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.'Q 4iO--C.:,\LI (l:J '# ~ ';?
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Santiago R usiñol
Todo cambia r uc um•s forma., sal•Jil la~ fJir;\S, cOHio J¡·J ho.v sale el
ma1lana; pero nuestros sentido3 g·uardan la il11siü \ fundamental de que las
formas permanecen inmutl:"lbler-:. cuandr, 110 es advertida r.tt inmediata· mudanza.
Hallamos que las cosas son lo ·1~1e ~.on, por lo que tiené r-n l'l de
más durable, y amamos ar1uello donde ;;e ale;ora una fuerz.a rpw o¡.JotH.'r al
tiempo. Y así, de todas las cosas bellas par.1 los ojo:::, ni1~guna tanto como
los cristales. El goce ele Jo~ ojos al mirarlos es un r;cntimicnlo !>ag-rario,
porque para los o.ios, los cristale.: no tienen edad. Cuando )ICil.'::\1110: q11e
su ayer es de mil ai'ios y que permanecerán sin mwlan:r.a al cumplir e
otros mil, sentimos la emoción religiosa ele considerarh)s ft1era del tiempo.
La luz de los cristales tiene alg-o de oración.
Concebir la vida y su expresión estética dentro del 1110\'iruienl.o, dentro
de todo aquello que cambia sin t regun, que se desmorona. que pasa en
una fuga de instantes, es concebirla dentro del absurdo !s, sobre la vccidcnü 1 verdad dC'l claro ro;•·uro, ha
&ido Santiago Rttsifíol. Hizo su aparición en UH pndia entender
cualquier perioclisl a, y llcvarltJ " la pníctira todos lo· ;1rl i::;t;1s po·
Lres de taltmto, pobres de ~~t·nsibilitla•l y pobre: dt.: ,•ultur~t. En ar¡11f'l momento
Santiago Ru iriol tuvo lodo el prc:-tigio de una haudna, y todo el
valor dP. una escuela. Como acontece si 'rrlprc vas6 sin '1'1' l"'llt>tHiirln. Pero
tornó en todas las ocasiones. con tlll pol'o de· it·nnia. had;1 los h;irbarns
luminosos. que tienen la mano 1áhil C•JIIIU 1·l clc·l'anle liCII<'la tro¡npa. Uicu
que el elefaute, según aseguran los naturalistas, tiene tam!Jién una gran
inteligencia.
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8529
Los armoniosos y melancólicos jardines de Rusifiol, tOdos llenos de
emoción y de una verdad lejana y pePmanente. la verdad del recuerdo,
no podian ser entendidos por los que sólo bu can una verdad in ·ata y
eftmera, el detalle gráfico de un momento. Santia(O Rusiftol en s intura
muestra un concepto totalmente distinto. Sabe enlúar 18s emoc nes
en una emoción má.s honda. Fiel a la tradici6n griega, procura
de la obra de arte una suma. Y en ezJia Ex_Posición parece Jtaber a la meta, con el evocador y decorativo J&rdf~ Parterre del
Su ejemplo y su doctrina comienza a tener pos to Afortunadamente
son ya muchos de los jóvenes pintores que, a pesar & la torpe
enseftanza de las escuelas-donde el e Jncepto de arte se reduce a la fórmula
mezquina de eopJar al natural-, vuelven a la tradición clásica que hace del
art~ una sfntes.is de diferentes momentos.
Y tú, pálif)o adolecente, que amas toda belleza, hijo de Apolo y de la
Luna, cuando pintPs, cuando esculpa¡:;, cuando cantes, enlaza en una suma
tus emociones, perpetúalas en un círéulo, y tendrás la clave de los enigmas.
Descubre la orma de razón o de ritmo, metaffsica o musical, y tocarás
con las alas el Infinito. Pon el) todas tus horas un enlace mfstico, y en la
que llega vierte todo el contenido de la hora anterior, tal eomo el vino
afiejo del ánfora pequeña se trasiega en otra más capaz y se JUnta con el
de las nuevas vendimias. Que sean tus emociones de arte, como Jos círculos
abiertos por la piedra en el cristal del agua, y que en en la última se
contenga toda su vida.
RAMÓN DEL VALLE INCLÁN
Anima en pena
iOh terror misterioso de la sombra!
hundo la sien febril en la almohada
y oigo pasos perdidos en la alfombra
y una voz-casi un eco-que me nombra
no sé dónde: en la vida, o en la nada.
~n los árboles tétricos el iento
es una sollozante ánima en pena
y en un hosco rincón de mi aposeoto
el alma insCimne del horario suena;/
tic-ac, tic-tac, c010o un remordimiento.
El ala de un recuerdo estremecida
contra mi frente en laxitud se estrella;
u mujer .... ; es cosa de otra vida; ....
hace ya mucho se inclinó sobre Ella
la Muerte con su lám{>ara encendida.
Un infausto recuerdo que gr ·
sobre mi; que me inculpa y me
con rudo golpe que mi agita
y qtte como llorosa. estaractl11.&
sobre m.t vida sin -------
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{
EL CORREO DEL \'A LLE
Más fuerte que la muerte, más profundo
que el mar, más doloroso r1ne el olvido,
recuerdo amenazante que en el mundo
será para mi espíritu errabundo
como un hierro en las manos de un bandido!
i Ay yo quisiera sacudir el yugo
que pesa sobre mí como si fuera
cruz y prisión y cómitre y verdugo.
este haz de e~pint~s que a la suerte 11lugo
clavar así, sobre mi r.ic:n. l1uisiera ....
no mirar, no sentir. ser una-sombra
sin rumbo, diluirme en la jornada
y que fuese mi vida atormentada
algo que ni se sien te 11 i ::;e nombra,
algo como una senda ahanclonada.
1\Ias ay! que es vano mi querer y es loca
toda ilusión sin alas. i lguien toca
con un golpe ftros!
lt!CAI DO NIETO
8530
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8031 EL COTI11EO DEL V.\LLE
Teatro Barrero
Señora María LoboguePrero
Primera actriz de 1<~ Compaiií~1 Dramática
que trabaja actualmente en t:stit dudad •
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EL CORREO DEL VALLE 8532
El primer verso
Todos los lindos ojos de las mujeres que habían bajado al jardín enJ..,1
volviero~ _con sus m;radas a ~ustavo Adolfo, que por. ~1 placer de hallar-J¡ o
tan esp1ntualmente acompanado y en tan ameno sJtJO como era aq - _l./
pabellón formado de rosales trepadores, había querido contar una hi~ria.
o -Recordaréis, elijo el poeta, que en aquel tiempo era yo un niño pálido,
alto y delgado, y que mis mejillas most1·aban algunas veces unas rosas
como las que delatan en algunos enfermos la alta presión de las fiebres.
Las damas linajudas y castas, cuando iban de visita a mi casa me llamaban
para besarme en la frente con una delectación que a mí me mortificaba,
pero que soportaba en silencio por conservar un buen nombre de nifto
distinguido que me enorgullecía.
Había entre aquellas visitantes una que a los cuarenta y tantos aun
podía competir con mozas lozanas en arrogancia y be11eza. Su nombre,
quizá--por esa sugestión con que sabía envolverlo todo, parecía una música.
OTénía nombre de madrigal. Por ahí existe ya desteñido un daguerrotipo
eri que esa dama aparece como si fuese una princesa en la compañía
de un lindo pa.jé que le ofrece un ramillete. Ese paje soy yo, y si acaso le
contempláis·aJguna vez, bastará una sola mirada para comprender cuántos
gérmenes de futuras melancolías encerraban los ojos de aquel nifio.
Las tertuliantes eran todas personas mayores y tristes, viudas y soltetonas
que demostraban en su trat y ademanes esas dignidades y languideces
que prestan encanto a los claustros. conventuales. Sólo una de
aquellas damas tenía uria sobrina de doce aí1os, qne solía llevar siempre
con vestido negro por un largo luto de orfandad. Tenía la pequeña el
nombre de una profetisa judaica.
Dévora y yo, por atracciones de la edSpíritu vayan libm· en los reeucruos y les pida toda la
miel rubb qtw contienPn, vara llen:u· de dul7.ura el p1·esonte.
Con mi Jevoeion:.trlo 0ntre las manos me he ido luego a la sala llena
somLms. Dojéme caer en una poltrona, y con los ojos cerrados he
zado u recordar.
ramilla· seca de aromo, que tú pusiste fresca, hace ya años en mi
ario!
ella, en dulce procesión han venido otros recuerdos, desde el
pueblecillo alegre que juguetea en el fondo del valle.
Ah! el querido pueblecillo! Verdad que tú tampoco lo has olvidado?
La iglesita blanca, graciosa como un vuelo de golondrina, dominando
con sus dos torres blancas el cacería limpio, con minúsculas casas encaladas
de blanco y rillant~ tras
su" nicho; sobre él, aquella leyenda en latín. El nazareno doliente, de faz
tr(!:¡te baüada por la lm; azulada que des¡.etlb l•n:1. lamparilla que ardía a
si:ls pies. A veces me distraía oyendo las r::uni t;:¡s llc: una mimosa que crec)
a:en el jarqín, toear en los cristales de una de las ventanas. En una
oCa!?,i.ón tú dijiste que querían les abrieran y fuiste a levantar la vidriera
para: qye {as r~mas de hojas rizadas, llenas de flores amarillas semejantes
a'llamitá.s redondas, se pl'eeipitaran dentro. Tú cortaste entonces un ex-
/ trelJlo florecido y lo colocaste entre mi devocionario. ccPara qne nos haga e
reoordat• más tardé•), dijist~·- .
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EL COR.ttEO DEL VAL E 8:l3G
La. misa los domingos por la mañana: el templo lleno de campesinos,
Las mujeres con sus faldas engomadas, que hacían un fru-fru, parecido
al de la seda, al caminar. Las muchachas, casi todas 11Hijas de María.~
vestidas de blanco y envueltas en rebozos celestes- lindas y frescas-; me
parecía a1 verlas, que dentro de la iglesita habían florecido pudreorejas co- f'
lor de cielo, de esas que ~manecen abiertas, adornando las cercas. Lr ad
hombres con camisas limpias, llevando casi todos chaqueta oscura y p;
talones claros, arrodillados devotamente, con sus sombreros de pita ]escansando
sobre las piernas.
Nuestro amigo tocaba durante la ceremonia en el pequefw armonium.
Creo ver su figura simpática, sentadaante elinstrumento, deslizando sus
manos sobre el teclado mientras el templo todo se llenaba de armonías.
El sol entraba como una lluvia de oro por as entanas deJa izquierda
y hacía regueros rubios sobre el pavimento. Las montai'ias que se veían
ondular tan cerca, azules, limpias, como recién lavaditas. Los comemaíces
y las golondrinas armaban algarabía sobre el techo. De rato en rato se
les veía cruzar el aire con su relampagueo de alas.
iQue lejos se ha ido todo eso!
Los caminos polvorientos, por los que paseábamos lentamente en los
atardeceres, alejándose entre los campos verdes, envueltos en una quietud
melancólica. Las carretas que encontrábamos, monológando con su lenguaje
torpe y monótono, sobre quien sabe qué fatigas! Los bueyes tristes,
oyendo llenos de mansedumbre las quejas de su compañera de labor y entornando
a veces sus ojazos h(nnedos, tranquilos como remanso~ en los que
se reflejaba el paisaje. El boyero sentado entre los parales, con el ,·Jtwzo
0n las manos, nos parecía sol1ador, mirando el campo que languidecía
bajo la suave luz. ·
El cementerio minúsculo, con sus cruces adornadas de rosales silvestres.
El río corre cerca, y en la época de las grandes avenidas el agua
pasa sobre las tumbas. Por eso, ¿recuerdas? aquello está casi alegre.
Yo pensaba siempre que allí había sólo niños enterrados, cuyos espít·itus
venían a jugar sobre las corolas. Allá quedó el bosque, con su callejón
umbrío a la entrada; los claros bullentes de insectos de colores, las telaraüas
brillantes, sus colgajos de musgo, sus lianas y sus t)ájaros. Me
/parece oír ahora el ruido seco del hacha resonando en b. soledad del
bosque!
Las mañanitas frías y lindas. El alba pasando la caricia de su mano
blanca sobre los ojos que estuvieron abiertos en el ciel0 durante la noche,
y haciéndolos cerrar. El olor a tierra húmeda, a resina, a ganado. Las
explosiones de lnz en los potreroc; llenos de escarcha. y las risitas rojas
de las moras estallando entre los setos.
Caminanti.o dcs!)asiosas hacía la casa las vacas, mujicndo, rodeadas
Uf' un halo de vapm·.
Las tcrncrillas jóYenes, tan gentiles. Nosotras nog inclinábamo.
para mirar en ~;u vientre la ubre que comenzaba. abriéndose cumo lo:>
botoncillos nacarados de las varitas de San Jooé. Ahora me he reído como
entonccs,ruando cojía entre mis dedos los pezoncillos delicados.
He abierto los ojos y me he encontrado rodeada por la oscuridad.
La visión brillante y alegre se ha desvanecido y me ha dejado triste
Pienso que todos esos recuerdos que son como estrella::. en el cielo de
nuestra vida, 110 tienen ocaso. Los miro lucir siempre con su brillo tranquilo
y me llenan el alma de paz.))
Esta ha sido la ca:·ta de mi amiga.
CAlMEN LIRA
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'1
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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NJvl •
' Ya.
'
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EL CORREO DEL VALLE
Nuevo hogar
(Dedicado al Ilust1'ísinw y Reverendísimo
señor Pel'laza, prime1· Obispo de Cat'i)
Bella tierra del cacao y los pisamos floridos
de frondosos cocoteros y de fértiles palmares,
donde entonan en sus nidos
sus idilios y cantares
las bandadas de aves blancas como sueños de doncella,
a tí vengo conducido por el rumbo de mi estrella.
Es mi anhelo,
lindo suelo,
hacer alto en mi jornada
en la margen de tu río,
bajo Eol dombo de una ceiba por los años agobiada,
agobiada como mi alma por el peso del hastío.
Como búfalo jadeante que transita en el desierto,
un oasis busco ahora bajo augustos quitasoles
de tus verdes plataneras
y abanícos cimbradores de gigánticas palmeras
que atalayan el reducto como centinela experto.
Cali ardiente, ciudad noble,
yo te amaba desde niño
en mi loca fantasía;
hoy me pagas el cariño
con amable simpatía,
y alargándome tu brazo
tú me infundes con tu aliento nueva vida en tu regazo.
Tú le ofreces el nepente
a mi espíritu doliente,
y a mi corazón que gime de cansancio y de fatiga
tú le brindas ese bálsamo que restaña y que mitiga
los úolores y la herida que han abierto los abrojos,
donde deja sus despojos
el mortal infortuaado, que recorre su existencia
derramando de sus ojos
nn torrente saturado
de latentes amarguras,
que p1·edican a los hombres el amor y la clemencia
y reclaman en secreto compasión de las Alturas.
Bella tierra del cacao y los c~mbulos floridos,
de frondosos cocoteros y de fertiles palmares,
al amparo de tus lares
de tu sol bajo la egida
plantaré mi humilde tienda por el ábrego batida
¡.Oh.!. t~~ ·i~1:~~~ ~~~-¿~~~~1:~~ ·¿~~~do-~t:~~~~ "i>ü~· ·t~ ~.¡¿ ....
se parecen a las almas cuando sienten sed y frío!
Si mi espíritu pudiera emprender rítmico vuelo
y con ellas ir cruzando el armilar de tu cielo
el brumario que me envuelve se trocara en bello esUo!
¡ Oh. tus garzas me enamoran !
Se par ;cen a las almas en su nítido plumaje, •
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EL CORREO DEL VALLE
son hermanas de los cisnes, y de ganzos, y gaviotas,
de cigüeñas y palomas que reciben el mensaje
y lo llevan a otras playas peregrinas y remotas ....
Bella tierra del cacao,
de frondosos cocoteros y de fértiles palmares,
protegido y custodiado
por tus genios tutelares
pueda yo vivir en calma
para dar a Dios el alma . . ..
Y después ? Dormir tranquilo
8G38
bajo el césped matizado de tu extensa verde alfombra
y a la sombra
de algún tilo
cuyas flores embalsamen con su olor mi último asilo,
y al caer de entre las ramas me dispongan lecho suave,
y allí tenga de epitafio el arpegio de algún ave
y me canten su elegía al rodar las secas hojas,
y me cuenten sus congojas
y en su olor acre é indeciso me propinen el beleño
que haga dulce y sosegado mi postrer profundo sueño,
donde hará de centinela
de Jesús Crucificado el di vino sacro ,}ei'lo,
ese leño que es la escala por do el alma al Cielo vuela.
N. RESTREPO B., Pbro.
Cali, Agosto de 1912.
_ , , ~ ~ j
Balada campestral
Para tí
Primavera en los campos y en mi amor Primavera ..
una tarde de idilio, cielo azul, la pradera.
El sol llena de oro la alegría del paisaje
y la estrofa del Angelus laberíntica enreda
sobre todos los seres y las cosas su encaje
perfumado y finísimo como encaje de seda.
Los caminos sonríen. Los caminos se llenan
de ctepúsculo; todo guarda un efluvio
que adormece y perfuma como un beso de novia;
todo es dulce y risueño; nada atedia ni agobia
la bondad de las horas, y a lo lejo-, resuenan
las baladas ingenuas de un pastor fresco y rubio
que recoge afanoso su tranquilo rebaño.
Y el :-:agal canta: canta con ternura infinita,
cancionetas que ocultan inocentes amores.
cancionetas sencillas aprendidas de antat1o,
en los labios marchitos de la noble abuelita
o en los labios sincc,ros de Jo¡:¡ otros pastores.
Mi alma mística suefía. Mi alma mística canta
bajo el sol de esta tarde la inviolada poesía
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EL CORREO DEL VALLE
de mi vida presente; mi alma bebe y se encanta.
en la linfa sonora de esta naturaleza
voluptuosa y fecunda; en estas herE:dades
todo es diáfano y puro con la santa pureza
del sonido del agua. Y o recuerdo que un día,
allá, entre la algazara de las viejas ciudades,
mis labios se amargaron y una melancolía
muy extraña y muy honda me llenó de aspereza .. .
yo recuerdo que un día ... yo recuerdo que un día .. .
los hombres me enfermaron y me dieron tristeza.
Mi alma mística sueña a la luz fina y rubia
de este rubio crepúsculo, junto a un árbol anciano
en el blando regazo de la Amada. Un leja!lo
aleteo de las auras fugitivas desata
sobre nuestras cabezas una diáfana lluvia
de jazmines abiertoR, como copos de espuma,
una diáfana lluvia, lluvia lírica y grata,
que mis sueños entreabre, purifica y perfuma.
Y la Amada medita:
Sus pupilas se pierden en la red del ocaso
como dos golondrinas, y su vuelo imprevisto
va dejando en los aires una huella de raso,
sus pupilas tan dulces y tan hondas, que acaso
son las más soñadoras que mis ojos han visto.
¿ Qué persiguen sus ojos en la azul lejanía ?
¿ qué interrogan sus ojos a la bóveda inmensa?
¿ en qué piensa la Amada, tan amada y tan mía ?
Yo no sé lo que piensa.
Y la Amada conversa:
Su palabra armoniosa, dócil, límpida y breve
se entra por las canales de mi espíritu al modo
de un riachuelo de rosas entreabiertas, y todo,
todo en mí se adormece. En su voz hay un leve
misticísmo que nunca otra voz ha tenido
para mí, y un aroma de bondad, un aroma
que jamás otros labios en mi sér han diluído.
Su palabra es tan santa que yo siempre he creído
que a través de su acento su alma pura se asoma
Y la Amada sonric:
En su boca la risa por lo su a ve y pedina
me parece un milagro; es la risa más fina
que conozco; es la risa más ingenua y más pura,'
es como un pajarillo que al llegar la mañana
canta sobre su nido con intensa ternura;
es la risa más llena de h1oc.encia y cariño,
es como un hilo de agua, o como una campana
de cristal que tocaran las dos manos de un niño.
Va cayendo la tarde lentamente, y el cielo
va tornándose opaco. Un romántico vuelo
de eucarísticas ga1·zas atraviesa el paisaje
y se pierde a lo lejos; bajo el tibio boscaje
va cantando el arroyo, y en la lenta agonía ..... .
de la tarde, mi alma sigue, sigue escuchando
la sincera, la casta, la sutil melodí::. •
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EL CORREO DEIJ VALLE 8540
que ei pastor al rebaño con amor va cantando.
Y la Amada medita:
¿ Qué persiguen sus ojos ya en la gris lejania ?
¿ Qué interrogan sus ojos a la bóveda inmensa ?
¿ En qué piensa la Amada, tan amada y tan mia ?
Yo no sé lo que piensa. \ J.é
Luégo cuando la luna tras los viejos escombros
ya tendiendo su suave red. de plata bruñida,
reclinando su noble cabecita en mis hombros,
(nado
,..oa •
entrecierra los ojos ...... y se queda dormida.
GRECORIO RUEDA
En Cartagena-1912.
SUELTOS
El Ilustrísimo y RE>Verendísimo Sr.
Arzobispo de Popayán Dr. Manuel
Antonio Arboleda, quien vino a consagrar
al Ilustrísimo Seüor Perlaza,
regresó el sabado último a la culta
capital de su diócesis.
Tiene el Señor A1·boleda, la característica
de hacerse amar de las personas
que lo tratan, y para nosotros
será imperecedero su recuerdo. Quiera
Dios, qúe llegue felizmente a su
silla EJ,Jiscopal y que tengamos la
fortuna de ser muy pronto honrados
con su nueva visita.
"Abismos Sociales", bella novela
del conocido literato antioqueño doc/
tor Alfonso Castro ha llegado a nuetra
mesa de Redacción, galantemente
obsequiada por el auto1·.
Este libro, que mereció el segundo
premio en un tomeo literario, es
de t,endencias · altamente morales y
sociales como lo son todas las obras
que ha dado a la publicidad el inteligente
doctor Castro.
Bien merece esta clase de trabajos,
los aplausos tributados por la
prensa.
L&cas y dorados, J)l·eve y delicado
libro ele! moderno escritor cartagenero
Noah H. Gans, ha llegado
también a honrar nuestra mesa de
Redacción. Está precedido de un
hermoso prólogo de ,Juan de Dios
Pcza, quien desde México dice del
libro y de su autor valiosas frases,
que esta Revista considera como
justo tributo rendido al nuevo y galano
prosador de la Ciudad Heroica.
SÍ algo pudiéramos agregar al alto
juicio del· ilustre poeta mexicano,
sería para decir que Lacas ?J domdos,
es un lindo libro, vivido primero,
amado después, y escrito luég-o,
que ha venido a hacernos la revelación
de un talento de ricas y exquisitas
selecciones.
Felkitamos al autor y le agradecemos
el valioso envío.
La simpática Compaflía Dramáti·
ca, en la cual figura como primera
actriz la sel1ora María Loboguerrero
ha puesto en escena en las noches
de sábado y domingo las dos famo.
sas obras de don Victoriano Sardou
y don Angel Guimerá tituladas <).
Escriba á J. l:ATALA-Cansier
N9 2-Paris (Francia) é incluya 5
centavels en sellos ó timbres de correo
de su país, para la contestación.
(Franquear la carta con 5 centa-vos.)
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Los mejores. Los
ratos.
más ba-
2
$ ~0.000 de premio.
UN CAMBIO EQUITATIVO.
Incuestionablemente se realizan
fuertes sumas de dinero por las es·
peculaciones más sencillas; pero la.s
grandes fortunas proceden de los
negocios legítimos y de buena f~',
en que los efectos proporcionad
valen el precio pagado. Ciertos
famados hombres de negocios han
acumulado sus millones enterámente
de esta manera. Exactos y fidcs en
todo contrato ó compromiso, gozan
de la confianza del público y dominan
un comercio que no pueden
alcanzar los competidores tramposos
y de mala fé. A lo largo no pag:t
engaflar á otros, pues aún las criaturas
y perros pronto aprenden la
diferencia entre los verdaderos amigos
y los enemigos disimulados.
Un farsante puede anunciarso con
un ruido semejante al sonido de
mil cornetas, pero pronto se lu llega.
á conocer. Los fabricantes de la.
PRI;PARACION DE WAMPOLE
siempre han obrado bajo principios
muy distintos. Antes de ofrecerla al
público, se cercioraron perfectamente
de sus méritos y solo entonces
permitieron que su nombre se diera
á la estampa. Al público se le aseguraron
los resultados, y encontró
que lo dicho era la verdad. Hoy
la gente le tiene fé como la tiene
en la palabra de un amigo probado
y de toda confianza. Es tan sabrosa
como la miel y contiene todos
los principios nutritivos y cura ti Y os
del Aceite de Hígado de Bacalao
Puro, que extj_·aemos de los hígados
frescos del bacalao, con J arabo
de Hipofosfitos, Extractos do Malta
y Cerezo Silvestre. Ayuda á ln
digestión, arroja las Impurezas )
Botellaa ¡¡r,.nd"'· media nao y pequeÍ:;;. -
Eo todu lu Botlc- -
Duio & Lawreoce Co., New Y;;k.:
FERROVIM
(hln:~a de Pábrlcu>
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Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 470", -:-, 1912. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686424/), el día 2025-07-19.