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Imagen de apoyo de  El Católico - N. 78

El Católico - N. 78

Por: | Fecha: 1994

José María Espinosa (1796-1883) fue un destacado pintor, cuya obra registra los acontecimientos y personajes más relevantes del siglo XIX colombiano. Con esta publicación, el Museo Nacional muestra los resultados de una investigación en torno al arte de Espinosa en la que destacan las distintas etapas, temas y técnicas exploradas por el pintor. Asimismo, destaca la importancia documental que adquiere la obra del artista para el estudio de las batallas, conflictos y personajes (como Nariño y Bolívar) que tomaron parte en la Independencia.Respecto a la exposición, se comenta en la presentación del catálogo que la principal motivación de este trabajo viene de: “la búsqueda de la identidad. Porque acercarse a la obra de Espinosa, es adentrarse en el corazón mismo de la patria”. De este modo, se comenta sobre el vínculo entre la representación de la historia y la construcción de un primer discurso sobre la identidad propiamente colombiana.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Libros
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José María Espinosa: abanderado del arte y de la patria

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Imagen de apoyo de  El Católico - N. 79

El Católico - N. 79

Por: | Fecha: 06/12/1864

_. .., ___ - - --- - --~--- - -·- - TRIM:. III. AÑO II. B.ogota, 6 de diciembre de 1864, NUMERO 79. Alejandda ; es una creftcion nueva, pum, santa, sin mancha de pecado~ porque aunque hija del REDACTOR, VEN ANClO ORTIZ. hombre que pecó, estaba destinada a llevat· en su --===-=----= -- ~ seno al Hotnba·e sin pecado, al Divino Jesus, al LA CONCEPCION. Dios Rei, Redentor i Salvadoa· del mundo. Cu~ndo Dios, con su palah1·a omnipotente, sa~ó Por eso el mundo ha dobladQ siempre la rodilla el univea·so de la nada, creó una mujer modelo de ante Ella, i la ha aclamado escenta de pecado. las gmcius i la hizo señma del coa·azon del homb1·e. Siempre,~í, porque segun las actas del martirio de FJStc al despea'tnt' de su profundo sueño, vió sor- San Andrés, este Sa_nto Apóstol. decl.aró ante sus p1·endido a sn compailera, i tomándola poa· un án- 1 Ju_eces que : ce Rabaen_do sado cn~do 1 foa·mado el jel iba a ·tl'ibutal'le aduracion cuando Dios le ad- pa·amer· hombre de la tierra aun mmaculada, era virtió que e1·a cm·ne de su c~rne i hueso áe sus necesal'io que naciem de una Ví•·jen inmac'ltlada huesos. Em tan linda, tan modesta tan sencilla la el Homlwe pel'fecto poa· el cual repaa·ase el Hijo de espostt del pl'imer· homba·e" que p~d~ arnlst1·al'lo Dios qu~ había ~riado al hombr·e, la vida eterna al crímen que manchó nuestra r·aza. El ánjel re- q~e hubwn per·~1do los hombt•es en Adan. » Lo belde no quiso dirijir·sc al varon para pea·dea· a la m1s~o han ca·eado todos los Santos Padr·es de la especie humana, temió su fo•·taleza i compr·endió Iglesw. que era mejor valerse del sé•· mas débil paa·a 1·esis- 1 ~sta cree?cia en la ConceP.eion sin mancha de tit' a la tentacion, i pm· medio de él hacer caer· al Mana, es umv~wsal : no solo la han pr·ofesado los otro. El amoa· pudo mas que la refleccion, ¡ el d!scípul~s de Jesus desde el pr·incipio del Cristia­Rei del mundo, por compl,!lcea· a su amante t 1·ans- msmo, sano qu? _los mahome~nos, ap~s:u· de no gredió el mandato del Eterno. l Tanto hasido siem- c1·eea· en la Dtvimdad de Jesucnsto, la taenen con-pt ·e el podea· de la muJet·! signada en su Coran. Las _igle~ias disidentes Per·o ese pode a· que sirvió al triunfo del infiea·uo tampoco han renegado de esta fe que se halla entre ese podet· que perdió para siempre , ~ la especi~ !os ct:istianos gl'iegos, como entr~ los de Abisinia; humana, amontonó sobre la cabeza de In culpable 1 el mtsm.o Lutero que todo lo qmso manchar·, uo el despa·ecio de su postel'idad; i la solidaa·idad de se at•·ev1ó a toc~a··n la coro~a. respla~deciente la culpa, colocó a todas las mujel'es en una condi- que adoma las srenes de la VH'Jen Mana en su cion bien triste. pua·ísima Concepcion ; él dice : « Era justo i .El Todopodea·oso, siempre compasivo con sus conveniente, que fu~~.e presel'Vada la pe_rsona de 1 cnatm·as, siempre infinito en todos sus atl'ibutos, Mada del P~.cado o~IJmal, pues que de~ta tomaa· mostró su bondad prometiendo a la. desconsolada de Ella el HIJO de Daos, la cat·ne que habaa de ven .. Eva, que ota·a Eva quebt•antal'ia la cabeza de la cer todos los pecados.» serpiente infernal, i rehabilitaría a la mujer. ce Yo Esta es una creencia tan dulce, tan consolado•·a, mismo haré un prodijio, » ailadió; i ese prodijio tan poética, tan sublime como filosófica pa1·a los hecho p~t· el Autot· ·de tantos pt·odijios, pot• el Ca·ea- que tenemos la felicidad de ca·eea· en la Divinidad do1· de tantos mundos, por el Seño1· Supremo de dt>l Verbo Etemo. En esa Vú·jen pa·edestinada pm· todo cuanto existe, ese pt·odijio anunciado, era el Altísimo para un fin tan .. santo, tenemos una l\fada concebida sin pecado. Madre cariñosa, compasiva, misericordiosa, que Tan gt'atHle fué el cdmen de nuestro primea· pa- inter·cede pot· nosott·os ante el Dios justo i sever·o, dr·e, tal valla puso eot1·e el Cielo i nosota;os, de tal i nos alcanza la g•·acia po1·los mél'itos de Je~ucristo. manera nos hizo esclavos del que había seducido a En ella funda la cristiandad entem sus mas dulces la mujet•, que era pr·eciso el sacl'ificio de un Dios espet·anzas ; ella inspit·a las tnas sailtas vittudes, pat•a •·edimirnos, i Dios p1•ometió ese i.nconcebible es el gum·dian celeste del borfot" de nuestms espo- ·1 sacrificio. EL mismo, el Sé1· de los Sé1·es, el Sét• sas i de nuestl·as hijas, i s~ bello semblante alivia tres veces Santo ante quien se estJ·emece el univea·- los dolores del eufet·mo, dá a·esignaciou al desgm­so i a·uje de espanto el infiemo,debia hacerse como ciado i quebranta los hienos del cautivo. No hai uno de nosotros, i ponet·se entt·e las manos de sus pena que no se alivie invocáQdola con el dulcísimo ciegas cr·iaturas par·a que lo despedaza1·an. ¡Oh no~b1·e de Madre. 1 Oh ! ¡, .Quién no inclinará inmenso valor de la ct·iatma humana ! 1 Solo la su frent-e ante la Madre de Dios ? ¿ A quién no sangre de un Dios puede set·virle de signo repa·e- halagaa·á la ic.lea de estat· cubie1·to con su sag1·ado sentativo ! ¿ Cuánto val o a· tendrá, pues, el bien de manto 1 ¡ Es tan bella 1 ¡ Nó, no l1ai belleza que que ra p1·eval'icacion de Adan nos habla pl'ivado? pueda comparársele, los mi~l"!J?S Anjeles la con- El Dios di"stinndo al sacl'illcio, el Dios-consus- templan cstasiados, le irven de escab~l i la llaman tancial al Pad•·e, jm·mó con su propia mano,segun su Reina 1 Sf, Ella es supea·iot· a los Ahjeles, por­la espr·esion de San Agustín, a la mujer· que babia que sh·vió ue templo al Redentor. ~e servirle de Mad1·e. Esa mujet· privilejiada, que Pot• eso Pauto V, prohibió atacat• en 'publico su 1ba a ser tabemáculo del Altísimo, debía ser in- inmaculada Concepcion ; Ga·egorio XV, estendió maculada po•·que nada manchado toca el Señor. esta prohibicion a los actos privadós; Urbano VIII, «~a mode1·na Eva, como dice el señor Augusto condenó la proposicion de Baio contra esta creen- 1 N1colas, debe ser de la misma condicion que el cia ; Inocencio XIII, estableció la Octava que ~uevo Adan : son dos en unn cal'Ue; comienzan Clemente XI, hizo obligatol'ia pat·a toda la Iglesia JUntos un mundo nuevo. )) Esa mujea·, en efecto, que acojió con place¡• esta festividad; i Benedicto segun San PablQ, no es de esta creacion: es una XIV, declat·ó que la Octava de' la inmaculada Con­novedad en la tiel'l'a, como dice San etemente de cepcion de Mal'Ía, e1·a tma festividad de las mail Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL solemnes. La Cristinudnd así lo creía i lo había creido.desde el tiempo de los Apóstoles : no era po~ible dudarlo. La Iglesin anhelabn hacia mucho tiempo, que se elevara a dogma la Concepcion Inmaculada de la Madt·e de Dios,i los Obispos lo habian solicitado así de la Santa Sede, a nombre de sus· respectivos diocesanos, El seüot· A u gusto Nicolas cita · entre otros escritos de estn especie, las siguientes pala­ba ·as del señ~~· Obispo de Acerenza :--ce En los << malo~ dias en que vivimos, la Providencia Di vi­e< na ha permitido que el pueblo Cristiano con sus « Pastores a su cabeza, se dirijiera pot· sí mismo a << la Cátedra Suprema de Pedro, suplicando al So­ « berano Pontífice que definiea·a fU fin esta cues­<< tion, hiciet·a nun mas manifiesta la verdad por « un oráculo infalible, anunchu·a al mundo católi· «cola Concepion Inmaculada de la Madre de Dios, « que es tambien Mada•e nuestt·a par adopcion, i <a·e todos los coros de.los Ánjeles has­ « ta el tt·ono de Dies., i que ha anancado siempa·e res había llegado. Dios ha­bia dicho a la desventm·a Eva : «una muje1· que­brantará la cabeza de la serpiente que te ha enga­ñado, >) i la hija que acababa de concedel' a las lágt·imas de una anciana estel'il, era esa mujer. A a babia orado mu<:ho, babia espea·ado con fé viva conti'U la mi ma imposibilidad, i Dios la htzo madre de la madre de Dios, poa·que ÉL no concede ordinariamente ga·andes gracias, sino despues de haber sometido a la•·gas pruebas la fé i la cons­tancia de sus siervos. El infierno tambien se conmovió ; babia sonado Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. E>'L C A T O L I C O • 243 su hora. Satanás quiso mat·cm· con el sello de sus 1 suales de sus señot·es, se hundían en los plnceres esclavos a la niña que acababa de recihh· el sét·, de un lujo voluptuosa. ·Et·an altanet·as, ot·gullo­pet ·o Dios se lo prohibió pol'que Ja habia desti- 5as, coléricas, imperios~s con sus pobres esclavfls nado pat·a ser su santnario, pot·que habia Iwcl)o a quienes, a su turno, trataban como cosas. El de ella )a primera piedra del grandioso edificioso toca~or de una dama romana era temible pat·a sus que, cien años mas ttu·de, debía levantarse ma- siervJ.ts, porque el c01·azon de las patricias, acos­jestuoso, indestructible sobt·e las ruinas de los tumbrado ni horrot· de Jas luchns de gladiadores, altares de Satanas. no conocía la compasion: ndemas de Jos costosos La madre de Dios vivió humilde i oscut·a. En- cosméticos de que usaban con profusion, de Jo.s cerrada en el templo miéntras fue nirw, despues caprichosos jiros que hacia u sufdt· a sus cabellos, esposa de un artesano avecindado en una ppb~!3Jr de las costosas telas con que cubrian su cuerpo, aldea; apénas fué conocida de unos pocos la que ~e los espejos de bt·uñida plata en que se miraban, mas tarde debía recibir por Jnrgos siglos Jos ho • de los collnt·es i b•·azaletes de pt·eciosas piedt·as menajes i bendiciones de la humanidad. <>on que se adomaban, usaban de ordinat·io uña Ella en quien fué rehabilitada la mujer, debia pequeña daga puntiaguda, con puño de · mndil ser el modelo de las mujeres, inocente, humilde, pt·imorosamente cineelado i tr•·minado en una t•esignada, estt·aña al ruido del mundo, casi des- argolla de oro,en que introducían el dedo como en conocida fuera del boga¡· que embellecía con su un anillo pm·a tenerla siempre lista : em el ins­presencia, del modesto boga a· doude pasal'on $\lS trumento con que castigaban sin piedad el mas dias t•·anquil.os sobre la ti e ITa, ¡ qué personas L.. lijero descuido de sus esclavas, que no solo te· Dios i la madre de Dios l uian el debea· ue adivina•· sus capl'ichos en el toca- Cuando los doctores de la Sinagoga veían pasar do, sino que debian saber inventa•· cuentos que a JEsus enseñando una doctl'ina tan sublime, sem- distmjct·an el aburrimiento de esas sultanas. bt·ando en su camino los beneficios i los milagros, Los romanos al conquistar la Juden, habían pudieron.entrevet· tal vez algo de la gloria que le llevado a ella con sus mujeres esas costumbres ; guat·daba el ponenil·; p~ro lo que no pudieron i como segun la lei de Moises que los judíos p•·ac~ imajinat· nuura, ni sospechar s·iquiet·a, fué la ticaban,. em maldita i quedaba cubierta de opro­ovacion perpétua tributada pot• la humanidad a la bio la mujet· que no llegase a ser madre, puede humilde aldeana de Nazareth. concebirse la monstl'Uosa alianza que, en esta Tiberio mandó una vrz colocar a JEsus en el pat·te, barian las costumbt·es paganas i las judias. número de los dioses: él no sabia. que aquel, a Sin emba1·go, babia entre las vít•jenesconsngradas quien queda tributat· el mismo homenaje que a al templo ~el Señot·, una cuya belleza deslum}:H'a­Hét ·cules i Esculapio, era el Dios del cielo, Señot· dom realsaba una severa virtoº, j que can­de todas las cosas i cu y o altat·, coronado po1· la dorosa, tímida, sencilla' i pura, babia hecho Ct·uz, no podría levantarse al lado de los altares formal voto de conservat·se vírjen. El cal'áctet· de 1 en que se ado1·aban vanos simulacros. PeJ'Q lo esta anjelical criatura chocabn eon las ideas de que ménos podía figurarse es que Vénus i Diana sus correlijionarios i con las costumbt·es de los con su rortejo de ninfns i gracias cnerian tambien, podet·osos señot·es de la tiet'l'a. Humilde i •·esig .. i que en Jugar de esas estátuas cuya vista hacia nada, no se fijaba nunca en su hermosura que estremecet· a la inocencia i volver el rostro al hacia brillar aun mas pot· esto mismo. Todos la pudor, la imájen de una pobt·e campecina, sím- amaban pot· su dulzm·a; sus mismas compaile­bolo rle In ptll'eza, de la modestia, de la humildad, ras la admiraban i aunque la v~ian mas linda que reeibit·ia Jos homenajes de J.a humanidad rejcne- todas ellas, no les inspiraba envidia sino afecto. rada. Fué un dia de duelo para las sacerdotizas aquel en Cada nacion, cada ciudad tiene su santo patro- que el sumo Sacerdote i los tutot·es, recordándole no: aquel de sus hijos que se ha he<;ho mas que tenia ya 15 años, notifi<'arou a María hija de gmnde por sus virtudes, si(¡uiet·a sen un pobt·e Joaquin descendiente de David, i de Ana, vástago jJrnalero, es el mas yenerado en sus altares; pero de lu casa de Aaron, que debía c~mpli¡• la lei i MARÍ.A. es de todas partes : la humanidad en masa tomar esposo. . repite todos Jos dias las palabt·as con que eJ ánjeJ de Ella sabia el voto que tenia hecho, i sen tia en Dios )e anunció su g•·andeza; Jos niños ántes de dat· sí la virtud del Altísimo para cumplirlo ; presen­un paso firme, saben que tienen una madre en el tia, como dice el señot• de PouJo.ulat, e) Evanjelio, ~ielo, i el nombt·e que le dan espresa bien todo lo pero aunque opuso tímidas súplicas, se resignó a que hai de dulce en el respeto, todo lo que hai obedecet· confiada en que el Set· Eterno la asistiria. de tierno en el amot·. Colocáronse en los luaa¡·es respectivos del tem- Pad¡·es que quereis hacer a vuestros hijos obe- plo, las varas secns de ;lmendro de los preten­dientes, respetuosos, hom·ados, enseñad\es a atnat• dientes, bendecidas pot• el Sace1·dote Supremo, i a MARÍA. Mad1·es que quet·eis p;uardat· la inocencia cenando cuidndosamente las puet·tas, ~e esperó el de Yuest•·as hijas, hacel'las dóciles, humildes, bu e- prodijio que dehia dar un esposo a la vírjen. "Los nas esposas, buenas madres, haced que sean de- Padres de la Iglesia refiEren que la vara de José, votas de la Vít·jen. cm·pintero de Nazaret, hombre justo pero ya de ___ _..... edad avanzada, fué la que al dia siguiente al abril· MODELO DE LA l\IUJER CRISTIANA 1 FUENTE DE LA FELICIDAD SOCIAL. Babia en la Roma pagana, un refinamichto de lujo, de crueldnd i de conupcion qur, met·ced al Cl'istianismo, ap-énas podt·ia hoi coucebit• la ima­jinacion. Las damas romanas que sabian set· un objeto apénas apto para satisfacer Jos deleites sen-las puertas, se halló verde i florida como la que antiguamente vinculó el sacerdocio en la familia de Aaron." Un jóven que anhelaba' Ja posesion de Mada, al ver el prodijjo pnlideció, i sinti9 cruzar por su cerebro un pensamiento desesperado, pero una mh·adn de la doncella lo dominó. ''Rompió eutónces él su vat·a i corrió a una gruta a ence· n·arse con los discípulos de Elias." La mirada de la Ví•·jen hizo un santo de un de- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 244 -EL CATOLICO. sespea·ado, ¡eso mismo sucede aun. Ella es po- ' del'Osa i (;ambia con su intea·cesion la suerte, no solo del individuo sino de la sociedad entea·a. El mata·imonio ~e Mal'fa, necesario en los desig~ nios del Todopodea·oso, para dm· principio al ca·uen­to drama de la a·edencion del jénero humano, fué , tambien el principio de su maternidad univea·sal. Nunca dejó de ser pura, i 5US virtudes son el mo­delo que deben pl'Ocurar imitar las mujeres cris­tianas. A la mada·e dh•ina del divino Jrsus debe la mujea· la condicion actual de que goza en el mun­do. De esclava, ella la convirtió en señora ; de cl'Uel i disoluta, la volvió compasiva i casta ; de voluptuosa la hizo modesta ; de altanera i orgu­llosa, la hizó humilde ; de colérica e impea·iosa, la hizo paciente i_ resignada; · de maliciosa, la volvió sencilla, i de holgazana la convirtió en la-boriosa. · Por eso la mujer cl'istiana es adorable. No~ inte­resa en ella tanto la belleza ffsh:a como la moral : la felicidad se siente a su lado, todo lo engalana con su presencia ; tiene pala ba·as de consuelo paa·a todos los dolores ; su hu mil dad i su candor la le· van tan poa· encima de las altanea·as i desenvueltas cortesanas. La mujer cristiana es buena hija, buena esposa, buena madre, buena hea·mana, bue- , na amiga) buena en todo poa·que Pl'OCUI'a imitar a la Santísima Vh·jen Mal'Ía, i 110 a las patricias ro­manas, a las mujeres paganas. Cuando en un pueblo hai muchas mujet·es vea·dadea·amente ca·is­tianas, las costumbres se moralizan, la paz reina i las bendiciones de Dios caen como la lluvia fe­cundante sobre el sembrado reciente. Los hombres las aman deveras i las respetan amándolas, i ellas deciden de la suerte de los pueblos, pot·que el progres~ en la virtud es el ver·dadero proga·eso. -... - En el número_ -363 de ce El Tiempo,>> hemos visto un artículo qué, aunque dil'ijido al señoa· doctoa· Chiari, en su calidad de Redactoa· de la «Voz del Catolicismo,» atañe a todos los cl'istñmos católicos, a todos los que veneramos a la Santísi­ma Vít·jen María de cuyo culto se mofa el al·ticu- 1 lista, i a todos Jos que creemos en la di \'Ínidad de Jesucristo c~mprobado .con sus milaga·os. El auto1· del artículo niega esos milaga·os, i se funda para negarlos, en los siguientes argumentos. 1. 0 Dios, al crear el univer·so lo sujetó a leyes fijas: el milagro supone ia violacion de esas leyes, es decir, la violacion de la voluntad de Dios. 2. 0 Si Dí os fué bastante poderoso para hace•· esas leyes, i lo es para ta·astonaarlas, es necesaa·io ' probar que alguna vez ha quea·ido vel'ificar ese tt·astorno i que lo ha verificado. 3. 0 Si ese trastorno puede vel'ificarse conforme a la misma lei, el milagt·o no existe. ,~ 4. 0 La violacioo de una leí es un delito tanto mayor cuanto la lei sea mas sagrada : el delito es conta·arlo a la justicia que es emanacion de Dios; si Dios mismo infl'inje su propia lei, deja de se¡· 1 justo, se contradice. - 5. 0 Seria blasfema•· de Dios, suponer que no podíamos compt·endel'lo si no violaba las leyes naturales, si no hacia milaga·os. · 6. 0 El milagro impliea falta de previsiou en Dios al creat· las leyes natumles, si habia de ocua·¡·it· el caso de tenea· que \'iolat·las pat·a mosta·m· su pode1·. 7. 0 Dejaría Dios de se¡· omnipotente, si no pudiera hacer alguna cosa sino violaudo las leyes que, con caa·ácter de eternas e inviolables, dictó a la naturaleza. De todos estos m·g T.entos, deduce el m·ticulista que el milagro, como nosotros Jo comprendemos, está en contradiccion con la justicia~ con la sabi­dua ·fa i con t'l poder infinito de Digs, i que de consiguiente es l\bsua·do. Niega, pues, el mismo misterio de la Concep­cion Inmaculada de María, i echa poa· tierm Jos fundamentos del cl'istiauismo; pero como todos esos m·gymentos están Yictoriosamente refutados en la quinta conferencia del padre Félix, que pu­blicamos en nuestros números 73 i 74, a .esa con­fet ·encia l'emitimcs al lector. ¡ Quién como tú, Elespues del R ei del cielo, Hermosa, santa, inmaculada Reina; Quién como tu, cuya bendita frente Lleva en la altura la imperial diadema! ¡Quién como tú, que recibiste una alma En quien nunca se vió la mas lijera Mancha de imperfeccion que disgustase Al que es la Santidad por excelencia ! ¡ Bendita tu, Señora de los cielos, Que de tus santas glorias la primera Fué verte libre de la negra mancha Que los hijos de Adan consigo llevan! ¡ Bendita tú, bendita para siempre, Que en la estension de siglos sola cuéritas .La gloria de Eer Madre del Eterno Por tu humildad i por tu gran pureza! ¡Oh rosa sin la espina de la culpa, Oh perfumada i cándida azucena, Oh violeta humildísima inocente, Nacida de este mundo en la maleza : ¡ Quién supiera cantar tus perfecciones, 1 La voz del arcánjel quién tuviera; Para decirte ahora: Dios te salve Vírjen purísima de gracia llena! Oh, cual voz, cual palabra, cual acento, Cual suspiro ardeutísimo siquiera, Podrá encontrar el corazon humano Cubierto de dolores i tinieblas, Para pintar tu dieha sin medida, Para mostrar tu celestial belleza, · Para ensalzar tu gloria incomparable, Para eEpresar tu santidad excelsa ? 1 si dignas palabras no encontramos, 1 si todo en nosotros es miseria, ¡ Qué podremos llevar a tus alta~es ! En tu mas bella i mas alegre fiesta ? El que Jlorando vive, ¿qué otros dones Puede llevar a su divina R~ina, Sino sus lágrimas de humilde gozo Que a un tiempo amor i gratitud espresan? Recibe, pues, Señora de los cielos, Nuestra mezquina i desdichada ofrenda, 1 si mi1·as en ella de tus hijos La escasez, el dolor i la pobreza, 1\lira tambien en ella dulc~ Madre, Una plegaria ardiente i lastimera, Un testimonio de su amor sincero De su respeto i su filial terneza. SILVE.RIA ESPJNOSA DE RENDON. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. E L C A T O L 1 C O. 245 PLEGARIA 1 amoa·; i que pueda ota·a yez celeb1·al' con himnos QU.E DlRlJE LA CIUDAD DE BOGOTÁ A liARÍA SANTÍ- de triunf() eJ dia de tu Coocepcion. , 1 SUlA, EN EL ANI\'El\SARIO DE SU CONCEPCION.-1864. Sí~ M~~~~e l~lia, C?m~a~é:ete de mis dolores i o clem1ms 0 pía 0 dulci.s amatguaas, pH.Ie pm m1, 1 tu que todo Jo alcanzas, Firgo Ma~ía. ' conseguirás el remedio de mis males_; i asf podré ¡,Desechaa·ás, Señm·a ¡ Madre mia, los t·uegos gozosa .alzaa· hasta tí Jos cautos de m1 ga·a,tJtud. de una hija desga·aciada '? No~ Sei1m·a, porque tus ALEJO PossE MARTINEZ. misf.ricol'dias no tienen limites, i porque tus oídos ·est~n siempre atentQs a Jos soUozos del que jime, r,.¡j!J.tJ.lJJJJ.!JiJ.J.J.J!J)SJQ. ·j pa1·a cousola1·lo; i tus manos siempre prontas para ---- ----- eojug~~· las Jág1·imas del desgt•aciado. Con razon MUDANZAS INTB.ODUCIDAS l~OR EL CUISTIANISMO EN la Iglesia te canta clement~., piadosa i dHlce, poa·q.ae tu clemencia, tu piedad i tu du~zunt son LA CONDICION DE LAS liUJERES. pm·a J9S cl'istianos la fuente de su espea·anza; En el dia de la solemne prueba en que Dios quiso ,porque en esas tres gtandes p1·errogativas ven, 1·e- Ye1· si el homb•·e sabia resisti1· al demonio, la mu­: gocijados, Jos mas abundantes manantiales de las jer fué quien~ con sus seducciones, le hizo perdet• .ga·acias i de las miset·ic{)rdias del Etea·no. . las eternas felicidades prometidas a su obediencia : CoiJfiada, pues, i llena de seguridad, quiero entóuces cayó con el hombre, pero mas bajo que 1 1 -elevaa· hasta tu resplandeciente t.·ono mi ''oz entre- ét, poa·que et·a la causa de su caida. Quedó degt·a- . cot·tada por los sollozos, pretendiendo alcanzar de dada, envilecida_. i' fué el símbolo de la naturaleza .tí el remedio de mis males-el bálsamo para mis sensual. El homba·c la empleó como su criada i su 1 dolorosas heridas. esclava; sirvióse de ella como de un juanete para Hubo dias glol'iosos para mí en que ostenté su voluptuoso rec•·eo. Veámosla en et Ol'iente; ante el mundo todo el amo1· que te pa·ofesaba: yo 1 cuán humilde i miserable es su destino I su amo i me vestia con mis mas ·ricas galas pa1·a celebra1· señor le dá apénas una pa1·te en el festín conyugal 1 el anivea·sa 1·io de tu purísima Coucepcion; en ese que debe repartir con otras cinco o seis esposas. 1 dia las campanas de mis templos anunciaban Pa1·a ~~'.la libertad i la independencia; para él .. el alegremente el placer que me inundaba con tu ta·abaJO 1 sus goces, la vida ajitada, las nobles pa­recuerdo; i miénta·as que desde el ¡tié de los al- siones, el placer, farna i ~loria; para ella, la re· tares subía hasta tus plantas ta nube del incienso clusion, la soledad i el fastidio del iet'l'allo ; para que se quemaba en tu honor, mil voces resona- ella, el vacío del alma i del co1·azon: vivirá des. han en el co1·o cantando tus alabanzas ,i repitiendo conocida, invisible a todos Jos ojos ; no tend-rá un mil himnos a tu uomb1-e ; entónces todos mis nombre, no será madre mas que para daa· la vida hijos, que tamb\en e.ran tuyos, me ayudaban con a hijos que no la conocerán i a quienes en breve entusiasmo a -ce1ebntr tu nombre • la amaa·gura ¡ olvidaa·á ella tambien. el desconsuelo no tenian enta·ada en mí, en esos Cuando la humanidad se adelanta de la India i momentos de dulcísimo regocijo ; la alegl'ia me de la Persia hácia las rejiones mas libres del Oc• :rodeaba po1· todas partes; i en mi pacífico hoga 1· cidente, hácia aquellos sitios donde la fatalidad no se oía en tal día ni una sola queja, ni un solo física que pesaba tan gravemente sobre ella en las suspiro; parecia que el dolot· mismo se ausentaba orillas del Ganges i del Euf'rates se debilita i deja pa•·a dejar campo libre al place•·; las voces de alzal'se delante de ella la libertad humana; cuando mis hijos, unísonas se alzaban cantando himnos el hombre empieza a emanciparse de la naturaleza en tu loor, i todos se consideraban felices tan solo i reclama conta·a ella los derel'lws que ha recibido con podet• llamarte libremente Madl'e, i Madre de Dio::;, tscasamente admite a la mujer· a partici­. amantísima. Los votos i las o1·aciones de las vh·- paa· de su en:umcipaciou: todavía se la compra jenes consagt·adas a tu se1·vieio salian de sus puros como se compa·a una fanega de tierra i el ginéceo co1·azones, i sin mezcla de pesa•· llegaban hasta tí reemplaza al .sen·allo ~ sinembnrgo, tambien eUa como el pe1·fume de las mas fl'agantes flores. empieza a sali1· de su degradacion. - .Pero mas tarde la bol'l'asca de las pasiones sopló En la Ga·ecia, donde el hombre, juntamente ·con fua·or; la impiedad i el ' 'icio levantaron su orado•· i guener·o, no hace mas que pasar· de u u odiosa bandera i lograron hacel' de mí la \'Íctima combate a otro~ no puede ir~ a buscat· sus placeres de su fm·or, i me sumie•·on en la desg•·acia. En- en la muelle i voluptuosa vida del Asia. El amoa· tónces, Señoa·a i Madre mia, al ruido de las dulces de una mujer basta a su corazon que llenan ya pstlab•·as de libertnd i progreso, la tinmía mas tantas otras pasiones, i como a cada instante le hol'l'orosa se apodea·ó de mí~ f me pa·ivó hasta del llaman a la plaza pública Jos intea·eses políticos, l grato consuelo de postrarme ante tus altares pi- p1·eciso _ es que deje la que ha tomado por esposa 1 diendo misel'ico•·dia; mis templos permanecían ce- envejecer sobt·e la cuna de sus hijos: así es que ,j 1·r·ados, i las campanas ca•·ecian hasta de los ayes allí la mujer sabe lo que es ser madre, i se sienta 'j del dolor. Entónces fueron ultr<1jadas i arrojadas sola con su marido en el hogaa· doméstico, pero l de sus claustJ·os las vú·jeues que en el eoro se ocu- esto fué todo Jo que pudo hacer po1· la mujer la ] paban en bendccia·te; i con la falta del culto, es· antigüedad ~ana. · 1 presion de mi fé reUjiosa, pensaron los inicuos La Greci mundo del arte i de la belleza, había ·¡" a&Tanca•·me hasta el recuerdo de mi dulce i con- amado a la mu.jet• como a una cosa bella <¡ue t e­soladora Madre. Pero no, Vírjen siilnta i pura, mia marchitar·. En Roma, ciudad .cte soldados que 1 poa·que ~u~ c~ntinuos beneficios, i la gratitud que uo conocian ni quisieron conoce•· mas que la gue­tengo hacw t1, me llenan de confianza i me hacen na, pueblo de bronce cuyo corazon Jamas se espet·a•· que tus ruegos a1canzan\n de tu Hijo san- ~blandó ante la hermosura de una mujer., la espo· tísimo rnit·adas co~1pasivas, i harán que EL de- sa no tuyo mas mérito que el de dar al estado ro· rrame sobre mí el tol'l'ente de sus misel'icoa·difls bustos guea·r·e¡·os. Allí se la ve sola en la casa con- ¡ hará · que huya desp~vor·ida la impiedad i qu~ yugal, pei'O debajo del padre de familia, en su 1 veugao otra yez a remaa· en mí la justicia i el J mano., in manum viri; ~i quiere, podrá cedcrln, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 246 E'L CATOLICO .. 1 porque es su haciendª' ; ;si bebe vino, roba las r iba· a coocebk, pem er ejél'('ito de los Ánj.eles baj.ó 1 ' llaves o comete adulterio, le será permitido d-arle dd ci:el&,i hubo· una gt·an pelea .. i el demonio, ven­muet ·te sin jueces, sin testigos. Si a. lo méMs la cítd~ segtmda vez, filé precipitado al nbismo: Cris­mujer hubiera podido consea·vat· aquel· puesto e u el tose había hecho ~arne pa•·a enseña•· mejor a los hoga•· doméstico, acaso algun dia hubiera llegado hombt·es a domat• ei demonio de· la came. ÉL, el a suavizar aquella dua·a lei, pero pt•onto se }e dispu- Dios fuerte,. etet·oo,. h1finito, bajó al seno de una 1 1 •• ~ .. tó una mujet· estranjera. Roma, en efecta,. Jl() ha- Vírjen: por· el solo esfuerzo de su omnipotente bia podido impunemente doma¡· al mundo~ tenfale, vohtntad ~u.bie~o·a podido tomar aquel cuerpo mor-sf, encadenado bajo su yugo, pe1•o .éi se vengó dá'n· tal; pero paTa q·ne quedase bo.-rada la culpa de dole sus vicios. El Ol'iente sobJ·e to~o, en aquella Eva, para que se le,•antase la m.uJet· que tanto ha- 1 época vel'gonzosamentedegradada,filtré g!>tna gota bia bnjado,. se. necesitaba nada ménos que el que t:n fas venas dei cO'loso su corrupcion i sus fmpure- una de eiJas npa11:eeiese al mundo como la mnd•·e zM : entónces tbdo des~•pareció ; l_as antiguas eos- de Di~s,. i resplandeciente con todas fas gk>rias de tumbres, los atiguos derechos se borraron hastl;\ su hij'(). Por Mada, la muJen·ecolnó' su dignidad.» de la memoria~ En otrosu~!empos,. Cel'~JllODias si m.- . bólicas, la· tot'ta partida cán la n~vi~. ' confarreatia, -el metal pagado pm· é), coemtio, Jigapan a la mu­jer con el hombre, i hacia a de ella su .cosa; res,. su propiedad :-el goce, usus, la posesion qe un año, de tres noches,. anni continui, ttinoctiun usurpa"­tio, bastnr·án en adelante. ¡Casamiento irrisorio t i sinembar·go la mujet· aplaude a esta mudanza: siempre ct·ee en la indepe'i1dencia, i no ve que pier­de en dignidad lo que gana en ' licencia; que el matrimonio, una vez que ha perdido su cat·áctet" legal, no podrá ya servil• de f1·eno a hombres que han respitado eJ am·a enet·vadot•a del Asia. El viejo Caton, aquel rijido censor de las cosiumb'r'es ¿ no ha manchado ya las miradas de sus hU os con un vergonzoso comercio con una esclava ? ¿Qué harán los otros si da el ejemplo del escándalo aun aquel a quten el pueblo todo entero-creyó debel· el'i­jh · una estátua con estas pnlabras : ce 'En honor de Caton >) po•· haber, con saludables decretos i sabias ins..tituciones, salvado a la república romana que la 'invasion de las malas costumbt·es habia llevado a la Ol'illa del pt·ecipicio? >) Sí, durante su larga vida de mas de un siglo, peleó con valor contt·a el mal, pet·o a los ochenta años, cansado de la lucha, dejó que t•ebosara sobre su cabeza el torrente que inundó a Roma hasta el c01·azon; i aquel pueblo, cuyo senado había pa1·ecido una asambleá de rtyes,. se revolcó en el fango como un animal inmundo. No hubo ya entónces mujer que pudiese lcvanta1· en Roma una ft·ente casta. La antigua matt·ona se convirtió en la Mesalina del poeta o en la gran prostituta del Apoealipsis que,cubierta de púrpura i de escarlata, prendida con joyas de oro, piedrns preciosas i perlas, tiene en sus manos una copa de oro, llena de abominaciones i de impurezas, a don­de los hombres van a embl'iagarse eon {'1 vino de la prostitucion. Instrumento de aquella desenfre­nada conupcion, la mujer recibió por eastigo de ella el desp1·ecio de aquellos mismos para· c·uyos ve•·gonzosos placeres servía: temian degradarse elev~ndo hasta ellos a aquel sé•· degradado, i fué prectso, para que se viesen aun algunas uniones legales, que Augusto i sus sucesores diesen primas al matrimonio. (t) . Per~ al ~n apa~eció en el cielo un gran prodijio : ~~Yo v1, .dtce el discípulo quí't'ido, yo vi una mu­Jer, vesttda del sol, con la luna bajo sus plantas i en. la cabeza una cot·ona de doce estrellas; luego un mmenso dragon que tenia siete cabezas i diez cuel'llos, i siete diademas sobre su:s siete eabezas se paró deiJinte de ella para dev01·at' al hij'> qu; (1) L.ei Ju!ia, ~ada 17 años ántes deJ C. Decretába e! matr1 m.o~i~~ 1 recompensaba con la concesion de c•~rtos prH'JI_eJIOS a los que le contraían. Para multi· p_hcar las UDI~J?es legales, Augusto llegó hasta permi­tir a los patnctos que se casasen con biJas de libertos. EL NACIMIENTO DE NUESTRA SEÑORA •. Huyó del polo el aquilon sombi'Í.o :. 1 el cielo, ya sereno,. Piadoso vie•·te el cándido rocío, Que ocultaba en su seno. En tus entrañas, tie-rra, agt·adecid.a ·Recibe el don fecundo, 1 la salud pt·odúcele i la "Vida Al angustiado mundo. · Florece, o terevinto1 y de tus flores Brille la pompa ufana, Al desatar sus claros esplendores La plácida mañana. Y de rilas el aurora refuljente Ome sus manos puras, Cuando hoi anuncia a la oprimida jente El sol de las alturas. Corre alegre, o Jordan, i en tus riberas, De Jericó las a·osas Embalsnmen del aua·a lisonjern ~;~~~.~1 1 Dis a!as vaga•·osas. El cedro inmenso la cerviz erguida Levante al alto cielo; 1 su aroma dulcísimo despida La cumbt·e del Cnrmelo. Paso la nieve del invierno triste ; 1 del Hermon la falda Depone el hielo ¡·fjido, i se viste De carmin i esme•·alda. Albl'icias, Israel ; ya compadece El cielo tu jemido; Vuelve al benigno sol, que te amanece, El semblante aflijido. Mira el libet·tador, que de tu mano I del cueiJo dvliente Rompel'á las cadenas, i al tirano Quebrantará la frente. Alza del polvo : ya empezó tu santo, La lid i la victoria : 1 cíilete, oh Sion, el rejio manto De tu esplendor i gloria. 1 conve1·tida en gozo la amargura Con festivas canciones Convoca el universo, i su ventura Anuncia a las naciones. &W~ WJá\ffi~~ .. ¡ Oh Madt·e del Redento1·,. Puro sol de nuestro dia, Refujio del pecador, De los pea·dogados guia, Ave Maria! ¡Oh Vú·jen de gracia llena, L11z de la sabiduría, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CATÓLICO. 247 Cuyo oolce nomb1·e suena Con tan rélica a.·monfa, Ave Matía 1 Radíant-e~strella del mar, 'Que en nuestr·a noche somba·~a'1 Nos puedes so.la .lJevat· De salvaeion a la via, Ave María. ·Cunndo, -<• ·bendita tú eres,"" El arcánjel te :decia., ... Entre .todas las mqjercs; ":EI.Sepor .a :t( :me ·envia, "'Ave M~wfa.''' Tu nlma inocente i pura., Sin d.uda, oh Ví•·jen, sentta, Una -inefable dultm·a .• Que casi espit·ar te hacia., A ve Mal'ia. ·Pues bien Señora, yo sé, Mi al m a en -:eU.o con tia, fQue -cuando llena de fé, 'Té dice la mente mia, A ve 1\faría, !J'u corazon matemal Late, oh Vír·jen, todavía., De aquel place•· cel-estial., Con que al at·cánjel oía, "A·fe María." Pot· eso siempre he sentido Una inde<-:ible alegda, · Al resonar en .mi oído Esta santa·melodía, Ave Mada. Por eso, oh fanal del puerto., · Tanto encanto me ofJ'ecia, D~cirle, aun cuando inespea·to; Del.placet· en pos corria., · A ve 1\fada! Por eso, ya que so1 padFe De mis hijos la .voz pia, Siempre oirás, gloliosa Madre, Decil'te unida a la mia, · .Ave Mada.. J P.EBDON, OH .1\IA.l\Í~-J · Ecselsa Reina_, Mada·e amorosa, Oye -piadosa Nuesb·o clamor: Ti e m pla pmpicia Con tu dulzu••a, N uestt•a ama1·gura, Nuestro dolor :! ¿ Cómo es posible, Esthet• divJna, · . !Que el que se inclina Ante tu altar., De él se retire Sin un consuelo-, Cuando su duelo Puedes calmat· ;? Mi1·a a tus hijos Los mas amados,, J Cuán demudndós T,emblando -están ! ¡Mira cuál alzan A tí las manos, Niños i ancianos, Llenos de nfan.! Tot·na • . Señora, ·Tus -santos ·ojos., Que los ¡-enojos .Sob•·e ·tu .faz, Nos aa·rancár.an Toda esperanza, De hallat· bonanza Consuelo i paz 1 . q'ú di!l Eterno ;(i-.-an Tesoa··era, Ti1, Mensajera De todo hien'1 -I ... o que pedimos Tú puedes daa·.nos., .Tú consolarnos .Puedes :tambien. ·vuelve, JSues Madre., Tos ojos bellos, 1 mi.re -en ellos E1 cor.azon ; .Que D.ios perdona Tanto delito .. I ya está ~.scl'ito Nuesta·o perdon _Que por tu mano S~ ~njuga el lloro, Que el gran tesoro .De nuestra FE, Dios no retira · En sus enojos ·; Pórque en tus ojos .1 P..ERDONJ 1 1 se lee 1 OBITUARIO. rLa señol'a BEATRIZ ARBOLEDA DE V. ha bajado a la tumba. Retoño _pt·ecioso de un tronco ilustre -segado en fl01·, ·IJeyó al sepulcro la.s simpatías de . todos; pero lo que nos ha sorprendido, lo que nos ~ha consolado verdaderamente, es ver a los enemi­gos de su heróico i malogrado pada·e,disputarse el det·echo de verter una lágrima sobt•e el férett·o de lejóven huérfána.i regar.fiores sobre su sepultura. DE LA CURIA. PROGRAMA para la sole1rutizacion en esta M et?•ópoli de la .vísp(3ra i del dia ·de la ·Gran Festividad de la .Concepc'ion ,inmaculada de Nuest'ra Señora. DIA . 7 DE DICIE~1BRE. A las doce del día, repique jenet·al de campana-s ·¡ .volad01·es. A las ta.·es de Ja tarde, Víspe•·as solemnes de pontifical en la Santa Iglesia Meta·opolitana. A las. seis, repique jeneral, i desde esa bora ·-ilnminacion en el esterioa· de las casas d·e Io·s cató­licos que, como Jo esperamos de su devocion, queaTán hacer esa manifestacion a MAnÍA. -A las nueve de la noche, repique jenet·al, i ¡ ojalá! que como 'en otros años se de~pid~eran cohetes i echaran globos, con acompamumento de .múSicas recorriendo las .caJies. 'DTA 8 DE DICIEMBRE. 'Repique jeneral, -a las seis de la mañal{a, i des­de esta hot·a- adornos de banderas, colgaduras i 'guirnaldas en l&s casas de los católicos·, de cuya Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 ~ . 1 --------~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~-~~~~~~~~~~~~~~.· 240 EL CATOLICO. ' 1 ; 1 1 devocion espe1·amos igualmente esta ot..a maní- l festacion. _____________ ___,....__ ____ _ A las nueve, Misa pontifical i sermoo en la El señor R.ito Jerman GÓmez. que apesar de ser Metropolitana.- Asistirán a la runcion doce niiuts, Jiciado JlOr naturaleza, quiere ganar su subsistencia vestidas de blanco, nevando un •·amillete de flores honradamente con su trabajo. puso una relojería en S fi . · una de las tiendas ~ue quedan debajo de la casa de cada una. Concluido el santo acri JCIO, se •mpnr- la señora Sista POn ton de Santander, i en Ja noche del tia·á la Bendicion papal, i acto continuo se haa·á 22 de noviembre t\ltimo. unos ladrones rompieron la la dista·ibucion de meda Has, entre las niñas asís- puerta de la tienda, entraron i Jo robaf()n. Como él tentes, i se presentará a la S.uuisuiA VítuEN un no tiene ni aun los recursos necesarios para publicar ramo foa·mado de todos los l'amiJietes. la lista de las prendas sustraídas, nos ha tiecho suplicar Poa· la noche ilua'nioacion en los mismos térmi· que se la publiquemos; es la stguiente: nos que la de la vfspera. Un reloj de plata, eseape de palas i moestradeplata'" Escitamos a las personas católicas a que coope- de una sola tapa i de repeticion voluntaria, es decir~ ren a la bl'illnntéz de estas solemnidades. MAuÜ. que toca las ho.rascomo cualqu\era relo-j de campana• es la Madt·e i Abogada de tq~os los cl'istianos; méoos los cuartos. pel'o especialmente es la Patt·ona de la relijiosa Un re~ee oro con dos tapas, de pequeño tamaño, Santafé de Bogot¡_\, a ta que se ha pa·ometido la una platina i puentes, escape de ancla,. i la ancla de Pl'Ospel'idad bajo de aquel podei'Oso pata·ocinio, este reloj es a manera de una¡f.fz, i en una punta· ''inculado en el título de la INMACULADA CoN~- tiene un ojo o agujero por f)ond ntra el arb~l de la. croN DE NuESTRA SEÑORA. · rueda que mueve la ancla. Adermts d'e esto, t1ene en la tapa de. la espalda, cer(".a del borde, dos pequeñas Sautafé de Bogotá, 1.0 de diciembre de 1864. ceñiduras. ANTONIO, .Arzobispo de Santafé de Bogatá. Un reloj de oro. wlor de tumbago. de regular t3ma- Pot• mandado de S. S. l. ño, de dos tapas, i el grabado de ellas representa uua Ignacio Bue-nat•tmtura-Sec¡·eta•·io. faja en direccion diagonal, que da vuelta p0or ambos Jados. El escape es :mela eomun, una platina i puentes .,. • Un reloj de plata con &!os · tapas, regular tamaño, CIRCULAR montado en dos platinas aJ t>stilo ingles, anda comun-, SOBRE LAS 1\llSAS LLAl\U.DAS DE :> Arquidiócesis de Santafé de Bogotá,. 2:~ de ntr viembre de 1:864. Al señor Curo rle-...... Mui justo es que todos los católicos tomen gran­de inte1·és en que en los dias que pa·eceden n la celebracion de la fiesta del naaim.ierito de nuesb•o. di-vino Redentor,. manjj¡esten cl regocijo i ta alegda de que deben llenaa·se nuesta·os cot·azones, CI')D elrecuea·oo de la venida al mundo. del Repa•·a­dol' del jénero lwmano ;. i •·ecomendamos a U. que, tanto en ese d.ia como en los del novenari~ se celebre el santo snct·ificio de la mis¡¡, i q.ue en estos se a·ece la novena con In may01· solemnid·ad posible; -pei'O habiéndi)Se cometido en oti"Os años, por este mismo tiempo, muehos,ahusos, que en vez de sea·via·. para hom·aa· devotamente la conme­mot ·acion de tan aamil'able misterio, uo han con­tribuido sino a pa·ofanal'lo, i a dm· motivo a los impios para l'idieulizaJ• las cosas santas ; pt·ohi­bimos que en las misas i novenas llamadas «de Aguinaldo>> haya músicas i ca.nk>s i·ndignos de resonar dentro. de las bóvedas de la casa der. Seño1·. Tambien p1·ohibimos que en los Peseba·es en que se.a·ept•esente el nacimiento del Hoa».bt·e-Dios, se mezclen las cosas divmas con las p1·ofanas i se pt·esenten espectáculos que, lé,io&de escitat· la.de­vocion cristiana,. d_isipan el esph·)tu~ U. como encat·gado de la administracion de esn Parroquia, exh01·tar.á a sus feJiga·eses a la san­tificacion de estos dias i a evita•· todo lo que los pl'ofane. Dios guat·de a U. ANTONio,. Arzobispo de Santafé de Bogotá. AVISO RELATIVO A LA VARJACION DE HORA I'ARA .A.I).l\l!NIS· TR:~R LA C.ONFTIUlAClON, El. Illmo. señor Arzol'>ispo ha dispuesto que· desde el domingo once d·e diciembre que comieuza, 1~0 se hagan las conjirmacz'ones por la tm·d'e, sirw a las doce del dia, i en la Casa arzobispal. IGNACIO BUENAVENTURA, Sécretario. punteros de cobre ordinarios. En la muestra del ins- 1antáneo no tiene puntero; de La labrica vino sin con-tratrinquete~ . . Un reloj de plata, una sola tapa, punteros de cobre · ordinarios, i para darle cuerda se abre por la espalda, apretandole el boton como para abrir la muestra de· 'Wl reloj de dos tapas; el escape es de palas. Un reloj de oro un poco abuttado, de una sola tapa, nmestra de oro, roontado en piedras bf:mcas i en dos platinas, escape file aocla COD.guarda..polvo; la caja es­grabada. Un reloj de- oro cotor de lumbago, de-una sola tapa, escape de palas; se le da cuerda por la muestra, i el guarda-polvo se abre apretándole un mu{'llecito por un lado ~ Un reloj de oro fino, dt' dos tapas, de regular tam a1 ño i escape de cilindro. . - B. 1 O G R A F 1 A. Como un men.um.ent:o d'e gratitud, de gloria nacio­nal, i de· b.&n.or parn el Catolicismo en jeneral i para la iglesia granadina en particular, se trata de pubJicar la biografía del ínclito mártir i conf~sor de la fé EL ILUSTl\lSUfO SEÑOR DOCTOR LUIS NIÑO, seguida de todas sus lumioosas eartas Pastorales i demas docu- 1 mentos relativos a la vida del santo Obispo. La obra en edicion esmerada i constante de mas de 100 pájinas,. 1 . it'a acompañada del retrato de la ilustre vlctima. Para hacer frente a los g~stos se reciben suscriciones en las 1 ajeneias de " El Conservador " i de '' La Caridad " . al bajo preciOl de un fuerte que se consignará al re- ¡·: cibir el libro, bastando por ahora el aviso ; par.a los . \ no suscrito1·es e:l precio será de dos pesos de a 8 déci .. mos. Los que quieran que se les remita empastado o 1 en media pasta lo av.isaran i en tal caso se aumentará. ; el valor de aquetla eperacio.n. Se suplica a los seño­res Ajentesde-IQS periódicos enunciados se sirvan dar· oportuno aviso de l'os suscritores a la obra para llevar-la a efecto. (Qr¡_UN HOMBRE DE BIEN!!! Agapito Suarez.. de una honradez a toda prueba, ofrece sus servicios a la persona que quiera ocupal'lo como dependiente (en Bogotá o en el campo), prome­tiendo acreditarse con personas de alta posicion i cate- 1 . gorla, que pueden dar informes satisfactorios de su honradez. En esta i.mprenta se dará razon de su ha· bitacion o residencia. 12-6. ÍKPREN.'Jl:!. CONS'IITUC:K>NAL-POB ICOLAS PONTON .. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Católico - N. 79

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José María Espinosa: abanderado del arte y de la patria

Por: Museo Nacional de Colombia | Fecha: 1994

José María Espinosa (1796-1883) fue un destacado pintor, cuya obra registra los acontecimientos y personajes más relevantes del siglo XIX colombiano. Con esta publicación, el Museo Nacional muestra los resultados de una investigación en torno al arte de Espinosa en la que destacan las distintas etapas, temas y técnicas exploradas por el pintor. Asimismo, destaca la importancia documental que adquiere la obra del artista para el estudio de las batallas, conflictos y personajes (como Nariño y Bolívar) que tomaron parte en la Independencia.Respecto a la exposición, se comenta en la presentación del catálogo que la principal motivación de este trabajo viene de: “la búsqueda de la identidad. Porque acercarse a la obra de Espinosa, es adentrarse en el corazón mismo de la patria”. De este modo, se comenta sobre el vínculo entre la representación de la historia y la construcción de un primer discurso sobre la identidad propiamente colombiana.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Libros
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El Católico - N. 87

Por: | Fecha: 31/01/1865

• n. Bogota, 3l de enero de 1866, EL CH.ISTIANISMO LIBERAL. Des pues de tant· s injusta' invectivas al Catoli­cismo, despu ·s ele tanto afan po•· distinguir el cl'is­tianismc puro, rnornlizadm·, sub\im • p1·ng1·esista, del cristianisrno pagano, retrógrncia de una Relijion revelada: es puramente cleista. Cristo a sus oj')S no es mas que un hombre, la ~iblia una novela, l\foisés un embostet·o, el mi­lagro i por consi u·rnte la revelacion i la profe­cín, quimera: absunhts; las penas de la otra vida, es decir, el ejercicio de In justicia divina sobre los muertos, una supet·chería hwentada po1· el Clero para med1·m· a favor de la c•·edulidad públi­ca. << El Tiempo>) siguiendo las huellas trazadas con mucha antil'ipation por otros periódicos, lo ha dieho así te1·mimmtemeute, i a La Opinion, >) aunqne con mas pretensiones de cri~tinna, ha adoptado el mismo cn·do al publica!!, defender i encomiat• Ja ob1·n de Renau. Rechazando los dogmas del Cristianismo, la escuela liberal dice que acepta so mot·al. ¿Pero cómo puede imp01wrse a las pasiones esa moral severa, que las humilla, que lus ahoga, que las mata, sin el npoyo de la sancion divina? Ponga­mos al hombre de natuml mas benigno en lucha con sus propias pasiones i sin mas arma para com­batirlas que la fé de Renan. ¿Le bastará pat·a ''el' con j1·ente serena correr tmnquilos los días del que le ha hecho mal, para amarle, para desearle i procurarle eJ bien, que un filósofo Jo haya en­señado así ? ¿ Se condenará a los tormentos de la pobreza pudiendo buce¡·se rico con el trabajo ajeno, aceptm·á las humillaciones i las privaciones deJ .pobre pftra volver a su lejítimo duei1o el de­pósito que se le confió, solo po1·que un sábio judío lo predicó así? ¿ Sufocará todos sus malos ins· tintos para hacerse casto, paciente, sufrido, mo­desto, respetuoso pot· el derecho ajeno, fiel a su palabra, solo porque un jodfo de talento prrdicó 1 todas esas virtudes? ¿ Reclwzu1·á el plat!er i ac.'ep­tará el dolot' po1· seguir los consejos de ou hom­bre? Una moral fundada en semejante hase, seria mucho que pudiem imponerse a un hombre: cuánto ménos a un pueblo. Llamad al templo de la Jibcrtad a una multi­tud, inmenso volean en cuyo seno bullen todas las pasiones, i deeidle: bubo un tiempo en que el 1 mundo marcha~a a un abismo impelido por la sopersticion i Jos vicios. Un homb1·e se p1·e entó en el Oriente que enseñó In existencia de un solo 1 1 Dios, i a la sombra de ese. pl'incipio la mas bella m01·al : Ese hombre era JEsus. Sus discípulos marcbal') que debía abrirse el 1 ·" de febrero en el local del « estinguido monastel'io del Ctl!'men. >) En ese anuncio se incluía la lista de los señores que voluntariamente se habian ofrecido a desem­peñar cátedt·as, i en esa lista se leia el nombre del señor Arzobispo como maestro de Rclijion. Aunque la cátedra del sei101' A1·zobispo está en el templo, i es desde allí que debe euseñat· al puew bJo, aunque no estaría muí en armonía con 1a dignidad de su cn•·go pa.otot·al el que fuetn a dal' lecciones a un colejio así, aunque era difícil que sus fut~ciones de Prelado le dejaran tiempo para ir todos los di as a una hora fija a · da1' esas lecciones, todo ~ esto poco habl'ia importado, si ese colejio no se anunciat·a en el e< local del tstinguido monasterio 1 del Cát·men. >) La presencia del At·zobispo en ese 1 local para aquel objeto, seria realmeilte un tes- i . timonio oc aiJrobacion del impío despojo hecho, contra las pl'escripciones de In Iglesia, a las santas vírjerws de quienes es aquel loen!. El Arzobispo protestó, manif:>stando esto; i el seflor Gómez que dil'e vá a enseñar a sus alorn- :a nos la Relijien católica, apostólicn, roman3, pu- ,1 blicó la hnja que dejamos citada, asegurando en 1 ella que el señot· Arzobispo se hnhia compromelil-lo 11 '.:1. con él a dar tales lceciones. l"l¡ll'a comprobarlo, inserta una cat'ta en que el Prelado espresa que el srüor Gómez fué a \'isitarlo, i que en fOnversa­cion le dijo que deseaba que los artesanos recibie­ran del Arzobispo algunas lecricnes de relijion. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 306 CATOLICO. ta • • •• 1-a Independencia que bies paganos, i que, cuando vá u!1ido al pode,.,pa·~- está en el monaster·io de la Concepcion. duce los mas grandes malvados 1 los mayores en· Sabemos que dió clase en su propia casa duran- minales. . , .. te todo el último año escolar a los alumnos de este Pronto sacud10 el yugo de Agnpma, su mad1·e, C.olejio, i creemos que han\ Jo mismo en este año. olv_ldando que le ~ebia la \'ida i el imperio; i t:- Es que para un católico esos locales son sa- tmiendo que le qmtase el trono pa1·a dRI'Io a Un­grados, están santificados por la oracion i la peni- ánico, a quien le pea·tc>necia, como hijo del Em­tencfa de las vía·jenes castas -que los habitaban, i peradoa· Claudio, su antecesor·, hizo t>nvenenar a a quienes la fuerza se los arrebató. Es que, re- este príncipe. Un cdmen conduce siempre a otl·o: petimos, nosota·os no podemos sancionat· de ningun este Tirano, entregado a la coaTupcion, olvidó modo la estincion de Jas comunidades decretada tambien aun aquellos bienheí'bores que los mal­así, sin anuencia del Sumo Pontífice i con espresa vados mismos respetan en sus escesos. Pasaba lns · protesta cont1•a su autoridad. Es que no podemos noches en las calles, en los lupanan•s i en los ga­sancionar nada de Jo que tienda a destruh· la Re- ritos, seguido de una juventud desenfrenada, con lijion Católica. la cual se entregaba -a los mayores dt>sórdenes, i IIE>gaba ~ h,()mbrearse ·en ras pJ.azas i lugaa·es pu- ~~[ljJ!l]j(/)JltJJ.!J)(/)lJtlJI~~ blicos con los pillos mas desprecia )\es. ¿Se dará un Emperador que haya entendido mejoa· In demo- JNSTRUCCION POPULAR. cracia, la igualdad i la fraternidnd, a lo ménos la l\ELACION DE LAS MUERTES FUNESTAS DE LOS IMPÍOS. igualdad Í f¡•atemidad de J-as tabernas? Nea·on (Continuacion). merecía habet· nacido diez i oehe siglos despues. II. ·su coa·azon se acostumba·aba poco a poro a ha- Algunas personas han hallado de grande inter·es cea· del·t·amaa· sangre, i al fin hizo asesina¡· a su este tt·abajo, pot·que, dicen: ce estando nosota·os en propia madre 1 I I. . .. Pan1 hacerla morir de una ' camino para volver a los tiempos del paganismo, mnnel'n que pareciPsE' nat\wal la hizo cmbllrca\· en i debiendo por consiguiente tener alguu dia mtl- una galea·a consta·uida de modo que lo alto cayese 1 , cbos Emperadores, con el título de Presidentes, por su propio peso, i que el fc..udo se abriese al , Dictadores o cualquiera otr·o, como y'l los hemos mismo tiempo. No habiendo surt'do b uen efecto tenido, es bueno saber Jo que harán i lo que de ellos esta estratajema, hizo que su libert(}' Aniceto le j debemos espera¡· los cristianQs, si ·es que el pueblo diese de puñaladas en Baies, donde ella se babia soberano no se resuelve a salir de ellos ántes de refujiado pam salvarse. Esta fiera no respetaba 1 que llegue su tiempo.» parientes ni amigos, ni reparaba en mentró a Roma, i lo re­sentaron U':\a sentencia de muerte para que la fir- cibiet·ou con tanta solemnidad como si regr esase mase, esclamó compunjido: J'osos, han recibido en todos tiem­i las espadas ; i a_un se hab1·ia hecho él mismo su pos el título de G1·anrles. apoteósfs, como Jos Nerone.s ~e nuestJ·os dias. Neron, viendo que tenia tantos esclavos como • Pero alfi~ ~ubo de. fastJdiaa·se de tanta vjrtud súbditos, no consultó ya sino al dt>sm·n·glo de su li>!vfdó las sabias lecmones d~ fil~soffa que habian c01·azon depravado. Por primet·a vez se vió a todo fo1 mado la base de su educacwn, 1 su caa·áctet• dia· , un Emperador dil'ijiendo compañías dramáticas, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CATOLICO. 307 ' i alternando entre los negocios de Estado i las 1 e~ta misma Palabt·a, por este Verbo hecho carne. i l intri~uillas de bastidores. Al fin se hizo cómico El mundo nació de una palabra : Dios dijo ¡ el él mismo i rept't>Sentaba públicamente en los tea- mundo fué. ' tros como un actm· ordinario. Se presentaba fre- Es pot· la palaba·a que el hombre es hombre <'uentemente eri la escena con la Ht·a en la m~no, porque ella es la manifestacion de su alma. L~ seguido do ButTho i de Séneca que aplaudían i palabra es el arma de la fuet·za moral, es la forma palmoteaban : debilidad mui comun en los filóso- esterior i pet·ceptible del p~nsamiento, es el instru­íos de todos los siglos, cuya fria moral se estt·ella mento de la intelijencia, la canal de la ciencia el contt·a las voluntades superiores. Las locuras i medio de la fé. , los ci'Ímenes de este mónstruo eran tales que no Así, el ministerio de Ja palabra es uno de los se creía que pudiese imajinar nada mas de lo que pt·imet·os atl'ibutos del ministerio sagrado· sus habia hecho; pet·o él había nacido, segun la es- victol'ias son supea·iot·es a las de la espada. « Voso­presion de un iuicioso autor, para comete•· cl'fme- tros podeis matamos, decia el ~rande apolojista n~s l_la ~ ta entónces .ignorados i para daa· .l~ccio~es Justi.uo a los vet·dugos de los cristianos, pero pea·­publlcas de perverston. Una vez le ocurno vestn·- suadtrnos, nunca 1 >> Aun en la antigüedad paga­se de muje•· i cnsa1·se con el infMne Pitágo•·as.. na que creia tanto en la omnipotencia de la espa­practicando todas las ceremonias del caso. i des- da, la palnb•·a fué Yene•·ada i admh·ada. «Hiere, pues, en segundas nupcias de la isma especie, pero escucha, » fué una respuesta que se aplaudió con Dol'ifoa·o, uno de sus libél'tos. Volviendo a i se aplude todavía. Ninguna descision se tomaba, tomar su primet· sexo, se desposó con un jóven en los negocios de Estado, sin Ja intervcncion de Spoms, a quien hizo mutilar pm·a dade cierto ait·e la palabt·a, ent1·e los pueblos que tenían algun co­de mujet·. Este loco revistió a su supuesta esposa nacimiento de la dignidad humana. No hablo de con los adomos de empen..tl'iz, i se presentó así en In Grecia donde nada se hacia sin discusion ; los püblico con su euimco. Tales son los pt·og•·esos r omanos, Nacion de hierro, componian tambien de la lu¡nda, la cual, como la avaricia, siente au- uua Nacion de oradores; los mismos bárbaros, meutnrse su sed a rnt>dlda que se satisface, i como áutes de declat'at' Ja guerra i pat·a solicitar la paz, la glotoneda que llega hasta prepara•· manjat·es enviaban diputados de que el nombre oficial era el contrarios a la natu1·aleza. de oradores: Su fe1·ocidafl es('edia aun a sus infames desó1·- En las sociedades civilizadas, fundadas soba·e la denes. La ct·ueldad corl'ió en el parejas, como en palabra evanjélica, la palabra debia necesat·iamen­todos los malvauos, con la lujuria. "El hombre te ser honrada i podet·osa. La Iglesia la ha coloca­degradado por sus sensaciones groseras, dice un do siempre en un rango mui eminente; i sí, por fisiólogo, rae en el egoísmo mas bn1tal, no mira desgracia una servidumbre universal redujese el a sus semejantes sino como instrumentos de su muudo al silencio que constituiría el último g¡•ado placer, el juguete de sus pnsiones, las Yfctimas de de la abyeccion, la palabra liba·e se refujiar4a en la su ódio i de su capl'icho." Octavía, su lejítima Iglesia, i teniendo sus hét·oes i sus mát·tires, sal­esposa, Bunbo, Séneca, Lucano, Peti'Onio Popea dl'ia iufaliblemcmte tdunfadora. su qut>dda, fueron sacrificados a su furor. A estos En los Estados cristianos, la palabra ha gozado asesiuatos se siguies·on tantos ot1·os, que no se le siempre de gmnde estimacion, i cuando esta esti­miró ya sino como una bestia feroz, saciada de macion disminuye en alguno, puede asegurarse sangre. que no han ganado ni la libertad ni la gloa·ia. Con tan buenns disposiciones ('Omo tienen nues- En Jo:s Tribuuales de justicia, la palabra i su t1·os libertadores i próceres amedcanos para re- independencia son conside1·adas como la salvaguat·­presentar este papel, ¿qué dirha no se agua1·da a dia de la iuocencia,como la 'proteccion de los acu­los pueblos, si, abolido el Cristianismo civilizadoa· sados, cómo la garantía del honot' i de la fortuna del mundo, no lle.gamos a reconocer mas guía que de los ciudadanos. el sensualismo i las pasiones brutales, ni mas Entre Jas jentes honradas, la palabra empeñada moral que la del antiguo paganismo? Jiga aun mas que la obligacion escrita. Pero debo (Continuará). espn•sar que no ha de entenderse lo que digo con tal estension, que sancione los abusos,los escesos, los cdmenes de la palabt·a. Yo los deploro,· los condeno i censuro tanto como debo, manifestándo que nunca tomarán las sociedades, Jos Esta.dos i los individuos, bastantes precauciones contra ese abuso. Tengo de la palabra, el concepto que Esopo espresó de la lengua. Quiero solo que no se lleve la pt·evision hasta cortat· la lengua por miedo a las malas palaba·as i con riesgo de impedir las buenns,porqúe el remedio seria peor que el mal. BIOGRAFI~ DEL R. P. LACORDAIRE. I Ya en su tiempo i en sus Comentarios, Cél'll' se(wlaba el gusto, i yo diré, Ja pasion de los galos por el Mte OJ'atol'ia. Tócito tambien, con su fina ojeada, notaba el entusia:smo de los .fet·manos por la elocuencia. Jamas me be puesto a investigaa· si yo soi galo o ft·anco, pero confieso francamente que nada me seduce tanto como un grande orador, i que a este respecto toda la Francia siente como yo poco mas o ménos. 1 me permito cree•· que la Francia i yo no tene­mos mal gusto pot·que · ¿qué hai mas het·moso que la palabm 1 Dios mismo no ha desdeñad~ dar este ~ombre augusto n su Hijo, Dios como EL, como EL etel'l1o. La Santísima Trinidad se ha revelado ~l hombre pot· la palnbt·a, por el Verbo ; i el hom­bre ct·eado pot· este Vet·bo, debía ser salvado pot· Tales son, entl·e muchas otras, las razónes por las cuales siento admiracion pot· los oradores, i entre estos especialmente por el padre Lacordah·e. u Este monje ilustre, apesaa· de sus defectos, i con sus defectos, es un oradoa· maravilloso. Todo habla en é.l. La actitud lo muestra siem­. pre pronto a luchat· aun cuando medita i estudia. En su contemplacion, en su lectura, se vé subir desde las profundidades de su pensamiento Ja pa­Jabm a los labios, se lo ·vé dispuesto a los comba­tes de Ja discusion. Cuando descansa, se parece Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 308 EL CATO L I C O. n11eon, en cuyos músculos de ace1·o, en cuya pu­pila ~r·diente, se trasluce una actividad siempre viva, aclormeddn apénas, nunca dormida del todo, como dijo Dante. Ti-ene en la acrion lo que Demóstenes estimaba como coudicion pl'imera en el orador. Sí, el padre LacOJ·dail·c no solnmente posee el movimiento m·­monioso, atrevido i concertado del brazo i de la cabezn, srno la flexibilidad i la dignidnd del cue¡·­pu, ma 1e1·as elegantes i una destr·eza natur·al que lo bace triunfar de las dificultades del vestido, aumentando el prestijio que ejerce sobre er audito­rio, los obstüculos de ciertos detalles. Yo lo he visto .algunas veces cal'gado con el hábito blanco de Saoto Domingo, con un sobrepelliz sobre este hábito i con la muceta de canónigo sobre t:ste so­brepelliz : era para ahogarse ; pero tenia que ha­cerlo asf pa1·a ocultar su vestido moná!;tico,porque ¡tanta era la libertad que había en F1·ancia ! A pel:iar de esto, des pues de n_lgunos instn ntes de emb~nazo, el padre Lacordaire, dominando - esta eontrariedad i haciéndose d11cño de si mi:smo,accio­nnba tan ft-r,nca i lib•·emente corno con su simple hábito relijioso. 1 parece dirijirse a las venlades cautivas todavía i que van a vola1·. De golpe sale de este recojimien­to po1· una señal de cruz, levanta la <'abeza, tlesa­l'l'uga su fr~nte, su ojo se anima i echa sobre el ínmehso auditorio una la1·ga i luminosn mirada; Este háb:to como sus anchos pliegues, sus ám­plias mangas i su vasto escapulario, deja en plena libertad su rica i pronta naturaleza. La Iglesia ha comprendido maravillosameute, lo que añade a la dignidad el esplendo•· del vestido. Los ornamen­tos, los t1·ajes de ceremonia, producen un efecto sin igunl de magnificencia i de majestad. En pre, seneia ele una procesion ann que se despliegue todo el brillo de un acompaiwmiento militar, la gran­deza, aun bajo el punto de vista purnmente huma­no, se distinguil·á en la iglec;ia. No hai espectácu­lo mas hermoso que el que presenta el cortejo pa­pal, aun haciendo abstraccion del sentimiento reli­jioso que aumenta 11\s emociones que producen estas escenas grandiosas. Es tan cierto esto, que el ·mismo inc1·édulo no puede resistir a Ja influen­cia que ejercen sobre el corazon, i el único recurso que queda al ódio, es el de calificar de idolat?·í..a .este rito triunfal. Pero esa misma calumnia, en sn violencia, constituye un verdadero homennje. Los hábitos de los monjes,sobre todo en la edad media, te.nian un carácte1· majestuoso i pt·oducian un efec­to imponente. Nadie lleva mejor el de Santo Do­mingo, que el padre Lncordaire, i no me SOl'pl·en­deria que al respeto con que él lo mit·a, se mezcla­ra cierto noble Ol'guiiCJ, porque ese hábito para él, es la insignia de su victoria sob1·e su siglo, es el tt·ofeo del ¡·establecimiento de las viejas Ordenes monásticas en nombt·e de In libertad modema. Es preciso ''erlo en el púlpito, revestido con el humilde tt·aje que han llev.-'ldo tantos sábios, tantos santos, tantas almas grandes, dulces i pro­fundas, i al cual, sin duda, él ha dado una glol'ia nueva. 1 Cómo se mueve su noble cabeza, cómo se ilumina l Miradlo ; araba de abisma.rse en una c.orta i ardiente oracion ; luego se levanta i queda ; inmóvil como bajo el peso del cargo apostólico que vá a licuar. Sus cejas se fruncen ; su frente tan alta i tan ancha,se pliega b11jo el esfuet·zo del pen­samiento ; sus manos apoyadas sobre el mármol de la sagrada c<:itedra,muestran por un lije¡·o tem­blor, la emocion inseparable del principio de toda gr.ande obra orntot'in; sus 0jos fijos, i de que el fn~go aun velado pnrece concentrado dentro de Jas pupilas, acusan la mirada interiot· de la medi­tncion prolongada ; sus labios entreabiertos dejan escapar una imperceptible i anciosr.. sonl'isa que su boca se abre i deja eae1· con un acento profundo, 1 • ya vibrante pero contenido, el testo sagrndo. El río ha tomado su curso; desde este momehto se1·á rápido i contiuuo aunque entrecortndo a vel'es por movimientos inesperados. Degolpe como que se detiene, como que esperimenta alguna contNu·ie­dad, como que tropieza con algun estorbo, pero esta es una de sus habilidades ; e\ rio salta i hace una4irrupcion que prodnce efectos soq)L'enuentes. Casi nunca se prueba mejor la accion eléctl'ica de su palal)l'a. El OJ'ado1· se ha herho dueño del auditorio i lo levanta como el ilguila qur nrrebata la presa. Poco a poco se t•emontn ; sielite uno que ~ se rleva con él, pero cede i lo sigue; él se encum- 1 b1·a mns i mas hasta llegar a la rrjion clt'l trueno i del1·ayo, i tt·asportndo uno nllí, respira ámplia­mente en esta sublime ntmosfera. ¡Sigamos 1 ¡ Mas an\ba l ¡Todavía mas nnibn 1 1 Hé c1qui la luz eterea, hé aquí el foco espléndido de lo veJ•da­dero i de lo bello l 1 Qué entusinsmo, .ué embria­guez! ¡La lluvia es de lngrimas 1 Cuando de-sde estas alturas se vuelve a la tieJ•t·a, el orador i el uuditorio est'in sin fuerzas; las emociones que él prodllce, superno la naturaleza ordinaria, i dejan con un encanto il fledble, una especie de aturdimiento i de fatiga, Q\1E' e.xijen lar· gE~s horas pat·n descansa1·. No hni placet• de e!spÍ­ritu i de c01·azon que pueda compa~·arsc a este; ¡ Cómo no deseat' vol ver a saboreql'lo ! Estamos hechos de tal modo pat·a lo grande i lo sublime, que apénas los entrevemos,nos apasionamos,desea­mos con impaciencia gozarlos de nuevo i casi de­samaríamos al que nos ha procurado tal felicidad, sino nos la deja gozar otra vez. Pr1·o esto es su­perior a las fue1·zas humanas, i por· eso el pad1·e Lacordaire n guarda a veces armonía. ¿Cómo podria el hombre permanecer en esas inaccesibles alturas'! ~\ p•·oducP., no lo niego, sueños de Homero ; pe1·o solo Homero puede adormecer así. Hai en sus.discut·sos contrastes chocantes, tal vez un po­co aventurados, audacias de lenguaje ya muí ele­vado, ya mui sencillo i casi ''ulgar que s01·prenden al auditol'io, porque como todas las naturalezas ardientes, se permite Jibertades,tal vez temerarins; pero es pronto en apercibirse, i vuelve sobre si. Un di a en Nucstm Señora, p· dió pe~·don de un modo hunorable al público, por una espresion que 1 se le había escapado. Cuando revi:-a sus obras para 1 _ imprimi!'las, las cotTije con una severidad mui 1 escrupulosr~. Solo en el calo¡· de la palabra, la improvisacion aparece tan manifiesta con su pnde1· i con sus es­collos, que el espíritu no puede librurse de cierta inquietud. Es la ernocion que se esperimenta en ., los espectüculos de grande atre,,irniento,pot· gt·an- ; de que sea la confianza que inspira el jénio,la fuer­za o la habilidad del que los ejecuta. Es una espe-l'ie de temor instintivo. . Digamos sinembargo, en honor del ilustre reli­jioso, que él participa de este temor, que él prueba esta inquietud, pero poco·le cuesta asegUI'arse con­tm sí mismo. En el npojeo de su poder sobt~e la juventud de Pads, sometia los borra ores de todos 1 sus discursos i sus ideas i argumentos, a teólogos. consumados, tan calmados en la pt·ofundidad de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~-- EL CATOLICO. 309 1 .::;::::::::::::::::::::; ....... ,.....n_,.,le'""d'"'i"o-'"'d--'"e~la"-'"'a..r't·....,.d"ie""nr.t..re.....,j"'"u~v..rer'""Jt ....... t ...... ld.,......~:~:·~=t= su elocuencia. la luz de esa libertad f) El jó,'en enciclopedista estaba medio curado. A partir ele esta hora decisiva en su vida, Enl'i­que Lacordaire sintió que su talento crecia i ad~ quil'ia mas i mas esa enet•jía sin §egundo que dtl la fé. Conservando toda la e!_egancia de su forma ática, su estilo adquirió una rara elevarion de pen­samientos, una lójica inflexible i segura i una fh·­meza de pl'incipios que le conquistaron pronto la mas incontestable superioridad. Lacordaire era el héroe de la juventud estudiosa de Dijon, i en esta compañía, en que la franca jenerosidad de la edad escluye los celos, obtuvo tl'iunfos sobre triunfos. Ya entónces, quien le hnbie1·a mirado con el ojo de una amistad previsora, abria podido notar en él cor. .. o una tl'isteza vaga, no sé qué descontento que los aplausos del mundo no podían dulcificar, un vacío que los triunfos no alcanzaban a colma•·· Em·ique Lacordail·e se babia recibido de aboga­do, i era en París, cerca de ese hogar jigantesco donde las ·llamas de )a verdad i del bien bl'illan al traves de los negt·os i espesos humos del enor i del mal, donde él debía interrogar a su corazon i sen­tir su vocacion. Pads lo acojió con benevolencia; el palacio de justicia oyó los primeros ensayos aun audaces e incultos, de una elocuencia que pt·ometia ya un brillante pot·venit·. Berl'Íer lo felicitó al darle un consejo paternal, los maJistrados lo cumplimenta­ron, pem esto aumentaba su incet·tidumbre i su turbacion. El tt·abnjo intel'ior comenzaba. La gt·acia divina 1 1 tiene un pode1· ilTesistible, i cuando se ha apodera- 1! do de una almat no la desampam ; de día, de no ... che, sin que se lo sospeche, la penetra, la envuelve, ·• la arrastt·a. Lle~a pol' fin una hora en que el bom~ ! ~ 1 bre vencido sucumbe, inundado en dulces lágri- ' ~ mas, no se reconoce a sí mismo, ya no pertenece 1 . para nada a los hombres, es todo de Dios. · Esta hom 1 ai que dej:h~t>la contar a Enrique ¡, Lacordaire, nada puede ig Hllat· a ese lenguaje. El r1 1l de mayo de 1824 habia .resuelto entrar al semi- 1 ~ nario, i hé aquí lo que escrihia n tino de sus mas ~ antiguos i mejores amigos de colcjio: i «Bien pocas palabras se necesitan para tlecit' lo ¡ ce que tengo que decir, i, sinembcugo, mi corazon ¡;· < quiso deí'ir adios a la hizo esfuea·zos para que desistiera, pero su decision E nmc.•a ll u e COJTia al abismo. lba a partir para era tan positiva, babia tanta calma en su i nsisteu- Amen ca con u u Obispo misionPro, pet·o el ta·ueno cia, tanta dulzura en la espresion de su voluntad, de 1830 estalló, i el abate La<·ordaire se encontró que fué preciso ceder. Madama Lacordaire pidió degolpe enfrente de esa re\'olncion que echó del ¡' · pet·don a Dios de haberle disputado su hijo, i ben- trouo a los hijos de San Luis, rompió las cru<'es, dijo bien pronto este sacrificio. saque~ a San Jet·man l' Auxerroi:s i el pHlado del / En efecto, el jóven seminarista anunciaba ya que Arzol.nspo, del santo Arzobispo que lo había ol'de­seria un g•·ande apóstol. Los ''enembles Sacerdo- nado Sacerdote i por el cual conserYaba una filÍ:'\1 1 tes que lo fol•maban, esos sulpicianos d e quienes vent:raciou. ' Fenelon hizo en su tiempo un bello elojio siempre N_o era ya h.om de 'pensat· en la b.:'lt'bat·ie IE>.fflna; 1 merecido, tenían por él un tiet·no afecto. Pre- .habw llegado la de resistiJ· a la barbarie (•iviliza- ~ sentían en él una de las mas bellas espet·anzas de d.a. ~1 abate Lacordait·e comprentlió que ea·a pre­la Iglesia. He hablado en ott·a pa1·te de las vaca- c1so u· _derecho a esta barbarie, i procum1· dulcifi­ciones en la Roche-Guyon, de esa mansion del cat·J~a smo couven<.•erla. futuro Cardenal de Roban donde venían a recibit· Era que la jenerosidad de su corazon lo alusina · su ú-ltimo pulimento los (< diamantes del santua- ba. Uuo de los mus grandes jéuios de este siglo 1 1 riÓ.>> El abate Lacordail·e se encontl·ó allí con el que en. lugaa· de sea· la luz no ha sido sino el es­abate Dupanloup i conota·os muchos que son nues- can?alo, M. de Lamennais, estaba entónees en el tra gloria i nuestro consuelo. · apOJeo de su temible poder. El ot·gullo, el Sata- En la fiesta de Navidad de t827, Em·ique La- nas que se llama el orgullo, lo babia ya tocado, cordaire ofreció pot· 1a pl'imem vez el Santo Sacri- pero la herida no era visible sino para el ojo viji-: ficio; e1·a Sacerdote, i en 1o sucesivo podia sati.sfa- laute de los ancianos del Santunrio. PersuacHóse cet· su ardiente vocacion. de que para vencea· la revolucion, la Iglesia debía Esa vocacion lo llamaba a la cátedra cristiana, tomar las armas de los revoluciomH'ios, i en lugar pero era necesa1·io que se prepat·ase pat·a ello. Tan de dete~ea·se a reivindicar su libertad, entron1zm· humilde como devoto, el Ministro de Jesucristo dogmat1cameute la licencia. Este plan f"edujo a buscó la oscuridad i el t·etiro ántes de p1·esentarse algunos nobles i grandes espü·itus, i como ningu­en la a1·ena del combate. No quiso aceptat· sino no era mas quel'ido del jefe de esa Escuela nueva una plaza de limosnero entre los pob1·es hijos de que el abate Laeordait·e, ninguno sufl'ió mas su ..._ an Francisco de Sales, i se ocultó det1·as de los úomi_nante influencia. modestos muros de ese santo asilo, de donde no Al lado de faltas lamentables, esa Escuela eje­salió sino un instante pam aceptar un puesto de cuto hechos magníficos. Quie¡·o cital' solamente lucha, de sinsabo1·es i de abnegacion : la capella- la l'eivindicacion de !a libertad de en~eüanza i la nía del colejio de Enl'ique IV (1828) enérjica apertut·a d la Escnela de In calle de las ¡ Dias dolorosos! 1 Dias de crueles amar~uras 1 Bella~ A1:tes, ~onde los maestros se llamaban ~a­en que tuvó que luchar sin tregua con uu:1 JUven- cotdau·e _1 el vtzconde de Mou.tale.mbet·t. ~st.a E~­tud ¿qué digo ? con una infamia hostil, bul'lona, cuela fue cel'l'ada pot· ~1 ~om1sat'JO de P.ohc1a ; s~ sin fe, sin respeto, sin costumbres ; con una in· cl":l~sura llego a conocimiento d.e los Tnbunates, 1 fancia en que estaban en libet·tad todos los malos fue JUzgada yoa· la corte de Pans, despu~s ?e de.­instint() s, ¡ cautivas todas las inspiraciones jene- bates oratonos que asegua·~t·on a la Iglesia 1 a la rosas. Era la tiranía del respeto humano, mar- tribuuf\ dos glorias inmos·tales. chitando esas fa·entes de quince años ; la liga de 1 Ai l El !:'o1-ven~~ no tardó ; .el orgu!lo de M. la impiedad manchando el candor de la adoles- de Lameuna1s ro~p.w todos los d1ques! .. 1 Roma, cencia i ahogandolo en flot·. Me consta, porque como una madre VlJtlante, aunque afliJida, tuvo u;--- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CATOLICO. S ti que condenarlo. Em·ique Lacordait·e babia ido 1 nffico alegato pro domo S'lta en que comparó las con el conde de Montalembert acompañando a M. órdenes relíjiosas a los vastos bosques de encinas de Lamennnis a la ciudnd eterna. La luz pene,tró que el vandalismo cortó por el pié, pero que reto­pronto en estos dos espfritus rectos i fieles, pero .ilat·on mas fue1·tes i mas bellas. Despues de esta era para ellos un esfuerzo doloroso i sobre humn- comparacion esc!ama: "Las encinas i los monjes no, •·ompE'l' con flquel taiE'nto fascinado•·· " No son inmo1·tales.'' podeis imajinaros, decía mns tarde el pnd1·e La- l .. a F1 ancia siempt·e se pone del lado de las al­cordah ·e, el dominio que tt'nia sobre mí M. de La- mas jenerosas i de los rorélzones bien templados. mennais ; E'l dia en que tomé In ¡·esolucion de Ella se sorprendió al pl'inripio, luego admiró: la_ abandonarle pasé muchas oras en oracion llorando causa estaba ganada apesa1• de Jos decretos de delante de la coufesion de Son Pedro, pero cuando prarial, apes, i aquí comienza la vida PMis lo nombró su representante en 1848, dándo- . oratoria del abate Lacordaire. Sus trnb:IJOS p:·in- le luego cien mil voto~ mas; pem él comprendió cipiaron en la humilde capilla de SHn Estémislao; que In atmósfera de una AsambiNl política sentaba pero bt·illaron comv el rayu. i bif'n pronto et·n es- mnl a su naturaleza i a su vocaciou, i renunció trecho pnra la multitud que ansiaba oil'lo, el vasto tanto hono1·. El :.~ño de 1860, la Academia ft·an­templo de Nu~strn SPñom de Pal'is. Todo lo que cesa lo llamó a su seno j lo sentó en este refujio babia de mas intelijentc en la capitnl, nmigos i de todas las glol'ias contemporáneas. enemigos de la Jgle ·in, ('OtTinn a esruch1ulo i sen- VI tian un entusiasmo inde.se¡•ibible. La confet·enc:a El padt·e I,acot·d¿¡it·e es una potencia singular-comenzaba a la una. i desde las siete de la maña- mente h.dependiente a quien temen las cobardías na la multitud invftdia las naves, i esperaba anhe- i las seJwiduml>t'€S presentes, que no s_e pliega !ante i casi ardiente hasta el momE·nto en que la siempt·e a los consejos de la amistad mas flustt·a • cruz arquiepi5.copnl, p1·ecedicndo al Prelado, hen- dn, que deja sufdt• algunas alarmas a sus mas dia esas olas de jentr ya respetuosa. Pocos ins- fervientes admiradores, pero que tiene por la Igle­tantes despues el humilde mi~ionet·o npcH'ecia en- sia una adhesion sin límites, i por ella trabaja sin cima de esos millares de cahezns. Entónces se tt·egua. cstablecia el silencio i se· prrstpba una ntencion sin Si no fuera un monje mui piadoso, mui sumiso, igual. ¡Qué placer para Monseñor de Quélen vol- mui humilde, podria set· un terrible tribuno. Pero \CJ' a hallar al fin de cada diseurso, a esas multi- felizmente es un vet·dadem monje. Su vida tiene tudes, poco án es tan n·beldes, encor adas bajo su Ja simplicidad, la devocion, la abnega<'fon de Jos bendicion i mostrando un reconocimiento unáni- primeros compañeros de ~auto Domingo. Su celda me I Por eso el ilustre mártit· de ut e tt·as tristrs e. tá amuebh da {'On la mas austera modestia: una divisiones, d< ba las gr, desde sus esct·ito~ en moJarse como monje i restableert· a lo monjes que se vé su bella lt.'tra <'lanl, netn i t•egulm·, hasta sobre Ja tiPt'J'a de .F1·anci;1 po1· esta inmolacioo. el suelo de su ct>lda que él mismo barre,i su pob1·e Era el fénix de la fál.wh at-rojñndose al fuego pa1·a mesa donde nu grmw de polvo no puede permane­l'enacea · de sus cenizas. ce1·. Su vestido es de lana o¡·dinaria, pero de una Fué a Roma, voh ió a ese foco de toda verdad, blacura brillante. de toda cieutin, de todo amot·, i tomó el hábito de El hombre que tiencaJTanques súbitos i tet•t·ibles los predicadores ; volvió dominicano. golpes de jénio, es habitualmente el mas calmado, Fué aquel un grande att·evimieuto en este siglo el mas c :m!:-tant~, el m<1S igual en u t1·ato. A<'oje que se dice liberal. Fué arrojarle el desafío mas con dulzura i con benevolencia al que se le p1·e e 1- com~Jeto en favm• de la liLertad relijiosn. RPtó a · tn ; su·l'OtWPr adon, es elgante, afable, variada ; los IHjos de Voltaire,presentándost'les ron el hábito su ojo lfmpido, tiene un brillo maravilloso que de l?s inquisidol'es. Se p•·est'ntó a esos lejislado- de:slumbra i que dá una fue1·za s01·prendente a la res 1 p ocónsules que habian despoj!ldo i echado a espresion de, u pensamiento. En la discusion, el los relijiosos, como el heJ·ede1·o i t•enovadol' de las orndor se muestt·a de t'E>pcnte. ob1·as de la edad media, como miembro del {'Uer- Un dia. estDndo en fl locutorio de Jos canneli­po monástico mas militante entónces: el de Santo tus ronvergnndo con uno de sus jóvenes admirado­Domiugo. res entre un g•·upo de estudiantes que se anun- Reaparecet· bajo las bóvedas del siglo XIII con ciabéln corno iuct·t'dulos e impíos, los soJuzgó des­el. hábito de aquel tiempo, era una temet'idad he- de )u('go por su pulítil'a séritl al mismo tiempo que ró1ca. Cu¡)ndo se presentó el reverendo padt·e do- agnsnjadora, i escuchó con una bondad t':ll'fl, algu­minicano, recibió nmenazas de muerte. Se había nas de sus objeciones. ) i el padre desarrolló los tan temibles al'­gumentos que pulvel'izó el Á 1jel de la Escuela. Los estudiantes estaban estuppfactns. e< Hé aquí 1 la contl'ovel'sia; no miserable i. ''e1·gonzosa co110 la de nuestt·os dias. P a·o scu.c a.d la respuesta.>) <·ntóne s, por media hora, con su ardiente pala­bt ·a .. con el ojo brillnnte , e l elocuente rel:jioso de­sarroJló las pmebas de la existencia de Dios .. con una enerjía, con un calo1' i con una claridad in .. compa1·ables. Sus advet·sados estubnn vencidos, i ¡ Ai 1 Ni nuestros votos, ni las o1·a ·iot e· d; l· tantos corazones rectos, ilustrado , salvados por el grande apóstol, han alcan7ado nada. El fr o j maduro pn ra el Ci lo, ha sido co:ido or el únjel de la muerte. ¡ El p re L.cordail'e no existe 1 Su hermosa ''ida lm si o irina1 • r te coronnda. El pt·f!lcipe de la pnlabra sngruda, eJ rest, m·.tdor de la Orden de Santo c.mino·o, a 'abó conH> un hé1·oe .. como un conf es o t• i como un má1·th' .. . . . . . 2 2 de noviem l.> re de 18 61 • se retiraron confusos i avergonzados. Pat·a n uchos --- HEt';RlQUE DE de ellos, aque] dia fué el de su coi version. Tal el'a 7J "·íf • el 'fuego de su mil'éHla, < tH' el que la recibió oy'n~ dolo quedó como desvé neeido. PARR. FO DE CA T _ • Tal es este fraile. No puedo da1· de éi sino este Con fecha 1 o d 1 CQtTie 1te nos ¡¡(e bosqueJO informe,gt·osero;es imposible hacel'!o me- sona respetable de 1\Iedellin, lo . ig 1i • t jor porque un rayo de sol no puede reproducirse. ce Desde que h::u cor lcnza( o n 1 . ·se en <'s·e VII. Estado lo a1·t1culos que !n pt·Pnsa líb rn . o f ,._ 'j I hoi, esta naturaleza admia·nble, está post1·ada tina de esa cap·tal eseribe coutrn J !i tr1·i ' LO i su por la enfermedad; no e!'tá vencida pero sí ago- doct•·ina, la exacenacion sube de punto i lo s áni­tada por el sufrimiento. mos se exaltan. El pueblo vé que al fi n s e 1 a qui · Antes de tiempo, el pa(he Laeordail·e se muere. 1 tado la m<.ls<.•ara el bando rojo, pero c 1· o, s egun Esta gran luz de la l'átedra cristiana, no anoja todas las aparie cías, que no le pennitiré.\ eo nsu­ya sino fuegos espi.t·antes! la llama que produce 1 mnr j lt~ obra .. 9ue princípió et~ 61, .de destt ui r t~da €Sa luz, p1·onto sub1rá al c1elo. ctecncla rellJlOSa. Am1go mw, si no m e eu g auo, Las amargéras i los dolores de nuestt·os tt·istes 1 estamos en vísperas de albun sue<'so g t·ave; la dias, han agotado las fuentes de la vida en ese _tempest~d n jc no muí léjos; el pt·imer rueno e e cuerpo que el alma habia tan fne1·temente traba- ~ ella senl. eJ pl'imer nuevo acto hostil coJ ra la jado, i ·e ahora de 'Ora. El adre Lacordail'e Iglesia; el uebJo católico no pu de so m e et s e al necesitaba del ail·e libt·e i del ple n o sol de la lucha; órclen de cosas e · i. ' )te, i está re ue\to a morir ~ neeesitaba una arena siempre abierta i combates romo Sanson, destruyendo el templo. Demasiados siempt·e leales ; Jas tt·amas injeniosas i las hipó· comb.u tibies han venido hacinándose ha hu·go critas perfidias, lo llenaban de una santa inrligna· tiempo para el incendio ; si el partido dominante cion. Este leon rujía interiot·mente al verse en- quiere aumentarlos, él tambien perecerá en tl ' lazado en las mil redes formadas con un hilo fuego. imperceptible e inestricable. Obligado a condenar = ======----============= al retiro i al silencio sus jenet·osos entusiasmos i INSERCIONES DE LA CURIA. sus m·dientes invectivas, cayó sobre sí mismo de· bilitado i herido en el cot·azon. Los triunfos de ADICION la injusticia, las violencias venturosas, las alevo- AL EDICTO CONVOCATOlUO A OPOSICION A LOS BHNE· sfas victoi'Íosas, )as lágrimas de )a Iglesia, el FICIOS CURADOS VACANTES. Papa en el Calvario, no ea·a mucho p:na su fé, Sec1·etarfa arzobispal-Santafé de Bogotá, 24 pero sí para su filial ternura. El padre Lacordaire de enero de 1865. sucumbe bajo lüs golpes que hieren a Pio IX. Ademas de los curatos spresados en el EDICTO Pero cuán magnífica es esta agonía t ¡ Cuán de 17 del corriente enero, publicado en el núme•·o bien sabe sufrir este fraile, cuün maravillosa- 12 de LA voz DEL CATOLICis .Mo, hállausc tambien Fnente sabe mol'it· ! No se le ha oído una palabm vacantes los de las parmquias de Gámeza, Bosal'io d-e queJ·a. Sus amigos lo rodean desespeJ·ados ¡sus de Tena i Simijaca, beneficios que debe estimarse incluidos en el referido EDICTO. discípulos llorando; solo él está mas calmado, mas sereno, mas dulce que nunca. Su conversa- De órden del Ilustl'Ísimo señor Arzobispo. cion es n los Ánjeles; con Santo Tomas de Aqui- Ignacio Buenavent'lt1·a · no su maestro, i su hermano pOI' el jénio ; con el Ánjel del m·te cristiano, su hermailo por la p~rezn i por la piedad. (Fr. A njéUro de Fiesole ) . El se eleva lentamente llevado en las alas de la fé i sos, tenido por los snc1·amentos de la Iglesia; sube ácia el Dios de las misericordias a quien ama con tan ardiente amor, acompaiiado de las ornciones i ue los votos de tantfls almas que ha al'!'ancado a la muerte. ¡ Oh, Sei10r, vuestros designios son insondablesl Nuestt·a pobr~ i querida Francia tiene mucha ne- 1 cesidad del apostolado. ¿ Por qué 1e quitais estas l; voces sublimes que la llaman al arrepentimiento i --~--- - CA.l\lBIO DE DO di CILIO. EL COLEJIO DE SANTO TOl\IAS DE AQUINO Se abrió el 2 del presente, i se ha trasladado a la ca­sa número 42 de la calle 1. eo de la carrera del Ecua· dor (esquina de Santa Clara). SE AD1\1ITEN HASTA 20 ALU !NOS El! TERNOS. Los padres o recomendados de los jóvenes puedeu dirijirse a cualquiera de los infrascritos. Bogota, enero 18 de 1865. JosÉ JoAQUJN ÜRTiz-ALEJo PossE MAnTIL'IEZ. ~ -- ------- - --~---- -- UIPRENTA CONSTITUCIONAL-POH ! ICOL,\S POYfO•.' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Católico - N. 87

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El Católico - N. 88

Por: | Fecha: 07/02/1865

AI~O II. E J gota, 7 de febrero de 1855, NUMERO 88 REDACTOR, VENANCIO ORTJZ. ---- SEÑORES AJENTES DE e< EL CATÓLICO. » Volvemos n inst:u· a UU. que se sil'van enviarnos ti valo1· el las susrriciones que hayan podido co­locar, i .lns colecciones del último trimestre que exi tan en Sll podPt'. Cuando emprendimos la ingrnta tarea de es­cribí• ·, no nos propusimos otro ohjeto que de­fendel' la Relijion que hace ('1 único L>ieu de nuestra pobre tierra, i hemos rontinundo npe~at· de los obsté\culos que han venido a atravesarse <>n nues­ta ·o ~amino; pe•·o ftlltándonos t·ecut·sos para soste­ne• · esta pul>licacion, suplicamm, a UU. al concluil' el terce1· trimest•·e de este ailo, que nos enviaran los fondos que tuvieran en su poder. Hat•e mns de un mes que hicimos a UU. est~ súplica, i hilsta boi cnsi nada hemos recibido. 6 St:'t'á que les es inclifen•nte tambien que se de­tienda o nó la Uelijion '? No nos atrevemos a creer­lo; pero el hecho es que si UU. nos retienen los fondos con que podemos sostenet· esta defeusa, ella tiene que cesar. Hognmos, pues, encarecidnme a UU~ no hngnn ese mal a la Iglesia, al país i a sus pt·opias familias. El dfa 2 del corriente se instaló el Congreso del pn•·tiuo libe•·al, i el doetor Manuel Muri\lo le diri­jió el Mensaje de costumbre, en el cual, des pues de grnndes elojíos prodigados al ejército, se leen los siguientes p:irrnfos. · «No me es dado, aunque lo esperaba. suministraros los mismos s~ltisfactorios iuformes, respecto de la su­mision del Clero católico a la voluntad nacional. Como eu todos los otros pueblos en que dicha clase ha domi­nado po1· lnrgo tiempo, el conOito ha estallado al llegar la hora de emancipar la sociedad civil i de restituirle lo que le había sido usurpado. Desde 1853, nuestt·os lejislado•·es propusiérouse librat· la soluc.ion definitivJ de este conllicto a la propagacioo de las luces por la lenta pero ¡;egura aec;oo de l~t libertad, adoptundo la absoluta prescindencia dfl gobieruo en n:aterin de creencia i de culto corno cáoou fuuuamentnl de nuestra or¡.;anizac!on políti<-a. Los eclesiastic.os úesaparederon delnnte de la leí, la cunl no reconoció en todos sino ciudadunos con drt·e~hos i oblignciones icléuticos. Pero este arreglo que el Clero pareeió aceptar de buen gt·ado, coul1ando en el prcslijio tradit:ionul que tenia eu las masas, se convirtió eu un baluarte para ag1·edir la sob.et•anía nat~ional i ahognt• las libertades civiles, tit·auizando las eostumbres 1 aspirando a adueñarse de la direceiou políti a de la sociedad. « Al fin de esta última asoladora guerra civil a que aquellas intrigils nos condujeron, creyóse indispensable reservar al gobierno la inspecciono policía de los cultos, i como consecuencia de ella, en 1863 se di puso que todos Jos eclesiasticos, para ejercer su proft'sion, jurasen préviameme obedecet· la Constitucion i las leyes, i respetar la soberanía nacional. Los anteceden­tes podianjustificaresta exijencia escepeiounl, pero su inehcacia es palpable. u Con escepciou del señor Tórres,Obispo de Popa van, anciano venerable por su clara iutelijencia i devndo carácter, todos los demas obispos rehusaron hacer este pequeño sacrifido en aras de la paz de la Republica, i de la tranquilidad de las familias; i no sólo lo rehusa­ron por sí, siuo que lo prohibieron a sus subordinados, conmioándolos severamente a se~uirlos en su rebeldía. Ayudados por el esplritu de partido lograrot~ c?ntu~bar basta .te las almas sencillas incapaces de dtstmgmr .~l esfuerzo para defender uua creencia o_ un ~erecho le;•­timo, de la intriga para esplotar uuJ sttuacwn e.a favor de intereses d~ otro jénero. «Respetando esas inquietudes, conset~tísteis en vuesr tras ultimas SPSÍOUt'S, en eXOll ~rar del JUramentO a la jeneralidad de los eclesiásticos, i en que únicamente se exijiera n los Prelados, bajo una fórmula que esc!uye todo esrrupulo relijioso i todo temor de que el Go­bierno aspire a iujerirse en lo que corresponde a las creencias. Esta modiflcacion calmó a todos los creyen­tes desinteresados, i parecía destinnda a poner fin ~n el órden legal a dicho conflicto, ronduciéndonos a la collciliaciOn de las creenc1as con la soberanía nacional. Empero,solo el Arzobispo de Bogota i algunos vicarios ~e inclinaron delante de la lei; los otros, oyendo las inspiraciones de partirlo, han persistido en su conducta, prefiriendo entregar a la anarqula las diócesis i vica­rías. La leí cometió a las autoridades locales el deber de exijir este jurameuto,i el de estrañar del territorio a aquellos Prelados que se negaran a prestarlo,>> Como se vé, el doctor MUI'illo llama -voluntad nnt'ional la voluntad de su partido, i esta es una gravísima equivocacion. La voluntad nneioual está de acuenlo con las exijencias de la conciencia católica, porque estu ReliJion santa t:s la de la gran mayoda de los gnHladinos. Tenemos en nuesti'O pode¡· un documento auténtico que prueba esta verdad a los ojos de los ilusos que pudieran du­darla : es una pt·ofesion de fé católica revestida de mas de diez i seis mil firmas, solo de Bogotá i de algunos pueblos de sus inmediaciones. Pronto ese inmenso yolumen de 111-mns hará nc<·esal'io un grande estante pa1·a rolorarlo, po1·que las espera­mos de toda la Rr.publica. No puede se1·, pues, la voluntad nacional la que rspresan esos netos con­trarios al Catolicismo que ha dictado una Junta sin mision, i que sostiene un ejército que ahora se elojia tanto como üntes se drpl'imia por el mis­mo ductor Murillo. Hoi son guardianes de las libertades i de la dignidad del país, los que el otro día ('l'nn llamados apoyos de la tiranía, má­quinatj de destruccion, escullas en que se estre­Llaba la República. IJa difet·encia consiste en que á u tes el doctot· Mu1·illo no gobernaba i hoi sí. La hora de emancipar la sociedad i de devol­ve1 ·le lo que se le ha usurpado, Jlega•·á, no hai duda ; tnnlc o temprano llegará po1·que hai una justil'ia superio1· a los esfuerzos de la impiedad, La sociedad granadina nunca ha ct•eido que Jos tienes de In Iglesia fueran usurpados ; ha cn•ido, i lo ha p1·obatlo, que la Iglesia era i es tan lejítim:.e propietaria de lo que ahora le han quitado pol' la violencia, como eada ciudadano es propietario de Jo que adquiere po1· mt!dios legales. " La independencia de In 1glesia, impuso a los eclesiásticos los mismos deberes i les dió los mis­mos derechos que tenían todos los demas ciudada­nos, ,, i porque usaron de esos de1·echos ( si es que !os usaron,) se dice que atncaron In sobera· nía nacional. Esto es g•·acioso, i ma , dirho po•· los que hui en rel' que el seiio1· doctor Muri­esa libertad, i la vida se vá convirtiendo en un !lo no está mui instruido en la ciencia relijio ·:1 ; prolongado mart il'io. Si el Clero hubiera reo lm en- no pued e di stingull· bie n toclu la influem:ia. que 1 te pretendido adueñarse de la direccion política de ejerce la Bclijion sobre el enráctC'r, sobre las cos- 1 la sociedad, habría usado de un det·echo, puesto tumbres, sobre los hábitos de Jos pueblos; qut('t'e 1 que.sus miemb1·os eran ciudadanos, i a níngun hacer a los hombres sércs puramente mat('riales, s ciudadano se le negaba ese d ,Techo en tiempo de i él mismo, qne siente el influjo del alma sobre su la verdadera Bt>publica Los liberales aspil'nban n claro entendimiento, no concibe el ~mot· intenso ello de vel'as, i s i no podian conseguirlo era p w- q-ee siente el cot·azon pot· esa creencia; no com­gu~ _los pueblof' los temían ; tu,' ieron que apel~ll' pJ·c:ndc la fé, i pot· eso no puede convenir en que a la t'ebelion para cumpiir sus deseos, i la situa- hnyn una lucha formnl entre lo que él quiere i lo cion actual del país está diciendo que los pueblos que exije de los fieles la creencia <.•ntólica. los temian con razon. ¿Qué ha ganado la Patria No es mucho el rcspl'to que los liberales han con el ndvenimiento de ese partido al Poclet·? manifestado por la rreent'in ratólit'él, nó ; i la lei Verse despedazada, desmoralizéldn, empobrecida, que ~e cita pot· PI doeto1· Mmillo como pruebrt de insultada en lo que Je es mas cai'O·, humillada ante ese respeto, este\ probando que no comprende la una verdadera oclaracía, viendo a la mnyoría de Rclijion. Esa lei es tnn impía corr:o la que ~Se de­sus hijos vejada i oprimida, alejada de los puestos re gó po1· clln. A taca lo mismo que In otl'n nut>stm públicos, considerada como no haciendo parte de creencia trtltando ele e5claviznrla; tiende a colocar la Nacion. 1 I esto no es tiranía l ' n Dios bn,¡o el poder de los hornbres, Jo que cons- 1 Las intl'igas del Clero produjeron la ultima tituye tm disp;nate qlle el Sf'ilOr doetOl' Murillo no asoladom guerra civil! ¡ Oh doctor Murillo ! No puede defender con burnas razones. os creíamos capaz d~ tanto cinismo, nó. Todo el EntPndiendo- ns í los derech os del vencedor, es mundo sab~ . cual fué el ot•ijen de esta revolucion imposible que se purda e. tnblect>J' In armoní,, en­infanda que os ha colocado en el puesto desde tre los dife rentes miembros de que se eornp one e\ donde habl nis. 1 Ya no es {>\doct or Os pi na el fau cuerpo social. Se quien', a todo trnncr, que no­tol' de la revolucion, como lo hn diclw el mismo sotros protestemos la autoridad del Pnpa, i nosc­hombre que la encabezo, ahora es el Clero católi- tros no podemos protestar esa autori9ad porqne la co 1 Cuando no se dice la verdad, ftl e rza es andar creemos rmannda direrléHlwnte del mLmo Dios. así, vacilando, sin saber a donde diriji1·se, hiricn- Pretender quitarnos esa creencia, f'S como preten­do a ciegas. Ya otra vez ]o hemos dicho : si el 1 der qne nos saquemos el corazon i Jo sustituyamos Clero hubiera tomado ca1·tas de u o modo decidido por otro sin dt~jar de vi vil·; es impo ible. J en la cucstion 'política, no estat•ia hoi martirizado, Pero el señ()r doctor :\ ~ urillo, quiere que se snn-no se vería calumniado i pt·oscrito. chme de un modo formal lo que hagn t>Ste Con- " Los antecedentes podían justificar la exijen- greso. Pnra consf'guil' ese fin, escribió ni Gob<>r-­cia escepcional del jut·amento que debia prestar el n.adot' del Estado de Antioquia, diciéndole que hi­Ciera para poder ejercer· su ministe1·io." Esos un- c1era reunir la Asamblea para que ('Sta elijit>t'a les tecedentes, segun las mismas palabras del doctor diputados consen·nd,ires, i que él se comprometía Mul'iJlo eran : la tiranía que ejcrcia sobre los vi- a sostene1· a esos diputnclos. Bien; pel'o si/~ cues­cios, i el uso cot·t·iente que hacia de sus derechos tion relijiosa sigue trntriudose así, de n:1da· sin e de ciudadun\a. Pat·a castigado porque cumplía que esa diputac1on , ·en ga i sen admitida; sus con su debet· de moralizador i porque usaba de su miembt·os uo se resolver) 1 Con motivo de la cuestion entre el seitor Arzo- ¡'­bispo i los fundadores o dir·ectores del Colejio de­mocrático en esta ciudad, en que tan mal han 1 quedado estos últimos, publica . U. en su núm ro 87, un artículo en que, si no he leido n.1al, parece _que ~e~~ U. la ~as~ ~e~< ~~tin~o~s-=. ~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~ ---y ----------·~---- - -----~ -~ ~ r r ~ , ~~ r , ~-·'~' r. ~ ~ r r ~r "''~~:~::::~-"~~~ '~ ~~~~-~-~~-~ ~~ tC'I'i:.> del Cút·men. » (1) No faltan católicos que 1 con ellos. "Mis predecesores, decia, no han co- 1: estén persuadidos de que los conventos i monas- 1 nociclo, como yo) los derechos del podet· absolu- 1 1 terios ha:¡ sido estinguiclas; i sobre este ct·rot· l to ..•• Quiero mas bien, ai'wdia, set· aborrecido gravísimo, en el cual no podemos con\'enil· ni por que amado, pot•que no depende de mí solo ser j un momento, es que me permito llamat· la aten- _1 1 amado, miéntras que el se1· aborrecido sí depende cion de U. Que se diga que los conventos i monas- de mí solo." Oyendo un dia esta espresion p•·ove¡·­terios !tan sido sup1·imidos, o suspendido..;, cetTa- bial : "que el mundo arda despues que yo muera," dos, saqueados, invadidos, disueltas las comuni- replicó: "I yo digo que arda miéntras yo vi va dudes por la fuerza l>l'utal de los soldados i esbiiTOS pnra verlo ardet·:' f'ué entónees cuando des pues i de los dee1·etos, leyes o constituciones, que tam- de un festin abominable, hizo ponet· fuego en los bien suelen se1· brutales, pase; pero que se hable cuatro ángulos de Roma para tenc1· una idea o de estincion no puede pasm· entre católicos, ni semejanza de T1·oya cuando la quemaron los grie­entre jm·istas. A un los mas legos aben aquella 1 gos. El incendio duró nueve dias, i lns llamas rl'gla de d~recho universal que dice ; kujus est consumieron los mas bellos monumentos de la tolere cujus est condere, i en virtud de ella solo antigüedad. Diez barrios de la inmensa ciudad e\ que tuvo de1·echo ele fundat·, establece¡· o per- fueron reducidos a cenizas, i este espectáculo la­mitit• estos monnsterios i de darles constituciones m<:>ntuble f•Jé para él unn fiesta. Pa1·a gozm· de él i reglas es el que puede i tiene el de1·echo de es·· a su sabot• subió a una ton·e de las mas elevadas, tinguirlos. i desde allf lo contemplaba con sonrisa. J_o unico Para mí, seüot· Redactor, los monastel'ios, sus que faltaba a este rrímen para hacel'lo mas exce­eomuniclades .. sus reglas e institutos, sus bienes i c1·able era att·ibuil'lo a los inocentes; acusó de él a rentas existen moral i legalmente, aunque no los cristianos pam hacer recae1· sobre ellos la odio­existan de hecho; i en cualquiera tiempo; próxi- sidad, i él mismo los persiguió cruelmente. "Ne­rno o remoto, pueden i deben sus lejítimos dueños ron, dice Tácito, castigó al pl'incipio a Jos que ocupat· sus edificios i reclamar sus bienes de quien confesaban fJUe eran cristianos, i aunque esta con­sen detentador de ellos. Así lo han d~::clarado ter- fesion les causaba In muerte, a ningunó se le.pudo minantemPntc el Prelado i las mismas comunida- convencer de habet· sido autot· del incendio de des, protestando solemnenwute contra el despojo Roma." i contra la fnerza brutal ; así tendt·á qnc sucedet·, Cuando se reflexiona que este ódio tan gratuito Dios media;~te, tai'Cle o temprnno ; i así espero corno infundado contra la única Belijion saludable verlo, ~¡ he de vivir algunos niios, i para conse- i benéfica, está anunciado en el Evanjelio de una guirlo ttabnjaré hasta rendir mi vida. La sola manem tan chwa i enérjiea, no puede dejar de inaccion, el solo silencio, seria un egoisrno, un mirá!·sela, no solamente como un c:1rúcte•·, sino crimen, una tmicion al Catolicismo. De esta mu- tumbien como una prueba Je la verdad del Cl'is· ne1·n piensa la inmensa mayoría del partido ca- tianismo. tóliro. El mn\ uso de ~ns pa1ab!·as suele set· mas pe•·­judieial de lo que a p\'ime1·a vista parece. Los mo­nasterios no están estinguidos, señor Redacto¡·, I si no dígnme U: si mañana entra a su casa de U. una partida de lad1·ones; sea oficial, semioficial o extra oficial, i dando de palos a U. i a toda su nume1·osa familia, los echan a fuet·a, los dispersan los obligan a sepa¡·arse uoos de otros, los saquean, los de:spojnn, toman sus papeles, ocupan su casa i se hacen dueilos de todo, ¿se podt·á decit· que la familia ue u. ha ~ido estinguida '? qué está di­sucltfl, que no existe'? ¡Qué delirio l. .. El caso es el mismo. No acepto, pues, ni aceptnré la ídl'a de la es­tincion, miéntras ella no se vel'ifique, si esto fuera posible, pot· quien puede hacerlo: por la Silla Ro­mana, única l¡ne tiene en el mundo tal facultad. .El hecho, es dech·, In disolucion temporaria, es mui diferente del derecho-la estincion. El prime­ro lo ha ejecut¡_¡clo arbitrariamente el po cr tem­poral con un puital en la mano, a estilo de saltea­dores: el segundo lo tiene el Santo Padre, i nadie puede arrebatárselo. FIDEL. ( 1) Nuestro estimable Colaborador no notó que nosotros, al escribü· esa f1·ase, la pusimos eutre co- 1nzllas para indicar precisamente que no nct>ptamos t:JI estiucion, i que copiarnos esas palabras del anuo· cío del Colejio, para hacer ll1as notable el motivo de la protesta del señor Arzobispo.- LL. H..R. JNSTRUCCION POPULAR. RELACION DE LAS MUERTES FUNESTAS DE LOS HLP ÍOS (Contiuuacion). El gran Neron se vanagloriaba de· haber hecho · profesiou de todos los vicios i haber especulado "La muerte de los cristianos, dice el hístot'ia­dor citado, se hizo objeto de diversion i pasatiem­po : unos, cubiertos de pieles de fiems, eran de .. vorados por los perros ; otros amanados a g•·an­des postes eran quemados para que si¡•viesen de ilumiuacion durante la noche. El gran Neron prestó sus jardines para este espectáculo, i se pre­sentó él mismo en traje de cochero i conduciendo un cat·ro, como en los juegos del circo." Sinembargo, llegó el momento en que este gran malhcchot· clebia recibir el justo castigo de sus cr!menes i crueldades. Galba, gobernadot· de la Gaula Tal'l'agonense, homl)l'e ilustre por su naci­miento i pot· su mérito, había desaprobado alta­mente fas vejaciones con que abt·umaba las pi'O· vincias pm·a subvenh· a sus locas pi"Odigalidades. Neron díó órden de quitarle la vida; pe1·o él la evitó haciéndose proclamar Emperadot·. Bien pronto todo el imperio lo reconoció. El Senado declaró a Nerou enernigo público i Jo condenó a set· p1·ecipitado desde la t•oea del Capitolio, despues de haber sido arrastrado públicamente su cuerpo desnudo, i azotado hasta modt·. El Tirano &e an­ticipó a su suplicio i se dió él mismo de puñ:Jiadas, el año 68 de Jesucristo. En vano imploró en sus últimos instantes el ausilio de algU110 que se dig­nase dal'le la muerte: nadie quiso hacerle e.ste pelig1·oso servicio; era despreciado ~e todo el mundo, i se le miró con ho1Tor aun des.pues de muerto, como a una culebJ•a. "Qué 1 esclamaba en su desesperacion, mezándose los cabellos i re­volcándose en el suelo, es _posible que no tenga ni amigos que me defiendan i me salven la vJda~ t:ti enemigos que me la quiten?,, I arrojnndo e puma por In boca se azotaba como u u esco1·pion, dando Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 316 EL CATOLICO. nhuidos hoi'J'ibles hasta el punto de salírsele la.;f batirle ; i por esto rrcib: mos despues rJ Sncrnmen­lengu< l cnmo a un ahorcndo!. • • 1 to de la confirma c ion, por C, i en qné ti<'m­do deseaba. Se enarboló publicamente el pabellon po cll' bemos . ostrnr•lo, nos lo dice. con elocuencia , signo de la Iibertnd ; i el pueblo se cubrió la ca- el periódico de que nos ocupamos. beza con un got·ro semejante al que se ponía a los La lglesia (e Jewcristo crn, rn nuestr·o paí ' , esclayos dcspues de su manumision. El Senado cruelmente perseguida~ herirlos sus I>astorer por no se quedó atríls en rnanifestal'iones de aiPgría. el destierm, dispersados ~us Ministt·os, urws por Neron había tenido el proyecto. de abolirlo hacien- las pe¡· s ccu('ioncs, o.tros por el cisma; atacados sus do asesinn1· a todos h>s Senadores; i cuando Ue· dogmns, • u disciplina, i lo que es m¡l-5, prohibida g,11·ou n sus oido3 los primeros rumores de la la libertad de imprenta e impedida La comuniea-:­rebelion intentó hacer· lo mismo con todos los cion a los católicos, que Uflénns pudieron publicar Gobernadores de las provincias i todos los Jene- las protestíiS de los Jlustdsimos seiiores Obispos; rales del ejército, eomo enernigos de la República, nada se podía hneer·, i tocaba rsclusi\'amente a los 1 hacer pet·ecer a tod-os los deste1'1'ados, degolla¡· a .fieles la defensa de la R('lijion. En estas circuns- 1 todos los gaulos qne estaban fn Roma, rntrrgar tanrias apnrcee El Católico, COI)finmmrlo, cual ¡ las Gaulas at saque(} de su Pjército, envenena•· el diseípub v e rdndero, las promt:'sns hrchéls en el J Senado entero en un banquete, ineendiar a Rvma bautismo, de n•sistir a los rnemigns de nue tra segunda vez¡ soltar al mismo tiempo en la-s calles salvacion, i de confesn1· la fé ante los Tirnnos i 1 , 1 las fiet·as desUnadas pat·a los espectáculos, n fin perseguidores. E.sto es El Cat dlico: la \'oz. de los de impedh· que el pueblo pudiese apngar el fuego. hijos a f.tYor de la .Madre destituidcl de sus /ejíti­Pot · fortuna no tuvo tiempo de entregarse a estas mos defe nsor e s. I se vio entó n ee ~ qne si la Patria at•·o~idades, cuya ejecucion parece haberse reser- es un nombre amable) c::trece sinemLat·go de uno de \ vado para los siglos modernos, puesto que la sus mas dulces rncuntos si ~e destruye la Relijion ~ mélyOt' parte de ellas se realizaron en la gran re- se vió que si en una tierra en que el p n tl'ioti. mo volucion de Francia; i aun ot•·as peores, hemos se siente tanto como en la Nueva Granada, exbtian presenciado en América, ejecutadas por nuestros sinembnrgo cornzones egoistas en p t)líticn, ese g'l'andes hombres, j aun por los hombres mas pe- egoísmo desaparecía al tt·atnrsC' de la santa i sagra­queños i miset·ables. (Contiuuará). da Relijioo. La voz de los Pastores, lejana e impe- Cuando po1· la pdmera yez somos presentados a la Iglesia en solicitud ele la fé que conduce a la vida etema, enterado rl Ministro de nuestra deter­minncion, nos exije en nombre de Jrsucri:;to un ·ju•·amento,pm· el cual renunciamos voluntariamen­te al demonio i a sus obras. Renunciar pat·a siemp•·e al demonio, i a las pompas i \'anidndes del mundo ; Cl'eel' en Dios Padt•e Todopoderoso, i en Jesucristo su único Hijo, el cuaJ murió por la snlud del jénero humano ; reconocer i adorar al "Espí1·itu Santo, que po1• su amor se dignó aenba1· 1~ gl'ande ¡ obra de nuestra redencion; cautivar el entendí­~ miento, tnn limitndo, bajo la obediencia ciega de ~ Jesue¡·fsto, pa•·a creet· sin discusion los inefables ~ ~ misterios que son infinitnmente supel'io1·es a nues­~ . tra razon, i pscuchaa· dócilmeutc a la Iglesia cuan-do decida sobre artículos de fé; rn uua palabra, mol'it· al pecado, al mundo i a Sntanás, es lo que solemnemente hemos pi'Ometido a Dios ántes de habe1· sido rejener;~dos po1· el bautismo. Pero como la Id de Dios no consiste solamente .en evitat• el mal, sino tambien eo hace1· el bien, siendo poc:t cosa para la criatura que hn venido a 1 sel' hijo de Dios i de la Iglesia po1· el bautismo, el 1 l'enunchw al demonio, es menestet· tambit•n com-dida, dejóse oí1· ~ot· el ó1·gauo de sus ov<>jas, i se ·vió entünces que e1·a imposible destruit· a unos 1 padres que tenían tantos hijos, i tan dignos i t'C­ronocidos. Así, por El Católico que fué el primero que de­safió la tiranía, ha triunfado entre nosotros la causa 1 , . de la Relijion. Pera, restituida la voz del Catolicismo, o sea el Ilustrísimo srüor Metropolitano a su silla, en ' 'ir­tud de aq,Jella dcft-nsa, ¿ debia estinguirse la voz del pueblo católico? ¿Es solamente en Ja ausencia de nuestros Pastores, que los católicos estnmos en el debet• de dedicamos a la defensa de la Relijion 'l Nó. Si El Católico no podía ser, por su propio nombre, la voz diYina i autoriznda que se dirije únicam¿nte a los s·1bdilos, no pot· eso dejaba de ser la voz humana establecida para combatit' a los enemigos. Si La Voz del Datolicismo em un pe­riódico de suma necesidad, no lo e~ de ménos la conservacion de El Católico, así por lns circuns­tancias de su nacimiento como pn el objeto de su mision; mision que si el primero puede desempe· ña1· por su carácter misto, no tan franca i libre­mente sinemba1·go, como el segundo. Que no entregue, pues, El Catdlico, a la nada, una vida que está llamnda a ser inmortal. ¿ Dt·s • pues de tautf)S triunfos, po1· veutura sel'ia eso pe1·­~ en>rancia? No seria apostata¡·? No seria esto Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. -:::· --= -_ ,_. _ .~-=e- :.. EL CATOLICO. 317 r - ~ ~ ~~~-~~~-...-~~~'-'"'--"~~-~ . 1 peot·, eseonclienuo el talento despues de haber 1 cue.ncia como o.rador i como e~critot·, hacia ~ue los f¡ negociado? Los enemigos de nuestras almas no ?btspos se lo d1sput~ran ofreciéndole ve~taJaS que duermen,i nosotros¿ cesaremos de combatit•? Nó, e~ rmntba co? poco m te res. porque, at·d•ente en la no desmayemos: no el señot· Uedactor; no sus fe, aunque d1spuesto a luchar con la~ malas d~c- 1 Colaboradores; no sus ajen tes i suscritores .. Pon- trinas, daba mucho valor al lado míst1co de la Ylda gárnonos todos de é\cuerdo i pidamos al Ilustl'i~imo cristiana. , . . . senO!' Arzobispo una gmcia, la que sea de su vo- Su poderosa voz se oyo en var~as dtóces1s desde Juntad, que él nos la conccde•·á romo padt·e, pi- 1846 hasta 1855, habiéndole to~ado reemplazar. en dámoselél, ya que como hijos no podemos preten- 1847 en Nuestra Señora de Pans, al pad1·e Rav1g­de1' recompensa. Hagamlls una contribucion cspe- nan que se habia enfermado. daJ entre Colaboradores, ajeutes i suscl'it01·es, pat·a . Como d.irertor de las relijiiJsas de San J?~~' se cubrü· el saldo en cont1·a que ha ¡·esultaclo 1 i cele- h1zo tamb1en not~ble por. ~1 modo como gmo ~es­bremos para en adelante un convenio que asegu•·e tas esposas de Cnsto,hac1endolas amar la pemten- ' a nuestra empresa la perpetuidad. Bastada acaso ria i gustar los pla5eres .de la om_ri.on ... Por estas 1 que el Ilu -tdsimo seño1· At·zobispo reconociera cualidades, Monse~or S1b0U1' sohc1tó de.l Carde?al nuestm parentezco con La Vo.:; del Catolicismo:~ i Ronald que le ced1era a este Sacerdote a qmen . auuque cediendo a rste hermano nuestm primoje- queda hacer. D~an .de Santa J~noveva: El C~r.de- 1 uitma recomendara esta publicacion romo la de nal no arced1ó,1 el Abate Plan~1ea· contmuó vtvten-nqueJ.' do c?mo miemb1·o de.l~ comun.idad de. San ~··i~eo Solwe todo considet·emos que la tibieza es la de Lwn, aunque el Mtmstro de mstl·urcwn pubhca peo1· de las te~tacion€'s, i que Dios no concede su lo llamó tambie.n como profesot• de hebt•eo de la corona sino a la pe¡·sevet·ancia. S. A. facultad de Pans. ESTRACTO DE LA BlOGRAFIA DE MoNSEÑOR PL.\NTIER OBISPO DE NniES. Mr. Eujenio Veuillot, nos refiere que en el de­partamento del Ain en Francia, vivia un pob1·e ja,·ditwt·o viudo i que tenia u~ hijo nacido el 2 de 1 marzo de t8l3 . Este niño que desde su mas tem­prana edad mostró inc\inacion al estudio, fué ron su padre a Lion~ i el Cura de 1a parroquia de San Cyr, se enca•·gó.cle inst,.uido en los pl'ime1·os a·u­dimentos ue \as letl'aS humanas. Una gt·ande ateucion a las esplicaciones de su maestro, una memoria p1·odijiosa pnrat a·etenerlas i un juicio ad­mirable para meditarlas, hiciero11 que el niño pi'O­g: ·esa ra de un modo sorprendente. Era poeta, i baria versos latinos i francese, con igual facilidad. Cantaba las flores,porque como él mismo ha dicho: ce Hijo de un humilde Jardinero, nací i crecí entre los naranjos, los cltweles i las ¡·osas, i encuentt·o .siempre inesplicables delicias en saborear los per­furr. es que respiré desde mi cuna hasta una época avanzada de mi vida. l> Em·ique PlantieJ'e.ltt·óal Seminario de la Argen­tiere donde como humanista i como matemático, se distinguió siemp•·e ent1·e sus companeros. Los seminaristas de \'arias diócesis eran llamados a t¡·ablljar sobre un tema dado, i esos trabéljos e¡·an sometidos a un J01·ado q~e los calificaba i les dis­Cel'nia el p1·emio. Enrique Plantiel' obtuvo siem ­pre el prime¡·o en estos concursos, i empezó ah~­cet ·se notable así desde niño. En 1831 principió sus estudios teolójicos i siguió siendo uu alumno apt·ovechado1 i un amante deci­dido de su fé i de su iglesia. En 1834 se qciso hacer cartujo; pero la auste­ridad de la regla lo venció, i a los cua1·enta días salió de aquet se¡>ulc¡·o de hombres vivos a quie­nes soto alieuta la esperanza de una vida futUI·a. Nomu•·ado entónces maestro de Sag1·ada Esc¡·i­tm ·a en el Seminario de Lion, se dedicó a la ense­ñanza i al misr;no tiempo al estudio de las lenguas ol'ieutales. Así fué que apénas ·se ordenó de Sace¡·­dote (1837) fué nombrado tambien profesor de he­breo- en la facultad de tcolojía de Lion. La abundancia de sus conocimientos, su ve¡·sa­eion en las doctrinas de los Santos Pad1·es, su el o- Poco hacia que desempeñaba el cargo de Vica­rio jenet·al de la diócesis de Lion, cuando fué ele­yado al obispado de Nimes en 1855, no con sor­presn, prro sí con temor de los que Jo c1·eían muí afen·ado a las ideas de la faccion galicana del Clero. El Al.>atc Alzon que eje•·cia la vicaría de dicho obispado i que era « la espresion mas com· pleta del esph·itu •·omano, >> envió su dimision al nuevo Obispo, que, léjos de admitirla,h·ató de tal manet·a al que la hacia, que probó que ce en las cuestiones contl'Overtidas entre los católicos, no tenia el partido que se le babia atribuido. » Lo que bai es que Monseüot• Plantier e< evita cortar cuando se puede tt·ansijir. >> Si en las cuestiones de libertad de la Iglesia i de de1·echos de la Santa Se) Pero habiéndose hecho odioso a los enemigos de la fé, miéntras mas muestnt su celo apostólico, mas cóleras se levantan contt·a él. Rabiase ataca­do po1• el .Ministro de tos cultos, Mr. Ro\.tlancl, la Sociedad de Sau Vicente de Paul, i el Obispo dis­cutió con fhmeza las medidas del .Ministro, censu­ró su acto i sm~tuvo, en favor de los pobres, aJa Sociedad que los soconia. M1·. B.ouland entónces, considerándose como Jefe del episcopa~lo frunces, levantó la voz, i hablando con el tono de la auto­ridad, didjió ~1 Obispo una nota que publ:có el Monitor, i en que, entre otras cosas, le dijo lo siguiente: (( El calot• de las convicciones i la libertad de la discusion, no dispensan a nadie :le la observancia de las reglas de la buena ct·ianza i de la modera­cion. Para detendet· una opio ion que juzgais ver­dadera i equitativa, era inútil emplear espresiones tan acerbas coutra un acto emuuado de un Minis­tro del Empcrado1·; i para lwcer un 1<.-'jítimo ho­menaje de adhesion a las Conferencias de San Vicente de Paul, no el·a necesario insultar a otms asociaciones, * i señalarlas al ódio i al desprecio publico. » Dijo ademas el Ministt·o, que el O bis )0 debia imita1· la calma i la dignidatl de lenguaje d~l anti­guo Clero galicano, piétdoso, sábio ~ patri?.~a, i abstenel'se de mezclcu·se en los negor1os reh¡rusos o políticos, dictando pustol'ales que no podían con­testaJ ·se sin crmve dai'lQ pa1·a la B.elijion cuyos Ministros er~n t•espetado.s po1· los del Imperio, aun cuando se salie,sen de las vías de la sabiduría i de la caridad. El Obispo contestó : ce Pm· severas que sean vuestl'as apreciaciones, ce hai tl·es gt·andes tribunales con los cuales cuento « i espero con entera segu.l'idad que me absuelvan ce de los rigores que me p1·odign Vuestra Excc­ « lenC'ia. ce Bl tribunal de la opinion pública d 1 verdade· de ser devuelto por Vuestra Excelencia, ~ << a las víns de la sabiduría i de la cm·idad. » ,¡ Asi maneja el sarcasrno este Prelado cuando es l preciso, i s~ muestra, de todos modos, un comba- • tiente temible pat·a los que ataenn la fé católica. 1 En su diócesis hai muchos protestantes, i qui- 1 sieron en 18.59 celebrilr el twh Cl'SllJ'io del Jll'Üth>J• · Sínodo nacional ele las iglesias reformadas de }..,rancia. Con este moti"o, e\ Obispo, oponiendo los hechos a las palabras, los razonamientos a las declarnacionrs i ta verdnen'> él que estaba preH!nido pnra este caso, volvió a es­cribir i los derrotó del todo. Con motivo de la obra impía de Ernesto Renan, " titulada Vida de Jesus, i de un artículo de M. Havet elojiando dicha ub1·a, ha escrito sabias pas­torales en que refuta i e a lw nqu~llos c::.t:ritos,. prohibi-e-nd su lectura. E:.-as pastorales no ~on las piezas méuos importantes que han lllcbo l.lrillar la ~~ .. · verdad i han confuuuido el error. ~ Pero ndtmas de pol'tn, oradot·, escritor, apolo- i jista , ol'ien talista i teólogo, M.onseúor Plantier e.s ~ musico. Trabaja con ardor Cll proporcioOI\1' a su rebuúo mejoras hijieuicas, industriales i comercia­les ; procura la solida instruceiou de la juventud; 11 arregla la pompa de lus ceremonias relijiosas i ~ perfecciona el canto litúri ico; restaura lils igle­sias i dcta las que so 1 muí pobres ; i trabaja sin clcscnmo por lu estirpa..!ion de 1<\S herejtas i pOl' la , enmienda de los pecadores. Es todo para tollos, i asi es que hace o1r su voz elocuente aun en las funciones mns humildes pat·a enseila l' desde el · pul pito i para combati1· los erron~s. No descansa, i po1· eso es tan respetado i tvn querido, que cuan­do fué a B.oma con motivo de la canonizaeion de los míÍI'tires del Japon, lo siguieron sesellta i tiiete Sacerdott'S i nl¿:;uuos laieos. con todos los cuales vivió el Obispo lleviJndo la ruda vida de comuni­dad que nunca bn abandonado. Es un homi..H·e que habla poro en el trato fami­liat ·, pero que no por eso puede deeirse que es adusto, pues tiene maneras mui otligautes i una souJ·isi;l que revela toda la bondad de su c01·azon. Es de pequeña estatura, naco, pá\i(1o ; sus ojos son grand~s i tienen una espresion firme i tran­quila ; su frente es elevada i muestra la fuet·za del pensamiento. Su alma toda es el alma propia de un Obispo católico. RENAN. Como el numero de los¡, dividuos que han es· crito impug11a:1do el libro funesto de este hombre, es muí significativo i habla mui nito respecto de la condenacion universal que tal libro ha mel'ecido, p1 esentamos a nuestros abonado51 no a lista, aunque incompleta, de los impugnadores de In obra de B.enan, titulada <(Vida de Jesus.>) En esta lista - figura basta el nombre del P. Passagliüt i el ~erió­dico de donde tomamos tal noticia, aúade que la obt·a de este Pnd1·e está esl!l'ita «segun el método escolástico, i enciet·ra upa di cusion sólida en que Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CATOLICO. 319 todo.; los errores de la introduecion de l\f. Rcmm, 1 te Anglc.tde docto¡· en tcolojía, Vicario de Nue~tra son refutados con una ciencia profunda i de lmena Señom de Pnris. leí. Si rl P. Passaglia, continün, sto Rennn, po•· D. Antonio Fcrre1· del io, de Respuesta a •·· ~rne ~ to llenan sobre In Vida Jn H~al t ~cacl<'mia Eo.;pnñola. de Jes~Ls, por un libre ct·ryent<>. 1 La Vida de Jesus, série sot· en el C <) lejio de }<'rancia. Vicill'ins jent'l'stro a .1\1. Bavet, profesor en el Colrjio de Francia, por Señor Jesucristo i obsen·ae.iones de l\fonseiwr Pavy, el seiior abato Freppel, profesor de elocuencia sa­Obispo de Arjel, sobre la novela: Vida de Jesus, grnnan. Opinion de los deístas racionalistas sobre la Vtda A los IC'dOI't>S el~ l\I. Rrnnn.-La divinidad de de .1esus segun M. Renan, pOI' M. r. Larroquc. , ,Jrsucristo, por el . . . · La Escoela cdticn. i Jesucííisto, con motivo dala ! M. Rt'oan i su rl(za de Jcsus.-Carta al R. P. Vida de Jesus de l\11·. Renan, por Mr. Edmundo · .1\fertian, director de los Estudios 1'et.l)iosos. histó- de Pressensé. . 'ricos i /tterarios, po1· el R. P. F('lix, de la Compa- Lal\fetmlla contra la obra de Mr. Renan, pm· M ñía de .lcsus. l\f. De ·georges. Exámen crítico de la Vida de Jesus, de Mt·. Epístola a l\Jr. Ernesto Renan sobre su ultima Renan, po1· el abate Frrppcl, profesor de elocuen- obm : Vida de Jesus por el sellot' nbate Petit, ca· 1 cía Sélo-rada en la Sorbonfl, nónigo honorflrio, Cuta en la Rochela. Una supursta Vida de Jesus, o Mr. Ernesto Respuesta de un poeta n M. Ernesto Renan, pór Rcnan hbtoriadot·. fisólofo i poetn, pot· fl señor M. El'l1esto Le Roy. abnte Julio Teodosio Loyson, do<.'tor de la facultad Conespondencia npócrifa entre M. E. Renan i ds Teolojía de P:wis. su hermnna Ut sula, con motivo de la obl'u titula- La erítica i la tríctira, l'studios sobre 1os pt·oce- da : Vida de Jesus. élimientos tlcl ¡:,nlirl istiani mo modrn o, a propó- Filosofía pot· dos sueldos .. con motivo de la obra sito d(• ~It•. llenan, pot· el R. P. Delnportc>, do la de D. Fulano de Tal. Socirdad de la misericordia, doctor PJI teolojía, La divinidAd de .Jesuel'isto, con moti o del libró profesor de dogma <'D la facultnd de Burdt;os. de M. llenan, por X ... A l\11'. Enw:to H.ennn.-La divinidad de Jesu- Nueve pájinas decisivas sobre la Vida de Jesus cl'isto segun Napoleon t,o i los injenios mas gran- de M. Ernesto Ren<~n, po1· M. LázP~t Augé. de~ del mundo, pot· M1·. Bemabé Chauvelot. El Verdadero JesucritSto opuf>sto al falso idrhdo Exámt>n de la Yida de Je.ms de Mr. Bennn, po¡· por i\1. Rennn í su escuela escépticn, po1· l\:1, A. Mr. Poujoulat. Marrakis. El libro de l\:11·. llenan sobre la Yüla de Jesus, Carta a un amigo sob1·e ~a Vida da Jesus de M. por 1\lr. Laureutie. Rennn, JWI' M. E. I~ncoude Vida de Nuestro Señor Jesucristo, rep;wsta al Obispos i profesorrs : reflexiones solH·e lns ba:- libro de Mt·. E. Benan, pot· l\h. Enjenio Petrel. lanzas del Estndo, por M. Armando Fresnan, an­Bre\' CS palilbras sohre la ridr¡. de Jesus de 1\lr. ti!nto representnnte. E. Renan, pot\ Mr. Agustin Cochin. M. llenan desenmnscarndo, o Cartas del abate El Evanjelio segun .Uenan, por Mt·. Enrique Cms a uno de sus fC:'Iigreses sobre In fl.Josofln de Lasserre. M. Renan, para mejot· étJlcndet· la Vida de Jesus E. Rcnnn rdntado por sí mismo, por Mt·. Ben· J de dicho autor i todas sus ¡•efutndon s. jamin Constant. 1 El verdadrt·o secreto de l\1. Renan i d~ sus Mr. Renan defensor de la fé por medio de un ma("stros sobre la resul'l'eéeion, espl ienciones Rpln­nue\' O p1·ocedimiento, por el P. Marino de Boy- zndas po1· los poseedores del secreto, i por qué, pot· lesve. de la C:ompai1fa de Jesus. 1 M. de Mir\'ille. ¿Es 1\It·. Rennn un eset·itot· sério ?-Impos.ible Las distrac('iones de M. Hrnan, pot· el P: A. negat• la divinidad de Jesucristo. Por el señor aba- Bourqueuoud, de la Comptlñia de esus. ~ -- --=-~-------- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 l ¡ ' i ' ¡ - - - Estudit> sobre la Vida de Jesus de Emesto Re- t- sacada de los últimos ntaques de hl incredulidad. nan, por el P. Cárlos Passaglia, antiguo profeso•· ¡ 3. co edirion! po1· A .. Nicolas .. de Teolojía en la cátedra de Roma, diputado del .~dYertencm a la Juvet?t~~ 1 a los padres d~ .. fa- Pal'lamento de Tul'in. (ItaHano.) : 1mlla, sobre los at~ques dil'lJtdos contra. la RehJIOn Segunda carta a Mr. Renan.-El Mesías-Loco. po1· algunos escntores de nuestros d1as, po1· el El Mesías-Dios.-Por el señoa· abate J. H. Mi-: señoa· OL>is¡JO de Orleans, miembro de la A"·ndemia chon. francesa. Jesus ante Caifás i Pilatos, o proceso de Jesu- M1·. Renan i el Cántico de los Cánticos, po1· el ca·isto seO'uido de una coleccion de testos escojidos seño1· abate Meignan. que c~nti~nen los principales fundamentos de la La lglrsia en frente de la revoludon, por Cre- Belijion cristiana, estractados de Ja~ Sagr~das tineau Joli. , . Esct·itua·as i clasificados pot· Mt·. Dupm, ant1guo En Bogota se han pubiJCtH1o: . prior del colejio de abogados, docto1· en derecho i Los Comentarios c ríticos sobt·e la Vida de Jesus Pt·ocuradol' jeneral del Tribunal de Casaciou. de l\11·. llenan, por José Manuel G root. Jesucristo es Dios, Demosta·acion, po1· Monseñot· Vida de Jesus, de JJ-lr. Ernesto Renan, por Parisis Obispo de Arras. Manuel María Madiedo ( número 5.o de <>) M. Het·vé, abogado en el tribunal de Casacion. Pa·uebas histól'icas i filosóficas de la Divinidad Jesucristo pol' un consejero. de Cristo, pot· Augusto Nicolas, Césm· Cantú i el Cal·ta soba~e 1ft Vida de un tal J~sus, segun M. abate Gaume, precedidus ue un prólogo por Jo~é Renan, miembm del Instituto, po1· Juan Loyseau, Joaquin Ortiz, . todo en noventa pájinas. zapatero. ~- ~7= ....:__= Exámen del liba·o de M. Renan, pot· el abate INSERCIONES DE LA CURIA. Orsini. Cat·tas de un Cura de cumpo a M. Renan,miem- DILTJENCfA DE ABSOLUCION. bro del Instituto, por el abate Chéré, pát·a·oco de En la ciudad de Bogotá, a los vrintisiet e días Seine Port. del mes de enero de mil ochocientos sesrnta i Estudio sobt'e la Vida de Jesus de M. Renan cinco, se pt·esentó en la sala de nuestro despnl'lw, por el señor abate Simonis, doctot· en Teolojía, arompañl' los raciouahstas alema- cautelam que le hnl>iamos exijido, tanto pa1·a nes, por el abate Meignan, Vicario jeneral de Pa- tranquiliza¡· su propia concienriíl, cuanto- para re­ris, pt·ofesor de sagrada Escritura en la,Sorbona. para•· el mal que hu')iel'a podido ca lSai' a los que Vida de Jesus de M. Emesto llenan, artíeulos creye¡·an que había jurado lisa i Hannmente. Pa·o-publicados en la Revista del Mundo Cat ólico, pot· testó esta1· unido a la Santa Iglesia Católica, A pos­el abate H. J. Creliet·. tólica, Bomnna con todo su espíl'itu i su cot·azon, La Inca·edulidad modea·na estudiada en un libro ¡ set· Óbectiente a sus leyes ¡ disposicione3 • Heeho titulado: Vida de Jesus, série de artículos publi- esto, ¡ dirha la conicsion, le dimos la absolurion, cados en la Civiltá cattolica de Roma (italiano.) en uso de las facultades Apostólicas que tenemos, Vida de Jesus pm· M. Luis Veuillot. firmando con Nos i nuest1·o Secretario. Gaceta de Ausbourgo 15 a 17 de setiembl'e de ANTONio, AnzoBISPO DE SANTAFÉ DE BuGoTÁ.-- 63. M. Keim. J. Jflanuel F'"ernimd~ Saaveclra.-Jgnacio Bue- M. Colany. Revista de la teolojía pa·otestante de naventura, Secretario. Estrasburgo-5. ~ entrega. Es fiel copia de la respectiva dilijencia. Edicion populat· de la Vida de Jesus, por Mr. Ignacio Buenaventura. el abate Freppel. =---=-=-~ -===~=-~~=== Meditaciones sobre la esencia de la relijion cris· ,jJ)J7f'lJ'Ef(J}[l(/,)~~ tiana, por Mt·. Guizot. Los sofistas i la cl'Ítica, por Ga·atry. Jesucristo. Respuesta aMa·. Renau, poa· id. Diario de los sábios de Gotinga, 5 de agosto de 63. Historia de Ca·isto, pot· Mr. Ewald. La Divinidad de Jesuca·isto. Demostracion nueva CAMBIO DE 001\IICILIO. EL COLEJIO DE SANTO TOMh.S DE AQUINO Se abrió el 2 del presente, i se ha trasladado a la ca­sa número 42 de la calle 1. ~ de la carrera del Ecua· dor (esquiua de Santa Clara)·--~---~--'--~ IMPRENTA CONSTITUCIONAL-POR NICOLAS PONTON. 1 . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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El Católico - N. 89

Por: | Fecha: 14/02/1865

REDACTOR . VENANCIO ORTIZ. LOS l\1 ANDA l\1IENTOS. Hare tres mil i cuatrocientos aflos, un pueblo · que. contaba ) ' o 600,000 combatiE>ntes i que cua­troeientos años ántes no el'a mas que una familia, ltl'll\' l' ahn por órdPn divina el inmenso desierto que se cstiende entre el maa· Rojo,el mar de Omao i In Pnlestiua : acnmpado ;ll pié de un monte aisla­do en mPdio de un mar de nreun cuyas trmpesta· des uo son n1énos temibles que las del Océano, oyó un día enta·e el ruído de la tempestad que lo ate­rraba, i de In bocn del mismo lJios, las leyes del mundo moral. El srncillo Código dictado en el Sinni i que cupo en dos tablas de piedro, ha Yisto pnsaa· Jos progresos i los cataclismos de treinta i cinco siglos, sio que Jos hombres hayan podido añadit· ni quitar una silaba a sus diez nrtículos. Soa·oflstro, Licurgo, Solon, Numn, Confusio, se elevaron mui alto por hnbea· dictndo, cnda uno a su pueblo, leyf's que ciuraron algunos siglos,¿ pero quién si no Djps hubiera podido dietaa· pan\ la hu­manidad de todos los climas i de todos los siglos una lei como el Decálogo? Las obrns de los hom­bt ·es, necesal'inment~ impea·fectns, sufren ron el tiempo modifieilciones, cambios, ndiciones, i pierdt•n cornpl fa mente su forma p1·imiti a : solo ' una obra de Dios puC'de couset·varse siempre la NUMERO 89 El mundo se babia apartado algun tanto del cumplimiento de esa lei, i el pRganismo deshom·a­ba al mundo. Jesucristo vino, restabl~ció la lei, i cnmbio la faz del mundo. El amor a Dios i al prójimo, síntC'sis mn•·nvillosa del Código del Cielo, se vió como un hecho rcai, i la cat·idad cobijó a los 1e lo co s 1 sagr, o La oba·a de Dios no podia res tablere•·se i pea·fec­cionarse por un hombre. Cristo pudo hacea· E;Se prodijio porque Cristo ea·a es i sen\; Cristo es Dios. Ningun hontbre ha podido hacea· lo que ÉL hizo. SistPmas filosóficos mas o ménos sábios i bien combinaC:os, se han oído salir de labios mot·tales, pei'O ni Solon, ni Licnrgo, ni Soroastro, ni Confu­sio, ni Platon, Lan podido adueñnrse del corélZon de los hombres, llenarlos con su doctrina i entu­sinsmflrlos hasta corrc>a· alegres a la muea·te por sostenerla. Cristo solo ha podidcdwcea· este miln- . ga·o i ' 'ivia· despues de diez i nueve siglos en Jos cornzones de los homures, que hoi lo aman i lo adoran como lo amna·on i adoraron Jos primeros que lo oyet·on i Jo virron. ¿ Qué hombre, por grande que hnya sido, ha podido contat· con ser nmndo d~spurs de muerto? ¿Quién se snca·ifiC'a hoi po1' Napoleon el grande, poa· nuestro grrm Bo­lívar? Cristo solo es hoi lo qur fué desde el prin­cipio: el consuelo dP. la humanidac1, el gran bien- 1 he(·hor, el árbitro de los puelJios~ Dios. Sí, Cristo es Dios. P01 e o doct1inn santa. no puede transg¡·edil'- sa, 110 puede insultarse sin que lluevan desgracias soba·e la sociedad que tal impiedad hace o consien­te. El Cristianismo es santo. misma al traves de las jeneraciones. Las leyes de Jos homba·es, limitlldos como somos, alcanzan de­masiado cuando viven la ''idn de tres jenerncione~, i el DPc.ilago sirve de base buce muchos siglos, a Solo la moral de esa Relijion ¡1uede hace1• que las lf•jisladonrs de los pueblos. ¿ Habrn quién se los hombres se mnen como hermanos ; solo esn atreva n 1wgnr el oríjen divino de este Código que morlll pnede hacer la felicidad de los pueblos; solo ningun hombre habría podido ident·? ella puede darles verdadera libertad. PMa que un- hombre hubiei·a podido idear esa La libertad que no está de acuerdo con esa doc-preciosn lci que en solo diez nrtículos cortísimos, tl'inn santa, no es sino tirunfa, i tia·anía tanto mas estabiHe todos los dereehos j todos los debea·es de odiosa cuanto es mns hipócrita. O id la ; lo que dice la humanidad toda, Sfria preciso que ese hombre por boca de su~ a9eptos es mui hermoso: « La hubiern tenido una imajit.ncion divina, qnc no lm- « doctrina de Cl'isto C"'3 civilizadot·a, es preciso oh­hiera sido hombl'e sino Dios~ porque solo no Dios ce sea·varla pero destruyendo _lo que hai en ella de puede dit't;H' una lei así que sirve· ha senido pa1·a ce sobreuaturnl. Cristo no necesita ser Dios para todos Jos put>blos, en todos los tiempos. Los pue- << set· un ~n·nnde homba·e. Su doctl'ina ha salvado blos que se lum sepaa·ado algo de esa lei,han caido « al mundo, pero no es mas que la doctrina de un en la mnlrl espnnto~a nbyeccion, en la esclavitud « hombre de talento. Nosotros somos ''ea·dailea·os mas ignomiuiosa, en la coa·a·upcion, i se han con- ce cl'istianos, pero 110 queremns mas Dios que el vertido en cadáveres. Luego ha habido revelacion, ce pu blo ; por la libertad i felicidad del puehlo luego Dios se ha herho oí1· de los hombres, luego « trabajnmossi pam conseguir hncerlo libre i feliz~ nurstrn Relition tiene una base divina, luego en «queremos quitarle las preocupaciones que Jo en­la Relijion 'erdadera. ce tontecen ; queremos persuadir! o de que no hai 1 A donde quier> Hé aquí el código sagrado de esa filosofía mate­rialista que se bautiza pomposámente con el titulo de J5oG~IA LIBEúAL. Compárese con los preceptos del Decálogo, i se verá todo lo monstruoso que ,enciet·ra ; penet1·ese un poco en esta doctl'ina i se descubrirá el paganismo con todo su bon·at·. Pam obtenet· su fin, sigue ciertas inst,·ucciones 1 que no Vat'ian. Mazzini escl'ibia a Beltmmi en 1847. « Pón la segui· en í) raíz, coJTompieado a « la s masas; si algunos bl'ibones del pueblo están l . > A estos gritos desaforados siguió uua gue¡·¡·a Cl'Uel, sangt·ienta. La Italia, el Austl'ia, Hungda 11 i hasta algunos cantones Sui-zos se debatian como un epiléptico, i los corifooS> de esas revolueiooes, al sentir la ola de sangt·e que les cubl'ia los piés, al v~ • las poblaciones ir il\da ,nl off· los lamcn- 1 tos de las viudas i de los huét·fanos i los nyes de fos heridos, gritaban frenéticos de entusiasmo: , ¡viva la libertacl1 Esta es en efecto la libc1·tad que pt·omete el libe­ralismo a los p-ueblos. ¿ Cómo se engaña a estos hnsta hacedos al'l'o.i_<·usa así en una borl'ible senda, hasta convertidos en mónstruos mas fel'oces que las fiet·as? Repl'esentando de nuevo el drama del Paraíso; la sot·piente engañndo1·a está en las so­ciedades secretas. Ellas lo comprenden, i ob1·ando en su nombt·e, la han tomado po1· emblema, con cuyo motivo dice un autor contemporáneo. ce Imposible era que las sociedades secretas (( adoptat·an un emblema mas adecuado que este. «La serpiente se m·t·astra callada entl'e las yet·bns, «se acet·ca i se enrosca sin haee¡· el menor t·ufdo << en lo mas íntimo i oscm·o de las ruinas de los « mut·os, dentt·o de las hendidmas de las rocas i « de los agujeros de la tierm ; permanece entre > En efecto, de esas sociedades salen emisarios que, de palabra i \)O\' escl'ito, i usanuo una fraseo­lojía especial, procuran engañar a los pueblos para lanzal'los en la vía infemal del paganismo. Roma i toda la Italia lo vi"t'on así en los afws ele 1846 a 1849, i hoi nosotros mismos lo estamos esperi­mentando. Allá, emisarios pagados iban a los cafés, a los tE'atros, n las tertulias, i en todns pal'h's pt·omovian mnrwsamC:'nte la conversacion que deseaban, para dejar caer ciertas pali\bt·as que co­rt• iendo de boca en boca,iban esasperando los áni­mos i disponiéndolos para la revuelta. El Minis­tro del Papa, Conde Rossi, aunque no et•a ecle­siástico. ca1·gaba <>on la odiosidad de los discípulos de Weishaupt porque no los d~jaba obrar con rn· tcm libertad, i resolvieron asPI"inal'lo. l-os asesi­nos fueron ensayados sobre cudávPres para que no necesitm'nn mas que un golpe i pudil'rnn darlo en medio de la mnyo1· concUtTencia; i en efecto, el 15 d e noviembre de 1848, el Conde Rossi fué muerto de una puñnlnda, al it· a abril' lns sesiones de la Camat·a Lejislativa leyPndn el discUJ'So de1 Papa. Los p riódiros libeJ·afes, habían dejado com­prender que al g o iba n lHlcedet·, die\endo dvs c1ias ántes uno que llarnaban D. Pirlone que del sepul­cro del 1\linistro a la cuna de la República no ba­bia mns que un paso. Verificado ese asesinato, i aprovechando el te­l't'ot · pOI' él pro, i asf, Jo tuvieron preso hasta quP, de acue\·do con algunos miembros del Cnet·po dipln~ mático. se fugó disfmzado de clérigo, i fué a refu· jiarse a Gactn. No podemos rasisth· a ltl tentacíon de nde:'i1• aquí un hecho de nquellos que e< El Tiempo>> \lama casualidades natwales, i que para nosotros son manifestaciones de l:l Di\'ina ProvidPncia. Apesat· de los esfuerzos del Cuerpo diplomático i del unico Cardenal que habia quedado en Romo, pues todo& hnbiiln tenido que huil· bajo diversos disfraces, el Papa no quería dejar el Quidnnl aun­que sabia que para l'l di a 27 esta bn dispuesto otro tumulto con el fin de obligarlo a ¡·enuncim· el Po­der temporal, o darle muerte si a ello se negaba. Cl'eia que su pt'C5cncia en Roma era siemp1·e un freno que contendría los esresos cont1'a su pueblo ; pero de repente recibió un pliego del Obispo de Va· lencia, en que este Prelado le dt>cia: ce Os envío el ce copon que er Sumo Pontífice Pfo VH llevó pen­<< diente al cuello ron el Santísimo Snct'ám('nto, ce cuando fué ancbntndo de Homa. A vuestra San­ « tidad debe ser mui grat:t aquella met'noria, i ce puede usnt• ese mismo copon para su consuelo en • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. · ---' - -- -~- - - EL CATOLICO. 323 Tal coincidencia decidió a Pío IX. Entró en la capilla, oró, tomó la hostia sagrnda, la suspendió a ~u cuello i volvió a decil· al Ministro de Baviera que marcharía. Marchó en efcc.:to, i apesa1· de la activa vijilancia de los mnzzi ni anos, no ~e advirtió su fuga hasta que estuvo fuen\ de su alcance. M1éntras la p<'quena ciuclad de Gaeta s e conver­tia en la residencm de una Corte espléndida,mién­tl ·as allí ll{'gaban los Representantes de todas las Nacione~ et·istiauas que iban a cumplimentar al suceso¡· de Pedro por su marnvillosa libertad, el héroe l'epul>licano se tmsladaba al Palacio pontifi­cio, se alojaba en los mas suntuosos departam entos de él, se daba una numm·osa guardia,i proclamaba la Hepública. • Con el'tt·uendoso [lparato militat· se fija1·on en las esquinas de la ciudad etet•na, l:ls listas de can­didatos para la Asamblea Constituyente. La e!ec­cion se hizo po1· los jornaleros a quienes se llevaba pot· la fuet·za a que deposital'an en las urnas el voto que les daban esct·ito, i miéntras tanto se die· taronlos decretos de« tuicion >) i << desamortizacion de bienes de manos muertas.» Los palacios de los Car·denales fueron saqueadost los conventos, mo­nasterios i establecimientos de beneficencia i cat·i­d( ld, despojados de sus propiedades; el Clero fué obligado a jurar sumision a la República, i se en­tabló la IUL·ha eontt·a el Po> decía que se estaba sacrificando por la eruto· nontia del pueblo que llot·aba de botTOI', La República romana duró algunos meses, i en este tiempo se pt·ocuró acostumbrar al pueblo a oí1· ltlasfemar de Dios i de su Cristo, tnaldecit· al Papa, d(>spt·eciar al Clet•o i t•eit· d.e las cosas santas. Roma estaba siempre conmovidrt, no se oían en ella sino gritos de muerte, df'sapareció la segul'i· daú para las personas i para las pt·opíedades,desa­pureció el dinero circulante, se iuuudó el país de papel moneda i se convirtió La ''ida en un verda .. det·o infienw. Pero los co¡·azones de los fieles se alzahau sin cesaf' a Dios pidiendo misericordiJ, i Dios tuvo piedad de sus fieles. La República cayó con es· trnendo, el Papa vo\.vió a Homa, i el pueblo enlo­quecido de contento lo recibió en sus brazos. Los ciudadanos ''olvieron a tene~· segul'idaél, a dormir tranquilos; los templos volvieron a abrit·· se; las ceremonias del culto a practicnrse; los co­razones voiYieron n espaudirse; la caridad t·ena­ció. Cl'isto habia vtie\to, los pobres volvieron a encontrarlo, i la Yerdadera libertaü tendió sus alas divinas sobre la sociedad azotada. Roma estaba en l'Uinns, la mano liberal se des~ cuhriÜ por donde quiera; el progre-'io habia obrado como un ten<'moto, i era preciso rctrog1· allm·, es deeit·, reconstruir. Lo primero que el Papa procu· l'Ó reorganizllt' fué la a Asocinciou de San Jet•óni­mo de In Caridad.>) Queremos dat· de ella una idea a nuestros lectores para que se vea el cspía·itu ca­tólico en contraposícion con el espíl'itu liberal. Este quiere ab.olit' el crímen, el CatoHcismo procu­ra correjia· al criminal, i hé aquí los me.dios de que se vale. La :)Süciacion de que vamos a hablar, fué instituida en 1519 por J lllio de Métlicis que mas tarde fué P:•pa bajo el n\Jtnb•·e de Clemente VIJ, i tiene pot· objeto dife¡·entes obras de caridad. - C lmo fué en Roma donde primero se puso en planta el sbtema penitenciario, en uinguoa pat·te ha sido mejol' comprendido i mas sábiameute apli-cado. Las pl'isiones allí no son establecimientos en que el hombre sometido esclusivamente al im­pel'io de la fuerza bi'Utal, acabe po1· materializarse, nó; ellas &frecen al culpable todos los medios de readquirir el sentimiento de su dignidad, de con­cebí¡ · hon·ot· po1· el mal i valOl' para practicar el bien. cc Persundida, dice un célebre escritor, de < Los Sacerdotes mas respeta bies, ilustt·aclos i vit·tuosos se convierten en Jn¡; prisiones en ánjeles tutelm·es que de dia i de noche están consnlanclo e instl'U­yenclo, alentando i cura ndo a esas almas muchas ~· eces mas desgraciadas que culpábles. Todas las mañanas, despucs de la misa que oyen todos los reclusos, se les recuerda el p1·ecio inmenso del al­ma humana, el destino etemo a que está llamada, i la bondad inagotable del Sét• que ha quel'ido que lo llamemos nuestro Padre. Ademas de eso, las instrucciones particul:wes poco a poco di8ipan la iguonmcia madre comun del cl'imen, i hacen jet·· minar resoluciones saludables. Fuera de la constante instruccion relijíosa, da­da no solo pot· los Sacea·dotes sino por otros miembros de la asociacion, i de la fl'ecueucia de los sacramentos administrados con toda la conmo­vedora pompa del culto ca tólico, hai otros medios de correccion eficaces i provechosos. En cada departamento hai tallm·es en que traba­jan lo s reclusos en medio de un profundo silencio. Los niños estc1u separados de Jos jóvenes, estos de los ndultos etc. i como el local está dispuesto de modo ctue un solo celador basta pam vijilat· todo un tallet·, nlli apt·enden oficio los que ·no sabe!'l, i practican i se pe¡·fecciorian los que conocen alguno ; tle ma n era que el r ecluso, al salit• de l a prision, se halla con un caudal de conocimientos reHjiosos que no tenia, i moralizado po1· tat to, i con conocimien­tos en algun at'tC pot• medio del cual puede vivit• en lo sucesivo con hom·adez. ¿No valdrá esto mas que todos los soñados falansterios? Pet·o no es solo a (Sto que S(l'Jimita la e< Asocia­cion de San JerónimO.>) Ella socorre a todos los pobres vergonzantes de la ciudad , i a fin de no las­timar la susceptibilidad de las familias., disti·iJ>uye sus socorros los domingos mul. de mañana en el oratorio del Santo. Dota a cierto número de niilas pobt·es para que puedan establecerse.-Contl'ibu­ye a la mantencion del monasterio de las Coverti· das.-l\Iantiene catorce Sacet·dotes para que rtsis­tan a los enfermos pobres.-Pn ga un abog ado para que defienda las caus'ls de la s viudas i de los huét'fanos, i cuando esos litigantes pob1·es van a Roma a activQr sus asuntos, la Asociacj<>n los ali· menta -·i paga si e mpt·e los gastos del pleito.-Dá pan a los prisioneros.-Suministra los medicamen- 1 tos que ellos necesitan i paga el médico, el cil·uja­no i el bad)et·o que los sil·ven.-Intercede po1·ellos cerca de 1os jueces, i paga los costos de su esear­celacion .-En fin, pa,ga at abogado enca¡·gado de defenderlos. Por estos hechos se vé que, aun humanarnente hablando, pt·oduee mas bienes reales el credo ca­tólico que el liberal, pot·que el credo católico está de acuerdo con Jos diez mandamientos de Dios que se refunden todos en la cnl'idad. ¡ Pobre el pueblo, si engaüado por huecas palabras i por la inclina­don a los deleites, se deja al fin aa·t·ancat• su fé 1 El día que ella desaparezca de entre nosotros, de- 1 sapat·ecedt tambien la sociedad. ~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 -li ,1 ~ ¡ 1 1 1 . 1 1 1 1 ·¡ 1 1 1 324 EL CATOLICO. LECCIONES DE URBANIDAD PARA EL USO DE LAS SEÑORITAS • POR ALEJO POSSE MARTINEZ. ~~~~~~~ ~~"'~~~'" 111. DEBERES PARA. CON LA PATRIA. • A nuestra patl'ia todo Jo debemos, Hogat·, educacion, amigos, goces, 1 cuanto hai de sublime lo encontramos Unido siempt·e a tan querido nomb1·~. La fastuosa ciudad, la ancha llnnura, Los -empinados cen·os i Jos montes, Los cl'istalinos, caudalosos rios I el límite que traza el horizonte; Todo entusiasma al coa·azon ardiente, Todo lo llena de apacibles goces Cuando léjos ¡ ai Dios ! del patrio suelo Recuerda con place•·, de sus mayot·es Ln dichosa mansion donde corrieron Escentos de furiosos aquilones Felices ¡ ai ! los nños de su infancia. Del tiemo hogar Jos plácidos salones Recuerda con placer; de los jardines I .. as dulces ft·utas, pe•·fumadas flm·es, Delante están de su memoria siempre; Siempt·e en su corazon sona¡·¿l el nomba·e De los que ilustmn de su patl'ia el suelo ; De aquellos fuertes, jenero os hombres Que consagran talentos i riquezas Valor, fortuna, educacion i goces A conquistat· a su querida patria Glm·ioso pot·vem¡·, dulces blasones, 1 estos afectos tiernos, jenerosos, PJntados con magnífieos colores Presentes estarán a nuestra vista 1 no cu!ll otros pasarán veloces. Este es de la mujer debet· sagrado, Pues es el gran debe1· que nos impone La lei de Dios que justiciero rije Los destinos de todas las naciones. Cumplárnoslo i darémos un ejemplo, Que apt·eciado set·á de grandes hombres, Del amot· que a la patria se le debe Amor que escede a todos los amores. IV. DEBERES PARA CON LOS SEMEJ'.A.NTES. De un amoroso Padre descendemos El rico, el pobre, el ignorante, el sábio, El que en Jecho de plumas· se do¡·mita, 1 el que cubt·~ su cuerpo con harapos. A todos ese Padre bondadoso De la nada sacó, con fuerte mano, 1 a ninguno en la ft·ente puso el sello Que lo hiciera de algotl·os vil esclavo. En la Cl'UZ se inmoló por redimirnos, Con su sangt·e lavó todo pecado, 1 al dech· que e1·a Pad1·ede Jos hombres, Dijo a Jos hombres: «todos sois hermanos.» Po1· eso corno hermanos deberemos , En dolores i penas alivia1·nos, Dando al hambriento el pan de nuestt·a mesa O nuestt·os lechos al caduco anciano. El huél'fano, la viuda, el inocente, De nosotros, reclaman el ampm·o, 1 al prestárselo solo cumpliremos Con un debe1· dulcísimo i sagrado. Es el deber de amar al semejante, De la vida po1· él da1· los encantos, De aliviar sus desdichas, sus dolores 1 de endulza¡· sus penas i su llanto. Amor del cual el mismo Dios ejemplo Nos dió al morir alzfldo en el Calvario, Po1· sus verdugos al Etemo Padre .Plegada amo1·osísima lanzando. Cumplamos, pues, con fer\'oroso anhelo El deber de acojea· nl desga·aciado, Si disfnata1· querem~s de las di,•has Junto ni trono del Dios tres vecrs Santo. Con amor olvidemos las injm·i11s Que de nuestros hennanos recibamos ; Devolviendo los bienes po1· los males De la glol'i:l etel'tlal dignos hagámonos. Los defectos njenos no miremos Sin correjh· los uu(•stros de antemano, J (' 1 premio conquistPmos prometido A 1 que alivia el dolo¡· de sus hermanos. v. DERERES PARA CONSIGO MIS1\10S. Los deheres g¡·anniosos que ten<-mos Para con Dios, los hombres i la pntria, ¿Cómo hemos de llenarlos dignamente Sin pens31' en nosott·os, en nuestra alma? ¿Sin procura•· a nuestl'os cuerpos fuea·zas, Sin deste•·•·ar del alma Ja !gool'MlCia ? Para ''ivh· entre los hombres, siempre Se necesita de apacible calma 1 las penas inmensas de la vida Con amable carácter endulznrlas. Cnidat· de la salud, de la existencia En medio los pesares i de~ga·acias, Porque siendo In vida un bien supremo El pensar nada mas en anancarla Con nuestras p1·opias manos, es un crímen Que pone en un abismo nuest1·as plantas, Educa¡· cuidadosas el espil·itu A1Tanca1· de su seno la ignorancia Es el pl'ime1· debet· que cumpliremos Al pisa¡• de este mundo la ancha piFtya, Que el ignorante encontrará doquiera Tan solo dUJ·as i espinos:1s zaa·zas ; Será su vida un pié\ago profundo De eternos sinsabores i desgracias. l la ciencia 1 magnífico tesot·o Donde consuelo encuentran nuestras almas Cuando ven en el cielo de su vida Las tenebt·osas nubes apiñadas; Cuando en •·edor de sí tan solo miran En todo el mundo ingt·atitud amaJ·ga. Los defectos ajenos tolet·emos, Si qum·emos gozar de tolerancia, Ni juzguemos las faltas de los ota·os Sin atende1· primero a nuestras faltas. I observando fielmente estos deberes Gozm·t>mos da Dios en la mot·ada, Que es en donde hai felici~ad completa, Doude no existen penas, ni desg•·acias; Donde ver·emos venturosas siempt·e Colmada nuestra fé, nuestra esperanza. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CATOLICO. 325 EL POLACO. A vattzad, e mpnñeros : nos llama Al rombate la •oz del clariu 1· Me han lwrido de muerte ••.. Dejad me, Vuestro bt·no hace falta en la lid. Avanznd denodados ! .Mi n.uerte Con torrentes de sangre vengad. No os vengueis .•. los perdono; a la carga Tocan ya las trompetas, volad 1 Es mui triste morit· ignorado, Sin podet· osteutm· mi valot·! Mas q•té imJlorta.la gloria mundana Si me agmu·d"' la glot·ia de Dios 'l Ah! mi madrr, mi esposa, mis hijos Quedarán en terriule orf,mdad l ... Rogaré desde el cielo pot· c:los, I a mi lado mui pronto estarán. A la carga, a la earga •·epite ·La tt·ompeta con ngt·io damot·; Ya en el campo enemigo flamea De Polonia el sagmdo penJon. Cien mil voces esclaman : Victoda 1 De mis ojos se apnga la luz ..•. Oh 1 cuán dulce es morit· por la patria l ... Colocad en mi tumba una Ct·uz. D. R. 1 CARO. Dos Obispos mártires ha tPnido hasta hoi la fé católica en rsta revolucion; uno ni estremo norte, ott·o al estt·emo sut· de la República: el llusti'Ísimo srñor Luis Niño, Obispo de Pamplonn, i el Ilustrí­simo seiíot· Elins Puyana, Obispo de Pasto. Al p•·ime•·o consagramos alguno5> recuea·dos en nues­tras rolumuns; para el segundo, nada mejor pode­mos hacea· que rep¡·oduei•· el rélsgo biognlfico que ha tt·azndo en el suelo que le sil·ve de asilo,la vigo­rosa mano d3l señot· Areesio Escovar. Hélo aquí : RECUERDO BIOGRAFICO UEL ILUSTRISIJ\10 SEÑOR DOCTOR J O S E E L I /';. S 1' U Y A N A Or.ISFO DE PASTO. El 20 de noviembre murió en la ciudad de Ambato el llu~trísimo señor doctor José lWas Puy;¡na Obispo de la diócesis de Pasto en l.a República de la Nueva Granada. Ausente de su dióee.s is po1· no someterse a las leyes impías diC'tadas por el anti-católico Gobierno neogranadino, el Ilustrrsimo señor Puyana ''ino al Ecuador a huscar un asilo para su fé relijiosa i para su cansada vejez, porque en Nueva Granada los Pas­tores ca_t?licos cnrecen de libertad reliJiosa, de liber­tad pohtrca, de derechos como ciudadanos, i del res· peto que se debe a los ministros de un culto santo. "E.I espíritu de impiedad del liberalismo neogranadino ha exajerado su desatentada intolerancia hasta colo­car a los Obispos católicos en la dura alternativa de ser apóstatas o perdet• sus hogat·es i su pat1·ia, porque los hberáles neogranadinos reneganrlo cle la fé cató­lica, negando la dtvinidad de Jesucristo i atacando la democracia cristiana, se llaman los sectarios del prn­greso filosófico, los libres pensadores i los discípulos de Voltaire. 1 este vértigo de impiedad aparece hoi en Nu.eya Gra~ada for_mulado ~n las leyes, predicado en la trrbuna, 1 defendtdo con atan por medio de la pren-1 ~a, propagando la esterilidad del egoismo utilitarista 1 las descousoladoras doctrinas de la incredulidad en uu pueblo enfermo de inmoralidad, atormenti.ldo por la anar9uía, esteuuado por las fatigas de una larga gu~rra 1 t>nveneoado por todas las tllalas pasiones qut> enJend_ran las luchas ft·atricidas. ¿Cuál puede ser el remedw para tanta desventura? Dios parece haberlo 1 ocultado a los ojos de los católicos granadinos de la jE>t~et·acion pl'ese.nte, condenados a uu doloroso marti­rio i a ver sucumbir en una lucha desastrosa unos tras otros a sus caudillos gueueros i a sus Pastores cristianos. nesignémonos a los inescrutables deeretos de la Provideuc.ia, i arrodillandonos sobre la modesta sepultura del Pastor cristiuno que ha muerto perse­guido, elevemos al r-ielo nuestro ruego, uniendo en uua misma oracion el nombre de la víctima i el de sus injt:stos perseguidores. Un proverbio indiano dice, que " el á:-bel del sándalo, en el momento en que es derribado inunda de fr.aganeia el hacha que lo hiere: de este modo el cr·istiano debe sufl'ir las adversidades de la suerte ; de este modo el inocente debe sucumbir delante de sus opresores.» ( l) El Ilustrísimo señor Puyana había llegado a la edad provecta, i en su hermosa i vene1·nble vejez era el tipo perfecto de un patrií.\rca cristiano. Su frente serena í espaciosa adornada por escasos cabellos blancos re• llt>Jaba la tranquilidad i la pureza de la conciencia del justo; su mirada apacible i luminosa a pesar de la anciantdad, dejaba traslueir un corazon for1uado para el amor divino i para la caridad; su voz dulce acom-pañada casi siempre de una sonrisa benévola, parecía dPstinada a sct· el bálsamo de los d(1lores del espíritu i a fortalecer los corazones en estos tiempos de tribu· lacion i de agonla; su alma acostumbrvda,con motivo del ejercicio de su ministerio sa~erdotal, al conocí­mienta de todas las dehilidades humnnas, i educada en las máximas del cristianismo., solo tenia senti-mientos de fraternidad para todos los hombres i de compasion i de perdon para los estraviados. Cuando se le hablaba de un criminal, jamns lo juzgaba con la opiniou del mundo sino con el espíritu del Evanjelio, repitiendo alguna de sus máximas o diciendo estas palabras de un célebre escritor: «el mundo no tiene para los cu:pahles mas que una induljencin infamante o tm implacable rigor. Dios solamente vé el arrepen­timiento, perdona, i purifit•a." - El Ilustt·lsimo señ Puyanase dedi<.'Ó desde su ju· ventud al ministerio del sacerdoclio i pasó su larga vi· da eu la santa labot· de la enseñnoza cristiana. Nació el20 dejulio de 1788 en Bucaramanga; estudió fifo­. sofia en Bogotá en el Colejio del Rosat·io i c·auones en el Seminario de San Bartolomé. En 1811 reeibió las sagradas órdenes sacerdotales en Venezue a en la ciu­dad de l\1érida. Cura de almas desde la época de la guerra de la independencia, sus virtudes, su caridad i todos los bufuos sentimientos de su alma sobre­pUJaron, en los lngnres que estaban n su cuidado, a todos los dolores i a la desolacion de aquella época borrascosa en que solo la gloria del triJJnfo fué supe­rior a los desastres i a los sacrificiOs. Como todas las almas profundamente relijiosas, a quienes en medio de los padeeimientos de la tierra eleva i engrandece esa hija divina de la .Fé que se llama Esperauza, el campo en s.a catóiica en Nuc va Granada, el Iustrísimo señot· Puyaua pasó muchos años de su vida en las aldeas de las montañas, a la sombra de la pequeña torre de una hu111ilde iglesia, sin mas ambiciou que In de formar el sentido moral del pueblo, grabaudo eo los sencillos corazones de los aldeanos las máxifll,IS del cristinnismo. Su vida allí fué In de esos pobres, humildes e infatigables obreros del Catolicismo que identificándose con las clases pt·o­letarias son sus maestros, sus consejeros i sus bien­hechores. Allí es donde el Sacerdote va, dia pot· dia i hora por hora, poniendo los cimi~ntos del firme i hermoso edificio de la sociedad cristiana, i formando con los lazos de la moralidnd, de la caridad i del tra­bajo, esa robusta i durable orgauizncion s!lcial que constituye In gloria del cristinnismo i la fuerza de las Naciones. El participa de las alegrías i de las cspc- ( 1 ) F. T. Saint.-Germain. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 326 ED CATOLICO. 1 ranzas del pueblo i adorna ron Oores sus inocentes , , i mlsticas festividades; él bendiee la fonnacion de la f¿unilia, la reanima en sus días de eansaneio i la so- 1 corre en todas sus nect>sidadt>s; él dirije i acomJ>alia los 1 ritos fúnebres, í sob1·e la SP¡>ultu1·a de eada pebre al~ deauo pone la tosca cruz de madera bajo cuya sombra debe descansar de la \'ida; él pt·t>sidc las oraciones del pueblo _i pide al cielo los tesoros de su gnu;ia para sus almas, la paz para la madre eomun--ra lglesiu, i el ór- , deu, la pro~peridad i la gloria para la patria. Bend1ta Jaboa· que,así eomo la siu11ente que se sepulta en la tie­rra aparece despues trasformada en mieses eH su super­ficie, cubriéndola con su sombra i embelleciéudola con sus Oor-~s i us fruto., n ·í el trnbajo del Sacerdote 1 católico apnrece mas tard e en la s up t.: rfit~i e de la so· ciedad, ado : n :mdola con las flores i los frutos de la civilizacion i del progreso: i rsas Oot·es del progreso i esos frutos de la civilizadon cristiana. son lo mora­lidad que inspira amor al trabajo i lo hace fecundo; Jo:, capitalrs qu~ se forman; los caminos que &e abren; las selvas seculares que ceden su lugat· a las mieses· las chozas miserables que se trasforman en hermosa~ casas; las aldeas que se convierten en villas i est..ts en .. floreci~ntes c_iudades; los monumentos que se er•Jen; la mdustna que se de arrolla en pl'Oporciones ji15antescas i sobre todo esto la eultura intelectual que a l.i mar:1era de uua galana i florida emedader·a se es: tiende por todas las clases del pueblo como 'la mas bella corona de una sociedad r.ivilizada. ¡ Glot·ia al Sacerdote cl'istiano pot• esta ob1 ·a inmortal ! 1 esta fué pot· mucho tiempo la labor del llustrísimo señor Pú· yuna, en Anolaima, en Samacil, en Nuevo Pl'ado i pa·i11cipalmente en Florida Blanca, en donde fué Cura de almas quince años i c·omo reeuerdos de su laborio­sidad i de su celo apo~tólico, construyó cn5as para es­cuelas, edificó la iglesia i la caree! e hizo el cemen­terio. . El glorioso f!lOvimicnto político .de la independen­caa de Colomb1a, en el cual <:omo fervoroso partidario se alistó e1llustrl ittlo seilOr t.t ti, lo 11 ·ó al Con­greso de 1813 como repr.esentnute de uno .:ie los l!: sta- 1 dos Federales del Norte ; i mas tarde t'Ll 1821, en el Gongrt!SO Constituyente de Cúcuta,ocupó tamhien una curul. Defensor de la democra<;ia ('.ristinnn i del sis· tema re¡•ublic.1no, eomo 1<, emanacion mas hella i mas pw·a de los principios relijiosos, (·ontribuyó a In for­macion de- las institucioues de la gran Repuhlica de Colombia ; pero ni eutóuces ni mas tarde euando en 1839 estuvo de Senador eu el Congreso de Nueva Gra­nada, a_yudó con su p;\lal.Jra ni con sus heehos a la exaltaciou de las pasionPs i u la exacerbacion de los ód10s · ql1e ya comeuzaban a deslizarse po1· las venas de la dJmoeracia colofnb;ana, como el veneno corro­sivo que {)ebia hacer estél'iles tod os los· sacnficios del pa_triot1SiliO i gangrenar el cuerpo t>ntero de la 1\epú­bll<' a. Su espll'itu vt>in principalmente las institucio­nes pollticas en relat·ion con los iutereses morales de Jos pueblos, pues como partidano de In democl'acia cristlUIW defendia ante todo las verdadl's morales que elevan lns aspiraciones del hom bre mas alta de los pret·arios i.ntaeses tle esta v1tla i de los estrehos hori­zontes de este mundo. "Todas las teorías que t1e11· den a dt>tenm' a la humanidad en los lími es de su existenCia terrenal i a seiiulürle el mundo por últ1mo tértnlllO de sus de. tinos, h:wienuo :lbstraceion de su relacwn con Dios, son, sin duda alguna, anti·lll.>erales i ant1-frrle inevitnble que rompe en la ti ·rra 1odos los lazos, i ningun~ cosa tiene unn ex1stt->neia real ,in la idea tle otra vida en la cual todo lo que es "t'Prdéld de­he subsist1r sin acabnt· jalllas. La fl·atel'llidad huma­na privaua de su relaciou con la vida eterna, pierde su carácter de universalidad, í no puede imped1r que el ...... ...,.. --~...__,....__, .... .r-J..._,..~~~--.....r...r ¡~ 1 hombrP mireeon indiferencin n In humanidad, porque entónees el vínculo fraternal se halla reciucido a la corta duraeion de la vi<.ln,i el jénero humano 110 puede 1 Sf'r a los ojos del hombre :sino unn confusa muchedum­lm• que la N A DA devora sin e esa J'. A de mas, las teo­rías que tienen por punto de partida i p0r unÍl'O ün la tierra, no solarnente humillau a la hunwnid· d prirán­doln de sus destinos eiPrnos, sino que la C'{. ncentrnn en sus pasiones i In obligun a husenr en ellns un mez­quino medio de place¡· i un instrun1c·nto inefi<'DZ pa•·a el órden i la armrníil sot:in~ailurla.'' (2) Estas ideas pro(undamt-nle cristwuas t>H a b;1n impresns de ww llHlllt't'a indelf'ble en rl alnw del llu:t1 ísimo señor Puyaua, í las drfendisen el eamino del destiel'i'o, ni lnnzar un jemido para deeirlPs ndios. ~1 campo de la fllSt>ñanza <'ristian& del Ilustrísimo señor Puynna no fué solamente el ejercieio cuotidia~ no, constante r infatigable de sus debrres como sacer­dote i como Prelado~ hubo, iJdemas, un puesto en que, dedic·f111dose ruas espee:almente a e. te trnhajo, pre. tó importnuf('S sen:ieios n su pntria. Fué en dis­tllltas époeas Hector i cateurnti(·o <1 1~ lo3 co\Pjios de Ji­ron i de Pamplona, i en esos destinos consugró todos sus csfuertos a formnr en ('arla uiño una conciencia recta, una alma elf'vtu.la i virtuosa i un eorazon de cristis los vusos de la inorencia dis­puestos a recibir el bhlsamo de la moral. Con tanto afan i con tauta constancia procuraua preparar a eada dis<'ipulo para ser el hombre perfel'tO, segun Jesuc¡·is­to, eomo si dt> la virtud i dt>l patriotismo de cada uno de aquellos niño. hubiera dept'ndido la felicidad de la N:w1on entera . 1 tenin t'azon : él subin cuanto puede influir en la suerte de un puehlo uua sola idea que se g1·ahe en el de1i<'ado eorazon de un niño. Por el afan cou qu, e 1 a JU 1 t it' mpo se dedicaba a inculcar en la juventud el espíl'itu cnstiano, pare<'c que hubiera pre­sPutido la tt>rrible lueha i los eneal'nizados atatiUE'S que los prlllClpios relij1osos dt'l Catolici mo debiau en el porvet.ir sufri1· en Nueva G1·anada. Ah! si todos lo, maestros hubieron eomprenJtdo sus debere. <'On~o el Ilustrísimo seílor Puyann, la impiedad no habrra (2) Mdme Chali('. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~ EL CATOLICO. 327 1 11 1 pervertidú la bella . into.lijrnria de una gr;¡~.pnrte de la juYentucl grunad1na, 1 los padres de l1~es l~:~heis de en­tregar el alma inocente de vuestros hijos. Esos maes­tros euando no los nombr:1 el f:1-.:or, la amis.t:1d o la intrigu, lo. nombra In sufie·iencia: el que parece que sabe ·mas historia, mas química, mas leyes o mas me­dirina, ese puede tambien ser eJejido. El maestro de vuestros hqos puede ser o a migo del ministro, o hermano de.alp:uu elector inrlueute, o un orndor temi­ble o un periodista inran;able, o un sñhio. De esto es· tais seguros ; pho ¿ dóllcle CIH'Ontr·nreis los títulos que os aseguren la reetltud de sus sentimientos, la ver­dad de sus ronvi<·<•iones, la piednd de su razon ; en unn palabr'a su rt>lijion, su nJOréll, su virtud? Ln JH'r· versiou que dt•sciende de Jos labios de los maestros, las sombras i kls e rrvres que se enseñan en rez de la ve¡·­dad i de la luz, son mil veces peores que la sangre vi­(: ia<.la que el niño rt'eibe del ~wcho de una nodriza en­ferma. Un uJio enft•J·mo inspir:\ <:ompasion; pero un ni1io impíó inspita horror" (3) 1\luclws ''eces,repitíen­do estns palabras. hemos pensado l'Oll Intima amnrgura 1 en la part estraviada de !a hermosa e ilustrada ju- 1 ventud de nuest1·a querida patr1a. Sí; en el retiro de ww vida estudiosa 1 sin mnbicion, pensamos eon fre­CU(' H •ia eu el por\'enir de la Nueva Gran¡¡ da. Amamos los gloriosos reeuerdos de su histo:-ia, la men,oriil de sus héroes, sus Cilmpos hermosos i fecundos i sus ciu­dades modPstas escondidns entre las quiebras i los ele~ va·dos valles de lns montai1ns andinas; admiramos el denuedo de su pueblo, su rnract('r espansivo i simpá­tico. u intelijPneia vigMosa i éll'<.líente, i dPploramos con tristezn que ese v'rtlor hcróieo, esa inteli,tencia, totl.1s las riquezas que en(~ ; t'l'rn ese uelh i todos los n blt>s i t•lenHJos se1.timieutos de ese pueblo, se em­pleen irHJtilm nte en aóOJ'at' en·Mes, en corJ·er tras sombras, en uuscnr In \'<:rdad en las negncio.1rs i en la incredulidad,i en pretender consoliclnr ahsur~. as imti­tlH'IOIH:' S polítirns i formar uua tivilizacion cou i as estériles e iufecU11das. E[ Ilustrisirno seilor Puyana estuvo trece años de Dean en la CatPclral de Pamplona, i fué allí durante algun tiempo Vieario jenrral i Gobernador del Obis­pnclo. r~l Congreso de t ueva Granada, rt>prt>sentando b \'Oiuntad i la g1·atitud dt>l pueblo, lo el1jió eu 1848 Ol.>i:-;po ausiliar al ele f>opnyan con resid€ncia en Pasto. Desempeñando este destino con el C'elo ct·istiano que siempre lo animaba, hizo In vi itn de todos los lugares que estaban n su ca1·go. para atender a todas las uere­sidadt> s espiritunl('s i obscrvar perso11nlmNe el estado moral del Clero i del pueblo. Era, en verdad.digno de admit·ar·se el cuad!'o que l)resentaba nquel pobre i modesto ancinno que,abrumado de cansr~ucio i espues­to en medio de las selvas n toda clase <.le intemperies, recorría lüs empinadas montilñas i los bosques secula­res de las provincias de Pasto, TúquetTes i Bat·bnroas, sin otro anhelo que hacer el bien de sus semejantes. Estos actos de virtud i de herói<·a abnegaeion solo puede iusp_irarlos la divina dortl'ina del r1·istianisn~o. La fé ean. (JUe Jrsucri~to prometió que se podian remo­ver los montes, trasforma en héroes maravillos{JS a los ancianos i a los uíños. Su Santidad Pio IX preconizó Obispo sufraganeo al Ilustdsimo sei1or Puyana, i en 1860 tomó posesiou de su nue\'3 diócesis Psto deura acabar su vidu, como sacen.lote virtuoso, i como Prelado liel, siendo arrojado a un pals estranjero por el triunfo funesto de una revolucion que ha l'Oto todos los lazos sociales i ha desquicíado el órdeu polítJco, mot·aJ i reliJioso en Nueva Granada. La P•'ovideneia permitió que la causa del bien su­cumbiera, i en el dra solemne de la lucha muchos de los que por deber i hasta por g¡•atitua debieran lv1herla defendido, se convirtieron eu sus enemigos i fueron traidores. · (3) José Selgas. Contra los drcretos que el .Tef~ ele la H>rolurion 1 vetH·<'dora dietó en t861, n:To¡niudo.e (•1 < etrrho de tuil'ion sobre el eulto cc.~tóli<'o i t.lespojando de sus fH'Cipicclades a las iglrsins, a lns COIIIUnidades reli~ j iosas, a fos hospitales etc, protestó el J 7 de se­ti<> m!Jre cou todo el Clero .de su diócesis f)l Ilus- 1 trísimo señor P:lyítna; i mas tarde en 11)62 aban­donó la patri3 cunndo la rcvolucion consumó su triunfo. Los hechos que en estns pocos llnens hemos men­cionado fueron los principales de la vida lahoriosa del Ilustrísimo seño1· Puyann. Vivió st>tenta i Fe~s ailos i tliez nwses amando a Dios i practieando el hien, i murió té,¡os de ::;u patria porque defendió en ella los !;agrados derechos del Catolidsn;o coutrn In iner('duli­uud relijiosa i la tiranla pulltita. gstas palabrns Wll una de las mas bellas Oores que pueden adornar la tumba dP. un ministro del Cristianismo. A 1 respl."table Cle1 o de su diócPsis i a su heróico put'b!o que en estos dias de perseeucion i de prueba han quPdado sin Pastor, nosotros les dirijimos estas palabrns de Emilio Souvestre: A los que vacilan porque ven al bien momentaneílmente veucido, i se entristecen porque la \'erdad es ultrajada,les reeordamos el drama del CnlvArio i les drcimos: tfo ¡Jfrmitais que en vues~ tras almas el hecho se sobrPponga a la idea: no le gri­teis :-~ e t:l lo tJUe el mal lad1·on 3 Cri:sto : Tú muel·es en una cruz, luego Tú no eres el hijo de Dios. Antes bien con la fé de un~ s~gur~ re urreccion _r_epetid : verdttd ! cuando resuctte1s acordaos de mí. Quito, diciembre 6 de 1864-ARCESIO ESCOBAR. UN TRIUNFO MAS. Despues de haber resistido por dos ocasiones, ante !a nutoridnd políticfl, la pt·estacion del jura­mento ordenado por la lei de 23 de nbt·il de 1863 sobre policín de <'Uitos, fascinado por el ejemplo: atet·t·ado p(W la situac~(}n políticn, violentndo por mis circunstaneias, i estraviada mi intelijrneia ma$ bien que mi <'Ol'Mw·n ; juré de conformidad con aquella lei, i fi1·mé el lleta respetiva. .Exijienclo ese acto obedit>ncia abroh.1ta al Go­biPrnn, quedó él\':lsnllada la potestad divina por la lei humana ; tanto mas cuanto que et·a pt·es­erito como concliciou indispensable para el ejet·ci­cio del divino ministerio. Ordenado el juramento en una lei cuyo título era alt{\mentc injurioso n la Reli,jion, i en circuns­tancias en que la Igl ·>sia granadina llorosa, des­grrñnda i cubit>rta de luto, suspiraba pot· sus mas queridos hijos, que e1·an at'J':lncactos de su seno ; poi' sus apaciJJies nsilos, en q 1e cultiYaba l:1s '' it·~ tudes austeras, los cuales ('J'an profanndos • pot• sus rentas i bíime:, que dPbJ:ln rt'pMtít·se 'entt·e los mismo· qut~ la flLOfl'teabau 1 esrnl'neeian ; ¡en fin, po1· su indepe11dencia contra la cual se nsésta­ban tantos tíros ; el sometimiento al Gobierno era le\ cornplicidad rn los atentados que desgarra­ban el seno de nuest1·a ()morosa mnd1 e, i la in\'o­racion del nomb,·e tle Dios pat·a solernnizat· ese ucto ; la m:)S sntedw es el C(11ltro de la unidad, es la fusion de todos los sen­timientos i de todas las ideas, porque el rebélño del Seilol' es uno i uno es su Pas~ot·; i como qui-e-ra que la Yt'l'dad es siempre la misma, i las ense­iwnzas rDtólieas son la \'erdad, todo el sistema t·e- . lijioso.moral i dogmático dPs ansa sobre el prin- ~ cipi'O de la m:idnd Sepnrnt·se de ella es apartarse de 1 a t·egln ctel espíl'itu i del comzon. RonHI es un foco de pudsim~_ luz que itTadia pet·petuamente ---- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 328 EL CATOLICO. pnt·a disipm· las tinirblas de In humanidad : así 1 ella combatió el sen~ualismo pngnno, el brut-Al furo•· de los Empet·ndores, la proter\'n n~tucia de los herejes, la bat·bn1·ie de l0s hunos i sue\'os, los desórdenes de los reformistas~ lns etravngantes tcorfns e inmorales burlas de los volterianos, i po1· eso a la voz del Pontífice, se ah.1Len lns inte­lij ncins mas elevadas· corno In del ilustre Arzobi::;;po de Cambt·ai; i el rayo del Vaticano hiere la orgullo· sa cabeza de los Reyes. Libre enteramente el espíritu humano i nbando­nadn a sus propios esfnerzos, es víc·tima d13 lns · ¡· ilusionE's del cornzon, de lns fnlnces insinuaciones de b soberbia, i de los movimirutos tumultuados de todas las nasiones; miéntrns que sirviéndole de guía el divino faro que percnuemrnte élrde ~ sobre la roca de Roma, atraviesa tt·anquilo el ma1· de las contradicciones humanas, sin que , ·aya a perdet'SP. rn los insondables nbismos del 1 nbsul'()o en donde se han precipitado tantas intcli­jendas .... La degrndarion del alto poder de que po1· institucion divina he s1do investido, la compli-cidad en Jos hechos atentatorios contra el ót·den relijioso, i el desobedecimiento po1· algun tiempo ' a las prescripciones del Padre Snnto, hé aquí todo lo que envuelve mi juramento i mi conducta poste•·iot•. Purs bien, para reparar el escándalo causndo, para satisfacer los intereses de mi cvncienda, pa1·a tocar a las puet·tas de la misericordia i ,·otve1· de nuevo al apacible seno del cual in­cautnmente me hnbia sepnt·ado ; pt·otesto ante las autoridades de mi patria, i ante todo el orbe católico, rontm el arta de mi juramento i contra mi desobediencia a las instrucciones del sucesm· de Pedro. No quiero insinunr la desobediencia al Gobie1·no, porque el obedecel'le es un precepto relijioso, niego empero, la omnipotrncia del podet· civil, que debe estar somrtido a Dios de quien todo dimana ; i afit·mo la independencia i sagrados de1·echos de la Iglesia, que está investida de toda la potestad que en los cielos i en la tierra recibió sn - divino fundndor. La Cruz, 15 de noviembre de 1864-J. DoMIN­' 1 GO ÜRDÓÑEZ. -En cartas de 'Roma que tenemos a In vista i cuyas fechas alcanzan al 20 de nbriLúltimo, se dá noticia de una funcion relijiosn qu<> tuvo lugnt· en una de las iglesias de la metrópoli del mundo cris­tia no, romo desagra' io al Santísimo Sact·amento po1· las blasfemins ve1·tidas pot· Renan. Ln concu­rrencia pasó de 3,000 personas, i cuando el pl'edi­cado¡ · las escitó a dar constantemrnte pt·urbns de amor a Dios i de firmeza en su fé, todos, como por un convenio anticipado, empezaron a cantar el Credo, p1·oduciendo una armonía de un efecto . 1 l sorprendente i conmovedo¡·. Las mismas cartas refieren que en otra luncion relijiosa n que ronru1·rió en persona el Santo Pn- 1 dre, el pueblo romano que los liberales quict·en ha­. cet· creer que lo aborrece, derramó sobre él tal Jiu~ via rle flores, desde su salida del Vaticano hn ta 1 que llegó a In Iglesia, que no lo dejaban ·er i fot·­maban una alfombra en su camino; siendo de fld­\ vet·tir que en aquella estacion, las flores son mui cat·ns en Romn, lo que p1·uebn que el plleblo enttt­SÍíiSta por su Padre, como le llélma, no ahvrra gas­tos para obsequiarlo cunndo puE>de. atllllll!l !P a m(/)~~ IMPOSTURA. Cada din engalana el pat·tido ¡·ojo (a) su historia con una p::íjina mas de infamia. No satisfecho con el I'Obo de In propiedad, ba pnsado fll del honot· i desciende hnsta tomat· el nomb1·e de unos para <':t­lumnint · e in_luria1· a ott·os. Aye1· se han dis­tribuido i fijado hojas b.•jo mi nombre pn1·a zahe­t ·il· al Catolicismo pot· tlll heeho aislado E' im­premrditudo, ocurrido e11tre los señores M. l\1. t\i adiedo i LtJonardo Manri<¡tw, i pat·a cnlun1niar,. desfigunmdo el hec•ho, d<'l cual aunque no tengo conocimiento rn sus pormrnores, si se uue es entet·arnente dhet·so a lo relaciOJwdo pm· lo's im­postores autores de la hojn. Tengo p1·ofunda es­timncion por los st'iior~s Nlanriq\le i Mndi~do, no obstrmte que al primero no he tenido el hono1· de trntal'lo; lamento el incidente desgrllcindo dt'l 1 o, des<>o vivamente la ronciliat'ion entre las dos fami­l! as i rrchélzo enérjicnmente los sarrasmos al Ca­tolicismo, aj<'nos absolutnmeute dt> lójicn,i emplf'a· dos con vileza pot· los que p:trapt>t:1ndose t:obrtrde­rnente con mi nombre héln «lmsado de la garantía de libertad absoluta de la prPusn, gnrnntía de li­bertnd ilimitada que,sea di<'ho de paso, no ncepto, i rnénos en un país donde lwi hombres como los autores de In hoja que no tienf'n nol!ion nlp.unn de mot•al, i estnhiN•tmiPntos tipogrMicos tan m(lngua· dos i mPrcenario~ que se prestan a ser el in~tru­mento d' tnles bél,jezns. Bogotú, febrero 13 de 1865. MrGUEJ .. ÁRTAS. ~a) Estoi de acuerdo con mi amigo el señor Narvílez, en que no dehrmos dar a ese partido el nombre de liberal sino por antítt>sis. La Biogrnfía dE'I Ilustrísimo señor Niño, que ron erretrato se ha anunciado, sera considernhlemente aumentada con los documentos que trae el rtiaderno titulado "Homenaje" dado en VenfZuela, sin que por esto se aumente el precio que será el ínfimo de un fuerte para los que SP suscr·iban <'Onsignando su nom­bre en una de las Ajencias de ''El Conservador ,, i de do:; pesos de 0,8 p::u·a los no suscritos. Para llevar a cabo inmediatamente la obra, esperamos se dé pronto aviso a la Aiencia j{'uera\ ¡)orlos st'i10res Ajeutes par­ticulares, del numero i nombres de los suscritos. CAl\JBJO DE DOl\IJCJLIO. EL COLEJlO DE SANTO T0l\1J.S DE AQUlNO Se abrió el 2 del pre:eute, i Sf' ha trasladado 3 la ca­sa número 42 dela calle 1. ~ de la carrera del Ecua· dor esquina
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El Católico - N. 89

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Por: | Fecha: 2002

Concerto for 2 Violins in A Minor, Op. 3, No. 8, RV 522: II. Larghetto e spirituoso (04 min. 12 sec.) / Vivaldi -- The Four Seasons, Spring: Largo e sempre pianissimo (02 min. 42 sec.) / Vivaldi -- Guitar Concerto in A: Larghetto (after A. Vivaldi's Trio Concerto in C Major, RV 82) (07 min. 07 sec.) / Lagoya -- The Four Seasons, Summer: Adagio (02 min. 38 sec.) / Vivaldi -- Flute Concerto in D Major: Il gardellino - Largo (03 min. 19 sec.) / Vivaldi -- Flute Concerto in D Minor: Largo (03 min. 17 sec.) / Vivaldi -- The Four Seasons, Autumn: Adagio molto (02 min. 51 sec.) / Vivaldi -- Cello Concerto in C Minor: Adagio (02 min. 49 sec.) / Vivaldi -- Cello Concerto in D Minor: Largo (02 min. 56 sec.) / Vivaldi -- The Four Seasons: Violin Concerto in F Minor, Op. 8, No. 4, RV 297, "L'inverno" (Winter): II. Largo (02 min. 25 sec.) / Vivaldi -- Dresden Concerto in G Major: Adagio (03 min. 31 sec.) / Vivaldi -- Dresden Concerto in A Major: Largo (03 min. 09 sec.) / Vivaldi -- Gloria in D: Et in terra pax (05 min. 24 sec.) -- Concerto for 2 Mandolins in G Major: Andante (03 min. 56 sec.) / Vivaldi -- Guitar Concerto in D Major: Largo (05 min. 24 sec.) / Vivaldi
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El Católico - N. 49

Por: | Fecha: 10/05/1864

.\ mi. OA~OI.IOO. TRIM. I. AÑO II. :Bogota, lO de mayo de 1864, NUMERO 49. - --=======~====== ~ ~(!)0®~ !~s indiv_iduos a quiénes se les t·emita el presente numero 1 no lo deyuelvan dentl·o de tercero dia se les considPr:uit como suscritorcs, i se insel'ibi;·ún sus noml>res en los libros respectiYos. ~-=::::.= -- ---- - - - ---=-:: - .... J,P Jlllt tP ¿J1 ®!2 ; ' t1J jJJ! JJJ ~ A1·quidiócesis de San tajé de /Jogotá1 2 ~le IJ~ayo de 18G4-Secretaria del qobierno ectesiástica.­iY" 7 4 ·-SeJiot· Vica'rio p1·incipal de. • .••• ll abiénrlose notarlB que una de las causas por las cuales las notas de las Yie:uías principales no llegan a conocimiento de los seilores párrocos es la . de qu.e se. dificulta el curso de ellas por algun'as de las V1canas particulares; el sei10r Vicario princi­pal se servirú hacer las Yariaciones en Jos encarga­dos de tales Vicadas particulares, que la necesidad '¡ de la buena marcha del gobierno eclesiástico exije, , dando cuenta a este despacho de las designaciones que haga. Todo en virtud de lo dispuesto en cit·- 1, cular de 8 de octubre último, de órden del seüo¡· Vieario jcncral. Su atento senidor, JJliguel Arias. Señm· Yica~·io jenentl. Trino de la C. Martinez, Presbitero, respetuosa4 11 , mente mnnifiesto a su sefwría: que compelido por la fuerza i agobi:ulo pot· mis enfe1·medades tuve la debilidad de pt·estm· la fit•ma a los decretos de !! Tnicion i clesomortiz;acion, aunque espresando de 11 palabra que no me sometía a lo que fuera contt·a- 1 ri? ~ los .derechos de la Iglesia. Des pues ejercí el tmmstea·w en cuanto a la celel>racion de la misa a virtud de Jo dispuesto poa· el seiloi' Vicat·io jenet·~l. !1 La Pastoral de 7 de ngosto que suspendió abso- 11 lutumente a los eclesiásticos que nos sometimos a !1 · Jos espt·esados decretos, no lleg6 a mi conocimien-to, por lo que segui funcionando, i como la solici· tud que dirijí a la Vicaría jeneml fué despachada fa\·orablemeute i se me indicaba que ocuaTiera al Ilustrísimo soñor Arzobispo pot· no tener entónces facultades la ,Vi cada, cuya nota recibí a tiempo en que el Presb1tero Francisco de P. Jiménez me in­cUcaba firmara el artículo "El romanismo no es el cristianismo," p1·esté la fi¡·ma en un momento de acaloramiento, i sin examinar con refleccion lo allí contenido. Ahora, pues, sei1or Vicario : retracto i repruebo 1 de la manem mas solemne el somentim\ento espre­! 1 sado, i abjuro las doctrinas contenidas en el artí­'' culo citado, qué fué publicado en el número 36 de uscan en todo el deleite de la imnjinacion o r1 de los sentidos, i no oyen po1· eso los lamentos que ananca el dolor a sus hermanos. PI'Ocmaremos conmove1· Jos rorazoncs endme~ ciclos por las pasiones polítictls, a fin de que res­peten el único bien del desgt·adado, a fl n de que comprendan cual es el verdadero elemento de progreso que hai entre nosotros, donde a pesar de la fertilidad del suelo se siente el hambre, donde apesar de la espléndida belleza del delo que nos cubre, la tristeza prensa el cornzon, donde apcsm· de los teso1·os casi inagotables que encierran nues­tl'Os bosques YÍI'jenes i que nuestra tierra guarda en su seno, Ja miseria acosa a las multitudes. Sí, vamos a defende1· la herencia del puel>lo ntali'ada por rnanos atrevidas ; vamos a continum· con mas empeüo, si es posil>lc, la defensa ele la Uelijion. Proba1·cmos que la Iglesia Católica no es ima secta como se ha querido llamar por rnaldad o por igno­r< Hlcia. Probaremos, aun mas de lo que lo hemos probado ya, que Jesucristo es Dios i que con Dios no se puede ni se debe lt>char. Somos campeones débiles pa m lu defensa de tan santa causa, pero pelearemos confiados en que el SER ETERNO nos ayudará, i el pueblo oirá nuestra voz como ha oído i seguirá oyendo a nnestl'OS adversarios, i fallan\. J<' allará con el mundo que es el juez de esta. luclw, i, npesm· ele nuestm ignorancia, nos : da1•a lo l'[lZOil. j El campo en que vamos n mo,·ernos es inmeu- · so, i nos hallamos ahora como el viajero que qniea·e : dar la vuelta nl mundo i piensa, reclinado sobre una piedra a orillas del oceano, qué pais visitará primero. Pondremos, pues, los fundamentos de nuP.stro tral>ajo. Bien sabemos que todo está dicho; pero como está dicho tambien todo en el ntaque, no importa que nos repitamos en la defensa. Dios es el gran Se1· ante cuya omnipotencia in­finita se estremece el orbe i }a humanidad se 1 postm de rodillas. A11te Dios uingun sea· puede levantar la freqte pm·que queda ciego con los rayos ele su gloria. EL Jo hizo todo de la nada con solo ~u voluntad. Su voluntad dió leyes a la creacion, , 1 solo un Joco puede intentar correjir esas leyes etemas. Son intocables i el que intentase llevar a ellas su temeraria mano, quedaría herido de muer­te como los israelitas que pretendieron sostener el arca. Dios es, pues, la pt·imera causa de todo i con­serva todo con su Providencia. El homl>re sobet·bio, 1 blasfema, i a sí mismo haee daño con su blasfemia, porque Dios tiene en sí rnismo la mzon de su Ser. ¡ Querer correjiL· las ol>a·as de Dios, equivale a 1 pretender va1·im· el ji1·o de los astros. j Pedii· a la débil t•azon humana Ja razon de todo es envolverlo todo en un misterio mas irn. penetra~ 1 ~le que el q?e se quiere destruh·. ¿ Pot qué exis­timos? ¿Como nos formamos? Dónde está el . pensamiento que hace rodar nuestra pluma? ¡Todo misterios 1 No nos queda otro arbit1·io que cree1· i adot·at'. He aquí el principio de la Relijion, de la obediencia. Rebelaos contm él i dareis coces contra el aguijon. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 2 EL CATÓLICO. Si Jesucl'isto es Dios, pues, no habt·á ot1·o pl'O­cedimiento racional, que someternos humildemen· te a su divina enseñanza. Ya hemos probado varias veces, con reflecciones i argumentos val'ios, la divinidad de Jesucl'isto. Pero pam ]os que estan prontos a deificat· a Vol­taire, a Proudhon, etc, que ning1m bien han hecho a la humanidad i sí mucho mn1, aun es preciso amontonat· mas pruebas :-Si a la manera que Dios hizo con sola su palabra todo Jo que existe, un hombre hubiera cambiado la faz del mundo por solo la accion de su palabrn, creadora tambien, ¿no tendl'ia los honores divinos? Pues nada ménos hizo Jesucl'isto. Cuando vino al mundo, el mundo era pagano i babia llegado al último grado de ¡·e­finamiento en todos los goces. El aleman Schlegel dice que los seño1·es del mundo en aquella época fueron jigantes en depravaciou, i tanto que la de los griegos comparada con una licencia tan desen frenada, se parece a los pl'imeros pasos de un niño eu la pendiente 1·esbaladiza del vicio. En esa corte de donde los pobres e1·an atTojados o enviados a la mnet·te mas horrorosa solo por set· pobres, los apóstoles se presentaron a predicnr la buena nueva i selhmdo con su sangt·e su doctrina ante un pue­blo acostumbrado a vet· derramat· sangre en abun·· dancia en sus fiestas públicas, cambiaron la faz del imperio i del mundo. Donde no hubia mas que timnía, nacieron los derechos; donde casi todos eran esclavos dejó de habet· señores ; donde se daba culto a todas las impurezas nació el pudor; donde nadie sentía compasion por los dolores de , otro, nació ]a compasion ; a los ¡·efinamientos de Ia gula, sucedió la templanza. Al paganismo de la jigante Roma, sucedió la locura de la Cruz, i el ~ ~ mundo que habl'ia pet·ecido, se salvó. ¿Quién ~ s 1 . ino Dios 1 podia dobr? 1 t· tal milagro?. Si los1.~~berales ~ 1oi cam )iaran e 1( ens en materm ¡·e IJIOSa pot· ~~ virtud de la palabt·a de un homl)l'e; si en vez de ! llamar fanatismo a la simple creencia, dieran en t llamarla, como es en venlncl, el mas pt·ecioso de los derechos humanos; si compt·cndieran toda la ~ · estension de ese santo derecho i cayeran de rodillas W al pie de nuestro altm·; si ese mismo sm· est1·aor- i dinado los hiciet·a justos, m[lgnánimos, humildes, respetuosos i amantes de la pobreza hasta ve1· a 1. 1 1 los mas frenéticos de ellos depone1· toda su ambi­cion, toda su cudicia i huiL' a sepultarse en los bosques desiertos para hacer penitencia~ ¿cómo se llamada ese hombre'? Pues todo esto, i mas que estJ, hizo Jesucrito po1· sí i pot· medio de sus ' apóstoles. Sí, Jesucristo cambió la faz del mundo i el mundo empezó a marclw1· por ot1·a senda que se Jlama la de la Caridad. Po1· todas partes nacieron establecimientos para aliviar los dolo1·es humanos, para ilustrar a los pueblos, para fomentar virtudes hasta entónces desconocidas. El judfo que babia muel'to i resucitado todo lo atrajo a sí como lo ha­bia predicho, i solo con doce pobres pescadores obró este prodijio que sigue asombrando al mundo. Los sucesores de esos doce hombres se han de- 1 rramado pot· el haz de la tierra que aun fecundan con la santa palabra : la palab1·a de Dios ha jer­minndo; ella sonó en los bosques virjenes de nuestra hermosa América i los út·boles se estreme­cim ·on i dieron frutos de bendicion. Ved no mas : aquí babia un hermoso hospital 1 donde Jos pobres hallaban asilo en sus dolencias. 1 Habia un hospicio donde los vaJetudinat·ios i los e===- niños abandonados hallaban habitacion, ' 'es ti do enseñanza, p[ln. Rabia dos hen11osos coiE>jios ) I sinemba1·go de que existe esto escrito, se sigue lejislando sobre la Relijion del puf'blo, que es el soberano, i se sigue insuitando esa Reli­jion. Es decil·, se sigue atacando e insultando la soberanía. ¿Será que ella es patl'imonio de los que no son católicos? La profesion de una relijion es su práctica libre, sin tt·abas, sin estorbos: Jo que impida esa libet·­tad, la ataca; i si se atacan sus dogmas, se la desta·uye. La obediencia al Romano Pontífice es un dogma de la Iglesia Católica. La. libet·ta)) ¿Cuándo los miembros mas camc­terizados de la célebt·e Convencion de Rionegro dijeron en un informe, que la disciplina debía ser l independiente del dogma, que es como decir que la lejislacion de un pueblo puede set' inde­pendiente de su sistema d~ gobierno? ( Informe de las comisiones reunidas a la Convcncion. ) Hombres que así ignoran la Relijion del país 1 para que lejislan, deben proceder natu..almente, 1 como pl·ocedel'iamos nosotr·os si nos metieramos a reformar la gt·amática del idioma de Confusio. Por eso es precisamente que Jejislan sobre ésta ma­teria. Ye~·gonzoso es pnr·a el pnís, pet·o es la ver­dad. Si supiemn lo que están haciendo, no lo ha­rian, porque temcrian a Dios, al pueblo i al sen­tido comun. En todo se ha procedido i continua procedién­dose con la misma inconsecuencia, con la misma falta de buena fé, con la misma ignorancia, por­que se olvidan los pt·eceptos de la justicia. A tiempo que se censura agriamente a Jos sacerdo- 1 tes que. fieles a los preceptos de su conciencia, prefieren los sufrirnientos físicos a faltat' a sus de­beres merales, se encomia la conducta de un sa­cm ·dote desgraciado que, ciego pot' un oJ·gullo in­digno de su caracter, se revela contra sus Prelados. 1 Así se quiere establecet· moralidad~ así se quiere organizat· la sociedad. I luego se gl'ita contt·a el erímen atribuyéndolo a la influencia católica. Cuando eramos niños, nos contaba nuestro maestr·o que un hombre barbm·o,jercicio de este ministerio DO puede subordinarse a la voluntad de la autoridad tempot·al, porque Jesucristo no pidió permiso a ninguna autoridad para ejercer sus prrcticas, i mandó a sus apóstoles que las ejercie­ran a despecho de esa autoridad, sin temer aunque les dieran la muerte. "Id, les dijo ¡ bautisad a . todas las jentes, i enseñad a todas las naciones. El que os oye me oye a mí ; el que os desp1·ecia, me desprecia. Sereis ll-evados ante los tl'ibunales i azotados en las sinagogas por causa de mi nombre, pero no tern:-~is. Lo que os he dicho a la ot·eja i en tinieblas decidlo recio i a la luz del día sobre los tejados. Cuando eais llevados ante los hombt·es para ac'Elat·os po1· mi doctrina, no penseis en lo que habeis de decir, porque yo pondré en vuestra boca palabras a que nadie po­dt ·á l'cspondr.r·. No tcmais a Jos que solo pueden m:Jtar el cuerpo: temed sí, al que pudiendo ma­tnr el cuerpo, puede tambien hechar el alma a los infiernos." Estas instrucciones son terminantes, i conforme a ellas es que los sacerdotes tienen que proceder. Si se les exije un juramento para pode1· ejercer su, ministerio, ellos no pueden prestarlo, porque no pueden subordinar ese ejercicio a la voluntad del poder tempot'al. Si así fuer·a, el cristianismo no habl'ia destruido el jentilismo; pero como los apóstoles, sin temor a la muerte, ni al destierro, contestaron cuando se les prohibía pt·edicar: H primero es obedecer a Dios que a los hombres, " ' la doctt·ina se difundió i llenó el mundo, i salvó a la humanidad. Si esos conquistadores de nuevo jénet·o, hubieran obedecido la órden de no ejer­cer su rninistetio sino a contentamienlo del Sane­drín, el cristianismo habria muerto en la cuna. Ellos resistieron como resisten nuestros sacet·- i dotes boí, fue1·on con1o estos tildados de rebeldes j · i aun seve1·amente castigados, pero los misioneros 1 de Cristo, lle11os de fé, sufrieron por su Maestro i siguieron desobedeciendo, resistiendo i tt·iunfando; 1 porque el triunfo del ci'Ístiano, el mayor triunfo, ,1• es el martirio. La sang1·e de un mártil' es fe~unda, 1 ~ produce millares de adeptos. ~ La relijion es el alma del hombre por que ella se modela a su c1·eencia, i esd creencia viene a formar 1 el carúcte1· del pueblo. Si se lejisla para un pueblo católico, las leyes deben tener el caractet· católico, po1·que de lo contral'io no sil·ven para ese pueblo, 1 porque el ser racional, prefiere su set• moral a su J ser físico cuando no está completamente conom- 1 pido por la metalizacion. I como los pobres no le pueden mctalizarse, i los pobres son los que for- ¡· man la mayoría en esta nacion, i son ciudadanos a pesar de ser pobres, i tienen los mismos d~ re­chos que los demas, ellos, en cuyos cot·azones no ha entrado el indiferentismo aun, i confianza en Dios no entrará, tienen perfecto derecho para creet' lo que creen i para rechazar las disposicio- 1 nes in consultas que atacan su fé. 1 Las leyes, pues, que atacan le fé católica en 1 Nueva Granada, no estim hechas p:ll'a el pais, . porque el país es Cé\tólico ; i establecida la resis­tencia por una parte_, i la fue1·za por oft·a contt·a esa resisteucil'l, debe resultar del choque un conflic­to constante. Es imposible que el órden se pueda establecer así. Se dice que la Iglesia tiende il'l'esistiblemente a democratizarse. En el sentido que se da pot' los reformadores a esa _palabra, equivale a uecir que tiende a revelarse contra Dios, lo que es absUt·do. Si,co no nosott·os lo entendemos, In democracia es un sistema en qu·e el Gobiemo es de todos pa­ra todos, en que todos tic11en iguales derechos, nada hai mas democrático que la Relijion católica uyo ún o Jefe es Dios, cuyos miembros son to- ' Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4 EL CATO L I C O. dos hijos del mismo padt·e que está en los cielos, i han de ser juzgados de la misma manera segun sus obt·as, salvándose el que hace el bien i conde· nimdose el que hace el mal aunque este sea el ma­yor potentado de la tiet·t·a i actuel un. miserable· ga­na pan. Recapitulemos. Nos habiamos prometido co­nejit · la rudeza de nuestro estilo, pel'O como el estilo es el hombre> no hemos podido dejal' de ser lo que somos. Dios es uutl)r de todo i es inútil que la cdatm·a pt·etenda en su ~:H'gullo infernal destruir o conejil' la obra de Dios. Jesucl'isto, Dios i hombre, vino al mund·o a en­señarnos la senda del bien, i obró el bien i lanzó a la humanidad pot· esa senda solo con su pala­bra. Para difundida, envió a sus apótosles que mm·­churon por los cuatro vientos u lleval' su mision redentom. Nuestl'os sacerdotes son los sucesores de esos Apóstoles i lo que enseñan es Jo mismo que ellos enseñaron. Dios estableció su Iglesia libre i la dejó un Vi­cario para que apacentara todo el1·ebaño. La obediencia a ese Vicario i In libertad de la Iglesia son dogmas de fé. Quien ataca esos dogmas> ataca la Relijion cuya práctica libt·e está garantizada po1· la Constitucion; i de consiguiente, rasga esa Constitucion i destruye el sentido de las palabms con que en ella se espre­sa esa gm·antía. Los que no comprenden la Relijion, qnicl'en Ie­jislat · ace1·ca de ella, i no pueden hacer sino absm·­dos, desquiciando la sociedad cuya base es la Relijion. El pueblo entero aquí es católico, i ese pueblo c:1tólico es el sobcmno a quien se ataca pOL' los pocos que no participan de la fé del pueblo. E se ataque es una tiranía, i la tiranía no puede existil· en una Repi.lblica, portJHC son entidades que se es­cluyen. Lns leyes deben se1· la espresion del caractet· del pueblo pam quien se dictan, i siendo aquí el pueblo católico, las leyes contral'ias al catolicismo tienen que set· motivo constante de desó1·denes i no 1 pueden set· leyes. Si lo que se quiet·e es hacer la 1 1 felicidad del pueblo, no debe tocarse, ni insultat·se su fé, porque ántes que renunciar a ella, renuncia­rá a su patt·in. Tanto es el podet· de la B.elijion. Sí, por ella todo lo renuncia el hombt·e, hasta j la vida; de manera que Jos que habiendo recibido 1 el bautismo dicen que no tienen vocaciou de már- 1, tires, o han perdido su fé i estim perdidos, o no saben lo que dicen. Ahom se ha hecho de moda mentir i calumniar para atacar la Relijion que no solo hace felices a los bombt·es eula otra vida sino en esta. Nosotros, poniendo en su Yerdadero lugat· los hechos, nos hemos constituido defenso1·es de esa fé santa, i con ella del \.mico vel'Cladero bien social, del \:mico con­suelo del desgmciado, del \.mico principio verda­det ·o de pt·ogreso. Trataremos de llenar nuestra mision. RELIJION I LIBERTAD. En uno de los días pasados, visitabamos a un jó­, ven amigo nuestro, convaleciente de una enfet·me­dad peligrosa. f;ste jóven, bueno por instinto, pe­ro cstraviado poe las ideas que aquí llamamos golgóticas, espea·aba la apoteósis de la humanidi..d en la tien·a; tenia fé en el progt·eso indeterminado i contínuo en cuyo términa esperaba la Repúbli­ca uniYersal i la felicidad humana. Amaba la Ji. bertad sin compa·endel'la i abonecia el Catolicismo. que no compt·endia ta.mpoco·~ La enfermedad de su cuerpo alivió no obstante la enfennedad d.e su alma. "Es ciet·to, nos decia ; hui horas en la vida en que nada teaTeno puede satisfacer al c01:azon. Cuando todos los ensueños de dicha se des, le replicó el Sacerdote qu.e otm fé pueda dat· ese valot·? ¿Crees que un ?I'otestantc· pueda seutit·se tan aliviado como tti del peso de Jos remordimientos, en esa hora de angustia su­prema? ¿no estimas en algo la tranquilidad del que puede creet·se entónces perdonado, la del ida inefable del que ha recibido a su Dios? Aun hai 1 mas, tú eres jóven, tienes t·ecursos, puedes dividit· ' tns horas entre un t1·abajo ameno, las diversiones i el sueño. Pero hai muchos séres para quienes son tan impotentes los consuelos humanos en todos. los momentos de la vida como lo fueron para tí cuando creíste mOI'it·. Los pobres, hijo mio, los pob-res, los f¡ue mendigan pot· las calles i los cami­nos, los que solo pueden comm· a costa de un tra­bajo penoso un mendt·ugo de pan mojatlo en lá­gl'imas, necesitan pensat· mucho en el Cielo para sobrellevm· las penas de la vida, i los pobt·es ~ .. ~ son casi la humanidad. Tu has leido, recientemen­te, hijo mio, el libro de Job, ¿ n<> has Yisto allí la historia de los dolores humanos'? Hé aquí lo que de él dice Poujoulat: q Cuando cerramos ese li­bro, no tenemos que temer desengaño ni amargu­ra súbita, ni pérdida de encantado1·as ilusiones; el libro nos babia puesto en comunicacion con nosota·os mismos, con nosotros mismos nos que· damos, i poa· Ja¡·gos instantes oímos en nuestra alma como Jos murmullos de nuestros suspiros, eco de la queja que se pi'Oiouga : entónces nuest1·o 1 corazon es como el libro vivo donde acabamos de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CATÓLICO. leet· nuestro destino. Tal es el libt·o de Job, triste i magnífico l'ántico de la humanidad destetTada. '' El pueblo hebt·eo, pet·egl'ino por el desiet·to, sim­boliza muí bien a 1.:\ humanidad en la tietTa. Co-l mo ese pueblo, la humanidad viajem pasa sufrien­do pot· el camino de la vida en busca de la patria que Dios le In prometido. ¡Oh! vosott·os pretendeis npart:u· sus ojos de esa patria, mostrándole a lo lé· jos pretendidos jardines, rompet· la columna mila­grosa que la guía pot· el desierto,i condenarla a va­gm · perpetuamente entre m·enas estél'iles i m·dientes Si no me hago ilusiones, has leido la Sagmda Escdtum con alguna atencion. ¿No es cierto que In verdad se ha pet·dido siempt·e que ha estado entl·egada al albedrío de lo~ hombt·es ? Adan vivia todavía, i ya la humanidad estaba completamente dept·avada, tan depravada que Dios se vió pot• fin obligado a destruirla. Una sola familia de justos que se salvó, repobló rtípiclamente la tierra, pero cuaudo ésta apénas se había oreado, Dios no en­contró en ella mas siervo que Abraham. El mis­mo pueblo a quien confió esa vet·dad, en cuyo fa­vor hizo tantos prodijios, ndot·ó un ídolo ..•. i al pié del Sinaí. ¿ Ct·ees que la verdad cl'istiana, entl'egada al torbellino de las opiniones, se hubie­ra comervado? Sin la autoridad pontificia ¿ el mundo seda cl'istiano? Tres siglos lleva el protes­tantismo, i tú conoces su historia. Lutet·o negó el primado de Pedro, Calvino la eucaristía, otl'os lueg<> la divinidad del e ·isto, i las sectas que bro­tan todos los días fecund3das pot· el libre exámen, van encontrnndo en la Biblia mas i mas absurdos De Lutero a los mormones no hai mas que un paso: -No obstante, t•eplicó el jóven intel'locut01·, el Cristianismo ha mejorado inmensamente la condi­cion ele los hombres. La esclavitud ha desapare­cido, la mujet· ha dej:Jdo de set· esclava. ¿No es justo espera~· que la humanidad, perfeccionándose bajo sn influencia, llegue a set· un dia completa­mente feliz ? -De la i~lea ct·istiana puede espet·at·se todo lo bueno,repuso el Sacerdote; pero la tierra es un valle de·lágrimas i lo sel'á hasta el dia en que el Sef10r descienda entre relümpagos a juzgar a la humani­dad. El mismo que trajo la paz a los hombres ele buena voluntad, léjos de prometemos dirhas tem­porales, nos enseñó a TI tan largo espacio de tiempo; eso nos llevaria m us le­jos del término gue nos hemos propuesto, que es solo indagar, en donde comienza el Catolieismo dejenera­do a quien llaman romanismo. Pasarémos tamuien por alto Jos esfuerzos de Gregorio YII para obligar a los Obispos i Abades a guardar la leí del celibato, te· niendo que luchar con Prelados que el feudalismo ha­bía convertido en señiJresterritoriales poderosos, i cu­yos titulos i cuyo poder servian de base al Imperio. Solo preguntaremos ¿ la Iglesia católica n bandonó la enseñanza de Jos primeros tiempos, dejó de ser un elemento de civilizacion, reform6 su código moral, alJjuró de sus dogmas, cambió sus misterios porque el Papa fuera tambien soberano temporal ? Porque, si nada de esto sucedió, el dominio temporal del Pa­pa, por mas absurdo que ahora nos parezca, será a Jo mas un cargo coutra los que aceptaron un poder que las circunstancias llevaron a sus manos; pero de que ellos lo hayan ejercido, uo se sigue que el catolicismo, que lo forman sus dogmas, su moral i sus reglas ele­mentales de gobierno, haya dej enerado, se haya de· gradado i envilec ido. El P apa no dejó de serlo, porque ulladió dos coronas mas a su tiara, así como no dej:mi de serlo el día que las pierda en fuerza de los aconte­cimientos hum:mos de interes europeo que se están cumpliendo. ( l) Los concilios jeneralt>s reunidos despues de estos sucesos, ni han encontrado ~n el Evanjelio un precep· toque prohiba al Papa ser Reí, si así lo quieren los hombres; ni ménos han reconocido esa perversion del cristianismo primitivo operada por ser el Jefe de b Iglesia soberano temporaL ¿A dónde pues ocurrire­mos para saber cuando i por qué causas espiró la Iglesia pura de Jcsus, a la cual él mismo ofreció que duraría hasta la consumacion de los siglos? Si la historia i la Iglesia misma reprec:;entada en sus conci­lios niegan esa dejeneracion ¿quién podra testificarla? l,os católicos no pretendemos que el pontificado hé\­ga impecables a los que oeupan ésta alta dignidud, porque no dejan de ser hombres con la libertad sufi­<: iente para obrar el bien o el mal ; pero los pocos, mui p oeos suce s ores de San Pl'dro a quienes la historia imparcial puede hacer algunos cargos, si nos autoriza para decir, quo en numero igual i en circustancias annlogas, ningun pueblo puede presentar unu listu de Soberanos méuos tachablrs, que la de los que han ocupado el trono poutifieal, ni gloriarse de haber te­nido tantos Príncipes ilustres por sus virtudes egré­jias i por su saber. Cuando la moral se habia perdido en el mundo, i apagitdose las lucPs de la ciencia, la ( 1 ) Este concepto es mui propio de un liberal aun­que cató!ico, porque siempre se resiente de los dog­mas de su esc.uela. Nosotros hemos anunciado, por el contrario, que lo que los actuales acontecimientos estfm preparando, no es la caída del poder tem­poral del Papa, sino la vuelta de su omnipotencia salvadora. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CATÓLICO. 7 humanidad se refujió en la Iglesia, como Noé en la al'ca, i en ella se salvó. Esto bastaría para la gloria del Ca1olicismo, considerado como institucion puramente humana, si él no tuviera otros titulos que acreditan su oríjen divino i que lo hacen tan venerable. Si hni un cristianismo nuevo, que se aparta de la primitiva enseñanzn, que niega dogmas que antes enseñó ; que niega misterios que antes confesó; que ha puesto el Poder espiritual, no sobre la piedra en donde lo colocó su fundador sino en el Gobierno •l tenlporal que hnn hecho Jos !1ornbres; ese cristianis-mo tan diferente del antiguo, es el de Lutero, Calvino, Enrique VIII. etc. i de tantos otros, que se diferen­cian entre si en puntos esenciales. Ese cristianismo nacido de la libre interpretaeion, que tiene por crite­rio la razon individual ; ese cristií.mismo anárquico en mws partei, i sometido en otras a Jos sobet·auos tem­porales : ese cristianismo fecundo en variaciones, i a quien solo la autocracia puso freno en algunas de sus sectí\s: ese cristianismo que tiene empleados i no sa-l cerdotes, que condenó el monaquismo i la virjinid(ld r sacerdotal, para vincular el .l\linisterio en la familia, ~ · eambiaudo la vocacwn por la herencia : que carece ~ de altares i de víctimns: que no tiene objeto a quien l consagrar el culto esterno ; ese no es seguramcn1c el cristianismo primitivo, que se había perpetuado desde .Jesucristo husta la reforma, uno e invariable en sus dogmas, en sus misterios, en su moral, en sus pr:ir:ti­cns, i en la creeneia de que el Poder espiritual de la Iglesia venia de lo alto, se eomunicaba por· la impo­sicion de manos, como el soplo d, Dio animó el cuer- 1 pode barro del p1·imer hombre. E ·te cristianismo permanece inalterable : ni la persecucion del pngn­nismo: ni la proteccion de los Césares. cristianos : ni la Íl'ru¡)cion de los barbaros que todo lo trastornó : ni los progresos de las ciencias que han desterrado tnntcs errores: ni el deseu\n·inHento de nu evos con­tiuentes qt:e tanto ha modificado la situtlc!an de los antiguos: ni las contradicciones nacidas en su seno: ni Ja indignidad de algunos de sus Ministros: ni la ignorancia de otros: ui el oro, ni la amhicion, ni la vcugnnza, ni el temor, ni los placeres, nada ha podi-do allenn· sus dogmas, cambiar su moral, borrar sus misterios, derribm· sus altares, suprimit· la víctima, i cortar la cadena misteriosa por donde el Poder del cirio se comunica indi,idunlmente i no por herencia a los encargados del Santo Ministerio. Este cristianis­mo que hoi vive, i que jamas pasará porque es la pa­labra de Dios, es el que llaman romanismo, los que invirtiendo las ideas i cambiando lostérrninos, llaman antiguo lo que es nuevo, i nuevo lo que es antiguo. Se increpa a los PoutH1ces porque fueron por al~un tiempo los árbitros de los Soberanos i de los pueblos, cGn la misma justicia cou que se increparía al \'iejo H.ei de los bel~as, al proboeimparcial Leopoldo,hnber sido Juez en varins cuestiones pot· cleccion de los Go­biernos interesados. ¿ Qué otra cosa son los Congresos de Soberanos, las conferencias diplomaticas, la bien pronunciada tendencia de los pueblos civilizados a de- ' cidir sus diferencias por el arbitramento i no por las armas, que la resurreccion de una práctica de salud para la humanidad? ¿ Ni qué P\.H de encontrarse mas honroso para el pontificado católico que esa confianza ilimitada que Reyes i pueblos tuvieron en la imparcia­lidad i en la sab1duría de sus fallos? Cuando nose ha­! Jja escrito el Código de las leyes internacionales,cuan­do no existia la diplomacía, cuando los pueblos no te­nían Constituciones, ni el poder reglas fijas : cuando la sucesion dinástica era oscma, cuando no había im­prenta : cuando la fuerza era el primero, sino el uni­eo derecho, entónces se constituyó un regulador en el suce~or de San Pedro, i en las decretDies se fué a estu­diar los primeros principios del derecho internacional, del derecho político i del derecho civil. K • La humanidad agradecida a los inmensos beneficios que debía al cristianismo, por muchos siglos amonto­nó su!: ofrendas al pié de los altares: pasó el fervor relijioso, i entónces se hizo un cargo a la Iglesia de que no hubiera rechnado las ofrendas de nuestros padres: se la encontró rica, i por esto se la llamó avarienta. Está dejenerado el Catolicismo, se dijo ; es preciso que vuelva a su prístina pobreza: pero no pusieron los nuevos fleJes sus bienes eu comun para mantener al pobre, i al que sirve al altat·. Ni aun el derecho de posesion se quiso respetar : fué despojada sin siquiera oh·la sumariamente; i cuando quiso pre­guntar ¿con qué se sostendrá el culto i sus 1\linistros, con qué SB dará de comer al pobre i de vestir-al desnu· do? se le puso mut mordn; a, i se declaró que atenta­ba contra la Sobe1·anía nacional. La Iglesia católica, viva imitjen de Jesucristo, babia de pagar como ItL los pecados de los hombres. El filosofismo mate.rialista del siglo pasado levanta m cabeza i amenaza echa1· por tierra la Iglesia de Je­sus: ofrece comcncer a Moises de impostor, i de vil canalla a les Profetas : uiega la divinidad de Jesucris­to: el hijo del carpintero [ué apénas un hombre entu­siasta como dijo Diderot, o un Profeta infet·iot· a Ma­homa como enseí'ló éste : la profesía un absurdo, el milagro un imposible, el misterio contrario i no supe- ' rior a la razon: t:l monaquismo un delito : la huma­nidad no tiene otra mision que poblar toda la tierra. ¿Qué mas? se negó a Dios, i eu medio del delirio de uua revolucion memorable se le precipitó de su trono pnra colocar en él la Diosa de la razon. ¡Era Snturno ~~~ que dejnba s 1puesto no a Júpiter, sino a una bailarina de la época! Ese filosofismo impío formó la base de la educacion de tres jC'nernciones, i manchó con sus errores la pura '! doctrina liberal que se eondensa en Pstr:s dos prdalm1s Dros 1 LTDERTAD. I cuaudo la Iglesia eu le,!Ít1ma de­fensa de sus dogmas, de su tnoral i de su poder, cerró ¡ a im¡,lo las puertas del Santunrio, como en otra oca- ~ sion lo había br ·llo un Obispo valeroso ron el asesino de 'l'e salóniea, se gt'itó: ¡Oh ! el Catoliei . m o es con­trario a la Rc pü hliea, P el aliudo d e los d ésp otas, es el enemigo de la libertad! ¡ Cómo, insens<1tos, preten­deis que os admita, si Yosotros la desechals! ¡Cómo ha de reconocer pueblos sin Dio , Gobiernos sin reli­jion ! Vosotros los cristianos de los tiempos primiti­YOS ¿admitiaisen vuestras rruniones,en vueslras _.iga­pes sar¡radas al queno ll evaba en la frente el signo de la Cru"z ? Acordaos de los Apóstoles que apartaban de la comunion al implo i al insestuoso, i no tjuerais ha­cer responsable al Catolitismo de una fulta que solo es vuestra. Reasumamos: las di\'ersas situacionrs que han rodeado a la Iglesia cntólirn, desde e l circo de las fie­ras en que eran de spedazados sus Pontífices, hasta el dosel del imperio: desde la escondida Cripta hasta el majestuoso Vaticano: desde la esr.lavitud i la miseria, hasta el poder i la riqueza, en nada han alterado su divina e inmutable esencia. Cambios en la disciplina ester11a accidentes de forma, sucesos estraí1os con los que ha tocado forzosamente al estender su influjo por el mundo ; i si se quiere faltas i errores en lo pura­mente humano, de que nadie puede estar esento: hé aquí cuanto ha ocurrido en los afueras del Santuario. Apartad la vista de estos accidentes, dejad pasar la nube que oscurece el disc? radiante del sol, i ~ntón­ces lo Vl'reis en toda su brillantez : recouocet'élS que es el mismo sol de los tiempos primitivos, que en 1 ~ siglos nunca ha dejado de alum~rar con el !1~ism~ esplendor i derramar sobre la t1e1T~ Sl:l pur~sm1a 1 vivificadora luz. Abandonad a Voltane 1 a D1derot, como lo ha hecho la filosofía del presente siglo en la culta Europa, i entónces se os abrirán las puertas del Santuario del Catolicismo: dejlld ese falso espíritu de que rebozan la burla i la ironía que el .filosofismo llamó espirítu fuerte: no deis mas escanda los al mundo civilizado: suprimid un siglo: salid del 18 i 1 1 colocaos en el 19 para marchar p<~ralelamente con el 1 progreso intelectual de n~estr?s dias . ¿~o ohs~rvais que ya en Europa no se reunpr1me la ClJCtelo~edia, ni .· se hacen nuevas ediciones de las obrns filosofiras del siglo pasado? ¿Qué crédito merecen las no re las ca lumniosas de un italiano enemigo del poder temporal del Papa, que delira tal vez con la esperanza, de ser 1 --- -- ·- ---- 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 8 EL CATÓLICO. saludado en Roma como ''Tribuno"? (2) El Catolicis­mo, e 1 verdadero cristianismo citado ante el tribuuat de las ciencias humanas, salió victorioSI> como babia triunlado al principio de la persecucioo decretada por el .paganismo. Este es un punto en el cual ningun . J hombre sólidamente instruido tiene la menor duda, 1 i es cosa ya tan jeneralmente aceptada, que las cues­j tiones relijiosas se consideran eomo un anacronismo, algo mas, como una necedad. ( 2) Alude el articu lista al inmundo escrito de F. 1 Patraccelli que los periódicos radicales de Bogotá están repropuciendo. W JlJlt fl /1; IlJ All.JJ ~ ~? ~ ---------· ------- RASGO DE GALANTEBÍ A .-l~ n tlll COm ite que diÓ el baron Gom·y el 25 del próximo pnsado, ul cual asistió el ex-presidente de Colombia con ott·os ex­persmwJeS, la seüora qne presidia a la mesa, 11a­hlando l)Or incidcncia de la triste suerte de las 1 monjas esclaus tradas, se dil'ijio al ex-presidente como interesándolo para que con su influjo hiciese por aliviar de algun modo los padecimientos in­merecidos de aquellas pobres vírjenes ; i él inte­numpirndo bruscamente a la sci'wrn, le dijo : Oh 1 no me hable U. de eso 1 me indigno, me in·ito al solo oil' nombrar frailes i monjas. El fanatismo de esas jentes es el que nos tiene en esta situacion: ellas son los que quieren :1sesinarmc. ¡Pobre 1 Cree sin duda qne las esposas del Señor no piensan ni se ocupan sino de su persona! .••• Tal vez lo 1 tienen mui p¡·esente, pero es pam rogat· pot· él a fin de que se arrepienta i s e convierta a Dios. l. Co­mo habrá calificado la señora este actfl ? Sin du­da como una galantei'Ía. LA. NO VEr' A D E L A CAI' DELARIA; NOVELA E C TA E FBANCES POR CARL r ' ODlER, i traducida espresamente para
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Católico - N. 49

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El Católico - N. 50

Por: | Fecha: 17/05/1864

TRIM. I. AÑO II. Bogota, 17 de mayo de 1864, NUMERO 50. ADVERTENCIAS. "El Católico" se publica todos los mártes. Se reci~en suscriciones, a doce reales por tri­mestre 1 se venden números sueltos a real i me­dio, en el Despacho de la Curia, en la tienda del sc~or ~ e?ancio. Ortíz i en esta imprenta. l~l'IS d1~posrc10nes d1ctadas por la actual Admi­~ 1~tra01on nos &arantizan de que el periódico ua con regularidad por Jos correos i de que no t~ndremos que ~acer reclamo alguno en tal sen­tido. Los suscr1tores, puP.s, lo recibirán con ri­gurosa puntualidad. Dandose principio ul primer trimestre del 2. 0 ailo de "El Católico,'' se publicará eu ndelante concisamente en la seccion oficial la relacion de los trabajos del despacho que deban ser conocidos po1· los señores Vicarios i fieles, como nombra­mientos, resoluciones, consultas etc. insertando ínt<>9ramente los documentos que por su impor­tancia merezcan publicidad. Tambien se publi­carán sucesivamente i por órden cronolójico todos los documentos oficiales relacionados con la cues­tim~ ~·~lijiosa en toda ln República desde que se esp1d10 el decreto de" Tuicion." El sciior dootor Ignacio Antonio Parra ha sido ' encargado de Ja Vicaría 3. ~ particular de Santia­go el menor; el señor doctor Ignacio R. Quintet·o de la 3. ce particular de Santiago el mayor· el se­ilor doctot· Francisco de P. Cuévas del b~neficio de Lenguasaque, como interino, por muerte del seilor doctor Rafael Anjel; el señor Temístocles Castillo, de la recaudacion del diesmo de .M:achetá en el a fío que principia el 29 de junio próximo. El señor docto¡· Justiniano Belt1·an se ha separado de su beneficio para concurrir a Jos ejercicios a que ha convocado el señor doctor Juan de la C. Vár­gas al Clero de la Vicaría de San Juan, i en Jos 1 cuales se encuentra el señot· Presbítero Francisco de P. ~i~éncz ex-miembro de la propaganda, no­table 1 eJemplarmente Yariado i arrepentido, se­gun lo comunica el mismo seilo1· doctm· Várgas, encargado de dil'ijirlo en un mes de ejercicios espirituales. ARIAs, Secretario. Arquid·iócesis de Santafé de Bogotá.-Vica ·ria principal de San "hlatia.c:..-Número n.-Espi­nal, abril1. o de 1864. Señor Vicario jeneral del Arzobisp2do. Tengo el honor de remitir a US. la dilijencia de adhesion, sumision i respeto n la suprema autori­dad de la 'glesia, el Pontífice Romano ; i de con­siguiente al Ilustrísimo seflor Arzobispo, i demas sei.ores Vicarios jenerales, que fueren Iejítimamen­te nombrados· por Su Seiwría Ilustrísima. Lleva mui pocas firmas a causa de que la pr·imera adhe- 1 sion que se hizo circular por conducto del señor 1 docto¡· Calisto }'err-eira ( a lo que se prestó muí 1 gustosamente dando su firma) se ha perdido ¡ ~emos tenido que volver a hacet· la que le acompa­no ; pero todos los venerables . Párrocos de ésta Vicada n escepcion de uno que se denegó abierta~ mente (el doctor Bias Antonio Neira) están pron­tos~ dar gustosos su fit·ma i po1· el temor de que se p1erda ésta no Ja he hecho circular de nnevo i so­lo lleva esas fit·mas. Dios Nuestro Seflo¡· guarde la importante vida de US. JusTo GoNzÁLEz. MANIFESTACION de adJ¿es-ion, sumision, obediencia i respeto que todos los PdtTocos de la Yicaría de San M atias, hacen a la Suprema mdoridad de la Iglesia, ca­tólica, apostólica, Tom.ana, i a los venerables Prelados de la Arquidiócesis. Oportet ho::-es€s effe ut hi qui probati su_nt mauifiesti fiant. D. PAULI. Qué escándalo i mal f'jemplo han dado al Clero católico los Sacerdotes de Santander desobedecien­do los pr·eceptos del Sumó Pontífice Vicario de Jesucristo en la tierra l Bien se puede decit' de ellos , lo que un Evanjelista dijo hablando del trIo judío. La mis­ma ing:·atitud vemos, las mismas acusaciones oímos, la rnisma conducta presenciamos. Cristo D!os, b~mefacto1·, consolador i J';:¡(1re, abofeteado, es cnrnec ic1o, azotado, ca lnrnni aJo , rnarchn corona­do ele espinas úcia el Calvario por un pueblo que lo lleYa a empellones gritándole: " No queremos que reine sobre nosotros: su doctl'ina es conti·a ria 1 a l progreso: es un impostor enemigo de la Repu ­blica. " Las personas piadosas hoi como hace diez i nueve siglos, lloran al vc1· tnntn crueldad, tanta 1 ingratitud, tanta injusticia, i tirmblan oyendo el mismo Divino orácu1o: q Llorad por yosotras i por vuestros hijos. '' En efecto, hai un formal empeüo en arrojar de aquí el Cntolicisrr.o cuya divinidad está romprobn· J da pot' el solo hecho de su estab]ecimiento ; i ~e trata de reemplnzarlo con el protestantismo que se ~ arroga tambien el título de relijion cristiona. ~ Ya hemos examinarlo i probado en nuestro nú- •• nwro 40 que poco tiene de cristiano el protest:m- ·¡ tismo. Pero como no basta escribir refleeciones, · prcsentaren10S hrehos para hace1· rompt·ender al 1 p,teiJlo los males que le esperan si se con su rna el ·l (lcit~idio. 1 :l Probaremos, puPs, que el protestantismo dc!iA ' trnye el cristiauist10 i eo ntestarernos n los que pre- i sc!ltan el estado próspero ele nlgunus Nal'ioncs, J como una pruPha de la superioridad del princip io ¡ protestante sobre el principio cató!iro. t En pl'imer lu gat· cbsen·a remos que no pnede j existir cristianismo sin fé i sin i'é cierta porque no 1• puede Y~"nerarse nqucllo de que se duda; i que la J duda al destruir In fé, clcstnlYe el cl'istianismo i i toda relijion. • ~~ Vamos a verlo. El fundamento conocido del f protestantismo, la base en que 1·eposa esa sectn, su ~ elemento constituti'i'O es el libl·e exrin1en, el que 1 sustituye la propia interpretncion lijion es fi.lciJ i los hace verdade- · de otros mil ; i entónccs, n no sel· un mónstruo de ramentc felices ! " Pero éste gl'ito del hombre se­orgullo, tencl1<á que convenit· en que se ha enga- dueido por la pasion, no es esclusivo de nuestros flado porque no puede haber infalibilidad en lu in- dias ; es el grito de Jos hijos <1e Abel al mezclursc 1 telijt~ncia humana abandonada a sí misma. l el con Jos cainitas cuya prosperidad envidiaban ; es cristianismo rechaza el orgullo qne pugna con su el g1·ito de los judíos en -el desierto cuando clama­espíritu, i la fé dudosa que es como si no existiera. ban po 1• las comodid:1des del Ejipto ; es el de esos ~ La fé del cristiano debe ser verdadera. Admitido mismos¡ Tnelitas cuando volviendo los ojos a las 1 el principio del libre exámen, queda sin base la Naciones infieles, decian : 'e Los hijos de Jos es- ~ Helijion cuyo milagroso establecimiento es unn de tranjeros son plantas vigorozns i brillantes de ju- ~ las mas grandes pmebas de su divinidad. vcntncl; sns hijas crecen llenas de gn1eias i ador- ¡ l~l Cato\icismo,ilumin:mdo el camino a la pobre nadas como templos; sus almacenes estün hct chi­l humanidad, la hace ver pot· donde marcha i no dos de riquezas; s 1s rebaños, de una fecundidad , 1 ·. drja lngat· a la duda. Las espinas que punzan los prodijiosn, llennn sus calles i sus campos; j abun­piés del viandante, lo hacen mü·aL' al Ci-elo donde dnn en sebo sus bueyes. No se ven murallas abier­l está el nlivio ge su dolor. El célebre protestante tas ni casas arruinadas: reina un órden perfecto u .Mcnzel conoció esto a vista del fruto de las misio- en sus ciudades. ¡ :Feliz el pueblo c1ue goza de ta- ~ nes de Alemania, i esclnmó : "¡Qué pode1· el de les bienes!" ésta palabra católicn que borra en quince dias un ¡, Qné bace, por el contrario, e1 principio ratóli-r~~ siglo de incredulidad" l co? Repite sin cesm· al hombre las palabras del Pel'O hoi no se ma.entrat· en una cliscusion razo- Divino Maestro: "Ocupaos ménos, lrs dice, del nada cuando se trata de prote&tantizar al pueblo pan que perece, que del pan que dura por toda la ~ ~ granadino. Se gl'ita al Catolicismo " ¡ afuera! " eterni) i1 ¡Cuántas jentes se semejan aun a esos escépti- IR: cos de Judea ! ... Jentes de cornzon frío i de almas adormidas; jentes que no siendo enpnccs el~ sentir 1 1 nada elevndo, creen que todo vejeta pot· el suelo: almas heladas que no quieren creer en el furgo~ ~ tristes buhos que no comprenden el amo1· del riguila ~ por el sol . Oh! ;, quién no ha encontrado en el 11 camino de sn vida algunas (le esas jent~s que re­piten a los que sienten el calor de ese fuego del - -----a0-~- En el número 47 dijimos qne habiendo resuelto las Re\'erendas Madres .Monjns del Córmen de Popayan, marchar pnra Quito, a tiempo de vel'i­fica. l'lo i cuando ya habían hecho todos los sncriíl­cios necesarios al efecto ,el señot· l)ayan se lo estor ... bó, señalándoles la vía de Buenaventura. Las Monjas l'epresentnron pidiendo revocatoria ele medirla tan ticánica, pero no obtuvieron reso­lucion, porque así se respetan las instituciones por las autoridades colombinnas. La Superiora le dirijio entónces una carta par- ' ticular, a que tnmpoco dió l'ayan contestacion, 1 sin clnda por no suministra!' un documento com- 1 probante de su conducta despótica. La representacion i In carta a que hemos aludi­do, son las signientes : Al se11or Presidente del Estado del Cauca. Cál·men Rójas de Santa Anr~, Vt·iorn, ante ''os con el deL ido respeto digo: que despues de haber sido es­claustradas de nuestro convento, i ocupadas nuestras temporalidades, a virtud de los decretos del Gobierno nacional, sobre estincion de comunidades relijiosas, en pt·esencia del Gobierno no tenemos otro carácter que el de granadinas en el goce de los derechos i _ga­rantlas sancionadas como bases esenciales de la Umou en Ia¡Constitucion federal i en las de los Estados. En tal concepto i convencidas de que, segun el inciso 8. 0 del artículo 15 de la Constitucion federal, tenemos ''la libertad de viajar en el territorio de los Estados Unidos i de salir de él, sin necesiuad de pasnporte ni . de permiso de ninguna autoridad en tiempo de paz," hemos resuelto ~alir del territorio de la República por In vía del Sur; i he sido informada con sorpresa, que ros, sei'ior, Presidente 110 nos pel'll1itis el viaje por ésta v}a, resolucion que hablando con el re!'peto debi­do, ser1a \lllél infraccioo al.tierta de la garantla constitu­cionnl a que tenemos perfecto derecho, independiente 1 de todo poder polltico o civil. En tal evento podría de- 11 11 cirsc cou las pa!nbras del Libertador Bollvar, "que en América las Coustituc·iones son libros," lo cual sería una mengua a b exaltacion con que se han proelama­do las !Jases esenciales de la U nion de los Colombia­uos, en el pacto de Un ion celcbrndo por los Plenipoten­ciarios, ratifleado por Jos mismos en Uionegro, e insertado úitimamente en 1 Constitucion narional, con el carácter de obligntorio en todos los bsto.dos. Espera m os ¡.;or tanto, que vos, señor Presid ju te del Estodo, no nos prireis de la liberiticl que l'f'nemos de salir del territorio de los Esta dos Unidos de. Colombia por la vía de\ Sm, pues segun los iilformes que hemos obtenido de personas fidedignas, los pueblos de éste tránsito, solo se preparan para recibirnos bien i pro­tejernos con recursos, mas no para perturbar la paz publica por la que tanto rogamos a Dios. Para que no se dé a mi representacion el carácter de emanar de una eomuuídad relijiosn, la firman tambien las otrns carmelitas que se bnllaym1. ~ l\Iui señor mio i !le mi aprecio f llicc presente a mi::; herm:u1as In~ Cí.lrmeliins resi- E dentes en ésta ciudad, la insinuacion con!idcnciat que t me diJ'iJió U. por medio de su Serretario el seilor Vieente Guevilrn, para que drmor·ásemos el viaje por oeho dias, i que yo había ac<·edido u ello por defereu-· eia hacia U. amHJUC eon grave dPtmneuto; i despues de hnbt>r meditado las cireum.laurias de nuestra penosa situacion, ellas comi"nen por defercneia a 1 n 1, e u sufrir ocho d ias mas rle prueba ; pero no eon • rieuen en renunciar su derecho, i me veo por tanto en In Ilecesidad de cspl'es:nlo a U. i pedirle se sirva tl!rta¡· la pronta resoludon al memorial que hemos elevado ~poyadas eu Jos iueisos 8. 0 . i 1 ó) del arlí~ttlo 1 f> de la Constitueion nacional, i considerando nuestra aflictiva situac!ou uos hagajustieia. No me estiendo mas porque comprendo que U. penetra todns las eir­cunstancias que nos amargau, i espero que su cora­zon sea propÍ"Ío a pobres m Jjcrec af!ijidéls, no solo por privaciones temporales, sino tambi>Jn por los infl ex i· bies est ímulos de la conciencia. 1\le sus~ribo de U. mui atenta servidora. CAR.lEN HÓJAS. . ------- - ------ (:OSTU?,JBH. Z DE 1 E~" 'U. En el número G2 de > con la misma dañada inteueion eon que se d!jo en ((El Liberal n que ellllmo. Metro~ politauo b< bia dado su juramento lisa í llanamente pnra que el Clero se resolviera a prestar:o. El dia que ~! sef10r Gobernador GutierrPz l\ieto me exijió un ,ltlramento igual, tuve la satisfaccion de suscr1hir la diliJencia en donde se esteudian los juramentos del Clero, dieiendo: ce ~o juro,,, i es la primera del libro i la única negativa. El articulista se contt·adice con refinada malicia. Hoi eseita al Cirro católico a la o~ediencia a la autoridad Eclesi¿tstica, JlOl'lJlle con­nene. a s~s pretensiones exujeradas, irrelijiosas e iu- ~ constltUc.JOnales, que se preste un jul·ume11to contr.'l­rio a las garautlas 1 O.~ i 16. co del articulo 1.:; de la Constitumou, g<.~rantías que hoi d son tilla realidad bnjo la ilustrada Ad1ninistraciou del actual Ciucb~ clanoPresideute, como ~·a se palpa leyenrio la eirculm· de 22 de abril cspNiida por la Secre n;·h de lo Int ,!'ior i R~l•.wiones Esteriorcs; i ayer en otro r:úmcro de td.a Opll.lluu,~ cu~uuLl rP¡~r·oduJO ~1na hoja suPlta qu" pu­blico ell~I'('SlJI!ero senor .lose Eusebio Znlamra ílot· m·ticulis:a, el 5osteuim¡<>nto i defensa tle los ¡ sagrado~ derechos con <1He L\. S . .lrsu<·risto ndomó u l la Iglesw, debe saber, que tal ab so e~.i:.;te desde la '1 1UUl a(:ion del Crí~ iaui::uw, i eouiiuu~trn lw::1?. b co~1 • 1 SUlllaC!On de los ~tglo~, poq n t:.d es la infalible pro· ~ mesn de la Jglesw. S1 tl Cie¡·o uo fuera !Jrusr:a:neJ 1te ,¡ at~eado eu los dogTlW::. i doetrin.b que profesD, 110 tt'k ~ ~n.a que defendc¡·,c <:vn la ,·erd~H.,!a justi¡·i;.1 i ia :-azo!J · untcas armas de yue :; .. ha \a!iclo s iemp :·~. sii::latiYamente a! 'iegnw, moral ¡ dlsd- 1 plina tlc la Iglesia, i romo \'el 'd adet~o cristiano, 1,,.~ crtó!ico, apostólico, 1\mHmo, obedezco rerncto i ('::;toí humildemente so,netido a In Sed; Ap¿stóli­ca, a 11uestro SaHtísimo Pndl'e el seilor Pío L, sucesor de ~an P 'ces!dad de 1 protesta!' contm el decrrto que por In mns insnl· 1 tL.H1te ironía se llamó defiTmcroN dado el 20 de ·~ julio c~e ese mismo año; r~as, com¿ nuth~a he vaci- j lado un momento, nL desmentido un üpiec de mis ~ creencias rclijiosas, i consecuente como he dicho 'j a mis sentimientos católicos, no n1c awrgüenz~ ,j de 1 unifest:u que ttwe la debiliclnd de jmr de esta aldea, que la obedecería (' ~~ todo lo que no estuYiem en pugna con los dorrm n 1 1 I l > ¡·.. . ... . o ns fa e e a .te IJlOU criSLtana 1 contra b clisciplina de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 16 EL C ATÓ L l C O. la J glesia, a que como Ministro católico, apostólico, romano estaba obligado a obedecer, i tenia vo­luntad decidida de cumplir. Sinembargo de estas razones, i de las apremiantes cit·cunstnncias en que se me exijió dicho juramento, protesto por el presente documento contm aquellos actos, pido perdon a la Iglesia univer·sal, i en su nombt·e a nuestro Santísimo Padre el venerable sefwt· .Pío lX, a los Prelados de la Uepública, i en fin, a todos -los católicos de la Reli,lion santa de Jesucristo, pot·. el mui gt·ande escándalo que dí, i prometo pennanecer siempre en la Unidad Católira como hijo humilde i respetuoso de la Iglesia. Si esta nueva protesta me proporciona algun sufl'imieuto corpor·al, i se me quiere juzgar acaso como traidor e inconsecuente a la promesa que hice en nquel citado juramento, yo me resigno a esperar el sacrificio como soldado fiel de la milicia cristiana i eclesh1stica, diciendo por ultimo lo que en mi otro citado artículo : «A MÍ TAJU131EN 1\IE TOCA.. >) Victodn, marzo 19 de t 864. JoAQUIN MAnÍA Tonnuos~ Cura de San José de la Victoria. liJ :tJ l1b ':& 1JJ fP ' XI~ -------- ---------- LA NOVENA DE LA. CANDELARIA¡ I. ( Contínuacion.) Se gustan en Paris los dulces recreos de la infancia; s~ conoce el ,-alor de sus juegos; se goza de esas deli­CIOSa~ veladas en que a da se hace i que siguen a los l~ ~wsos ~ias del estudio; pero no es sino en las pro- ~ \'lllmas que una fellZ costumbre prolonga esos inocen­f · tes placeres, b~jo el ojo atento de las madres, hasta la ardtente estacwn de la adolescencia. Es uno hombre ya por el pen.samiento, cuando as todavía niño por los gustos; com1enza a esperimentar estrañas i turbulen­ta .emocion.es,. q11e sufre siempre, en ciertas oras de .olndo, sent_&.-mti\ntos Henos de gracia i de sinceridad. Se pregunta uno algunas vtees qué hai de cierto entre el pasa~o. que se deja i el porvenir que se comienza; pero ad1vrna, ?ondeandolo con una mirada. inquiet~, que el porvemr no valdrá tanto como el pasbdo. Se · e~cuentran aun almas sencillas i tiernas, q_ue élesctt:- · rran de buena gana no iL· mas léJos, i sacrifioorian sifl ! vacilar los deleites inciertos del di a sigu' nte ü lós croces puros de la víspera. A los diez i ocho años· vo hribria he'cl~o éste contnrto orijinal con el ánjel fa'niiliar que preside a los cambiantes destinos del hombre si hubie­ra comunicado COilllligo en mis oraciones ; 'i habria­fl? OS ~anac~o entrambos, porque imajino que mi eman .. ctp.acton msensata puede mui bien haberle costado alguna pena. El 24 de enero de 1802, yo no había llegado a esa edad. Amaba a esas lindas muchachas, entre las que pt~saba las horas mas dulces del dia, con toda la fuerza de un_ co!aZO? aco~tun~b~ado a amarlas, pero sin fie­bre1 .sm IUquretud 1 cas1 sm preferencia . .l\Ie encontra­ba Oten entt·e etlns; me ncontraba m ~or enteramen· te solo, porque mi imajinacion comenzaba a formarse en l_a s?ledad, uu tipo que no se parecía a ninguna mUJer, 1 al que una sola mujer debía parecerse com· p~etamente, aunque yo hubiese creído encontrarla ?1en veces. Esta era mi vision querida, i, en el vacío 1 ~nmenso e? que se me babia aparecido, me daba una 1dea m?s dtstmtnsamieuto, i que no había oldo la observacwn desoblig¡;¡nte de Emilia : no vendrá esto segma d eoo ! cot'llien.za hoi la novena de la Candei laria. · . . - -La, no-~eua de la C[\,lldelaria! dij~ yo a mi vez : ¿ i con que obJet-o ? yo ~lo la ha<;la tan devota. - Nüoes' p_?r devociou; ·replicó. Em~in .ron una gra­v- edad desdenosa; es po.t: supersttcfoo· o p<)r ostenta-ciotL. · . , ~ · Ha·bia olvidado declr que Emilia era filósofa. Todo et Hltmdo S@ mezd"Jalf>a enrd :óees en. cosas de filosofía hasta las muchachas. ' . -Por su~érsti'cion, replicó Maria-mí ·que no perci­b• a ~unca smo urla .l?a.laiJra de la eonversación mejor sE.'gUida. _Por superstrc1.~~ en efecto , la supersti-cion 111as Gaprll!hosa, mas Ol'IJ.Ulal, mas estraordin:uia, mas cstravagante •.... - ¿ 1 qué. n~as? ~ntert'Ut~lpl yo riendo. Excitas muestra cunostdad sm satisf¿;cerla. -Bueno! respondió l\Jariana mirándome con una espresion marrada de ironla, esto es demasiado estú­pido pa~a l~n sa~Jio .~e vuestra ~specie ! En CU:llltO a estas seuorttas, m1aJ m o que no 1gnoran que la nove· na de la and la ia es una devocion particular de las muchachas del p tiene por objeto ..... . ¿Cómo lo diré? -¿ Qué tiene por oiJjeto? ..... morrnuraron una docena de voces arjentinas, miéntras que doce lindas cabezas se inclinaban' ácia Mariana. -Que tiene por objeto, replicó Mariana , conocer de antemano el marido fJUe tendrñn. -El marido que tendran! repitieron a una las dore V?ces con las inflexio~es .variada~ que debi:m sumi­mstrarles doce orgamzacwnes diferentes. ¿ 1 qué reJa. ciou ¡mede tener el marido que una tendra con un acto de devocion como la novena de la Candelaria ? (Continuará). IMPRENTA CONSTITUCIONH.-POR NICOLf\S PONTON. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: Biblioteca Virtual Banco de la República Formatos de contenido: Prensa

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El Católico - N. 50

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El Católico - N. 54

Por: | Fecha: 14/06/1864

• TRIIV!. I. AÑO II. Bogota, 14 de junio de 1864, NUMERO 64. El ARZOBISPO DE SMHME DE BOGOTA: AL CLERO I A TODOS LOS CATÓLICOS DE LA N. GRANADA. Se ha publicado en algunos periódicos de Bogotá un artículo o u11a alo c ucion que c<;>mienza "Tomas C. de 1'\Iosquera, Presidente de los Estados Unidos de Colombia A todos los que la presente vieren ; ¡ sa­lud!" i el contenido de éste escrito se reduce a llenar l de insuitos a nuestr·o Santlsimo Padre el seí1or Pío IX, actual Vicar·io de Jesuc>risto; a sus santos prede­cesores; al colejio de Cardenales, i con particularidad al Erni]lentlsimo señor Antonelli, Secretario de Su Santmad. Imposible parecería 1 fJUe existiera un homLn~e que preciándose de talento :Vde instl'Uccion, i ocupando la primera majistratura en una Nacion, descendiera hasta pt·esentarse por debajo del nivel del hombre mas vulgar o ménos culto, escribiendo i dando a la luz pública un escrito tal como el que hemos leido, fechado en Popayan el 12 del próximo pasndo febrero. No parece creible que pudieran Begar la impiedad i el ódio contra el Catoticismo hasta el estremo que se descubre en el papel a que nos referi­mos. SI, ésto parecería increíble; pero desgraciada­mente es cierto, i está consignado en varios periódicos que cit·culan, no solü por todos los puebloo de la República que llaman Estados Unidos de Colombia, sino tambien por todas las Repúblicas de América i podas Naciones del antiguo mundo. En todas pnrtes se habr~ leido la alocue!on o el artir·.ulo firmado por "'f. C. de 1\fosquera, Presidente ele los Estados U ni­dos de Colombia, " i se habra leido par:1 confusion i vet· güenza de Jos colombiano<; que tuvieron por Pre­sid<> nte a un hombre que, salvando los lindes de las mismas pt·esuncion i vanidad, pasa a ponerse en r;dí­culo i a hacerse df'spreciable, pues no habrá persona que por escaso buen sentido que tenga, al ver éste pnpel no forme el juicio mas desfavorable de su autcr. 1· 1 seri or 1\Iosq~era ha tomado como pretesto para drsahogar su rabra contra la Santa. Sede, la Enelclica de Su Santidad dit·ijida al Episcopado granadino, al Clero i a los católicos de ésta Repüblica: Euclclica en la cual el Pastor universal de lo s fieles, usando de la supremu potestad espiritual que recibió de Jesucristo, condena todos los ataques hechos ala Iglesia en los de­cretos i en las leyes que contra ella se l~an sancionado en esta República, declm·ando las penas en que han incurrido todos los que han. sido autot·es o tenido algu­na parte f'n estos ataques ; 1 las penas de que habla son penas espirituales ; penas que la Iglesia tiene fulmina­das contra sus hijos desobedientes i que se rebelan con­tra ella; penas que despreciaráu i de que no haran ca­so los que no pertenecen a ella, o los que queriendo aparecer como católicos, le hacen con todo una obsti­nada guena al Catolici smo : pPrO los verdaderos cató­licos, los que lo son en la realidad i no solo en el nom· bre, eomo tantos que quieren trtularse tales, entre ellos el señor l\Iosquera; los verdaderos católicos, éstos sí oyen la voz del Vicario de Jesucristo,. acatan sus determinaciones i obedecen i observan sus leyes i mandamientos. ¿Por qué, pues, se quie e decir que Su Santidad calumnia al Gobierno con aseveraciones falsas, i pretende tener derecho para iujerirseen la autoridad suprema de la. Nacion? ¿En dónde está la r.alumnia? ¿En dónde se descubre esa pretension de incalificable usurpacion de que habla el Presidente? Ninguno, ni dentro ni fuera de la Republica,. ignora que el Jenerall\Iosqura dió Tos decretos llamados de '' Tuieion " i" Desamortizacion de bienes de manos muertas, "i que en cumplimiento de estos decretos, algunos de los Obispos fueron es pulsados del país, i otros, en medio de numerosas escoltas de soldad0s, fuimos conducidos en conHnamiento a lugare~ insalu­bres i pri-vados de toda clase de recursos. Ninguno ignora la cruel persecucion que s ~ les declaró a Jos ' Pal'focos i de mas Sacerdotes fieles, arrancándolos de sus curatos, a los unos para hacel'los salit· fuera de la Rerública_, a otros para con~in.arlos en temperaturas , ardientes 1 mortíferas, u ohltgan dolus a audarerran­tes por los bosques i viviendo entre las fieras. I ¿cuál ha sido el delito que hayamos cometido para tratarnos como jamas han sido tratados los mas insignes crimi­nales? ¿Cuál nuestro crímrn ~ No haber sometido a la autoridau de los hombres, la jurisdiccion espiritual que recibimos, no de ellos sino de Dios. Haber pro­testado contra el injusto i violento despOJO de todos los bienes de la Igles ia. i de las comunidades relijiosas, sin, ott'O det·echo que el que dá la fuerza en manos de 1 los vencedores, sobre una parte de la sociedad la mas pacífica e inofensiva. ¿Porqué, pues, dice el señor 1\Iosqurra que el Gobierno colombiano ha sido calum­nindo por nuest•·o Santlsimo Padre? ¿No son ciertos los hechos tiránicos contra la Iglesia a que el Santo Pa . re se refiere en su Encíelica ? ¿ ~uál es el atat•que los pueblos no ocurrirían a ellos; puesto que Jéjos de inspirarles confianza, les inspira­rían temores fundados, acerca de la validez de los sa·· cramentos que ellos administran, i se retirarían de co • municar con ellos en las cosas santas Foresto es 9ue el Supremo Pastor de los fieles, ha­bla en su EnciCiica señalando al Episcopado, al Clero i a Jos fieles de esta República, el camino que debe se· guirse, exhortándoiíos a no convenir en nada que sea contrario a la libertad e independencia conque Jesu­cristo fundó su Iglesia, i declarando ahora, como siem­pre lo ha hechoy las penas espirituales en que incu­rren todos Jos que se se-paren de su doctrina o aten· taren contra sus derechos e inmunidades. Por esto es que, sin que se diga que queremos conspirar, o no re­conocer la supremacía de la Nacion en lo que es de su competencia, si desconocemos el derecho conque tras· }lasaudo los límites del poder temporal, se quiere lle· var esa supremacla hasta Jejislar en negocios que solo tocan a la Reiijion, i tiranizar nuestras conciencias, vretendiendo obligar al Clero a prestar inícuos jura· mentas de· obediencia a disposiciones contmrias a los preceptos de la Relijion Santa, Católica, Apostólica~ Romana, la única verdadera i fuera de la cual no puede encontrarse la salud eterna ; la ReliJiOn que p1·ofesan todos los granadinos ;. Relijion de la cual i somos, aunque indignos~ uno de los Pastores, i como ¡¡ tal no podemos güardar silencio cuando vemos que se la ultraja sacrílegamente igualandola con las sectas que ella ha condenado, i que se colma de improperios, tanto al actue­rada, 1 de consiguiente nos obligarán a desear cualqUJer cambio en nu~:-" stra suerte venga do donde viniere. Por eso d 1jimos en nuestro nú­mero 15, hablando del Catolicismo i nuestra independencia con ocasion de la invasion de Méjico, que, probablemente a conducta do los mejicanos nacia de que los liberales allá como aquí habían hostilizado, despojado i persegui­do sin piedad al Clero i a la Iglesia católica, i añadimos : "Nuestros liberales ignoran probablemente que hai ciertos hechos que no pueden verifi­carse sin una p oderosa razon de ser. Dos 1 Curas dieron en M~¡ico el primer grito de re­be! ion contra un poder que tenia en su ·apoyo la tradicion de tres siglos, contra una Nacion que tenia la misma fé, las mismas costumbres, , que hablaba la misma lengua que los meji­canos, en donde casi todos ellos tenian parion· tes i amigos. Hoi, segun se dice, el Clero re­cibe con palma s al ejército de una N acion que habla otra lengua, que tiene otras costumbres. N o hace muchos ai'íos que el bizarro J eneral Santana venció a esos mismos franceses con un ejército de mejicanos. Entónces, al primer grito de alarma, todos los ciudadanos volaron a alistarse bajo las banderas nacionales. En­tónces no estaban desesperados; pelearon co-· m? pelea todo pueblo que se siente libre 1 triUnfaron. ¿ Por qué miran hoi con indiferen­cia i hasta con simpatía a los -mismos que en­tónces no pudieron pisar impunemente sus fronteras? Es que se ven forzados a sacrificar l~ _i~de~endenc.ia para salvar la Relijion i la ClVlhzaCion. S1 l:.t anarquía i la difusion de perversas ideas no hubieran convertido ese v~sto i hermoso país en una cosa semejante a S1e~ra-morena o las lagunas Pontinas ; si se hubieran respetado los derechos i la fé de los ciudadanos, hoi como ántes habrían marchado contra el enemigo alentados por los sacerdotes: invocando a Dios i a los santos protectores de la Patria, i hoi como ántes habrían vencido. ~~ . Si hubieran sacrificado la libertad, seria por­que Dios es primero que todo; pero no han Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 44 EL CATOLICO. , usado sino del derecho de 1os esclavos, escojer entre señor i seño1· ." 1 No creemos que haya motivo para temer que se pretenda conquistarnos. Los temores que hizo nacer por un momento la cuestion perua­na, han desaparecido al ver el documento pu­blicado en "El Diario Gficial" de 9 del corrien­te, número 35. Ese documento pone ~n claro que aquella cuestiones como todas las que la poderosa Europa nos suscita abusando de nues­tra debilidad cada día mayor, gracias a nuestras frecuentes guerras fratrwidas. Es cuestion de ' indemnizaciones i naua mas i por ello damos )~ts mas sinceras gracias a la D1vina Providen­c~ a, porque llegamos a temer deveras la pérdida de nuestra nacionalidad; pues aunque los católicos no hubieramos sido los últimos en defenderla, el pueblo desesperado, burlado tantas veces en las rio::-uei'ías e~peranzas que le h <.t n hecho concebir los am l iciosos, ¡'quién sa· be si no ha.bria tenido la decrsion gloriosa con • 1 que en otro ·tiempo, invocando el nombre de Dios marchó al combate para conquistar su independencia ! ¡Quién sabe si se habria 1~ mostrado indiferente al cambio de señor por señor! 1 Efectivamente, a éste grado de desesperacion conducen a lo~ pueblos los que llamándose sus protectores i defensores de sus libertades, no f' hacen mas que corromperlos i despotiza.rlos : ! los que los enseñan a despreciar todo lo que hai '1 de mas sagrado para el nombre : los que in­sultan i ridiculizan la fé en que consisten sus únicas i hermosas cualidades. ¿ Qué patrio­tismo puede exijirse del que no mira en el sue-lo que lo vió nacer sino un lecho de espina8; del que no puede acercarse a las urnas electo­rales; del que no puede esperar ni aun justi­cia en los tribunales; del que no tiene seguro nada, 111 la vida, ,ni et honor, ni el pan de sus llijos ; del que se oye llamar goJo cuando aca­so siente hervir en sus venas la noble sangre de alguno de los mas ilustres mártires de la Independencia; del que se vé odiado, vejado, opnmidQhasta. en su .creencia·relijiosa que es ' el santuario en que se encierra todo lo que va· ¡ le algo en el sér humano? ¡ I los que a~í tra-l1 tan a una inmensa mayoría de sus compatrio­tas, tienen el descarado atrevimiento de llamar­se liberales ! Déjen de ser los verdugos de la verdadera libertad, déjen de perseguir la Reli- ' jion, hagan efectivos los derechos sociales, ha­gan desaparecer las odiosas denominaciones de vencedores i vencidos, déjen a los católicos tener patria i hallarán en cada uno de ellos cuando llegue el caso un soldado dispuesto a defenderla siguiendo el ejemplo inmortal de nuestros padres. De otro modoJ podrán decir­les : " Que yayan los que tienen que defender, los que saborean los goces de una libertad ám­plla hasta para encarcelarnbs i matarnos, que vayan, decimos, a llevar esa misma libertad al punto amenazado por la invasion estranjera. 1 .Ellos no quieren tener amos, ~ienen razon ; pero nosotros que estamos considerados como esclavos, i algo peor que esclavos, puesto que se insulta i escarnece hasta nuestra fé, hasta nuestra alma, que vemos que se nos quiere privar no solo de los derechos que nos legaron nuestros libertadores, los que nos dieron patria, sinó hasta ,del consuelo de rogar a Dios segun nuestra creencia, .segun nuestras mas íntimas convicciones, i qué vamos a defender 1 i Los derechos de los que nos consideran sus escla­vos? N o queremos defender esos derechos por­que son h1jos de la fuerza i están basados en la destrucc10n de los nuestros. ¿Quién impide que así como se han confiscado bienes de con· servadores por ser de conservadores, que así como se usurparon los bienes de la Iglesia por ser de la Iglesia, se sigan confiscando los que aun queden a algunos particulares porque quie­ra repetirse lo que ya se nos ha dicho: "El vencldo debe sufrir la lei del vencedm·? '' La justicia es la base fundamental de todo Go­bierno i donde ella falta) el Gobierno no puede exis.tir porque no tiene otro objeto que defen­derla, que hacerla efectiva. La Relijion es la que dá 1a8 nociones de la justicia. 1 por eso quien ataca la Relijion, ataca todo lo mas res­p(• table que hai en la sociedad. No obstante, nuestros vencedores, en plena paz, atacan nues­tra Rel1jion, i se dicen republicanos! Hasta el primer Jefe de la N acion hoi, en una. resolucion comunicada a las sei'íoras cató­licas de esta ciudad, queriendo mostrar su de­seo de que se restablezca la libertad ma.s ám­plla, deja escapar conceptos bien dignos de censura i que prueban lo poco en que tiene nuestrn, Reljjion. Para él, el Clero mezcló la cuestion n~!Jjiosa con la polít:ca i se atr.ajo por eso el ódio de los cor1feos de la revolucion. Falsed~d grande por cierto 1 El Clero no se empeñó deveras en la cuestion política, pprque si lo hubiera hecho, la revolucion no habria vencido. El Clero debió moverse porque CO· nocia a su adversario, i debió preveer lo que il>a a suceder, pero contenido por egoísmo, por pereza, no sabe m os por qué, no se movió. La rev.olucion tenia mas bien un objeto social que político: ese objeto era claramente contrario al Catolicismo, 1 así como si hoi se enarbolara un estandarte para defender la monarquía, todos los republicanos formariamos en las filas contrarias por amor a la patria, así el Clero .debió tomar con decision su puesto el otro dia en las filas de los que defendían el Gobierno loj ltimo. Bsto es claro, i echarle en cara aque­llo para apoyar o disculpar los escesos a que los- vencedores se han entregado contra. él, sobre ser poco jeneroso, es altamente infun­uado. Que se le echara en cara la indiferen­cia ~on que se manejó en su mayoría, seria mas JUSto. El señor Murillo croe que es "una imper­tinencia i aun necedad que nosotros temamos los efectos de providencias de lejano alcance que no implican sacrificio alguno cuando se abre una era nueva que promete toda lejítima satisfaccion:," i al mismo tiempo dice que "el Congreso preocupado aun por los peligros de las otras llbertades, no se atrevió a. renunciar Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CATOLICO. 45 del todo a las precauciones" contra la Relijion o contra el Clero. Esa preocupacíon sí fué una necedad: i necedad tanto mas grande: cuanto que no tenia el Congreso derecho para mani-festarla por medio de una lei tiránica. Es que el señor Murillo no vé en su ojo la viga de lagar. I con razon, puesto que Juzga otro dis­parate nuestro creer en la Providencia i llamar por eso a Dios el Dios de los Ejércitos como lo nombra la Escritura santa. l\1ucho en que pensar nos ha dado la resolu cion de que tratamos, pero dejamos para otro nú ­mero su exámcn, porque deseamos que el seiior Muri!lo se .convenza de que todo en el mundo tiene que referirse a Dios, porque D los 1-o llena todo, lo vé -todo, i lo dir1je todó con su Provi­dencia í su Justicia; de maner.t que es un d1s ¡ parate querer gobernar sin EL la. soeiedad. 1 .1 1 1 ·coNFERENCIAS DEL PADRE FÉLIX, P.RONU NCIADAS EN LA IGLESIA DE N uESTRA SEÑOUA DE PAius, EN FEBRERO ULTIMO. t. a CONFERENCIA. La critica moderna delante de la ciencia i del Cristianismo. Señores :-Des pues de habe1· justificado el pro­g1 ·eso intelectual por el Cristianismo del ante de la ' filosoflil, vamos a justificarlo delante de la ci e ncia. Hemos demostl'ado que entre eJ Cristianismo i Ja ciencia no puede existir niugunu incompatibilidad, i hemos visto cómo Jos misterios mismos, fondo oscuro del cristianismo, vienen a ser para la cien­cia cuando los admite_, como antorchas ilumina- ¡ doras. El Cri·stianismo pOL' sus principales miste dos ' ilustra la ciencia del mundo, Ja ciencia de Dios, la ciencia del hombre, eu una palabra, toda Ja ciencia ; i .Jesucristo mismo, centro viviente del verdadero Cristiauisrno, se nos ha presentado eu un espléndido rayo como el foco universal de la luz. Sí, el Cl'isto, el Rijo de Dios hecho hombre, es la verdad plena i sustancial ; es la razon di­vina encarnada en una carne humana, toda Juz viene de él, i toda citncia que le huye se pierde en las tinieblas segun el grado en que le huye. 1 sinembargo, es contra Je~ucristo mismo que el espíritu humano parece, en algunos hombres, re­velarse l.oi ; i es en nombre de Ja ciencia que se aspira a destronarlo. Se diria qué el jénio cientí­fico eu una hora de vértigo, vol viéndose contm su propio foco i conspirando contra él, ataca en el Verbo encamado el fundamento i la sustancia de la verdad. Pero nó señot·es .. Jo que ataca a Jesucristo i al Cristianismo, no es Ja ciencia_, nó : es soJo su apa­riencia. Siendo Jesucristo la verdadera ciencia i el faro luminoso de la ciencia, no puede haber eu realidad contra ÉL sino la ciencia falsa, el fantas·­ma cientíílco. Entre las diversas formas b~JO las cuales se pre­senta entre nosotros Ja falsa ciencia, hai una que parece hacer hoi fortuna mas brillante i que llama particularmente la atencion. Hija del racionalismo moderno, snlida con trabajo de los hel·vot·es filosó­ficos de Ja AJem~nia, ya célebre del otro lado del Rhin por excentl'icidades en que ell'idículo cone pareJas con la impiedad; se ha apaa·eeido en medio de nosotros con preteusiones de revelado1·a i acti­tudes ntido, mirando a ojo 1 desnudo, hahian creido hasta ahora que 11) falso difel'ia radicalmc>nte de lo verdadet·o, el mal del bien, lo bello de lo feo. Con el lente prodijioso de la cdtica modema, pueden ver en el mundo moral i t•elijioso los infinitamente pequeños ; i percibit· que lo que se llama el era·M no es sino u u ·a:nntiz de la ve1·dad, lo que se trama el mrll un matiz del bien, lo que se llama divino un matiz de lo humél.­no, lo que se llama sobrenatnral un matiz ele la natmaleza. Hé aquí lo que es tener tanto talento i no tene1' principios~ Crítícos del siglo: la dais de snbios, 1 ~ anunciais una a·enovacion i una depuracion de todas las ciencias pot· la vuestm; i rareceis de la primera condicion de toda· ciencia, de principios ciertos. Hai mas, la cien.cia es la verdad de los princi­pios mostrada en las conclusiones; su· trab:-ajo es 1 hacer salir, a la luz de la razon, lo desconocido de· lo conocido. Tenemos, pues, der.echo de pedit· a la ¡·eina de las ciencias, la crítica científica, que nos muestre StlS conclusiones ; que nos dig;a de dónde parte i a dónde vá; que nos cite una verdad conocida por eHa. Hasta ahora no ha hecho mas que afit·mm· i negar. Nada ha concluido, porque las conclusiones son hijas lejítimas de los princi­pios, i la crítica no los tiene. Su lójica mas hábil consiste precisamente en no coneluit· nada; ella misma lo ha dicho: <) La ci'Ítica acal u de dejar escapar su secreto. No discutirá la cuestion de las cuestiones, la su­, pone resuelta ; i esto, porque es la ciencia inde­pendiente : se cree con el derecho de suponet· lo 1 que no puede demostrar. Tiene delante de sí diez i ocho siglos pat·a afi¡·­: inat· lo sobrenatural i lo divino, tiene una lumi­nosa lejion de talentos i doctores, todo el grande f'jército que lleva la palabra i la bandera de Jesu­c'l'is to ; pero ella no tiene que meterse con los polemistas i los teólogos; jamas discutirá con , ellos. t< I.os Cristianos privados de la gran luz de la crítica, son espíritus limitados i decididos a permanecer tales : disputa,· con ellos es perde1· tiempo, es quet·er argumentar· al salvaje sobre la absUI'didad de sus feticheS.>) 1 estos espíritus li­mitados, estos polemistas tan sobel'biamente des- ' deñados,se llaman segun el tiempo,Oríjeues o San Agustio, San Anse .m o o Santo Tomas de Aquino, Bossuet o Fenelon, Descartes o Leibnits ! Hénos aquí esa soberbia crítica que reprocha a las relijioues i sobre todo al Cristianismo, el im­ponrrse de una vez, héla convencida de impo­nerse a sí misma toda entet·a sin discusion i sin exámen, sin prueba ni d mo s tmcion; hela aquí frente a fnmtc con la ciencia i despojada de las cualid~des i att·ihutos de la ciooc·a, convencida sobt·c todo de damos como conclusiones de la cien­cia i resultado de sus investigaciones, sus hipó­tesis g1·at litas i los efectos d\j sus caprichos. Que contioúe,si quiere, ostentando al traves de las ílot'es de su literatma i Jos perfumes de su poesía, su erudicion de gala i su teolojía de romance; que . continúe diciendo a la multitud : « Soi la mas alta i• espresion de la razon humana, soi la ciencia.>) 1 : Podemos decirle cou una profunda conviccion : 1 no sois la ciencia porque no vel'ificais ninguna de lj las condiciones de la ciencia. Los yerdaderos l. sábios al veros pasa¡· sacuden la cabeza i encojen Jos hombt·es dicieudo : a Es la burla de la ciencia, ! es el charlatanismo cientlÜCO.>) ¡_ Pet·o, seilot·es, si Ja critica moderna no justifica el título de científica que ella misma se dá, sí jus­tifica el de anticristiana que ]e damos nosotros. (Continuará), -Los padt·es Tl'initarios, que han vuclto a Francia hace cinco ailos i que estaban estableci­dos al principio en l''aucon, lugal' del uacimiento d<> su glol'ioso fnudadot· San Juan de Mata, han hecho una 1meva e importante adquisicion, ha­biéndoseles cedido el antiguo santuario de Nuestt·a Señora de Litle, cet·cn de Viena. ¡ Qué atraso 1 I iuego dicen que la Francia es un país civilizado, donde reina Ja libe ·tad ! -Se ha C(')ebt·ado hace poco en Roma con gran pompa, en la iglesia de San Antonio de los portu· gueses, el n1atdmonio de l:l nuet·a del Mal'iscal Saldai'la, Embajadot· de Portugal cerca de la San­ta Sede, con Mr. Goulbourn '\Valpole, ingles distinguido i noble que se ha convertido reciente­mente a la fé católica, despues de babet· tenido cuat1·o dias de ejercicios espirituales en un con­Yento de Jesuitas. Todo el cuerpo diJ>Iomático, sin escepcion, asistió a l::t ceremonia. Tres perso­nas mas de la servidun bt·e del uovio se habian convertido igualmente al Catolicismo e hicieron su primera i fenorosa comunion el. dia de )as nupcias. -En el mes de febrero se hizo en Nimes la consagracion de la nueva i bella iglesia dedicada a Santa Pcrpétua. ¡Qué rett·oceso! -Monseüot· el Obispo de Angers recibió el 26 de febrero la abjuracion de una jóven pt·ott:stante, de familia distinguida, la cual recibió los sac¡·a­mentos con una uncion eJemplar, que llenó de 'temura a los cit·cunstantes, i que se espera haya tocado ott·os corazones nubles. -Dice un dial'io ft·ances que la pastoral dil'i­jida pot· el Arzobispo de París a los fieles de su Diócesis, con ocasion de la apertura de la cuares­ma, es un magnífico tratado sobre la divinidad de Jesucl'isto. ¡Qué todavía toleren ésta familia de Arzobispos i Obispos en el país de las luces, cuando nosotros no los toleramos acá en el país de las monas ! La ciudad de Marsella se preparaba a la inau­guracion de la soberbia iglesia de Nuestt·a Señora de la Guardia. Se espet·aba que la fiesta seria de 1 las mas espléndidas. Mas de 25 Arzobispos i Obispos habían ofrecido concurrir a ella. El Catolicismo se acabn, sin poderlo remedim·l -El famoso Víctor Manuel se desyeJa po1· la salud de sus vasallos. Una gran parte de los pre· sos en las cárceles de Turin había muerto de frio! -I .. os sermones de cuaresma en Paris tuvieron éste año un concurso estraordinario, sobre todo de hombres, lo que indica e] pt·ogreso sél'io i el afianzamiento creciente de la fe en las rejiones mas ilustradas de la sociedad. Por otra parte pa­rece que los ataques de ]a falsa ciencia i de la impiedad deben redundar en gloria de la Re.Iijion; ya su ridícula debilidad ha hecho impresion en Jos espíritus, i ha p1·ovocado, ademas, refutacio­nes tan sólidas, protestas tan jenerales i tan bri­llantes, que los mas indiferentes se han visto obligados a dii·ijit· su atencion a éste grande obje­to, Ja divinidad de Jesucristo i la verdad del Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 48 EL CATOLICO. :¡- Cl'istianismo. El R. P. Félix es el que h~ pt·edi­cado en la iglesia de Nott·e-Dame, i sus temas han L'Odado jeneralmente sobre las pretensioHes de la cl'Ítica modema. "El Católico'' presenta hoi a sus lectores una mu estt·a de las admil·ables confe­rencias del P. Felix. de la Vitla de Leiva, i de que torlnvía hni almas tan depmvadas que las persiguen i les han quita­do hasta el agua. En el pt·ox.imo número da•·emos J · mas noticias de éstas santas mujeres, ho-i vet·da- ·~ ¡ det·as mát·tires. Ott·a clase de conferencias Jiteradas se han abiet'to en Paris, en beneficio de los hel'idos pola­cos : pensamiento noble i jeuet·oso cuya iniciativa han tomado homb•·es eminentes i ornJo¡·es distin- ~ ­guillos, tales como Sain t-Marc Git•at·din, l\I. Le- \ gouve i otros. Mas de tres mil personas habían as-istido i colmado de aplau s o-s i s impatías a los oradol'es en la primera conferencia. - Una mteva Jerusalen. Un Coronel ingles que fué a la Ch ina en la última espPdicion, via­jan do pot· el interio1· del celeste imperio ha hallado una ciudad de mas de un millon de habitantes, todos judíos. Es inconcebible, dice el pel'iódico de donde tomamos és ta uoticia, la existencia de una ciudad como ésta en un país tan intole1·ante como la China i tan celoso por sus ct·eencias relijiosas. El discm·so de la corona a la apertut·a ele las sesiones del parlamento ingles fué tnlsmitido de Lóndt·es a Pads por cinco hilos teleg•·áficos. La tt·asmision se hizo en diez mioutos, bien que fué necesal'io hacer pasar 1,050 palabras. -Se prepmaba en Bnyona una grande esposi .. cion intet•nacional franco-espauota. La fuer za totnl de las múqnin as de vapot· ele que dispone la iu(lnstria inglesa e quivale a la de 82 . 685, 2 4 4 ca ballos, lo que rept·esenta la fuet·za reunida d e 400 millones de hombres. Así la In­glatet• ra con 20 millones de habitantes realiza el 1 , trabajo de una poblacion veinte veces p.1as nu­me, ·osa. 1 - Un banquete de 5 00 cubiertos, presidido pot· 1 el Pl'Íncipe Napoleon, h a bía tenido lugar en el Palacio de t'h industria, en celebt·acion de la apet·­tura. del cnnal que atraviesa el Istmo de Suez. El Pdncipe, que fué testigo oculm· ele éstos tm­bajos en su viaje a Ejipto, pt·onunció un discurso lleno de interes. El cannl de a g ua dulce está ya cubierto de bat·cos veleros que lo at1·aviesan en todas direcciones. Puede, pues, decit·se que ya no hai Istmo de Suez, como se ha dicho que ya no ha i Pirineos. La Revista, mensual trae la siguiente graciosa anécdota. Un ministro pr·otestante solia encon­trarse en. cierto camino con un Cut·a católico que por lo regular montaba un caballo pequeño i flaco, i haciendo juntos su rumbo pot· uu buen tt·echo, discutían pacíficamente sobre puntos de fé. Un dia vió el clérigo protestante al Ct1ra venir a pié, i manifestándoLe su sorpresa,le dijo: Gómo 1 mi buen amigo; es posible que venga U. a pié 1 ~Sí, mi Reverenrlo_, contestó el c]érigo católico. Se me ha muerto mi caballito. -Qué desgracia! pobrecito! Pet·o supongo que no lo dejaria lJ. ·morir sin administrarle l.os sacramentos. -Nada, mi Reverendo, contestó el otro imi­tando la sorna del ministro,, no fué posible admi­n .istl·árselos. -Lástima grande. ¡,I por qué? -Porque mi pobre caballito era protestante. ~:J)J;l,~!Jt ~!lJll~ LA NOVENA DE LA CANDELARIA. I. ( Continuac!on.) Yo hnbia pues llenado, con una alegria nueva para mí, todas las obligacio de la novena; i rom o si el h abito de estos eje•·cicios hubiese elevado mi L'a zo n so­ble sí misma, a una altura que áutes no había podid o­alcanzar jamas, me hacia un cargo de haberme en· tregado a éllos con el solo objeto de satisfacet· una cu­riosid'ad' pueril. Era, en efecto. mi confianza ci ega por miserables cuentos de niños la que m e había ins­pirado tantos actos de sumision i de fé de qu e una 1 piedad mas sincera i desinteresada se habría hecho un deber, i cuya recompensa me atrevía a esperar, como si no la hubiese encontrado en la satisfaccion de mi propio corazon. Este remordimiento me sobreco­Jió sobretodo en el momento en que. acabados mis preparativos i abierta mi puerta a la aparirion proxi­ma, me disponía a proferir mi última oracion. Pro­bablemente espt•esé en ella mas pesares que deseos , i no sé si esta repm·acion fué aceptada, pero pude al ménos lisonjearme.de ello por la dulce serenidad que entró en mis sentidos i que calmó en un mom ento todas las ajitaciones de mi esph·itu; apénas h a bía ocupado mi sillon, cuando fui sorprendido por el sue- ' i1o mas flrofundo. 1 No se cuanto duró, ni cómo se alumbraron las tinieblas en que me babia sumer_jido; pero me pare-ció de repente que babia cesado de dormit·, mi habi­tacion volvió a totrHlL' su aspecto acostumbrado , a la luz vacilante de mis bujías, Discernl todos los obje­tos, oí todos los ruidos, esos ruidos débiles, indeter- ' min ados, sin oríjen sensible, que parecen no d ejarse oü· por un momento sino para tranquilizar al alma contra la Íll\'asion del sil encio eterno. El entablado estet·ior no traqueaba, pe ro producia un murmullo sordo como si fuera arart~iado por un penacho de plumas o UD ramillete de flores. Volví Jos ojos ocia la puerta i vi en ella una mujer; quise lanzarme para it· a recibirla, i un poder invencible me detuvo en mi Iu gm·. Traté de hablar, i las palabras quedaron cla­vadas en mi lengua. Mi razon no se perdió en éste miste1·io; comprendió que era un misterio, i que las orac-iones de mi no\'eoa habían sido escuchadas. La desconocida se acPreó lentamente, tal vez sin notarme, como si obedeciera a una especie de instin­to,. de impulso irresistible. Llegó al sil Ion que yo le había preparado, se sentó, i tjuedó así espuesta a mi c ·1riosidad cuya impacieucia nada ·eprimia, porque ella tenia siempre los ojos bajos . Yo la mit·é alentado por- su inmovilidad. por su silencio. Ciertamente 1 nunca la habia visto, i sinembat•ge esperimenté, en medio de la aoncienci-a vaga de un sueño, la convic- 1 cion de que- esa existencia, estraila a todos mis recuer· dos, no era ménos real i viva. La imajinacion mis­ma de mi nlma, purificada pol' el recojimiento i la oracion, no debia producir nada que se acercara a ésta vision. Ella pertenecía a un órden de inspiracion al que el hombre no podría elevarse por sí mismo, i que esa ciencia delicada i escojida de la sensacion que se llama hoi· la estética es incapaz de imitar. Mi metafisica de estudiante filósofo velaba aun en mi slreño; pero se humillaba delante de la obra del po­der de Dios. Yo comprendía q~e una creacion tan pura i tan perfecta no podia ser obra mia. En la ultima sesion dominical de la Sociedad de San Vicente de Paul, se hizo el denuncio de la terribl~ miseria a que están reducidas las Monjas (Continuará). IMPRENTA CONSTITUClONAL-POR NICOLAS PONTON. ~~~ t Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Fuente: BibloRed - Colección Digital Formatos de contenido: Audios
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