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Rafue 2. Ɨairema iemo Kɨidama rafue

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  • Autor
  • Año de publicación 2022
  • Idioma Otros
  • Publicado por Araracuara
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
Oscar Romualdo Román Jitdutjaaño, "Rafue 2. Ɨairema iemo Kɨidama rafue", Colombia:Araracuara, 2022. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3677478/), el día 2025-05-09.

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Imagen de apoyo de  El Hogar Católico - N. 18

El Hogar Católico - N. 18

Por: | Fecha: 02/10/1908

EL HOGAR CATDLICD SE PUBLIC A BAJO LA DIRECCI ON DE LA JUNTA ~ENTRAL DE LA DOCTRINA CRISTIANA ~ -· -------- ------------ " Nada, ni un pmsamz'ent o, par a la política. T odo, hasta el úlHm o alz'e nto, para la R elz'gz"ón " Serie :a. • 1 Bogotá. (República. de Colombia.), Octubre 2 de 190S 1 Número 1S ''EL HOG AR CA TÓLICO" DOCUMENTO IMPORTAN TE EL PRIMADO Y LO S ARZOBISPOS Y OBI SPOS DE COLOMBIA A l Clero y á l os fieleJ Sumisos y obe di e nte s á la voluntad d e Nue stro Santísimo Padre el PAPA F{o X, nos hallamos reunidos en esta ciudad para tratar de asuntos mu y g ra ves q u e se refi eren al bien de las almas, á la sal ­vaguardia de los derechos Je Di os y de Jos sacratísimos intereses de la Ig lesia Católica en Colombia. Al participaras tan plau5ible acontecimiento, no podemos menos de enviar á, nuestros amadísimos hijos, los fieles de la R e pública entera, un saludo y una bendición ; así como el testimonio de la santa alegría que inun­da nuestro corazón. Ella proviene de qu e por primera vez, en los años que ya lle­van de existe ncia nu estras Diócesis, la Providencia Divina ha permitido que los Jefes de la Iglesia se hallen todos con­gregados para ocuparse en lo qu e mira á sus sagradas funciones. A esto se aña­de la circunstancia, no menos digna de notarse, del acuerdo unánime de juicios y de sentimientos que ha reinado y reina entre nosotros. Así, con el favor divino, nos es dado llevar á cabo nuestras tareas y deliberaciones de acuerdo con el con­sejo del grande Apóstol San Pablo: Solí. cz'tos en conservar la unidad del espírz'lu en el vínculo de la paz ( 1 ). Si aún no podemos dar á conocer cuál ·ha sido el objeto de nuestros trabajos y su resultado, porque previamente he. (1) Ephes . IV, 3. mos d e somete rlo t odo al juicio d e Nues­t ro Santísimo Padre el Papa y á su san­ción d efin itiv a, h e mos p e nsado delante de Di os qu e conviene y es nu estra o bli­g aci ón tra tar desd e ahora p ú blicamente un punto qu e mira á la libertad de la Iglesia, y re specto de l cual importa des­de lu ego que el pare cer unánim e de Jos P r e lados aquí reunidos sea conocido, ora de lo s fi ele s hij os de la Igle sia , ora tam­bi én de aquell os qu e por fin g ido interés ó po r declarados ataques me r ecen con~ tarse e ntre los ad ve r sarios d e la Santa I g lesia Católi ca. Es b ie n sa bid o que una co ns igna ma­sónica, e manada d e las alt as regiones de la. secta re probada por la Ig lesia, ha ve­nido difun diéndose por t oda s las nac iones del or b e católico, para atacar, d e sacre­d itándo las y calumniándolas, á las comu­ni da de s religiosas d e todo género, que son baluarte firmísimo de las bu e nas do c. t ri nas y d e la s virtude s cristianas, y coad­y uva n e ficacísimamente á la m or a lizació n de los pu e blos, por medi o d e la p redica ­ción, d e las obras de a bnegación y de celo. N c e s e xtraño que e n a que lla carea acome tida por las sociedade s secre tas: todos cuantos son agentes incon ve r t ib les de la Revolución, y por lo mismo d e la guerra á Di•s, á la Igle sia y á las autori­dades constituidas, estén obed eci endo dó­cil y ci egamente á lo·s manda tos qu e pro­ceden de los antros t e ne brosos de laMa ­son ería . Y, en efecto, d esde ha ce al gún t ie mpo, varios Pre lados de esta R epública se vi eron pre cisados á le van tar la voz con­tra ataques de la prensa, encamina­dos á denigrar ofensiva y calumniosa. mente á los religiosos y religiosas de di­versas Ordenes que residen actual mente Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CA TOLICO en Colombia. So pretexto de ostentar celo, r espeto y aun veneración, no menos que inte r és en favor de l Clero y de los Institutores nacionales, á quienes se pre­senta como víctimas de aque llos r eligiosos reducidos e n número, y espontáneame n­te llamados y aceptados por e l Episcopa­do, se pretende dividir para reinar, y despertar e mulaciones y riva lidades e n . tre los dEfensores de la Igle sia y entre Jos mismos institutores, nacionales y ex­tranjero<. No es dif!cil, á la verdad, reconocer que la campaña a lu dida y las alabanzas que suelen prodigarse al Clero colombia. no, no proceden d e amor á la Igl esia Ca­tólica, ni de ce lo por el adelantami ento de la in str ucción y educación públicas. Aquellas alabaPzas ema na n de l mismo campo que ha prodigado e n otro tie mpo y prodiga toda vía, cuando la ocasión se juzga oportuna, ultraj es y vitupe rios á les hijos de Col o mbia que h a n abrazado la carre ra sacerdotal ; y es po r lo mismo muy J!cito ju zgar á dónde se va t ncami­nando sem ejante táctica; la cual se está poniendo en ju ego actualmente d esde las columnas de ciertos periódicos que aco­gen con muy marcada complacencia los escritos contra la Iglesia, ora sean de autor conocido, ora sean anó nimos y clandestinos, los que profusamente se di.l'­tribuyen á toda clase de personas . Otro tanto acontece con la publ icación d e his­torias, falsas las más veces, y de noticias de otros países, todas dirigidas contra la Iglesia. Los hechos que acabamos de enumerar, y cuyo resultado es e l d e p re ­venir injustame nte á las g <': ntes sencillas, y hasta á hombres notable ~ é ilustrados, son los que nos · obligan á hablar en la presente ocasión. Ya se ha h echo en rep e tida~ ocasiones la apología de esas almas generosísimas que, renunciando á las comodidades del mundo, se consagran al servicio de Dios y del prójimo. Por tal razón, s i no es nuestro ánimo el repetir aquella apología, sí juzgamos indispensable hacer notar de cuál mane ra evid ente lo s ataques, ya ma­nifiestos, ya velados, que hoy como aye r se prodigan á los religiosos venidos del Extr'lnjero á trabaj¡¡r en Colombia en las funcion es propias d e su vocación, contr as­tan con las id eas de libertad y de respe­to á los individuos tanto nacionale~ como extranjeros, preconiz'ldas con no media­. na e lo(;ue ncia cuando se trata de aque­lla s personas que no visten sotél'lla ó há­bito religioso, aunque vengan al país para r ecoge r dine ro que se llevan; y aunque ve ngan á eje r cer profesiones no siempre honestas y con no poca frecuencia m otivo de escá ndalo. Sólo s e quiere negar el agua y el fuego á quienes no tienen más crimen que el de ser Sace rdotes ó reli­giosos; se pretende con tal fin despertar, e n público y en privado, tfn antagonismo en te ram ente ajeno del espíritu que anima al Cl e r o de la Iglesia Católica. Y aquí conviene. observar que la mala fe de los enemigos de la Iglesia y de las comunidades religiosas, en particular de las que están consagradas á la educación, resalta á los ojos de todos en los escritos antiguos y en los modernos á que nos re­ferimos. Los autores de tales escritos, se­gún su costumbre artera y mañosa, abu­san de la sencillez del pueblo incauto, para in ocularle sus dañadas ideas. Es así como con mentira manifiesta ponde. raA la suerte infeliz de muchos de sus compatriota s; se compadecen fingida­mente de su suerte ; y buscando la causa de todo, la hallan, no en Jos hábitos vi­ciosos y holgazanes de no pocos, que se creen ya acreedores á altos puestos, una vez que poseen cortÍsimos conocimientos sobre muchas cosas ; sino la encuentran en la falsedad de que las congregaciones religiosas, por haberse apoderado de casi todos los establecimientos de enseñan­za, han dejado á no pocos colombianos sin destino, sin h ogar, sin pan para su hambreada familia. Bien saben aquellos que los planteles de educación confiados hoy á congregaciones religiosas son re­ducidísímos en número si se comparan con los que desempeñan profesores lai­cos. Tampoco ignoran, aunque aseveren lo contrario, que según e l dicho hasta de altos empleados en el ramo de instruc­ción pública oficial, los maestros que tie- · nen diplomas, ó son aptos para enseñar, sen muy escasos en la capital y en los Departamentos d e Colombia (1). (1) Según la Estadística anual de Colom­bia ( 19 05) hay en l a República 2, 1I7 plante­les de educación con 5;$1 DinECTOnEs y 797 DmECTOnAe . Y las Escuelas regentadas por .Maestros y .Maestras religiosos alcanzan a pe­nas á OCHENTA eo toda )a REPÚBLICA! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CATOLlCU 2 75 Cuan to acabamos d e insinuar somera­mente bastar ía para justificar el inte nto que á Nosotros nos anima al dirigir á to­dos los colombianos estas líneas. Mas importa reforzar nu e stro argumento, im­putando como im p utamos á los que se han dado á la tarea d e ·' enigrar clara ó solapadamente á las comunidades religio­sas, la fe a manc ha de ingratitud. Estos no reconocen cu á nto va len los sa crifi cios d e un a vida entera en favor d e los cu e r­pos enferm os ó miserabl e s, y de las al­mas ignoran tes y d egradadas. Para aqué­ll os nada vale la mu e rte de c incu e nta H e rma nas de la Caridad, que se sacrifi­caron en servicio de las ví c ti mas de nu es­tra última d esastrosa gue r ra civil. Ni signi ficará n nada tampo co la inmolación c ontin ua, le nta, sile nciosa de l Salesiano que atravesó los mares, para e nc errarse en un Lazareto, expues to al co nt agio, y obligado, por pro pia voluntad, á soportar las explosiones de carácter d e personas incul tas, á veces pervertidas, y si em pre exace rba das por causa de las mismas do­lenci as que pad ecen, y por lo demás tan di gnas de nu es tro inte r é s y conmisera­ción. Y ningún mé rito ti e nen tampoco los esfuerzos del r e ligioso, que oculto á la s miradas de los hombres, se con sagra á la e ducación del niño pobre, lo inst ruye y lo prepara para el trabajo; asi com o del hijo de paches acomodados en qui en hay que destruír inclinaciones desarre ­gladas, altanería, mal uso de lo s bienes de fortuna; para inculcarle la humildad, la compasión hacia el pobre , y la convic­ción íntima de que e l rico es tesorero de Dios qui e n le concede bienes para que se repartan equitativamente en la satis­facción legítima de las propias necesida­des, y en-el auxilio abundan te al ancia ­no. al pobre y al d esvalido. Y además, á tales escritores apasiona­dos é injustos tampoco ha de movérs e les fib ra alg una d el corazón, para compade­ce r siquiera al Capuchino q ue vio morir á quince d e sus co mpañe ros de mi sión en la Goajira; ó á los demás religiosos q ue están d is pue stos á morir con n o m enos abnegación e n climas deletéreos, en don­de sí se les tolera po rque allí otros no irían; en Casanare ó San Martín, en el Caquetá ó el Opón, en el Ch ocó ó en Tierra-adentro. Per o no es e >to sólo . Cuando los p e­riodistas y es c ritore s á quienes h emos aludido, se di ce n, acaso con no m ucha sinceridad y sin que r e r ex plicarse el ver­dadero ~entido de las palabras y de l os p rin cipios, .1 póstol e s de concordia y de paz e ntre les colombianos, q ui e ren sem­bra r la discordia, encend iehdo el odio y la ira de la s multitudes contra los minis­tros de la Igle sia. A éstos se les acusa de haber sido predicadore s d e guerra y de matanza s. S e trabaja en concitar furores populares cont 1 a toda una clase d e ciuda­d anos q ue vive n consagra dos á labores de caridad y de celo, bajo el amparo d e la ley y de las garantfas que ella r econoce á nacional e s y e xtranj eras . Añádase á cuanto dejamos e xpuesto otro nu evo contraste e n la materia que nos ocupa. Abundan hoy escritos y pe­riódicos q ue po nd e ran á porfía la impor­tancia d e la inmigración ex t ranj era en nuestra Patria, rica por la extensión de su terri torio, y por los produ ctos natura­les q ue encie rra, conocidos uno s, ig nora­dos, in explotados los más. Y en e ste afán de q ue sean pobladas nuestras dilatadas comarcas, se pre coni za la inm igración. Ahora bien : ¿no salta á la vi sta de to­dos e l injustísimo contraste d e qu e los que abogan en escritos y pe ri ód icos por que los extranjeros vengan á poblar nuestro territorio, sean los mismos que miran con preven ció n, con odio positivo á un p uñado de ho mbres y muj e res que vienen á ayudarnos en la e du cación, en la morali zación de los pue bl os ; y g>ue muchos de e llos están in virti endo e l fruto legítimo de sus trabajos, y ha sta e l dine­r o qu e les vie ne de su patria en edificios y e n establecimientos destinados para provecho e~clusivo de los hijos de Co­lombia? Respondan á es ta preg un ta cuantos tenga n t rivia les noc ion e s de jus­ti cia y no estén cegados po r pasiones sectarias y por añ ejos r esab ios d e educa­ción antirreligiosa. Por lo que á N osotros toca, es deber sacrosanto, y lo cumpli mos unánime men­te , en nuestro propio no mbre y e n el del Clero colombiano, tributar públic o h o­menaje d e gratitud y 3.dmiración á las diversas comunidad~s relig iosa s que hoy trabajan por e l bien en diferentes partes de Colombia. Y puesto que se trata por Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CA TOLICO muchos, en público po r la prensa, y en privado de mil man eras, d e revivir ::t.nti­. guas pasiones contra los r e ligioso s, cum­ple á nuestros sentimientos, y más aún, á nuestro Oficio el cubrir con nu estra au­t oridad la institución religiosa en sus di­.: versas formas, Así lo qu e remos hace r por medio de la presente ex posición . In­vocamos además en su favor el texto y el espíriru de nuestra Constituci6n nacio­nal; las estipulaciones contenidas e n e l Concordato con la Santa Sede A oostól ica (Ley 34 de 1888), y las de m í s l eyes que dan garantías á cualqui e ra' persona para vivir como le con vie ne, e j e r ce r legítim a ­me nte su industria y su in genio, y usar del derecho d e r eunió n conforme á las mismas. Y ya que periódi cos de esta ca- . pital y de otros lu gares d e la República no han evitado e l insertar e n sus colum­_ nas escritos q ue · ofenden á la Igles ia, irroga vituperios a l Clero, sea cual fue­re su naci0nalidad, no faltaremos á nues­tro deber y sí usare m os de un derecho, invocando e l ampar o d e las leyes vigen­tes sobre prensa, á fin de qu e se r e spete la Iglesia y sus instit uci ones, no me nos que la persona de sus ministros. Para bien de la causa d e Dios y de su Iglesia la legislació n n os favorece en su letra y en el espíritu que anima á las au­toridades c ivi les . Estas, rec.ono ciendo que la Religión Católica es principal elemen­to del orden social, la r espetan y hacen respetar, por lo cual fal taríamos á nu es­tro deber si no diéramos público t estimo­nio de qu e los e ncargados d e l poder civil, obedeciendo á los dictados de su fe cató­lica y á las prescripciones de la ley mis­ma a catan la Religión y le prestan apoyo. Esto reconocemos que se verifica muy espe cialmente en lo que se relaciona con la educación, e ncomendada en parte á comunidades docentes. El apoyo así pres­tado á la Ig le sia, á la vez que motivo de gratitud por lo pasado, es fundamento para conta r co n que en lo ven id e ro nos -s erá dado hallar siempre de parte d e nuestro Gobi e rno, amparo y defensa, con­forme á la ley, para la Iglesia y sus mi­nistros, cada vez que las columnas de los pe riódicos se convi ertan en cátedra para concitar odios y para fomentar discordias de carácte r religioso. Las pruebas de de­ferencia á la voz de los Prelados, que en ocasiones no r emotas hemos recibido de los e n ~argados del poder público, nos garantizan que los conatos para abrir campaña contra la Iglesia y sus institu­cion e s, y c ontra la educación dada en los establecimientos oficiales por maestros religiosos, encallarán ante la firmeza de nuestros mandatarios . Por todo lo cual, á la vez que hacemos pate ntes nuestros sentimientos d e grati­tud, pedimos á Dios que bendiga á las a u· toridades civiles, las ilumine para que acierten e n e l gobierno, y dé también á sus esfuerzos el fruto que ape te cemos para bien de la patria, para su progreso mo­ral principalm e nte, y para el afianza­miento del orden y la paz. Finalmente, y en ejercicio de nuestra potestad epi scopal y ordinaria : 1.0 R e probamos, condenamos y decla­ramos de prohibida lectura, los periódi­cos y hojas volantes, firmadas ó anónimas, que ataquen ó calumnien á los Prelados de la Iglesia ó á parte del Clero Católico y comunidades religiosas. 2.0 Reprobamos, condenamos y recha­zamos en nu estro propio nombre y en el del Clero que nos está subordinado, la muy errónea distinción que se quiere esta­blece r, y el antagonismo que se pr~t e nde fom e ntar entre Cl e ro nacional y Clero extranjero. 3.0 Declaramos qu e los Sacerdotes proced e nt es de otras naciones y los Re­ligiosos que r e siden en nuestras Diócesis respectivas, han venido con pleno asenti­mien to de l os Prelados de cada Diócesis, y es bajo la depende ncia de éstos, según las leyes canónicas, como ejercen el Sa­grado Ministerio y demás funciones pr:o­pias de su santa vocación. 4. 0 Hacemos constar que los Re ligio. sos que hoy residen en Colombia no han venido desterrados de ninguna otra na­ción. Si así fuera sería más reprensible todavía el lenguaje de los periódicos y demás escritos contra el Clero, los cuales, al atacar á ho'mbres proscriptos, violan, por lo mismo, las leyes más elementales de la hospitalidad y la caridad cristianas. 5, 0 Hacemos pública manifestación de que los Sacerdotes naturales de ·otros países prestan, con celo y abnegación constantes, su ayuda á los Sacerdotes co­lombianos, cuyo número es insuficiente para .satisfacer las necesidades de los fie- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CATOLICO 2 77 les, y las de los infieles en las diversas misiones de nuestra República. 6. 0 Nos rese r vamos el hacer uso, con­tra los periódicos y demás hojas que hos­tilicen á la Religión y á sus Ministros, de las atribuciones que conceden á los Prelados las leyes canónicas, y de los de­rechos que á cualquier ciudadano le re­conocen las leyes civiles, especialmente el Decreto legislativo número 47 de: 1906, sobre prensa. 7. 0 Disponemos que la presente Carta sea leída en todas las igl esias en un do­mingo 6 día festivo á la hora de Misa. Dada y firmada en Bogotá, el día d e la fiesta de la Exaltación de la S a nta Cruz, á catorce de Septiembre -:la mil no­vecientos ocho. t BERNARDO, Ar¿obispo de BrJgo tá . t MANUI!L JosÉ, Arzobispo de Med ellí n . t P EDRO ADÁN, Arzobispo de Cartagena. t MANUEL ANTONIO, Arzobispo d e P o-payán. t EsTEBAN, Obispo de Garzón. t EvARISTo, Obispo del Socorro. t G. NAciANCENO, Obispo de Manizales. t I sllrAEL, Obispo de Ibágué. t FR. FRANCisco, Obispo de Santa marta. t EDUARDo, Obispo de Tunja. t ADOLFO, Obispo de Pasto. t FR. ATANASIO VrcKNTE, Obispo de Ci ­tarizo, Vicario Apostólico de la Goajira. t MorsÉs, Obispo de Maximópolis. ANT ON IO MARÍA CoLMENAREs, Vi cario Capitular de Nueva Pamplona. FRANCisco C. ToRo, Vicario Capitular df! Antioquia . -x­ALGOSOBRE JNSTR UCC!ÓN PlUMARIA É IIISTORIA PATRIA La Instrucción primaria debe pre­ocupar sin duda á todos los que se in­teresan por el bienestar y adelanto de un país ; aún más : debe ser su prin­cipal preocupación. Y si esto puede decirse de to dos Jos países, ¿ qué será del nués tro , donde, por causas dema­siado conocidas, la ignorancia del pue· blo es eviden te y desconsoladora? Sin lle gar al extremo tirán ico de la ins­trucción oblige toria, es preciso facili­tar al pueblo la in s trucción y ed uca- · ción de sus hijos de tal manera, que se vea como obligado á ello . Proble­ma complicadísimo, ciertamente, por­que se encuentra en primer lugar el obstáculo de la pobreza y miseria del pueblo ; en ~eguida las distancias y fa! ta de cammos, en terrenos dobla­dos y montuosos; los climas ardien­tes ; los malsanos, etc. etc. Sería pre­tender milagros el tratar de realizar en días lo que es obra de largo tiem­po; pero ahí están, si se quiere ir mejorando es tas cosas, las leyes de la Economía Políti ca, de la Hi giene, y demás de que no puede ningún pue­blo prescindir, so pena de ruina y des­trucción. Lento, si se r¡uiere, pero in­falible el ~rovecho resultante de la observancia de aquellas leyes, que podríamos llamar eternas, como fun­dadas en la verdad y en la experien­cia; es inevitab le también, y por des­gracia menos lento, el perjuicio con­siguiente á su des precio y omisión. Pero sí podemos y debe mos, mien­tras tanto, hacer lo que está á nues~ lro alcance, y aplicar remedios in me~ diatos á los males de qu e adolece la instrucción primaria popular. D ebe- · mos atender prime r o al materia l de l as E sc uela s, y luégo al pers onal. J. i\IATERIAL Dado que en carla pueblo h aya dos edificios, á lo men o ' , para niños y niñas, debemos investigar si prestan ó nó el servicio. Holgura, luz, venti-. !ación, sequedarl del pavun cnto; so~ lid ez y resistencia de muros y techos ; mobiliario bueno y suficiente; libros, cuad e rnos, mapas y toda clase de úti~ les ; Jugar de recreo; agua ; habita~ ción decente, sa na y capaz, para el Director ó Di rectora y su familia : hé aquí l o ind ispensable en toda Escuela. Jardín, hu erto de pl antas útiles 1 biblio teca ; mu seo; labora torios; ta­ller es; in s trumentos de música; apa­r atos g imnásticos; rlepósitos de rop ~ y calzado para los ., t ño" más pob re~ J' miserables; juguetes, estampa y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CATOLICO otros objetos p a r a prem ios . Hé aqu í lo .... indispensable, íbamo> á d ecir otra vez; conten témonos con llama r lo ne­cesario. Huelgan comcn taríos_y comparacio­nes. ¿Qué distancia h ay e n tre esto y lo que a h ora tenemos ? .... JI . PERSONAL Partamos del principio de que, en lo gener& l, no le c: emos ve r daderos maestros d e Escu ela. La N orma l de varones en B ogotá ha sido pues ta h a ­ce poco baj o l a Dirección competen ­te de l os Hermanos Cristianos. La de mujeres acaba de reorganizarse. Pero y endo de una vez a l fondo, y a l rigor de las cosas, sépase que en nu estra humil de opinión el idea l consistida, desde el pun t o de vista católico mo ­ral y religioso, en des laiet":::ar, s i ~s po­sible el término, toda l a instru cc ión P!Ímaria, y al revés de lo que en F r an ­cia atea, buscar en la Religión t odo e l pe_rsonal d?cen~e, de instrucción p ú­blica y pnmana. La razón es obvia. El magisterio, sobr e todo e l de l os ni~os, tiene n?. sé q ué de sagrado, y ~xtge la ~~cacwn , l a constan cia y la . malterab1hdad q~e. sólo trae n c on si­g? los vo~ os rehgwsos. '' P aradoja, hipérbole Inaceptable," dirá n muchos, pero no por esto desistire mos de ase­gurarlo. Lejos de nosotros n egar q ue el actual personal d0cente de Escue­las pri~arias1 _es cog: ido aq uí y a llá, ent:e mli p~I.Icwnarws pobr es y n e­cesitados, deJa de brillar po r s u con­sagración y regul aridad, por toda cla­s~ de_virtudes, empezando por la pa­Ciencia y resignación. Pero n i ngu n o podr á negar tampoco que mej or qu e t o do esto res ultaría u n p ersona l ed u­cado y sól idamente preparad o a l efec­to; tant o más dispues t o á consagrar á sus a l umnos to?o su tie mpo, sus afectos y pensamientos, c u a nto más despréndicl.o del mun do, y separado .hasta de lo~ a~ec t os m ás legíti mos, por s u dedicación á Dios, y á la e n­señanza. El poco éx ito de ímproba y l a r ga fae n a , no o b stan t e la m ej or vo ­lu n tad en much ís imos casos ; e l no adela n tn de los alum nos ; la s uperfi­cialidad de la in s tru cción; sa be Dios h asta qu é pu nto pueden i mp ut arse á la insu ficienc ia, m u tabilidad y liber ­tad propias del maes tro lai co . N i se obj ete l a cali d ad de emple ado públ ico que t iene el Directo r d e es­cuela, ofici a l y comn t al la n ecesaria suj ec ión á leyes y textos. No es cosa extr añ a ni costosa obedecer, para el q ue hizo vo to de obed iencia ; y en cuanto á t extos n o cab e riesgo de co­l is ió n , mientras e l Concorda t o rij a co m o L ey d e la República . No p a r ece n ecesa ri a la naci on a lida d p a ra l a e nseñanza d e l a Histori a P a ­tri a. E mpieza és ta c o n l a época del descu b rimien to y la fundaci ón, n o co n l a In dependen cia ; y los g loriosos he­chos de armas en ésta efec tuados no son s íntes is de l a Historia, si b ien d ig ­n os d e g ra to recu erdo y veneración, y pro p ios para d esperta r, llegado e l ca­so, y fomen tar y en cende r el val or y e l es píri tu d e sacrifi cio p or la P a tria. T odo h om bre bue no y vi rtuoso s erá buen ci udadan o y buen patrio ta ,.aun­que n o le arre bate el f renesí de Boya­cá .Y Ayacuc h o. P asar o n ya, feli z m en ­te, los t ie m pos de furib u ndas dia tri­bas con t ra E sp aña y s u tira nía . L ~ calma y reflexión h a h ec h o r eco n ocer que n ada sig nifica la d ec antad a tira­. n ía, es decir, el ri gor de s u go bierno, anle los b ien es qu e la de bem os; y q ue Jos actos d e c rueldad d e l os p acifica ­dores quedar o n s u perados y ecli psa­dos p or los de l os lib ertadores. L os-e n t usiasmos g u e rre r os r esultan rid í c ul os c u a ndo d eb e mos som eternos á l a ley d el más fuerte, y ol "id a mos que el t rabaj o y la p a z, la vi r tud y el e10 tu dio son la única espera n z a de re­h a bil itació n y e ng randecimiento d e Jos pueb los débi les. In o fi ciosos p or tanto, y r i sibl es l os him n os m a r ciales, he­mos de e n t onar solam en te hi m n os pa­cíficos al q u erid o su elo nata l y á l O: bandl'r~ que lo s imbo liz a . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CATOLICO 'Siendo así, bienvenido cualquie­ra que tales cosas nos enseñe, y sepa desprenderlas sabiamente de lns tres s iglos de la Colonia, espec ie de funda­m ento sólido, sobre el cual. aunque n os pese, h emos de edificar, y del re­vuelto siglo de vida independiente. L as distinci ones en este puntu serían odiosas é injustas. En el amplio m olde de la República, precisamente, ha de tener cabida todo elemento sano y provechoso: de o tro modo no se ría cosa pública sino cosa privada; y e l éxito satisfactorio de los ensayos en es ta materia, lejos de desviarnos del camin o emprendido, debe anim n rnos á adela n lar en él. Mientras tanto el maestro de escue­l a primaria, sea cual fuere su naci0na­lidad y su estado civil , merece y ne­cesita toda la estimación y todo el ap o­yo del Gobierno y de los ciudada­n os. Toda la es timació n porque, co­mo d i ce San Juan Cnsós tomo, "¡Qué cosa mayor que dt"rigt·r las almas y formar las costu mbres de los adoles cen­tes! Mejor que pintores y escu ltores y c ualesquiera otros juzg o á aquel qu e no ignore el arte de m ode lar los á ni­mos juveniles." Todo el apoyo porque, doloroso es confesarlo, aquellos qnc según este insig n e Doctor de la Iglesia ocupan pues to ta n importante en la sociedad , y están ll amados á regenerarla in ce ­san temen te, n o sólo so n mirados con indiferencia y m enosprecio, sino que carecen de apoyo, y di gámoslo clara­m e nte, de recurs os para vivir. El Es­tado docente pag a y h a pagado siem­pre mal y tarde á t a n modestos como útiles servidores. ¿Y así se quiere que cump lan con exacti t ud sus penosos deberes? L a misma cleficien c i~ ó com ­pl e ta ausencia de l os elemen tos mate­riales, de que hablam os en e l primer capítulo, agrav a su situación y difi ­culta su t area . Hé aquí o tro factor, si alguno faltaba, del escaso ó ningún éx ito en la instrucción primaria po­. pular. . En nomure de el l a, pu es· ; .en nom­bre del numeroso cuanto desgr ac iado gremio rlocente, y ele los innumerables alumnos, solicitamos respetuosame nte que se invi erta en el prrso n a l y en e l materi al de l as escuelas cu a n lo, según lo dicho, se n ecesite, seguros co mo es­tamos de que, con e l voto unánime de la Nación, se darían por b ien e mplea­das en este obj e to la mitad de sus rentas. FRANCtsco J osÉ VER.GARA D. JüSE MANUEL IHRROQUIN El sábado r g del presente falleció en Bogotá el Sr. D. J osÉ MAKUEL M ARROQUÍN. Descendie nte de uno de los s e rvidores públ ·cos más eminentes de la Colonia, el t en la Sociedad de San Vicente de Paú!, que presidtó en cinco períodos diversos y en la cual des­empeñó todos Jos cargos. Al Sr. MARRO­QUÍN se Ie debe en mucha parte el prodi­gioso desarrollo de aquel Instituto, que tánto bien ha h ec ho á esta capital y á toda la República. Lo último que sa li ó de su pluma fue el Prólogo que esc riLió para la M emoria Hz'stórz'ca publicada por la So­ciedad con motivo de su quincuagésimo a ni versaría. En el mes de Juni o po strero, muy atormentado ya ¡:: or sus dolencias fí_ sicas, escribía al Presidente : "Sé que, por la creciente miseria del pu e blo, no hay socios lim osneros bastantes para Jl eYar á domicilio Jos socorros que distribuye la Sociedad. Ru ego á usted que se sirva de­signarme para este encargo, e n relación con las familias que habite n e n casas á donde me sea posible ir en coche á lle­varles e l resp ectivo auxilio." S u caridad era inagotable, y no sólo daba cuan ­to podía e n rec ursos materiales, sino qu e prodigaba lo que los pobres aprecian más, lo s teso ros de su ingén ita y p e cu­liar benevo lencia. Por e so mil es de in­fortunados a co mp añaron su" cadáver has­ta .e l sepulc r o, que han regado co n lá- · gnma s, y a l cual han vue lto á orar por el que fue su b ienhech or in can sable . En el trato social, e n sus relacio n es de amistad y de f a milia, fu e un mod elo de bondad y de corre cción en todo. Para los jóvenes fue un prude nte conseje r o y con muchos hi zo ve ces de ve rdadero 'padre estimulándolos y ayudándolos e n sus es~ tudios. Jamás de sus labios sali ó una fra­se que pudiera lastimar á otro. Perdonó las ofensas, y no es exagerado decir qu e ~mó á sus enemigc s, porque ello e ra mherente á su carácte r . Fue un. ca tóli~~ con ve ncido y práctico, que s~ d1stmg uiO po r su firme y sumi sa adhestón A la Iglesia, por su piedad y por la propa ganda que, con sus escrit os y con sus buenos eje mplos, hi zo en favo r de la R el igión y de las bue nas id eas. Descendiente de P róceres , amó in ten­~ am ente á la Patria, y la sir vió en diver­sos pu es to s, entre ellos la p rim e ra Ma-gistratura de la República. La presencia de aquel varón de egregia estirpe, de vasta ilustración, de dilatada experiencia, de aristocrática figura; su presencia en el Palacio de Gobierno, á la cabeza de una de estas agitadas democracias, era un timbre de honor para Colombia. La índole mansa y benévola de aquel gran caballero, ajeno á toda ambición, sin un solo rencor, generoso y de vida inmacu· Jada, era garantía para todo ciudadano. La época en que le tocó go bernar fue de tempestad y de guerra, y ello, no menos que el carácter de este periódico, nos im­pide hablar sobre es ta faz de su noble vida ; pero estamos seguros de que la Historia imparcia l admirará los h e roicos esfuerzos que, con patriotismo de la me­jor ley, con intención purísima, hizo, has­ta sac rifi carse, para servir dignamente á Colomb ia y á la causa de la civili zación en este hemisferio. L os últimos días los pasó el señor MA · RROQUÍN rodeado del prdundú afecto de Jos suyos y de l inte nso cariño de nume­rosos amigos . Su muerte fue la que con­venía á aq uella meritoria vida, la de un verdade ro y ejemplar cristiano. L as exequias-que se celebraron en la Basílica, co n misa solemne en que oficia­ron e l limo Sr. Arzo bispo Primado y el Ilmo. Sr. Obispo de Tunja, así como el espléndido acompañamiento que lo siguió hasta el Cementerio-fueron t estimonio e locuente y sincero de todo lo que esta capital amaba y respetaba al ex-Presi­dente de la República. Con él se cierra un pe ríodo de la vida nacional : era él un o de Jos más conspicuos representan­t es de aquella generación que dio días de g loria á la Patria, qu e fue decoro de Co ­lom bia e n e l c onci e rto de los pu e blos his­panoameri can o s. Al ve rlo que se va, re­c o rdamos la pal:1bras que en ocasión análoga prun un ci;} un orador francés: "Las corba tas blan cas están desapare­c ie ndo en e l país." Bogotá, Septiembre 24 de 19 08 . ANTONIO JosÉ URIBE PIO X Y LA A ME RICA L a Cr oz'x de París, diar io católico de grande im por t a ncia publica, tom á ndolo de la Con-úpoudenza Romana, un artículo á propó~ito de la reciente creació n de la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CATOLICO . Delegación Apostólica e n Costarrica, en el cual se llama la atención sobre la ac- · tividad desplegada por la Santidad de Pío X en relaci ón co n el catolicismo de la Am érica . Dice el periódico italiano: '' Por su gigantesco desarrollo político y e conómico, por su feliz situación simé­trica entre Jos otros cuatro continentes, con la prÓxima perspectiva de la aper­tura del canal de Panamá, el continente americano ll egará á ser el punto d e apo­yo del movimiento cosmopolita, "Además , la Amé ri ca es el contm e nte católi co, no solame nte la latina, qu e lo es en el hecho y en verdad, sino tambi én los Estados Unidos y e l Canad á, países don­de el catolicismo tiene cada dfa mayor fuerza de desarrollo y expansión . "En consecuencia, los cuidados tan vi­gilantes y prácticos de Pío X no podían menos de encaminarse de manera espe­cial hacia la Améric~. La nueva Delega­ci ón Apostó lica en Cos tarrica es una mues­tra de ello. "Hé aquí en un golpe de vista la obra de Pío X desplegada durante Jos cinco años de su pontificado en relación con la América. "En el Canadá, después de la mi s ión pacificadora de Monseñ or Merry del Val en ti empo de León XIII, la Del egació n Apostólica de Otawa ha p edido continuar colaborando eficazmente con el ep iscopa­do canad e nse. "En los Estados Unidos, la Del egación Apostólica de Washington continúa su obra benéfica al lado d e l traba j o fe cun­do de Jos obispos norteam e rican os. Las mision es para los couloured mm han pro­g r esado notablemente, tanto para los in­dios como para los negros, y se están or­ganizando para los inmig rad os chinos. "En Cuba, donde todo e staba por r es­taurar después de la guerra, l a D e l ega­ción A postólica de la Haba na e nviada por Pío X ha sabido arreglar los negocios fundamentales de las diócesis e u b a na s, lo que hace esperar un porvenir me j or en aquel país, lo mismo que pa ra la Ig le­sia en Puertorrico y e n las demás Anti ­llas. Las r e públicas d e Sa nto Domingo y Haití sostiene n una r epresentac ión oficial cerca de la Santa Sede. ''Aun cuando en Méjico la legisla ción es anti ca tóli ca, el Gobi e rn o del Genera l Dfaz se manifiesta dispuesto á hacerla tolerable. La Delegación Apostólica ha ay uda do al episcopado á mejorar la si­tuación moral y material de la iglesia mejicana, la cual bajo un régimen de li­bertad podrá prosperar. " Las repúbli cas de la América Cen­tral- Guate mala, Honduras, San Salva­dor, Nicaragua y Costarrica-no ti enen D e legación Apostólica ; solamente en el último de estos países acaba de estable­ce rse; e l bien de la Igl esia la reclamaba con urge ncia. "El Santo Padre, sec undado por el Gobierno costarricense, acaba de fundar la Del egació n en San Jos é, ciudad que se rvirá también de asiento al tribuna l ar­bitral d e las cinco repúblicas, al t eno r de la co nv e nci ón de vVa shington. "En la América Meridional la acción r e ligiosa y social de la Sdnta Se de ha preparado y obtenido éxi tos brillantes; su interve nci ón en los diferentes Estados, Colo mbia, Perú, Bol iv ia, Brasil, ha co­ope rado á alejar sangrientos conflictos y está en vía de arreglar graves y a nti g uas c ontroversias. " En Col omb ia, los actos de la Dele­gación P ontificia han me recido r ecie nte­me nte que e l Parlamento les otorgue un voto ~;o lemne de acci ón d e g racias. La intel igencia entr e la Iglesi a y e l Estado es perfecta . - "El régirr.e n excepcional de V enezue. la no ha perm itido á la Santa Sede obte­n er resultados d efi niti 'lOS en esa repú­blica. "Las torm ent a s r evolucionarias habían roto en e l Ecuador no solamente las rela­ciones diplomáticas con e l Vaticano sino tam bién conmovie ron las bases funda­mentale s de la Igl esia; porque allí, como e n Francia, e l triunfo d e l jacobinism o ha comprometido al mi smo ti e mpo la paz interior d e la patria y los d erechos in alie­nables de la I g lesia. F elizmente tan dura si tuaci ón parPce 1)1 e jorarse. "En e l P erú, la Delegacion Apostólica d e Lima está en !a mej o r armonía con el Gobierno. "En Bol i via~ una pasajera mala inteli­g- encia s uspendió las rela c iones e ntre la República y la Santa Sede, pe ro és tas acaban d e r eanudarse . " Por lo que se refiere á Chile y á la Arg-Pntina, la relaciones de la I nternun- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CATOLICO cia tura de Bue nosair,;s y d e la Dele ga­ci ón Apo stóli c a d e Sa nt iago con los r e s­p ectivos gobie rnos son muy cord ia les. Ambos país es a caba n d e do na r á Pío X, c o mo r egalo d e l j ubi1 e o , un pa lac io para la r e side ncia d e 1 r ep rese n ta n te d e l V a ti · cano, y se asegura qu e el D e legado e n C hile será e le vado á la categoría de In­te rnunc io. "El Uruguay está domi nado p o r e l ja­c obinismo, y natu r a lm e nte los catól ico s sufre n du ra opr esión , pe r J e n el Para­g uay . la s itu a ción e s bie n disti nta. " E l Bra si l ofrece un es pectá culo muy conso lado r ; á pesar d e l a sepa r a ción d e Jos p ode r es, las r e la cio nes de la Nunc ia ­tura d e P e trópo lis con e l Gobierno está n en el mejor pie. B;~~o e l r égim en de la li ­bertad le a l m e nte ente nd id a , la iglesia bra­s il era ve multipli ca rse por d e ce nas nue ,'aS di ócesi s y otros centros ecle s iá sti cos, los in stit utos católi cos de e nseñanza y de be ­nefice n cia y las a socia cio nes reli g iosas. S in d uda a lg un a la Ig le si a e n e l Brasil m archa hacia un por ve nir si n ig ual ; se r á d e las m ás respeta b le s d e l mundo . "Hé aq u í en pocas palabras un a nu e ­v a si t uación, que h ará r efl exi o nar á lo s sectarios d e EUJ~ op a. " R equiescat i n pace D e l árbol fron loso d e J¿. ¡-e ligió n fran­c iscana cayó co mo fr uto m ad uro, er 1 la m añana d el 8 d e los cor rientes, e l M. R . P . F RAY jACINTO AvJLA . Muri ó d e r e­pe nte , en un carro del tranv ía, poco d es­pués d e Misa, y vi niendo de confe s a r r e ­ligiosa s . Una mu e rte a sí, tras de una vi­da t a n la rga cu a nto sencil la y la b oriosa , parece de l nú me ro d e a q u ell as q ue e l in ­sign e teól ogo P a dre F abe r no vac ila e n c a lificar d e predestinados. ¿ Q ui én e n Bogo tá no co n o ció a l b ue n Pad re A viLA ? A los d e f ue ra sí es ne c e­s ario r eferi r cóm o e ra aquí d e e s ti mado y respetado. E se a pell ido, y la se me jan­za d e profe sión y de virtu d e s, nos hada p ensar, a l verle y al nomb rarle, e n s u es ­clarecid o homónimo, e l lla mado Apósto l d e And a l ucía . No deja ci e rta m e nte e l n uéstro, ni e n las l etras n i e n e l púlpito, e l glorioso renombre d e aquél ; p e ro e l e jem­plo d e un a exis t e nci a di latada, si em pre confo r m e a l e s pí ritu d e su vocación ; lo s a c a so prolijos estudios q ue le a d q uirieron re p u ta ció n val ios a d e l uces y doc tr ina ; virtude s y m é ritos e ntr e los q ue me r e ce c on ta rs ~ la re sta u r a ción de su Orden y Provinc ia , tras la d e vast ación d e l s esen ta y tres. en m edi o d e ang ust ias y difi c ul ta­d es que son d e pres umi r ; aq ue l a ire hu. m il de y b ondadoso; s u consagrac ión al conf esona rio ; todo aq ue l lo , e n fi n, a tra ía de t a l ma ne ra , q ue e l oficio de confe s o r le ocu pab a todo e l día ; su idon eidad y e xse le nc ia e ran proverbia le s; y sabe Dios qu é d e c onsu el os , d oc ume nto s y estímul os d ifundi ó e n largó s dece nas, á la r ga s ge­nerac ione s ; no d es d e ñ a ndo ac ud.ir a l sa­bi o y piadoso cons e j e ro n um e ro sos é ilu s ­tres pe r so n ajes. N o d otro m odo h um il­d e a r royuel o f e rtili za exte n sos campo s. L a fi esta d e la N a ti vidad d e la V irg en e s fi e sta d e pa z : así lo entie nde la Ig le ­sia. "Te Tog amos , S eiior, que con ce das á tus sz'er vos el dónde la g racz'a celes/e ; para que , si el parlo de la Vz 'rgen Bendita fu e el prz'n ­ápz ·o de nuestra salud, l a solemn idad de su N acz'lnz'mt o sea zncrement(l de paz." T ál ha­bía di c h o el Padre e n la Misa de e s e día ; quizá ce rraba e l Dt'¡¡nzo co n esa oració n en los lab io s ; y aque l a nciano, cuy o se m­bla nte respira ba paz,. c e r r ó los ojos á la lu z d e la t ierr a , y a l a b r irlos á la del C ie lo vi ó cu mpl ida e n sí mi s mo su plega­ria, r e cibie n do el aume nto y e l to ta l de la .p a z en q ue vivía . R ueg ue é l a hor a por nosotros ; a lcán­ce nos s u e rt e sem e ja nte ; y r eciban lo s Re­ve rendos Padre s Franciscanos, sus dig­nos h e rmanos de h á bi t o, nu est¡a si:1 cera y afe ctuos a e xpresió n d e pesa r. F RANC isco J osÉ V l!.RG ARA Bogo tá , Septie mbre 30 de 190 8 . Ponil rán en E l sus ojo s EL SU EÑO D E CLA UDIA PROCL A · ( Continuacz'ón ) -Tú lo h 'l.> d ich-.> , le i nt e r tumpió Cla u­d ia c o n vi ole n cia. A hí e stá tu crime n. T ú podías pone r lo e n li berta d y d e bías h a b e rlo h echo, porque sabías q ue era i noc e nt e! - ¿ Ino ce nte ? ¿ Sape ún o ja m is qui é ~ e s inoce nte ? re pl icó c o n li ger e za Pi latos. Evi de nte m e nte me pare ci ó basta nte in­' of e n si vo. Los cargos q ue contra é l lan- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CA TOLICO ----------------------------------------------------------------- z'aban me pa recie ron un tejido de a bsur. dos: " j Que él quería de~ t ruír ese remplo en tres días! " S i lo dijo, es una l0cu r a y nada miÍ s. E se temr-1lo I ... Pi la tos seña ló con la manv á io le jos esas fan tás ticas constr •. ccion es , hañad as por ra luz de la luna Luégo agregó: -Dícenme ta mbién quP. él prohibe pagar el tributo a l César. Esto ya es más preciso, pero sus >lc usadores no h an pod ido proba r lo . E n fin, r¡ue se titu ló rey é Hii ) de Dios . Yo quisiera que n uestros amigos de Roma oyesen den un ciar á un ciudadano romano por motivos tan a bsurdos y ¡::.ed ir para él la muerte ! Ello s se alza rían de hombros, como yo lo he hecho. Quizá ordenarían á ese hombre re nu nciar á esos títulos quiméri . cos : ni aun siquiera renunciar á el los , puesto que él ha te nido e l cui•1ado de agregar que su reino no es de este mundo. Eso se ría todo. Aq uí, en e ste puebl o, la he z de la ti e r ra , ta l a cusa ción me re ce sangre y muerte. --1 u misión,e ra ddende r le , di jo fr ía­mente Claudia. ¿ Hablas de nue stra Ro ­ma? R oma te envió aquí para represen tar su e levada sabiduría , no r.•ara pos­trarla a sí, dela nte de ese mismo pueblo, por indolencia, por coba rdía .. . . -Un mome nto, le inte r rum pió Pi !a. tos con im paci encia. He dicho como Pro. curador romano, que los ca rgos nada significaba n. Es e ~ to cierto ; pero los sa. cerdo tes á quienes recibí ei día a nterior, cuando vinie ron á ped irme soldados para prenderlo, me hi cieron sa ber cosas so­bremanera al armante<. E se hombre pre . dica e l aba ndono de Jos bienes, y pa ra inducir á e llo á sus oye ntes, r el a ta h isto­rias increíbles y trastorna a l pueblo la cabeza con sus predicaciones y pa r á­bola s. D íce les que un hombre vestido de púrpura y de lino irá á pa rar á un abis. mo de fu ego, únicame nte por esta r ves­tido de púrpu ra y de lino, y porque no hacía caso de un mendigo sentado á sus puertas ; e ste mendigo, por el contra rio, sin más títu los que su miseria , ~s tra nspor ­tado á los Campos Elíseos. Dice, q ue quie npi erde su vida la recuperará; que es pre ciso vivir sin cuidarse de sus in tere- _ses como las plan tas ó las aves; q ue el rín cipe de este mundo está ya juzgado ; y que para andar por el buen camino , es menes ter a ba ndonar pad ·e, madre é hi­jos y seguirl e . En fin, recomie nda q ue debe tei erse piedad rle todo y de todos ~ in distinción, publicanos y pecadore s ? - ¿Cómo me en señará la piedad ? murmuró Claudi a : toda e l a lma pagana pa recía mostrarse en estas palabras. --¿ Con ta le ~ id eas puede estable ce rse una sociedad razonable? contin uó Pila­tos sin pa re ce r oí r la . T e pongo de juez 1 E n un e stado, tales sofi smas son más no­civos que úti 'es. --Poncio, dijo gra ve mente Claudia P r ocla, ese ha sido tu pare cer , pero únicamen te cuando se nombró á T iberio . Tocábale e l turno á tus dioses. C:onven­go e n que hi ci ste por Jes tís de Nazareth todo lo que na da te cos taba . Cua ndo en­traste en ma teria y e scuchas te vagas amenaza s, retrocediste E l miedo te obli­gó á conde narlo. --Y aun cua ndo a sí fuese, respondió c íni camente Pilatos : ¿ Estamos ya tan seguros de l favor de T iberio?¿ Conoces tú el füror y la inq uina de los jefes de aquí? 1 De cuá ntos de nuncios y q uejas no son capaces 1 Ya nos hacemos sos pe cho-. sos, nos vemos quizá deste rrados- (po­co nos fa !t:í cua ndo e l acon tecimiento del per verso vie jo de Caprea),-perdidas nuestr pos ición, nuestra fo rtuna, esos pala cios Pn donde vi ves como una reina, por causa de ese hombre de l pue blo, á quien quedan rlar mue r te, y que á pesar mío lo h u ~1 i eran rr.ue rto e n a lguna ce la­d a . Claud ia , ¿qué se hizo tu juicio tan de cantado? Ella pe rmaneci ó en pie, dirigie ndo sus chi spea ntes miradas sobr e e l hombre que continuaba sen tado , y como a nona­dado a nte ella. --¡Desgraciado ; exclamó animándo­se, porque otro haya podido mancharse de sangre , ¿ debías tú hace rlo también ? Confiesa s, pues, que el lujo que me ro­dea es el preci-:> de su mue rte, ¿ puedes creer q ue seguiré g ozando de é! tran. f!U ilamen te ? ¿Que habré de quedarme aquí cuntigo? N o me conoces, nunca Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. -'.84 EL HOGAR CA TOLICO me h as conocido, Poncio. Sólo te pedí eso y no quisiste complacerme. Lo hice no sólo por EL sino también por ti. -¿Por mí? dijo Pilatos sorprendido. Es verdad que he tenido muchos des­agrados; pero pronto nadie se acordará ya más de ello.... por lo que á mí res­pecta, mañana ni pasará por mi mente Jo hecho .... á lo menos así lo espero . Continuó habl a ndo consigo mismo, co . m o para tranquilizar su espíritu : -Jfn e l fondo, ese hombre me in te . resaba. Hablaba de un mod o raro, siem­pre en términos velados, pero que en sus labios adquirían magnifice ncia. D ecía : -Yo he nacido para la verdad. Claudia, pensando en ti, le pregu nté : -¿Q ué es la verdad ? Y me sal i sin esperar la r espues t a , al ver la mira.i a que me dirigía . En na die he visto valor como e l suyo. Ninguna súplica me di ri g ió, ni una palabra salió de sus labios para disculparse. En medio del clamoreo que contra é l se levantaba le d ije: -¿Nada me respondes? ¿No oye s de cu ántos crímenes te acusan? Esto, con ánimo de que se def~ n d ie se. Pero él guardaba sil encio . Entonces tú me hi cis. te avisar que un sueño .... -¡ Ah 1 no hables de ese sueño, excla­mó ella con espanto, como si á su mente hubiese acudido la image n de al go que la torturara cruelmente. -¿ Era acaso muy terrible ? preguntó Poncio Pila to en un tono de voz que que . ría aparentar indiferente . ¿Algún presa. gio maléfico ? ¿Alguna ame naza de des­gracia? 00 .. ¿Toda vía algo peor? 00. ¿ La muerte? .... Ese romano, frío y excit ado por el vino, que momentos antes hablaba con ligereza de aquél que había e ntregado á la mu er t e , y cuyo importuno recuerdo rechazaba de su mente con ademán de fastidio, ese r omano temblaba ante el pensamiento del omen que pesaba sobre él y quizá le amenazaba como una mano armada en la som bra. El tenía poca fe en sus dioses, en la vida futura, pero es ­taba dominado po r una increíble supe rs. tic ión. Era cosa común e n ese im perio romano, en el que según la expresi6n de Plinio, " los espíritus mejor templados miraban los sueños como un aviso envia­do di rectamente por los dioses ." Claudia se quedó callada y como pre­sa de espanto, y solamente contestaba con ademanes á las preguntas del Go. b e rnador. -Hábla. Tú sabes qu e p refiero cono. cer un h ech o sea cual fuere, á la incer­tidumbre y el mi st e rio. -Yo no sabría, ni podría h ablar, por que tengo lás tima de ti, Poncio, di jo al fin Claudi a . Ha5ta ahora, nada te h e des­cubierto. El mal está hecho, y ya nada pode mos co nt ra éi. Mejor es q ue procu­remos olvid a r . El atrio de co lumn as d e mármol e ; ta­ba bañado por los raj os de la luna . P on. cio Pilato se paseaba de un lado á otro, y su sombra se p royectaba d e una rna. n era extraña sobre la blancura de los mármo les. Poco simpatizaba con esas ho- . ras en q¡,¡e los genios de l mal se compla. cen e n visitar á los hombre s. Su male ~ tar iba aumentando; tem ía sondear esos p re. sagios, que miraba como desgracias po. sitivas: y á pesar de todo, an siaba cono. cerlos. El ha bía traído consigo á la Ju­dea un sacerdote de Roma para consul­tar el curso de los astros é inspeccionar las e ntrañas de las víctimas, y diaria. mente Pilatos lo interrogaba. Justamen­te esa misma noche lo había enviado á la fortaleza Antonia, y por esa causa se había demorado allí tanto. Pilatos guardaba para sí esas supersti­ciones tan secretamente como le era po­sible, p11es sabía que su mujer las des. precia ba, y como hombre se avergonza­ba de esLa invencible debilidad. Pero esa noche el aterrado sacerdote se había negado á seguir inspeccionando indefini­da mente las conjun ci ones de los astros, y al fijars e en las entrañas de las vícti. mas, h abía experimentado gran turba­ción. -Veamos, insistió Pilatos, hábla por los dioses, por el Dios de los judíos, si le ti e nes más fe que á aq ué llos. i Se te ¿ ha a p areci do ese ho mbre en su eños .. . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CATOLICO 285 --------------------------~----------------------- A Claudia Procla le temblaron los la- . bios . Pareció que aún vaci laba; pero . Pilatos se lo exigió en nombre del Dios vivo, y á una exigencia en esta forma nadie resistía. III Un violento temblor hizo estremecer el palacio, y las columnas oscilaron. Sin embargo, sucedió esto con tal rapidez, que hubiera podido creerse en una alu­cinación, á no habérseles escapado un grito de espanto á los centinelas que se relevaban en las puertas exteriores d e l palacio. Ella dijo en voz baja: -i Es éste el primer suceso extraño que presencias después de su muerte ? Esperemos que aclare y te daré las ex­plicaciones que deseas. - ¡ Míra! Ya viene el día, dijo Pon­cío señalando el blanquecino fulgor ape­nas visible, que aparecía en contorno de las desnudas colinas . . ¿ Tú viste á ese hombre? -N o sabía yo que era EL, respondió con voz reposada . Estábamos en Roma en el palacio de Cés ar Augusto. El Em~ perador ordenaba se hiciera el censo del mundo, y hablaba lleno de orgullo del número de sus súbditos, los que compa • raba á las estrellas del cielo, á las are . nas del mar. De repente se presentó el hombre vestido de blanco, rodeado de una auréola de luz, y dijo: -Todos e sos hombres me pertenecen. Augusto lo hizo arrojar de su pre. sencia. ¿A dónde ? N o sé si lo envió á una bóveda subterránea ó á algún leJano desie rto; pero es el caso que el mundo romano no habló más de EL. Aquí se le veía curando enfermos y hablando de .su reino, pero con menos claridad, de una cosa misteriosa y lejana. Luégo lo pren­dieron. Ese era Jesús de Nazareth. -Tú ya habías oído hablar de EL di. jo Pilatos, medio tranquilizad(). Tod~ eso es enteramente natural. -Escúcha, continuó Claudia, Bajaba EL de una alta montaña, seguido de sus perseguidores y verdugos. Se encamina­ba hacia una cruz plantada en el Capi. tolio. Iba andando por en medio de la humanidad, de ese mundo que EL había asegurado pertenece rle. Un ancho surco se iba abriendo á su paso. A cada hom­bre le decía en cualquiera época de la vida: -¿ Quiéres preferirme á todo? Y esas palabras, según as pasiones que dominaban á los hombres, querían decir : "¿ Quiéres sacrificar las riquezas, la carne, el orgullo, en aras del único bien necesario, á A QU EL que es la belle­za, la justicia, la santidad?" Y cuán di­versos eran los sentimientos que movían los corazones de esas muchedumbres. Los unos se alejaban de Jesús lanzando imprecaciones con el odio en el corazón; y ésto s eran aquellos á quienes arrebata~ ba su ídolo de carne, que era menester abandonar por EL ; ésos le traicionaban luégo movidos por la ambición ó por e miedo. Otros, casi innumerables, vivían en la indiferencia, ni siquiera se fijaban en EL, y menos escuchaban su voz, entregados únicamente á los goces de la vida pre­sente . . En fin, los había que le seguían á cos. ta de todos los sacrificios, aun el de la vida; esos son los únicos felices de la tierra, aquellos á quienes EL ama y de quienes es amado . Pero de todas esas multitudes, cada ger.eración va pasando así delante de EL, y ni un solo hombre duerme el sueño de la muerte, sin haber oldo la pregunta misteriosa y sin haber dado respuesta á ella. -Te han exaltado esas grandiosas imágenes orientales, observó Pilatos. El genio de nuestra raza latina no se .aficio­na á ellas, pero cuando les da acogida, parécenle algo desconocido, de propor­ciones desmesuradas. Tales son las pa. labras de sus prof.etas : " Llega el Eter­no; el Eterno pasa; sostiene e l Eterno el mundo terrestre como una g ota de agua en el cuenco de la mano. " Tú has debido oír esas palabras en torno de las sinagogas, é instintivamente se las ha­brás aplicado á ese Jesús, que se llama ­ba Mesías. (Continuará) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CA TOLlCO CRONICA Admirable trabajo L a Srita. D. a Vi c tori a López ha concluído, después de dos a·ños de in­cesante labpr, un h erm os ísimo r oq ue­te de encaj es, que ha obsequiado al Padre Santo co n motivo del Jubileo Sacerdotal de Su Santidad Pío X. El regalo es di g no del Pontífice, pues persona s co mp etentes para apreciar aquella obra de arte y de paciencia, con sid era n que es un trabajo de a ltí­simo mérito. A ello se refi ere la si­guiente carta del Sr. D. Euge nio Ló­p ez, pad_re de la Srita. Victoria. Les enviamos nues tras cordiales feli cita­ciones. A Su S antid a i Pío :k, Po ntífi ce Máximo. Beatísimo Padre : Permitid que desde estas apartadas re­giones de la Am érica Hispana, donde con la m ás acendrada fe se adora y venera en espíritu y en verdad á Nuestro Divi no Redentor, de quien sois represe ntante en la tierra, os obsequie mi hija Victoria un roquete de e n cajes de b olillos h echos por ella á mano, que espera la merced de que os si rva e n el d ía er. que se cel e bra en. esa ciudad vuestro Jubileo Sacerdotal. Este trabajo es el resultado de un es­tudio pe rseverante de dibujo y labor, ins­pirado y sostenido por el fervor d e nues­tras creencias sagradas, tan difundidas en estas comarcas por los pastores de la Iglesia. La obra trae á la memoria cuatro de los principales episodios d e la Pasión de Nuestro Señor J esucristo y los q ue con­centran en sí toda la profunda amargura que agitó el corazón del que enviado del Cielo vin o á traer la salud y la vida al gén ero humano. E l Ilustrísimo Sr. Arzobispo de Popa­yán , Mons eño r Arboleda, ha t enido la amabilidad de se r e l portador, servicio q ue le agradecemos infi nitamente; él l o llevará con cariño á su destino. D eseamos, Santísimo Padre, que la ofrenda sea g rata á vuestr os ojos y con ella entrar al concurso que el orbe cris-tiano prepara para conmemorar e l día de vuestra1ordenación sacerdotal. Bogotá, .Septie mbre 24 de r go8. · Beatísimo Pa :!re. Besa rever en tem e nte los pies d e vues­tra Santidad, EuGENIO LóPEZ EL nÍA 2 de l pasado se ve rificó e n la Santa Ig- le sia Catedral un suntuoso Fu­neral por los almas de los Prel ados co­lom bianos difun to·s, al cual concurrieron el Primado y los Ilm os . Arzo bispos y Obispos, r e unidos actualmente e n Confe­rencia Nacional. EN LA IGLESIA de San José se celebró el d fa 5 la fiesta d e- San Victorino, segui­da de la so lemnidad de Cuare nta Horas, con exposición nocturna del Santísimo Sacrame nto. EN EL DÍA d e la Natividad de Nuestra Señora, 8 del mes último, se cumplió el vigésimoquinto aniversario d e la orde­naci ón ·sacerdotal de los Dres . Rafael M. Carrasquilla y Carl os Cortés L ee, honra del clero colombiano por sus muchas vir­tudes, su vasta ilustración y sus relevan­tes dotes de oradores sagrados. El Colegio del Rosario feste jó solem­neme nte las Bodas de Plata de su ilustre y digno Rector, á quien presentamos nuestros efusivos parabienes, así como los enviamos al Dr. Cortés Lee, Secreta­rio del Arzobispado, en viaje en la ac­tualidad por el Vie j .; Mundo. CoN ESPECIA L pompa y gran asistencia de fieles se efectuaron las Cuarenta Ho­ras e n la iglesia de La Tercera, en los días I7, I8 y rg. EL PRIMERo de los días citados última­mente, se celebró e n La Catedral y en San Ignacio la fi esta de Nues tra Señora de los Do lores, en la segun-:la de estas igl esias por la Asoc iación de las Madres Católicas. EL J uBILEO SACERDOTAL d e Nuestro San­tísimo Padre el Papa Pío X se festejó fn esta católi ca ci udad , que tánto ama al Vicario de C risto, con exce pcional entu­siasm o y con muestra s inequívocas de filial cariño y profunda veneración al Pa­dre común de los fie les. L a so lemnidad r e li g io sa d el día I8 en la Cate dral Primada, presidida por el Ilmo . Sr. Herrera, revistió caracteres de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CAT O LICO grandeza y majestad propios del acto que se conmem oraba. A ella concurrí e ron el Excmo. Sr. Pre5idente de la República · y los Mini~tros del Despacho; el Excmo. Sr. Delegado Apostólico; los Hm os Sres. Arzobispos y Obispos de Colombia re ­vestidos de Pontifical; la Suprema Corte de Justicia; la Corte de Cuentas; varias otras Corporaciones y altos e mpleados residentes en esta ciudad; e l clero secu­lar, e l r egular y g ran número de damas y caballeros que, con los demás fieles, co l­maban las naves del templo. Se estrenaron en tal día las insignias de la Bas íli ca, se cantó por vez prim era , á 130 voce s, la misa, compuesta especial­mente para esta fi esta por e l Maestro de Capilla, Dr. Carlo5 U maña, y se entonó el Himno dedicado al Sumo Po ntífice, le­t ra del Sr. D. Migue l A ntonio Caro y mú­sica del mismo Maestro de Capilla, con igual número de voces y oche nta profeso­r es de orquesta, dirigidos por el Maestro Hon orio Ala rcón; se bendij o e l bello al­tar- de b r once dorado y mármol-cuya erección fue ordenada, como homenaje al lJivino Co ra zó n d e J esús, por el Con­greso Nacional e n e l año de 1898. Tanto e l Himno com o la Misa, ya publ icado aqué l en e l núme ro extraordinario d e EL Ho GAR CATÓLico, forman parte d e lo s tra­bajos acordados por la Comisión Di oce­sana designada por el Ilmo. Sr. Arzobis­po para organizar y dirigir la celebración del Jubileo Pontificio. Ambas obras han merecido e l aplauso de la prensa y del público en general, y han sido calificadas como piezas de indiscutible mérito musi­cal y como obra maestra la parte litera­ria d e l Himno. LA HISTÓRICA fiesta de N uestra Señora de Las Mercedes se celebrÓ en La Cate­dral, en la Capilla d el Sagrario, en La Candelaria, e l Carmen, Nuestra Señora de Lo urd es (en C hapinero ) y en varias otras ig lesias. En todas ell as la concurre n­cia fue numerosísima, pu e s son innum e­rables los devotos de la Santísim a Virgen en esta Advocación, tan pródiga en gra­cias y favores. AL SR. GEN ERAL D. Euclides de Angu· lo y á su honorable familia presenta EL HoGAR CATÓLico sus manife staciones de profunda condolencia con motivo d el fa-ll etimiento de la virt uosa matrona D.a Adelaida Bu cheli d e Angula, tras larga y p eno sa enfermedad, que w portó con la resignación pro pia de las almas Yerda­de ra mente cristianas. Mitigu e la pena de su esposo y de s us hij os la conside ración de que Dios habrá premiado en el Ci e lo las mu chas virtudes que pra cticó en la tierra. A los su s:: riptores de EL H oGAR CA ­TÓL I CO que es tán en mora co n la Em­presa les suplicamos la pronta ca nce­lacidn de sus cuentas,para poder aten­der á todos los ga::. tos que ocasiona sostener eL periddir: o. N O TIC I AS GE i"ERA LES Ing later r a-Distíngu entSe l11 s damas cató­licas de Ing laterra por su celo e n recaudar fondos p ara ofrecer a l Vi cario de Cristo, co n motivo de su J ubil eo, un presente que no des­diga de su dig nidad. Ln Duquesa de Norfolk . ha propuesto que, fu era d e los ornamentos que se envíen a 1 Papa p ara distribuirlos entr e l as iglesi as pobr es, se le rega l e n cien cálices de v alo r, que han de se r costead os por las se­ñoras de l n~ l a tcrra , E scocia, I rlanda y Prin­cipado de Gales. Aleman i a, Suiza-Los donativos d e orna­menL's sagrados ofrecidos a l P adre Santo por las Com is iones alemanas-su izas y austro­hún g aras, expuestos sucesivamente en el Va­tica no, atrajeron la atenci ón de todos, no so­l amente por el número, sino aun por el valor, t anto de la ma teria como del trabajo. En 3o~,ooo liras se computa el preci o de los obje· tos presen lados en la primera Expos ición. Medalla pontifici a- L a conmemorativa , del hecho más cu lminante este año ostenta, de un lado, la imagen de Pío X con los orna­men tos sacerdotales, y de l otro, u na alegoría de la publi cación de la Encíclica Pascendi, r¡ue es c uchan l as cinco partes del mundo. Primer gra do de Docto r en Escri tura. E l 16 de Junio se confirió en el Salón de Pa­ra m en ti del Vaticano el primer grad o de Doctor en la facultad de Teología Bíblica al. sacerdote fran cés Mr. Gry. El examen r evis­tió inusitada solemnidad; los ejercicios fue­ron presididos por el Padre J ansens y Mr. Vigouroux, d e la C:omisión Bíblica, y en la defensa de l a tesis presidi ó el Cardenal Ram­polla, acompañado d11 los purpurados Segna, Mathieu y Vives. La pompa desplegada muestra la importancia que la Santa Sede concede á estos estudios. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL HOGAR CATOLICO OBRA DE LA PROPAGANDA DE LA FE-Según una estadística oficial, los ingresos obtenidos para la Obra de la propaganda en el año de 1907 ascienden á 6 ,644,397 francos, y los gastos á 3 .123,463. Contra lo que suponían los espíritus pesimistas, la nación francesa figura en primer lugar en la suscripción, conservando el pu esto de honor que desde el principio de la Obra ocupa. Desde 1822, época de la fundación, hasta 1825, sólo Francia contribuía á los gastos de la Ob ra de la propaganda de la fe. Después, durante tres años, Francia y B élgica, se repartieron esta pre. ciosa carga; luégo, unas después de otras, siguie. ron las diferentes naciones, aunque, como queda dicho, Francia ocupó siempre el primer lugar. En 1840 l os ingresos fueron de unos dos millones y medio, corre spondiendo millón y medio á Fran­cia. De:;de 1853 los donativos de esta nacinn han sido generalmente el doble de los del re sto de las naciones cristianas. Los enemigos de la Iglesia se las prometían muy felices con la separación en Francia· creían que esta ini~uidad concluirfa con el cato'licismo en la nac~ón hija primogénita de la Iglesia. Los hechos, sm embargo, no han respondido á aque­llos nefandos propósitos; y aun en este punto par­ticular de la suscripción en favor de la Obra de la propaganda se ha podido observar una mejoría, pues' en 1907 Francia dio para aquel fin 50,000 francos más que el año anterior. -Pronto ha de celebrarse en Haarlenz (Ho­landa), un Congreso católico en que se tratará de la creación de bibliotecas populares, parroquia­les, si es posib le; de la fundación de periódicos artísticos enteramente cristianos, y de la necesi­dad d e combatir la prensa ilustrada neutra que fomenta en sus lectores la frivolidad, que es uno de los males de la época presente, -Para buscar a l pueblo, que no se atreve á en­trar en la Iglesia, se han creado en varias parro­quias d e Francia las Salas parroquiales, que son recintos alquilados por e l p á rroco para dar con­ferencias, casi siempre sobre cuestiones sociales ó religiosas, dadas, á veces, según la prudencia de­termina, por algún seglar ce loso. En la di ócesi; de V~rsall.es s~ d edican gran número de jóvenes católicos a esta tarea, merced á la cual muchos hombres del pueblo empiezan á conocer el cris. tianismo. Cu~IOSA ESTADÍST ICA-Un médico, d es pués de vemte años de atenta observación escribió l a siguiente estadística : ' De ;u.2 fam~lias desavenidas conté 320 que nunca 1b a n á M1sa los domingos. D.e . 4I~ j.óvenes, deshonra y bald ón para su s fam1has, umcamente I2 frecuentaban la Iglesia. De 23 banqueros que hicieron bancarrota ni uno siquiera iba á Misa. ' De 40 establecimientos de comercio qu e despa­chaban los domingos, ni IO prosperan real · mente. De 25 hijos que parece no tienen corazón para amar. á sus padres, 24 no iban á cumplir con la Igles1a desd e su primera comunión. Dios, aun en este mundo, da á veces su mere· cido á los que abandonan, menosprecian y profa· nan su santa ley. -Dice el Dr. Garnier que en Francia, en el últi­mo decenio, e l número de criminales jóvenes s·eha sextuplicado en París. El Juez de instrucción, Mr Guillot, r eco noce que esta progres ión alarmante ha coincidido con las. reformas fundam enta les de la enseñanza pÚ· blica. Ahora los más furiosos anticlericales se ven forzados á rec onocer que la corrupción de cos­tumbres y la delincuencia son producto de la en· señann materialista y atea que la juventud reci­be e n l as escuelas del Estado . -U na banda d e impíos masones penetró tu­multuosamente en la capi lla d e los Padres Car me lit as de Lille. Uno d e ellos, cogiendo el Cruci­fijo que había sobre el Tabernáculo, arrojólo al suelo, y de un golpe ro mpió las piernas al Cristo, mientras otro, subido en el púlp!to, profería horri­bles blasfemias. El primero de dichos energúmenos, dipu~ado por Ardenues, al llegar hace poco á la estación de Hazebrouck y tratar de bajarse en marcha ca­yóse á la vía, fracturándole el tr en ambas pier­nas. El otro se ha vuelto )QCO furioso y está en­cerrado en un manicomio A ultima hora La parte superior de la iglesia de Fusaga ­sugá, que estaba en obra, vino al suelo por vencimiento imprevisto, en la noche del d o­mingo 20 de los corrientes. EL H oG AR CATÓ­LICO presenta sentido pésame, por tan gran des~racia, al Párroco y á los vecinos. Aparte de la inmensa pérdida material hay que la­mentar en este caso la destrucción del hermo­so retablo de talla dorada, hecho fabricar para la Capilla del Colegio del Rosario por el ilus­tre . fundador de éste y traslad ado á Fusaga­sugá hará unos treinta años. Anticipándonos á justos deseos y á dificultades probables, se abre en estas columnas suscripción nacional, como lo requiere la cualidad hist órica y la magnificencia del altar destruido, para ayu­da r á reconstruirlo. F. J. V. Condiciones La serie de 10 números de EL HoGAR CA­TÓLI CO, cuando se paga oportunamente, vale $ 4o papel; si se demora, $ 50. El número suelto, S 5, atrasado de un mes, $ 10. Direc­ción: Presidente de la J unt.a Central de la Doctrina Cristiana. Carrera 6.", número 217 Por telégrafo, HOGAR. DECRETO LEGISLATIVO N.0 47 DE 1906 ( 12 DE SEPTIEMDRE ) (Continúa) nia, los cuales se rigen, tramitan y casti­gan de acuerdo con la ley de procedi­miento y el Código Penal. (Continuará) Imprenta Eléctrica Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

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El Hogar Católico - N. 18

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Podcast: "Rock al parque: las bandas"

Por: Red Distrital de Bibliotecas Públicas. BibloRed (Bogotá. CO) | Fecha: 2019

Podcast que presenta testimonios del público asistente al ciclo de charlas "Libertad Sublime" realizadas en las Bibliotecas Públicas de BibloRed. Dan cuenta de las bandas y artistas que participaron en el Festival Rock al Parque en voces de sus propios integrantes: Piyo Jaramillo de Compañía Ilimitada habla de los inicios de la banda y de los riesgos económicos que corrían. Por Darkness, Óscar Orjuela menciona una anécdota sobre un concierto que tenían programado en día de juego de la selección de fútbol de Colombia, donde, contrario a lo que pensaban, tuvieron un gran número de asistentes. Pablo Tedeshi cuenta que el primer concierto en vivo de Pasaporte fue el "Concierto de conciertos, Bogotá en armonia" (1988) ante 70.000 espectadores. Rodrigo Mancera de Morfonia recuerda el proceso de grabación del primer álbum de la banda (En Vivo). Finalmente, un espectador narra la experiencia de su primer concierto de rock, viendo a Kraken en la Medio Torta y sintiéndose parte de esa cultura.
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  • Música
  • Rock (Música)

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BEETHOVEN, L. van: Piano Sonatas Nos. 17, "Tempest", 21, "Waldstein" and 26, "Les adieux" (Novaes)

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