Por:
Francesca Gargallo
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Fecha:
2019
"Hay una razón narrativa, ni política ni argumentativa, que construye un camino para acceder a un conocimiento. Uno, simple y en juego con la multiplicidad, sin ningún afán de universalidad. A ese conocimiento se accede mediante la construcción interpretativa de algo indefinible, pero existente. Algo previo a la narración, pero que la narración vuelve real, verdadero al ser enunciado. Las personas que narran, oral o literariamente, construyen una y otra vez esta razón que, en los últimos treinta años, se ha expresado fundamentalmente en la contribución de escritoras, narradoras e historiadoras, poetas y ensayistas. La literatura es terreno de muchos conflictos y la epistemología la cuestiona como instrumento cognoscitivo. Entre la literatura y el mito hay una continuidad -¿una mismidad?- interpretativa, porque la narración implica un conocimiento previo, una percepción de la realidad que se quiere explayar y no limitar. Hace veinte años, cuando conocí a Dolores Castro, entre ella, que era la poeta madre simbólica de las escritoras ahí reunidas y yo, entonces joven narradora, formulamos la idea de que la creación es ajena a las ayudas económicas. Como mujeres escritoras nos sentíamos vividas por una necesidad de decir que trascendía todo apoyo y, también, todo estilo. Era una idea a contracorriente con respecto a las de nuestras compañeras que reivindicaban espacios, becas y visibilidad; una idea que lanzamos a la mesa, pero que no necesariamente nacía allí..."