Saltar navegación e ir al contenido principal
Biblioteca digital de Bogotá
Logo BibloRed
Cargando contenido
¿Qué estás buscando?
  • Escribe palabras clave como el título de un contenido, un autor o un tema que te interese.

  • Búsqueda avanzada

Seleccionar

Contenidos y Experiencias Digitales

Filtrar

Formatos de Contenido
Tipo de colección
Género
Idioma
Derechos de uso

Selecciona contenidos según las condiciones legales para su uso y distribución.

Estás filtrando por

Cargando contenido

Se encontraron 71 resultados en recursos

Imagen de apoyo de  Biblioteca de Señoritas - Año I N. 19

Biblioteca de Señoritas - Año I N. 19

Por: | Fecha: 08/05/1858

ANO I. Bogotá, 8 de mayo de 1858. 1\ ayo, . en dinero sonante p e ro sí en l et1·a s de carnbio de uu Mns que difí~if, intpos~ble Cd i pu. de decirse valor entendido i convencional. que es so~teuer. en J:~ogota ott:o per1odtco que un osotros no quisiéramos mas que dejar entt le periódico político. Los suscr1tores esca~can, los da cualquier sociedad del n1undo a las sin1ple et .. matericlizc. dos ~"'el(. n1an : verso"', pt f 1 1 la n1 - tretenciones de la tn ercachiflería JJev ando nue~tra or p ate de la j et te está en la creencia J? Oco rijid ez, por un afio siquiera, tnn c ho 1nas all,... d lo justa i vulgar de que los hotnbres que se d d1can que I latanIa pre tendió llevar en su I epúbJ_ica, su al servicio de In poesía, ~on unos Jn cntecatos, pro- primiendo las bellas artes, las n1oda s , Jo, bailes, l ~ 1 ios para cuestion..., s de sílabas i de acen tos,. p e ro óperas, el teatro, los paseos, la poesía, las novel · incapaces para ._erv ir de alg·o bu no e_n su pa1s.. todo ese conjun to de tnaravi llas que hacen de I-->:1 .. r- osotros no V'H o~ por sto a reñ1r coi ~1ad1e ; ris e u o-ran de i de otros pueblos en peque lío las bri­apunta t os un h ec ho i na~a n1as, p ro e l sJstetna ll antos delicias de la vida. Nos otros no ¡u isiératnos no l ejar de llan1ar la atenc1on. Se trata de qu~ fu- ntas, sino q 1c e n un año so lo se hnbla ~e en Bogotc' tuno e~l, ria bueno para un e1 1pleo n las o.ficina~ de fardos de v a les de Tesor ría, de cupo u es, le {)el o·obierno o en el escritorio de Ul cotnercic: ntc, 1 fectos a {)lazo, de consignaci ones i de alza i baj al 1 ~nto escl- man a coro los iliteratos: e: ada de de ¡ 0 ~ papelc~ de l ajio; que se ccgas_e1 los paseos eso: ._i el it feliz es po e ta!'' f ero cl a'gase a ren g·Ion de l I T0 rte i cc id en te , que se prohibiesen las ter­'"' eguido que ese n1isrno indi\rid u~ l escrito algo tuli as caser as, se cerrase e l c o li seo, se suprünie­bue n o en pr sa o e n verso, c1 u~ tten c t~deuto, que sen los ver ... os i lo s foll e tin es de los pori 'd1cos, .. e sa!Je algo, i a l puut~ esclamaran los JI1J S 1~los en ,l recojiesen l es álbuue~, se prohibiese por 1 a1 do el tnl n1o tono: ' en t1 ra, ése 110 es poeta nt nada! u so de las crinolinas, i se reduj esen Jos pe pitas a la ]:!..-s e ... preci:=ia n1cnte nuestra sociedad , sociedac! cuatro pa r edes de una casa de lo cos, _se man laran in principios i sin coslurnb r es, ll ena de re .... ub1os I tapar ]as ventanas q~1 e d~n a la calle 1 se orden(. s~ de españolismo fatal s: . . , . . que nadie fu ese a m1s a stno con e l rostro velauo t En otras partes l1a1 siquJera sobre qu e c~cr1b1r e l aire con1punjido! Puede q 1c e utóu ces lo5 que para entretene ~ a los ero basta de preámbulo. ' ratos improvis ados, qu e de una plurnada pre- Al J · 1 V "ll t e nden l e vantar 0 des truir unareput acion, con parecer, os moti vos que tuvo e señor 1 er-una o sadía tan g rande como su ignorancia." gas para emprender la crítica de Jos poetas españo- J. nr . vlLLERGA S-(Poe tas cont cn1porancos.) les contemporáneos, fueron los siguientes: Entre Jas muchas producciones literarias que l. 0 El deseo que Je manifestaron varias personas l1an visto la luz pública en Jos últi1nos años, hai de verlo hacer el exámen concienzudo de aquellos, unas, las del señor J. 1\'1. V illergas, que nos han por hallar en él las dotes requeridas. llamado la atencion mui especialm e nte, por el eco 2. 0 La necesidad de vindicar la nacion española ruidoso que han tenido tanto en los países de este de los injustos tiros (así estc:i) que a sus injcnios roo­como d e l continente europeo que hablan la lengua , dernos asestaban otras naciones, con mas vanidad de Castilla. S propia que sen titniento de justicia. Es por esto que vamos a ocuparnos de ellas. 3. 0 La necesidad, igualmente, de renacer la crí- Pero no nos ocuparemos de todas-tarea superior tica muerta ~n España con el ilustre Fígaro; no al tiempo de que podemos disponer, i estraña, en obstante que Ja tal habia dejado de ser conocida parte, al asunto de que van1os a .tratar; nos ocupa- desde que Quintana publicó el brillante prólogo de remos tan solo de varios de Jos artículos que, bajo su célebre coleccion de poetns españoles. el rubro de Poetas es1Ja1ioles contenlpo?·áncos, ha pu- 4.o por último, cn1prendió el señor Villergas su bJ icado en alguno de los periódicos de Europa. 1 colosal tarea, por la circunstancia de re ... id ir en Pa­nas ocuparemos de ellos, porque entre nuestro país ris, donde la distancia i el tien1po, n su modo de Yer, i el español hai tantas i tan intrínsi c as annlojías lite· le dispensaban la imparcialidad que tanto habia rarias¡ que juzgamos no s er án d e l todo inoportunas estrañado en el malogrado autor del M A OÍAS. nue:tras apreciaciones para los jóvenes que hoi es- Respecto del prin1er motivo nada diremos noso­trav: an desgraciadamente sus talentos, abrevando en tros, porque pudo ser cierto que l1ubiese personas las corrompidas aguas de la I-lipocrene granadina. que, halJando en el señor Villergas las dotes reque- Si e n este país hubiera criterio, i en conse cuencia ridas, le manifestasen deseos de verlo l1acer el exá­se hici esen por los que corresponde las discri1nina- men concienzudo de los poetas españoles conternpo· " ciones que él den1anda, lo decimos paladinamente, ráneos; con1o pudo ser cierto ta1nbien, que el señor nosotros no iría1nos lu1sta el otro lado de Jos mar ·s illergas, creyendo en esas dotes, accedie ... e a esos en busca triste de producciones estranjeras en qué deseos. I-Iasta aquí no hai sino creclu lidad de parte l1acer nuestros desapasionados exámenes; pero ah! de unos, i g·alantería estrema de parte de otro. en este país no hai n1as que los ojos de los partidos Adelante, pues. políticos, ni se mira por otro prisma que por eJ pris.. El segundo motivo, que fué el de vindicar Ja na-ma turbio de las personalidades; por lo que las cion española de Jos injustos tiros que asestaban a cuestiones abstractas no tienen in1perio conocido,, sus injenios modernos otras naciones con mas vani· ni se puede dar un paso, un solo paso, en ciertos/ dad propia que sentimiento de justicia, nos parece caminos, sin herir Ja susceptibilidad de este o de un 1notivo tal, que hubiera suministrado materia al aqu l prohombre, de e .. ta o de aqueJla parcialidad. señor Villergas para tundir a cualquiera de sus e lo con rario, qué campo tan tnagnífico para victin1as, si hubiera tenido el descuido de redactarlo estud ·os de todo j n ~ro el de nue tra literatura na- co1no lo ha Tedactado, i de desempeñarlo como lo e o 1nl ( q nr ·c 1no~ d ecir es o qu e ntre no otros pu- ha dese1npeñado dicho señor. Nótese que Jo que di ._ll n11 ~e Z "t ' rat?t? ·a nacion al); s í, qu é campo! stc dice, no es que va a vindicar a los injenios m o- C 1 u qu , des e la ortiga i la 1n a l \a, hasta ]a dernos spañoles de ]as críticas jnjustas de otros paí-e · u1la e 1 1 paln a real : todo c r e ce , todo fe cun· s e s, que seria lo natural, suponiendo que fuese de , etn p1ofL s1on 11 fin a, n ü fin "to d e órden l cierto que tales críticas se l1ubieran hecho; sino or u e aqu ... , e n N u e' G · n a da, pre ci'"'o es cónfe- que va a ·vindicar a la nacion española, esto es, a sarlo, l ai ti e 1npo i talentos para todo, i 1na .... que toda su poblacio11 en rnasa, de los injustos tiros que tiempo i talentos hai audazia ; porque aquí, en N u e- asestan a sus jnjenios otras naciones • • •• Inju tos va Granada, a fuer de buenos discípulos del filósofo tiros l Ah l la crítica irn,par~;ial del señor Villergas d~ Sunio, no nos hetnos contentado con Ja de1nocra- no h u biera perdonado este disparate a ninguno do c1a solo en las in tituciones; la hemos querido, 1, ~us col temporáneos; la crítica del señor Villergas, O DE lA REPUBUCI\ II"ECA LUIS - ANGEL AR K-.~~ 11 - ANGO l n .----__, • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. t u 1o sacrifica todo nl sarcasmo; porque los tiros 1 nca pu e de11 ser injustos, sino, cuando mas, 1nal o bien dirijidos, salvo que la cau. sa qu e Jos produzc a s í .. a injus ta, c os a bie n di tinta a la v e rdad. 1 n uanto al 1n od o d e d esc arg ar a lo s inj enios spañole~ (d e los cargos qu e nadi e les ha h ecl1 o ) ra ira v ie ndo có tno no l s d esc arg· a s ino qu e lo s 'e a r ga 1 s e ñor i llera as. 1 te r ce r n1oti vo ftté ~ 1 d e qu e r na cie ra la c rít ica ~ paño la , mue rta ·on E íg aro ; n o ob --- ta n tc qu e la t al ha bia d ejado de s r conocida el ·~d e qu e Qn in tan a p u b li c ó el brillante pr · lago d e s u célebre co l ;)c c io n d e p o :l t s e ~pañ o l e"'. i En qu é Cjll dará 1 e n o r ' r¡ .. le rg a s? Si la crí ica d jó d --e r co noc ida '11 fa P e nín ~ uJ ~ d e scl ~ qu e u intana publi có u n1 n clo ­ll ado pró l g·o, no pudo n orir es ta c on ~ íga ro ; i si tn nri ó c on J;tí g· aro , no "' -i ~ rt o q u h ay a d t;jadu d s er co n e id a en la P e nín '"' u la de s le la pu bl ic nc io n de l prólogo . ~ ro l1 ai t oda vía al g·o 1n as i ~s, qu e no fué co n l si le n c i o d í"\ l a u to r d t:: l •Jr ' ~l ogo g u e d :-. . ·ó d e s e r c o noci l a r r Jt icu n l a l n ín s ula , s ino prcci~ a 1n e nte o n t l p ubl jcacio n d e j próJog o ; de s u e rte qu e e l 1n al ito prólogo, l ' jos d e ha ce r un bien, l1iz o un mal , un grave 1n ~. 1, e l d e qu e , co n su )Ublicacion, d ejase d e s e r co n oc ida la c ríti c a e n Ja P e nín u la. h 1 tnas vali e ra qu e e l maldito proetnio n o hu bi e ~e visto la J uz . i I qué ra ntr tant o de Lis ta, de d o n lb e rto i~ t a, el lite rat o n1 od c l o spañ l ? . • . El señor i­ll e rg as g uarda un s il e n ci o n1ali c io so so bre l parti­cular. En cuanto a Ja emig ra c io n d e la lóji ccl d e ~ s pa­ña, pre via abdicacion, con la entrada de Zorrilla en el mundo literario, de qu e l1abla tatnbi c n 1 señor Ville rg ns, le damos la razo n en part , i en patte s e la negamos. Zorrilla es una esp cialidad, i una es- S pecialidad notable en su ramo - e l ran1o de la pala- ~ brería; i como tal ha encontrado, entre tos profano , sin1patía .... tan pronunciadas como faltns de buen s e ntido, i entre los cultivadores de las Musa que no tienen para ello n1n dote que s u porfia, sectarios sin cuento. Pero ha ta ahí, i nada mas que hasta ahí ha ido su pernicioso influjo; pues la s otras no­tabilidades españolas no han po ' ido contajinrse, un­ciéndose al carro quebradizo de ZorrHla. De e se carro no tiran ino los estudiante s. ¿Cómo negar que Zorrilla ha fundado una escue· la, i que esa e .... cu e la ha encontrado, principalmente en la Am é rica meridional, numerosos discípulos? ~ Pf ro cierto es tatnbien que ántes de veinte años no brillará Ja mas leve chispa de su gloria. Pues nin­guno de ellos podrá igualar al maestro, que al fin se quedará solo, como se quedó Góngora en medio ~ de la turbamulta de sus impotente imitadores. Tal es la suerte de esas orijinalidades. Fué el cuarto motivo que decidió al señor Viller­gas, la circunstancia de residir en Paris, donde la lejanía de su patria i el tiempo que ltacia se l1abia ausentado de ella, hasta cierto punto, garantizaban la imparcialidad de su trabajo; imparcialidad que! como ya llevamos observado, el señor Vilterg·as cclHl n1énos hasta en el mismo Larra, el n1as pro­fundo e ilustrado de los críticos espaTioles rnodernos. ¡Peregrino modo de ser imparcial el señor V iller­gas, cuya acritud sube de punto a cada línea, i cu­ya falta d~ ju s ticia lo pone a cie.n leguas del Aris­tarco de lo s antiguos! No; el señor Villero-as no es in1parciaJ, ¡1orque no p u ede ser itnparcial el hon1bre q11e sobre las 15 1 ruina s d e l as r e putac i o nes d e su s c oetáneos pu g· n a, e n lid abie rta i po co l e al, por levantar el monutn ., nt o d e la s u y a ; p o rqu e 1 o pu e le se r itnparcial l hotn ­l re qu e j uzg a a J il i Z á rat , 1cs one ro Ron1anos i .l\'I a r t í n z el~ la R osa, ntre o tros, c on la pre ven c ion tna r cada i ' l tnarc a do c n c.o n o con que los juzg- a e l ~e rr o r \ r ill e rg a s . e r o hai m~~. El seño r Villc r n·as n o es un c r it i- ·o; el s c iíor ... 1lJ r g a s no e s un h o mbre q u e c o n Jo.., pr e ptos d e la c i e n c ia i la s 1 g- Ja s d e l ar te e n nua mano, 1 la pluma e n Ja o tra, tiJtl e los d ~ rec t os i p o n g a d e 1n n nifi es to la s b e ll za s d e la produ cc lo­u s d' s u ... paí~ .1 n os ; e l sc íi o r ill e r g u5 -.;u lo ~ e fija , n los lunnr 'l , pa ra e bar a s í las ira5 d e s u tnhoza­d a pa r c ialidad ; i co n1 o n h a i o bra lite rari él , n e l n1 u tH.l o qu e u o l os t Gn g a , de s d e las d JJ o 1n ero ; E-l o nte ro ;\ 1 d e la fan·ta tradi c ional has ta las qu e h a ­e <' n 'rnj ir la pr e n s~ e n ü te in s tante mi s n1 o, e J se ñ or \ 1 i ll e r ~·a ... e apode r a d e los qu e hai e n lo s poe t a,.., e pa ñ oJe ... co nt mp orá n eos , p a ra acaba r con ell os (lo p oe tas ) i exhi bi r _e é l · ~ o l o, d e un mo do indirec­to, co n1o e l qníl cs lit ruri o d e Ja e d a d presente . I s L a rra a ]o ... oj os d e l se fí o r Tillc r gas e l c rítico p rc ia l l c. rra , q ue d ee ia lo que e r a bu e n o i lo q~ , ' T U tn a 1o e u In · produ cciones que ju7g aba. i Dóh­de e l sc11 or Vill rg a.s pu e de nunca prese ntar d c hado de crítica como el el e Lnrra a Ja CA'I'ALh A d e Durna .. o al NTO Tr? e ntre n1il. ·oncluire m os es te a1tíc ulo dici e ndo que lo s crí:. ticos del jaez d e l s e ñ o r ' Tillcrgas , no son críticos, sino c r itica st1·os; i q u e un criticastro no es, nun c a , el llatnado a r ee mplazar a Quintana ni a Fígaro. .. · • A Celima. Soiíé una v e z qu e la eel e ste bóve da Rasgaba un rinjel con s u le ve pié, I a la luz instantánea d e l r e lán1pago La figura de se ánjel co l urnbr é . Era su ro s tro, co1no el tuyo, f(djido, on1o el tu yo, u tall e e 11cantaclor; • u s on rj~a jan1ns tn vo ]a stliid e , Pu es rind1era aJ se ntido trovador .. Eran s us ojo n egros como el é bano, Su 1nirada d e fu e go abrasad o r, I ra tan grand e su virtud magnética Que v e rlos era p er e c e r d e amor. I yo los ví, i desd e e ntónce s mísero Sentí en mj pe cho la pasion brotar Con el mistno furor con que el sacrílego Rotnpc Jos velos dei sagrado altar. I-lirvió en el fondo de mi pecho trémulo Algo terribl e , que se oyó rujir otno del Etna e n Jas e ntrañas cóncavas Se oye la lava devorante hervir- Mas tard e d espert ' • • • • uec.l é me est á tico Ese ánjel en el rnundo al contemplar •••• El ánjel eres tú)-tú que mag·nífica J\llis en~ueños vi ni&te a reahznr! •••• l hoi te modulo la c ntida cánriga Que me inspira de an1or el fren es Í; Ai! no tne pagues con desdenes aspe ros Lo que hiciera una vez solo por t a ! .••• A ntcs arranca el corazon ignífero Del pecho al hotnbrc que su a1nor te dió, O hazle qne apure del dolor el tó sig-o Si al an1arte un d e l ito conte ti ó •••• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .. • • - Celi1na beJia 1 si mi ardiente s6p1ica ..,.on testas tú con bárbaro desden, ~ n e l oceano de n1is propias lágrin1as l recerá n1i amor .... i yo tan1 bien ! .... ~cuadro ni un li e;nzo a sn disposicion : ra n ]as ~paredes de s u cuarto ([1Ie el obr niTio podia trazar ~ con un lapiz neo-ro algunos tnod c lo , e improvisar algunos objetos que le era nccesarjo borrar al ins .. tanto por ten1or de ser ... orprendido por su padr , que le 1 u biera ca tig·ndo porque pe ·lia a :sí 1 tietn-ias no es posible que ta1 be] la sí) fi e t.: it.,ra en ~, cuna nu pa:ion n1atar !. .. ue qu~cn tiene, e al tt't, bizarto c~píritu No a:se u.· a su ttm nte ctl d s ut t r .... I or so hoi ve go a de1nan arte tír ido ue ru 1or n pago e 1n i arnor tne és a dcsg·arrar 1ni desgraciada cítara · I arrojar ~us p dazos a tus pies! ro ltagas de n í la tniserable v 'ctÍlntl ue let tan1cnte apl'ieta su dog·nl •••. u 31110r, e litn ' o e l est r t:ho ferctro I:> <1 r a i r en é.J a te r1n in a r nl i lTt a 1 ! Bogot ·;. 185 '- . • 1 . La jt1Ve11tud de Rafael. • \T osotros, jóvenes a quienes el gusto i la~ inspi­raL: iones del alrna destinan desde la infancia al cul ­i \o de las artes, oíd la relacion l1istó ·ica de un rasg·o e la adolesceiJcia el e l pintor 1nas g·rande 1 u e 1a proJ uci o la Italia; i qs OliYencerei , no lo du­do, de que tniéntras 1!1as se multiplican los ob~Lácu­los a la. entrada de uua carrera ilustre, 1nas valor j re~ign acion se necesitan para supen rlos: j seguir el ilnp lso natural que se 1 a rec]bido del cielo. liafael anzio nació 11 rbino. en los Estados de la Igle~in, acia el fin deJ sjglo \ 7 . ~r a hijo de un J>intor oscuro, que consagraba principahn )nte L,;uE pinceles a pinta r l oza ordinaria, i queria que su l1ijo no tuv]cra otra 1 rofes1on que la suya. Desde 1nui peque no s padre, e./·ijentc i d, spota, lo acostun1 - b ·o a pinta r flores pájaros anilnalc~, i por onsi ­guientc figuras de di~ rentes espresiones, sobre ' a . sos de to a spccie i de todos t(j In años. 1~1 niño mostraba en sus prirneros ens yos u na intelijencia precoz, una gran fi cilidad 1 ar a l colorid , i, sobre todo, una corrcccion de diseño que anunciaba raras di Josiciones. Los f¡ bricantes ctnpleabau a porfía al 'iejo San­zio en 1 in ar Jos nutn rosos obj tos que 'endia n n 1111a gran parte de la talia. En una palab1a, el pin ­tor de loza adquirió una especie de celebridad, i a] n1isr o tiempo se procuró una honrada subsistencia. Sin z bargo . é l }Jrcferia la cantida l del de p acl o de sus obras a .:u calidad; i cuando el pequeño 1 a­facl, ait ast,·a o por eJ verdadero jenio, laba a Jo ... di­Yer'"' O ... objetos que se l1abia encargado de repre~en­tar, una pe1 feccion que 110 se pag·aba a su 1 adre n l s f'bricas, su fria de este las reprensiones 1 as se-veras. -=>ero el resorte nuevo que se con1priJn se l e ,ran-a e o n 1na ,,- o]encia. 'ra l es e l vuelo d e l jenio na­e · ente. af: el, en tónces de edad de doce años, en ­tia que se descn vol vian en é l u1 a fuerza de pensa­ll1l 11to i un n1ovitniento de corazon que él oculta­ba a su padre, i de que e .... te últilno no sospechaba el ÜTesi~tible poder. N o tenie11do en 1 di a sino dos l1ora .. de desc an ~o, i vijiJado por su jnfiexiblc Ar­gos~ el pobre niño no podia entregarsé al de en' ol­vin1ien~ o de sus facultades n acientes, sino al arnane­cer, 1111en ras su padre donnia. Solo entónces, en una eopecie de g-ranero q e llabitaba, esperaba con in1paciencia lo s pri1neros rayos de la luz para en­tregarse a las inspiraciones que sentia. Pero ¿sobre qué J>odia ejercitar sus pinceles~ No tenia ni un po en lo que élllatnaba necedaues. Si netn bargo; est Ü1 ncible necesidad de procl u ­cir, esta Yoz secreta que r epite "'i n cesar: ''Lánza­te! la gloria te spera! ...... " En una palabra, este 1nstinto c-reador que persig1 ue, inflama, tran porta; todo se reunin para e "altar Ja jn1ajinaciot del jó­Y n afae l. l .Aa 1 rovidencja, q\ e t nrde o tenlpra­no rietJe al s corro de las aln1as grr:u des, dignas d e e o tn p re n de r 1 a , d i p u"" o q u e l'~ l vi j o • 'a n z i o fu e e atacado de un acceso de g-oto que le lo1>ligó n guar­dar ca1na vario dias. Rafael entónces tuvo 1nas Ji. bertad para entregarse a sus in~piracioncs; i en Jas entrevJslns que tn\'O con tnucho fabricantes, se hi­zo conocer con1o el autor de las nuevas pintura s que su padre l es h abia ent r gé. do, j que cada día tenian 1na ~ ven1a en sus ain1acenes. Un di a fué conducido a un al macen de porc la­na~ e hizo, sil que se a1 e rcibicran de ello un s­tudio proYccl oso de lo .... medios que se n1plenn. para pintar los di v r. os dibujos que la adornan. 1 oco tiernpo despu sIL \ Ó al fabricat te que l e }la­bia confiado un vaso de porcelana, la irnájen sor­prendente de una "\1 írjen 1nui honrada i n1ui e ti- 11ada n la catedral de U rbino. l_,a fig·ura de la In a­dre de los "nje les tenia una e ... pr ion de c1nb le o ce! .. tiaJ. af: el r ecibi ó por pr cio de este ensayo unn sun1a bastante consi lerable, que se apre"uró a entreg·ar a su padre npénas con valecicnt de la fuer­te et fer 1n edad que babia sufrido. anzio, que anla­ba sobre todo eJ dinero p er1nitió entónc s a su hi­jo que se entrega ra a la pintura de Ja }JOrcelana, reservando para sí la loza ordinaria que solo con­\" Cn i a sus co tu tnbres. Ved aquí a nuestl'o jcntil Rafael, ap ' nas ado· l ... cente, ntregado sin ob:stáculos a toda la fogosi­dad de sus j nspiraciones. Al principio pintaba flo­res de toda especie, las frutas 1nas b e llas i los pája­ros el 1n as rico plumaje, i se aventuró 1nucl1as ve­ces a pintar fig·uras de personajes l1i~tóricos, con un é.·ito tan fe liz, que sobrep.ao.Jaba sus esperanzas, i le Ya1ia una ~utna bastante considerable, que él tenia Ja felicidad de llevar a su viejo padre, ya conven­cido, a pesar Sll)'O, de que su hijo podria tener un d ia algun tal en to. na feliz cil'cun~tancia 'ino a procurar al jóven nrti...,t a Ja ventaja de l1acerse conocer j de con1cnzar su celebridad. El duque de rbino, cu ·yo fau to ig-ualaba a su opulencia, ra próxitno par •ente del =>apa J\.lejan­dro VI, i . e aprovechaba de todas Jas oca:siones de atraer e el favor del =>onhfice. El concibió el pro­) ecto de hacerle el pre._ente de un ervicio de por­e la 1a, cuyas principales pieza representaran la vicla de la ujen, desde u naci1niento ha ... ta su as­cension. i 1 director de la fabrica, que conocia las diversa:s pinturas del jóven Rafael, le confió esta in1portante etnpresa. Sorprendido, entusiasmndo por la eleccion que se l1abia l1echo de 1, 11uestro jóven adoJc~cente se en­tregó n1as que nunca a su:s ft:;Jices in piracion s, i a buscar por todas partes los 1nodeJos que necesitaba para llenar la honrosa mision de que estaba llcar­gado. El se paseaba por la tarde a las orillas del • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 153 •I e tro, a donde bajaban de la ciudad, situada sobre ~ le había encargado. " Bien," le dijo el duque con u na tnontaña, las señoras del 1nas alto rango, las un tono dcsconfi do i misterio o: "yo ten o-o un tno-j ' vene 1nas elegant s, que venian a re pirar la frcs- delo que ofrec ros i que me parece una belleza per­cura del rio, i al mistno tiempo a ostentar sus gra- fccta. \ Tos juzgareis por vos mismo. Mañana, ácia cia...,; i ns adornos. I nfael, con ell·' piz en una nla- medio di a, venid al palacio con el mejor vestido no i las tablillas en la otra, trataba de imitar cada que podais, i yo os presentaré a la pritnera dama 1 erfil de una pureza perfecta cada po"tura de un de honor de la duquesa, que os permitirá sacar un­pudor vit:jinal que se pr sentab a su vista. "\ Tolvia te mí la copia de su figura verdaderament(~ celes­bien pronto a u hu1nilde tall er, i ponia sobre la tial •. perojuracltne !;Uurdar el rnas profundo secre­porce) ana lo que habia copiado tna . al natural, i ya to sobre esta entrevi .. ·ta, i no revelar nada de lo que l1abia hecho de esta 1nan era los tr s prin1ero~ c ua- oyércis i de lo que viéreis. P ensad que la menor dros, e decir, el nacin1iento, la educacion i la ado- indiscrccion de vuestra parte os l1ará perder para lesc ncia de la Vírj e n. Las fig·uras encantadoras l sien1pre rni protcccion, i os prjvará de la ocasion que l1al ia n1pl eado para sta tr ·s época , eran favorable de abriros una carrera ilu"' tre." Rafael una obra ma stra de belleza naciente, de candor prometió bajo su palabra de honor guardar fieltnen- 1nfantil, i ' 1 recibia por todas partes la n1as lison- te el s0crcto que le recomendaba Su Alteza, i se pre­jeras felicitacione . . paró, no sin unn ansiedad devoradora, a la entrevis- EI duque de Urbino; dcspucs ele habe rse asegu- ta proyectada. 1 o dudaba que esta belleza tan ·ado por sí n1ismo de que e l jóven artista llenariu perfecta i tan 1ni teriosamcnte anunciada, fuera la sus intenciones, le habia dado lo~ mas honrosos duquesa mismn, que no había apercibido sino un aplauso~ ••.• P ero cuando fué necesario pintar a la ( solo instante, pero que a primera ·vjsta habia pro­' rítjen en la época en que ella r cibió de Dios la ducido sobre él la mas viva impresion. inmaculada concepcion~ es d ecir, cuando era la 1na~ Fu '~ pues, al palacio ducal, a la hora señalada, beHa de las b_ella"' de ~ az~ret, Ra~~ c l no encontro con un traje que indicaba e l gusto i la nntnralidad j a n1odelos dtgnos de I~1Spll~arlo. En vano traz~ba de un jóven artista ya distinguido, pero con Ja ti­fig ura de una co:-reccJon ,Ideal, ~c. una espresJon 1nidez de un acl ole~rente introducido por prirnera e leste no d.escub_:la toda':Ia l.~ dl~'Ina obra macs- ycz en e l palacio d e los grandes; lo que le encan· tra q_ue hab1a sonad_o u Bn~Jinn cion .. ]Jorraba n taba al duque i ]e tranquilizaba sobre el efecto que n1echda que componHl; r ecor11a en scg·tnda todos los d bia producir setnejantc entrevista. Él habia teni­cu~~ ro,.., todas la~ e~tatua~ qu~ r prcsen!aban ~ la do cuidado ele prevenir a la duquesa, que por Stl V tqen en la "' principales 1gl: Jas de la Ciudad 1. de parte se l1abia empeñado e n no aparecer delante sus alrededores, no descubria lo qu~ deseab~, 1 se del jóven artista sino bajo el nombre de su dama conden~ba en alg·u,na manera a la Impotencia ~e de honor. on todo, ella se había vestido con el produ.cl~~. lo que de_ el se esperaba; hasta que un dia n1ayor cuidado, a fin de mostrarse a los ojos del pin­aperc1b1o? por la primera v~z, en ?,n? de los ba]coi~es tor digna de repres ntar a la r eina de los cielos. El del palac1o d.ucal, una muJer _anJehca,. cuyas facc1o- duque Jc t omó p or la mano i l e condujo temblun­ncs,_ forn1a 1 posturas _parect~n reu 1 n1r to Llo lo que do de emocional dcpartarnento de la duquesa, cu­debJa cotnp.one~ la n~v1a del CJeJo_. aca al ~lomen- ya 1naravjllo .... a ltermosura i cuya gracia celestial to sus ta~ltllas 1 se d1s~Jone a cop1~r estas hneas de produjeron sobre el jóven adolc .. e ente el efecto q ne una admirable perfecc1on, estos OJOS de una dulzu- la \ T írjen mistna l1ubicra,produciclo, si hubiera dcs­ra tan penetrante, este cuerpo a la vez tan esbelto cendido a la tierra a dar nna idea de la Divinidad. i tan púdico; en una palabra, este conjunto cuya seduccion parecía desaparecer bajo el velo de la de­cencia •••• El jóvcn artista, trasportado de alegría, iba a s~car el diseño de esta obra maestra, cuando de repente el admirable modelo desaparece i se en­tra en ~u aposento. Rafael se inclinó con un profundo respeto, i ~n admiracion fné tan gTnnde, gue no pudo al princi­pio proferi r una sola palabra. Bien pronto, aprove­chándose con destreza de la especie de di~frnz que habia tomado Su lteza, le habla como a una da­ma de su corte, i le tnan ifiesta con e te entusia~mo del jcnio nac i ente todo lo que le hacia esperin1en ... tar su presencia. En una palabra, él ncnbó por p - dirle, bajo los auspicios del clllque, la grncin uc acercarse de cuando!en cuando a u ndn1iralJlc mo­delo, para copiar todas sus bellrzas i clnr a la ilná­jen de JaVhjen la csprcsion qn el dr~eabn~ Rafa el pr gunta quién es esta divinidad terrestre que se le había aparecido, i que ha?ia producido sobre él el efecto de un sueño. J_,Je dicen que es la segunda mujer del duque de Urbino, una jóven princesa de Rimini, que no se mostraba jamas a Jas 1niradas de los habitantes sino cubierta con un velo. ''Es la primera vez," añadió un ho1nbre del pueblo~ que la pobre reclusa aparece en su balcon La dnqu e~n, leyendo en la .fisonon1ín de sur. po­con el rostro descubierto; i es que, segun parece, . so que condesccndia con la urj ente pcticion del ar­el duque no l1a vuelto de la caza, i la bella se l1a- ti sta~ sorprendida i enternecida a la Yez por el en· brá aprovechado de su ausencia para respirar el aire canto i ]a djgnidad esparcido n toda la per'"'ona libre, i mostrarse un jnstante a las n1iradas del pue- de Rafael, por u mirada de fuego i su Yoz tan pe: blo que la adora." netrante, le dió a bc~ar una de sus bella man? , 1 Algunos dias despues vino el duque de Urbino con la otra Je entregó un escrito que con~en1a l a saber cómo iba el jóven pintor, i si por fin l1abia ? permjso de presentar e ante ella, cuando _tuv1era ne­encontrado el modelo que d~seaba. Este se guardó S cesiclacl de recor~ar algunas de la . fncc1one d stt bien de confesar que lo hab1a encontrado en la du- ~ rostro ..... ~pero siempre en prescncHl de u Alt eza, quesa, cuyo reposo hubiera podido comprometer ~ a quien daba las g-racia por haberle _hecho conocer esta indiscreta revelacion escitando los zelos de su ~ al interesante artista, al cual anunc1aba una gran . Argos. Se limitó, pues, a decir que desesperaba de celebridad, "~nimad_o por vo '· seí1ora, ,, le rr .pon­encontrar este modelo divino, i que se veitt obliga- dió el jóven p1ntor, '' 1 con semeJante modelo, s1 nto do a renunciar a la ejecucion del trabajo de que se ya esta necesidad de gloria, que será 11ara mí una • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 15 felicidad d e ber n vu estra bondad ..... i a la de l\ion- ca iigucl nj e J, vino as r bien prouto igual a señor. " l)crug ino, i d Jó ~u m ' todo para no e~tudiar ni co- -Contad, jóven, dijo a su turno el duque, con- piar ino a la b e 1Ja naturaleza. Quiso e tnp '"' zar en tnd co n n1i protcccion. Si, como yo lo e5pero, l os 1 o tna por un cuadro que fu ra la cspr sion de su d oc dibujos que co1nponen la vida de la V irj e n, r econoci n1i e nto. son di g n os de ofrecer se a su Santidad, yo n1 e ' en - Instruido d e que la b e lla duqu esa, cuyas faccio­cargo de vu e stro adelanto. V e nid a estudiar vues- n es e mbe lesad oras stabat~ s in cesar pre en t a u tro 1nodelo sjc1nprc qu e os fuere nece ario : pod e i s mcn1oria, habia dado a luz un hijo 'que hacia la tra e r vu c~ tras tablillas i vu es tros pince les, a fin de aleg-ría de su patlrc, pintó una tnadrc acariciando a copiar todas las sornbras de la natural e za con 1nas .. u hijo, i se 1no~tró en e s ta produccion djgno de fidelidad. Rafael: inclinándose con resp e to , di6 gra- ll gar al mas alto grado de nombradía. cias a Su ..t\lteza por el permiso tan li so nj e ro que Una fe liz casualidad condujo al duque de Urbi­se dignaba concederle, i se r e tiró arrojando una úl- bino c e rca d 1 Papa, que e taba atacado de una en­tima 1nirada a la duquesa, que por su parte le se· fe rmtdad mortal. Se pre ... ume fácilm e nte que se guia con los ojos, i la cspresion en ellos deJ 1nas vi- apresuró a ir n visitar a su querido protejido; Jo vo linteres. encontró acabando su "A mor 1aternal," del cual Se concibe fácilmente cuánto fe rmentó Ja jóven se hablaba mucho en la escue la de Roma, i Teca ­cabeza del pintor. La figura maravillosa de la du- noció a la duquesa, cuya se tnejanza era admirable; quesa de rbino e s taba tan profundatnente graba- p e ro observó que la cabeza d e l nifio no estaba aca­da en su 1nemoria, que dibujó ... obre Ja porcel an a bada. todas sus facciones con una semejanza ncln1irable. Es que yo he fortnado el proyecto, dijo Rafael; El duque volvió a visitar su hutnilde taller, i se ad- de retratar al hijo tan fielmente como a la n1atlre. miró de la !emejanza de la V í1jen con la duquesa, 1 'fanto mejor, le respondió Su Alteza : ]a du­i su orgulló quedó tan sati s fecho, que no pudo de- quesa l1a querido aco1npañarme para ofrecer nues­jar de confesar a Rafael que la dama era Su Al- tros últin1os homenajes a Su Santidad i l1a traido teza misma, i que queria tener sien1pre en su pala- consig·o a su hijo. Mañana yo os traeré el niño, i cio una copia de este retrato maravilloso, que Je r e - copiareis su figura que verdaderamente es la de cornendaba que hiciera, i de la que pensaba servir· un ánj e l. se para procurarle todos los sucesos que rnerecia. Rafael se apresuró a aceptar la proposicion. El Esta honrosa confianza no hizo sino escitar el bello cuadro del" Amor ' maternal'' estuvo acabado entusiasmo del artista, que se aventajó a sí mism o en poco tiempo, i fué ofrecido al duque i a la du. en los doce cuadros de la vida de la santa V írjen. quesa como una prueba auténtica de Ja proteccion Era en sus entrevistas con la duq u esa de Urbii1o que ellos habían acordado al pequeño pintor, que tan respetuoso i tan sumiso, que el duque, apesar no olvidaría jamas sus bondades. Este cuadro ma· de toda su austeridad, le dió la autorizacion de pre· ravilloso fué colocado en las salas del Vaticano) i sentarse ante Su Alteza aun en su ausencia, i de obtuvo la aprobacion de los tnas grandes maestros. obtener todas las entrevistas que ella se dignara Los conocedores ricos i poderosos ofrecieron por él concederle. La bella duquesa, linsonjeada por su al autor sumas considerables; pero el jóven artista parte con las nobles inspiraciones que producia, i las rehusó, bajo pretesto de que el duque de Urbi­deseando propagar el brillo de sus atractivos bajo no se lo había mandado hace1, i. que habia recibido Jos pinceles de Rafael, se hizo una obligacion i un de él el precio de antemano. placer de servirle de modelo cada vez que espresaba Rafael en esta época contaba apénás diez i ocho este deseo; i él, no pudiendo saciarse de contem- .años. Había recorrido ya Ja mayor parte de ]a Ita­piar esta obra maestra de gracias i de belleza, puso lia, i se había detenido prjncipaln1ente en Floren­frecuentemente a prueba la complacencia de su ad - cia, donde no potlia cnn'"'arse de estudiar los admi­mirable modelo; bien que al cabo de algunos me- rabies cuadros de Leonardo de \ 7 inci, i se penetra­ses los doce retratos de la V írjen estuvieron acaba- ba del b e llo rnétoclo de este gran maestro. El enri­dos, i pronto fueron enviados al Soberano Pontífi- quccia su itnajinncion devorante con la eJeccion ce. Este, dirijientlo a su pariente los mas afectuo- feliz en las cornposiciones, con Ja correccion en el sos agradecin1ientos, le preguntó el nombre deJ ar- , dibujo, con la gracia i ]a belleza en las figuras, i, tista cuyos pinceles habían trazado con facciones \ sobre todo, con la naturalidad i la espresion en las tan divinas a la n1adrc de los ánjeles, i a quien su actitudes. \'ino a ser, en una pnlabra, un pintor de talento debia clasificar bien pronto entre los pinto- primer órdcn. res mas nombrados de la Italia. El duque de Ur- Julio II acababa de suceder al Papa Alejandro. bino se apresuró a nombrar n. Rafael ; i poco tiem- Bra1nante, célebre arquitecto, le d e signó a Rafael po despue~, este recibió una órden de Alejandro VI como el artista mas dig·no de en1bellecer el "\Tatica­para que se presen tara en su palacio. no con sus ricas producciones. El Papa le hizo pre- El vieJO Sanzio acababa de morir, i su hijo, toda- sentar en su palacio, i sorprendido de esta figura es­vía jóven, se encontraba huérfano, sin otro apoyo presiva, encantadora, de esta mirada de la cual se que sus pinceles i la proteccion del duque de Ur- lanzaba el jenio en rasgos de fuego, le encargó su bino, quien le dió una recomendacion particular primer cuadro, cuyo objeto dejaba a su eleccion. para el Papa, de quien recibió la acojida mas ani- Rafael, que l1acia entónces un estudio particular de madora. Alejandro babia mostrado los retratos de los personajes rnas célebres de la antigüedad, con­la Vírjen a los pintores mas célebres que decora- cibió el proyecto de pintar al fresco la Escuela de ban entónces el Vaticano con sus adn1irabJes pro.. A ,ténas, grande i majestuosa cotnposicion que re­ducciones; i el Perugino ofreció admitir al jóven presentaba simultáneamente Jos rasgos con que nos Sanzio en el nú1nero de sus discípulos. traza la historia a Platon, Aristóteles, Sócrates, RafaeJ no tardó en hacerse distinguir entre ellos: Pitágoras, Diójenes, Arquímedes i Zoroastro. Esta introducido en la capilla que pintaba en esta épo- obra maestra, de u na concepcion tan atr,cvida i de • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rl,._PAS. 155 una cjecucion tan perfecta, acabó de colocarlo n i respecto a tiempo, de duracion proporcional, efe ma­l prin1 r rango de la e~ u ~ la romana, i le hizo ncra 9-uc la mente puede tnedirJos, i spr arios Ja dar e l sobre-no1nbr de llo1nero de la JJinll¿ra . voz fac1lrnentc. R eg(tlan se stos sonidos por una esde esta época Rafa e l 11 naba la • u ropa e~1- .~cala que con. ta de tonos i semitonos, pero nchni-t e ra con su farna. o'"' ~obe rano s trataban a porfta ti endo una vartedad de arr glo tan ilimitada co rn o de enriq u cer "U .. pa la ci s con us obra i nmortalcs. : la itnaj i nacion. -4 rancisco I qui!o atraerlo a ~rancia, haciéndole D er ívase la consonancia de la coincidencia de pagar una st~tna con iderable por un. an, ll'.liq-uel do ? tn~s sonidos, que oyéndose juntos por u arre­que él l e hab1a encarga lo; pero l arttsta, quer1en- glo 1 un Ion, causan e l mayor deleite a Jos oidos ca­c. lo probar que era tan j e n ~roo,;o cotno un 1n ona r ca, pacrs de juz gar i sentir. La combinacion i sucesion l1iz~ a ~ste un present~ de la a ~;ta !f'a ?ni lia_ que de aco~dPs o .,;an ido en con ona ncia, co n tituyc Ja l1ab1a pintado para él, 1 cuyo valor e ra Jnarn· cciable. arn1on•a, as1 co n1o la cleccion de sonidos úni cos El R e i de l~ rancia o-ran protector d e las artes, for- produce In m e lo c.ha. zó al auto r le e ta ol ra maes tra a aceptar un pre- La di"'onan ·ia es la carencia de esa un ion a rr 1·a­sente? d~o·no al n1i mo. ti e tnp_o .de la n1ar~o que lo dable entl:c dos o tnas so.n~dos, que constituy; la ofrec1a 1 de la que d bu\ r ec1bu·lo. El h1z o aRa- consonancia en la cotnpostcion mu ical. La ocasio­fael nuevas in "ta ncia p ara que inicra a estable- na la anticipacion o la suspension de alo-un sonido e rse e n el Lo u vre, doude l e se ria l)repal'ado e ltnas ántes o d es pues de ven ir a ser acorde. b ' be) Jo taller. I ero el Papa Leopoldo r acababa de e l os tonos musicales ]os mas o-ratos al oido son encargar a su pintor querido la construccion de la l o~ pro Lltt \Jidos por la voz humana~i la música mas basdica de San P edro, i l e detuvo en Rotna, acor- agradable es la que mas se aproxima a la vocal de dándole una pension que le ponia en estado de sos- tnanera qne pueda o ten erse, aumentarse o di;mi-tener el rang·o que le p crten eci a. nuirse al arbjtrio. El violin, la flauta i Jos oboés Rafael no quiso quedar deudor al rei de Francia, pueden enutncrarse entre los primeros de esta clase~ i cotnenzó para él la Tra.nifi.g·uracion de Jesucristo El instrumento que mas efecto produce es el ór­sobre el monte Tabor, admirable i sublin1e produc- g·ano, p ero es itnperfecto así en espresion como en cion considerada con1o la o.bra maestra de la pin~~- cnt~nacion. En cuant? a esc~le~cia de est~lo, puede 1·a. Pero las fuerzas de su 1n1nortul autor se deb1h- decirse que, para los otdos pract1cos, la musica mas taba11 cada dia, i e~ta obra n1aestra fué el canto del a~radab1e es la que añade al refinamiento el n1é· cisne. Rafael, apénas de treinta i seis años, devorado rlto de la novedad ; i para los ignorantes, la que es por el amor de su arte i el e~ceso del trabajo, estaba mas familiar i comun. a punto de retocar la Tra'l¡sjigu1·a cion > cuando fué Cada país tiene su estilo peculiar de melodía, atacado de un desfallecimiento total que le condujo que el pueblo de ese pais prefiere o todos los de­a la tumba. Espiró en los brazos de Lean X con mas estilos. Parece que ~ esta variedad depe nde de las miradas clavadas en su últitno cuadro, que habia muchas causas, como el cJima, la lengua, el curác­hecho poner al pié de su lecl1o, i sintiendo no tener te.r de_l pueblo, la naturaleza deJas escenas en que bastantes fuerzas para darle la última mano. ytv~, 1 acaso, hasta cierto punto, de su gobierno e Su muerte causó un duelo·jeneral en Roma i lo.s ~nst~tuci?nes, .que ... necesariamente influyen en sus Estados del Papa. Los honores fúnebres que le tri- JnchnacJones 1 caracter. bntaron igualaron a aquellos que no se tributan sino Así? la. música de las Tier1·as-Altas de Escocia a ]as testas coronadas: d ejó amigos que le lloraron, es ras1 un1formcmente de temple selvático i melan­adlni radares por todas partes donde se admiran las cólico. Los paisajes i sonidos de la naturale za, en belJas artes, i fué llevado en brazos de sus numero- estas 1nontañosas rej iones, son todos de melancolía. sos discípulos al templo de la inmortalidad. Las olas producen un sonido de duelo cuando O vosotros, jó,·enes artistas, para quienes he tra- se estr llan contra las rocas, Jo mistno que el vien· zado esto débil diseño! acordaos que el autor de la to cuand.o b~lTe los oscuros páran1os, o ji me por el Escv.ela de Aténas, de Ja Santa Farnilia i de la valle sohtar1o, o al1ulla en torno de los picos ele las Transjigu1·acion, fué un pequeño embadurnador de montaña~. loza, reducido a hacer con lápiz sus primeros estu- No h~1 nada vulgar en estas tristes meJodías. dios sobre Jas paredes de la humilde bohardilla que ~os ~ntJ~uos .habit~ntcs eran altivos, supersticiosos, habitaba, soportando los arrebatos de un padre avaro 1 de IrnaJinacJon v1va; se consagraban a sus jefes i déspota, lanzándose en fin por su propio movi- con org·u1loso entusiasmo, i n1iraban con desprecio miento i por su sola voluntad ácia la perfeccion del el _pequeño tráfi.co de sus vecinos de las 'l'iel-ras­arte •••• I no olvideis Jamas esta verdad proclama- BaJas. Su ~egoc10 era la guerra, su ocupacion la ca­da por un hotn bre célebre, i probada por la esperien- za,t,~n los Intervalos de e.,; tos sus únicos q uel1aceres, cia: "U na alta fama está casi siempre en proporcion el h1n~l1l~n~es, en~uclto en"su capa de sarga_ lista· con los obstáculos que es necesario vencer para con· da, sohtar1o 1 so1nbr1o, se entregaba a arrobamientos seo-uil·Ja.'' fantásticos en tnedio de las espesas neblinas, los 0 ('Traducido para LA nruLIOTECA por una señorita.) precipicios estupendas i Jos torrentes atronadores La Música. IV. En qué consi s te la música moderna-De la melodía-De la consonancia-Obscrva(;iones sobre la rn úsica nacional-De Escocia, Irlanda, el Tirol, Francia, E s paña, &c. La música moderna consta de melodía, tiernpo, consonancia i disonancia. La 1nelodía implica una série de sonidos mas fijos, i jcneralmente mas pro­longados, que Jos del habla; arreglados con gracia, de esta tierra tristísin1a. N o es, pues, de admirar que su música i su poesía tu viesen el tnismo colo­rido del escenario en que vi vi a. La reunion del Clan, o tribu, se l1acia al son de la música, agreste i marcial al mismo tiempo. La vi u da hig·hJandcin, de duelo por la tnuerte de su hijo de cabellos ru­bios, lamentaba su prematuro fin en notas apasio­nadas i patéticas, i en lenguaje sencillo i elevado. Las tnclodias de las ,.Fierras-Bajas son de distinta e5pecic: hablan de claros arroyuelos i pacíficos Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 156 BIBLIOTECA DE SENORI1'A . valles; espresan amor i tcrnu ra, i tranquilo afecto la profundidad del sentimiento. I.Jas de España, doméstico. l\1uchas de ellas llevan los nombres de ti e n e n, como la lengua española, mas enerjía i un los ria chu e los i collados adyacentes nl T'vced, cer- cnrácter tnas romanesco, porque nos hablan de un ca de 1 i e lrose , tales como Galawa ter, Ettrik Banlrs, país mas m o ntañoso i de un pueblo n1as g rave i de i Jos Bracs de Garro,v. Algunos han supuesto que alma mas e le vada. En Italia los te mas so n siempre Da vid Ri zz io fu é el compositor de estas canciones; 1a belleza i el amor ; en E spaña hai una mezcla opi ni o n que carece enteramente de probabilidad. mayo r d e r e lijion i de romance con la ga lantería. En ti e mpo de Rizzio la armonía e r a l estudio de La música vo ca l de Francia no es agradable a 1nodn. de Jos co mpo sito r es itali anos, tni éntras que Ja niugu na ot ra nacion, a c au sa d e la p ec uliarid ad de melodía es tan característica de lo s cantos c. cocescs, su prosodia, que ha ce sie tnpre una inflexio n sobre que «:'S in c ie r to si se les han puesto bajos án t es del la postrera ~ílaba de las palabras. La l engua fran­s ig· lo presente. cesa es Ja única qu e ti ene vo~a blos ter1ninados en Es probable, a la v e rdad, que Rizzio, que e ra e mnda= l e tra a la cual se asigna una nota en la músico hábi l, ejecutase esas ca n ciones ro n una dcli- m úsica, no ob .. Jante qnc n o so la pronuncia en J cadcza desconocida a Jos músjcos nativo~, i que tal lenguaje comun. Su m e l odía nativa es, por Jo je­vcz corriji ese la estra vngancu1 de ciertos pasajes, i n c ral, rnfl s l enta ele l o qnc era de espernr'"'c de la mejorase así la bell eza d -- tas 1nelodias pastoriles. vivacidad de los habitantes, i exhib e mui poco de 1-\lg· unos consideran a J aca bo I como el padre de t ernura profunda i carácter romanesco, e ... cepto e11 la quejutnbrosa tnelodía de Escocia, i es ci rto que algunos aires provenzales antig·uos: que parece han todos los Jacobos fuero11 dic .... tros en la músic a i la dado orajen a 1nuchas deJas tn elodías tanto de Fran­poesía. 1 csde el r einado d e Ja cobo I hasta e l fin ~ c ia co rno de Italia. del r e inado de Ja cobo V, pode m os fijar la g rande S En su ma, sea cual fu e re la causa de que ello época de la poesía i la músi ca escocesas. urante provenga, Jo cierto es que la música na cio nal de ese p e ríod o florecieron Ga vin, Doug la s, Batle nd e n, todo país es tan distinta como su idiom').. Dunbar, I-Ierryson, Scott, M ontgom ery, i Sir Da­v id I..Jyndsay, con mu chos o tros cuyos po ernns viven todavía. Pero las rnas antiguas i bellas de l as m e l o­días escocesa s fueron probableme nte inventadas por Jos pastores que esperilnentaban en la actualidad esos sentimientos i afectos de que son tan espresivas. > La m e lodía irlandesa difi e re de Ja música esco­cesa d e las Tie rras-Bajas,tanto como la de esta úl­titnadific rc de la música de las Tierras-Altas. Está llena de sentimiento profundo i poético, i tiene mas cn c rjía que la música escocesa, i acaso mas varie­dad. Hai en ella una v e hemenc ia tal, que parece que e presa el carácter del pueblo, estallando a v e ­ces n indignac.ion i e n d o lo r; a tiempo que sus _ canciones jocosas so n Ja esencia misma de la al eg ría ~ i Ja vivacidad in gobe rnable. ~ Las melodías d e Jos Alpes, i los cantares d e l ~ Tirol , tienen toda la dureza peculiar a la mús ica de ~ montañas, i ap e~a r de eso, no se ase mejan a la mú- ) sien de Highlandia. R es piran el espíritu de Ja liber­tad i un gozo agreste , i la música es clara, atrevida, i anilnada. El cazador suizo apé nas ti e ne que bajar de la neblinosa cresta de la n1ontaña, para descubrir a la mitad d e l camino su alegre choza rodeada de viñedos. El no está condenado, con1o el higblandes, a perdurable tristeza. Las escenas de sus montañas son e s pantosas i sublimes; pero el tinte de la rosa sobre las nieves alpinas le recuerda el brillo del sol i la so nrisa de su hogar. Cancion. l\1I FLOR. A tu jardin miraba; i contemplando Enamorado cada bella flor, Al verte a tí, tne oyeron esclatnando­~' N o sé cual de esas flores es m cj o r." Que si el aroma tiene su pureza, E s mas puro tu es píritu j entil ; ~i Ja aznce na oste nta su b e lleza, Es mas b e llo tu cue rpo de marfil. Pero esas flores ¡ ai ! a1nan constantes I.Ja mano que en un ti e mpo las plantó; 1 apacibles se inclinan i fragantes Por do tu pié sus huellas estampó. I tú, tnuj e r, para qui e n es mi canto, Mi bella i dulce, encantad o ra flor; 'I,ú ni siquiera enjugarás mi llanto, Tú ni siquiera pagarás mi amor. Bogotá, abril de 1858. 1\1. G. l\1. Pensamientos. • La diferencia entre un hombre bien educado i un malcriado, consiste en que el primero te ca u ti va i el segundo te repele. Amas al uno miéntras no encuentras razon para odiarlo; aborreces al o'tro n1i éntras no tienes razon para atnarlo. Por n1as útiles i atraye ntes cualidades seamos, la virtud es indispensable para brillar como es debido. • , que po­hacerlas Los habitantes de Jos j)aises m e ridionales de Europa son notabl e s por su amor universal a la mús ic a, i por la escelcncia de su voz. En España, e n Italia, i en el sur de la Francia, parece haber sido la música una especie de lenguaje nativo, se­tn e jante nl no aprendido gorjeo de las aves. En V e"necia los gondoleros cantan en partitura, i aun­que Ja 1núsica e tosca, produce un efecto agradable, cuando, suavizada por la distancia, se desliza como n hurtadillas sobre las aguas d e l Brenta. Las melodins nativas de la Italia son tiernas i gra- El amor de la virtud es el amor de nosotros mis-ciosas, i su s árias bufas tienen una levedad i una mos. alegría, i en ocasiones un reg·ocijo tan grotesco, que solo están al alcance de un itaJiano. En lo jencral, las árias que cantan los campesinos de Italia se ha­ce n notar mas por la dulzura i la gracia, que por -- Ninguna accion })Uede calificarse de virtuosa si no la acompaña el sentimiento de nuestra propia aprobacion. • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

Compartir este contenido

Biblioteca de Señoritas - Año I N. 19

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Compartir este contenido

Biblioteca de Señoritas - Año I N. 18

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  Manual de lógica

Manual de lógica

Por: Francisco Eustaquio Álvarez | Fecha: 2007

La primera edición del de Francisco Eustaquio Álvarez fue publicada hacia 1890. En el texto, donde sigue a Stuart Mill, y en los campos metafísico y en de la teoría del conocimiento, donde sigue el sensualismo de Destutt De Tracy, Álvarez indica que todas las ideas aún las más abstractas, intelectuales o morales- son cualidades sentidas en muchos objetos, lo que lleva a reunirlos con una denominación genérica que forma una idea general. Para escapar al materialismo crudo, afirma que la sensibilidad no es la capacidad que tienen algunos órganos corporales de recibir impresiones del exterior y transmitirlas a los centros nerviosos, sino una capacidad del conocer. El conocimiento tiene origen en la experiencia, que es la suma de los que se siente. Las operaciones de la razón son las del raciocinio inductivo, perfectamente analizables y determinadas desde su punto de partida (la experiencia), que genera los hechos desde los cuales se asciende hasta las más altas generalizaciones y se desciende al conocimiento de nuevos hechos. Los sistemas filosóficos son concebidos por Álvarez como instrumentos de grupos socialmente dominantes. Según él, hasta De Tracy la historia había sido algo así como una interminable carrera de errores e ignorancia que un pequeño grupo de usufructuarios había utilizado para afirmar su explotación de los pueblos. La mejor garantía de la lógica De Tracy era que no podía servir de fundamento a ningún sistema de imposturas con que se explotara la ignorancia o la credulidad de los pueblos: esa lógica era útil a los negados y no a los engañadores. Es fácil ver detrás de sus planteamientos la afirmación positiva de que todo pensamiento previo a la ciencia moderna era útil a los engañadores y además lo teológico o metafísico correspondía a épocas en que la iglesia detentaba el saber y el poder en forma exclusiva. La era positiva, en cambio, explicaría todos los misterios, daría cuenta de todos los enigmas y eliminaría de la mete humana la creencia en todo aquello que no fuese perceptible por lo sentidos: dioses, espíritus, ideas innatas, etc. El sensualismo De Tracy era para Álvarez según el lenguaje que adoptaría el siglo XX- algo así como una doctrina de liberación de las masas.
Fuente: Editorial Universidad del Rosario - Libros Formatos de contenido: Otros

Compartir este contenido

Biblioteca de Señoritas - Año I N. 17

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Compartir este contenido

Biblioteca de Señoritas - Año I N. 16

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Compartir este contenido

Rousseau, el pensador fuera de la Ilustración

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Compartir este contenido

Biblioteca de Señoritas - Año I N. 15

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  Conversando con Federici

Conversando con Federici

Por: José Granés S. | Fecha: 2019

Nuestra conversación con el profesor Federici dura ya veinte años, aunque a lo largo de ese tiempo se ha interrumpido muchas veces por diferentes circunstancias. Todos hemos cambiado a través de este diálogo prolongado que afortunadamente continúa. También el profesor, cuya disposición a aprender no se debilita nunca. Federici es atento y flexible, con una curiosidad enorme por la naturaleza humana (y por tanto por el conocimiento, la ética, el arte y la educación) y conserva intacta la capacidad de emocionarse con sus descubrimientos.
Fuente: Biblioteca Digital Feminista Formatos de contenido: Otros
  • Temas:
  • Otros
  • Filosofía

Compartir este contenido

Conversando con Federici

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  El fundamento metafísico del ordenamiento de los sexos en los ideales de Estado de Platón y Aristóteles

El fundamento metafísico del ordenamiento de los sexos en los ideales de Estado de Platón y Aristóteles

Por: Marion Heinz | Fecha: 03/04/1858

• ¿~NO l. Bogotá, 3 de abril de 1858. NUM. 14. Akímen Zaque. La ilnprenta de .El ~apor, en Honda, ha empe­zado su semana hterar1a por la pu blicacion del poerna intitulado '' AKÍI\IEN ZAQUE, o la conquista de '!'unja., . ro hemos recibido de esta obra mas que las dos primeras e~1tregas, const~ntes de diez i seis pájinas cada una 1 de esas la primera está consag-rada in­tegran1ente al prólogo en verso que ha puesto al poerna .el señor Leonardo Fernánclez, i respecto del cual d1ce el señor Pereira en su advertencia del 1. 0 de Inarzo: "Por ultimo debo llatnar la atencjon ' ácia el trozo póetico que por vía de próloo-o l1e '' arrancado a la anli .. Jad del s ñor Leonarclo°Fer­" nández, para adornar Ja portada de n1i libro. Es '' una série de consideraciones filo.:óficas sobre la "instabilidad ele la vida humana, tan apl icables a " todas las edades i condiciones de ella cotno al ' destino i porvenir de los imperios. La suerte '' que e u po a la racion i al 11rotaaon ista de tni ' l . :::::> cantos, parece en o Jeneral retratada en esas es- ' trofa"" de fuego i de profundidad que hacen estre­'' mecer el corazon con la fuerza del senti1niento '~ de 'I a~sara, con1o deJei taT el o ido con la rima '' dulce i robusta de Espronceda. El señor Fer­;' ~ández ha nombrado esta composicion con la 1dea de la octava que la encabeza; pero juzgan­" do su plan, el pensamiento que la preside i las '' bellezas de la ejecusion, acaso podría llamarse " ResúvLen i fin del DIADLO 1\tUNno, poema que el " último de los ántes citados dej 6 s1n concluir, i '' sobre el cual alguuos creen que ha tocado al '' nuevo vate granadino el valor i la aloria de " acabarle." b Despues de este elevado elojio por parte del au­tor al señor Fernández, no seremos nosotros los que podamos agregar ni una palabra mas sobre el mencionado prólogo, como tampoco los que en­tretnos en la demostracion odiosa de su falta de mérito, caso que no lo tuviera. El público lo tiene en sus mano~, que lo Jea i lo coloque justiciera­mente en eJ punto que Je corresponda en nuestro naciente Parnaso. Eso pedirnos para el señor Fernández, i estamos seguros de que eso, i no otra cosn, es lo que quiere su modestia. La segunda entrega contiene ya el primer canto de AKÍJ\IEN ZAQ.UE i parte del segundo ; pero como el poema ha de constar lo n1énos de diez no es posible que hasta ahora nos hayan1os podido for- ) n1ar.c?mpleta idea de su mérito. No estamos pues> ~scrJbJendo u~ juicio, juicio que seria por demas !~perfecto, stno que ensayamos una recomcnda­Clon .al público todo i en especialidad a nuestros suscrito res, par~ que presten sus simpatías i su apoyo al trabaJO del señor Pereira; tanto mas cuanto que él ':a a descorrer a sus. ojos uno de los :, cuadros ma~. br1llantes de ]~ conqutsta española en nuestras ~eJIOnes n~tales, .1 cuando su trabajo, ím­probo casi hasta el 1mpostble, está exornado con las galas de una versificacion fácil i diestra. Cuan­do lanzándose el primero en la hermosa pero in­trin. cada vía de nuestra historia salvaje, quiere abrir paso, como Colon, a todas las fortunas i a to· dos los talentos que vengan despues a cruzar en Granada el mar de la armonía ; mar que tiene tambien. sus tempestades i sus olas, para unos feli­c s, terribles para otros, pero que es siempre una virtud i un honor el desafiar. El señor Pereira es uno de los pocos g ranadinos que desde niños han seguido la fatal carrera de las letras, i ya es de justicia que el público retribuya en gloria i en provecho unos esfuerzos tan cons ­tantes i repetidos. N o basta criticar sin entender las cosas; no basta dejarse guiar por los juicios tontos i envenenados de .la envidia; no basta apa­rentar bu.en tono despreciando todo lo que es nacio· na!, i mirando la poesía por el prisma ridículo de los acrósticos, los versos de amores i el llanto finjido de un erotismo empalagoso; algo de mas sensatez, algo de mas criterio, alg·o de mas racio­nalidad ( permitásenos la espresion) es lo que ne­cesitamos, es lo que peditnos para apreciar debi­damente la obra del señor Pereira i todas Jas de su jénero elevado. Es preciso no dejarnos absorver todos enteros por el número ; los triunfos del cál .. culo i del porcientaje no vienen a parar jcneral­tnente sino en 1nayor o menor repletan1ie nto del estómago, i en rnas o ménos lujo en el vc~tir. Ellos sirven para cebar al hombre, i para distin­guirlo de las bestias domésticas en que el cabestro que arrastran es de oro i no de rejo, pero na da mas. Son la poesía, las bellas artes i las industrias liberales las únicas que han dado gloria i renotn­bre a los imperios, riqu eza a las naciones i salvado la dignidad de nuestro linaje para el porvenir. Pero está visto que siempre predicarémos en desierto. Mas volviendo al poema materia de este articulo, vamos a citar algunas de sus estrofas para que sirvan de recreo a los lectores de la BIBLIOTECA. Amor, locuras, celos, ambiciones, 1 guerra, i muerte, i esterminio fiero, Lucha sagaz de pérfidas pasiones Inspiran hoi mi cántico guerrero. Yo saco a luz antiguas tradiciones Del pueblo de Hunsa i del feroz ibero, Para llorar el trájico destino Que 8obre AKÍI\IEN i su corte vi no. ••••••••••••••••••••••••••••••• AL frente del palacio, no mui léjos De la soberbia cárnara del trono Corria la Fuente, i daban sus espejos Al cuerpo goces i al jardin abono. Despu es el Pabellon de los cort ey"o s, Frecuente ca usa de celoso encono, Entre r edes de sauces i retamas La cárcel era de sus muchas dumas. • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • ••• Pardos los ojos, de óvalo tenia Cuyo inquieto rnirar de an1or blasona; Recta nariz i labios fetneninos, Ancha la frente, i los contornos finos. • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • ••••••• Ricos m eta 1 es el i tn pcrio cri a, Preciosas piedras le tributan gaje, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 110 BIBLIOTECA DE SE~ORIT AS. Millones de aves el oriente envía gustos misterios~ Por otra parte, J erusalen no se 1 encantos n1il la soledad salvaje; ve inundada por esas olas inmensas de pereo-rinos Por eso relumbrante atjentería que de todos los puntos del globo vienen a n~imar Del rei decora túnica i plu1naje.... i engrandecer con su presencia las fiestas de la • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • .• • • • • • relijion ; ni allí está el Pontifice supremo que des· Así bien pronto ligarán sus manos de lo alto de su trono inmortal bendice a sus hijos AKÍMEN ZAQUE con Ulima hermosa, despues de haberse prosternado a sus pi é s; ni está De Gámeza vestal. • • • allí la lanza, ni la corona, ni los clavos, ni la co- •• • • • • • • • • • • • • • • . .. • • • • • • • • • • • • lumna, ni la cruz del Hombre Dios, signos todos Solo de tí la inspiracion me viene. que conmueven con un poder sobrenatural hasta Acepta, amiga, mi pequeña historia la última fibra del corazon ; ni finalmente todo ese Que va a tus piés para buscar su gloria. (•) rnájico conjunto de monumentos i de recuerdos • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • . . • • • • que, evocando de sus tumbas los siglos paganos i t_ Quiénes son esos bravos capitanes los siglos cristianos, los hace asistir con el viajero De brillantes i sólidas corazas, al dra1na del Calvario, al mismo tiempo que se Que parecen de raza de titanes, apodera de todas las facultades del alma, i las ele· De férreo yelmo i fúJjidas embrazas~ va una a una hasta la bondad de un Dios agoni- Esos que van en bellos alazanes zante, o las hace descender hasta la perversidad DeJ centro de Hunsa por las anchas plazas~ del Judio deicida. Los hijos son de Bétis i Monca)"o, Así todos los viajeros creo que están de acuerdo Discípulos del Cid i de Pelayo. en decir que la felicidad de ver las ceromonias de • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • . . • • • • la semana santa en Roma basta para hace r ero- Desfila pues el escuadran gallardo, prender el viaje a Italia. Inútil es, desde luego, Llega por fin aJ término del v1aje; añadir que los qus allí nos hallábamo5 saludamos Helado cierzo, firmamento pardo con una alegría singular el sol de aquel primer Brinda el pais por único hospedaje. dia, llamado domingo de ramos. A las nueve de La estrechez de las columnas de nuestro perió- 1~ mañana e~t~bamos ya en el Vaticano para asis· dico no nos permite reproducir mas estrofas del t~r a la bend1c1on de los. ramos. No ha mucho poema, pero estas nos parecen bastantes para des- t1emp~ que ~st~ ceremonia se.celebraba ~od~vía en pertar el mayor interes por una composicion que ~ la cap1lla S1xtin~, p~ro por Instantes suph.cas de se presenta tan lisonjera para el autor ¡ para su numerosos es_tranJeros que d.~seaban ser tesugos de patria. el_la_, Gregor1o XVI resalv1o que en adelante se h1c1ese en san Pedro. La vista de estas palmas Recuerdos de la semana santa en Roma. artísticamente labradas trae a la memoria un inte-resante recuerdo, i es el siguiente: Los dias precedentes han sido consagrados a Sisto V habia determinado hacer elevar en la pr~cticas o recuerdos relijiosos con abstraccion, en plaza de san Pedro el obelisco de granito rojo , Jo Je neral, de pensamientos mundanos i desacordes medio sepultado bajo los escombros d e l Circo de con e_J carácter de la semana mayor en los pueblos Neron. La operacion fué confiada al arquitecto católicos. Nuestras bellas i piadosas lectoras, de ~ Domingo Fontana, el cual dispuso un aparato de qutenes principalmente hablamos, preocupadas to- cuerdas que debian mover insensiblemente el da vía con estas impresiones, i en cuyas aJmas mono] ito, levantarlo i dirijirlo, sin peligro de los blandas resuenan aún Jos ecos vagos i lejanos del obreros, ácia eJ punto que habia de ocupar. Se Jtnponente rniserere i de las tiernas lamentaciones habia señalado el 10 de setiembre de 1856 para la de Jeremías, no Jlevarán a mal que aprovechemos ereccion. El arquitecto exijia un profundo silencio la op?rtunidad para obsequiarlas con algunas lí- a fin de que se pudiesen oir sus órdenes; i era neas Interesantes, escritas por un sábio viajero mo- tanto lo que iba en esta exijencia ( tal vez la vida derno, que recientemente ha visitado a Roma, i en de 1nuchos individuos ) que Sisto V hizo publicar Jas cuales describe con elegancia la pompa i so- un edicto por el cual se anunciaba que el primer lemnidad indefinibles de la semana santa en aque- espectador, cualquiera que fuese su rango o con­lla capital del mundo católico. Sentimos vivamen- dicion, que diese un grito, o turbase la operacion, te no poder dar sino un breve estracto de estos be- seria inmediatamente castigado de muerte. No se llos apuntamientos, demasiado estensos para las permite a nadie entrar a la plaza si no conoce eJ columnas de un periódico: apuntami.entos llenos rigor de esta disposicion. Es cosa convenida entre de atractivo, no solo para las personas relijiosas, todos los asistentes, que no se oirá sino ~1 sonido sino ta1nbien para las que gustan de leer cosas de la trompeta que ha de dirijir los movimientos, bien escritas; i por hoi nos contentarémos con un i el de los timbales para indicar el descanso ; la s1mple episodio SJbre la funcion de los Ramos. voz del director de los trabajos era la única que '' Si en el lenguaje católico la semana de que podia interrumpir el siJencio universal. Un com· hablamos se llarna con razon, la senz,ana rn,ayor, la pro miso semejante no cuesta el menor esfuerzo a sentana santa, en Roma merece que se le dé otro este pueblo tan entusiasta por las artes, i que, en nombre, porque en ningun pais del mundo es tan muchas circunstancias, tiene algo de la grandeza grande i tan santa. Grandes son sin duda i santas i de la seguridad del antiguo pueblo romano. Sisto las ceremonias que durante estos dias memorable! V aparece luego seguido de sn corte, i se sienta tienen lugar en Jerusalen, en el teatro mismo de en un tablado. los acontecimientos; pero Jerusalen es esclava de Las cuerdas puestas en movimiento levantan eJ los turcos. En el estado de miseria i de desolacion obelisco, i llevan esta masa, de un peso enorme, en que se halla, qué pompa puede dar a sus au- áci_a la _pla~a donde debia ser colocado. ~l.Papa (*) El poema está dedicado a una señorita. an1ma 1 estimula a los obreros con los moVImientos • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BIBLIOTECA~DE SEÑORITAS. 111 e su cabeza, con señales i miradas centelleantes trnnjeros admitidos con billete del mayordomo : fa .. de alegría: dentro de pocos instantes la obra va a vor señalado que me fué acordado a mí. Si el tiem-­consun1arse. Fontana es el único que habla, i está po borra las irnpresiones, la palma del domingo de mandando la última n1aniobra, cuando de repente Ramos i el cirio d e la Candelaria que recibí de un capitan de un buque jenoves, llan1ado Bresca, n1ano del Vicario de Jesucristo, serán recuerdos oriundo de san Remo, grita de en medio de la preciosos de aquellos momentos solemnes que con· multitud con una \roz estentórea: "aqua alle funi!" servnré miéntras viva. " agua a las cuerdas!,; i al momento va a entre· Fácil me fué convencerme de que en Roma, garse espontáneamente a las guardias que rodean co1no en todas partes, la bendicion de Jos ramos es el instrun1ento del suplicio, colocado en un ánaulo una de las ceremonias mas populares del catolicis .. de la plaza. Fontana 1nira con atencion las ;uer- mo. En nuestros dias se ve todavía en Francia, i das, ve que efectivamente va a prender fuego en aun en Paris, a la multitud correr presurosa a reci­ellas, i que rompiéndose dejarán caer el obelisco, bir la palma bendita: el mercader i la tendera la que aplastará a los obreros, i manda al morncnto colocan sobre la puerta de su tienda, i el cochero echarles agua sin pérdida de tiempo, Bresca sabia adorna su sombrero con un ramo de eUa, mié ntras como buen marino, que los cables colocados verti- que el 11iño, cargado este di a de dulces i manzanas, cahnente se encojen cuando se les hun1edece, i lleva alegremente en la mano la palma maravillo· naturahnente levantan el peso que tienen suspen- sa: a esto se reduce por desgracia la piedad deJ dido. Así sucedió en este caso, i la operacion ter- . mayor número. Las poblaciones de Italia, en quie .. minó en medio de los aplausos universales. nes el sentimiento cristiano está ménos debilitado, E! Papa estiende los brazos a Fontana; pero conservan con relijioso cuidado los ramos que se este corre ácia el hombre que habia gritado aqua distribuyen en las diversas iglesias, los colocan en alle funi! lo abraza, lo conduce ante el Papa i pi- los lugares mas notables de las casas, i son para de a este su perdon. o se trata de perdon, dijo ellas, no solamente un piadoso símbolo deJa Pasion Sisto V, sino de recompensa ; que él mismo pida del Salvador, sino un recuerdo del deber que ti e­la que quiera. Bresca que sabia que en los jardines nen de llamar todos los dias las bendiciones del de su ciudad natal se cultivaban hermosas palme- cielo, i de santificarse, como h:an sido santificadas ras, i que allí venian a comprar las que se labran estas ramas de paln1era, por las oraciones de la para la fiesta de lla1nos, pidió para él i sus deseen- iglesia. dientes, el privilejio de vender al palacio Apostólico Despues de haber presenciado el juéves santo las palmas necesarias para aquel dia. Al dia si- todas esas misteriosas ceremonias que recuerdan la guiente se espidió un decreto que acordaba este > instltucion de la Eucaristía; pose idos aún de la privilejio; i ademas, se dió al jefe de la familia el profunda impresion que deja en el alma el canto grado de capitan honorario del primer rejimiento, de los salmos, llamado Gregoriano, es decir la me­con derecho de enarbolar el pabellon pontifical a lodía antigua en toda la perfeccion de su majestuo­bordo de sus buques. La familia Bresca, ilustre así sa sencillez, inimitable lenguaje que la música mo­por su abuelo, está hoi encargada todavía de su mi- derna no ha podido hablar todavía; vimos la repre­nistrar ]as palmas para el domingo de Ratnos, i sentacion de los dos actos de humildad sublime con todos los años envía un buque que las trae a Ro- que el Señor coronó su vida. tna, donde son distribuidas con las ceremonias de Acompañado de toda su corte el Santo Padre se costumbre. traslada al Vaticano, en donde tiene lugar la cere· El Santo Padre baió de sus habitaciones a la Ba- monia del JJlandatum, o lavatorio de los piés. El sílica, i se trasladó a ia capilla de la Piedad, donde trono pontifical está colocado en un recinto circular1 Jo aguardaba el Sacro coJejio. Despues de haberse t.¡ue adornan magníficas tupicerias, entre ellas la de revestido con los ornamentos sagrados subió a la la cena, tomada del fresco de Leonardo de Vinci. silla jestatoria, i fué conducido a la Confesion de A la izquierda se ven los ricos aparadores i mesas san Pedro, precedido, como el dia de avidad, por donde e\,;tán las jarras, fuentes, palanganas, paños Jos prelados i Jos cardenales, i acompañado del es- de lino, i otros objetos necesarios para la ceremo­tado rnayor de la guardia noble. Al rededor de san nia ; a la derecha una espaciosa plataforma donde Pedro se hallaban las guardias suizas en grande están sentados los Apóstoles. uniforme, llevando las espadas flamíjeras de los Se llatnan así trece pobres a Jos cuales el Santo cantones católicos: hermosa costumbre que parece Padre lava los piés. Sobre sus vestidos a la antigua decir que los hijos de Guillermo 'I~ell tienen toda- llevan una larga túnica blanca de lana fina, con un vía en sus venas sangre que derran1ar en defensa cinturon de cinta de seda, capa blanca con capucha, del inmortal guardian de la libertad del mundo. todo bordado i adornado de seda blanca, i zapatos Despues de una corta oracion el Soberano Ponti- del mismo color. Cuando el Soberano Pontífice ... e fice se sentó en su trono i recibió el homenaje de sienta en su trono el primer cardenal diácono canta los cardenales, revestidos con la c&ppa violetta. A el Evanjelio, i despues los chantres entonan la an­derecha e izquierda del trono se veian rnontones de tífona lliandatu?n. Entónces el Papa se levanta i palmas, entre las cuales descollaban siete mui no- deja la capa pluvial, conservando el amito, el alba, tables por la elegancia de sus adornos, obra de las Ja estola morada i Ja mitra bordada de plata. El relijiosas Camaldulas, destinadas a adornar el altar cardenal diácono le rodea con un gremiªl de lino i Ja cruz papal. Acabada la ceremonia de la bendi- blanco, guarnecido de encajes; i el Vicario de Je­cion, el Papa tomó de nuevo su asiento, i comenzó sucristo, precedido de los maseros, del guarda ropa , Ja djstribucion de las palmas. El cardenal decano, del primer maestro de ceremonias i de 1os dos car .. de pié cerca del trono, presenta una por una las denales diáconos, se dirije a la plataforma de lo "' palmas al Santo Padre, quien las da sucesivatnente Apóstoles, para renovar allí el ejemplo de su dJvjn o a los cardenales, a los patriarcas, arzobispos, obis- IVIacstro. pos, jenerales de las órdenes &, i tan1bien a los es- Al acercarse el Pontífice, uno de los ac:otnpañan - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 112 BIBLIOTECA DE SE:&ORIT AS. tes desnuda el pié derecho de cada uno de los Após- l He ~quí una de esas. escenas 9ue es imp~~ibl e toles. Un subdiácono, vestido de blanco i sin m a- olvidar Jamas. Abraham 1 los patriarcas, el EliJO d nípulo, colocado a la derecha del Papa, sostiene el Dios i la primitiva igl esia han pasado a nuestra vis­pié miéntras que el Pontífice lo lava con el ao-ua ta. Lo que fué, lo que es, lo que será siempre, el que vierte un bussolante, i que cae en una an~ha cristianismo acaba de demostrarnoslo en a ccion. fuente de plata dorada. El Papa lo frota lijeramen- El poder convertido en carga, Ja grandeza hecha te? lo enjuga con un paño de lino, lo besa i ~e in- sierva de la debilidad, el amor ocupando el lugar chna. Dos bussolanti, con capa encarnada s1guen de la autoridad; i suscediendo al egoismo, el pobre al Santo Padre llevando dos fuentes de plata, una i el p eq ueño reabilitados, la fraternidad de todo de las cuales contiene las toalJas destinadas a en- los hombres sin distincion de raza, de dignidad d jugar los piés de los Apóstoles, i la otra trece rami- nacimiento; en una palabra, la milagrosa revolu- 1Jete~ de flores naturales. Despues del lavatorio de cion efectuada en las ]deas i en las costu1n bres del los P.Iés cada Apóstol recibe de mano del Papa una jénero humano por el cristianismo: todo está allí! servilleta i un ratnlllete; i de mano del prelado Qué Jibro hubo jamas tan elocuente como una cere· tesorero, dos medallas, una de oro i otra de plata, monia semejante! que van guardadas en una bolsa de damasco car­mesí, con galones de oro. Durante esta ceremonia, en que se ve al Vicario de Jesucristo, al augusto jefe de la cristiandad hu­millarse j abatirse trece veces delante del pobre i del p e regrino, i hacerse realmente en este dia el siervo de los siervos, me decía yo a mí mismo: si un viejo romano, si uno de l os Césares volviese a la vida i contemplase en Ja gran Roma, sobre las mis­mas ruinas del palacio imperial, un espectáculo semejante, cuál seria su admiracion? El, que no veia en los pobres sino seres despreciables, que diria viendo a los monarcas a sus piés? Magnífico atri­buto del catolicismo que en una sola de sus cere­monias restablece la verdadera nocion del poder, i enseña a todas las jeneraciones que, entre el paga­nismo i nosotros,el Evanjelio ha colocado el infinito! Este grave enseñamiento debia complementarse con una nueva i no ménos tierna ceremonia. En la gran sala que está encima de] perístilo de san Pe­dro se halla preparada la mesa de los Apóstoles, sobre una plataforma separada del público por una · barrera ; es larga, i está elegantemente adornada con manteles i servilletas de lino fino, vasos de flo­res, di versas piezas de orfebrería i trece pequeñas estatuas de plata, que representan al Señor i a los doce Apóstoles. De trecho en trecho se ven dispues­tos con simetría vasos dorados, llenos de frutas i dulces. En cada asiento hai un cubierto de plata i dos panes. Los Apóstoles estaban de pié detras de la mesa, aguardando la venida del Soberano Pontí­fice. A la llegada de este con todo su acompaña­miento, en traje de ceremonia, los huéspedes se hincaron. El camarero mayor le puso una ropa de Jino fino bordada de encajes i le presentó la fuente de plata; en seguida los peregrinos vinieron suce­sivan1ente i el Papa Jes sirvió agua para lavarse; vueltos despues a sus respectivos lugares, aguarda­ron para sentarse a que el Santo Padre bendijese la mesa. Despues del Benedicite un capellan comen­zó la lectura. Al momento empezaron a salir del fondo de la sala los obispos i prelados nevando las servilletas i platos que entregaron al Santo Padre hincando Ja rodilla. Este los recibia i los presenta­ba a los Apóstoles, sirviéndoles al misn1o tiempo vino i ao-ua repetidas veces. Durante la comida veia a :ste Santo Padre pasar i repasar sob~e la plataforma, delante de la mesa) velando en que na­da faltase. Estaba conmovido, i de sus ojos corrian 1áo-rimas, que enjugaba con un pobre pañuelo de algodon, a cuadros, que sacó de su bolsillo; este era eL Papa ! Al tiempo de partir se lavó lns manos, bendijo a los Apóstoles, i se retiró. Todo lo que aJJí queda pertenece a estos. A la Sefiorita D. R. En su cumpleaños. Gracia, belleza, anj e lical donaire I virjinal candor, Todo en tí unido a la virtud mas pura, Se encuentra con primor .. Permite .. pu es, encantadora j óven, ' Que hutnilde mi an1istad Hoi una flor agregue a la corona Que ciñe tu beldad. 1 pues cun1ples abriles que perfuma La brisa del Eden, Nunca se cambie, ni su huella el tien1p o Imprímale a tu sien. Que para tu alma que desprecia al mund o I sigue la virtud, Los años sean sueño delicioso De eterna juventud. Grata fortuna marque tus destinos, Sin pena, sin dolor, Miéntras te admira quien daria gustosa La vida por tu amor. MARÍA JosEFA CA~IA CHo Novelas en miniatura. AL SEÑOR J. M. M . l. Juan i Juana se quisieron, Poco des pues se casaron; 1 luego ámbos se murieron, 1 lnego los enterraron. II. Pedro a Petrona adoró, Petrona dijo no quiero; 1 Pedro por majadero De una viga se colgó~ 111. Dos niños juntos se criaron, Porsupuesto se quisieron, Cojiendo flores vivieron ; Mas luego los separaron, 1 eorar las indicaciones bien claras sobre la diferencia que cosas. El perdon que se nos otorga sin haberlo me- habia entre estar a bordo de un buque mercante o recido por el arrepentimiento de nuestras faltas, Jo en una posada pública, i estar en una casa ordena­solemos recibir como un insulto, pues añade al peso da, quieta i respetable. A estos elocuentes razona- • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BIBLIOTECA DE SE~ORIT AS. 115 miento~ contestó Joaquin dejando caer el cigarro i Señor! gritó Antonio levantándose pálido roncando ~onoramente. de ira. El orador se levantó amostazado i se fué renegan- V en hijo mio, dijo la viuda tomándolo pron· do un poco ~el tia Joaquin. , tamen~e por _la ~a~o: ven, añadió con Jos ojos hu· Al otro d1.a temprano. se ay~ ,en la casa una ~e- n1edec1dos, s1 ha1 alg uien que no comprende cuán· lotera de lo lJndo. 1-\.ntonio corr1o a ver qué suced1a, . to respeto se debe a los que nos fueron ca r os naso· i encontró a su tio, causa del alboroto, regañando · tros comprendemos, ademas, el resp eto que d~be mos a la criada porque no le habia Jitnpiado las botas, i a la casa en que está ese cuadro. derramando sobre ella todo el vocabulario usual I sin oir a Joaquín abandonaron la sala. entre marineros en dia de borrasca, no obstante la El áspero tio tuvo que almorzar solo, pues na· intervencion de la señora de Castellar i las humil- die quiso acompañarlo. Cuando entró a su cuarto dús ')se usas de la azorada criada. se encontró allí con Antonio en actitud seria i re- Irritad o al ver aquello tomó a la criada por un suelta. brazo la hizo entrar en la cocina i regresó a la sala, iHola, hola, sobrino, ya se te apeó la tnostaza? atrai o por las voces de su madre i su tio que allí Os ruego que hableis en voz baja: no quisle-disputaban. ra que mi madre nos oyese. -Debes hacerte cargo, Joaquin, decia la señora, i Secretos tenemos~ Dese1nbúchalos pues. de que es una criada fiel, laboriosa: que me acom- o se trata de secretos, seíior~ sino de algo paña desde que enviudé, sirvié ndome con esmero. mas grave. El carácter i los años de U, compara· -Bueno está eso! replicó Joaquin-iQué tengo dos con los mios, dificultan mi propósito; pero está que ver si te ha servido bien, cuando a mí me sirve de por medio mi madre, i ella es primero que todo. mal~ Podia den1ostrar con hechos sus buenas cua- i Cómo, qué 1-¿ Existe en el mundo álguien lidades, si las tiene, pues Jos criados son para que que la haya ofendido? sirvan i no para ser objeto de agradecimientos es- Existe; sí, señor •••• i ese es U! respondió el tran1bóticos. jóven con Ja YOZ trémula i los puños cerrados : U , -Sinembargo, observó Antonio, no creo que ( que la ha lastimado el alma de mil modos. mi tio querrá que echemos a la calle una criada Cómo así~-Cuéntamelo por vida tuya. que . ha sido fiel a mamá i ha cuidado de mi niñez. U. la ha ofendido en su propia casa co ndu - -Pues si no a la calle, al hospital, gritó Joa- ciéndose en ella cotno si estuviera en la mas ruin quin; o a la punta de un cerro! Veo que tni her- posada pública: se ha d~jado llevar de arrebatos mana tiene ]a manía de crearse obligaciones i re- indiscu lpables contra una antigua criada a quien macharse grillos tontamente, cuando solo deberia debemos consideraciones; i no parando en esto, ha pensar en darse buena vida. Pero yo pondré reme- insultado la imájen i la metnoria de mi padre! En dio a esos caprichos. el corto tiempo que hace que U. vive en esta casa l\1iráronse con sorpresa la señora de Castellar i ha manifestado tales inclinaciones i comportádose Antonio, el cual, ya impaciente, manifestó que ca- de tal manera, que mi madre no podria sufrir.Jo una da uno era dueño de arreglar como le conviniera hora mas. su propia casa; observacion que r ecibio Joaquin Mi éntras se le hacia esta amable notificacion : con aplauso como un asentimiento a su conducta, Joaquin se paseaba de estremo a estremo del cuar· concluyendo por pedir el almuerzo. to. Al oirla se detuvo, i encarándose con el jóve n , 1\iténtras lo disponían a toda prisa, encendió un t Todo eso quiere decir que busque otra po-cigarro i empezó a pasearse en la sala escupiendo sada? le preguntó. a diestro i siniestro sobre el blanco esterado. Su Antonio guardó silencio, equivalente a una res· hermana contemplaba con angustia aquellas desas- puesta afirmativa. trosas idas i venidas que echaban a perder la pulcra Está bien, continuó Joaquín arrugando el en· salita. Antonio, que notaba el descontento de su trecejo ; pero ántes de irme arreglemos cuentas. madre, gruñía en voz baja, pero sin articular pala- Desde luego preguntaré a U. qué halJa de censu· bra tampoco. rabie en mis modales, U, que ayer me recibió con De pronto Joaquin se paró delante de un cuadro desden i me volvió la espalda poniéndose a leer un al óleo que adornaba la testera de la sala, i echán· periódico: U, que proclamó como regla de conduc· do e una bocanada de humo preguntó: ta la egoista máxima de "cada uno para sí, i D1os -i De quién es este retrato~ para todos~, -De Castellar, de mi escelente esposo, respondió Antonio tartamudeó una esplicacion bajando la la vi u da. cabeza. -Oiga! 1 bien feo que era mi buen cuñado 1 Se queja U . de mi comportan1iento para con dijo Joaquin haciendo un jesto. la vieja criada, añadió el tio l evantando la voz i i La viuda i su hijo se conmovieron. Habituados cuál ha sido el de U. para con la amiga i compa· a considerar aquel cuadro como una imájen ven e- ñera de su madre 1-i Ayer no se negó U. perento­rable, casi santa, sintieron herido el corazon. riamente a complacerla en una trivialidad ~-i No -Es la primera vez que oigo hablar así de mi desechó U . como un abuso la obligacion de pagar padre, repuso el jóven encendidas las mejillas, i me ~ Ja deuda de gratitud contraída por otr? ~-En~ó!lces admiro de que haya sido U, que lo conoció bien i i por qué habré de creerme mas obhg~do ac1a la debió recordar ante ese cuadro las virtudes del ori- vieja criada, que lo que U. se cree ác1a Ja señora jinaJ, ~e sorprendo de que haya sido U. quien haya Rosa~ , . . . proferido . • • • El JOVen qu1so 1nterru~p1rlo. . . -Cierto, cierto, interrumpió Joaquin sin darse Quieta la lengua! d1JO con autor1dad Joaqu1n, por entendido de la reprimenda, era un buen diablo, que aun no he acabado: Me echa U. en cara que i no hai que culparlo porque Dios lo hubie~e colo- no he respetado a su d1funto ~adre i por .ventura cado en la categoría de los fenómenos. ha respetado U. mas a su propia madre, v1va toda- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 116 BIBLIOTECA DE SE:RORIT AS. via 1-i Cuál de nosotros dos se halla en el mayor deber de con1portarse con ternura i respeto~ i juz­ga U. descompuestas las palabras que proferí esta mañana i cómo juzgar de las que U. ha proferido7 Yo he sido impertinente con mis iguales e inferio­res; U. ha sido grosero con sus superiores: yo me he encolerizado contra una criada que descuidó sus ~ obligaciones; U. contra una madre que le recordó ~ las suyas : yo he mostrado poco respeto al marido < de 1ni hermana ; U. ha sido enteramente irrespe­tuoso ácia aquella a quien debe el ser, la educacion, la subsistencia diaria-i Cuál de nosotros dos ha dado peor idea de su corazon i de su carácter 1 A medida que hablaba Joaquin, el descontento de Antonio se tornaba en vergüenza i en confusion. Pretendio correJir a otro, i la correccion caía pe­sante sobre su propia cabeza dejándolo abrumado. 1 fuí a besar su frente, i al besarla Mi lágrima rodó por su mejilla. 1 era la luz, la santa idoJatría Del amor maternal que ya nacin. IV. Ahora la nieve de vejez tediosa Blanquea la cumbre de mi vida amarga­ElJos duermen el sueño de la tumba, I alguna vez que escucho la campana Que Jlama al templo, doblo la rodilla 1 oigo la voz del ánjel de m1 guarda. Es eJ amor de Dios que ya me guia A la vida inmortal del alma mia. Notas biográficas. Súbitamente comprendió r..uál habia sido el propó· TALES DE 1\1ILETO, uno de los siete Sabio~ de la sito de su tio, e jncapaz de justificarse ocultó la cara ~ Grecia, .~riundo. de Fenic_i~, descen~iente de Cad­entre las tnanos. mo, e hiJO de AJenor, nac1o en el pnmer año de la Leyó Joaquin Jo que pasaba en aquella alma ~Ii.mpiada trijésima quinta, j murio en la quincua­buena pero mal rejida, i deponiendo la severidad se JeSJrna octava, a la edad de noventa i dos años. acercó al jóven, le puso las manos sobre los hom- SoLoN, uno de los mas céJebres filósofos i lejisla-bros, i le dijo bondadosamente: dores de los tiempos antiguos, nació en Salamina, -Ya ves que uno i otro necesitamos de indul- el tercer año de la trijésima quinta Olimpiada : fué jencia: olvidemos lo pasado, i propongámonos ser pretor de Aténns en la cuadrajésima quinta, i mu­mejores en lo venidero. La verdadera, la única rió al principio de ~a quincuajésima quinta, siendo v1ctima de tanto estravío ha sido tu pobre madre, 1 de edad de setenta 1 ocho años. i a ella debemos pedirle que nos perdone. PITÁGORAS floreci~en la sexajésin1a Olimpiada : -Oh no ! esclamó Antonio enternecido, nadie, fué a Italia en la sexajésitna segunda, i murió en sino yo, debe pedir perdon: ahora comprendo que el cuarto año de la septuaJésima, a los ochenta de U. quiso correjirme con el ejemplo i cuánto tene- su edad. mos que agradecerle mi madre i yo. HERÁCLITO~ natural de Efeso, hijo de Bion, flo· -Q ... uita allá, contestó Joaquin riéndose no me recia en la Olimpiada sexajésima nona i n1urió a ]a des a mi las gracias sino a l..icurgo, que fue el in- e.dad de sesenta i cinco años. I-Ieráclito lloraba con­ventor de ese específico. Para l1acer aborrecible la unuamente; lan1entando los males del mundo. embriaguez a los jóvenes de Esparta: en borracha- DEl\IÓCRITo, el filósofo que siempre reía de los ba a los esclavos i se Jos exhibía degredados así i males del mundo, nacio en Mileto, en e] tercer año embrutecidos: yo no he hecho mas que plajiarlo de Ja septuajésima sétima Olimpiada, i murió en el patentizándote en mí tus propios defectos. cuarto de la cent.ésima. quinta, habiendo vivido hasta la edad de c1ento 1 nueve años. Recuerdos de una mujer. l. Cuando era yo una niña en el regazo De tierna madre, en mi 1nejilla pura Senti caer su lágrima ~ublime Tras un beso de anjélica ternura, I una voz escuché secreta i dulce Como Ja voz del viento que susurra. I era el amor filial del alma n1ia Que del beso i la lágrima nacia. Il. Luego mas tarde en noche alegre j clara Ví la pálida luz de alguna e treJla Allá en la inmensidad donde la guia La mano de Ja santa On1nipotencja: Bajé mis ojos, se opritnio tni pecl1o: I el corazon me paJ pitó con fuerza. 1 era el fuego, el volean, la po sía De un amor de quince años que nacía. III. Era ya madre, i yo mecia la cuna Donde mi hermoso niño se Llormia: Allí estaba mi cielo i mi esperanza, lVIi ambician, mi universo i mi familia ; SocRATES nació en el últüno año de ]a Olünpia­~ da septuajésima sétima,, i murió envenenado por la < etc uta (a cuya pena fue condenado) en el primero de la nonajésima quinta, siendo ya 8eptuajenario. PLAToN, apellidado el divino, nació en el año pritnero de Ja octojesima octava Olimpiada i dejó ~de existir en el año, tarnbien prirnero, de la centé· sima octava, con tan do el octoj é "'imo primo de su ''ida. ARISTÓTELEs, fundador de una célebre escuela de diaJéctica, nació en el año prin1ero de Ja nona­jésima nona Olimpiada, i murió en e] tercero de la S cent
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

Compartir este contenido

Biblioteca de Señoritas - Año I N. 14

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  La nueva Jerusalén femenina

La nueva Jerusalén femenina

Por: | Fecha: 27/03/1858

• ANO l. Bogotá, 27 de marzo de 1858. NUM. 13~ l\1 orzo 27 le 1 . on 1 presente nútnero d e 1--1 IBLJO ,I!.CA t r- 1ni11a l tr1111e ... tre que n1 pezó a corr rse 1 prin1 r do1ninrro del a 10 n e 1rso, i ántes de mp zar l s gun o van1o a detno trar a 1 uestro u ritor ro. u e he1no ido 1e l a nue tro 1 ro gTru11n d l 1 r: de dicien1bre 1 ró .. in1o pa "" ado. l co1· huno~ tnui bien que ofrecin1o ntó1 e JUe 1 IULt01 :.al,, co1no con anTa la tnican1 en te al r cr o e in truccjon de la j u ve1 tud n ogranadina, 1 o contendria 1nas que artículos de a1nena lite ratura, v r , bio gra­fía juicios crítico , co~tu 1n bres, 1no us, revistas d teatro i conciertos, no\ el a~ i d --c ubrilniento ; i hoi tenen1os 1 gu to de decir que hen1os cutnplido t - dos nuestros ofrecirnientos pue no hu fnJtado a la mLIOTECA ni una seccion siquiera de las 1nuchas en que la di vid i1nos. En cuanto a su ta1naño, eJJa l1a constado iempr(j e 8 pájinas e11 cuarto n1a ro r a dos colun1nas, lo que le da hoi ya un fondo de 10 p·~jinas, sin con­tar la 5 tnas de las carátula , que hen1os procu­rado aprovechar lel n1 ejor 1nodo po i b le. I ar l trim est re que en pezará l de D brjJ no hacernos rnns que Jos mi sn1os id' nticos ofrecirnicn­tos que pa1 a el que acaba, agT gando únicatn e nte en beneficio de n u e tras an1a bles suscritoras que hemos escrito al est bleciln~ento de JI do n Paris, n v r i puede retnitirnos por 1 paquete unu coleccion lel g-rabado de 1 odas, a fi11 de acotnpa­ñ rlo men._ ualmel te a la I 111LIOTECJ\' ya que lo caro de Ja 1 itografía n ogotá i el tiern po q ne ha­bria de i nv rtir .. e n su reprod uccion nos al jan hasta la idea de e1nprenderlo aquí. Por lo de1na~ concluirem9s ofreciendo de pri­tna a nuestros suscritores todos la novelita, orijinnl nuestra e intitulada El caballe1·o de la barba ne8-ra, que se les repartirá en todo el entrante mes. l.OS RR. La ópera. S ñore E~. d Ja "BJULIOTECA DE E ORl'J'A ." oi que e habla "erian1ente le Ja lJ gadn a esta capital de una o1np· ñ{a Lírica que, s gun se dice, ha trabajado con nJtli buen éxito en l..~i1na i otros 11untos de ..t\.rn ' rica, i que por consiguiente esta tnos en vísperas de conocer Jo que propiarnente se llama la ópera, en cuanto lo perrnitan los recursos que pre­senta nuestro t atropara sta empresa difícil, r.reo, si no importante por lo n1é11os oportuno, que se pu­blique, si UU. lo tienen a bien, uua cou1u nicacion que dirij'í hace a]gun tiernpo al L,iceo ranadino sobre esta matea ia, juntamente con u na l1oja uelta que hice ilnprimer para e l 2 de julio de 185 ), i que debió repartirse en el concierto que aquella noche dió la Sociedad .. ilarn1ónica. Juzgo que estas dos 1 ieza ·, n e l fondo, no han perdido el jnteres que entónc s pudjeron tc,n r, i que tal vez en ]as actuales circunstancias ese inte­res suba de punto aJg·un tanto, por entre verse ya la realizacion del p ens,uni ento en ellns consignado; i así no vacilo en 1 v-iarias a UU. con e l objeto dicho, ya que su tun eno i útil periódico es casi es­clusivamente literario i artístico. ..... ílor 1 r id >nle d e l Lic o ronudino. 1 -~'1 ... :. .. · ito d 1 conci rto que dió nnoche la sec ion de 1núsica d 1 IJiceo, como pritncra "hibicion de SUtl trabajo n ste ramo, 1ne 1Hl 1novid o n dirijir a . stn cotlunjcacion para qu , si Jo ti ne o bien, se ~ i rva dar en n t· con ella a sn corporocion. 11 1 I iceo ranadino, cuya fundacion era } rn una n ecc idad j 1 1p riosa u n u e tro poí , < s por Ja r1n· tural za de su ü titucion 1 ue está llan1a lo n fLlll­dar i perfeccionar n ' 1 In 1n úsicn, n Jn ncepcion Jata d la palabrn, co1no uno de lo· rarn os qu abra~ za el va to plan que se ha propu sto; pero cr o qn con Jos e"" a os lementos artísticos de que pue­de disponer no cons g· uirá por nhora este ob}eto, s an cua 1 ~s fueren . us buenos deseos · sus pers ... v rant s fu rzos. a nficion que d S(lc tni infancia l1 tenido a e. t art , con n1ucha propiedad Jla1na lo divino, al Inis­tno tietnpo que ln convj ·cion de nu .. tra irnpotenciu actual para plantearlo i culti nrlo dcbida1neute n nu stra patriu, me deterrninaro11 a imprünir n 1 año pasado una hojn suelta que d bió re1 urtirs n el concierto que dj6 Ja Sociedad l~,ilannóHica 1 20 el :\ julio, en co11 n1e1noracion de la nd pend ncia, i que no era tn as que tni p qu TI o continjente en ague] olen1ne dia : reparticion que no tuvo lugnr porque algunos amig·os tnios q\1~ v ian las cosas de distinta tnauera que yo tne dj uadi ron de elJo. l erdida aquella oportunidad d 1 nlotnento, pero no convencido yo todavía de la inutilidad de es1a pu· bJicacio11, ni de la stravagnncia de tni jd a, 1no he re. uelto a nviar al Liceo, por conducto de su digno I r sidente, un cj mplnr de esa hojn, para que se ton1e en considc ra cion su conte nido, nbstraccjon he ... cita de la s circnnstancias en que s e~cribió, i que se ncuer le algo sobre sta 1nnt cr ia, i tni peusn .. tniento tn erece ll1onor de ser acojido. ~, l s gTan­de. • • . tal vez den1a iado grande ! ••.• l)or so Jo creo djgno del Liceo t·nnndino. ]~n cuanto a mí, inútil como soi, d senria que mis cornpatriotas pro­fesasen prácticatn nte la tná .... in1a yanl ee de que-" lo posible stá hecho, i lo i m posi blo se har . , Se trata nada m é nos que d e ensaya¡· en 13ogotá el stabJecin1i nto de la ópera en p qucña escaln . o se tnc ocultan; seflor l rcsident , las dificuJtad es de esta 1nagnn cn1prcsa; poro qué es 1 que no presenta ob túcnJo~ de todo jénero n uu puis que comenzó ayer su carrera de ci vilizucion, i q u apé­nas ha tenido tic1npo para apr nder "us 1 cciones en el arte d g·u r1 ear con propios i .,;t raño::-, o d di,putar por Ja prensa~ l"> ro i para to: corno para todo, e tropi za con dificultades, la gloria ~t ' en venc rlas, i n te ca o s ria para la patria una g·lorja artística de no tn enor tintbre que Jas gloria de sus nrma . 1 a civiliza ·ion, bien lo snbcis, es un hecho con1 .. plejo, un modo de xistir de la s sociedade que todo lo resumo: ciencias, nrtcs, lite ratura, iudu tria,~, . &. 'l'odas estas di versas partes d b n guarda r una artnonía i propor ·ion sin las ~uales l todo es in­cornplcto o rnonstruoso. Doude qui ra que nlgun'U de eJlas avanza 1na s que la. otrns, o se queda atras, el equilibrio se pierde i las n1ancl1as apurecen mns Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 102 BIBLIOTECA DE SE:RORIT AS. oscuras en ese conjunto cuyo colorido debe ser uniforme. Esto es precisamente lo que sucede en la Nueva Granada, si se ha de juzgar de la República por la capital de ella : las ciencias políticas, por ejemplo, han avanzado inmenso terreno; van solas adelante, esplorando campos desconocidos, i en peligro de estraviarse del camino por hn berse separado de la perezosa caravana. Las cuestiones pobticas i so­ciales nos son fa1niliares, i puede decirse que se han vulgarizado tanto, que ya parece de mal tono oir o pronunciar discursos academicos sobre estas mate· rias. De todos los pueblos del globo, i en esto no hai exajeracion, la Nueva Granada es la que ha hecho mayores progresos relativos en la parte es­peculativa de estas ciencias: i digo en la parte es­peculativa, porque todavía no puede confiar detna­siado en los resultados de su aplicacion práctica. La literatura avanza, con paso lento es verdad, pero avanza; i pudiera alcanzar a sus compañera~, i dividir con ellas el premio de la carrera, sino hu­biese tomado, en ]o jeneral, una mala direccion, elijiendc modelos i buscando fuentes que, en mi hu­milde concepto, no son las que mas le convienen para hacerla tomar el vuelo que un dia lejano ha­bra de tomar. tI Jas artes~ i Cuál es su condicion actual en nuestro pa1s Y Preciso es confesarlo, aunque nos sea doloroso, i aunque tal confesion repugne a nuestro amor propio; las beJlas artes apénas puede decirse que existen entre nosotros •••• I de aquí brota una refleccion no ménos dolorosa : entre los pueblos americanos que blasonan de haber alcanzado cierto grado de civilizacion i cultura, este es el unico en que las artes imitativas no hacen un gran papel en la sociedad ; i, como heladas por la escarcha de las disenciones domésticas, apénas dejan sentir un le­vísimo influjo en las costumbres. i Será porque son las artes de la paz? .~llégase a esta causa jeneral de postracion otra especial que a nadie Ee oculta, i mucho méuos al Liceo, co1npuesto de lo mas granado de nuestra sociedad, por lo cual apénas me detendré a enun­ciarla, i es Ja falta casi absoluta de modelos i de buenos maest1·os. A esta circunstancia notabilísima debe atribuirse que el jenio de los granadinos, fe­lizmente organizados para todo, haya permanecido latente, aguardando a que una mano poderosa ven­ga a sacarlo del letargo en que yace, i a darle im­pulso i direccion. Honrosa justicia sea hecha, sinembargo~ a algu­nas raras escepciones, a ciertos jenios privilejiados. que brotando de entre la malezn, i a despecho de todas las contrariedades~ sin recursos propios ni es­tímulo ajeno, nos han dado brillantes muestras de la belleza i sublimidad del arte : ellos, luciendo co­mo astros raros en un cieJo oscuro, nos han hecho admirar el poder de ese mismo jenio, oculto i des· conocido, pero que, como la llama, se abre paso por donde quiera, i se dirije siempre a lo alto. Ellos por sus propios esfuerzos han levantado una estremidad del velo que oculta los misterios de las Bellas Artes. Pero, repitámoslo: en vano lucha con todos los obstáculos el que aspira a hacerse i llamarse artis· ta, si no tiene modelos i maestros que imitar. El gusto, el amor de lo bello no se adquieren, ni se desarrollan sino por estos dos medios. I qué hacer para obtenerlos~ Ya Jo he indicado yo, i muchos otros lo habrán pensado ántes que yo: trasplantar i, aclimatar la ópera. El cómo se haga esto, toca al Liceo decirlo, i aun le toca mas: tomar la inic;ia­tiva en la realizacion de este objeto; él, en su ilus· tracion, en su entusiasmo por la cultura de nuestra sociedad, hallará los medios i los pondrá en planta del modo mas conveniente. Esa es una parte de su mision. Yo, el últitno de sus miembros, me he atre­vido a hacer una simple indicacion, a sembrar un grano en esa tierra fecunda: el Liceo lo hará bro· tar i fructificar, si quiere. Si las observaciones que me tomo la libertad de hacer en esta comunicacion fueren útiles, siquiera para avivar la llama del entusiasmo en el Liceo, habré conseguido un triunfo altamente lisonjero. I si a los nobles esfuerzos de esta corporacion se debe el que a]gun dia, no mui remoto, se funde en la Nueva Granada un conservatorio artístico, diré siempre con sonrisa de sa6sfaccion, de orgullo i de gratitud :-el Liceo Granadino me ha dado una co· rona! Tengo la honra de suscribirrne de U. con toda consideracion Señor !,:)residente, muí atento, obediente servidor. J. C. R. Bogotá, 20 de febrero de 1857. EL 20 DE .JULIO O LA ÓPERA EN BOGOTÁ. i En 46 años de independencia la 1\IÚSICA ha llegado en nuestro país al estado en que debiera hallarse? Preciso es confesar que no, i que los progresos en este arte no corresponden a los que hetnos hecho en otras cosas. Ya es tiempo de que la 1\fÚSICA, ese legado divi­no, ese morijerador de las costumbres, conciliador de Jos partidos, mediador de los odios, ri validarles i rencores, i medida infalible de la civilizacion i cultura de un pais, sea en el nuestro lo que debe ser. Pero sin maestros, sin modelos, sin directores, es punto ménos que imposible adquirir el buen gusto i el conocimiento perfecto del arte, i todos los esfuer­zos que no tiendan a adquirir estos medios serán estériles e jnfructuosos. i I será posible proporcionarse esos 1ned ios~ Y o asi lo creo ! Si Jos capitalistas de primera nota quieren emplear una pequeña suma, que tal vez no verían perdida, en el objeto que voi a indicar; si las personas de medianas comodidades se resuel· ven a contribuir por su parte con simples ab01Ws, ya de palcos, ya de 1 u netas en el teatro ; creo, no solo posible sino fáciJ, la traslacion a Bogotá de una 1·egular Compañía lírica, que nos dé a conocer las obras principales de los grandes maestros i nos en­señe Jo que es la verdadera 1\IÚSICA. Casi todas las las ciudades considerables de Sur América han hecho ya este ensayo con mui buen suceso. ¿ Ha· briamos de ser nosotros los únicos desgraciados 1 Invito, pues, a mis conciudadanos de todas clases i de todos los partidos, para que proporcionemos a nuestras hijas buenos maestros en este importante ramo de la educacion, i a nosotros mismos una dul- • • ce e Inocente recreac1on. CelebrE;mos el glorioso 20 DE .1ULIO con algo nuevo i positivo, con aJgo mas que vanas declama­ciones i gastos improductivos. Ce1ebrémoslo abrien· do hoi mismo una suscricion patriótica para la ÓPERA. • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BIBLIOTECA DE SENORIT AS. 103 Pero falta la parte positiva i sustancial de esta invitacion. Ofrezco abonarme a un palco por todo el tiempo que haya en Bogotá Compañía lírica, i aden1as u na cantidad no despreciable para ayuda de la tra . .Jacion de la Compañía, desde la ~osta ha .. ta esta capital. Bogotá, 20 de julio de 185b. -Qué nos han de dar~ dijo el mayorcito, si en la tienda no fiaron mas que el chocolate para UU, i eso sobre la crinolina de Pepita. I abia omitido decir que tenia una cuñada, mo­delo de el e gancia de barrio: era esta la Pepita de que hablaba mi primoj é nito; pero de la cual no puedo decir nada aquí por requerir sus dimensiones copítulo aparte. Una consulta literaria. ll. -I lo peor es, saltó el mediano, que cuando venga i la eche n1énos va a armar la pendencia Di6se la pobre de Petrona mil trazas para e "pli- con rni tnamá. carnos en términos propios de la capital, i a breve Sí, dijo el mas chiquito, lo mismo que el otro no mas estuvo servido lo que el temerario llamaba di a cuando le empeñaron su traje de montar .. el té, i lo que yo en buena lei i conciencia no podré Petrona! grité yo con las últimas fuerzas que llatnar sino el clbocolate, pues ran dos jícaras de me quedaban, que por cierto no serian muchas, esta estimable cuat1to monopolizada bebida, si no manda alguno que saque estos niños de aquí. tan bien preparado como aquel de que nos habla fas como no habia ese alguno que yo reclama­don Leandro Fernandez de 1\ oratin, al m 'nos no ba, i la Plácida era una bruta en dos piés, tuvo la le faltaban su canela i arjcntada cuanto olorosa i pobre de mi mujer que venir ella misma i llevarse humeante espun1a. El ~er\ icio era blanco: platos a los queridos de n1is hijos, quienes se le resistieron de porcelana de donde mi con1adre, doña Quitcria hasta mas no poder ~ metieron tal ruido, que el Catarros, quien siempre nos sacaba airosos de lan· terncrario, apesar de su natural sangre fria, flema, zes tales, dándonos prestados dos o tres posiUos, un desvergüenza i dotes poéticas, tuvo que apelar a cl1arolito, dos vasos de cristal i tres platos pandos. ,! lns súplicas, i solo así se consiguió el sacar a mis Ajuar mas que opulento en el ámbito paupérrimo hijos i aquietarlos. de nuestro barrio, i que solia dar mas vueltas que Parcme yo en seguida i dí dos vueltas a la llave una aguja imantada en el decurso de las setnanas de la puerta a fin de ponerme a cubierto de toda del año, por toda las casas vecinas i honradas que, clase de asaltos, i luego fuí a sentarme en mi huta­como la Inia, tenian la dicha de tener un con vi dado ca con el mismo temblor que supongo acometerá al a tomar el té. que se sienta en un banquillo. Fué cosa de ver el modo i térn1inos como mi Me parece que podemos en1pezar, dijo el teme-literato consultor se engulló el chocolate, el pan, el rario, i sacó de debajo de su gaban de paño i seda queso i hasta Jas a repitas de huevo, que mas por un rollo de papeles, en cuya p,ortada leyó: lujo tradicional i por elegancia de refresco, que para I -IOLOFER TES cosa de provecho decoraban las oriJlas del plato res· ' pectivo. Vino despues el dulce, de durazno con DRA1tiA RO~IANTico, EN ONCE CUADRos, coN cuadriláteros rectángulos de queso ojoso i traspa- PRÓLOGO 1 nos EPILOGos, POR rente, i en los cuales demostraba Petrona hasta la K. K. o. evidencia lo hábiles que eran sus manos en materia Imitacion de varios de Víctor IIugo i Dumas. de encajes o gasas. Ai! todo fué oil·lo i sentí que se me crispaban Sorbía yo mi jícara como quien sorbe acíbar los nervios. pensando cuántos j cuántos sacrificios i vergüenzas En seguida me desmayé. habria costado a tni pobre tnujcr aquel refresco Cuando volví en mí, si es que volví alguna vez infernal, cuando la fregona que nos hacía de criada, durante aquella noche de desastres, mi consultor i que fija e inmoble se mantenía en su puesto como iba por la escena 4.a del acto 2.o, i, o yo no sé palote un guardia suizo, se descuidó, no sé si por alcanzar de versos, o los que me estaba ensartando eran los el agua a mi comensal o por sacarle una basura al versos de ''El dia sin sol" de Zorrilla: i los leia dulce (operncion que ejecutó con los dedos) pero ello con tal conviccion i sabor que casi estuve por creer · es lo cierto que al punto se precipitaron en la esce- que fuesen de él, pero era el caso que mi memoria na mis tres frutos conyugales gritando: ''A mí me terriblemente feliz en aquella ocasion iba siempre deja mi papá,'' i peleando a la vez por montarseme un renglon adelante! en las piernas i arrebatarme los restos del té de que Seguian despues muchos de los versos del MA· hablaba mui serio mi compañero. cÍAS i no pocos del TROVADOR, copiados descarada- Por lo que hace n este, Jo miraban mis hijos por mente a la Jetra i mezclados sin órden ni regula-lo bajo como envidiándole su voracidad. ridad. Si he de decir verdad no sé Jo que me pasó, Por supuesto que Judit era la heroina del drama; pero cuando volví en mí, Pepillo, el mayor, lamía i recuerdo mucho que el temerario para hacer mas el plato del dulce en un rincon del cuarto; Juan, grande el efecto de la escena del clegüello, pone a el mediano, bebia sentado en el suelo los restos de Holofernes despierto i los hace trabar una lucha mi coartada jícara con unos sorbos capaces de tra- cuerpo a cuerpo, en que se cambian p~labras de lo garse al temerario, i a mí, i a sus hermanos, i a 1os lindo, i que termina por este rasgo de la vencedora: trastos de la pieza; i Antoñito, el menor, sollozaba Al fin te acoo-oté. Tiembla tirano! como un cabro a mi derecha porque sus hermanos Yo soi Judit, del Dios de la honda altura solo le habian asignado en el reparto del botín, un Amazona terrible, propia hechura! pedazo de pan, que él habia arrojado léjos de sí por encontrarlo reducido. Lo que ciertamente tiene mucho de orijinal i nue- -Plácida, dije yo sin saber apunto lo que me vo, pues el tiernbla tirano se dirijía al cuerpo sin pasaba, lleva estos niños a donde Petrona para que cabeza de la víctima; esto sin pararnos en lo de la les dén de refrescar. honda altura i arnazona ter'rible! · • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 104 BIBLIOTECA DE SE ORIT AS. ~a bia ademas u~a mezcla prismática de persa- S de decirse del .ALCALDE A LA A1 TIGUA i otra s come­na] es, épocas, razas 1 pueblos que e ra una Babilo- ~ dias del mismo autor. nia, i to do marchaba m anga por hombro en admi- Oh 1 sí, qué cosas aqucllas1 rabie c onfu sion . '!'odas juntas no valen ni una escena d e l Ha- V e rs os del Pelayo de Espronceda, trozos ínteoros LOFER 1 ES t . de la Conjuracion de V enecia i tantas cosas aje~as, P ero U . puede estar seg·nro de qae todo eso en fin, que discriminando bien e l asunto no queda- se pondrá e n claro cuando lo dé U. a la escena. b_a al poeta mas propiedad que la de los dispnrates o, señor, t odo l o contrario: al HoLOFERNES s1n término en aquel mapa-mundi de versos i esce - l o silbarán. nas robados. I por qu é cree U .. eso ~ La lectura se acabó cerca de la s diez de la n oche, Por que aquí no saben lo que es teatro, i el i cuando yo t enia ya l'a cabeza abotnbada. I no era pícaro del público silba c uando d ebia aplaudir. para ménos. e l sueño, e l has ti o, i lo tre m eb undo U. sabe bien eso. d e la composicion m e habian r e ndido. Y a. Confieso qu e otros t emerari os p or e l estilo de 1 lu ego, nuestros críticos! aquel me habian atrapado ya en ocasiones diversas~ Sí, señor . Pero queda un medio: delo U . a p~ro e l ataque del últi1no de los teme 'ra1·ios fué tan la prensa. ~Jolento que temí ir a la cama con alguna canjes- A la prensa l Dios n1e libre, señor don Víctor tlon cer~bral. . ·olvida U . que en todas las imprentas hai suscri ... 1 I b1en i qué op1na U. de mi drama señor don ~iones anuales? s eria t anto como r egalar tni trabajo V1ctor ~ a los libreros; i luego, teng·o t an t as esperanzas en . Para hablar a l!· con franqueza yo no he Jo que ha de producirme s u publicacion •••• acas~ podido formarme una Idea cabal del H oLOFERNES me dé co n qué r ealizar un viaje a Europa •••• 1 de U, porque p or lo r egu lar se escapan mu chas e ntónces .•.• cosas importantes en. la rapidez de una lectura; Pues veo que no queda mas recurso que que-por lo que tal vez se r1a b u eno que U. se lo l eyese mar lo i guar dar su~ ce nizas sao-radas· i creame U t . , 1 . "' b ' ' a o ros amigos suyos a ver que e d ec1a n. se r 1a lo m ejo r que U. podía hacer. -Oh! señor don Víctor i qué po co me co noce ·. · · d U t 1 t h h h ' d - d d DIJe yo, 1 arrebatando con el pr1mer cua ro o que . ee~s .. ocr 1 .0b, enl go. ec 0 adce mas e un ano, es e prólogo que estaba cerca de mí Jo arrimé a la vela 1 e primer cua ro. d b S 1 1 , d d 1 . , con ese m arazo. . - 1, SJ, murmure yo; e~ to es es e que o cop1o. , h b 1 1 • , -Sí, señor, pues se entiende que no habia de t Oh! ._qu~ va U. ~ hacer, o!ll re cru.e . gntó leerlo en borrador. >el te m e rario, 1 se lanzo so bre m1 para quitarme el -Al1! ya entiendo en el orijinal ••• o fragmento co_n ademan amenazad_or. ... . -Cútno en el orijinal ~ . Lo.que 1va a ha ce r er~ a pr1vnr a publico tan . Pu es •••• así !Jamo yo la primitiva composi- 1ngrato_ 1 desconte11t? de la JOy a del HoLOFERNES . c1on, aquella qu e sirve de base para la copia. Bten lo rnerecl~. 1 -Eso es : así Jo h e h echo y· o. . Crea me U, seno: : ~u e memo~ eJ d ~ama, oh . -Ya Jo habia notado yo tambien. I que mu e r~e ta~ r_omant1ca_; querr1a de~~~ que en -Es una cosa que salta a los ojos; pero, ha- v ez de m o r1r a sllb1dos, m or1a con1o el fentx~ abra-blando de otra ¿sabe U. por qué he escrito el sado. , HoLOFER NEs? Ya pensare yo sobre esto ; por esta noche -No, señor, no alcan zo a adivinar por qué haya J creo que es mui tarde. escrito U. el [-loLoFERN ES. Como a U. le pa~ czca . . , . ---Pues porque ya 111 e cansa el ver como arras· 1 D entro d e dos d1as le enviare a U. m1 PA - tran i pisotean la dramática esos niños que nos RA1s o. desayunan con un drama todos los diaS. l\1i Paraiso dice U~ -Y a 1. • • • Sí, señor: es otro drama que estoi concluyen· ~I cotno U. sabe~ no d ejan quietas las novelas do jntitulado así. · robándoles sus argumentos, ni la historia, pues Pero se rá mui escaso de personajes. fals ean sus h echos, ni el humano linaje, pues los Por e l contrario, j si no cuente U: el señor hombres de sus dramas no son los hombres del Adan, Eva, la serpiente, la fruta prohibida, los I~undo, ni mucho ménos los del siglo en que vi- cuatro elen1cntos, algunos animales que hablan vtmos. como el asno, la grulla i la codorniz. -Oh 1 sí, i por lo que es eso el I-loLOFE ~ NES Ah! no habia contado yo con la huespeda: así les gana d e mano en cuanto a lo de ser hombre del van a sobrar a U. personaj es. 1 t algotros animales siglo XIX. mas no toman tatnbien parte en la escena 1 ' -~h! pero es que no todos tienen dedos para Pues como no han de tomar~ Hablan en ella organistas. elleon i el orangutan. -Pues. • • • Sinem bargo, encuentro en ello algunas difi. -1 si no es así, eche U. una ojeada en torno de cultades. Lo indecorosa que aparecería en las ta-nuestras composiciones dramáticas. Qué son el bias la desnudez de nuestros primeros padre3. Castillo de B erklei, C élo s, A1nor i Ambician, el Oh! no: saldrán vestidos de hojas. Gonzalo Pizarro, el Pascu al Bruno, &. &. pues Ah! •••• pero quié n desempeñará el papel del fárra gos ; i eso que sus autores han tenido por asno~ colaboradores, el primero a la historia de Inglaterra, Por lo que es para ese papel, cualquiera: es el segundo a la de España, el tercero a la del Perú un papel mui fácil. i el cuarto al mistno Alejandro Dumas; i sinem- Mui bien, cuando U. quiera puede enviarme bargo U . ve que cosas aq ueJlas ••• • lo mismo pue· la composicion. • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BIBLIOTEC DE SE ORJT AS. 105 Con lo cual nos despedirnos ; él para irse lleno de proyectos e ilusiones t eatrales i yo para que dar­me dado a Luzbel, a oscuras porque la vela se habia acabado: i con la perspectiva de un viérnes aterrador i son1brío. I d spue~ ncl1ncan a d sg·racia el que no haya literatura en nuestro país! ÜRION. Plegaria. Bien venida al claro ciclo, oche azul de ardiente e tío, ue res bálsan1o i consuelo Del secreto dolor mio. ¡ ro che azul ! ¡ noche de amor ! ¡ Libre pase mi suspiro Por tus arcos de zafiro Ha .. ta el trono del eñor! Libre pr1s~ cual la nube De ori ntal tnirra e incienso, Que del santo templo sube A tu azul espacio intnenso: Libre pase como el son De la bróncea lengua, en cal m a, Cuando anuncia que va un alma A la e ' lica 1nan ion. De mi pecho en dulce aliv1o Tibio i trémulo se ex ha la, I así trém ulo. así tibio " Por el labio tnio resbala ; 1 en silencio i soledad Por los pliegues del gran manto \T aga jira, i va entre tanto A buscar la Eternidad. ¡Dios es todo J ¡ Djos habita En Jo inmen ... o del espacio! Stl morada es infinita, Todo el orbe es su palacio ; I e-.;ta lágrima de amor, En secreto aquí vertida, Brilla, brilla suspendida Ante el trono del Señor. ¡Ah! perdóname, Dios mio, Si es profano a tu grandeza Este canto que te envío En mis horns de tristeza ! Tuya es mi alma, tuyo el ser Que así sufre i así siente; Si te ofendo, Dios clemente, Soi amante, soi mujer! Tú consuélame, tú cahna Esta pena mia secreta, Que en lo ínti1no del alma ~ Clava i deja su saeta: Tú me ampara en mi dolor, Tú me atiende, tú me mira, Aunque esta alma que suspira No suspira sino amor! T. Los deseos. • Juan Cabila, arrendatario de una granja perte­neciente a don Justo Real, an1aneció una mañana de abril delante de la casa ruraJ, cuyo techo de paja examinaba con rostro descontento. -Malhaya el muso-o ! esclamó entre dientes: ya se apoderó del cabal!ete,_ desde d_onde se clesp_a. rramará por todo el techo, 1 las troJes se vol veran tan húmedas como un sótano; pero los de la ciudad juzgan que aun así la casa es demasiado buena para un agricultor. -t l \. quiénes llama U. los de la ciudad, mi ami­go? preguntó una voz detras de Juan. El ca1npesino volvió asustado la cabeza i se en­contró con don Justo, que habia llegado de impro­vi o i oido la últimas palabras de su arrendatario , Este lo saludó un tanto desconcertado. -No sabia que el patron estuviera ahí, dijo sin contestar la pregunta embarazosa. -Cierto, pero U. pensaba en él i no es verdad~ Siempre el mismo el amigo Cabila, añadió sonrién· dose: no viendo e n los rosales sino las espinas, ni en la vida sino lo desagradable. Juan mató una mísera rana con el pié, i sin le· vantar la vista prorrumpió en tono de queja: -El patron dice lo que le parece bien, porque es bastante rico para hacer lo que le parezca tnejor. -Sin duda que me agrada hacer lo bueno, i lo mejor cuando puedo ; pero el limitar los deseos a las facultades, procurando abstenerse de los que les sean superiores, es máxima que deberian introducir en el catecismo de la doctrina. iejor sería que introdujeran un buen contra­to de arrendamiento en el bolsillo de cada pobre campesino, i e11tónces nadie desaprobaría el que uno tu viese deseos, de cuenta de que, dicen, que no puede satisfacerlos. Me parece que Dios no se mo­lestaría ni se fatigaría porque uno le pidiera un techo ele casa por el que el agua corriese bien i que no criase ese maldito musgo, bueno solo para las ranas. ,i Lo que significa que U. persiste en desear el tecl1o de teja, tan suspirado i pedido? -Ta11 es así, que si yo no fuera un pobreton l o ecl1aría a mi costa, i g·anaría con ello mejor saJud i la conservacion del trigo i el maiz que guardo en la troje. -i I se contentaría U. con eso~ -Qué gracia ! Y o no pediría mas a Dios ni ai patron. - Pues por lo que hace a mí, aunque ningun provecl1o sacaré de ese gasto, quiero satisfacer el deseo de U, i sin demora mandaré los obreros nece­sarios para que techen de teja la casa. Lleno ele gozo Juan Cabila por esta concesion, dió fervorosas gracias a don Justo, i se apresuró a comunicar a la fatnilia tan placentera noticia, no hablando de otra cosa en todo el dia i arreglando en su imajinacion el nuevo órden que pensaba dar a las trojes i a los graneros. En medio de estos cálculos i pensamientos le asaltó la idea de que alzando un poco mas Jas paredes quedarían mas espaciosas i mejor arregladas las trojes, sin Jo cual se persuadió de que el codiciado techo de teja poco o nada aumentaría la comodidad de la casa. Apo ­deróse de su ánimo esta idea, se le desvaneció el primitivo gozo i andaba cabizbajo i desazonado mi ­rando la casa i renegando de su suerte. Por entónces debía llevar a don Justo el importe del arrendatniento de la granja, i al recontar el dinero pensaba que si fuera suyo i pudiera gastarlo en alzar un poco Jas paredes de la casa sería el hombre mas feliz de la tierra, pues nada mas ap - tecería. Con estas cabilaciones marchó a la ciudad i se presentó a don Justo tnohino i tacit?rno. ~.re­guntóle este la causa de su malestar~ 1 el afliJldo Juan hubo de referirla. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .. 106 BIBLIOTECA DE SE:&ORIT AS. -No pretendo, dijo, que el patron satisfaga mi racional i moderado deseo, aunque eso redundaría en beneficio de la granja: los pobres deben amol­dar su voluntad a la de los ricos i no exijir de ellos 1nas de lo que han prometido. -Cabalmente Jo mismo les sucede a los 1·icos, observó don Justo, i a todo el que vive en sociedad. Veo que U. jamas estará contento con su suerte, pues no bien satisfará uno de sus deseos, cuando se devanalá los sesos deseando nuevas cosas tal vez imposibles i amargando así sus días. Hagamos, si no, la prueba: consiento en alzar, como U. lo q uie­Te, las pared es de la casa. Los ojos de Juan se dilataron de alegría, i restre· gándose las manos protestó que ya nada tenía que desear; con lo cual, risueño i cantando, regreso a la granja perfectamente satisfecho. De alli a poco fu é a inspeccio11ar la casa el maestro que había de dirijir la obra. Juan lo reci­bió como a un amigo, i conversando acerca de lo que iba a ejecutar, le ocurrió preguntarle qué des­tino darían a las maderas del antiguo techo. -No lo sé, contestó el maestro: son maderas que solo sirven para construcciones rurales, i esas vigas apénas sostendrán un techo de paja, cuando n1as servirán para un establo de vacas o una corra­leja. -Precisamente, esclamó Juan, necesito un buen establo para las vacas, i con poco terreno que segre­gara de la huerta tendría una escelente corraleja. Venga U. i le esplicaré mi proyecto. Fueron en efecto, i el maestro en1presario, intere­sado en aumentar la obra, encontró esactas todas las jndicaciones de Juan, le ponderó las ventajas de un grande establo de vacas j una buena corraleja donde acu1nular los abonos. No era menester tanto para prender fuego a los inagotables deseos del campesino, qujen desde aquel punto comenzó a calcular los beneficios de la empresa exajerándolos hasta fundar en ellos todo su bienestar. -Cuanto he dicho es claro, evidente, añadió al fin, i si yo tuviera con qué, realizaría mi proyecto; pero los pobres estamos condenados a pensar i no ejecutar. El patron don Justo no soltará un cuarti­llo mas ni reconocerá las ventajas que, co1no pro­pietario, sacaría de esta urjentísima mejora. -Tomo a mi cargo el convencerlo, dijo el maes­tro despidiéndose de Juan, pues soi imparcial en la materia. Pronto le comunicaré el resultado de mi entrevista con su patron, i si U. me apoya con fuer­za, en caso de consulta, le haremos sacar al sol el dinero que tanto g·uarda. Entretanto Juan no podta sosegar ni dormir representándose el ancho establo poblado de vacas, Ja corraleja suministrándole abono abundante, en consecuencia las cosechas duplicadas i todos sus deseos col1nados. Los dias de espera se le hacían siglos; i ya comenzaba a renegar de su suerte i de Ja cicatería de don Justo que así le defraudaba el pan, cuando se apareció el maestro empresario. -Negocio concluido! gritó este desde léjos. -Qué negocio~ preguntó Juan inmutado i ha .. ciéndose el desentendido. -Pues el del establo i la corraleja. -Conque negó? Malditos sean los •••• -No negó: no soi yo tan tonto. Se rió mucho de U. i me autorizó para comenzar la obra n1aña· • na mismo. • Saltó de contento Juan, i aun convidó al maestro a echar un trago, protestando que nada le quedaba que desear ahora i alabando la paciencia i jenero­sidad de don Justo. Cuando volvió a la granja lo primero que hizo fué instalarse en el lugar en que había de levan­tarse el establo i construirse la corraleja. Meditó largo rato acerca de la mas c6moda forma de esas obras, i se convenció de que era imposible conser­var la antigua entrada, siendo indispe nsable abrirla al traves de la huerta, para lo cual era menester romper una tapia i cegar un vallado: decidió hacer esto a su costa sin hablar de ello a don Justo. Pero luego notó que los tales arreglos le quitaban una buena porcion de la huerta, lo que era mui perjudi­cial i echaba a perder el proyectado plan, a ménos que el patron no le cediera, sin aumentar el arren­damiento, un pedazo de terreno del potrero fronte­rizo a la granja. Con tal idea fija buscó un pretesto para ir a la ciudad i se presentó a don Justo. -I bien, a1nigo Cabila, lo que es ahora creo que U. estará contento. -Los pobres no tienen derecho de quejarse cuando no les falta el pan cotidiano, contestó Juan con sequedad. -Ese es un precepto de mui cristiana resigna­cion; pero tanto él como la cara descontenta qu~ U. trae n1e parecen hoi fuera de lugar despues de haberlo complacido en cuanto me ha pedido. -Lo agradezco. Sin embargo, la tierra es lo que sustenta al agricultor, i quitarle un pedazo de ella es como quitarle una porcion del alimento. -t Quién le ha quitado sus tierras~ preguntó cujdadoso don Justo. -El patron perdone, pero son el establo i la co­rraleja que ha mandado l1acer los qne n1e usurpan una parte de la huerta. No me gusta quejarme; pero en conciencia, i para indemnizarme; podía el patron consentir en que añadiera a la granja el pañito de tierra que forma una esquina del potrero enfrente de Jo que era 1ni huerta. -Oiga! esclamó don Justo ya un poco serio; me parece que el tal pañito de tierra es como una hectara nada ménos. -Y o no sé, replicó Juan con cara de inocente~ no lo he medido; pero la verdad es que algo mejo­raría tni suerte sin pe1judicar en nada al patron. -Vamos con tiento, señor Juan Cabila: U. n1e ha hecho gastar quinientos pesos por darle gusto: agregando ahora la hectara de tierra que se quita­ría al potrero,el desembolso vendría a ser duplicado, i esto para satisfacer Jos deseos de U. en un solo mes. A ese paso necesitaría yo un caudal para tenerlo contento durante un dia, pues al siguiente inventaría U. nuevos deseos. Ya ve, pues, que no habría ri­queza capaz de saciar los antojos del que no sabe limitarse a ]o que Dios le ha dado. La felicidad con que U. sueña, i cuya jmájen lo trae siempre desazonado, no se encuentra en la riqueza ni en ninguna cosa terrenal, sino en el interior del cora­zon de cada uno. Reducir Jos deseos a la medida de las facultades que se poseen: he ahí en lo que consi~te el gran secreto de ser feliz, cualquiera que sea nuestra suerte. Frai Luis de Leon. El célebre poeta Fr. Luis de Leon nació en Gra­nada en el año 1526, &iendo fruto del enlace de don Lope de Leon i de doña Ines de Valera. A la edad • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BIBLIOTECA DE SE~ORIT AS. 107 de 17 años, 11 el de 1543 tomó el hábito de santo Domingo en el convento de san Agustin de Sala­manca, habiendo profesado el 29 de enero del año siguiente ... us :\squi ,.. itos conocimientos en las len­guas latina rrriega i l1ebrea: su sobresaliente talen­to i profundidad en las sagradas letras, no tardaron en adquirirle un luo-ar distinguido, habiéndosela conferido la cátedra de santo 'l,omas de Aquino en la universidad de Salamanca, en competencia de siete opositores, con 53 votos de exeso, i po ·terior­mente la de prima de sagrada escritura. Un va ron que se había granjeado por sus virtudes i sabiduría la estimacion de toda persona imparcial, no podia ménos de tener muchos enemigos. En efecto, la mas perversa envidia acechaba todos sus pa. os. Su celo i carácter dulce i complaciente Jes ofrecio oca­sion para saciar su venganza. Habiendo suplicado al n1aestro Lean un amigo suyo que no entcndia el latin que le tradujese en español el Cantar de SaJomon, esplicándole la verdadera intelijencia de su contenido i protnetiéndole que no lo manife ta­ria a perso11a alguna, Fr. Luis de Lean no d:udan­do de la rec.titud de sus puras intenciones accedió a sus instancias, 110 obstante estar mandado por la Inquisicion que no se leyese en lengua vulgar nin­gun libro de la sagrada escritura. Devolvióle esta persona su escrito sin quedarse copia alguna, pero se lo hurtó un familiar suyo i divuJgáronse multi­tud de copias por toda España. Gozosos acojieron sus enemigos la ocasion que se les presentaba de de fraguar la ruina de su rival, i lo delataron al tribunal de ]a Inquisicion valiéndose de las vi les ·nterpretaciones i de las mas atroces calun1nias. Cinco años sufrió Lean con la n1as heróica pacien­cia los efectos de un lóbrego encierro al cabo de los cuales triunfó su inocencia i fué puesto en libertad con todos sus honores i dignidades. El dia 14 de agosto de 1591 se celebró capítulo en el convento de 1adrigal i fué elejido provincial; pero no llegó a ejercer su nuevo cargo, porque falleció el 23 del mismo mes i año ántes de aca­barse el capítulo, contando 64 años de edad. Su cuerpo fué enterrado en el convento de Salamanca, en cuyo claustro ~yace delante del altar de Nuestra Señora del Pópulo. Entre las muchas obras ascéticas i espositivas que cotnpuso Fr. Luis de Lean, solo haremos mencion de La perfecta casada i de Los nombres de C1·isto, por por creerlas las mas sobresalientes. La fuente de las doctrinas vertidas en ellas i su estilo castizo i florido son den1asiado conocidos para que nos de­tengamos a hacer su esposicion ; pero lo que no pasaremos en silencio, lo que analizaremos, si no con la detencion i conocimientos que quisiéramos, al ménos con suma irnparcialidad i con los mayores deseos de acierto, será !a multitud de bellezas de sug encantadoras poesías. Un varan que tan dignamente habia sabido em­plear su talento i su nthnenparece que no babia de tener el menor reparo en colocar su nombre al fren­te de una co]ecc.ien de poesías que solo contienen máximas de la mas pura moral, saludables consejos de prudencia i las verdades mas augustas del cris­tianismo; pero era tal la ignorancia del vulgo i aun de un crecido número de los que se dedicaban a las ciencins en aque!Ios tiempos, que habia deter­minado sacrificar su gloria en este ramo de litera­tura, a las preocupaciones de sus contemporáneos. Lo que hubiera tenido efecto si la n1aligninad, que a falta c~e mérito propio se complace en denigrar. la rep~tac1on aj cna, no las atribuyesen a un virtuoso ~~1go del autor, el. cual sensible a esta herida que l~JUStamente se hac_1a a la amistad, hubo de pronun­cJ~ rsc por su propiedad i romper con entereza el primer eslabon de aquel error hereditarjo que hace de la poesía un arte frívolo, profano i poco djgno de las personas resr.etables por su virtud i jerarquía. Ast lo manifestó en su dedicatoria al prelado Por­tocarrero. Este es el motivo porque se creyó en la oblig·acion de justificar en cierto n1odo el arte poé­tica cuando dice en el prólogo a las odas sagradas : '' i nadie debe tener por nuevos o por ajenos de Ja '~sagrada escritura los versos, porque ántcs le son " mui propios i tan antiguos que desde el principio ''de la iglesia hasta hoi los han usado en ella mu-e chos hombres grandes en letras i en santidad. I '' pluguiese a Dios que reinase esta sola poesía en "nue:stros oidos, i que solo este cantar nos fuese ''dulce, i que en las calles i en las plazas de noche ''no sona8en otros cantares, i que en esto soltase "su leng·ua el niño, i la doncella recojida se sola­'' zase con esto, i el oficial que trabaja aliviase su ''trabajo aquí. lVlas ha llegado la perdicion del '' notnbre cristiano a tanta desvergúenza i soltura ''que hace1nos música de nuestros vicios, i no con­'' ten tos con lo secreto de ellos cantamos con voces "alegres nuestra confesion." En la primera de sus odas, compuesta a imita.­cion de la oda cpodon de Horacio, pinta la sosega· da calma i felicidad del sabio que, exento de los cuidados que asaltan de continuo a los que repre­sentan en Ja escena política, desprecia los palacios de dorada techumbre sustentados sobre columnas de jaspe, moradas de la vanidad i de la lisonja, í busca el amable reposo i la dicha en la abnegacion filosófica i en las delicias de la vida mística ; en seguida se complace el devoto poeta en describír los bienes que le ofreciera el dulce i solitario re­cinto de un huertecillo plantado por sus manos a la falda de una colina que riega el Tormes, a donde se retiraba a dedicar largas horas a la contempJa­cion léjos del buJlicio del mundo. Aquí la verdad, único objeto de sus investigaciones se presentaba con todo su brillo a la mente pensadora en la calma de las pasiones, i al contemplar los fenómenos que animan i embellecen el magnífico teatro de la crea­cion, espresa en su oda a Fe1ipe Ruiz, con toda ]a vehemencia del entusiasmo relijioso, sus vivos de­seos de volar a Ja 1nansion celeste donde se correrá el velo a tan profundos i misteriosos arcanos. La contemplacion del firmamento en La noche se1·ena sumerje el ánima del relijioso poeta en aquel inde­finible éstasis que inunda las almas puras, a seme­janza de Platon en las dulzuras inefables de la fan­tasía, arrebatada al impíreo por el estudio de la física celeste. Al seguir la carrera de los astros, al observar el jiro majestuoso de la bóveda del cielo, recamada de brillantes Juminarias i cómo silen­cjosamente se deslizan Jas horas del vivir, se eleva el espíritu inmortal a la etern~ esfera, i desde aquel templo de la claridad mira con jestos desdeffosos las cosas terrenales. Nada es comparable a la tierna uncion que respiran sus canciones espirituales i místicas1 en especial las dos de La vida del cielo, i La Ascension. 'fra~portado a la rejion luciente de la vida ve en aquellos campos que jamas ofuscan las tinieblas de Ja noche i donde florece una pri­ma vera eterna, en aquellos fértiles valles ricos de • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 108 BIBLIOTECA DE SE:&ORIT AS. verdura perenne , al divino Pastor que coronado de flores sin honda ni cayado conduce sus ovejas a los pastos de intnortalcs rosas i yerbas siempre rena­cientes, j deleitando el santo oído tañendo su rabel sonoro cuyo dulzor penetra el alma de un placer celestial. La oda a la Ascension inspira no se qué de triste i afectuoso, i deja el ánimo poseido de una melan­oolia tnn dulce i sentimental que al mismo tiempo que nos da la verdadera tnedida de su fino cora­zon, es ]a espresion natural del amor divino i de la fervorosa relijiosidad que movjeron su pluma en honor de su jerarquía i del catolicismo español hasta el seno del sepulcro. Pero la oda 1naestra de Lean, la que por los golpes brillantes de la elocuen­cia poética merece ser grabada en )a memoria como verdadero n1odelo del arte i del buen gusto, es la P 'rofeciadel Tajo al forzador de la Cava, en la que jmitando con ventajas la de Tereo a Páris, robador de Helena, representa la irrupcion de los moros en Espaüa, la mar de Berbcria cubierta de sus escua­dras que desetnbarcan en e l estrecho herculano, i eJ fin deJa monarquía goda al sesto di a de la sanrrrien­ta batalla de las do huestes a orillas del Guadaletc. El amor de la patria, pasion que ruede sola des­pues de J a relijion producir el su blimc, recalienta todas las c~trofas que aún conservan el fuego del sentimiento que las dictó i que. llenas de vivas imá­jenes~ de patéticos afectos i de artnonia imitativa, arrebatan a la par que deleitan: inspirando eficaz­mente e l interes de tan e evado argutnento. Un estudio profundo de Jos libros sagrados, su fé i adhesion a las grande~ verdades eternas i el espíritu de piedad i de relijjon a que por su clase i jénero de vida e taba consagrado; hicieron que el poeta granadino infla1nado por el estro de los sal­mistas de Israel sonase poi" la primera vez en su patria las cuerdas de la lira cristiann. Sus versiones i paráfrasis de los salmos anuncian con dignidad i grandeza las verdades inspiradas por la divjnidad, desplegan en su majestuoso esplendor Ja verdadera poesía, que no escita sino pasiones dulces, i que libre en sus espresiones, admirable en sus cuadros i elevada en sus pensamientos, sorprende i seduce sin peligro las almas virtuosas i puras, i merece eJla sola el nombre de l enguaje sobrenatural. El puc.: blo de Jacob, que abandonando el Ejipto idólatra camina en busca de lns riberas del sagrado Jordan que ri ega la tierra prometida; la omnipotencia de Dios, que hace saltar las fuentes de las entrañas de la las rocas áridas en el desierto; los l1ebreos senta­dos tristemente a las orillas del rio de Bn bilonia, lamentando las memorias de la desolada Sion, sus armoniosas arpas colgando de los sauces por no forn1ar sus conciertos con las alabanzas del i n1pío vencedor; en fin los sucesos tnas clásicos de Ja his­toria hebraíca consignados en la sublime poesía del rei profeta, pene tran al hombre r clijioso de un santo trasporte en los versos g-raves i ti ernos de este sentido poeta. En las traducciones de Pindaro, Viljilio, Oracio i Tíbulo, no solamente conserva el sabor de las lenguas sabias i el jcnio de sus poetas, sino que ha sido feliz en enriquecer la poPsia ca tellana con jiros griegos i latinos, siguiendo con maestria las proporciones i contornos del orijinal. En ellas, así como en las cornposicioncs propias, su diccion es varia i correcta, su lenguaje puro i agraciado de modismos indíjenos,su estilo ameno i templado con los colores de una imajinacion risu eña; él ha perfeccionado el aire i corte de las estancias que adopto e l primer Garcilaso para la poesía lírica en la .llor de Gnido; prendas todas que l e constituyen uno de los grandes artífices de la lengua i poesía nativas, i harán que el trascurso del tietnpo confir .. me mas i mas la favorable sancion de sus contero- , poraneos. Pensamientos. Sin ecl1ar de ver la causa de nuestro juicio, repu­talnos persona de buen sentido a la que nos atribu­ye buenas cualidades. -- Los hombres de alta fatna están siempre rodeados de tontos; porque los que desean ser vistos procu­ran rodear a los que de por si son visibles. La confianza que el sabio tiene en sí mismo disminuye a proporcion que sus conocimientos au· mentan ; semejante en e ... to a las sombras produci· das por la luz del sol, que disminuyen a n1edida que el astro se acerca al meridiano. Complacerse en reconocer que se tiene talent como un motivo de gratitud ácia Dios, es santificar el amor propio. Toda resolucion jenerosa se produce con súbita ene1jía: brota del corazon cotn pleta i bien armada, como lVlinerva brotó del cerebro ele Júpiter. Contemplando una risueña ca1npiña, el hombre metalizado no ve sino la posibilidad de sacar de allí productos agrícolas: su admiracion enaraecida por los cálculos inventaría la naturaleza i convierte los paisajes en cantidades sumandas. La huella que el jndio errante cleja estampada en la arena basta para de1nostrar la presencia del hombre en lo que se juzgaba un dc..., ierto, i sinem .. bnrgo las claras i multiplicad;1S señales de la mano de Dios impresas en todo el universo, no bastan para que el ateo reconozca i co11fiese a su Creador. El pudor es como e l rocío de la noche: ama la sombra, i cuando lo hac e brillar la luz del sol, hu~ye de la tierra para subirse al cielo. -- Para un hombre resuelto nada hai in1posible. --- Con tiempo i paciencia se catnbia en raso la hoja de la morera. El mulo paciente que camina noche i dia irá al fin mas l é jos que el corcel árabe. -- Por mucho talento que tengas sé modesto. -- lT sa tu erudicion como tn reloj ; si te pregutan qué hora es, sácale i r esponde, pero jamas le sa· ques por mostrar que lo tienes. Sabio es el que sabe cosas útiles i no el que sabe muchas cosas. -- Observa el método de vida mas útil i la costum­bre te lo hará el mas agradable. • • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

Compartir este contenido

Biblioteca de Señoritas - Año I N. 13

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  Biblioteca de Señoritas - Año I N. 12

Biblioteca de Señoritas - Año I N. 12

Por: | Fecha: 20/03/1858

• ¿'\.NO l. Bogotá, 20 de 1narzo de 1858. NUM. 12. De la novela. l~s reg·las de la prosodia i de los preceptos mas sen-fin de no llacernos laraos cortamos nuestro cilios de la lengua . artículo anterior sobre este tni rno tema 11 el punto I ace de aquí esa costumbr? contraida por e l en que empezamos a l1ablar de la novela amcrica- pueblo de hallar faltos de medida los versos aju s­na. Haremos l1oi algunas observaciones sobre 1 tados a una cantidad exacta, esto es, que no tengan particular. una o dos sílabas mas que las correspondientes i d e Cuando nos referimos a la novela amm·icana. pro- no ent nd e rlos si los pensamientos no vienen ~om o piam.ente. hablando no compr ndemo~ en stá de- de molde con los renglones, d e manera que haya nommac10n. la novela no mui popular d e los un .concepto por cada verso ; de ah.í esa sprcsion, Estados Untdos porque para nosotros no hai nada ya Jen e ral, de no rne gustan; con gue se califican la s ~e comun con la sangre inglesa qu~ puebla las re- composiciones heróicns donde e l autor se eleva ma s ]IOnes boreales de nue..,tro continente: nosotr os 110 allá el e las triyja}idades de la décima o de la facili­~ uisimos ~ntónces, como a hora mismo no que r e mos: dad d e l romance, i que equivale mui bien a un s1no refer1rnos a nuestras con1arcas latinas a lo que 1~o lo entiendo, o a un son d et estables. sea español i nada 1na,... que español de 01~1jen. I si D é bese esto ~rincipalmente a que las prim e ra s no entTc:unos aquí en la num racion particular ele obras que han ca1do en nuestra ... manos no han sido cada una de las novelas nacionales que nos jlustran otras que Jas de los 1nalos lírico~ españoles, i qu e dé bese cierta._-nente a q':le ellas son pocas: i ad e ma~ hasta ahora es que empezamos a comprender a Es­de P?cns 1 cas1. desc?noc1das por la comple ta inco- pro.nceda, Víc~or H~ go.i Caro. Para probarlo bas­munlcacion literaria en que nos encontratnos con tar1a~o~ so lo citar mll eJemplos, pero nos lilnitare ­~ lUestras R~públicas hermanas. Respecto de Chile mo~ , umcamente a recor?~r.el escándalo que se hizo 1 Buenos Aires, donde el nJovimiento J iterarjo es aqnt cu~ndo al~t~ n per:o~1co de Ja Costa nos traj o ~as act!vo ~ mas sólido, 1~uede decirse que no r e ci- ~ ~ og ota la. poes.Ia ~el ult1mo de los poetas citado~, btmos stno 11npresos político de mas 0 ménos tné- tntltu lada '·Centza 1 llama/' que es tal vez la tna s rito, i una que otra compo '"' icio 11 poética de fácil vi g·orosa ele sus cotnposicione'"' ; pues no faltaron 11_1etro i cortísima estension que cuando mas servi- quienes dijeran que tales disparates no podian s e r r1a para probar que, aunque nacidos a dos tnil del r e i de nuestros bardos. leguas de la Península i atnamantados en otras En tnedio de tal desorganizacion de jdeas i sin ideas. que laS ideas líricas de los compatriotas de que sean muchos los escrito res que entre nosotros Zorr1lla, nuestra sangre es toda española ¡español merezcan semejante calificativo 1 no es estraño el nuestro corazon, puesto que no quere1nos salir del desgreño literario en que viYimos, con1o no o.Jon es­rotnance ni abandonar esa supue ... ta mision de Iá- traños los triunfos que obtienen los coplistas sobre grimas de los versificadores n1odernos. f_,iteratos los pocos i verdaderos hijos de las :\iusa . conocemos noto.;otros'l i esto no solo en Nueva Gra- Pero volviendo a la novela, tcn1a esclusivo d e nada, CU) a corona poetica no pasa de una veintena nuestro artículo i dónde está la voz de aplauso que de composiciones, i que teniendo ya treinta 0 cua- se ha) a levantado en honor del malogrado Anjel, renta años de edad se Ja pasan r tozando en los autor del DocTOR. TIIEi\II~? Dónde la !lUirnalda de álbums de las señoritas, dando los di as en q1tintillas gloria que se haya ido a depo ~ itar ~obí· e las baldo­o. farfullando aTtículos de a pli go para Jos perió- sas de su sepulcro, si no como una a d ulac10n al chcos; i esto no por falta do injenio sino por sobra l1on1bre vivo, sí con1o un homenaje aljen io n1u erto 'l de pereza. :ro parece sino que no le bastó '"' antifi car u obra La coleccion mi~ma de poesías del eminente 01 - con .1~ de~gracia de sn muerte t mprana, pu s la medo no pasa de diez composiciones. inclusive los en vid m de los Ignorantes .la ha p er Sea uido ha ta cantos a J uN IN i a lVIrRARTCA! ' allá; ha~ta llllá, donde debiera a c ab a r s~ to d o! i. Jo que e-- toJa vía peor, el silencio la n1 a s dc .... r'"" per~ n- 1 te.s imposible que COl1 partes tan pequeñas se te de las g·ue rra ,ha envuelto SU obra C0 111 0 COllUl1 pueda levantar el soberbio edificio de nu stra lite- 111 anto de reprobacion i de sornbra '"'. ratura naci?naJ 1 u estra 1na dre patrin 1nisma no .t h! es tan duro reconocer e J n1 é rito ajen o •.•. ha sobresalido nunca mas que por sus líri cos; puesto e.specto de Jos ot ros ensa) os ..; ob re la novela que hasta la mayor parte de sus dramas s?n roman- a1ner1cana,. tanto los poquísin1os qu e ve rs n ::s br t" ces dialogados n que todos los personaJes hablan nuestros hechos históricos con1o Jo --- qu e s: e re fier et por la boca del autor d f ' , ~ ' · a asuntos e uera del pats, no ... otn o8 nosotros lo::s Nosotros ~ues que hemos con~cido te1nprano es - Jl~nnados a decir nada: la pequeñísitna p a rticip a­~ os. defectos, 1 que tenemos J a rr1 JOres n1odclo- que ' c1on que hemos tenido en ello~ ctuitarin a nu estr a 1~1ta r, debemos apartarnos mas i tnas de. la senda pluma la ilnparcialidad que debe dist in g uirla . tr1llada en que no dese u bren l os ojo nada absolu- 1 To hace tnuchos djas que un pe r ió dico de '"'la tament~ bu~no c~ue halague el corazon, i donde to- capital manife ... taba su estañeza al r e"' p ec to de qu e do es tnst.e 1 dest ... rto cotno e n la soledad. Cierto nada ... e hubiese dicho de la no,· e la , orijinal tHl . .. que, reJatJva~ ente. habJando, e l número ele nu es tros tra, i d e nominada los PIZARROS. Deb e tno~ con f - poetas es ~rec1do SI ~o compar~n1os con 1 de nucs- sar aquí que no ... otro" vitnos esa parte d e l p e rió d i('o tra poblac1o~; peroc1erto tamb1en que los que entre referido, i nos sonrein1os; porque 6 cómo e ra J o .. J­Jos sur-ame.r¡canos se llatnnn 7;oetas, no s~n n1.as que ble que se c~ije ... e nada teni e nd o el pecad o n1 o t ta I JTleros versificadores, la tnnyor pnrte olvidadizos de de ser de qu1en es1 Eso hubiera sido tan t o co rn ¡ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 .. 94 BIBLIOTECA DE SE ORIT AS. faltar a las reglas establecidas de no conceder a l éjos -¿qué l1abr ia hecho él? -¿ habria dicho el 1·ei ciertas personas ni Ja ra cionalidad . 1-Iu ayna, en v ez del inca I-lua yna 1 el jeneral Pero es lo cierto que nosotros u o vamos a formar Quizquiz, en vez del apusquipai Quizquiz 1 e ) fi· uerella por eso, i sea cual fuere e l m é rito de nu es- ) lósofo en vez de l antauta 1 Ja corona e n vez del llau­tra última novela dada a la prensa, es tilnam os en ta? &. &. Sin duda que no, pues esto hubiera sido 1nas el silencio de parte de los que hu bierau podi- decir una cosa por ot r a ; i l o hubiera sido, porque d_o ser nuestros jueces, que las adulaciones de unjui- entre los ~ntiguos p~ruanos no ~abia reye~, ni je- ClO favorab le de nuestros falsos amigos. nera]es, n1 nobles, 111 filósofos, n1 coronas, ni tronos. Aún no hace tr es años (cuando publicamos a !'Con efecto, dice el autor de los Co:MENTAitro, I-I u AYNA CAPAC) que un lüerato de campanillas, R EALEs, pájina 172 de su tomo 1. 0 : "El inca se redactor a la sazon de un periódico político, lJevó sentaba de ordinario en un a siento de oro macizo , su caridad para con nosotros l1asta e l punto de decir que llaman tiana. Era de una tercia en alto, sin en la crónica de su in1preso, que !Labia e1npezado la ~ braceras ni espaldar i con un cóncavo para el asien­¡ Jublicacion de nuestra novela~ pero q ue no !Labia en · ) to. P on íanlo sob re un gra n ta blon cund rado de tendido la 1n ayo1 · pa'r t e de ella por esta?· escrita en , o ro." -¿Tiene esto algo de com.un co~ e l trono, sino una lengua salvaje que ltasta entónces no le llabia < es el u so para que estaba destina do 1 lo que r epr e· venido el negTo ltu1nor de a11render. La respu e sta nos sen taba entre los ant!guos peruanos 1 saltó entónces a los labios, pero lle vamos nuestra '·Prescott, páj ina 11 de la CoNQUISTA DEL PER ü, llutnildad h asta guardar un silencio profundo. dice: " ....•••... un turbante de mu chos colores Hoi las circunstancias no son ias mi~1nas; hoi llamado llauta, i una venda con borlas como lasque l1e 1no s seguido adela nte nuestra tarea, o mejor di- usaba el príncipe, pero de color I ojo, con dos plu­cho nuestro pensatniento de dar a conocer los inci- mas de un pájaro c uri oso i raro llamado coraquenque dentes notabl es de nuestra l1i sto ria ántes i despues que salían de ella; era n las insignias pertenecientes de la conquista , bajo la for m a deslu1nbran te i po- a l a dignidad soberana." i Tiene esto algo de co­pular de la noY e l a, i hoi necesita1nos 1nas que nun- mun con la corona, sino es el uso para que estaba ca dejar bien puesto nuestro c r edito de romancistas, destinado, i lo que representaba e ntre los antiguos aunque sea a despecho de los que quieren juzgar peruanos~ una obra de meses enteros de trabajo i estudio con ''Por otra parte~ noble e ntre los antiguos peruanos u na c/¿ulada maligna, o un arranque de envidia o no significaba lo que en las lenguas modernas mal disfrazada bondad. princi paln1ente en e l centro i en e l occidente de ]a He aquí lo que entónces pudimos pero no quisi- Euro pa ; pues entre Jos peruanos la nobleza apénas 1nos contestar a nuestro "'\ ' ill ergas, i que no hacemos formaba una jerarquía ig·ual e indivisible, i no Ya­mas que copiar de nuestros borradores antiguos en rias como en .el con tinente citado. Mejor dicho, Jos l a parte que no han p er dido su inte r es jeneral: nobles (ñu snc una) eran un a sola familia: la del I-JU A r-- r A CAP AC. in•ca- voz jenérica ~on que se distingt~ian los de la . . . . .. , parentela real, semeJante a la de venectano, c on que . . ''El cah.ficau v~ 8alvaJe, apli cado hJe~amet~te al se distinguian así misrno e n \ 7 enecia Jos dese e n· 1d1o~a q u1chua, de l?robar aJgo, pro baria ]a 1 g~o- dtentes de las diez i sei E familias que fundaron el ran Ia de nu.estro cntico? pu.:s el tal no era un or mi 1 partes Resuena el ca1·acol .. i de sus casas ••.. , porque el señor 1aclrid sábia lo que estaba hacien­do, de Jo contrario hubiera dicho: Por mil pa1 tes '> Re u e na la t?·o 'Jnpeta • •.• como gusta11 de que se diga Jos que no quiere n aprender las lenaua~ salvajes, no o~stante que los aztecas no conocieron In trompeta s1no en manos de los españoles, i que nunca pudieron tocarla du­rante la conquista puesto que la tetnia11 tanto co:n? el arcabuz o el caballo, elevados al rango de dlvl­nidades infernales por su in1aj1nacion a~alorada. Por otra parte sabido es que el cnrncol 1 no otra ) . cosa era la tron1pa guerrera de los n1ner1canos. "Otra observacion. i será la últitna. • ;'Ta?nbo es una voz quichua, qu e represe nta un objeto que conocen todos e11 ue \·a. Granad~, a lo ménos los que l1nn viajado por las tierras caben­tes. Bien i hubiera sido racional siq ui rra llatnar a los tambos ltoteles o mesones en I-IuAY "A CAPAc?" Eso i alO'o mas hubiéramos nosotros podido res­ponder al literato que se dignó volver 1.o~ ojos a nuestra torpe i l1umilde plu1na. para cr1t1car ~u.s producciones; per? ya .hemos d1cl~o. que no qutsl­mos hacerlo. Si ho1 variamos de op1n1on, es porque ya nos fastidian las críticas sobre. lo mis1no ~echas por varios de nuestros '!nejo'res 1 mas a1ttortzarlos . criticastros. Empero, sea de ello lo que fuere, es lo cierto que nosotros 110 nos apartaremos nunca de la senda pro· pia del no' elista l1i ... tórico, aquella que ]o conduce a hacer conocer los puebJos, las familias i los perso· najes de que ... e ocupa, sus trajes, uso_ , .c?stu.m bres, idiorna preocupaciones, estado de c1 v1ltzac1on, &. ' . &. r=>uede que nos equtyoquel!los en e: to, pero en tal caso será nuestra equi'\Iocac1on la m1s1na en que han incurrido Scott, D.utnas, Sué, Scrib~ i Hugo .. Por lo demas, terminaremos est~ art1culo, fasti­dioso ·ya, con el dicho aquel que el autor. de la GRA­NADA pone en su prólogo en boca de c1erto t?rero famoso :-"l dice bien IJedro Romero : la. lecciones de torear se deben dar a la cabeza del toro., Que nu estros literatos de oficio o nada mas que de labios no echen en olvido esta leccion i escriban una o do~ novelas para que nos sirvan de mod lo. E pístol a. LAS PASIONES LITERARIAS. i Epístolas, Santiago? Ni por pienso! o tan alto ensayé mi tosca lira. i mi tosco pincel en vasto lienzo . . , . . Jamas se eJercito; s1 es que aun aspn·a A llamarse pincel mi brocl1a gorda, Que al aire tajos i re ve ses tira. l\ lli torpe l\11 usa, bal buciente i sorda, Iunca al Parnaso se remonta osada, Ti al ... acro tcrnplo temeraria aborda. I-Iumilde acaso, tímida o cansada, Mucho será si brota con trabajo De su esca o raudal una balada En monótono son i estilo bajo; n cpígranHl flojo, un villancico, n eloj1o al violin o al contrabajo, Gastado epitalamio a un novio rico, Jacri1nosa endecha o elej ía A la muerte de Juana o de Perico; taJ v z de Petrona el fausto dja, En que pisa el umbral de los cuarenta ~ e Jebra en rudas cóplas a porfía. I de mi númen pára aquí la cuenta, ue mas allá la inspiracion no alcanza , I si qui e ro estirarla, se revienta. .1 ias no pi e rdo, Santiago, la esperanza e s e r todo un poeta i literato ; u e s tanto ¡vive Dios! lo que hoi s e al c anza u e en un año, en un 1nes i hasta en un ra to, Se l ace crítico un dómine cualquiera, I scritor de alta fama un mentecato. a lo has visto! No es sueño, no e~ quün e ra I.Ja ciencia intuitiva (vulgo infusa) ue fecunda en una hora la mollera. F~o1je cien dramas tu ambician ilu sa, , si el épico instinto a mas te lla1na, l con la gloria inflámase tu iusa: Canta Jos héroes que la Patria aclama, Sus ínclitas hazaña~, sus laureles, I sus claras 'irtudes i su fatna. Estudia sin cesar, busca papeles, ReYuelve libros i consulta autores De aq u e lJ os que desdeñan los peleles . Pide a ByTon sus 1nájico colores, Al Tasso sus pasiones borrascosas, Al blando Lamartine sus primores, Despues de haber bebido en abundosa .~ Fuentes puras de clásicos injenios Que en edades brillantes ma~ dichosas, I que el modelo fueron de altos j enio ... , De Ercilla, lVIilton, Dante, riosto, Pope . O si buscas dramático~ perjenios Devora a Calderon, a lfieri, a I-Aop e~ Racin, Molier, Rubí, Breton i tantos Que llenan tus estantes hasta el tope. Olvídate de D1os i de sus santo'"": Largas noches consagra a tus tareas, Poemas mil ensaya, escenas, cantos ; Tus vijilias prolonga hasta que vea '"' Que tu salud caduca i alterada 'l'e prol1ibe que estudies i que lea~. · Jc\.h ! nada te valdrá, Santiago; nada ! i la vena robusta del poeta, 1 i un alma gTande, tierna, apasionada, ri estudio, ni saber, ni cuanto peta A la noble an1bicion de honrado vate: ue e11 su propio país nadie s pro~eta. t Sabio tú porque sabes~ u~ ch . Jate t Ya verás cual castig·a tu demencia Cuando 1nénos Jo p1enses tn: orate. . . Si confiado en tu ntunen 1 en tu c1enc1a caso te creíste un Garcila o, O de clásico tienes la apariencia, t Faltará por ahí aJgun Pegaso, Que mordizcos i cozes repartiendo. 'l'e drranque de tu gloria alo·un pedazo~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 9 6 BIBLIOTECA DE SE~ORIT AS. -¿Faltarán noveleros que siguiendo Las doctrinas espúreas de estranjera Escue la, o en rencor villano ardiendo, Tus obras, no con crítica severa, l\ias con perfidia atroz pise i destruya, Si su poder a tanto se estendiera ~ Para h~nor de la Patria i mengua tuya Conozco hteratos ¡ voto a sanes ! Que, como los compadres de cabuya, De un tiron, sin trabajo, sin afanes, A la altura subieron de Aristarco Desde oscuros i m1seros desvanes. tVes a Fermin? Es hotnbre en todo parco: Gn cuaderno escribió de Apunta1nientos I aspira a ser ya Tácito o Plutarco. Los Robértson i Préscott son jumentos Comparados con él, i ante su Historia Son los demas Historias solo cuentos. El pedante Simon hace memoria De l1aber visto o leido cuatro dramas, Que estima ante los suyos vil escoria ; I no se anda el nene por las ramas, Cuando en t ono dogmát1co i severo, Juzga asuntos, personas, versos, trarnas, I celoso i feroz como un cerbero • Los autores i escuelas ataraza Con diente viperino i carnicero, Cual faméhca jáuria que en la caza Tra~ el ciervo inocente corre ansiosa I le sigue, i Je ahulla, i le amenaza. l\Ias consuelete, Rlnjgo, cierta cosa Que alguno dijo en términos formales, 1 en buena, clara i elegante prosa: e: Quien no cuenta enetnigos: ni rivales En esfera mui baja se lnantiene, Sin talentos ni prendas personales." ~olo el mérito cierto én1ulos tiene, Más injustos e innobles si es modesto, O si de ]lustre alcurnia no proviene. i\ias si tú, caro amigo, ten1iendo esto, Desfalleces en tímida ag·onía, · I al arte celestial pones el jesto, Creyendo que es inútil tu porfía, Re~uerda aquellos versos que un sesudo Escritor talentoso dijo un día En bella locucion i estilo agudo : e: El que no osa aspirar a la alta gloria Alcanzar la victoria nunca pudo." Vuelve la vista atras, mira tus huellas Do quier sembradas de fragantes flores, ¿Habrán de ser, Santiago, ménos bellas Si las pisa la envidia en sus furores~ YARILPA Una consulta literaria. l. Yo no soi sino un pobre escritor adocenado, que, cuando mas. habré escrito unas diez revistas de teatro i uno que otro artículo crítico ; sinem­bargo no parece sino que mi fama hubiese pene· trado por todo el universo mundo, i con su gran· deza i solemnidad lo tuviera paralizado todo de espanto. En la calle me saludan mal o no me sa­ludan mis a1nables con1pañeros de oficio, diciéndo­m e mas que claramente con eljesto i con la mirada: -Ai ! i el mentecato, pues no las echa de escritor! Por Jo que respecta a aquellas personas que no son del oficio, creo que acertaré a dividirlas bien si a u nas las clasifico de ind~fetentes j i a otras de tente­ra1 ·ias. En las prime ras deben contarse a los co· merciantes, revendedores, usureros, mercachifles, ajiotistas, tenderos i domas lobeznos de la tribu uñada, de quien es, sea dicho de paso, nada bueno ni malo tengo que decir por lo que respecta al ramo literario; pero ah! no me sucede lo mismo con los segundos, que bien lo dice su no exajerado nombre de t e1ne rarios, tan propiamente puesto i tan digna· mente llevado como el del rei aquel de no sé que parte de Europa. Tal es, sin duda, lo enorme de su audacia! Los temerarios, pues, me buscan en las cuadras de la ciudad, me acechan en las esquinas, me si· guen a los parajes solitarios, me dan siempre el lado, me saludan primero i me coln1an ¡pobre de mí! de atenciones i deferencias . Ai 1 i cómo se lo perdonara yo cordialmente si < despues no se siguiese lo que se sigue ! aquel < -I i va U. n1 u i ocupado, s~ñor don \' íctor? S Por lo que es hoi sí, amigo mio; estoi falt o de dinero, i ando a caza de cierto sujeto que me debe algunos realejos. -Oh! i cómo ciento ser poeta, que de no haria a U. un préstamo oportuno! -Gracias, pero desgraciadamente U. lo es. -Oh t sí, cargo con esa cruz sagrada. -Pues no deja de serlo. -Qu e quiere U, la mision .•••• -(Oh! si, pensé yo, la de fregar al prójimo). -I mucho ha escrito U. señor don Víctor en , estos dias 1 -Sí~ señor¡ he escrito algunas cartas. - .... -o! no digo eso: preguntaba a U. si ha es-crito algo para Jos p e riódicos 1 -Por lo que es eso no, señor. Qué quiere U. que escriba 1 • ••• a tní no n1e gusta eso que aquí se llama la política, i como no se publican otros ¿ periódicos .••• - 1 ie habian dicho que U. era el redactor de la BIBLIOTECA •••• - ... 4.. lo que parece la BrnLTOTECA tiene tantos re· dactores cotno dias el año. i\'le han hablado de seis l o siete, i algunos 1ne han abierto su pecho a ese l particular. -Oh! por lo que es eso el secreto de la redaccion de los periódicos se parece mucho a los secretos de la corte: todo el mundo se lo comunica a su vecino bajo el sijilo de la confidencia, empezando por el mismo redactor. - ..t\sí era hasta hace pocos años, cuando la pren­sa no era libre; pero ahora sucede de mui diferen­te tnanera: hoi se estila anunciar la redaccion de los periódicos con letras Yisibles en la parte mas notable de su encabezamiento. -Por lo que es eso, estoi en un todo conforme con esa práctica paladina: al César debe darse lo que es del César. -Ciertamente, pero es que muchas veces no es del César lo que parece del César, i esa costumbre tien e algo de cierto pueblo vecino, donde los lite­ratos lo firman todo, hasta las portadas de los libros, i primero falta el articulo que la firma. Pero adios, mi señor amigo ; como dije a U. hace poco tengo algo que hacer. -U. me perdona, pero no puedo dejarlo ir hasta que arreglemos un asuntillo. -El qué~ -Pue-.;, señor, para no nndar con rodeos, metá- • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 3IBLIOTEC DE SE ORIT S. 97 foras ni ambajes le diré franca i 11anumente, que ~ randa o riendo ; pero Jos siete dias de la sen1nna no he e~crito un drama! se pa ... an a s í no mas, i mucho m é nos cuando se ti ene Doi a U. los parabienes. un~ cara mitad que padece de histérico, i tres par .. - o se trata de ~o, sino de que U. tenga la bulitos largos i es piritados como lombrices ¡ nlboro­bonda l de concederme unos instantes para leerse lo, tadores como cotorras. 1 todo esto por qué? Porque a ve t' qué Je parece ; i despu s que me pre~,.. te su el te1ne~·ario tne habia entrenido lo bastante para apo) o para con el director del teatro a ver si lo po· que m1 deudo~· se escapase real o finjidamente. nerno:-o. en escena. Etnpero, D1o s , que no abandona a sus criaturas, -Pone'lnos dice U 1 (el plural ra aterrador.) envióme un p e nsamiento consolador, i fué el de -Puts .•.. como e ... pero que U. se digne corre- ocurrir a cierto periodista, que tambien solia oc u-j írn1elo. • • • . rri r a mí la ví. p e ra de sali r su periódico por la -Ya) ya ; está b1en hablaretno'"' luego de C'"'o. ~ bicoca de un editorial, i a quien babia sacado yo ·-Pero es ue yo no puedo es1)erar. de 1nas de un apuro o enredo. ·-P ro •••• i ) o ménos; csta1nos en vísperas de Presentémele con el aire sombrío, propio del 'iérne~. i debia sentarse a l a n1esa. - G r ac ias, m e dijo; dándon1 e una pnlmadita fa­lnili a r e n e l h o 1nbro'l es ya tie mp o d e qu e rompa sus eadenas: Yu e l Ya U. nl s e no d e su e p o sa i de sus hijos; pues por lo qu e hace a m 1, h e t e nido una conferencia mu i l a r g a c on e l ministro d e la Go­bernacion~ i vengo r e ndido de ap e tito. Adios, seño r don Víctor, i no dej e d e volverse mañana por acá, pue s te n emos qu e hab lar larg o sobre c ierto artíc ulo e n fnvor del Go bie rno qu e ha d e vale r al p e riódico 1ni 1 ' UScriciones mas ; l1abia o lvidado d e cir a U. que tiene dos 1n i 1 ! Fuese el per io di s ta a co m e r , i yo m e r e tiré a casa da11do gracias a D ios p or to do l o q ue 1n e pa­saba, pues ademns d e t e n e rl o tnui m e r e cido, e ra necesario que l1 u h i e r a ::he r ej ias para la fe solidar. " Al llegar eran las s e is i ape nas tuve tiempo de < prevenir a Petron a qu e t e ndriatn o s un literato a ~ ref'resca7 .. Senteine e n Sef;· uida en 1ni silJon, crucé Jos brazo'"", i esc] amé corno dice n que J csus Jo hizo en el l1ue r to: "Si e s p o s i bl e ~ S e ñor, apartad este caliz de 1ní P' l\fas seg urame nt e no fu é posible , porque a l l legar a l 1ní s o nó la campanilla de la puerta ele l a calle i se pre s e ntó e l t e1i ze'r a?·i o. ÜRION. A mi hija. J. i Qu ién co mo tú divina, S i e n e l r egazo d e tu jóven ma d r e V u el ves a D io s los ojos, de las ~ien e s Los n1 i l caireles por g·arganta i p e cl1o E n on d a s d e o ro desatando suaves~ i u ié n co tn o tú divina, i no hai cl ave l ni púrpura d e Tiro ue ig ual e a l rojo de tus rojos labios ; I de }a au rora la sonrisa npén as l:l n ede i gua l a r a tu sonrisa de ánj e l 1 eva d o e J c u e llo, bre ve la cintura: La fr e nte ig· u al , r e donda, · TurjcntP. e l p echo, do tnl v e z s e anide .1\i ! e J atnor de Safo, O d e Lu c recia, la irritada espos a, D e s a n g riento pudor la nobl e 1Jan1 a ! 'J,al t e hizo Dios, i tal nl conte tnplarte f e hnce s fe liz; ele pobre, oscuro i triste, Tornándo1ne en altivo sobe rano ! ..... . II. r o naci s t e en la cámara de oro Do viene al mundo el hijo de los grandes; l i -.; uspendió el destino en tu cabeza De los m ó nstruos del Volga o del Danubio La corona imperial Naciste ~ola, [ fué tu cuna de algodon i flores I Je ye junco ; en la mitad del cielo El m e ridiano ~ol su disco entraba, 1 e n los móvibles sriuces i en las rosas La fr e sca brisa, su urrando leve, Llevó hasta tí la pluma de sus alas. 1 i qu é me importa a 1ni no darte un trono, I 1 i alcázares, ni joyns, ni bajele s, Si naciste cristiana, libre i buena 1 Si es tu patria la m é rica, i Granada, D e Dios dile cta, i g rande, i val e rosa, Tu morada d e r e L tu r esidencia ~ , D e mimbre e l arc o i la vi st o sa pluma D e blanca g arza, ins ignias miste riosas D e l iuisca lid iador, son a mis ojos lVIas preciado blason, mas rica pre nda, Que el c e tro h e lado i fu e rte Que empuña e l hijo bárbaro d e l Norte, 1 cuya punta e n rayo conve rtida, Cambia la luz e n .... ombra !. ..... Tu c e tro e s la virtud; su oro i sus piedras No son de polvo, no: guárdalo, mi hija. III. Oh! yo t e qui e ro, niña, cuando vu e lv e s A m í tus ojos c á n cl idos , s e r e n os, 1las que a tu mad r e e n la o c asi o n prim e r a Que o s é 1ni labio tímido, t e mblando, Lle var al suyo de carmin •••• Por eso Siempre e s mi cielo azul, i son mis dia Puro s, brillantes, sin b o rrasca o so1n bra ! Ahora soi jó\·en; jóven, qu e no cuento Ni cinco lustros, no, i tú eres niña, .... "'iña como Jos ánj e Je s que en torno D e In R e ina d e l Ci e l o pintor sue le n ; P e ro mañana. blanca mi cabe za , Por la mano de l ti e mpo, e ntre las tuyas Irá a posarse al divisar la lumbre D e mi últi mo crepúsculo ; tú entónces ... o s e rás ya la que hoi ... Oh l quiera el ciel o Bajo su n1anto de turquí guardarte ! ..... . lVIas si quisiere la contraria suerte 'I'emprana tumba abrirm i.\ ' nunca olvides Que': el mundo es un engaño: una mentira ;, 1 que sus co pas d e ámbar, guardan solo Lágrin1as j dolor; que los place res P e nas ocultas son, ensueños. nada ; Nada el trono i la púrpura insolentes, Nada la pompa mi1itar, ni el lauro Sacro que ciñe la cabeza augusta Del hotnbre trovador. Oro i talentos, Hermosura i encantos, todo mu e re ! Solo es eterno Dios, i el que la senda Sigue de la virtud ; tú pues, la sigue. 1 mi metnoria plácida i amante Conserva fiel en la memoria tuya, 1 con el vi e nto de la noche; frio, O con el ave torpe de los muertos l\1ándalne tu suspiro, que yo en cambio Te doi mi corazon, te dejo el alma! I de mi tumba en torno, mis estrellas 1\'lis jardines i cielos, potnpa i oro, Mis auroras i soles sean tus lágrimas! ! 'Tiértelas, sí, en el cáliz de la muerte, Que es de plomo i de acíbar, mas confia En un 1nundo mejor, que ha de juntarnos! IV. Mas si el destino me conserva, entónces Cruzaremos el valle de la vida, Tú siguiendo 1ni huella, yo en tus ojo~ Amor i luz bebiendo, i en Jos mio ~ • ' • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BIBLIOTEC DE SE ORIT AS. 99 Virtud i fe, cariño i esperanza R eflejando a tu puso ; cual dos fuentes, L a una secada ya, la otra crecida, E pumosa i sonante, que a ocultarse Van n el mar inmen .. o de la muerte ! S erá en t6nc~·s igual, sí io-ual, rn·i hija uestra suerte en Ja tierra; i en el cielo Igual tnmbien , pues que en la fe del C r isto , ln bos nacitnos mor ire1nos ámbos! F. PÉREZ. El Caballero Bla11.Co, Leyenda Irlandesa POR LAURA PRUS. • El soldado soltó la capa i se acomodó para dor­mir. Llegaron a Ja puerta ele Ja salida. - ... h ora, querida lVIina, le dijo 1\llorice, pasa p ri .. mero, los centin elas no se opondrán; ve pronto al lu o·ar con venido. La jóven obedeció sin detenerse un momento. Alo-unas n1urmuraciones sobre su saJida a semejante hora eran los únicos inconvenientls que· tenia que arrostrar. Cuando hubo pasa Jo el tiempo sufic iente para la evasion ele 1ina, i\1 o rice se quitó la ca pa, levantó las manos ácia el cielo para pedir su protec­cion i ~~ · lanzó por en medio del bosque. El a'"'otnbro de Jos centinelas los t uvo un momen­to en su\.;pen o pero di eron pronto la señal de alnr~ ma disparando en la direccion q u e el fujitivo hab ia to1nado; las balas silvaron e11 los oidos de l\1orice ( CnncllCJSion). .1 bl 1 El · J · que reuo ó su ijereza. podia on· as 1mpreca-uedó ... ola JVIina i llevando las manos a su frente ciones de los soldados despiertos de improvi ... o 1 en p~reció recojer su razon pronta a a~andonarla. encontra1 do sus armas in util isadas. Bien pronto Pern1aneció algu nos minutos en la actitud de uno apercibió a travcs de los árboles el vestido blanco que e~cucha, j cuando sintió cerrar ... e _detras de é~ de su fu tura; Mina lo ag uardaba. Morice ]a estre· la puerta del cuarto a do1?de lo co~duJero~, ~ru zo chó en sus brazos i ambos pasaron el rio que los las n1anos sobre su pecho 1 se desh1zo en lag rimas. separaba de Ja gru ta ele Fitzguald, a la que llega· E s bien estraño qu e ~ entre mujeres, e~f.a se~al ron pocos momentos despues. de debil idad preceda .. iem pre a una reso~uc1on ener- A unq ue felices al verse libres de este primer jica a un g rande acto de firn1eza .. - i tna contu ~ro pe l ig~ro, su posi cion no era segura, por que no podjan su lJanto al considerar quE" ... olo ~e1s horas de e.xis- aven turarse a salir de Ja caverna; sabian que su tencia quedaban a su novio ; calc~1ó frian1ente l:Is retiro seria descu bier to : pero esperaban ganar tiem­probabilidades de salvarlo, los tned~( · de con?eg·utr- po l1asta la vuelta del jefe i de sus soldados .. E n lo i los puso por obra con una ad1n1rable rap1dez de efecto, al amanecer los ingleses llegaron delante de ejecucion. la g r uta pero no conocian s us revueltas, i sospechan- R abian dejado solo a l\i orice para prepara.rse a do algun lazo, se detuvjeron dela nte de la abertura· su próximo fin; estaba en u na completa oscur1da~l. a ll í celebraron consejo sobre lo q ue habian de ha­C onocia que iba a 1·epresentar u n, n?bJe p~pel s1!1 cer . Pocos momentos despu es los fuj itivos oyeron precedentes e n los .anales J ~ su pa1s, 1 q uer1a morn~ el r uido de piedras q ue an1on tonaban en la boca de 1ná1ti r de su h eró1ca fideltdad ; pero. i. ser arra11- su r efujio. No pudiendo formar conjetura alguna cado del a ltar para marchar a l su pb~1o! cu~ndo ? sobr e el proyecto de sus enemi gos~ aguardaban con te nia delante de si un largo _por ,·entr d_e dicha ansiedad mor tal. D e r e pente un r esplandor penetró u n iéndose a i\llina, era un motivo de horrtbl~s pe- en la cavaña. i\1 ira: qu erida 1 iina: el sol sale i .... ares. Oprimido por la violencia de sus ~m?~Iones. podemos esperar la pronta vuelta de n u estro amo. cedia a la necesidad del sueñ o, cuando Sintlo sobre Si esta claridad fuese la deJ sol, l\1orice, no u fren te la presion lij era de una tnano; se_clesper- podriamos ver la; es una claridad fatal ••.• la Juz tó asustado i vió en pié delante de s{ a l\ l1na que de la roca Negra. tenia en la mano una pequeña lámpara. . . Fatal; pero no para nosotros, Mina; en este - ¡Sile ncio l Ma rice, le dijo en voz ~aJa. iQu1e- momento ella alumbra a nuestros enemigos. res hacer uu esfu erzo pa ra. obtener tu l!bertad1 Ambos se persig naron devotamen te sin co mun ~- J\_101·ice tembloroso l,a mnaba c_on s~~·presa.. C on carse sus terrores, porque despues d_e_ alg unos mi­un Jesto ella le mostro la puerta 1 le dJJO a l o.Ido: n utos u n espeso hun1o se e~parc1o e n Ja cueva. Los soldados est~n ahí, los he hech~ beber 1 due.;- ~ ¡D ios de mi ericordi_a ! g ritó e l j óven , van a ~ho: m en en la osc~riClad ~orq.ue ~pague su luz. No garnos. Entonces q U_JSO . arrastrar fuera a l\1Jna 1 temas sus fusiles, estan s1n p1edras. D os soJd~dos 1 ofrecerse solo en sacr1fic1o •••• pero un vapor ar­son los \inicos que dan que temer ; o.;o.n Jos centin e- ~ djente los hizo retroceder precipitadamente. Re­las de afuera; en cuanto a e ... tos h~u q ue colorar sicrn é tnonos, a mio·o mio, le djjo lVlina tomándole 11uestra esperanza en la , r roteccion del cielo. No ~ Ja 0 mano; all_á co~o aquí la muerte es_ ine \·itable. perdamos un 1nomento, s1gueme. . ? Tú n o q uerr1as, s1n duda, r escatar tu v1da por una -Pero ¿a dónde p ie nsas hu ir, M1na ~ < cobardía, descubrien do tu disfraz; cumplamos nues- - A la cueva dru ídica en do_nde lord F itzg uald < tro destino que permite al ménos que no nos e .. se ocultó despues de la desgra cia de los suyos. paremos. . , . . . l\1ina apagó su luz i ambos a travesaron con pre- P ero q t~ltandole Ja . falta de _a_1re la resp1ra~1on caucion estre n1a el cuarto en que dormian lo.s sol~a- temblaba. 1 una .especie ~e del1~1o se apodero ~e dos: cuando se aproximaron a la puerta, Mina p1só . ella. M1na! l\rl1na querida t gritaba el desg rac1a· un ~bjeto que estalló con su peso. Los fracn1entos do Marice, recobr~ tu vaJor, pon tu cara ~ontra la del espej o, pensó ella; pobre tia, teniais raz~n. Con ~ ti elT~? en el)~ ~a1 a~n u~ poco de fresco P ero e ... te ruido se despertó un soldado que, COJlendo el ) perdto el s~nt1rn1ento 1 cayo postrada en los brazos faldon de la capa de Morice : Quien va ahí? / de su nov1o. . . _ , grnó. quien es 1 En ese momento un v1vo t1roteo se e m peno afue- _ "Dejadme, señ or, 1e respondió con v~z baja la ra _; el combate dur~ poco, Ja puerta de la caverna muchacha· vcncro a buscar luz en las cenizas de la fu~ desembarazada, 1 el caballero Blanco a la cabe­cocina. , za de sus cotnpañeros se precipitó a la gruta ; sa· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 100 BIBLIOTECA DE SEÑORITAS. c aro n los c u e rpos medio asfixiados de Mina i de puede tener un esceso de memoria sino a costa d e l lorice, los espusieron al aire libre, i los mas solí- juicio. Esta preciosa cualidad es la que mas le c itos c uidados los volvieron a la vida. faltaba, como puede verse n sus obras que han sido El caba llero Blanco recompe nsó su h e róico sa- impresas en 13olonia n 1495, j reirnpresas en Ba­c rificio uniéndolos e l mismo, i asegurándoles una ; silea en dos volúmenes en foJio, en 1573. Comba­e .. istencia cómoda . Su afec to por sus fieles servido- tia la a strolojía en un sen tido~ i la estudiaba e n r e s s e manifestaba en toda ocasion; se e ncaro-á del otro, i se ocupaba tatnbi en en las ciencias ocultas, } J Orv e n~ r de su hjjos, pero en cuanto a la feftcidad lo qu e ha hecho que algunos escritores le hay·a n i nterior no podia añadir nada, ••. porque esa feli- colocado entre los mao-o~, i le hayan su puesto que c idad era completa. t e nia un demonio fa1niliar, necedad absurda, pues Tres años d espues, Mina ensayaba Jos pasos de que vivió siempre cual fiel cristiano, i murió con s u prirn e r h ijo sobre el prado que se estendia entre ; adn1irables sentimientos de pie dad. La mu e rte de su casa j l os á rbo les del bosqu e . Un pereo-rino do- ~ Pic o d e la IVlirándola se verificó e n Florenc ia en b lado por la edad i las fatigas se avanzó I e~t amcnte >e l misn1o dia e n que, el rei Cárlos VII[ d e Fran· , c ía e lla, e impl o ró su caridad. l\1Ina se dió prisa > cia, hizo s u e ntrada victoriosa e n aque lla ciudad. e n darle algunas m o n e das i le invitó a ac e ptar un T e nia nada n1as que tr e inta i dos años. Esa es Ja asi lo porque l a n oc h e se apro xirnaba. D e r e p e nte s u e rte de los niños pre coces : desa rrollarse pre matu­b r ill ó la luz de la r oca N egra i alurnbró la faz d e l ramcnte, envejecer proto, i morir j ó v enes. Por otra per eg rino. ÜIYidando la jó\·en que se esponia al parte, semejante fnerza de imajinacion solo se de· 1ni s mo p e bgro tomóle el b razo para obligarlo a sarrolla a costa d e l verdadero tale nto, i no es aJ e ntrar precjpitadamente en la cabaña • •• • pero el jenio prematuro i universal al que mas ben efic ios a n c iano p r o nunció estas palabrM: Quedaos Mina! deba la causa de la hun1anidad. j no temais ya esta luz, e l espíritu que la manda es tá suj e to a la voluntad del Altísimo. Su poder va L t b a cesar; i Dioc:: pern1ite que en faYor de vues tras a rom a. ( b u e nas acc iones, esta funesta luz d esaparezca para < La trotnba e s un meteoro estraordinario que apa-sie lnpre. S r ece en e l mar en los ti e mpos cálidos i espone Jos El ancinno estendió las n1anos ácia Ja roca, la > navíos al 1nayor peligro. Es una densa nube ele la luz s e debi litó poco a poco al1nismo tiempo que la cual una parte se halla en un 1novimie nto rápido i fo rn1a de l viejo s e hacia ménos dústinta, i cuando circular cotno alrededor de un eje; causado por la luz hnbo desaparecido con1pletamente, no quedó dos vi en t o s que soplan dire ctame nte uno c ontra otro, 'isible ni sig ui ra Jn l1u ell a del peregrino. ~ i su e le caer por su propio peso e n forn1a de colum- D e de aquel dia la luz de la roca ~ eg ra no se na, ya cónica ya cilíndrica: su base s tá siempre n eend ió n1as. e n e l aire i su punta descansa sobre l a superficie < del agua. Las tronlbas son va c ías por dentro por- • • , ? qu e la fu e rza c e ntrífuga arroja d e l centro todas las PICO de la M1randola. ~ partes internas. Las partes acuosas que se separan Ju a n Pico de la lVIirandola l1a quedado entre los de la circunferencia fo rman la lluvia que cae al­n j ñ o s precoces como el n1as célebr e , i como el que S rede dor d e l t orbellino. Cuando e l viento jnferior es e l - ~ulrro cita con mas frecu e ncia. ~ el mas fuerte, entónces la tromba se halla elevada rrodo e l mundo sabe que de~de la infancia era e n e l aire. se O}.,. e un ruido sordo, i algunos siJbidos un prodijio de n1 e moria. Cuéntase que despues de > a g udos. Por donde cae este turbion cau~a muchos habe r l e ido tres veces dos pájina"'" de un libro, Jas estragos, por Ja cantidad de agua, i algunas veces Te p e tía 5in cquivocarBe. DICLSe ta1nbien que a los de granizo que d e rrama. Suelen ser bastante fre­tl i z i ocho años sabia veinte idos idioma ; lo que cuentes en aJgunas costas dell\1 e diterrán e o cuando parece dudoso, a mPnos que no supiese de estas e l cie lo está nublado i soplan algunos Yientos con­Ye inte idos l enguas n1as 'l Lle los prirn e ros el e m entos . • trarios u opuestos. Desde al g una distancia parec e En fin, se lee en todos los autores conte mporá- < que se componen del agua del mar que s e eleva e n neo --- que a la edad de Yeinte i c natro años sostuvo 5 alto. Si por desgracia &e precipitase lnopinadamen­pública m e nte tésis sol e n1n es sobre todos los objetos te sobre un naY Ío le baria sume1jirse e n un mo­d elas cie ncias, sob re todos los conocimientos l1uma- rn ento. no--- ltoínni 1·e sci bili (de todo l o que es posible ~aber.) En el m es de julio de 1755, durante una tem­Pero es sabido , dice un bibliógTafo, que esta espe· pestad qne los calores exesivos produj e ron en Ba­c ie de conclusiones no era mas que una como para- Yiera, un trueno terrible abatió una nube entera d a o ala r d de qne se salia bien con una tintura que se ele YÓ perpendicularn1ente e n forn1a de troin­bastante lijera de lns cie ncias, un poco de firmeza ba tnarina . Este torbellino paso sobre un cstanq u : i facilidad e n el hablar. absorvió e l agua i la hizo Je\·antar a una altura .. detna ... , aquellas conclusiones de o1nnc re s cibili prod ij iosa ; despues la esparció con tu n ta fuerza, e llan1aba a mil cuatroci e n tas cuestiones que l1a < que parecia humo densisiino. La nube derribó va­hecl1o itnprirni r aJa cabeza de sus obras, tales como rias casaa..:, i desarraigó muchos árboles, que fueron se habian puesto por las esquinas de Roma, csccpto hallados mui léjos. En 5 de agosto d e 1750, apa­que corrijió trece proposiciones que el papa lt ocen- reció cerca deltnar Báltico una colutnna de agua cio VIII habia censurado, porque era sumiso cris- pegada a una nube, que el vi ento dirijia a la tierra ; ti ano ~ ~ i atraia ácia sí todo cuanto encontraba, n1atas, abro- Lo qu e en ~ida l e clió un brillo cu~yo reflejo con- jos; ramas ele árboles, l1aces. Los elevaba a la al­serva todavia ~u nombre , es: prin1ero, que era de tura de tre inta piés, los r e torcia, i despu es los dejaba una iJnstre familia, qu e era principe, i que ademas caer h ec hos pedazos. Se dice que se rompen i disi­staba r ea ltnente dotado de cierto mérito. Pero 5 pan estas trombas, tirando contra ellas algunos justificó Jo que frecuentetnente se dice, que no se < cañonazo~. l PUBLI ~ " • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

Compartir este contenido

Biblioteca de Señoritas - Año I N. 12

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido

Para consultar los contenidos añadidos busca la opción Tus colecciones en el menú principal o en Mi perfil.

Mis colecciones

Cargando colecciones

¿Deseas limpiar los términos de la búsqueda avanzada?

Vas a limpiar los términos que has aplicado hasta el momento para poder rehacer tu búsqueda.

Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido

Para consultar los contenidos añadidos busca la opción Tus colecciones en el menú principal o en Mi perfil.

Mis colecciones

Cargando colecciones