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Sobrevuelo en la zona del Claustro de San Agustín, se aprecia la sobrecubierta armada para la restauración de la Iglesia

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  • Autor
  • Año de publicación 2016
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José Mauricio Salcedo, "Sobrevuelo en la zona del Claustro de San Agustín, se aprecia la sobrecubierta armada para la restauración de la Iglesia", -:-, 2016. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3645125/), el día 2025-08-21.

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Imagen de apoyo de  Planos de las fachadas norte y oriental de la Biblioteca Pública Virgilio Barco

Planos de las fachadas norte y oriental de la Biblioteca Pública Virgilio Barco

Por: Rogelio Salmona | Fecha: 23/12/1870

• olítí "'[\- i.t l'[\tUl'[\-:\"~ "icia -Fil fía-E l~iion- l't s i ofi io -In truccion pública- Bibliografía. -:\1 di illa- -,11'\ da~l -R yi t:1 d la. iuda.d-Ro i tu de los E tudos-De Europa i mercantil. "i! pnblicl\ los Ult rtc .. miércolc:>. Yi~rnc' i stibndos. ¡ el U\i~mo di" '~ l1~YIl !\ l· s CIl_'\5 d~ lo' '1\ ct'itor 'de In c'\pit!\l i s~ rt'\1\it\J n los tle fu!'r:\ por lo correo r c'­p,,: tinls. Lo' IUlIe:! ijlloly\J ,e publicl\rti i n ece'¡u·io. TB.LJI LA ILUSTRACION El embrollo. "Gno de lo a rande bienes que el análisis modern o h a obsequiado a la civilizacion es, la indi ,'id ualizacion de los séres i de los he­cho,. E n efect o, el análi is no es otra cosa que una de -composicion de Jos hechos en sus elemen to con titutivos. nn este sistema se conoce con propiedad lo que entra realmente en la composicion de un hecho cualquiera, i lo que en realidad le e t raño. En dende mas se ha hecho notar entre noso tros la ausencia del método analítico, h ido en nuestra política . V f> a e bien i se reconocerá que nuestra política ha s ido siempre mas bien asunto moral que objeto intelectual. De aquí, que las pasiones i no la razon, lo ha 'a siempr.e desvirtuado todo, para deci­dirlo todo a í desvirtuado. , i nuestros partidos, en vez del ciego fre­ne- í de un acaloramiento imajinario: que no ha hecho otra cosa que obstruir el entendi­miento ataviándolo con vanos i falaces so­OIdos seductores, hubieran sido guiados por un razonamiento lójico, no habriamos tenido t ~nto s vaivenes i tormentas revolucionarias e n q ue, como los alquimistas, hemos gastado un condor de oro para producir un misera­b le escudo. Pero no es solo esto: en medio del calor de las luchas sociales, toda arma se ha crei­do de recibo, i las cuestiones ménos del do­minio de1 órden político se han traido como por los cabellos para dar pábulo a los mas cu l pab~ fu-rores. Las creencias relijiosas, tan estrañas de suyo al dominio de los deba­t e:> de los principios de un buen Gobierno, han fi a urado en primera línea en nuestras mas e~trava~antes .contiendas civiles. Para nosotros, la relijion yace de tejas pa­,- a arriba i la poliúca de tejas para abajo. Esta, vive de la demostracion filosófica: aquella de la aceptacion a priori que impo­ne la fe. Esta se ocupa de los in.tereses de la vida: aquella del porvenir de la muerte. Si así se hubieran deslindado esas d.os grandes categorías de hechos, ménos con­fl ictos. escándalos i desgracias habrian des­trozado nuestro infortunado pais i avergon· zado nuestra historia. La cuestion creer i no creer, se ha hecho tésis gubernamental; i a la sombra de tan monstruoso sofisma, los creyentes se han llamado conservadores i los incrédulos li­berales; i esto con ta l teson, ivrefleccion i atolondramiento, r¡ue entre nosotros, i a fe que (;on sobrada impropiedad, conservador se ha hecho sinónimo de <:reyente, iliberal sinónimo de incréd ulo. ¿ Es cierto algo de este enorme despro­pósito? Responda Voltaire que decia que la de­mocracia pura no es sino .. el despotismo de la Go.n.alla." Respondan el gran F ederico de P r usia.dés­pota i ta n déspota como incrédulo i la Cza­rina Clttalina II de R usia, filósofo-hembra, i tan inorédula como aficion ada a su personal a utoc racia. ¿ Habia algo de liberal en estas almas, que ha brían querido como Br oussais, A Y:\lo1' dcl trimc tre, tres fuertes. Ynlor del ome treo oinoo fuertes sesenta. oento.vos. Valor del Il fio, diez fuerte. Yalor dvl número suelto, diez oentavos. hallar el espíritu entre el cuerpo humano con la punta de un escalpelo? ¿ A qué pretender confundir las hondas cuestiones metafí icas de la certidumbre re­lijio a, con los hechos observables, examina­bies i comparable de la certidumbre socia.l ? ¿ E<; cierto que todo liberal sea de hecho incr ' d ulo i todo conservador de hecho cre­yen te ? E to es falso, falsísimo. Por nuestra parte, conocemos liberales creyentes i con­servadores incrédulos ; i si este lugar lo permitiera, citariamos nombres propios. 1 no puede ser de otra manera; porque la té sis creer o no creer, nada tiene que ver con las cuestiones de la economía social. Cierto es que la relijion jenuina i honra­damente ent~ndida i practicada, es un ele­mento esencialmente conservador. Pero no es mé nos cierto que el liberalismo jenuina i honradamente entendido i practicado, está mui léjos de ser un elemento de perturba­cion social. Nosotros hemos traducido por liberalismo, prog1·eso. Por conservatismo, ó1·den. Nos hemos admirado mas de una vez de que estas dos ideas, tan hermanables i armo­nizables en sí, hayan vivido entre nosotros iln perenne discordia. Con un poco mas de observacion hemos hallado la razon de esa sin razon : Desde que el liberalismo se ha vestido con la librea de la incredulidad, i el conserva­tismo CGn el manto de la creencia, los auto­re~ de semejante galimatías, han venido a parar en una tésis de imposible conciliacion: c"eer i no C1-eer. En vano las ideas de Plrogreso i de órden serán tan armónicas clianto homojéneas : la mezcolanza de las creencias i del escepticis­mo, serán un abismo entre los bandos que se llaman creyentes o espí9·itusfuertes. Esto no puede ser de otra manera. Se ha hecho de la libertad un filósofo i de la relijion un político. Pero ¿ hasta cuando ha de seguir esta detestable farsa? Nosotros hemos hecho inauditos esfuer­zos por deslindar la idea relijiosa de la idea política conservadora; i c.reemos que nues­tra labor no se ha perdido del todo. ¿ Pero por qué el partido liberal no deslinda la in­credulidad de la democracia? Un incrédulo, como incrédulo no es libe­ral ni conservado1': es incrédulo i nada mas que incrédulo. Un creyente, como creyente, no es tam­poco liberal ni conservador, sino creyente i nada mas que creyente. Pero como se ha dicho, i se dice i se se­guirá diciendo lo contrario; i eso contrario q~e a,sí se. h,a predicado, i .se predica i se pre­dICara qUlza por mucho tiempo, es mentira, i la mentira no sirve para nada, la conse­cuencia que de ahí se deduce, no puede ser buena para cosa ninguna. E l conservatismo seguirá llamándose relijion i el liberalismo incredulidad; i el pais siendo la víctima de un bárbaro embuste. en que cada partidario tendrá una t remenda arma prohibida en sus manos con que despedazar el c orazon de la patria. Pero digámoslo en alta 'Voz : L a fi losofía escéptica no tiene derecho a pretender confundir sus vértigos de cega- So publioan r emitidos i avisos, a un precio suma­mente m6dioo, que se Ill'l'egla.r lí. oon los editores. Todo 10 de inter es j ener al se inserta gr lí.tis. Los editores, NICOLAS P ONTON 1 C~ NUMERO 204. cion antipática con la causa de la libertad política del hombre. Como la relijion no tendrá jamas el triste derecho de secularizar la divinidad de su ce­leste oríjen, invocando miserables brazos de barrd para sustentar un edificio cuya te­chumbre sostiene de lo alto una mano todo poderosa. M. M. M. ESTERIOR. EUROPA. Sellar Redaotor de « La. Ilustraoion ... Nantes, 15 de seti embre de 1870. Desde la fecha de mi última correspondencb hasta la presente, no ha habido ningun hecho de armas decisivo, i la situacion continúa apurada. Los prusianos se acercan lentamente a Paris, donde se les aguarda por momentos. Creo que están esperando a reunirse todos para caer so· bre Paris, como cayeron sus abuelos los bárbaros sobre el Norte de Europa, en monton. Un millon de soldados tiene boi la Prusia en campaña, ape­sal' de que ha perdido 30.000 hombres. Un millon de hombres perfectamente ar,mados i disciplinados que serán por ahora irresistibles, aunque a la lar· ga i cuando ya, estén todos en Francia, serán ex­terminados. Causa espanto ver, aunque sea de léjos, esta guerra de jigantes en que los partes no dicen ya, como se decia en las guerrlls anterio­res : hcmos perdido un jeneral i hemos perdido mil hombres. N o, ahora se habla con mas laco­nismo i se dice: hemos perdido las divisiones números tales i tales. Las ciudades bloqueadas oontinúan bloqueadas. Estrasburgo se sostiene de la manera mas heróica sia esperar ausilio ningu­no i sabiendo que toda la Francia es impotente hoi para enviarle un solo hombre, pues en todas partes i a un tidmpo está amenazada por fuerzas dobles. Paris mismo ha perdido ya la seguridad de sostenerse, i se habla como de cosa bien pro­bable que será tomado. El desaliento es inmenso apesar de que lo cubren con frases heróicas pero hüeca&. Como César, la Francia esta arropándose en su manto para caer con decoro. Nacion prodi­jlÍosa. en su vida, lo sei'Á tambien en su decadencia, i flU u:.uer·te será d-olorosa i perju.dicial hasta a sus mismos enemigos. Éstos, los prusianos, sienten como sus abuelos respecto de Roma" algo que los impele a saquear a P~riS." • '*' • Victor Rugo -está ya en Paris. Apénas fué re· conocido en la estacion, vino a su encuentro una JIílultitud.. Mas adelante el pueblo que lo llevaba. rodeado i aclamado, quiso quitar los caballos del incrédula con su predlCaclOn el prImer círculo, 1 en quicnes la incredulidad no toma I:ls formas ele­gantes de los primeros, SillO fOTmas atroces, asque­rosas, completamen te inmundas. I{.odea todos estos círculos como una lDa~a dc som bra, como las tinieblas siderales rodean de noche a la tierra, como los continentes rodean al mar, una espantosa canalla capaz de ca usar miedo a Satanás en el infierno, donde no hai rclijion ninguna, ni regla de moral. Esta jente vive de los desperdicios de las clases elevadas, física i mo­ralmcnte. Si por una parte come las cáscaras de las frutas cuyo centro sirvió de alimento a los elegantes radicalcs, por otra en ideas realiza, exa­jcra i caricaturea las ideas que le vinicron de los académicos incrédulos. Escalonada así la sociedad francesl, i a:;í la ho encontrado, pues la he estudiado desde los bailes de las Tullerías hasta los wagon es de tercera, produce a un tiempo diferentes bechos i diferentes voces que se toman como voz del partido liberal; i es injusta esta apreciacion. Para er.tendl:rlas es preciso dividirla::z, como las he dividido, i aplicar­le a cada uno lo que es suyo. La historia, que es testigo de l08 tiempos i luz dc la verdad, será mi mejor documcnto. \ éasc en ella la prueba de mis aserciones. La incredulidad destilada, digá.moslo así. por el primer círculo, baja atravesando lUf: capas "acial es que lo rodean, ¡cuando llega filtrada a la última, toma las proporcioncs mas grotescas i a ~rluerosas. Eujenio Sue creó el carácter de Rodin. novelesco; i este carácter desarrolló el de Tropman, históri­co desgraciadamente, este de!'gl aciado lo dijo i lo repitió varias veces. aint Beuve viviendo como incrédulo i ordenando al morir que se le elltcrr;¡ e como perro, ha causado mas daño al pueblo que una peste importada del Oriente. :Me he detenido en este estudio por dos razoncQ : la primera para hacer notar a los jóvenes de mi pobre i querida patria, que la despótica influencia que tienen en ella las ideas del partido liberal de Francia puede hacer de nuestro escelente pueblo U11 pucblo corrompido. Enhorabuena que se ame . la libertad: quién no la ama? Que eamos re· publicanos: quién no lo es. en Colombia? Pero de allí a papularizar el estudio de Renan i cl I:ie­creto dEl Roma i el Judío Errante i todas las de· mas obras de la inmoral escuela france a. bni tan­ta diferencia como la hai entre el que CODle pan pnr mantener su vida i el que bebe ajenjos por achispar e. La segunda razon que he tenido es, para poder esp!iC'ar e te fenómeno horrible. i si­niestro que se ve hoi en Francia, la ausencia de patriotismo. Es cierto que se canta la )1arsellesa ; es cierto que se I:lscriben artículos en que se acou­seja minar hasta el suelo para es terminar el ene- Lftcaa. Teraa. LÚCa3. Teresa. Lúcas. Teresa. Lt'Ca8. Teresa. Lúcas. Teresa. Lúcas. Teresa. Lúca3. Tereaa. Benito. Teresa. Benito. Teresa. Porque dije en su presencia Que era usted mi padre. Yn. : Quizú. no querrá. que mienlas: Todo se puede creer de esa. vil. Pues aun mDS queda, Porque ha. roto su merced El espejo, la botella, Tres tazas i cuatro platos Que estaban sobre la mesa.. Yo no puedo sufrir mas. Esconderé en la. a.lacena. Esle dinero i vert\.... ... (Do. vueltas.) Qué busco. usted con to.l pris~ ! Bu co la vara. Por Dios Que me da la. po.taleta. o llores. Ai madreoito.! Déjela usted. TCt no .engas Porque ...... (Amenazá.ndola.) TO por Dios, por Dios. No grites. amo una muerta. Me e taré. lujer malvada La he de romper la co.bezo.! Eslo es hecho; pobrecita! Ya me quedo.ré doncella Pnra iempre. Ai mi Benilo. Como contigo no sea No he de casarme con otro: Mas voi a ver ...... Ai, qu6 gre5cn! Yo me espeluzno de miedo ..... . Mi mnclre da mil onrrerns 1 mi padre con In. vnra La surra por la. trasera.. Ai,ql1é mo da, qué me da: Quo me muero. Salo B81Iito. Mi Teresa ué tiene ! por qué das gritos! Ai Benito, que le pega j\li padre o. mi madre. Malo! Que nueslras bodas se enredan. abes qué temo, llenito? Que te falte la po.ciencia, 1 te enamores de otro.. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. L 1 --=========--== IDig • i qu r ou rdan u todo 10 t nos de la lira, la' i se arregla la cuestion prusiana i el país piensa en constituirse. Benito. Teresa. Benito. Teresa. Benito. Teresa. Benito. Teresa. Benito. Teresa. Benito. Teresa. Benito. Tere8a. Ambrosio. Benito. Teresa. Benito. Ambrosio. Teresa. Ambrosio. Teresa. Ambrosio. Benito. No, Teresita, no temas. Te juro milenta veces Por el alma de mi abuela Lo. tia Pancho., i por el alma De mi padre el tia Corneta, Que a no cnsarme contigo, Al momento me echo a cuestas Lo. capucha de Ionago, l me voi por esas tierras. l me llevarás con tigo ? C6mo es posible, Teresa? lile quiebras el corazon Con tus cosas. (Llora.) Tú tambien me lo atraviesas. Mi padre tiene la culpa De toditas nuestras penae. Mal haya sea tu padre l toda tu parentela, Que son de casta de gatos. Mira no salga i te vea Que está furioso. l que salga, Yo quiero morir: que vengo.. Ai , qué desesperacion Virjen santa! vete aprisa. No me be de ir ; que me ma.te Si quiere. Tente, espera. Mas que me rompa los cascos De aqlÚ nadie me menea. Ai, mi Benito! (Se deja caer sobre una silla.) Sale Ambrosz'o. Qué es esto? Caramba c6mo calienta El suelo! Te has lastimado? Me he partido la paleta. Del espinazo. Muchacho Qué tienes, que tanto tiemblas? Ai, seBol' Ambrosio! Ya Nuestra. boda eRtá deshecha; Porque mi padre no quiere. Fué por eso la quimera. ? Si señor. N o hai que afiijirse ; Yo lo compondré: sosiega. Por Dios, señor escribano, Mire usted que si Teresa ~ na palabra 'obra opoleoo, que s r:\ por mi parte u lleerolojia, pues lo on idero muerto. No d~r, un juioio no rtado; p ro es 01 quo he formu, do i lo doi como lUio, d('jándolo u ada uno 01 de­l' 'ho do quo a su ,'ez formo 01 su '0. l: apol on viuo al poder por medios quo no son ni poore ni mcj 1'(' quo los que han cm pi ado lo fundadores do dinnstin on los sirrl0 pasados i lo" jefe' do ro"oluciooes, en el siglo preseoto. ioberuó ba tnntemcnto bieu la Francia i sobre todo a PlIl'is,;:¡ni u l debc tanto oasi como a Enri­que n pue i Puris ~O ha rehocho i rcjuvenecido i llegado al grado de e plondor que hoi tiene, os obra esclusi a dL! illlp rio. apoleon ha cometí­d falta cnorlllO ~ontl': 1.1 moral i la bonradez en u "ida publica, r pecto de los otros pueblos. La "uena coutra la Uu ia no fué ju tu i ademas fuó e tÓl'iJ. luju ta fue tambien su campaña oontra el Au 'tria, aunque dió un resultado bueno, la in­depeudencia de la provincias italionas. 1 mismo ,tiempo eomotió una. iniquidad ( que est:\. pagando ahora) despojando al Papa, i lo poco que lo dejó en lugar do de.i:irs('lo a errurado, como pudo ba­cerIo, quii: de 1870 . P or fin ! Los revolucionarios están a pocas leguas de es­ta cuidad con todo su ejército, fuerte de cerca de cinco mil hombres do las tres armas. La caballería -está perfectamente montada. Sus avanzadas llegan hasta la Union. El ejército está acampado en el Cerrito. A la presencia del ejército rej enerador los :.Lni· mos se dcspiertan i la idea de una revolucion que cooperando sus esfuerzos, les abra las puertas de esta ciudad, ha empezado a cundir con estraordi. naria rapidez. Debido a esto salen muchas fami­lias para el campo, temerosas de los horrores de un combate en las ca.lIes. Todas las casas de negocios se han cerrado. La cuidad está en asamblea. Por todas partes no se ven mas que jinetes que corren presurosos a los cuarteles. La escitacion es estraordinaria i como nunca se ha visto entre nosotros. Se están haciendo trincheras en diversos puno 'tos, pero ni hai brazos s~ficientcB ni elementos de s de su proft:sion. Cipaquirn, ]5 tIe diciembre de 1~70. (Tercern calle de los Socorran os ). 12-1 Dos casas en arrendamiento.-Las dú. el in­frascrito a 50 ue ¡lO men uales eada una. E~­tlÍn situado: la !~ en lo carrdrn dt'1 Norte, calle ';~ frente al colcjio de Spn Jo é; i la 2~ en la de Chire media cuudra arriba de la plazupla de on Francisco: Ramon Boh67''l"e:~. 4-4 El tiempo vuela.-Joaquin Maria Fajardo, conoo Riente de negocios judicialel', ofreee sus servicios a todas las pl:l~sonas que quieran ocuparlo ~n el Er­tado de Cundlnamarca. Se hace cargo de realiz a8 cobros ('D los demas Estauos. Los honorarios serán convencionales. En C3ta im­prenta se le encuentra. piPBBNTA DE NIOO1.AS PONTOS 1 COMPAÑiA. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

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