Ya transitamos por el preludio y el durante de uno de los eventos que marcaron el pasado de Bogotá, ¿qué queda después de la ira, de la muerte, de los disturbios? Dice Wislawa Szymborska en su poema Fin y principio:
“[...]
Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.
Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.
Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.
A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.
Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.
Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.
Aquellos que sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.
[...]”
Con el tiempo cada vez serán más los que saben poco e incluso nada. Habrá otros que saben porque preguntan, porque les cuentan, porque alguien está con ellos para hablarles de un pasado que no les pertenece como individuos pero hace parte de la formación de su presente y futuro. Es el caso de Gloria Irene Avella y Joaquín Granados que entre otras cosas, heredaron las memorias de sus padres y abuelos.
Gloria nació en una familia liberal, gaitanista, que recuerda muy bien el Bogotazo y sus causas políticas. En Gloría se encuentra el pasado de un abuelo que participó en la guerra de los mil días y una abuela lectora. Gloria creció en medio de palabras como Cachiporros y Chulavitas, con una idea de pasado y una identidad propia con la que se aproximó al presente y construyo un futuro.
Para Joaquín la herencia fue la capacidad colombiana de empezar de nuevo después de la violencia. Nació en los 60 pero su abuelo le contó la historia de la violencia bipartidista que obligó a su familia a desplazarse de Candelaria, Valle, a Cali. Una historia de migración forzada que es eco en el presente de muchos colombianos, sonido de una violencia que se mantiene.
A veces más importante que dónde estamos como ciudad o país es cómo llegamos hasta acá, qué historias marcaron el pasado y cómo se cuentan en el presente. El pasado parece estático, un asunto de otros que lo hicieron lo que fue. El reto está en construir futuros desde múltiples presentes. Reconocernos o desconocernos en el ayer para abordar el hoy y el mañana.
Los bogotanos del bogotazo es una apuesta por la descentralización, por escuchar un evento desde múltiples formas, fuentes, locaciones y versiones. Jugar a los igual y lo desigual, la diferencia y la repetición. Reconocer diferentes historias detrás de un evento, varias consecuencias a una acción.
Acá la memoria está resguardada en fotografías familiares, anécdotas de la intimidad, recuerdos del ayer transmitidos por la voz. Ninguna memoria es fiel o neutra, en lugar de eso activa y deforma eventos por la mezcla de identidades e ideologías. Esa es la memoria que conemmoramos, la que pregunta y nos cuestiona en su veracidad, términos y fuentes. Miradas humanas sobre el mundo.
Como dijo Herbert Marcuse en El hombre unidimensional “El recuerdo del pasado puede dar lugar a peligrosos descubrimientos, y la sociedad establecida parece tener aprensión con respecto al contenido subversivo de la memoria. El recuerdo es una forma de disociación de los hechos dados, un modo de ‘mediación’ que rompe, durante breves momentos, el poder omnipresente de los hechos dados.”
En Colombia está cada vez más presente y cobra más poder el objetivo de la descentralización de la memoria, entender cómo nos contamos como país pero también qué nos atrevamos a recordar, quiénes se atreven a recordar. En un país de múltiples víctimas, ¿qué voces vamos a escuchar? ¿Cómo vamos a medirnos con nuestro pasado, confrontarnos con él, para andar desde las lecciones y construir nuestra identidad?
