La Ilustración: política, literatura, noticias, filosofía, relijión, artes i oficios, instrucción pública, bibliografía, medicina, variedades, revista de la ciudad, revista de los estados, de Europa i mercantil - N. 6
•
Política - Literatura - Noticias - Filosofía-Relijion-Artes i oficios-lnstruccion pública-Bibliografía.
Medicina-Variedades-Revista de la ciudad-Revista de los Estados-De Europa i mercantil.
Se publica los mártes, miércoles, viérnes i sábados,
i el mismo dio. se lleva a las casas de los suscritores de
lo. capital i se remite a los de fuera por los correos respecti
vos. Los lúnes i juéves se publicará si es necesario.
TRIMES'l'RE 1.
LA lLUSTRACION.
PARTE POLiTICA-Redactores, Cárlos Holguin-Eliseo
T6rres-Emilio 1\1. Escovar-Ezequiel Canal-Fra.ncisco
de P. Canáles-Juan C. Arbeláez-Manuel
Maria Madiedo-Manuel Mario. Mllllarino-N. Ponton-
Pr6spero Salcedo-Salomon Forsro.
QUiénes somos i qué queremos.
Ha llegado a nuestro conocimiento que se
dice que nuestro periódico no esta. caracteri'%
ado. Este término tiene su accpcion. Quiere
decir, que nuestra publicacion no rompe
lanzas como don Quijote con ciertos reverendos
padres, sin otra razon que la de encontrarse
con ellos en mala hora. Pero si
bien se advierte, La Ilustracion tiene un
carácte,·, que no es otro que el de la paz i el
patriotismo. Mas, si se quiere: somos progresistas
siempre que se trate de mejoras o
reformas útiles a la Nacion fundadas en hechos
reales demostrables, i hasta ministeri:¡,les
cuando el Gobierno tenga razon en cuanto
haga. Tambien somos moderados o conservadores
cuando se trate de modificaciones
aéreas, cuyos elementos de existencia, en
vez de la realidad de la verdad, sean apénas
un acaloramiento fantástico, fruto de esas
cabezas que hasta en las discusiones científicas
abandonan la lójica i el análisis por el
sentimentalismo de la poesía.
Sí señores: queremos esa grande i santa
cosa que se llama la paz!
Pero la paz, como todas las cosas de este
mundo, tiene sus elementos constitutivos, sin
cuya concurrente existencia, esa paz que
anhelamos seria una pura hipocresía o un
absurdo irrealizable.
Para el logro de nuestro propósito hace·
mas lo que debe hacer todo hombre razonable:
examinar en qué consiste la guerra:
hacemos lo que hace el médico: examinar, i
examinar atentamente cuál es el mal i en
.dónde está su asiento: hacemos hasta lo que
hace el carpintero que desea unir lo mas íntimamente
posible dos tablas: él observa que
hai escabrosidQdese1l las superficies que desea
adaptar; i empieza por alisar esas superficies
para eliminar esas escabrosidades que
impiden que la una se una bien i sólidamente
con la otra. .
Desde que nosotros nos hemos convencido
de que la idea conservadora no es contraria
a la idea liberal; sino que ámbas son homojéneas
en la bella i útil tarea del progreso
humano, naturalmente hemos debido dedicarnos
a estudiar los hechos que hacen que
esa armonía sea hasta ahora una quimera.
Nos hemos dicho:
La idea liberal es el progreso.
La idea conservadora es la ordenacion del
progreso.
Las dos ideas marchando de consuno, dan
por resultado el pl·ogreso en ól'den, el progreso
sólido i como tal verdadero.
Pero viendo que en lugar de tan magnífico
resultado, lo que aparece es una lucha ágria,
horrible, desconsoladora; hemos exclamado:
j aquí hai algo exótico, algo que no es el conservatismo
ni el liberalismo!
La atencion, el exámen i la observacion
han venido en nuestro auxilio; i por medio
del análisis nos han demostrado el asiento
del mal.
Valor del trimestre, tres fuertes.
Valor del semestre, cinco fuertes sesenta. centavos.
Valor del año, diez fuertes.
Valor del n6.mero suelto, diez centavos.
Se publican remitidos i avisos, a un precio sumamente
m6dico, que se arreglará con los editores. Todo
lo de interes j en eral se inserta grátis.
Los editores, NICOLAS PONTON 1 C~
AÑO l.-Bogotá, i1 de enero de 1870. NUMERO 6.
Acepillemos, pues. las tablas; quitemos,
eliminemos sus escabrosidades i habremos
lograqo adaptar firme i sólidamente la una
con la '&lra.
He ahí la paz!
Entre nosotros, la idea del progreso se encuentra
embrollada con varios elementos
extraños que es preciso señalar.
El partido liberal lleno de una irresistible
impaciencia toma el vuelo de la poesía en la3
materias mas prosáicas del universo. Deja el
análisis i la lójica a veces, con el aturdimiento
de un niño inesperto; i llega a tal grado de
alucinacion en su ardiente deseode ir adelante,
que va hasta creer que las cosas pueden
existir sin elementos constitutivos propios.
1 como todo lo que existe i puede existir,
existe únicamente cuando existen los hechos
que le dan o pueden darle vida, resulta que
queriéndose imitar el fiat lux del Jénesis, nos
hallarnos con meras palabras en vez de encontrarnos
con hechos reales. Este es el peligro
que habrá siempre en prescindir de los
hechos para sustituirlos con los sentimientos,
con los puros i simples deseos; que pueden
ser mui bellos, muí sanos, muí santos; pero
que sin elementos, hechos reales, capaces de
dar existencia a esos excelentes deseos, que·
dan cstos en puras e insípidas palabras.
Resulta de todo esto, que por repudiar el
análisis i la lójica, nos encontramos con poemas,
en vez de encontrarnos con verdaderos
Códigos; poemas en que se ve un ardoroso
patriotismo. queriendo realizar las mas encantadoras
visiones de corazones enamorados
de los mas perfumadas· énsueños. Esta
poesía, pudiera apénas ser bella sin llegar jamas
a ser perjudicial; pero sucede con todo
esto, que como esa poesía política, ocupa el
lugar que reclama la realidad prosáica de la
verdad; las necesidades sociales no se satisfacen
i los hombres se quedan como un hambriento
a quien se convida, no a comer, sino
a oir la lectura de unos lindísimos versos:
bostezando tras el último consunante !
El partido conservador tiene otra clase de
escabrosidades, siguiendo nuestro símil de las
tablas que se han de adaptar.
Siendo por esencia puramente social, se le
ha metido en la cabeza, no razonar con la
lójica de los hechos i de los tiempos, sino con
la teolojía.I no hai poder humano que le quite
la monomanía de contrariar al que dijo:
" Mi reino no es de este mundo."
Que el clero lo resuelva todo con los cánones
o con los libros inspirados, puede pasar;
porque el clero no se ocupa de lejislacion,
de derecho constitucional, de derecho
de jentes, de economía política i de estadística.
El clero no tiene mas oficio que el de
enseñar por que se lleva el diablo a los holgazanes,
i a los ladrones, i a los incendiarios,
i a los asesinos, i a los traidores, &c. 1 esta
tarea, grande, santa e interesantísima, cuando
se llena con talento i buena fe, da a la
sancion relijiosa toda la fuerza a que Dios la
ha destinado.
Pero todo esto es, mas que de cualquiera
otro, obra del clero, es su tarea, suya, i no
de los laicos; porque es el clero quien tiene
mas,que nadie, ese deber, por la mision de su
mismo ministerio. Esto de que los clérigos
se vuelvan laicos i los laicos clérigos, i clérigos
políticos, es lo mas ridículo i perjudicial
que pueda imajinarse. Zapatero a tu zapato.
Resulta de este primer inconveniente, que
el clero ha tomado color político entre nosotras;
Nuestro Señor Jesucristo ha sido aq uí
jeneralí.<;imo de las huestes de un bando; al
grito de viva la "elijion se ha hecho dictador
al jeneral Rafael Urdaneta en 1830.como se
habia batido al jeneral Baraya en 1811 ; i no
ha mucho que vimos hacer letanías públicas
en Bogotá en una emerjencia semejante.
Semejante absurdo proceder trae a una
sociedad males infinitos. Bntre otros, formar
impíos por espíritu de partido, perdiendo la
relijion cuanto no gana el partido que oculta
el sable bajo la sotana o se pone un Jesus
por escarapela. Todo esto no pasaria. de risible
i grotesco si no fuera una verdadera i
monstruosa impiedad.
Una vez que la relijion, descendiendo de
su elevada categoría, baja hasta los conciliá.
bulos de hombres en busca de empleos o de
venganzas inÍcuas ; como elemento i auxiliar
de las peores pasicnes del hombre; el dia que
el partido monaguillo sucumbe en una lucha,
sucumben con él el dogma i sus ministros;
la relijion sufre en su necesaria influencia
lejítima; i en su condicíon de vencido, tiene
que sufrir la tremenda sentencia de Breno.
Otra de las escabrosidades que afean la
idea conservadora entre nosotros es el qui~
jotismo.
Hai entre nosotros una porcion no despreciable
de personajes, que a la justicia de Dios:
A cada uno SEGUN sus OBRAS;
ha sustituido este otro tema, que no deja de
ser un tanto particular en los lumbrosos dias
del siglo XIX:
A cada uno SEGUN SU NOMBRE!
Esto es magnífico! 1 sobre todo altamente
monLZ i progresista. Con este criterio, no hai
necesidad de servir de nada ni para nada. Lo
importante es llamarse uno Ladran de Guevara
o Várgas Machuca, i ya es uno todo, i
se le debe todo! Esto es soberbio t
Esto consiste en una gran ve1'dad, que ni
el análisis, ni la lójica pueden desmentir:
Que todo descendiente de los empleados
del Gobierno español en este pais, es noble!
Poco importa que entónces Santafé de Bo·
gotá fuera una gran chichería i su Gobierno
un boa con apa.riencias de sanguijuela. Por
lo mismo!
Estos caballeros, no de la órden de Cala.
trava, del Toison de oro, de Montesa o Cárlos
lII, sino del nunca bien ponderado don
Quijote de la Mancha, suspiran noche i dia
por un Iturbide, un Rianzáres o un Maximiliana
de Austria. Ellos deploran el martirio
de sus deudos por la independencia como un
fune5to error. 1 tienen en esto una razon incuestionable:
muchos de esos mártires querian
la independencia, para tomar ellos en
sus hábiles manos el látigo con que nos vapulaba
la madre patria; i decirnos lo que al
pueblo hebreo, aquel buen hijo de Salomon :
"Si mi padre os azotó con correas, yo os
azotaré con rabos de escorpiones."
Pero ha sucedido todo al reveso El pueblo
ha tenido eL delirio de creer que se ha independizado
para sí mismo. Atroz insolencia!
Como si su sangre fuera suya! Esto es abominable!
1 ha resultado la. República! 1 se
sostiene con atrevimiento que una relijion
salida de una caballeriza es democrática.
Todo esto es un tejido de enormidades! .••
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
22
En efecto, la falanje guijote~ca, que. es
mas grande de lo que pueda lf!laJma~'se, vIve
aquí i en toda la América latma aSI.lada ~~
el partido conservador, a_ fuer de rel des~1 o
nado en Roma; i vive aSIlado .en ese, partIdo,
porque una vez asiladas tambIen ah~. a fuer
de ayudantes, las jentes que ha.n .unJldo a los
reyes i apadrinado el derecho dl\~m? hasta d.e
Sardanápalo, con un poc.o de tactICa. se VIve
con los conservadores 1 se explota ~u ~encil1ez
relijiosa i se obtienen puestos pubhcos
que no dejen olvida: el an~iguo lus~re ~e los
clm'os dias de los vlreyes 1 de los oldOl es. .
Toda esta jente maldice con una especIe
de sinceridad hidrofóbica a los ~ombres .que
profesan ideas liberales; pero SI azuzan 1 esplotan
a los conservadores, n?, los ayudan
jamas en nada ni para nad~, mIentras la República
no sea para el partIdo conser~ador,
como para ellos, la intole1"able elevaCl?n. de
la canalla. Esta jente detesta la RepublICa
en que el dogma de a cada uno se~un su nombl-
e, léjos de ser acata~o, es, mIrado como
una pesadilla macarrómca; 1 esta es la razon
porque jamas se c?mprometen en n~da,
ni les dan un centavo pmas a los boqUlrubios
que esplotan en nombre de N~estro Señor
Jesucristo, que es el comodm, de. esta
raza de hombres educados en el vacIO, ) alI-mentados
de humo i de tinieblas. . .
Hemos, pues, espuesto con franca smc.endad
lo que hai de exótico en nuestros IIberale~
i conservadores. 'l"odo eso está demas
i por demas; i es lo que crea j mantien.e en
abierta lucha dos ideas que en esenCIa se
corresponden armónicamente. , _
Que el liberalismo adjure la poes'ta 1 se
haga práctico como los yankees. .
Que el conservatismo se secularIce i se
desquijotice ; i está todo hecho!
Esto es la paz!
Entónces todos somos republicanos; todos,
progresi¡,tas para ir de lo malo a lo bueno, de
lo bueno a lo mejor, a lo óptimo. Todos seremos
conservadores para que la poesía no
se introduzca en la organizacion social ni en
sus principios elementales. ¿ Por qué ni para
qué habriamos de rompernos entónces las
cabezas?
A los conservadores, (sin la tartufería i
el quijotismo) les conviene el progreso.
A los liberales, (sin la poesía por critcrio)
les conviene el órden.
Afeitado asi cada uno de estos bandos, el -
LA NOVELA
D E UN
( Oontinuacion. )
A esta pregunta, una débil sonrisa entreabrió los.
labios desdeñosos de la eeñorita Margarita, i el arco
prolongado de sus cejas se dilat6 lijeramente, despues
su fisonomía grave i soberbia volvió al reposo.
-Mr, ha replicado Mma. Laroque, os van a enseñar
el alojamiento que os hemos destinade, segun el deseo
formal de :\1r. Laubepin; pero ántes permitid que os
conduzcan a casa de mi suegro que os verá con placer.
Tened la bondad de llamar, mi querida prima. Espero,
MI'. Odiot, que nos hareis hoi el favor de comer con
nosotros.
Me han confiado a los cuidados de un criado que me
suplicó esperar en la pieza contigua a la de que salia,
hasta tomar 6rdenes de Mr. Laroque. Ese hombre habia
dejado la puerta del salon entreabierta, i he oido
decir a Mma. Laroque con ese tono de sencillez irónica
que le es habitual:
-Qué cosa la de IUr. Laubepin, me anuncia un j6-
ven de edad, mui sencillo, mui juicioso, i me envia un
señor como ese!
La señorita Margarita murmuró algunas palabras
que no oi a mi pesar, i a las cuales su madre 1'espondió:
--No digo lo contrario, hija mia; pero eso no deja
de ser ridiculo. ¿ Cómo quieres tú que un señor como
ese, vaya a correr en suecos por las ti errad labradas?
Apuesto que ese hombre no se ha puesto jamas suecos,
ni sabe siquiera 10 que son suecos. Tal vez es un capricho
mio, pero no puedo figurarme un buen intendente
sin suecos. Dime, Margarita, no quieres acompañarle
al cuarto de tu abuelo?
La selíorita Margarita entró inmediatamente en la
pieza en que yo estaba. Al verme, pareci6 poco satisfecha.
-Escuchad me, señorita, pero el criado me dijo que
'e esperase aquí.
-Quereis seguirme, señor?
1 la segul. Me hizo subir una escalera, atravesar
muchos corredores, i me introdujo al fin en un cuarto,
LA ILUSTRACION.
progreso es lo que debe ser j el órden lo que proporcionara los documentos qu.e patentizan
la efectividad de los gastos; I no a pretender
hacer aparecer injustos a los señores
referidos, pues el señor Caice?o Rójas,. que
nos es sumamente conocido, ni puede tildarse
de falta de probidad ni acu'ársele de parcialidad
en asuntos de esta naturaleza. Igual
cosa sucede respecto a los demas empleados.
debe ser. . .
De otra manera, el progreso es ~na .1Odljesta
pesadilla i el ~r~en el ap~dnnalnIen~.o
de consejas macarronlCas o de lOtercses 011-
minales. .......
Vn asunto de intereso
En el número 1,780 del Diario Oficial
correspondiente al 30 del último mes, encontramos
un alegato presentado ante .Ia. Sup~"ema
Corte Federal por el señor Flavlo Pmzon
con motivo de un acto de la Corte jeneral
de cuentas; i aunque erJtendemos que los
empleados en dicha oficina prepa.ran una
cOl1testacion, llamamos la atenclOn del
público hácia los siguientes . hechos: " la
oficina de cuentas tiene la delIcada mlSIOn
de examinar todas las cuentas pertenecientes
al '1'esoro nacional para aprobarlas i fene·
cerlas o glosarlas i devolverlas exijiendo .la
responsabilidad al que la tenga. Por lo mIsmo,
los empleados de este .ramo, d.~ben ~er
de una conocida honradez 1 de una ImparCJalidad
a toda prueba. El Sr. Caicedo Rójas,asÍ
como los otros empleados de la Corte de cuentas,
posee estas cualidades, i fué 1?01: esto que
sin intrigas niempeños,uno de losultlmos Congresos
fijó la vista e~ é.l para llamarlo a este
puesto. Si en cumplumento de su de~er, al
examinar una cuenta, halla que no esta suficientemente
comprobada, deberá aprobarla
sin observacion alguna? Entónces, a qué
fin el exámen? Qué objeto tendría el Tribunal
de cuentas? Poco importa que sea fulano
o zutano quien debiera presentar los. comprobantes
de una cuenta; lo sustancIal es
que si no se presentaron, el Tesoro no debe
sufrir la pérdida; i porque no aprobar~n una
cuenta así presentada, se mue~tra q~eJoso el
apelante contra los señores CaICedo.) Montoya;
i en cierto lugar de su apelaclOn trata
de concitarles la mala volul1tad del Poder
Ejecutivo dá.ndole traslado del verbo rel~Jar
de que ellos hicieron uso en su auto, refinendose
a las alteraciones introducidas en los
decretos i resoluciones de aquel; i mas adelante
cuando sostienen,perfectamente,que las
leyes exijen que los gastos sean debidamente
comprobados.
El señor Pinzon debió reducirse en su alegato
a presentar los comprobantes necesarios
para el fenecimiento d~ su cuenta, C! a P!'omover
que la SecretarIa de Guerra I Manna
Por lo demas, ya hemos dicho que suponemos
que los empleados .de la Corte se pr~par.an
a refutar estos cargos 1 creemos lo haran VICtoriosamente;
pero hemos querido llamar la
atencion pública sobre este asunto, porque e.1
Tesoro nacional es la propiedad de todos, 1
todos deben tener lID decidido ¡nteres en su
buena administracion.
REVISTA DE LA CIUDAD.
---------------------- - -- ------------- ----- --------- --- ---
Redactores, :Manuel Briceño-Manuel de J esus BarreraNicolas
Ponton.
El objeto que nos hemos propuesto al hacernos
cargo de la revista de la ciudad,es el ~e tener al corriente
a los lectores de La flustramon de todo lo
que ocurra en ella i moraliz~r, por todos los ~edios
quo nos sea posible, la sOCledad. En tal vlrtud,
elojÚlremos o censuraremo~ todos aquellos. actos
públicos que merezcan elojlO o censura, debIéndose
tener entendido que llevando por guia la verdad
no nos detendrá en Iluestro camino oonsideraciod
alguna a la condicion social, ni a ningun .partido,
ni a ninguna jerarquía: seremos imparCIales
i veraces j pero al mismo tiempo estamos resuel~os
a no transijir con nadie, absolutamente con nadIe.
El estado actual de la sociedad es de tal manera
alarmante, que juzgamos un deber penoso per<>
imprescindible el de dar cuenta de todo aquello
que pueda mejorarla en algo: la imprenta debe
moralizar, i este es el objeto que nos proponemos;
que los hechos de virtud i de honor sü'van de saludable
ejemplo: que los escándalos i la mala conducta
sirvan de execracion i de desprecio.
Siguiendo adelante con nuestro -PI'opósito, vamos
a hacer una saludable advertencia.
Rai algunos jóvenes que se entregan continuamente
a la bebida, i como esto ademas de perjudicar
su salud, los hace despreciables, les hacemos
la prevencion de que se corrijan, pues para salvar
a las familias de su perjudicial amistad, nos
veremos precisados a publicar diariamente la lista
de los libertinos i ébrios consuetudinarios. Tampoco
dejaremos de echar algunas ojeadas a su
oomportamiento en las tertulias, el teatro i los
corrillos, de donde tantas anécdotas curiosas podemoó
sacar para divertir a nuestros lectores.
-CASA DE MENDIGOS. Parece que este estable-agarrando
a la casualidad la primer frase que me ha
venido a las mientes, dije:
-Ah! i de qué ha muerto?
No bien habia acabado mi pregunta, cuando las miradas
de la señorita Margarita me acusaron de irrevereute.
Aunque no me siutiese realmente culpable
sino de una necedad, me he apresurado a dar a la
conversacion una vuelta mas oportuna. He hablado de
los cuadros de la galería, de las grandes emociones que
debiau recordar al capitan, del interes respetuoso que
experimentaba contemplando al héroe de esas gloriosas
pájinas. He ido hasta los detalles, he citado con cierto
donde me dej6. 1\1e puse a examinar algunos cuadros
colgados ala pared. Estas pinturas eran, en su mayor
parte, marinas, bastante malas, consagradas a la gloria
del antiguo corsario del Imperio. Habia a,lgunos
combates de mar un poco ahumados, en los cuales era
evidente que el brick Amable, capitan Laroque, ~e
veintiseis cañones causaba a John BulJ los mas senSIbles
desagrados. Despues venian algunos retratos ~e
cuerpo entero del capit,an, que naturalmente han atraldo
mi atencion. Todos representaban, salvo algunas
variaciones, un hombre de uua talla jigantesca, llevando
un!). especie de uniforme republic ... no, con graudes
adornos, cabelludo como Kleber, i lanzando de
frente una mirada enél'jica, ardiente i sombria, en
resúmen, una especie de hembre que no tenia nada de
agradable. Cuando estudiaba curiosamente esta gran
figura que realizaba la idea que nos hacemos en jeneral
de un corsario, i aun de un pirata, la señorita Margarita
me suplic6 que entrase.
-Me he encontrado entóuces ante un viejo flaco i
decrépito cuyos ojos apénas conservaban el brillo vital
i que, para saludarme, tocó con mano tl'émula el gorro
de seda negro, que cubría su oráneo lucieute como el
marfil.
, calor dos o tres combates en que el brick El Amable
me habia parecido realizar milagros. l\Iiéntms que ensayaba
esta cortesía de buen gusto, la señocita Margarita,
con extrema sorpresa mia, continuaba mirando
con un descontento i un despecho manifiestos. Su abuelo,
sinembargo, me prestaba un oido atento: veía su
cabeza alzarse poco a poco. Una sonrisa ex tralla iluminó
su rostro descarnado i pareci6 borrn.r sus arrugas_
De súbito, asiendo con ámbas manos los brazos de
su silla, se levantó, una llama guerrera brotó de sus
profundas órbitas, i exclamó con una voz sonora que
me hizo extremecer:
-Abuelo, dijo la señorita Margarita levant.audo la
voz, es 1\11'. Odiot.
El pobre viejo corsario se ha incorpor:¡,do sobre su
sofá, mirándome con una expresion tierna e indecisa.
Me he sentado por indicacion de la señorita lIIargarita,
quien ha repetido:
-Mr. Odiot., el nuevo intendente.
-Ah! buenos dias, señor, ha murmurado el viejo.
Un silencio de lo mas penoso ha seguido. El capitan
Laroque, con el cuerpo inclinado, continu6, fijando en
mi su mirada apagada. Al fin, pareciendo haber encontrado
un motivo de conversacion de uu interes capital,
me dijo en voz sorda i profunda:
-MI'. Beauchene ha muerto!
A esa comunicacion inesperada, no he podido encontrar
respuesta: ignoraba absolutamente quién era
Mr. Beauchene, i Margarita no tOL:IIl.ba la peua de decirmelo:
me he limitado, pues, a manifestar por una
débil exclamacion de condolencia la parte que tomaba
en ese desgraciado acontecimiento. Eso no fué bastante
para el viejo cnpitan, porque él repiti6 inmediatamente
con el mi smo tono lúgubre:
-Mi'. Beauchene ha muerto!
Mi embarazo se aument6 ante esa iusisteucia. Veía
~l pié .de l.a señorita Margarita golpear el suelo con
lmp-!l.ClenCIa; la desespcracion se apoderó de ml, i
-El timon al viento! Todo al viento! Fuego a babor!
Atraqueu, at,raqucn! Echen los garfios! lijero,
ya son nuestros! Fuego arriba! una buena barrida,
limpien el puente! A mi ahora, juntos, sus al inglés.
al sajon maldito; hourrn.!
Al dar esté último grito que se ahogó en su garganta,
el viejo, sosteuido en vano por las manos compasivas
de su hija, cay6 aniquilado sobre su asieuto. La
señorita Laroque me hizo uua señal imperiosa i sali6.
Encontré mi camino como pude a traves del dédalo de
corredores i escaleras, felicitándome del talento de
oportunidad que habia desplegado en mi entrevista
con el viejo capitan de El Amable.
El criado de cabellos canos que me habia recibido
a mi entrada, i que se llama Alain, me esperaba en el
vestibulo para decirme, de parte de 3>Ima. Laroque,
que no tenia ya tiempo de visitar mi habitn.cion ántes
de la comida, i que estaba bien como estaba,. En el insta,
nte eu que entraba al salon, unas veinte personas
sa.lian de él con las ceremonias de uso para ir al comedor.
Era la primera vez, despues de mi cambiamento,
que me encontraba mezclado a una reuniou mundana.
Habituado ántes a las distincioues que la etiqueta de
los salones acuerda en jeneral al nacimiento i a lafortuna,
no recibi sin amargura los primeros testimonios
de neglijencia i desden a que me condena inevitable-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
¡
1
LA ILUSTRAOI~O~N=.===========================23==
CIIDlen&o quedará en proyecto, no obstante los esfuerzos
de la J un ta de Beneficencia, secundados
por los del señor Arzobispo. Se nos asegura que
sujetos que tienen centenares de miles de pesos,
han ofrecido suscribirse por $ 2 mensuales. Es
decir, que estos buenos señores no se respetan a
si mismos ni a su propia alma. Si al Arzobispo
le ofrece n 5 centavos diarios para que se eche a
cuestas esa carga, dándoles plena seguridad de la
e xacta inversion de los fondos i exonerándolos de
esa terrible plaga, como dicen ellos, i de que se
quejan i maldicen a todas horas, anticipando mil
])rotestas de que darían lo que se les pidiese por
libertarse de ella, ¿ cuánto será lo que hoi les
dan ? 1 luego dirán que el tema contra ciertos
ricos es siempre infundado.
-En uno de los últimos meses del año que terminó,
dimo!! cuenta de los adelantos que se están
haoiendo en la parte material de la ciudad, i hoi
nos es grato anunciar que la reedificacion de la
casa arzobispal es una de las obras que mas contribuiran
al ornato de la poblacion. En dicho edificio,
segun nos ha informado el director, ademas
del departamonto de ofioinas i el de habitacion del
Prelado i algunos empleados, se hará en la parte
de atras un departamento que sirva para mantener
en estudio a Jos sacerdotes i otros miembrof> del
clero que mel'ezcan p enas correccionales. La parte
principal de l edificio que dá a la calle está bien
adelantada: las piez as son cómodas i decentes, i
creemos que el próximo junio estarán en estado
de servicio.
-Otra de las reformas introducidas por el
Ilustrísimo Prelado, es el enlosado que se ha
puesto en todo el fre nte de la Catedral, que dá a
la primera calle de la carrera de Oriente; i la
disposicion de colocar barandas de hierro del alto
de un metro en el presbiterio para evi tal' que las
pel'sonas que se coloquen en las gradas impidan
la vista a los asistentes.
-Pero si aplaudimos estas medidas, no haremos
lo mis mo respecto de otras obras pertenecientes
al distrito. Por ejemp!o, el puente de la Carnicería,
por donde transitan muchachos e individuos
con cargas, está amenazando ruina, tanto
por lo débil i gastado de las vigas que lo
fo rman, como por los estribos sobre que descansa,
formados de palos desnivelados i gastados ya.
No tardará en ocurrir una desgracia en este semip
uente, pues aunque de ordinario es poco caudaloso
el rio sobre que <,stá colocado, sinembargo,
un muchacho que caiga en él corre riesgo dfl
ahogarse.
-No. es ménos censurable el abandono con qUCl
se ha mirado el caño que corre en la misma direccion
del puente i que se confunde en dicho rio el
cual ha formado una especiCl de quebrada e~ la
plazuela de la Carnicería, llenándola de zanjas,
mentOl mi nueva situacion. Reprimiendo lo mas que
pude, las rebeliones de mi falsa vanidad he ofrecido
mi brazo .0. una) oven de pequeua estatu~a, p ero bien
formada 1 graciosa, que quedaba so la deh'as de todos
l?s convid~dos, i. qu~ era, como lo he supuesto, la sefiorIta
HeloulU, la institutriz. Mi lugar estaba fijado en la
mesa cerca. del suyo. Ml.éntl'as se sentaban , l a señorita
Margal'lta ha afarecldo, como Antigone, guiando
la mar?ha pesada lenta de su abuelo. Viuo a sentarse
a mi derecha, con ese aire de tranquila majestad
que le es pr~pio, i el hermoso terra-nova que parece
ser el ~uardlan de. esta princes~, no ha dejado de
apos~alse ?omo centinela tras su Silla. He creido deber
exphcar Sin retardo a mi vecina el pesar que experimentaba
por haber evocado inoportunamente r ecuerdos
que pa.recian fl,jita~' de una manera terrible el espiri tu
de su abuelo.
-:-S?i yo .q uien deb~ escu sarse, señor, respondi6 ;
hubiera de~ldo prevemros que no se debe jamas ha-blar
de los Ingleses delante de mi padre ...... · Conoceis
la Bretaña? ¿
cuando para sacarlo derecho seria pe.queñísim<: el
costo i el trabajo, pues en l.a esqulDa d;l senor
Antonio Pulecio, está constrUIdo un conslderable
tramo de muralla, que prolongado un poco mas
por ámbos costados, darán al c~ño su cur~o natural
i no se impc.diria con las zanjas que hOl forma,
la ause ncia ha sido larga i no enconti'ábamos la
causa, nos dimos a inquirirla; i nos han informado
que la licencia provino de que él no quiso autorizar
con su firma un auto que estaba en pug na,
con su conciencia. Esta explicacion nos ha parecido
satisfactoria por el conocimiento que tenemos
de la honradez probervial de don Casimiro.
Será conveniente que el juez, que es el fundador i
redactor de "El Foro," explique qué conexíon tiene
esta licencia con el auto en cue8tion, miéntras
nosotros adquirimos mayores datos para esclarecer
este hecho de que juzgamos necesario informal'
al p ú blico.
el paso de los carros. .' .
-Tambien se han dejado lDcomuDlcados a los
vecinos de San Victorino que viven por la antigua
calle de los Curas, porq,?e el puente. de vigas
que servia para acortar la dls.tanCla. hácIa el centro,
poniéndolos en contacto lDmed¡at? con la calle
de San Juan de Dios, se ha destrUIdo hace algun'os
dias, i hasta ahor8 no se ha tratado de componerlo.
-No es menor la indolencia con que se ha mirado
la plazuela de San Agustin, la cual se ha tenido
hasta ahora desempedrada, lo que hace que
en días de invierno se ponga pantanosa, inunde
la calle inmediata i haga imposible o difícil el
paso, estando en la orilla del ri? la pic~ra necesa·
l'Ía para acabarla de empedrar, I no temendo ahora
el ejército ocupaciones urjentes que impidan
que una parte de él se dedique a este trabajo.
- Dijimos en un número anterior que nos ocupariamos
de los nuevos jueces de distrito, i hoi
hacemos alguna lijera observacion sobre el a s unto.
Prescindiendo de lo razonado d el artículo que el
señor doctor Narváez publicó en "El Foro" sobre
inamovilidad de los jueces, no comprendemos la
razon que tenga el juez 1. 0 del circúito p ara colocar
en dichos juzgados a jóve~es que po~ .ma.s teóricos
que sean, acaban d e sahr d el coleJlo 6lD conocimiento
prác tico de los Códigos i demas ~eyes
vijentes. Decir el juez que los nom.bró, 9'ue dichos
juzgados deben ser una escuela d e prá?t~ca, ~s entreO'ar
a los litiO'antes a todas las contlDJcnclas de
b b d" l ' . la ínesperiencia. Es a emas, lamentar e eSpll'ltu
pernicioso de la formacion de círculos, pues un
juez de estas condiciones , tiene naturalmente
que oc urrir en sus dificultades a uno o mas co nsejeros
; i de aquí las pand'illas, i los olttbs, i los
oír'oulos, que si en política i en literatura etc,
son detestables, en la administracion de justicia
son p erjudicialísimos, pues to que ella es la
única garantía que la sociedad tiene. Para practicar
los j óvene s recien graduados pueden a sistir
a los juzgados o adherirse al estudio de algun
abogado; pero no salir del' colejio a decidir d e la
suerte de los litigantes. Que se envien a juzgados
parroquiales de otros distritos, p ase; pero en el
d e Bogotá, en donde un juez p arroquial conoce
de negocios hasta por valor de quinientos pesos,
es una medida inconsulta, si no fuere otra cosa.
-1 a propósito del juez 1. 0 del circúito. h ace
meses que sabiamos que e l señor Casimiro Pórras
secretario de dicho juzgado se ha'hia reti rado en
uso de una lice ncia que habia pedido; pero como
signos exteriores de aquella aridez de alma que ostelltaba.
La señorita Laroque, que me pareci6 al principio
mui alta, no debe esa apariencia I¡ino al carácter
perfectamente armonioso de su belleza . Es en realidad
de una talla comun. Su rostro, un tanto ovalado i su
cuello que mantieue siempre un a posicion altiva, están
lij er amente cubiertos de un tinte de oro. Su cabellera
rica i abundante arroja a oada movimiento de la cabeza,
reflejos ondu lantes i azulados; su nfl,riz delicada
i pequeña parece copiada de una madona romana.
-1 ya que hablamos de " El Foro)) no está por
demas advertir a los señores abogados i litigantes
que" La Ilustracion" tiene una seccion forense
en que pueden publicarse aquellos asuntos que
por su naturaleza i por la circunstancia de cursar
en el juzgado de l redactor, no se pueden ' publical'
en dicho periódico.
MO NEDERO S FALSOS.-No creemos que la liber tad
de industria se extienda hasta el punto de
erijir en profesion honrada esta lnfame especulacion;
pero el hecho es que son ya muchos l os que
a ciencia i paciencia de la autoridad se d edican a
este oficio; i aun se dice que hai tiendas que tien
en d epósitos d e esta clasc de moneda para pag ar
a los pobres indios que vienen desde Honda cargando
a las espaldas fardos eoormes, i para el
cambio de los infelices campesino/'!. Vijilancia en
las autoridades; i castigo ejemplar para los falsificadores;
i así se obtendrá el resultado de hacer
subir el valor a la moneda lej ítima que por esta
causa lo ha perdido.
-CASAS DE JUEGo.-Son tantas las que existen
en Bogotá, que podemos asegurar q ue en e l barrio
de la Catedral hai cuadras en que se encuentran
triplicadas, a semejanza de las ajencias mortuorias.
A dichas casas se permite la entrada de hijos
d e familia: en ellas se rifan i se dan a l as manos
joyas i otras cosas que pueden ser robadas ___ _
-----------._ ----- ____ i La autoridad tole-rará
todo esto en cambio de la pequeña utilidad
que le r eporta n estos establecimientos? La libertad
de industria es cierto que l os proteje; pero
esa garantía constitucional no se extiende hasta
patrocinar el pillaje ni la desmoralizacion. Sino
hai policía suficiente, i si la que existe no cumple
con su deber, el j efe del Estado debe hacer que
el superior del distrito haga que cumplan con su
debe r , invijilando todol3 aquellos negocios que le
estin i nmediatamente encargados. En este i otros
asuntos de policía seremos inflexibles hasta lograr
que lal! cosas marchen como deben i que la sociedad
DO pierda cada dia los restos de moralidad
que le qucdan.
-El domingo por la mañana hirió en el puente
nuevo un artesano, zapatero de profesion, llamado
mui pasable, la viuda del ajente de cambio, colocada.
cerca de nosotros, hacia oir de contínuo sus quejas
monótonas como las de un ci ego: habian olvidado darle
cojin, se le servian huesos descarnados; he aM
oomo la trataban. Pero ella efltaba acostumbrada, pOl' que
era pobre: querría haberse muerto.
-Si, doctor, i ella se dirijia a su vecino, que oia.
sus dolencias con una afectacion de interes un tanto
ir6nico; si, doctor, no es mentira: quisiera estar
muel·ta. Serio. un estorvo ménos para todo el mundo.
Pensad en mi posicion, cuando uno ha comido en vajilla
de plata con sus armas, verse reducida a la carido.
d, i verse el juguete de los criados! Nadie puede
imajinarse lo que sufro en esta casa, nadie lo sabrá
jamas. Cuando uno tiene orgullo, sufre sin quejarse '
i así, yo me callo, doctor. '
-Así es, Mma. dijo el doctor, que se llama Desma.rets,
no hablemos mas: bebed i eso os calmará.
--Nada, nada me oalmará, doctor, sino la muerte.
-1 bien, señora, es preciso morirse ent6nces, dijo
el doctor resueHamente.
He .dicho. que. no la conocio. ántes de ese dio., pero
que ela mUi feliz en conocerla, i para probárselo, le
he hablado de un modo lfrico de las bellezas pintorescas
qu.e han llamado mi atencion durante el camino.
En elln~~n~e en que pensaba que esa diestra lisonja
me. concllulrJa en el mas alto grado la benevolencia de
la J?ven bretona, he visto co n sorpresa l os sin tomas de
l~ ~m'paciencia i del fastidio pintarse sobre su frente.
DeCididamente no andaba cou fortuna con esta jóven.
. -Va~os! veo, señor~ dijo con una singular expre~
lOn .. de I~'oni?-, que amals lo bello, lo que habla a la
lmaJlnaClOn I al alma, la naturaleza la verdura l as
selvas,las piedras i las bellas ar tes. V~s estais de a~uer do
con la selIorito. Helouin, que adora i O'ua lmente todas
esas cosas, las cuales, por mi parte, n; me gustan.
Bajo sus ojos grandes, profundos i pensativos, el
color de sus mejillas se desvanece en una especie de
aureola mas osoura, que parece una proyeccion de las
pestañas o un efecto de la irl'adiacion ardiente de la
mirada. Difícilmente podria explicarse la dulzura soberana
de la sonrisa que, por intervalos, viene a animar
ese bello rostro i templar por no sé qué contraccion
graciosa el brillo de esos grandes oj os. La diosa.
misma de la poesía, de los sueños i de los mundos encantados
podria presentarse libremen te a los homenajes
de los mortales bajo la forma de esta jóven que no
ama sino a su perro. La naturaleza en sus obras mas
sel ectas, nos prepara con frecuencia desencantos bien
crueles.
Por lo demas, me importa poco. Siento que estoi
d estinado a representar en la ims.jinacion de la señorita
Laroque un triste papel, no seré un objeto de sedu
ccion para la cl·jolla. Me glorio de ser tan altivo
como la selIorita l\1argnrita: el mas imposible de los
amores para mi seria aquel que mo expusiese a la sospecha
de intrigante i servil. No creo tener que armarme
de una gran fuerza moral con tra un peligro que
me parece inverosímil, porque la belleza de Margarita
es de aquellas que empeíian la contemplaoion del artista,
pero que alejan un sentimiento de una naturalez
a mas humana i mas tierna.
En una rejion mas central, la atencion de lo s convidados
estaba monopolizada por la charla fácil cáustica
i fanfal'l'ona de un personaje que oí nombr~r }Ir.
Bevallq,n, i que parece gozar aquí de los derechos de
una intimidad particular. Es un hombre de gran esta.tura,
de una juventud ya madura, i cuya cabeza recuerda
el tipo del rei Francisco 1. Le oyen como a un
oráculo, i la selIorita Laroque misma le acuerda todo
el interes i admiracion que ella es capaz de concebir
por algo en este mundo.
-Pero en nombre del cielo, qué es lo que os gusta
entónces?
. A esa preg~nta que le .dirijí en el tono de la jovialldad,
la selIorita lIlargarlta so volvi6 de repente h ácia
mi, me lanzó una mil'ada altanera i respondió secamente:
-Me gust.~ mi perro. Aquí, l\Iervyn.
1 ella SUInlO su mano en la espesa lana del terranov a
que sos~enido en las patas de atras, alargaba su cabe~
'La ~ormJ{lab le entre mi pl ato i el de la seíiorita MargarI
ta.
No ¡lude dejar de observar con nuevo interes la fisonomía
de esa j6ven orijinal, para buscar en ella los
Con motivo del nombre de ,l\1ervyn, que la señorita
Margarita dió a su guardian, mi vecin a de la izquierda,
la seíiorita. Helouin, se lanzó en el ciclo de Arturo
i me inform6 que l\1ervyn era el nombre auténtico deÍ
enoantador célebre que el vulgo lll\.Illa Merlín. Dc los
caballeros de la Tabla Redonda, subió hasta los tiempos
de César, i vi desfilar ante IIÚ, en un:¡, procesion
un poco prolija, toda la jel'arquia de los druidas, bardos
i vates; cayendo despu es fatalmente de menhin en
dolmen i de galgal en cl'o11llech.
~1iéntras me extraviaba en los bosques célticos eigUiendo
las huellas de la seíiorita Helouin a la cual
no falta sino un poco de gorclura para ser ~a druido.
En cuanto a 1lÚ, como la. mayor parte de las ocurrencias
que oia aplaudir eran anédoctas locales no
he podido apreciar sino imperfectamente el mérito de
ese lio1> armoricano.
Tengo, sin embargo, que elojiar su cortesía: me
ofreoió un cigarro despues, de la comida, i me llevó al
retrete donde se fuma. El hacia al mismo tiempo los
honores a tres o cuatro j6venes salidos apénas de la
adolesoencia i que le miraban evidentemente, como un
modelo de buen tono i de esqui sita viveza.
-Bevallen, dijo uno de ellos, no renuncias, pues ¡¡,
la sacerdotisa del sol? '
-Jamas! respon(li6 }Ir. Bevallan. Esperaré die~
meses, diez años, si es posible; pero serú' mia o de
nadie.
( Continuará,)
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
.. ..... n ... "'"
I...r.... -...._ ........ ¡. " .,.. .............' ." -" ~. ...."" ." , ...... "..;i .'ic;.. '• ~~_., .. "_., ... ",,."'
~::~,.~: ,:;:;~ 1" ..... " _o lo< " ..... " ..l . " .l.o. .".' .... ... -<---
_. , .... -.0 .... '" ........ .. ,,""'"' .... ""', ... .,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"La Ilustración: política, literatura, noticias, filosofía, relijión, artes i oficios, instrucción pública, bibliografía, medicina, variedades, revista de la ciudad, revista de los estados, de Europa i mercantil - N. 6", -:-, 1870. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3687243/), el día 2025-01-21.
¡Disfruta más de la BDB!
Explora contenidos digitales de forma gratuita, crea tus propias colecciones, colabora y comparte con otros.
Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido
Para consultar los contenidos añadidos busca la opción
Tus colecciones en el menú principal o en
Mi perfil.
Mis colecciones
Cargando colecciones
Compartir este contenido
La Ilustración: política, literatura, noticias, filosofía, relijión, artes i oficios, instrucción pública, bibliografía, medicina, variedades, revista de la ciudad, revista de los estados, de Europa i mercantil - N. 6