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  • Prensa

Biblioteca de Señoritas - Año I N. 19

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  • Año de publicación 08/05/1858
  • Idioma Español
Descripción
ANO I. Bogotá, 8 de mayo de 1858. 1\ ayo, . en dinero sonante p e ro sí en l et1·a s de carnbio de uu Mns que difí~if, intpos~ble Cd i pu. de decirse valor entendido i convencional. que es so~teuer. en J:~ogota ott:o per1odtco que un osotros no quisiéramos mas que dejar entt le periódico político. Los suscr1tores esca~can, los da cualquier sociedad del n1undo a las sin1ple et .. matericlizc. dos ~"'el(. n1an : verso"', pt f 1 1 la n1 - tretenciones de la tn ercachiflería JJev ando nue~tra or p ate de la j et te está en la creencia J? Oco rijid ez, por un afio siquiera, tnn c ho 1nas all,... d lo justa i vulgar de que los hotnbres que se d d1can que I latanIa pre tendió llevar en su I epúbJ_ica, su al servicio de In poesía, ~on unos Jn cntecatos, pro- primiendo las bellas artes, las n1oda s , Jo, bailes, l ~ 1 ios para cuestion..., s de sílabas i de acen tos,. p e ro óperas, el teatro, los paseos, la poesía, las novel · incapaces para ._erv ir de alg·o bu no e_n su pa1s.. todo ese conjun to de tnaravi llas que hacen de I-->:1 .. r- osotros no V'H o~ por sto a reñ1r coi ~1ad1e ; ris e u o-ran de i de otros pueblos en peque lío las bri­apunta t os un h ec ho i na~a n1as, p ro e l sJstetna ll antos delicias de la vida. Nos otros no ¡u isiératnos no l ejar de llan1ar la atenc1on. Se trata de qu~ fu- ntas, sino q 1c e n un año so lo se hnbla ~e en Bogotc' tuno e~l, ria bueno para un e1 1pleo n las o.ficina~ de fardos de v a les de Tesor ría, de cupo u es, le {)el o·obierno o en el escritorio de Ul cotnercic: ntc, 1 fectos a {)lazo, de consignaci ones i de alza i baj al 1 ~nto escl- man a coro los iliteratos: e: ada de de ¡ 0 ~ papelc~ de l ajio; que se ccgas_e1 los paseos eso: ._i el it feliz es po e ta!'' f ero cl a'gase a ren g·Ion de l I T0 rte i cc id en te , que se prohibiesen las ter­'"' eguido que ese n1isrno indi\rid u~ l escrito algo tuli as caser as, se cerrase e l c o li seo, se suprünie­bue n o en pr sa o e n verso, c1 u~ tten c t~deuto, que sen los ver ... os i lo s foll e tin es de los pori 'd1cos, .. e sa!Je algo, i a l puut~ esclamaran los JI1J S 1~los en ,l recojiesen l es álbuue~, se prohibiese por 1 a1 do el tnl n1o tono: ' en t1 ra, ése 110 es poeta nt nada! u so de las crinolinas, i se reduj esen Jos pe pitas a la ]:!..-s e ... preci:=ia n1cnte nuestra sociedad , sociedac! cuatro pa r edes de una casa de lo cos, _se man laran in principios i sin coslurnb r es, ll ena de re .... ub1os I tapar ]as ventanas q~1 e d~n a la calle 1 se orden(. s~ de españolismo fatal s: . . , . . que nadie fu ese a m1s a stno con e l rostro velauo t En otras partes l1a1 siquJera sobre qu e c~cr1b1r e l aire con1punjido! Puede q 1c e utóu ces lo5 que para entretene ~ a los ero basta de preámbulo. ' ratos improvis ados, qu e de una plurnada pre- Al J · 1 V "ll t e nden l e vantar 0 des truir unareput acion, con parecer, os moti vos que tuvo e señor 1 er-una o sadía tan g rande como su ignorancia." gas para emprender la crítica de Jos poetas españo- J. nr . vlLLERGA S-(Poe tas cont cn1porancos.) les contemporáneos, fueron los siguientes: Entre Jas muchas producciones literarias que l. 0 El deseo que Je manifestaron varias personas l1an visto la luz pública en Jos últi1nos años, hai de verlo hacer el exámen concienzudo de aquellos, unas, las del señor J. 1\'1. V illergas, que nos han por hallar en él las dotes requeridas. llamado la atencion mui especialm e nte, por el eco 2. 0 La necesidad de vindicar la nacion española ruidoso que han tenido tanto en los países de este de los injustos tiros (así estc:i) que a sus injcnios roo­como d e l continente europeo que hablan la lengua , dernos asestaban otras naciones, con mas vanidad de Castilla. S propia que sen titniento de justicia. Es por esto que vamos a ocuparnos de ellas. 3. 0 La necesidad, igualmente, de renacer la crí- Pero no nos ocuparemos de todas-tarea superior tica muerta ~n España con el ilustre Fígaro; no al tiempo de que podemos disponer, i estraña, en obstante que Ja tal habia dejado de ser conocida parte, al asunto de que van1os a .tratar; nos ocupa- desde que Quintana publicó el brillante prólogo de remos tan solo de varios de Jos artículos que, bajo su célebre coleccion de poetns españoles. el rubro de Poetas es1Ja1ioles contenlpo?·áncos, ha pu- 4.o por último, cn1prendió el señor Villergas su bJ icado en alguno de los periódicos de Europa. 1 colosal tarea, por la circunstancia de re ... id ir en Pa­nas ocuparemos de ellos, porque entre nuestro país ris, donde la distancia i el tien1po, n su modo de Yer, i el español hai tantas i tan intrínsi c as annlojías lite· le dispensaban la imparcialidad que tanto habia rarias¡ que juzgamos no s er án d e l todo inoportunas estrañado en el malogrado autor del M A OÍAS. nue:tras apreciaciones para los jóvenes que hoi es- Respecto del prin1er motivo nada diremos noso­trav: an desgraciadamente sus talentos, abrevando en tros, porque pudo ser cierto que l1ubiese personas las corrompidas aguas de la I-lipocrene granadina. que, halJando en el señor Villergas las dotes reque- Si e n este país hubiera criterio, i en conse cuencia ridas, le manifestasen deseos de verlo l1acer el exá­se hici esen por los que corresponde las discri1nina- men concienzudo de los poetas españoles conternpo· " ciones que él den1anda, lo decimos paladinamente, ráneos; con1o pudo ser cierto ta1nbien, que el señor nosotros no iría1nos lu1sta el otro lado de Jos mar ·s illergas, creyendo en esas dotes, accedie ... e a esos en busca triste de producciones estranjeras en qué deseos. I-Iasta aquí no hai sino creclu lidad de parte l1acer nuestros desapasionados exámenes; pero ah! de unos, i g·alantería estrema de parte de otro. en este país no hai n1as que los ojos de los partidos Adelante, pues. políticos, ni se mira por otro prisma que por eJ pris.. El segundo motivo, que fué el de vindicar Ja na-ma turbio de las personalidades; por lo que las cion española de Jos injustos tiros que asestaban a cuestiones abstractas no tienen in1perio conocido,, sus injenios modernos otras naciones con mas vani· ni se puede dar un paso, un solo paso, en ciertos/ dad propia que sentimiento de justicia, nos parece caminos, sin herir Ja susceptibilidad de este o de un 1notivo tal, que hubiera suministrado materia al aqu l prohombre, de e .. ta o de aqueJla parcialidad. señor Villergas para tundir a cualquiera de sus e lo con rario, qué campo tan tnagnífico para victin1as, si hubiera tenido el descuido de redactarlo estud ·os de todo j n ~ro el de nue tra literatura na- co1no lo ha Tedactado, i de desempeñarlo como lo e o 1nl ( q nr ·c 1no~ d ecir es o qu e ntre no otros pu- ha dese1npeñado dicho señor. Nótese que Jo que di ._ll n11 ~e Z "t ' rat?t? ·a nacion al); s í, qu é campo! stc dice, no es que va a vindicar a los injenios m o- C 1 u qu , des e la ortiga i la 1n a l \a, hasta ]a dernos spañoles de ]as críticas jnjustas de otros paí-e · u1la e 1 1 paln a real : todo c r e ce , todo fe cun· s e s, que seria lo natural, suponiendo que fuese de , etn p1ofL s1on 11 fin a, n ü fin "to d e órden l cierto que tales críticas se l1ubieran hecho; sino or u e aqu ... , e n N u e' G · n a da, pre ci'"'o es cónfe- que va a ·vindicar a la nacion española, esto es, a sarlo, l ai ti e 1npo i talentos para todo, i 1na .... que toda su poblacio11 en rnasa, de los injustos tiros que tiempo i talentos hai audazia ; porque aquí, en N u e- asestan a sus jnjenios otras naciones • • •• Inju tos va Granada, a fuer de buenos discípulos del filósofo tiros l Ah l la crítica irn,par~;ial del señor Villergas d~ Sunio, no nos hetnos contentado con Ja de1nocra- no h u biera perdonado este disparate a ninguno do c1a solo en las in tituciones; la hemos querido, 1, ~us col temporáneos; la crítica del señor Villergas, O DE lA REPUBUCI\ II"ECA LUIS - ANGEL AR K-.~~ 11 - ANGO l n .----__, • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. t u 1o sacrifica todo nl sarcasmo; porque los tiros 1 nca pu e de11 ser injustos, sino, cuando mas, 1nal o bien dirijidos, salvo que la cau. sa qu e Jos produzc a s í .. a injus ta, c os a bie n di tinta a la v e rdad. 1 n uanto al 1n od o d e d esc arg ar a lo s inj enios spañole~ (d e los cargos qu e nadi e les ha h ecl1 o ) ra ira v ie ndo có tno no l s d esc arg· a s ino qu e lo s 'e a r ga 1 s e ñor i llera as. 1 te r ce r n1oti vo ftté ~ 1 d e qu e r na cie ra la c rít ica ~ paño la , mue rta ·on E íg aro ; n o ob --- ta n tc qu e la t al ha bia d ejado de s r conocida el ·~d e qu e Qn in tan a p u b li c ó el brillante pr · lago d e s u célebre co l ;)c c io n d e p o :l t s e ~pañ o l e"'. i En qu é Cjll dará 1 e n o r ' r¡ .. le rg a s? Si la crí ica d jó d --e r co noc ida '11 fa P e nín ~ uJ ~ d e scl ~ qu e u intana publi có u n1 n clo ­ll ado pró l g·o, no pudo n orir es ta c on ~ íga ro ; i si tn nri ó c on J;tí g· aro , no "' -i ~ rt o q u h ay a d t;jadu d s er co n e id a en la P e nín '"' u la de s le la pu bl ic nc io n de l prólogo . ~ ro l1 ai t oda vía al g·o 1n as i ~s, qu e no fué co n l si le n c i o d í"\ l a u to r d t:: l •Jr ' ~l ogo g u e d :-. . ·ó d e s e r c o noci l a r r Jt icu n l a l n ín s ula , s ino prcci~ a 1n e nte o n t l p ubl jcacio n d e j próJog o ; de s u e rte qu e e l 1n al ito prólogo, l ' jos d e ha ce r un bien, l1iz o un mal , un grave 1n ~. 1, e l d e qu e , co n su )Ublicacion, d ejase d e s e r co n oc ida la c ríti c a e n Ja P e nín u la. h 1 tnas vali e ra qu e e l maldito proetnio n o hu bi e ~e visto la J uz . i I qué ra ntr tant o de Lis ta, de d o n lb e rto i~ t a, el lite rat o n1 od c l o spañ l ? . • . El señor i­ll e rg as g uarda un s il e n ci o n1ali c io so so bre l parti­cular. En cuanto a Ja emig ra c io n d e la lóji ccl d e ~ s pa­ña, pre via abdicacion, con la entrada de Zorrilla en el mundo literario, de qu e l1abla tatnbi c n 1 señor Ville rg ns, le damos la razo n en part , i en patte s e la negamos. Zorrilla es una esp cialidad, i una es- S pecialidad notable en su ramo - e l ran1o de la pala- ~ brería; i como tal ha encontrado, entre tos profano , sin1patía .... tan pronunciadas como faltns de buen s e ntido, i entre los cultivadores de las Musa que no tienen para ello n1n dote que s u porfia, sectarios sin cuento. Pero ha ta ahí, i nada mas que hasta ahí ha ido su pernicioso influjo; pues la s otras no­tabilidades españolas no han po ' ido contajinrse, un­ciéndose al carro quebradizo de ZorrHla. De e se carro no tiran ino los estudiante s. ¿Cómo negar que Zorrilla ha fundado una escue· la, i que esa e .... cu e la ha encontrado, principalmente en la Am é rica meridional, numerosos discípulos? ~ Pf ro cierto es tatnbien que ántes de veinte años no brillará Ja mas leve chispa de su gloria. Pues nin­guno de ellos podrá igualar al maestro, que al fin se quedará solo, como se quedó Góngora en medio ~ de la turbamulta de sus impotente imitadores. Tal es la suerte de esas orijinalidades. Fué el cuarto motivo que decidió al señor Viller­gas, la circunstancia de residir en Paris, donde la lejanía de su patria i el tiempo que ltacia se l1abia ausentado de ella, hasta cierto punto, garantizaban la imparcialidad de su trabajo; imparcialidad que! como ya llevamos observado, el señor Vilterg·as cclHl n1énos hasta en el mismo Larra, el n1as pro­fundo e ilustrado de los críticos espaTioles rnodernos. ¡Peregrino modo de ser imparcial el señor V iller­gas, cuya acritud sube de punto a cada línea, i cu­ya falta d~ ju s ticia lo pone a cie.n leguas del Aris­tarco de lo s antiguos! No; el señor Villero-as no es in1parciaJ, ¡1orque no p u ede ser itnparcial el hon1bre q11e sobre las 15 1 ruina s d e l as r e putac i o nes d e su s c oetáneos pu g· n a, e n lid abie rta i po co l e al, por levantar el monutn ., nt o d e la s u y a ; p o rqu e 1 o pu e le se r itnparcial l hotn ­l re qu e j uzg a a J il i Z á rat , 1cs one ro Ron1anos i .l\'I a r t í n z el~ la R osa, ntre o tros, c on la pre ven c ion tna r cada i ' l tnarc a do c n c.o n o con que los juzg- a e l ~e rr o r \ r ill e rg a s . e r o hai m~~. El seño r Villc r n·as n o es un c r it i- ·o; el s c iíor ... 1lJ r g a s no e s un h o mbre q u e c o n Jo.., pr e ptos d e la c i e n c ia i la s 1 g- Ja s d e l ar te e n nua mano, 1 la pluma e n Ja o tra, tiJtl e los d ~ rec t os i p o n g a d e 1n n nifi es to la s b e ll za s d e la produ cc lo­u s d' s u ... paí~ .1 n os ; e l sc íi o r ill e r g u5 -.;u lo ~ e fija , n los lunnr 'l , pa ra e bar a s í las ira5 d e s u tnhoza­d a pa r c ialidad ; i co n1 o n h a i o bra lite rari él , n e l n1 u tH.l o qu e u o l os t Gn g a , de s d e las d JJ o 1n ero ; E-l o nte ro ;\ 1 d e la fan·ta tradi c ional has ta las qu e h a ­e <' n 'rnj ir la pr e n s~ e n ü te in s tante mi s n1 o, e J se ñ or \ 1 i ll e r ~·a ... e apode r a d e los qu e hai e n lo s poe t a,.., e pa ñ oJe ... co nt mp orá n eos , p a ra acaba r con ell os (lo p oe tas ) i exhi bi r _e é l · ~ o l o, d e un mo do indirec­to, co n1o e l qníl cs lit ruri o d e Ja e d a d presente . I s L a rra a ]o ... oj os d e l se fí o r Tillc r gas e l c rítico p rc ia l l c. rra , q ue d ee ia lo que e r a bu e n o i lo q~ , ' T U tn a 1o e u In · produ cciones que ju7g aba. i Dóh­de e l sc11 or Vill rg a.s pu e de nunca prese ntar d c hado de crítica como el el e Lnrra a Ja CA'I'ALh A d e Durna .. o al NTO Tr? e ntre n1il. ·oncluire m os es te a1tíc ulo dici e ndo que lo s crí:. ticos del jaez d e l s e ñ o r ' Tillcrgas , no son críticos, sino c r itica st1·os; i q u e un criticastro no es, nun c a , el llatnado a r ee mplazar a Quintana ni a Fígaro. .. · • A Celima. Soiíé una v e z qu e la eel e ste bóve da Rasgaba un rinjel con s u le ve pié, I a la luz instantánea d e l r e lán1pago La figura de se ánjel co l urnbr é . Era su ro s tro, co1no el tuyo, f(djido, on1o el tu yo, u tall e e 11cantaclor; • u s on rj~a jan1ns tn vo ]a stliid e , Pu es rind1era aJ se ntido trovador .. Eran s us ojo n egros como el é bano, Su 1nirada d e fu e go abrasad o r, I ra tan grand e su virtud magnética Que v e rlos era p er e c e r d e amor. I yo los ví, i desd e e ntónce s mísero Sentí en mj pe cho la pasion brotar Con el mistno furor con que el sacrílego Rotnpc Jos velos dei sagrado altar. I-lirvió en el fondo de mi pecho trémulo Algo terribl e , que se oyó rujir otno del Etna e n Jas e ntrañas cóncavas Se oye la lava devorante hervir- Mas tard e d espert ' • • • • uec.l é me est á tico Ese ánjel en el rnundo al contemplar •••• El ánjel eres tú)-tú que mag·nífica J\llis en~ueños vi ni&te a reahznr! •••• l hoi te modulo la c ntida cánriga Que me inspira de an1or el fren es Í; Ai! no tne pagues con desdenes aspe ros Lo que hiciera una vez solo por t a ! .••• A ntcs arranca el corazon ignífero Del pecho al hotnbrc que su a1nor te dió, O hazle qne apure del dolor el tó sig-o Si al an1arte un d e l ito conte ti ó •••• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .. • • - Celi1na beJia 1 si mi ardiente s6p1ica ..,.on testas tú con bárbaro desden, ~ n e l oceano de n1is propias lágrin1as l recerá n1i amor .... i yo tan1 bien ! .... ~cuadro ni un li e;nzo a sn disposicion : ra n ]as ~paredes de s u cuarto ([1Ie el obr niTio podia trazar ~ con un lapiz neo-ro algunos tnod c lo , e improvisar algunos objetos que le era nccesarjo borrar al ins .. tanto por ten1or de ser ... orprendido por su padr , que le 1 u biera ca tig·ndo porque pe ·lia a :sí 1 tietn-ias no es posible que ta1 be] la sí) fi e t.: it.,ra en ~, cuna nu pa:ion n1atar !. .. ue qu~cn tiene, e al tt't, bizarto c~píritu No a:se u.· a su ttm nte ctl d s ut t r .... I or so hoi ve go a de1nan arte tír ido ue ru 1or n pago e 1n i arnor tne és a dcsg·arrar 1ni desgraciada cítara · I arrojar ~us p dazos a tus pies! ro ltagas de n í la tniserable v 'ctÍlntl ue let tan1cnte apl'ieta su dog·nl •••. u 31110r, e litn ' o e l est r t:ho ferctro I:> <1 r a i r en é.J a te r1n in a r nl i lTt a 1 ! Bogot ·;. 185 '- . • 1 . La jt1Ve11tud de Rafael. • \T osotros, jóvenes a quienes el gusto i la~ inspi­raL: iones del alrna destinan desde la infancia al cul ­i \o de las artes, oíd la relacion l1istó ·ica de un rasg·o e la adolesceiJcia el e l pintor 1nas g·rande 1 u e 1a proJ uci o la Italia; i qs OliYencerei , no lo du­do, de que tniéntras 1!1as se multiplican los ob~Lácu­los a la. entrada de uua carrera ilustre, 1nas valor j re~ign acion se necesitan para supen rlos: j seguir el ilnp lso natural que se 1 a rec]bido del cielo. liafael anzio nació 11 rbino. en los Estados de la Igle~in, acia el fin deJ sjglo \ 7 . ~r a hijo de un J>intor oscuro, que consagraba principahn )nte L,;uE pinceles a pinta r l oza ordinaria, i queria que su l1ijo no tuv]cra otra 1 rofes1on que la suya. Desde 1nui peque no s padre, e./·ijentc i d, spota, lo acostun1 - b ·o a pinta r flores pájaros anilnalc~, i por onsi ­guientc figuras de di~ rentes espresiones, sobre ' a . sos de to a spccie i de todos t(j In años. 1~1 niño mostraba en sus prirneros ens yos u na intelijencia precoz, una gran fi cilidad 1 ar a l colorid , i, sobre todo, una corrcccion de diseño que anunciaba raras di Josiciones. Los f¡ bricantes ctnpleabau a porfía al 'iejo San­zio en 1 in ar Jos nutn rosos obj tos que 'endia n n 1111a gran parte de la talia. En una palab1a, el pin ­tor de loza adquirió una especie de celebridad, i a] n1isr o tiempo se procuró una honrada subsistencia. Sin z bargo . é l }Jrcferia la cantida l del de p acl o de sus obras a .:u calidad; i cuando el pequeño 1 a­facl, ait ast,·a o por eJ verdadero jenio, laba a Jo ... di­Yer'"' O ... objetos que se l1abia encargado de repre~en­tar, una pe1 feccion que 110 se pag·aba a su 1 adre n l s f'bricas, su fria de este las reprensiones 1 as se-veras. -=>ero el resorte nuevo que se con1priJn se l e ,ran-a e o n 1na ,,- o]encia. 'ra l es e l vuelo d e l jenio na­e · ente. af: el, en tónces de edad de doce años, en ­tia que se descn vol vian en é l u1 a fuerza de pensa­ll1l 11to i un n1ovitniento de corazon que él oculta­ba a su padre, i de que e .... te últilno no sospechaba el ÜTesi~tible poder. N o tenie11do en 1 di a sino dos l1ora .. de desc an ~o, i vijiJado por su jnfiexiblc Ar­gos~ el pobre niño no podia entregarsé al de en' ol­vin1ien~ o de sus facultades n acientes, sino al arnane­cer, 1111en ras su padre donnia. Solo entónces, en una eopecie de g-ranero q e llabitaba, esperaba con in1paciencia lo s pri1neros rayos de la luz para en­tregarse a las inspiraciones que sentia. Pero ¿sobre qué J>odia ejercitar sus pinceles~ No tenia ni un po en lo que élllatnaba necedaues. Si netn bargo; est Ü1 ncible necesidad de procl u ­cir, esta Yoz secreta que r epite "'i n cesar: ''Lánza­te! la gloria te spera! ...... " En una palabra, este 1nstinto c-reador que persig1 ue, inflama, tran porta; todo se reunin para e "altar Ja jn1ajinaciot del jó­Y n afae l. l .Aa 1 rovidencja, q\ e t nrde o tenlpra­no rietJe al s corro de las aln1as grr:u des, dignas d e e o tn p re n de r 1 a , d i p u"" o q u e l'~ l vi j o • 'a n z i o fu e e atacado de un acceso de g-oto que le lo1>ligó n guar­dar ca1na vario dias. Rafael entónces tuvo 1nas Ji. bertad para entregarse a sus in~piracioncs; i en Jas entrevJslns que tn\'O con tnucho fabricantes, se hi­zo conocer con1o el autor de las nuevas pintura s que su padre l es h abia ent r gé. do, j que cada día tenian 1na ~ ven1a en sus ain1acenes. Un di a fué conducido a un al macen de porc la­na~ e hizo, sil que se a1 e rcibicran de ello un s­tudio proYccl oso de lo .... medios que se n1plenn. para pintar los di v r. os dibujos que la adornan. 1 oco tiernpo despu sIL \ Ó al fabricat te que l e }la­bia confiado un vaso de porcelana, la irnájen sor­prendente de una "\1 írjen 1nui honrada i n1ui e ti- 11ada n la catedral de U rbino. l_,a fig·ura de la In a­dre de los "nje les tenia una e ... pr ion de c1nb le o ce! .. tiaJ. af: el r ecibi ó por pr cio de este ensayo unn sun1a bastante consi lerable, que se apre"uró a entreg·ar a su padre npénas con valecicnt de la fuer­te et fer 1n edad que babia sufrido. anzio, que anla­ba sobre todo eJ dinero p er1nitió entónc s a su hi­jo que se entrega ra a la pintura de Ja }JOrcelana, reservando para sí la loza ordinaria que solo con­\" Cn i a sus co tu tnbres. Ved aquí a nuestl'o jcntil Rafael, ap ' nas ado· l ... cente, ntregado sin ob:stáculos a toda la fogosi­dad de sus j nspiraciones. Al principio pintaba flo­res de toda especie, las frutas 1nas b e llas i los pája­ros el 1n as rico plumaje, i se aventuró 1nucl1as ve­ces a pintar fig·uras de personajes l1i~tóricos, con un é.·ito tan fe liz, que sobrep.ao.Jaba sus esperanzas, i le Ya1ia una ~utna bastante considerable, que él tenia Ja felicidad de llevar a su viejo padre, ya conven­cido, a pesar Sll)'O, de que su hijo podria tener un d ia algun tal en to. na feliz cil'cun~tancia 'ino a procurar al jóven nrti...,t a Ja ventaja de l1acerse conocer j de con1cnzar su celebridad. El duque de rbino, cu ·yo fau to ig-ualaba a su opulencia, ra próxitno par •ente del =>apa J\.lejan­dro VI, i . e aprovechaba de todas Jas oca:siones de atraer e el favor del =>onhfice. El concibió el pro­) ecto de hacerle el pre._ente de un ervicio de por­e la 1a, cuyas principales pieza representaran la vicla de la ujen, desde u naci1niento ha ... ta su as­cension. i 1 director de la fabrica, que conocia las diversa:s pinturas del jóven Rafael, le confió esta in1portante etnpresa. Sorprendido, entusiasmndo por la eleccion que se l1abia l1echo de 1, 11uestro jóven adoJc~cente se en­tregó n1as que nunca a su:s ft:;Jices in piracion s, i a buscar por todas partes los 1nodeJos que necesitaba para llenar la honrosa mision de que estaba llcar­gado. El se paseaba por la tarde a las orillas del • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 153 •I e tro, a donde bajaban de la ciudad, situada sobre ~ le había encargado. " Bien," le dijo el duque con u na tnontaña, las señoras del 1nas alto rango, las un tono dcsconfi do i misterio o: "yo ten o-o un tno-j ' vene 1nas elegant s, que venian a re pirar la frcs- delo que ofrec ros i que me parece una belleza per­cura del rio, i al mistno tiempo a ostentar sus gra- fccta. \ Tos juzgareis por vos mismo. Mañana, ácia cia...,; i ns adornos. I nfael, con ell·' piz en una nla- medio di a, venid al palacio con el mejor vestido no i las tablillas en la otra, trataba de imitar cada que podais, i yo os presentaré a la pritnera dama 1 erfil de una pureza perfecta cada po"tura de un de honor de la duquesa, que os permitirá sacar un­pudor vit:jinal que se pr sentab a su vista. "\ Tolvia te mí la copia de su figura verdaderament(~ celes­bien pronto a u hu1nilde tall er, i ponia sobre la tial •. perojuracltne !;Uurdar el rnas profundo secre­porce) ana lo que habia copiado tna . al natural, i ya to sobre esta entrevi .. ·ta, i no revelar nada de lo que l1abia hecho de esta 1nan era los tr s prin1ero~ c ua- oyércis i de lo que viéreis. P ensad que la menor dros, e decir, el nacin1iento, la educacion i la ado- indiscrccion de vuestra parte os l1ará perder para lesc ncia de la Vírj e n. Las fig·uras encantadoras l sien1pre rni protcccion, i os prjvará de la ocasion que l1al ia n1pl eado para sta tr ·s época , eran favorable de abriros una carrera ilu"' tre." Rafael una obra ma stra de belleza naciente, de candor prometió bajo su palabra de honor guardar fieltnen- 1nfantil, i ' 1 recibia por todas partes la n1as lison- te el s0crcto que le recomendaba Su Alteza, i se pre­jeras felicitacione . . paró, no sin unn ansiedad devoradora, a la entrevis- EI duque de Urbino; dcspucs ele habe rse asegu- ta proyectada. 1 o dudaba que esta belleza tan ·ado por sí n1ismo de que e l jóven artista llenariu perfecta i tan 1ni teriosamcnte anunciada, fuera la sus intenciones, le habia dado lo~ mas honrosos duquesa mismn, que no había apercibido sino un aplauso~ ••.• P ero cuando fué necesario pintar a la ( solo instante, pero que a primera ·vjsta habia pro­' rítjen en la época en que ella r cibió de Dios la ducido sobre él la mas viva impresion. inmaculada concepcion~ es d ecir, cuando era la 1na~ Fu '~ pues, al palacio ducal, a la hora señalada, beHa de las b_ella"' de ~ az~ret, Ra~~ c l no encontro con un traje que indicaba e l gusto i la nntnralidad j a n1odelos dtgnos de I~1Spll~arlo. En vano traz~ba de un jóven artista ya distinguido, pero con Ja ti­fig ura de una co:-reccJon ,Ideal, ~c. una espresJon 1nidez de un acl ole~rente introducido por prirnera e leste no d.escub_:la toda':Ia l.~ dl~'Ina obra macs- ycz en e l palacio d e los grandes; lo que le encan· tra q_ue hab1a sonad_o u Bn~Jinn cion .. ]Jorraba n taba al duque i ]e tranquilizaba sobre el efecto que n1echda que componHl; r ecor11a en scg·tnda todos los d bia producir setnejantc entrevista. Él habia teni­cu~~ ro,.., todas la~ e~tatua~ qu~ r prcsen!aban ~ la do cuidado ele prevenir a la duquesa, que por Stl V tqen en la "' principales 1gl: Jas de la Ciudad 1. de parte se l1abia empeñado e n no aparecer delante sus alrededores, no descubria lo qu~ deseab~, 1 se del jóven artista sino bajo el nombre de su dama conden~ba en alg·u,na manera a la Impotencia ~e de honor. on todo, ella se había vestido con el produ.cl~~. lo que de_ el se esperaba; hasta que un dia n1ayor cuidado, a fin de mostrarse a los ojos del pin­aperc1b1o? por la primera v~z, en ?,n? de los ba]coi~es tor digna de repres ntar a la r eina de los cielos. El del palac1o d.ucal, una muJer _anJehca,. cuyas facc1o- duque Jc t omó p or la mano i l e condujo temblun­ncs,_ forn1a 1 posturas _parect~n reu 1 n1r to Llo lo que do de emocional dcpartarnento de la duquesa, cu­debJa cotnp.one~ la n~v1a del CJeJo_. aca al ~lomen- ya 1naravjllo .... a ltermosura i cuya gracia celestial to sus ta~ltllas 1 se d1s~Jone a cop1~r estas hneas de produjeron sobre el jóven adolc .. e ente el efecto q ne una admirable perfecc1on, estos OJOS de una dulzu- la \ T írjen mistna l1ubicra,produciclo, si hubiera dcs­ra tan penetrante, este cuerpo a la vez tan esbelto cendido a la tierra a dar nna idea de la Divinidad. i tan púdico; en una palabra, este conjunto cuya seduccion parecía desaparecer bajo el velo de la de­cencia •••• El jóvcn artista, trasportado de alegría, iba a s~car el diseño de esta obra maestra, cuando de repente el admirable modelo desaparece i se en­tra en ~u aposento. Rafael se inclinó con un profundo respeto, i ~n admiracion fné tan gTnnde, gue no pudo al princi­pio proferi r una sola palabra. Bien pronto, aprove­chándose con destreza de la especie de di~frnz que habia tomado Su lteza, le habla como a una da­ma de su corte, i le tnan ifiesta con e te entusia~mo del jcnio nac i ente todo lo que le hacia esperin1en ... tar su presencia. En una palabra, él ncnbó por p - dirle, bajo los auspicios del clllque, la grncin uc acercarse de cuando!en cuando a u ndn1iralJlc mo­delo, para copiar todas sus bellrzas i clnr a la ilná­jen de JaVhjen la csprcsion qn el dr~eabn~ Rafa el pr gunta quién es esta divinidad terrestre que se le había aparecido, i que ha?ia producido sobre él el efecto de un sueño. J_,Je dicen que es la segunda mujer del duque de Urbino, una jóven princesa de Rimini, que no se mostraba jamas a Jas 1niradas de los habitantes sino cubierta con un velo. ''Es la primera vez," añadió un ho1nbre del pueblo~ que la pobre reclusa aparece en su balcon La dnqu e~n, leyendo en la .fisonon1ín de sur. po­con el rostro descubierto; i es que, segun parece, . so que condesccndia con la urj ente pcticion del ar­el duque no l1a vuelto de la caza, i la bella se l1a- ti sta~ sorprendida i enternecida a la Yez por el en· brá aprovechado de su ausencia para respirar el aire canto i ]a djgnidad esparcido n toda la per'"'ona libre, i mostrarse un jnstante a las n1iradas del pue- de Rafael, por u mirada de fuego i su Yoz tan pe: blo que la adora." netrante, le dió a bc~ar una de sus bella man? , 1 Algunos dias despues vino el duque de Urbino con la otra Je entregó un escrito que con~en1a l a saber cómo iba el jóven pintor, i si por fin l1abia ? permjso de presentar e ante ella, cuando _tuv1era ne­encontrado el modelo que d~seaba. Este se guardó S cesiclacl de recor~ar algunas de la . fncc1one d stt bien de confesar que lo hab1a encontrado en la du- ~ rostro ..... ~pero siempre en prescncHl de u Alt eza, quesa, cuyo reposo hubiera podido comprometer ~ a quien daba las g-racia por haberle _hecho conocer esta indiscreta revelacion escitando los zelos de su ~ al interesante artista, al cual anunc1aba una gran . Argos. Se limitó, pues, a decir que desesperaba de celebridad, "~nimad_o por vo '· seí1ora, ,, le rr .pon­encontrar este modelo divino, i que se veitt obliga- dió el jóven p1ntor, '' 1 con semeJante modelo, s1 nto do a renunciar a la ejecucion del trabajo de que se ya esta necesidad de gloria, que será 11ara mí una • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 15 felicidad d e ber n vu estra bondad ..... i a la de l\ion- ca iigucl nj e J, vino as r bien prouto igual a señor. " l)crug ino, i d Jó ~u m ' todo para no e~tudiar ni co- -Contad, jóven, dijo a su turno el duque, con- piar ino a la b e 1Ja naturaleza. Quiso e tnp '"' zar en tnd co n n1i protcccion. Si, como yo lo e5pero, l os 1 o tna por un cuadro que fu ra la cspr sion de su d oc dibujos que co1nponen la vida de la V irj e n, r econoci n1i e nto. son di g n os de ofrecer se a su Santidad, yo n1 e ' en - Instruido d e que la b e lla duqu esa, cuyas faccio­cargo de vu e stro adelanto. V e nid a estudiar vues- n es e mbe lesad oras stabat~ s in cesar pre en t a u tro 1nodelo sjc1nprc qu e os fuere nece ario : pod e i s mcn1oria, habia dado a luz un hijo 'que hacia la tra e r vu c~ tras tablillas i vu es tros pince les, a fin de aleg-ría de su patlrc, pintó una tnadrc acariciando a copiar todas las sornbras de la natural e za con 1nas .. u hijo, i se 1no~tró en e s ta produccion djgno de fidelidad. Rafael: inclinándose con resp e to , di6 gra- ll gar al mas alto grado de nombradía. cias a Su ..t\lteza por el permiso tan li so nj e ro que Una fe liz casualidad condujo al duque de Urbi­se dignaba concederle, i se r e tiró arrojando una úl- bino c e rca d 1 Papa, que e taba atacado de una en­tima 1nirada a la duquesa, que por su parte le se· fe rmtdad mortal. Se pre ... ume fácilm e nte que se guia con los ojos, i la cspresion en ellos deJ 1nas vi- apresuró a ir n visitar a su querido protejido; Jo vo linteres. encontró acabando su "A mor 1aternal," del cual Se concibe fácilmente cuánto fe rmentó Ja jóven se hablaba mucho en la escue la de Roma, i Teca ­cabeza del pintor. La figura maravillosa de la du- noció a la duquesa, cuya se tnejanza era admirable; quesa de rbino e s taba tan profundatnente graba- p e ro observó que la cabeza d e l nifio no estaba aca­da en su 1nemoria, que dibujó ... obre Ja porcel an a bada. todas sus facciones con una semejanza ncln1irable. Es que yo he fortnado el proyecto, dijo Rafael; El duque volvió a visitar su hutnilde taller, i se ad- de retratar al hijo tan fielmente como a la n1atlre. miró de la !emejanza de la V í1jen con la duquesa, 1 'fanto mejor, le respondió Su Alteza : ]a du­i su orgulló quedó tan sati s fecho, que no pudo de- quesa l1a querido aco1npañarme para ofrecer nues­jar de confesar a Rafael que la dama era Su Al- tros últin1os homenajes a Su Santidad i l1a traido teza misma, i que queria tener sien1pre en su pala- consig·o a su hijo. Mañana yo os traeré el niño, i cio una copia de este retrato maravilloso, que Je r e - copiareis su figura que verdaderamente es la de cornendaba que hiciera, i de la que pensaba servir· un ánj e l. se para procurarle todos los sucesos que rnerecia. Rafael se apresuró a aceptar la proposicion. El Esta honrosa confianza no hizo sino escitar el bello cuadro del" Amor ' maternal'' estuvo acabado entusiasmo del artista, que se aventajó a sí mism o en poco tiempo, i fué ofrecido al duque i a la du. en los doce cuadros de la vida de la santa V írjen. quesa como una prueba auténtica de Ja proteccion Era en sus entrevistas con la duq u esa de Urbii1o que ellos habían acordado al pequeño pintor, que tan respetuoso i tan sumiso, que el duque, apesar no olvidaría jamas sus bondades. Este cuadro ma· de toda su austeridad, le dió la autorizacion de pre· ravilloso fué colocado en las salas del Vaticano) i sentarse ante Su Alteza aun en su ausencia, i de obtuvo la aprobacion de los tnas grandes maestros. obtener todas las entrevistas que ella se dignara Los conocedores ricos i poderosos ofrecieron por él concederle. La bella duquesa, linsonjeada por su al autor sumas considerables; pero el jóven artista parte con las nobles inspiraciones que producia, i las rehusó, bajo pretesto de que el duque de Urbi­deseando propagar el brillo de sus atractivos bajo no se lo había mandado hace1, i. que habia recibido Jos pinceles de Rafael, se hizo una obligacion i un de él el precio de antemano. placer de servirle de modelo cada vez que espresaba Rafael en esta época contaba apénás diez i ocho este deseo; i él, no pudiendo saciarse de contem- .años. Había recorrido ya Ja mayor parte de ]a Ita­piar esta obra maestra de gracias i de belleza, puso lia, i se había detenido prjncipaln1ente en Floren­frecuentemente a prueba la complacencia de su ad - cia, donde no potlia cnn'"'arse de estudiar los admi­mirable modelo; bien que al cabo de algunos me- rabies cuadros de Leonardo de \ 7 inci, i se penetra­ses los doce retratos de la V írjen estuvieron acaba- ba del b e llo rnétoclo de este gran maestro. El enri­dos, i pronto fueron enviados al Soberano Pontífi- quccia su itnajinncion devorante con la eJeccion ce. Este, dirijientlo a su pariente los mas afectuo- feliz en las cornposiciones, con Ja correccion en el sos agradecin1ientos, le preguntó el nombre deJ ar- , dibujo, con la gracia i ]a belleza en las figuras, i, tista cuyos pinceles habían trazado con facciones \ sobre todo, con la naturalidad i la espresion en las tan divinas a la n1adrc de los ánjeles, i a quien su actitudes. \'ino a ser, en una pnlabra, un pintor de talento debia clasificar bien pronto entre los pinto- primer órdcn. res mas nombrados de la Italia. El duque de Ur- Julio II acababa de suceder al Papa Alejandro. bino se apresuró a nombrar n. Rafael ; i poco tiem- Bra1nante, célebre arquitecto, le d e signó a Rafael po despue~, este recibió una órden de Alejandro VI como el artista mas dig·no de en1bellecer el "\Tatica­para que se presen tara en su palacio. no con sus ricas producciones. El Papa le hizo pre- El vieJO Sanzio acababa de morir, i su hijo, toda- sentar en su palacio, i sorprendido de esta figura es­vía jóven, se encontraba huérfano, sin otro apoyo presiva, encantadora, de esta mirada de la cual se que sus pinceles i la proteccion del duque de Ur- lanzaba el jenio en rasgos de fuego, le encargó su bino, quien le dió una recomendacion particular primer cuadro, cuyo objeto dejaba a su eleccion. para el Papa, de quien recibió la acojida mas ani- Rafael, que l1acia entónces un estudio particular de madora. Alejandro babia mostrado los retratos de los personajes rnas célebres de la antigüedad, con­la Vírjen a los pintores mas célebres que decora- cibió el proyecto de pintar al fresco la Escuela de ban entónces el Vaticano con sus adn1irabJes pro.. A ,ténas, grande i majestuosa cotnposicion que re­ducciones; i el Perugino ofreció admitir al jóven presentaba simultáneamente Jos rasgos con que nos Sanzio en el nú1nero de sus discípulos. traza la historia a Platon, Aristóteles, Sócrates, RafaeJ no tardó en hacerse distinguir entre ellos: Pitágoras, Diójenes, Arquímedes i Zoroastro. Esta introducido en la capilla que pintaba en esta épo- obra maestra, de u na concepcion tan atr,cvida i de • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Rl,._PAS. 155 una cjecucion tan perfecta, acabó de colocarlo n i respecto a tiempo, de duracion proporcional, efe ma­l prin1 r rango de la e~ u ~ la romana, i le hizo ncra 9-uc la mente puede tnedirJos, i spr arios Ja dar e l sobre-no1nbr de llo1nero de la JJinll¿ra . voz fac1lrnentc. R eg(tlan se stos sonidos por una esde esta época Rafa e l 11 naba la • u ropa e~1- .~cala que con. ta de tonos i semitonos, pero nchni-t e ra con su farna. o'"' ~obe rano s trataban a porfta ti endo una vartedad de arr glo tan ilimitada co rn o de enriq u cer "U .. pa la ci s con us obra i nmortalcs. : la itnaj i nacion. -4 rancisco I qui!o atraerlo a ~rancia, haciéndole D er ívase la consonancia de la coincidencia de pagar una st~tna con iderable por un. an, ll'.liq-uel do ? tn~s sonidos, que oyéndose juntos por u arre­que él l e hab1a encarga lo; pero l arttsta, quer1en- glo 1 un Ion, causan e l mayor deleite a Jos oidos ca­c. lo probar que era tan j e n ~roo,;o cotno un 1n ona r ca, pacrs de juz gar i sentir. La combinacion i sucesion l1iz~ a ~ste un present~ de la a ~;ta !f'a ?ni lia_ que de aco~dPs o .,;an ido en con ona ncia, co n tituyc Ja l1ab1a pintado para él, 1 cuyo valor e ra Jnarn· cciable. arn1on•a, as1 co n1o la cleccion de sonidos úni cos El R e i de l~ rancia o-ran protector d e las artes, for- produce In m e lo c.ha. zó al auto r le e ta ol ra maes tra a aceptar un pre- La di"'onan ·ia es la carencia de esa un ion a rr 1·a­sente? d~o·no al n1i mo. ti e tnp_o .de la n1ar~o que lo dable entl:c dos o tnas so.n~dos, que constituy; la ofrec1a 1 de la que d bu\ r ec1bu·lo. El h1z o aRa- consonancia en la cotnpostcion mu ical. La ocasio­fael nuevas in "ta ncia p ara que inicra a estable- na la anticipacion o la suspension de alo-un sonido e rse e n el Lo u vre, doude l e se ria l)repal'ado e ltnas ántes o d es pues de ven ir a ser acorde. b ' be) Jo taller. I ero el Papa Leopoldo r acababa de e l os tonos musicales ]os mas o-ratos al oido son encargar a su pintor querido la construccion de la l o~ pro Lltt \Jidos por la voz humana~i la música mas basdica de San P edro, i l e detuvo en Rotna, acor- agradable es la que mas se aproxima a la vocal de dándole una pension que le ponia en estado de sos- tnanera qne pueda o ten erse, aumentarse o di;mi-tener el rang·o que le p crten eci a. nuirse al arbjtrio. El violin, la flauta i Jos oboés Rafael no quiso quedar deudor al rei de Francia, pueden enutncrarse entre los primeros de esta clase~ i cotnenzó para él la Tra.nifi.g·uracion de Jesucristo El instrumento que mas efecto produce es el ór­sobre el monte Tabor, admirable i sublin1e produc- g·ano, p ero es itnperfecto así en espresion como en cion considerada con1o la o.bra maestra de la pin~~- cnt~nacion. En cuant? a esc~le~cia de est~lo, puede 1·a. Pero las fuerzas de su 1n1nortul autor se deb1h- decirse que, para los otdos pract1cos, la musica mas taba11 cada dia, i e~ta obra n1aestra fué el canto del a~radab1e es la que añade al refinamiento el n1é· cisne. Rafael, apénas de treinta i seis años, devorado rlto de la novedad ; i para los ignorantes, la que es por el amor de su arte i el e~ceso del trabajo, estaba mas familiar i comun. a punto de retocar la Tra'l¡sjigu1·a cion > cuando fué Cada país tiene su estilo peculiar de melodía, atacado de un desfallecimiento total que le condujo que el pueblo de ese pais prefiere o todos los de­a la tumba. Espiró en los brazos de Lean X con mas estilos. Parece que ~ esta variedad depe nde de las miradas clavadas en su últitno cuadro, que habia muchas causas, como el cJima, la lengua, el curác­hecho poner al pié de su lecl1o, i sintiendo no tener te.r de_l pueblo, la naturaleza deJas escenas en que bastantes fuerzas para darle la última mano. ytv~, 1 acaso, hasta cierto punto, de su gobierno e Su muerte causó un duelo·jeneral en Roma i lo.s ~nst~tuci?nes, .que ... necesariamente influyen en sus Estados del Papa. Los honores fúnebres que le tri- JnchnacJones 1 caracter. bntaron igualaron a aquellos que no se tributan sino Así? la. música de las Tier1·as-Altas de Escocia a ]as testas coronadas: d ejó amigos que le lloraron, es ras1 un1formcmente de temple selvático i melan­adlni radares por todas partes donde se admiran las cólico. Los paisajes i sonidos de la naturale za, en belJas artes, i fué llevado en brazos de sus numero- estas 1nontañosas rej iones, son todos de melancolía. sos discípulos al templo de la inmortalidad. Las olas producen un sonido de duelo cuando O vosotros, jó,·enes artistas, para quienes he tra- se estr llan contra las rocas, Jo mistno que el vien· zado esto débil diseño! acordaos que el autor de la to cuand.o b~lTe los oscuros páran1os, o ji me por el Escv.ela de Aténas, de Ja Santa Farnilia i de la valle sohtar1o, o al1ulla en torno de los picos ele las Transjigu1·acion, fué un pequeño embadurnador de montaña~. loza, reducido a hacer con lápiz sus primeros estu- No h~1 nada vulgar en estas tristes meJodías. dios sobre Jas paredes de la humilde bohardilla que ~os ~ntJ~uos .habit~ntcs eran altivos, supersticiosos, habitaba, soportando los arrebatos de un padre avaro 1 de IrnaJinacJon v1va; se consagraban a sus jefes i déspota, lanzándose en fin por su propio movi- con org·u1loso entusiasmo, i n1iraban con desprecio miento i por su sola voluntad ácia la perfeccion del el _pequeño tráfi.co de sus vecinos de las 'l'iel-ras­arte •••• I no olvideis Jamas esta verdad proclama- BaJas. Su ~egoc10 era la guerra, su ocupacion la ca­da por un hotn bre célebre, i probada por la esperien- za,t,~n los Intervalos de e.,; tos sus únicos q uel1aceres, cia: "U na alta fama está casi siempre en proporcion el h1n~l1l~n~es, en~uclto en"su capa de sarga_ lista· con los obstáculos que es necesario vencer para con· da, sohtar1o 1 so1nbr1o, se entregaba a arrobamientos seo-uil·Ja.'' fantásticos en tnedio de las espesas neblinas, los 0 ('Traducido para LA nruLIOTECA por una señorita.) precipicios estupendas i Jos torrentes atronadores La Música. IV. En qué consi s te la música moderna-De la melodía-De la consonancia-Obscrva(;iones sobre la rn úsica nacional-De Escocia, Irlanda, el Tirol, Francia, E s paña, &c. La música moderna consta de melodía, tiernpo, consonancia i disonancia. La 1nelodía implica una série de sonidos mas fijos, i jcneralmente mas pro­longados, que Jos del habla; arreglados con gracia, de esta tierra tristísin1a. N o es, pues, de admirar que su música i su poesía tu viesen el tnismo colo­rido del escenario en que vi vi a. La reunion del Clan, o tribu, se l1acia al son de la música, agreste i marcial al mismo tiempo. La vi u da hig·hJandcin, de duelo por la tnuerte de su hijo de cabellos ru­bios, lamentaba su prematuro fin en notas apasio­nadas i patéticas, i en lenguaje sencillo i elevado. Las tnclodias de las ,.Fierras-Bajas son de distinta e5pecic: hablan de claros arroyuelos i pacíficos Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 156 BIBLIOTECA DE SENORI1'A . valles; espresan amor i tcrnu ra, i tranquilo afecto la profundidad del sentimiento. I.Jas de España, doméstico. l\1uchas de ellas llevan los nombres de ti e n e n, como la lengua española, mas enerjía i un los ria chu e los i collados adyacentes nl T'vced, cer- cnrácter tnas romanesco, porque nos hablan de un ca de 1 i e lrose , tales como Galawa ter, Ettrik Banlrs, país mas m o ntañoso i de un pueblo n1as g rave i de i Jos Bracs de Garro,v. Algunos han supuesto que alma mas e le vada. En Italia los te mas so n siempre Da vid Ri zz io fu é el compositor de estas canciones; 1a belleza i el amor ; en E spaña hai una mezcla opi ni o n que carece enteramente de probabilidad. mayo r d e r e lijion i de romance con la ga lantería. En ti e mpo de Rizzio la armonía e r a l estudio de La música vo ca l de Francia no es agradable a 1nodn. de Jos co mpo sito r es itali anos, tni éntras que Ja niugu na ot ra nacion, a c au sa d e la p ec uliarid ad de melodía es tan característica de lo s cantos c. cocescs, su prosodia, que ha ce sie tnpre una inflexio n sobre que «:'S in c ie r to si se les han puesto bajos án t es del la postrera ~ílaba de las palabras. La l engua fran­s ig· lo presente. cesa es Ja única qu e ti ene vo~a blos ter1ninados en Es probable, a la v e rdad, que Rizzio, que e ra e mnda= l e tra a la cual se asigna una nota en la músico hábi l, ejecutase esas ca n ciones ro n una dcli- m úsica, no ob .. Jante qnc n o so la pronuncia en J cadcza desconocida a Jos músjcos nativo~, i que tal lenguaje comun. Su m e l odía nativa es, por Jo je­vcz corriji ese la estra vngancu1 de ciertos pasajes, i n c ral, rnfl s l enta ele l o qnc era de espernr'"'c de la mejorase así la bell eza d -- tas 1nelodias pastoriles. vivacidad de los habitantes, i exhib e mui poco de 1-\lg· unos consideran a J aca bo I como el padre de t ernura profunda i carácter romanesco, e ... cepto e11 la quejutnbrosa tnelodía de Escocia, i es ci rto que algunos aires provenzales antig·uos: que parece han todos los Jacobos fuero11 dic .... tros en la músic a i la dado orajen a 1nuchas deJas tn elodías tanto de Fran­poesía. 1 csde el r einado d e Ja cobo I hasta e l fin ~ c ia co rno de Italia. del r e inado de Ja cobo V, pode m os fijar la g rande S En su ma, sea cual fu e re la causa de que ello época de la poesía i la músi ca escocesas. urante provenga, Jo cierto es que la música na cio nal de ese p e ríod o florecieron Ga vin, Doug la s, Batle nd e n, todo país es tan distinta como su idiom').. Dunbar, I-Ierryson, Scott, M ontgom ery, i Sir Da­v id I..Jyndsay, con mu chos o tros cuyos po ernns viven todavía. Pero las rnas antiguas i bellas de l as m e l o­días escocesa s fueron probableme nte inventadas por Jos pastores que esperilnentaban en la actualidad esos sentimientos i afectos de que son tan espresivas. > La m e lodía irlandesa difi e re de Ja música esco­cesa d e las Tie rras-Bajas,tanto como la de esta úl­titnadific rc de la música de las Tierras-Altas. Está llena de sentimiento profundo i poético, i tiene mas cn c rjía que la música escocesa, i acaso mas varie­dad. Hai en ella una v e hemenc ia tal, que parece que e presa el carácter del pueblo, estallando a v e ­ces n indignac.ion i e n d o lo r; a tiempo que sus _ canciones jocosas so n Ja esencia misma de la al eg ría ~ i Ja vivacidad in gobe rnable. ~ Las melodías d e Jos Alpes, i los cantares d e l ~ Tirol , tienen toda la dureza peculiar a la mús ica de ~ montañas, i ap e~a r de eso, no se ase mejan a la mú- ) sien de Highlandia. R es piran el espíritu de Ja liber­tad i un gozo agreste , i la música es clara, atrevida, i anilnada. El cazador suizo apé nas ti e ne que bajar de la neblinosa cresta de la n1ontaña, para descubrir a la mitad d e l camino su alegre choza rodeada de viñedos. El no está condenado, con1o el higblandes, a perdurable tristeza. Las escenas de sus montañas son e s pantosas i sublimes; pero el tinte de la rosa sobre las nieves alpinas le recuerda el brillo del sol i la so nrisa de su hogar. Cancion. l\1I FLOR. A tu jardin miraba; i contemplando Enamorado cada bella flor, Al verte a tí, tne oyeron esclatnando­~' N o sé cual de esas flores es m cj o r." Que si el aroma tiene su pureza, E s mas puro tu es píritu j entil ; ~i Ja aznce na oste nta su b e lleza, Es mas b e llo tu cue rpo de marfil. Pero esas flores ¡ ai ! a1nan constantes I.Ja mano que en un ti e mpo las plantó; 1 apacibles se inclinan i fragantes Por do tu pié sus huellas estampó. I tú, tnuj e r, para qui e n es mi canto, Mi bella i dulce, encantad o ra flor; 'I,ú ni siquiera enjugarás mi llanto, Tú ni siquiera pagarás mi amor. Bogotá, abril de 1858. 1\1. G. l\1. Pensamientos. • La diferencia entre un hombre bien educado i un malcriado, consiste en que el primero te ca u ti va i el segundo te repele. Amas al uno miéntras no encuentras razon para odiarlo; aborreces al o'tro n1i éntras no tienes razon para atnarlo. Por n1as útiles i atraye ntes cualidades seamos, la virtud es indispensable para brillar como es debido. • , que po­hacerlas Los habitantes de Jos j)aises m e ridionales de Europa son notabl e s por su amor universal a la mús ic a, i por la escelcncia de su voz. En España, e n Italia, i en el sur de la Francia, parece haber sido la música una especie de lenguaje nativo, se­tn e jante nl no aprendido gorjeo de las aves. En V e"necia los gondoleros cantan en partitura, i aun­que Ja 1núsica e tosca, produce un efecto agradable, cuando, suavizada por la distancia, se desliza como n hurtadillas sobre las aguas d e l Brenta. Las melodins nativas de la Italia son tiernas i gra- El amor de la virtud es el amor de nosotros mis-ciosas, i su s árias bufas tienen una levedad i una mos. alegría, i en ocasiones un reg·ocijo tan grotesco, que solo están al alcance de un itaJiano. En lo jencral, las árias que cantan los campesinos de Italia se ha­ce n notar mas por la dulzura i la gracia, que por -- Ninguna accion })Uede calificarse de virtuosa si no la acompaña el sentimiento de nuestra propia aprobacion. • • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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"Biblioteca de Señoritas - Año I N. 19", -:-, 1858. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2094928/), el día 2024-11-09.

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Biblioteca de Señoritas - Año I N. 19

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