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    • 24 de Junio de 2020
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Gestión de riesgos del proponente en la contratación pública: los riesgos empresariales o de mercado que ralentizan el desarrollo en América Latina

Por: Alfonso Carlos Llamas Foliaco | Fecha: 2018

Una de las principales amenazas a la contratación pública y sus fines socioeconómicos son los riesgos empresariales o de mercado previsibles ligados a los proponentes y confinados a las garantías o pólizas de seguros, a ciertas reglas inflexibles del proceso de selección y a presiones contractuales específicas. Los siniestros, sin embargo, han demostrado tener efectos sistémicos muy superiores a las coberturas de las garantías y demás controles mencionados, lo cual da lugar a un vacío de gestión incuestionable en la seguridad de las inversiones del Estado en el mercado.
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Aprender a aprender. Hábitos, métodos, estrategias y técnicas de estudio: guía para el aprendizaje significativo

Por: Francisco Víctor García León | Fecha: 2018

En la sociedad del conocimiento y de las tecnologías de la información, el docente que actúa sin conocer ni aplicar los principios neuropsicopedagógicos de la enseñanza-aprendizaje camina por la oscuridad pedagógica. Igual sucede con el estudiante que no desarrolla la capacidad ni la competencia para aprender a aprender; sin embargo, docentes y estudiantes pueden ver la luz de la sabiduría combinando conocimiento y práctica, además de formar hábitos de estudio desde bases cerebrales con la inclusión de métodos, estrategias y técnicas adecuados, que permitan el ahorro de tiempo y esfuerzo, condición necesaria para que el estudiante alcance el desarrollo personal y social con éxito, mediante la planificación previa al desarrollo de sus actividades académicas.
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Los dilemas de las PYMES

Por: José María Mendoza Guerra | Fecha: 2018

Este libro nace de la necesidad de superar la forma como en Colombia se han escrito los libros sobre las PYMES, que esencialmente parten de la literatura internacional, como los estudios estratégicos, de competitividad, calidad y gestión, y luego los adoban con referencias a casos de empresas de este colectivo del país, sin estudiar la problemática propia de estas compañías, es decir, no comprenden la PYME desde dentro, en sus elementos empresariales intrínsecos. Por supuesto que el enfoque adecuado implica un mayor esfuerzo intelectual, pero el conocimiento derivado de ello nos da bases para desarrollar estrategias, mecanismos y política públicas para desarrollar estas compañías, de tal forma que puedan jugar en los mercados internacionales y globales e incidir mejor en lo social. La obra contiene dos bloques importantes: en el primero, con dos capítulos, se sientan las bases conceptuales, las cuales sirven para entender los dilemas y en el segundo, se estudian de manera detallada cada uno de éstos.
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Calidad de sistemas de información

Por: Mario G. Piattini Velthuis | Fecha: 2019

Nos encontramos en un momento de completa revolución. Se habla de la 4ª revolución industrial/tecnológica y de la transformación digital, la cual, tiene un profundo impacto en las organizaciones y en la sociedad. Ya nadie se extraña si se habla de IoT - Internet de las Cosas, del Big Data, de la Inteligencia Artificial o de la Gamificación. Y ya nadie se sorprende del uso generalizado de tecnologías móviles (smartphones, tablets, etc.) con sus múltiples aplicaciones o APPs, todas ellas interconectadas a Internet, donde el volumen de la información manejada, almacenada y transmitida es infinitamente mayor que hace unos años y que no parará de aumentar en un futuro inmediato.
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Fundamentos de programación con Alexa: proyectos para la automatización y aplicaciones

Por: | Fecha: 03/11/1900

BoGoTÁ, NoviEMBRE 3 DE 1900 ·----------- ---------- ---- - ----- ~-~--- -- - - - --- ---------------------- OrKano del Millisterio de Director ad honorem Guerra y del Ejército Francisco J. Vergara V. Son colaboradores de este periódico los Jefes y General de Ingenieros, Miembro de varias So- Oficiales del Ejército ciedades Cientificas .A.~<> z~ JSrU:Lv.J:. 178 liD llil©1!i~J]jl~@ ~[Jo • • ID)J}] Jl. 0m Jl~®® (29 DE OCTUBRE) 539 por el cual se autoriza al Director de la Policía Nacional para elevar el efectivo de ese Cuerpo á I,zoo hombres El Yietpresidentt de la Rtpública, encargado del Poder Ejecutivo DECRETA Artículo único. Autorízase al Director de la Policía Nacio­nal para elevar el efectivo de ese Cuerpo á 1,200 hombres, atendi­da Ja actual situación de guerra. Comuníquese. Dado en Bogotá, á 29 de Octubre de 1900. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, JosE DoMINGO ÜsPINA C. rw~~~llilriJ!l© lffi Do • • J:ID~ ll~®c (29 DE OCTUBRE) por el cual se organiza un Ejército de Reserva El l'iceprtsidmtt de la República, encargado del Poder Ejecutifl~ DECRETA Art. 1.0 Llámase al servicio activo á todos los sostenedores del Gobierno que quieran prestar transitoriamente sus servicios en el Departamento de Cundinamarca. Art. 2.0 El Jefe Civil y Militar del Departamento de Cun­dinamarca organizará, con el carácter de Milicias Nacionales, las fuerzas de que trata el artículo anterior, procurando que los vo­luntarios de cada Provincia formen una División que tenga por Jefe al respectivo Prefecto. Art. 3.0 Estas Divisiones formarán un Ejército de Reserva, del cual será Comandante en Jefe el Sr. General Juan N. Valde­rrama, á quien se llama al servicio activo, y Jefe de Estado Mayor, al Sr. General Carlos U rdaneta. El Comandante en Jefe queda autorizado para nombrar li­bremente los Ayudantes. Art. 4.0 El Ejército de Reserva hará parte del Ejército Na­cional y dependerá directamente del Comandante en Jefe de los Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 540 BOLETIN MILITAR ~ Ejércitos de la República, quien, como Director de las operacio­ne~ militares, le dará Ót den es é instrucciones. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 29 de Octubre de 1900. JOSE MANUEL MARROQ_UIN El Ministro de Guerra, J OSE DoMINGO ÜSPINA C. ~~~~g:xgi()O~ \._')~CTBJ:NA~ ~..:::.,¡ J1&\ ~~~n~m~ Ji\~~~ DEL SER VICIO EN CAMPANA Á LOS RECLUTAS S egún las doctrinas del Gentral Conde W aldersee La escuela, en la acepción literal de la palabra, debe signi­ficar fuente de educación científica, por lo cual es hoy axioma incontestable para muchos que la práctica no será fecunda si no la precede la teoría. Por lo que hace á la instrucción militar, en especial en lo refe­rente á la del servicio en campaña, no puede extremarse sin riesgo tal idea, porque no es el medio más rápido y seguro de dar al sol­dado la que necesita sobre la materia para obrar con acierto fren­te al enemigo. Para justificar lo dicho preciso es examinar el método usado entre nosotros, señalando á la par sus inevitables consecuencias. Las primeras semanas que l0s conscriptos pasan en el cuartel se consagran á iniciarlos en los detalles del servicio interior y el manejo del fusil; cuando el joven ha adquirido cierta práctica se procede á la enseñanza del servicio en campaña, la que principia con lecciones teóricas en las cuadras. Esa instrucción consiste en una exposición de lo que es el servicio de avanzadas y de seguridad durante la marcha; sigue con los términos y expresiones tecnicas, etc., y concluye con las re­glas sobre los diversos casos que pueden presentar se, como inte­rrogatorio de transeúntes, partes á los superiores, etc. El soldado debe poder explicar la conducta que habrá de observar en todas las situaciones posibles en campaña, incluso las excepcionales. Los que entienden de pedagogía saben lo que semejante ins­trucción exige en tiempo y en paciencia, y por su parte los reclu­tas, hasta los más dóciles, preferirían dos horas de ejercicio prác­tico á una de esa laboriosa teoría. ¿Cuál no será, en efecto, el em- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETIN MILITAR ~ 541 barazo de esos reclutas, á menudo sin instrucción alguna, cuando oyen hablar de cosas que no conocen, de que no tienen la men'or idea, y que se les explican en lenguaje que no entienden ? Gran­des guardias, reconocimientos, vanguardias, patrullas, etc., son ex­presiones cuya significación ignoran y que fácilmente se les con­funden unas con otras, porque no les representan imagen clara y definida. Y á menudo los mismos principios generales que se les enseñan tendrían mejor cabida en los libros de táctica y estra­tegia. Recordar exactamente- la conducta que se ha de observar en todos los casos que pueden presentarse en campaña, con todas sus variantes, y luégo responder de una manera clara á las preguntas del instructor, es tarea poco menos que superior á las fuerzas del recluta. Y aun en el caso de que el educando logre aprender y re­petir esa tarea, de ordinario lo hará maquinalmente, sin compren­der el sentido de lo que habla, pues no habiendo visto aún patru­llas, rondas, avanzadas, etc., no puede figurarse lo que será en la realidad la práctica de las reglas y preceptos en cuestión. Los resultados conseguidos con método tan extraño no pue­den engañar á nadie: con frecuencia los que responden bien en cierto orden quedan desconcertados si se modif.ca la forma del in­terrogatorio, lo cual es la mejor prueba de que en el cerebro del soldado no hay sino un CéOS de palabras penosa•nente aprendidas. De ordinario esto no preocupa mucho á los instructores, que con­fían completar su obra cuando las tropas concurran á los ejercicios prácticos de servicio en campaña. Desgraciadamente cuando llega esa época, en primer término se cuida de la observación de las for­mas, por mirárselas como el paso normal de la teoría á la práctica, y esa forma se reduce á la manera de interrogar las personas dete­nidas, á los partes que son u consecu~ncia, etc., suponiendo por lo pronto que el tal servtcio de avanzadas se preste tranquilamente y sin enemigo que lo estorbe. Para completar tan extraña obra la instrucción di. cutida se da en las cuadras y en los patios de los cuarteles, donde los con cri p­tos que figuran centinelas que-clan próximos, á la visu del instruc­tor, y para fingir que á su presencia llegan desertores, parlamentrm u las en eñadas en el cuartel. Pero preci amente ahí está el error, y un error capital: una instrucción ~omo la indicada no da al soldado ni experiencia, ni Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 542 BOLETIN MILITAR ~ práctica, ni aptitudes para desempeñar sus obligaciones en campa­ña. Más aún: puede afirmarse que entre más desarrollo se dé en el cuartel á la instrucción teórica, más difícil será el paso de la teoría á la práctica en presencia del enemigo. Valdría más limitarse á indicar sencilla y brevemente el fin que se persigue en los dife­rentes casos, como "guardar la tropa á que se pertenece," "obte­ner noticias sobre el enemigo," y dejar á la inteligencia ó al ins­tinto de cada cuál resolver el punto del mejor modo posible. Esta opinión puede parecer parodoxal si la experiencia no hubiera enseñado cómo se comporta el recluta cuando pasa de la instrucción de las cuadras á la verdadera aplicación del servicio en campaña en las maniobras reales. * Allí en vez de ser como debiera un guardián encargado de vigilar por la seguridad, el honor y la vida de sus camaradas; en vez de mirar á lo lejos y sondear el horizonte; en vez d~ prestar atento oído al menor ruido, el recluta mira hacia atrás con inquietud para que no se le pase inadvertida la llegada de ningún superitJr, pensando en cómo lo recibirá para no ser mal calificado. Esta es su preocupa­ción exclusiva, y tanto más cuanto esa es la única cosa que ha­brá sacado en limpio de las enseñanzas del cuartel; pero á me­dida que avanza en la vida práctica se dará cuenta de la inutilidad de lo que se le enseñó con tántas dificultades, y lo olvida pronto de buena voluntad. Y luégo en 13 guerra se ven puestos que dejan acercarse tranquilamente á todos los que llegan, para interrogarlos mecáni­camente, no obstante que habría sido fácil reconocer eran enemi­gos; jefes de patrulla de reconocimiento que atraviesan orondos terrenos descubiertos, á pesar de que fácil les habría sido disimu­lar su marcha dando un pequeño rodeo; flanqueadores que cuidan de conservar sus distancias á la columna sin mirar siquiera hacia el lado donde puede ocultarse un peligro, etc. • Las líneas de este artículo demuestran que en toda tierra que cría garban­zos se han cometido las mismas faltas: en Aleml\nia la elocuente voz de Waldersee fue oída, y se remedió el mal. ¿Qué no habría escrito en Colombia, donde toda la in trncci6n sobre campaña se reduce á en eñar al oldado á recibir¡¡} JP.fe de Dta, es decir, á mirar hacia el propio campo y no hacía el enem go? Es ese soberano des­cuido de las más elementales prácticas lo que á diario facilita orpresa y a alto don­de sin gloria y con perjuicio de la república ucumben valientes soldado . La historia militar registra el caso de una fuerza que fue sorprendida en un pueblo porque la aYanzada que cubría el camino real cuando se aproxill)6 el enemigo estaba ocupada en hacer los honores á un Jefe. Que lo · que están investidos de autorid:1d mediten la~ siguientes líneas, que explican el porqué de la duraci6n de la pre ente guel'ra ci­Yil: 41 Aquella marcha de 20 legua en 29 hora , en perfecta formación, sin perder un solo bnrnbre, decidía de la movilidad tan neces:uia ~las fuerzas destinadas á la gue­rra de partidas. Toda marcha era practicable. y así se probó más ta iones del pueblo, porque las ma­sas agitadas levantarán, antes que los gabinetes, el grito de guerra. La mejor organización, en tesis general, es aquella en que se¡toman en cuenta las condiciones especiales sociales del país, como también todos los medios intelectuales y materiales de que dispone para llevar á cabo con éxito una guerra. La guerra tiene dos fines: uno político y . otro militar. La guerra es el último recurso de la política; y por eso aquélla sufre la constante influencia de las distintas fases de é ta y de los fines políticos de la guerra, que en sí son de distinta natu­raleza, como conqui ta de territorios, de supremacía política 6 de la independencia, bien que en el transcurso de una misma guerra pueden cambiar, tomar mayor incremento 6 reducirse. De de el punto ue vista militar la guerra no tiene sino un solo fin : la rendición del adversario. La guerra aparece hoy en u "e tado natural," e decir, no es ino un choque angriento en que cada adversario trata de aniquilar á u contrario. En adelante no so lleg-ará á un resultado H Ja guerra misma ; pero como para lo, jefes el examen está en el ejemplo mismo, en tiempo de paz deben efectuar YÜtjes de ensayos y maniobras en campo de ejercicios, etc.; pues única · mente de esta manera obtendrán los conoeimientos necesa­rim~ para vencer los obstáculos y abarcar rápidamente la situa­ción con energía completa, para desarrollar el problema; esto es lo que es necesario aprender para un caso real. En una palnbra, la teoría y la práctica deben ir de la mano, y una debe ser el complemento de la otra. Por consiguiente, después de que hemos visto lo que es la guerra y que nos hemos dado cuenta hasta cierto punto del ca­rácter de ella, tenemos que contestar á la siguiente pregunta Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LETIN MILITAR ~ '' ¡ Oómo obtendremos los conocimientos que sirven de base al arte de la guerra ! " La enseñanza del arte de la guerra se subdiviue en estra­tegia y táctica. Estrategia significa el arte de saber dirigir las operaciones. Clausewitz dice: "Estrategia es la enseñanza so­bre la manera de utilizar los combates en la guerra; la táctica enseña la manera como se utilizan las fuerzas en el combate." Otros han dicho que la es:trategia es la enseñanza sobre el arte de dirigir las operaciones de un ejército, mientras la tácti­ca enseña á comandar bien una tropa. Hay muchas definiciones que tratan de explicar lo que es estrategia y táctica; pero imposible es definirlas, limitándo­las de una manera clara y precisa, pues sucede que continua­mente necesitan recíproco auxilio. El combate no es sino una acción táctica; pero la resolu­ción premeditada de combatir responde al objetivo estratégico. La estrategia debe preparar los medios que necesita la táctica; la dirección y objetivo de los movimientos generales pertenece al resorte de la estrategia; la táctica tieue la misión de ejecu­tarlos. No sin razón se ha dicho que la estrategia y la táctica deben mirarse como tracta se pierde dema­siado fácilmente entre las brumas de una e peculación filosófi­ca, alejándose entonces de su base real, es decir, del lado prác­tico y efectivo de las cosas. Los axiomas del arte de la guerra descansan sobre los experimento8 de las guerras pasadas, y así hallamos que la historia de la gueJ·ra es la base primorclial de tal arte. Jomini dice que el estutlio detenido de una campaña im­portante le ha :iclo m{t'! útil qne tocla clase de obras dogmáti­cas. Federico el GrarHle de Prusia ha estudiado en el transcur­so de Stls campailas las guerras de otras épocas, y Napoleón esttul i aba con el mayor i u terés las guerras de Fedel'ico. En vista tle lo auteriormente expuesto no podemos tener tl111la sobre lo q ne con vieue hacer. Dejemos la estrategia á un Lulo, como cieneia abstraeta ; valgámosnos de la historia de la gnerra como pnnto ele partida, para que al e tlHliarla llegue­mos á formarnos opiniones é ideas acertadas con r{\specto á la índole ele ra primera . .Anteriormente se enseñaba la historia de la guerra, tra­tando de repa. ·ar en un ti e mpo r educido el mayor número ro la cnH~tióu: &POr qué hct proc dido tal 6 cnal general de tal 6 cual manera, y por qué uo tomal>a medidas de otra índole~ Para re· <~a.pitular, r~sumietulo todo en una palal>r~: debe estudiar criti· cameute toda campaiía. No queremos negar que el estudio de las guerra antiguas, como por ~j t~mplo metros en el cañón Bange. Esta razón es una de las que exigen más imperiosamente h regularización práctica .del tiro, aun cuando se trate de fuegos en que la distancia del blanco es perfectamente conocida. Las fórmulas permiten, por último, calcular el desvío prob~ ble del tiro por relaciones deducidas aproximativamente, puesto que t.:on exactitud no se podrían conocer los desvíos probables de Jos errores accidentales. En tales elementos figuran las variacio­nes de velocidaJ inicial y Jel ángulo de elevación que presentarán los tiros de una misma sesión. Otra clase de elementos es despre­ciable, siempre que las condiciones barométricas, termométricas é higrométricas, y la densidad del aire, fi uctÚen poco en torno de S\1 valor medio durante una sesión de tiro, como sucede por lo gene­ ·ral en Colombia, bien que no faltan lugares donde las variaciones atmosféricas son tan grandes en pocas horas, que será preciso to­marlas en cuenta si los fuegos duran algún tiempo. El desvío proveniente de variaciones en el peso del proyec­il puede ser conocido, ora pesándolo, ora tomando nota de las to­lerancias aceptadas en su fabricación. En fin, por lo que hace al desvío probable del tiro por causa del viento, no puede tomarse en cuenta de antemano, por cuanto de ordinario el viento sopla por ráfagas interrumpidas por calma~,. . y su dirección suele variar en la misma sesión, en especial en las cordilleras. Lo dicho obliga á prescindir de fórmulas sobr~ la ma­teria y á corregir el tiro por la observación, bien que semejante método experimental resulte sumamente costoso, en especial tra­tándose de los grande proyectiles. N -J rA- Por lo que hace á los proyectiles, si bien es cierto que cada uno jamál) tiene exactamente el peso reglamentario, sino que pesa algo más ó algo menos, lo que aumenta ó disminuye la velo­cidad inicial, tales variaciones poco influyen en una ·esión de tiro, en Ja que naturalmente se dispararán muchos y entonces el peso medio de éstus resulta sensiblemente igual-(Continúa) (Contintía) Por con iguiente no ltay ex~msa. Ya mande, ya obedezca,. vaya ~olo ó acompañado, todo oficial debe prestar, ''en su es­ft> ra," al importante Slrvioio de reoo1t.ooimientos sn atención y sll e3fnerzo. ~e ha vi.~to que este ralUo tie desenvuelve en ámbito VIII-36 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 554 80LETIN MiliTAR inmenso U u to e u q ne el oficial pueda. satisfacer y desar-rollar con fruto sus particulares aficiones, sus aptitudes personales y sus deseos de distinguir ... e. Ordinal'iamcute 8e da á la. "conducción material'' de una. pequeña partida de ·reeonocimiento más importancia , t.'l combatir ó es­caramuz~ r eon patrullm; ó ·on tt\yauza· un campo se recnlllicrHhl. aproximarse y embo!'jcar~e de uoehe, con ohjeto de pantti\'o.·, agita ·ióu, la. obsen·t. ción deue ser má in, i.·tent<·, para volv •r-si 110 hay ti mpo tijatlo-cou la noticia, e ·acta del modmiento probable. El rwonocimicnto tra<·ci n, tlCCesaria p.na distrihuír eon método elrazoHami<.m­to al dese 1\·olver la teoría, pero i Tealizaule, inexist~ut~ en la 1náctica. Concebir un <'jéreito, una t ·o1 a n todo, casi prescribe que al decir 1·eoonocimiento simplerncutt·, ~in afia­dil' "rreuo," (} ne ancla en boca. de t,ojércitos poderosos, ui va ·tos teatro~ d • gnena. Ez España, cabalmeut(~, a.bnndau los mplo.· para (lirigi1· dosci .utos mil. En el día esta mat.Pt·ia (lel terreno no pnt>ue ya tnltar.·e ·militarmente de h marwra alg·o h·g·a, ó 110 mny cieutitica. {t lo m uo.·, de <1ÍÍ lS ntní.·. lúlS cieucias Hlturales han h<>cho imuen­sos progre ·o:: la · ntigna geugrafhl física., qne a.brazaha (!Ste ramo, ha desaparecido ante J. moderua geología, cuya lnz, má~ vi'\"'a. cada. Yez, va penetrando los más recóndito a.rcauos de uuestro planeta. De de principio 1l 1 siglo los estuclio..::o · militare~ alema­nes han dado al conocimiento cient{jioo del te·rreno para la gue­rra, preferente y m . teeida ateucióu. Con el noruhre propio de Tc,·rainlehre aparec<>n ca1la. día preciosos tratado didácticos, qne vulgarizan y propagan "hasta en las clases do tropa," cier­taA idua.~, tan popula.res hoy que entra.u en to1lo los paí. (· · en los programas nnh·et'Bita.rios ele seg-unda. t->n:seu.t za. g" B pa­fia también, ya eu 1i>l9, publicó el General Ui. neros una obrita sobre este asnut,>, in ·ernble hoy por los rápido· adPiailtos de la ciencia, con el titulo de Elernentot; s·u,blime8 (s'c) de (;,'e;( g·rafía física, aplicados á ltt ciencia de crvnpafia. !los, alguuo: t ... ts de táctica que no pueden ser conside­radas de manera satisfactoria bajo el título del ataque ó de la defen­sa, y que además no corresponden especialmente á nin~una de las tres armas. La mejor manera de estudiar estas cuestiones es tra­tarlas separadamente en capítulo-, especiales. Tal es el asunto de los cuadros. El cuadro se adopta por las tropas regulares como una forma­<: ión de combate á la vez ofensiva y defensiva en las pequeñas guerras. 'rambién se emplea mucho comú formación de marcha en ciertas circunstancias. Se ha acudido á él en muchas situacio-es diferentes, y esto á cau a de la naturaleza del teatro de las operaciones y de la táctica del enemigo. El cuadro es hoy en día na .formación especial de las pequeñas guerras. Se le ha empleado ~an frecuentemente en las guerras irregulares de los tiempos mo­.. dernos y las condiciones que lo hacen adoptar varían de tal modo, ', G mismo que los resultados prácticos que se obtienen con él han ·sido tan poco concluyentes, que el asunto e'5 realmente muy vasto y merece estudio profundo. II. Objeto de la formación tn cuadro-La razón de ser del cuadrG, empleándolo como formación de marcha, de vivac ó de -combate, depende de la necesidad que tiene algunas veces un le estudiarla primero como formación de combate. IV. El cuadro durante el combate es una /?rmación á la vez. ofen­siva y d:finsiva -Por regla general en el combate el cuadro per­manece principalmente á la defen~iva hasta que el enemtgo es de­rrotado. Sin embargo, á m'"'nudo acontece que las tropas regulares obran en parte ofensivamente. Est~ principio se pone bien en evi­dencia por el caso ya citado de Isly, en donde el cuadro francfs marchó directamente sobre el centro de la posición de lo .. \.1oros, y oblig<> á cargar á las fuerza enemigas, que consistían sobre todo en caballería. En Abu-Klea el cuadro inglés avanzó sobre la po­sición que ocupaban los MaJi:,tas en el lecho eco de un río, y obligó de este modo al advf'rsario á salir de allí para lanzane al ataque. Algunas veces, pero muy contadas, se emplea el cuadro para atacar, como en El Teb, en donde las trincheras madistas fue­ron flanqueadas y atacadas en e ta formación. La ofensiva se tomó igualmente en el Ashantí y en el Dc:homey por culumn~s fon 1a­das en cuadro ebstico:. Pero, en g ncr. 1, el cuadro es una forma­ción de combate que e emple a cuando e tstá á la defensiva. Ejempl? de /lclwjJa en el Dahomcy-Buen ejemplo del empleo del cuadro como f,>r111ación que permite á una columna pequeña, sin grande· ne.gos, obligar al enemigo á que la ¡1taque y conseguir el éornbate en una po ición ventaj~). a á lns tropas regulare , es el hecho de armas de A chupa, en I 89'), , 1 comcnza;· la guerra entre .Fran ~¡a y el Dahomer. ~n ·e ca époc. los francclses no ocupaban sobre la costa ino algunos puntos de lo· cuales Porto N \'O era el más imp rtante. Los del D homey marchab2n avanzando en fuerte número contra la ciudad. Porto Novo era una plaza ai lad:-~, que no contaba para su defen. a si no con un fuerte, y por catJsa d\! su tamaño, la guar­nición de 400 hombres que la defendía er.t complet·1mente insi~ni­fic: ante pera sostenerla contra un ati les, y cuyos a alto son poco temible .. Como se ver{ m:ís a ehmtc, e. ta formación se empleó por los franceses en e! Dahomey, con grande.éxito. Las tropas se org:1nizan en d ·stacamento que se mantict en muy un'dos, y toda la columna forma un cuadro irregular. · Los principios impon antes que no hay que perder de vi<.:ta en el mpleo de es t •. do~ fun a e cuadr 1 c;e pueden cstu iar bien sino por sep. rado. IX. Estudio t!cl cuadro rígido e11 acdén-Se omprende con facilidad las di ficultade_ que pre:;enta la maniobra y la organiza­ción de un cuadro rfgido. U na fot mación codo on codo puede fácilmente ~ostener e en el terreno de ejercicios; pero cuando el terreno es desigual ó c0rtado, e. muy u ceptible de engendrar confusión. La mayor vigilancia no impedirá que se formen c1aro . La rapidez de marcha de la artillería y de las máquinas de guerra (machine juns) no es igual á la de la infantería . .En el interior del cuadro los servicios no combatientes estorban la vista del jefe. Mientras más grande •es el cuadro, es más difícil mantenerlo en orden. El combate de Abu-Kiea hace resaltar bien la dificultad de maniobrar con uno de estos cuadros rígidos y de sostener lé:ls filas de m anera de no ofrecer punto débil al enemigo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 560 80LETIN MILITAR ~ .Abu-Kfta-La columna que formaba el cuadro contaba 1,200 hombres y tres piezas arrastradas á brazo. En el interior del cua­dro se encontraban los camellos de la artillería, servicios adminis­trativos y ambulancia. La marcha del cuadro era vigilada por exploradores. El terreno era descubierto y ondulado. Como ya se ha dicho, el enemigo tomó posición en el lecho seco de un río, y el cuadro se apoyaba á la derecha, de modo que tenía que pasar cer­ca del flanco izquierdo de la posición enemiga, bien señalada con las banderas. A una distancia como de 500 yardas de estas bande­ras, los camellos rompieron la cara trasera del cuadro, en el mo­Jnento en que el enemigo, que contaba como s,ooo hombres, se lanzó repentinamente de ius trincheras sobre el flanco .izquierdo tlel cuadro. Los exploradores se replegaron corriendo sobre el cuadro:t cuyos fuegos interceptaban. Las piezas se pusieron en batería so­bre el flanco izquierdo. El fuego del frente y del flanco izquier­do, lo mismo que el de la artillería, fueron tan intensos, que el enemigo se corrió á la derecha para cargar el ángulo izquierdo de la cara posterior, en donde se encontraba la brecha producida por los camellos, y en donde el fuego no era tan vivo. Parece que en este punto el desorden se aumentó por la tendencia dd ·Camel CDrpi * á enfrentarse al enemigo. Por último, muchos fanáticos armados de lanzas penetraron en el cuadro, y hubo una confusión terrible que costó caro á la columna inglesa y que no terminó aino con la muerte en lucha cuerpo á cuerpo de todos los árabes que habían penetrado en el cuadro. X. Los ~xplorador~s-Este punto es el primero que se ofrece al· estudio cuando se. considera ese notable combate de Abu-Klea. Es evidente que un cuadro rígido de esta clase, que cubre un frente muy estrecho, no tiene los medios, en terreno cortado, para descubrir á los enemigos apostados cerca de su camino. Por otra parte, la me­jor manera de responder al fuego intermitente que se dirige sobre tal cuadro es el fuego á voluntad de los exploradores, porque et cuadro perdería tiempo en contestar; y en Abu-Klea esta fue la razón que motivó el empleo de los exploradores. Pero si el enemi­go z.taca repentinamente, los exploradores Se encuentran en una iÍtuación crítica, de tal suerte que vale más no emplearlos. En crfecto, dos días después del combate de Abu-Klea, cuando el cua­dro ejecutó su última marcha para llegar al Nilo, partiendo del ztribá que se había levantado á tres millas del río, no hizo salir exploradores de sus filas. En Ulundí no había exploradores enfrente ele] cuadro, bién que las tropas montadas hicieron sus veces á cierta tliitancia. Lo mismo se practicó en el Teb, y de modo general, cuando se hizo uso de la formación en cuadro en Jo¡ alrededores de· Suakín.-C~ntinúa. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LETIN MILITAR ~ SOBRE EL EJÉRCITO ALEMÁN {Continuación) 561 Ya he dicho que todos los soldados antiguos forman tres ca­tegorías: 1.•, los de segundo año; 2.A, los de tercero; y 3· a, lo~ sargentos y cber-gefreite; las dos primeras categorías se subdividen en sirvientes y conductores. A cada una de ellas corresponde, tanto en la artillería montada como en la de á caballo, un progra­ma de instrucción particular. Vamos á examinar cómo se ha hecho, entre estos diferentes programas, la repartición de los ejercicios tan Yariados de las tropas de artillería. I. 0 Ejercici6s á pie-Tienen por objeto enseñar á los solda­dos á moverse y marchar militarmente con armas ó sin ellas, así como á ejecutar los cambies de dirección y otras maniobras 'en­cillas. Es obligatorio para todos los soldados antiguos; pero la aten­ción de los instructores debe referirse principalmente á aquelles que por consecuencia de los diversos trabajos que exige el servicio de artillería, no han podido adquirir, ó acaso han perdido la correc­ción necesaria en los mo•imientos. Los ejercicios á pie se continúan en todo el tiempo que ~omprende el período, y al terminar son admitidos los reclutas en las filas de la batería para tomar parte en la instrucción de ésta. No solamente se cuida de la reguhridad de las formaciones, · sino también del aspecto exterior de los hombres cuando marchan ó cuando están descansando, y se les obliga á conservar siempre el continente marcial (stramme Haltung) indispensable. Los ejerci­cioa se gradúan cuitiadosamente, y no ae pasa de uno á otro sino después de una ejecución correcta y perfectamente comprendida del anterior. Todos ellos terminan por un desfile que permite apreciar la manera como los artilleros sostienen el compás del paso y llevan sus armas. Aunque los sargentos no toman parte en todos estos ejerci­cios sino en calidad de instructores, no por eso dejan de ier vigi­lados por los oficiales, los cuales, si advierten que alguno de ello no sabe bien su cometido, le hacen inmediatamente mandar el pri­mer turno suplementario de ejercicios á pie. 2.0 Gimn4stica-A lo que hemos dicho de ella al tratar de ]os reclutas no nos queda por añadir sino algunas palabras. Todo¡ los soldados tienen de cuándo en cuándo algunas sesiones de gim­~ tasia; gimnasia higiénica y ejercicios en los aparatos, dirigidoa sobre todo con el objeto de tornarles fuerte5 y diestros. Así pues, la ateación ae fija coa preferencia en ~ utilleros cu101 miembroa n• Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ..562 80LETIN ~!LITAR ~ parezcan suficientemente desarrollados. ·rodos .los sarger tos y ober-gifreite, á excepción de los qu.e se emplean en la in _trucciun de los rec:lutas, están obligados á tomar parte en est s ejercicios. Para obtener una enseñanza de la gimnástica más eficaz y uniforme, la artillería, como las otras armas, de taca cada año cier­to número de oficiales al Instituto central de Berlín*. Después de haber seguido el curso, eso jóvenes oficiales vuelven á sus cuerpos y se ocupan en formar en ello , entre los sargentos, instructores de gimnástica para todas las baterías de sus regimientos. Los útiles conocimientos adquiridos por estos ofi­ciales vienen á ser a í accesibles á todos é influyen necesariamen­te en el desenvolvimiento de la aptitud frsica de los hombre5 p:ua la ejecución de los ejercicios á pie y á caballo. 3· 0 17olteo-Aunque se enseñe á todos los soldado , como constituyendo una parte de la gimnasia que contribuye poderosa­mente al desarrollo de la destreza individu:d, en las baterías á ca­ballo es sobre todo donde se le cultiva asiduamente; en las baterías montadas no son sino los conductores los que se ocupan en ello seriamente. El volteo y la gimnasia son, por otra parte, uno y otra objeto de una en~eñanza graduada muy metódicamente. Así pues, no se da á los reclutas sino una primera idea, en cierto modo, de todos los movimientos, sin exigir de ellos una gran regularidad de eje­cución; y e.,ta instrucción no recibe su d.;sarrollo definitivo sino durante el segundo año J~ ser ·icio. L )S sargentos y ober-gejreite deben dar el ejemplo en todo, y no solamente han de ser buenos instructore , sino que deben eje utar por sí mismos también todos los ejercicios, ~i no se lo impide la instrucción que han de dar á lo demás. Por otra parte, todo lo que hemos dicho de la gim­nástica y ti~ su en ... eiíanza en la infantería, e· enteramente apli­cable á la artillería. 4.0 St!rvit:io de l.IS b1Jc.1s de fu g? (ejer·ici~>· de artillcna)-La in trucción e la misma qu~ L1 que se die :í Jo~ recluta , salvo que <.le los nuevos oldado: no se exigen 5Íno los conocimientos e encía­les, mientra que los antiguos deben á la vez comprenderlos me­jor y ejecutarlos m{s correctamente. Se d.;sea que el soldado se dé cuenta del fin y utilidad de todos los movimiento que hace al ser­vir su pieza, y que conozca sin vacilación todas la partes y su no­menclatura. Esta clase de ejercicios va siempre acompañada de explicaciones las más detalladas por parte de los sargentos instruc­tores, y aquellos soldados que en t do esto den pruebas de sagaci­dad é inteligencia, reciben 1además, aparte, una instrucción especi; l. 5. 0 Puntería-Constituye para los artilleros designados como apuntadores y para la mayor parte de los ober-gefreite, un ejercicio • Véan ·e los det liJes dados sobre e. te establecimiento en el capítnlo que tra-ta de la inf-intería. · Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETIN MILITAR ~ 563 particuh~r al cual se concede la mayor importancia, y en el que, como en todos los del párrafo precedente, se exige más de los hom­bres á medida que son más antiguos en el servicio, y por conse­cuencia, más ó menos según formen parte de una ú otra de las ca­tegoría mencionadas arriba. 6.0 Ejercicios de fuerza-Son para los soldados antiguos como para los reciutas, objeto de ejercicios asiduos., y se cuida de obte­ner una ejecución hábil é inteligente. No se limitan aquí los sar­gentos á enseñar, sino que deben también poner manos á la obra, á fin de no perder la costumbre tan necesaria en esta cla e de tra­bajos. 7.° Cargamt'nto de cajas-Es objeto de e tudios prácticos constante:, tanto por parte de los sargentos como de los soldados. 8. 0 Equitación- Para la instrucción á caballo, todos los hom­bres, tanto en las baterías montadas como en las de á caballo, se dividen en varias clases, entre las cuales se reparten las sesiones de equitacivn, en el picadero y en el campo de ejercicios. En una b:atería montada se forman tres clase : los sargentos, os conductores antiguos (alte Fahre,·), y los conductores modernos 1 }unge }ahrer). En las baterías a caballo se forman cu~tro: los sar­entos, los sirvientes antiguos (alte Reiter), los conductores ( Fah­tr) y los recluta . Además, en cada Abtheilung e ·iste lo que se llama clase moddo, mustn· clase. El curso de equitación se dirige or los mismos principios que en la caballería. frecuentemente e ejercita á los hombres á saltar rápidamente á tierra ó á caballo, o que es muy importante para poner.e con rapidez en batería. También e les hace salvar con frecuencia zanjas ú oh. táculos, _te. Se sobreentiende que estos ejercicios se practican más en h1 s baterías á caballo que en l.1s montad:-:~~. Se procura hacer aJquirir á los oldados una firmeza ~c)Jida n extremo .o~r su montura, y la costumbre de conducir u ca­balgadura con el filete . ... La cla e de lo conductores nu vo~ en la artillería montada se forma con los hombres que tengan ya un año de servicio y en Jo que por consiguiente la instrucción de artillería es completa. Así pues, su instrucción de equitación puede ser conducida más ivamente que la de la clase de los re Jutas en las baterías á ca­ballo. e mprende los mismos ejercicios, salvo que se in iste me­os en lo:' movimientos de altar á tierra y montar. Es preciso ue e ré terminada para e1 momento de los ejercicios de conjunto. ~r1 todas las clases, tanto de la artillería montada corno de ia de á cab:1llo, se concede una atención muy particular á que los jinetes se encuentren en f'Starlo de salvar súbitamente los diversos ob:stáculos que pueda pre!lentar el terreno. A í pues, el salto de las zanjas y vallas es, sobre todo, objeto de ejercicios constantes. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOlETIN MILITAR ~ La instrucción á caballo se da por los tenientes más anti­guos, á la clase modelo, y por los má~ modernos, á todas las demá~. Un sargento puede encargarse de ello alguna vez, pero siempre bajo la vigilancia directa de un oficial. Hé aquí, en suma, cómo se e~calonan aproxintadamente las diferentes fases de la instrucción: 1.0 Tanda dt sargentiJs (de ro á 12 caballos).-Hasta prin-cipios de Enero, trabajos en silla y bridón. Hasta el 20 de Febrero, trabajo con brida. A partir del 20 de Febrero, trabajo con equipo y armas. 2.0 Tanda ¿,. los conductores y otros soldados antiguos (próxima­mente I 2 caballos).-Hasta el ro de Diciembre, equitación en silla para los conductores; sin silla para los demás que no son con­ductores guías. Del 10 de Diciembre al ro de Febrero, trabajo en silla y brida. A partir del 10 de Febrero, equitación con armas. 3.0 Tanda dt /r;s reclutMs.-Desde el ro de Noviembre, stn silla y con bridón. Desde el ro de Diciembre, con silla y bridón. Desde el ro de Enero, con bridas. Desde el 1 o de Febrero, con armas. ~·· Caballos dt remonta.-Hasta el r.o de Abril, con llilla r bridón. Desde el 1.0 de Abril, con brida. 9. 0 Strvicio dt cuadra, tnsillar, enganchar, ttc. ·- Todos los artilleros reciben esta instrucción con toda la frecuencia posible, y se cuida rigurosamente de que desempeñen todas sus obligaciones con inteligencia, prontitud y destreza. Los instructores son sar­gentos bajo la vigilancia de los tenientes. En las baterías mon­tadas, á partir del r .u de Enero, los sirvientes toman parte en e tos ejercicios como también los conductores. 10.° Co'!1ducció11 dt tiros.-Es la preparación para conducir los carruajes, género de ejercicio enteramente especial de la arti­llería. Se dirige muy metódicamente. Se comienza, estando el hombre á pie firme, por enseñarle á tener y man,.jar las riendas como conductor y conductor-guía. Después, cuando está im­puesto en estos primeros principios, viene el trabajo en el gran cuadrilongo del campo de maniobras, con la práctica de las medias Tueltas y cambios de dirección que se hacen primero al paso, y en fin, cuando los artilleros han adquirido cierto hábito en este tra­bajo, se le repite con varias parejas que deben guardar entre sí la misma distancia que si formasen parte de un solo tiro. Todos estos ejercicios vuelven á ejecutarse al trote, primero moderado, de 24-0 pasos por minuto, alar¡ándolo poc~ á poco á la Yelocida.d re,laq\entuia de 100. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. fOLETIJI MILITAR ~ fí65 Se vigila particularmente que los conductores dirijan diestra­mente su tiro haciendo un empleo prudente de las riendas y del látigo, ejerc'itándolos con toda la frecuencia que se pueda en pasu, sin fustigar los caballos, de un aire á otro. U na vez ejecutado todo esto al trote, de un modo satisfacto­rio, se pasa al galope y á los ejercicios de salto, con los cuales se sal­van al paso y al trote en la artillería montada y también al galope en la artillería á caballo, zanjas de 1,40 metros de anchura, primero secas, después llenas de agua. En cada batería se confía esta ins­trucción á un oficial. 1 I .° Conducción de carros y de las piezas enganchadas.-Los soldados aprenden primero á hacer á pie todos los movimientos y curvas que tendrán que describir dirigiendo las piezas. Cuando todos estos detalles les son enteramente familiares, es cuando pasan á la ejecución real. Jamás <;e abordará un movimiento nuevo sin una explicación previa y minuciosa de lo que se va á hacer. En las primeras sesiones consagradas á esta instrucción, los jefes de pieza permanecen á pie y todo se ejecuta al paso. Más tarde montan, como es natural, á caballo, y se practica á todos Jos aires. La atención se refiere particularmente sobre la manera como los j1netes dirigen los caballos y sobre la regularidad de ]~ marcha de éstos, marcha que en la artillería á caballo se trata de obtener tan veloz como sea posible. Debe observarse que se tiene siempre cuidado de hacer prac­ticar una parte de estos ejercicios en terreno blando (arenoso u otros) para habituar á los caballos á tirar todos de una manera uniforme. Gradualmente se aumenta la velocidad, pero no se pasa jamás de un aire á otro sino después de haber hecho bien la mayor parte de los movimientos en el precedent e . A 1 pues, se pasa del trote medio (240 pasos por minuto) al trote reglamenta­rio de maniobra (30 0); despué s se llega al g<\lope, que se alarga , también poco á poco, y por último al aire de carga, que se procu-ra arreglar á su velocidad normal de 6oo pasos por minuto, reco­rriendo en estas condiciones al princjpio 200, y luégo de 400 pasos. Al mismo tiempo se enseña á los soldados á detener la pieza prontamente, aunque sin violencia~ y á pasar lo mismo de una velo­cidad á otra. u na cosa que parece sobre todo digna de atención r útil hasta el más alt grado, es el cuidado minucioso que se toma para adiestrar progresivamente una pieza enganchada á salvar todos los obstáculos que pueda encontrar en los terrenos ordinarios. Así pues, el paso al través de zanjas, vallados ó setos, en tierras labra­das, caminos estrechos ó difíci les, por sobre tierras movidag, el descenso ó subida de cuestas ó pendientes más ó menos rápidas, etc., son objeto de otros tantos ejercicios especiales que jamás se prescinde de ejecutar antes de] comienzo de los eje rcicio~· de con­junto, por lo menos tanto como lo permitan l~s <.Í r cunst4l :cias lo­cales.-( Continúa) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 56G BOLETIN MILITAR '---y--' BOGOTÁ CAMPO ATRI~CHERADO :J!: *' ,¡(: Un: LHl el couqnistar iia ga.naron los legitin istas nn combat ~ que le .· p rmitió empreudér ·obre seguro la toma de laH ca a~ fuertes donde 1\lelo tenía. reparti­dos su: hatalloue ~, y en 18HO n las altura, de S 1era opinión !-:Ohrc l:. En eRe tiempo y en año~ posteriores se atJ•iucheraban las torre. con adolws corno ~ upremo 1·ccnrso de (}efet s , lo que eq ti -~Ha á deeir 'w·úi et orbe qu1~ la cilHla.d era ilHlefeu~able en e! tJl'ictn seutido de la palabra. * • :lt Con el correr de los tier1pos las armas de diez m adr s de alcauce fueron reempl~zacla por la que aún matan á treinta. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETIN MILITAR '--y--" 567 Y ciuco, .Y el caí16n, que apenas hacía sentir sa accióu á siete, fue de. trvuatlo por el que eon totla. certeza, lanza rued.ia. arroba de plomo á seseuta, pOt' lo cual cabe preguntar: ¿esa transforma­ción h:t iutlnído en las condiciones militares de la capital 1 La. re~S flllcsta. 110 es dwlos;-t, y resulta que al cabo de tres siglo:; los ceno:; abtupi·os les res arriba citadas no pueden hoy desgnarnecer~e en tiempo de guerra pC)r dos ra­zones obvias : 1.0 Un máuser alcanza desde ella~ á llevar sus proyectiles hasta San Victorino, lo que permitiría f"L un enemi­go bien armado causar desde tales cimas daños sensibles á la población pacífica ; y 2. • La,s posiciones atrincheradas de las er­mitas, coa sólo una guarnición de cien hombres cada una, están en ca¡)acidad de resistir el empuje de mil por muchas horas, ya porqae mutuamente se protegen con fuegos eficaces de flanco, ya porque no es posible atacarlas de modo simultáneo sino con masas que entonces serían admirable blanco para los fuegos indirectos de los cañones de la. ciudad, yt.l, en fin, porque en cierta clase de atrincheramientos allí posibles, apenas penetra la bala de calibre reducido 30 ceutímetros, disparada á 100 metvos de di&tancia. En una palabra, con el moderno armamento no será fácil repetir los hechos de a.rmaH de un 4 de Diciembre ó un 18 de Julio, lo cual es de mucha importancia para la capital, la qu& en caml>io difícilmente resistirá algunas horas el fuego

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año IV N. 176

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año IV N. 177

Por: | Fecha: 10/11/1900

BoGoTÁ, NoviEMBR~ 10 DE 1900 ·-------- -------- --- -- ----------- ~~~ ---------- -- -------------------- Ore:ano del lUiaisterio de Director ad honorem Guerra y del Ejército Franci!llco J. Vergara V. Son colaboradores de e te periódico los Jefes Y General de IngPnieros, Miembro de varias So- Oficiales del Ejércit:> ciedades Cientificae .A.Ñ<> :J:"V' JSrU~. 177 ID3~3~.i. llil~íJ J. · 0 •• ID •· Jl®X)© (29 DE OCTUBRE) sobre unos reconocimientos El Yiceprtsidente de la República, encargado dd Poder Ejecutivo CO "SIDERANDO ~e no hay di po -iciones que reglamenten las recompensas y gratificaciones á lo Jefes y Oficiales heridos y enfermos en campaña mientras dure turbado el orden público, DECRETA Art. 1.0 Lo Jefes y Oficiales del Ejército, heridos en el campo de batalla ó enfermos por motivo del ervicio en campaña, tendrán derecho á gozar de sus sueldos mientra dure la herida ó la enfermedad. Art. 2. 0 Los Je.fes, Oficiales é individuos de tropa que por motivo de heridas recibidas en combate o por causa del servicio militar hayan quedado inválido , seguirán gozando de sus sueldos ó raciones mientras se reú11e el próximo Congreso. Art. 3.0 Los Jefes, Oficiales e individuos de tropa heridos, enfermos é inválidos de que se habla en los artículos anteriores, comprobarán su invalidez, herida ó enfermedad, con certificacio­nes de médicos competentes y de los Jefe& respectivos, ó con declaraciones juradas de nudo hecho tomadas ante Juez compe- VIII-37 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 570 80LETIN MILITAR ~ tente. El .Ministro de Guerra podrá exigir esta comprobación cada vez que lo juzgue conveniente. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 29 de Octubre de I900. JOSE MANUEL MARROQpfN El Ministro de Gobierno, GuiLLERMO QuiNTERO C.-El Ministro de Relaciones Exteriores, CARLOS MARTINEZ SILVA­El Ministro de Hacienda, PEDRO ANTONIO lVloLINA-El Minis­tro de Guerra, JosE DoMINGO OsPINA C.-El Ministro del Te­soro, ENRIQUE RESTREPO GARCÍA.-El Ministro de Instrucción Pública, MIGUEL ABADÍA MENDEZ. ID>ill@~~~@ ~'@&.y¡[rnJ f @ • . JIDTh] ll®®® (4 DE NOVIEMBRE) por el cual se organiza un Cuerpo de Artillería El Vicepresidente de la República, encargado del Poder Ejecutivo CONSIDERANDO ~e en el Parque nacional ·existen muchas piezas de artille­ría que por su peso, montaje, etc., no pueden ser transportadas á lomo de mula; Que dichas piezas tienen avantrén, y convenientemente equi­padas podrán prestar eficaz servicio en la plaza cuando fuere pre­ciso disminuír su guarnición y también para apoyar las operacio­nes militares en el territorio ó donde existen carreteras, DECRETA Art. 1.0 Organízase un Cuerpo de Artillería rodada anexo á la Comandancia milita de la plaza, por cuyo conducto depen­_ derá del Cuartel general del Ejército. §. Dicho Cuerpo tendrá á su cargo el manejo y servicio de las piezas de artillería que no formen parte del material de los otros Cuerpos de dicha arma, así como también el arreglo y preparación de las municiones de artillería que necesite el Ejército nacional. Art. 2. 0 Para organizar el Cuerpo de que trata este Decre­to, pónense á disposición del Comandante militar de la plaza dos Jefes, diez y seis Oficiales y cien clases de las que por reorganiza­ción quedaren excedentes en las Divisiones acantonadas en la ca­pital, y las bestias de tiro necesarias. §. Los haberes militares del Cuerpo de Artillería rodada serán pagados por el Habilitado del Cuartel general mientras permanez- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LETIN MILITAR ~ 571 ca en la capital, y en caso de movilización, en todo ó en parte, por el Habilitado del Cuartel general de la fuerza con la cual marche, siempre mediante libranza especial. Art. 3· 0 Destínanse á 6rdenes del Comandante militar de la plaza al Teniente Coronel José María Forero, Sargento Mayor Aniceto Díaz, á quien se asciende á dicho grado, 'Tenientes Ale­jandro Zabala y Adán Gama y Subtenientes Ignacio Gómez, Juan C. Lara y Eloy Quintero, ascendiendo á los dos últimos por su buen manejo como Sargentos primeros durante la pre!>ente guerra. §. Los demás Oficiales se nombrarán á propuesta del Co­mandante militar de la plaza. Art. 4. 0 Los haberes devengados por el Cuerpo de Artillería rodada se liquidarán desde el 1.0 del presente mes. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 4 de Noviembre de 1900. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ]osE DoMINGO ÜSPINA C. sobre aumento transitorio de los sueldos militares Ministerio de Guerra-Sección 3· 8 -Bogotá, Octubre 30 de 1900 Vista la con3ulta anterior del Sr. fiabilitado del Cuartel ge­neral del Ejército, sobre algunas dudas que le nan ocurrido en la aplicación del Decreto número 151 de 1900, relativo á aumento de sueldos y auxilios de marcha de los militares en servicio, y te­niendo en cuenta que las causas que motivaron aquella disposicion afectan no sólo al Cuerpo armado del Ejército sino al Cuerpo administrativo del mismo, que es su parte integrante; • Que el Gobierno ha querido aliviar la situación difícil del E: érci to procurándole recursos proporcionados á sus necesidades; Que la asimilación á un empleo militar se confiere con el objeto de que el asimilado goce de la asignación correspondiente á dicho empleo; Q:le es reciente el Decreto orgánico de la Intendencia gene­ra del Ejército de la República, y al asignarles sueldos á sus em­pleados se consultaron las necesidades que impone la situación anormal del país; y ~e á los empleados del Parque general, lo mismo que á otros empleados civiles ó militares, se les han señalado sobresueldos por decretos especi~s) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 5r2 80lETIN MILITAR ~ SE RESUELVE 1.0 Los empleados del Ejército, ora sean civiles ó militare>, asimilados para efectos fiscales, están comprendidos en las dispos­ciones del Decreto número 151 de 1900, y por consiguiente tie­nen derecho al aumento de sueldos y auxilios de que él trata; 2.0 Los empleados de la Intendencia general, el Guardapa­que general y sus Ayudantes, lo mismo que otros empleados civiles ó militares á quienes, por decretos especiales, se les han asignacb sobresueldos, no tienen derecho al aumento de sueldo, pero sí á los auxilios de marcha, según su grado ó asimilación; y 3.0 De acuerdo con el espíritu del Decreto citado, éste sur e sus efectos desde el 1. 0 del presente mes. Comuníquese, cópiese y publfquese. El Ministro, JOSE DOMINGO OSPINA C. LECCIONES DADAS EN LA ESCUELA MILITAJl DE VlEN POlt EL TENIENTE CORONEL DE INGENIEROS MAURICIO BRUNNER Traducidas libremente de la 5.• edición para el Boletín llftlitar Introducción I.° Carácter de la fortificación-El teatro del combate, el te­rreno, ejerce influencia sobre la marcha y término de la lucha, por cuanto favorece ó nó la acción de las armas y los movimien­tos de las tropa . El terreno es favorable cuando aumenta la efica­cia del propio fuego, debilita la del tiro enemigo, cubre los propios movimientos en todas direcciones y dificulta los del contrario hacia los puntos á que pretende llegar. En su estado natural el terreno no presenta nunca reunidas todas esas ventajas; pero sí se puede, y por lo tanto se debe, darle la mejor organización posible, al elegirlo como campo de batalla, por medios arti ficiale , como destruír los obstáculos que sirvan al enemigo de cubierta, es decir, despejando el campo de tiro; crear cubiertas ú obstáculos donde no los haya para abrigar á los propios soldados, mejorando los que existan naturalmente; asegurar la li­bertad de los propios movimientos suprimiendo los obstáculos que impidan el paso de las tropas, etc. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LETIN MILITAR ~ 573 Esta obra puede ser ejecutada tanto por el ataque como por la defensa, pero aprovechará especialmente á esta última, porque dispone de más tiempo para realizarla y con ella aumentar su fuerza moral y material en el combate. En efecto, el soldado abri­gado está menos expuest1 á ser herido, y ese menor peligro da más eficacia á sus disparos. 2.0 Definiciones-Dícese que un terreno e~tá fortificado cuando se le ha modificado artificialmente p1ra combatir en él; y se llama FORTIFICACIÓN el arte que enseña á encontrar y ejecutar la~ mejoras y reformas ue deben cumplirse en el suelo con un fin militar y á disponerlas de modo conveniente para la luc a. De lo dicho arriba resulta que no existe ningún terreno donde el arte de la fortificación no puede prestar sus servicios eficaces al soldado, porque para a egurar la victoria no hay ele­mento útil que pueda despreciarse, ya que ese desprecio entraña responsabilidad en quien se lnga re pensable de semejante falta. Y por lo tanto la fortificación es una rama importantísima del arte militar, no menos que la táctica ó la estrategia. 3.0 Divisiones-La fortificación se divide en permanente y ce campaña. La fortificación ptrmant!nte (fuertes y plazas fuertes) se edifica en tiempo de paz, con todos los recursos del arte v de la industria, en torno de los punto (ciudades, puertos, puentes, desfilarJero<>) lla­mados á de, empeñar papel importante en toda guerra de que sea teatro la región donde están situados. Dichas fortificaciones perma­necen siempre guarnecidas y deben resistir el mayor tiempo posible con poca guarnición, á fin de que su resi tencia produzca los re­sultados que de ella se esperaban sin debilitar los efectivos de los ejércitos en campaña. Lafortijicación de campaña (trin heras) se emplea en tiempo de guerra para reforzar los campos de batalla ó poner en estado de eficaz defensa las localidades que lleguen ~~ étdq uirir una i mpor­tancia momentánea p· ra los ejercites, convirtiendose en proba­bles objetivo del combate. L>ara esta fortificación no se cuenta ino con los recur:s'> qu e llc::ven consigo lo5 ejército ó logren en­contrar en el terreno. Además, el tiempo de C]Ue puede dispo­nerse para construírla variará de algunos minutos á unos días, ó á lo más algunas semanas. Las obras Je fortificación permanente, por su fortaleza, no pueden ser tomadas sino medi·.wte un sitio en regla, porque están en capacidad de resistir el fuego de los m~ yorts cañone , á cu bier­to de una ec:calada, y déntro abrigan los recursos necesarios para r longar su defen ·a por semanas y aun meses enteros. La fortificación pasajera se limita á hacer lo que alcance en el rden de urgencia ó necesidad de las obras demandadas por los ~·eres de los ejército, y no puede ser de otra manera, porque ellas Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 574 80LETIN MILITAR ~ pierden todo su valor cuando el ejército que las hizo se aleja defi­nitivamente de la comarca, sea por éxito, sea porque su fuerza queda en situación de no poderlas sostener contra el enemigo, lo cual no sucede con la permanente, que nunca pierde su valor, y cuya ocupación no depende de las alterna ti vas de las operaciones, siendo preciso conservarla hasta cuando el ejército ha evacuado la región. La cualidad de la fortificación y la fuerza de resistencia que de aquélla se deriva, e tán en relación estrecha con las fuerzas ne­cesarias para guardar el punto fortificado, por lo cual la permanente debe requerir el mínimum de defen3ores, en tanto que los ofensores, por combatir á descubierto, habrán de emplear el máximum para conquistarlo. Cuanto á la diferencia real que existe entre las dos fortifica­ciones, aparentemente está en el modo de construírlas, pero desde el punto de vista militar consiste en el número necesario para su defensa en relación con el del agresor, y en el tiempo probable de su resistencia á los esfuerzos de éste. Y como en todo caben matices, la fortificación de campaña se subdivide así: a) La fortificación rápida ó improvisada, ejecutada íntegra­mente por las tropas inmediatamente antes de la batalla ó durante e!ta misma, con Jos solos elementos que posean y la mira exclusiva de reforzar en breve tiempo las posiciones ocupadas. En esta clase de trabajos de ordinario apenas podrán emplearse algunos minu­tos, y al máximum veinticuatro horas. b) La fortificación de campaña propiamente dicha, ú de posi­ción, para la cual es menos limitado el tiempo, pero que no exce­derá de unas pocas semanas, salvo casos excepcionales y consiste en obras sólidas, capaces de resistir la acción de la artillería y que exi­gen poca guarnición para su defensa. 4. 0 Resistencia-La resistencia de una fortificación no de­pende tan solo de su construcción, puesto que en tal asunto tam­bién entran en juego la habilidad del mando, el entusiasmo y bra­vura de las tropas y los elementos de que éstas dispongan para defenderse. Así se han visto fortificaciones de campaña que han resistido un sitio en toda forma, * en tanto que plazas fuertes se han rendido ó dejado entrar por asalto tras un corto bombar­deo*. En todo caso, lo común es que la fortificación permanente resista más tiempo que la de campaña, sobre todo si se trata de ua ataque á viva fuerza. • Silistria (1851), eba topol (1854-55), Düpel (1864), Plewna (1877), y entre nosotros Manizales (1877), Cúcuta (1900). • Diversas plazas francesas en la guerra franco-alemana. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LETIN MILITAR ~ 575 5. 0 Divisi6n del curso-La enseñanza de este arte comprende las tres siguientes ramas: de carnpaña, permanente y de guerra de sitio. 6.o Representaci6n gt·á.fica--El dibujo de la fortificación se representa por medio de plantas (planos) y perfiles ó cortes. 1 ¡¡ f ...,·ool o -¡ o C'-1 ) ;:; 1 ii aS ...: H t c.s C" ~ :::t ~ 1 es 0.0 ~ ;: ~ ~ {.f.j".20} P-. 1 !] \0"001 ----- En el dibujo del perfil (figura I.a, planta) se distingue en pri­mer término una línea horizontal x y, ó lznea de tierra que repre­senta la superficie exterior del suelo natural y que va cotada OO. En seguida y sobre esa línea se levantan, á la escala adoptada (por ejcmp lo ~to-), perpendiculares indefinidas, en cada uno de los puntos salientes del perfil, y en cada una de las cu· les se marca Ja altura de dicho puntos sobre la línea de tierra (e >tas), inscribiendo la cifra del caso precedida del signo + (má ) por ex+ 1.20. De la misma manera se procede con los desmontes ó excavaciones, con Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 576 BOLETIN MILITAR ~ • la sola diferencia de que las cotas van precedidas del signo -(me-nos) por ejemplo -r.oo. En fin, las distancias horizontales de las diversas partes (anchura de fosos, etc.), se escriben entre dos cor­cl etes, por ejemplo < 3.00>. Las cotas se escriben entie paren tesis. Las diversas cotas ó medidas se expresan siempre en metros, por lo cua es in útil agregarles la letra m. Las porciones de tierras transportadas (terraplenes) se indican con puntos en las figur.as que represental;t perfiles, y con línea en­tera en el plano del suelo natural. P ara obtener el plano por medio del pf>rfil, se proyectan todos los puntos de éste formados por la in­tersección de dos líneas (figura r.'t, planta), bajando de ellos sendas perpendiculares á la línea de tierra, á cada una de las cuales parale- · las se agrega la cota corres;:>Ondiente. Las partes donde las tierras quedan inclinadas se llaman talu­des, y éstos se indican por la relación en que se encuentren su al­tura con su base; por ejemplo 2J3 471 r¡3, representando el nume­rador la altura del talud. Las porciones excavadas se denominan fosos, los que tendrán siempre nivel inferior (negativv) al plano del terreno natural; pa­rapeto se llama toda porción edificada artificialmente sobre aquél. En los dibujos el fondo de los fosos se pmta de amarillo ó ~epia clara, ó bten se llena de puntos con la pluma; los taludes se indican con rayas horizontales ó se pintan con tinta de china, más intensa donde sea mayor la inclinación, sobre la cual se pasa el pincel con goma guta ó un verde claro. Las tierras na urales se indican con sepia y los terraplenes con amarillo oscuro. Acotarla es la figura en que se escriben todas las dimensiones y cotas dd caso. 7. 0 Papel de la fortificación de campaña.- La fortificación de campaña será, ó enteramente elemental, por decirlo así, ó en ver­dad merecerá el nombre e:ie tal: a) La primera se reduce á despejar el campo de tiro, á ate­nuar los efectos del fuego del enemigo, á abrir comunicaciones que faciliten los propios muvimientoc:, y á obstruír los que el enemigo tenga interés en ejecutar. b) La segunda á lo que antecede agrega: !. 0 Organizar puntos de apoyo, es decir, atrincherar obstácu­los de poca extensión (casas, corraleja, etc.), de suerte que en un campo de batalla puedan resistir asalto por todas partes. 2. 0 Organizar líneas de apoyo para fuerzas numerosas, en condiciones tales que los defensores no puedan ser rotos de frente ni aun por enemigo superior en número. En todo caso, la fortificación de que se trate debe arreglarse de tal manera que su conjunto se domine fácilm nte con el espt­ritu, y las tropas puecian darse cuenta del porqué y el cómo la van á defender. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LETIN MILITAR ~ 577 En los trabajos de fortificación de campaña naturalmente se emplearán las tropas y los elementos que ellas transporten consi­go, pero también puede utilizarse el auxilio de la población civil, á la cual se impone esta faena á modo de trabajo personal, con­vocada por medio de las autoridades civiles apoyadas por la mili­tar. De este modo también será posible recoger en las habitacio­nes herramientas (hachas, garlanchas, azadones, barretones, zapa­picas, almádanas, serruchos, martillos, etc.), cuerdas, clavos, etc., para los traba jos. 8.0 La pala de infantería •-Para el manejo de las herramien­tas comunes no es preci o dar instrucción especial ninguna ; para el de la pala de infantería son necesarias algunas indicacione. , toda vez que puede usarse como pala, como hacha, como sierra y c:omo medida. Para los terraplenes el soldado, á voluntad, puede trabajar arrodillado, agachado ó de pie, pero siempre apoyando la herra­mienta sobre uno de los ángulos y no sobre todo el C<'>rte inferior, á fin . de hundirla oblicua y no verticalmente; sin embargo, en los terrenos m u y duros es preciso apoyar el pie sobre el reborde supe­rior. Las pi edras de grandes dimensione• y las raíces de los árbo­les se descalzan primero y luégo se retiran á brazo. Para emplear la pala como hacha (para derribar árboles) se agarra el mango con ambas mano!, sea contra la cabeza del man­go (botón), sea contra la hoja, y se dan lo golpes de arriba abajo, en dirución oblicua, de modo que la herramienta choque lo más cerca posible del refuerzo. Para aserrar, con una mano se coge el botón y con la otra el cuello del mango. Si se trata de árboles un poco gruesos, se principia por hacer una h e ndidura ( 1-2: figura número 2. 0 ), Iuégo con el nacha se completa la entalladura 2'-2; en seguid~, enfrente de esa entalladura, pero más abajo, se practica con sierra ó hacha otra triangu­lar que será la 4-3. En especial se nece­sita hacer más baja esta última cuando se quiere dejar el árbol adherido en parte al pie del tronco. El funcionamiento de la sierra se facilita cuidando de hacer fuerza al árbol en opuesta dirección. l • V -~ • La pala de infantería , u ~>:ul a hoy por t odo ejército bien orgnniz,ulo, titne el ~orde izquierdo tallado en diente de si e na y e l derecho cortante, ir viendo el iufe­nor para emplearla como :;e aeostumbra con una pala común-L. D. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 578 80LETIN MILITAR ~ La pala sirve de medida porque tiene omso de longitud, de los que 20 corresponden á la hoja. Los trabajadores se colocan en hileras que se relevan cada I 5 ó 30 minutos en los banq ueos y terraplenes, y c~da 5 minutos cuando se trata de derribar los árboles. Los trabajadores con herra­mientas comunes se distribuyen haciendo en primer lugar la divi­sión entre carpinteros y cerrajeros con sus respectivos jefes. En cuanto se pu~da dicha colocación se hará por hilera y por fila, y los relevos se ejecutarán á la voz, á fin de mantener siempre á los obreros bajo la acción de los oficiales y clases. 9. 0 División dellibro. --Este tratado se divide en cuatro pilidad de que O 1 sea el alza buscada. La cur­va A A 1 M es la di persióu del alza del blanco, 6 más breve­mente, la curva de dispersión del alza, rlet rmiuada en el roo­melito en que se conoce la distaueia (D) del hlauco, y por lo tanto ligada invariablemente á la escala OH aussire e~pre 6 esta Ol)Í­uión en la tribuna en términos muy felices: ''~Qué es lo qn~ se nos propone 1 <.leeia él. J ó,·eues q u~ de ean librarse del servi&io pagan primero para que se le. reciba de bachilleres en ciencias ó en letras, y después pagan su equipo durante un año, y, VIII-38 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 586 BOlETIN MILITAR '-"-y---' mediante este doble ,(esembolso, quedan libres de cuatro años de ser,·icio. No cre0 que haya nu interé eYidente en au­torizar esta derogación alegando el principio de la igualdad. El interés que se alega en el informe, el in t eré s que mue,~ e ya á una gran parte de esta Asamblea, es el interés de las carrerae~ . Señores, no hay que dejarse engañar con las palabras. El ser­vicio militar pesa duramente sobre todas las carreras, y sin em - bargo, no pesa de modo c.le contrariadas .... .. Hay carreras, y de las más interesantes, á las cuales vue:;tro si · terna no procu ­rará ningún alivio: antes que todo, la de la agricultura. ¿Cuál es la única condición en la cual no se hace sentir el estorbo . Es en la agricultura. Los trabajadores erales t-jercen en el país un prestigio contra. ol cual ~er:í preciso man tt>nerse alerta, en vez de favorecerla de una manera ficticia. ¿ Aca ·o u o obsen·áis la atracción que tiene u m~tas profesioues para lo jó,~ elle., para las familias, elar á toda las fuerzas vivas del país Y Estas consideraciones encoutra.ron en la Oámara de Di ­putados, eu las filas <1<:1 partido republicauo, intérpretes elo­cuentes, y obtu rierou allí mi8mo fuerte mayoría. Pero el Se­nado opu o nua resi ... t ncia que no fue po8ible \'Cneer, y la igualdad militar, de nne\' O afirnuula Pn principios Qn el uml>ral de la. ll'y, aun cuando paso no erJtró tam¡ oc" definitivamente en el 'lominio de los hecho - ( Continúa ). --•-+-•-- DL ESTRATE G IA Y DE TÁC'llCA EN LAS PEQUE~AS GUERRAS por el Ma yo r C. E. Callwell, del Ejé rcito in~léa T L-\DUCCI ÓN Dlt nJDORO LAVI:RDlt AMATA (Continuación) XI. Medio d~ evitar las brechas-En teoría es fácil respon­der á la pregunta de cómo se evitan las brechas en un cuadro rígido. N o se trata sino de ejercer u na vigilancia extrema y de sostener el frente delantero para dar tiempo de que los flancos y la faz trasera estrechen distancias. Perb en la práctica estos vacíos Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 588 BOLETIII MILITAR ~ se producen á pesar de los más enérgicos esfuerzos. Siempre hay el peligro de que los no combatientes desordenen el frente posterio-, como en Abu-Kiea. En la derrota de la columna egipcia de Baker Bajá, cerca de 'rr\nki tat, en I 884, la cara trasera del cuadro se encontraba en el mayor desorden en el momento del ataque de 1 s Arabes. Que es asunto de la mayor inportancia impedir que el cuadro se rompa, es casi una verdad trivial, puesto que desde que el enemigo penetra en él, esa formación es malísima. Si las car2s '}Ue no combaten dan medta vuelta para disparar ~obre el asaltante que ha logrado penetrar en el cuadro, quedan en peligro de fusi­larse mutuámente. No dejaremos de hacer notar que la víspera del EJesastroso combate de Shekán, en 188 3, combate en el cual la co­lumna quedó destruída, la cara de retaguardia del cuadro de Hicks Bajá fue rota por una carga de los Arabes, quienes en seguida fue­ron rechazados por la faz delantera que había dado media vuelta. Sin embargo, un cuadro entrado por un enemigo activo y resuelto pue­de verse en el mayor desorden, si es completamente roto; el objeto y el fin de la formación desaparecen. Las brechas son tan peligro­sas y tan difíciles de reparar, que parece cuerdo prever los casos especiales en que puedan producirse. XII. Empleo de reservas en el cuadro-Fuera de pensarse que el medio mejor es establecer en el fondo del cuadro una ó varias reservas pronta~ á lanzarse, en el momento crítico, en el intervalo que se produzca. Después de la experiencia de Abu-Kiea este sis­tema se empleó por Sir C. Wilson, cuando mandó la marcha final de la columna del desierto hacia el Nilo, cerca de Metemma. La mejor combinación probablemente es colocar una pequeña reserva en cada ángulo, porque la experiencia comprueba que los acome­tedores 0sados y los salvajes se arrojan generalmente sobre un án­gulo, porque reconocen instintivamente este punto como débil, á causa de que el fuego es menos nutrido, y de que es allí en donde es más fácil sembrar el desorden. Ciert0 que se pre enta una obje­ción muy seria al empleo de reservas, la de distraer hombres de la línea de combate, en una formación que no consiente sino un desarrollo limitado de fuegos, salvo cuando el enemigo ataca por todos lados. Las últimas guerras no nos ofrecen ejemplo de un cuadro rígido que no haya sido roto por emplear una reserva. Pero por otro lado, cuando los cuadros han sido rotos parece como si no hubiera habido nunca reserva disponible que lanzar sobre la brecha abierta. XIII. Colocación de fa artillería-Por lo que concierne á la olocación de la artillería ó máquinas de guerra (machine juns'), la 4:0stumbre es co~ocar estas piezas en los ángulos, que son punt s déhiles y porque allí se e!lcuentra un sector de un cuarto de círc - privado de fuegos. En Abu-Klea, como ya se ha dicho, estas ·eus se colocaron del lado atacado. En el 'reblas piezas perma- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 80LETIN MILITAR ~ necieron dentro y no se colocaron en batería sino en el momento en que se necesitó. En Tamay los cañones st encontraban en la cara delantera en el instante de la ruptura del cuadro, y queda­ron algún tiempo entre las manos del enemigo. Pero en Ulundi las piezas sí se encontraban la mayor parte en los ángulos*. Cuan­do no hay contacto inmediato con el enemigo, las piezas pueden, naturalmente, colocarse en batería del lado en que su fuego puede ser útil; pero en el momento del asalto del enemigo seguramente quedan mejor colocadas en los ángulos. Cuando es posible colocar la artillería á alguna distancia del cuadro, su fuego es importantí­simo tomando de flanco al asaltante. En la última marcha de la columna del desierto hacia el Nilo, en 1885, las piezas se colocaron en un ztribá, desde el cual, con sus fuegos, destrozaron las filas de los Madistac: que se preparaban á acometer al cuadro *. XIV. Colocación de la caballería-El mejor ·itio para colocar la caballería es generalmente fuera del cuadro; en el interior no serviría sino de estorbo. En Ulundi, luégo que la caballería reco­noció el terreno y se acercó al enemigo, se retiró á lo interior del cuadro. El sistema de ataque de los Zulúes era siempre el envol­vente, por lo cual, al permanecer las tropas montadas en el exterior del cuadro, en el momento de desarrollarse la acción habrían disrni­nuído inevitablemente el fuego del cuadro. En el Sudán la caballe­ría casi siempre ha permanecido fuera é independiente del cuadro, de manera que podía ejecutar exploraciones con eficacia. Las tropas montadas parecen para este efecto mucho más aptas para el servi­cio de reconocimientos que los exploradores de infantería, que se ven oblig J dos á volver al cuadro á la aproximación del enemigo En el Asia Central los rusos por lo común mantenían su caballe­ría fuera del cuadro. En Tamay, cuando uno de lo cuadros fue roto, el fuego de la caballería d~smontada prestó gran a y u da, ro­mando al enemigo de flanco, desde una posición en donde no tenía nada que temer. La distancia á la cual debe permanecer la e ba­llería, varía naturalmente según las circunstancias. No ha de esta­cionarse muy lejos, para que pueda prestar su concurso oportu­namente, y de otro lado, no d~be estar tan cerca que estorbe d fuego del cuadro. . XV. ¿Deben formarse diJs ó varios cuadros ?-Es difícil deci­dir si el empleo de un solo cuadro es preferible al empleo de dos ó de varios. Cuando los efectivos de los servicios no combatientes. que hay que proteger son proporcionalmente elevados, un sola cuadro es preferible, porque es innegable que el espacio disponi­ble en el interior de éste es más grande que el que ofrecen dos • Véanse las E.xpedicione& ingle&al en Ajrica, pág. 256. • Yé3nse las E~ptdicionu ingl•1a1 .,. Africa, rl combste de Abu-K1ea, páginaa 391 1 aiguient~a. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 590 BOLETIN MILITAR cuadros formados con el mismo número de hombres. Dicho e!:lp4- cio es dos y media veces más grande que el que comprenden cuatro cuadros formados con el mismo número de hombres. Además, un cuadro único presentará de ordinario, aun cuando no en todas cir­cunstancias, mayor desarrollo de fuegos, atendiendo á que el ene­migo por rareza atacará más de un cuadro á la vez. Pero por otra parte, dos ó varios cuadros se defienden mutuamente. Si acontece la ruptura de un cuadro, los demás pueden ayudarlo mucho con sus fuegos, y si este cuadro es destruído completamente, el desas­tre, por serio que sea, no apareja la destrucción de toda la colum­na. En Tamay, en donde la columna inglesa se formó en dos cua­dros, uno de ellos fue roto, despedazado, y se vio obligado á batirse algún tiempo en retirada; el segundo cuadro intervino entonces de modo eficaz para lograr el triunfo por las armas y también por medio del concurso moral. Fuera de esto hay que convenir en que maniobran mucho más fácilmente dos ó varios cuadros que uno sólo compuesto del mismo número de hombres. Sin embargo, exis­te siempre el peligro de que los cuadros se fusilen mutuamente. Este inconveniente se presentó en Tamay. En Shekán, en donde fue destruído el ejército de Hicks Bajá, formaba tres cuadros que en el desorden prod•Jcido por el ataque repentino de los Ma­distas, se fusilaron mutuamente y aumentaron así, de modo con­siderable, la con fusión. Cuando, como en el Zululand~ el enemigo ataca en fuerte númerv y envuelve al ejército regular, un solo cuadro es evidente­mente prefenble; porque si hubiera dos ó más, algunas caras no podrían disparar. Pero, en suma, y sobre todo en un país cubierto en donde la táctica del enemigo consiste en asaltos repentinos, parece quizá - preferible formar má de un cuadro, aun cuando o sea sino para confvrmarse con el principio de no colocar todos os huevos en un mismo canasto. XVI. El cuadro es un bu en blanco para el en emigo-Las gran­des objeciones que se hacen á la formación en cuadro y que recaen especialmente sobre el cuadro rígido, son el desarrollo limitado de los fuegos, de que y a se ha hablado, y el hecho de que esta forma­ción presenta al enemigo un blanco particularmente ventajo:so. Hasta malos tiradores, con arma mediocres y antiguas pueden ocasionar pérdidas cuando di:paran sobre un cuadro. La experien­cia lo ha demo~trado así en el A.-ia Central, en el Zululand y ~n el Sudán. Sin emb 1rgo, la pedidas causadas por el fuego enermi­go, aun á cortas distancias relativamente hablan~o, rara vez han sido grandes; y los adversario de las tropas regulares en estas JPC­queñas guerras en que la táctica exige la formación del cuadro r í gi­do, rara vez tienen artillería. Por tanto, cuando la tienen y sabe n hacer uso de ella, la formación del cuadro rígido les ofrece cier·ta­mente un blanco excelente. En el Tcb, los l\!ladistas disponían Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETIN MILITAR "-y---' IQl -de algunas piezas que hasta el momento en que se hicieron callar causaron pérdidas al cuadro en marcha de los ingleses *. En el Dahomey los cuadros de los franceses no dejaron de sufrir con los cañones del enemigo, cuyo tiro era certero, y que habrían podido ocasionar serios destrozos si hubiesen e tallado las granadas. En re­sumen, esta objeción de que el empleo del cuadro rígido oírece blanco al enemigo, no es un serio inconveniente para una forma­ción cuya eficacia, en ciertas circunstancias, se- ha demostrado con la experiencia-(Continúa) cccccrrm~E-;-:_~ d1Jt~w:w~ ~Jrhrrn~nt~~©~ PARA LAS MEMORIAS SOBRE COLOMBIA Y LA NUEVA GRANADA ( l;ontin u ación) CONTEST CIÓN DEL GENERAL SANTANDER AL MINISTRO DEL INT!R!OR Al honoi'able Sr. Secretario de E ·tado del Despacho del Interior Señor: Bogotá, 1.0 de Septiem brc de 1828 T ngo el honor c.le acn ar á US. recibo de su carta del 29 último, en la cual R sirvió incluirme, de orden <.1 .. ¡ Liberta­tlor Pre~idente de la República, el Dt•creto orgáuico expedido por S. E. el 27 de Agosto, y nna proclama de igual fecha, co­tnunicúndome al mi~ruo ti('lmpo haber Rido nombrado Presi­dente del Com~ejo ta bat~lla fue una de hts más encarnizadas de la guerra del Suclán. Sir Gerald Grah:ma, á la caheza de 4,000 hombres, derrotó 12,000 madistas de:.~pu6s de una lucha de má de tres horas. Los •adislas dejaren 2,000 cndáveres ea el campo; los inglet>es tuvieron 30 muertos, de ellos t5 oficia lea, y H2 heridos. Los m&distas rempieron el fuego á 400 yardas con dea piezas krupp. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 592 80LETIN MILITAR '-y--' patria, suplicar á US., como respetuo~amente le suplico, se­sirva declararme si la Vicepresidencia de la República queda tmprimida absoluta ó temporalmente, ó si he sido pri\Tado ele e1la por suspensión ó por destitución. Al pedir á US., como ór­gano del Poder Supremo, esta declaración, estoy muy distante de reclamar un de~ - tino que no me conviene actualmente, y que, por las amarguras que me ha hecho sufrir, celebro privarme de él: quiero sólo saber en qué términos he dejado ertador Presidente, con acuerdo del Consejo de Estado, ha tenido á bien nombrarrue para que represente á Colombia u los Estaños Unidos de América, con el carácter de Buviado Extraordinario y l\1'inistro Plenipotenciario cerca de aquella República. E ·timo idameute e" ta honra co11 que el Liber­tador 1 re. iidamente be ad­quirido, las relaciones ele amistaia­no con Colombia, después de haber empleado la mitad entera Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. -194 BOLETIN MILITAR '-y-" de mi vida eu el servicio nacional, y de haber obtenido el pri­mer y principal puesto público, por cuya razón debiera espe­rar por última recompensa et de c~nso y so iego en el retiro de mi casa; mas si Colombia pnesi.·t ncia que tP.ngo para vivir, S<Íio ó a o­ciado {t nna compañera, y mello. ahora. que parece que e in­tenta ha<: r reclamación con llo~, la cual, aonqne por lo. do­cumento. que po eo, la. creen injusta los prof .~ores ele Dere- ­cho, mi an. encia inmediata pne.\l.l1. CJ e( )O el F.lCHAS CAUCA ANriO.::..:?::-:: /./I:}>:: Ti:.liL>i \//.,::/:.··: H/:\.'. :>1 ·:·.;'::'::.:;:::-::.: 1 Q( 1 )o ~ - 15 .. . .. . . . . .. .. .. ... .. . ..... 1 ... .. .. .. .. .. • • .. • Toche . . . . . . .. • • . . • • .. .. • .. .. . Cruzcolorarla y .. .. .. .. • .. ... • . . • ................. ~ ~ ... ................ 1 • .. ... ..... .. ...... ... ... .... .... .. .. • •• .. ... ....... ... ... Susac6n .. .. ... • • ... .. . .... . . . • .................. ~ o< 6 T ' ' )O .i O~ubrc ~!!';:;: {~~ .. ~,:~:~: ... :.: \~1 :.: ::.\((':)i ::: ~:;;.:::;:.:;;;:.! ;~;;:~;,;:~ ~;:~H~~~)! :::::/·: . :.· .... i;J ·:-.::::::::; ~·:::: ::: 1 ~~~~6~~~~~~~~~~o~~~o~t~~~~~~r~~~~~~~~t~~~~r~tb~~~~~~~~~~~~ ~~~~ ~~~~~l~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~lo~~~~~o~~~o~~~t Ol ca 00 CD o {; :=:¡ > :D o Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~~l~~!~~1~~l~~i~~~~~~~1~~~~~~~~~~~t9~~~1it~~~~~~1~1~~~~9~~~Q~~1~~~1l~i~~~11~~~~~~~~1l~~lR~~1~~l~~~~~t1~~~ ~ ~ ---F~-8--'---~--~--A~~ ~~ 1 CUNDI~~~--DOTA~Á-- ~NTA~DER ~~~- ~ :Octubre I5 -··· ·· l ..................... ¡ ....................................................... Ran1iriquí ......................................... ~ 1 NoYiemjl/:":' ;i~)3~;:·(\~_::: ::~::::?/\\ i:H)t/:\) ~~~~l~:'\.' . .-: . .'>:::.:;:. \/:'":":.:.:\:: +.-·>·::/H "' - 10 ...... El Playón .. :: .... :: 1 ................. :: ................. ¡ ................................... :: .... · ........ :: ............ :: ...... ::,::E e( - 2... ' ... j )o e< · 1 .. · · · · .. · ·· . . . . . . .. . ... ... .. . . .. .. . .. .. .. . . . . . . ... . . . .. ... . Tequendama . ... • .. , • . • . .. .. . .. . . .. ..... . .. .. .. .. . .. . .. . ................... )O ~ )o -JTTl~~~~~~~ll~~~~~~~~~~~~~~~~~~l~~~~b~~~~~~~~~~Ol6~~~~~~~l~~~~~~~lC~~l~~~~~~~~~~~~~~~~~~t l~~~~~~~t~~~~~~~~~l~llO g:, o {i -1 > :;10 "' (.0 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~~~~~R~~2~~~~~~~~~~R~R~ t~~1R~1~~~~~~~~~~2~~19~~~1~ ~ 1 Q~~~~~~~~~~~~~~~~~R~~R~ ~~~~~~2 ~222~2~22~~~0 ~ --~~s----1 ---c~A---~~~--~~--~~~~ ___::::_vAcl. __ =ANP~~- ~AGD~~E ; F b J .. ·. · · · ...... · .... ·.... . .... .. . .. .. . .. .. .. .. .. . . . .. .. 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Moyo JO ;.;. 1 ........ ............... •• .. .. · ,. .. ..... . .. .... .... .. . ¡ .............. .. ............. La Cruz ..... ..... .. .. ... .. ...... ~ ~ - 18 .... ~·=·=-:._ .. .... .. .... ~==~=.:_:.:.:-~ . ~-~-~.:.'~~-~~amaro~ ~-~~ : E J 17 , 6 10 1 36 ~ 9 11 2 ~ on~n11 HIHl'Hl'U'l'HiH~~ l5~Ho~GH -~:~1J~icg~n~;n1SH~H~I:~~"n· ~-c- ~v~·~::;Hlí~~~~·~lH~Cf~'l1~nnlitH~lj ·H'1Jb'n~nH1!'Cf1S'1Jn-r.t'nnn~~ a o Q ca {! ~ ~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año IV N. 177

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Riesgos químicos: condiciones de salud por exposición a sustancias químicas

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En el desarrollo de la actividad laboral que se lleva a cabo en los centros de trabajo (sector formal e informal) se vienen presentando eventos de salud ocupacional (enfermedad laboral, accidente de trabajo, enfermedad general) que afectan a la población trabajadora. Para evitar estos sucesos todo empleador debe implementar una serie de actividades de prevención a los que tradicionalmente se han denominado Programas de Salud Ocupacional, que hoy se les conoce como Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo y que corresponde a una serie de normas legales y técnicas que son de obligatorio cumplimiento. Tales normas, a nivel internacional son propuestas por la OIT, y a nivel nacional la Ley 1562 de 2012 y compilada por el Decreto 1072 de 2015.
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Riesgos químicos: condiciones de salud por exposición a sustancias químicas

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