desvios, sus crímenes i el trabajo liberal. Se erguía, i hé aquí que era una amenaza terrible .... __ ...,..,. __ EL MEETING DEL DOMINGO. En la plaz~ de Bolívar, cerca a la estátua del Libertador se congregaron a la una p. m. la ma­yor parte de los liberales residentes en la .capital. E3taba allí representado el círculo radical por sus hombres mas conspícuos ; i el independiente, tambien por lo mas granado de sus filas. Los artesanos lil;>erales, la juventud de los co­lejios públicos, los comerciantes i un gran número de miembros de las Cámaras lejislativas. De lo alto de los balcones del Capitolio miraban la fiesta el señor Ricardo Becerra i gran número de empleados. Se había repartido de antemano el programa del meeting i se había fijado en las esquinas de las calles principales. Todos aguardaban con impaciencia el momen­to de esclarecer la situacion, para todos . era ese momento definitivo. Cuando el reloj de la Catedral dió la una, los concu1·rentes, en número , de tres mil personas, saludaron al doctor José M. Rójas G. que apa-reció en la tribuna levantada en frente de Bolí­var. El ilustre orador conservaba esa actitud solemne que inspira respeto i bondadoso culto al auditorio. ' El anhelo era inmenso : tres mil personas aguardaban la palabra inspirada del tribuno democrático, sie1\1pre acatada i siempre verda­dera en las crísis ?el partido liberal. Sobre su discurso cayó, diremos así, una Hu. via de aplausos i mil vivas a su nombre; i mil confirmacion~s jenerales de lo que él decía, de~ tenían a veces la palabra en sus labios. Hé aquí el magnífico discurso dechado de ene1jía i de entusiasmo, propios del momento i pro.Pios del carácter íntegro del doctor Rójas: Señores :-Festejamos la union del partido liberal. La idea hace boj acto de República i sella en estoa momentos solemnes la reconciliacion entre los defenso. res de una santa causa. (Aplausos) . Accidentes estraños a la doctrina que profesan los l:iabian separado; pero ella, irresistible como lo es, vuelve a unirlos, a identificarlos, agrupados en torno del antiguo i glorioso estandarte. Queda, pues, restable­cido el debate con el enemigo comun en sus verd"deros términos, claros i bien definidos, como lo estuvo en los días augustos de la República, la cual, por la division del partido, se ha visto algunas veces en vergonzoso eclipse. El 7 de marzo de 1849 i la portentosa revolucion de 1860, actos redentores de la soberanía nacional a,vasa. llada por los restos del feudalismo godo, daban en la conciencia de los puoblos el reflejo amortecido de un sol poniente, i todo, por la division del partido, anun. ciaba la esterilidad del patriotismo en su antigua labor jigantesca. (P'fiOW'{LgaLlus aplav,sos). Pero aquellas dos grandes épocas en que la democra. cia hizo luz, son lumbreras i programa perdurables en el viaje de los pueblos al progreso, que no dejan des-viados apesa. e lo iu.txincado .d.el camin.o. - Por esto hace alto el partido 1iberal a la orilla del volean en que iba a precipitan>e en fragmentos, i se compacta i condensa hoi i vuelve sin ambajes ni logo. grifor>, lleno de majestad, a ocupar los dominios aban~ donados de su poderosa doctrina. (Aplausos i viJUas al o1·ador). El partido liberal afronta de nuevo al enemigo secu. lar de los derechos del hombre. (Aplausos). Si el partido cohservador quiere la Baz de la Nacion dé por terminadw su carrera, anonádese como entidad polüica, abdique ante la grandeza de la Reptí.blica el resto de reyedad que representa i abata el jir~m del harapo de la colonia que ha enarbolado como bandera de la patria. (Vivos aplausos). El partido lib ral no persigue ni odia a los conser. vadores; pero a la entidad politica que simboliza ,hará gu.erra siempre, sin tregua, gnerra implacable hasta rendirla, porque no puede admitir ninguna de sus ins. pi raciones como elemento de gobierno. (Bien! bien!) No es que se ataquen &us derechos individuales en lo mínimo; que se les escluya como ciudadanos,. ni que se les trate en condicion de párias. No: se aspira a que acepten las doctrinas del partido liberal; a que levan. ten el carácter i. se rejeneren, i tengan la firmeza de alma que se necesita para sustraerse al Syllabus, salir de la sacristía, protestar contra la obedieuci~ pasiva que les impone 1ei romanismo, arrojar el s¡¡,yo de las preocupaciones i vestir el traje de la civilizacion, para que tomen as1ento, con aplauso de los liberales, que los recibirán como hermanos, en la fiesta suntuosa de la. República. Ent6uces tendrán con justicia part.icipacion en el gobierno. , Pero en su calidad de partido.político, éste será siem. pre el enemigo comun que. sitúa sus aspiraciones de go. bierno en la época sombría anterior al 7 de marzo de 18.!9, con el tren indispensable de cadalsos, de repre. sion gubernamental en todo sentido .¡ 1de persecucion a los liberales hasta esterminarlos, únicos elementos de administracion i de gobierno que forman su obligado e ineludible credo político. (Apla,usos). La entidad política conservadora cuando se apodera del país persigue sin descanso, porque el catecismo de su doctrina es la intolerancia. Implacable en odios i venganzas, con todo el fanatismo de los que se imajinan se-r instrumentos de una divinidad colérica, mantienen a los pueblos en alarma, con el fusil~tl brazo a todas horas, para evitar el triunfo de semejante partido, cuya ferocidad es notoria en todos los ángulos de la Repú. blica. Señores: este partido conservador se halla hoi per. fectamente organizado i acecha la oportunidad, que en 1 • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 74 su concepto se aproxima, de dar el golpe decisivo a su adversario. El partido liberal, ape~cibi~o ~e esto, asume hoi la actitud imponente de umdad, 1 cterra filas par~ c~n­tenet al enemigo tenaz en sus tenebrosas maqmn~cw. nes. Hé aquí, señores, el entusiastlfO de la solemmdad presente. No es que los liberales se unen por cortesía! por cariño, por deferen?ia, p~r intereses ~erso~ales m _ por espíritu de con_cord1a. N o, l_os ~ne la td~a 1 el pel1 g;ro, fuerzas irresisttbles de doctrma 1 de propia conservacwn individlw.l i colectiva, que los empuja. al centr_o d~ gravitacion en que se condensa la m~~a del parttdo 1 se vuelve inquebrantable. Así, a nadie se le ruega que se junte. Si algunos, lo que no es de esperarse,_ !u~ren refractarios a este acto solemne de reconclltacwn, quedarán jirando fuera de 6rbita, como guijarros suel. tos en el vacío1 que van cayendo al abismo. (Prolonga. dos aplausos ). · Será sensible· pero con ello nada se pierde. Por cada. una de tal¿s hojas marchitas que cae al lod?, ~es. prendida del árbol de la libertad, asoman multtphca. dos renuevos de la jenerosa juventud liberal que cul. ti va la intelijencia i repone las pérdid1\S i aumenta el caudal de los defensores de la patria. Estas conste. iaciones que vienen brotando de los claustros de la Universidad i del Colejio de Nuestra. Señora del Ro. sario tanto resplandecen ya en el Oriente, que no hai temo~, por unas cuant.as defecciones, si las ~ubiere, de ver entenebrecido el firmamento de la Patraa. (Aplau. sos). h' ,, '1. 't Pero señores, es tpotetrco que a.gmen se rests a a • la unio~ de los liberales. i C6mo seria posible que al. guno, uno solo siquiera de ellos, por té~ues remi.n·iscen. cías de iras fujitivas i de ~utuos des!j.C1ertos_ que pr_o. dujeron pasajeras cont_rar_tedades, p~eten_dtese, resta. tíendo la union, el sacnficw del part1do hberal ? N o: semejante escándalo seria bien singular en los anll.l~s,; de la traicion, i el anatema sobre el culpable quedana escaso deRpues de sepúltado en la ignominia. ( Gt·andes aplausos). Señores la doctrina política del partido conservador es el cií.nc~r de la República, i es preciso estirparlo. Parece una antinomia, pero es la verdad: dicho par · tido no puede curarse por sí mismo, porque la_ sa~ud le daría la muerte. (Ru-¡,dosos apla~~sos). Es mdtspen. sable que su doctrina no tenga asidero en ninguna parte. (Aplausos ). Pero, señores, qué desgraciado el partido liberal cuan. do, vuelto pedazos, ba pedido m~s _d~ una vez las a rmas al enemio-o para consumar el smctdto! (Aplausos). I el en°emigo, señores, creyóse desde entónces enal. tecido i con títulos suficientes para insultar i e sc ~r­necer alternativamente, a cada fraccion liberal que, iñsen;a"ta, · ·' para. sostener en la.l.u ha fratri cida. (Bien! bien!) I el partido liberal, bumill_ado ~or la division, . ha venido acruantando el ul traJe restg nado, como i!l se aintiera ~bochornado e indig.no de seguir con el esta n. darte de los hombres libres ! Hasta. ayer el partido conservador ost entaba uncid~s a su carro las dos fracciones liberales, i pbr esto creta con evidencia en su próximo triunfo definitivo. La presen,.te solemn~dad _ha venid~ a des~n gañarlo. Unido el parttdo hberal es wvenc1ble. Cuenta con la juventud de su escuela, poderoso ariete que continúa d~rribando los murallones del ant iguo réjimen. Formtdable a_metralladora. de las seoula_r es preocupac_ioues que hacrnó ~a barbane ~e la colon_;a ¡ i luz precwsa, luz de la manana de la vtda que bana 1 embellece la frente de los pueblos. (Prolongados aplausos) . Del partido liberal, si_ el con,s~rvad?r triunfara, no solo desapr,o,receria la ent1d~d pohtwa, smo el personal i las riquezas de los que hot la componen. Cuenta. con la Guardia colombiana, pléyade de ]léroes que no alientan sino para la. patria. Vijilant es, abnegados, celosos guardianes de la doc t rin~ liberal i egrejios ciudadanos armados, fuertes en el vtvac de los campamentos e invenci?les en ~as batallas que con. tra los enemigos de la hbertad hbra el derecho de los pueblos. (Aplausos). I cuenta con la dignidad i el entusiasmo de estos mismos pueblos, dueños de la tierra cuajada de glorias que les pertenecen como fruto de redencion alcanzada por los mártires que fertiliz~ron el suelo ~on _su sangre para li~rarlos del tnbuto 1 del vasallaJe Impuestos por ant1guos opresores. Señores, el partido. conservn:dor ~o tiene derecho de gobernar en el país. El part1do hberal, sosten . ~e la civiLizacion, defiende el 6rden, la moral, 1~ fam1ha i la propiedad, así como los demas derechos mmanen. tes i afirma el edificio de esperanzas trascendentales en 'el verdadero sentimiento relijioso. Las palabras 6rdan, familia, moral, relijion i propia. dad son meros sofismas en boca del partido conser· vador heredero obligado de la colonia, hasta nues. tros cÚas. ( Vooes de sí, sí, sí ! ) Decidle que os analice el 6rden, i os hablará del cadalso la marca, la infamia, la persecucion i el despoti~mo en todas sus manifestaciones. N o conoce otros elementos de 6rden. (Verdad! verdwl, !) Preguntadle c6mo es la familia _del pueblo que él educa i os la presentará embrutectda por la supers. POLI1.,1CA. ticion i bamhr@ada por la socaliña de los juglares. (Je. nerales aplausos ! ) Pedidle cuenta de la moral i la relijion que.?a pra?­ticado i el mejor fruto de sus enseñanzas lo reJIStrareis en el ~arnero ;le Santafé, en las cr6nicas escandalosas de aquellos tiempps i en la suerte que cupo a los va. Hentes comuneros del Socorro. (Aplausoe ). Decidle que os bable de la propiedad ...• Oh ! ..•. D6!lde estaba la propiedad de los pueblos del Nuevo Reino de Granada, que hal>ian trabaiado com~ esclavo¡;¡ trescientos años i que no tenían segunda. camisa el 20 de julio de 1810! I la doctrina de aquel entónces es la misma que hoi profesa el partid~ conser~adorJ porr¡ue n11nca ha tenido otra para orgamza.r gobiernos, con __ las inevitables modificaciones, en detalles laves, que e;xiJen el cambio de la época. i el person¡¡.l de los opresores. ' Señores liberales unidos! Que las desgracias anterior~s i el peligro actual, inminente nos sirvan de escarmiento en lo futQro. En•re l~s hombres de una misma comuuion política puede haber di verjencias ¡ pero ellas no ~fectan_ la doctrina que les es _comun. Este lazo de um?n es m. quebrantable. . El que pretenda sustraers~ al imperio_ 9e l.a idea liberal, proclamando la desumon del parttdo hb~ral, destile con franqueza bácia el campamento enemtgo; pues es preciso que nos liquidemos_ i qu~ se c~mprenda _ bien que la causa liberal no necesita m admite defen. so res forzados . ( Ruídosos aplausQs). Soñares liberales unidos! Juramento solemne ! Antes que permitir el triunfo del partido conserva. dor, que no qnede piedra §obre piedra en el suelo de la patria! (Sí, sí, mueran los godos!) , Viva la union del partido liberal! Viva la República! Viva la democracia! (Aplausos i vivas a~ doctor R ój as). La banda nacional, que pocos momentos ántes concurria,- de seguro por órden del Presidente de la Repüblict-~,- a. la solPrnniza.cion de una super­chei'Ía. católica, tocó una magnífica pieza. Cuan­do la música liubo terminado, reemplazó en la tribuna el doctor Pablo Arosemena al doctor Rójas Garrido. Es bien conocido el talento i las dotes oratorias de este notable hijo de Panamá, a_í como las simpatías jenerales que tienen su nombre i sus actos en la capital. Fué el doctor Arosemena el primero que presentó una propo­sicion al Senado sobre union liberal, i esto au­mentaba el placer de oir su discurso. Aplausos mui justos recibieron cada una de sus pa1a ras, i v1vas sonorosos, i protes1as vehemen­te de entusiasmo. Discurso del doctor Pablo Arosemena : St:ñore.; :-La noche de nuestro glorioso partido era ya demasiado largA. Los espíritus más fn ertes pr10cipiaban a vacilar: la esperanzil huia de los corazones má.~ vale rosos. LR libertad contemplaba angustiada la division de sus hij os, precursora de su ruina i dé su deshonra. La viotoría , que nos habia ofrecido sn ~ más precisHlas coronas en las bata llas de la fu erza i en ]¡¡s li des de In inte­lij eocia , parecía arrepentirse de habernos abrumado con !us favores. Ibamos como empujados por h11do fun esto, hácia el abis· mo ; i nu~Rtras a~ piraci on es, siempre nobl es i jenerosas, nos señalaban pu e@ to de honor en l11s alturas 1 Pero nos hemos det<·nido, i nos hemos salvado! I con nos­ot ros se sa lvan la libertad i la patria! A la noche de in quietud dolo rosa, ha seguido el dia que al umbra este gra.nde acto de pa triotismo; " Jos odios que esterilizan i matan, reemplaza la co ncordia que fecun da i eren; i sobre la ruina de intereses mezquinos i torpes pasio­nes, clavamos hoi la bandera de Jos principios, a cuya som. bra podrá n poner 80 S tiendAs, sin peligro, tod as las convic­ciones honrad as i todas las aspiraciones lt>jítimas. Esta nn ion no se hace contra nadie : es un acontecimiento demasiado grande, para consentir en su seno, fecundo en be. ncfic ios, propÓ!Ítos pequeños 1 Se hace por la patria, de quien somos ser vidores desintéresados ; por la patri a, cuyo honor, cuyo porvenir, hemos comprometido locamente con nuestras in sensatas divisio nes. Sobre nuestros adversarioa tradicion ales no hemos alcan­zado so lo victo rias sangrienLils en los campos de batalla: hemos ganado tambien la batalla moral, que es definitiva. E l l ib e rali ~ mo, noble i jeneroso, es hoi el alma de la patria, co ndicion neces11ria de sn existencia. Despojadla de sus gran­deR conquistas, i le arrancareis el corllzon. N o hemos hecho la un ion liberal: la un ion liberal so ha hecho. Era solucion úni ca, i se ha impuesto. Es la obra del desin teres i del patriotismo: es un triunfo 'qne mer~ciamos despuee de t antas caidas i de tantos pecados. I ahora no hai que volver la mirada háaia atr;¡s! N o hai que evocar el recu erdo de los tristes sucesos que nos habian separado! De­jemos todas esas impUTezas en las aguas del olvido. Recordemos solo, que somos sucesores de !os apóstoles de 1849. R ecordemos con orgullo que dimos al país, al dia si­guiente de la glorio~a victoria, comprometiéndola como la comprometimos gravemente, la Oonstitucion de 1853, que contenía nuestro credo. Recordemos qlle a nuestro esfuerzo se quebrantó la cadena del esclavo, del pensamiento i de la concienci!l; i que el honor nos impone corresponder a tan magníficos antecedentes. Nobleza obliga! Somoi loi caba· lleros de la libertad, i debemos mantener limpios .nuestroa blasones! Recordemos a los que qoedaron en el campo, al pió d~t nuestra bandera: que su sangN no ha sido estérilmente derramada! En Rus tumbas se estremecerá.n de júbilo por este acto, que SR1 vará el fruto de su nobltl sacrificio ! Señores! La onion liberal es la paz. Viva la R epública r Rójas Garrido i Arosemena eran los oradores anund dos en la invitacion de la Junta liberal, pero el auditorio pedia, i pedia con insistencia, oir a los doctores.Ramon Gómez, Salvador Ca­macho Roldan i Felipe Zapa.:a. Un jóven miembro de la Soczedad union liberal leyó la escitacion que liberales caracterizados de ámbos ~irculos dirijen a sus amigos políticos, i que en totro lugar insertamos. Fué escuchado con respetuo¡:¡a atencion. La -banda tocó otra pieza i el doctor Gómez tuvo que ir a la tribuna, porque se le exijia i se le suplicaba. No hemos podido conseguir su im­provisacion, pero fué mui patriótica i fervorosa­mente aplaudida, El doctor Salvador Camacho Roldan, habló a su túrno, impelido por las exijencias de los con­current s, i en medio del mas puro entusia~m1e invitó a todos a que se dirijieran a la ca~tt. del doctor Zaldúa a participarle que el partido liberal unido lp aclamaba candidato para. la Presidencia de la República. Esto, como era de suponer, en­frió demasiado los ánimos, pero pasada la primera impresion, todos marcharon hácia el camellon de los carneros lugar en donde está la casa del doctor Zaldúa. La¡:¡ calles del comercio i de Florian esta~ han completamente llenas en toda su este1,1sion. Cuartdo la concurrencia estuvo bajo los balco­nes de la habitacion del doctor Zaldúa, el señor Aquile Parra le leyó el discurso que sigue, que fué interrumpido por salvas jenerales,de aplausos. Discurso del doctor Aquileo Parra: Señor doctor Zaldua. : A nombre de un con~iderabl e ntím11ro do t:iudadanos, ven­go a ofrecer~s nuestr11 . ad h :-~ ion a vu estra candidat~ra para la Presit eneJa de la Repúbhca, como e1mbolo de uoton entre loe mie broe tlel partido hberal. La rei ntegracion de estR gloriosa escuela es un premioso deber para con la Re pt.b l i c~ , deber que sienten tod.a los hombres de p• triotismo i de con vicciones, i que nos ha imp-u lsado, los unoa hácia loo otroq, a buscarnos i darnos la mauo par11 establecer con cordiad.d ad los medios de reor. gani~arn o s, a fin de con ti ou~ r n t~ e stra marcha cnmo gr3n partido p\• lítico. En el med io sigl ¡ de existencia de nuestra Repúb lica, el p;11rtido liberal la bR gobern ad o, en diversos petfodos, por más de-so alí.jos, e impoeibliitado much11s veces el fi el pl anteami ento de sus ins­tltncio oee, Es verda li que ei esa 1esponsabilid ad es inmensa, ei partido tiene en su abono, como circunstan cia 11tenuBnte, la jen ~ osirl&d i ab negacion con que sus diversas fr11cciones han ol vidado sus resenLimientos i se'h an unido siempre que la canM comun ha necesitado su sangre i sus eefu erzos. Mas, ei el partido liberal ha ~ab i do unirse para la guetra, es pre c"so que tambien sepa o u irse para oonRervar la paz, fun­dando así el precedente sa lurl able i fec undo de que no debe sacarse la espada para cortH las difi cultades, cuando ~ e puelle tr ansijirlas. El partido liberal está co rri endo hoi un peligro mucho máe grave_ que el de una guerrs civil con su adver­sario ; pues ~ i coot in tí'\ d ivi di ó ndb~ e i subdivi diéo c!ose en cí rcu los impotentes, tendrá for zosa mente que disolverse por disper ion. Este no puede , no debe st:Jr el fin de un partido tradiciona lmente grande; i en presencia de tal peligro su~ miembrq¡¡ estarrlos obl igados a hacer to io jéo ero de sacrifi­d os para cooj orario, uoién dt nos frente al partido conserva­dor, hoi organ izado i com pacto. Por mi parte, tengo plena coofia za en que por mucho que éea el encono que pueda existir entre las fracciones liberales, e ll ~d, 1 ma~ qne todo eso, i por sobre todo eso, vuestra acnsolada probtdad, que es la f.llás só.lida garanti!l que puede darse al . p~ís de que vuestn palabra será siempre sagrada, i de que el, ma· nejo de los intereses públicos, en vuestras m11nos, sera ob­jeto de vuestra solicitud i severa vij.ilancia, a fi~ de 9ue ellos solo sirvan para atender a las necesidades púbhcas, 1 al cré­dito interior i esterior de la Nacion. He dicho. El doctor Zald úa con testó así : Ciudadano Parra, sefiores concurrentes. La uaion del partido lib.eral que acab:Jis de proclama•· de una manera tan solemne es, sin duda, un acontecimiento trascendental en nuestra vida política, P.,orque juot¡¡ndo en un solo haz las fnerzaR que en el presente siglo han empezado a trasformar esta antigua colonia eap añola, termin ~ rá pronto esa trasformacion i se acercará el dia en qne ella pueda ocu­par un puesto entre las naciones que verdaderamente son pró~peras i civilizadas. . .. Congratu lémonos, pues, por esta unwn, fehCJtemos a la República por élla i demos las gracias a los bien intenciona­dos ciudadanos que patrióticamente la han fre. moa 11! acaso, sino qu ~ , ora sea como g obernantes om como gob e rnado~, suj etémos nuestra conduqta, de un modo iov~Hia· ble, a los principios políticos l.jlle son la í ndole de nueetro partido i que h11n producido las instituciones libres gue po· seemo5. Eo nombre de ese putido, que por medio de vosotros me ha dirijido la palabra, yo t1 aigo a la memoria su programa, lleno de luz en todas sus partes, i e8pecialmente proclamo para aten der a las u e ces~ dád es de esta época: La tolerancia de todas las creencies i opiniones; El acatamiento de todos los derechos; L ~ l ~ g a l i dad estricta en los actos. del Gobierno; J,a libertad i pur ez ~& del sufraj io; La surnision a la voluntad de las mayo1ías constitucio­nalmente repre~ e ntadHS; El acceso de la probidad i de la intelijeucia· a los puestos públicos; La pureza i h onradez en el m ~ n ejo i la economh en la invcraion de los fo nd o& públicos; El resp nte•ca labor i tengo muí presenLes los triunfos que b emo~ al can z \do i las conq~ístas qne hemos hecho. Tampoco olvido lo que nos fnte de ambiciones personales, pretensiones concen­tradas, de anarquía. Poner, en lo posible, la marcha política del país en manos esclusivas de la opinion pública, sacándola de la tutela do combinaciones desconocidas del pueblo. Organizar una opinion respeta.l)le, por el. número. i la ho­mojeneidad, que sea guantía efect1va de la hbertad 1 del res· peto al sufrajio. Hacer efectivo, por parte de la autoridad pú~lica, el reep<• to a las creencias relijiosas do los ciudadanos, i la tolerancia de las opiniones políticaR de todos los partidos. Hacer economías severas en los gastos püblicos, para poder hacer efect:in la retribucion de los servicios que requiere la Administracioo nacional i la conservacion del crédito interior i eaterior. Dar garantías de eetabilidad a lQs ~obi e rnos seccionalea de Jos Estados, sin la cual el órden jeneral tampoc0 puede exis­tir, ni adquirir desarrollo la proteocion i adelant.o do los ir: te­reses nacionales, ni estar seguro el derecho de propiedad, que debe ser inviolable, ni ofrecerse garantías seguras a las liber­tades i derechos de los ciudadanos. E stimular eficazmente el fomento de la eduoacion púplica, principalmente en las escuelas primarias, como medio de for­rrra r\ihfd lfdlm:o1í,ll'll · a o o 1 e e r 1 e ere· cho, la libertad i la tolerancia, a la par que de dar a la. juven· tud nuevos medios de ensanchar la esfera de su actividad industrial. El hecho de que en la composicion de los partidos figuran el~ro e nto s más o m ~ nos acentuados de una misma idea cardi. oal, es jeneral i constante en todos los países libres; pero las combinaciones de algunos de esos elementos en parLidos dis­tin tos en su naturaleza, apénas observado tambien en algu. nas partes, es un incidente, porque en lo jeneral hai conve. niencia en mantener el hilo de la tt·adicioo en la marcha. del pais, en cuanto d3pende de la organizaoion de los partidos. · La adopcion de la Constitucion federal, iniciada a lo menos por el partido liberal, le impone ante la historia una respon­sabilidud grave: la de defender esas instituciones con toda la fuerza unida de sus miembros, i de velar en su buen plan­tamiento, hasta tanto, por lo ménos, que su existenoia se ponga fuera -iel alcance de toda vacilaoion. El par tido libera! no puede pretender que las instituciones actuales sean perfectas ni que hayan d.o durar eternamente; pero si debe propender porque en el debate de la prensa, acerca de su conservacion o reforma, luchen partidos igual­mente organizad os. El .par tído conservador acaba de reorganizarse i comp3ctar­se por medio de una Convencion de delegados, como arriba hemos dicho. El liberal faltaría a loa deberes cívicos que tiene como tal, i aun al buen sentido, si, por su parte, no hi­ciera otro tapto en guarda de sus convicciones i principios comunes, como un resultado inevitable de la dinámica social, i como un medio de concurrir a la práctica ·del Gobierno re• presentativo, que tiene por base de funcionamiento, en lo jene.­ral, la existencia de dos grand~Js partidos. La apariciun de varias oandidatur.asl iberales para la próxi­ma Presidencia de la Unioo es un peligro para el país i para las dos fracciones de este partido, peligro que, probablemente, solo puede conjurarse por medio de la union de esas frac­ciones. Invitamos, pues, respetuosamente a todos nuestros amigos a llevar a cabo cuanto án tes esa union , la cual aceptan desde ahora cuatro de nosotros en nombre de la fraocion denomina· da radcal, en virtud de las instrucciones i autorizaciones que 4au recibido de sus copartidarios de diversas partes de la Nacion. Bogotá, 22· de abril de 1881. Julian Trujillo. Pablo Atosemena. Herm6jenes Wilson. Salvador Camacho Roldan. Sántos Acosta. Eustorjio Salgar. Santiago Pérez. Aquileo Parra. Era prudente que los miembros del directorio radical esplicaran su conducta, i asi lo hicieron en publicacion de fecha. 25 del presente. Este 75 documento claro i preciso, que nuestros lectores verán en seguida, hace luz suficiente sobre los móvileti aue determinaron la conducta de los jefes del artido radicnl. Hé aquí el Manifiesto : ' MANIFIESTO l>E LA JUNTA CENTEA.L LIBERAL, En la circqlar que, con fecha 20 de julio de 1880, tu· vimos e! honor de dirijir a los miembros del partido liberal, definimos de ¡:sta manera el objeto con qu.e se había orga izado la Junta Central: "En la presente crisis ;hallamos claramente determi. nados nuestros deberes políticos. Nosotros no podemos retrocader ante ningun ~acrificio digno i patriótico que fuere necesario para ·evitar el que,- empapada como lo está todavía en la sangre de los que han muerto defen· diéndola, -la bandera !Íbera! sea rendida a los que jamas la han visto asi en el campo de batalla, i que, segun la lei de la República, no tienen derecho de abatirla sino por medio S.el sufrajio. . "En deÍ~nsa, pues, de la causa liberal, en nombre de los principio"! que constituyen ~sa causa, i en memoria de los sacrificios q e ella representa, hacemos un llama. miento a nuestros copartidarios, i esperamos que todos responderáp. "N os dirjjimos a todos los liberales con prescindencia de las divi!l}.ones que, en cualquier tiempo i por cualquier motivo, se hayan hecho sentir en el seno del partido. "Invitamos a todos los que desean que desaparezcan tales divisiones, a fin de que nuestro gran partido, con­solidado en suR doctrinas, continúe, dentro del órden constitucional, su obra de progreso, -obra para la cual, ahora más ~ue nunca, es indispensable la reunion cordial de la mayor parte qe sus miembros, si ya no fuere posi· ble ll;l de la totalidad de el los.'' A este itamamiento a la union del partido liberal corref:lpondieron, de todos los puntos de. la República, millares de ciudadanos, quienes resolv•eron confiar la direccion de lqs trabajos politicos a l~ Junta Central, i boi ha llegado el caso de dar a esos Ciudadanos cuenta del u.so que hemos hecho de loe poderes que ellos nos de· legaron. · Fraccionado el partido independiente en la adopcion de candida u ras para la Presidencia de la U níon en el próximo pEJdodo, era preciso determinar nuestra linea de cond·ucta en lucha electoral. N o creímos que debíamos adoptar i recomendar un candidato radical, porque eso, en la presente situacion, léjos de coptribnir a la reintegraciqn del partido, objeto principal de nuestros esfuerzos, sólo habría servido para ahondar las div1siopes, enardecer mas los ánimos i pre­cipitar alguf\as de las fracciones independientes a unirse con el partido conservador. Tampocq creímos que el partido radical debiera abs· tenerse de toda participacion en las el ecciones i dejar a las diversas fracciones independientes disputarse la Pre­sidenáa e~ una lucha encamizada; porque tal absten­cion debía dar necesariamente uno de dos resultados : o a umon comp e a e una de la fraccwnes m epenrueu=-­tes con el ~artido conservador, que se adheriría en masa a a)gun candidato dispuesto a ir en sus compromisos mas léjos de lo que le tolerarían las otras fracciones liberales; o que ninghno de los candidatos reuniex:a la mayoría suficiente ara que hu hiera eleccion popular, i que lle­gara el caso de que ésta se hiciese por el Congreso, tal vez inconstitn cionalmente, por medio de negociaciones inaceptabl s. ·Ambos resultado! tendrían que traer ine-­vitablemente la guerra civil. En toda cuestioo política se trata de eqnilibrar inte­reses diversos, i para lograrlo es preciso fijar su centro de gravedad1 que es la justicia, :&1 país tiene ·derecho a ex iji1· de s s ciudada110s, en sus respectivos partidos, que establezcan un gobierno que, por su estabilidad i solidez, mantenga la paz i dé garantías 11 todos los derechos. Tal cla,se de gobierno no puede existir miéntras no esté apoyado p0r un partido fuerte, que por su número cons­titllya una mayoría, a ménos que los diversos partidos tengan repl·esentacion parlamentaria, i se presten mútuo apoyo. R.oto el equilibrio de los partidos, i apoderada una sola fr l!-ccion de las mayorías lejislativas i de los ga· bjernos de c asi todós los E stados, esa fraccíon tiene que constituir an Gobierno débil, in capaz de hacer cumplir las leyes, i qué por lo mismo trastorna el órden i .el pro­greso del país1 pues para sostenerse ha. de apelar a com­promisos ue l·elajan la administracion pública. Si el Gobiemo del país es un Gobiérno de mayorías, es preciso brganizar esas JUayorías, i los esfuerzos contrarios a ese resultado, son trabajos ilejítimos i peligrosos. Cada sit acion tiene su problema, i éste su solucion propia. Uonsiderando pat1·ióticamente el problema de la situacion actual, se observa que para él no hai otra so­lucion, OC? ' patible con los intereses del país, que el de la union de las fr llocciones del partido liberal, a fin de organizar un gobierno aceptable por la jeneralidad de la N acion; o, si esto no es posible, dejar el campo al ad­versario para que él lo b :lga. La cont.inuacion de la lucha entre las fracciones liberales tiene que ir agravando el mal dia por dia, hasta que al fin los homhres trabajado· res i desintieTesa!fos, que cbnstituyen la masa del partido, deserten d sus tilas, i el liberalismo acabe por una ver~ gónzosa a~dicacion. Dé esta conviccion han participado distinguidos ciu­dadanos de la fraccion opuesta, quienes han visto que al fraccionamiento del partido liberal ha seguido el frac­cionamiento de las fracciones, i palpan los peligroa comunes a todas ellas. En tal situacion un sentimiento patriótico ae ámbos lados, nos ha movido a entendernos i a conferenciar sobre los medios de poner término a tan graves conflictos. ¿ Hai aleuna esperanza de concitiar las fracciones disidentes, salnndo de esta manera al partido de una completa disolucion ? Así lo hemos creído, i sin vacila- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 76 cion i con buena fe hemos procedido a allanar por nues­tra parte las dificultades que se presentaban para la union. Es claro que la union de fracciones disidentes no se efectúa por un documento, i que no se concilian los ánimos en un día. Esta es obra de ~ut~os acto11 de l~l!l­tad i de jnsticia. La union por tanto no puede decirs.e que está hecb,a, sino apénas inicia\ia. ~lla de&agradará a unos i contrariará a otros ; pero como los hombres siem­pt ·e acaban por adoptat• lo que es razonable, tenemos confianza de que todos Jos liberales sinceros, -nó los es­peculadores, -luego que palpen · los peligros que nos amenazan, i que se persuadan de que el partido liberal se halla en el dilema de unirse o de disolverse, acabarán por entenderse i darse la mano. Aspiramos a un cambio de política que consulte los intereses jenerales del país, que son los mismos del par­tido liberal : no exijimos un cambio de hombres. N o importa quién administre la hacienda, si lo hace con economía i probidad ; ni quién examine las cuentas, si las · glosa escrupulosamente. I así en lo demas. Presentada la candidatura del doctot· Francisco Javier Zaldúa, no hemos vacilado en acaptarla i recomendar!'a. Ninguna objecion teníamos que hacerle. Liberal antiguo, su fidelidad al partido está fuera de duda ; jurisconsulto eminente, deben esperarse de él grandes actos de justicia ; hombre probo, la moralidad de su administracion será incuestionable; i su misma venerable edad, que lo pone fuera del alcance de las ambiciones ardientes, es una ga­rantía de que sus aspiraciones se limitarán a restablecer la tranquilidad i la confianza, en mala hora perdidas, a conciliar a ]os liberales por su imparcialidad, i a captar­se el respeto de sus adversarios por su moderacion ijus­ticia. Si la candidatura del seño1· docto•· Zatdúa ha sido sin · ceramente proclamada i es lealmente sostenida por los que la iniciaron, no hai duda de que desaparecen todas ]as dificultades con que pudiera tropezar la administra­cion ejecutiva en el petíodo ct·ítico de la eleccion. Ni hai tampoco duda de que la union de las fracciones libe­rales se irá efectuando gradualmente, salvando as! la bandera libéral de ser abatida ante. sus adversarios. Mas si esa candidatura no ha sido sériamente iniciada, i maña'na se la abandona, con el pretesto inicuo de que no puede ser candidato quien por su probidad i por su conciliador e intachable programa inspira confianza a la fraccion radical; si esto se hace para formar una alianza con los conservadores, a fin de hacer Presidente sabe Dios a quién; i si de esa alianza resulta el advenimiento al poder del partido conservador, la entrega, sin sufrajio, de los Estados de Antioqnia i el Tolima, o la guerra ci­vil; entónces el partido libe•·al decidirá quiénes han sido sus servidores i quiénes le han hecho traicion. Por nuestra parte creemos que la candidatura del señor Zaldúa debe ser sostenida aun en el caso de que sea abandonada por . los mismos que la proclamaron, i ello vor el hecho sato de ser él un liberal de cuya lealtad no puede duda rse, i un hombre de probidad. En cuanto a la union liberal esperamos que nuestros dele at.arios no verán. en ella flq uívocos de ninguna clase. La hemos aceptado con lealtad, como fruto de una hon rada conviccion, i abrigamos la 'esperanza de que todos nuestros amigos la aceptarán del mismo modo. · Otros ciudadanos podrían haber encontrado soluciones más acertadas; pero sí dudamos que ellos nos hubiesen a ventaj~o en patriotismo i sinceridad. Bogotá, 25 de abril de 1881. SÁNTos AcosTA-SANTIAGO PÉREz-EusTORJIO SAL· GAR-AQUILEO PARRA. SECCION LITERARIA. EL ABOGADO LACHUD. Hé aquí el hombre ! Tiene la frente ancha, luminosa, tersa i ovalada,-· e1 rostro ardiente i esplendoroso,- el labio ancho, intrépido, con un·a refinada sonrisa de Ganlois,- la fosa nazal di la­tada, reposando sobre una nariz sólida i de enlaces rec­tos,- la boca rica i redonda, que recuerda aquella que Horacio envidiaba a los atenienses: a1·e 1·otunclo, i Jos ojos grandes, redondos i sus pát·pados de movilidad me­ridional; estos ojos un tanto amortiguados, se ilumi­nan de claridades tenibles i de súbito ríen con un dulc~ resplan.dor que sobre el cristalino toma colores del iris i arroja sus rayos al globo,- movimientos de cabeza llenos de majestad; -la mano pequeña, los dedos delgados, la parte interior de eso~ mismos dedos gorda, protuberante, rosa

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La Política - N. 19

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