Saltar navegación e ir al contenido principal
Biblioteca digital de Bogotá
Logo BibloRed
Saltar el buscador

Esta ingresando al contenido principal

  • Exclusivo BibloRed
  • Otros

Taboo Tattoo, Vol 5

CONTENIDO PARA USUARIOS REGISTRADOS

Inicia sesión para disfrutar este recurso. Si aún no estás afiliado a BibloRed, haz clic en el botón.

Acceder
  • Año de publicación 2022
  • Idioma Inglés
  • Publicado por Yen Press,
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
"Taboo Tattoo, Vol 5", -:Yen Press,, 2022. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3373859/), el día 2025-05-19.

Contenidos relacionados

Imagen de apoyo de  La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 42

La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 42

Por: | Fecha: 06/07/1875

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • ----.-_.....s:c~t<;::?(; c: <5 S ~:::::;IL:2.?._----_• P E R 1 O DIe o D E DIe A D o A L Á LIT E R A T U R A. -- • Serie IV. Bogotá, G de Julio de 1875. Número 42. • A~DE. RESIGNACION. (,ontinuacion) Sepa usted, buon caballero, y de hoy en ade­lante noble amigo, que Juan Oepeda cs mi nom­bre, y que tengo por patria una de las más nota' bIes villas de esta provincia: mis padres no con­servaban árbol genealógico que indicase la no­bleza. de su linaje, pero en cambio tenian la virtud, que no se trasmite con la sangre, y en aquélla quisieron c!'iarme y educarme. No intento referü' á usted las menudencias de una vida como la mia, desprovista de interes, y que por eso mismo futigaria su atencion y em­bargaria inútilmente el tiempo que necesitamos para. continuar nuestro viaje; empero, como usted es jóven, y por BU bueua disposicion des­cubro su buen natural, será bien que le refiera algunos de los altibajos de mi vida, do los cua­les pudiera usted sacar experiencia y provechosa leccion. Habiendo adquirido el conocimiento de las primeras letras en la escuela de mi lugar, de· terminaron mis padres enviarme á uno de los colegios de la capital do la República, donde cursé lo que entónccs llamaban litn'atura, con­tenida toda ella en la gramátioa castellana de Herranz y Quiroz, la francesa de Ohantreau, la inglcsa de Urcullu, la retórica de Blair y la aritmética de Mora; estudios que hice en dos años, al cabo de los cuales, como cundiesen ru­mores de un próximo trastorno de la paz públi­ca, mis padres, temerosos de que pudiese yo caer, á. pesar de los cuidados de mis maestros, en la recluta que en aquella sazon se hacia para le· vantar ejércitos, resolvicron sacarme del estable· cimiento y llevarme nuevamente á. San BIas, que este es el nombre de mi patria, donde ellos vi· vian, y de donde vengo ahora. Todos desapro· baron tal aprehension, porque conocian que mis padres, que, solo á instancias de muchos, me habia enviado á la ciudad capital, se asirian de las guedejas que esta ocasion les presentaba para mantenerme á su lado, con perjuicio de mi sabel' y experiencia. Oierto, ellos se habian mos­trado renuentes en ponerme en un colegio, no á causa de que careciesen de la discrecion baso tante pal'a comprender la estima en que se ha de tener la instruccion, sino porque, conociendo mi carácter pacato y tímido, temian que le ven­cieran las sugestiones del mal, y en vez de un hombre de provecho sacar uno de malas iDCli· - naciones, que les ocasionaria sinsabores y amar­gUl'as. Y no iban fuera de camino: aunque mis maestros con todo empoño y solicitud me vigi­lasen y doctrinasen, eludia su vigilancia y des­oia sus con. ejo'!, tí instigaciones de las amista­des que habia contraido, y por las cuales me iba deslizando á la pendiente del vicio; de suerte que á los dos años de aprendizaje, se habia ope­rado una completa metamorfósis en mi alma, y en vez de instruecion y buena doctrina, la habia. colmado de malas pasiones y depravacion. Todo esto se ocultaba á mis padres, pues mis superio· res deliberadamente no habian querido hacerlos partícipes de ello, esperando que á. poder de exhortaciones y ruegos, fuese entrando yo en razon, y sc alcanzase lWí mi refOl'ma; mas ay! que el vicio es impetuosísima corriente que nos arras· tra, y no se detiene hasta que no ha dado con nosotros en un golfo de desdichas, Volví, pues, al lugar de mi nacimiento, con las necesidades que la molicie me habia criado, con el corazon lleno de malicia, y sabiendo apé­nas vestirme como atildado mancebo. Notaron mis padres desde luego el cambio moral efectuado en mí, y dentro de si baldo­naron tí los que con sanar" intenciones los habian reducido {~ deshacerse de su hijo, á trueque de la esperanza propincua del bien que yo habia ·de rE;cibir. Como la vida lugareña sea campo abierto al desenvolvimiento de los vicios, biceme mozo de mala yacija, y aborrecedor del trabajo, no tuve más ocupacion que la de holgar con mis amigos, divertirme en giras, pelar la pava, andar de bar­danza dándome un filo á la lengua, y barzonean­do por último en el fandango y la pavana. Mi madre, siempre bondadosa (¿ una madre cuindo no lo fué?) me llamaba a solas, y me decia. enternecida: i Cómo que es posible que tú andes á la. briba con cscándalo de los vecinos, para dal'nos en qué ~er~cer! ¿ De tal manera pagas á. tu padre las lllquletudes en que de continuo ha vivido todo este tiempo, procurando labrar tu dicha? Ouando nosotros creiamos que tí la hora de ahora habrias de ser amparo y consuelo de nuestra vejez, llegamos á téJ'minos de ver en ti un mozo desenvuelto, cuyas liviandades han llegado ya á oidos de aquellos á quienes está:! obligado por respeto y por afecto. Entra en razon , hijo mio, y si mis canas no son bastante rueO"o . • o para moverte, SIqUIera te mueva el cariño de una madre, que no podrá. vivir sino por la hon· ra de su hijo. Así vivas siempre venturoso y BC ahuyenten de ti las desdichas anexas á la. huma.­na. vida, que mis consejos y a.dvertimientos en· cuentren cabida en tu corazon, á.ntes depravado por el artifioio que por la na.turaleza. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 279 LA TAUDE Las reflexion e s de mi padre no eran m é n os afectu osas , aun q u e fu ese n m ás s e veras y acom­paña d as de c eño ; y á una s y á o tra s c a ll a ba yo, c on oci en do el p es o d e la verd ad qu e ca r g a b a s o­bre mí , p e ro era d ar vo ces al vi ento ha b l a r á u n corazon empedernido, y d ébil p ara e nd er e z'lr al camino que guia al so s ie g o. Vi endo mi s p a dres quc era p edir c otufas e n el golfo ob te ne r mi m e­jora, me escatimaron d e t o d o en t od o e l din ero, para de esta m a n e ro. qui ta r o ca s io n es a l vici o , que el din e ro es á las vec es pod e r os o i ncen t ivo para fomentarl e ; y yo a es ta sazon , apre t a d o por la d es e s pe raci o n en que m e e nc ontraba, y dando rie nda suel t a á mis inclinacion es, m e dí á andar con gente de seguida, por los de sp o bla ­dos, pillando aquí, amenazando allí, y por d o n­de quiera causando espanto en los morador es do la comarca, ó bien, en los ratos de o cio quo s e­mejante oficio me d ejaba, enfrascá bam e en ' la lectura, á que desde el colegio habia sido afi cio ­nado, de El S ec 1' eto d e Roma, LOIi JlIist erio s de Pm'is, el J~t dío En'ante, L as R u i na s d e Palmi- 1'a y en suma, todas las obras de este jaez que m e llegaban :í. las manos. Un día aconte ció que, á eso d e la s s eis de la tarde, mis compañeros resol vieron acometel' á un c~ballero que por su apostura juzga ron por hombre d e gran cuenta, el cual llevaba en el ar­zon delantero de la silla á un niño d e p o co mas d e tres años . Hicié ronlos apear, con intento d e aban­donar al niño á su suerte entre unas intrin cadas selvas que cerca quedaban, pues lo t e nian á. obs ­táculo para sus propósitos. Sobrepúso se en mí, acordándome una vez siquiera d e las adverten­cias sabias de mi madre, la compa si on á mis ma­los instintos, y desde aquel punto, viendo qu e ni la misma inocencia se libraba de ser paEto d e su codicia, determiné despartirme de aqu ella mesnada de inicuos sin decirles palabra, > y sal­var así á aquel niño del desas trado fin de p e re­cer de hambre, ó por las zarpas de alguna bes tia feroz, ó por la ponzoña de los r ep t iles . A s í, miéntras que ellos se encaminaban á i nternar­se en el riñon del bos que con el obj eto d e p o ­ner al viajero á euestion de t orme n to porque l es entregase todo su caudal, m e apod e r é d e l niño y dando de los calcaños á mi c a b a ll e ría , embes tí de estampía y no paré hasta que no me c o nside­ré libre do la perseeucion que t emia hubiesen puesto en ef~cto aquellos á quienes ya conside­raba como mis contrarios,. sospechosos acaso d e que yo los descubriera á la autoridad. Hube de andar esa noche obra de nueve leguas; mus, como imaginase que el niño- salvado seria para mi un estorbo, tuve por bien, ya al reir el alba, dándole un mendrugo de pan, dejarlo á la vera de un camino, cerca de los alrededores de una bellísima casería, confiando en que la pública caridad se cond::>leria del párvulo arrojado al acaso en el mundo; y luego al punto me alejé ' de aquel sitio para no dar lugar á s ospecha algu­na, con determinacion de volver á mie padres, > que no se daban punto de reposo lamentando mi desventura, y los cual e s esperaba yo tuviesen los brazos abiertos para recibirme. A esta relacion había es tado atentísimo Hum­berto, y así como llegó el relator á la última parte, no pudo vencer la turbacion, y gruesas lágrimas asomaron por sus ojos, bien como do-minado p o r h ondo pes ar. Arrimó las Ju a n !(Je~ peda á l a extr e m a pesad u mb r e, n aci da de alma Iolví reprimir mi carácter levantisco, y en vez de guitonear y andar á la que salta, tomar asient0 en un lugar ó manejar ántes el arado ó el recio azadon, gran­jeando la voluntad de Céres, que debia do es­tar reñida conmigo por haber cortejado á Pilas. Hice á Sempronio meI!uda relncion de las últimas cuitas y altibajos de mi vida, y él, con­dolido, a cojióme bondadosamente y me agasajú de buell grado, ofreciéndome su rústioo alber­gue, dOllde pasé muchos dias, atormentado por las r.emiuiscencins de la pasada vida, las ouales . se habian convertido para mí en afliccion y con­goja, una vez que habia visto la pendiente por la cual resbalaba á un báratro de miseria, y ha-bia retrocedido espantado. . Tomé consejo oon Sempronio para buscar el lenitivo de mis males, el cual fué de parecer, experimentado como estaba en la virtud y la discrecion, que el solo remedio que á mis penas con venia era acudir á 1lO saoerdote, y en el san­to sacramento de la penitencia cvmunicar con él los remordimientos que traian conturbada mi alma i que la confesion sirve á zarandar las pa­siones, y á apartar todo lo que puede empe­cer {L su pureza. Vine con el dictámen de Sem­pronio, y con solicitud, y despues do agrade­cerle su buen acojimiento y sus a.dvertencias, partí á realizar mi pensamiento. . Dirigíme al pueblo de La Pradera, á diez le­guas de la villa en que vi por primera vez la luz del dia i y encontl·é con un eclesiástioo, cuya. fisonomía, si bien no estaba aún blanqueada por las canas, infundia. respeto, y ouyas virtudes hacian felices á sus feligreses. La confesion fué prolija y fervorosa, y al terminar, sacerdote y penitente teniamos arrasados los ojos de lágri. mas, y nues~ros oorazones hermanados en el amor de Jesucristo i se me dió el pan de los fuertes i mis amarguras cedieron" la virtud que sentía penetrar ~n mi alma,"1 al contacto de aquella la pestilencia del pecado huyó " toda. • prlsa. Vuelto, pues, como de muerte á. vida, DO me faltaba por hacer sino, nuevo bijo pródigo, vol. ver á oasa de mis padres, postrármeles. y pedir .. les perdon por mia desav1os. Híoelo as1, diéron­me BU bendioioD, y tuve la dioha de traer' sus \'lltimos días el gozo y el contento, que .uoedió , loa lamentos 1\ que los hablan reduoido mis de •• • graolas. Desde aql1el tiempo que, por la kaoe - Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • LA TARDE 282 nueve años, no he t.ornado á 'seporarme del ho­gar en que nací, ni {~ reincidir en mis desvios primeros, y he perse,'erado en el bien, aplicán· dome á menudo lo que :sirvió de cura tí mi males. ('uatro años há murió mi madre eIl el seno del Se.ñor, bendiciendo á I!U esposo y á J uau su hijo, que perdió en ella la mitad dI:! su vida; y dos meses há, falleció mi padre de la misma manera, con lo cual quedé por heredero de todos sus bienes, ménos el sexto de ellos, que me previno lo entregase religiosamente á una hermana ma· yor suya, que no conozco y que vive al presente en la capital de la provin cia, la cual de algunos años acá ha tenido infortunios tantos, que ni el entendimiento puede diseurrírlos, ni son para contarse en tan breve espacio tiempo, y los cua­les la han traído al infausto estado de que la conmiseracion pública tenga que mirar por ella y sus hijos, la cual á lo que entiendo ha sido grande en extremo, pues les ha proporcionado el sustento, no dejándolus carecer de trabajo á que se dan con teson y constancia. Sorpresa y mucha ha de causarles mi llegada, y la dádí va que les voy á hacer han de considerarla como recompensa que el cielo les envia, tanto más merecida cuanto han sacado fortaleza de la fla­ca desgracia. Voy, pues, á c01'l'esponrler á la última voluu· tad de mi caro padre, y doy por bien servidos la mole .. tia y afan que el viaje haya podido traer­me, por haber topado con la buella amistad de un caballero de tan excelentes par~es, y de ha· ber hecho camarada con él siquiera por un cor­to espacio de tiempo. I (Se conclui1·á.) Al GENERAL RAFAEL MARQUEZ , IMPROVISACION A BORDO. Desde el tiempo de mi abuela, QU€ era una vieja machucha, Oigo hablar de larga lucha En la hermana Venezuela. y una lucha que así asuela A una tan querida hermana, Es una plaga tirana; Una de las diez de Egipto, Que bien mereoe un rescripto De la gente colombiana. Yo soy nieto de mi abuela, Como juzgo: lo crees; Pero es ya tál mi vejez; Tanto lo que desconsuela, Que un hijo de Venezuela Como tú, de bizarría, y de tanta lozanía; Al ve'rme en tan grande aprieto, Cree, en vez de juzgarme nieto, Que mi abuela es nieta mia. Puedes creer lo que quieras, y pasemos adelante: , No importa nada el sembhLnte Desapacible de Lléras ; Te dije, y hablo de veras Que desde tiempos remotos, Sean ignotos ó sean notos, Una cosa desconsuela: La suerte ele Venezuela Debida á sus alboroto, . , Despues de la independencia i Qué vino 1 La oligarquía; Un partido que servía De bandera ú. la violencia; Causa que, con imprudencia Pu o la garra del lobo, Con el fraude y con el robo, Sobre la egregia garganta De esa vírgen sacrosanta Que naciera en Carabobo! y el pueblo se volvi6 loco D erramo/ sangre a/ torrentes Que aumentaron las corrientes Del Táchira al Orinoco. Alguien dijo: " poco á poco, " "Cese al fin tanto desman,' " " Los pueblos recibirán" " Eso á que tienen derecho," " Si van á exponer el pecho" "Como lo expone Guzman!" -- - y " Guz man " ! dijo el Océáno ; " Guzman ! " grit6 la Angostura; " Guzman! " con grande bravura, El pueblo Maracaibano. y temb16 todo tirano: Por qué 1 Porque estaba viendo Que opinion iba perd iendo : Que eran polvo ya sus parques, Porque estaba Rafael Márquez La victoria presidiendo! y Márquez su frente inclina Ante el poder de la ley: y hace que el pueblo sea rey Sobre el valor de Colina. Desde ent6nces una ondina Hoy sobre los mares vuela Diciendo: " ya no desvela" "Tu horror, guerra; no te embarques;" "Que las victorias de Márquez : " "Dieron paz á Venezuela. " y el ciudadano valiente Que sin enojo ni zaña Con una corta campaña Pacific6 el occidente, Hoy se encuentra entre la gente Hija de una gran Nacion, Recibiendo la ovacion De aquellos que, Colombianos, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 283 LA TARDE --- - VCll en Venezuela, hermanos, Con fraternal corazOD. -- - lIIas . .. qué mucho 1 si tellia MÚl'quez (con perdon de ustedes), A la sensi bl e Mercédes, A su lado noche y dia, Yo, con semejante guía; Sin disponer de un fusil, y siendo un hombre civ il, Puro ni eto de mi abuela, DomÍnara á Venezue la D es de La Guaira al Brasil! -- Bie n venido seais los dos D esp u es d e campaña ruda, Pues bien sabeis que os escuda Por siempre el pod e r d e Díos ! Mas dejad que alce I4i voz, Mi voz d ébil y doliente, Para daros mi ferviente Saludo más fraternal, y una corona triunfal Pedir para vuestra frente. -- y si no estuviera aCJ.uí ... Tan oprimido y sujeto En este bo n go repleto ' De gente que ántes no ví, Ah ! yo os saludáTa a sí : " Que Dios con mano prolija" " A los dos siempre os elija, " " y os libre de un desengaño" " Por haber traido tí. Calcaño" " y á su simpática hija. ! " I 1 ::\In., no .,·ri, unn not" de llanto ñ lo s amore8, Porque ellos se extinsuieron, cun llas olne del mar Que juegan IÍ l a auror", con plácidos nunores, Y, huyen a l hondo piélago, los \icntos al llega r I ¡ Ni ya será 011'0 himno de cándida alcgrl.l Cual los que en otro tiempo bájo mi hog"r canté 1 i Ni cánt i co~, como eeos que modular oolía, .Aqueste ingrato mundo, y ñ cunnto en él soñé! ¡ Oh no 1 1 Que e l desgl'aciado que consumió la suerte, Sin tregua nl desca.nso, cnrgando e n orme cru z , No debe verter llanto, al contemplar su muerte, Pues su almn vivo en eombr!1s, y anbela velO la luz 1 ¡ No d ebe ya su m ente tornar á lo pasado D e risas y de ensuenoe de l oca vanid.\d 1 1 JlIil'emos, 1 al ma mia! la tumblL que está alIad o, Y on eete ¡;ério instante cantemos libert"d ! 1 Oh si! -j La luz d e l mártir se eleva de la fosa, Que alll muere n las carnes que causan el dolor! Y, el alma hb ertlLda de s u cadena odiosa, En Cl'll'idad ignívoma se eleva á su Señor 1 1 Que rian esperando los que se creen felices, Antes de que el destino l es grite el 1 alto ah! 1 1 Despnes de dulce. albas, hay noches infelices !. ... 1 Ay 1 1 CuánlaB de esas noches cayeron sobre mi 1. ••• i Oh juventud risueña , que vcis eorrer las horas • Con esa. indife rencia d e la primera edad! 1 Que os sirva H ebé laa copas dulces, adormidora9, Bie n pronto-mas, sus vinos del todo no apurad 1 j Mirad que aquellas heces 1 ay r son la desventura I 1 Que del placer las gotas, un mar de llanto son I 1 .Ah ! 1 Cómo cuesta al hombre de cara esa ventura :Fugaz, que compra dando, su .. ida y corazon 1 j Y cunndo ya se apaga de la iluston la llama; Cuand o se hiela el alma can sada de gozar •••• Un sedimento queda l ..... ¡ Y eete cómo se llama 1 - Bogotá recibirá Al Bardo venzolano, , Cual se recibe á un hermano, Que está. ausente tiempo há; Y Calcaño encontrará ¡ Oh Byron.'-Tú lo has dicho :-" ¡ Infierno sin cesa.r,I •.•• En Bogotá, una. mansion ; Que le dé satisfaccion ; A s us p esar es, consuelo; A su hija, un amigo suelo y á su lira, inspiracion. JOSE MANUEL LLERAS, • : • SEÑOR DON IGNAOIO BORDA. La fina generosidad de usted me autoriza para de­dicarle la siguiente composicioD, dictada en un dia que creí morir de una terrible fiebre. Tal como la concebí y dicté, se la envío, aunque ella no tiene ' ningun mérito literario. Acéptela como un recuer­do de su agradecido amigo, EL AUTOR. • EL POSTRER CANTO DEL MARTIR. ¡ Jete salue, ó Mort, libérateur céleste I J.&1or ABTINE. ¡ Vén, por la vez postrera, ¡ oh lira de mi vida ! A mia endebles manós, un canto á producir! I Un acorde supremo del alma adolorida! I Que quiero, como el cime cantar, que "a i. morir! • 1 Por Dios 1-1 T en eel en cuenta las tardes del Invierno, Los que gustaie ahora de primavera el sol 1 1 Guardad algunas flores-que el tiempo no os eterna­Para esas triste3 tardee, yertas, sin arrebol 1 1 Oh suerte! Cuando vienen de la v e jez los año!, O un tiempo de desgracias sin término jamás, ¡ Porqué oon rudo encono nos eáusas mntos da.ií08' ¡ Porq]lé botas espin~ por do pasando .vás , I Esta es la ley del mundo perecedero y trie te ! ¡ El mar como la gota se secarán tam bien 1 Que á todo lo que tuera, lo que vendrá y existe, Caerán las maldiciones de Dios en el Eden 1 1 Y yo, mártir-poeta, des .. enturado, en brevs Tam bien seré ya polvo, que mi hora se acercó I ¡ Y ptlrque déje al ~undo, y que nada me lleve, ¡ He de llorar acasoJ-¡ Deél nada quiero yo 1 1 Ay I-¡ s~o á algunas almas me llevára conmlgo,­Que me quisieron siempre, y á quienewtantoamé •••• Mas, las espero arriba, junto al Mayor Amigo, Al cual, por mis martirios, aguardo llegaré I 1 Y qu6 me importa luego que el viento de esta Il~a Disperse mis cenizas, sañudo, bramador I 1 No llora, no, la tterra, la mfaera palada De tierra, que íi. otro surco, le bota el labrador l ' • • , • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. LA TARDE - ¡ y qUtÍ és el cuerpo humano! -1 Roy B~r que un alma mueve 1 I1>Iananp, cllando déje su c.plritu Inmortal, -Un molde amarillento que á n ada se conmueve! y dontl'o de diez años-ceniza sepulcral I I Ah 1-1 Y el olvido ctomo-¡ nuevn 10sI1 mort.uoria 1- Caerá sobre su nombre, si en nadn ilustre fué I Mas, pnrn e l que fnllecc ¡ qué import.'\ la memoria Que déje en este mundo, del cual yn nn<>n que lIevabacn el bo 110. -No tcmai , j<Í\'Cm, dij0 e l IIH\l'in0, aquí e tamos Luego se tendió al sol, y un momento de pn es aque- todos y p ob r e del que inte nte al go contra n osotros. Ilas patillas negras que tanto modificaban su semblan- Vamos, e muarqucll1 o l10S y !tabl:ll'cmo durante e l p¡\­te, quedaron tan rubias como las del más ca t izo ale · seo. i Parece, agregó ,ol,iéncJo. e al d e Ib¡íñez quo roan ó ingles, y de apareció el contra to que se nota- podemos haular .. in inconvoniente delante de' este ba entre las patillas negl'R y los ojos azules . j ó ven? Rien, dijo, gracias á este expediente, no t engo que -Con toda seglll'idad, contest6 el intC'rpelado. quitarlllc las patillas, lo cual es una gran y e n taja, El seií0r de IbMí ez tomó el timon y Enrique uno atendiendo á que si así no fuera me veria j)re c i ado á do l os remus. El marino los d ('jó obl'al' como para. parecer prior de un convenio esp'lñol Ó panad e ro fla- con,'encel"o de los c onoc imi e ntos y de3treza que te­menco. Ahora dejo de ser el capitan Fran ck , á quien nian en aquel arte. Luego se sonrió con ~aiisf:Jccion tengo la honra de no conocel" Puede sucecler que u os y dijo: conozcamos do una manera. bast.anto desagradable Ah ! lo entendeis bien .... Enrique tiC'l1e la. prác-para. él. tica ; pero vo s teloeis el conocimiento del arte ...• Veamos si mis credenciales e!'tán en regla ó si se -He s!do tambien mnl'ino. ha perdido alguno de estos papeluchos .... Con diez -Ahora bablemos, dijo el marino, mi é ntras iban mil bombas! •... me gusta más entenderme á cañona- abanzando mar adentro. Sabed que el d o n Luis IDa zo que con estos malditos que se pueden perder de acaba de revelar un plan cuyos motivos y fin no coro­un momento á otro. Si no tuviera tanto deseo de atra- prendo, pues no me atrevo á creCI' que sea el que él palo á estos dos perillanes, b abria renunciado á la em- manifi c tao presa. Pero, quien sabe. Tambien puede ser cierto . No erá. ~ada bueno segun las noticias que he po­esto asunto dcl tesoro, y no hay motivo de renunciar dldo adqull'll' acerca de ese hombre. Oh! si yo tuvie­á un buen bocado que nos cae del cielo. ra. certeza de que es él á quien busco. '" Tengo, in Por lo que me han dicho, esto señor de Ibáñez debe embargo, ?astante~ datos para creer que no me equi­ser un hombre de juicio, debe ser lo que se llama todo voco. Decldme cual es el plan que ha concebido y un hombre. venmos si podemos descubl'Ír el objeto que se propone. En e te monólogo llegó ú. la aldea y casi sin vacilar -En primer ¡ugal', es preciso que sepais ,que en se dil'Ígió á la casita que huscaba. Al Bcgar á la virtud de una carta vuestra, di¡'igida á nUdStros ami­puerta, se asom6 á la ventana un sujeto que no podia gos, recibí 6rden de venir á ponerme á vuestra dispo- 6er otro que el que buscaba, y así le preguntó: sicioD, SiD economizar dinero, ni saorificio alguno. En -Tengo el honor de hablar al señor de Ibáñez 1 Tiaje ya, babiéndome detenido en una posada de un --Al mismo, señor, qué me quereis? pequeño puerto á donde arribamos, tuvo lugar una de -Tengo algunos asuntos importantes que oomuni- . aquellas escenas que tanto nos agl'adan cuando j ÓV Q- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. - LA TARDE ---- --- - - - - - lles. Tom'í!,:I\Ilo alguTlo, ':1~0~ ue Vi IlO, cuanuo un I En e~to dCl>e ll1 b'\rc:t l'on .\' BI11'ir)lle par! IIj 1\ todo hO\llbrc de mal a:pe<:to y clIlllpldall1entc ébr io:,;e pl'C- C01Tel' h:icia. la caUafia. Al Ilegal' halló:l :'l:\ rta lIor3u­sent6 pregun tando por el ca pil an F r ank. Ya habia do y :\ Ju lia q ue la consolaba . • \ cel'có,¡c a ellas y e11 - yo oido ese l1(1111bre acompañado de CO lll cnta ri (f . poco tónces oyó la VOl' de d01l L ui" que g r i taba : l1Onr050- para el que lo lI e \'a ; pero pensando <:11 d i- - Ya lo en t iendes, entn'galos al capi tan F r ank ó \'l' I·tirme le dije q tll' ) o e ra. E ntónces me c ntrc~(j una yo te en t l'{'g:'\ ré á la ju -ticia. c:lI'ta, y a llllque qui"e .. acarlo del er ror e l1 que le ba - Y par t ió a gal ope t'11 u c:aballo. b ia pue to n.i n ·:,.puest.a, el al cal (le de aq uel IlIgar que E ll rique corrió h:ícia u padre, qui en lo r eci bit'> con e:.taua pre5<:lIte y que c~ de 105 nu lue lo illlpi - l0' brazos abi ert o. , diciéndole : d i<Í y Ilam:índome a partc, lile lIlal.iJi.·" t(Í q ue ,-ir nclo Hijo mio ! es preciso ql1e os salv(> is ' e preci o quc aql:eJ hombre Iwlig,l'o o Y estando fuera de la ley, huya i-. Id al ca, tillo y dccid al cO;1(le q 'le qui ero uq uella carta u(-' I,ia er inte rccptada, y que el COIIIO hab lade inmediatamente. Yo corro cn bu ca dt>1 Re­nUlorid a,d, lo hacia. Con c.1 mayor de, enfado la aurió ñor de Ibrder tiempo. Vogad, Enrique, con todas vues- el premio de esta mi eria, y de tanto ~ufrímieuto. tras f u(> rzas. Capitan, ayudad l e, no tenemos tiempo -Padre, dijo, Ell1'ique, voy á llevar vuestro recado que p tl·d cr. al conde. -~r i .-ad dijo el capitan, pnr'ece que hubieran es- -Xo, uo, esperad, dijo el de Ibáñez. y tomando (: l1cha'ln la 'lectma y que fueran iguiendo la instruc- al capitan por un brazo lo llevó fuera de la pieza y 'Cioncs claeb s. Allí va un barco lleno de gentes como le dijo: . las han pedido. Alhí, más léjos, se distingue una em- -Es preci o que todo lo sepais : yo S0y .... yacer­barcacilln mayor que no ha podido llegar á la Co. ta, cándo!:>e al oido del capítan le dijo un nombre en unn ]lera q l1e ha anclado. Ahí los tenemos: deben ser voz tan ba ia que apénas la oyó aquel á quien se diri­Frank .r su gente. gia. Ya veis que mi situ'\cion es angus tiosa, acn'iado -Si, sí, ellos deben ser; rememos, rememos, para de traidor á mi p tria, huyo de ella y dfl mi- enemi-il egal' cuanto ántes. gos que son lo suyos. No pnedo dil'jgirme al conde. El c'¡ pitan tornó un remo y con una calma que de- -y él Y su familia e tán en pelig ro. Qué hacer? scspcr<1ua al de Ibáiiez empezó á remar; pero al pri - -No o. inquieteis tanto, es perad. Entró, pidió mel' impulso que cÚlDunic<Í á la barca, faltó poco para papel, plullla y tinta:r escribió : qué dos compañeros saltarau al mar, tal fué el vi- Señor conde, con el pretexto de que en el castillo gol' que empleó en le maniobra. hay un t esor'O, quiercn atacarlo fingiendo un desem- El señor de Ibáñez jadeaba; corriale el sudor á barco de tropa fran ce"a - : si quereis impedirlo, ó por chorro por la frente: parecia que algun genio babia lo ménos defenderos, venid á la caLaña y hablaremos, cambiado sus facciones: e taba. herIDO o, pero cou aquella hermosura de l guerrero, que cau a temor y asombro: sus negros cabellos que apénas empezaban á teñirse por las canas, le caiau en de <Írden á un la­do y otro del resto; las cejas arqueada y separadas por una grande arruga vertical, le daban un aspccto imponente; la nariz dilatada, parecia que no era bas­tante para la respiracion, y que era preci o abrir un poco la boca, que dejaba ver dos hileras de blanquísi­mos dientes; el bigote retorcido y la contraccion de los músculos de la cara le daban la apariencia de quien padece un gran terror ó de quien e -tá domina­do por una gran cólera; pero estaba hermoso. -i Cuántos hombres teneis á vuestras órdenes, c:lpi tan 1 -No tengo muchos; SQlamente quince; pe-J:o no sou hombres como aquellos: los mios son de otr a es­pecie; con ellos DO hay nada que temer, y mañana colgaremos á Frank del primer palo que encontremos. -Es preciso i,' C0n cuidado. Mi casa está léjos y no quisiera que me vierau entrar. Enrique, por pri· mera vez, acepta vuestro ofrecimientu, tantas veces repetido, y me albergo con el capitan en la cabaña. -Ah! cuánto placer me dais, señor de Ibáñez; me adelanto á prevenir á mis padres, y como conoceis el camino po deis conducir al señor capitan. EJ. CAPITAN DICKSON. Entregó la carta á El1l'ique quien partió á todo c()­! Ter pen ando que ti de la inqui etud en que 103 veia á t odos principalmente á Marta y á Seba tian, iba á hallar e en un negocio importante, y probable­mente habria que pelea!', á juzgar por Jo que les habia oido decir al señor de lbáñez y al capitan. Babia oscurecido completamente, pero Enrique eo­nocia muy bien el camino, de modo que muy pronto cumplió su e, trayendo la siguiente respuesta: "Dentro de una hora estaré en la cabaña. No ten­go el honor de conocer al capitan Dickson, pero creo que quien da un aviso de esta especie no puede engañar." _ -Bueno, dijo el señor de Ibáñez; pero es preciso que el conde no me vea. -Por el contrario, es preciso que os vea y que los d1>s hableis y os recor.czcais. •

Compartir este contenido

La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 42

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  ¡Líbranos de todo mal!

¡Líbranos de todo mal!

Por: Fanny Buitrago | Fecha: 2022

En ¡Líbranos de todo mal!, aunque los cuentos tienen cada cual su propia carga y motivación, existe una comunión que está en el aire, en el lenguaje, en los modismos, en la forma de aproximación al mundo finisecular de la metrópoli. Esa metrópoli que Fanny Buitrago puebla con sus criaturas incluso fabulosas, sólidamente ancladas en la salsa cotidiana de una urbe crispada, nerviosa, estrambótica, dotada de adefesios dignos de ficción.
  • Temas:
  • Literatura
  • Cuento

Compartir este contenido

¡Líbranos de todo mal!

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

¡Disfruta más de la BDB!

Explora contenidos digitales de forma gratuita, crea tus propias colecciones, colabora y comparte con otros.

Afíliate

Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido

Para consultar los contenidos añadidos busca la opción Tus colecciones en el menú principal o en Mi perfil.

Mis colecciones

Cargando colecciones

Compartir este contenido

Taboo Tattoo, Vol 5

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

¿Eliminar esta reseña?