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  • Autor
  • Año de publicación 2023
  • Idioma Inglés
  • Publicado por Europe Comics,
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
"El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 427", -:-, 1911. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3686408/), el día 2025-06-13.

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Imagen de apoyo de  El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 442

El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 442

Por: | Fecha: 02/11/1911

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 8110 EL COR!lEO DEL VALLE vía conserva hoy, aunque el lector sepa que por esas páginas no discurre á veces sino una flaca inteligencia y un carácter relajado. Tiempo es ya de hacer á un lado la política de bajo vuelo, que quita el sosiego de la vida y el pan de los bogare". Hablemos al obrero de empresas redentoras en que hallará fuente de vida; mostremos al pueblo, sin descanso, los peligros del alcoholismo; al oído de la juventud digamos palabras de estímulo y ense­ñanzas provechosas; abordemos el estudio de lo;; problemas vitales de la Patria. ¿ Que el periódico serio no vive ? A la postre, él es el que triunfa. La hoja que no vive mucho tiempo es aquella que se alimenta de necedad é injuria, y precisamente es injuriosa y necia porque en sus cálculos no entra s;no hacer la funesta labor de un dh. Hagamos prensa culta. La primera condición que debe exigirse al pe­ri<' dista es que respet ~ el sacerdocio de la pluma, que no ataque la honra de las personas, que es nuestra propia honra. Tener la energía del in­sulto y de la contumelia, es flaco mérito ciertamente. Ese valor lo tienen las almas pequeñas que no aciertan cómo pueden hermanarse la enérgica verdad y la delicada cortesía. El periodista caballero sabe bien que la censura no logra su objeto sino cuando es comedida, cuando el adversario ve que le provoca un contendor hidalgo. De otra suerte, la injuria tiene sólo el triste privilegio de solazar á los malvados. La chispa de fango que se lanza sobre una reputación inmacularla, cae primero sobre la frente del 0scritor infame. La sociedad suele ser benévola con los periodistas sin ilustración pero no los perdona, ni debe perdonarles, que estén desprovis­tos de cultura, que comercien con la infamia, que denigren reputaciones, dado que un perióélic'> de este jaez despierta los bajos instintos de las mul· titude8, roba la tran1uilidad de lo:; hogares. siembra la cizaña del odio, y por sí solo envenena la paz de todo un pueblo. Hagamos pren<;a honrada. En ninguna persona es más necesaria la honradez quP en el escritor público. Su honradez consiste en defender con sincerich.d b caus:1 que cree justa: en no dar asilo en su periódico á la noticia lige ·a que no haya comprobado previamente; en no despertar sino las nohles pasiones del pueblo. Ibamos á decir que la honradez puede lle­varse hasta el punto de e x:igir al periodista que escriba correctamente, qu~ haga buena litm·atura, pues ha contraído con el público, implícita­mente, tal compromiso. Pero acaso es exigir demasiado á los que tienen que llenar su diario en pocas horas decirles que hagan del periodismo una escuela de buen gusto, que no perviertan el idioma, que pongan esmero en hacer literatura política. Lo ctue nos atrevemos á exigirles es que no apar­ten de su mesa el Códig-o de la honradez periodística. Los que vivimos en provincia ponemos atestiguar el deplorable efecto que causa una fatal noticia dada jocosamente en la capital de la República, noticia de la cual no ¡.e habla aquí siquiera, cuando allá está sembrando la inquietud y el sobre­salto. Acaso está muy lejano el día en que al periodista se exija lo que se pide á todo el c¡ue ha de uesempeiiar el más humilde oficio: competencia. Pero ya que no es posible ver realizado este hermoso ideal, al menos se­namos establecer diferencia entre los buenos y lo:> malos periódicos; ayu­demos á los primeros y reprobemos á loa t!ltimos. Por este medio se logrará ir levantando el nivel de la Prcnf:.a, ir acostumbrando al público á la lectu-ra interesante y seria. A seguir por donde vamos, nuestra Prensa se en­cargará de decir á los pue!Jlos que no merecemos su confianza, que no di­rijan el espolón de sus naves hacia un país donde, cuando no nos matarnos con fusiles, nos clespeclazamo,· eon insnlto:o;. [.Qué mM:'? Puede llesrar el día • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. onfesor ea 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL COHn~O DEL VALLE ¡Acordadme esa gracia! ¡No comprendéis, hermana Filomena, que ella sería mi salvación! ¿Queréis ser e terna presa del remordimiento? ¿Queréis perderme? ¿Ser la causa de mi condenación? ¿Y tú? Y tú ?- interrogó el confesor, -Me asusté tanto con aquellas palabras, Padre . . . ... ! Pensé que si moría sin un recuerdo de bondad, corría el peligro de la condenación eter­na. Pensé que el remordimiento también me condenaría. Pensé que la muerte iba á llegar antes del alba, que cada instante que pasaba era un paso que daba hacia él. Oía en silencio su respiración, cada vez más opri­mida. En la sala no había más que algunos enfermos que dormían in­móviles. Las lámparas iluminaban débilmente; los lechos blancos, en la penumbra, parecían tumbas. Estaban esperando. Sentí una gran melan. colía. Miré al redor! Luégo m ~ incliné un poco, y le dí el beso. Me pa­reció oír, en un suspiro, que decía: ->cura r0spondió con serenidad Sor Fi­lomena- pero me parece que lo besé en los labios. - ¡Que imprudencia! por lo mr>nos, una iprudencia! Comprendo que lo hiciste con buena intención. o:) ~ deciste, hija mía, á un sentimiento de piedad cristiana, sublime, Hi se quiere, pero errónea, casi diría peligrosa. Un beso en la frente hubiera sido preferible, y hubiera bastado para sal­var su alma. Por lo demás, besast3 á un hombre ya casi muerto. - Eso es lo que me digo. - Y ahora que está muerto y enterrado, urequiescat in pa.ce11 .••••• y no hablemos más de eso. - Pero Padre, eso no es exact'): vi ve tochwía. -¡Vive! Si; Padre. El pobre estuvo moi'ibundo hasta el alba. Los primeros rayos del sol lo reanimaron. El médico de guardia. al entrar en la sala, no pudo ocultar su sorpresa al enfermo, que sonrió levemente. Lo exami · nó atentamente, le hizo una inyección y luégo me dijo en voz baja: <olueión. E::;perc· mo;:; alg·unos dítu ..... j(}uií·n nalw! Vamos ú ver qué giro toma la enfer. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CORREO DEL V"\ LL}~ 811:l medad de ese hombre, y, según Jo que su~eda., procederemos. Basta nor hoy. Anda, anda, y cuando te acerque.:; all~cho, tráta de sonrojarte! ¿Has comprendido? -Yo siempre me sonrojo. Padre. -Entonces, tanto mejor. * Algunos días después, Sor Filomena volvía al confc::hnario. -Y ¿qué tal? ¿Cómo sigue el número 7? - Me parece que va mejor. -En fin, ¿cuál es la opir.ión de los médicos? -Dicen . ..... que sanará. ¡Qué sanará! ¡No hay salvación para tí! -Eso es lo que le he hicho. -¿Qué le has dicho? -Le he dicho que me había perdido por culpa suya, y que si hubiera sabido que iba á vivir no le hubiera daño el be:Jo. ¿Y qué te ha respondido ese bandido, máR fuerte que un roble? -Me respondió que no deseaba mi p~rclición, y que ahora va hacer cuanto pueda para salvar mi alma. -Te la hubie1·a salvado muri~ndo. i.Qu6 papqn·uch:J.s son E>s:~.s? -Precisamente, Pad ; me ha jurado que el día que le Jigan que e:;ta completamente sano, se matará por mí. El confesor quedó anonadado por e3ta nueva co:nplic:1ción. R~flexio· nó y luégo dijo, resueltamente: -Pensándolo bien. es mejor que te dé la ahsolwión. PorquC:si :es que vuelve á ponerse moribundo, me temo que se repita el caso. ROBERTO BRACCO í Brote ingénuo Ya que pasa la uida, qll " ]J(I <;C lwt!Wtl'li'ICIIte gimiendo ba.io el peso ele ww d("Soln ci6n. yfiorescan las ?'osas dr> mi jardín doliente y deshojen su<; ?'isac; sobre mi cora::ón. Cnando mi cdma C$tá tri1~fc, m" mira il!rllferente el hermano porta, ó al lmrgué.s ricachrí11, tal pa1·ece que otra alJIIu nw cs:TiiJiera <'il la frente el enigm.a glorioso de aluuna mnldició11. A veces imnuino fJIIl' la t•ida 110 r·-; buc11U. ¿Será porc¡H<' !JO l/e11o csco11dida 1/IW pe11a que cí ¡¡a el ir k co11.(ío, porque yu soy a.-;f ... . . ? Q11e 1111' illi]Jnrlu la !'ida! Soy1111 poiJn• pnctn, ua ¡¡orla /rlf' IOJ'{Ill'Q, !1 tan :;ólo 11/C illqllicfa pensar en wws ojos qllr 110 pie1um 11 r11 mí ! .J. A. SANCIIEZ GARCÍA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. f 1 1 BL CORREO DEL VALLE Raza Degenerada l. SALOMÓN PoNeR AGUIL'&RA I Los abuelos, auriaces y soberbios; con fe en el pecho y en las venas lava; de hercúleas formas, poderosos nervios y frente altiva que jamás fue esclava; que en pos del genio y contra todo en guerra temblar hicieron todas las Naciones, cuando el grito de rabia de la Tierra lo ahogaron con la voz de sus cañones; que llevaron sus águilas triunfantes de la helada montaña á los desiertos, formando - raza extraña de gigantes-sus puentes y trincheras son los muertos. Legión de semidioses que así pasa como una tempestad sobre el planeta, y que todo en su tránsito lo arrasa y que todo á su fuerza lo sujeta; que en venganza de innúmeras mancillas é inflamada de homéricos enconos sembró de sallas lúgubres Bastillas y pisoteó los cetros y los tronos; que borró con la punta de su acero las antiguas y clásicas fronteras, é hizo súbdito suyo al extranjero al paso de sus ínclitas banderas; que estamlo todo ante sus pies vencido - nuevos pero triunfantes Prometeos­con empuje impetnoso y atrevido, para saciar sus bélicos deseos, ni al cielo mismo en su altivez acatan; y al cielo retan sus robustos pechos y al mismo Dios airados arrebatan 1St excelsa luz de todos los derechos ..... . Esos que así tan alto levantaron la legendaria fama de sus nombres, ésos que el universo avasallaron, i ésos sí merecieron llamarse hombres ! II. Los que nunca llevaron en la mente ni un solo pensamiento de grandeza, raza degenerada é imponente que á todo humilla la servil cabeza; • raza incapaz de recoger la espada que sus mayores, por servir la idea, blandieron con bravura encarnizada en los épicos campos de pelea; • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ¡VEN! iVen! ...... con su manto de brumas Está envolviéndose el cielo Y por los rotos cristales Entran las rachas gimiendo. Mis ens•1eños tienen frío Y esconden en el cerebro Sus enfermas palideces De marchitos crisantemos. ¡Ven! ..... ;la noche se aproxima; Es una "Noche de invierno:" Las nubes prenden sus lágrimas En las alas de los cierzos. Y por la rota ventana Entran las rachas gimiendo ...••• la memoria se asoma pálido recuerdo; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 8118 EL CORREO DEL V.\LLE Humano -Sí; algunas veces el hombre se sobrepone al animal-suspiró el me­dico, adelantando los piés hacia la chimenea de leña, para calentar en la alegre llama sus botas empapadas de agua y sucias de lodo. -Casi siempre vivimos sometidos á la fatalidad del instinto; per·o llega una hora en que algo, una chispa de luz ó de fuego, ó qué sé yo de qué, se despierta en no­sotros y nos .... Se interrumpió un momento, para acercarse más á la llama· -sin du­da, tenía la humedad de la lluvia metida en los huesos-y supuse que iba á añadir: -Y nos ennoblece, y noE distingue de las hastías. Lo que añadió fué otra cosa: -Y nos fastidia. Me eché á reír. -Vamos. doctor; esa misantropía no es más que frío: el día húmedo, el cielo tan gris .... .-. Hay momentos en que todo se ve del color del cie­lo .... Caliéntese, que le van á traer café fuerte y una copita de cngnac .... -No vendrá mal .... Reconfortado yá por el generoso cognac viejo, secas las suelas de las botas, animado por la esperanza de una cena casera y sabrosa y una cama blanda, regalos que en el campo son doblemente de apreciar, el médico in­sistió en el tema anterior. -No crea usted que pienso asi cuando llueve. Siempre tengo el mis­mo criterio. Lo único tolerable de la vida es lo que se reduce á las fun-ciones normales y naturales, que compartimos con el irracional ...... y hasta con los vegetales, nuestros hermanos inmóviles. Desde que entra en juego el diablillo humano, el espíritu, estamos perdidos. Hacemos to­do lo contrario de lo que debiéramos hacer; somos como aquel que andu­viera cabeza abajo. -¿ Por ejemplo ?- pregunté, esperando una confidencia. -Por ejemplo ...... Oiga. usted lo que le sucedió á un amigo mío, un muchacho excelente, digno de mejor suerte ..... aunque yo, en confian­za, declaro que cuantos chascos le pasasen se los merecía por tonto. El tal amigo ...... - me permitirá usted que calle el nombre-era ca-sado ...... Nó; no vaya usted á suponer que tenía la condición de un ma-rido risible; al contrario, enamorado hasta la médula de su mujer, y tra­tándola muy bien, con cariño y galantería, no rc>nunció á mirar por su hon­ra como es debido ( según dicen los que entienden de deberes), y estudió sin cesar si aquel cariíi.o que su esposa le demostraba era ó no verdadero. Ahi tiene usted yá un inconveniente de la racionalidad: el can no se preo­cupa de la lealtad moral de su hembra, aunque se enzarza á dentelladas con sus rivales en momentos críticos en que es lógico defender el derecho á perpetuar la especie. Pasados esos momentos impuestos por la ley na­tural, los afectos que pueda sentir la hembra no le importan al can. No­sotros, los racionales, tenemos el triste privilegio de sufrir celos del espí-ritu, enfermedad para la cual no conozco específico ni receta ..... . 1 Mi pobre amigo padeció con amargura y desolación ese género Jc ce- 1 >s ...... i Un amigo suyo, compañero de profe..:;ión, mas joven que él, y más agradable, por Jo qut' hubo de verse, dió en frecuentar RU casa, bajo 1 Jos pretextos CRpaciosos que fúcilmentc se inYl'nüm cuando conviene y l~usta. El joven aparentaba {l, acaso al principio l'ra sincero-buscar os consejos, la sombra científica de un colega nüs l'xperim':'ntado, y acu· • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • .Muy cordial enhorabuena en­vi~ al inteligente Dil'ector d'Ci!-"1}1 Dfa", con motivo de ha­ber entrado su importa1ite se­man-; trlo en el aílo VIII de u publieación. Conocida e por 1 Uumet'O os lectore de El .D/4 la la ltamente patriótica y la m a culta y comed' a :.han tratado en él todos Periódicos on éS­Pe.... U(~en.honor á la Patria coJ!OdnJ!ib.l ien por el terru· dile o am;ttro al. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. / ( ETJ CORREO DEL VALLE 8121 don Andrés J. Lenis, don El a- · tados U nidos don Rafael Boni· dio Cruz y don Eduardo Vás-' lla y don Tomás Buenaventura qaez C. respectivamente. T., y para Bogotá don Santia· Dado el lucido personal que go Riascos P., su hermana la compone el Cabildo de Cali, es señorita Eva y el jm·en tipó­de esperarse que su~ labores en grafo don Luis Sim111onds. bien del Municipio, estarán á la Anhelamos porque llt!ven ~n altura del infatigable Concejo viaje sin contratiempos. cuyo período espiró ayer. Va Han lleg-ado; de Bogotá don para los unos nuestro aplauso, Guillermo Lemos C., de Vene­y para los otros el más respe- ·zuela don Hernando Borrero y tuoso saludo. de Popayán el doctor Temísto- Tenemos que lamentar hoy la c1es Rengifo V. muerte del estimable padre de Sean bienvenidos. familia don Ismael López y la Muy sentida ha sido la re-de la apreciable señora doña pentina muerte del meritorio Clotilde Quintero de Barona. ciudadano don Federico Ale­A sus resoectivos deudos acom- jandro U ribe, ocurrida en Tu­pañamos de todo corazón en su luá el día 26 de Octubre. El dolor. Co1'1·eo del Valle se hace par-tícipe del duelo de su familia. Nuestros parabiene~, al ho- "La lucha" será el r.ombre gar que han fundado en e ta de un nuevo periódico político ciudad, don Tito Gómez y la señorita Celmira Gonzálcz. que ~erá la luz pública en esta ciudad, el próximo sábado. La Feliz viaje deseamos al exce- dirección estará á cargo del lente jóven Alvaro Va'enzuela inteligente escritor don lnocen­M., quien partió para el Ecua- cio Cucalón. Nos anticipamos dor en busca de mejores hori- á saludarlo galantemente; zontes para su vida. El domingo 29 á excitación La simpática Fiesta del de los honorables párroco~ de Arbol, verificada por las Es- la ciudad, se organi~ó una ]un­cuelas del lugar, en el "Bosque ta con el laudable propósito de del Centenario," el día 26 del prPparar los festejos de la con­mes pasado, resultó muy her- sagración del Obispo de Cali. mosa ; por lo cual nos compla- No dudamos, que nuestra so­cemos en felicitar al señor Ins- ciedad corresponderá digna­pector Escolar don Manuel mente á Jos esfuerzos de la Rebolledo y á todos los que Junta. tomaron parte adiva en la lu- Con el gendarme "que lo cus-cidez de la expresada fiesta. todiaba se fugó el $\ábado últi- Los que viajan.-Para Bo- mo, Manuel D. Beltrán V. sin­gotá ha partido el señor Dr. dicado del robo hecho á la casa Rafael A1varez Salas ; para comercial del señor don Fran­Cartago Fray Alfonso de la cisco Menotti, consistente en Concepción Peña; para los Es- la suma de $ 148.000, billetes. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 EL CORREO EL UN MEDIO SEGURO para curar calambres, diarrea y di interiA, f8 tomar el PAINKILLER. E ta me­dicina ha sostenido su reJ>utac 6n durante sesentn aftos. Rébu e os subtitutos, uo hay rná que ún P. - INKI"LLER, el de PERRY DA VIS. Pam-ala ataca y combate el Pa­ludismo expulsai!Jdo Jos parhitos de la sangre. No contiene quinina. Es jnofensiva. - PAM·ALA es un agradable elisir que le Jibra.rá de PALUDISMO, No contiene Quinina ni ninguna otrtt. droga perniciosa DoNDE QUIERA que se usa PAM­ALÁ se le alaba como lo mt>jor Jl:&l'& el PAr .. umsMo. Libre de quiniua, arslinico 6 cualquiera otra dJ:Ióga dañina. 1 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 812·1- EL CORREO DEL VALLE PAINKILLER E..te remedio ea trlllltportado á todoe loa rincones de la tierra, por que no se en• cuentra nada tan bueno para curar colicos, calambres, diarreas y afecciones aimilarea de loamteatinoa. Reduce rápidamente las hinchazones producidaa por las magulladura• y corta· das, aliviando el dolor casi al inotante. Ahorra mucho sufrimiento y muchaa cuentas del Médico. Rechaze los substitutos. No hay mas Painkiller que el de Perry Davia Oam & Lawreoc:e Co., Nueva York PILDORAS . "IROTONIC" Soo an verdadero T 6nico, alimentan el aia­teiDa nervioso, acrecientan la energía y cLm DUeVOI alientoa á la mente y al cuer­po que han trabajado con uc:eso. DAI FUERZA DESPUE$ DE LAS ENFERMEDADES E.oecialmet~te adaptadaa para loa ni.lloa '1 noclrizu de pecho, P~en y combaten laa enlennedadee provenientes de ucesoa. Acaben coo la debilidad. PILDORAS "IROTONIC" EN TODAS LAS BOTICAS. Da.U & Law' rence Co>, NGCY& '!ortt, . t •. \ - Un agradable t6nlcc clentfñca. mente preparado, é indicado para mejorar la condición de un sistema debilitado ya sea por excuo de trabajo, senectud, dislpadbn, cte. Loa convalecientea de fiebre lo encontrarfm muy benéfico. En casos de Anemia, pobreza globt:lar de la sangre y Clorosis ayudarA mucho A restaurar 1& condici6o de la sangre. DIIYia A Lawnace C::O.. NMftl Y-* FERROVIM 1r-l"'W.C" 01 ,-,.~~trA.• Le ha...r~ fuerte •

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 442

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Imagen de apoyo de  El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 443

El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 443

Por: | Fecha: 09/11/1911

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 ild lltd~~ t_ituada, tndu~trial y ~aUaion # La Prensa provt• nct•a na (Tomarlo ,¡._, l 1 S ol impoitante tri •.cmana1 io ele :'llerlcllíu) Hay en Antioquia y lo que decimos de Antioquia es aplicable á los otros Departamentos- una extraña tendencia á no leer más periódicos que los propios y los de Bogotá, miramlo indiferentemente los de los demás Departamentos. Y eso que si tomáramos las resprcsalias periodísticas serían los pe­riódicos capitalinos los que con menos gusto leyéramos, ya que en Bogotá se mira la prensa de provincias con el más absoluto desdén, aun en cue~­tiones de interés general, que pueden ser y son dilucidadas por la prensa provinciana de modo acr·J'tado y, sobre todo, con el más absoluto desinteréf. Mas concretándonos á las relaciones periodísticas que deben existir entre unos y otros Departamentos ¿quién en este, fuera de los periodistas lee periódicos que son honra de la Prensa, como los de Manizales, Carta­gena, Barranquilla, Cali, Popayán, Honda y muchas otras ciudades de Colombia? Nadie, casi absolutamente nadie: lo que es injustificable, por­que la mayoría de esos periódicos son dignos de que las gentes patriotas le presten atención y apoyo. En cambio, devoramos cuanta hoja, buena ó mala, nos llega de Bogotá. s6lo porque es de Dogotá. Creemos que es llegado el caso de que los periodistas provincianos nos apoyemos mutuamente, aunque la prensa hogotana mire j)Ol' encima del hombro esta pobre pren ~· a d~ pro\ ineias, como C<•n gesto clespecti\'o sut>len calificarla algunos gacetillero::; }Jeriodistic:ls y oficiales, no se hace caso uc• léu·; ickas que, eomo arroyos á un mismo cauce, van al elucidamiento d.e los problcmar.; pú i ,¡ iclls. El Gobierno éste, eomo el otro y cumn el de más allá- no tit•nl·n en cuenta nunca más que la pl\:11Sa ele la Capital, ~· la pn:nsa de proYineius es mirada como cero; pero ll•J conw e<'ro que attnH:nta el valor de las uni­dades, sino como <'ero aislad(l, al HHtrr•:l'n le hac<..:n honor al país: pero las provincias Lunhitn los 1 i• ·1wn; y, sin <•ml•an,.(o, en Bog-ofú se le ha<.: e más caso á un ]l<'l'iúdico c:apitt,lino que g-¡·ita dicharachos de circP, . Iba yo á retirarm<:! cuJ.ndo noté á mi lado la prcs.:-ncia de una anciana pobremente vestida y de as¡wcto bondadoso. Tratando de averiguar qur> interés podía tencl'la 011 aquel :-;itio. la exa­miné con más atención y ,.¡ que sus dos ojos esbban inundados de lá­grimas. -¿Qué le pasa {t usted? le dije acerdwdome á ella y como atTash·ado por unasimpatíainstintivct. do. -iSí supiera ustetl, Jo que me oc:urre, ~eiíor!--me contestó sollozan- -Hable ustecl, repuse. -Pues bien: al JMS~H·, pot· casualichcl. po1· cle!antc de esa Larraca, he reconocido en ese desdieha,jo !JilL' r<'cihía t·íntas bufetada.~ y puntapiés á mi propio hijo, á mi hijo único! N,¡ había teni1lo noticia ele él desde que mi pobre difunto le hizo emlnu-caJ' d·~ grunwt.: para ca:4tig:wlt> de un hurto que había cometido en una tienda dund0 0staha t:olocado. Hace de esto cin­co años, y pensaba yr¡ que la e,·pcriencia le halJia tal \'1.!4-Corregido; me 1.> encuentro ahí ...... entre esa g't>nlc...... , Y la anciana SC'guía sollozando de tal modo, r¡ne la gente se agrU}1Ó­ante ella para oír su r<'l,t!o. -¡PoLre Adriún mío! il':l hijo de llli~; <'ntrana:;, ri quien crié ú mis pechos, payaso de uu teutru de feria! .Mi hijo, al l1Ue ht: ~~)vado de tán Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 81~S E.L CORREO DEL VALLE tas enfermedades, y que cuando era niño jugueteaba desnudo sobre mi fal­da, tratado ahora á puntapiés por un miserable, y escarnecido por todo el mundo! De repente levantó la cabeza la anciana, como si despertara de un sueño y exclamó: -¡No sé lo que he dicho! ¡Déjeme usted pasar! Y abriéndose paso con un ademán imperioso, se alejó rapidamente, de­sapareciendo entre las sombras de la noche. La aventura me impresionó de un modo tan extraordinario, que desde entonces, siempre que la casualidad pone ante mí un ser desgraciado, como por ejemplo la mujerzuela que arrastra su pudor por las calles, ó el bohe­mio alcoholizado que ante una mesa de café apura una copa de ajenjo, se me ocurre decir para mis adentros: «iY pensar que esa criatura ha sido también un niño!)) Poco tiempo después del referido encuentro, fuí con unos amigos á una tribuna de la Cámara de Diputados, para asistir á una sesión anuncia­da como ruidosa. Un aspirante á Ministro y antiguo miembro de un grupo de oposición, proponía destruír no se que libertad que el mismo había reivindicado ha· cía poco tiempo con singular energía. El representante del país iba á faltar una vez más á las promesas del tribuno, haciéndo traición á su partido, ó realizando lo que en lenguaje par­lamentario se llama una evolución. La mayorín. estaba dividida y del discurso que aquel hombre iba á pro· nunciar dependía la suerte del personaje político. El orador subió á la tribuna, leyó unos papeles, probó un vaso de agua azucarada y pronunció un discurso vulgar, adocenado, vacío de sentido y lleno de frases huecas. Alentado por el aplauso de sus amigos, prosigió el «hablador)) entran­do de lleno en el asunto y cantando cínicamente la más escandalosa palino­dia. Dijo que no por eso renegaba de su amor á la libertad, y se dió aires de profeta, tratando de conmover á cuantos le escuchaban sus metáforas, gastadas ya en tiempo de Cicerón. El discurso era muy celebrado y la oposición estaba derrotada. No obstante, estallaron violentas interrupciones, y más de cuatro ecñaron en cara al orador su apostasía, recordándole, para insultarle, sus palabras de otras épocas. El orador oía con cinismo á sus antiguos partidarios y les miraba con altivo desdén, afectando una serenidad verdaderamente majestuosa. El discurso proseguía, pero yo no tenía paciencia para oírlo. El infa­me espé.ctaculo de aquel cómico político que sacrificaba los eternos princi­pios á su interés de un día, evocaba en mí el recuerdo del barracón de los saltimbanquis. La helada retórica de aquella charla destituida de toda lealtad, me re· cordaba el discurso del director de la Compañía, encaminado á explotar la credulidad de las gentes. El aire de soberbia que había adoptado el orador al recibir la lluvia de injurias y de reproches que se le habían dirigido, tenía mucha semejanza con la indiferencia del payaso cuando era vfctima de las bofetadas y puntapiés de su amo. La palabra «Libe1·ta d~ él. sinl) h:1bía d1 ser hombre digno, y prometí no volver á verle hasta hoy, término de aq plazo. Ya veo que quieres que él viva. Gracia , 01· dre mia! Ante e$a antigua imagen que ha venido por espacio de muchos año3 alim~nhndo la fe de una familia cristiana, yo te juro solemn ... m"'nte que de hoy más qu'e­ro 1vivir sólo para dar digno ejemplo á este pe ia?.O de mi alma, á este hi­jqquerido, que ha de ostentar siempre las virtudes de su madre. Yo te ofrezco, Señora, al hombre nuevo que en mi hoy nace. Hazme digno d la esposa que me has dado, y del hijo que nec~.:;ita d mi ejemplo, Se tti la reina de este hogar cristiano!JI -Perdón, María-dijo á su esposa, y los do:; se juntaron en un abr zo apretado y <4>loroso, mient1·as el nino como si tuviese conciencia- de aquella escena, daba palmaditas alegres sobre la cabeza de Jorge .... ALFONSO ROBLEDO LA AMADA DEL POETA A Eduardo l:'t hn•<'l"l"lu 1 Amar .... Soñar 1 La e ocia de la vida. Es amor el ensueño más sublam• . bá.lsamo rle los cielos que red1mc ¿uealizaodo el ánima abatida. \mor es poesi . El arpa santa a¡:itase eo sus ritmos tembladorea. Nunca mejor q cuaodo cauta amores el bardo diviui a lo que caota Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1 R13~ ! Lct :~m:Hh •h•l poctct 1 N:~tla exi<;te rnn t~lla. que to.lo In r..:sunv· · Jn¿, ¡~loria, amor. inspiración, perfumP, cuanto es muy tlu!c.,;y aún lo que és má triste. ¿ Lo triste .... ? ¿ Y la poética tristeza no es acaso la suma po¡,si:\) U11 toque r\e letal melancolía es un soplo de vida en la belleza. ¿Cuando fue artista amor no combatido? Inspira el goce pero más la pena; valió el perdón del Justo á l\1agdalena haber amado, que es haber sufrido. Amar .... Sutrir! Y dP la oct1lt1. herí da es donde se ele,•a el canto ct.-nlo, que tiene las tristezas tlel il1\·i,~ruv y las dcsolac10nes de la vala La :~m:~rla Ilota en la canción clolit!ntc en forma de recuerdo 6 esperauza; lo que v.t ha muerto y lo q oc no se alc,lllza. que es L~ mclancolb tlel pr<'scntc. ' .. --.. , -<~···•-+. • Espinas del i A qniln c1.nt:t •:1 po~ta? El mundo ignora l:.u Los furm«> .ulorahle, d' dla cu los contornos de la musa casta. Que la•nota de amor dulce y {er\'iente e].,¡ pecho ,·irgen el suspiro arroje, conmue\'a el alma y las pupilas moje y haga en las manos sepultar la frente. Lágrimas eo la sombra, en la secreta ~olcda,l dl! la noche : esa t:> la ¡doria y ese el amor , 'u import.1 que á la historia otros llamen nm·ela c..ld poeta. i Oh nflnrla! ! Oh m u~, dl'l placer y el llanto! el alma en tí su excelsitn•l rco;ume, icres místico Y.:lSO tiP perturne r¡ue da al amor la iD>pira.:ión y el canto! bAÍ.\S G.\~II30A mal camino Sala de audiencia de un .Juzgado de Instrucción . . JUEZ.-Ya lo ve usted, acusarlo. Cuantas citas ha hecho resultan fal­sas. Hemos gastado tres ó cuaLro meses en evacuarlas: tiempo perdido para su futura libertad. ·,¿..-:ACUSADO. -¿?ara mi libertad, sei1or Juez? de manera que confesando me pondrá usía en libertad? JUEZ.-No es eso. Pero el proceso estaría ya concluso y quizás sen­tenciado. ACUf'ADO. Y yo en el presidio. JUEZ. - Y ahora en prisión preventiva, que no se sabe cuando acaba­rá, si usted sigue su plan de citas largas y siemp.·e desfavorables. Si al fin ha de ser condenado, cuanto antes em})iece á sufrir la condena ..... . ACUSADO.-Antes cumpliré, es cierto. JUEZ. -Comprende ahora como este tiem110 es p~rdido para su liber­tad.? ACUSADO.-Dice bien el seilor juez. Acabemos de cansar. y lo que ha­ya de ser, sea pronto. Pues sí, señor; voy á decir la verdad: Soy el autor único de c<;te robo. Pero todo tiene sus razones en el mundo. ¿S11J0 por qué he roua.do? Por necesidad . . JUEZ.-Por necesidad del día se hnrta un pan ó una suma pcquciia: pero no tanto dinero. ACUSADO.-Es quera,- necesidad ele vivir no un dín. sino muchos. JUEZ. Porque> es usted holv,azftn y quiere vivir sin trab:tjar La hol­gazanería trae á mi .Jnztado tiempo y cabilaciones y finuras! En pri- / mcr lugar tuve que fingirme medio señorito, muy cristiano y muy devoto para dar confianza al ama de llaves de la casa. La mujer no faltaba mm­ca á la misa de ocho de San Ginés. Yo tampoco falté ni una mañana has· ta que conseguí trabar conversación con la devota. Luégo pasé á la amis­tad. Después la enamoré honestamente, y esto fue mi mayor tormento, porque su cara no era tan católica como su alma. Pero había que apechu­g- ar con todo para saber por el ama cuándo tenía dinero el amo, y donde lo guardaba y cuál era la disposición de la casa y otras circunstancias que asegurasen el golpe. Y además, jcuánta paciencia empleé para desacredi­tar á un criado y dejar en su cuarto señales del robo á fin de echar sobre él las sospechas dPl delito! Un al\o entero de preparativos y estudios pa­ra llevarme 10,000 pesetillas. ¡Tiempo perdido¡ Mis antecedentes pudie­ron más que todo y aquí me tiene confesando, pot·que sería peor negar. Más tiempo perdido, como usía me advierte con razón. Con razón en todo, menos en llamar oficio de holgazanes á este oficio de perros. E tá dicha la verdad. Venga la pena; apliquela con misericordia, considere mi histo­ria y vea si con tántas fatigas no estoy ya m<'rlianam •nte castigado. JUI~Z. Pues yo saco ot1·a consecuencia dt• su historia. Y es que con la mitad del trabajo, rle la sagacidad y de la intelig-L'ncia '1LIL' emplea un la- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ... EL CORREO DEL VALLl•; 8135 ----- --- El secreto de la felicidad El perro se puso á dormir, tenrlido al sol subrc la arena; pero pasado un breve rato, este admirable p:.!rro se cansó (]é dormir y creyó prudente des­perezarse. Se estiró, pu~R sobre su:> patas, abrió la boca, bostezó, miró al cielo, y confortado con la vista de aquel hermo:;o firmamento azul, salió trotando á pasito corto. -Fi, ti, ti.: . . !-- le silbé yo desde lejos. Y el bueno del can, conside-rando que el hallazgo de un amigo no es cosa que se debe despreciar, cam­bió de rumbo al oír mi silbido y se me acercó, con la cola de punta y los ojos alegres, Fuimos paseando, como dos perfectos camaradas, camino adelante, hacia un campo de hierba matizado de inocentes margaritas. Y nos comu­nicábamos los dos nuestras impresiones de la manera que usan los hombres y los perros para entenderse: yo, pronunciando palabras, haciendo gestos ó lanzando imprecaciones, y él, saltando menr:ando la cola 6 rom­piendo á correr entre delirantes alariclos de entusiasmo. Y tan completa, tan absoluta y firme e:·a la alegría del perro, que repentinamente me detu­ve y le dirigí á mi imprevi ·to amigo estas cándidas palabras. -Pero tú, humilde ser canino, ¿cómo te arreglas para ser dichoso, tan terminantemente dichoso? ¿Cuál es tu secreto, si es que tien~s algún se­creto panacea'? Entonces el perro me miró recta y ¡wofunclamentc, (lió un salto brusco, salió corriendo y pegó un ladrido, tal como si dijera: ~d que proceden de Sangre Impura. "El Sr. Dr. Adrian ue Gnray, l)rofesor do Medicina en México, dir'r.: Con buen éxito he usado la Prep:uaciún de Wampolo en los Anémicos, Cloróticos, en la neuras­tenia y en otras enfermctl:ulcs que dejan al organismo débil y la sangre empobrecida, y los enfermos se han vigorizallo y aumentarlo on peso." Na.

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El Correo del Valle: periódico literario, industrial y noticioso - N. 443

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