Por:
Thomas Percy
|
Fecha:
17/02/1900
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
l94: BOLETlN MILI'l'.A.B
Art. 3.0 El Ministro de Guerra solicitará del pr6ximo Congreso
vote en favor de las familias de los muertos la recompensa á que tienen
derecho, y dispone mientras tanto que les sea pagado el sueldo que en
vida correspondía á los Jefes cuya memoria se honra.
Art. 4.° Copia auténtica de este Decreto será en viada por el Ministerio
de Guerra á los deudos de los Sres. Generales Lucas Gallo y
Daniel Olarcieregui, del Coronel Joaquín Escall6n y del Teniente Coronel
Gratiniano Morales.
Dado en Bogotá, á 1 1 de Febrero de 1900.
Por delegaci6n del Excmo. Sr. Presidente de la República,
El Ministro de Guerra,
JOSÉ SANTOS
SECCION DOCTRINAL
(ARREGLADO DEL FRANCES)
Las informaciones geográficas, hist6ricas, políticas y estadísticas,
en tesis general, son del dominio de la e trategia ; la táctica rige el estudio
detallado del terreno en que se obra cada día, cuya labor no puede
suspenderse ni un momento. Así pues, dicho estudio, que cvmprende
en primer término el conocimiento del suelo, abarca la topografía,
la geología, la climatología, investiga luégo los recursos de toda especie
que encierra, y por último lo analiza como teatro donde se habrán de
mover los ejércitos.
El previo conocimiento del terreno se adquiere por las cartas geográficas
y los libros sobre la materia. Las cartas sirven de base á las combinaciones
de los que dirigen las opera\.:iones, porque facilitan la elecci6n
de las líneas de marcha y permiten calcular relaciones, distancias,
frentes, superficies, etc.; sirven, además, para establecer sobre base racional
los proyectos y planes, .escoger las líneas de operaciones, preparar lot
lineamientos principales de una combina·ción 6 de un movimiento.
Lejos estamos de la época en que las operaciones eran lentas y se
tenía por lo tanto tiempo para recoger datos y estudiar la comarca donde
se guerreaba; al presente es preciso obrar con rapidez, decidirse en
algunas horas y lanzarse resueltamente sobre el enemigo. Las cartas
geográficas son este caso la base esencial de toda operación, y á menudo
la única luz para las determinaciones que habrá de tomar el soldado. Lejos
estamosi gualmente de los ejércitos diminutos que el Comandante
en Jefe miraba íntegros desde un lugar elevado. El teatro de la batalla
ha crecido desmesuradamente por el aumento de las fuerzas en presencia
y del alcance de las armas, y como además es preciso tener idea
exacta del terreno circunvecino, se llega á extensiones que la vista no
puede abarcar totalmente, ni hay actividad que alcance á recorrerlas en
fOCOS instantes, por lo cual el jefe se verá obligado á dirigir la acción
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETíN MILITAR 195
sin ver íntegro el terreno en que combaten los suyos y los enemigos,
siendo posible afirmar que sin el auxilio de las cartas geográficas esa tarea
no c;e puede realizar debidamente, en tanto que la faci)itan en extremo
buenos documentos topográficos.
Las bases del estudio del terreno, de toda combinación, de toda
marcha, de todo combate, son las cartas, y es preciso disponer de ellas.
De ciertas comarcas no existen sino cartas vagas, incompletas ó inexactas,
y entonces es preciso construírlas recogiendo, á medida que se adelanta,
los documentos topográficos del caso, ya por medio de reconocimientos,
ya por informaciones hábiles, siendo de advertir que esta
labor es inmensa y demand~ no poco tiempo. En la guerra moderna,
con operaciones rápidas, con movimientos incesantes, no se puede pensar
en procederes de esa especie: desde el principio se necesitan cartas
en gran número y bien construidas.
Esta imperiosa necesidad ha movido á todos los países á procurarse,
desde tiempo de paz, todas las cartas posibles relativas á los territorios
vecinos, y constituir con ellas depósitos, del mismo modo que se
hace con las armas, las municiones y los víveres •. Empero, por mGcho
cuidado que se ponga en hacer estos acopios, no es posible poseer el
número suficiente de cartas el día de la guerra: buena cosa será que los
Generales, los Estados Mayores y los cuerpos reciban las cartas del
terreno que van á recorrer, pero si de ellas no u pror;u á todos los ojidalu,
haórá un rnzcío lamentaóle en ti ejército. Para remediar este mal será
preciso adquirir las que faltan al principiar la guerra, sin olvidar ningún
medio ni labor para conseguirlas: el m:ts pequefio trozo de carta es
precioso para el que nada tiene.
De sobra estará advertir que al Ministerio de Guerra y á los Estados
Mayores toca asegurar la reproducción y repartición de esta
clase de doc•mentos, de tl!nerlos con el día, de completarlos y corregirlos;
y si se trata de comarca de que no hay cartas detalladas, completarlas
por medio de una tenaz labor . di~ui~. Y t:to basta .en campafia .
poseer buenas cartas : es indispensable rectificarlas y completarlas, por
cuanto sin cesar se producen modificaciones en la red de comunicaciones,
en el régimen forestal é hidrográfico de la comarca, etc., y á veces
esos cambios tienen importancia capital desde el punto de vista de las
operaciones militares.
En país hostil faltan los elementos auxiliares de estos trabajos, y
como en guerra sobran las ocupaciones y fatigas, debe evitarse aumentar
aquéllos sin necesidad; no se exigirán, pues, trabajos topográficos propiamente
dichos, no se pedirán cada rato croquis, de ordinario inútiles,
si las cartas sirven de algo; la atención se concentra en primer término
en las rectificaciones, complementos y desarrollos de detalle, en especial
por lo que hace á puntos importantes que las cartas no hagan conocer.
Cuando se dispone de buenas cartas, la tarea mencionada es sencilla:
croquis ó itinerarios expeditos se incorporan fácilmente, con sufi-
• Intítil advertir que si en Colombia no se poseen buenas cartas del propio territorio,
menos lns hay de las tegiones fronterizas, por lo cual es t.ecesidad urgente
Henar semejante laguna y completar la Imprenta Nacional con la secci6n de litografía.
Si en catástrofe reciente los jeft:s hubieran po eído buenas cartas del terreno,
habrían podido darse cuenta que la línea de batalla era paralela á la línea de operacioneli,
y de seguro cambianuo es~ tvitado un mal por poco irremediable. .
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
196 BOLETfN MILIT A.R
ciente exactitud en una carta. En este sentido nunca será sobrada Íá
instrucción de la oficialidad, que de ordinario no se la conduce por la
buena vía, puesto que todo lo que figure en la carta está de sobra en el
croquis y representa inútil desperdicio de tiempo y de labor: no debe
dibujarse sino lo que aún no es conocido.
Un itinerario nuevo puede trazarse rápidamente sin instrumento
alguno: se marcan las direcciones conforme á los puntos cardinales y á
los colateraltts; se estima su longitud por el tiempo empleado en recorrerlas
y el paso á que esto se hizo; se indica la situación relativa de
los accidentes del terreno por el intervalo de marcha que los separa, y
se aprecian á ojo )¡¡s condiciones de las pendientes. Estos datos sumarios
y aproximativos se tornan casi exactos ~~ referirlos á una carta 6 á
puntos de referencia conocidos, á lo menos los~de los extremos, porque
éstos los reducen á sus verdaderas proporciones, posiciones y dimensiones.
En todo caso, la exactitud así obtenida es suficiente para las necesidades
de la guerra, y sería excesivo pedir otra cosa.
Por lo que hace á las posiciones militares, puntos de paso de cordilleras
y ríos, nudos de caminos, etc., conviene hacer croquis detaUados
que permitan razonar de antemano sobre el dispositivo conveniente
para el ataque ó la defensa. Estos croquis comprenderán todos los detalles
posibles y se referirán siempre á algún punto conocido y figurado
en la carta, con lo cual pocas serán las medidas que haya que tomar; son
más bien un dibujo pintoresco que se ejecuta aprisa y no exige sino
una cartera y un lápiz.
Conviene, pues, dirigir los estudios e los oficiales por esta vía, ya
que es indispensable que adquieran una habilidad práctica suficiente
para reproducir á la simple vista, no sólo las formas del terteno, sino su
situación relativa y sus proporciones. Las comision('S y trabajos análogos-
de tiempo de paz son un buen campo de instrucción á es e respecto.
- Las carcas ordinarias y documentos topográficos, los croquis y los
reconocimientos permiten llenar el desiderátum en esta materia. Sabido
es que en los sitios se usa un plano director que da con todos sus detalles
la configuración del terreno y muestra á la vez, día por día, el
dispositivo y marcha de los trabajos del asaltante. Este procedimiento
excelente, indispensable, no puede ser privativo de la guerra de sitio.
La misma obligación se impone en la guerra de rasa campafia, y sin embargo
nunca se usa •: el reglamento debería imponer la obligaci6n de
llevar una carta directriz en todas las unidades donde debe éXistir un
servicio centralizador de informaciones.
Dicha carta directriz será precisamente la mejor de las que se poeean,
tan completa y rectificada como haya sido posible. Es claro que
las individualidades no podrán tener ejemplares de ella, y por lo mismo
es preciso que los oficiales puedan consultarla con facilidad; que la hallen
siempre á su proximidad: á lo menos existirá una en cada Estado
Mayor y en la Comandancia de fuerzas que obren destacadas en número
no inferior á un batallón: allí vendrán á examinula Jos oficiales que
parten en reconocimiento, pues ella los pondrá pronto al corriente de
• Si en el eitio de Manizalea ( 1876-77) los eontendore11 hubieran empleado eat •
procedimiento, ea muy seguro que los defenaorea habrían evitado máa de un deaacirrto y¡
loe ualtantea andado máa apriaa en eu labor. -
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
198 BOLETÍN MILITAR
tares; es preciso que puedan consultarla de continuo y que ella Jes diga
rápida y claramente Ja última palabra sobre ]a situación conocida del
momento. Es conforme á ella que se toman laf> decisiones en lo que
hace á marchas, dormidas, avanzadas, reconocimientos y órdenes preparatorias
para el combate: si falta, ninguna resolución que se tome lo
será con conocimiento de causa.
La carta directriz es, pues, el resumen de las informaciones obtenidas
y la base de las nuevas operaciones, por lo cual con justicia recibe
tal nombre. Es necesario, se sobreentiende, mantenerla sin cesar al corriente
en los ejércitos, divisiones y columnas independientes, y será el
documento más precioso de una tropa en campafia si á su redacción se
consagra la atención y el celo del caso.
Por lo demás, es claro que su amplitud no puede ser la misma para
todas las unidades: cada c.ual se limita á lo que le interesa directamente,
es decir, á lo que le rodea dentro de cierta distancia, ó sea su radio
de acción.
Y es aobre todo en el momento de una batalla y durante su desarrollo
cuando urge presentar al jefe la carta directriz rectificada sin
demora conforme á los datos que se reciben sin cesar, para que de continuo
tenga á la vista el detal de sus posiciones y de las del adversario.
Para comodidad del trabajo es conveniente que en cada unidad haya
por lo menos dos ejemplares de ella, la una á la mano del jefe y la otra
á disposición del oficial encargado del ser icio de informaciones, quien se
ocupará en figurar en ella las modificaciones de la situación á medida que
se cumplan, y la cambia por la del jefe cada vez que ocurran desplazamientos
sensibles Cllanto á la situación del conjunto. Huelgan comentarios
sobre cuán grande y eficaz es la inA.uencia de semejante medio de información,
en e u ya redacción nunca estarán de sobra esfuerzos y trabajo.
-- ~ --
:WA POLVORA SIN :E'O'MO
{Arreglado pa~a el Boletín Militar)
• • •
Llámase pólvora el cuerpo que hajo una inA.uencia cualquiera puede
transformarse y producir súbitamcn te una gran cantidad de gases
cuya fuerza expansiva puede utilizarse para diversos fines, entre ellos el
lanzamiento de proyectiles. Este efecto puede obtenerse ya simplemente
por medio de la sencilla expansión del gas comprimido, ya empleando
un vapor recalentado, ora, en fin, utilizando una reación química capaz
de desarrollar una gran cantidad de calor y un considerable volumen de
gas. En este último caso la expansión del gas &uele ir acompañada de
un ruido violento que constituye lo que se llama explosión, la que si se
verifica en un mínimum de tiempo y con una energía máxima, recibe
el nombre de detonación.
Las moléculas gaseosas, animadas por una cierta velocidad, comunican
ésta á los cuerpos que se hallen en contacto inmediato con el
explosivo; si dichos cuerpos son ligeros y móviles, habrá proyccci6n;
si pesados y resistentes, dislocación ó ruptura.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Las p61Yoras son pseosas, líquidas 6 sólidas. Las primeras tienen
pota fuerza: el volumen que ocupan no permite obtener una JUfic en edensidad
de ca'rga, es decir, en la relaci6n que existe entre el peso d
explosivo y el volumen que ~ste ocupa; ademis, su uso serfa imposible
en una arma. Las líquidas tambi~n son de empleo dificil, aunque algo
más prictic~ pero tienen el inconveniente de exigir, para guardarl , te•
cipientes herméticamente cerrados. En una palabra, las s61idas son a
ónie que interesan al militar.
El modo de acci6n de una p6lvora depende, ante todo, del tiem•
po que dura la reacci6n quf1nica de su descomposición 6 tl•l•stiÍJII:
las unas desprenden muy poco á poco Jos gases que pueden produc • ,
y se lu llama lmt11s 6 lr•gr,slrNts; otras lo hacen en brevísimo tiempo,
son riÍiilliu 6 estt~lhlltts, como las que se empleaR t;t( las minas.
En fin, las p61voras son susceptibles de otra clasiúcaci6n: son mec4nicas
6 químicas. Las primeras resultan de la reuni6n m~s 6 menos
Intima de un cuerpo o idantc con otro combustible sólido: la p6lvora
ne¡ra común es el tipct de la especie. Las químicas, al contrario, provienen
de la reuni6n de los elementos del ácido az6tico con alpno de
los cuerpos hidrocarbonados, porque entonces no hay mezcla de su -
tanciu, sino combinaci~n. Estas p6lvoras pueden. arder sin necesicb~
de c¡ue se les agregue otra materia, ton más fuertes ue la COD\ÓD, t no
ha do posible aplicarlas á las armas sino dcspu.6s de trabaJosos pe ...
rlmentoa. •
u pólvoras son susceptibles de dos clases di tintas de e plosi6n.
J,a de pnmer grado 6 IÚtllllltii•, provocada principalmente por la
plosi6n del fulminato de mercurio que, al contrario, detona por simple
inflamaci6n causada por el choque de dos cuerpos resistentes. La
de se¡undo grado 6 1Jt111sií11 ordinaria resulta de inflamarla por cu 1
quier otro medio. Las dos explosiones se dtstinguen por la potencia de
sus efectos: po ejemplo, en la nitroglicerina la explosi6n desarrolla 4.8
de fuena y la detonaci6n 1 o.r 3 : el fen6meno no ha redbtelo e ptic ...
d6n satisfactoria. La p6lvora .negra no detona sino bajo la acci6n de la
nitro¡licerina infiamada por medio del fulminato de mercurio.
La fuerza de una p6lvora tiene por características la lresií11 que
desarrolla y el tr116ajD que produce. La primera resulta de la temperatura
que produce la explosi6n y del volumen que en ella ocupan los gases
formados: es ella la que produce los efectos de ruptura y dislocaci6n.
El trabajo dependq, sobre todo, de la cantidad de calor desarrollado ~r
la combusti6n y se manifiesta por Ja di peni6n de loe pedazos ckl cuerpo
ffUe cedi6 al esfuerzo de la presi6n.
La fuerza de una pólvora puede, pues, representane como proporcional
al producto de la cantidad de calor desprendido por el volumen
del gu desarrollado (f6rmula Berthelot). Por esto hay p6lvctru que en
una arma desarrollan presiones enormes, y sin embargo no comunican al
proyectil sino escasa velocidad, y al contrario. Si se carga un fusil -con
fulminato de mercurio, el caf\ón estalla antes de que la bala háya ten·do
tiempo de partir. En consecuencia, para que una p6lvora sirv al
ejército es preciso que la presi6o de los gases sea débil al principio y
crezca h•sta el momento en que el proyectil sale del cá116n. B" las
minas se busca el efecto contrario: la pólvora debe dar instantá.ooa111cn-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLE~íN MILITA~
do en ácido az6tico y lavado en seguida; mas esta pólvora, aun cuando
inflamada por medio del fulminato de mercurio produjo terribles efectos,
por la facilidad con que se alteraba, el peligro de su empleo y el
daño que causaba á las armas, quedó largo tiempo como simple explosivo
de minería. Una de las propiedades principales del algodón pólvora
es la de arder sin dejar residuo, sin producir humo y desarrollar
fuerza suficiente para comunicar á un proyectil velocidad mayor con
carga menor que la usada de pólvora común.
Un solo obstáculo se oponía al empleo del algodón pólvora como
pólvora de guerra: la dificultad-que parecía invencible-de fabricarlo
de suerte que el producto fuera estable y homogéneo, sin lo cual ardía
rápidamente. Los experimentos y ensayos se sucedían sin éxito: ya se
daba por perdida la campaña, y el algodón pólvora como pólvora de
guerra yacía en la tumba, cuando en 1884- lo resucitó un químico inglés,
Mr. Johston, concibiendo la idea de retardar la combustión del
pyroxylo dándole cuerpo, disolviéndolo en un líquido apropiado: la
pólvora que así produjo ~irvió de punto de partida á todas las pólvoras
sin humo que hoy se usan. En efecto, cuando el algodón pólvora se disuelve
en éter sulfúrico y este líquido se evapora, en el fondo de la vasija
queda una :película delgada, apergaminada, resistente, de aspecto
córneo y que al inflamarla arde con gran lentitud: es la pólvora Jin h11mo.
El algodón pólvora ordinario, cuerpo sin consistencia, al disolverse
en el éter aproxima de tal modo sus fibras, que forma una masa compacta,
densa, sin poros, en el cual la llama no puede propagarse con rapidez
porque no encuentra intersticios donde penetrar. La dicha película no
se moja porque sus superficies planas y pulidas impiden la imbibición.
La nueva sustancia no detona sino bajo la influencia de un detonador
muy poderoso, y la presión inicial debid4 á la inercia del proyectil no
tiene por lo mismo influencia tan grande sobre la velocidad de combustión
del resto de la carga y la resistencia por vencer no produce 1 a detonación
del pyroxylo dentro del cañón. En una palabra, con el colodión
por. pólvora, la c~m~m~ti~n ~s regul~r y sin vaivenes, a,un cuando
halle fuerces resistencias que vencer-(CoJJtinuartÍ)
SOBRE EL EJÉRCITO .ALEMÁN *
1
He el u taDllen te
I.0 INP'ANTERfA
Los reclutas que se destinan al arma de Infantería llegan á
l los regimientos á principios de Diciembre, y para la Guardia,
• En 1875-76, por petición del Gran Duque Nicolás, Comandante en Jefe que Iue
t del Ejército del Danubio en la guerra con Turquía ( 1877-78), el Gobierno ru~o envió á
J Alemania al Coronel Barón Kaulbars, después General, del Est3do Mayor Genera 1, con el
e encargo de estudiar in si.tu el ejército de aquel imperio. A au regreso el 06ci.al Ge~eral
f [ PU t A
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
202 BOLETIN MILITAR
aun desde la primera mitad de Noviembre. Estos últimos se
envían á Berlín desde todos los puntos del Imperio, en cuya capital
se hace la distribución entre los regimientos. Hay, sin embargo,
una excepción á esta regla para los regimiento& de la Guardia estacionados
en Hanovre y Coblentz, los cuales hacen directamente su
recluta, uno en la Provincia de Hanovre y otro en la del Rhin.
Debe advertirse que la Guardia no se recluta en realidad más
que en el territorio de los once primeros cuerpos de ejército que
constituyen la Prusia propiamente dicho y en la Provincia de Alsacia-
Lorena (15. 0 cuerpo).
En cuanto á los regimientos de línea, reciben sus reclutas directamente
del jefe de zona en el distrito donde residen los batallones
de landwehr correspondientes.
En fin, para todo el ejército los obreros de profesión ( CEkonomie-
Handwerker), reclutados para las compañías fuera de filas, deben
reunirse de nuevo, desde principios de Octubre, por razón del
aumento de trabajo que produce en esta época la preparación y
disposición en estado de servicio de los efectos que han de servir
para el vestuario de los reclutas durante e] período anual de instrucción.
Enumeraremos ahora sucintamente las diversas operaciones
que requiere el reclutamiento del Cuerpo de la Guardia, y que se
reproducen de una manera análoga en los otros cuerpos de ejército,
salvo las simplificaciones que permite el reclutamiento territorial
de éstos.
Todos los años, hacia el mes de Febrero, aparece una circular
miniaterial indicando:
1,0 Número de reclutas que debe recibir cada batallón de in-fantería
y cada regimiento de caballería.
2.0 Número de obreros que necesita cada uno de estos cuerpos.
3. 0 Los días en que deben recibir sus reclutas.
Todos estGs cálculos se hacen en el Ministerio según los datos
facilitados por el Estado Mayor del Cuerpo de la Guardia, el
cual no hace más que centralizar las peticiones que le dirigen los
jefes de regimiento, batallón, etc. Al enviar éstos el estado de los
mencionado presentó á su Gobierno un completo é interesantísimo informe que publicó,
compendiado en parte el Bulleti1~ de la reunión des Officies: "Fui enviado á Alemania,
escribió el Barón Kaulbars, para aprender cómo se forma é instruye ese ejército que en los
últimos años ha dado pruebas incontestables de su excelente calidad. Cumplido habré mis
deseos si logro hacer comprender cómo se entienden en Prusia las cosas de guerra desde
que la catástrofe de 1 8o6 (derrota de Jena) hizo germinar en los espíritus de eae país ideas
nuevas que desde entonces se han desarrollado y arraigado sin cesar en todos los miembros
clel ejército prusiano.
'Instrucción metódica y sistemática de las tropfls, dirigida hacia el ÚNICO FIN de
prepararlas para la guerra, es la característica de dicho ejército y el único resultado que
ae tiene en mira en su organización, sus ejercicios y sus trabajos."
El documento cuya traducción española aparece hoy en el Bolttín no es nuevo, y sin
embargo reviste completa actualidad, y su lectura será en extremo provechou á loa oficiales
del ejército colombiano, ya que en él hallarán rica miés de procedimientos prácticoa
para llenar la misión que les ha confiado el Gobierno Nacional.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOUTfif MILITAR
En principio deben ser elegidos Jos reclutas en todo el territorio
de cada Cuerpo de Ejército; pero en la práctica resultarían
dificultades de diferente naturaleza. Así pues, se ha establecido la
costumbre de efectuar el reclutamiento cada año, por turno, en una
aola de las cuatro demarcaciones de brigada del Cuerpo de Ejército,
siendo en realidad solamente la cuarta parte del país la que
contribuye cada año con reclutas destinados á la Guardia.
Al llegar á Berlín lo¡ mozos de cada cuerpo, en la víspera
del día en que deben ser repartidos entre los diversos regttnientos,
se les conduce inmediatamente á un edificio especial, Ordonan-x.haus,
en donde se les aloja y socorre.
Este Ordonanz.-haus es un establecimiento particular que
sostiene un habitante de Berlín. Este admite todas las partidas
transeúntes y les proporciona alimentos y habitación. El oficial ó
el sargento que manda la fuerza, determina el gasto conforme al
dinero abonado á los hombres para su marcha. El provisionista, por
su parte, hace un buen negocio y vende á los soldados no sólo comestibles,
sino también los diferentes objetos que puedan necesitar.
Todos los días, á las ocho de la mañana, los tres grupos llegados
la víspera se conducen al lugar de la saca, patio de cuartel
ó cobertizo destinado á ejercicios, etc. Cada. hombre va provisto
de un morral ó maleta que contiene sus efectos, pero que puede
fácilmente transportarse á la mano ó al hombro. Los mozos visten,
como es natural, el traje de paisano, si"!ndo portadores de la
Handnationai * que la dirección del distrito de .Jandwehr les ha
entregado al marchar.
Cada grupo se forma por estatura **, y de!lpués se ponen
aparte los canteros, carpinteros, barqueros, etc., que se destinan á
ingenieros. Los hombres dotados de buena vista se envían con
preferencia á tiradores, cazadores ó artillería; y por último, los
obreros que pueden utilizarse en los talleres de regimiento, se reservan
para aquellos etue los han so icitado. No deben confundirse
estos obreros con los de que hemos hablado anteriormente, y que
son enviados á los cuerpos desde el mes de Octubre, reclutados para
las compañías fuera de filas. Estos otros, por el contrario, forman
parte de las fuerzas combatientes, y no se emplean como obreros
sino temporalmente y en caso de necesidad.
Debe advertirse que durante esta primera elección, que exige
próximamente dos horas, hecha por un Ayudante y cuatro Oficiales
del Cuerpo de la Guardia designados ad hoc, se ex,tminan
las solicitudes que hayan podido formular los reclutas para que se
les destine á tal arma ó regimiento distinto de aquel que les ha
sido designado en la demarcación de landwehr.
• Documento que contiene del nombre, domicilio lugar de nacimiento, profeaión,
- alla, et~, del individuo.
•• La que puede leerse en la Handnationsl que cada hombre lleva sobre el pecho.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
2ó6 BOLETíN MILITAR
nal que por una part6 provee al ejército de hábiles tiradores de
profesión, y por otra proporciona al Estado cazadores y personal
seguro consagrado por completo al servicio de bosques y campos.
En fin, cuando la repartición eHá definitivamente terminada,
el Comandante general del Cuerpo de la Guardia ó un delegado
suyo, revista á los reclutas en presencia de todos Jos jefes de cuerpo
que han tomado parte en la distribución del contingente. '
Durante la serie de estas diversas operaciones no parece prestarse
gran atención á la condición social de los rlclutas vestido¡
aún con sus trajes de paisano y mezdados unos con otros entre las
filas; y sería un error creer que entre ellos puedan encontrarse
muchos individuos dt! las clases elevadas de la sociedad.
Hay, por el contrario, muy pocos, ó mejor dicho, ninguno.
La razón es que todos, ó casi todos los jóvenes que han recibido
una educación un tanto· es'merada, entran en el servicio como voluntarios
de un año ó en clase de candidatos para oficiales.
Por lo demás, todos los reclutas parecen robustos, su aspecto
revela buen humor, y se procede con elJos con dulzura. Es también
interesante advertir que, en general, parece que la mayor parte
ha recibido cierta instrucción militar, lo que puede verse en su
manera de marchar, de girar; de responder á sus superiores, etc.
Una hora después del medio día la distribución queda terminada,
y á las dos de la tarde todos se encuentran ya en los cuarteles
de sus regimientos respectivos.
Cada repartición de éstas tiene lugar entre los hombres procedentes
del territorio de tres cuerpos de ejército, y siendo doce los
cuerpos que proveen de reclutas á la Guardia, claro es que la misma
operación habrá de efectuarse cuatro veces.
Dentro de las veinticuatro horas que siguen á cada una de
estas reparticiones, los distintos regimientos deben remitir al Estado
Mayor de la Guardia una relación nominal de los hombres que
se les ha destinado la víspera. Es .un medio de comprobación necesario
y que permite enviar inmediatamente á sus cuerpos respectivos
á los que se hayan retardado, á los que por cualquier motivo
no se hallaban en sus correspondientes grupos y se v?n pres ntando
en el Estado Mayor de la plaza. Son también útiles estos estados
para poder saber exactamente los hombres que se han dado á cada
cuerpo y los que les falta para el completo.
A la llegada de los reclutas al regimiento se les somete lo más
pronto posible á un reconocimiento médico, á consecuencia del
cual todos aquellos que resultan inútiles para el servicio, se remiten
al Estado Mayor de la Guardia con una nota explicativa. Estos
casos generalmente son en gran número los primeros días.
Durante las dos primeras semanas se encarga el Estado Mayor de
devolver estos hombres á sus distritos de landwher correspondientes,
que deben reemplazarlos con igual número de mozos. Durante
las dos semanas siguientes cuidan los regimi'!ntos de la devolución
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETiN MILITAR 207
y reemplazo de estos mozos. Si después de este segundo plazo se
vieran obligados á rechazar algunos, ya no se les reemplaza para
evitar el retraso que 11 aría á la instrucción la llegada de los nuevos
incorporados en época tan adelantada. Los cuerpos deben sufrir
su déficit hasta el llamamiento siguiente, á no ser que encuentren
medio de completarse con enganchados voluntarios, etc.
Cuatro ó cinco semanas después de la recepción de los reclutas,
todos los regimientos envían al Estado Mayor de la Guardia
un informe detallado sobre el resultado del reclutamiento, emitiendo
su parecer respecto á las cualidades fisicas y morales de sus
nuevos soldados, su talla media, etc., comparando bajo estos diversos
puntos de vista, el año corriente con los precedentes. Todas
estas noticias se remiten seguidamente al Emperador y al Ministro
de la Guerra.
Según lo que hemos dicho antes, cada regimiento de la Guardia
recibe sus recluta~ en cuatro ocasiones diferentes, puesto que no
llegan en un día más que los hombres procedentes de tres regiones
de cuerpo de ejército.
La incorporación, por lo tanto, dura en realidad una semana.
En los cuerpos de línea, como puede suponerse, se efectúa todo
más rápidamente. El reparto se hace de antemano en el distrito de
landwehr correspondiente, y todos los mozos pueden incorporarse
el mismo día.
El jefe de cada cuerpo hace que se le presenten las Handna'
tional de los hombres que ha recibido, y los distribuye entre los batallones
el mismo día de su lJegada.
Generalmente se clasifican por estatura, destinando los más
altos al primer batallón, y los de menos talla al de fusileros. El jefe
del batallón distribuye á su vez los hombres entre las compañías,
destinando á la primera los de · mayor estatura, y por ·este orden los
demás.
De tres á cuatro de la tarde se encuentran ya todos en sus
respectivas compañías. Entonces entregan la Handnational á las
c1ases encargadas de su instrucción, quienes los conducen al lugar
destinado al efecto para recibir sus comidas.
Poco después se les pasa una visita de sanidad provisional,
para averiguar quienes pueden tener enfermedades contagiosas,
tales como sarna, sífilis, etc. Después de esto se cunduce á los
nuevos soldados á un baño ó cuarto de aseo, donde se les exige
un lavado general, y por último se les viste el uniforme que les
tienen preparado.
Los efectos que se les distribuyen ese día constituyen el traje
llamado de instrucción, que debe servirles para los ejercicios individuales
y para uso interior del cuartel. Más tarde reciben otro traje,
aprovechando para probarlo las horas de descanso de la tarde
del sábado y mañana del domingo inmediato.
Cada rec1uta debe hacer un paquete con sus efectos de paisano,
que se remiten por el correo á sus familias, después de haber-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETÍN :MILITA:R
los conservado durante cuatro semanas n el almacén de la compañía,
que es próximamente el tiempo fijado para la alteración que
pudiera ocurrir con los hombres que hubie necesidad de devolver
á sus hogares. El resto de la tarde de este primer día se consagra
á la instalación de los reclutas en sus dormitorios. Después se les
recoge el dinero que puedan llevar sobre sí, el cual queda en poder
del capitán de la compañía, á quien pueden siempre reclamarlo á
medida de sus necesidades. No obstante, se les permite conservar,
si así lo desean, una cantidad que no exceda de dos thalers. El objeto
de esta medida es evitar que algunos jóvenes sin experiencia
sean arrastrados á malgastar lo que poseen, cediendo á las instigaciones
de los soldadvs veteranos, que por costumbre se inclinan á
regalarse á expensas de sus nuevos compañeros . .Además halla ocasión
el capitán de la compañía de llevar nota y estar al tanto de
los gastos de su gente, evitando por este medio los que no juzgue
sensatos.
Casi todos los soldados prusianos llevan el dinero en un saquito
de cuero pendiente del cuello. Seguidamente se les entregar\
los objetos necesarios para su aseo personal, los de sus , efectos y
equipo. Ninguno de éstos se les proporciona gratis, y si bien su
precio es sumamente módico, deben pagarlo de su peculio particular.
No expresaremos aquí la nomenclatura bastante larga dé
estos objetos, entre los que se encuentra un peine, un espejo, una
navaja de afeitar, etc. El corte del pelo se hace á todos desde el
día siguiente á su llegada por barberos sacados entre los mismos
soldados, y aun por clases de Ja compañía.
Por último, en el primer mes de servicio todos los reclutas
sufren la operación de la vacuna y prestan el juramento de banderas.
Esta última ceremonia se hace con cierta solemnidad y la fórmula
es apropiada al culto que profesa cada uno.
Cada compañía recibe anualmente de 40 á 50 reclutas. Por
lo común se procura que tengan en el cuartel una habitación separada
de la de los soldados viejos. Cada dormitorio está bajo la
vigilancia de uno de los sub-oficiales ó gifreite, designados como
instructores por el capitán de la compañía. Todas estas disposiciones
se confían por completo á la iniciativa de los capitanes, como lo veremos
más adelante cuando hablemos de la instrucción. El pelotón
formado por los reclutas de la compañía se somete á la dirección
de un oficial y se divide en tres ó cuatro escuadras, á las que
se destina una clase y tres ó cuatro gefreites. Estos últimos no
siempre se designan entre los que desempeñan en propiedad este
empleo; con frecuencia se les elige entre Jos mejores soldados del año
precedente, y especialmente entre los destinados á marchar á sus
hogares al fin de su segundo año de servicio, en virtud de lo que
se llama la liancia dt! Rey (Konigs-Urlaub). Es un favor del que
disfrutan anualmente de 10 á 2.0 hombres por compañía, en recompensa
á su buena conducta y á su celo en el servicio. Parecerá
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
210 BOLETÍN MILITAR
que se destinan á su infantería. L"'s regimientos de la Guardia se
reclutan en todo el territorio, mientras que los de línea no reciben
más que los hombres que proceden de las zonas de batallones de
landwehr más proximos á su guarnición.
Los jefes de estos distritos ó zonas se encargan de designar
para servir en caballería los hombre;; habituados al cuidado de caballos,
ó que sepan montar, ó en general, manifiesten disposiciones
particulares para poder ingresar en el arma. Los destinados á la
Guardia ~on separados en r:los grupos á su llegada á Berlín: uno
afecto á la caballería de línea (c01·aceros y hulanos) y otro á la caballería
ligera (dragones y húsare ). La repartición definitiva se
hace en eguida por el Comandante General de la Dirección de
Caballería de la G·uardia.
La talla mínima es de I '",670 para todos los regimientos de la
Guardia y para la caballería Je línea. En la caballería ligerct baja
á 1m,62o.
La caballería recibe, como la infantería, dos clases de obreros:
los (E'konomie-Handwerktr que no entran en las filas y que en realidad
no hacen ningún servicio militar; luégo los que forman parte
del efectivo combatit::ltc. Se cuida de c¡ue entre esto~ últimos haya
albéitares y silleros ó guarnicioneros.
El jefe del regimiento reparte los reclutas entre lo escua-1rones
según las \'acante que tengan. Anualmente ingresan en cada
escuadrón de 35 á 45 hombres. A todos se les somete á las operaciones
ya descritas á propósito de la infclntería, baño, reconocimiento
médico, etc. Los nuevos soldado del escuadrón quedan igualmente
bajo la dirección de un oficial y distribuídos en tres ó cua- ·
tro grupos confiados á clases, gifrtitt, etc.
Además de los hombres que comprende su contingente, los
regimientol:l de caballería admiten voluntarios de uno ó de cuatro
años. Los primeros son en general poco numerosos á causa de los
gastos tan considerables que se imponen al joven que quiere pres-·
tar sus servicios como voluntario en la caballería. Los · voluntarios,
de cuatro años son, por el contrario, con frecuencia muy numerosos,
sobre todo en determinadas guarniciones, y como veremos más
adelante hay regimientos como los húsares de la Guardia que casii
se componen exclusivamente de ellos.
Los voluntarios de cuatro aiio son recibidos en los regimientos
con más gusto que los reclutas procedentes del contingente=
ordinario, porque en general opinan los oficiales de caballería que!
el plazo de tres años de servicio es insuficiente para hacer un buem
jinete. Así pues, se e fuerzan los cap; tan es por atraer á sus escuadrones
el mayor número posible de estos voluntarios y recibir po
lo tanto menor número de los otros reclutas.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETÍN MILITAR 211
3. 0 ARTILLERÍA
El número de reclutas que corresponden cada año á ]as diversas
baterías se determina como para las otras armas por el Ministro
de la Guerra*. Siempre es de 25 hombres por lo menos para
las baterías á caballo y 30 para las montadas.
La artillería de la Guardia se recluta en todo el territorio ; la
de línea, en los distritos de landwher más próximos á sus guarniciones.
Los reclutas de la Guardia y de toda la artillería á caballo
se reúnen á mediados de Noviembre; los de artillería montada de
línea á principios de Diciembre.
La talla mínimjl es de ¡m6so; los hombres deben ser de fuerte
contextura y dotados de excelente vista.
Para la artillería á caballo se eligen, como para la caballería,
hombres que tengan costumbre de manejar caballos, y además para
toda la artillería se buscan hombres que conozcan algún oficio,
como herreros y guarnicioneros. El jefe de la brigada de artillería
de la Guardia, distribuye los rC'clut s entre sus dos regimientos. Los
coroneles de éstos hacen el reparto entre sus .Abtheilungen, y los jefes
de .Abthcilung entre sus baterías.
En la de línea se efectúa todo esto de una manera análoga.
Podría repetir e aquí lo que se ha dicho respecto á las dos claSe$
de obrero que existen en infantería y caballería. En fin, los
hombres declarados inaptos para el ervicio, previo el reconocimiento
facultativo, se envían por cuenta del regimiento al Estado Mayor
del cuerpo de ejército con una nota que indica si el coronel
desea sean reemplazados por otros, porque en general no se ~ o1icita
más que por los regimientos que se encuentran en malas guarniciones,
y se les presentan por consecuencia pocos voluntarios. Los
demás se completan · fácilmente por medio de voluntarios· de tres
años ó de reenganchados.
Aunque la época legal fijada para la entrada en el servicio de
estos voluntarios de tres años sea el 1.0 de Octubre, pueden, con la
autorización del jefe del regimiento, ser admitidos durante todo el
invierno, esto es, hasta el 30 de Abril. Desde esta fecha hasta el
I .0 de Octubre las plazas vacantes que haya necesidad de llenar,
deben solamente cubrirse por medio de reservistas ó por el llamamiento
de soldados con licencia temporal, llamados disponibles.
Cada batería puede, además, recibir tres voluntarios de un año y
aun más en las ciudades universitarias, pero no se les admite en el
servicio más que una sola vez cada año, el 1.0 de Octubre.
Obsérvese cuán práctica es la organización del reclutamiento
en el ejército prusiano. El jefe del regimiento es el centro sobre el
que gravita todo el sistema. Sabe el efectivo que debe tener su
• Según loa estados que facilitan los jeíes de los cuerpos, como lo hemos explicado á
propóaito de la Infantería.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
212 BOLETÍN MILITAR
cuerpo, tanto al pie de paz como al de guerra, y está obligado á
arreglarse de modo que tenga siempre en sus registros el número
de hombres exigido. En tiempo oportuno solicita del Estado Mayor
de su cuerpo de ejército los reclutas que necesita; devuelve los
hombres que resultan incapaces para el servicio y reclama otros
para reemplazarlos, ó si lo juzga conveniente, admite en su lugar
enganchados voluntarios.
Se comprende que todo esto no es po ible más que con el sistema
de reclutamiento regional, gracias al cual cada cuerpo del
ejército,4tiene, porJdecirlo así, al akance de la mano, un depósito de
hombre~ del cual puede sacarlos á voluntad y que se renuevan sin
cesar, con el único objeto de proporcionarle dónde cvmpletar á
cada instante su efectivo de paz ó de guerra-(Continúa).
POR EL FLANCO EN EL CAMPO DE BATALLA
(Continuación)
2.0 Yul11erabilidad de la diver1a1 formaciontl
Toda tropa al fuego, en cuanto sea posible y mediante el
acertado empleo de la formaciones, tratará de disminuír la visibilidad
que ofrece á los ojos del entmigo, á fin de no atraer sobre sí
los disparos de éste; cuando no le sea dable ocultarse á sus ojos,
deberá buscar el mismo resultado restringiendo la vulnerabilidad
de las dichas formaciones.
Si en el trayecto del haz de un fuego colectivo se interponen
dos tableros de dimensiones diferentes, pero pequeños con relación
á la amplitud de dicho haz, para que pueda admitirse que las porciones
del agrupamiento de proyectiles interceptados por los tableros
tienen la misma densidad, es claro que el número de impactos
que resulten en ellos estarán en la misma relación que Ja
superficie de los tableros. De lo dicho resulta que las vulnerabilidades
que corresponden á dos formaciones tácticas distintas de una
tropa colocada, en idénticas condkiones, sobre el trayecto de un
mis,no haz de proyectiles enemigos, estarán en la misma relación
que las superficies de los tableros receptores de los proyectiles r~cibidos
por las dos formaciones en cuestión.
Ahora bien: el tablero receptor, para una formación delgada,
se reduce al marco que encuadre dicha formación, y por el momento
no tomaremos en cuenta la restricción natural de que los
hombres que componen una formación delgada no reciben la totalidad
de los proyectiles que tocan el tablero, sino una porción
de ellos -que la determina la experiencia,-por lo cual diremos que
para una formación delgada el tablero receptor se confunde con el
visible considerado en el artículo anterior.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
214 BOLETíN MILITAR
menos vulnerables, y que aun al serlo, lo sean en las proporciones
indicadas por el cuadro, por las siguientes razones:
r.a Porque una formación no intercepta todas las balas recibidas
por el marco que la encuadra: un cierto número de proyectiles
atraviesan el elemento cabeza de la formación sin herirlo, y
iÍ hacen esto con el elemento siguiente;
2.a Porque los proyectiles actuales herirán dos hombres, término
medio, entre los que estén colocados uno delante de otro;
3.a Y es la principal razón, porque los tableros receptores no
interceptan en un haz un grupo (de proyectiles) de densidad ho-- ...
mogénea para una misma formación, ni grupos de la misma densidad
cuando se trata de dos formaciones distintas de la misma
unidad.
Tableros rceepto!es de las diversas formacione a 800 metros de distancia
..
1 SECUION O O 1\1 PA Ñ I A
..... 1 FORMACIONES EN LINEA DE .PLANCO EN LINEA. EN COLUMNA.
FLANCO
-i filaJ 2 11Ja s ~-~~::_ A diatao-~
1 fiJa 2 fila s claaen~ De com- • fllu ~ fila• 1--- ru p lila ---- --- ------ ----
m. es n1. es
si o ~ (De pie ........... 80 1-0 8..4 4.2 Ii>o 100 52 33.6' 16.8
~ i Rodilla en tierra 50 25 6 .4 3.2 200 1 100 86 37 25.61 12.8
:- \.A tierra .......... 30 15 51 2.5 120 a o 751 29 20 10
¡
Además, como es más difícil reglar un fuego concentrado en
alcance que en direcció 1, á menudo será ventajoso adoptar formaciones
delgadas ante fu eg os conce ntrado , á fin de sustraerse todo
lo posible á los insultos de un haz de ordinario muy 1 rgo: las formaciones
profundas tienen por lo general el grave inconveniente de
recoger casi siempre la parte más den a de la agrupación que el
enemigo pretendió concentrar sobre el elemento de cabeza. Por
otra parte, admitiendo que el fuego esté bien reglado por lo que
hace á la distancia, en lo que se trefiera á la concentración de ordinario
más bien se dirigirá hacia una ala de una formación en
línea, sea por el punto apuntado, sea por las circunstancias atmosféricas,
y entonces sie11do el haz mucho menos extenso en anchura
que en profundidad, tal elemento de la línea que no recibe proyectiles
ó recibe muy pocos, liabría recogiao, al contrario, una gran
parte del núcleo del haz, si se le sitúa en columna tras la parte de la
línea sobre la cual se concentró el fuego; en cambio, ninguna parte
de la formación habría sido herida al estar colocada tras la parte que
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
DOLETfN MILITAR 215
tampoco lo fue. Así pues, en el caso particular de una unidad expuesta
á un fuego concentrado, no se puede precisar cuál de las
dos formaciones, profunda ó delgada, será la más vulnerable.
Las anteriores consideraciones nos enseñan que la vulnerabilidad
relativa de las diversas formaciones de una misma unidad
variará según el reglaje del tiro y la concentración más ó menos
grande del fuego; es decir, según que la unidad se halle colocada en
tal ó cual sitio del haz en ei momento en que él se abate sobre el
suelo. Si después de lo dicho queda alguna duda en el ánimo sobre
la formación más adecuaJa para marchar bajo el fuego, esa duda
desaparecerá si pensamos que en el momento en que somos blanco
del tiro del enemigo la necesidad de re ponderle y obtener la
superioridad del fuego, poniendo en línea el mayor número posible
de fusiles en línea, impone ~ 1 empleo de formaciones delgadas á las
unidades de la línea de comP>ate, que antes de la ruptura del fuego
marchaban en formaciones profunda , de e trecho frente, con el
único objeto de hacer mínima su movilidad.
Cuanto á las fracciones aun en resen a, bien que el reglamento
previene" siguen en lac:: formaciones m á favorables para sus
traerlas á los fuego ·, de ordinario por el flan co" esto es, menos para
sustraerlas á los fuegos que el enemigo procurara concentrar sobre
ellas, que para permitirles de !izarse fuera de lo · . i ti o batid por
los disparos enemigo concentrados sobre la línea de ombate,
manteniéndose "á retaguardia de las ala ó de los intervalos de
esa línea."
Sin embargo, si no se exagera 1a profundidad, los inconvenientes
inherentes á esta, que acaban de señalarse, re ultan de mínima
importancia con relación á las grandes ventajas que e derivan
de la disminución d 1 tablero receptor cuando .e cmpl an las
formacionc de frente e vtrecho . Habrá, pues, ventaja en conser\' ar
los frentes estrecho~ , ha ~t a cuando e es t á e; · pu to á f1 egos que
no se pueden re ponder, es decir, . iempre que no deba nrevalecer
la necesidad de utiJizar lo fu sile, la s la que justifica el empleo
de la formacion · · en línea.
Escrito e n fran c és por J. Pi GÉS
de la E cue la Superior de Gu rr
!N F:t. UENOIA
DEL NÓMERO EN LA <;UERRA
(E . tr a ct o d e P1 in cipes g t•ne rau ,, d e. plan d~ Cmnpag,w)
fL y un principio fundamental al cual ~ e sujetan todas 1as
guerr~s entre país e igualmente civilizados, y que á pes
~
DISTANCIAS
Labateca á Pamplona ...... •..•.•••..•
Pamplona á Cucutilla ...............•.
Cucutilla á Arboledas .............. .
Arboledas á S a lazar .................. .
Salazar á C6cuta ..................... .
Arboledas á Cachirf.. ............. .
Cachirí á Suratá ................... .
Surntá á Bucaramanga .............. .
Su ratA á Cucutilla .................. .
Chinácota á Concordia . .. ........... ..
Pamplona á Chopo .................... .
Bucaramauga á Arboledas (vía Ca-chirf)
................................ ..
Id. íd. (vía Pamplona) ...... ........ .
'1:! ...... -.....
'~
·!:
~ u
o
~ = = ó r
(") ...
i
Cii
~ • li1
.Ks.
40
35
16
20
50 -
45
25
45
60
20
10
115
140
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.