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Fecha:
22/02/1912
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
r 9 456 -CALI (I<•·púulica arece complacerse en la penumbra con
una pereza excepcional. Entre los muros, sólo los cipreses han aparecidc
aún. Las torres continúan perdidas en las medias luces. Las cúpulas no
han enseñado aún sus línea::;. Las voces de las campanas salen de campanarios
todavía invisibles. Un gTan rumor di.! salmos sube de entre el
misterio de los conventos. Al lado ue mi hotel, la inmensa casa de la
hermana de caridad, comienza su ora.ciún matutina. Más de mn miserables
que pertenecen ú todas las razas humanas que encarnan todas las
tristezas de la vida, viven ahí al ainparo de In ct·uz. Y sus voces se elevan
con una melancolía infinita, sus pohre. vut:cs gcmcbunda..<~ y cansadas.
i Cómo ensalzan el Dios to(lo misericordioso, e>;-;lo~ {u·ahes y estos judíos
• que hasta ahora no hal>ían encontrado en sus duras peregrinaciones ma-
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R~·n EL C'ORR~O- O~L VALLB ....... '*.. -----------
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nos piadosas para curm· sus úlceras, para vendar sus heridas, para calmar
sus fiebres; « Lumen tuum Domine magnum esa .... >> Y poco á poco, á
medida que la claridad aumenta, á medida que los rumores crecen poco á
poco en esta dulzura, en esta majestad, todo se armoniza. El paisaje
evangélico y todo, suavemente, nos habla de El ....
Ahora los detalles comienzan á verse. Los techo3 forman una masa
~bscura que se extiende á lo lejos coronada por la torre y los campanarios.
Las rotondas bañan en la luz sus amplias líneas harmoniosas. Sobre la
Torre de David, pesada y aq1enazadora, aparece un blanco minarete. Las
arquitecturas, mezcladas y confundidas, forman un panorama admirable.
Pero lo que más impresiona, son las murallas almenadas, esas murallas
deliciosas, ligeras en su enormidad, esas atrevidas murallas que escalan
los precipicios para abrazar la ciudad entera y que son una barrera puest1.
por el pasado para que la civilización moderna no pueda peneh·ar en
el recinto santo con sus arquitectos profanadores.
1
E. GOMEZ CARRILLO
Mater Purísima
Parado ante el bonle
de tu lecho inerte,
dcllúyubre lecho donde estás tendida
(}llizás pa1·a sú?mp1·e,
hundo las mirada.<;
e11 tm; ojos vidriados y déb1'les,
para ver cuanta ·vida le queda
de tu ]Jecho á la lámpara temce:
y al oir que gritas
cual urita en el ·vaso la luz que se mue1·e,
la ?wi.<:erico?·dia sacude nd alma
lo m is·mo que al á1·bol sacude un ton·ente.
Pm·a echarla al lago
donde tu pe1·ece.~.
al lago en que todo se exliii(J?U! y se apaga
lraR las aguas, s1'n luz, de la mue1·te,
de nt'Íi> pobres nen•ios que tanto han sufrido
una cue1·du hiciese,
ft 1•er si coyifndola tus nrano.c; crispadas,
pud-ic'l'an las mías, tirando, afl·aerte.
iJirfi¡·a¡· (jllt t~ ahogas,
111 i l'iido neg1·o de sedas y blondas
que despida rayos.
Un ?'dnzo de li1·ios
te pondré e11 las mano.c;
que pa rezccm hechos de hostias vi1·ginales
!J cis11es neuados.
F)¡¡ [OJ"/11) CÍ fu. ("V!'/lO
col [la ré rf rosario
coa que duN11W r:iempre, porqllP rne lo diste
1111 día, l1ora11dn.
Co11 mis labio:> p¡, rus
cen·aré t11s párpados,
!1 nn 111 illón de luces entre tus pestañas
dejaré temblando.
Luego haré de besos
un ~·efo bM·dado
que echaré á tn fonna como si na alma
fuese tu suda1·i0.
* * *
Después, la locura
llevaré en el c1·áneo,
como un billar negro que vaya en mi.ftente
por todct la vida ]Jegando porrazM.
SALVADOR RUEDA
.-- - - ---, f'l ~ - - •
·~ .y-•
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- .1_ :k' t
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EL CORREO DEL YALLE 8336
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UNA CONDESA
((Carlos de Athis, publicista, ticn3 el honor <.le participar á usted el
r.acimiento de su hijo Roberto.
El recién nacido sigue bien. ''
Todo el París artístico y literario recibió hace cosa de diez afios esta
e:;quela, impresa en papel satinado y con el escwJo d3 armas de los con
de3 de Athis -Mons, de los cu1les el últim·1, Carlo3 de Athi!l, habh sabido
muy joven aún, conquistars~ un nombre de poeta.
iEI recién nacido sigue bien!
¿Y la madre? i Oh! de ella no hablabJ. la es 1 u e la. Era hija de un
cazador furtivo de Sem. y Oise, una a11tio; t1 t m'-1 ! ·~lo, llamada Irm:1 Salé,
Y cuyo retrato había rod1.do por tJ:ias h' E'Cp)3iCÍtJnes, com'J el origin::~.l
había rodado por todos lo.3 estudio3. S 1 fr~nu p.nucña, sn labio levantado,
aquella cara de ca'llp~sin'l con perfil grieJ'O, a 1 11el color un p:>:!o tomado
de la> muchach;¡,s que s:! crí'l"l al air3 libt~. q11 ~ dl á lo:; cab~llos rubio3
refl.ejos de seda pálida, p1·estaban á aquella chiquilla una especie de origin!
lhdad bravía, completada por unos ojos de cobr verde, magníficos, mediO
escondidos entre las esvesas cejas.
Una noche, después de un baile, Athis s~ la llevó á cenar, y hacía dos
años que duraba la cena. Pero aun cuando Irma había unido su vida por
C)mpleto á la del poeta, aquella esquela insolente y aristocrá~ica demostraba
claramen~e lo poco que en ella representaba.
Y, en efecto, en aquel lugar proviciomd la mujer no era más que una
ama de llaves, que regentaba la casa del aristócrata poeta. Demasiado
rústica para comprender al poeta, había sabidtJ, sin emh:~.rgo, amoldarse
á todos sus desdenes, á todas sus exigantia;:;, c:Jrn ') si en el fo.1do d~ aquella
naturaleza vulgar hubiese quedado un rastro de la humilde admiración
de la plebeya hacia el señor, de la vasalla hacia el soberano.
El nacimiento del niño no hizo más que aumentar su nulidad en la casa.
Cuando la Condesa de Athis Mons, la madre del poeta, mujer distinguidísima
y de la mejor sociedad, supo QU<' tenía un nietecito debidamente
reconocido por el autor de sus días sintió deseos de verle y abrazarle.
Muy duro era para tan g:ran señora pensar que el heredero de aquel titulo
tenía una madre semejante; pero, ateniéndose á la fórmula de las esquelas,
la anciana se olvidó de que tal mujer existiese. Buscó, para poder
ver al niño, una nodriza, á cuya casa iba cuando estaba segura de no encontrar
á nadie; Jo admiró, lo mimó, lo adoptó de corazón é hizo de él s t
idolo, ese ú1timo amor de las abuelas, que las ~ it·ve de pretexto para vivir
unos cuantos años más, con el fin de ver crecer á sus nietos.
Luégo, cuan,do el niño fue mayorcito y volvió á casa de sus padres,
como la condesa no podia renunciar á verlo, se hizo un convenio; cuando
h abuelita llamaba á la puerta, Irma se escondía ffilenciosamente. Otras
veces lo llevaban á casa de la abuela: y el nit1o, mimado por aquellas dos
madres, quería á la una tanto como á la otra.
Athis, entregado por completo á sus versos, á su fama creciente, se
contentaba con ad01·ar á Roberto, con hablat· de él á todo el mundo, y con
imaginarse que el hijc> era solamente suyo. La ilusión duró mucho
1 tiempo.
· Quisiera verte casado .... - le dijo un día su madre.
Sí ... Pcrocl nii'lo ... .
- No tengas cuidado. He encontrado para tí una joven nobl~ pobre
" que le adora. He hecho que conozca á Roberto y ya son excelentes
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amigos. Además, el primer ai1o tendré yo al niñO á mi lado, y después
ya veremos.
-¿Y esa .... esa mujer?- se atrevió á decir el poeta, ruborizándose
un poco porque era la primera vez que hablaba de Irma d'elante de su
madre.
-jBah!-resp')ndió la anciana. - Le daremos una buena dote y no le
faltará con quien casarse; puedes estar segur<;?.
Aquella misma noche, Athis que no había estado nunca muy enamorado
de Irma, le habló de aquellos arreglos y la encontró como siempre,
sumisa y obediente. Pero al otro día cuando volvió á su casa, la madre y
el niño habían desaparecido. Acabaron por encontrarlos en casa
del padre de Irma, una horrible casucha, situada en el bosque de Rambouillet.
Cuando llegó el poeta, su hijo, su heredero, vestido de terciopelo y
encajes, sentado en las rodillas del viejo cazador, jugaba con su pipa, corría
después tras las gallinas, satisfecho de ver volar sus rizos rubios al
aire libre.
Athis, muy conmovido, quiso fingir que reía. Pero Irma lo entendió
de otra manera. L1 echaban de la casa y ella se llevaba á su hijo. ¿Había
algo más natural?
Fue menester nada menos que la promesa del poeta de que no se casa"
ía para que se desidiera á irse con él, y así y todo, impuso condiciones.
Habían olvidado demasiado que ella era la madre de Roberto. Ocultarse
siempre, desaparecer cuando la condesa llamaba, no era ya posible. El
niño hadía crecido demasiado para que se le sometiese á esa humillación
delante de él. Se convino en que, puesto que la condesa no quería encontrarse
con la amiga de su hijo, no iría nunca á casa de éste y en que le
llevarían todos los días el niño á la suya.
Entre tanto, Irma Sallé, siempre con ayuda del niño, iba ganando
terreno en el corazón del padre. Ya estaba al frente de la casa, recibía,
daba reuniones y se instalaba como mujer que no piensa en marcharse.
Necesitó cinco años para llegar á ser condesa; pero, al fin, lo fue.
Un día, el poeta se decidió á anunciar á su madre que estaba resuelto
á casarse con Irrna, y la pobre seüora, en lugar de indignarse, acogió
aquella calamidad como una dicha, sin ver más que un resultado en la boda:
la posibilidad de ir á casa de su hijo y de amar libremente á Roberto.
EllÍecho es que la verdadera luna de miel fue para la abuela. Athis,
después de su calaverada, quiso alejarse por algún tiempo de París. Encontrábase
en él á disgusto, y com~ 'el chiquillo, colgado siempre á las
faldas de su madre, m:tndaba en todos, fueron á pasar una temporada al
pueblo de Irma, junto á las gallinas del abuelo. Era aquella la cosa más
curiosa, más disparatada que se puede imaginar; la condesa y el cazador
se encontraban todas las no:!hes á la hora de acostar al niño. El cazador
con su negra pipa en la boca y la antigua qama de la corte con sus cabellos
empolvados y su respetable aspecto de gran señora, contemplaban
juntos á aquel hermoso niño, que tánto admiraban uno y otro. La abuela
le llevaba de París todos Jos juguetes nuevos, los más bonitos, los más caros.
El otro le hacia pitos magníficos con pedazos de caña y el niflo no
sabía qué preferir.
En resumen: entre todos ar:¡uellos seres ageup:1dos como á la fuerza
al rededor de una cuna, el único desgraciado era Carlos de Athis. Ya no
¡ trabaja,ba, y lejos de aquel París, que tan pronto olvida á los ausentes,
sentía que casi no s0 acornaban de él ...... Afortunadamente, el niño es-
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8339 EL CORREO DEL VALLE -que empiezan ya á secarnoJ la garganta, no nos traen la muerte, lo que
nos traen es la paz, la libertad . ...
Para aparentar energía, dijo la vieja:
- Deberías escribir al Juez.
- Bah! Para qué? . .. . Qué podría decirle? Qué le pu(;clc á él impor-tar
nuestra historia ?
Cuando nos casámos, hace cincuenta años, yo me com;ideraha capaz
d ~ todo . . . . Es natural, parecía que todo nos sonreía en la vida. Yo tenía
un buen empleo; tú eras hermosa! .. .. Nos queríamos . . .. Teníamos veinte
años! ... . Qué lejos está todo eso! Y aunque parezca imposible, todo
ello fue verdad; todo ello pasó y juntos lo hemos vivido . V ahora parece
que estoy contando un sueño delicioso. Y nuestro hijo? Te acuerdas
de nuestro hijo, tan guapo, tan fuerte? Ah! Raúl, pobre hijo mío, reposa
en paz ! Yo bendigo tu memoria, aunque algo de culpa tengas en el
triste fin de tus padres! . ...
No remuevas ahora esos recuerdos!
- Sí, me sirven de consuelo. Desde la altura de la muerte, que va á
separarme de todo, contemplo mi vida .... Déja que me burle de todas
mis esperanzas fracasadas. . . . Ah ! Si uno pudiera saber ! . . . . Pero nó,
caminamos en la existencia como por la arena del mar, vemos los pasos
que hemos dado, más el porvenir permanece siempre envuelto en la sombra
más negra.
Quién hubiese podido prever el fin de nuestro Raúl! Te acuerdas lo
que di.io á aquel Oficial prusian() el año 70 ? Aún me parece oírle !
ce Cuando yo sea hombre iré á devolverle á usted la visita á. Berlín, y
llevaré también un uniforme de militar y un sable tan grande como
el suyo n.
Pobre hijo mío !
- Sí-respondió la anciana llorando·- Tan orgullosos que nos pusimos
al verle con sus galones de sargento !
- Toda la culpa la tuvo aquella maldita mujer, aquella cupletista que
le hizo desertar, llevándose la caja del Regimiento.
- Bien cara pagó su falta allá, en América, al verse abandonado por
dla y con una hija pequei'ia !
- Lo recuerdo como si lo estuviese viendo. Un día estábamos solos
en casa, cuando oímos llamar á la puerta . . .. era él llevando en brazos á
la niña .. . . Nos la dejó diciendo que iba á presentarse á las autoridades
militares . . . .
Y al día siguiente se pegó un tiro en el cuarto de un hotel.
- Pero, al menos tuvimos el consuelo de conservar á nuestra nietecita,
olvidando que era hija de .. . .
- Qué cierto es aquello de que de tal palo tal astilla! . . . .
- Poco tardó en seguir el ejemplo de su madre, yendo á correr aven-turas
y abandonándonos, sin reparar en que ya éramos viejos . .. .
- E inútiles para el trabajo . . .. Y, sin embargo, cuando no la cegaba
la maldita herencia de la madre, anulando sus sentimientos é inspirándola
un loco deseo de libertad, ele .. ..
La anciana calló con la gar~anta oprimida. Dufranc se había sentado
en el suelo y contemplaba fijamente el brasero, de donde salía lentamente
la muerte dulce y libertadora. Miró á su mujer y le dijo sonriendo :
- Es que vas á marcharte tú la primera?
Alguien dio dos golpes en la puerta.
Contrariado por ello pero no queriendo despertar las sospechas de
cualquier vecino que hubiese notado el humo, preguntó el vi·~jo : •
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EL CORREO DEL YALLE 5840
- Quién llama ?
-Isabel! Vuestra nieta.
Quedóse densamente pálido al oírla; reflexionó durante un instante;
se levantó al fin y abrió la puerta.
Entró precipitadamente una mujer vestida con atrevida elegancia.
Buenos días !-dijo-Pero inmediatamente se detuvo, sofocada, y
quiso ganar la puerta. El viejo la había vuelto á cerrar.
- Pero, qué pasa aquí? .... Ah! .... ya lo adivino .... No, por Dios,
no os quitéis la vida ! .... Yo os daré cuanto necesitéis .... Tomad !
Y vació el bolsillo lleno de monedas sobre el catre.
-Tíra ese dinero .... Demasiado sé cómo lo has adquirido.
- Pero abuelito ! ... .
- Cálla ; tú no eres más que una perdida. . . . Yo había soñado en ha-cer
de tí una mujer honesta ...... Tú no quisiste serlo ...• Pero como llevas
mi nombre, quiero que ahora te quedes aquí con nosotros.
La joven comprendió la idea de su abuelo é intentó salir ; pero el viejo
se interpuso ante ella, impidiéndole el paso.
No saldrás de aquí .... Ya que la suerte te ha traído .... Quédate!
- Piedad, abuelo, soy joven, amo la vida.
Para vivir como vives, es mejor morir.
-Vol veré á ser buena, á no separarme de vosotros !
- Y a es tarde.
Quiso luchar, revolverse airada contra su abuelo; pero éste~ cogiéndola
por el cuello la arrojó al suelo.
La anciana agonizaba en el catre. La buhardilla se llenaba de un humo
espesísimo, y al cabo de un momento, la asfixia acabó su obra ....
*
En la calle y ante la puerta de la casa esperaba un elegante carruaje.
Un caballero aguardaba en él, impaciente. Al fin, falto de calma, dijo á
su lacayo:
- A casa!
Y añadió para sí, malhumorado :
- Esta condenada Isabel es insoportable con su manía de socorrer á
los pobres .... Me cargan las de la vida alegre, que se las quieren echar
de grandes señoras.
JORGE LEMARDELEY
Aves de paso
YenJo costa arriba, en el tren, se cruzaba un pinar, un monte elevado,
y en un relleno del terreno distinguíase una masía con dos torres de
u moro ''• un portalón gótico y un ventanal con una columnilla, debajo de
una han:c.bana.
No 1)asaba tren expreso, ni correo, ni tren mixto alguno sin que no
se viese en el alto ventanal la figura de una muchacha reclinada en la columna,
en actitud de nostalgia, de estampa sentimental, de portada de
1·omanza italiana, la cabeza apoyada á la sombra del capitel, una mano
abandonada fuera, los ojos en el vacío, abajo una mata de hiedra y arriba
un nido de golondrinas. ·
Aicn; eran sus ojos negro::; y estaban
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.. 34l EL CORREO DEL VALLE
rodeados de un violado romático, rasgados y grandes, como dos toques
de sombra vistos desde lejos; la cara larga, el cuerpo ondulante y fino, ..
con cierto abandono oriental, con algo de samaritana y un no se qué de
odalisca: Jos cabellos negros como viñeta de un canto de lord Byron, y
una aureola de tristeza que la rodeaba como una cautiva de los piratas ó
como una castellana de romance que espera á su trovador enamorado al
asombrar la luna; todo eso junto le infundían, divisada desde el tren, un
Alisterio de leyenda de visíón antigua, contemplada al cruzar detrás de
los vidrios. ·
Como los trenes no cesaban de pasar y como ella no se apartaba nunca
de la ventana, algún viajero la divisó: la saludaría un día y ella le contestaría.
Otro día tornaría á verla y á saludarla de nuevo, y ella respondería
otra vez: y desde entonces, siempre al pasar, le haría el mismo signo
y la encontraría en la misma ventana, sobre la misma hiedra, bajo el
capitel, junto al nido de golondrina.
Y como aquel pasajero, la vería sin duda otro, al ir y volver en el expreso
ó en el correo, y como éste, otros muchos se asomaron á mirarla; y
pronto no hubo tren que no condujera pretendientes que al pasar por delante
de la ventana no le enviasen un saludo ó un beso.
Tántos fueron los pretendientes que, mirando de través los trenes,
veíase una ilera de manos asomadas á las ventanillas, haciendo signos y
enviando adioses; había pretendiente que iba en tren mixto, para ir más
despacio y prolongar la visión; algunos saludaban hasta con el pañuelo: y
la muchacha, fiel á la cita y siempre en la ventana, apoyada en la columna
y reclinada en la hiedra, veía cruzar á las mismas horas aquel bando
de enamorados, aquellos pretendientes de paso, aquel desfile de pájaros
que le enviaban un adiós y huían con la rapidez de un sueño, hasta
perderse más allá de la sierra.
Pobre muchacha! Verse festejada á todas las horas del día y no
escuchar ni una sola palabra, ni una promesa de toda aquella juventud
que pasaba y volvía á pasar, de un punto á otro del orizonte!
Sentir deslizar y huír la juventud, arrastrada por aquella sierpe de
hierro que dejaba al pasar un rastro de humo! Contemplar todo el día
aquella nube que cruzaba por frente á ella, llevándose las esperanzas, sin
sentir jamás la música de una frase de cariño !
Tener toda una provincia lejar.a enamorada y no saber ni el nombre
de ellos, ni quiénes eran, ni á dónde iban !
- Si al menos esa máquina maldita descarrilMe. Si yo pudiese al
menos subir al tren y huír de este martirio desconocido- pensaría quizá
alguna vez. Si el tren, al menos, no caminara tan aprisa!
Pero ca ! Aumentaban los pasajeros y prodigaban los saludos ; las
golondrinas del nido emigraban y volvían ; crecía la hiedra, pasaban los
ai\os, y los trener no se detenían nunca; hasta que la muchacha se cansó
ó encontró un novio ó no quiso asomarse más; el caso fue que los pretendientes
ambulantes no la volvieron á ver. Un día el tren descarriló cerca
de la masía; los pasajeros tuvieron que bajat á tierra á esperar trasbordo.
Su primera idea fue aproximarse á la easa y preguntar por la muchacha.
-Se ha hecho monja, dijo una mujer.
- Monja! teniendo tántos pretendientes ?
- Muchos ; pero todos eran pretendientes de paso, ninguno hasta
ahora había llamado á esta p:1erta.
-Pues ya ve! Quizá hoy se habría casado.
Ah ! Los trenes no descarrilan nunca á tiempo.
SANTIAGO RUSlÑOL •
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EL CORREO OEI1 V A LLE
SUELTOS
Hemos tenido el gusto de saber
que la Escuela Normal de Institutores
abrió sus tareas en esta ciudad
el día 12 del presente. La dirección
del expresado plantel se encuentra
actualmente á cargo del subdirector
don Elías Quijano, joven de vastos
conocimientos pedagógicos adquiridos
en la Capital de la República
donde fue graduado con el Diploma
de Profesor de Escuela Normal. Colaboran,
como Profesot·es de Religión,
Castellano, y Aritmética los
señores Pbro. Francisco A. Valverde.
dotor Adolfo Córdoba y don Demetrio
Santander, respectivamente,
y como Celadores Profesores, don
Evaristo León y don José Mario Sarasti,
maestros graduados. Hasta
hoy sólo se han presentado 22 alumnos
becados y 4 supermunerarios.
La Escuela Anexa está bajo la Dirección
del joven don Graciliano
Caldas L. -
Han emprendido viaje para la costa
del Pacífico, los S'eñores don J orge
Zawadzky, don Teodomiro Calderón
y don Alfonso Rodas á quienes
deseamos grata estadía en esa.
El lunes 19 de los corrientes, se
dió cristiana sepultura al cadáver
del señor don Víctor Montaüo.
Descanse en paz;
. El estimable caballero don Angel
María Castro y la distinguida señorita
doña María Barrero, recibieron
la bendición nupcial el día 15 del
que rige. Hacemos votos por la felicidad
de los nuevos cónyugues.
Aun cuando muy de paso tuvimos
el placer de ver en esta Capital á
nuestro dilecto amigo y condiscípulo
don Francisco A. Pugliese, vino
con el principal objeto de acompañar
al Capitán M. Mitchell quien
deseaba conocer el pintoresco Valle
del Cauca. Anhelamos porque sus
impresiones hagan nido muy gratas.
Feliz viaje deseamos al apreciabilísimo
sujeto don Jorge Reinales
quien partió para la Capital de la
República por el vapor del16.
El Correo del Valle
(Fundado en 1894
Se publica todos los jueve ·
Edici6n 2.ooo ejem-j;lares
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Las repeticiones ..... , 1 ,;.>o .,
Los anuncios del Exterior, pagarán
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En ning(m caso se cle\·uch·en ori.
ginales ni se clan explicaciones del
porqué no se publica algo ele lo que
se le envía.
Los ejemplares q ttc se pidan para
el exterior, serán recargados con
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Los agt>ntcs ganarán el diez por
ciento de comüo~ión y los n(uneros que
no se vendan serán clen1eltos inmediatamentC>
al Directorclel p~riódico.
No se admiten suseripcwnes dentro
de la República.
Se canjea con todos los pcritíclieos
nacionales y extranjeros.
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H .SCARPETT.\.-Cali-Colomhia.
Por tclégrnfo: flln.<>·
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' ,
~
~
• í
1
834-3 EL OORREO DET.J VALLE
•
HABLA LA CIENCIA
El doctor Sicar de Plauzoles, eminente sabio
francés, ha hecho esta importante recomendación:
aceite de hígado de bacalao. Se·
mejantes productos no son una verdadera medicina,
sino bebidas alcoholicas que causan
más claiio que bien al sistema humano, La
Emulsión de Scúlt legítima se veude ahora en
botellas ¡;ec1ueñas á. un precio muy equitativo
Pídase en la botica la botella del nuevo tama~
¡,o. Cada botella lleva la etiqueta con el
humhre cargando un bacalao en la eRFalda.
---------
r LAS CRIATURAS
deberian estar medianamente gordas
y criar grasa á medida que la consumen;
pues la grasa es un combustible
y EU consumo produce fuerzas~
Las criaturas delgadas, aun cuando
lleguen á la edad de 18 ó 20 anos,
corren peligro de contraer la tísis ú
otra enfermedad agotante. Es una
cosa espantosa cuando reflexionamos
sobre el nf.mero de criatt:ras de
ambos sexos, quienes mueren por
mala asimilación de sus alimentos.
El alimento, aunque so tome en
abundancia, no lo..; nntre, no cria.
grasa ni impal'te fuerzas. Para
evitar este mal, para cnrarlo, para.
salvar las criaturas que las mallres
acarician, y los simpáticos muchachos
y muchachas que principian
á mirar al mundo con ojos
llenos de CRperanzas y ambición,
debe emplearse el eficaz remedio
PREPARACION 08 WAMPOLB 1
Su éxito, es cosa decidida y resuelta.
Miles de personas le deben
su vida y salud. Es tan sabrosa
como l!t miel y contiene todos los
principios nutritivos y curativos del
Aceite de Hígado de Bacalao Puro,
que extraemos de los hígados frescos
del bacalao, combir.ados con Jara be
de IIipofosfitos Compuesto, Extractos
da J.-falta y Cerezo ,Silvestre. Para
la reposición de niflos pálidos, ra·
quíticos y demacrados, especialmente
los que sufren de Anemia,
Escrófula, Raquitismo y Enfermedades
de los Huesos y la Sangre,
nada hay tun bueno como nuestra
preparación. "El Sr. Ledo. Miguel
A. Ortiz, de la IIabana, dice: Un
deber de gratitud me hace dirigirles
estas lineas para manifestarles que
he usado con un éxito maravilloso
eu Preparación de Wampole, habiendo
curado á mis hijos de enfermedades
que venian sufriendo
del pecho y raq,1itismo y con su
uso los tengo cnn buena sal u d."
Eficaz desdo la primem dósis. Basta
una botella para convenc~rse.
Nadie sufre un desengano con esta.
De a venta. en todas las Boticas.
•
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1
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EL CORREO DEL VALLE 8314
LOS C .\nALLOS Y YAC.\A1 pn.dccrn
dP cúlico y de calambres. EL PAlNKILLEn
siempre cnrn. Medio pomo
en ng-nn. caliente, repi.tiendo
unnR <'twntas Yf'CPR. RE>huse los
~ uh stitutos. No hny mlls que un
PAJ:\'K!LLER, E>l Ue PERHY DAVIS.
CtF:'lTOR DE 1\H:mcos recetan PAM·
,\LA para el PALUDI¡¡Mo con los mcjoreR
resultado!'!.
P .ur-A LA a taca y combn te el P.\L
U ili ~:.ro exspulsando los pará~itos
de la Rnng-re. ;-.ro contiene quinina.
Es inofensiva.
PAM-AL-1 es un agradable elixir
que le librará de PAr.umeMo. No
contiene quinina. Es inofensiva.
DONDE QUIERA qqe se usa PAM·
ALA se le nlaha comolomejor para
el PALUDISMO. Libre de quininf',
arcénico 6 cualqaiera ob·a dr
dañina. ·
PUl-ALA limpia el sistema de PA4
LTTDisMo. Por qué tirita con escaJofrios
cuando estos se curan tomándola?
PAM-AI.\ libra el sistema dP. PAI.
UDI~l\10. Es r:l último descubrimiento
para la terrible enfermfdad
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Madrid certilic:a:-Que • muchoa - de Paludi~
mo, rec:et6 coa mujhueo reauhado la P AM-ALA
)'eopecialmeote cuaado la quioinaaohabi. .mdo.-
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