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AÑO II ~ República de Oolombia, Bogotá, sábado 8 de Noviembre de 1902 ~ NUM 199
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TIMBRE DEPART Att1ENTAl EU~~:::~::¡::~:?:~~' B i ;~~~9~~A~~Y~~AyR~ltf~A~~~1
E:te pcriódico se publica martes y vierne~. WJt O }f(~~. . '!f .. j tl Ir'
El Ad " d G 1 d 1 R d . Valor de la serie de 12 números ...... $ 10 - ~j ~ r - ministra ()r enera e a entA. a _: Número ~ ~uelto el 'lía de su salida.. .. .. l.. ~m; Ir
vierte al pU.' blico. que tOdo a prórroga de obliga- ~, ~~~.~~~~~~r~~r~d~~~~~.~.~. .-.:.: .~~:.:.~:.~:.:.-.~.:. 8L~ .?~I llcutsch -Golnmbianlscho -~a~CrCi-G. m. b. H. ~
ción ó pagaré requiere estanlpilla. Los sueltos ó avisos r~clall/e en Gaceti 11 ~
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1u C.l ones dictadas sob re e 1 R amo, pue d en ocu- cdielli dEadxetser.i or que hemos adquil?¡do par" darles fa. 1 - - 'o- - do b l es - ... 144 - - rrl. r á su O fi C.I Da en don( e se rieparte'n IID - NLaoS sSel lsdec'n:lplCe~lovenlel s or~iÓ~lionsael cS~lr. l'Cll E:nlaAdnu.>.H - ~ Doppel, medias botellas ... . . -..... ... -. 102 , trnción del periódico. Higiénica, - . .... . .. ... ' . .. 132
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ti EL COLOMB\ANO "
Fundador-Reflactor:
D· EUOLIDES DE ANGULO
SOBRE EL MISMO TEMA
Nos servímos del mismo título
que precede á estas líneas, para
reproducir en el número I95 de
esta hoja el PROGRAMA CONSERVADOR
que tuvimos el honor de
ofrecer á nuestros coparticlarios
por primera vez en el número 34,
á fin de que pudieran reflexionar
acerca de él y exponer su uniformidad
ó reparo.
Hoy como ayer, y Dios mediante,
siempre, el Partido Conservador,
fiel á sus tradiciones y
con credo conocido, continuará
trabajando con ánimo sereno á
favor de la República cristiana,
meta de su~ aspiraciones.
El Liberalismo, cuyo credo se
anarquiza á pasos de gigante, es,
con respecto al Conservatismo,
lo que el Protestantismo al Catolicismo,
y de aquí la necesidad
de continuar combatiendo las
nuevas sectds que se organicen.
En idénticas circunstancias,
uno de nuestros más insignes publicistas,
el Dr. Vicente Cárdenas,
habló en defensa de la doctrina
conservadora; y nosotros,
que con respeto hemos recogido
sus lecciones, sin tener cosa mejor
qué decir, nos apropiamos
uno de sus notables artículos, pu blicados
en 1863. para que nuestros
lectores puedan aprender yá
todo eso que aquel E;minente
maestro expuso, ora para que
puedan recrearse en ese decir
castizo, lógico y sobresaliente
que caracteriza los dones de su
pluma verdaderamente magistral.
¿ NOS ENTENDEREMOS?
Las discusiones políticas de nuestra
prensa no pueden tener un término
raciomi.l y beneficioso para la República,
porque no se han colocado
todavía en el terreno de los principios,
aunque por nuestra parte hemos
hecho lo posible para llevarla á ese
campo, en que los partidos pueden
avenirse ó combatir en lid abierta y
provechosa. Fuegos dispersos, guerrillas
destacadas de cuando en cuando,
ataques personales y mañosas insi nuaciones
contra el orden existente,
amén de la propagaci:Sn disimulada
de ciertas ideas antisociales y perni ciosas,
son las muestras que nos ha
dado hasta aquí la prensa que se titula
liberal, de sus ideas y propósitos
en política. El Gobierno del país es
censurado ó aplaudido según las personas
que lo ejercen, sin atención á
su conducta en la administración de
los negocios públicos, siendo ésta la
que verdaderamente interesa á la N ación
y á la causa republ icana. Obrar
así es moverse sin fin en un círculo
vicioso, en vez de tomar francamente
un camino determinado, cual cumple
á los defensores de la causa pública,
y, entrar en una discusión razonada
que, si no modifique las creencias. de
los Partidos, á lo menos aclare las
cuestiones políticas y contribuya á la
formación de las opiniones populares.
Los partidos al formarse y tomar
su puesto de combate, se proponen
siempre ó geben proponerse un fin :
¿. cuál es ese ' fin? Para alcanzarlo es
preciso que adopten un sistema de
medios adecuados á su intento: ¿cuál
es ese sistema? El fin y los medios;
h·é aquí en \Íltimo análisis los puntos
capitales de un programa político, de
cuya manifestación y cumplimiento
no puede excusarse un partido, que
por el hecho .mismo de serlo, contrae
obligaciones perfectas para con la Rep.
úbl ica. Anunciando á los pueblos
que toma á su cargo la causa de la
Patria, y procurando persuadirlos que
otro partido cualquiera es enemigo
de esa causa y la sacrifica, tiene que
justificar esa misión exponiendo su
fin político y sus medios de conseguirla,
so pena de hacer sospechosas sus
EL COLOMBIANO
intenciones. No basta que el fin sea
bueno, es preciso que 10 sean también
los medios: cuando éstos son malos,
es indicio seguro de que el fin lo es
igualmente. ¿Qué diríamos de un partido
que habiendo propuesto un programa
político que I~ valiese su elev:
lción al Poder, obrase de una manera
contraria en el ejercicio de la
autoridad? Diríamos que era impostor,
y que al anunciar sus principios
no había tenido otra mira que engañar
al pueblo incauto para arrancarle
el voto y arlueñarse del Poder Supremo.
Lo propio sucede con aquel que
ofreciendo encaminarse á un buen fin
como objeto cierto de sus trabajos, lo
contraría ó lo pervierte empleando
medios que conducen al mal y hacen
imposible la realización del bién deseado.
Así como el individuo, al ocupar
un puesto cuyas funciones están
en relación con el interés público,
contráe el deber de obrar de cierta
manera y sujetándose á determinadas
reglas, una masa cualquiera que toma
el título y emprende la acción de partido
político, si obra rectamente y por
sincero amor al bién general, debe
decir qué causa defiende y de qué
manera se propone sostenerla. Obrando
de esta suerte, 103 plleblos saben á
qué atenerse, la discusión, contraída
á los principios, derrama una luz
bienhechora sobre !las cuestiones públi(
as, y lus partidos, comprometiéndose
con la fijación de su programa,
quedan ligados por interés y por honor
á cumplirlo el día que esté á su
cargo el ejercicio de la autoridad.
Un partido que n0 tiene ni presenta
un fin político por objeto de sus
trabajos, sea cual fuere su número,
no es partido político; y si proponiéndo~
e en efecto ese fin político, adopta
no obstante medios que lo desvirtúan,
lo pervierten ó lo traic ionan, lIunca
será otra cosa que partido revolucionario,
pues revela con e~a conducta
que no tiene fe, que. anuncia princi pios
falsos, y que no trabaja por el
bién público sino para tomar el Poder
como el blanco principal ó único de
sus miras. Un partido político debe
tener dos condiciones capitales: un
programa, ó sea un cuerpo de doctri na
política, y sinceridad y buena fe
en el sostenimiento y aplicación de
los principios que forman su sistema,
ya sea en el debate, y;t sea en la
práctica dc la administración pública.
En faltándole cualquiera de esas dos
condiciones, deja de ser partido político
para ser partido anarquista, con
el cual toda discusión es tan imposible
como infructuosa. Cuando los
grandes partidos de una sociedad política
no tienen principios, las cuestiones
son de hecho ó de personas, y no
admiten otra solución que la de las
armas.
En la diferencia ó contradicción de
doctrinas es que consiste la diferencia
de los partidos políticos, no en los
nombres, que las más veces son arbi trarios
é impropios. ¿ Quién bautiza
los partidos? O se bautizan ellos mismos,
ó los bautiza el partido contrario;
y en ambos casos, el nombre
será dado por el amor propio ó por
la pasión enemiga; resultando de aquí,
que en general el nombre no representa
la esencia de la cosa. ¿ Qué importa
que Ul10 se t itule lzberal si sus
-princip i·os son absolutistas é inmorales,
ó sus hechos contrarios á la do::trina
liberal? ¿ Qué importa que otro
se titule conservador, si sus principios
son liberales y su conducta se conforma
siempre á sus principios? Hay,
pues, que dejar aparte el nombre, como
un sofisma grosero, y juzgar de
l la vida política.
Expresen francamente todo el fondo
de su doctrina, cual corresponde á
hombres libres que trabajan por la dicha
de su país y se hallan protegidos
para ello por el poder ele bs leyes : si
estamos de acuerdo en lo esencial, no
hay disputa ni motivo !)ara tratarnos
como enemigos irreconciliables; si no
lo estamos, discutamos punto por
punto las cuestiones públicas, con ánimo
sincero de buscar la verdad y
aceptarla para bien de la patria común.
Mas para discutir con fruto es
necesario que haya moderación en la
manera y verdad en el corazón; es
necesario inspirarse tan sólo de lajus.
ticia, y abandonando el interés personal
ó de partido, tomar por único guía
la razón severa y por único móvil el
bien de la República. Una discusión
semejante, templada, racional y franca,
bien ó mal desempeñada, produciría
siempre saludables efectos, y ya
que no llegase á establecer buena inteligencia
y armonía entre los partidos,
reduciríalos acaso á girar solamente
en la órbita legal, apartándolos
de la funesta vía de la rebelión
que tánto daña á la buena causa en
América.
Porque, en realidad, es muy extraño
que nos estemos combatiendo sin
conocer á punto fijo nuestras ideas;
que convidemos al pueblo á sostener
nuestra causa sin decirle cuál es, ni
explicársela debidamente; que tomemos
este ó aquel nombre de partido
sin probar con las doctrinas y con los
hechos que nuestros principios corresponden
á los que el nombre indica; y
por fin, que uno solo de los partidos
políticos se dé el título de liberal y
republicano, cuando todos somos amigos
de la libertad y de la República,
nos hemos educado en ella, y más
ó menos, hemos trabajado por esa
causa. ¿Qué somos? Esta es la primera
cuestión que debemos poner en
claro sin ambages ni rodeos, y sin de
jar principios y propósitos emboscados,
porque nada debe quedar oculto
ó disfrazado cuando se trata de los
grandes intereses de la comunidad.
y desde luego observaremos que
no aceptam0s como principios esas
palabras altisonantes y vagas, muy
buenas para seducir y apasionar á las
gentes ignorantes, pero cuya acepción
es preciso determinar claramente
para que sean recibidas como axiomas,
é inculcadas en el pueblo sin
peligro de que lo perviertan y desmoralicen
en daño de su propia suerte.
¿Decimos libertad? pues bien : expliquemos
esta palabra, fijemos su
verdadera significación y señalemos
sus límites, porque desde la libertad
justa y saludable á que aspira un
hombre civilizado hasta la libertad de
las selvas, hay que recorrer infinitos
grados: esa palabra lanzada al pueblo
sin explicación, lo lleva á la licencia,
y la licencia es enemiga mortal
de la libertad. ¿Decimos igualdad?
hay igualdad absoluta, igualdad relativa,
igualdad social, igualdad políti .
ca, igualdad legal, igualdad de derechos,
y otras más: ó determinamos
el sentido en que debe tomarse esa
palabra, como principio político, ó
damos con ella al pueblo un tósigo
en lugar de darle un alimento de salud.
¿Decimos República? estudiemos,
pues, la verdadera República, indiquemos
su estructura y condiciones
esenciales, pues este sistema es tan
fecundo que admite cien formas diversas,
y principios más ó menos latos:
grande diferencia hay entre la
antigua República de Venecia y la
moderna República del Norte. ¿ Decimos
democracia, soberanía popular?
es preciso saber en qué consiste esa
soberanía, quiénes participan de ella,
cómo se ejerce, cuál es la esfera de
su acción, qué límites tiene su poder.
¿La soberanía popular es por ventura
el derecho absoluto y caprichoso
de alzar y tumbar Gobiernos? ¿ La
soberanía popular pertenece á todos
los asociados, incluyendo los incapaces
de ejercerla, como las mujeres,
los niños y los bozales? ¿La soberanía
popular se ejerce por medio de las
facciones y domina por la fuerza de
las armas? ¿ La soberanía popular es
despótica, ó en otros términos, la ti ranía
que negamos justamente á cual·
quier otro poder de la tierra, la aceptamos
y reconocemos en el pueblo
soberano? ¿ La soberanía popular es
anterior y superior á todo derecho individual,
de manera que donde ella
alza su vara allí callan y cesan la libertad,
el honor, la justicia y todos
los derechos, superiore!:i al poder de
la sociedad, que el hombre recibió de
su Creador? Hé aquí otras tantas
cuestiones importantísimas, que conviene
dilucidar atentamente para for mar
ideas claras y precisas de los
principios elementales de nuestro sistema:
si arrojamos esa voz aislada,
soberanía, sin definición ni ·examen,
cuando de suyo engendra una idea
falsa en el ánimo de los ignorantes, y
si permitimos que el vulgo se la explique
á su manera, según sus instintos
y pasiones. considerándose señor
y dueño absoluto de la t ierra sin sujeción
á límites ni á reglas, entonces
damo.:; el golpe de muerte á la libertad
y á la civilización.
De los principios fundamentales,
una vez sentados y convenidos, hay
que descender á sus aplicaciones prácticas,
y esta es otra materia ele discusión
tan fecunda como interesante y
útil á la República. ¿ Pretenden los
escritores liberales una reforma constitucional
para perfeccionar el sistema
político del país? propónganla y
discutámosla. ¿Pretenden una reforma
en 105 sistemas administrativos de los
distintos ramos de gobierno? indíquenla
y exami.némosla. Toda reforma,
por grave y trascendental que se
la suponga, es posib!e y hacedera por
los medios legales y pacíficos siempre
que sea justa y próvechosa. Discutiéndola
de buena fe, calan las buenas
ideas, ganan séquito en la opinión, se
extiennen, batallan y al fin triunfan:
ese es el gran servicio que presta la
prensa á ia civilización de los pueblos
cuando los escritores hacen de el la el
uso que es debido.
Pero sucede que obramos á la in versa
en América: en vez de discutir,
dogmatizamos; en vez de preparar la
opinión para una reforma, pretende .
mos imponerla; y éomo esto no es
posible de buenas á primeras, nos
echamos por esos mundos á mendigar
la fuerza popular halagando los
peligrosos instintos de la multitud,
infundiéndole una idea falsa de su derecho
y su poder, enseñándole nociones
erróneas de ciertos principios que
suenan dulcemente á sus oídos, hasta
hacerla enemiga y ponerla en rebelión
abierta coutra las instituciones y
los gobiernos. La impaciencia (ó tal
vez la ambición) nos devora : la impaciencia
por ver t riunfantes nuestras
ideas nos hace acudir á la revolución,
á la fuerza; y para conseguir ésta dañamos
ex profeso el corazón de los
pueblos, sin reflexionar que toda reforma
hecha de esa suerte es efímera;
el mismo elemento revolucionario que
le da vida, le dará luégo la muerte.
Obremos de otro modo si queremos
de veras perfeccionar la República y
asegurar la libertad.
Para concluír este artículo, yá demasiado
largo, reiteramos nuestra invitación
á los escritores liberales: ha
gan su protestación de principios, nosotros
haremos la nuestra, .:y discutamos
en reg la nuestras respectivas opiniones,
con buena fe y ánimo tranquilo
y despreocupado. Por mal que
desempeñemos nosotros la controversia,
nunca será :estéril, siempre brotará
alguna luz, siempre disipará algunos
errores: por lo menos producirá
dos ~resultados: hacer conocer á los
partidos por sus principios, y sacar la
discusión del terreno de las personalidades
al noble campo de la razón.
INSERCION~S
CARTA DE UN l!BERH HONRADO
En hoja volante impresa en Bucaramanga,
titulada Voz de patriotismo,
hemos recibido la sigu iente carta, que
bien merece ser conocida de los liberales
boyacenses· que quieren el triunfo
de su Causa, aunque para ello no
quede piedra sobre piedra. Los libe
rales que piensan como el Sr. D. Marcos
Arenas son muy pocos, pues para
eso se necesita valor moral, y no ser
indiferente á las desgracias de la ·pobre
Patria. Ojalá que los conceptos
que la carta contiene sean meditados
y secundados los propósitos por muchos
á quienes conocemos que son
dignos de consideración y acatamiento,
pero á los que el respeto humano
mantiene en inacción. Hé aquí la
carta:
"Sr. Jefe Civil y Militar del Dep'artamento.
Soy ciudadano pacífico, amante del
trabajo y de la ciencia y enemigo de
toda clase de violencias: no vivo · de la
política; no he empuñado armas en
contra del Gobierno; no he pedido.la
guerra, ni estoy comprometido en el1a,
puesto que ningún liberal me descubrió
su secreto; soy enemigo d.e su
contin uación y, viendo que es un cri men
permanecer indifert nte ante la
suerte de la Patria, defiendo el bello
ideal del orden social, de la paz y d~l
trabajo, que es lo único que nos p'uede
conducir á la felicidad .
La guerra, lejos de mejorar la suerte
del pueblo, la hace cada vez más
infeliz: hoy nos horrorizamos al contemplar
el cuadro tristísimo que f:los
ofrece Colombia, nuestra querida Patria,
la bella y heroica de otros tiempos.
Entre los desastres más terribles
vemos hoy, madres llorando la ml!~rte
de sus hijos, viudas que deploran
la desaparición de S'lS maridos, con la
cual vieron extinguirse el amor, que
es la fuerza y la vida· de la humanidad;
huérfanos que buscan el abrigo
de sus padres; hermanos que sienten
profundo vacío en su corazón; familias
que carecen del pan cuotidiano .. La
población se halla disminuída not?-ble mente,
el comercio extinguido, alterado
el carácter y los sentimiento~ de
los ciudadanos, destruídos los brazos
que se consagraban á la agricultura,
la industria á punto de expirar por
falta de elementos, el pueblo hambriento,
tocando ya á la desesperación
____ y todo esto por la ambición de
poder de algunos caudillos sin conciencia,
cuyos ilusorios ideales los llevaron
á lanzar el país en una revolu ción
qne ha sido una monstruosidad
·social, que ha llevado por todas partes
la ruina, la miseria, el terror'y el
exterminio!
Después de tántas lágrimas y sacrificios
de vidas é intereses, sí esos
caudillos obtuvieran el triunfo, siempre
continuaría la anarquía, el nepotismo,
la imprevisión, la indisciplina,
la indiferencia por la suerte de los copartidarios,
el egoísmo individual,
como también los principios de libertad,
igualdad y fraternidad mal.entendidos
y mal practicados, como siem-pre
ha sucedido entre ellos. .
Quizá las doctrinas radicales son
muy distintas en sus ideas y . en la
práctica de lo que son en sí, fuera ' del
grupo de radicales de una localidad;
pero de cualquiera parte que sean, el
radicalismo, según vemos en la Historia,
en un siglo de experimentos
peligrosos en varias épocas, padece
equivocaciones repetidas por falt~ de
lógica.
Cierto escritor colombiano ha dicho
que en ningún dominio ha obtenido
un éxito definitivo. En ninguna parte
ha escapado á las palinodias y á los
reveses. ¿ N o es esto una condenación
tanto más grave, cuanto que es, por
decirlo así, dada por el tiempo y san cionada
por los hechos?
I El Partido Liberal ha perdido el
rumbo en medio de las revoluciones y
peligra su existencia. Sólo la lógica
puede salvarlo.' Esto predijo el Dr.
Rojas Garrido en 1871 en su introducción
á la lógica.
Cuando se ha encontrado una vez,
dice Bossuet: el medio de engañar á la
multitud con el atractivo de la libertad,
sigue ciegamente, ccn tal que sólo
oiga su nombre; y ¿ esto por qué? Por
falta de lógica. Por esto mismo el Partido
Liberal no ha tenido en cuenta
que, para regenerarse al dogma político
moderno, nunca sus efectos son tan
desastrosos como cuando se enciende
una guerra entre ciudadanos· hijos de
una misma Patria, que debieran tener
como única aspiración la vida en común
para cuyo objeto son elementos
indispensables el orden y la paz; pero
por falta de lógica esto no sucede.
Después de haber tenido demasiada
fe en laJuerza del mundo de las ideas
y en el ascendiente de la razón, es
GAFE OENTRAL • Abier
o hasta las 10 de la noche
I
y despues de teatro.
/'
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
r
;,
triste que por la anarquía, la ingrati tud.
la tibieza v la falta de fraternidad
entr~ los individuos de un partido, se
caiga por desal iento el: el escepticis mo
y el pesimismo en que muchos
radicales desengañados se sienten in clinad.
os á precipitarse. Otros por estas
mismas razones se ven en el caso de
abjurar de los dogmas proclamados
en nombre de la democ racia, de la
igualdad y de la decantada fraternidad.
En la actual guerra que tuvo su
origen en Santander, encendida por
caudillos aturdidos, profanos en la
ciencia del Derecho y en el arte de la
guerra. se ha observado con pena que
ciudadanos acaudalados, pacíficos. sen·
satos y de empresa, se vieron obligados
á seguir el movimiento revolucionario;
con los que secundaban el plan,
. y otros que no se movieron de sus
hogares. perdieron todo su capital,
quedando además expuestos á sufrir
todas las consr.cuencias de la guerra.
. En fin, olvidemos el pasado; ha
llegado la hora de la rehabilitación.
Unámonos bajo la misma bandera.
Tomemos el presente de punto de
partida y empecemos con valor y buena
voluntad 101. gran obra de la rehabilitación
de la Patria. Proclamemos
la paz en nombre de la lógicit y del
buen sentido para que surja la grandeza
nueva y real de nuestra Patria;
que el trabajo la redima de sus desgracias
que tánto. nos contristan. T odos
lós que así pensamos y sentimos
debemos consentir que nos gobiernen
ó manden quienes títulos y méritos
tienen para ello, por su experiencia,
su edácl, su ilustración y su talento;
y nó quienes á fuerza de intrigas postergan
todo á su conveniencia persoBal
con perjuicio de la Patria.
Redúzcanse las trabas á la riqueza
nacional, reverenciemos al agricultor,
que con sus esfuerzos nos proporciona
el sustento diario; al industrial. que
nos viste y da vicia; al comerciante,
que nos enriquece y ~a preponderancia
fuera de Colombia; al sacerdote,
que es el minist.ro ~el cristiano culto;
al artista y al clentIfico, que con sus
trabajos, sus estudios é inspiración,
hacen bien á la humanidad, nos dan
honor y en oblece ; i Loor á ellos!
Estos serán los homl)res del mañana,
no los caudillos que al cabo nos han
conducido á situación tan deplorable
que yá no quedan más que las cenizas
de la Patria para que sirvan de recuerdo
tradiciona: Y de ejemplo á la posteridad.
Por las razones expuestas (aparte
de razones de otro orden que me reServo
el publicar más tarde) me separo
del credo político liberal y continúo
'prestando mis, servicios ~I Gobierno,
á cuyas garantlas me acoJo.
De Usía amigo y deseoso servidor,
M ARCOS AREN AS
Bucaramanga, 1 9U2."
DE TODO
La. Corte de Caucho
»UEVAS CUESTIONES SOBRE LA SABIDURiA
DE su FALLO
Nos decía persona bien informada- liberal
caracterizado- queásolos $ 150,000
ascendía la suma últimamente entregada
á Carriazo por su antiguo conmilitón Abel
Losada, de quien la Corte dice fue prim~,
Ayudtmt~ d~ la 3; Divisiófl T~r¡utllrl.ama,
investido del caracter de gran negOCIador
de bagajes, comprador de mercaderías,
etc. etc. etc.
Aquel pucho de los $ 150'~00 , como
nuestros lectores lo sospecharan, es apenas
el resto del producto de las mercancías
cambiadas en Orocué por los supradichos
bagajes, enajenados por cuenta y
orden del gran negociador, cuyo nombre
ha inmortalizado el inapelable fallo de la
Corte de caucho, que revisó las cuentas
presentadas por los honorabilísimos vendedores
de " _ " .10 que no les pertenecía.
Para que el público calculara los ?eneñcios
que derivó la Emprua revolUCIOnaria
es lástima que la Corte se hubiera
ah~i:elJido ya que le so~prenai6" en ver
en poder de los negoclañtes cuentas y
documentos muy hien arreglados para lo
que fuera de esperarse"-~e hacer revel~ ción
alguna con ·respecto a los puntos SI guientes:
¿ Cuántos fueron los bagajes vendidos
por Losada, Vernaza & C~?
lo De d6nde 6 ~or qué medi,os hubo
Carriazo esos bagajes que mando vender,
y. cuyo valor ha entrado á. su P?der?
Si esos bagajes fueron expropIados hOIlradametl'~,
¿ se hizo el pago previo, se
otorgó documento de pago, 6 siquiera se
dio el correspondien te recibo?
Segurament:: el nuevo Arcópago dehió
examina. como cuest;ones previas, las que
dejamos apuntarlasj por4ue resultaría p:.
regrina cosa que apareciese ser fruto de
un robo en negociaci6n en que, :í pesar
de la campaña, etc., se llevó tan estricta
cuenta.
La misma Corte, al asegurar " que es
completamente intnndacla toda queja,
sensura ó apreciación deshonrosa contra
sus cofrades," teniendo á la vista los comprobantes
de la ya citada cuenta, tan escrupulo!
amente llevada, y penetrada de
que el negocito de los bagajes fue puro,
limpio y honrado desde la cabeza hasta la
cola; que los bagajes no fueron adqui ridos
demodo violento, puesto que se pagaron ó
se asegur6 la indemnización, y en fin, qu~
Carriazo y los suyos procedieron con
pleno derecho, en uso de atribuciones le·
gít imas y con las formaliLlades que las leyes
comunes y las imprescripti bies del honor
tienen señaladas, debi6 comproba rl o.
Si hubiera hecho aigo de todo e~to y
cuidác10se de citar los nom b re~ ele los
antiguos dueños de los bag:-\je~', que se·
guramente constarán en lo ' comprobantes
de las cuentas revisadas, los temerarios
é indiscretos no habrían puesto en
tela de juicio ni la sabiLlurÍa de la Corte,
ni su imparcialidad, y menos la pureza
con que se han manej ado eso~ pingü~s
negocios, tan prrodigiosamente dirigid os.
Deseosos de que io que la Corte ele caucho
omiti6 lo hagan los Tribunales de
justicia, in sistimos en que los rep resentantes
del Ministerio Público deben empeñarse
en que se haga 1m: sobre esto5
asuntos, que traen en su seno la propie.
dad de unos, la honra de otros, V uno
como desafio á los encargados de perseguir
los delitos, que traen preocupada la
atenci6n pública.
Combinaciones y noticia.;; frescas. Primero
el de Colombia y luégo todos
los Bancos juntos, han declarado en grandes
cilrtelones fijados en las esquinas, que
no harán distinción de billetes en sus pagos,
y que el valor de los respectivos che.
que5 lo cubrirán á satisfacci6n del cobrador.
J ,a noticia es fresca, por mái que nosotros
estuviéramos creyendo que estaba
aún en vigencia el Decreto Ejecutivo que
va para un año prohibi6 terminantemente
que se hiciera esa distinción j Decreto
expedido !"llá p0r esos tiempos en que el
agw se Impuso tomando escandalosas
proporciones.
Se ve, por el aviso, como ljue si el Decreto
citad~ hubiera caído en desuso, 6
como que 51 algunos de 1m; dichos Bancos
hubieran quericlo repetir la operación
aquella que tánto jugo clio, de recibir billetes.
~enudo5 para ebligar á la clientela
á reCIbir grandes, que había que ir á vender
con descuento, sabe Dios á quién .
En fin, sea ó nó que el aviso pueda ser
prueba de que yá no se hacía, á resar del
Decreto, lo que ahora se ofrece hacer, el
hecho es que contentos están los que tienen
negocios con 105 Bancos.
El Gobierno, para dar faci lidades al
público, ha hecho con aquéllos lo que un
buen padre de familia hace con sus hijos:
perdon ar á los travieso5 y desobedientes,
y Ilamarl.o.s i tod os, según su categoría,
para faCIlitarles el modo de salir de sus
ahogos.
Pero es el caso que si hay quienes e,'tén
satisfechos con la benéfic;J medida
acordada para proporcionar bill etes menudos
á l?s Bancos, el públ ico en general
no lo esta. Para éste, las antiguas agen
cias de cambio, que tan huenos resultados
dieron para alejar el beduinismo agiotista,
son irreemplazable ' .
Lo repetimos : los Bancos no pueden
sustituír á las ? ge nci as, porque ellos se
limitan á pagar el valor de los chequ es
que su clientela les presenta, mien tras
que las agencias sati sfacen las necesidades
de todos, y muy especialmente las de los
pobres.
Sustituír esas agencias con los Bancos
es hacer de mejor condición á los pudien.
tes que giran que á los menesterosos que
cambian., dando al propio tiempo margen
para que los agiotistas vuelvan á la carga
á explotar á los necesitados.
Yá ha podido verse en las puertas de
algunos Bancos, especuladores que ven den
con premio los billetes menudos que
acababan de recibir, siendo natural que
volvieran á consignar los grandes para
repetir la operación.
A nombre de la innúmera multitud á
quien vuelve á explotar la inmoderada
especuh\.ción, muy respetuosamente solicitamos
al Sr. Ministro e1el Tesoro, que
rehabilite cuant~ antes las agencias para
que todos disfruten del 'ervicio que el Gobiq:
rno ha querido prestar y para evitar
que el agio levante de nuevo la cabeza.
(;ouO'regación Mariana- Se avisa á
los j6v~nes que pertenecen á esta Congregación,
que el domingo 9 tendrá iugar
la comunión de regla en la Capilla de
San José á las 7 a. m.
Ca.rrera militar. .... El guerrillero
Uribe Urí . _ . . parece haber descan. ado
al fin en su carro"a militar. Se ha dde-
EL COLOMBIANO
nielo en La Ciénaga, y Cllentan que su
ao;pecto es de sujeto corrido ....
En la~; varias correría,; que ha hecho,
no pocas veces s ha sal ido del mapa,
como después de Bucaram:tnga, de Palonegro,
Lincoln, CapitanciL)3 y Cucutillél;
cle5pué~ ele Ayapel, con sus treinta
rotas parcial~s; después del Rosario,
Guabio, Tenerife, La Ciénaga y el característico
A moladero.
Si viene á Bogotá, sería bueno hacerlo
Consejero Municipal, aunque á riesgo de
que convirtiera todas las canes en carras.
Por lo menos la llamada de la Carrera-
que sería la más tralllitaela por
él - alcanzaría hasta Centro América, en
una de cuyas ciud:tdes hay una calle consagrada
á perpetua!' la memoria del Dictador
Carreras.
Desde luego que el citado Concejal no
habría de prohi bir las carreras del Hipo(
h'omo ni las demás Garridas, verbigrac ia,
de equitación, de gallos, de toros, etc. j
todas las cu ales '': pond;Í;¡n de moda,
gracias á aqueila af,ciór. ro,i ,-a y c~:·
rri ente.
En el prurito de c()njug~r !i ,Oeri,,) .>r. ,
ferido (*), serÍ1 ca paz de b ~ -, lir r. >
hilletes de á $ 1,000, Y ,,1l:1 t a6,1'1 d,';
Acueducto, qllt es mucho d"c:: r. Todo~
sus proyecto: de Acuerdo serían escritos
en letra corrida y con la fecha 1el mes
que corre. Además, su ingenio correría
parej as con el del m:í.s hábil pJra hacer
correr hasta los intereses de los Bonos colombia
lJ(hj r gracias á él, en sns copartidarios
se aumelltaría la avidez profesional
de corredores de agio.
Ni falt aría tampoco la explicación ele
"la decente desgracia," una vez corrido
el traslado de las letras consabidas sobre
Nueva York; y como sello de todas las
corrd~rias anteriores, y acaso posteriores,
peinado de carrera abierta, pero con la
cerrada inmovilidad de un cartón pendiente
de las paredes, él mismo decretaría
la colocación de su retrato en tocios los
corredores de las casas.
Telegrama
Barralltjuilla, s- Honda, S de Noviw¡·
bre- El General Juan B. Tobar comunica
al Sr. Ministro de Guerra : Acaban de
comunicarme, con rderencia á Balunda,
que allí circulaban impresas, firmadas por
Matos, siguientes noticias: Valencia ocupada
por Revolución venezolana. Fuerzas
Gobierno que la ocupaban, perseguidas,
refugiáronse en Caracas, hoy sitiada por
Matos, General Ceferino Castro, con 1800
hombres. trató recuperar á Coro. Salióle
al encuentro General Mantilla, y retrocedi6
hasta Altaquera, con intenci6n embarcarse
para Maracaibo.
(. ) Por esto crcemos en lo cierto á los colegas
que lo apellidan" el verbo de la revolución."
Todo mundo sabe di qué verbo se
trata.
VARIEDADES
LA MADRASTA
1
- ¡Tóma! ¡Tóma! ¡Tóma! ¡Que he
acabar contigo!
- ¡Ay, ay, ay, yo mío! ¡Perdón,
mamá, yo teré bueno!
- ¿Qué tien es, amor mío? Tus dulces
ojos se llenan de lágrimas, y tus
mejillas d~ azucena y rosa toman el
t inte carmesí de los da veles.
- ¡Cómo J1( sen tir el rostro ellcendido
de in dignación y los oj o:; arra,'a dos
en lág rimas al ver tratar tan cruelmente
á ese inocente niño!
- Tienes razó n, purísimo numen
de mis cnentos
-E:.a mujer tiene entrañas de fiera
y no de madre.
- ¡Madre! No profanemos este santo
nombre, suponiendo que esa mujer
le ll eva. La que así maltrat't á un
ángel de Dios, no puede ser madre:
las que lo son pueden maltratar á sus
hijos de palabra, pero de obra no los
maltratan jamás. Oye, amor mío, óyc.
- Mis hermanos y yo nos ll egábamos
muchas veces á mi padre haciendo
pucheritos.
-¿Qué es eso? . nos preguntaba mi
padre.
- ¡Gem! ¡gem! ¡Que madre nos ha
pegado! le contestábamos.
-¡Pobrecitos! nos decía mi padre
sonriendo. ¿A ver, á ver cuántos huesos
os ha roto?
Mi madre, que lo oía desde allá
dentro, exclamaba :
- ¡Los he de matar! ¡Los he de
matar!
-Sí, sí, decía mi padre por lo bajo,
latigazo de madre, que ni hueso quebranta
ni saca sangre.
Estos recuerdos me hacen pensar
muchas veces en las madres matonas,
que son todas las que tienen hijos.
¡Ah, sí! Las madres matan .. _ •
la mejor gallina del gallinero para ha-cer
un buen caldo á sus hijos, en -Algunas de las que se' llaman así'
cuanto á éstos duele un poco la ca- dijo mi abuela, son muy buenas, tan
bezél. buenas como las que se llaman ma-
- ¡Pobres madres! Santas madres, dres, pera esas son tan contadas como
que para el mal no tenéis más que len- los padres Santos de Roma.
gua, y para el bien tenéis manos, y -Abuela, ¿porqué dicen: "madras-alma,
corazón y vida, y aun esto os ta, el nombre le basta ?"
parece poco! -¿Y por qué dicen también: .IMa_
Verás hasta dónde llega la maldad drasta el diablo la arrastra?"
de las madres. -Porque el diablo las arrastra, pri-
- ¡Pícaro, bribón, que tú me has mero al mal y luégo al infierno.
de quitar la vida! - ¡Ay, qu~ n:iedo !
- ¡Déjele usted, vecina, que yá sa- - ¡Ay, que pIcaras i
bemos lo que son niños. -¿Y sabe usted cuentos de ma-
-¿Que le deje? Sin hueso sano le he drastas, abuelita?
de dejar. ¡Si le digo á usted, señora, - ¡Vaya si los sé, hijos míos!
que le mato, le mato sin remedio! -¡Ay, cuéntenos usted uno!
El chico oye su sentencia de muer- -Os lo voy á contar para probaros
te, arrimado á una pared cercana, con dos cosas.
la cabeza baja arrancándose distraÍ- -¿Y qué cosas son esas, abuela?
dame ilte un botón, ó enjugándose las -Que es una gran desdicha que-l;
':~ r ¡lllas con el rt':verso de la mano Ó I darse sin madre, y que Dios concede
C"ll1 la manga; pero el verduRo en vez 1 S1l ayuda á los débiles y desampar·a:::
ir á (~jecutar la sen tenci a, se va á i dos, cuando se hacen dignos de ella.
) IIl"T Id mesa. . I Mi abuela hizo otra vi~ita á la en-
--Vamos. veng;-, ust~d á comer, sc- ferma, volvió bajo el emparrad,), nos-ñorito.
otros nos sentámos á sus pies, y le
-Yo no quiero comer. prestámos atento oído alzando 'con
- Mejo r : así no te hará daño. infin ita curiosidad nuestra carita son-
La madre se sienta á la mesa, toma rosada, como si pretendiéramos adia
lgunas cucharadas, haciendo gestos, vinar las palabras ele la anciana antes
como si la comida le supiera á rejal- de haber salido de sus labios.
gar de lo fillO, tira la cuchara sobre II
la mesa, y se levanta exclamando :
- ¡Hijo, ¡qué comida me estás dando!
¡Anda á comer y que no te lo
vuelva á dercir:
- ¡No tengo gana! ¡Me duele la cabezal
- ¿Ves? ¿Ves lo que resulta de tus
terq uedades, indino."
La madre corre afligida á su hijo,
como si éste se hallase en peli~ro de
muerte; examina "prolijamente al an gelito
de Dios; le enjuga las lágrimas
con el cabo del delantal; le besa, le
pone un paño de agua y vinagre en
la frente, :y como el niño está malito
y no puede comer de lo que está en
la mesa, su madre le da una golosina
de las que guarda en la despensa para
casos semejantes.
Ella C3 la descalabrada, y él se pone
la venda.
Aquí t ienes la maldad de las maLÍres_
.. _ de las madres que matan,
que no dejan hueso sano.
1 Ó, nó; esa mujer que mata de palabra
y obra no es madre: esa mujer
debe ser madrasta.
Yo he glorificado en mis cuentos
todo lo delicado y santo, y he malde cido
todo lo grosero y malo; pero
¡por qué, amor mío, habré dado al ol vido
los dolores de mi infancia, que
tus ojos arrasados en lágrimas me están
' enseñando á llorar!
Escúchame, compañera de mis tris tezas
y mis alegrías, que voy á reparar
mi olvido.
A la puerta de lluestra casa había
Ull hermoso parral , donde, en las apa cibles
tardes de prinnvera, mi abuela,
..j lle en paz descanse, nos contaba á
mí hermano y á mí cuentos muy lin elos,
hila que hila su copo, porque decía
la buena señora, y decía muy
bien:
- Más vale que estos enemigos malos
estén aquí entretenidos con m!
charla que no trepando por los nogales
y cerezos, destrozándose la ropa,
que no haydía en que novengan á casa
con algún rasgón en ella.
Una tarde estaba nuestra madre
malita en cama, aunque no de gravedad,
y mi hermano y yo escuchábamos
según costumbre, los cuentos
de nuestra abuela, q ue de cuando en
cuando interru.mpía su narración y
nos abandonaba por un momento para
ir á ver á la enferma y preguntarle
con cariñoso acento: "¿Quieres algo,
hija? ¿Cómo te .ientes?" arreglarle la
cama y volver á sentarse y á hilar su
copo bajo el parral.
- Hijos, nos dijo en una de estas
vueltas, rogad á Dios que vuestra madre
se ponga buena, que si Dios os la
llevara, ¡qué sería de vosotros!
- Entonces, abuelita, repuse yo,
nos traería otra, señor padre. A J uanito
se le murió la suya, y dice que
su padre le va á traer otra que se llama
madrasta.
Mi abuela se sonrió al oír esta inocente
observación mía, y mi hermano
exclamó :
-¡Madrasta! ¡Ay, que nombre tan
feo!
-Vivían en Galdames Martín y
Dominica su mujer, unos honrados
labradores que tenían tres hijas como
tres luceros del alba, llamada la mayor
Isabel, la mediana Teresa y la pequeña
Mariquita.
U na tarde le dio
dolor de costado, y
su marido y le dijo.
á Dominica un
la pobre llamó á
- Martín, por el amor de Dios ' te
pido que vayas á buscar al Sr. Cura,
que yo me voy á morir; pero óye un
encargo, por si me muero antes de que
vuelvas. En faltándote yo, como las
niñas aún no pueden arreglar la casa,
necesitarás UP.2l mujer que la arregle,
y como eres joven te volverás á casar.
No te Jo prohibo, porque me hago
cargo de que donde no hay mujer no
hay cosa con cosa; pero por la Virgen
Santísima te pido que si das madrasta
á las hijas de mi alma, no cbnsientas
que las maltrate, ni las maltrates tú
tampoco mientras cumplan con el primer
deber de los hijos, que es obedecer
á sus padres.
Martín aconsejó á Dominica que
no pensara en la muerte, pues su mal
no era cosa de eso, y en lugar de ir á
buscar al Sr. Cura se fue á buscar al
medico, después de jurar á su mujer
que, si por desgracia llegaba el caso
de tener que cumplir su encargo, le
cumpliría fielmente.
No se había engañado la pobre Dominica;
hay un ángel que cuando las
madres van á morir, se lo di ce al oído
para que tengan tiempo de recomendar
sus hijos á los que puedan ampararlos.
Cuando Martín volvió con el médico,
Dominica se había ido al cielo,
después de hacer jurar á sus pobres
hijas que obedecerían siempre á su
padre y á la que les sin'iera de madre.
Pasaron días y pasáron meses, y la
casa de Martín estaba en completo
desorden, porque la mayor de las niñas
no llegaba á los ocho años.
- Martín, decía al honrado labrador
su vecina Ramona, no seas tonto,
hombre, búsca una mujer como Dios
manda, que de sobra las hay, y cásate,
para que esas criaturas y tú tengáis
una 11tz'aja de arreglo.
-¡Yo dar madrasta á mis hijas!
contestaba Martín. ¡Madrasta .á mis
pobres hijas, tan queridas y tan mimadas
por aquella santa que está en
el cielo! No se canse usted, que para
mí están de más las mujeres en el
mundo.
Y el desconsolado' padre, saltándosele
las lágrimas, atraía hacia sí á las
niñas y las colmaba de besos y alisaba
sus cabelleras sedosas y rubias y
arreglaba sus vestidos, en cuyo desaliño
se echaba de ver la falta de la
solícita mano maternal.
Pasaron meses y pasó un año, y el
pobre Martín llegó á convenserse de
que su casa estaba mal, muy mal, rematadamente
mal, sin una mujer propia
que mirase por ella; porque ni la¡
niñas tenían quien las enseñase á ser
mujercitas de su casa, ni la ropa se
e La Lllneta. (frente á ~:~all 19nacio)·-De~pai 'ho las nüúhe .., de función hasta las doce. Surtido
cOluJ.ileto de viandas y re/'res. ('erveza sifón. Oigarrillos Legitimiiad frescos, impor-t~
dos por Luciano Gonztllez.-PBEOIOS MÓDIOOS. ANGEL M. HERRERA ].
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
cosía, ni se gobernaba la comida, ni
se cuidaban las gallinas, ni se compraba
regateando, como es debido, ni se
hacía nada en casa con fundamento.
Martín, eso sí, echrtba mano á todo
como si fuese una mujer, que por eso
no se les cae á 19S hombres ninguna
venera; pero los hombn::s han nacido
para ser hombres y no para ser mujeres,
y había vez que yendo á partir
una cazuela de sopas, por partir el
pan partía la cazuela.
Tomó una infinidad de criadas;
pero las criadas, en lugar de pensar
en la casa, pensaban las picaronazas
en sus novios, y el pobre Martín andaba,
como aquel que dice, sin calzones.
Ramona, su vecina, que era
una de aquellas mujeres de fundamento
que se van acabando, le ayudaba
algunas veces; pero la pobre tenía
que atender á su casa, que era antes
que la del vecino.
Un día se sentó Martín á la puerta
desesperanzado yá de hacer entrar la
casa en orden cavila que cavila, á ver
si encontraba un medio de salir ade lante
sin tener que volver á casarse;
pero sus cavilaciones eran inútiles: el
medio que buscaba no parecía. Cuando
su desesperación llegaba al colmo,
héte que acierta á pasar por allí una
muchacha que tenía muy buena nota
en la aldea, le saluda, y va á seguir
cantando su camino.
- J oaquina, le dice de repente Martín,
mis niñas no tienen madre que las
quiera y las enseñe, ni mi casa tiene
ama que la gobierne. ¿Te quieres casar
conmigo? Y entre "¡Vaya qué cosas
tiene usted !" ¡Cuántas encontrará
usted más guapas que yo! "No digo
que sí, porque ' me da vergüenza,"
Joaquina dio palabra de casamiento á
Martín. .
Tres semanas después, en aquel
mismo sitio, se dabó. una cencerrada
. que metía miedo.
. La casa de Martín era á los pocos
días una tacita de plata.
Martín iba los domingos á misa
con una camisa más blanca que la
nieve, y mejor planchada que la del
Rey de España.
Las niñas iban todos los días á la
escuela, alegres como los pájaros, coloradas
como las cerezas, y tan aseadas,
que verlas era ver el sol de Dios.
El gato Minimo, que antes se pasaba
el día y la noche pidiendo magro
con voz desfallecida, porque nadie
cuidaba de darle magro ni gordo, se
iba poniendo redondo como una pelota
y lustroso como el terciopelo, y
hasta miraba con desdén los platos
de sopa de leche con que su ama le
obsequiaba.
Las gallinas habían vuelto á poner
y á cacarear.
y el perro León, que antes ganaba
el sustento con el sudor de su piel,
atrapando alguna que otra liebre en
seves irimediatas, se daba á la ~Jita bu?
la, durmiendo bajo los parrales que
cercaban la casa de sus amos. Todo
sonreía en la casa de Martín, como si
alguien hubiese bendecido la casa.
¿Habría derramarlo sobre ella desde
el cielo su bendición Dominica?
¡Quién sabe!
(De La Revista Cristialla).
EDICTO
El Juez 1 ~ dd Circuito de Guatavita
Por el presente cita, llama y emplaza á
todos los que se crean con derecho á intervenir
en el juicio de sucesión de Jesús
Castillo y Juana Rozo, juicio que ha sido
declarado abierto en este Juzgado por
auto de fecha diez y seis de los corrientes,
para que dentro del término de treinta
días coptados desde hoy, se presenten á
hacerlo valer por sí Ó por medio de apoderado;
bien entendido que si así lo hicieren
se les oirá y administrará la justicia
que les asista y de lb contrario les '
parará en los perjuicios á que haya lugar
según la ley. Y para los efectos expresados
se fija el presente en un lugar público
de la Secretaría en Guatavita á ventiocho
de Octubre de mil novecientos
dos_
E! Juez, ARISTIDES CAST.\ÑEDA
El Secretario, José A. G011Záiez.
Es copia.- Guatavita, Octubre 31 de
J902 .
José A. González, Secretario interino.
FAMOSAS ruanas de abrigo, jerga ex-tranjera.
Almacén Niíios
CAsA .. CENTRAL en arrendamiento.
NéC&sita Alejandro Salcedo.
Carrera Sucre, 7. 3- 1
FA!\10SA .. Ct\SA-Grande, cómoda y
harata es la número 71 de la carrera [o ~
(á cuatro cuadra, de la P\:¡za de Merca-
EL COLOMBIANO
ü ._ . _-
Oportu nidad·!
do), que ~e rematará el 25 de los corrien- ',í~n la "alle 1-". I11'1.
tes en el Juzgado 3~ del Circuito. :\ \'aluo, 'L. VI
$ 200,000. Pormen( res, en la Agtn'ia mer o 31 9 , s e vendo un
jurli¡;ial elel Uf. Adolfo León GÓmez.
_ ~oviembre 7 de 1902. _ __ 2 - 1 ti en de p alladería y
ROBO-Delaca~,\('arrera3",número otros objetos.
134, ha: sido robada una caja dI;! níquel, 5-3
marcada Collills, con los siguientes ins-trumentos
de cirugía menor: un par ti- VENDEMOS por comisión la impren-
J. eras rectas, un par tiJ' eras curvas, siete ta de La Luz y u n excelente piano, sin
usar, de la fábrica Schiedmayer.
pares pinzas hemostáticas, un juego de J. M. &' E . Cortés
trocars, un espéculum nasi, una sonda
acanalada, un bisturí de mango metálico Calle I3, núms. 108 á 114· 16-14
con dos cuchillas, y unas agujas de sutu-ra.
Se dará una buena gratificación á COMPRO permanentemente cueros de
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qUIen razon del paradero de esta caja amonedado, á los precios más altos de la
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arrendamientos ni desocupa. Puedo pu- e agra o orazón de Jesús,
blicar su nombre, su profesión y la mane- el d ía 22 de Jun io ú ltimo, se sirra
inmoral como gana usted su vida- A.:P. van ocur rir al al macén de los Srs.
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J.1.J J Tribunal y los Juzgados de
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por preúi< /H convencio- ---- --- - - - ANGARITA
:& C.:O
n :des y J'ustos, á los Se encargan de gestionar nego
caballeros que deseen cios judiciales y admin istrativos
tonlarla lejos del bu- que cursen en Bogotá; de reso1-
llicio de l os hotele~, vteesr dCeonpsultas; de obtener paten-
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Üeúrrase á la ca- marcas de fábricas; de solicitar
rr era 10, n.o 387, casa recompensas, y de la consecución
de dinero á interés.
particular de lanlilia. ----
Compran y venden per-
GANADO GRATIFICACION
Muy buena se dará á la persona que
entregue ó dé razón del paradero de dos manentemente
yeguas, una zaina con este fierro en la Restre.ho Tirado & Cardona.
pierna dellado de montar, UP, y algunos :r
otros en el pescuezo y en el brazo, y una
castaña, también con varios fierros. COLOMBIA progresa en medio de la
Dichas yeguas se salieron el martes 28 guerra. En el Establecimiento de herrería y
, cerrajería denominado La Pradera, adelan-del
mes pasado elel deposito de maderas te del Panóptico, costado oriental de la caque
queda diagonal con El Bosque, una rretera nueva, se hacen trabajos de fundicuadra
abajo del Parque de Los Mártires ción de metales, tales como emplanchados
Entenderse en la calle 9\ número 231 para cocinas, piñones, pailas y mazas para
Bogotá, Noviembre 3 de 1902. trapiche, etc.
2- 2 Se garantiza puntualidad y esmero en los
_____ _____ ____ _____ trabajos. 5-4
VENTA· DE UN ALMACEN-E. W
Fernández, último socio de la casa Manuel
Samper & ca, vende sus conocidas existencias
(surtido completo de mercancía inglesa)
cediendo su nuevo local alto, junto á la Librería
Colombiana, cuadra y media abajo de
la Rosa Blanca. 10-4
LEOVIGILDO SA CHEZ trasladó su elicritono
á la calle 13, números 236 y 238,
arriba del Puente Filadelfia. Gestiona asuntos
judiciales, administrativos y comisiones.
10-3
VENDO una casa situada en la calle 21
n~ 57, construcción antigua. Consta de dos
tiendas, cuatro piezas, cocina, patio y solar,
con un frente de 14 varas por 80 de fondo.
Precio $ 150,000. Se recibe en parte de pago
otra finca en esta ciudad ó en sus inmediaciones.
Entenderse con Isaías Avila, en la
carrera 3~, n~ 235, esquina de El Olivo. 3' -3
VÉNDESE una casa, con once piezas,
dos patios y corral. Excusado con agua corriente.
Háblese con Samuel Fonseca.
Calle 10, número 278, media cuadra abajo
Plaza de Mercado, Camellón de la Con.
cepción. 10-6
CASA PARA NEGOCIO-Bien situada,
espaciosa, recientemente refeccionada, vende
Ricardo Pardo A. Imprenta de avisos,
Camellón de la Concepción. 10-6 - - - _. _ --~---
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agradable.
10-9 Almacb¡ lYiííos
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En el almacén de J ones &
Compañía véndense dos lindos
regalos para matrimonIO.
5-1
(Carrera 9\ 186, frente hotel Benincore).
Negocios judiciales (mayor cuantía).
VENDUTAS (izaráse bandera). Consigna-ciones.
Remates de fincas raíoes. Comisiones.
Compraventa de muebles. Arrendamientos,
etc. 8-z
~I ~ ~~~~~ii~jj~~~~~~t~~~~~*'ji~ i.~~j}~ü.i~WiW'i }~~i!!
~ ~~l ~a\~) t.a~íel l~lg1ta~~1 E ~ ~ ~ .u~~~~~ ~Q -----~ .;;;!J ~~~ ..
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.¡o¡~ ...
~'e'l ~ ! DE BRIGARD E -l!i:I.) ~
-~ -- c!@j ~~ \I,\flI!o
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""íl~ i\4lo == Compañía anónima, sucesora de la acredita- == ..... ~ ~ :: da Empresa de la Jabonería Inglesa de Juan B. ==
~ de Brigard. • !~ E Capital, $1.500,000 E
:."=~~1 Constituída. por escritura pública número 1,602, =• =
:= otorgada el 6 de Septiembre del presente año ante =: ~. 1 . ty.Jeo
' la
diferencia en dinero, ó en una hacienda en tierra caliente
para cebar ganados. Informes, en la 1 ~ Calle: Real, núme.ro
253 y en el Bazar de La Tercera. 6--4
Casi con oro y plata
COMPRAMOS
ORDENES DE PAGO
en las oficinas de la calle 10, números 132 y 138 (arriba de la plazue-la
de San Carlos). ~
También se compran muebles y objetos de adorno, fincas raíces g
y arrendamientos de éstas, cauro de suministros y expropiaciones,'
sueldos militares, etc., y se encarg¡, la agencia de asuntos judiciales.
Hay dinero para dar sl:)bre hipoteca. 8- :1
A LOS FOERES
y AUN
A LOS RICOS
ofrece la Oompañía de Ohocolates
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Letras de cam bio, de las mej ores
firmas, oro, plata y monedas,
ANGARITA & C~ Los mismos reciben
en cOllsignación mercancías
y frutos nacionales y extranjeros;
por cuenta de los de fá:::il realización
anticipan fondos á sus clientes
y á las personas abonadas,
tam bién les anticipan los necesarios
para el pago de los derechos
de importación y exportación.
De venta en las librerías de El Mellsajero,
El Atrio, Cigarrería de Fernando de
J. Ortega y en el Carmen, á $ 2 el ejemplar.
El producto es para las Cocinas de en libras de 5 0 0 gramos garantizados, y elabora. do con
Caridad y los Leprosos. 5-5
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Háblese con Carlos E; Alvarez e~l Fa- colate mejicano y los no menos afamados chocolate de sa-catativá,
tienda frente a peluquena de 1 d ., b' ' .
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"El Colombiano: periódico político, religioso, literario, noticioso y de variedades - Año II N. 199", -:-, 1902. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2876120/), el día 2025-06-28.
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