TRIM.IV. AÑO II. Bogota, 21 de marzo de 1865, NUMER094
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REDACTOR. VENANClO ORTIZ.
Una de esas almas tuvo aquí po1· nombre MANUEL
JosÉ MosQUERA. La serpiente que perdió a
Adan, i que se enredó al t•edt:doa· del mundo, ha
dejado ve1· entt·e nosotros sus funestos anillos~ i
Cuando la palabra crendom del Sé1· omnipotente nos ha inspirado el amor al desórden i a la rebe-hizo
brotat· del seno de la nada los prodijios que lion. El espíritu infemal que anima a los enemiJJenan
el univer·so, se formó en un punto del globo gos de Dios, a los enemigos de todo lo bello, de
un ameno Jardín, síntesis prodijiosa de todas las todo lo gmnde, a los que han convertido este her-be.
llezas, cumulo• de todas sl as• armonías•, palacio moso paraiso en un in.rI. erno, lanzó 1e' jos d e aqm' a
digno del monat ca que en el lba ~ nacet. . 1 esa alma que nos honraba i de que solo hemos
. Formndo el p~d~e de la hurrHlmdad,. al. abnr los 1 recobrado el cOI·azon que la pena despedazó.
OJOS, qued~. mm avJIIad? de cuan~o veJa' espesos Ese corazon fué conducido solemnemente el día
~1,\ bosques de Jtgantescos ~ copudos arholes en cuyos 15 de este mes de la iglesia parroquial de san Vic·
troncos se enred.aban VIstosas t¡·epadcras car~ada~ tor·ino a la Catedt·al. El anciano respetable, sucede
flo~·es que. c_awn en festones de coloa· ~~··mdo 1 soa· en el gobiet·no de la met¡·ópoli del varon exies~
at'Clan dellc.ws?s aa·~m~s ; .f•·~ltos es.qmsltos, ~~ mio que abrió los brazos para oponerse al progreso
het m osos colOI es' na a 3 11J~S 1 hmone¡ 08 en flot ' del mal i a quien abogó el esfuerzo, subió a la
plantas vet·des corno. ~aHOJOS de esmeraldas sobre cátedra sagrada ¡ con sentidas voces invitó a los
~~~ qu_e resaltaba e~ b~·JIIo de las fl~.res ; nrr?yos fieles para que concurran a honrar los· funerales
CliStalmos cuyas g• a.cwsas ond_as bapban mm m u- del -mártit· que tendrán lugar al fin de esta cua-rando
de rocas empmadas; J'IOS caudalosos que r
llevaban silenciosos sus nguas fecunduntes i carga- esma. . . ,
das de peces ; aves infinitas, de vat·iados ¡ brillan- . Dut·nnte ella rogu~mos a Dws, ponga~o~le por
tes plumajes, revoloteando i cantando con inimi- mtea·ce~or al que munó por defender su le1, 1 espetables
trinos las glorias del Cl'iador ; pintadas •·emos I tengamos fe.
mnl'iposas que vagaban graciosas de flo¡· en flor; =-- -===========-===~=:==
moscas b1·illantes que susurraban sobre las aguas /lJi!l~ !1}/R (/J[l(/)lf"J [!l ~~
de los arroyos ; variedad de cuadrúpedos que -----~
dot·mitaban unos a la sombt·a de los majestuosos BOLETE" DEL ESTERIOR.
•·obles, tt·isr·aban otms sobre la verde alfombra del
llano, Uepaban algunos a Jn empinada siefl'a; el Se lee en el Diario de Roma de 21 de diciembre
noble corcel sacndia su poblada crin, hinchaba la último: · .
nat·iz i relinchaba corbcteando tras la yegua que CATÁLOGO
esquiva se desviaba. ¡ Oh 1 ¡cuántos prodijios 1 de los principales errores de nuestro tie_mpo señ.aLa
naturaleza toda reía, i vestida con las galas de lados en las alocuciones consi!;toriales, en las en-la
primavera, saludaba a su señ01·. cíclicas i otras cartas apostólicas del papa
Pecó este i fné destert·ado del paraiso, i fué a Pio IX.
morir i a se1· sepultado en el mismo sitio donde
mas tarde se levantó la cruz del Redentot· ..
El paraíso· se perdió pat·a la humanidad. Sus
flores se agostaron, sus bosques desaparecieron, sus
rios se hiciea·o 'nsurcables, sus at'l'oyos se secaron,
sus animales se dispersaron ; su entrada se cerró
para Jos hijos de Adan.
Pem Dios_, siempt·e misericordioso, habi,a criado
ot¡·o paraiso para los descendientes de aquel padre
culpable.
Ese otm lugar d"e delicias estuvo habitado por
ñombl'es inocentes, pero estraños a la revelacion
de Dios, de que sus antecesores conse¡·vat·on una
oscm·a nocion. Un dia llegó, en que Dios sopló
en la cabeza de un sábi.o navegante la idea de la
existencia de esta tiet•¡·a ; ese sábio , ·ino a buscada
i la encontró. Él se llamó Colo:nb, el paraiso descubie¡
·to-, América, donde no solo se veían poco
hace precfosas cosas,. sino grandes almas.
Pero el hombre ha segu.id'o rebelde contm ~u
Dios queriendo se¡· Dios tambicn, i cuando no
puede wiadir un codo a su estatura, pretende
tocm· con la cabeza el cielo. Amontona ruinas para
trepat· pot• ellas a la mansion del Haced'or Supremo~.
i pisa las virtudes que le estorban el paso.
Otra ocasion quiso en ott·a parte escalat· el cielo,
i· el cielo le envió por castigo la confusiorr de lenguas.
Hoi aquí sucede lo mismo ; no podemos 1
entendernos, i las almas justas huyen a refujiat se
al seno del Eterno porque su voz no es oida.
§ t. 0 Panteísmo, naturalismo i racionalis-- -
mo absoluto.
t. 0 -No existe ningun poder divino, Sét· Su·
pa·emo, sabiduda i p1·ovidencia distinta de la univet
·salidad de las cosas ; i Dios no es sino la
naturaleza i por eso es inmutable.. Por tanto, Dios
está en el hombre i en el mundo i todas las cosas
son Dios, i tienen la sustancia misma de Dios.
Dios es, pues, una sola i misma cosa con el mundo,
de donde resulta confundido el espit·itu con la
materia, la necesidad con la libertad, lo verdadero
con lo falso, el bien con el mal, lo jus~o con lo injusto.
(Véase la alocucion Máxima quidem de 9
de junio de 1862).
2. 0 Debe negarse toda accion de Dios sobre los
hombres i el mundo. (V. la alocucion id.)
3. 0 La razon humana sin relacion ninguna con
Dios, es árbitra esclnsiva de Jo verdade1·o i de lo
falso, del bien i del mal ; es la lei de sí misma i
basta por sus fuerzas naturales a 1 cuidado del
bien de los hombres i de los pueblos. (V. id. id.)
4. 0 Todas las verdades de la relijionse dedvan
dé la fue1·za uatu1·al de la razon humana, de donde
se deduce que la razon es la regla principal por la
que el hombre puede .i debe llegat• al conocimiento
de las ' 'erdades de todo jénea·o. (V. las cartas
encíclicas : Qui pluribus, de 9 noviembre de
t 846-Singulari quidem, de 11 de ma1·zo de ¡;
1856, i la alocucion Máxima quidem ya citada). l
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
5. 0 I...a revelacion divina es imperfecta~ i po1· 1 ·verdadera igles1a de Cristo. ( Alocucion: Singueso
está sometida al progreso continuo e indefinido 1 la1·i guddanz, 9 de diciembrt> 1854-Cm·ta enci'
que responde al P''ogl'eso de lat·nzou httmann. (V. clica: Qu-anto conjisiamur "'ITI;aJrore, 11 de agosto
la enclclica: Qui pluri!Jus i la alocucion: llláxi- -de 63 ).
'11-ta e;c.) . . . . . 18-EI protestantismo no es sino ota:a forma
6. La ICJ cnst1ana está en oposJclon con la de la misma verdadera relijion, en la ·cual
razo~ humana, i la.revelarion~ divina no sol?mente es posibiA agrnda1· a Dios tanto como en la ig1esia
no strve de nada, sr!1o. que dan~ a la P.erfec.cwn del católica. ( Carta encic : Nescitis et nobiscum, 8
ho~bre. (V., 1~ enc1cltca: Quz plurzbus 1 la alo- de diciembre de 49 ).
cuCio~: JJJa~tm~,~tc:) . . . . § 4. 0 Socialísmo-Conwnismo-Sociedades ? · Las P•.ofe...,JdS 1 los m1lag1 os es puestos 1 1 e- secretas-Sociedades bíblicas-Sociedades clerieo~
endos .en l~s hbros sngra?o~, son fábulas de poetas, liberales.
1 los m1stcnos de la fe cnstwna son la suma de las
investigaciones filosóficas. Los libros de los dos
testument9s contienen ficciones fabulosas, i Jesucristo
mismo es un mito. (V. id. id.)
§ 2. 0 Racionalismo 'moderno.
8. 0 Pues que la !'azon humana es igual a la
relijion mismn, las materias teolójicas deben ser
tratadas como las mt~terias filosóficas (V. la alocudon
: Singulari quidem perfusi).
9. 0 Todos los dogmos de la reliJion cristiana,
son indistintamente el objet(} de la ciencia natmal
o filosófica, i la razon humana, instruida solamente
po1· la histol'ia, puede, por sus fuet·zas natm·ales
i sus pl'incipios, llegat· a la ciencia misma sobre los
dogmas mas abstractos, desde el momento en que
sus dogmas han sido pa·opuestos como objeto a la
razon humana. (V. la carta al arzobispo Frisiny:
G'ravissimas, de 4 de diciembt·e de 1862, i la cat·ta
al mismo : Tuas libenter, de 21 de diciemln·e
de 1863).
1-0-Como una cosa es el filósofo i otm la filosofía,
aquel tiene el derecho i el debet· de someterse
a la autoridad cuya vea·dad haya reconocido, pero
la filosofía no puede ni debe sometet·se a la autoridad.
(Cartas al arzobispo id. id. id.)
11-La iglesia no solamente no debe ocupa1·se
en nada de la fi!osofía, sino que· debe tolerm· sus
errores i dejarla el cuidado ele conejirlos. ( Primera
carta id.)
12 -LJ).S dee~·etos de la silla apostólica i de las
congt·c.•gaciones romanas, entraban el libre progre·
so de la ciencia. (id. id.)
13-EI método i los principios por medio de los
cuales los antiguos doctores escolásticos han cu tivado
la teolojía, no convienen a las necesidades de
nuestro tiempo ni a los progresos de las ciencias.
(id. Tuas libenter id.)
14-EI estudio de la filosofía no debe tenm· en
cuenta una revelacion sobrenatural. (íd. id)
N. B.-Al sistema racionalista se refie1·cn en
gran parte los en·ores de Antonio Gunther que han
sido condenados en la ca1·ta al cal'Clenal arzobispo
de Colónia : Exirniam tuam, de 15 de junio de
1847, i en la dirijida al obispo de Breslau : Dolore
haud meclioct e, de 30 de abril de 1860.
§ 3. 0 Jndzjerencia-Tolerancia.
16-Todo hombre es libre para abrazat· i profesat
· la relijion que crea verdadera, guiado por la
luz de la razon. (Cartas apostólicas : MulUplices
inter, 10 de junio 1851 ;-Aiocucion: Máxima,
9 de junio 62 ).
16-En el culto de toda relijion pueden los
hombres encontrm· i obtenet· la salud eterna. ( Carta
encíclica: Qui pluribus, 9 de noviembt·e 1846:
-Aiocucion: Ubi primurn, 11 de diciembre 1847.
-Caa·ta encíclica. Sing~elari quadam, 17 de marzo
1856).
17-A lo ménos puede esperarse la salud eterna
de todos aquellos que no han estado jamas en la
Las pestes de este jénet·o han sido reprobadas
frecuentemente por las fóa·mulas mas seve1·as, (en
la eneíc: Qui 2Jluribus, de 9 de diciembre 1846;
en la aloe : Quibuscuanf1',r;que, de .20 de agosto
1849 ; en la aloe: Nescitis et nobiscwn, de 8 de
diciembre 1849; en la aloe: Singulari quáclam,
de 9 de diciembre de 54 ; i en la encíc : Quanto-conficiamur
mmrore ). 1
§ 5. 0 Ert·o1·es sobre la iglesz'a i sus d.erechos.
19-La. iglesia no es nna vca·dadera i perft>cta 1 ·
sociedad plenamente libre ; ella no reposa sobre
derechos p:·opios i constantes que le hoyan sido
conferidos pot' su divino funcladot·, i pe1·tenece al
poder civil definir cuáles son los derechos i límites
de la iglesia, dentt·o de los cuales ella pod&·á
eJercer sus der·echos. (Aloe. Singttlari quádam,
citada ya: lJ'heltis gravibus, 11 de diciembre de
1860-Jltríxima quiden, junio de 62 ).
20-EI poder eclesiástico no debe ejcree1· su autoridad
sin la tolerancia i consentimtento del gobierno
civil-. (Aloe: 111eminit unusquisque: 30 de
setiembre de 01 ).
21-La iglesia no tiene e\ pode1' de definir dogmáticamente
que la relijion católica es la única
verdadera relijion. (Carta apóstólica: H-tultiplices
inter, 10 de junio 1851 ).
22-La oblígacion que Jiga a los maestros i a
los escritol'es cató\icos, no pesa sob1·e las cosas
que se proponen u la rrcenria universal a título
de artículos de fe por el juicio infalible de la igle ·
sia. (Carta al arzobispo Fl'isiny : Tuas libentes_,
.21 de diciembre 1863 ).
23-La iglesia no puede sc1·vil·se de Ja fuet·za,
ni puede tener ningun poder tempo1·al directo o
indirecto. (Carta apostólica: Ad Apostólicas, 22
de agosto 1851 ).
24-Los pontífices 1·omanos i los coneilios ecuménicos
han traspasado los límites de sus poderes,
han usurpado los derechos de los pdncipes i
han cometido errores aun en !as definiciones de
las cosas de dogma i de moral. (Carta apostólica ~
iJ'lultiplices inte1·, 10 de junio de 51).
25-Fuera de los derechos inherentes al episcopado,
llai ott·o poder temporal que le está atribuido
espresa o tátitamente pot· el podet· civil i
que es revocable por este cunudo lo tenga a bien.
(Carta apost : Ad Apostólicas, 22 de agosto 51.
26-La iglesia no tiene el podeL' 11atural i lejítimo
ele poseer bienes. ( Eucíclira : N~mquam, 18
de diciembre de 56-Encíc : Jncredibili, 17 de
setiembre de 63 ),
27 -Los ministros de Ja santa iglesia i e] pontífice
romano, deben set· absolutamente escluidos
de todo cuidado i dominio concerniente a las
cosas temporales. { Aloe: JJláxima quitlem, 9 de
junio de 62 ).
.28-Los obispos,sin nutorizacion del poder tem·
poral, no tienen det·echo de pt·omulgar sus caatas
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
- EL CATOLICO. 363
apostólicas •• (Aloe: Nunquam fore, 25 de di- 1 42--En un conflicto legal entre los dos poderes,
eiembre 1856 ). debe prevalecer el derecho civil. (id. id.)
2"9-Las grncias espirituales concedidas por el 43-·EI pode1· laico tiene la autoridad de des-pontífice
romano, deben ser tenidas como no Y.üli- truir, declm·m· i nnnlar las convenciones solem<.
las cu:lndo no sean imploradas pot· el gobicmo nss o concordatos relativos al uso '1e los derechos
civil. [Id. id. id.) de la inmunidad eclesirc ue 1856). pode¡· sobre Ja administl'llcion de los divinos sa-
32-Sin viola¡·, ni la leí natural ni la equidad, cramentos, ¡ pnedc juzga1• de las disposiciones nese
pueden abrogar las inmunidades pel'sonales cesat·ias para recibirlos. (Aloe-Su consistorialique
exone1·an a les clél'igos del servicio militar. 1 • o de noviembre de 1850-JJláxima quidem de 9 n
Esta abrogaciones reclamada pot· el progreso ci- de junio de 1862)
vil, sobre todo en una sociedad modelada sobre
tos pl'incipios de un gobíer 10 liberal. (Carta al 45--La as> i ta·abajó con
Acervlssimum 21 setiemba·e 1852). tal empeño, que llegó a espantar a su maestro M.
79. P~ro es- falso que la libea·tad civil de cada Guea·ad a quien el tl'abajo nunca ha espantado;
ooJto, i el pleno. poder at1·ibuiclo a todos de mani- dia i noche estaba sobre los libros, i al fin de diez
festa.J• abie1·ta i públicamente sus opiniones ¡ sus meses sufrió el exámen i fué recibido. ( 182á)
pensamtentos, conduzca a coaomper mas fácil- ¿Cuál er·a en esta época la moral del padre G•·amente
las eostumbres i el espirita de los pueblos, try? En otros tét·minos. ¿Sus progresos relijiosos
i a p1·opagar la enfermedad de la indiferencia. estaban en armonía con los que hacia en las cien(
Aloe. Numquam fore 15 de diciembre 1865). cias '! La rápida histo.ria de su corazon va a res-so.
El pontífice t•omano puede i debe reéonci- ponder a esta pregunta.
li-arse i componerse con el progreso, el liberalismo Como acabamos de decirlo, fuéa la universidad
i la civilizacion moderna. (Aloe. Jamdudum cer- que se confió la educacion de este niño de corazon
nimus 18 marzo 1861). ardiente, de imajinacion viva i de intelijencia bri-llante.
Al tí, el eipíritu i la imajinacion recibieron
BIOGRAFÍA DEL R. P. GRATRY.
SACERDOTE DEL ORATORIO DE LA INMACULADA
CONCEPCION.
Ciertos escritores en que la vista del espíritu
parece completamente oscm·ecida, no cesan de
afit·mat• que e·l viejo t1·onco catóHco se muere en la
soledad, que su savia, ántes tau enérjica, está agotada,
i que su ferund·idad -se acabó.
Nosotms., a quienes el ruid-G de la industt'ia i los
gritos del siglo no alucinan, decimos que nunca el
grande árbol que desde el Calvat·io ha sombteado
i vivificado las jencmciones,habia echado vástagos
tan nu1uerosos i ramos tan verdes como hoi. Semejante
a cier·tos l\¡·boles bendecidos, la ialesia da
al mismo tiempo botones, flores i frutos tbotones
acaJ"iciados pol' el. ala de \os ánjeles, flot·es de que
los perftames embalsaman la atmósfera espiritual,
i f¡·utos que alimentan a la humanidad con su preciosa
sustancia.
En el númel'O de estos fl'Utos, el mundo et··istiano
ha colocado al reverendo padt·e Grat•·y. de quien
vamos a tt•azar la biog•·afía, que probará a ciea·tos
escritores que si no ven venir nada del lado del
altar, es p01·que no alcanzan a vet· mucho.
José Augusto AlfonsoGratry, nació en Lila, depm
·tamentg del norte, el 30 de marzo de 1805.
Nada sabemos de su prime•·a infancia, pot·que solo
cuaudo la tumba se ha cen·ado sobt•e un hombre
es que puede levanta1·se el velo sagrado que en:
vuelve su cuna; i aun, con frecuencia, no puede
levantal'se si el c01·azon matm·nal, tabernáculo
perfumado que guarda como un tesoro el recuerdo
de esa infancia, lo ha llevado consigo al cielo. Tal
~s hoi nuestra desg~acia, madama 6mt1·y murió,
1 con eJla la memor1a de la mañana de la vida de
ciet'ta cultura, pero el corazon quedó sin alimento
i todas las aspiraciones nacientes de su alma sin
fin i sin objeto. Cuando tocaba al término de sus
estudios, no conocia aun el cristianismo sino por
las calumnias de sus enemigos, r 1] i si no era un
verdadero ateo, poco le faltaba, porque el Dios de
que oia hablat· estaba muí léjgs de él, i, segun se
le decia, no se ocupaba del hombre. En el fondo
de su cot·azon babia, no obstante, cierta vaga in ..
quietud que lo atormentaba po1· instantes ; pet·o las
bl'illantes perspectivas que la ambicion hacia lucir
a sus ojGs,acababau siempre por ado1·mecerla. Es,
pues, una cosa digna de notarse, que en medio de
esos sueños de ambicion, cuando su alma volaba
bácia esas pe1·spectivas, fué que Dios vino a tocar
en ~lla para despertada de esos sueños. Espliquemonos.
Gratt·y tenia t 7 años, i una noche, miéntras todos
sus condiscípulos dormian a su ah·ededor él
s.e puso a hacer castillos en el aire. J majináÍ>ase
ya g•·ande hombre, ilustt·e, rico, hom·ado_, ¡-, sobre
todo, ~ma~o_. Ct·eiase el ce~t1·o de todos los place•
·es 1 fehc1dade5; sus v1ejos padres, l, sobt
·~ todo! su adoa·ada madre, ab1·igaban su feliz
vejez baJo los rayos de su glol'ia. A su lado c1·ec!
an) co~o los renu.~vos al rededor del olivo, preCiosos
mnos, sus hiJOS, alegi'Ía, luz i bendicion de
su casa ; pet:o la gran luz del cuadro, lo que realzaba
su glona, su fortuna, ea·a el sér ideal la mujer
que había soñado desde el principio d~ su ado-cq
Así es como quiere formarse hoi entre nosotros
a 1~ JUventud,. para. p,oder lanzarla luego contra el
Cr1sto ; pero s1 co11tmua tal sistema i se consigue Jlevar
a cabo el pi !in, se dar a~ a la patria nuevos verdugos.,
en vez de ~audadanos, 1 demagogos en vez de políticos.
La edu?ac.10n del c?raz~n es mas importante que el
aprendazaJe de las c•enc1as.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
366 EL CATOLICO.
Iescencm, i que se le p1·esentaba en todo el es- 1 bicionnr mas que un ohjeto, de no poseer mas que
plendor de su belleza, c?n el p.oder sob.1:~natural 1 un bien.: la verdad, ~ si es posible~ la justici>
del amor mas puro, mas m tenso 1 mas rehJIOSO que Este JÓYen em Jose Augusto · Alfonso G ¡•at1·y a
pudiem existil·. quien la gmcia de Dios hahia traído de Ja duda a
Insensiblemente, i pot· la accion todo-poderosa la fe.
de su imajinacion, su sueño llegó a ser pm·a él una IIJ.
realidad viva; ya no era un deseo, era una pose- Como se ''é, no se trota aquí de uno de esos sen-sion.
Pero como la medalla debia tener un t'eve1·so
1
timientos vagos i superficiales de relijiosidad., tan
i la luz una sombra, imajinó tambien que veia la comunes, há<'ia el fju de la re'5taumcion, en que la ,
muerte hil'iendo a su padre, a su madre, a su ama- poesía derramando sobre el mundo algunas flores
~ d~, a sus hijos, i en fin, q~1? iba a he;·í~lo a él 1 ~nuncadl,tS del árbol crL tiano, esci.ta~a lijernmcnmlsmo.
Entonces comp¡·endJo que la fehctdnd que te en el íondo de lns almas el scntJmwnto del in·
babia entt·evisto no er~ mas que una quimera que 1 finito. La rt>lijion uo solo habia seducido su ima~
el aliento de la muerte desvanecía en un instante, i ' jinacion por su poder e incomparable poesía, sino 1
se pt·cguntó qué cosa era la vida humana amena- '¡ que lHI~ié\ conquistado su razon i su corazon ; su
zada siempre por la muerte i pot· ella terminada. razon, tntmdündoln de las luces que centuplicrn
El grande enigma se pt·esentó a su espíl'itu ~spun- su podc1·, i su coJ·azou colmar.do en él el vado que
tado, i no tenienilo sq espíritu nil!guna res~uesta I Io m~rtiriz~ba_ i ensancJu~ndo si,n ce nr su capucique
darle, cayó en una desespél':lCIOn sombna. Ln dad 1 rnu lt1p1Jcando la nda. l~sta al m, vigorosa
vid? sin placet·es durabl~s, sin objeto, sin signifi- 1 estaba, pues, fuerte'?ente asida.n la fe i rc~istió a
cacwn, sm otra concluswn que er fln que se ve, todo. Nt las secluecwnes de la ¡uvcntud, m la atJe
parecia una irl'i3iou ama1·ga o una odiosa mis· mósfera pcmiciosa de la gran ciudad, ni la intifi~
acion. Mas de una vez, él mismo lo ha escl'i- llucnria del ejemplo, ni Jos peligros <.le una insto,
pensó en pedh· al suicidio la calma de la nada, truccion ptu·amente matel'iaUsta, ni los cobm·des
o la t·evelacion de In verdad. Pero Dios que babia consejos del respeto humano, nada en fin pudo
despet·tado en aquel noble corazon la grande in- desviarlo de la vía que había escojido. Durante
quietud, la gran curiosidad, la gmnde asph·acion, t~do el tiempo de su mausion en la escuela polino
dejó su obra inconclusa. tecnica, su piedad ejemplat· no se desmintió por
En sus dulot·cs, en su desesperacion, eu la no- un instante.
che de su espíl'itu,en el vacío que sentía su corazon, Salió de aquel establecimiento en 1827, i no es
e] jóven Gratry babia esclamado: "¡Dios mio, cierto- lo que Mt·. Vapereau ha estampado en su '
Dios mio 1 ''- i nunca este grito salido de lo pro- Diccionario de los contempo1·áneos. Allí dice que
fundo de un alma que anhela conoce1' la verdad, « Gratry estudió matemáticns i fué admitido en la
se ha pel'Clido en el vacfo. Lo oye la Vírjen santa, escuela politénira en 1825, pero no pudo al salir
Jo oyen los ánjeles, Jo oyen los santos, lo oye, en ser colocado en ?.tn servicio de s1.t eleccion. »Estas
fin, Jesucl'isto, i aunque fuera preciso suspender palabras dt'jan desliza¡· la idea de que el alumno
todas las leyes de la creacion, ese grito p~·oducirá sacó poco fruto de la es<;uela, i es preciso desrncn~
efecto. tirias con los hechos, pJies Gratry fué admitido al n. servicio público i pudo optat' entre injeniero i ar-
Un año o dos despues de lo que acabamos de tillcro; pero como ya sabemos cual era el estado
referíl', un dia se vió a un jóven que bajaba por moral en que se encontraba, dió su dimision i se
una de las estt·ech:ls calles de santa Jenoveba del consagró a Dios i a la defensa de In verdad.
l'l!Onte. Ese joven llevaba el elegante unifot·me de Esa dimision no tuvo por motivo el que se la
la escuela politécnica. Et·a de pequeña talln, pero atribuye; bieil léjos de esto, fué uu sacrificio
·de ai~·e distinguido. Su frente inclinada, su mar- tanto mas penoso i difícil, cuanto que tuvo que
cha unas veces lenta, otras veces rápida, i que venc€t' las instancias del jeneral i las súplica:s de
parecia seguir Jos movimientos alterados de su su padre.
cot·azon, su mirada que revelaba el pensamiento Algun tiempo clespues, tiempo empleado en el
vagando en las profundidades del infinito, su sem- estudio, en la meditadon i en la oJ·acion, tl'iánblante
altemativamente animado o ptílído, todo, gulo espiritual en cuyo vértice estil reveJuda Ja
en fin, anunciaba que el jóvcn staba sumido en vocacion, Grat1·y había cambiado su brillante uuiuna
de esas meditaciones solemnes en que el al- forme pot· el sacó nPgro de los levitas, su espada
ma, bajo la accion i el fuego de la gracia cli\'inn, poL' una c1·uz, i se prepnmba a entrar en una mi- 1
decide del jit·o de la vida i toma una de e~as vigo- licia eo que los soldados miden Jos g1·ados de glo- ~
ro~as resolucáibon
1
es qu
1
e lat h~cfen descub
1
ril·Lu
1
nu ldu~ tria po
1
r l~s de lads humbil~aciones qu
1
e
1
sufren, cuc]en.- ¡,
mmosa par o a en n a mos era mot·a . ega o an e num~•·o e sus ienes pot· e e e sus pa eCIante
una de esas viejas iglesias que llevan hasta el mientos i el de sus dichas pot· el de sus sacrificios.
oielo el magnífico testimonio del amot· i del jénio En Strasburgo, a donde Mt·. Bautain atraía por
de nuestros padres, se hundió en su nave, do[Jde el bl'illo de su enseilanza, fué que hizo sus estureinaba
un relijioso silencio que hacia aun mas dios teolójicos que dut·m·on cinco años, i 1\1g1·.
solemne la proximidad de la noche. El jóven se Trevern lo ordenó de subdiácono eu 1830, de
arrodilló detras de un pilat·,no léjos del altar mayaL' diacono en 1831, i de sacet·dote en 1832.
alumb1·ado apénas por la lámpara simbólica del No queriendo compi'Ometer pm· su inesperiencia
santuario. Allf oró largo tiempo, con los ojos ar- o por alguna insuficiencia intelectual la causa sadientemente
fijos sobre el tabernúculo, i despues, grada de la ve1·dad que 11cvaba en su corazon,
habiéndose asegurado de que estaba allí solo con domó los ímpetus de su celo, i áutes de arrojarse
Dios, se levantó, i dando algunos pasos adelante, u la lucha en que tan rudos golpes debia dar al
con la mano tendida sobre el altar, i con una voz et·rot·, quiso templat· bien sus armas. Encargóse
que la majestad del Jugat· santo velaba pet·o que la de la clase de retól'ica latina en el pequeño semifuerza
del sentimiento hac!a ' ' ibrar, dijo: « Dios n¡uio de St1·asbm·go, i volvió a estudiar, no ya la
mio: hago voto de no ser nunca rico, de no am- !tetra i la forma de los grandes autores de la anti-
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güedad, sino el fondo t•·adicional i relijioso que t
contienen en diversos gmdos, segun que están 1
mas o ménos distantes de la verdad central o bíblica
de que Jos rayos disperses alumbran corno
luces moribundas la sombría noche del paganismo.
La filosofía, la historia, la flsiolojía. la ast•·ono.
mía, todas las ciel)cias en fin, sucesivamente interrogadas
pot· esta intelijcncia ardiente, vinieron
a deponet• ante ella en favo1· de In vc>rdad c·t·istinna,
1 para que el siglo no pudiese poner sus conoci-
1 mientos en duda, se graduó de doctor en la uni~
1 ve1·sidad de Strasl>urgo en 18-to.
Des pues dt>l e. ·á me 1 que su trió para ese gt·ado, i
que sin duda dió algunas Juces, el abate Grat•·y
fué nombrado po1· decreto ministet•ial director del
colejio Estanislao en Paris.
Era el tiern po en que la cucstion de la enseñ:m-
1 za se ajitaba calorosamente, i en que los católicos
Juchuban con tanta intelijencia corno valot· i patrio,
tismo pOI' tllTancar el monopolio a la universidad.
El abRtc Gratry apt'o\·echó la ocasion que se le
prrset.tnua para combatia· a su modo. Al fin colocó
en la balanza el peso elocuente de un hE'cho vivo
que consistía ca la superioridad de los estudios
católiros sobre los de sus ribRies. Para llegar a
este r<:>sultado se rodeó de pi'OfesoJ·es que, a todos
los dones del e~píritu, juntaban para ilustmrlo i
penett·arlo, el don de In fe. Emn los seito1·es Ozanam,
n quien Dios, para castiga•· a cstajeneracion
llamó a sí, pero de quien nos quedia ser tan panteista como quisiet·a,
pero no tenia derecho para hace¡· decir a los documentos
histórkos una cosa contraria de lo que
dicen. I esto et•a cabalmente lo-que babia hecho
el director de estudios de la escuela normal, engañando
a los jóvenes que, po su posici<:m., lo
creían mas .grave, mas respetuoso, i mas eserupuloso
en la investigacion de la verdad. Es imposible,
en efecto, acumular al rededo!' de t~na tésis
histórica mas enores materiales, mas ignorancia
de los documentos que citaba,m_us contradicciones,
mas lijereza. I Mr. Vacherot hizo todo esttl par-a
apoyar su desg1·aciada tésis de la rna1·cha prog•·esiva
del dogma cl'i tiano. Este filósofo, a imitacion
de ott·os muchos,uo consultó la historia, sino
que fabricó una a su amaño, i, narrador infiel, es~
puso a lo" que debtan ct·eel'le, a pronuncia•· falsos
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368 EL CATQLICO.
juicios que recaerán sobre él el dia de la supt·ema r mártil' de la independencia i de Ja franqueza de
justicia. sus doctrinas. En cuanto a esa independencia, no
En presencia de tal obra, el abate no pudo ca~ hai disputa, nadie la niega; i por el contt·ario
llaa·, i dijo al autot· : H La parte hist6ric~ de todos confiesan que ántes ningun esct·itor la babia
vuestl·o lib1·o hormiguea de errores mate1·iales, i la llevado tan léjos, sobretodo frente a frente de los
parte filosófica encierra una profesion de fe que no libros sagt·ados i de los padres de la iglesia ; pero
es sino el ateísmo ; en tal vh·tud, mi debe1· me pot· lo que anira a la franqueza, espea·amos para
obliga a combath·os. Pea·o como me es duro llegar confesarsela que nos diga quién arranc..> la foja 230
a tal estremidad con un hombre a quien aprecio i del pl'imet· volumen de su «Historia cdtica de la
cuya mano he estrechado muchas veces, os pro... escuela de Aleiandría.>l
pongo un medio de terminar todo, i es que retireis
yuestro libro de la circulacion i lo corrijais.
La paz i mi silencio serán el precio de esta con(
Concluirá).
ducta."
Tal procedimiento fué cal'itativo ; pero como
nunca un filósofo derriba el ídrAo que ha elevado
en su aima i ante el cual '\'ive pt·osternado, Mr.
Vacherot no accedió, i el abate tuvo que decidirse.
Obligado por su deber de ciudadano, de cristiano,
i de sacerdote, declaa·ó la guerra, no al hombre
sino a la doctrina ; i ántes de descaa·gar los primeros
golpes, obedeciendo a considerac1ones que
los hombres de hono1· comprendcráp fácilmente,
renunció la capellanía.
En ·seguida publicó su famosa Carta a M. Yacherot,
con cuyo esca·ito lleno de urbanidad, de
lealtad., de brillo i de contenida indignacion, el
director filósofo fué herido de muerte. Su adversario
le probó de una manera irt·efr2gable que ignoraba
los testos, que tomaba las objeciones por
respuestas, que hacia decir a los autores consultados
lo que no dicen i que olvidába decil· lo que
sí dicen. Despues de babm· puesto a la vista Jos
groseros errores materiales eQ que el libro hormiguea,
mostró al autor el dédalo de contradicciones
en que habia caido. (2)
Hubo, sobre todo, una pájina [la 230 del primer
volúmen] en que el abate probó con un· minucioso
análisis, que no babia casi una leta·a que
no constituyera un abS\lrdo, una torpeza inaudita.
El escritor ~tacado ta·ató de responde•·~ pero la crítictl
firme, co~pacta., leal i profundamente cristiana
del abate Gratt·y, quedó toda en pié_. i el
esfuerzo del ñOfibundo no produjo oh·o efecto·
que poner fin a su agonía. _
La obra filosófica quedó entera·ada, aunque el
autor apeló al arbitrio de l'epclar la pájina 230, no
perdonando para tal operacion ni el eiemplar depositado
en la biblioteca imperial.
IV.
Bien acreditada la muerte científica de Mr.
Vacherot, los superiores de la universidaq se vieron
en el caso de exijil'le que renuneiase unas
funciones para las cuales se acababa de reconocer
su absoluta incapacidúd. El tuvo que somete1·se,
pero el ódio que contra la iglesia tenia. Jo convir·
tió entónces en mártir del progreso.
M. Vapereau lo acaba de presentar como tal en
su Diccionario de los contemporáneos. Hé aquí
sus palabras.
e< Hacia el fin del reinado de Luis Felipe, i mas
« tarde en los últimos años de la república, la
« independencia i la franqueza de sus doctrinas
eedro J .. Gallo, Francisco Espinel,
Francisco Javier Barboza (padre), Deogracias
BernaJ, Evanjelista Berna), Calisto Barrera, Filomon
Sambrano, Dámaso Tórres, Segundo Carreño, Indalecio
Orjue!a, Eulojio narrera.
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Citación recomendada (normas APA)
"El Católico - N. 94", -:-, 1865. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3687992/), el día 2025-11-08.