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Tú tienes palabras de vida. Ciclo B

Por: La Casa de la Biblia- Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús | Fecha: 2005

Las obras que conforman la serie «Tú tienes palabras de vida» son sencillas guías de lectura para leer, actualizar y orar en grupo con los evangelios que se proclaman en la liturgia de los domingos. El itinerario de lectura «Palabras de vida» se estructura en tres fases: 1º Leemos y comprendemos, que contiene un comentario y preguntas que llevan a buscar y comprender el mensaje del pasaje evangélico. 2º Meditamos y actualizamos, que ofrece sugerencias y preguntas para descubrir cómo el pasaje ilumina la fe, compromete la vida y motiva la esperanza. 3º Oramos y celebramos, donde se presentan...
Fuente: Digitalia Formatos de contenido: Libros
  • Temas:
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Tú tienes palabras de vida. Ciclo B

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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 93

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 93

Por: | Fecha: 01/04/1899

ANO lll Bogotá, Abril I.0 de 1899 NUM. 9'3 R - - -·--- ORG NO DEL MJNISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO ---·--- DrncToR AD·HONOUM FRANCISCO J. VERGARA Y V. Corone l, Mie mbro de la Sociedad Colombia na de Ingenieros ~Jl9-l!!UI. O. Slst!1.9-li.R!I.SU!I.!t.!Ut 9ll.lt!I.Sl!l.lt9-<.t!tltlt!UI.!tU!I.RQ.!I.!tR!I..!I.li.U9-SUI..!I..!I..!I.!I..!I.!I.~R!I.!I.!I. . .!t ltP Son colaboradores natos de este peri6dico todos los Jefes y Oficiales del Ejército de la República 0 ~~ ~~~~~~~~~~~~~5b~~~~~6~~~~b~~6~~~~~~~~~~~~~~~~~~ ~ ~~~~~ ~ ~~ SECCION DOCTRINAL - ·- (CONFERENCIA DE MR. E . BOUTROUX EN LA ESCUELA DE SA1NT-CYR) Traclucida para el Bofe/in lllilitar ( Co11iiu ftn) Importa observar tan1bié n que las mismas cualidades individuales se acrecientan grandemente por la confianza que los unos tienen en los otros: una tropa á la cual se den1anda un acto de audacia 6 de resistencia tenaz., tendrá n1a yores bríos si sabe que sus camaradas vendrán á soste­nerla en tiempo oportuno, que si se siente aislada. N a po­león lanzaba sobre el can1po de batalla tropas que no po­dían llegar á tiempo para con1batir, porque sabía qué nuevo ardor comunicaba á los combatientes l anuncio de la aproxin1acion de un refuerzo. En consecuencia, las fuerzas morales preponderantes en la guerra no son precisamente la bravura y la energía de Jos individuos considerados como táles, sino más bien la unión de las almas que n1ultipJica la fuerza de cada uno por la fuerza de Jos den1ás. Las fuerzas morales son esen­cialnlente fuerzas de unificación, de cohesión, de coordina­ción, y si tran~figuran y espiritualizan el número, no lo re­emplazan. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 146 DOLETÍN llLITAR Ahora bien~ la nificación y Ja coordinación de las fuerzas humanas, aparte casos excepcionales, no se produce de manera espontánea, con1o sucede cuando se trata de las fu rzas inconscientes qu accionan n los grandes fenónle­nos de la naturaleza. La inteligencia, el tí tul o nobiliario del hombre, se traduc en prin1er térn1ino ? or el reflejo sobre sí misn1a, por el cálculo, el egoísmo, el amor á la vida y al bienestar, 1 cuidado de Ja propia conservación . Y por cierto que el egoísn1o no es térn1ino de unión sino de di visión ; luego si $e qui re que la unión sea sólida y duradera, d be instituÍistla y garantizarla con1o tál, y es claro que 1 disciplina s y s rá el agente de esa unión ne­cesaria y contraria á las tendencias egoístas del hombre . La disciplina es la fuerza de los ejércitos, y en ella s resu­me el deber militar. ¿ n qu " consiste Ja disciplina? Ant todo la disci­plina es obediencia y sumisión ; n1ás aún : es la obediencia pasiva. ¿La expresión no es fuerte acaso ? ¿No pued su­ceder que s a discutible la justicia ó la legitimidad de una orden ? Ci rto que el hecho puede suceder, pero no por eso deja de ser obligatoria la orden. 1 mandato es para el soldado lo que la ley para el ciudadano. Y precisan1 nte fue ócrates, un apóstol del libre xan1 n, un filósofo, quien, injustatnent condenado á n1uerte, dijo á sus disctpulos : "Justas ó injustas, las leyes d la patria son inviolabJ s. El ciudadano, qu no lo es sino porque ellas lo hacen, no pu - de rebelarse contra ellas sin caer en un absurdo." TáJ es el ten1a de la adn1irabl prosopeya de las 1 y es, que lee­mos en el Criton d Platón. La bediencia pasiva e el de­ber del soldado, porque sólo la obedi ncia pasiva asegura la unidad en 1 esfuerzo, y sin esa unidad no ha y fuerza en el ej ., rci to. ¿ Y se desprend de Jo dicho que el soldado no es sino una fuerza material, ~cn1ejantc al fusil de qu stá arma­do? -.'n verdad que nó. a voluntad del jefe no se dirige al cu rpo sin ., la voluntad y á la intelig ncia d 1 subor­dinado : éste no obed ce realn1ente sino cuando, no con­tento con conformarse á Ja 1 tra del n1andato, desentraña y se asin1ila su spíritu. s por esto por Jo que no s Jinli­ta á obedecer en la rnedida cstrictanH::nte necesaria para cubrirse y desprenderse de toda responsabilidad : le obliga Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN :!IILI'l'AR 147 alcanzar realmente el fin que se Je señaló. Tal orden es lacónica ; la entiende en sus n1edias palabras, la desarrolla, y penetra con su inteligencia en el pensanüento del jefe. El fin le está prescrito ; ·él idea Jos medios, los detalles de la ejecución, y á su turno, y en su esfera, ton1a resoluciones, se basta á sí propio, acepta, afronta y abraza la responsa­bilidad del caso. Por esto la disciplina militar no es simplemente obe- · diencia pasiva, sino que es al misn1o tien1po inteligencia y abnegación. Es el hon1bre n1ismo, empleándose todo entero, con celo y con an1or, en la realización de la tarea que se le ha confiado. La verdadera disciplina continúa la obediencia pasi­va por una intuitiva obediente. En la realidad de los ca­sos, entre la orden dada y las condiciones de su realiza­ción, siempre hay una laguna, y el que realn1ente quiere obedecer, suple por sí n1ismo todo lo que es necesario para asegurar esa realización . Y con1o tal es la disciplina, no es, pues, un lazo pu­ramente exterior y n1aterial, con1o se la ha pintado con tán­ta frecuencia . Sin duda que en primer término es sun1isión y obediencia; pero es todavía algo n1.ás . Supone, por una parte, en el que manda, Ja confianza en sus subordinados : es preciso que est ... s guro d que el los le seguirán y que, aun lejos de su vista, se confonnarán á sus órdenes con celo é inteligencia ; y por otra, en los subordinados, en los que ob decen, la confianza en el jefe, confianza que no se asegura sino cuando la abnegación, la bravura y la capacidad del jefe están al abrigo de tod~. sospecha. En una palabra, la disciplina es la confianza de cada cual en Jos den1ás, y la d todos en cada uno ; es la realización de esa unidad moral, única que da al ejército verdadera fuerza. Tal es el deber militar d ducido de la noción misma de lo que es la guerra, y no puede ser diverso en ningún caso, trátese d~ un ejército de mercenarios, de un jército organizado en casta n1ilitar, ó de un ejército nctcional. Hasta puede asegurarse que el soldado de oficio adquiere poco á poco una especie de sentido de la guerra que hace para él n1enos necesaria la con1presión disciplinaria, en tanto que el hon1bre á quien se aleja transitorian1ente d~ sus ocupa- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 148 BOLE1.'ÍN J'\IILl'1' R ciones civiles para llevarlo al cuartel, no puede ser conver­tido en soldado sino mediante una acción en/ rgica que des­de afuera, por d cirio así, influya en su inteligenci · y en su voluntad. ¿OEé podetnos decir, pues, sobre el deber n1ilitar, que sea propio de nuestros tien1pos, si no nos limitan1os á nlos · trar la identidad de es deber al través de todas Jas edades, haciendo res~ltar su carácter indiscutible. su dignidad y su grandeza? Y sin n1bargo, es imposible que los profundos cambios cun1plidos en la sociedad, desde hace un siglo, no hayan influído en el espíritu n1ilitar, en especial cuando se piensa que uno de esos can1bios ha consistido precisa­mente en irnpon r el deber n1ilitar á todos los ciudadanos, en identificar el ejército con la Nación. Vean1os cuál ha podido ser esa influencia . II Hemos dicho que el deber militar, en sí misn1o, ni ha cambiado, ni podía can1bjar ; .Pero en el d ber mismo, estudiado en su fórmula, conviene distinguir el principio que Jo . inforn1a y el móvil que nos in1pulsa á cutnplirlo. Ahnra bien: sobre ese fundamento y se n1óvil ha ejercido inflüencia la transforn1aciór. qu ha sufrido la sociedad. El fundan1ento del deb r n1ilitar, en un jército sin co­nexiones con Ja ación, es ó la fuerza, ó el contrato, ó el ruando de una autoridad establecida. Y aun cuando esta bases no car cen ni de eficacia ni de noblez y hallan su n1ás alta expresión en 1 honor militar, sentin1iento digno de las aln1as escogidas, la trat1sforn1ación d la sociedad no ha suprinlido esos principios, puesto qu , con n1ayor evidencia que nunca, el Gobierno, úno con la Nación, es un poder legítimo al cual d~b n1os fi.delid d y ob iencia. Etnpero, la fusión del j.:!rcito con Ja ación, al po-nerno n las con icione de las SOl.:iedaJ .... s griegas y rorn - nas, ha vuelto de nuevo al prinl~;;;r lug· r el principio que don1inó l deber militar en es s sociedad s, el deber hacia la patria. La tnisión del ej é t·ci to no es h y hacer 1 fortuna de un aventure o, s rvir lo interese, d..; un princip ... , aun cuando seau Jegítin1os, ó n1archar haci la gloria en pos de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE~ÍN MILITAR 149 un héroe, in o guardar el bien n1ás preci o so de la N ación, la patria. Ahora bien : con este principio no .. ucede lo que con Jos otros d que ya se habló : aq ueJJos no son evidentes por sí nüsn1o~ no se in1ponen inn1ediatam nte á la conciencia 1noral. La fuerza no puede fundar un verdadero deber sino cuandu ella es respetable ; el contrato es r scindible, si no se cun1plen sus condiciones. La autoridad qu no tiene sus raíces en la Tacion, es si n1pre discutible pata Jos e~píritus indinados a Ja cntica. ~ ~ n1isn1o honor, ese pudor viril de qn ha lo con tánta locuencia Vigny, si no se funda en nada, aparece con1o el supr n1o recurso de un aln1a pri­vada de creencias y celosa ante todo de su dignidad perso­nal, mas bien que con1o 1 principio sencillo y claro, acce­sible a todas las aln1as y suficiente en t o as Ja circunstan­cias. A í, estos div rsos principios, en sí n1isn1os, no obli­gan necesarian1 nte al hon1br : están subordinados á varias condi(·iones. Son lo que Ja Filosofía llatna in1p rativos hi patéticos. Muy otro es el deb r d VlVtr y de n1orir por la Patria . Discútese sobre la idea de Patria. Esta idea es n1uy clara~ si nos atencn1os á las enseñanzas d Ja historia y á lo sentimiento natural s de Ja hun1anidad. Prin1itivan1 n­t la patria era 1:~ tierr.a de los padr s, el suelo donde repo-aban los ante asad s r n1oraban sus alma . como sos antepasad s nliraba'n con1o los dioses prot ct res d la fan1ilia, la patria qu 1 ">S guardaba ra sagrada¡~ r tal ra­zón; ra el sí1nbolo de la continuidad y de la p rpetuidad de la fan1ilia, la figura d l pasad que los vivos t nían el ceber de transmitir inviolada á u descendient S. Poco á poco J contenido .ic la patria se ha agrandad , pero la noción re ta h., tnistna. 1 a patria es hoy día, tanto en sus di versos ckrncntos n1orales con1o n1aterial s, el patrin1onio qu nos kgaron nu stros padres y nosotros d · b n1os trans­nütir á nu tro dt:scenclil:nt~s ; es el suelo y son las glo­r- i, r dtsgracia pas ada ; son los altos hechos n1 i1itares, las conq ui. ta rnoral s, ocia! s y política ; es 1 conjunto de las pntt.:bas, Jos lolores, la' n1anchas y las peJ·anzas .cornunc ; s la lengua, las art s, las letra , la ci ncia y la civilización creadas y autnentadas por nuestros ant ·pa a- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 150 BOLETÍN MILITAR dos ; son los héroes en quienes se concentró el alma del pueblo, expresaron lo que ha y en él .de más puro y n1ás grande, y cuyo genio, abnegación y ejen1plo continúan en­volviendo la N ación con una influencia tutelar ; son las máximas que traducen los principios de los hon1bres de acción y re::;un1en las reflexiones de los pensadore-s. Y un deber es conservar y acrecentar todo esto. ¿Por qué ? Porque es la realización de una faz de la hurnani­dad ; una parte determinada de la obra de inteligencia y de justicia, queJa especie humana tiene n1isi6n de cum­plir. Este objetivo nos sobrepuja infinitamente á nosotros, que simplen1ente somos criaturas de un día, y así nuestra grandeza no puede estribar sino en la abnegación con Ja cual le consagremos nuestra existencia.-( Continuará) NTONIO RIC URTE Hay en la vida de los pueblos , hechos raros que determiñan época, no tanto por el bien 6 mal que esos hechos producen, cuanto por el moti o que 1 "S inspira y el hombre que los ejecuta. ¡ Por eso yo creo en las predestinaciones ! RJCAURTE, simple empleado en una oficina de cuentas de la Capi­tanía general de este antiguo Virreinato, entra como otro cualquiera en la memorable revoluci6n de I 810. Eu ·u vida militar, nada hay hasta San Mateo que haga recordar su nombre,; y en aquella batalla misma se le destina a un sitio de segundo orden, lejos de la arena d~l com­bate. Bolívar y Boves, cada vez más enzañados, llevan largos días de incesante 1 ucha ; y RJCAURTE desde la eminencia de una Loma asiste sin peligro á aquel duelo sin igual. Pero en un momento cambia la faz de la batalla. La llanura está desierta y llena la Lo11ta de combatientes; los unos que abandonan la Grua de T~Jtt, los otros que la circlÍcn. En ese minuto, Dios había dispuesto qne se cumpliera la predesti­naci6n de Ricaurte .... ! Momento sublime aquel en que el alma pura dd héroe, envuel­ta en nube · de fue~o. se dcva hasta el Señor á dar cuenta del noble sa­crificio que acabad'- hacer por la salvaci6n de la Patria .. ! Bogotá, Junio 10 de 1886. JUICI ~HLI'l~ R SOBRE T.~A B T LL DE Y CUCHO La B.1talla de Ayacucho, la m:is trascendental y sublime de todas las que se libraron en la América Meridional, fue sin duda la que de­fini6 la independencia de estas comarcas. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLE'l'fN MILITAR 151 Despué de J unín, d Libertador qui o coronar sus glorias con la última y deci~i,•a batalla; pero emulaciones pcquc1as que partieron con­juntamente de 1 enentcla }' ucva Granada, prohibiéndole de un modo oficial y terminante el mando del Ejército, en tanto que ejerciera el Po­der Ejecutivo de Colombia, le hicieron re ignarlo en el benemérito Ge­neral Sucrc. Afortunadamcntc Sucrc era un Gran Capitán, y en esto están de acuerdo lo hi toriadores nacionales y extranjeros. El cneral Sucre siguió icmpre al enemigo en líneas paralela y oblicuas, \entajosas ó de ·f; \'nrables, según el plan que se había formado hasta dar en el campo de: yac ucho. quí viencP las contradiccione de los parte militare de Sucrc y de Laeerna, a í como también la· de lo· hi toriadores nacionales y reali · ca ; m e· l!l verdad, y este e mi juicio re pecto de la gran .Batalla de Aya­cucho, que el ' laris c 1 Sucre no hizo mal en comprometer las rcscn·as luégo no más de principia ia la bat Ha-disposición militar que tánto le ha sido ccn.,.urada,-cuando hab1a previsto el ca o de un rechazo, for­mando lo hero ico E cuadrone de J unín á u ya retag•1ardia e habrían agrupado n u<: tro batallones sin el temor de un derrota. Dada e ta si­tuación, la bar:tlla cambiando así de faz, hubiéramo . obtenido en la lla­nura la ventaja que no daba la calidad de nue tra fuerza ·. He analizado la batalla como oldado v en virtud de la lectura concienzuda de lo do umento'> que sobre cll~ he rodido con ultar. "E ·ERAL M. ---··--- _, TO SOBRR EL TJRO DE 1~ lNF TER I A E Er. EJERCITO ALEM \N (Contim1:tción) El·m ·nto dr /.1 t1·ayt•cto1·ia 9.0 La trayectoria a be (f1gura 3 .n) t¡ue al principio sigue la direc ion Id ·j del caíi<'>n, e clev. por l mi m obre la llllea de mira ti e; pero Jc pltt;, b1j t v de nuc ·o •th'ucntr. la ltnea de mira ·n (e); h. ta ·u punto m-á l·,ado u cim (b} fonn. la rama as-coulen! P (a b}, y en ·guiJa se halla la rawa d•sc,•lltlentt! (be). ~-, ~ ... ·--:¡ -~· · . ,. ~""'" • J . ,.·-te· rc.:J -~ ... · - ~ , _,.-- ' . -., ., . -- -...::::.-:- -~· --- l ' ... .-.!: -::;";,-- • ------ , " ... e:,.. 3 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 152 BOLE~ÍN 1\HLI'l'.A.R En razón de la creciente curvatura de la trayectoria, la cima no se encuentra en su mitad sino hacia el fin de la tercera quinta parte. La rama ascendente es, pues, más larga y rectilínea que la rama descendente. La rall"a ascendente forma con la línea de mira, el ángulo de partida ó de tiro, da e, la rama descendente forma con la misma línea el ángulo de llegada ó de caída, e e a, siempre mayor que el primero. IJa distancta vertical de un punto de la trayectoria á la línea de mira, se llama ordenada de la trayectoria á la distancia conside­rada: ( b !J es la ordenada de la di s tancia (a f). La mayor ordenada de una trayectoria dada se llama flecha. La distancia á que la tra­yectoria corta por segunda vez la línea de mira a e, es decir, la distancia en que coinciden el punto de apunte y el punto tocado, se llama alcance d el alza, y el disparo lanzado se llama tiro de alzo . . _, ~ '-•• • ... Inftuencias exteriores sobre el tiro lnfiu ncias almo fh ;,~ a 10. Cuaodo el vient sopla de cotado, de plaza el proyectil lateralmente, y tanto m " cuanto más fuerte el viento y mayor la dist nc.i á que se apunta: en e tos caso~ puede llegar el despla­zamiento in die d ha ta diez metro en 1 ,ooo metros. Si el viento opla de fr nte, el tir se hace " resulta corto. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE~' fN MU .. 1TAR 153 La densidad del aire--que varía con la pres1on atmosférica, la temperatura y la humedad ambiente,-modifica la resistencia y cambia el akance del arma. En general los alcances son mayores, para un sitio dado, con el máximo calor, y menores, con el máxi­mo frío: son mayores en las tierras bajas, y menores en las monta­ñas y los páramos. Ilumiuaci6n 1 I . Cuando fuerte luz cae por arriba sobre el guión, hace cen ­tellear dicha piez-a, que entonces parP.ce más grande que de ordina­rio, por lo cual involuntariamente se toma el guión muy bajo en la ranura de mira y el tiro se hace corto . A la inversa, la falta de luz, como en el crepúsculo, un bos­que, un día muy nublado, fácilmente induce á toinar muy alto el guión en la ranura de mira y, por lo mismo, á tirar muy alto. Si el guión resulta fuertemente iluminado de costado, la cara má alumbrada parece má grande que la opuesta, y entonces hay ten­dencia á llevar á la ranura de mira no la cabeza del guión sino la parte más iluminada, lo cual da por resultado que se verifique una desviación del disparo ha ia el lado de la cara oscura del guión . B)-Valor balístico del fusil Generalidades 12. El valor balístico, es decir, el conjunto de las propiedades de tiro, en vista de las cuale se organizan especialmente un fusil y su cartucho, reside: en la forma de las trayectorias, la precisión d~l tiro y la penetración del pro;•ectil. 13. Laforma de las trayectorias es tanto más valiosa cuanto menos se apartan de la línea recta. Se llama zona p eligrosa la ex­tensión en que la trayectoria, medida sobre el suelo horizontal, no se leva:1ta obre la altura del blanco (jinete, hombre de pie ó aco - tado, etc.). La exten ion de dicha zona depende, en primer lugar, del alcance y de la curvatura progresiva de la trayectoria, y en se­gundo, de la altura del blanco. En las distancias inf~riores á 400 metro , la altura á que se pone el fu il, con re pecto al terreno, ejerce influencia sensible sobre la extensión de la zona peligrosa (que aumenta á medida que aquella disminuye); la altura del punto apuntado, ejerce influencia análoga, pero 1neno sensible (e algo menor cuando e apunta al centro del blanco que cuando se hace al pie); en fin, la zona peligro a depende tambien de la pendiente d 1 terreno pr0ximo al bJanco. r4. En razun de esa multiple circunstancia que influyen en el tiro, los proyectile disparados con la misma arma aun cuan­do el cañón ocupe una posición invariable, no de criben una ola y mi ma trayectoria, ino antes bien, muchas diferente3, cuyo con- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 154 BOLETÍN MILITAR junto se llama haz de los disparos y resulta con forma de un cono encorvado en forma de cuerno con la punta en la boca del cañón. r 5 · U na erie de di paros hecho sobre una pared vertical; ocupa una superficie Je forma oval y de extensión variable pero siempre con el eje vertical mayor que el horizontal. E a superficie se llama superficie vertical de los di paros, y mejor superficie de dis­persifm (agrupación vertical), la cual aumenta con la distancia del blanco. El centro de la figura resulta determinado por la posición del impacto que ocupa la mitad ó bien por el punto que deje igual nú­mero de impactos arriba y abajo, á derecha é izquierda . La trayectoria que pasa por ese punto central se llama tra­yectoria media ( fig . .A). Sobre el suelo horizontal los proyectile se reparten obr:e una superficie alongada, de longitud casi constan ­te, y que se llama superficie horizontal de los di paro ó de disper­sión (agrupación horizontal), siendo en ella mayor el número de impactos hacia el centro que hacia las extremidades.-C,ntinuará DEL SOLD DO COLOMBI :ro I I-Rondón en el Pantano de Vargas Rondón el bravo caraqu ño, n1uerto en r 822 á con secuencia de una herida recibida en 1 con1hate del cerro de Valencia, despu"' s de haber ostentado su bizarría en treinta y cinco batallas y con1bates, en dos de Jos cuales acon1etió y rindió, lanza en n1ano y á caballo, barcos ene­migos que d f; ndían el paso d río audaloso ; R ndón, que en. las ueseras del Medto, al fr nte d 20 hon1bres y lidiando con toda la caballería enenliga, hizo tántog pt·o­digios y recogió tántos laureles que admirado Paéz le gritó : " Bravo, bravísin1o, Comandante," á lo que el otro res­pondió : ' sí s bat n Jos hijos del .t\lto I_¿lano" ; Ron­dón fue el héroe deJ antano de Va1·gas y Panta­no de Vargas fu J cimiento d J- ind p nd ncia de la u e va Granada : lógico es agregar que n tal día partió laur le con lo$ jinet s d su escuadrón n1odelados á su talla en verd d. l~~n Pe ntano de Vargas, donde "dos veces se creyó perdido el -4 jérci to Libertador," cuando ya todo pat·ecía inclinarse á favor de 1 s español s, que contabin con la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 15 destrucción c0n1pleta del Ej "rcito independiente y cuando todos desesperaban del triunfo, '' apar ce Rondón, nuevo quiles y hace lo que en lo humano parecía imposible se pudi ra hacer ." U na palabra ó Jos esfuerzos de un solo hombre han logrado n ocasiones calmar una insurrección ó dar un triunfo. "Desd una enünencia que nos mostró el señor La Rota, guía nuéstro y testigo d l ::,upren1o conflicto, presenciaba el Libertador Bolívar aqu 1 desastre y la ruina de la santa causa, y volvi"ndo~e á los Jefes que Jo rodeaban ' son1os perJidos, les dijo, pensen1os en la retirada : nues­tra cab~dlería está intacta y nos prot gerá. ' ' Mi General, exclamó con el ac nto Jlanero l{ondóu, Je[i de la caballe ­ría, yo no he peleado todavía y para retirarno hay tien1po .' Y sin más oír, n1ovió desesperadamente sus llaneros, que al revolver una colina se encontraron de manos á boca con el scuadrón español orillando en columna l Pantano. Ca­yerón sobre .... 1 con la rabia de hon1bres que buscan la muer­te, arrollaron la primera fila y la segunda y la otra, preci­pitándolas dentro d 1 profundo pantano, y á la postr obli­garon el resto á volver caras aterrados y huír con toda Ja pre teza de sus caballos. La infantería e pañola que d de las alturas vio aquello, in1aginó qu iba á ser cortada por Ja espalda, y hubo un mon1ento en que, alt rada, suspendió los fuegos. n este n10111cnto crítico los tan1bores patrio­tas tocaron carga in tintivamcnte, lo sol a os prorrunlpie­ron en vivas victorias , y los españoles sobrecogidos, huy - l'On d trás d su caball na, dejándos n1atar in t si tencia ! dos n1il hornbres que forn1aban la r erva dt.= Barr iro no se att·evieron á n1o rerse ino que se replegaron al extremo occidental del pantano : los patriota.., tau1poco se atrevieron "' . 1 , A , a p rsegu1r os. - nnetzar. "~edó 1 ~j ' rcito r puhlicano no solan1ente don1i­nado por los fu go d ·1 enernigo, sino cotnpl tan1 nte n­vuelto y r ducido á una profundidad que no tenía tnás sa­Jidaqu un d sfiladero CuaJqui rorro j "rcito s habría dado por vencido n esa situa<;ión acribillado por una t 1np stad de balas. Per n tt: n1on1 nt 1 bravo C ronel H ndón dice al , n ral Bolívar qnc le p rn1ita obt·ar con la caba­llería y le re pon de d Ja victoria .. . De un mon1ento a otro can1bió la suerte, pasando de v ncedorcs á v ncidos, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 156 BOLETÍN MILITAR pero de una manera formidable porque nunca la caballería llanera había hecho un destrozo igual. "-Groot. " in embargo, la gloria de argas pertenece al Coro­nel Rondón y al Teniente Coronel Carvajal, ambos de los llanos de Venezuela. A ningún otro se concedió, sin~ á ellos, en aquel glorioso día, el renombre de valientes." -Santander "Después de sangriento batallar, el Ej .... rcito patriota queda libre, y 1 español desconfía ya de sus fuerzas al ver ese par un triunfo que creía alcanzado. Desde entonces quedó como lección entre los colombianos y en són de proverbio el de ' hubo las d 1 antano de Vargas,' como recuerdo de acciones de temerario arrojo y d lucha san­grienta y encarnizada."- Quijano Otero. Y en Boyacá todos saben qué parte le tocó á Rondón en esa victoria que era consecu ncia de sus hazañas en Pan­tano de Vargas. • • (Continuación) Tal fue mi conducta en Venezuela durante mi primera estada en esa capital. Los habitante , que fueron de ello testigos, reconocieron que yo no los engañaba. E s a fue la v·oz general : no fue contradicha ~ino por un número insignificante de hombre pervcr os, ó por cándi­dos, sin discernimiento, guiados por un interés pcr~onal. Grato me es pensar que la opinión pública me hizo entonces justicia. ¡ PI uguicra al iclo que la - per~ona · á quicnc confié la eguridad, la paz y el go­bierno de mi· querido venc7olano , hubieran corre pond.ido á mis cuida­do, á mi órdenes, á mi ~ Úplicas ! Partí para arragcna y desembarqué en Santa Marta. Prcci ·o era poner por obra en e te inmediato punto el plan que meditaba, y el cual comprendía á la tropa de esta Pro,·incia. En la capital, apenas tuve:: el tie1npo necesario para reunirlas, y a] punto me encaminé á las co ras de artagena, en donde no encontré sino la ·er ales de la tn-' criminal é impru ente resistencia. jas ciud~tde de ·rerncra, anta R;o sa . ·rurbaco y rjon , habían ·ido incendiada ; las quinta y ha­bt~ ac•~ncs, destruíd ó asolada·, en un ra io de varias leguas. i a p 1vactones y los m les que un sitio prolongado había hecho ufrir á mi ejército ; á pe ar de todo, yo quería poner en acción todo lo rl.!­sortes que e taban á mi alc:mcc para mo,•c r Jo . coraozonc. dt: )os habi­~ antcs y de lo · mic:mL·wos dd obic::rno, é im¡ ul arlo {¡ que prc ta.cn J lr~~leJttO de fidelidad al Rey y -' la r,tción, separado de:: ella por un de uno fatal comencé ningt!n a to de h0 rilidad h ta tanto que, mc?iantc obstinación, . me hi.cieron perder la poca· e peran.zas que abng:lba, y cuan o vano ofictalc e palioJe._, á qui\.:nC tomaron en el Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN ])IILl'IAR 157 mar fueron degollados á sangre fría, del modo más inhumano, en las ri ione :le la lnqui ición. Traté, in embargo, de d<.:.echar de mi memoria <.:'ta e cenas de horror, y ofreci 1 paz en pren a de mis pací­fica intenciones á los a esino de aquéllos. Tanto e a 1, que c.:ncarguC: á D. José Domingo Duar e, americano que había residido mucho tiempo en !a capital de Nueva Granada y que era muy conocido además empleado en el ejército, en calidad de Intendente, ·e dirigic e á ello, que de seguro le e cueharían con mayor atención y confianza. éa c.: en qué término se dirigió á sus compatriotas: "Amcriuwos dd Remo dr la l\-ruvn Grrmndn "Mi incero afecto por vosotros me lleva á señalaros la única vía que o quc..:da para -al varo, junto con la ciudadc inocente que os han vi to nacer. oi. e pañolc y una cric deplorable de acontecimiento os exhiben ante el mundo que ob·cn·a vu<.:stra conducta como indigno~ del nombre que admiran y rever<.:ncian las naciones culta de Europa. De ·pués de.: veintiocho año que hace me encuentro lejos de osotros, no me he olvidado ni de vuestras virtudes, ni de los felices momento en que trabajábamo juntos en perfeccionar \ uestra instrucción. Me acuerdo del trabajo que tomé en educar á varios de vosotros á quienes pretendí inculcar los principior. de una ana moral. E tos recuerdos, }' el conocimiento que tengo de ue ·tra docilidad, me han decidido ;{ ve­nir, como precursor, para anunciaros )a uerte que o espera. Ya 'arios d<.: vuestro más e imable compatriotas o han dirigido en ano conse­jos cmcjantcs; pero e ta reflexión no debe detenerme. " U na e · pcdici6n de quince mil españoles, bajo las 6rdcne de un General verdaderamente diguo de este título, de pué· de haber alcan­zado lauros en las 'ictorias con que España ha sabido librarse dd yugo de un bárbaro usurpador e pre enta ante 'o otro , y no aspira á otro triunfo sino al de que vosotro mismos evitéis vuestra desgracias . '1 ornad al seno de 1 madre patri , á quien insultáis en vuestro delirio; ella oh·ida la injuria ; ella os )Jama á gozar de la paz y de la tranqui­lidad que h. béis perdido durante cinco al1o de furor, de dcs6rdene y de anarquía. o dei oído, querido compatriotas, no escuchéis más á los infame~ :>cductores que o han cngai1ado. Según ellos, la patria es el uelo que no ha \Í to nacer: ¿no es má- bic.;n el Jugar en donde resi­de el mon. re. á quien hemos jura o fidelidad como nuc tro antepa­sados ? ¿ el lugar de donde emanan las ley<.s ? E una q uimcra hija de Ja ambición, e una bla fcmia, hija del ot·gullo, pretender cambi r de repente en enemigo y en ri ·ale , pueblos que han tenido un mi mo origen, una mi ma religión, las mi ma leye una sola lengua, gloria de cr esp. ñolc : ¡ cu. nto ue!>lo .má poderosos y más numero o que ·osorros, envidiarían este título q uc rechazái ! "¿De quién habéis recibido lo derecho á ocupar el territorio y lo Distritos?· De nue tros padre, de e os ilu tre españoles que han hecho t:'írnc y grande acrificio para .omctcr e tos paí es á la corona de Ca tilla, y e tableccr en ellos su descendencia. ·o otro oi lo he­rederos de . u virtudes y de sus vicio , á vosotros pertenece el l'rcmio Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 158 BOLETÍN MILITAR de su constancia y de su heroísmo ; para vuestra dicha fundaron ciu­dades adornadas con tánto' edificios ; para vuc:.-tra instrucción y vut:st;a gloria, trajeron á estas playas las artes y las ciencias del Anti­guo Iundo fundaron Colegios y Universidades. Esta herencia hizo vues·ra dicha hasta el día desastrado de vuestra revolución ; compa­rad, sin prevención, una y otra época. i no otro he]llos nacido en América no ha sido por nuestra voluntad ; vosotros sois descendientes de familias españolas, y esto tampoco por elección vuestra. preciad este bien como un favor del Ciclo· " Yo no trato de cngañaro·, conocéi mi carácter. Creed me, vues­tra suerte está cr. \'UCstras manos. De vosotros depende ser conducidos en el carro de triunfo de la gran nación á que pcrtenecéi· ó ser enca­denados á ese carro. El jefe del ejército victorioso que os ofrece la paz, puede reduciros por fuerza si per:)i ds en una obstinación desesperada . Enarbolad el estandarte que tántas veces habéi in ultado, dad francos los puerto , abrid las puertas de las ciudades á las tropas española , unid á sus armas la vuestras, y participad de su triunfo; la gloria de este triunfo ba tará para borrar la mancha de vuestros errores pasados. o temáis nada; es un compatriota el que o habla; un compatriota que no piensa sino en vuestra dicha y en la pro peridad de estos de graciados países. Soy re rigo de la magnanimidad de la clemencia del General del ejército libertador en Margarita en Cumaná, en Barcelona, en Ca­racas, para hombres á quienes el Derecho de Gente condenaba á muer re y que se encuentran vivos entre vosotros. E~tos entimientos de com­pasión y de clen1cncia on lo mismos del Rey, cuyo corazón generoso y grande má e conforma en mirar con lástima vuestras desdichas, que en alimentar un des~o de venganza que por otra parte, vuestra ingrati­tud justificaría. Corresponded á esto' nobles sentimientos y no provo­quéi la indignación de un padre augu ro, indignación que.; será funesta para vosotros. Vue tr conducta e idéntica á la de los pueblos que os he citado; la heroica resolución que o propongo os hará superiores á ciJa . "El Eterno, que lec en lo má ínt1mo de mi alma, c;abc con cuán-to fervor su piro por vuestra felicidad; ella es loda mi ambición. ( Oontinuarcí) ---···--- Ll 'I'U PEREGRINACIÓN MILITAR Á JERUSAL~ •, POR. ER 'ESTO LOU.ET (Conclusión) , La gruta de la a ti vidad está debajo dd coro de los gricg<.~s; bája­sc a c~Ja ~or dos escaleras paralelas, un á derecha y otra á j¿quicrda de la tglc.ta. Es un hueco de lrcinta pies de profUJ did d, poco má ó menos, formado en la roca, y que quedaba fuera de la aldea, hace diez y ocho siglos. José y Maria no encontrando albergue en Belén y obli­~ ados á escapar de las intemperies d 1 invierno• ~iemprc riguroso en Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B LE'l'ÍN MILITAR 159 aquella comarca situada <Í dos mil quinientos pies sobre el nivel del mar, se guarnecieron en e ta gruta, que scrda de escab o á los anim;les: intencionalmente no quisimos penetrar á ella antes de que sonase la hora que marcaba el ani\ er ario del augusto misterio de que fue testi­go, y empleamos la · últimas horas del dfa en recorrer la aldea y su contornos. El hermano Lieven, quien también aquí no servía de guía, nos condujo en pocos minutos fuera de Belén, á la Grutn d~ la luhc, forma­da en la roca, como la del nacimiento, y transformada en capilla. Según una tradición, la Santa Virgen, huyendo de las amenazas de: Herodes, fue allí á mamantar á su divino hijo; hasta se señala una piedra blan· ca sobre la cual cayó una gota de leche de su seno y que le dio ese co­lor, y ba ·adas en esta leyenda, las nodrizas de la comarca que han per· dido la leche, 'ienen á e ta capilla á orar á fin de recuperarla. ro hay sitio, de los que encierran más respetables recuerdos, que no esté seña­lado con alguna tontería de la inteligencias medianas . Llegada la noche: n.: olvimos dormir algunas horas para estar más alerta en los oficios de la · atividad . Minutos antes de media noche nos de pertaron: iba á comenzar la misa. Tuvieron la amabilidad de seña­larnos sillas en la capilla, delante del coro, junto á la reservada al Cón­sul de Francia . En ausencia del Patriarca, cJ privilegio de oficiar so­lemnemente en la igle · ia de Belén correspondía al Reverendísimo de los Padres de la Tierra anta, y él Jo cedió, corno un honor, a) Padre Fulgencio, Comí ario general de la Orden en París, }' quien había lle­gado de Francia la ví pera. Un pcqucfio hortera, tapado con una cor­tina, había sido colocado de antemano encima del tabernáculo; en el momento en que el celebran e entonó el Gloria i11 exu!Jis, se levantó la cortina y dejó ver un niñito acostado obre un lecho de musgo· el órgano preludió entonce notas aguda que imitaban el canto de lo pá· jaros, en conmcmoraci6n del concierto de alegría que resonó en el mundo d gran día en que los pastOres prorrumpieron en los gri os de " ¡ Hosanna, ho anna: hé aquí al Redentor ! " ' ermin.ada la misa, e) clero y todos los asi tcntcs se trasladaron en procesión á la gruta de 1 atividad, con una cera en la mano. El cele­brante coJ ducía al pequeño J e ús en el hortera. La que recibió al Hombre-Dios está hoy en Roma, en la iglesia de anta María la Ma­yor. Llegados á la gruta, la ceremonia fue corta pero imponente: el ce­lebrante depo~itó el pcqu fio Jesús en el sitio mi ·mo en donde el m~h­mol blanco, que cubre tanto el suelo como las parcde , ha dejado en descubierto una porción de la roca primiti,·a, al rededor de la cual se lee esta inscripción: 11ir tÜ rirgi!u lvlnría JNIIJ C!JriJIIIJ 1/llftiJ, es/. (Aquí fue en don­deJe ucri to nació de la Virgen María). hn seguida besó e ta piedra sagrada y cantó el Evangelio del día, mi en tras que todos sus acólito se prosternaban á su vez para venerar el lugar de nacjmiento del alvador. uando terminó el E\ angcJio, el cele­brante ol vió <Í tomar al nirio J e ·ús , y lo condujo á algunos pasos del lugar le la ati idad, á otra gruta pequeña, un poco más baj. y que e llama del Cántaro. Las paredes de ésta son la roca vi\·a, como en tiem­pos pas dos; ella· forma como un rinc6n de la gruta principal, Jaque por Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 160 BOLETÍN l\nLITA.R sí sola tiene dimensiones bien estrechas. Apenas treinta personas, cuando má caben en ella á un mismo tiempo. En ese momento solemne, que produce en el alma tan dulces emocione_, apenas nos pudimos arrodi­llar alguno instantes. las tre-; de la mañana había concluído toda la ceremoma, y volvimos á acostarnos apre:;uradamente. 27 de Diriembrr-Tenemos el tiempo medido, y preciso nos es dejar {t Jerusalén. Queremos terminar nue tra permanencia en ella con la última vi ita al Santo Sepulcro, y por esto no levantamos al aclarar del día. A las siete montamos á acaballo, nos encaminamos á Jafa, en donde debemos embarcarnos. El Cónsul de España va con nosotros á acompañar al Conde del Recuerdo. Durante cuatro horas hay que su bir y bajar las últimas colinas de la Judea; pasamos por el pie de las ruinas del castillo de los Macabeo, que, colocado en la cima de la más alta montafia, podía fácdmcnte proteger todo el país; pasamos algunos instantes en bugosh, aldcíta en donde todavía se ve de pie una bella iglesia de e tilo ojival, con atrios que formaban una ciudadela en esta­do de defensa. Fue construída por los templarios; en el interior hay por dondequiera re tos de bdla pintura · á pe·ar de esto la han converudo en un establo, pero fácil sería comprada y devolverla al culto católico. La llanura comienza en el Khan de El Birich y continúa hasta Jafa, inmen o tapiz de verdura sobre el cual repo a agradablemente la \'ista. La aldeíca de Ram!eh aparece en la mitad rodeada de palmas y de cactus: e ca es la etapa ordinaria de los peregrinos que no van en un día de Jafa á Jerusalén. Tambi~n tienen allí los padres de la Tierra Santa un convento en donde nos e:>peraban · c1los han reemplazado á los caballeros de San Juan de J eru alén, que tenían en otro tiempo, cerca de Ramleh, un vasto castillo, flanqueado de alta corre, en donde velaban á los peregrino · para ir á encontrarlos y escoltados hasta la Ciudad Santa . Hoy no e ·iste sino la torre, el re to del castillo es un montón de ruinas, que el General Bonaparte convirtió en 1799 en cam­po eparado y en un hospital. Dormimo en Ramlch; á la mañana siguiente, 28, á la seis, par­timos para Jafa, la que se divisa dc·dc lejos, \.:Onstruída en anfitea­tro, sobre un rnonuculo, á orilh de la m r. lil llegamos hacia las diez, despué de atra esar lo má hermo.os jardines de que haya idea. El paquebote del Lloyd au triac ,, en el cual dcbcmo embarcarnos, no e tá todada á la vista -; lo aguard mos re ignados en el convento de lo p . dre de la Tierra Santa; no llegó ha ta el 29 á las cinco de la tarde. Algunas horas después dcjáb mo á J a fa, y el 30, como á las cuatro de la t rde, vol (amo á entrar al puerto de Beyruth, des) umbrados con t~do lo que habhmo visco en tan pocos día , y á veces volviendo la ".tsta .atrác; como para coruc~l pl r aún ese p.us que un católico no vi­stta tn conservar por largo tlcmpo el recuerdo de lo que vivamente ha impresiouado su corazón. ADVERTENCIA Debido al espcci 1 apc yo qu<.: á este Bolt'fal pre tan el Ivlinis-tcrio Jc obicrn y~ Jmprcnta Na Í_?'~ 1) de de <.:1 presente núme-ro el Sup/.•~tutJfo hrstoruo cuenta 32 pagtna en cz de 16. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLEMENTO-GUERR DE 1854 17 Cuando Solano y sus compañeros iban á de cender á la ciu­dad, tuvieron noticia de que aun cuando en ella había acuartelados más de 300 hombres, no era imposible tomar el cuartel entrando de improviso y atropelJando con arrojo los centinelas, para lo cual se debí~ contar con la decidida parte que en la lucha tomarían todos los constitucionales que se encontraban en la ciudad. Resuelto esto y cuando ya descendían, se encontraron con el delator que ni apro­baba ni improbaba lo resuelto, pero que siguió con ellos, y cuando ya se acercaban á la calle por donde debían entrar, avistaron un pe­lotón c01no de 50 fusilero que les salía al encuentro. El puñado de constitucionales no vaciló y desfiló sereno y tranquilo por delante de los soldado que hacían alto en batalla y se pasaban las cartuche­ras al~frente. Confirmaron desde luego la defección del compañe­ro, y visto que era imposible poner en planta el plan acordado, de­terminaron atrave ar la ciudad y seguir vía de Tundáma. Hicieron alto á un kilómetro de Tunja y enviaron al Gobernador una mi­siva concebida así: riales, a ... qutene~ qutto alguna armas y monturas, hecho que luégo resul­to muy tmportante para el restablecimiento del orden legal. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLEMENTO-GUERRA DE 1854: 21 Desde el día 5 de Mayo había salido de Bogotá el General Joaquín Parí, con el Coronel Arjona y v rios oficiales, en direc­ción á La Mesa; en Canoa (el 6) se les agregaron otras perso­nas con algunas arma , y el 7 llegó el piquete, fuerte de 16 hom­bres, á la hacienda de La Esperanza, donde el General recibió auxilios y tuvo noticia de que el enemigo, en número cle 200 sol­dados, marchaba á ocupar la ciudad, é iba á posesionarse de la Go­bernación el Capitán Troncoso; y, en consecuencia, tomó Ja vía del Colegio, pernoctó en San Miguel, donde se reforzó con tres voluntarios, y el 8 lleg6 á Anapvima, donde Jo recibieron varios caballeros que allí se habían reunido para trabajar por el re table­ci miento del orden legal. U nidos todos, continuaron para Juntas de Apulo, y allí, á las siete y media de la noche, tuvo aviso el Ge­neral de que el enemigo, al aber que él ocupaba á Anapoima, ha­bía regresado para Bogotá, por 1 cual resolvió contramarchar á La Mesa, como lo hizo al día siguiente 9, ocupando esa misma tarde la ciudad, donde recibió la noticia de que la víspera, es decir, el 8, el Coronel José María Ardila había triunfado en Funza sobre los rebelde , con las fuerzas que organizara en la Sabana para de­fender la causa constitucional. Ocupada La Mesa y abiendo el General París que el enemi ­go e taba en El Hospicio, situó su pequeña fuerza á la entrada de la ciudad y restableció el régimen legal llamando á ejercer la Go­bernación al doctor Benigno Guarnizo, como suplente del doctor Briccño, en campaña, á órdenes dd Comandante Arboleda . Esa misma noche (del 9) llegaron á La Me a 6o pri ioneros cogidos en Funza por el Corqnel Ardila, conducidos por 40 infantes· y ji­netes, que reforzaron el piquete de 20 horn bres que tenía el Gene­ral París. El xo, despué de haber mandado po tas en todas direcciones, el General París principio á organizar la columna de su mando, para lo cual nombró al Coronel Arj na Jefe de Estado lY.I.ayor : el Batallón Bogotá, mandado por el Coronel González, e formó por el momento con seis compañía de :í 55 hombres, inclu os los prisionero no complicados en la rebelión. Dispuso tambien el Ge­neral organizar un e cuadrón á ór<.lene del Coronel ArdiJa, que se había incorporado con 30 jinetes. La fuerza total de la columna ascendía á 130 hombres de a m has armas . En La Me a upo el General Pan que el Gobernador de Neiva había llamado al servicio al eneral López, y l había con­fiado una columna compu ·sta de una compañta del Batallón nú­mero s.•, 200 hombre de in.fantena y un pequeño e cuadrón, los último do grupos d la guardia nacional de Neiva, y sin a­cilar le ofrccjó tambicn el mando de la columna de Tequendama, para q 1e junto obraran sobre la e pital. El dí r 1, ya organiL.a<.lo el Batallon Bogota, di pu o el mi - ano General Parí que e formara una Comp.tñla uclta e n lo jo- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 22 BOLETÍN:.. ILIT R DE COLO .. BIA venes liberales que salían de la capital huyendo del dictad0r y cuyo número aumentaba dia por día, por cuyo motivo e le elevó á Ba­tallón á órdenes del Senador y Capitán Laureano Mosquera, agre­gándote otras dos organizadas una en Anolaima y otra en La Mesa. Del r 1 al r6 se incorporaron en la columna de Tequendama 13 jefes y oficiales, y la fuerza ascendi.ó á 300 h mbre . Entre los auxilios importantes que recibió, debe citar e el llevado por el señor Pedro Rojas, consi tente en 20 fu iles, 400 piedra de chispa y al­gunos paquetes embalados. En fin, el General Comandante en Jeje dictó una orden general dedarando que los oficiales y jefes que se separasen de las filas de los rebeldes serían colocados en las legiti­mistas con los grados que ttnían el r6 de Abril, sin reconocerles, se entiende, los ascensos conferidos por Melo . Las fuerzas que e organizaban en Boyacá, Cundinamarca y olima se aprestaban á combinar operacione para atacat· la capi­tal, por lo cual antes de seguirlas en el desarrollo de dicho plan, conviene historiar lo acaecido en el ur y en la Costa atlántica. Cortada quedó, al parecer, la revolución que en Popayán quiso estallar 1 I 5 de A bri 1, y que con forme á pliegos e apturados poco después, se había tra1nado en t do el Sur, por lo cual el Goberna­dor continuó organizando fuerzas y la elevó al número de rooo hombres para auxiliar, lleg do el ca o, á las ?.utoridades legttimas de las provincias limítrofe . En Cali lo conspiradores aplazaron su intentona,y los legitimista pidieron auxilio y tropa á Popayán, cuyo Gobernador le dijo se concentraran en Caloto, donde los po­día aúxiliar y protejer; desgraciadamente á Buenaventur::t no fue posible enviar guarnición, porque el obernador ~·ijano carecía de recursos para tal movilización, y los caleños apenas ofrec1an pa­gar los fletes, lo que no resolvía la dificultad . En Bolivar, los ecinos se armaron con algunos fusiles y palos para 1 e;i tir á los re\olu­cionanos de Almaguer y lograron quitarles 8o fusile de jSO con que los hJ.bía armado el Comandante General de orden del Go­bierno. En fin, el Gobernador uijano> al dejar en libertad al­gunos jefe que s~ habían sincerado, lo alejó de la ciudad envián­doles en comisión á otros lugares. De esos comisionados el principal era 1 Comandante López, quien conducía pliego par el Pre idePte, y que al llegar a eiva1 como ya el Gobernador de esta ciudad tenía noticia de la rev lución del 17 en Bogota, fue devuelto por dicho funcionario á Popayán con la fatal nueva, agravada on la a everacion que hactan en eiva de que la rcvolucion era obra del Pre identc ( bando, lo que, como se comprende, reanimo c1 <.· ptritu de lo dictatoriale del ur por má , que el Goberna lor uijano asegurara que O bando e taba prc o y era nece ario ir ;1 redimirlo del cautiverio en que lo tenía Mclo . La ituacion p< lltica pare~ía oscura, las opinione se Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SL7LEl\IE.~, '11 0-GUERR. DE 1854 23 dividieron y los hombres de orden no sabía 1 qué partido tomar; los propietario temblaban por u~ haciendas y querían se derroca e a l Pre iJente por cuanto la prensa afinnab que Oba:1do y Melo obra­ban de acuerdo . L~ diligencias judiciales contra lo primeros amotinaJo se paralizar n porque y nadie quería declarar en el asun­to; el Coronel Tieto \oh ió á encargarse del mando para oponerse á la medidas del Gobernador, y e · te tuvo que ocurrir á la Corte l\1arci.t1 pidiendo su u pen ión, por cuanto revocó con una orden reservada otra dada por la autoridad CÍ\ il, de que pu icra á órdenes de é ta una compañí del Batallón 5 .0 que estaba en la plaza con algun parque, r fue desobedecida por la tropa. La Corte decretó la suspensi "'n y lo reemplazó el Coronel uijano . En medio de e to conflictos el obernador de Popayán, apoyad por los constitucionales, conser adore y liberales, logró organizar y di tribuír convenientemente en la provincia 2,500 hombres, preparándo e así a ufocar una revolución que e veía iba .... estalbr en todas partes . Creyó tambi ,. n ncce a1·io auxiliar al Gobcr.nador de Pasto y á lo legitimi ta de llol1 var y por eso en­vió al primero 12,000 tiros de fu il y algunos fulminantes y pie­dras de chi .. pa, y á los egundos algunos otros elementos de guerra. Ordenó, además, componer las armas dañadas y colectar fondos para Jos g to de guerra. Lo revolucionarios, para desvirtuar las medida del Gober­nador de Popay'n, propalaban que el General José Hilario Lópcz e taba conlprotnetido en la rcvolucion, que el eñor Diago sería el Gobernador y eJ l\iavor Guerrero tornaría el mando militar, y que contaban con el apoyo de vario ciudadanos notables y de mucho jefe de guardia nacion l. El Gobernador uijano, que conoc1a bien la lealtad del eneral Lopc.;. .z., onvoco una junta de padres de familia y con ~u a entimiento nombro jefe de las fuerza de la pro\'incia á dich ener 1 Lopez, y rnandó una cotni ión á que le comuni ara tal re olucion . Las habladurías de los meli ta y los impresos que llf·garon de Bogot , con1plicaron m.' la situación, a la vez que el Go­bernador recibí 01nunicaciones del Gcncr 1 López, del Senador Arboleda, del Gobernador de eiva y aun del mi rno Vicepr<'si­dentc, pidiéndole elemento de guerra ·y recursos militares, que por iert no abundaban en P payán . nte todo el Gobernador ten1a que obrar con gr n tino á fin de logra1· refundir los antiguo par­tido en d Censa de la Con titución ; con iguio que el hijo d 1 Ge­ner 1 bando le a y u da e á o)ici tar recur ·o , y con tal fin lo en\ i ó á Silvia donde colectó $ 900. !1 P payán también e recaudaron alguna urna , aunque in ignificant , y f."lltaba dinero pm·a nlovi­Jj ·¿,ar la tropa y entrar en carnp ñ., no bstantc lo cual el .:rober­nador re olvi""' pa , 1· en e cal ne la e rdillc1· por 1 camino de Guanaca é ir á pon ·r e á <5rd ·nc dd .Tener J Lopez, en ei' a . La. olumna, fuerte de 78o ho1nbrc, unifürmado , rcgultttlT.t:ntc Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR DE COLOMBIA armados se componía de los Batallones de milicias Popayán núme­ro I .0 c4oo hombres), 11mb?o (300 hombre ), de la Compañía suelta de Calicanto (So) y del 5.0 de !ínea que contaba r8o veteranos. Mandaba esta fuerza el señor VIcente J. Arboleda. Los agentes de la revolución no : ?e ~uidaban, y emplea~on todo su influjo para separar del servicto a los que antes habtan sido amigos del General bando, á fin de que se pronunciaran por la Dictadura, arguyendoles que 1~0 podía~ marchar á órdenes del señor Arboleda, que .no era su amtgo poltttco. Para hacer fren­te á estas nuevas complicaciones, el (7obernador Quijano envió nuevos pliegos al General López, llamándole para que fuera á ponerse al frente de la División, pero el, junto con el Senador Ar­boleda, se había movido ya sobre La Mesa y Honda, é instaba por el envío de las fuerzas del ur y de los elementos de que podía disponer el señor Quijano, dici ndole dejara sólo I ooo hombres para hacer fi·ente á lo revolucionarios de Almaguer, Buenaventura y el Cauca. El 12 de I\1ayo debía ponerse en marcha la vanguardia, cons­tituí da por el Batallón Popayan, pero la víspera por la noche esta­lló en el cuartel una sedición, que produjo la deserción de 120 hombres con armas y uniformes; los 2~0 que permanecieron lea­les se pusieron en movimiento el 13, pero a una legua de la ciu­dad emprendieron los revoltosos nueva seducción, que, sabida á tiempo por el Jefe, fue contenida, lo mi mo qu'! otra que amena­zó producirse en 'l'otoró, y el Cuerpo siguió su marcha sin otra novedad . El I 4 salió de Popayán, en vía para Guanacas, otra co­lumna, compue ta del Batallón 1'imhío y la Compañía de Calicanto, pero como los revolucionarios lograron in urreccionarla, regresó del Puente oel Cauca, y, bala en boca y tambor batiente, atravesó la ciudad y fue á situar e en el Ejido> en la parte sur del poblado. Allí los dictatoriales se quitaron la careta, y dijeron que Obando y 1\1elo obraban de acuerdo, y era prcci o derrotar á gólgota y conservadore y al Gobernador que lo· so terua ; los timbianos se resi tieron á atacar al obernador, y una Compaíi ta de guardia na­cional, que había qt:edado en P payán y no tomó parte en el de - orden, se limitó á pedir su desacuartelamiento y el permi o para regresar á us casas. Los revolucionarios se propusieron con cguir que e detuviera el parque q~e se había. remitido a la ro y Bolivar,y que. regn~sara el Batallon numero 1.0 oc Popayan,para coger los 40,000 t1ro que éste lle\'aba de repue to; abultaban la noticia del pronunciarniento de Cali ; esperaban hacer triunfar el de m·dcn bajo el nombre de bando, y aun hicic•·on vacilar á lo hijos de e te, manife tándo­lcs que soJa mente con la revolución sal vanan á su padre, que esta­ba complicado en 1 rca ion democratica. La di tancia á que para sa fecha e encontraba el parque.:: enviado á Pa to, lo ponía á cu­bierto de ualquier. golpe de mano; pero no ~ucedía lo mismo con Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLEMENTO-GUERR DE 1854 25 el Batallón Popa)'án }'su parque, pues el 14 debía estar llegando á la cumbre de la cordillera . Comprendió el 70bernador Quijano cuánto importaba salvar esa fuerza y las municiones que habían pedido el General López y el Gobernador de Neiva, y con tal fin dictó órdene premiosas para que los Cuerpos de La Horqueta (Dolores) y ~tilcace, Patía y Tambo marchasen sobre la ciudad á apoyar á la autoridade legales contra los revolucionarios; encar­gó el Gobierno de la Provincia al Procurador de la misma, señor Cenón Pombo, que se posesionó del Despacho el 15, y siguió en alcance del Batallon y del parque . Cuando el Gobernador llegó al Tambo de Gabri, 1 López, el 15 á las I 2 del dí a, el Batallón, que de allí había salido en la mañana, doblaba ;'a la cumbre de la· cor­dillera, pero el parque, que iba á e paldas de indígenas, estaba disperso en una grande cxten ion, y pudo reunirlo y hacerlo se­guir en las mula que llevaba con tal fin . Arreglado este asunto, siguió en alcance del Batallón, y ya había cruzado la cumbre cuan­do se encontró en el camino con el eñor Jose Velasco, quien le informó que el Cuerpo marchaba sometido á su Comandante, y que el General López había eguido para Purificación . Con esta noticia regresó con dicho señor V e lasco, repa ó el páramo de Guanacas, y en Gabriel Liipez halló varia personas, entre e1lasun hijo del General Obandc, quienes ]e aseguraron que á ese tiem · po ya habna e tallado una tremenda revolución en Popayán; no obstante Jo cual siguio cc...>n el seíior Velasco para ir á encargarse de su pue to; pero al llegar á las vueltas del Cornetero recibió noticia fidedigna de que realmente la revolución había estallado el 16, y entonces resolvió volverse por el camino de La Plata para ponerse al frente de] Batallón 1 . 0 de Popayfm, que seguía esa ruta. Entre tanto se cumplían en el centro y sur de la RepubJica los acontecimiento relatado, las provincias de la Co ta atlántica se hallaban hondamente agitada , y lo revolucionario luchaban contra los legitimistas para hacer triunfar ·u opinion . El General 1\tlosquera, que en Calamar supo lo ocurrido en Bogotá ~~ r 7 de Abril, qui o regre ar á Cartagen para evitar un e cándalo; pero no encontrando caballerías p ra el viaje, 111 aun vapor en que bajar el río, tuvo que eguir á B rranquilla en una cano . En Remo­lino, el 2 de 1\tlayo, e detuvo un instante á e cribir á lo Goberna­dores de Santa Marta, Riohacha y Valle de U par, noticiándoles lo ucedido, y e·a misma tarde á la seis llegó á Barranqutlla, donde los ánimo. estaban inquic.:to , bien que aun no había tenido lugar ninguna manifestacion publica en fa or ni en contra del Gobierno. El (yobcrnador e taba en el pueblo de oledad, di tante dos leguas, donde pernoctaba de on.Jinari . A poco se reunió una parte de la poblaciun y fue a oíi·ecer al citado General o tener el Gobierno le­gítimo. Al día siguiente (3) el Gcnerall\llo quera ofrccio sus ervi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 26 BOLETíN MILITAR DE COLOMBIA cios al Gobernador señor Luis J . López, pe1·o este funcionario no se creyó autoriz~do para llamarlo al servicio y se limitó por eJ mo­mento á dirigir una proclama á los habitantes excitándolo á con­servar el orden y sostener la Constitución. El General Mosquera es­cribió ese día á sus amigos de varias poblaciones pidiendoles se unieran á las respectivas autoridades políticas y sostuvieran á los Gobernadores,como que éstos debían alvar las instituciones á fal­ta del Gobierno Nacional; también se dirigió por escrito á los je­fes de la gu:unición de Cartagena, aconsejándole se mantuvieran sometidos á la ley. En Cartagena, el día 5, se había hecho, entre tanto, un simu­lacro de pronunciamiento, sacando la fuerza veterana á la plaza mayor, en -donde se victoreó á O bando, á Melo y á lo revoluciona­rios . La población entera manifest6 su desagrado contra este acto y excitó al Gobernador Nieto á fin de que restableciera el orden y se conservara sujeto al Gobierno legítimo, por lo cual dicho se­ñor salió á la plaza Y> tomando la espada del Capitán Pío Ricaurte, que estaba al frente de la tropa, la condujo al cuartel. El Coronel Mendoza y el Comandante Vega habían sido desobedecidos so pre­texto de so tener al Gobernador. Algunos revolucionarios habían redactado un acta de pronunciamiento y recogían firmas, cuctndo el mismo Gobernador les arrebató el papel, en vi ta de la indigna­ción que por tal hecho manifestaban los principales ciudadanos; pero no castigó á los autores, y antes bien, á poco dirigió al pue­blo una alocución en la que decía simpatizaba con la revolución . En la tarde del mismo día 5 dispuso el Gobernador guarnecer el parque con la fuerza que había salicio á la plaza, y ordenó al Capi­tán Ricaurte fuera á disolver una reunión de ciudadanos que se trataban de armar fuera de la plaza para re istir á la revolución, la cual se disolvió cuando tuvo noticia de que iba á ser atacada, por­que quienes la componían carecían de a. mas par defenderse. Por la noche varias personas de poca importancia recorrieron la ciudad dando gritos sediciosos y victoreando la revolución y us caudillos. El día 6 llegaron á Cartagena las carta del General Mo - quera, las que contestaron lo militares diciendole que los jefes hab1an vuelto á poner e al frente de la tropa, que e ta no se cam­prometena en la revuelta r que convenía que el pasara á ]a pla7.a para ayudar á mantener el orden que corrta grave peligro de ser turbado, y dicho G neral en tal virtud s<.. dirigió al Gobernador Nieto pidiendole lo llamara al servicio. n Barranquilla se ignoraba que se hubiera salvado el Vice­presidente, y se creía estaban presos todos ]o llamado> por la Constitución y la ley á ejercer el Pvder Ejecutivo. Por tal 1notivo el Gobernador (e abanilla, de ac aerdo con .lVlosquera, se dirigió á sus colegas del Atlántico invitándolos a que concurrieran "' R f>molino, lugar central de sa región, per onalrnente o por medio de co'!li ionados, fin de aconl r un plan dt: defen a contra el usur- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. UPLE:\fE TO-GUERRA DE 1854 27 pador. Todos contestaron favorablemente,mcnos el de Mompós,por­que ya sabía que el General Herrera se hal>1 declarado en ejercicio de la Presidencia en Chocontá, noticia que, como era natural, hizo inútil la proyectada reunion, pues habiendo un centro le~al de acción, estaba salvado el orden constitucional y todos pod1an rodear al encargado del Poder E jccuti vo para restablecer la violada Constitución. Los Gobernadores de Sabanilla, anta Marta, Rioha­cha, Valle de l.T par y Mompós procedían de acuerdo con el Ge­neral Mosquera, pero ninguno de ellos le llamó al servicio perque no se creían con facultades para dar semejante paso. El Gobernador de Mompó dispu o que el vapor Nu1va Granada continuara u viaje á Honda, sin , 30,000 que llevaba "' bordo y pertenecían á la República, debiendo devolverse tal suma á Remolino en l Manzanares, que bajaba de Honda . La Compañía de vapore de anta Marta dio orden para que uno de us buques e en.pleara en servicio del Gobierno, y de lo dispue to dio aviso "' todos lo Gobernadore . Entonce el General Mos­qucra solicitó del de Sabanilla lo autorizara para ir á Remolino á buscar el Manzanares y conducirlo á Barranqui1la, á fin de evi­tar cayera en manos de lo revolucionarios y se perdieran por añadidura lo caudales público que e encontraban á bordo, y para que luego condujera i dicho jefe á Mompós para esta­blecer la defen a del río, de acuerdo con el Gobernador de esta ciudad . El Gobernador Lópe7, dio la orden del caso el 14 y el General Mo quera iguio en el acto á Remolino por tierra, pero no cncontro allí al Capitán, quien por el río se había ido para Bar.ranquilla con los J0,000 á depo itarlos en el Con ulado Británico, cgún e lo había ordenado la Compañía,y el buque no pudo bajar con el citado jefe porqu se había desarmado la máquina para componerla. E.l Jefe político de Remolino informó al Gene­ral 1\llosquera de los trabajos de los revolucionarios en Barranqui­lla y le acon ejó regre ara á e a plaza para evitar un pronuncia­miento. El peligro en la Co ta crec1a por momento y e a impor­tante región pou1a cae::r en mano de los dictatoriales si no se tornaban medidas eficaces. El General Mosquera, en vista de lo que ucedía, pidió al Comandante general que e moviera á ocupar un punto conveniente obre el no, y como el Gobernador de Mom­pós solicitaba de sus colega de la Costa elemento de guerra para armar la guardia nacional, logro lV.lo quera que el de abanilla lo comisionara par ir a e rtagena a pedir la fuerza que había en la plaza, medida tanto má urgente cuanto que, egun lo oficio del Coronel N1endoza, los rie go d que e.sa tropa fuer educida por Jo dictatorialc , crec1an por momento . El Gen ral ~·losquera mar ·ho para Cartagena el I 7 por la noche y á u paso por banalarga, San 4 tani lao y 'rurbaco, re­cogió noticia alarmante , por lo ual de ~I'urbaco aviso su marcha al Comandante general para evitar e apoderaran de el, al entrar Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 28- BOLETÍN MILIT R DE COLOMBIA. la ciudad, los partidarios de la revolución. Esa misma noche entró el citado General á la plaza, y el Coronel Mendoza tomó las medidas del caso para protegerle. El comisionado avisó oficial­mente su llegada al Gobernador ieto y le pidió una entrevista para desempeñar su comisión . Todo los vecinos respetables de Cartagena se acercaron entonces al General Mosquera para mani­festarle que el único que ponía tropiezos á la conservación del orden era el Gobernador. Cuanto á los jefes y oficiales de la guarnición, estaban re ueltos á sostener el Gobierno legítimo, desde que se persuadier~n que lo ocurrido en Bogotá el I 7 era un motín y no se trataba en manera alguna de salvar al Presidente de una re olución hecha por gólgotas y conservadores. A tal punto llevaron su interés por lavar la mancha que les había echado encima un exceso de celo, que al recibir la orden de aprontar~e á marchar, elevaron una petición al Comandante general solicitando los stparase del servicio si no tenía en ellos plena confianza, y resuelta que fue e a petición de un modo honroso para ellos, que­daron contentos y, en efecto, luégo demostraron que si al princi­pio dieron un pa falso, ninguno merecía el epíteto de traidor, salvo el Capitán Pío Ricaurte que, mandado por el Gobernador ieto en comisión cerca del Poder Ejecutivo, se pasó á los rebel­de~ y después, hallándose preso y encausado, intentó fugarse mu­riend<:> d~ un balazo disparado por un centinela en el acto en que consumaba jla fuga. El Gobernador ieto no contestó al General Mosquera has-ta el 21, mientras procuraba persuadir al Coronel Mendoza no atendiera las razones de aquel jefe, para que la fuerza veterana pa­sara á estacionarse sobre el Magdalena. Inútiles fueron los esfuer­zos del General Mosquera para convencer al Go .. bernador de la obligación en que estaba de proceder de acuerdo con las necesida­dts del país, y cuando l Comandante general, en uso de sus fa­cultades legales, resolvió marchar á ituarse en el centro del De­partamento militar del Atlántico, y le pidió lo auxilios de mar­cha del caso los negó, y qui o sobreponerse á la ley para impedir que la tropa veter na e empleara en la defc nsa del Gobierno legí­timo. Por su parte los revoluci nario trataban de seducir á los soldado , haciendole creer que iban á perder us aju tamientos, ten1an que pagar u pequeñas deudas antes de salir, y tendrían que dejar sus mujeres. Fácil fue al cneral Mo quera desha­cer esa intriga, pagándoles sus raciones y ati faciendo esas deudas de u propi boJ illo. El citado cneral fletó un buque para tran ~ portar l guarnicion de Cartagena á abanilla, y todo lo arregló poniendo a di po ición del Comandant general lo recursos que nece itaba, y a egurando á lots familias de algunos militares la pen­sión que dl qucrí n dejarle , mientras la operación podía ejecu­tarse legalmente. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. UPLEdE TO- ER DE 1 54 29 En vano el General Mosquera hizo presente al Gobernador ' 'que temía que la primera noticia que recibieramos > cría la pér­dida del General .Franco, cuyo valor conocía, y que rayando en temerario, tem1a que fuera víctima de .. u arrojo. Pr"' C:io funes­to que se ha erificado con grande pena de mi parte, p~ro cuyo anuncio ervía para que no hiciera la fuerte imprc ión que debía causar 1~ sorpre a de tan infaust noticia en el ánimo de militares y ciudadanos defensore de la legitimidad, pues l mismo tiempo les manife t que con ervando no otros el .1V1agdalena, por este canal natural introduciríamos lo elementos necc anos pat·a repa­rar tamaña pérdida.'' Las circun~tancias eran difíciles para el Co­mandante general y para Jos militares que le obedecían, viendo á la primera autoridad política de la Provincia invocando las leyes para e,;¡ue la República e perdiera . Ani1naba al General Mosquera y al• Comandante general la idea de que la medida adoptada por éste últirno era e trictamente 1 gal· y el Gobierno la aprobó, en efecto, despuél', complemcntandola con la uspensión y llamamien-to á juicio del Gobernador ieto . El 26 de Mayo, cuando el Gobernador vio que ]a fuerza es­taba resuelta á marchar, se presentó en el cuartel á dar órdenes con­traria y á recen enir á los militare que obedecían á un jefe para ir á combatir por el re tablecimiento del Gobierno legítimo: allí se le recibió con re peto y se le respondió con circun pección, que la guarnición no hacía sino cumplir con su deber. Para impedir la marcha se presentó luego en la plaza de la Aduana y el Cornandan ­te ger'leral por dos vece hi.to en ella cambiar de dirección la co­lumna para no atliOpell r a la primera autoridad civil, que llamaba sublevados y sedicioso á quiene cumplían con su deber. La mo­deración le venció y prorrumpió en p labras injurio as, rompi6 el bastón de mando y se retiró del muelle, hast donde h bí ]Jeg do para hacer us ultitnos e fuerzo . El Jefe político de J plaza su­ministró botes á l guarnición para que e embarcar , y la pobla­ción en silencio contccnplaba el extraiio cuadr . El Gobernador hizo entonces llamar al capitán del buque para ordenarle que no zarpara, y retuvo la tripula ion; el General .1. fosquer consiguió otros n1arineros y mandó levar ancla in e perar al Capit ' n, te­miendo nuevos tropiezo , vi ·to lo cual, el obernador dejo en liber­tad á este último, quien logró llegar á la nave cuand ya e taba en movimiento y á punto de salir del puerto. De la guarnición no ·e quedó en tierra sino un Capitán de artillería,que dijo estab enfer­mo; de la tropa no hubo un olo de crtor, y con la fuerza se em­barcaron además varios vecinos de Cartagena que tomaron ervicio como voluntarios . Al llegar el buque á ' banilla, supo el General Mosquera que el Gobernador López h bia recib1do una excitación del Gobernador Nieto par que no ie pre tara auxilio ninguno al Comandante general del Atlántico; pero aquel funcion rio upo cumplir con su deber. Sin embargo, la guarnicion no pudo seguir Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. so BOLETÍN MILIT R DE COLOMBiA para Mompós porque el vapor Manzanares, cansado de e perarla, había seguido el 29 para Honda, bien que tal demora no resultó perjudicial, pues la marcha de los acontecimient0s hizo luégo ne­cesaria la presencia de esa tropa en Barranquilla. El 5 de Junio recibió el General iv1osquera la noticia de la derrota de la Di visión del orte, y el 6 llegaron á Barranq uilla varias personas del interior, entre ella el Gobernador de Tequen ­dama, con comisiones del Poder Ejecutivo y la orden de éste para que aquel General e encargara del mando en jefe de. las fuerza de la Costa atlántica, del Istmo y de Mompós, con amplias facultades, por lo cual quedó á sus órdene el Coronel 1endoza, como primer Jefe del Batallón de infantería numero 6 .0 Mientras esto pasaba en las Provincias de C2rtagena y Saba­nilla, la pequeña guarnición de Riohacha, mandada por el argen­to Mayor Domingo riana, pidió al Gobernador señor Nicolás Pérez Prieto, que le permitiera marchar á unirse á los defensores del orden legal, y cuando lo llamó el Comandante general de] At­lántico, ya estaba acordada la marcha y el auxilio para que fuera á cu.nplir con su deber natural, porque el Gobernador Perezera ene­migo de la dictadura . La mencionada guarnicrón llegó á anta Marta en momento en que los vecino cte La Cienaga e habían apoderado de 200 fu ile que remitía á Mompós el Gobernador señor Eduardo Salazar á petición del Jefe de esa Provincia, con cu­yo hecho comenzó á desenvolver e la conspiración que lo agen­tes de la revolución tenían tramada en la Costa Atlántica. Por en­tonces llegó á La Ciénaga el señor Juan I'Vlanuel Perez, Represen­tante, que había logrado salir de Bogotá con p aporte de Melo, lo mismo que otros miembros del \..,ongreso, y hab1a sido nombrado Gobernador de anta Marta por el Encargado de Ejecutivo: el se­ñor Perez logró que los cienagueros devolvieran la mayor parte de las armas y se mantuvieran tranquilo ,lo cual hizo inecesaria la expedición que para ometerlo prepar ba el Comandante general y permitió con ~ agrar todos lo · recur'OS que e iban recogiendo á preparar una expedición seria sobre el alto Magdalena. CAPITULO II l.• Cflmpru"ia rld N fJ rlc- J on uuhu de Z ipaquirá y Tiqui::a Las operaci ne militares de los legitimista en armas en la parte occidental de Cundinarnarca y orte del Tolima, se arre­glabai? de sucrt,_e qu~ ccundaran y apoyaran las del ejército que se organtzaba en runJa, y por lo tanto conviene narrarlas antes de las del ejercito que sucumbio en Zipaq.tiráy 1qui·ht. Desde L l 1esa el General Parí había enviado al Coman­dante Lopez cerc dd eneral Jo e Hilario Lópcz, á que le in­for• nara del estado de la República y le dijera avanzara con las Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. UPLE 1E :rr¡•o- UERR DE 1 54 31 fuerzas levantada en la Provincia de Neiva, cuando el 14 de Mar­zo recibio avi o de que se aproximaba e a tropa y tli\' O noticia de lo que en Tunja hac1a el General Franco. El 16 se recibieron cartas del Comandante Arboleda, dando cuenta del es tado de su Columna y de las medida que hab1a tomado para encargar armas al Exterior. El 18 avanz6 d General París hasta ocaima á encontrar e con el General López para acordar el plan de opera­ciones obre la abana, y el mismo día en el camino recibió, por posta que enviaba el Jefe de E tado Mayor, un oficio del General Franco, en que le participaba us movimiento é intención de marchar el 17 sobre el enemigo, por lo cual regre ó el 19, y dio las ordenes del caso para que u pequeña Columna marcha e al día iguiente sobre la Sabana. El eneral López hizo otro tanto, y se pu o en marcha para La Me a con la fuerza que traía del Sur, reforzado por un piquete de caballena (á órdenes del Coman­dante Quintero) enviado de Honda por el General Comandante de la Di vi si on de Occidente, y llegó á dicha villa la tarde del mismo 19. Apenas puede creer e que en tan poco tie1npo se reu­nieran y organizaran fuerza regulares para oponer e á tropas ve­teranas que contaban con toda clase de elementos de guerra. En La Me a se ordenó al Cornandantc uintero convirtiera su piquete en escuadrón, reuniendole como soldados todos Jos militares que se pre entaban y por el momento no tenían colocaciónen elejér ito; se dispu o tambien que el Coronel Juan 1\1iguel Gon?Jález man ­dara la Columna de Neiva~ bajo la órdene del General López, y la 3: Compañía del Batallón S·0 e incorporó á la Columna del General París, que debía llevar la vanguardia, y a cendió entonces á sos hombre de tropa. El 20 emprendio la vanguardia u movimiento obre Barro­blanco, conducida por el Jefe del E tado Mayor con orden de ha­cer alto en T"cna uca, para reconocer previamente la posicion del enemigo· pero como e te hubiera abandonado dicho punto de Ba ­rroblanco, el Jefe de Estado Mayor dispu que lo ocupara inme­diatamente la 3· • CompaÍlJa del Batallon U nion, apoyado por un piquete de e ballena del Coronel Ardila, y iguió en persona con ese de racamento para ~ituarJo conveniente•nentc . Al llegar á Ba­rroblanco upo el Jefe de E tado iayor que en Bojacá quedaba otro de:stacamcnto enemigo, fuerte de treinta jinetes, por lo cual ordeno al Coronel Ardila y al Comandante Umaña iguieran en el acto con 2 5 horn bre , a orprcnderlo lo cual hicieron to1nando dis­tinta v1a ·, con tanto acierto, que cuando llegó a Barroblanco el C01nandante en Jefe (General Pan ) le fueron presentado los 30 hombre enemigo con u arma y caballo . Supo tan;tbiC.:n d C01nandante en Jefe que el enemigo ocupaba á Cuatroe quina (hoy lo quera) con 500 hombre · y 1 en persona, acompañado por u Jefe de E tado l\1ayor y un ayudante de campo, se avanzo á practicar un reconocüniento hasr la hacienda de la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 32 BOLETÍ- MILITAR DE COLO:l\lBI Herrera para elegir la posición en que debfa acampar la fuerza y resi ~ tir al enemigo i éste resolvía atacar a los con titucionales; des­pues de la cual operación regre ó á .Barroblanco á dar las 6rdenes del ca o para que continuara el movimiet to, y al llegar á e e pun­to halló al omandante Urdaneta, quien, en a ocio de otro ciuda­danos, llevaba á la columna algunos caballos que sirvieron para reem­plazar los estropeado . La fuerza del eneral París iguió á la He­rrera, donde acampó la noche del2o, alcanzando en efectivo á 730 plazas merced á los voluntarios que se le habí n unido, y el Jefe superior le dio la organiz.acrón que permitían la circun tancia y el reducido número de arma de que e disponía, de uerte que sólo 35 hombres quedaron in arma alguna, pues ni la lanzas alcanzaron: unos llevaban fusil, otros carabina, otro lanz.a y todos los ciuda danos contribuían con cuanto podían para armar a los defensore. de la Constitución. El General López eguía el movimiento de la vanguardia, pues los dos mencionados jefes obraban de acuerdo á fin de apoyar lo• movrmientos del General Franco y reunir~e con el y a í organi­zar un ejército respetable que se pusiera á ordenes del Gobierno legitimo. Tambien la división de Occidente, que se movía desde Guaduas, avanz.ó ha ta himbe, pa ando por Villeta, y desde ese punto ofició su Jefe (Comandante Arboleda) al G neral Pans, dán­dole cuenta de su movimiento y de la po icion que ocupaba. En la madrugada del 21 recibio el General Parí· un parte de la función de arma de Zipaquir "" , y re olvió llamar la atención del enemigo avanzando obre los soo hombres que estaban en Cuatroesquina ; confi6 para esto el rnando de la vanguardia al Co­ronel Vargas Pan , quien ; p"! ar de e tar enfenn e puso al fren­te de la caballería organizada por el C n nel Ardila y el Coman­d ntc (~úntero. Al ej curar el m virniento e upo que los enemigo habían dejado á Cuatroesquinas y e dirigtan á Bojacá por la vía de Serrezuela (hoy l\1adrid), y con · ider nd el om'ln u te en Jefe que debta proteger la Columna del Gent:ral LopeL, que podía ser atacada, ordenó una contramarch par alir oportunamente al en­cuentr del enemigo; pero este rctr gradó p r el cerro de Ser re­zuela, y la fuerza legitimista hi/.o alto ~n 1 II errera para comer, porque desde la v1 pera no hab1a recibido racion. Consumido que fue el rancho, di puso el Com ndante general seguir 1 mo­vimiento por Hojaca y Corito á }faca taciva y dar e allí la ma­no con el Gcncr.tl Franco quien, segun avi que había enviado, e mov1a sobre ese mismo lugar, de de Zipaquira, a fin de reunirse con las fuer1..as del ur. Una fuerte lluvia detuvo la Columna en el Corito, hacienda d 1 Coronel Ardila, quien procut·ó á la tropa al­gunos recur o, en e pcci 1 forr.jc ,á pe arde qu, habi ido saquea­da por lo re olucionario . En dicha hacienda h. bta campado el General Pan para pas r l. no ht:, cuando á las once de ésta e presentó el Coronel Anselmo Pineda - dar avi o de la derrota de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLEME ... TO- UERR DE 1 54 33 'Tíquiza, noticia que, como se comprende, provocó inmediatamen­te un movimiento de retirada en la tropa del ur, tanto en la que mandaba el General Parí , como n las que regía el Comandante Arboleda, por las razones que se verán en detall más adelante. El encargado del Poder Ejecutivo apenas llegó á Tunja nom­bró Comandante General de esta pro incia y de la de Tundama al General Reyes Patria, y Comandante en Jefe de la fuerza de operacionc , al .J'ener 1 Franco. Al General Buitrago se en­cargó de la organización de los cuerpo' que se levantaban en Tundama. Recibió lu ' go noticia el General Herrera que á Cho­contá e acercaba una tropa rebelde regida por el Coronel Jose Ma­ría Rojas Pinzón; y á en ontrarla envió al General Franco cotl e l Batallón · Tunja, que aún no tenía completa su organización, y poco más de roo hombres de infantería y caballería de Tundama; en el tránsito e incorporaron ' la columna más de roo hombres de Turmeque, los cuales, no teniendo arma , tomaron e tacas de una cerca y se colocaron á ret guardia como cuerpo de reserva. El Ge­neral Herrera acompañaba á la columna, y al avistar á lo rebeldes le> en ió una intimación, en su carácter de encargado del Poder Ejecutivo, y acercándose el Coronel Rojas, se pusn en comunica­ción con el Gener 1 Franco y en seguida con el Genera"l Herrera, quien logró que lo reconociera, por lo cual se sometió á su autori­dad, quedando indultado por el tnismo hecho; y pu o entonces á di posición del Gobierno la fuerza que mandaba y su armamento *. El General Herrera dio pa aporte y a u ilios de marcha á los soldados que no quisieron incorporar e en el ejército del Gobierno y regre­saban para Bogotá, para que los otros veteranos ngañados vieran la lenidad con que lo trat ban los defen ores de la Constitución. Al d!a siguiente regresó toda la fuerza á Tunja para darle completa organización al Ejercito. El Ejercito que e levantaba en Tunja, e organizó en una Division compuesta de do Columna , mandada por lo Generales Franco y Buitrago, funcionando como Jefe de tado ayor e l oronel Rojas Pinzón . La primera Columna (1,474 hombre ) tenía por jefes al Cor nel Arjona y al argento 1\1ayor Ramón 1aría Calderón , que se pa ó al enemigo en ZipJquirá, y la e­gunJa (1,081) á lo Comandante Muri y Corrales. Las dos Co­lumna estaban con tituídas a í: Primtra Columna-Batallón Tunja; Comandante La Rotta ; hombres __ -- .. . ---- -- - - . ... - - - - ... - - -- --- - -- ~- .. - -- 499 Pasan . .. - ---... ... ... . . . .. .. . . ... 499 (•) Adem·.í, de e te H· t:tllón, Melo contabn, al pronuncinrse el 17 con el que defen· día : Zipaquirá y con l., guarmcion de Bogotá1 que comprencha la Artillen::~~ el Vargas 1 el BO)'IlCa y los Húsares, e& decir, ce»:t de 2 1ooo hombre., Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 34 BOLETíN MILITAR DE COLO:MBL\. Vienen ............ , ............. . Batallón I .0 de Tundama ; Comandante Sanchez ; hombres _ - _ - _ - - - . . . . - - - - - - . - - - - - - - - - - - - - .. · Batallón 2.0 de Tundama; Comandante Olaya; hom-bres M~di~· -B-a~;IJ6~- -G~,:;¡o~-; - -C~~-a-n-d~;1~;- -Á~~s~;-; hombres __ --- - _-- - - -- - - - - - - - - · - - -- . · . - - - - - - · · -- -- Medio Batallón García Rovira · Mayor Jaime; hombres _ - ........ - - - - - - - .... - - - - - - -- - . - - - -- - - - - -- Compañía suelta ; Teniente Franco ; hombres- -­Primer Regimiento (tres Escuadrone ) ; C mandante Plaza; hombres. ____ . • . ---------------------·---- Segunda Cr;/umna- Batallón Socorro; Comandante U crós ; horn bres .. ................. ---- ---- .... ---- -- -- Batallón f/éltz; Comandante Díaz ; hombres.. . .. Escuadrón Tundama; Comandante Reyes ; hombres Columna de Cundinamarca; Coronel Pineda; hombres ,.ro tal_ - - - - - - - . - - - -- - - 4-99 24-0 350 102 90 6r 134- 4-SO 4-00 lOO 131 Bien que algunos hayan afirmado que realmente contaba con 3,500 hombres. eguramente n sería muy errado e timar toda la fuerza de la Divi ión en 3,ooo. La Columna de Cundinamarca (2..n Columna) con taba de 6r infante y 70 jinetes. El armamen­to ascendía á r,o6o fusile y I s,ooo carwcho , pero de aquéllos 170 estaban inútile, y de lo otros ólo 6oo estaban en buen es­tado de servicio. Carabinas había muy pocas, tanto en la caballería como en la infantería. Cuando el General Herrera creyó que los cuerpo habían re­cibido alguna instrucc-ión, ordeno al 7en ral Franco que abriera operaciones, cosa muy del agraJo de este br vo jefe, que ansiaba batir á los rebeldes el día 21, aniversario de la sanción de la Cons­titución, conforme 1 expresó en una alocución al ejercito, y que fue la ow a de que festinara la campaña. La ivisión salió de Tunja el 15 de Marzo ; el r6 llegó á Chocontá, donde permaneció dos días, y el 19 continuó la mar­cha, pernoctando en emocón, de donde alió al sig-uiente dfa (20) á las siete de la mañana, antes de que la tropa ranchara, pue el General } ran o creta era necesario 1. perder tiempo para atacar a] Coronel Jimenez, que defcndta á Zipaquirá, antes de que reci­biera auxilio de Bogotá. La ordenes del ,.obierno fueron b.lti r al enemigo si alía á campo raso, y i no, continuar el movimiento p ra ir á reunirse con las fuerzas que e mandaban lo Generales López y París, Coroneles Viana y Diago y Comandante Arboleda. El Comandante en Jefe formó l. vanguardia con do C mpa­ñías del Batallón Tunja y una Compañta del Batallón I.0 .de Tun- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLEMENTO-GUERRA DE 1854 35 dama, y encargó su mando al Genera l Buitrago para que recono­ciera el terreno. Al acercarse á la iudad ordenó el General Franco que continuara el movimi~nto por la izquierda, pasando por los potreros sin llegar al poblado, y que se allana en los fosos y chambas con los peone que llevaba al efecto con lo. instrumen tos necesarios; per el se separó y siguió á la ciudad con sus Ayu­dantes de campo, mandando á uno de ello, el Capitán Jacinto Corredor, con bandera blanca, á intimar al oronel Jiménez que se rindiera á las fuerza constitucionales : el parlamentario fue recibido á balazos, y se salvó por ca ua]idad. Entonces el Co­mandante General se puso á la cabeza de 40 jinetes, ocupó la vanguardia y cargó y rechazó á las guerrillas enemigas que ocu­paban ks arrabales. La Divi iún continuó su movimiento para ocupar la colinas que dominan la ciudad por el Sur, hacia el cerro de la Salina, ordenando el Comandante General que la vanguar­dia siguiera us propios mo imientos, y los de aquella, la División dirigida por el General Buitrago. La marcha se hizo por hileras, á dos de fondo ( ic), por el camino indicado, movimiento que pro­longó demasiado la formación, dejando ti flanco descubierto. Al llegar el Comandante del Batallón Tunja al camino de Zipaquira á .Bogotá, observó que el enemigo se presentaba por la parte baja de h ciudad, y sin orden de los jefes hizo una variación por. la de­recha para volver al potrero por donde acababa de pasar : el Co­mandante General de la primera Columna, que h1 recorría para in peccionarla, lo advirtió, y voló á poner e á la cabeza para sus­pender aquella variación que contrariaba la órdenes del Coman­dante en Jefe; y e tando á la i ta del enemigo, ordenó la forma­ción de la Columna en el llano que queda frente á Zipaquirá, colocanrlo la caballería á retaguardia de la infantería, e indicó al Comandante eneral d<.: la segunda Columna la convenien­cia de formar la uya á la dere ha, pue ya e hab1a roto el fuego por el enemigo. Las dos Columnas formaron un ángulo recto, por impon<:rlo a · 1 la e nfiguración del terreno: una Com­pañ 1 dd Batallón Socorro fue de tinada á atacar al enemigo, que se había atrincherado dctrá, de un hilera de sauces, de de donde molestaba á la tropas del Gobierno. En este momento llegó el General Buitrago, y mandó reforzar e a Compañía con otra del mi tno Batallon, que condujo al combate 1 Comandante del cita­do cuerpo, seguida pronto por otro refuerzo, y el enetnigo fue de alojado, un muy poca perdida de lo legitimi tas . El General Franco hab1a seguido con la caballena "' tomar las colina , según lo había proyectado desde el principio, y por medio de un Ayu­dante comunic6 orden para que t da la Divi ión siguiera la mis­ma ruta que 1 llc Jba, "' fin de entrar a la ciudad por la parte superior, bajando por el amino que de Zipaquirá conduce á Pa­cho. Fue cumplida )· orden, y la División iguio los movimientos del General en Jefe . El Coronel Arjona, Comandante General de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 36 BOLETÍ.. ~IILI'l' R DE OLOl\IB la primera Columna, se adelant<~ á recibir órdenes del General F ranc , pero é te, sin dar otra di · posición, mandó tocar ataque y carga á los cornetas, y poniéndo e á la cabeza de las fuerzas que e taban más á la mano, arrolló á las guerrillas que se le oponían, y sin e s perar la reunion de la tropa, entró por esa parte á la ciu­+ d bajo un fuego mortífero, y treinta pasos ante de llegar á la plaza, á las tres de la tarde, cayó muerto de un balazo, y á su lado sus Ayudantes de campo, Capitanes Medina y Gómez, jóvenes tan valientes como su C.:reneral ; igual suerte cupo al Comandante Plaza y á mu h s otro dcfensore de la Constitucion. El eneral Herrera, En argado del Poder Ejecutivo, e ha-bía adelantado iba á la vanguardia con vario Jefe y oficiales y algunos jóvene que lo seguí n, con la intención d..! contener el arrojo del Com ndante en Jefe, para que ordenase con más c::¡Jma el e mbate. orrió lo mismo peligros que aquel, pero no alcan­zó u objeto. En tan cnticas circunstancias, y viendo el mal re­sult do de la tan heroica como lamentable bizarría del General Franco, que acabab·t de pe rece r á su vista igu1o con sus compañe­ros hasta la plaza, á donde entró por una e quina y salió por otra, re petado ca ual1nente por las balas. En el trán ito, y yendo á su lado, " pie, el Comand nte Reye , pues había perdid su caballo, en­e ntr6se con el ~1. yor Juan deJe ú Guticrrez (meli t ), y al acer­cár ele este o cial, Reye le hirió con su lanza, y. Gu cierrez retro­cedi6 rápidamente y s amparó en una ca · a . El General I-Ierrera espero poner e al frente d la Di i ión para dirigir el combate y evitar nuevos acriftcio in provecho. La infantería se batió en diferentes direccione , conducida por sus jefe y o ciale , que se portaron con valor; pero muerto el General en Jefe en un ataque sin pi n, hubo de repl<:garse " la altura por donde había bajado, in ser mole tada por el enemigo, que se mantuvo dentro de la ca as de la ciudad y al abrigo de u parapetos. La ivi ión 110 había comid en todo el día, y había comba-tid ha ta la cinco de la tarde: e acercaba la noche y era preciso reunirla y dejarla des ean ar. í lo ordeno el General l'errcra al egund jefe de la Divi ión, Gencr· 1 Buitrago, y al Comandante general de la primera columna, Coronel rjona. En e ta situación se recibió noticia que de Bogot " había a lid una c-olumna de r,ooo hombre en au~ilio de Jimenc:l, y el General Herrera orde­nó entonce 1 retir:tda para form r la Divi i0n a medí kilómetro de Zipaquir ", reunir toda la fuerza y coutit uar el mo' imiento pri­mcramen te acordad , de ir en bu ca de lo Generalc' Lo pez y Pa­rís, disponiend , aden1.i , que el ent,;ral Buitr. g r<;emplazar al General Franco, con 1- con~igna de emprender la indicada m r­cha ante dd amanecer. Reunida que estuv 1 Di vi ion, di pu o el General Buitr. go que el Coronel Arjona e colocara " la abeza de la fucr;,.a y r 1ar­hara en dirección al Portachuelo que cruza el camino de 'rabio Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. S PLE.1 fEr TO-GUERR ~ DE -1 54 37 tTíquiza) para tomar allí pos1c1ones y resi ., tir al enemigo, si era cierta la noticia de que e te e hab1a mo ido de hogotá. La noche era o cura, alguno cuerpo e de v iaron, con ellos el esca o par­que que había quedado en re en•a, como lu g o c a yó una fuerte lluvia, soldados sin disciplina, fatigados, h a mbrientos y constern - do con la muerte de su eneral, cuyo g t an valor era una de las e peranzas del triunío, e de alentaron al cabo, y en gran numero desertaron esa noche de tri te recuerdo para los con ti tucionales . El Comandante arg Cah' o fue cnvi do á bu s car el parque , la comi'ana, logro encontrarlo y los conduj al cuartel general. Al amanecer estaban formado los cuerpos en un potrero i­tuado al pie del Portachuelo de Tabio, pero las municiones hab1an quedado reducida á 3,500 cartucho, que e distribuyeron entre los 'oldado que tent n arm de fuego en · ibl~s . De puc e di - pu o que el Teni~nte astro iguiera de des-ubiert con 50 hom­bre , a ituar e ~n el propio Porta hudo, y la ])ivisión se puso en marcha a la <:i de la mañana, cubriend u rct .guardia 50 hom­bres del batallun Socorro, á Grdenes del jefe del cuerpo Comanda n­teUcros . La de cubierta ocupó el alto del Portachuelo como á la ocho de la mañana, altura que intento tomar el enemigo, que al mi mo tiempo se pre ento obre el naneo izquierdo d la olumna, y, ade­lantando su cazador , rompí o el fuego sobre la tropa constitucio­nale . rdcnó entonces el General B uitrago hacer alto, y que el B - tallon r .0 de Tundfana sostuviera el fu go, de plegándose frente al enemigo, lo que hizo en el acto, combatiendo ha ta agotar su poca municione . A la caballena e le mar dó cargar la guerrilla en - migas que ganaban terreno, pero aterr d como e taba con la muer­te del General en Jefe y d 1 Jefe del Rcguni nto, e di per o in cumplir la rden recibida, empren icnuo fug por el catnino del cerr , con c. · cepcion c.k un piquete que e mantuvo al lado del Ge­neral f crrcr., y á c)nlene del cual e batio en retirada. El oman­dante en Jefe ordenó e u eguida que el Batallon Tunja continunra el m imiento hacia el Boqu •t ón d<: l'abio, u poniendo que el de - tac· mento del Teniente Ca tro era una fu r7.a enemiga, espe ie qu e divulgo en el act en l. Division, creyendo todo que e taban cortado: la infantena que e taba armada de lanzas, habta hu1do en dirección al cerro de de q e e rompió el fuego, y la que tema fusll apena en número de 6oo hombre , o tu\·o u puest h, ta que e le cabaron la municione , 1 ual fu coa de media h ra. Lo po o Jefes cterano~ que iban en la Divi ion qui ieron, aun­que en vano, contener d d<.: orden porque la tropa e hab1a dt .­mor li7,ado con 1 Jltn ia, el hambre 1 Í:"llta de ueno y demá cir­cun tancia ref-rida, de alcntándo <.:ha t. el punto de ser imposi­ble r nim;tr u brío . 1 oroncl ArjomJ, que e había pue to .\1 frente d J ic tace meneo que u. nlaba <.:1 Boquc.·ron .1 n t r que la tropa cguí en diferente dil'cc IOtH::c:, rdenu 1- r ~ tir d y lc1.t Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 38 BOLETÍ MILITAR DE COLOl!BIA mente e puso en marcha para cubrir á los dispersos, y permitirles que se re?rganizaran. De 8o á ro? ¡_>risioneros cayeron en poder del enemrgo ~n e te combate de Tlqtuza. _ . . ... El General Herrera, con unos pocos companero , s1guto por Subachoque á la V ga de an Juan, y de allí á V illeta, á reunirse á la División de Oc idente; per en el camino supo la contramar­cha de ésta m tivada por la perdida de la Divi ión del Norte. El Coronel A;jona, secundado por los Comandante Muti y Canale , reunió cerca de 200 di p e rsos, que condujo á Villeta; el Coman­dante Díaz siguió el tnovimiento: con unos pocos compañeros permaneció en la Boca del l\1onte, y de allí marchó para la Vega, donde estuvo el 22 dando algunas órdenes para reunir los dispersos, y el 23 partió para Villeta. A este Jefe lo siguió el Comandante U crós, quien había quedado á retaguardia, y el Comandante en J efe, General Buitrago, fue el últim que llegó á Villeta. Cuando el Comandante Díaz llegó á Villeta el 23, se puso á las órdene del cnador y Comandante Arboleda, que rnandaba la columna de .... equendama, fuerte ya de 400 hombre~, y que ha­bía retrocedido de Chimbe al tener noticia del desastre de Zipa­quirá. El General Herrera destinó luégo á Díaz para que formara una columna con todos los di persos, dependiendo directamente del Poder Ejecutivo, mientras e reunía al General López., nombrado neral en Jefe del Ejercito del ur; el 24 tuvo ya á sus ordene Díaz como 8o h m bres, la mayor parte Jefes y oficiales de los dis­persos en Tíquiz.a. El eneral Herrera iguió el 24 para La Mesa por Bituima, en solicitud de los ener les López y Parí ; pero no habiendo po­dido verlo , re olvió continuar u marcha para el 'rolirna. El 27, en an Juan de Ri ec , reorganizó el Gobierno, nombrando Secre­tarios de Estado á lo señores Pa tor O pi na, de obierno y Ha­cien da, y Ramón Matcu , de uerra y Relaciones Exteriores . Allí upo tambien el General Herrera la llegada ieJ General fes­quera al paí ) lo n mbró e mandante eneral de todas las fuer­za del Istmo, de la ta Atlántica y Mornpós, delegándole todas la facultade ~ que podta delegar el Poder Ejecutivo, para que orga­nizar un ejercito, y en eguid e dirigi<> á Purilicacion á reu­nir e con el ,.cner 1 L ' p z. nte de partir envio a la Costa al t.ñ r Ju to Bri eñ , 01110 comi ionado, par que recogiera un em­prcsti to de " 1 01')))0:>, que e pe raba el Poder Ejecutivo de I ngla­terr , de 1 ~ c.u le debtan entregar e •· 20,000 a los señores Tria­na y C rredor, para que lo 11 varan al 7eneral 1-J errán, que estaba en k tados nido~, a fin de que é te lo empleara en arma ­mcnr , de acuerdo on la in trucci ne que se le comunicaron . Igualmente ordenó que los Goh rnaciore de la Co td, de acuerdo con el (Jcneral 1o quer , levantaran emprestito para atender á 1 s ga tos que dcmandab el re·t blecimiento del obicrno, y, por ultim , di pu o que el Comandante Ucrc>s recogiera en la Costa Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLE:ME ·To- ERR DE 1 54 39 todo e l armamento que se pudier y lo IJe, ara á las provincias del orce. El 25 á la nueve de la mañana el Comandante General de Occidente, cí.or rboleda, comunicó al Comandante Diaz la no­ticia Je que se apro 'Ünaba t:1 enemisro, par~ JUC emprendiera la reti­rada juntamente con el, y s1 lo \erifico con sus 8o hombre , llegan­do todos á Gu~Juas á las 5 de la tard~ . La columna de Occidente se movió con lentitud, porque dcj~ba á reta uardi al Coronel Diago, que se retir:1ba de CAlimbe con 120 hombre', y era necesario n dejarlo abandonado, pero d1cha fuerza tambien llegó á uaduas la noche de ese mismo dta, y r.-::unida toda 1 fuerza, continuo u re­tirada para H nda el 26; el Comandante D1az llegó á e te lugar á la 10 de la noche, y el 'omandante general rboleda tomó po i­cione p ra pasar 1 no he, en trc Pe q u en s y La Bodegui ta. Cuando el General Parí upo en Corit lo uccdido en Tí­quiz. a, cornprendi<) que no poJta e ntinuar sus operaciones sin te­ner nuc\·o Jato de la ituacion: 1 infantería de que disponía e <'omponta en parte de los prisioneros hechos a l enemigo, y de la 3: Compañta dd llarallon número 5 .0 , que e con en,aba fiel por la vigilancia de u Capit .. n An elm< r nza. in embargo, el o­mandan e en ] efe di puso que la División estuviera li ta para mar-har bre Facatattva, en Ja m .. drugada del 22, i las noticias que esperaba recibir asJ lo acon cjaban, de oy<"'ndo la opinione que, en tale caso y en tropa de nucv reacion, urgen iempre, y acon jaban e ernprendier retirada sobre L .1V1e a, á donde, e­g• Jn informes recibid· s, se h b1a replegad l General López, aban don. ndo á Barrobl neo. }J General Pan , por "fa de precau ­ción, di pu o nronces que u Jefe de E tado lVlayor, Coronel Ar­jona, m nJar. reconocer I• acata ti\ .1 p~ r. ~ bcr si lo h bía ocupa­( h> el cncmio-o, para Jo cual e·te Jefe comí ion., al Comandante orrea, quien ervía como vo' untario en el Escuadron /lrdila, y el que ejecutó la ordL'n con prontitu 1, d ndo cuenta a u regreso de que d cnemig no habí ocupado la Vilh . • n on ecuencia y d · pue de na con fcrcnci. con lo Coronelc Arj na, Vargas Pa­rí y Ard:la, di pu el ' ner,\l Pan continuar la marcha el 22 a la~ cinc< y media de la 1 ail na, para prc tegcr; lo di pcr o de ·riq 1iz , y luégo r ·•plcgar e obre 1 Columr a dd Senador rbole­da, que .e supon! en r ligro por aquella part . Al ti•mp mi n'h.> de principiar la m1r ha, recibió parte el e­ncral Pan le que 1 • fucrz dL' 1 lo e taban llegando á Facara tJYa, lo ual le obligaba á retroceder: ( La l\1e a para reunirse on 1 d encr 1 Lópe ,, y en co. b'n ción con el llamar por el ur Ja atención clcl )ictador, }' Jl e e modo impedirle que abrier. opera- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 40 BOLETÍN ~HLITAR DE COLOMBIA ciones sobre Villeta y Guaduas, á donde e habían dirigido las po­cas fuerza salvada de Tíquiza, las que á esa fecha suponía estabaP ya reunidas á la División de Occidente, que mandaban el Coronel Diago, el Gobernador Viana y el Senador Arboleda, hallándose el último con la van&uardia, según la últimas noticias recibidas. En con ecuencia, el General Parí ofició á los Jefes de la División de Occidente, para que se replegaran hacia Honda y se situaran en una posición que pudieran defender, ó repasaran el Magdalena para defender á Honda, punto estratégico que debía sostenerse á todo trance; que el seguiría para La Mesa con el objeto indicado, y si allí no podía mantener su cuartel general, t mbien se replegaría igualmente á cubrir la línea del Magdalena por aquella vía, obran­do en combinación con ellos y con el General López. En seguida se puso en marcha por el camino del Chircal, á donde llegó el mismo 22. á las doce del día, y e cogió el campo para pasar la no­che. Mas como la c~.ballena del or nel Ardila no podía obrar con éxito en la montaña y tierras calientes, cuyo clima temen los ha­bitante- s de la Sabana, dispuso el General París que ese valiente Jefe quedara en la altiplanicie hostilizando al enemigo con guerri­llas, mi entra podía regresar la Di visión para abrir operaciones, y en ef("cto, el Coronel Ardila contramarchó de la Boca del Monte para entrar á la Sabana por la parte del Sur, con 200 hombres, pues su fuerza e había di minuldo en Ioo, que se le epararon, temien­do r:lo al enemigo, sino al clima, y que de nuevo podían incorporar­se á la guerrilla que estableciera el expresado Coronel. Con esta desmembraciün la columna del Coronel París se redujo á poco más de 400 hombre , casi todos de infantería, pues apenas quedó un corto numero de hombre montados que podían sufrir el clima ca1iente. Tambien ordenó allí el General París, que el Ca­pitán López marchara con la 3· • Compañía del Hatallon Un ion á ocupar el itio del Jfo picio, por donde podía &er cortada la colum­na, á fin de cubrir el movimiento proyectado, lo cual se ejecutó á la tres de la tarde. El 23 contiuuó el cneral París su marcha para La Mesa, dejand un destacamento de 30 jinete en el Chircal, á órdenes del ornandante Esturao, el cual debía funcionar como guerrilla en ese lugar, hasta nuevas órdenes. En el trán ito por La Monjas se le avi ó que el enemigo se acercaba á La Mesa; pero despues de examinar á van. s per onas conocedora del terreno, resolvió conti­nuar la r11archa por 1 vta que llevaba, y á las tre de la tarde en­tró á La iesa. Empero, no pudiendo mantenerse en esta poblacion, pue· el General Lopez y •. e h. bí retirado en dirección al E ·pinal, se­gun parte recibido, el 7encral Parí decidió cguir a cubrir la linea del Magdalena, tomando algunas di po icione previas: hi:~.o de ·armar la ter era Compañía del Unión, porque lo voluntario que la componían tampoco podtan hacer campaña en climas ardien- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. S PLE lE.~. TO- UERR DE 1854 41 tes, á fin de que se retiraran á s us casas; y mando que el resto de la caballería tambien volvic e á la abana, á órdenes del Coronel Ardila. La marcha continuó el 24, quedando reducida la Columna al Batallón BDgDtá, la tercera Compañía del Batallón 5. 0 de línea, y la tercera Compañía del Batallon Unión, esta á órdenes del señor . Camacho Roldán : la fuerza total apena ascend1a á poco más de 250 hombre , pues la primera ompañía del Unión había segui­do con el eneral López.. La Columna hizo alto e11 Juntas de Apulo, donde tomó posiciones para defenderse, si, como se asegu­raba por mucho , era atacada en u retirada . Los vecino de Tocaima rogaron al General París se retirara de Juntas, pero 1 no qui o seguir la marcha por la noche, y el 25 fue á dormir á Casa - ieja (hoy J eru alén). A u pas por 'o­caima, supo '-lue los oficiales y trop de Melo, que estaban prc o en aquella ciudad, habían ido puestos en libertad por orden dd General Lopez, para no tener que at nder á la custodia de prisio­nero que eran perjudiciale en aqudla circunstancia entre lo constitucionales, tanto m á , cuanto que en la Columna que él lleva­ba había hombres de poca confianza y temía una reacción . El 26 siguió para Guataquí, y en el trán ito tuvo noticia de que el Ge­neral Herrera había . eguido para !bague, por lo cual, dejando el mando de la fuerza al Coronel Arjona, e adelantó para ir á re i-ir la órdene del Gobt rno . El 27 se incorporo á la olumna, en GuataquJ (puerto obre el 1\llagdalena), la ompañía d 1 Unión que habza seguido de de La Mesa on el Teneral L 'pez. 1 Coronel Arjona recibió esa noche avi o de que el enemigo había ocupado á La lesa y por ende á la Provincia de Tequendama, y e table­ció regularmente cJ espionaje para conocer su operaciones . Por lo que hace al eneraJ l.ópez, cuando avanzando de de La Me a llego á Barroblanco, como no encontró allí al eneraL Pans, en la esperanza de akanz· rlo en la Hacienda de la Herre­ra, se adelantó e n u Ayudante h a ta muy cerca de e te punto, de eo o de acordar con dicho jefe las peraci nes \...Onvenienres, dejando ntre t:into encargado de )a Columna al Coronel Gonza­lcz. Fuele imposible ale nzarlo, , habiendo sabido el 2 I lo ocurri ­do en Zipaquirá y 1quiza regreso el 22 á poner e al frente de la fuer¿a, ~n la u l había alguno oft i le de dudosa lealtad, y que, en efecto, se pa ar n de puc al ·nemigo. Reunido con u tropa, y no sabiendo que ruta habí tomado el General P n , puc estaba interceptada la comunicacion por algunas partid s enemigas, re oh io retr lCcder hacia a l\~le a en l mejor orden posible, como lo hiz.o en efecto: de can ó en ena par que co­miera la tropa, y n la tarde JI go á la Villa y e brio convenien­temente las vía de Tena ' Zipacon . 1 23 tornó el General á Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4:2 BOLE'fÍN MILITAR DE OOLOu1B1A avanzar hasta Tena, con algunos compañeros, para informarse mejor de los sucesos, enviar una guerrilla á Canoas para que molestara al enemigo y lo tuviera al corriente de lo que pasaba, y averiguar por la suerte de la Columna del General París, pues se le decía que de Bojacá había eguido á Facatativá. Por la tarde llegó á ena el Coronel Pineda, quien había estad con el G..:..neral Parí , le refirió todo lo ocurrido en el Norte y lo resuelto por aquel jefe, que e peraba estar en La Mesa al siguiente día . En la noche del 23 ordenó el General López continuara la retirada hacia la Pro inda de Neiva, por la vía del paso de Flan­des (Girardot), lo que se ejecutó en d mayor orden. En el Guamo encontró al Gobernador de Popayán, quien venía en su busca, y siguió con él á Purificación, á aguardar al General Herrera para acordar con el Gobierno d plan de operaciones, y por indicación suya, se desarmó la Columna con que había estado obrando, después de hacer contramarchar la Compañía del Unión para Ambalema y dejar al eneral París la 3 ·· del Batallón número 5 .0 La campaña del Norte(*) estaba concluída; pero conviene ha­cer aquf el relato de los demás acontecimientos que con ella se rela­cicmaron hasta la instalación del Gobierno en Ibague, y el acuerdo de un plan general de operaciones en todo el paí contra la Dicta­dura, comenzando por lo que pudiera llamarse la retaguardia del General E ranco. Cuando recibieron la noticia de la rebelión del 17 de Abril, las Provincias ituadas del otro lado del Chicamocha, sus Gober­nadores obrar n e n el mi mo sentimiento patriotico que los de Velez, Socorro y Tundama y los habit-antes de Tunja. Formóse en Santander una olumna de cien guardias nacionale para que, á las órdenes del Coronel .1\llelchor Corena y el Comandante 1\1.en­doza, fuese en auxilio de las demá y en apoyo del Gobierno legíti­mo constituído por el Decrct de 21 de Abril, expedido en Cho­contá. La Provincia de Pamplona había hecho otro tanto; la de Garc1a Ro ira e unio á Jos defensores de la Con ticución, y la de Soto levantó alguna fuerza, y por el So 'Orro la envió á unirse al :Ejercito def orte. La Columna de antander, reforzada por la de oto y de Pamplona, e engro aba cada día en el trán ito con 1~ oluntarios legitimistas. El cneral Herrera llamó al Cor nel Corena para que, á marchas forzadas, pa ara al Cuartel general á encargar e tlel mando de una C 1umna, orden que dicho Jefe r cibió en Hato Jurado (al pie dd Allnorzatlero), y dejando el mando de la fucrz,a al Coman­dante Mentloza, e dirigió á Chocontá, acompañado por el Tenien­te Materón. Al llegar á esta poblacion ya el Ejército . e había movido obre Zipaquirá, el 1gui6 el movimiento, y el 22, en el V o- • orrect<~mcntc e~ta c::amp:tñ clebi r. llamara rfel Centro, pue to que sus princi-p: tle episoclios se tle ;urolla;on en la Sab. n t, y !IÍ por el orte abnrcó hast~ Ctícuta, por 1 Sur lo hi.t:o h sta Pop:tyan-L. D. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. SUPLEM.E TO-GUERR.A DE 1854 43 lador de Nemocón, supo la derrota de Tíquiza, por lo cual contramar­chó, y desde Chocontá, por po ta, ordenó al Comandante Mendoza redoblara su marcha, y sigui o en solicitud de la Columna, encontrán­dola á poco en Hatoviejo, fuerte ya de 217 hombres. Considerando entonces que el enemigo ten1a empeñadas toda sus tropas en la persecucion de los dispersos del General Franco, y de las columnas del Sur y Occidente, resolvió seguir h asta la capital con el doble ob­jeto de llamar la atención de Melo por e a parte y su pender aquella persecución, y de sorprender la ciudad si el enemigo la había de­jado mal guarnecida. La operación era arriesgada y atrevida, pero los oficiales y sol­dados deJa Columna ofrecieron al Coronel Corena secundar su idea para salvar á sus compañero de armas, aun á costa de sus idas . El 27 de Mayo, al amanecer, estuvo la fuerza en U saquen (á dos lC"­guas al Norte de Bogotá) y á las cuatro recibió aviso de que los mclistas habfan enviado contra él 400 veteranos al mando del Jefe Barriga. Corena se mo ió entonces hacia el páramo para tomar posiciones donde recibir al enemigo, pues á sus 217 hombre!: so­braba el entusia mo, aun cuando no taban muy bien armados . El 28 á las ~cis de la mariana se encontraron las dos fuerzas (en el alto de la Calera), y en un combate corto pero fuerte Corena derrotó á Barriga, apresándole cuatro oficiales y diez y seis soldados. Corena dio de almorzar á los prisioneros y los pu o en libertad, y en seguida, el mismo día 28, se trasladó á la casa ce la Calera (Apo­sentos), donde dejó desean ar la tropa, que fue reforzada con un piquete de caballería que mandaba el señor Benito. Este alto de un día entero, si bien prueba la serenidad del jefe y de los v-alientes que lo acompa.O. ban, no fue prudente, porque ya e decía que el ene­migo, reforzado, vol ía . obre lo legitimi tas, y era natural que lo prisioneros puesto tn libertad, hubieran informado á los melistas de cu.ín pequeña era 1 fuerza que tenían al frente . En efecto, el 30 fue atacado el Coronel C or na por 6oo hombres bien armados, al mando del Mayor Giron: ~ 1 combate duró desde las sei de la ma­ñana hasta las seis de la tarde . Los die tori les, que querían tomar la ca . a á viva fucu,a, pcrJi~.:ron So hombre, que contó Mr . Ray­mond, france de nacimiento, que fue á informarse de lo que uce­día por orden del Vicepre idcnte s~.:ñor Obaldía; y á la ciudad, en carretas, entraron muchos heridos. Los con titucionalcs perdieron 5 hombres y 3 heridos . A pesar de emejante resultado, los rebeldes publicaron boletw de e ta acción como si hubiera sido un gt·an triunfo, y, cxager ndo la fuerza de orena á 500 hombre y rebajan­do la suya a 340, solo confesaron 7 muerto · y 14 heridos . El piquete de caballena, que quedaba expuesto fuera de la ca a, tenfa que perder u caball · ó retirar e del lugar del com­bate, como lo hiL-o, y el Coronel r na, dc>pues de haber com­batido todo el d1a en la ca a de Aposentos, al amparo de las som­bras de la noche, se retiró por la ví de Guatavita, á donJe 11 gó Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 44 BOLETÍN HLITAR DE COLOMBIA el 31 á las dos de la tarde: la pequeña fuerza legitimista se des­alentó con la retirada, y muchos se dispersaron, de los que algu­nos cayeron con sus armas en pode~ del en:migo : los m~lis_tas dijeron eran 90 zambos venezolanos o cucutenos ; falsedad mstg­nificante, pues sólo habfa entre ellos unos 2 ó 3 venezolanos avecindados en Cúcuta. Perseguidos los legitimistas por una Columna de I,soo hom­breg, mandados por GircSn y Castro, comprendieron que su seguri­dad estaba en marchar aislados, y así lo ejecutaron, quedando u ni­can. ente reunidos con el Coronel Corena, 18 jefe y oficiales y 21 individuos de tropa: esta pequeña partida, despues. de comer en Guatavita, siguió su mar ha por la vía de Chaleche, á donde llegó el 1.0 de Junio, y en su alcance el dictatorial Rodríguez, que ata­có bruscamente á un puñado de hombre que ofrecían rendirse con - garc1ntías. El insolente Rodríguez quis lancear á Corena, que esperaba un arreglo con la espada á un lado: el jefe desvió ellanzaso con una mano, y los . onstitucionales irritados rompieron el fuego, cayendo Rodríguez m rtalmente herido, y prisionero Valerio !v1o­rales, que iba como Capitán de caballería, al que pu o en liber­tad el Coronel Corena, ofreciendo rendirse con garantías ó morir peleando con ese grupo de alientes, resueltos á obrar como su jefe. Lino arcía e ·cribió á C rena un biJlete con lápiz, ofrecién­dole lo que pedía para su compañeros, pue para el, dijo el jefe legitimista, nada q ucría. Entraron los dictatoriales al bosque, e hicieron alto en la casa en que se encontraban los rendido me­diante un pacto. El Coronel Castro (meli ta) intimó á Corena que entregara la espada, y declaró que 1 ofrecido por Lino Gar­cía no tenía valor por cuanto carecía de facultades para hacerJo; y como el Coronel Carena se negase á entregarla, mandó avanzar cuatro oldados para que lo fusilaran, acto e candaloso tratándose de un hombre rendido mediante una p;ome a solemne, que fue e torbado por Gregorio Elorga : todos lo · pr·eso fueron conduci­do á la capital, y el Coronel Corena, de allí a Facatativá n don­de permaneció de de el 6 de ] unio hasta el 8 de Septiembre, que pudo e caparse para ir á unirse al ejercito del Sur en La l\.lesa. Sus compañeros tambien e es aparon uno tra otro, y entre ellos figuraban lo Comandantes Mendoza y Olarte, Leonardo Canal y Ant nio Valencia. Los 2 I soldados fueron con le nado á et vir en la filas meli r.t , menos Antonio illamizar, que se e capó con mucha habilidad, y de quien luego habrá que hacer e pecial menc1ón. Dicho qued6 atrá (página 25), q1tc el Gobernador de Pop - yán había resuelto seguir al ·rolima en persona, despue de que estallo la rebelion en aquella ciud d, en bu ca cld General López, á quien ~levaba un B.a.~a.ll<>? co~1 J regultr p rquc y darle avi o al mismo ttempo de la dthctl ttuacton del Sur. Al llegar á La Plata, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. UPLE)I ,~.""TO- UERR DE 1854 el eñor Cespedes, yerno del General Obando, se atrevió á recon­venido en pre~encia de Jos oficiale~ del Cuerpo, por un oficio diri­gido desde antes c4cl mottn del 17 de Abril, al Gobernador de ei­va, para advertirle " este que de La Plata y Carnicena , se dirigían cotnisionados cara terizado ct:rca del indio Guainás (Jefe de los in dí gen s de Tierra dentro), hecho Coronel de uardia Itacional, con e::I objeto de tr stornar allí el orden público. Esa reconvención, que indicaba dema iado, fue pue ta en conocimiento de las autori­dades sin resultado, y al mi tno tiempo la seducción de los melistas sobre el Batallón Popa)'án, dio por re ultado que no pocos oldados desertaran, y lo habrían hecho todos si el Gobernador OEijano no sigue inrnediataanente con el resto para Neiva, y de aJlí para Puri­ficación . El Gobernador de Teiva, que compr ndió la necesidad de te movirniento dio á su colega todos los auxilios necesarios par que lo llevara á cabo. Las noticias que se tenían en eiva, eran la de que el General López había llegado á Barroblanco con 1 fuerza que llevaba en apoyo del Gobierno legítimo, y por lo mi mo, el Gobernador de · eiva creyó conveniente que el de Po­payán apre urara ~u mt~rcha, tanto para auxiliar á dicho General con la fuerza que el último llevaba, corno para acordar con el Eje­cutivo el modo de salvar la Provincias del ur . Al lleg r el obernador Qyijano á Punficación, encontró alan 1ado al pueblo por la perdida de la División del orte, pues s ... a egural> que todo los Jefes habían pere id en la cor tienda . E 1 eñor ~ijano, para cerciorar e de lo hecho , re ol ió s<:guir en hu ca de cualquier Jefe, y bajó en bal a el Magdalena ha ta P ·ñalisa, donde upo la verdad de l ocurrido, y que el Gen<:ral López había repasado el no por Fland , por lo cual continuó en u bu:>ca para rettntr ele con los poco elementos ue traía de de La PI ta. Lo alcanzc> en 1 .~>pinal y le informó de lo ucedido en el ur, manifc tandole, además, la grande inRuencia que su pre­sencia tendrí en e a comarca para organizar un ejercito capaz de obrar c
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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 93

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Midrás Tanhuma: Génesis

Por: Víctor Armenteros De La Cruz | Fecha: 2010

Midrás Tanhuma Buber es una colección de comentarios al Pentateuco. Pertenece a la clasificación de midrases homiléticos que, encabezados en importancia por Midrás Rabbah, se ocupan de dilucidar asuntos vinculados con la praxis de la existencia judía. Es más homogéneo que Midrás Rabbah, obra mixta en tiempo y autores. Al igual que Levítico Rabbah, es una colección de homilías en torno al ciclo de los sedarim de la sinagoga.Reconocer su relevancia en el proceso interpretativo es un hecho emergente. Los estudios del judaísmo rabínico tienen una deuda pendiente con esta área de la literatura, y la Biblioteca Midrásica, una vez más, tiene a bien aportar textos en castellano que compensen esa necesidad.
Fuente: Digitalia Formatos de contenido: Libros
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Midrás Tanhuma: Génesis

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Ester, Judit, Rut, Tobías. Apócrifos del Antiguo Testamento

Por: Ana Laura Castillo Chouza | Fecha: 1914

Copia del volúmen 6, número 62 de la publicación "Repertorio de medicina y cirugía", editada por José M. Montoya y Julio Manrrique, en el que se rinden honores mediante proposiciones, resoluciónes y discursos al médico colombiano Juan Evangelista Manrique, con motivo de su fallecimiento.
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Repertorio de medicina y cirugía

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El Agricultor: periódico mensual consagrado esclusivamente a la agricultura - Año I N. 8

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El Agricultor: periódico mensual consagrado esclusivamente a la agricultura - Año I N. 1

Por: | Fecha: 1868

Contenido - Revista de las cosechas - Reproducción de la papa. Por medio de la semilla de la fruta (mamon) - Conejos - Cultivo y beneficio del café - Cultivo y beneficio del achiote - Cultivo del tabaco - Arados. Artículo segundo, el arado extranjero - Conferencias agrícolas. La producción vegetal, por George Ville - Sección industrial. Precios corrientes por mayor
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El Agricultor: periódico mensual consagrado esclusivamente a la agricultura - Año I N. 4

Por: | Fecha: 1868

Contenido - Revistas de las cosechas - Pastos - Abonos - Enfermedades del trigo - Cultivo del tabaco. Artículo III - Cultivo de café - Los corderos - Economía doméstica. Pequeña lección de química para las amas de casa - Correspondencia - Sección industrial. Precios corrientes por mayor
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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El Agricultor: periódico mensual consagrado esclusivamente a la agricultura - Año I N. 4

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El Agricultor: periódico mensual consagrado esclusivamente a la agricultura

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“El Agricultor: periódico mensual consagrado esclusivamente a la agricultura” fue una publicación mensual de carácter científico y educativo; en su primera etapa circuló entre el 21 de abril de 1868 y el 5 de julio de 1869”. Según el primer número, la publicación era redactada por iniciativa de “dos jóvenes agricultores de profesión” y distribuida en la agencia de Narciso González. En sus páginas se publicaban estudios científicos sobre agricultura, técnicas e instrumentos de cultivo, así como informes del estado de las cosechas, en su mayoría sobre las producidas en la altiplanicie andina de Cundinamarca, adicionalmente se publicaban tablas con los precios de víveres, animales y productos manufacturados. Finalmente contaba con una sección de variedades en la que se divulgaban algunos textos literarios dedicados a la agricultura y a la vida en el campo. Cuatro años después, en 1873 salió al público una nueva edición del periódico “El Agricultor”, esta vez adscrito como órgano oficial de la Sociedad Colombiana de Agricultores. Para consultar la segunda época del agricultor dirigirse a: http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll26/id/5023 Para consultar el Índice del periódico “El Agricultor: periódico mensual consagrado esclusivamente a la agricultura’, dirigirse a: http://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll26/id/4271 Se conserva la ortografía de la época en el título del periódico.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas
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El Agricultor: periódico mensual consagrado esclusivamente a la agricultura - Año I N. 2

Por: | Fecha: 1868

Contenido - Revista de las cosechas - Reproducción de la papa. Por medio de la semilla de la fruta (mamon) - Conejos - Cultivo y beneficio del café - Cultivo y beneficio del achiote - Cultivo del tabaco - Arados. Artículo segundo, el arado extranjero - Conferencias agrícolas. La producción vegetal, por George Ville - Sección industrial. Precios corrientes por mayor
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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El Agricultor: periódico mensual consagrado esclusivamente a la agricultura - Año I N. 2

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El Agricultor: periódico mensual consagrado esclusivamente a la agricultura - Año I N. 5

Por: | Fecha: 1868

Contenido - Revistas de las cosechas - Pastos - Árboles frutales - Cultivo de las flores. Hibridación - Cultivo del tabaco. Artículo IV - Apuntamientos sobre la introducción, propagación y cultivo de los pastos de Guinea y del Pará en el actual departamento de Tequendama - Los corderos. Conclusión - La luz en los fenómenos de la vida de los vegetales y animales (extracto) - Manufactura del pan - El caucho - Animales domésticos - Correspondencia - Variedades - Sección industrial. Precios corrientes por mayor
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Publicaciones periódicas

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El Agricultor: periódico mensual consagrado esclusivamente a la agricultura - Año I N. 5

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