Por:
|
Fecha:
03/11/1900
BoGoTÁ, NoviEMBRE 3 DE 1900
·----------- ---------- ---- - ----- ~-~--- -- - - - --- ----------------------
OrKano del Millisterio de Director ad honorem
Guerra y del Ejército Francisco J. Vergara V.
Son colaboradores de este periódico los Jefes y General de Ingenieros, Miembro de varias So-
Oficiales del Ejército ciedades Cientificas
.A.~<> z~ JSrU:Lv.J:. 178
liD llil©1!i~J]jl~@ ~[Jo • • ID)J}] Jl. 0m Jl~®®
(29 DE OCTUBRE)
539
por el cual se autoriza al Director de la Policía Nacional para elevar
el efectivo de ese Cuerpo á I,zoo hombres
El Yietpresidentt de la Rtpública, encargado del Poder Ejecutivo
DECRETA
Artículo único. Autorízase al Director de la Policía Nacional
para elevar el efectivo de ese Cuerpo á 1,200 hombres, atendida
Ja actual situación de guerra.
Comuníquese.
Dado en Bogotá, á 29 de Octubre de 1900.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, JosE DoMINGO ÜsPINA C.
rw~~~llilriJ!l© lffi Do • • J:ID~ ll~®c
(29 DE OCTUBRE)
por el cual se organiza un Ejército de Reserva
El l'iceprtsidmtt de la República, encargado del Poder Ejecutifl~
DECRETA
Art. 1.0 Llámase al servicio activo á todos los sostenedores
del Gobierno que quieran prestar transitoriamente sus servicios en
el Departamento de Cundinamarca.
Art. 2.0 El Jefe Civil y Militar del Departamento de Cundinamarca
organizará, con el carácter de Milicias Nacionales, las
fuerzas de que trata el artículo anterior, procurando que los voluntarios
de cada Provincia formen una División que tenga por
Jefe al respectivo Prefecto.
Art. 3.0 Estas Divisiones formarán un Ejército de Reserva,
del cual será Comandante en Jefe el Sr. General Juan N. Valderrama,
á quien se llama al servicio activo, y Jefe de Estado Mayor,
al Sr. General Carlos U rdaneta.
El Comandante en Jefe queda autorizado para nombrar libremente
los Ayudantes.
Art. 4.0 El Ejército de Reserva hará parte del Ejército Nacional
y dependerá directamente del Comandante en Jefe de los
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
540 BOLETIN MILITAR
~
Ejércitos de la República, quien, como Director de las operacione~
militares, le dará Ót den es é instrucciones.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 29 de Octubre de 1900.
JOSE MANUEL MARROQ_UIN
El Ministro de Guerra, J OSE DoMINGO ÜSPINA C.
~~~~g:xgi()O~
\._')~CTBJ:NA~ ~..:::.,¡
J1&\ ~~~n~m~ Ji\~~~
DEL SER VICIO EN CAMPANA Á LOS RECLUTAS
S egún las doctrinas del Gentral Conde W aldersee
La escuela, en la acepción literal de la palabra, debe significar
fuente de educación científica, por lo cual es hoy axioma
incontestable para muchos que la práctica no será fecunda si no la
precede la teoría.
Por lo que hace á la instrucción militar, en especial en lo referente
á la del servicio en campaña, no puede extremarse sin riesgo
tal idea, porque no es el medio más rápido y seguro de dar al soldado
la que necesita sobre la materia para obrar con acierto frente
al enemigo.
Para justificar lo dicho preciso es examinar el método usado
entre nosotros, señalando á la par sus inevitables consecuencias.
Las primeras semanas que l0s conscriptos pasan en el cuartel
se consagran á iniciarlos en los detalles del servicio interior y el
manejo del fusil; cuando el joven ha adquirido cierta práctica se
procede á la enseñanza del servicio en campaña, la que principia
con lecciones teóricas en las cuadras.
Esa instrucción consiste en una exposición de lo que es el
servicio de avanzadas y de seguridad durante la marcha; sigue con
los términos y expresiones tecnicas, etc., y concluye con las reglas
sobre los diversos casos que pueden presentar se, como interrogatorio
de transeúntes, partes á los superiores, etc. El soldado
debe poder explicar la conducta que habrá de observar en todas
las situaciones posibles en campaña, incluso las excepcionales.
Los que entienden de pedagogía saben lo que semejante instrucción
exige en tiempo y en paciencia, y por su parte los reclutas,
hasta los más dóciles, preferirían dos horas de ejercicio práctico
á una de esa laboriosa teoría. ¿Cuál no será, en efecto, el em-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETIN MILITAR
~
541
barazo de esos reclutas, á menudo sin instrucción alguna, cuando
oyen hablar de cosas que no conocen, de que no tienen la men'or
idea, y que se les explican en lenguaje que no entienden ? Grandes
guardias, reconocimientos, vanguardias, patrullas, etc., son expresiones
cuya significación ignoran y que fácilmente se les confunden
unas con otras, porque no les representan imagen clara
y definida. Y á menudo los mismos principios generales que se les
enseñan tendrían mejor cabida en los libros de táctica y estrategia.
Recordar exactamente- la conducta que se ha de observar en
todos los casos que pueden presentarse en campaña, con todas sus
variantes, y luégo responder de una manera clara á las preguntas
del instructor, es tarea poco menos que superior á las fuerzas del
recluta. Y aun en el caso de que el educando logre aprender y repetir
esa tarea, de ordinario lo hará maquinalmente, sin comprender
el sentido de lo que habla, pues no habiendo visto aún patrullas,
rondas, avanzadas, etc., no puede figurarse lo que será en la
realidad la práctica de las reglas y preceptos en cuestión.
Los resultados conseguidos con método tan extraño no pueden
engañar á nadie: con frecuencia los que responden bien en
cierto orden quedan desconcertados si se modif.ca la forma del interrogatorio,
lo cual es la mejor prueba de que en el cerebro del
soldado no hay sino un CéOS de palabras penosa•nente aprendidas.
De ordinario esto no preocupa mucho á los instructores, que confían
completar su obra cuando las tropas concurran á los ejercicios
prácticos de servicio en campaña. Desgraciadamente cuando llega
esa época, en primer término se cuida de la observación de las formas,
por mirárselas como el paso normal de la teoría á la práctica,
y esa forma se reduce á la manera de interrogar las personas detenidas,
á los partes que son u consecu~ncia, etc., suponiendo por
lo pronto que el tal servtcio de avanzadas se preste tranquilamente y
sin enemigo que lo estorbe.
Para completar tan extraña obra la instrucción di. cutida se da
en las cuadras y en los patios de los cuarteles, donde los con cri ptos
que figuran centinelas que-clan próximos, á la visu del instructor,
y para fingir que á su presencia llegan desertores, parlamentrm u las en eñadas en el cuartel.
Pero preci amente ahí está el error, y un error capital: una
instrucción ~omo la indicada no da al soldado ni experiencia, ni
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
542 BOLETIN MILITAR
~
práctica, ni aptitudes para desempeñar sus obligaciones en campaña.
Más aún: puede afirmarse que entre más desarrollo se dé en
el cuartel á la instrucción teórica, más difícil será el paso de la
teoría á la práctica en presencia del enemigo. Valdría más limitarse
á indicar sencilla y brevemente el fin que se persigue en los diferentes
casos, como "guardar la tropa á que se pertenece," "obtener
noticias sobre el enemigo," y dejar á la inteligencia ó al instinto
de cada cuál resolver el punto del mejor modo posible.
Esta opinión puede parecer parodoxal si la experiencia no
hubiera enseñado cómo se comporta el recluta cuando pasa de la
instrucción de las cuadras á la verdadera aplicación del servicio
en campaña en las maniobras reales. *
Allí en vez de ser como debiera un guardián encargado de
vigilar por la seguridad, el honor y la vida de sus camaradas; en vez
de mirar á lo lejos y sondear el horizonte; en vez d~ prestar atento
oído al menor ruido, el recluta mira hacia atrás con inquietud para
que no se le pase inadvertida la llegada de ningún superitJr, pensando
en cómo lo recibirá para no ser mal calificado. Esta es su preocupación
exclusiva, y tanto más cuanto esa es la única cosa que habrá
sacado en limpio de las enseñanzas del cuartel; pero á medida
que avanza en la vida práctica se dará cuenta de la inutilidad
de lo que se le enseñó con tántas dificultades, y lo olvida pronto de
buena voluntad.
Y luégo en 13 guerra se ven puestos que dejan acercarse
tranquilamente á todos los que llegan, para interrogarlos mecánicamente,
no obstante que habría sido fácil reconocer eran enemigos;
jefes de patrulla de reconocimiento que atraviesan orondos
terrenos descubiertos, á pesar de que fácil les habría sido disimular
su marcha dando un pequeño rodeo; flanqueadores que cuidan
de conservar sus distancias á la columna sin mirar siquiera hacia
el lado donde puede ocultarse un peligro, etc.
• Las líneas de este artículo demuestran que en toda tierra que cría garbanzos
se han cometido las mismas faltas: en Aleml\nia la elocuente voz de Waldersee
fue oída, y se remedió el mal. ¿Qué no habría escrito en Colombia, donde toda la
in trncci6n sobre campaña se reduce á en eñar al oldado á recibir¡¡} JP.fe de Dta,
es decir, á mirar hacia el propio campo y no hacía el enem go? Es ese soberano descuido
de las más elementales prácticas lo que á diario facilita orpresa y a alto donde
sin gloria y con perjuicio de la república ucumben valientes soldado . La historia
militar registra el caso de una fuerza que fue sorprendida en un pueblo porque la
aYanzada que cubría el camino real cuando se aproxill)6 el enemigo estaba ocupada
en hacer los honores á un Jefe. Que lo · que están investidos de autorid:1d mediten
la~ siguientes líneas, que explican el porqué de la duraci6n de la pre ente guel'ra ciYil:
41 Aquella marcha de 20 legua en 29 hora , en perfecta formación, sin perder un
solo bnrnbre, decidía de la movilidad tan neces:uia ~las fuerzas destinadas á la guerra
de partidas. Toda marcha era practicable. y así se probó más ta iones del pueblo, porque las masas
agitadas levantarán, antes que los gabinetes, el grito de
guerra.
La mejor organización, en tesis general, es aquella en que
se¡toman en cuenta las condiciones especiales sociales del país,
como también todos los medios intelectuales y materiales de
que dispone para llevar á cabo con éxito una guerra.
La guerra tiene dos fines: uno político y . otro militar. La
guerra es el último recurso de la política; y por eso aquélla
sufre la constante influencia de las distintas fases de é ta y de
los fines políticos de la guerra, que en sí son de distinta naturaleza,
como conqui ta de territorios, de supremacía política
6 de la independencia, bien que en el transcurso de una misma
guerra pueden cambiar, tomar mayor incremento 6 reducirse.
De de el punto ue vista militar la guerra no tiene sino un
solo fin : la rendición del adversario.
La guerra aparece hoy en u "e tado natural," e decir,
no es ino un choque angriento en que cada adversario trata
de aniquilar á u contrario.
En adelante no so lleg-ará á un resultado H Ja
guerra misma ; pero como para lo, jefes el examen está en el
ejemplo mismo, en tiempo de paz deben efectuar YÜtjes de
ensayos y maniobras en campo de ejercicios, etc.; pues única ·
mente de esta manera obtendrán los conoeimientos necesarim~
para vencer los obstáculos y abarcar rápidamente la situación
con energía completa, para desarrollar el problema; esto
es lo que es necesario aprender para un caso real.
En una palnbra, la teoría y la práctica deben ir de la
mano, y una debe ser el complemento de la otra.
Por consiguiente, después de que hemos visto lo que es la
guerra y que nos hemos dado cuenta hasta cierto punto del carácter
de ella, tenemos que contestar á la siguiente pregunta
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
80LETIN MILITAR
~
'' ¡ Oómo obtendremos los conocimientos que sirven de base
al arte de la guerra ! "
La enseñanza del arte de la guerra se subdiviue en estrategia
y táctica. Estrategia significa el arte de saber dirigir las
operaciones. Clausewitz dice: "Estrategia es la enseñanza sobre
la manera de utilizar los combates en la guerra; la táctica
enseña la manera como se utilizan las fuerzas en el combate."
Otros han dicho que la es:trategia es la enseñanza sobre el
arte de dirigir las operaciones de un ejército, mientras la táctica
enseña á comandar bien una tropa.
Hay muchas definiciones que tratan de explicar lo que es
estrategia y táctica; pero imposible es definirlas, limitándolas
de una manera clara y precisa, pues sucede que continuamente
necesitan recíproco auxilio.
El combate no es sino una acción táctica; pero la resolución
premeditada de combatir responde al objetivo estratégico.
La estrategia debe preparar los medios que necesita la táctica;
la dirección y objetivo de los movimientos generales pertenece
al resorte de la estrategia; la táctica tieue la misión de ejecutarlos.
No sin razón se ha dicho que la estrategia y la táctica
deben mirarse como tracta se pierde demasiado
fácilmente entre las brumas de una e peculación filosófica,
alejándose entonces de su base real, es decir, del lado práctico
y efectivo de las cosas. Los axiomas del arte de la guerra
descansan sobre los experimento8 de las guerras pasadas, y así
hallamos que la historia de la gueJ·ra es la base primorclial de
tal arte.
Jomini dice que el estutlio detenido de una campaña importante
le ha :iclo m{t'! útil qne tocla clase de obras dogmáticas.
Federico el GrarHle de Prusia ha estudiado en el transcurso
de Stls campailas las guerras de otras épocas, y Napoleón
esttul i aba con el mayor i u terés las guerras de Fedel'ico.
En vista tle lo auteriormente expuesto no podemos tener
tl111la sobre lo q ne con vieue hacer. Dejemos la estrategia á un
Lulo, como cieneia abstraeta ; valgámosnos de la historia de la
gnerra como pnnto ele partida, para que al e tlHliarla lleguemos
á formarnos opiniones é ideas acertadas con r{\specto á la
índole ele ra primera .
.Anteriormente se enseñaba la historia de la guerra, tratando
de repa. ·ar en un ti e mpo r educido el mayor número ro la
cnH~tióu: &POr qué hct proc dido tal 6 cnal general de tal 6 cual
manera, y por qué uo tomal>a medidas de otra índole~ Para re·
<~a.pitular, r~sumietulo todo en una palal>r~: debe estudiar criti·
cameute toda campaiía.
No queremos negar que el estudio de las guerra antiguas,
como por ~j t~mplo metros en el cañón Bange. Esta razón es una
de las que exigen más imperiosamente h regularización práctica
.del tiro, aun cuando se trate de fuegos en que la distancia del blanco
es perfectamente conocida.
Las fórmulas permiten, por último, calcular el desvío prob~
ble del tiro por relaciones deducidas aproximativamente, puesto
que t.:on exactitud no se podrían conocer los desvíos probables de
Jos errores accidentales. En tales elementos figuran las variaciones
de velocidaJ inicial y Jel ángulo de elevación que presentarán
los tiros de una misma sesión. Otra clase de elementos es despreciable,
siempre que las condiciones barométricas, termométricas é
higrométricas, y la densidad del aire, fi uctÚen poco en torno de S\1
valor medio durante una sesión de tiro, como sucede por lo gene
·ral en Colombia, bien que no faltan lugares donde las variaciones
atmosféricas son tan grandes en pocas horas, que será preciso tomarlas
en cuenta si los fuegos duran algún tiempo.
El desvío proveniente de variaciones en el peso del proyecil
puede ser conocido, ora pesándolo, ora tomando nota de las tolerancias
aceptadas en su fabricación.
En fin, por lo que hace al desvío probable del tiro por causa
del viento, no puede tomarse en cuenta de antemano, por cuanto
de ordinario el viento sopla por ráfagas interrumpidas por calma~,.
. y su dirección suele variar en la misma sesión, en especial en las
cordilleras. Lo dicho obliga á prescindir de fórmulas sobr~ la materia
y á corregir el tiro por la observación, bien que semejante
método experimental resulte sumamente costoso, en especial tratándose
de los grande proyectiles.
N -J rA- Por lo que hace á los proyectiles, si bien es cierto que
cada uno jamál) tiene exactamente el peso reglamentario, sino que
pesa algo más ó algo menos, lo que aumenta ó disminuye la velocidad
inicial, tales variaciones poco influyen en una ·esión de tiro,
en Ja que naturalmente se dispararán muchos y entonces el peso
medio de éstus resulta sensiblemente igual-(Continúa)
(Contintía)
Por con iguiente no ltay ex~msa. Ya mande, ya obedezca,.
vaya ~olo ó acompañado, todo oficial debe prestar, ''en su esft>
ra," al importante Slrvioio de reoo1t.ooimientos sn atención y sll
e3fnerzo. ~e ha vi.~to que este ralUo tie desenvuelve en ámbito
VIII-36
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
554 80LETIN MiliTAR
inmenso U u to e u q ne el oficial pueda. satisfacer y
desar-rollar con fruto sus particulares aficiones, sus aptitudes
personales y sus deseos de distinguir ... e.
Ordinal'iamcute 8e da á la. "conducción material'' de una.
pequeña partida de ·reeonocimiento más importancia , t.'l combatir ó escaramuz~
r eon patrullm; ó ·on tt\yauza· un campo se recnlllicrHhl. aproximarse
y embo!'jcar~e de uoehe, con ohjeto de pantti\'o.·, agita ·ióu, la. obsen·t. ción deue
ser má in, i.·tent<·, para volv •r-si 110 hay ti mpo tijatlo-cou
la noticia, e ·acta del modmiento probable.
El rwonocimicnto tra<·ci n, tlCCesaria p.na distrihuír eon método elrazoHami<.mto
al dese 1\·olver la teoría, pero i Tealizaule, inexist~ut~ en la
1náctica. Concebir un <'jéreito, una t ·o1 a n todo,
casi prescribe que al decir 1·eoonocimiento simplerncutt·, ~in afiadil'
"rreuo," (} ne ancla en
boca. de t,ojércitos poderosos, ui va ·tos teatro~ d • gnena. Ez
España, cabalmeut(~, a.bnndau los mplo.· para (lirigi1·
dosci .utos mil.
En el día esta mat.Pt·ia (lel terreno no pnt>ue ya tnltar.·e
·militarmente de h marwra alg·o h·g·a, ó 110 mny cieutitica. {t lo
m uo.·, de <1ÍÍ lS ntní.·. lúlS cieucias Hlturales han h<>cho imuensos
progre ·o:: la · ntigna geugrafhl física., qne a.brazaha (!Ste
ramo, ha desaparecido ante J. moderua geología, cuya lnz, má~
vi'\"'a. cada. Yez, va penetrando los más recóndito a.rcauos de
uuestro planeta.
De de principio 1l 1 siglo los estuclio..::o · militare~ alemanes
han dado al conocimiento cient{jioo del te·rreno para la guerra,
preferente y m . teeida ateucióu. Con el noruhre propio de
Tc,·rainlehre aparec<>n ca1la. día preciosos tratado didácticos,
qne vulgarizan y propagan "hasta en las clases do tropa," ciertaA
idua.~, tan popula.res hoy que entra.u en to1lo los paí. (· · en
los programas nnh·et'Bita.rios ele seg-unda. t->n:seu.t za. g" B pafia
también, ya eu 1i>l9, publicó el General Ui. neros una obrita
sobre este asnut,>, in ·ernble hoy por los rápido· adPiailtos de
la ciencia, con el titulo de Elernentot; s·u,blime8 (s'c) de (;,'e;( g·rafía
física, aplicados á ltt ciencia de crvnpafia. !los, alguuo: t ... ts de táctica que no pueden ser consideradas
de manera satisfactoria bajo el título del ataque ó de la defensa,
y que además no corresponden especialmente á nin~una de las
tres armas. La mejor manera de estudiar estas cuestiones es tratarlas
separadamente en capítulo-, especiales. Tal es el asunto de
los cuadros.
El cuadro se adopta por las tropas regulares como una forma<:
ión de combate á la vez ofensiva y defensiva en las pequeñas
guerras. 'rambién se emplea mucho comú formación de marcha
en ciertas circunstancias. Se ha acudido á él en muchas situacio-es
diferentes, y esto á cau a de la naturaleza del teatro de las
operaciones y de la táctica del enemigo. El cuadro es hoy en día
na .formación especial de las pequeñas guerras. Se le ha empleado
~an frecuentemente en las guerras irregulares de los tiempos mo..
dernos y las condiciones que lo hacen adoptar varían de tal modo,
', G mismo que los resultados prácticos que se obtienen con él han
·sido tan poco concluyentes, que el asunto e'5 realmente muy vasto
y merece estudio profundo.
II. Objeto de la formación tn cuadro-La razón de ser del
cuadrG, empleándolo como formación de marcha, de vivac ó de
-combate, depende de la necesidad que tiene algunas veces un
le
estudiarla primero como formación de combate.
IV. El cuadro durante el combate es una /?rmación á la vez. ofensiva
y d:finsiva -Por regla general en el combate el cuadro permanece
principalmente á la defen~iva hasta que el enemtgo es derrotado.
Sin embargo, á m'"'nudo acontece que las tropas regulares
obran en parte ofensivamente. Est~ principio se pone bien en evidencia
por el caso ya citado de Isly, en donde el cuadro francfs
marchó directamente sobre el centro de la posición de lo .. \.1oros, y
oblig<> á cargar á las fuerza enemigas, que consistían sobre todo
en caballería. En Abu-Klea el cuadro inglés avanzó sobre la posición
que ocupaban los MaJi:,tas en el lecho eco de un río, y
obligó de este modo al advf'rsario á salir de allí para lanzane al
ataque. Algunas veces, pero muy contadas, se emplea el cuadro
para atacar, como en El Teb, en donde las trincheras madistas fueron
flanqueadas y atacadas en e ta formación. La ofensiva se tomó
igualmente en el Ashantí y en el Dc:homey por culumn~s fon 1adas
en cuadro ebstico:. Pero, en g ncr. 1, el cuadro es una formación
de combate que e emple a cuando e tstá á la defensiva.
Ejempl? de /lclwjJa en el Dahomcy-Buen ejemplo del empleo
del cuadro como f,>r111ación que permite á una columna pequeña,
sin grande· ne.gos, obligar al enemigo á que la ¡1taque y conseguir
el éornbate en una po ición ventaj~). a á lns tropas regulare , es el
hecho de armas de A chupa, en I 89'), , 1 comcnza;· la guerra entre
.Fran ~¡a y el Dahomer.
~n ·e ca époc. los francclses no ocupaban sobre la costa ino
algunos puntos de lo· cuales Porto N \'O era el más imp rtante.
Los del D homey marchab2n avanzando en fuerte número contra
la ciudad. Porto Novo era una plaza ai lad:-~, que no contaba para
su defen. a si no con un fuerte, y por catJsa d\! su tamaño, la guarnición
de 400 hombres que la defendía er.t complet·1mente insi~nific:
ante pera sostenerla contra un ati les, y cuyos a alto son poco
temible .. Como se ver{ m:ís a ehmtc, e. ta formación se empleó
por los franceses en e! Dahomey, con grande.éxito. Las tropas se
org:1nizan en d ·stacamento que se mantict en muy un'dos, y toda
la columna forma un cuadro irregular. ·
Los principios impon antes que no hay que perder de vi<.:ta
en el mpleo de es t •. do~ fun a e cuadr 1 c;e pueden cstu iar
bien sino por sep. rado.
IX. Estudio t!cl cuadro rígido e11 acdén-Se omprende con
facilidad las di ficultade_ que pre:;enta la maniobra y la organización
de un cuadro rfgido. U na fot mación codo on codo puede
fácilmente ~ostener e en el terreno de ejercicios; pero cuando el
terreno es desigual ó c0rtado, e. muy u ceptible de engendrar
confusión. La mayor vigilancia no impedirá que se formen c1aro .
La rapidez de marcha de la artillería y de las máquinas de guerra
(machine juns) no es igual á la de la infantería . .En el interior del
cuadro los servicios no combatientes estorban la vista del jefe.
Mientras más grande •es el cuadro, es más difícil mantenerlo en
orden. El combate de Abu-Kiea hace resaltar bien la dificultad de
maniobrar con uno de estos cuadros rígidos y de sostener lé:ls filas
de m anera de no ofrecer punto débil al enemigo.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
560 80LETIN MILITAR
~
.Abu-Kfta-La columna que formaba el cuadro contaba 1,200
hombres y tres piezas arrastradas á brazo. En el interior del cuadro
se encontraban los camellos de la artillería, servicios administrativos
y ambulancia. La marcha del cuadro era vigilada por
exploradores. El terreno era descubierto y ondulado. Como ya se
ha dicho, el enemigo tomó posición en el lecho seco de un río, y
el cuadro se apoyaba á la derecha, de modo que tenía que pasar cerca
del flanco izquierdo de la posición enemiga, bien señalada con
las banderas. A una distancia como de 500 yardas de estas banderas,
los camellos rompieron la cara trasera del cuadro, en el moJnento
en que el enemigo, que contaba como s,ooo hombres, se
lanzó repentinamente de ius trincheras sobre el flanco .izquierdo
tlel cuadro.
Los exploradores se replegaron corriendo sobre el cuadro:t
cuyos fuegos interceptaban. Las piezas se pusieron en batería sobre
el flanco izquierdo. El fuego del frente y del flanco izquierdo,
lo mismo que el de la artillería, fueron tan intensos, que el
enemigo se corrió á la derecha para cargar el ángulo izquierdo de
la cara posterior, en donde se encontraba la brecha producida por
los camellos, y en donde el fuego no era tan vivo. Parece que en
este punto el desorden se aumentó por la tendencia dd ·Camel
CDrpi * á enfrentarse al enemigo. Por último, muchos fanáticos
armados de lanzas penetraron en el cuadro, y hubo una confusión
terrible que costó caro á la columna inglesa y que no terminó
aino con la muerte en lucha cuerpo á cuerpo de todos los árabes
que habían penetrado en el cuadro.
X. Los ~xplorador~s-Este punto es el primero que se ofrece
al· estudio cuando se. considera ese notable combate de Abu-Klea.
Es evidente que un cuadro rígido de esta clase, que cubre un frente
muy estrecho, no tiene los medios, en terreno cortado, para descubrir
á los enemigos apostados cerca de su camino. Por otra parte, la mejor
manera de responder al fuego intermitente que se dirige sobre
tal cuadro es el fuego á voluntad de los exploradores, porque et
cuadro perdería tiempo en contestar; y en Abu-Klea esta fue la
razón que motivó el empleo de los exploradores. Pero si el enemigo
z.taca repentinamente, los exploradores Se encuentran en una
iÍtuación crítica, de tal suerte que vale más no emplearlos. En
crfecto, dos días después del combate de Abu-Klea, cuando el cuadro
ejecutó su última marcha para llegar al Nilo, partiendo del
ztribá que se había levantado á tres millas del río, no hizo salir
exploradores de sus filas. En Ulundí no había exploradores enfrente
ele] cuadro, bién que las tropas montadas hicieron sus veces á cierta
tliitancia. Lo mismo se practicó en el Teb, y de modo general,
cuando se hizo uso de la formación en cuadro en Jo¡ alrededores de·
Suakín.-C~ntinúa.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
80LETIN MILITAR
~
SOBRE EL EJÉRCITO ALEMÁN
{Continuación)
561
Ya he dicho que todos los soldados antiguos forman tres categorías:
1.•, los de segundo año; 2.A, los de tercero; y 3· a, lo~
sargentos y cber-gefreite; las dos primeras categorías se subdividen
en sirvientes y conductores. A cada una de ellas corresponde,
tanto en la artillería montada como en la de á caballo, un programa
de instrucción particular. Vamos á examinar cómo se ha hecho,
entre estos diferentes programas, la repartición de los ejercicios
tan Yariados de las tropas de artillería.
I. 0 Ejercici6s á pie-Tienen por objeto enseñar á los soldados
á moverse y marchar militarmente con armas ó sin ellas, así
como á ejecutar los cambies de dirección y otras maniobras 'encillas.
Es obligatorio para todos los soldados antiguos; pero la atención
de los instructores debe referirse principalmente á aquelles
que por consecuencia de los diversos trabajos que exige el servicio
de artillería, no han podido adquirir, ó acaso han perdido la corrección
necesaria en los mo•imientos.
Los ejercicios á pie se continúan en todo el tiempo que
~omprende el período, y al terminar son admitidos los reclutas en
las filas de la batería para tomar parte en la instrucción de ésta.
No solamente se cuida de la reguhridad de las formaciones,
· sino también del aspecto exterior de los hombres cuando marchan
ó cuando están descansando, y se les obliga á conservar siempre el
continente marcial (stramme Haltung) indispensable. Los ejercicioa
se gradúan cuitiadosamente, y no ae pasa de uno á otro sino
después de una ejecución correcta y perfectamente comprendida
del anterior. Todos ellos terminan por un desfile que permite
apreciar la manera como los artilleros sostienen el compás del paso
y llevan sus armas.
Aunque los sargentos no toman parte en todos estos ejercicios
sino en calidad de instructores, no por eso dejan de ier vigilados
por los oficiales, los cuales, si advierten que alguno de ello
no sabe bien su cometido, le hacen inmediatamente mandar el primer
turno suplementario de ejercicios á pie.
2.0 Gimn4stica-A lo que hemos dicho de ella al tratar de
]os reclutas no nos queda por añadir sino algunas palabras. Todo¡
los soldados tienen de cuándo en cuándo algunas sesiones de gim~
tasia; gimnasia higiénica y ejercicios en los aparatos, dirigidoa
sobre todo con el objeto de tornarles fuerte5 y diestros. Así pues, la
ateación ae fija coa preferencia en ~ utilleros cu101 miembroa n•
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
..562 80LETIN ~!LITAR
~
parezcan suficientemente desarrollados. ·rodos .los sarger tos y
ober-gifreite, á excepción de los qu.e se emplean en la in _trucciun
de los rec:lutas, están obligados á tomar parte en est s ejercicios.
Para obtener una enseñanza de la gimnástica más eficaz y
uniforme, la artillería, como las otras armas, de taca cada año cierto
número de oficiales al Instituto central de Berlín*.
Después de haber seguido el curso, eso jóvenes oficiales
vuelven á sus cuerpos y se ocupan en formar en ello , entre los
sargentos, instructores de gimnástica para todas las baterías de sus
regimientos. Los útiles conocimientos adquiridos por estos oficiales
vienen á ser a í accesibles á todos é influyen necesariamente
en el desenvolvimiento de la aptitud frsica de los hombre5 p:ua
la ejecución de los ejercicios á pie y á caballo.
3· 0 17olteo-Aunque se enseñe á todos los soldado , como
constituyendo una parte de la gimnasia que contribuye poderosamente
al desarrollo de la destreza individu:d, en las baterías á caballo
es sobre todo donde se le cultiva asiduamente; en las baterías
montadas no son sino los conductores los que se ocupan en ello
seriamente.
El volteo y la gimnasia son, por otra parte, uno y otra objeto
de una en~eñanza graduada muy metódicamente. Así pues, no se
da á los reclutas sino una primera idea, en cierto modo, de todos
los movimientos, sin exigir de ellos una gran regularidad de ejecución;
y e.,ta instrucción no recibe su d.;sarrollo definitivo sino
durante el segundo año J~ ser ·icio. L )S sargentos y ober-gejreite
deben dar el ejemplo en todo, y no solamente han de ser buenos
instructore , sino que deben eje utar por sí mismos también todos
los ejercicios, ~i no se lo impide la instrucción que han de dar
á lo demás. Por otra parte, todo lo que hemos dicho de la gimnástica
y ti~ su en ... eiíanza en la infantería, e· enteramente aplicable
á la artillería.
4.0 St!rvit:io de l.IS b1Jc.1s de fu g? (ejer·ici~>· de artillcna)-La
in trucción e la misma qu~ L1 que se die :í Jo~ recluta , salvo que <.le
los nuevos oldado: no se exigen 5Íno los conocimientos e encíales,
mientra que los antiguos deben á la vez comprenderlos mejor
y ejecutarlos m{s correctamente. Se d.;sea que el soldado se dé
cuenta del fin y utilidad de todos los movimiento que hace al servir
su pieza, y que conozca sin vacilación todas la partes y su nomenclatura.
Esta clase de ejercicios va siempre acompañada de
explicaciones las más detalladas por parte de los sargentos instructores,
y aquellos soldados que en t do esto den pruebas de sagacidad
é inteligencia, reciben 1además, aparte, una instrucción especi; l.
5. 0 Puntería-Constituye para los artilleros designados como
apuntadores y para la mayor parte de los ober-gefreite, un ejercicio
• Véan ·e los det liJes dados sobre e. te establecimiento en el capítnlo que tra-ta
de la inf-intería. ·
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETIN MILITAR
~
563
particuh~r al cual se concede la mayor importancia, y en el que,
como en todos los del párrafo precedente, se exige más de los hombres
á medida que son más antiguos en el servicio, y por consecuencia,
más ó menos según formen parte de una ú otra de las categoría
mencionadas arriba.
6.0 Ejercicios de fuerza-Son para los soldados antiguos como
para los reciutas, objeto de ejercicios asiduos., y se cuida de obtener
una ejecución hábil é inteligente. No se limitan aquí los sargentos
á enseñar, sino que deben también poner manos á la obra,
á fin de no perder la costumbre tan necesaria en esta cla e de trabajos.
7.° Cargamt'nto de cajas-Es objeto de e tudios prácticos
constante:, tanto por parte de los sargentos como de los soldados.
8. 0 Equitación- Para la instrucción á caballo, todos los hombres,
tanto en las baterías montadas como en las de á caballo, se
dividen en varias clases, entre las cuales se reparten las sesiones de
equitacivn, en el picadero y en el campo de ejercicios.
En una b:atería montada se forman tres clase : los sargentos,
os conductores antiguos (alte Fahre,·), y los conductores modernos
1 }unge }ahrer). En las baterías a caballo se forman cu~tro: los sarentos,
los sirvientes antiguos (alte Reiter), los conductores ( Fahtr)
y los recluta . Además, en cada Abtheilung e ·iste lo que se
llama clase moddo, mustn· clase. El curso de equitación se dirige
or los mismos principios que en la caballería. frecuentemente
e ejercita á los hombres á saltar rápidamente á tierra ó á caballo,
o que es muy importante para poner.e con rapidez en batería.
También e les hace salvar con frecuencia zanjas ú oh. táculos,
_te. Se sobreentiende que estos ejercicios se practican más en h1 s
baterías á caballo que en l.1s montad:-:~~.
Se procura hacer aJquirir á los oldados una firmeza ~c)Jida
n extremo .o~r su montura, y la costumbre de conducir u cabalgadura
con el filete .
... La cla e de lo conductores nu vo~ en la artillería montada
se forma con los hombres que tengan ya un año de servicio y en
Jo que por consiguiente la instrucción de artillería es completa.
Así pues, su instrucción de equitación puede ser conducida más
ivamente que la de la clase de los re Jutas en las baterías á caballo.
e mprende los mismos ejercicios, salvo que se in iste meos
en lo:' movimientos de altar á tierra y montar. Es preciso
ue e ré terminada para e1 momento de los ejercicios de conjunto.
~r1 todas las clases, tanto de la artillería montada corno de
ia de á cab:1llo, se concede una atención muy particular á que los
jinetes se encuentren en f'Starlo de salvar súbitamente los diversos
ob:stáculos que pueda pre!lentar el terreno. A í pues, el salto de
las zanjas y vallas es, sobre todo, objeto de ejercicios constantes.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOlETIN MILITAR
~
La instrucción á caballo se da por los tenientes más antiguos,
á la clase modelo, y por los má~ modernos, á todas las
demá~. Un sargento puede encargarse de ello alguna vez, pero
siempre bajo la vigilancia directa de un oficial.
Hé aquí, en suma, cómo se e~calonan aproxintadamente las
diferentes fases de la instrucción:
1.0 Tanda dt sargentiJs (de ro á 12 caballos).-Hasta prin-cipios
de Enero, trabajos en silla y bridón.
Hasta el 20 de Febrero, trabajo con brida.
A partir del 20 de Febrero, trabajo con equipo y armas.
2.0 Tanda ¿,. los conductores y otros soldados antiguos (próximamente
I 2 caballos).-Hasta el ro de Diciembre, equitación en
silla para los conductores; sin silla para los demás que no son conductores
guías.
Del 10 de Diciembre al ro de Febrero, trabajo en silla y
brida.
A partir del 10 de Febrero, equitación con armas.
3.0 Tanda dt /r;s reclutMs.-Desde el ro de Noviembre, stn
silla y con bridón.
Desde el ro de Diciembre, con silla y bridón.
Desde el ro de Enero, con bridas.
Desde el 1 o de Febrero, con armas.
~·· Caballos dt remonta.-Hasta el r.o de Abril, con llilla r
bridón.
Desde el 1.0 de Abril, con brida.
9. 0 Strvicio dt cuadra, tnsillar, enganchar, ttc. ·- Todos los
artilleros reciben esta instrucción con toda la frecuencia posible, y
se cuida rigurosamente de que desempeñen todas sus obligaciones
con inteligencia, prontitud y destreza. Los instructores son sargentos
bajo la vigilancia de los tenientes. En las baterías montadas,
á partir del r .u de Enero, los sirvientes toman parte en
e tos ejercicios como también los conductores.
10.° Co'!1ducció11 dt tiros.-Es la preparación para conducir
los carruajes, género de ejercicio enteramente especial de la artillería.
Se dirige muy metódicamente. Se comienza, estando el
hombre á pie firme, por enseñarle á tener y man,.jar las riendas
como conductor y conductor-guía. Después, cuando está impuesto
en estos primeros principios, viene el trabajo en el gran
cuadrilongo del campo de maniobras, con la práctica de las medias
Tueltas y cambios de dirección que se hacen primero al paso, y en
fin, cuando los artilleros han adquirido cierto hábito en este trabajo,
se le repite con varias parejas que deben guardar entre sí la
misma distancia que si formasen parte de un solo tiro.
Todos estos ejercicios vuelven á ejecutarse al trote, primero
moderado, de 24-0 pasos por minuto, alar¡ándolo poc~ á poco á
la Yelocida.d re,laq\entuia de 100.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
fOLETIJI MILITAR
~
fí65
Se vigila particularmente que los conductores dirijan diestramente
su tiro haciendo un empleo prudente de las riendas y del
látigo, ejerc'itándolos con toda la frecuencia que se pueda en pasu,
sin fustigar los caballos, de un aire á otro.
U na vez ejecutado todo esto al trote, de un modo satisfactorio,
se pasa al galope y á los ejercicios de salto, con los cuales se salvan
al paso y al trote en la artillería montada y también al galope
en la artillería á caballo, zanjas de 1,40 metros de anchura, primero
secas, después llenas de agua. En cada batería se confía esta instrucción
á un oficial.
1 I .° Conducción de carros y de las piezas enganchadas.-Los
soldados aprenden primero á hacer á pie todos los movimientos y
curvas que tendrán que describir dirigiendo las piezas. Cuando
todos estos detalles les son enteramente familiares, es cuando
pasan á la ejecución real. Jamás <;e abordará un movimiento nuevo
sin una explicación previa y minuciosa de lo que se va á hacer.
En las primeras sesiones consagradas á esta instrucción, los jefes
de pieza permanecen á pie y todo se ejecuta al paso. Más tarde
montan, como es natural, á caballo, y se practica á todos Jos aires.
La atención se refiere particularmente sobre la manera como
los j1netes dirigen los caballos y sobre la regularidad de ]~ marcha
de éstos, marcha que en la artillería á caballo se trata de obtener
tan veloz como sea posible.
Debe observarse que se tiene siempre cuidado de hacer practicar
una parte de estos ejercicios en terreno blando (arenoso u
otros) para habituar á los caballos á tirar todos de una manera
uniforme. Gradualmente se aumenta la velocidad, pero no se pasa
jamás de un aire á otro sino después de haber hecho bien la
mayor parte de los movimientos en el precedent e . A 1 pues, se
pasa del trote medio (240 pasos por minuto) al trote reglamentario
de maniobra (30 0); despué s se llega al g<\lope, que se alarga ,
también poco á poco, y por último al aire de carga, que se procu-ra
arreglar á su velocidad normal de 6oo pasos por minuto, recorriendo
en estas condiciones al princjpio 200, y luégo de 400 pasos.
Al mismo tiempo se enseña á los soldados á detener la pieza
prontamente, aunque sin violencia~ y á pasar lo mismo de una velocidad
á otra. u na cosa que parece sobre todo digna de atención r
útil hasta el más alt grado, es el cuidado minucioso que se toma
para adiestrar progresivamente una pieza enganchada á salvar todos
los obstáculos que pueda encontrar en los terrenos ordinarios. Así
pues, el paso al través de zanjas, vallados ó setos, en tierras labradas,
caminos estrechos ó difíci les, por sobre tierras movidag, el
descenso ó subida de cuestas ó pendientes más ó menos rápidas,
etc., son objeto de otros tantos ejercicios especiales que jamás se
prescinde de ejecutar antes de] comienzo de los eje rcicio~· de conjunto,
por lo menos tanto como lo permitan l~s <.Í r cunst4l :cias locales.-(
Continúa)
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
56G BOLETIN MILITAR
'---y--'
BOGOTÁ CAMPO ATRI~CHERADO
:J!: *' ,¡(:
Un: LHl el couqnistar iia ga.naron
los legitin istas nn combat ~ que le .· p rmitió empreudér ·obre
seguro la toma de laH ca a~ fuertes donde 1\lelo tenía. repartidos
su: hatalloue ~, y en 18HO n las altura, de S 1era opinión !-:Ohrc l:.
En eRe tiempo y en año~ posteriores se atJ•iucheraban las
torre. con adolws corno ~ upremo 1·ccnrso de (}efet s , lo que
eq ti -~Ha á deeir 'w·úi et orbe qu1~ la cilHla.d era ilHlefeu~able en
e! tJl'ictn seutido de la palabra.
* • :lt
Con el correr de los tier1pos las armas de diez m adr s de
alcauce fueron reempl~zacla por la que aún matan á treinta.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETIN MILITAR
'--y--"
567
Y ciuco, .Y el caí16n, que apenas hacía sentir sa accióu á siete, fue
de. trvuatlo por el que eon totla. certeza, lanza rued.ia. arroba de
plomo á seseuta, pOt' lo cual cabe preguntar: ¿esa transformación
h:t iutlnído en las condiciones militares de la capital 1
La. re~S flllcsta. 110 es dwlos;-t, y resulta que al cabo de tres
siglo:; los ceno:; abtupi·os les res arriba citadas
no pueden hoy desgnarnecer~e en tiempo de guerra pC)r dos razones
obvias : 1.0 Un máuser alcanza desde ella~ á llevar sus
proyectiles hasta San Victorino, lo que permitiría f"L un enemigo
bien armado causar desde tales cimas daños sensibles á la
población pacífica ; y 2. • La,s posiciones atrincheradas de las ermitas,
coa sólo una guarnición de cien hombres cada una, están
en ca¡)acidad de resistir el empuje de mil por muchas horas, ya
porqae mutuamente se protegen con fuegos eficaces de flanco,
ya porque no es posible atacarlas de modo simultáneo sino con
masas que entonces serían admirable blanco para los fuegos
indirectos de los cañones de la. ciudad, yt.l, en fin, porque en
cierta clase de atrincheramientos allí posibles, apenas penetra
la bala de calibre reducido 30 ceutímetros, disparada á 100
metvos de di&tancia.
En una palabra, con el moderno armamento no será fácil
repetir los hechos de a.rmaH de un 4 de Diciembre ó un 18 de
Julio, lo cual es de mucha importancia para la capital, la qu&
en caml>io difícilmente resistirá algunas horas el fuego