Saltar navegación e ir al contenido principal
Biblioteca digital de Bogotá
Logo BibloRed
Saltar el buscador

Esta ingresando al contenido principal

  • Artículos

Evaluation of the ExSel® self-questionnaire to screen for an excess salt intake in patients atteints of Chronic Kidney Disease = Evaluación y validación del auto cuestionario para depistar el consumo excesivo de sal en pacientes con enfermedad renal crónica

CONTENIDO DE LIBRE ACCESO

Este contenido es de libre acceso. Solo haz clic en el siguiente botón.

Ir a este contenido
  • Autor
  • Año de publicación 2018
  • Idioma Inglés
  • Publicado por Annales de cardiologie et d’angéiologie
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
Lina Marcela; Ducher Montoya Torres, "Evaluation of the ExSel® self-questionnaire to screen for an excess salt intake in patients atteints of Chronic Kidney Disease = Evaluación y validación del auto cuestionario para depistar el consumo excesivo de sal en pacientes con enfermedad renal crónica", Colombia:Annales de cardiologie et d’angéiologie, 2018. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3711827/), el día 2025-08-21.

Contenidos relacionados

Compartir este contenido

Revista de Antioquia: periódico literario, noticioso y de variedades - N. 11

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Calidad y auditoría en salud

Calidad y auditoría en salud

Por: | Fecha: 22/04/1876

TOMO I .... TRIM. n. mde1l1ilI, 2' de. abril da 1878. NUMERO 1& REVISTA DE ANTIOQU ...... EERIOJ)ICO LITERARIO, N8TICIOSO y DE VARIEDADES EDlTORES-L1RORIO ECHAVARRIA VELEZ. ALEJANDRO HERNANDEZ MONTOYA Y'LlSANDRO RESTREPO COLABORADORES l ' Acevedo Gntillano, Alvlar José de J., Dr., Arango Marco A., Botero A. Rafael, Dr., Botero U. Alejandro, Botero U. Baltasar, Botero He!'me­' l'Ieglldo, Dr¡, Botero Juan José, Brav.o Pedro Al, Cano Fidel, Carvallo Luciano} Clsnéros Francisco J., De H6yos Roman, Dr" De la Roche M. V., Dr., Echeverrl Camilo A., Dr., Escovar Fabrlclano, Espinosa Jesus María, Dr., García Ab'rahan, Isaza Ell'Iiliano, Isaza Isidoro, Isaza .Luis María, Isaza. y C. Pedro A., Jaramlllo T ulio, López C. Ri­cardo, llano Juan C., Dr., Llano Teodomiro, Dr., Martínez B. Ramon, Dr., Martínez Juan de S., Martínez P. José M., Dt., Martínez Remlglo, Dr., M ~jía A. Luis M., Mejía T. Jesus María, Mejía Juan de D., Merchan Rafael M" Mollna Juan José, Moreno Abrahan, Muñoz F. de P., Navarro Nepomuoeno J., Navia Rafael, Pombo Lucio A., Dr., Po­sada A. Andres, Dr., Quevedo Tomas J.) Dr., Restrepo El Alvaro, Restrepo E. Antonio M., Restrepo S. Benigno, Dr., Resuepo 1. Guillermo, Restrepo A. Ju lio, Dr., Restrepo l. Luis M., Dr., Restrepo José de la C., Restrepo Rica~do, Tobon Juan C" Toro Z. Lázaro, Toro Manuel S., Urlbe Benito, Uribe Fabricio, Dr., Uribe M. Franoisco A., Dr., UribeA. Manuel, Dr.,Vélez V. Baltasar, P~ro., Vélez Fernando, Drl, Vélez Marc-eliano, Dr., Viana Demetrio, Villa Eduardo, Villa V. Sinforiano, Dr., Zuleta José C., Pbro. Dr. NOTICIAS DE UN PASEO .. SEÑORE8 EDITORES DE LA "REVISTA DE ANTIOQÚIAlI • Si vuestra imaginacion curiosa ha intentado por oasua­lidad seguir el sábado último, las huellas de una oabalga­ta sobre la carret~ra del Norte.; si se os ha ocurrido pre­guntar á. donde ¡;e dirigía el alegre grupo de jinetes que aband'Onaba la ciudad y se perdia á. vuestra vista entre las nieblas de esa fresca mañana, yo puedo responderos. Yo os diré dónde iban> y haré más ei me lo permitis: os con· duoiré á un siti'O favorable para un observador, en el cua 1 podeis confiar á. vuestros propios ojos el cuidado difícil de satisfacer vuestra curiosidad de periodistas. Para esto no es preciso que sigamos paso á. paso la mar­cha irregula.r de aquella expedicion~ Dejemos que se ade­lanten los jinetes. Unos van lentamente, otros corren á escape para probar la velocidad de sus caballos. Permitá.­mosles, sin preocuparn'Os, que hagan veinte paradas por lo ménos, entre la ciudad y "La Estacion", y que en este punto ~chen todos pié á tierra, para aguardar á dos perso­nas que vienen á encontrarlos por el lado de Niquía. Esas personas que no Hegan miéntras son esperadas, apa­recen poco despues) ouando 1'a oaravana va á cruzar el rio por el vado conooido, habjeudo abandonado á la derecha la arenosa zona del camino. Hay en el encuentro aclamaoiones y saludos. Los que van les pregunta.n áJos que vienen si todo está arreglado; éstos dicen que sí, y.la partida entusiasmada le grita VÜ;l18 á la comision. Comprendeis algo . de todo esto? Yo aseguro que nó y por esto me tomo la libertad de reiteraros mia ofrecimien· tos. Sabreis de qué se trata y sacareis provecho como Re­cistadores, si me aceptais por guia y quereis acompañarme. Los de á caballo han desaparecido ya, pero no importa; pronto volverémos á verlos. Siguiendo su camlno nos detenemos en el punto bellísi. mo, donde el valle se abre formando una llanura que es­maltan á lo léjos 108 ganados, los á.rboles y 1$8 paredes blancas de las p0888wne,. Una. vez en la banda. occidental debemos apartarnos del hermoso rio cuyos sauces y arenales hemos seguido. Aho­ra se nos presenta oorriendo mansamente por entre vegas fértiles y O\lltivadas. Lo abandonamos, pues, y atravesa. mas todo el11ano. Dejamos á la derecha en la sombra de BU arboleda, una oómoda vivienda cuyo dueño oaballeroso se DOS mostrará en otra parte. Seguimoi hácia la izquier- . da por un plano ascendente en el cual apareceD al prinoi­pio algunos árboles dispersos" despuGs algunos grupos de verdura y mas atraa un pedazo de bosque despejado que atrae por su frescura y deleita la vis-ta oon sus bóvedas de ) fóilaje. Al aoercarnos á es~ punto peroibimos un Plurmullo de voces. Nos aproximamos un pooo mas porque tenemos el d~reoho de ser indisoretos, y á.la vuelta de un matorral nos enoontramos oon un grupo de gente que, á semejanza de las poblaciones nómades, ha tendido sus tiendas en la mitad del campo, á. la orilla del agua y bajo la sombrahos­pitalaria de 108 árboles. He cumplido mi palabra. Estais ya oolocados en vuestro puesto de observaoion. Aquí 'os encontrais de nuevo oon la partida de oaballería bajo el aspecto animado de un oam­pamento, Ó si preferis otra comparacion, se ofreoe á. vues .. tra vista un paisaje agreste donde las figuras se destacan vigorosamente sobre el rústico marco de ramas ontrete-, jidas. Sólo os hago notar que si alguna deserclon existe en el oampamento que acabo de mostraros, el desertor soy yo) <\'.le pel'teneciendo á la pa~tida que lo forma abandono á mis oompañeros para salir á vuestro encuentro y para con­duciros. Vais á darme laa gracias = no hay de qué. Lo que estoy haciendo es una cosa perfectamente natural entre un edi. tor que desea noticia§ para crónica y un oolaborador que desea dárselas; puro asunto de redacoion. Por lo que hace al paisaje que os presento, espero que no me negareis su pintoresca apariencia. . Reparad en medio del escenario la inmensa tienda sos­tenida en su centro por un pilar cent ra.l y en 108 dos oos­tados por seis postes laterales. La ancha entrada del toldo que mira hácia el Oriente está coronada como veis por dos banderas que se cruzan de un modo fraternal, dejando ondear sobre el azul del cielo los colores de Francia y de Colombia. N otad que hay una mesa grande y un número de asien­tos en esa habitacion improvisada. ; que penetran en ella al­gunas personas; que otras circulan por el claro de los árboft les; que hay sillas de montar y varias hamacas colgadas de - los tronoos mas inmediatos, y que los mas distantes h;;\n sar­vido para. atar los caballos que forman un gran círculo on torno del oampamento. Todos estos detalles podrian hacer aupcilDer al transeun. te que llegase de improviso que habia caido inadvertida­mente en el caD;lpo peligroso de una avanzada de guerra. Pero bastarían pocos instantes para sacarlo de su er ror. Porque con un exámen mas atento se puede oonocer qu no son oartuoheras como pudiera. oreerse, las que cuelgan del techo de la tienda, sino oanastas rústicas atestadas d,e fru­tas; y observa al mismo tiempo que hay boteBas suspendi­das, pero no pistolas, sobre aquellos pilares revestidos de musgo como si se tratara. de una fies ta ; y se nota que no es de guerra. el pertrecho en cajas que aparece por el sue­lo i y en vez de armas se ve allí lo que llO se h~ visto en Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. " . - 122 R~VISTA 'DE ANTIOQUIA. --. ~ ,- , '" .~- ningun toldo de campaña: las flores y las ramas, las ban­deras de adorno, y los vivos colorrs de linones flotantes que despliega la brisa para pregonar la alegría de la paz sobre el cuadro engañoso de la guerra. Acabo de deciros que es un cuadro de paz 10 que os ofrezco: rectifico la frase para agregarle estas tres pala­bras: "y de amistad". Porque lo que se ve aquí no es otra cosa que una partida de amigos que se juntan para al­mor~ ar alegremente en la frescura de un bosq ue y sobre el césped verde tendido como UD tapiz ,en la orilla del to­rrente. Y al considerar que estos convidados s~ reunen en un suelo tan libre como el nuestro, bajo un clima be~igno como el de Medellin, en un campo bellísimo como el de Niquía y en madio de esa cordialidad expansi,va que es flor silvestre del campo y no de las ciudades; al contem­plar todo esto, lo -re.pito, me he dicho sin vacilar que nun­ca podría hallarse un conjunto mejor . para representar la paz, esa gran dicha de los pueblos, y la amistad, esa gran dioha de los cor3zones. He abusado ya de vuestra indulgencia para presentaros la localidad y el aspecto de la reunion; abuso de ella una vez más para explicaros el origen y el objeto de esta par­tida de campo. Once caballeros de Medellin que han sido honrados por la amistad y la obsequiosa galantería del señor Luis Féty, han querido ofr~crle, en retribucion á este huésped caba­llero 0, una hermosa vista del valle y un exquiAito baño de buena agua corriente. }\1:e cueutoeu ese número, y hablan­do de nuestro con vidado repito como mis compañeros: "Ojalá que nue..s trad ébil manife tacion dejeen lasimpresio­nes de sus vi ajes un recuerdo tan gl'ato como el que va á dejar su carácter simpático en mediode los medellinenses". Si me preguntais cómo han podido vencerse las pellne­ñas pero numerosas dificultades que trae consigo casi siempre la orgunizacion de una partida de campo, os con· testaré que no h'ly obstáculo -invencible cuando se elige por punto de re union el bo que de Niqllía y la propiedad del seuor F. Barriéntos . .r ada se hnce irnpojble con el auxiiio generoso de un caballero como él que hace recor­dar en su casa al hidalgo e pañol de 10 antiguos tiempos; que ofrece y da cuanto tiene sin excluir su hogar, su servicios y su amena compañía. I~s tan vivo y general el sentimiebto de gratitud que ha iuspir:ldo su fiueza, 'que no debo decir una palabra mas sin rtndir un homenaje de reconocimiento ante ]a ho pitalidad de Niquía. Hablo en nombre de todos mis compañeros que no me perdona- : riaD si callase. Si me preguntais tambien cómo 'han podido improvi­sarse los adornos y el arreglo exqui ito del punto de reu­nion, os responder.é que el 'buen gusto hace milagros de . elegancia cuando se tienen comisionados artistas como 'los señores G. Gaviria y 'L. Posada. 'EIJos merecen mas de un elogio por su obra ornameIttal, y expresiones de gracias por su complaceflcia. Os dejo ya instalados, señores Editores, y queda en vues­tro poder un ligero bosquejo que puede haceros falta ell él cuadro de vuestras observacioues. Lo demaó corre de vues­tra cuenta, 6 mas bien es a!:lunto de vue tra pluma. Me despido de vosotros á pesar mio para volver allado·de mis compañeros que se dirj'gen al, bi.ño y me reclaman. Pero comono olvido los deberes contraidos al cólocaros en cll.mi­DO de redactar una revista, como no dcgconozco que yo que os he traído me encuentro en la o'bligacion de suministrar . algunas notas mas para vuestro e'crito, os ofre'l,co desae · ahora que pondré á vuestra di posicion las pocas líneas que aparecerán acaso en mi cartera como uo débil recuerdo 'de este brillante dia. Ol:l dejo,"rues, por el momento, pero no os abandono. Ha trascurrido algun tiempo, sA.ñores F.Jdioores, desde que · 08 dirigí mis últimas palabras. La ofrecida ~::í:ginn de cal'- · ter a puedo decir que está en blanco por completo si se hace ¡.referencia á detallea. interesante~ i pero ella o~ 'pertenece de todos modos, y la trascribo á continuacion para numen­tar vuestros datos de Revistadores con ,un ,nue\1O apunta, miento de crónica. Eran las 11 de la mañana \!uando circuló la voz E'n'tre los paseantes de que iba á organizarse una expedicion á. la fluebrada endonde se encuentran 10s ,af:rmados baños .de Niquía. Se reunieron los expedicionarios despues de alguna-s dificultadec:. Se dejó en eol campamento un cuerpo de gua.r­nicion com puesto de alg~i06s ,aperezaaos y ·de uno. pocos invÚtlidos convalecien'tes de oatarro. Se les dió 6rden de defender con su vida 'lospertreo'hos, y nos pu irnos en maT­cha en un peloto o poco disci plinado que contaba entre sus filas ·mas gente de á pié que de caballeria. A vunzába.mos subiendo por una pendiente 'suave, y -so­naba n nuestros pasos en la hojarasca de las arboleda. Ea medio de 'la SOTllbra y u'l lado de_ lo troncos muo gosos encontráhamo de trecho en .trecho algunos trozos de ser- "':'pentina que sobresalian de la grama para ofrecernos llsieIr­tos de d~scan80. Cerraban nuestro horizonte paisajes bf'llHmos. Nos bastó poco tie-mpo para llegar :í un vallado de pie-­dra8 donde atamos los caballos á las ramas de un grupo de chagualo!:!. Saltam(}a sobre la cerca, atra·vesamos el camino que principia á empinarse en o:e punto para f:11'ma.r 18, cuesta de San Pedroi descendimos un poco, apoyándonos en piedras y raíces por un'ten'eno en declive, sombr.eado E'D parte y cubierto de hoja-s seclls1 escuchamos con plu.ce.r el murmullo del agult., saltamos 'sobre una 'roca, y 'VIOl­mos á encontrarnos sobre la propia orilla de la qu<;!bl·ada. Temiendo resbalar y atendiendo á. uue tra seguridad n0 habiamos levantado la vista hasta ese instante. So presen­taba., pues, á. nuestl'OS ojos de un modo repentino, coma -una d'ecol'acion teatral, la na.turaleza árida ,y sal.vaje de Ja. monta·ña. Ricia el no·r.oeste, enfrente de 'nosot.ros, el'barranco des­igual de!lpr-ovisto de vegetacion. I~n('ajadas en su pared rojiza. se .veian las grandes rocas de es\~uisto que el tiempo destructol' hace caer lentamente sobre el cauce del agua. Hácia la derp.cha la alta cordiHera que oierra el norte de nuestro -valle con su muro de piedra.s, y que deja correr el agua pura de sus cimas por la marca vi~ible de SUB entrañas desgarradas. Hácia la izquierda ,el ver~e ,paiaa. je~ a.zulado por la di:,tancia, que ocult:l á Módelhn entre una ,bruma lejana. A nuestros piés y debajo de 'los arbus­tos el largo cordon de agua que se retuerce para buscar salida entre un reguero de rocas, como se desliza la 'Re~ piente que hqyQ, sobre .los secos arenalee de un cauce ,pe­dregoso. Tal er.a el pai.saje que -rodeaba nueetro ba'ño. En cuan­to al baño mismo .puede imaginarse un ancho .tazon de piedra al pié de una cascada. Le da sombra en.la altura. un árbol e~tendido en cuyas ram t\S se columpilln .I08 cal" dos, en tanto que RU ,tronco que ha. brotado en las grietas se muestra como enola.vado sobre.la roca misma . . Esa agua cristalina rodando sobre el peñasco ahondado por el chorro aparece en .toda su brillantez, como una lluvia de granizo que al caer sobre UD torrente hubiese sido arr.astrada .en­tre remolinos de espuma. Y cuando l3e detiene pa.ra,fol'e mar esos pozos imponderables, en cada uno de lIos escalo­nes Aue le ofrece para serenarse la pendiente a·ccidentada. de la mOllt,aña.; cuando esa agua se reposa despnes de haber caído aparece· tan quieta, talJ profunda, tan límpida .• y tan '\\1erde como.si estuviese..cootclljda .en .una .inmell83 taza de esmeralda. En semejante sitio un ejercicio de'nabacion 'como elque tuvimos, era no· solamente un placer físico . par.a l; ,que m.e fué muy bien en el Cuoaracho y'que la 'he ex.trañado m.tl'" oho; que vengl),prontoá,verme. Allá. .cómo.está.'tl ·?" -Están bien, mi, señora, much,&s graciasJ"dijo la , ori~d re"ibiendo la polC(]¡ eQlluelta en un p.añuelo. blall.CO que m.' mujer le entregaba. -Bueno., digale que muchas sa.~ · La,oriada se. dC6pidíó y salió cerrando. 600 violenc'a~ el porton. -'Valiente 1OCurrenci.1 exolam6:Elvir&faJ, q!ied ~sol OWlUligO. f No ·puedea. VQl' que} uu:teoga algiIM coai, bo.- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. . REVISTA DE ANTIOQUIA 125 nita sin procurar dañá.rsela; ahora verá. cómo me devuel­ven mi polca aplomada; la descosen para sacar los moldes y despues ]a vuelven á coser de cualquier modo. No se puede tolerar! -Bueno, hija, sigamos este articula que parece muy bo­nito : "Cursaba el año de 1702 y en el campo que •• _. .....,...,.Espérese un momento que no le he saoado los despa. chos á Aniceta; no siga, que ya vuelvo. Mi mujer se alejó por un Quarto de hora y volvió con el pelo suelto. y desenredá.ndoselo con el peine. ~Siga , pues, dijo sentándose á. mi lado. "El caserío de qUE" venimos ha.blando, metido en •••• -Vea cómo se me cae el pelo, dijo mostrándome unas cuántas hebras que acúbaba de sacar del peine, y Bin pare­cer notar que me interrumpia con aquella observacion, Y despues dicen que el Tónico OrientaL,",! __ ese no es re­medio. - Bueno, pero mira qué uesoripcion tan bien sacada! Este doctor U ribe es tan buen literato COmO médico. - Oomo que sab~ de todo! Se acuerda de aquel cuente­cito de la Cruz de Baracoa' que le trajo usted á Luis, tan bonito que era ; lo rompieron los muchachQ's haciendo bu· ques para echar en el baño. y ahora que di"go m'uchaóhos, dónde eAtarán ? Luis! Susana! Susana! -Señora, contestó una voz de "tiple, y detras otra y otra. -Pero mi hija, por Dios, d'eja es'O's muchachos' por al'lá y leamos la Revista que está muy buena. Aqu~ hay' ud art~­culo de Eduardo Villa q~e es el escritor que mas me gus-ta por la originalidad de sus conceptos. . -Qué es originalidad, papá ? preguntó Luis, el' mayor de mis cuatro hijos, que oumple en abril siete añ·os. --=Es una cosa redonda á manera de alpa'rgata', lé cob'tes­té remedando su voz. El muohacho volvió ~ ver á la mamá como buscando en ella un amparo contra mi agtesion. Y como jamas se sQli .. cita en vano de una mujer un sentimi'ento' de caridad y compasion, mi esposa uié npró oon 81r·e d~ reóonvencion y me dijo: Para qué le cont'esta a-si al muchachito? Y despues quieren que no sean desprendldó~ . , y al mismo. tiempo acariciana al hijo de sus entrañ,as que habia apoyado su cara sohre las rodillas de Elvira y hacia esfuerzos inauditos por II 01'8 r. -Para que no sean préguntones, le contesté oon no dio' simulado mal humor. ' -U uh ! Ave maria! Y hasta conmigo se ha enojado só­lo porque le digo que le hable con cariño á este mucha­chito. Caminen vá.monos de aquí, agregó mi mujer, que su papá ha amanecido hoy con la vena y hasta nos pega. De­jémoslo solo, Oj111á. estuviera mas bien en la tienda, que un dia que se podía estar con nos.otros hien contento, no- hace Bino regañar ~ ~ _ .. . Mi mujer so levantó, se fué con sus hijos fme dejó so­lo realmente. Yo saboreé entónces una en pos de otra' lruf 8 páginas del número 13 de La Revista. ~ormé mi' cOIpposiciQn de lugar, y ví perfectam~nte la casa ~e :4úcas Morále~ de Bo­canegra; asistí al combate del Santuario y recogí el últi· mo suspiro del Héroe de- Ayacucho. En seguida __ :..; .. lb di­ré? Sí, Jebo decirlo, derramé una lágrima sobre-la mddes­ta tumba de 1t{iss Oanda1 compadecí á su pad~e, y hubiera querido verlo para ,testificarle mi afeoto y la participabion que tomaba en su pena. Acabada la leetur-aentró mi mpjer'denuevo 'con unftil'e q~ revelaba 'bren el deseó que tenia de rea~ddar la~1 pa­ces conmigo. No necesité ni una in~iquació,n, a~rl ' miB, ~ra- " Z:ÓS en los que se arroj4 ' Elvifa, 1$ dt u~ besa en la 'frente y, le, dije ~ Somds aqligos"'dtrá vez, á.ngel 'mio~ -'No estaba> tan' bravo' ahora 1- me' éoOte8~~ nA!1 ~riao ' e'\ cóñ uIÍ gesto qúe~ ella queria'J.¡ac·9r 'sel'tO pefÓ~ qué su Oarla;' 19U la Qbli~aba '~ue 'fueia oariij08ó~ , -No, yo no estaba bravo. E.s preciso que leas esta his­toria que como un hermoso diamanh e8tá llamada á bri ~ llar en ]a literatura de Antioquia. Se llama "La historia de Miss Canda!" . Mi mujer tom6 el papel y leyó en alta voz. N o sé si se­ria que yo estaba dispuesto al sentimiento en aquella ho­ra, ó que nuest.-o amigo don Edúardo escribió esa historia al caer de la tarde en la presenoia de una tumba, y cuan­do su corazon rebosaba de pesar; pero es lo cierto que ella conmovió todas las fibras de mi alma) y me ha dejado in­deleblemente grabado un recuerdo d~ tristeza que revive siempre á la presencia de un coohe 6 de esos melancólicos cipreses que adornan algunas de las quintas de Medellin. aiee el propósito de no retirar nunca mi suscrioion á la Revista, y 6e leerla siempre en ca~a porque allí, libre de las interrupoiones de mis compradores, aunque expues· to á otras, comprendo mejor las bellezas literarias con que nuestros distinguidos literatos suelen obsequiarnos. Marzo ato yaU;h., EL GENERAL CORDOBA. SEÑORES E~ITORF.S D.E ~A "REVIS.'.M D.S ANTIOQUU", Tuvieron ustedes la bondad de favorecerme" invitándo~ me á. que me suscribiese, como oolaborador del importan. I te periódioo, que con acierto, en mi humUde concepto~ p~blican ustedes con el título de "Revista de Antioquia". Sin dejar de reconoce\'· y agradecer debidamente el honor, que sin mérito de mi parte ~e dispensan u~tede8, tuve la pena del presen'tar e~cu8as, q'ue aunque legítimas, me pri. vaban d'el gusto de contribuir con mi déhil contingente l\ la redaccion de su periódico. i pero aija'dia, que si alguna ve~ m'e lo permitian las oircunstancias, escribiria algu'n'a oosa) aunque no fuese sino para corresponder,á la confian'­za qtie ustedes bondadosaxqente han conoebido de mi's po'! ~as luces, U nas líneas, bien insignij\cantes por cierto, an á matiifestar~ que 00 he olvidado ni mi gratitud) ni mi comprometimiento. . lIan tenido ustedeflla fe~i~inspirac¡on ,de adornar ,lns co­lumnas de Su peri4dioo con la bien elahorada narracion de la vida militar del héro.e antioqueño, que tal vez, sin mu­cha exageraoiúO, podria llamarse '·'EI4-quiles de los tiempos moderno.s". El autor de tan interesante ~istoria lo es el señor doctor Juan C. Llano, quien ha sabido. colocarse á la altura de su honrosa mision; y como este inteligente señor ha dirigido una invitacion con el objeto de.que todo el que note alguna inexactitud en su escrito pueda. rectificarla, yo , me tomo la libertád de hacerlo respecto á un hecho que no es exacto, aunque en nada'influye ni perjudioa á. la glo. ria militar del héroe. Hélo aquí. No cs cierto ~ue el jóven C6.rd~ba es~uviese en San Vi­cente en una escuela'regentada por el señor don Manuel B,ravo, pues este señor jamas dirigió n.in~una escuela en ese puehlo; y dudo mucho que el señ,or Bravo hubiese eR­taao alguná.t ve~ en dicho pueblo. El señor Presbítero Coso me Echevérri era oura en ese tiempo de 'la parroquia de San Vicen,te, poco distante del pu.e?l?, de la Ooncepoio~ en donde naCI6 el héroe y en el cual VlVlan sus padres: dIcho Pre'sb,tero Eoheverri era padrino del jóvÉm Oórdoba, muy , amigo de la1familia, pero ,dis~inguia al ahijado con un ca­ri~ o ~articul'a~ ; , y pudo ' ~ucede~ muy bien, y creo que así sUcedi6, aunque nó estoy muy' Cle~to de ello l pud08uce­der, repit6l que 'el padr'Íno lleyase á su c~8a ' al al uja<Ío, y ~8te estuvieSé por algunos días en alguna ,escuela, pero no \ dirigida por el señor Bravo; pue's, lo repito, este señor tal l' vefz no oonooió al rpuéblo de San Vio ente. I Dé 10 'qUé si' ten~ oer\ldumbre absoluta; ea de que el l' joven 06rdb.ba'e8~utro en uda-esouela de Rio Negro, dirigí! I da por ,el senor don Manüe! Bravo; y .al.1i le oupo al gua 1I esto esór'ibe, 1~ honra de tene~ por oondisóipuló . y amigo \, al'hérbe en ciérnéS,'lqlie no" poo~s ~veoés lo! distinHuió con , ~títóuiat ca'ri&o" lféro"! _'~ elIUe'tbisQ\o QO es'bontagioso. Qlí ~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. desde entónces podia vislumbrarse lo que seria aquella al­ma privilegiada que despue.s debia recibir su último tem­ple al fuego de numerosos y sangrientos comblites! Puede d'ecirse presagiaba grandes destinos por su viv'a'Cidad ex­traordinaria y cierto orgnl1o, pero orgullo noMe y C'OUlO natural, y por esto, no repelente como lo es si{lwpre el orgullo factido y que no tiene en q llé fundarse. Hay una anécdota curiosa relacionad'a con la vida rnHi· tar del héroe, de la que probablemente no tuvo noticia el señor doctor Llano y que tal- vez agradará á 108 lectorE"s de la "Revista", y por esto no dejaré pasal' la ocasion que se me presenta para consignllrla en este lugar. H éla aquÍ'. El entónces Coronel José Mada Córdoba era uno de ]os jefes yue bloqueban á Cartagena, cuando los generales Bolívar y Morillo concluyeron un armistieio; ' y en virtud de él 108 oficiales do uno y otro eJército podian pasearse li· bremente en el campo enemigo. C'órdoba se aprovechó de él para hacer un paseo á la plaza de Cartagena, y se pro­pu o tambien visitar al Gobernador e pañol, qu'e lo era. el Brigadier don Gabriel Tórres i y aquí me permito tribu­tar de paso un homenaje á la justic ia. 'fórres era. de lo mejor que vino en el ejérci to ue M orillo. El batallan del Lean gU!lrnecia á Cartagena y se compo­nía todo de soldados espuñoles que habian trilltJfad'o en la cél ebre batalla de Bailt:n-y arrojado de su tenitorio las te­rribles hu~stes france ':1", cuyo valor y disoiplina adlllira­ba la Europa. La dis<;iplina de estos soldados espuñoles era tambiea admirable, tenia!? unu m::lgnífitJa banda de música y e ostentaban con lujoso uniform e. Supo Tórres el dia que Córdoba ro visitaría y ordenó que la tropa biel1 uniformada se presentase en la plazu ela que estaba frente á su oasa y que hiciern el ejercicin y varias evoluciones militare f todo lo velan T6rres y Cór­doba desde el balMn de la ca, a. dé aquél :' termina.da la. funcion, el Gobel'uador dirige á f!órdoba esta ó semejan­tes palabras: ¿ Q'lé dice Coronel Córd'oba, de. e ta tropa? Le parece bien disciplinada? E:stá bien ve tida? Y qué piensa usted de la banda de música? El jóven Coronel le conte tó c~n su viveza caru\;terí:tica, y con un tono tal vez poco urbano y quizá amenuzllnte: "Sí, señor Goberlladorr le dice, su tropa ef:ltá. muy bieu ves~ida y diseiplillaua: nues­tros soldlldvs no están tan bien vestidos y disciplinad os i pero si meten mucblL la:nza. l1 No 1:6 sabe si el Brigadier Tórres yuiso congraciar e y complacer al jóven Corouel, ó mas bien intimidar al que sólo túvo idea s, 6 ea de la medida vir)a" harto fastidiado ' y mohino quedamos con el DigE'sto romano, las p'audf'cta ,la. Siett" Partidas y las RecolJil~ciont-'s ea 'tallana y. granadilla. Pel'() i el cuerpo mismo df'1 derecho antigllv nos traía ele mala vuelta, lo ' e~:positorf's no hacian brnmar. iQl1ién demo. ni os p0elrl\ pen al' hoy iu que e le erize el pelo, aunque ea cal-­VO , en Oc.val'l'ubia ,el 00nde.de-Ia O:tñada y don· Felif)(~ 'rinajeror "Verdad es que PIl aquellos pergamino los COIlLl'utos e refnn­dían en c\tatl'o fOl'lnnlillas qut' Mlian escribirse en latin, para ha­cer de' ellas ¡m rompe cT,lbezas del mí ero ~stll(l'iunte que no estuvÍe­se iniciado pn aqupl guirigay cicer(¡niano. ])oy para que d,s. ])oy pa1'cc qzu hafla3. Hago pat'a que dea. H((flrY para qtte l¿aga~r Pero la aplicacion y explicacion, el desarrollo y la PKten ion de' esa cuatro fortllulilla ,era lo Cl'e po y lo enmararfado. Je us ! aquello era pava aear filo á un mazo, pal'a ren ~gar de Dios y de' su ' anto. POI' tanto·, ndmini tra'ndoju tici4len somhre de1 E t,ado y por •• qué diablo! ya creiamos estar fnfielando la balanza na la divina A. trea, con riesgo de provocar inca uto ,fa iras de esta dio a, tan bien E'l'Vida hpy en t,onos los ambito de 1'a modprna Oolombia. Nó, 'eñor; lIue tl'O pl'OpÓ 'ito era y es charlar cinco minuto so~ bre cierLos contruLOS que 'e propoften, Se di cut n, aceptan ó se' rompen, cada dia y cada rato. Allá vamo·:. í ellect.ol' quiere se­guimos, euhorabuena., y i no quiere, enhorabuena tambien; pue nosotro , lo mi 'tno andamos ~olo que acompaiíado , tÍ dife­rt'ncia de ciertos prójimos qUf' no pueden camiLlal' 'in muleta, c), de ciertos otros, prójilJ10s tambipn, que no saben andar sino como< las recuas, en manada y cou mad1·ino. -Hombre, Pepe,cémo vamos! iQné'demonios te bacestú, buena alhaja, que te remontas por e os mundos, sin dejarte ver las ual· .... bas por aquí, ni eL.. un año? Dime tqué tal de alud, que tal de mi­nas, 6 h;iblame primero de la miuas que, segun creo te impor ... tan mas que todo, supuP to que anie g-as tu alud y ha ta tu. vida, viviendo en e 0.3 monDes entre los tigres r Jas' culeuras, un dia con fieure y otro con calentma1 Con razon te veo tau p;l\ido, como una flor de algodoll, y tan de vencijado y curiacontecido. como e tlldiante forzado, 6 COl1lo' amante chasqueado. Cvoque, bien: hay miuas 6 no las hay?' y si las hay, tieuen oro ó uo lo tienen? En urna ts'e realizan tus en ueños 6 llegó ya la hora fa-' tal g'el desengaiio? -Vamos por partes, que ese {¡iHagO' de preguntas no se puede contestar de un solo golpe. Pue biell : de todo e o que has en­sartado, sin I'f' pirar siquiera, en tu íntelrogatorio sempítemo, hay y no hay, Salud, poca; pero todavía me alcanza para un año, que' será lo mas que tardo en pstar rico, y bien rico, De pues, nada [\le' importa ir al hospital 6 á la sepultura; pE'l'0 no, no erá allá adon. de voy; porque en teniendo dinero compraré la salud, y ha ta la vida; i6 es que estas cosas no son ya una mercancfa1 Yo no sé' aquí pOI' qué se mut'ren los ricos; pues al volver de cada esquina topas con un Esculapio que te promete, mediante eso sí buen&­propina, mantenerte rolHIsto,. lozanQ y rozagante, aunque seas un vegestorio con un pié ya en el sepulcro y el otro en una cásca­ra de maRgo é de aguacate. En cuanto á minas, las hay y muy famosas. D'e oro corrido err la playa, y de veta en la cañada inmediata. A la primera le estoy' metiendo la tonga, y á la segunda un socavon en p~lsecllcion de1 hilo. Pero es el caso, que cuando la t011ga iba llegando al pié de 1" labor, cayó un chaparron en las cabeceras del amagamiento, éste­be salió de madre, si es que madre tiene ese maldito, se llevÓ' la tupia y me ahogó el lecho pl'incipal que ya me costab~ 50brcr $ 3,000,. awt'D de mi trabajor Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. REVISTA DE ANTIOQUIA 127 Pero esa pequeña contrariedacl no emoota la lanza. Volverémo! .á comenzar, que s610 para la muerte no hay remedio; sin embar­: go de que, como te venia diciendo, eso está en opiniones. Aquí donde se compra todo 'worqué la vida no habria de comprarse, y mas ahora que los dispensariores de ella salen á borbotones de rlos col~gios y universidades? Lo mismo salen los abogados, es de­cir, 10::; homures de las leye ,y ya ves la paz de que gozamos; paz 'en la R epública, paz en el hogar, paz en la conciencia. Verdad es -que ahora han e tado al romper e la crisma, despues de habersf3 pue to de v uelta y médía ; pero es que el derecho moderno acon­, ~eja que es por eSE! camino por el que se llega á la felicictad. Maldita mallfa la qne tengo yo de meterme en digresiones que lno vienen á cuento! Perdóname esa y volvamos al asunto, es de­cir á la mina.s. Plles"bien, respecto de la veta, lueg0 quP. el socavon'hubo avan­: zado 6 braza, llegamos á una áU1'ezre formidable, capaz de burlar-se hasta de la misma dinamita , y de la famo a máquina con que lGermall SomelJier perforó la mole colosal del Mont-Cenis. Por lo ~lo cual y por ha berse adelgazado el filon basta quedar en Ilna -ag u.i;¡ , lo e toy uusl;and-o en otra parte, á cuyo efecto le estoy me­. t iendo una cruzada, y en concepto del minero, que es hombre que ]0 enLiende, lIegarémos Ii él ánte ' de acabar e el año, y egun lo -demue tran los respaldos, allí aparecerá potente de una braza, pulgada m:l s, pulgada rnénos. , 'Ent rp ta oto se están haciendo los molinos. S., tumba monte, se 'ponen emente ra, se h acen caminos, y se echa el agua, que á lo :sumo di tarA un par de leguas de la mina. -PQro bien, Pepe, vamos al grano, Lesas minas pintan 6 no .piutan? porque tú sabes; ó debes saber, que si el ama?'Wo.falta, falta todo. -Que i pi ntan hombre! pues si allf está el oro, ~Ile i fu era 'mnfz todo los pájaro d el monte estarian gordos, Verdad es que yo no lo conozco ; pero me guio pOI' la t rad icion y por mi . ol fll LO que jama me engaña; y allnqu f' tú digas que el oro no hu ele, yo so te ngo que ·f ,.y no corno quiera, sino á glol'in , que la g loria :t ambien huele: y así percibo yo el oro con mi nariz de a lco\'ll ol}ue, como al g ullo pol1ticos la g lol'Ía con s u nariz de gUill'dacanto. Adema " todos lo in fo rme , tedos los ind ici\,s de mis minas ,ate tiguan una riqueza fab ulo a. F igúrate <;l ne ta ita Fu lgpoqio, que filé e. clavo ne don Cel, me Rel ll rubl'ónes, y q lle mir,cflba por • a llí cerca cnando j-6ven , refiere que en los criade ros de mi labor . e ~s ac a b a el oro por almurle ', y a l med irlo en cada banedul'a, se de­jaba para la cuad rilla el que caia al suelo de l)tles de pasar la ?'ay" p or el a lmud. Con cuyos ripios se libertaron ma, de 50 negros, entre el lo: el susodicho Fulgpncio, En cnanto á la veLa, dief' I mi mo abonado te 'Lig o, que las ~o tras de oro e a rrancaban .con la uña , y se veia todo .aq uello clJ i peaQdo que er~ uoa .. bpndicion. Pero como en fl q uel el.J tónced n adie hacia ca o de retas, esa ri- ' queza se quedó allf quietecita .y tapadita. Aparte de eso alli se ven por d onde quiera. los cateo: del indio y del español , y es cosa :averi g uada q ue nqucllllgen te siempre se clavaba en lo bueno. Ag re­ga tú á e o que el mapa reza ser aquello un 11llevoPipintá, y no han falta do personas q ue, en mus de una noche oscura han visto ar­diendo aqupllos cerros y cañadas como una inmensa hornaza. La tradieion refiere que varios han ido ya en bu ca de esos te­; 801'os ; pero que habiendo ido con mal per:!¿o se les hl\ convertido en tierra el codiciado metal en el acto de ponerlE' la mano, co a -que no e dirA d~ mf, porque en desinLeres nadie me gana. En lo .que·m¿n()S pens ilba 'Yo era en 1"1 01'0, vil"ha'8ura, como lo llama el ,Cm:a de mi pU f' ulo; pE'I'O ya que Su Divina Majestad se acord'é de mi, qué voy f\ hacer sino re ignanlle c@!1 .. b.aoerme poderoso. -Oh! por supuesto; pero ya que me haulas con tanta 4'e 'y en­, tusiasmo de tus empresas,.no t'xtrañes que yo tambien .n e~l).golo­; sine y te proponga com.pra, como en efecto te propoogo, aunque sea por una cuarta parte. YamOf:! ea! qué me pides por ella 1 -Por ella, por la 4.a parte.? Nada, porque no pienso vender ni 'una milésima, ;i ménos fl.lJe, ademas de la mina, se me paguen -tambien mis Uu io ps, y éstas por Jo dicho, t.J habrás adivinado -que las e timo en un Perú. -Mllty pttcsto tri fondos debes hallarte cuando tan irrevocable es -tu resolucion de no vender. E as empresas no se montan sino ,con dinero contanLe y sonante que supongo 110 te hará falta por . ahora. -Falta 1 i cabalmente he .v('uido en busca de recursos; pnes llos que yo tenia, y algo doe mis amigos y de mis acreedores ya ' marcharon, y me hallo como una patena, p~ro resuelto á hipoLe­, cal' aunq ue sea la. mujer, mas . bien 9 ue d~spreDderme de una co-lita siquiera. -Pues hombre en cuanto á la hipoteca no la creo 'diffcil, ma­' yormente si tu mujer tiene buen palmito corno es fama. Respecto , de la cola 6 coJita de que no quieres deshacerte; haces bien, pues muchos opinan que la fortuna debe atraparse por·la cola, i no sa­, bias tú que la.fortuna ·t.iene cola? y la tieQetl~ tarubien muchos in­. dividuos que conozco yo,' mejorando lo . presente, y tan larga que ·se la pueden envolver-en el pescu zo, y todavía . les ·sobra 'una , cuarta pal'a espantar las avispas y los Lábanos. Pero dejando' broma!! aparte, vamos á 'la sal deLcneato. L Qué .suma te dejan ya las minas 1 --.¡;$ _~,OOO sobredi>.oCO.Iru\S 6 ménos. -De ganancia? -Nó, hombre, de gastos; .pero esa ps una bicoca, qUf:' saldr.á con otro tant~ ('n la primpra. uarredura de la laoor, 6 .en t>1 primer mes que funCIOne el IholillO de la veta. -Oh! siendo así Lienes razoo sobrada para no vender ni un t·rz~ oito. Ya que Dios Le ·vino ;\ ver aprovecha la ocasiono p'ero ahora me OCJl'ITe que vas ~ verte en af'anf:'s para g07.ar ton paz de tu te~ soro; porgue mina rica in pl eito. no conozco yo ni conoce nadie. Vamo ! cuántos enredo tf:' han sa lido ya? . -Enredos? POI' dp contacto que no me fal tan. Don Roque 1ll'3 d,lsput.l la (le ve~a y doc Ciet? la de oro corrino. Aquél dice y S08.­tIene que fué pnLUer desc'ubrl!l or y qne ha mantenido e -taca eo ][t m!na (aquf PC'pe invie rt.e los términ o!', porq ue ha rl ebido el' la mIDa la ,qne ha ma nten iclo ~\ ñon Roqll E> en estaca ), y ést(', (l on C.leto, sos~lene que le ~Oml) r Ó al newo Juan d Leon que fllé gllien hIZO el pnmer denuncIO, y nqnf fldVIf:'lto que tod os los d ins ~ e de.­nuncian minas, pero ninguna se dpOllllcia como criminal , sienrlo a f que uelen robar sio cnridad. Pero en fin , e) dodor N .... me dic~ que pie~'da todo cuid ado; jl He, la ' Ií tis te l'lll1 na rá de hoy á. manana y mI contl'aparte s ftldrá co nde na ll .1 irl'E'mi ' lll leI\1E'nl.e en co Lo y costa, daii perju icios y mello cnbo ; y cuanno mi ~bo­gado lu aselZura P . tudiado lo telldrA. Oh! qué abogado, ni QI tuerto Villa'lóbos si ,viviera se lp podría carear, -Está bien; ppro i alg un dia te r es uplve á veno er nn oereebi­to, pido mano :í f uer de ami go \'i f'jo; !Hlra e o no t il!l1e, ocio. lllH" puedan alegar do rech0 de retracto, B ien é que la cosa vale ; pe­ro soy buen pagador. Conque, ag ur.! y dejando al b uen Pepe en el apogeo ele sus t1o ranas i lmdones y dep l o ~' :. nd o nue tr<. mala e tre lla por no h?'U I' r I ()~rad() nn pella­zo cte mlOa e n la ' de aq ué l, por e l' cl emai'iaclo UlIf'lla .. , va'n os ¡\ pr ~. ba r fort una con t tra clase de homures yen ne O'ocio lila com u-ne , si los h ay . .., -Hola! ,eñor d on Rufo, pa e u. lf~ (l a cá, si no va muy cl~ prisa y venl!.a y d ígallle cu:ín!.o pide lI sted por e e cabal lo en que anda ; pup: SI se pO lle en razon no dej,ll'émos dp Lrnta rl o, porq lI \:' fl P\.:esi­to una uuena bestia, y esa eu <)1lE' lI sL~ (l cabalga no tie lle 111<\la ca­tadu ra. COllq ue, vamos! i el) CU.1 ll to estima u 'led e e r07. lI gan te b rnt o ? . - j Ay'! se:íor, si yo le pido por e st ~ nnimnli to, ll, t !'d qu edar.i E>, pa ut ado,:y tal vez saldrá corriendo hacieudo muecas y a 'pa­Vlelltos. -Pue , cómo! i el animali to PS po r vC'n tura algo más de 10 que parl?ce ? i Es aca o dpscendi e nte de raza andalllza ó uprberi 'ca 6 t iene lo¡:; bla ones de la fa milia ppr a, Ó remonLa su clara esti~pe ba La la ~a m o a ~ coclanis de, la Arabifl" que. pg'un dicen, vienen en Ifnea dll'ecta de las sobel'blas 'ypguas del sabio Salomon? Si así fu ere, perdone u ted, porqne realmente no soy basLante rico para gas·Lar brutos de tan alta pl'osapia. -j Oh ! nó, señor, mi caba.llo no es oriundo de tan l¡>janns tierras n~ sas proge,ni to res :e ballan i-nscrito en pergamin os de trIO' mil ano , Qué dlaulo! SI él e de aquf no mns de Sabaneta y e hijo del mocIto, que us ted habrá oido nOl1\brar, y de la yegt;a cebruna .( ó c.ervuna como dicen oLros) que fué de mi comp:.dre Bart.olo .Ben:Jumea, ~T que, egun cupotan, andaba COIDO una canetilla y se be~)\a los VIentos. Conque, dígame por dénde podrá ser malo este aOlmal1 -Ya'! oon tales progenitores, imposihle! Pero si bien es cierto que todo a-boua la nobleza de u alcUfoia, no e&tará demas que usted me hable de sus cualidade¡¡. -De las Illias ? -Nó, señor, oe las del eabal1@. -Ah! eso es diferente; pe¡'o tampoc-o t~ndria empacho en decit' á u ted quién ~ ?y ni de d ónde vengo; pues ha de saber usted que tampoco soy hIJO de cualquier pel ele ó altatras. -No, señor don Rufo, su cuna es 'bien cOllocida dentro y fnera de Medellin, ó m ~jo\' dicho, de Sabaneta"j pues ¡,upongo quo usted y l\ caballo son paisanos. Quédese, pue$, usted aparte, yhablem08 de tI caballo solamente. -Cómo! aparte, es decir que 'me ape01 ,-N o, tal·: Jo que q u-iel'o ~ecil'le es r'lo !loe es es?'ó pi~a1.at~~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 128 cuidado: pues en la punta de la uña mantengo la ~dad d~ este animal. i Se acuerda usted cuándo entró aquí ño Mosqueta? '-Pel'Íectamente; i Y fué entónces cuando vino ~l mundo su ca:- ballo ? Pues si así es, ya no se 'cocina con dos aguas. . -Usted no me entiende, caballero: en primer lugar los c~ba- 110s no se cocinli.n á ménos que sea para coIl}érselos como diceQ. que hacen por allá esas gentes, que nada cristianos deb~n~et cU!l;,tl:­do comen mortecinas; yen segundo lugar lJ»c,lf o, ~ l.qclrse us~d y. hac.:;r lUCIr el gran d1a de la, ~atrI~ ~Qr s~puesw qu~ parl\ eotón~s no pqdrá faltar el adminlcu)o aq~e , .. En ta}e$, c4;C:qQst~~cias. es de rigor i q uién e~ tan bArbaro q~~ sea c8¡paz, del alegl:arse sin emborra.~harse, y atrope­llar f., todó SEH; viv.i~nte d~D<;lQ\ arUidos.· salvaje~ 1 Oh! nó: el() t¡ori¡ est de B~~~~. h.Q1nf.s, Y ~~Oij t!~n~n mpc9-Qs Piliaa~os suyos Y mio~ p~~a ~Ie~t:l~ar ,~á , l~. l~~ ~e q íl. botE':lIa, como un amanta de bella~ . artes en pr~~encia dé tmf\ , ~,taJ.pa Q.E1 Capov.a" ~ de up. cuadro de Vandiqlt¡. M,i~¡C9 I?qc,ler, P9~er irresistiqle el del al cobol ! iSerá es­te E"l. 4,0 ppder ep ~l Esta~o. ~op.w juzgan algun ~. ? Qui,~n sabe I Lo CIerto es que aquí se disputa cou calor, sobre si este.slglo debe llaQ'l~rse el s,iglo, del vapPf, Y d~l positJ.·visplo) ó el siglo del aguar-diente. - ) I;lastp" aquí llegq nu~~trp di~logo cqn don Ruf~, quie~ sjntiendo el escúz.or que el. de~o le,bacia ~n la llllga, y poco dIspuesto y mén08 cpmp~ lent~ par~1 s~gqlrnOs en upa disertapipn moral y fi­lo~ ófi.ca sobr~ lasv.it,t1fde$ ,y vicios del liquido en cuestion, arrimó el ac:cate al ijar de sJl briq.qQ, lo obligó á hacer cuatrQ piruetas de despedida, y parti~ cqmp alma que lleva. el diablo. Túdo ,10' dicho nos afirpla y. nos coufirma e,n la opinion de cierto ciudadano que tuvo el raro capricho de gastar su vida en solicitud, de un~ niipll mala y un ~al caballlo, y, murió con la pena de n~ hape, da40 con una ni con otro. PINIS LACRIMOSUS. PocQ tiempó despues supimos, oh do\or! qtt'e el gran bucéfalo de don Rufo estába arrastrando leña para un trapiche en Sabaneta, con garrapatas hasta eu los ,dientes y mataduras hasta en los ojos. En cha~to á Pepe'; fuímos igualmente informados de qoe las mina~ lo habian deJa'do sin pamis!1, y hasta sin pantalones, segun el decir de m\lch'os: que a.~énas hubq vendido hasta el último almoea­fré, estuvo vacilando éntl'e buscar la revancba robando gallinas 6 metiéndose á 'l'evolttcl'onario: que al fin optO por el segundo expe­diente y se echó por esos mundos én busca de laureles; pe rE> es fama que de la primera campaña salió con un ojo ménos y Una pierna mas, es decir de palo j' yá 'se y~, Dor suscriciones :AL PRIMÉR TRUdEST;RE : De los señores : Pedro López .. ~ ••••••. , ••••• Pefíol •••• •••••• Luciano Arango ..•• : •••• .••• Gilraldo •••••••• José Maria Alvarez.. .... •••• Higtte1'on ...... . Cipríano Correa .•.••••••••• ó .8omo1l •• •• ••••• Cesáreo Rójas .•• ~. •••• .. •• •• ~trelJa •••••••• :f}usebio Restrepo....... •••• (Jea. _ ••••.••••• José J. Alza te ..• ~ . . •• •• • •••• Nuevaearamanta. Andres Sanin.......... . .... SDpetran • .. ••••• 'J osé Ignacio Montoye. .. _ • • • • • Amagá ••••••••• Nacianceno Velásquez.·.. • •••• Bclen ......... . Frarrcisco Villa. .... .... . .. ... Copacaoana ••••• Domingo GODzález. ...... .... . •• Antioqui~ •••••• Sinforiano Lotero .•• _ •• , .••• • Titirihí ••••••••• Doctor Francisco F. Martinez. Tuluá ......... . 'Joan B. Naranjo......... •••• Santo J)omingo ••• Adolfo V élez ...... • •• • ••.•• Salamena., •• •• AL SEGUNDO TRIM1j:STRE : Vicencío Upegui ..•••••••• , .. Aná .. ....... , •• Daniel Tamayo. •••• •••• . •••• 41tgQ8tm·a ..... .. Angel M. ~ Vel6.squez.... • ••• San Pedrq. ~ •••• Henriq ue Puerta.... •••• . .... .A.oejorrt$l. ¡ . .. u Pedro P. J ara millo • ••• •• •••• Girardola. •• ..... Domingo Hincapié. .... •• •••• Páaota •••••••• 6 40 · 80 1 60 6 86 3 20 2 60 • 80 · 80 1 60 l 60 1 60 11 2Q 1 60 2 40 4 80 4 80 160 1 60 4 .. 6 46 1 60 5 10 Damos las gracias á los señOl'es Agentes mencionados, y snplicamos á los demas tengan en cuenta que el t~estre 2.0 comentó d~de el :tJ.ÚIl).ero 18. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

Compartir este contenido

Revista de Antioquia: periódico literario, noticioso y de variedades - N. 16

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

¡Disfruta más de la BDB!

Explora contenidos digitales de forma gratuita, crea tus propias colecciones, colabora y comparte con otros.

Afíliate

Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido

Para consultar los contenidos añadidos busca la opción Tus colecciones en el menú principal o en Mi perfil.

Mis colecciones

Cargando colecciones

Compartir este contenido

Evaluation of the ExSel® self-questionnaire to screen for an excess salt intake in patients atteints of Chronic Kidney Disease = Evaluación y validación del auto cuestionario para depistar el consumo excesivo de sal en pacientes con enfermedad renal crónica

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

¿Eliminar esta reseña?