Dado que el debate sobre la seguridad de los aditivos alimentarios con TiO2 sigue abierto, el presente estudio se centra en la extracción y caracterización de (nano)partículas de TiO2 añadidas como agente blanqueador a productos de confitería, es decir, gránulos de chicle. El objetivo era (1) determinar las propiedades coloidales de suspensiones que contienen mutuamente TiO2 y todos los demás ingredientes del chicle en medios biológicamente relevantes (condiciones previas a la ingestión); (2) caracterizar las (nano)partículas de TiO2 extraídas del recubrimiento del chicle (tras la ingestión); y (3) verificar su potencial fotocatálisis. La distribución del tamaño de las partículas, en concordancia con los resultados del potencial zeta, indicó que una pequeña pero significativa porción de la población de partículas conservaba dimensiones medias próximas al rango nanométrico, incluso en condiciones de estabilidad moderada, y en presencia de todos los demás ingredientes. La dispersabilidad se vio reforzada por las proteínas (es decir, la albúmina), que actuaron como tensioactivos y redujeron el tamaño de las partículas. Los métodos de extracción de las partículas utilizaron técnicas convencionales y no emplearon productos químicos nocivos. Se confirmó la presencia de partículas de TiO2 incrustadas en el recubrimiento a base de azúcar, incluida la fracción 17-30 en el rango nanométrico (<100 nm). La descomposición de orgánicos bajo irradiación UV demostró la actividad fotocatalítica de las (nano)partículas extraídas. Sorprendentemente, la fotocatálisis se produjo incluso en presencia de una capa amorfa de SiO2 que rodeaba las partículas de TiO2.

Esta edición surge de un libro de Umberto Pérez que la Secretaría de Cultura publicó en 2007 bajo el título Bogotá, epicentro del rock entre 1957 y 1975. La obra original se amplió con artículos de Luis Daniel Vega, un par de textos de Ricardo Durán y Jaime Andrés Monsalve -dos invitados de lujo-, y un nuevo título tan sólido como granizo: Una idea descabellada. Instantáneas del rock en Bogotá (1957-1975). Los investigadores, escritores y sobre todo melómanos que en este compendio no solo interpretan el papel de relatores sino a la vez el de alquimistas y reinventores, cuentan cómo el rock capitalino, más que un género con cuadrículas fijas, es una creación colectiva, dispar y con la mira puesta en muchos lados. Como la ciudad misma. Cuentan de bandas de rock que se desmantelaron y luego dieron paso a otras nuevas con una rapidez extrema. El rock bogotano convirtió el esmog y la polución en una dorada y preciosa serie de obras musicales.