Por:
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Fecha:
10/08/1901
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~ Bogotá, 10 de Agosto de 1901 cet.
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~t ~oletín !Hitar d t 1 b' i ¡ i Organo del Minist•rio de Guerra y del E;é:ci\: on¡ Ja
1 1 J'VVVVVVVVVVVV'A
~' ;;; DIIUCTOR JO 1101\.0ilEM
= ~ Franciz;:o J. Vergara y Velaaco
•.1-t ~ 1 Oeuml do '"''"'"•'· ~.::· S<>ciodarl., Ci"W .. u
-~ 'f on colaboradom de t te r~riódico los Jtrtt 1 Oficialta dtl Ejirwt
-----
DECRETO NUMER 8ó2 DE 190 r
(I DE JULIO)
P'>r el cual s~ hace un nombramiento
8.7 1 pz"ctjwnidmlt dt /(z Rtpúlh'ca, enctzr. radc dd P1dtr EjuuHvo,
Artículo único. 6mbra e Comi ario Pagador <.le la 3 ... División
del Ejército ,n opera ion s sobre el Tolima, al ._r. D. Jo~é
!vfaría E cobar, asimilaclo á Coronel I ara los fcct s fisc:alc .
Comuníquese y publfques .
Dado en Bogotá, á r8 de Julio de 1y01.
JO E MANUEL MARROQUlN
El Ministro de ucrra, JosÉ VrcE ... t'E ONOIA
DECRETO NU:t-.1ERO 872 DE 1901
(20 DE J LIO)
por el cual e llama al servicio activo á un Jefe y :,e le dtslina
El Vzáprt.ltdmlt dt la RepltbNca, wcargado del Pcdtr EjteultVI,
DECRETA
Artículo único. Llámase al servicio activo al Sr. General Ole-
TOKO JI-1 1
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
eotetin !nilitar be ~oiombia
'- 162 _)
rario Ferreira, y nómbrasele Gobernador militar de la plaza de
Honda.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bo2"otá, i 20 de Julio de I90I.
JO~E MANUEL MARROQUIN
:11 Ministro de Guerra, josi VICKNTK CoNCKA
DECRETO NUMERO 878 DE 1901
( 2.2 DE JULIO)
por el cual se confiere un ascenso
El Vzápresidente de lct Repz¿blz'ca, encargado del Poda· E.Juult'vl,
DECRETA
Artículo único. Asciéndese á General en Jefe del Ejército de la
República al de Division Sr. Diego de Castro.
§. Dése cuenta de este ascenso al Senado, en us sesiones
próximas, para los efectos constitucionales.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 22 de Julio de Igül.
]OSE MANCEL MARROQUIN
El Miniitro de Guerra, jo x VJCK. 'TE CoNCHA.
DECRETO NUrviERO 883 DE 1901
(22 DE J '1.10)
por el cual se hace un nombramiento
El Vzápt·estamle de la Repúbhw, tncargado del Podn · .E.fecult'vo,
DECRETA
Artículo único. Nómbras·c Habilitado de la Compañía suelta
de Quipile al Sr. Juan Paulo L. VeJa, asimilado á Capitán para los
efectos fiscales.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 22_ de Julio de 190f.
]OSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, Jo & VICENTE Co~CHA
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
13otetin lntiibu be €olombi•
'- 163 _)
DECRETO NUMERO 884 DE 1901
(22 Dlt JULIO)
que refunde la tropa del BalallJn Co!,mbia en el Bota/Un C•n•l
El Vüepre.n'dmil dt la Repúblz'ca, encargado dli Podtr Ejuult'v#,
DltCIRT.A.
Artículo único. Refúndese la tropa del .Bala/Ión Ct
(24 DE JULIO)
obre servicio médico obligatorio
El Vt'apresüimü de la RepríbHca, encargado dtl Podtr Jljuuliv1,
CONSIDERANDO
Que el · ramo de Sanidad en los Hospitales y Ambulancias
castrenses es un accesorio del servicio militar, y así como éste es
obligatorio á todos los individuos que estén en aptitud de llevar
armas, el de sanidad también debe serlo á quienes sean aptos de
prestarlo;
Que hay en varios lugares de la República hospitales donde
es insuficiente el personal de Médicos y Practicantes destinados á
ellos, por ser creciente la proporción numérica de los enfermos, con
motivo de las epidemias que están azotando el suelo colombiano; y
Que en el grtmio de Médicos, Cirujanos y Practicantes, pocos
son los que ofrecen con voluntad su contingente para secuir lo¡
movimientos de las tropas en campaña, 6 para cambiar siquiera
precariamente su residencia á. lu2'ares ocupados por guarni ~ iones,
DECIET.A
Artículo único. Desde la publicación del presente Decreto y
hasta que se restablezca el orden público, es obligatorio á todos los
Médicos y Cirujanos colombianos, y á los Practicantes, prestar loi
servicios de su profesión en el Ejército cuando sean requeridos
para ello por cualquiera autoridad civil ó militar, so pena de ser
considerados y tratados como hostiles al Gobierno.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 24 de Julio de 1 go 1.
JOSE_MANUEL MARROQUIM
El Ministro de Guerra, JosÉ VICENTE CoNCHA
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
~o[etin ~ilitar be ~olomóia
'-- 164 _;
DECRETO NUMERO 892 DE 1901
(25 DE jULIO)
por el·cual se hacen dos nombramiento
El V~epresüimte de la Repúblzca, encargado dtl Poder Ejuulz'v#,
DECRETA
Artículo único. N6mbrase al Teniente Coronel Guillermo Gon¡
ález T. Ayudante general de la Comandancia en Jefe del Ejército
expedicionario sobre el Occidente de Cundinamarca; y
Destínase al Sr. Jesús M. Vargas al puesto de Habilitado del
Cuartel general del mismo Ejército, con la asimilación de primer
Jefe de Cuerpo para los efectos fiscales.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 25 de Julio de 1901.
JOSE MANUEL MARROQUIN
1 Mini tro de Guerra, JosÉ VICENTE CoNcHA
DECRETO 1-UMERO 902 DE 1901
(26 DR JULIO)
or el ual se hace un nombramiento
.El Viuprtsidmle de la República, mcargado dtl Poder :E}uull1J1,
))l~CRETA
Artículo únic . Nóm rase Habilitado del .Escuadrón Hcrrán
al Sr. Manuel de J. Zapata, asimilado á Capitán para los efectos
fiscales.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 26 de Julio de 1901.
JO E MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, JosÉ VICENTF. Co. ·cHA
DECRETO NUMERO 912 DE 1901
( 26 DE JULIO)
que elimina el Cuartel general de la 8.a División
El Vzápr1Sidenle de la República, mcargado del Poder .EjecuHvo,
CONSIDERANDO
Que á excepción del Batallón Cedaio, los demás Cuerpos que
formaban la 8." División han sido agregados á otras Divisiones, y
es, por tanto, innecesario que continúe existiendo el Cuartel gene-ral
de ella,
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~otetin !Jliritar be ~o!omóia
'- t65 _)
DECRETA
Art. I. o Suprímese desde hoy el Cuartel general de la 8. a División
del Ejército.
Art. 2.° Concédense Letras de Cuartel y licencia indefinida
á los Jefes y Oficiales del Cuarte! general de la misma División
que quedan excedentes; y
Art. 3. 0 Incorpórase el Batallón Ceddio á la I .a División del
Ejército.
Comuníquese y publíque e.
Dado en Bog·otá, á 26 de Julio de 1901.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, Jo 1~ VICENTE CoNCHA
DECRETO NUMERO 937 DE 1901
(29 DE JULIO)
por el cual se llama un General al servicio acti,·o y se le destina
.1!.'/ Viaprest'dttzlt. de la Repúbhca, azcargado dd Poder Ejecult'vo,
DF.C.RET~
Artículo único. Llámase al servicio al Sr. General ~.foiséii He-r
ra, n 'r br s le o er a o· il' ar. de l l .a d irar o .
Comuníquese y publí ues .
ado en Bogotá, á 29 de Julio de 190r.
JO E MANUEL MARROQUIN
El Mini tro de Guerra, JosÉ VrcF.NTE ONCHA
DECRET NUMERO 945 DE rgo1
(31 DF. JULIO)
sobre aumento tic sueldos á los empleados ci\'ile.
El Vt'ctptnr'dtnlt de la Rtpt'tbl/ca, mcargado dd Poder Ejeculzv,,
En uso de su facultades constitucionales, y
CONSIDRRANDO
I . 0 Que el actual estado de sitio en que se halla la República
exige mayor trabajo á las Oficinas públicas para atender debidamente
al restablecimiento del orden;
2. 0 Que el alza indefinida en el precio de los artículos de
primera necesidad ha establecido enorme desproporción entre el
valor de los sueldos asjgnados á los empleados civiles y el de eso¡
mismos artículos; y
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~oldin !nititat be G:olombid
L r66 __;
3. 0 Que tal deficiencia ~-~n la remuneración de los empleadoi
ha sido causa de abandono de varios destinos, lo que produce positivo
trastorno en la administración pública, con perjuicio evidente
para el restablecimiento del orden,
DECRETA
Art. I .0 Desde el 1.0 de Julio corriente los empleados civiles
aacionales gozarán de un aumento de sueldo en la siguiente proporción:
100;
Los sueldos no mayores de $ roo mensuales, en un 70 por
Los de 1 IOI á$ 200, en un 6o por 100;
Los de 201 á $ 300, en un 50 por 100.
Los de 301 á $ 400, en un 25 por roo.
Art. 2. 0 .No gozarán de este aumento los siguientes empleados:
El encargado del Poder Ejecutivo;.
Los Ministros de Estado;
Los del Ministerio público ;
Los de la Junta de Emisión;
Los de la Sección s: del Ministerio del Tesoro;
El Pagador Central ;
Los que tengan sueldo de $ 450 ó más mensuales ;
Los que reciben sus sueldos en oro 6 en plata; y
Aquellos cuya asignación haya sido fijada 6 aumentada con
posterioridad al 17 de Octubre de 1899 y estén gozando de aumento
en la actualidad.
Art. J. 0 Tendrán derecho al aumento de que trata este Decreto:
Los Jefes de las ecciones 2." y 3.", el Oficial 2.0 de la 1." y
el Cajero principal de la s: del Ministerio del Tesoro;
Los Jefes Civiles y Militares de los Departamentos, con e.·-
cepción del de Panamá, que tendrán el 50 por roo de aumento:
Los empleados subalternos de la Pagaduría Central ;
Los Subdirectores de Telégrafos y de Correos; y
El Administrador y el Superintendente de este último Ramo.
Art. 4. 0 De los empleados comprendidos en el Departamento
de Justicia, sólo gozarán aumento de sueldo lo5 Magistrados y empleados
de los Tribunales de Distrito Judicial y los Juzgados Superiores
y de Circuito con residencia en las cabeceras de Distrito
Judicial. Este aumento será de 20 por roo, sea cual fuere su remuneración
actual.
Art. 5. 0 Ningún empleado civil puede percibir del Tesoro
nacional más de un sobresueldo; los que tengan asignado más de
uno, tienen derecho á optar, de una yez y defir.itivamente, por uno
solo, cuando la concesión haya sido otorgada por Ministerio distinto
del ramo á que pertenezcan.
Art. 6. 0 Declárase incluída en el Presupuesto de Gasto de
1901 y 1902 la partida de S 550,000 que se calcula como necesaria
hasta el 3 r de Diciembre del presente año para dar cumplí-
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~oietin !Jtititat ~' io(om~ia
\..._ 167 _)
miento al presente Decreto; pero el Poder Ejecutivo podrá disponer
que de esa fecha en adelante continúe surtiendo sus efectos,
si no hubieren desaparecido las causas que lo motivan, caso en el
cual se ampliará el crédito correspondiente para el resto del bienio.
Art. 7. 0 Suprímese el destino de Subtesorero de la Tesorería
genera) de la República, creado por Decreto legislativo m1mero
226 (bis) del presente año (31 de Mayo).
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 3 r de Julio de 1901.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Gobierno, GuiLLERMo QuiNTERO C.-El Ministro
de Relaciones Exteriores, ANlONIO JosÉ URIBE-El Ministro de Ha ..
cienda, encargado del Despacho de Instrucción Pública, MrGU!L
AnAnlA MÉ. ·nEz-El 11inistro de Guerra, JosÉ VrcENT.E CoNCHAEl
Subsecretario del Ministerio del Tesoro, encargado del Despacho,
JosÉ M. CoRDOYEZ M.
NUEVO MINISTRO DE GUERRA
RtpúbHca dt Colombia-Mzizislen'o de Guerra-Secció1z I."- Cz'rcu/ar
mímt' ro ... - Bogold, 5 de Agosto de I90I
. ñor ... .
Tengo el honor de comunicar á usted que hoy me he encargado
de la Cartera de Guerra, puesto para el cual fui nombrado
en propiedad por el Excmo. Sr. Vicepresidente de la República,
encargado del Pmler Ejecutivo .
. oy de usted atento servidor, PEoRo NEr. ÜSPINA
1
LA DIRECCION DE LA GUERRA
i:XPO ICIÓN SUCINTA DE SUS PRINCIPIOS Y MEDIOS DE EJECGCIÓN, 1'0& ,
EL Gl<: •• ERAL COLMAR BARON VO!'l DER GOLTZ
(Traducido para el Bo!dl11 fifilitar)
Continúa
La ofensiva táctica muestra todavía más claramente que la.
ofensiva estratégica el fin común.
En tanto que predomina la segunda, apena~ se puede suponerla
\·iendo las dispo iciones que toma el jefe; en la ofensiva
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~o(din !Jlilitar be ~o(ombia
L 168 _;)
táctica todos ven el punto en m1ra, y esto disminuye el·peligro de
que algunas fracciones se aparten por error en el curso de la
lucha.
En la ofensiva táctica, la sorpre a constituye un factor más
enérgico que en la ofensiva estratégica, porque el enemigo dispone
de menos tiempo para corregir y reparar los errores que su falta
de previsión y de perspicacia le hayan hecho cometer. En la ofensiva
táctica también se dispondrá de los medios especiales de ataque,
que consisten en abordar al enemigo por varios lados, en en.volver
una de sus alas ó las dos á la vez, en colocarse simultáneamente
sobre el flanco y la línea de retirada del defensor.
Una ventaja muy seria que ofrece la ofensiva táctica es que á
medida que van acentuándose el movimiento y la percepción del
punto en mira, despiertan la concentración de los fuegos. Los grandes
alcances, sobre todo el de la artillería moderna, permitirán aun
á tropas que no hagan parte de aquellas que realmente atacan y
que no hayan avanzado con ellas, contribuír hasta con su fuego á
la decisión del combate.
En fin, la ofensiva táctica tiene también 1a ventaja de escoger
el punto en donde llevará á cabo su deci ión, y aún más que por
la ofensiva estratégica, la victoria le está asegurada desde que
sobre el punto escogido por Ella, obtenga un triunfo decisivo. Más
toda vía que en la defensiva estratégica, la posición del defensor
formará en la defensiva táctica un todo que se encontrará roto en
sus bases desde que se destruya una de sus parte ó simplemente
·e rompa su enlac . La derr >ta de una de las ala , el hecho
de dejar cortar uno de sus flancos por 1 adversario, decide habitualmente
de la suerte d la jornada. V e m os también que el defensor
retrocede y se repliega cuando ólo un cuarto de su posición
ha sido cortado, en tanto que el ac metedor r chazado n los tres
cuartos e:._ su frente, triunfa del todo, porque· obtiene la victoria en
el último cuarto de la lín ea . E to fue lo qw· ~ 'ontenció e1 18 de
Agosto de 1870 en Gravelote y n St. Pri ·at. La vía de penetración
natural, que conduce al punt .1 donde ti ne lugar el choque
sobre la línea de batalla ncmi()'a, st' muestra á t oda las fracciones
de las fuerzas acometedoras; la oo¡ ración, la combinación de
todos los esfuerzos, es la consecu "n\·ia de la marcha, del curso de
la acción. La impulsión moral qu -.! rl ulta del triunfo hace que el
golpe dado por una fuerza tC!Jag·a un ,·alor considerable.
La ofensiva táctica, por !)U naturaleza misma, tiene puntos débiles.
La primera causa de ' debilidad estriba para ello en el mismo
movimiento de avance. El acom tedor, antes de alcanzar á la línea
enemiga, pierde por causa de la fatiga n la marcha, una
parte de sus fuerzas. E ta pérdida de fuerzas puede ejercer una
influencia capital si la tropa después de haber llevado á cabo una
larga marcha para llegar al campo de batalla, tropieza en el terreno
con obstáculos insup rabies que tiene que vencer, como sucedió
á una de las brigadas de la divivisión Schwatzkoppen el 16 de
Agosto de 1870. Muchos soldados agobiados y exhaustos cayeron
en las manos del enemigo, al cual no pudieron oponer la menor
resistencia.
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tJo[etin !JHritat be ~o(ombia
'- I6g __)
Otra causa de debilidad, sumamente grave, es que durante el
movimiento de avance se vea uno obligado á suspender el fuego
casi totalmente ; por cierto tiempo el acometedor está expuesto á
la acción de los fuegos enemigos, sin poder responder.
Además, necesita, en su marcha de avance, renunciar á aprovecharse
de los abrigos que ofrece el terreno. Estos dos hechos
combinados son causa, de ordinario, de que el acometedor sufra
pérdidas mucho más considerables que el defensor, hasta el momento
en que él haya cortado la línea enemiga. La mayor parte
de las vece no se podrá restablecer la balanza sino después de este
primer triunfo, y el defensor sufrirá, á su turno, pérdidas superiores
al adversario, quien se habrá puesto en movimiento y sentirá doblemente
los inconvenientes de este movimiento, que será. retrógrado.
Otra causa de debilidad para la ofensiva táctica, es que va
unida á un asunto de tiempo. De ordinario -s prcci~o que la tarea
se desempeñe en el mismo día. Una batalla que queda indecisa,
se transforma frecuentemente, al ponerse el sol, para el defensor,
en batalla ganada; para el acometedor, en batalla perdida. Si la
batalla de Grave lote t. Privat se hubiese librado en día de invierno,
es má que probable que los France e hubie en salid vencedores.
Si poco después de la toma de Saínte- Marie-Au --Chenes,
hubiese sobrevenido la noche, extranjero.
La defensiva encontrará au,·iliares en los habitantes, auxilio que
serán un gran socorro, principalmente en cuanto al sen icio de noticias
y para el abastecimiento de sus tropa . D ordinario tendrá
también á sus órdenes toda la administración de la zona que constituye
el teatro de operaciones, y e e per-onal pu de prestarle
grandes servicios para ayudarle á acantonar y alimentar el ejército,
á reparar sus pérdidas, á preparar y organizar lo tran portes
de grandes masas de tropas.- Conlz1nía.
• Lo contrario no c;e verifica sino cuando los do artido~ di ponen de re-cursos
materiales desproporcionado , como en la guerra de Secesión. Una de las
condiciones e: enciales pario1. el éxito final de la defensiva estratégi~a, es estar en
capacid~d de poder sostener la fuerza por un tiempo suficicnttmente largo .. i u
puede, st no falta este elemento de fuerz), es prub1.ble el triunfo definitivo.
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eoteHn !nHitar be ~otombia
'-- 173 _;
• REGLAMENT() MEXICANO
PARA EL SERVICIO DE CAMPAÑA
( Contimla )
Dirigir las pequeñas secciones de ingenieros ó zapadores que
para reparar los malos pasos le hayan destinado, pudiendo obligar
á este trabajo, en defecto de aquéllos, á los paisanos, carreteros,
arrieros y soldados que vayan con los equipajes.
Prohibir y vigilar que individuo alguno del ejército destine
para sí, como guardia particular de su equipaje, á ningún soldado,
cabo ó sargento.
Impedir que los carros ó acémilas se carguen en el camino
con objetos particulares de las tropas, aumentándose el peso prevenido
para las acémilas ó carros.
En general, los trenes de los batallones, regimientos, Estados
11ayores y Cuartel general, marcharán á retaguardia de la columna,
escalonados en el mismo orden que las unidades á que pertenecen
y en esta forma:
Para tm balallón (l regt'mú:nlo- Vívere~ . n carro ó acémilas.
Equipaj - .,n arros ó acémilas.
Efecto .
Para ww bngada-Acémilas ó carruaj s del Estado Mayor.
Acémila ó carruajes de lo batallone , en el orden antes indi-cado.
/{zra tmtz Dt'vúz'ón-Víveres para un dfa, del Cuartel general.
Acémila 6 arruajes del 'eneral en Jefe.
Acémilas ó carruajes del Estauo Mayor de la División.
Acémila ó carruajes del Estado Mayor de artillería.
Acémilas ó carruajes d 1 Estado Mayor de ingeniero .
Acémila ó carruajes del per onal sanitario.
Acémilas ó carruaics de la admini traci6n.
Acémilas ó carruaj : del preb ste.
Acémilas <) carruajes con ·ívere de r .... serva del Cuartel general.
Para 1111 cuupo de tjúctlo-Víveres para un día, del Cuartel
eneral.
Acémilas ó carruajes del General en Jefe.
Acémilas ó carruajes del Estado Mayor del cuerpo de ejército.
Acémilas ó carruajes del Estado Mayor de artillería.
Acémilas ó carruajes del Estado Mayor de ingenieros.
Acémilas ó carruajes del servicio de sanidad.
Acémilas 6 carruajes del servicio de administración.
Acémilas 6 carruajes del preboste.
Acémilas ó carruajes con los víveres de reserva del Cuartel
2'eneral.
Las órdenes para la reunión y partida de los equipajes, se darán
por el Estado Mayor al comandante de los equipajes; y á lo5
conductores de los trenes de división, brigada, &c., por los Estados
Mayores respectivos.
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eoldiK !Jtil\iu be 50"'tMÍ4
\._ 17-4-'
Los equipajes del Cuartel general podrán llevar una escolta,
si así lo ~dena el Estado Mayor. Los de las divisiones, brigada'
y batallones serán cuidados por los conductores de los carruajes y
por los hombres que por al~una circunstancia no tuvieren destino
en las filas. ·
La gendarmería sólo se empleará en los equipajes como fuerza
de policía y no como escolta.
66. Parques y convoyes-Los parques y convoyes formarán
iempre columnas separadas.
Las diferentes subdivisiones de los parques y convoyes estarán
mandadas, respectivamente :
El parque de artillería, por el oficial superior del parque del
arma.
El parque de ingenieros, por el oficial superior del parque del
arma.
El grupo de hospitales de campaña, por el médico de mayor
categoría.
Los convoyes, por los j fes uperiores del servicio de administración.
Las panaderías de campaña y servicio de ubsistencia y ganado
d~ reserva que pertenezcan á los convoyes, por el oficial
5uperior del tren de transportes militares, ó por el jefe de la escolta
si éste es superior en categoría á aquél.
Cuando se reúnan en una sola columna los parques y convoyes
de las diferentes armas, y no se haya designado por la uperioridad
quién deba tomar el mando, lo tomará, en lo relativo á la
dirección general y policfa en la marcha de la columna, el jefe
militar de mayor categoría, con excepción de los jefes de los servicios
de sanidad y administración ; á igualdad de categoría, el
más antiguo de los jefes mencionados tomará el mando con iguales
excepciones.
En general, los parques y convoyes de un cuerpo de ejército
se agruparán en varios escalones ó formarán varias columnas distintas.
Estas colu:nnas ó escalones irán á las órdenes de jefes especialmente
designados para ello.
La orden de movimiento para cada columna de parques ó
convoyes, determinará el itinerario y el orden de marcha de las
distintas subdivisiones 6 escalones; indicará la hora á que deberá
ponerse en camino la cabeza de cada subdivisión ó escalón.
Cuidarán los convoyes, destacamentos que entrarán en la composición
orgánica de cada uno de ellos. Cuando las circunstancias
lo exijan, se les podrán dar escoltas especiales.
No deberán marchar con los parques y convoyes sino los carros
ó acémilas reglamentarios; cada jefe de escalón ó subdivisión
~e asegurará trecucntemente de ello, así como de que ningún carro
ó acémila lleva más objetos que los de la carga que le corresponde.
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&lriiK !7hntar ~t €owMbia
~ 175 ~
TITULO VI
Es 1 a e ,·o n lz m i t n 1 o
CAPITULO I-CONSIDERACIONES GENERALES
67. Las tropas en reposo acantonarán, acamparÁn 6 vivaquearán.
En el primer caso, se alojarán total ó parcialmente, en pueblos
ó lugares habitados, cuyo conjunto toma el nombre de acantonamiento;
en el segundo, se establecerán por más ó menos tiempo,
en despoblado, abrigándose en tiendas ó barracas. Cuando las
tropas reposen á la intemperie, el estacionamiento toma el nombre
de vivac.
No deberá adoptarse esta última forma de estacionamiento
sino como excepción en casos extremos de combate inminente, 6
cuando las circunstancias oblig•1en á tener las tropas muy agrupadas
y á la mano del General en jefe.
Por regla general, se deberán utilizar loi pueblos y lugares,
y siempre los abrigos de toda clase, especialmente ¡Jara las tropas
montadas.
Ordinariamente, la instalación de una tropa en campaña comprenderá,
á la vez, lo tre medios: por ejemplo, el grueso de una
columna acantonará; sus destacamentos y avanzadas acamparán
6 vivaquearán.
Las disposicione sobre el tiempo, modo y lugar en que haya
de estacionar un ejército, corresponderán al General en jefe. Dentro
de aquéllas, los Generales comandantes de cuerpos de ejército,
de división, de brigada ó de sección y los de columnas sueltas, señalarán
las localidades que deberá ocupar cada tropa, así como
los pormenores y advertencias que en cada caso convengan al más
pronto y puntual cumplimiento de lo dispuesto por la superioridad.
En todo estacionamiento deberá evitarse la aglomeración
excesiva de fuerzas, subordinando, siempre que se pueda, las exigencias
tácticas á las de comodidad é higiene.
Cada jefe de tropas repartirá la zona de estacionamiento entre
las unidades colocadas bajo sus órdenes. Lo¡ Generales en Jefe
de ejército, cuerpo de ejército 6 división, fijarán los emplazamientos
de los cuarteles generales de las unidades que les estén inmediatamente
subordinadas.
68. Se llaman castrametadores los individuos encargados de
preparar un campamento, acantonamiento 6 viYac.
El grupo de castrametadores de un batallón ó regimiento se
compondrá del ayudante, un sargento y cuatro hombres por cada
compañía 6 escuadrón; el de un cuartel general de ejército, cuerpo
de ejército, división ó brigada, de un oficial con las clases y
soldados necesarios. La composición de estos grupos podrá modificarse,
según las circunstancias; en general, se reforzarán con
fracciones destinadas á constituír la guardia de prevención del
acantonamiento, campamento 6 vivac.
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~otetm !JlHitat ~e lotom~ic
'- 176 _¡
Cuando se deban concentrar varios cuerpos de tropas en un
mismo acantonamiento, el conjunto de los grupos de castrametadores
irá mandado por el más antiguo de los ayudantes; sin embargo,
si formare parte de los grupos de castrametadores el de un
cuartel general, el oficial de Estado Mayor, jefe de este grupo, tomará
el mando en igualdad de categoría.
6g. Acanlonamz"tnlos-La disposición de conjunto de los acan'<
lnamiento · que deb rán ocuparse, dependerá de la situación táctica,
de la marcha del día y de los proyectos ulteriores del General
en Jefe. Será ventajoso muchas ve.;es hacer acantonar las
tropas en profundidad, á lo larg-o de los caminos que sigan y por
los que han de continuar su marcha al día siguiente. A gran distancia
del enemigo, los acantonamientos podrán extenderse de
manera que procuren á las tropas buenos abrigos; cerca del enemigo,
los acantonamientos serán más cerrados. En cada localidad
¡e podrán utilizar todas las superficies techada , pero nunca se
obligará á los ha itantes á dejar los cuartos y camas en que tengan
costumbre de dormir, para darlos á los oficiale y tropa, ni se
les exigirá nada má de lo que las tropa estén autorizadas para
pedir.
70. Prtparaáón del acanlom1m z~nlo-Al llegar á la localidad en
que una tropa deba acantonar, el grupo de ca trametador s e
dirigirá inmediatamente á la antoridad política, cuyo concurso solicitará
el jefe del grupo; á falta d e e ta autoridad, r unirá con
el mismo obj e to á tr _ de los vecinos más caracterizados; en seguida,
este je fe, en vista del acuerdo celebrado, 6 por u propia
autoridad, si se le niegan los alojamientos, procederá á repartir el
acantonamiento entre las compañías, escuadrones ó baterías, haciendo
que sus ubordinados tomen los datos que para el efecto
sean necesario ; fijará el lugar en que ha de situarse la guardia
en prevención, el lugar en que deban establecerse las acémilas, y
reconocerá 6 hará reconocer los abrevaderos y lu~ares en que la
tropa pueda:tomar agua y lavar su ropa. Cada sargento reconocerá
las casas en la parte de acantonamiento que se le ha asignado,
y en cada una de ellas señalará, por cualquier medio, el número
de hombres y caballos á ~ue cada una está destinada y la fracción
á que pertenezca. En los alojamientos destinados á jefes ú oficiales,
se inscribirá el nombre y categoría de los que han de ocuparlos.
Cuando deban acantonarse varios cuerpos en una misma localidad,
el jefe de los grupos de castrametadores hará el reparto
entre los diversos cuerpos y servicios, teniendo en cuenta las necesidades
de cada uno de ellos; si algún cuartel general debiere
instalarse en la localidad, escogerá con cuidado el local que se le
ha de destinar.
Las regla~ principal s :í que d eh Prá sujetarse todo oficial en cargado
de la preparación de un acantonamiento, son las siguientes
: apostar centinelas en las salidas del acantonamiento, para la
vigilancia y para evitar, en caso de que la proximidad del enemigo
lo exija, toda comunicación de los habitantes con el exterior. Asegurar
á cada unidad ó servicio una zona que limitará con el mayor
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eo(din 511i1itar be toloml>ia
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solo, al modo de esos templos maravillosos cuyas vidrieras policrómicas
encierran la medula de cien generaciones.
De igual suerte, el automóvil es la peno.a integración de los
esfuerzos, y como idea, como tend ncia, tiene un abolengo secular
que el ilustre conferenciante historió sumariamente con la
dicción Jara, suelta y preci a que le distingue. Al ~iglo xv se remontan
los primeros vcstigi s del mecanismo automotor, atribuyéndo
e su concepción embrionaria al talc:nto univ rsal de Leonardo
de Vinci. Pero este intento, y otros acometidos hasta lo hábiles
trabajos del ingeniero Vaucanscn, deben considerarse tan sólo
como una vidente aspiraci6n, cerno un germen que no podía desarrollarse
mientras no vinie e á fecundarlo la fuerza motriz del
vapor. Al advenimiento de e ta forma de la energía suc d n las
primeras tentath·as serias, y ap na albon·a la máquina de vapor,
se ve al automóvil tomar cu rpo en l fardicr de Cugnot.
Y aquí el Sr. Man·i n< uentra coyuntura para repetir lo que
ya observó en u primera 1 (( i 'n, á .al r: que la n ilic·a C!:l factor
principalísimo d 1 pr gT so; 1uc la hLtoria de la gu rra la historia
de la civilización · que las arm<:: , 11 ct rna busca d l temple
mejor, han atizado i mpr'"' la fragua de Prom t o, y que el filo
de la pada ha servido m u has v ce . para rasgar se velo misterioso
que recata los pechos fe undo de la madre Naturaleza.
L El automóvil, como la lo omotora, se deben al brazo mi-itar
orque se d b n á José Cuo ncA, Of~cial de Ingenieros del
ejército francés, que en 1769 n. tn1yó ,¡ primer carruaje movido
por el vapor d agua y de tinado á circular n caminos rdinarios
como transporte de artillerfa. La ¡,ruebas oficiales fuer n ~atisfactoria.,
bien que para corr gir algunos defectos del carro se
devolviese á su autor, el cual hizo un s gundo modelo que no prosperó
á causa de la caída del Duque de Choi ul, :Ministro de Guerra,
y también por los trastornos políticos de aquella época. El
vehículo estaba reducido :\ un bastidor de madera que cargaba
sobre tres ruedas, dos traseras y una delantera, provistas de resaltos
para aumentar la adherencia con 1 terreno. La última recibía
el movimiento mediante dos cilindros alimer tados por el vapor de
na misma caldera.
u A pesar de los inconvenientes debidos á la escasa vaporización,
á b falta de tiraje y á la tosquedad de los órganos transmisores,
e t~· carro es el verdadero punto de partida del actual automóvil,
y el mérito del autor descuella en toda u grandeza si se
atiende rrl estado naciente ele la mecánica del vapor en el último
tercio d c: l siglo XVIII.
on el propósito de ha e r rcc.altar de idamente la importancia
d aquel im ento, r seña el Sr. :Marrá la evolución de la aplicacion
s del vapor desde la eobp/!a de I Ierón de Al jan dría ( I 20
años antes de J. C.) hasta el carro de Cugnot. Aunque las obras
de Aristóteles, Lucrecio, Leucipo y otros filósofos de la antigüedad
contienen los gérmenes de muchas verdades que se reputan modernas,
es lo cierto que la fí ica de Arquímedes permaneció estacionaria
durante algunas centurias, porque no eran estímulos pro-
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58oldin militat be ~olombict
\._ 179 _)
píos á sacarla de su postración la ignorancia general, la necesidad
de expatriarse para adquirir conocimientos, las preocupaciones que
asendereaban la inteligencia, la falta de libros é instrumentos de
enseñanza, y la vinculación de la sabiduría en el hierático misterio
de los templos ó n el hogar de las familias que la conservaban á
manera de mon f->Olio, de tal suerte que los filósofos pobres podían
decir como Bia : "Todo lo traigo conmigo."
Pasando á lo sio-los de la Edad Media, nota la fatídica negrura
que en vol vía á la humanidad, el desprecio á las 1 tras, el
carácter diabólico atribuído á las ciencias, y el corto número de
camino , uni ·ersidades y e ntros instructivos que obligaban á los
abios á ilu tra ~ e viajand con el bato al hombro y el espadín al
lado, y á pr guntar, como Paracelso, á los anciano , á lo barberos,
á los · quiladores y á 1o verdugo . Recuerda la est~ril obseión
de a ellos e r ·br s atiborrado~ de metafí ·ica, e. ·traviados
n la o cun1 marañad ' una e coli ti ca tan sutil e m o infe cunda ;
los, nll t atr el . a q ue lla t nive1· idad "' d nde e p . rdía 1 tiempo
di cuti e nclo la fo rma el h. gracia. / aqu e llos sabios que tenían
por la.b ratori la ¡·e ort del soplador, p or instrum nto .1 astrolabio
por métod la fórmula cabalíst ica, por aspiración la piedra
filosofal,¡ or 1 y las -uerzas oculta , y por corías el horror al vacío,
1 flogísti~,; y la ac c ión catalftica.
La id e a de qu lo que ·e escapaba de una va ija caliente era
aire, su sis tió, pue ~ , hasta el advenimiento del método experim ntal
que impulsó á la humanidad por la vía del progreso, haciéndola
marchar pr cipitadamentc de conquista en conquista . ...,ícru las el
Sr. rviarvád\:; de la primera y fundamental: el de cubrimiento de la
presión atmosférica debido á Pascal y á Torricelli. De cribe la imperfecta
máquina de Huygens, aplicada en Versalles á la subida de
aguas, en la cual los ga es de la pólvora movían un émbolo en
el interior de un tubo, máquina que sugirió á Papín la idea de
sustituír aquella fuerza e.·pansiva por la del vapOJ de agua· la
bomba elevadora de Sa ·ery, concebida en vista de las ideas de
Papín y u ada con éxito escaso en las minas de Inglaterra; la máquina
de Ne ~comen, con cilindro abierto por arriba, llamada atmosférica
porque la presión del aire impelía el pistón hacia abajo
cuando el vapor que lo había Je,·antado, condensándose por medio
de un chorro de agua fría, producía el vacío. Menciona la favorable
acogida que tuvo esta máquina, y su empleo exclusivo durante
sesenta años, los cuales transcurrieron sin que se pudiera corregir
la deficiencia del úmple efecto, hasta que la invención de los termómetros
de Fahrenheit ( 17 14), Reaumur ( 1 730), Celsio ( 1741 ), y la
teoría general del calor fundada por Clarck ( 1760 ), echaron las
bases de la mecánica del vapor, sobre las cuales el genio de Vlatt
levantó la verdadera máquina de aquel nombre, mediante la consecución
del doble ifecto, el regulador de fuerza centrífuga, el cilindro
hermético, el condensador s~parado y demás mejoras que
convirtieron un simple artefacto de agotamiento, en motor re~ular,
constante y de aplicaciones universales.
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~lettn !)'H(it,n ~· €olombia
I80 J
Estos adelantos completaban. la máquz1za fija, pero dejaban intactas
las dificultades de la mdqu./na móvz'l, resueltos en principio
por el solo esfuerzo de José Cugnot, lo que demuestra el relevante
mérito de este Oficial francés, el cual habría llegado positivamente
á un tipo de automóvil práctico, i Napoleón r, harto fiado en su
¡:-enio, hubtera prestado su apoyo al desvalid inventor.
Continuando la historia del automovilismo, recuerda el Coronel
1Ianrá el ~co que aquél halló en Inglaterra, las tentativas hechas
por vVatt en I 784, el carro presentado pocos años de pués
por Evans n Filadelfia, y los progresos que fueron engendrando
la locomotora. h ·plica el antiguo ist ma de vía con bandas salientes,
al principio de madera y después ue hierro, u ado en Inglaterra
para el transporte de materiales en las minas de hulla ;
los primeros tipos de locomotora con ruedas dentadas para engranar
en cremallera, evitando 1 patziwjt, egún las falsas id as dominantes
acerca de la adherencia, error d shecho por Blackct en
1813; la capital mejora introducida e n la cald ra tubular por
h1arc eguin .en 182 7, q 1e p ·mitió 1 Yar la producción del vapor,
y, finalmente, el tiro forzado, aprovechando aquél d pués de
actuar en los émbolo , mejoras que p rmitieron á te h n ·on presentar
la locomotora Coheü, con casi todo los el mentos que cmponen
la que hoy conocemos.
Ilustrando las explicacion s e n gran e pía de figuras, igue
la evolución del autornovili mo en e;} período de 1811-36, y observa
cómo los mejorami ntos de la locomotora embargaron el interés
público, haciendo que el problema primitivo d ~1 carro caminero
de vapor fuera derivando hacia las rfas férr a . Esto no obstante-
dice-nuevo tipos vinieron á demostrar que no se abandonaba
la materia. Des ríbe el de Griffiths (1821), el de Bur tall
(1824), el de Gurney (1825), y algún otro, tímidas perfecciones del
carro de Cugnot, los cuales, á pesar de us def ctos, permitieron
instalar servicios de viajeros entre Glócester y Cheltenham, y otrél
líneas de Inglaterra. Pero el automóvil e taba eriam nte amenazado;
la opinión suge tionada por el triunfo del Cohete, le volvió la
espalda; la locomotora se proclamaba soberana de la tracción, arrollando
á su paso la pesada galera, la torpe diligencia y el nacient
automóvil. La ley hcomotz've act (1836), que imponía á éste limitaciones
de velocidad, precauciones estor osas y recargo tributarios,
fue ya el golpe de muerte.
Pero ni los hombres ni su leyes pueden torcer la índole de
las cosas cuando éstas empapan la vital esencia del progreso. A
despecho de todo, el automóvil, olvidado un in tante, resurge de
· su propia virtualidad como el fénix de sus cenizas; se yergue de la
mano de Lotz en 1856, entra en París ·1 año 1867, da el aldabonazo
en las puertas de la Exposición universal, reanima sus órganos
con el fluido eléctrico en 188 1, nutre sus entrañas con petróleo
en I 886, y así, vigorizado con todos los específicos de la energía
emprende su marcha triunfal y sale al encuentro de la gallarda
locomotora para decirle: "Párate y sígueme."-Cotzlznúa
(De la Revista t(mica dt Infautala y Caballeda, de Madrid).
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~ote titt !niiitcu be l:otombia
'- 18~ ___)
memorativa de: la campaña, la medalla militar, una citación, &c. ;
esta esperanza le sostiene; sueña también con la alegría del regreso;
en estas condiciones, con tal que los víver s no le hagan demasiada
falta, que tenga vino, café y tabaco, las fuer7as morales
se mantendrán; los cuidados que está obligado á tener con su
equipo, u calzado y sus armas, los trabajos múltiples que representan
la instalación y transportes diarios al ivac, t do e t 1
ocupa, le di trae, le impide soñar con otras co as. En tales momentos
l soldado vive de la provi ión de alud qu\; tenía almacenada
antes de su marcha, y durante te período el mejor modo d
mantener la moral es asegurar con el cuidado más grande las distribuciones.
Se tiene, por otra parte, notado con mucha frecuencia
que hay relativamente pocas enfermedad~.:s entre la tropas en
marcha.
Pcrv d S1)u é: d e un g rand e esfu r zo es cu ndo l período
activo t rmina; ntonces se suspe nden las operacion de guerra
para ¡ on e r las trop·1 · n reposo en 1 s campos, acantonamientos ·
pue t ; ese e s ·1 momento n que las e nf rmedade e declaran,
y con tanto mi fu e rza y más iolencia cuanto es may r el hacinami
n to, e · decir, ue la aglomeración d e hombre. y caballos es
má con siderable.
En m mentes tales la iniciativa de lo que mandan tiene un
¡-ran papel que jugar, y e cuan o conviene no descuidar la aplicación
estricta d las regla de higiene recomendadas por la
ciencia.
Es preciso vigilar con gran cuidado el agua que se emplea
en la alimentación.
El agua potable es la cuestión capital; se debe evitar por todos
lo medios posibles que no e a ensuciada por las deyecciones
humana , inmundicia , detritu de ~oda clases, ni por la inmersión
de adáveres, carroña<;, ni por el lavado de prendas de vestir, &c.
Todas la inmundicia (ré:stos de anímate , &c.) deben ser incineradas
ó desinfectadas y enterradas lo más lejos posible de los
punto de aguada, de suerte que las infiltraciones no puedan venir
á contaminar el agua de los arroyos 6 cur~os de agua. i e descuida
el cumplimiento de estas prescripciones, el agua que se consume
llegará á ser bien pronto el ·ehículo de todas la nfermedades.
Supongámonos en invierno, en el período de stacionamiento
en un campo ó puesto militar. El momento es el llamado á e tudiar
Jos medios que han de emplearse para manten r la moral dt.:
los soldados, qu , dicho sea desde un principio, no tardará en er
deprimida si éstos quedan completame nte deso upados; lo e ncial
s lograr mantenr-o rlo en cierta a r. tividnd sin producirle can sancio.
Este punto es capitalísimo; s prcci o á toda co ta ocupar lo ·
hombres si se les quiere librar del spleen. En circunstancias tales
no faltará á lo jefe ocasion es en qué hacer notar su ge¡,io organizador.
El hombre de guerra, el soldado, _ b·t·neralm nte lJu ·n y
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t1~>tetin mlilltar be ' owmóia
'- I83 _ _;
e compadece de las le gracias del prójimo. Fuerte y vigoroso,
experimenta la nece. idad de tomar al débil bajo su protección,
párte voluntariament lo poco que tiene, alimenta á los pobres y
no es raro verle adoptar un niño pobre abandonado y criarlo; sirva
de te ·timoni el ejemplo dado por los soldados del 200°. Separado
de u fe: milia, .xperimt::nta el soldado la necesidad de trasladar sus
afectos i un sér cual uiera, tal e mo un perro, un papagayo, un
mon ; los Oficial no deben oponer e á. .e tas adopciones; deben
tolerarla , y aun m L, fomentarlas, cuidando de que la presencia de
estos animllles n sea causa de molestias ó desórdenes.
Puesto que las re 0 las de la higiene proscriben en los países
itertr pica.! es el e:tacionamiento al sol y los trabajos penosos, fuerza
es vitarl , a í e mo también las siestas demasiado prolongadas
; eh h ra~ on suficientes, de once á una por ejemplo ; las restante
d-:. calor deberán ser empleadas en jugar, á la sombra, á lo
bolo , á la piola, al salto, al lurmcqué, l·c.
Dcspué , cuandu e cansen de esta distracciones, se puede
reunir ~i lo olJ os .. no para enseñarle~ teorías que les aburren,
sin para leerle diario 6 alo-una novela interesante ; este es un
gén r d distraed 5n muy d su ao-radq. e nven rá también aprovechar la horas de calor, durante
las cuales nadie trabaja, en adelantar el ensayo de canciones y
piccecitas de t atro q e se representarán los domingos y días d
fiesta; per com n 1 todos tienen aptitudes para presentarse en
las tabla , se 'ejará á aquellos que carezcan de ellas que se entretengan
en la confección de trajes, adornos, y en arreglar sus
efecto , u ropa, sus armas, &c.
Puede también ~ermitirse que jueguen á las cartas, á las damas,
al domin' y e n preferencia á la lotería.
L::t lotería, má de lo que generalmente se supone, tiene un
atractivo particular; los bufones, al cantar cada número, lo acompañan
de refle.·iones de un gusto más ó menos dudoso, pero que
hacen reír á sus camaradas, y en campaña siempre es bueno reír.
El hvmbre que ríe no se desmoraliza. La lotería tiene, además,
la ventaja de permitir á los soldados indígenas, que en todos los
países on excesivamente jugadores, tomar parte en esta diversión
y aprender de paso á leer nuestras cifras.
E.1 las cuchujlelas, como en los motes que acompañan al nombrar
cada número en el juego de la lotería, por inclinación natural
muestran la mayur parte de los soldados su preferencia por
aquellas que s n soece . Es bastante difícil al oficial ocuparse de
ello.
Es sabido, cuanto más injuriosas, inmorales ó ridículamente
idiotas son las canciones, más probabilidades tienen de é.'ito; es,
sin duda, el gu to fin de siglo que se infiltra en el ejército como en
cualquiera otra parte; si se quiere adquirir el convencimiento de
ello, no hay má que entrar en un café-concierto cualquiera .
... in embargo, hay felizmente excepciones, y si entre los jefes
y Oficiales hay quien tenga aptitudes especiales, podrá, en armonía
con la circunstancias y acontecimientos que e desarrollen,
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~o(din !Jlilitar be ~olombia
'- 184 _)
componer para la tropa, ya sea una piececita, ya sea una canción.
Esto obtendrá buen éxito.
Al fin indicado, algunos días antes de mi partida del r8. 0
, compuse
una canción que tiene por título La Malgache. Esta canción,
que conocéis, era cantada con mucha alegría por mi compañía ;
pero debo reconocer que si logró algún éxito (lo cual me decidió
á hacerla imprimir), lo debió á los bellos sentimientos que en ella
se expresan, sin que esté desprovista de sandeces y ligeras picardías.
¡ Cómo ha de ser! ... Quien quiere el fin, quiere los medios;
me propuse hacer cantar á mis soldados, y lo conseguí. (Aquí no
he tenido tiempo que dedicar á tales asuntos).
Desgraciadamente mi canción no tiene ya razón de ser; puede
que tenga ocasión, cambiándole algunas estrofas, de adaptarla á
otra situación.
La última palabra no está dicha; 1 o ible es que vayamos á
hacer conocimientos con los negros de la Costa de Oro y del !\1arfil,
ó con otros-Conll'mía.
•
ME110RIAS DEL GENEP AL!'; 1~LO !vlORILLO
(Cuntimía)
R fE.'U .·x
Al Excmo. Sr. D. Pablo Morill >
Bogotá, 26 de Enero de 1821
Mi estimado amigo :
He sabido con gran sati::,facción, que al fin ha logrado usted
volver á su querida patria, para disfrutar allí del placer Yivo y
puro de volver á ver el suelo natal y á su querida familia. Reciba
mis felicitaciones por su fdiz vuelta á la Corte de :rvfadrid, e
donde sin duda será recibido por el Gobierno de su ación como
lo merec por sus en·icio y sacr'fki . l\1e ¡ ··omcto que usted
contribuirá en mucho á poner en claro lo~ asuntos de la guerra en
América, y que los informes que dé producirán algún resultado
ventajoso para la desdichada provincia de Venezuela.
Con pena manifiesto á usted que no he recibido ninguna comunicación
en que se me participe su partida para Europa; sólo
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'8o1din mliHtat be €olombia
L 186 _;
gencia la voz de Colombia, que pide su existencia política. . M.
debe ver en la expresión de mis sentimientos lo votos más sincer0s
de mi corazón *.
Tenga la bondad, mi 'querido amigo, de ponerme a los pies
de su ad )rabie esposa, y de aceptar los sentimientos de cordialidad
con que m ~ repito su más adicto servidor.
SUIÓN BO LIV AR
I.ESU.MEN DE LAS NEGOCIACIO.'ES QUE SE EFECTUARON E.' 1820 ENTRl~ EL
1 o
J::ICMOo SR. CONDE DE CARTAGE. A, GENERAL E.' JEFE DEL EJERCITO DE COSTA
FIRME, Y SIMÓN BOLIVAR, PRESIDENTE DEL GOBIERNO DE COLO fBIA ; POR D.
' 1 JOSE DOMLrGO DIAZ, SECRETARIO DE LA JUNTA DE CARACAS
La Provincia de Venezuela, despu¿ de haber alcanzado, en
tiempos más felices, un grado de pro peridad, de civilización y de
opulencia que la nov dad de u descubrimiento no permitía esperar
tan pronto, era presa de los horrores de la guerra civil ; u ruina
entera parecía inevitable, cuando los aconte imicntos políticos que
acaecieron en Madrid en el mes de Marzo de 1820, parecieron
anunciar el término de su. mal s. Se habían proclamado ¡ rincipios
constitucionales; ·1 Rey acababa de consagrar, por medio de su
juramento, una nueva forma de gobierno que n1 dejaba pelextos
á las declamaciones de los disid ntes; debíamos esperar que el
genio del mal iba á hufr de nuestras riberas, ante el deb ·r humanitario
tan nec sari en nuestras transacciones políticas.
El día 6 de Junio, día que no se borrará nunca de nuestra
memoria, fue designado para solemnizar ta grande época .
. E. el Conde de Cartagena, G~..neral en Jefe del Ejército d~
la Co ta firme, acababa de recibir, con fecha del 1 1 ele Abril, una
ordenanza real que le encargaba c.·presamentc trabaja e por todos
su" medio n la pacificación de estas provincia ; con esta
ordenanza venían in trucciones dictadas por la más gen "rosa humanidad,
que probaban ha ta la última ,:idencia cuánto ·e preocupaba
S. M. de la paz y de la tranquilidad de la l\1onarquía.
La e.'tremada delicadeza de . E., y su ardiente deseo del
triunfo, le sugirieron la idea de formar una junta de autoridades
principales de la capital y de la provincia, pat·a estudiar y decidir
de los medios de dar término á la empresa más importante que
se haya formado n}lnca en inter~s de estos paíse . Tuve el honor
de er nombrado Secretario de e ta Junta, y nunca olvidar-é ni los
• Bolívar, aproYechándo e de la misión Cvntiada á. sus cmi Mios, asegur!\
haber dirigido al Rey \lna carta de felicitaci1\n pu su advmim1mf(J al trono dd
amor y d~ la lty, carta por medio de la cual le suplica tscuclu co1t t'ltdulgmcia la
voz de Colom',ia que pidt una exutmcia polltica. La lectura de e t~ pasajé puede
dar una idea Yentajosa del que lo ha escrito; pero aquí B.Jlívar carecía de buena
fe; y olvidando sus ofertas y su p:tlabra, rompió un armisticio acordado bajo los
más solemnes auspicio o A lo cuarenta y tres días solamente de haber dirigido
~sta cnta al Rey, recomenzaba las hostilidade , y hacía pesar una vez más, sobre
los desdichados habitantes de Venezuela, el azote de una guerra fratricida.
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'Botetin IDlHitat be ~oromóút
\..._ 187 _J
sentimientos de lealtad y de buena fe que animaban á sus miembros,
ni sus sinceros votos por el restablecimiento de la paz.
S. E. el Conde de Cartagena creyó en seguida, de su deber,
dirigir el 17 del mismo mes el despacho siguiente al Gobernador
de la MarO'arita y á los Generale y Jefe disidentes que se mencionan:
D. José Antonio Páez, D. José Francisco Bermúdez, D.
Pedro Zaraza, D. Tadeo Monagas, D. Manuel Cedeño, D. Andrés
Rojas, D. Domingo Montes, D. Mariano Montilla.
El despacho es el siguiente :
" Quizá los acontecimientos que se han sucedido en el mes de
Marzo en la España europea, no son todavía conocidos por V. S.
El Rey, siempre ocupado del bienestar de sus queridos súbditos,
acaba de renunciar por propia iniciativa al poder de que sus predecesores
gozaron por tre siglos; él ha JUrado cumplir la Constitución
política de la 1-fonarquía, ancionada por las Cort s el 18
de Marzo de 18 I 2, y generalmente des ada por la Nación. Ningún
soberano ha dado nunca prueba tan positivas de la sinceridad
y de la rectitud de sus intenciones ; jamás un soberano había
hecho un sacrificio más heroico en favor de sus pueblos.
" La Península española ha prestado inmediatamente el mismo
juramento, y las provincias de la E paña americana han seguido
este ejemplo en medio de las aclamaciones públicas ; una
conducta tan noble aleja todo temor d ~ una guerra civil que pudiera
esperarse. Los periódicos que nvío á V. . le atestiguarán
la exactitud d estos hechos.
" entado en el trono constitucional d las E paña , el Rey, en
medio de Jos numeroso é importantes trabajos que ocasiona un
cambio de ley fundarnencal, ha vuelto sus miradas, desde los primeros
instantes, hacia esta parte d us Estados que devasta una
guerra nacida de la fatalidad de las circun tancias ó de un error
de cálculo ; él ha visto de qué modo la reacción de lo partidos y
el fune to espíritu de venganza ha eng ndrado los actos de crueldad
y fomentado los odio ; él ha comprendí o que si no ponía
término á esta guerra suscitada por erróneos principios, no terminaría
sino con la ruina de Venezuela.
"Penetrado de dolor ante el aspecto de los males que aniquilan
esta Provincia de ·u vasto reinos, 1 Rey, para calmar su paternal
corazón, ha querido abrir todos los tesoros de su benevolencia,
y poner por obra todos los medios de restablecer la paz. Por
esto, su primer movimiento ha sido dirigir á sus pueblos la proclama
que V. S. encontrará adjunta ; en ella reconocerá la bondad y
la moderaci6n que despertarán á ]a vez el reconocimiento de los
súbditos de S. M. y la admiración de los pue los extranjeros.
"El Rey no ha querido fijar estrechos límites á la generosidad
de sus intenciones; me ha autorizado para tratar particularmente
con los Gobernadores disidentes, y para que me entienda
con ellos para tratar de borrar hasta el recuerdo de los tristes sucesos
que se han cum¡.>lido.
"Con el propósito de cumplir en un todo las intenciones de
. 11. y de satisfacer mis propias intenciones, me dirijo hoy á las
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~o(din mlilitnr be ~o(ombia
L 189 _l
en donde por causa de una hendidura del terreno, las capas afee·
tan la forma de una gotera. La abundancia de las aguas depende
dé la extensión del terreno que uministra el agua á la fuente. Todas
provienen de las lluvia ó d 1 rocío que se deposita en lugares
más altos; y cuando aparece una fuente en la cima de una monta_
ña, basta echar un vistazo al r dedor para confirmar la existencia
de terrenos más levantados, de donde ·e desprende.
En los viajes subterráneos que el agua ejecuta de e te modo,
disuelve una pequeña parte de lo cuerpos con los cuale se
encuentra en contacto, at-ra. tra las partículas más ligeras que 11enan
lo inter ticios de la capas más resi tentes. Por el frote continuado
largo tiempo, ga ·ta esa mi mas capas y forma allí vacíos,
abre canale , pequeño al principio, que se van ensanchando,
e juntan y dan al fin raso á masas de agua más grandes. En el
largo curs de los tiempos, los terreno má duros, los que ofrecen
más resistencia al d t rioro, acaban por roerse á sí mismo , y
agr ndado los canal e , dan nacimi ento á as fuent e s que causan
asombro p r el volum n normt: d a
Fuente:
Biblioteca Virtual Banco de la República
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Prensa