Bogotá, Febrero 21 de 1 98. Número~
BOLETIN MILITAR
--... ·~--
ORGANO DELIVUNISTERIO DE GUERRA Y DEL EJÉRCIT-O
Director, ALEJANDRO POSADA:.
Sl)n colaboradores natos de este periódico, todos los ]e/er
y O jiciales del Ejército de la República.
LA l1ISCIPLINA
AÍn1a de los ej~rcitos ha sido en todas épocas la dls-
·iplina.
En ella estriba el secreto de la fuerza, la eficacia de lu.
organiz~ción, y la garantía del éxito.
Superior á la táctica, que es variable por su na.turaleza;
Independiente de la estrategia, que es obra especial y privativa
del genio, y compatible con todos los sisten1as de
armamento ; es la disciplina elemento principal de vida y
de acción parn. toda las fuerzas organizadas.
Es ella tan poderosa que, en deterrninadas circunstan-ias
puede suplir on ventaja 1 nútnero y compensar la
desigualdad de fuerzas ; puede dar á Jos menos el triunfo
sobre los más, y á la vez. que ahorra sacrificios en los rnonlentos
decisivos, y duplica el vigor de un empuje, puede
er poderoso elemento de salvación en conflictos de suerte
desairada.
La disciplina no es el valor, pero lo da ; no es el áni-n1o,
pero Jo infunde. .
Por ella se reprime la tP:rneraria osadía de los que no
oponen al arrojo el Jastrc de la prudencia ; por ella se tor-
1an en impertérritos los más flojos.
Brazo derecho del qu tiene el deb ·r y la responsabi-
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so BOLETfN MILITAR
lidad del mando, la disciplina es Ja rapidez de los movimient
s, la prescisión de las maniobras, y el complemento
indispensable de todo plan.
Del arrojo son hijos los temerarios ; de la disciplina
nacen los valientes. Para ellos es la más pura gloria ; para
ellos reserva la inmortalidad sus n1ás floridos laureles.
La disciJplina es la obediencia ciega ; es algo más todavía
; es el convencimiento del deber, es la dignidad
personal, es el honor, es el amor del deber.
Jomini designa las virtudes militares en la resignación,
en el valor y en el scentimiento del deber, sin las cuales
considera imposible tener un buen ejército, virtudes todas
que concurren en la disciplina. Y la historia nos presenta
victoriosos á los pueblos cuyo ejército supo sostenerla.
Sin la disciplina no hay ejército posible; se obtendrá.n
acaso masas nl<á.s ó menos arrojadas, pero dispuestas siempre
á dejarse arrastrar por un entusiasmo irreflexivo que
!as conducirro á morir, sin utilidad para la causa que dedefienden,
ó por un terror infundado que las haría perder,
á l'a vez, el honor y la vrda. ~
Nuestras ordenanzas encarecen, sobre todo, la disciplina;
procuremos todos atenernos á sus sabias prescripciones
y mereceren1os bien de la patria y los aplausos de la.
posteridad •.
L .~ CTURA DF IIISTORIA PATRf1 .
(¡.:ONT i t UAC T6N)
obre el nli~tno • c.-.:mpo d batalla ascendió el Genera
PI~!l.var á G neralec; de 1)ivisión á M.anu ·1 aldé? y Pedro
.1Le6tr 'forres, al Coronel Barrcto, á General de Brigada, y
C(i>ncedió el inmediato ascenso ~ . los Jcf<.:s Sanders, Par.is
García, Carvajal y Murguéitio.
Extenuadas quedaron las tropas patriotas, ~l punto de·
q uc no pudieron m o vi lizarst.! riel mi s mo campo en donde
habían alcanzado esa victoria, antes de ocho días.
Bolívar no había recibido ninguna clase de auxilio d .. ~
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BOLETÍN MILI'f;d{ 51
Popayán, y a:; uerzas de que disponía no eran suficientes
para continuar buscando la ofensiva; emprendió su retirada
el r6 de Abril de 1822. Trescientos enfermos y heridos
dejó en Consacá, los cuales no pudo trasportar por falta de
caballerías.
El regreso se efectuó por Veracruz y Sandoná, adelantándose
un cuerpo de tropas, á limpiar de guerrillas el
camino, de modo que ni éstas ni el grueso del ejército
realista intentó detenerlos. L!egados á Jas alturas del
Peño!, el Libertador resolvió esperar en aquel punto, con
los mil trescientos hon1bres de su n1ando, los refuerzos que
de un c!ía á otro llegarían de Popayán A activar el envío
de tales auxilios había enviado al General Barreto y al Coronel
Castillo, á la cabeza de los escuadr·ones de Guías.
Mientras el Libertador se encontraba empeñado en
vencer á los realistas, los guerrilleros del Patía surgieron
de todas partes, emprendiendo otra vez su obra de devasraciun.
Jerónimo Toro ocupó con una partida ]a Cuchilla
del Tambo, y Manuel María Córdoba con otra, á 'I aminango
y sus alrcd~.:dores. Los guerrilleros asaltaron todas'
las comunicaciones y recursos que de Popayán enviaron al
Libertador: se apoderaron además, de doscientos fusiles,
de quinientos vestidos y de varios elementos de guerra, y
:iier m muerte dcspirrdada á varios heridos patriotas.
A Tomás Cipd:1no de Mosqu ra, como Jefe de Estado
Mayor de la segunda Brigada, le toco defender la ciudad
le P )pa yán n Íentras d Lib rtador buscaba 1.:11 el 'ur el tri un-·
fo de las armas patriotas. Mo·1u~.:ra, rcnbmbrado mili~-ar :
1iju de la ciudad d~.: P\ ·p; yún, tom) grande ~.:m peño, desde
1uc se enroló ·t¡ el ~.:j~nito, de edad de quince años, en el
buen éxi:o de la cnmpaiia. En asocio de Paredes le
tocó la buena su rte d · batir hls gtltrriJias de Jerónimo
'Toro y atorr .
En el Pcñ, l d~.:moró más de treinta días Ja tropa del
Libt..;rta lor, . guardando los recursos que con tanta urgen
cía había pedido y ~speraba de Popayru1. Cuando estaban
casi consumidas tedas las vituallas, ordenó levantar las toldas,
y emprender la rctir:!d:t hacia la capital d~.: la Provincia,
arrav,:sando ·1 río Juanambú el ro de Mayo de 1822.
IANCO DE lA RfPlJ&UC
llwor
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fiOLETÍN MILITAR:
no sin que se apercibiesen de esta operación los enemtgos,
que trataron de ofenderlos cuanto pudieron.
Antes de llegar al Trapiche empezó el ejército patrio~
a á recibir los refuerzos y provisiones conducidos de Popayán
por los Coroneles Paz del Castillo y Lara. Entonces
volvióse á completar el número de dos mil hombres, dostientos
d~ caballería, n1uy mal montados. Las enfermedades
continuaban cebándose en aquella dieznuda columna<(
El General Bolívar, sien1pre empeñado en hacer arreglos
con el Comandante Basilio García para terminar la
guerra, Je dirigió una nueva y apremiante comunicación el
23 de Mayo de 1822; y al!nque el sentimiento dominante
en Pasto era el de continuar la lucha, el Jefe realista, im ...
puesto oportunamente del desastre de Jos suyos en Pichin ....
cha, contestó á Bolívar que estaba dispuesto á aceptar ]as
bases de capítulación que le proponía. Despachó también
Bolívar á su Secretario general el Coronel José Gabriel Pétez,
con el encargo de ir hasta ~ito, y concluir, si era
posible, las negociaciones de paz.
La capitulación que Bolívar propuso á los realiste1.s de
Pasto, era. honrosa para éstos; lo que no dejó de contribuír
para que la aceptasen, y procedieran á nombrar dos de sus
Jefes que se dirigieron en busca de Bolívar, á quien encontraron
al frente de sus soldados, en marcha yá resueltamente
sobre Pasto.
El 8 de Junio de I 822 se presentó Bolívar en dicha
cíudad, seguido de una columna de cazadores. Aún no se
había ratificado la capitulación, pero el Libertador fue recibido
con las aclamaciones y distinción que por dondequiera
suscitaban su alto renombre y gloriosos hechos.
Debe saberse que desde el mes de Septiembre de 182 I
hasta el 2?- de Mayo de I 8·2 2, el Gobierno de la capital
envió al Libertador ciento treinta Oficiales y siete n1il trescientos
catorce hombres, y en los momentos de ocupar á
Pasto apenas contaba el ejército patriota cuatro n1il soldados.
VII
Decidido el General Bolívar á seguir al Ecuador, dejó
de Gobernador de Pasto al Coronel Antonio Obando.
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lJ.OLETfi' MILITAR 53
Muchos de los derrotados y dispersos en la bataJb.
de Pichincha, fueron á dar á Pasto ó á sus alrededores
A esos parajes IJegó también el 1,eniente Coronel Benito
Bóves, quien, reuniéndose con v·arios de Jos dispersos, fornlÓ
una guerrilla.. Presentáronse á las puertas de la ciudad
que se encontraba i.ndefen:-;a, y de la cual se apoderaron al
grit.:> de ¡ Yi va el Rey ! el 28 de Octubre de I 82 2 ; casi
todos Jos habitantes secundaron gustosos el n1ovin1iento.
Luégo pensaron en atacar al Gobernador Ohandol
quien ocupaba la n1arge1? meridional. del río Guáitara, con
cuarenta soldados y casi trescientos reclutas. Acon1etiéronle
setecientos pastuscs y le derr )taran con1pletan1ente,
apoderándose de Jos trescientos fusi k.>S y de Jas n1uniciones
correspondientes. Los realistas se adueñaron de todo ese
territorio, hasta Tulcán, á donde se retiró Obando.
El Libertador tuvo conocimiento de estos sucesos en
. OEito, y en seguida dispuso que marcharan á sufocar el
alzamiento el Batallón Rifies, vencedor en Bon1boná, y Jos
escuadrones de Guías, Cazadores y Dragones de la Guardia,
n1andados por el General Sucre.
Pero Bóves estaba dispuesto ·á hacer resistencia. Yá
había logrado reunir mil quinientos hombres con Jos cuales
ocupó las alturas de~de donde se don1inan Jas n1árgencs del
Guáitara. Sucre logró forzar el paso del río á la vista n1isn1a
del enen1igo.
Bóves se atrincheró en la Cuchilla de Taindala escalonando
sus gentes en tres posiciones excelentes.
E1 General Sucre no vaciló en acomt:ter á los realistas,
pero el desalojar les de la pr· n"\era posición que ocupaban,
costó la vida á cuarenta hon1bres, por lo que, aleccionado el
Genera) con sen1ejante pérdida y animado del de eo laudable
de no querer sacrificar á sus gentes, se retiró á 1'úquerrcs,
á una Jornada de di~tancia, á esperar un nuevo contingente
de hon1bres.
Cuando éstos llegaron, el General simuló varios ataques
á fin de distraer la atención del enemigo, y con la n1ira
de estudiar n1ejor la línea de defensa que ocupaban. Reunidos
á los patriotas Jos Batailones Bogotá y Vargas y uno
de las nlilicias de ~ito! el General Sucre abandonó á 'rú-
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5+ BOLETfN .IV.t !LITAR
querres el 22. de Diciembre de 1 82.2, á las once de la mañana.
Era su intento apoderarse del paso principal del río
Guáitara; y lograr que los dos mil soldados que comandaba
lo atravesasen de noche, sorprender al siguiente día á sus
contrarios. Aun cpando la tropa hizo una marcha forzada,
apenas logró llegar á Jas diez de la noche á la orilla del
río; el tiempo era tan oscuro y tempestuoso, que impidió
~char el puente para dar paso al Rifles que llevaba la vanguardia.
Cuando vinp el día ya no era tiempo de retroceder
; lograron restabl~ctr el pu~nte á presencia del enemigo
y pasarlo bajo los fuegos de aqtlel.
Las Comp~ñías primera y quinta del Rifles pudieron
~xpulsar á los cuarenta realistas de las empinadas rocas en
dpnde estaban parapetados, como fuerza de observación .
El ataque siempre f~e impr~visto para los últimos,
tJUienes, demasiado confiados en sus v~ntajosas posiciones
se hallaban u'n t~nto descuidados, creyendo que podrían
~tender prontamente á cqalq~ier sitio ~n donde hubiese
peligro. .
El Coronel Sanders pid\ó para su Batallón Ri~les el
honor de ser el primero ~n acometer la inaccesibl~ Cuchi -:
.Ua de Taindala~ punto en donde había sido antes rechaza-=
do. Así se ordc~ó y la primera y quinta Compañías qu
llevaban la vangu~rdia ~ treparon con decisión la enorme y
vertiginosa cuc sta. El resto del ej~rcito secundó con activi ...dad
el movimiento, de tal suerte que. cuando los contra-~
rios acudie~on á d fender sus posiciones, se encontdtron
con sus planes desconcertados, y envueltos por todas partec
en el ataque simultánep de las fucrfaS patriotas (23 de
Diciembre de 182.2).
En este rápido é impulsivo ataque de los patriota!5,
tan fielmente se~undado por la tropa, apenas hubo unC.
pocos herido!5 : tocios los soldados s~ fatigaron mucho ai
trcp:1.r tan elevada cuesta, en especial los soldados del Ri-.
Ges que rompían la marcha.
La abnegación ·y disdplina de los soldados patriotas~
quedó comprobada en esta jornada no interrumpida de
veinticuatro horas: fue preciso darles alguna tn.gua antes
de que continuaran tras de los realistas. Estos se rehicieron
en la quebrada de Ya,cuanquer.
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BOLETfN MILITAR 55
R~conocida en breve la nueva posición ocupada por Jos
realistas, se encontró que era franqueable. El impetuoso
General José María Córdoba, con el Batallón Bogotá, debía
desalojarlos de los puestos de observación que ocupaban
á la izquierda de los patriotas, y acometerles por la espalda;
1 Rifles atacaría de frente. El Coronel Córdoba efectuó d
n1ovimiento que se le ordenó con tal prontitud, seguridad y
pericia, que cuando los enen1igos intentaron acudir todos á
~omar la ofensiva, se vieron súbitament~ arroilados por el
Rifles. La noche, con sus son1bras, facilitó á Jos realistas el
acogerse á un bosque vecino, escapando así á Ja persecusi6n.
Los patriotas fueron á dormir al inmédiat pueblo
cle Y acuanq uer. .
El d1a siguiente, antes de ponerse en marcha ]a tropa~
para Pasto, ( 24 de Diciembre de I 8 2 2 ), el General Sucre
hizo avanzar con un posta un oficio conminatorio dirigido
al Gobernador y Cabildo de Pasto. Estas autoridades no
dieron respuesta al oficío, pusieron prt!so al portador, y se
1weparnron á la defensa ocupando las q~ebrauas y lomas
.1ue rodean la ciudad por el Sur.
Los patriotas no lograron aproximarse al campamento
~nen1igo sino hasta las doce del día. A la una recibieron
<>rden de ataque. J .a primera y la quinta Compañías del
Rifles debían acvmeter al enemigo en hs posicion~s qu~
xupaban á la iz·quierda del eFrcito patriota ; las demá ·
Compañías del mismo batallón debían concentrar sus fuegos
sobre el sitio en que está la iglesia de Santiago, punto
principal de defen a de los reallstas, que juzgaban muy de-endible
por Jo accidentado del terreno. Empeñada la ac.
ión, de una y otra parte acudieron á tiempo en apoyo de lo
patriotas una Compañía del Bogotá y parte de caballería de
diferentes cuerpos, conducida por el Coronel Carvajal y el
Comandante Jinténez. Estos últin1os á órdenes del General
Salón acometieron la izquierda de los reaJistas. Estrc-hados
los pastusos, no pudieron yá defenderse, constmlánose
su derrota después de hora y media de combate.
Afírntase que cuando los patriotas despu¿s del triunfo
cuparon á Pasto, no encontraron en la ciudad sino á las.
nonjas y á qnas pocas nutjeres que junto de ellas habí~n
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BOLETÍN MlLlTAR
buscado amparo. Esto deja comprender que esa guerra se
hacia con la obstinación y odio de razas, y que más que a
n1óviles políticos se obedecía, por los naturales de tan vasto
é inculto territorio, al deseo de no dejarse imponer voluntad
extraña á sus propias inspiraciones.
Por ésto fueron contados los prisioneros que cayeron
en poder de los patriotas, los que, según se dice, no tuvieron
sino unos pocos n1uertos y treinta y dos heridos, en
tanto que los pastusos contaron cerca de trescientos muer ...
tos en los distintos combates ~ ·
Impuesto el General Bolírvar del triunfo de Jos patriotas,
no menos que de la resolución con que los pastusos
abandonaron sus hogares yendo á buscar refugio en los
bosques cerca de dos mil hombres que componían el ej~rcito
realista, y sin descuidar sus armas, se trasladó á Pasto
en los primeros áías de Enero de I 823, con el fin de dictar
las resoluciones de carácter urgente que podían apaciguar
la comarca ó rninorar las proporciones de Ja rebelión.
El Geneneral Sucre, siguiendo las instrucciones del Libertador,
persiguió activamente á los realistas pastusos y á varios
sentenció á morir en un patíbulo, lo que se cumplió.
Reclutó cerca de mil trescientos hombr.:s hijl)s de ese suelo
que fueron enviado3 aJ P 'rÚ, á combatir por la Independencia
..
III
EnJuliv de 1823 Joaquín Enríquez logró f01·nar
una guerrilla ae realistas en Zíquitan. Mandaba entonces
en Pasto el Coronel Juan J osC Flores, quien disponiendo
de buen número de s0ldados, n1archó á buscar á los sublevados
para batirlos. Incendió las casas en donde mon1ban
y con1o lograse coger á veintitrés, los hizo pasar por las
armas.
En Fúnes se reunieron varios r alistas con intención
de cortar el puente del Guáitara al arribo de cincuenta
hombres de caballería que venían de Quito, á órdenes del
Con}andante Jiménez, acompañados de cincuenta n1ás de
i.nfanteria. El Coronel Flores, advertido á tiempo, se situó
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BOLETÍN MILITAR 57
primero en Y acuanq uer y Juégo en el Cebadal é impidió
á los realistas consumar su intento.
Mientras dicho Jefe procuraba libertar el Sur de los
enemigos de la causa patriota, Manuel Pérez, otro guerriJlero,
pretendí·-t caer con sus gentes sobre Ja indefensa ciudad
de Jos pastusos.
Pero advt>rtido en tien1po Flores, por uno de sus es
pías, n1oviliz6 prontamente su tropa, de tal suerte, que
cuando los asaltantes descendían á la ciudad, por uno de
Jos inmediatos cerros que la dominan, por otro bajaban
Jos defensores de ella. Los guerrilleros rehusaron entrar en
lid y en1prendieron largas n1archas con el objeto de fatigar
al ejército patriota. Proclamaron entonces con1o principal
Jefe suyo á un indio ignorante, natural de la Provincia, de
nombre Agustín Agualongo, y como su segundo, á Estanislao
Merchancano también de Pasto. Agualongo siguió
al Norte pretendiendo atravesar el J uanan1bú y apoderarse,
si era posible, de cuatrocientos reclutas que iban de Popayán.
Flores partió con suma rapidez á impedir ese nlovimiento,
lo que logró.
Entonces Agualongo con los su.yos se dirigió al Sur
de Pasto, por la difícil senda de Matituy, y en Tan1bopintado
se le unieron trescientos hon1bres más.
Flores se volvió para Pasto. Entr.:> á esta ciudad el
ll de Junio de 1823, por la. tarde. (1).
(Continuará).
( 1) En las cortas treguas á que daba 1 ugar esa lucha incesante,
Flores trató de ensayar, á ejemplo de otros :robernadorcs de Pa to,
medios J acíficos que pudic en vencer las resistencias de los habitantes
de das comarcas, y bien fuese porque su carácter daba más seguridad á
sus palabras, ó porque los re ·ortes por él adoptado le hicie en aparecer
más persuas;vo y convincente que otro, ó también porque yá muchos
estuviesen desengañados de lograr un triunfo definitivo sobre la fuerzas
patriotas, el hecho es que Flores consiguió imponerse hasta el punto
de lograr que sirviesen en sus fila' cosa de ciento cincuenta pastusos,
que formaron un cuerpo, mandado rambién por dos hijos de la misma.
Pro\·incia, Nicolás- Cha\'es y Torn;is Miguel Santa Cruz.
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BOLETÍr\ MILlTAR
EJERCITO N AOION AL
fN VEN T ARIO y a vaho de los bienes del soldado Agustín Ca.,tillo,
perteneciente á la 4· P-l Compañía dd Batallón 15 de [Jrdtrttftn~ q_qo
falleció el día z6 del presente.
Cuatro raciones á ?o centavos diarios •• , .....•.•••.... $ ::t 8o
Ajustamientos del mismo en 2 5 días ... · .............. , . • 1 8 S
Un sombrero en mal estado ........................... , zo
Una ruana de paño forrada, en reg4lar estado........ . . . . 2
Un kepis con visera de cacho en buen estado.... . . . • . . . . 1 20
U na sábana en regular estado. . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . 6o
Una camisa de dulce abrigo, usada................ . . . • 50
:Pos pañuelos mado á 30 c:cntavo cada ~no.... • • . . . . . 6o
Sunp ............... $ 9 75
Cali, z7 de Julio de 1897.
El Coronel, JosÉ MARÍ.o\ MosQUERA.-Testigo, Maximiliam FJ~~tlt'f'tl.-
Tcstigo, P ifJt¡NillffJ BoJJi//t1.-Tcstigo, á ruego d~ Jos( E. ll1rs.11
fiddio Lépez.
tNVENTAfdO do los htenes que dejó el soldado Constantino Viaartc
~tcl B.ttallón 1 5 de Urdanfttl, l l)h!iJión.-Batallb
"Surre-" nú11:l~ .... Io.-Comll!:d,mcin dt ltz +· l'l Compll~ta.-Ttopn\
') rdi!J Io.rlc 1897.
INVENTARlO de los bienes que dejó e~ Cabo 1.0 Salustiano Van~ga~,
pe~tcnecientc á la +· ~ Compaiiíi ctcl Batallón Surrc número I o.
Como Comandante de la expresada, pr?ccdí á dar cumplimiento al
Decreto ejecutivo número 13, artículo 1.0 del 4 de Enero del prcscnt.c.
año, Rcg1amentario del Ramo de bienes y habcre de los militare!
muertos en servicio act1 vo, en pre~cncia de 1 teHigos Ricardo Caballero,
Antonio Tamayo, Antonio Amar. Se practica el inventari,o qut
pGr rnucrt~ del CabO. J •0
, Sal u ti-~.no V anegas, hay lugar asf :
HABillES
Rabrc!> p.H- un a;\(, ¡us <) luégo :i Ivlompox, de
iccrrcctur y Catedrático de aquel Colegio- U ni\'ersiJad, qHt: entonces
·e es tablecía ;Í expensas de D. PcJro Pinillos. Era és te un
e:.:pailol muy bencfico, que logr<) hacer caudal en aquella villa, y
_quiso r ·trib 1Ír el bend1cio que obtu\'o de : tinando una part~: de s u
fortuna en provecho de aq~~<.:llos habitantc:'. Al! í fue Jond~: Salaz,aL:
tradujo el /lr!t· PoéticiJ de Boilcau, imprl'saen r81o.
Veri ti ca la la tr ~n fx por la fuerza de las armas, al fin lo ·on~iguió,~
'alazar no pudo cumplir su comi:iun; no ~e le admiti<) á n•prccntar
a un pu<.:hlo cuya t 'i~tent'ia po~nica, como Estado sobcrano:r
h:1bÍ'.' de·no:m..:citlo Jt~ aquel moJo.
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BOL ETÍ ' M !LITAR
Libre entonces para disponer de su per·ona, como le a:omodara,
hizo viaje á V cnezuela, y lleg<) á Caraca , poco antes que
v1ontcverde la ocupara. El General Miranda, que con el título
de Dictador, había asumido todos los poderes del Gobierno, le
nombro Mini-tro cerca del Gobierno de Cartagena; y estando
allí promovió y consiguió el arm<:tmento de Corsarios, que t::m
útil fue á aquel E tado, como pernicioso á los españoles con quienes
de este modo la guerra se hizo marf ti m a ; distrayendo sti
atencion hacia otra parte, sin costo del Gobierno, y antes bien aumentando
sus rentas con las importaciones de los efectos aprehen-'
didos, que trayéndose á Cartagena, proveían también á la subsis-tencia
de sus habitantes.
Ocupada Venezuela por Monteverdc, vinieron emigrados á
Cartagena muchos ilustres venezolanos, y entre ellos el Libertador T
á quien sus mismos compatriotas trataron de desopinar denominándolo
godo y traidor. Sabzar, conoda, á pesar de esto el mérito
de ese hombre, y no sólo se empeñó en darle prestigio, sino que·
comprometiendo su responsabilidad personal, consiguió que el Gobierno
lo empleara con el grado de Coronel, en cuya calidad mar-·
chó al Magdalena, y obtuvo la brillante victoria de Tenerifc, Oca-·
ña y Cúcuta, que desmintió el concepto de los venezolanos, y'
puso dt: manifiesto el conocimiento que de los hombres tenía Sal
azar, cuya responsabilidad, quedó brillantemente salvada de esa
manera, y con tanta utilidad para la patria.
Encontrándose en Cartaf~:1a fue editor del periódj.co El Mnz(
r~j,?ro, que comprendía los hechos ilu· tres del Libl.!rtador en V enezucla,
de N a riño en el Sur y de otros en Cartagena y Santamart amigos, acá adquirí<), del General Santander
y del Libertador el concepto de hábil diplomático. Estaba
todavía en país extranjero cuando para terminar las novedades excitaJas
por Páez en V enezucla, se convoc<) por el Congreso de 182 7
la Convención que se reunió en Ocaiía, y entonces dio un e crito
t1ue contiene ide:>s muy luminosas a erca del Gohierno que convendría
á e te país.
Retirado de aquella Legación, porque se estimó reducirla á
un simple consulado, continuó en lo Estados Unidos, á pesar de
que había sido nombrado Ministro de la Suprema Corte de J usticia.
Reducido á la vida privada, se dedicó á aprender el griego y
lo consiguió haciénJo:,e entonces conocedor de siete ic.Jiomas, de
los cuales entend1a muy bien el castellan : , el latín, el frances y el
ingles.
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B0!..E rfN MI LIT ÁR
Por ese tiempo escribió su última produccion que denominó
Colombia ó Colón, la cual, con otra poesías suyas, se imprimió
en N u e va York.
Afectado con las disenéiones civiles que ocurrieron en Colomb;
a, y !W queriendo tener parte alguna en dla., pasó de Nqrt'cAmérica
á Fr.mcia, con el objeto de adquirir mayores conocimientos,
y de educar á sus hijos, qué yá tet~Ían edad para ello, pues él
se casó cuando emigró. En Febrero de 1828 murió en París, á
la edad de 42 años, siete meses, dejando allí á su familia, ·que despltés
se trasladó á Bogotá; y según se sabe dejó muchos escritos
literarios que se han ido perdiendo.
Fue patf'Íota distinguido, que· hizo' ·á su país cuantos servicios
estuvieron á su · alcance, y literato qúe' alcanzó justo y merecido
renombre, en época en que los estudios ' intelectuales aún estaban
en mantillas.
El más recomendable escrito de su pluma, se titula Mem?ria
Biográ.ficq de Cundinamarca, y es el resumen de los hechos y méritos
de Lozano; Caldas, los Gutiérrez, etc .
•
LITERATURA
EL MAL ZUAVO
Lory, cot:pulento her;ero de Santa 1\1aría de las Minas, estaba
de mal humor aque1la tarde.
Era su costumbre apagar el horno al ponerse el sol y sentarse
á u puerta á saborear esa dulce laxitud que !.C iente después del
uab.tjo en días calurosos, y ante de retirar ;i ~us operarios vaciaba
con ello· algunas bote1las de cerve?.a ; pero aquella tarJe permaneció
en su Herrería hasta la hora de cenar, y se scnt() á la mesa taciturno.
Su niujer. al ob · en~ úlo e decía:
- ¿Qué tendrá? ...... ¿ Habrá n:cihiJo del rcgimi-:: nto algui
'a mala noticia que no quiere decirme? ..•.•• 'l'al ' ' ez esté enfermo
uestro hijo mayor ....•.
Y no atreviéndose á pregu'ntarle, e ocupaba en hacer callar á
tres chiquilfos rubio~, que reían alrededor de la me a comiendo
·ina ensalada de crema v led;uga ..
Por fin ei herrero ~ccha7,s en que su Cristian, . antes ~ aJí tarse~
en el cjércíto) estahá all í. á esa misma hora, reo-ando el jardincito*
Mira el pozo ~ donde ·venía á llenar su •regadera5 en bh1sa, Jargc.>
·t:l -cabello, que Ic cortaror\ cuando ~ e hizo ZllíW01 . .• . _
De repente se estremece. La portada · ~el fÓ!1do • que da al
ampo se ha abierto, los perros no. hah ladrado; sin embargo, el
que acababa de entrar avanza arrimado á tá pared 'como un ladrón·
)'. penetra en el colmenar... .. . . · .
-:-- ¡ Buenos días, mam~ !.. _ _
Su hijo estaba ante elfa, turbado, avergonzada, balbuciente..El
miserable había regresado á su país con los otros, y hacía una
ora que rondaba su casa, espiando, para· entrar, el momento en
que su padre salie ·e. Ella quiere reprenderlo,- pero no puede ......
r~hacc tanto tiempo que no lo ve, que no lo abraza! Ademá-s, el
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le d':t tan buenas razones ...... Que no podía vivir lejos de ella, que
la disciplina era cada vez más severa, que sus camaradas le decían
<'prusiano" por su acento alsaciano . , ... Elfa lo cree todo, n()
tiene más que a'irarlo para convencerse. Y corwersando entran en
la casa; los chiquillos de azafranados cab~llos despiertan y acuden
pr.:;suro os, descalzos y en camisa, á saludar al hermano grande.
La madre insiste en darle de cenar, pero él no siente hambre,
aunque sí mucha sed, y tomct mucha agua sobre la cerveza y
aguardiente que na estado tomando en la cantina desde por la
mañana .
. Pero se oyen pasos. Es el herrero que regresa.
~~ristian, es tu padre. Pronto, ocúltate para que tenga
tiempo de decirle, de explicarle ...... - Empuja á su hijo detrás de
la estufa y se sienta á coset·, toda temblorosa ...... -Por desgracia,
el fez del zuavo ha quedadu sobre la mesa, y es lo primero que
Lory ve al entrar. La palidez de l:l m1drc, sa emoción .•..•. Lo
~omprende todo. .
· -..-" Cristian está aquí , - dice con voz terrible, y descolgando
el sable, con el ademán de un loco, se llrecipita hacia la estufa
tras la que el zlJavo está oculto, lívido, fuera de sí, apoyándose en
1a pared para no caer de miedo.
La madre se arroja entre lo· dos :
-Lory, Lory! no lo rna~es! ...... Yo le escribí que volvie e,
que lo necesitabas en el taller ..... .
Se cuel;a de su brazo, se arrastra, gime. Los niños lloran
llSUstados, desconociendo en la oscuridad de su cuarto aquellas vo(:
CS alteradas ,por la ernoclon y el furor ...... El herrero se detiene,
y t~irando á ~u mujer le dice:
-¡ Ah ! Tú le escribiste que: volviese ..... Entoncc - está
bien, que vaya á 3costarsc. Mañana "eré lo <.pte deba hacerse.
El $ueño de Cri t' an ha sido turb<·. do por horrorosas pesadillas;
€uando despierta~ el sol está yá alto y penetra por fas ventanas de
- u cuarto, el m1 ·mo que ocupó en su infanda:; en el taller se ti-abaja,
se oyen los golpes del marti11o contra l yunque y el ronquido
~ la f~-agua, Su madre está á la cabecera, lo na velado toda la
~wche, temiendo el fur'Or de su hom.bre. Est<:, tampoco se ha acos-
ado.; toda la noche ha vagado por la casa, suspirando, llorando,
abriendo y cen:-a.ndo armarios, y por fin, penetra en el cuarto de su
hijo, severo, vestido de viaje, con polainas, sombrero de anchas
atas y bastón de montañez ; va derecho á la cama de su hijo.
-Levántate. ·
El joven, turbado, comienza á vestir su uniforme.
-El uniforme nó .••.. le dice ~u padre severamente.
Y la madre temerosa dice :
- Pero, amigo, no tiene otro.
- Dále los míos ...... yá no los necesito.
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6& IWLETrN MILITAR
' 1
MientrJs ·s·u hij"_-, se viste, L:>ry d¡_,bla cuidaJo.;am.!llt::! el uníf.:>
ril1:, y h~.:h:> el p.1qu~te; e cúelg,t 'e-l 'e:>tu.::h_ ' de hita que con-·
. 1 h . :.l~ 1 • ~ 1 1 • u ene a OJa ~ serv1c1.~ ...... .
· --Ahora sa.lgamo ~ , dice, y lo ·~ tr'es se. dirigen, á la fragua si-
Iencio3o 3. : . .' •• El flierLe ronca, tod'~ los operarios trab~jan, El jOov...:
n, al ver aquel cobertizo en que habÍa pensado tántas veces, recuerda
su niñez) cuando j¡Uga.ba entre la:; chisp~s df _la fragua, bri-:
llantes en el po1 .vo
1
negro de! s~lo .••... Se en,ternece V' desea implorar
el perdón. de s.u ~.dr~. ; pero encuentra su mirada inexora-ble.
Pr;r fin el' herrero se · le .
conducta, el comport miento bueno y apli ación o~· csalif.:nte de ·
qu " c .· hib~ la rccompcn ·a. Pero \•amo:; ,.\ asunto que nos ocu;pa.
E amin e mo ltr.> i~temJ adbppdo · por Ias- r.rincipales naciones
del munJo. Priincro, la riguro a antigiic4ad, y segui1do, las.
acciones .ncritoria: en campaiia. Esta es lo órbi~a de que no dcJ:>e
salirse. En la primera hay dos caminos para el ascens?, á oficial ~
pa"ar por las academias militares ó. por las e.cl!elas de cabo~ y sargentos
; pero e to oficiales que provienen de las academias y es(.
uda ' deh~n ' quedar cotr\0 oficiáles superi1umerarios, esperando las
vacante.:; que o~a io : 1 ~ l.l a :1dgü.! J..d p:\ra oéupar el¡we · ro que por
S ll g r .td) }es COrre p~a .le,
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L~ antigüedad debe ser aún más riguro. a entre los jefes.
Cada grado que se confiere significa un en~pleo de alta importanpa,
y cuando el ~edio se lleva ~ ca~~ 1)0 se ve po,stcrg~do ningún
11\ilitar, salvo el ca__so de ql4~ su hoja de servicio.s J~o tenga to.da la.
Hmpieza q4e acredita el buen comportar11ientj ~
S,iq e~bargo, es a~n más delicado el ascenso entre las clases.
~e trop(\ Er~ J~\.!e.str~~ pucb,los, tn que las l4c~as intestinas exigen1
~a reco~pef1S(\ del ~~14aqo, deb,iera bu cars~ 'V' 111edio, que dé á co~.
11ocer el mérito, sin r.elajar e.l sistema de a_S;Cell¡sqs. P'\ra esto se es-,
ab,lecer~ cruces ""'ilitares que satisfacer' }~ aspi~~ci~~n ~~ soldado y,
que no dañan 1'\ antig4edad.
Uno de los p,rif'11ero.s tr.atadistas tl).ilitares qice: "L,a as,Jiraf.
ÍÓn del militar consiste e.q el (~ndado orgullo de exhib,ir el premio,
~e su conducta. Q .uién s,a~e q4é le cause ""ayores s'\tis.fac<:ionest.
~i llevar el pecho cubierto de ~edallas, que despiden a~n el olor de.
la p,ólvora y que a~reditan el valor, el h~.roísr~w. X la l~altad, ó con-:
~ündir · e co,n to,dos lo,s dem,ás que Ile,' an el g.al6nl. que acusad_
i_e~po de servicio, per.o no ~lee solyes a.Jir 1" ~c.cl ~n. 111¡eritoria que.
ocasionó la reconwensa."
Y- en efecto, hay much~' imo 3 Cbierno adopte la invención. Si a~í fuere,.
d Ejército inglés 1reqdrá la bala t~ás tetTI:il?Je del mundo.
]APON
MAIUNA.-El Gobrerno jap~JléS acaba de orden~~! la cons.'
trucción e11 f¡.:ancia, de un crucyl:O. ~~orazado de 9,435 ~on~ladas,
'cuyo armamen~ s.e' con\pondr.á de 4 caño.nes de 20 cen.t~metros
tnstalados par p.ares. 6r' dos. ~rres. aeoi,Qza~s.,. & cañ,wws d~ ~5 cen- ;,
í Djl¡Ctros, 24 piezas cJie. 7 y y1 47 mi ir metroS: y 4 tubos fanz.a-torpedos.
La co,raza tendrá ~6 centíme'tros de espesor.
Las dos máquinas desarrollarán una fuerza de 17,ooo caba~
los, con velocidad de 20 nudos.
Continúa, pues, el desarrollo de la marina japonesa obede~
iendo á un plan que sin duda le dará la primacía en los mares del
Oriente, si se tiene en cuenta que aca,b,a de J¡ecibjr ~al'f.\biét:~ dos
a.corazados m.ás de I 2-,0DC t<>nela.d~s y 1·&> n ud'os y 5 barco' J:TI.uy
~odcrosos,. q.ue 1)0, tienen. ~iyal e . .t:l lo~ maxes de la C.l,lina. ·
LO QUE C\:J!ESTA LA GU~ER R.~~
, E·n' nuestra época, cuando. ta.n á menudo . e habla d,.}a guerra
y. de sus aprestos, no carece de interés señaJall' lo ~ue cuesta.
. vanws á dar. un resumen somero de. lo, q.ue l . n costado las
gu,erras de los últimos años.
" E .a correspondenci.a. científt,c~ de Ilerlín publica una estadís--
~~a levantada en Inglaterra.
L.a guer~a de s~cesión., d~ 1,861 á r8!>5, co tó á los Estado
\Jjnidos, la ~u~a in,cre~ble de:. diez m~lla¡.:e ~ de dollar , y 803,000
~pm,bres. En esta guerra fratricida los Estados Unidos del Norte
t¡'f!rdieron 303,000 soldados, y-los- del Sur, 500,000.
Vjiene, en seguid'il, la gue,rra franco-alemana, que costó á
~ran,cia la. enorme suma· de 6-.32o,ooo marcos, más una indemnización
de guerra de cinco millares de francos. 'Francia perdió
29-J,o~~ hombres, de ellos 13,328. en Gravelotte, en donde los
alemanes tuvieron 4,90~ hombres muertos.
E~tas pérdidas de hombres son las más costosas desde la gu'!rra
de Crimea. L:1 guerra de los españoles en Cuba costaba yá,
luce dos años, óoo millones de marco á España ; hace un año se
e timó que esta potencia invertía 7oo,ooo marcos por día para sos-
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tener los JOJ,OO) hombres que tiene en la Isla. En esta suma e~.:
t~n comprendidos ld'S gastos para la llofa de guerra. De aquef
tiempo á la fecha las fuerzas españolas terrestres y marítimas se
han aumentado en mucho, y además la destrucción de las quintas
y plantaciones de Cuna ha hecho élevar de tal suerte los precios~
que no hay engaño al afirmar que los gastos de España son toda_.
vía mucho mayores. .
No se sabe el número de nombre qúe han ~ucumbido ; perrl
debe ser considera ole, sin hablar de 1~ q LÍe. vuelven estropeados 6'
con la salud perdida; El temor de las familias .españolas de ver
pal,tÍr á sus hijos para las éorriars:as pantanosa~ de Cuba., ha sido tan
grande, que el Ministro del Tesoro, ha podido reunir una suma
de tres millones de marcos, con Jo que se ha pagado por exoneraciones
militares. En Espaíia, el precio de reemplazo es de 1J2od
marcos.
Durante la guerra de Crim~a de I 8 54 á I 8 55, Inglaterra<
perdió en cifras fedondas, un n1íllar 40o',ooo' marcos, y 7 5,ood
hombres. El 12 por 100 murieron combatiendo y el 88 por IOC5
en los hospitales.
La guerra de Italia de 18 59 costó 45,000 hombres y 4o,ood
la de 1 g6~.
La insurrección de las Indias en rB-57 y la' guerra de la Chr.:
na en z86o, 52,000 hombres. .
En las guerras del Afghanistán (.1 878 á 1 88o}, del Aululand
(í87q); del Transvaal. (r8~h)~ de Egipto, (1882), del Sudán, (r885;
y de Birmania ( 1 8~ 5), Inglaterra perdió 6o,ooo hombres.
La guerra chino-japonesa de 1894 hizo 25,000 víctimas;;
fa lista de los franceses muertos en Madagascar, tan larga yá, aún:
no está terminada,.. Y si se añaden las pérdidas sufridas en Cubá;
esultará un total aterrado~, al cuál hay que agre¿;a'r también d
número de muertos entre lo que no han peleado.
El misionero Amencano Cyr~s Hámlim;qué' vive actualincnhf
en Turquía, refiere que· desptiés efe la guerra turco-rusa de 1877
e sacaron más de mi1 ca'd'á veres de niños de solo un río, sin con .. ·
tar los animales muertos, caballos mulas y camellos.
En la guerra del Suclán; tan sólo en 188 5, el ejército inglés'
perdió 4,0J:) camellos; si ~e calcula el gasto corriente-., de manten~
ción de los ejércitos europeos, se llega á contar nada más qué
para el año de 1896-97, la suma de 4 millafes, 24-5 millones d
muro. _
Rusia es la que mas gas fa ¡)or' aíio en su ejército ( 1,032. 7 45,400}
marcos ; viene en seguida Inglaterra con j66.68o,ooo mar"cos y
el presupuesto del año entrante probablemente se aumentará err
l' 1 o millones de r11arcos.
Francia ocupa el tercer lugar y muéstrase orgullosa en gastaf
por al10 74-0 millone de t1 arco" para ~us cj<:rcitos én tierra cE' . \
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72 BOLE rfN MILITAR
agua. Los gásfds diiÚtates anuales de Alemar ·a son 530.718,ooo
marcos. Los de Austria, de J56·340)ooo; y los de Italia, de
263.39ó;8oo mal-cos: ,
Según este irlfdrrtie Sen ict es ht rrlás ttfortunada, p'ues su irt1-
puesto de 1896 á gy, t1tJ fue siho de 4·912,ooo mattos:
Estas cifras son elocuentes.
Añaditemos que en 1874 las seis grandes potenci1s europeas
g~staron nada más que en material de guerra }' en expediciones;
la codiciable suma de 1 ,92o.ooo,ooo, de marcos.
Diez años más tarde, en 1884, los gasto1 de las mismas potencias
alcanzaban yá á la: eNorme surHa de 3 millares de fraNcos:
---···~·-·----
fiprr ALI:o~ "rENE RIFE;, NUMERO s . .ó
tftrf:tACfO
' 1 • ¡ • 1 • • : 1 1 : • ' • , 1 ' l ,. d Cuadro de Conducta y scrvtcJO ~e Ofictalcs del cxprcsaao; durante
el mes de Enero próximo pa ado.
S'e di:stingtticrotl oor su conducta notable lo. siguientes sci\·cr:
es Ofitiale~ ~ . . l , .
eAPtr~N ,ua'I'l Lucas JiméfH::z:
José P\ Rivera:
Rob~rto Gallntlo:
Indalecio' Qtfzmán:
TENÍENTE Jtenjamfn L'ópéi.
E'u~~~~~~o Mar_¡'ño:
Beltsáhó Rodngucz:
Luis F: Copct~:
Sun~rENIENTE Higinio Silva:
Nicolás Poi1rón':
Juan B. Camatg ,:·
Antonio Rodríguez.·
Bogotá, F cbrero 5 de 1898.
El 2. 0 Jcre, jEsús RIVERA.'
El ¡.cr Jefe, HABACUC BEI.TR.\~.
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Citación recomendada (normas APA)
Byung-Chul Han, "Hiperculturalidad", -:Herder Editorial, 2018. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3292667/), el día 2025-07-26.
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