República de Colombia.
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Por telégrafo: "Propalria."
Oficina, calle 9.·, ntÍmero 2I5
Blanco y Azul
Republicanismo
exótico
Los partidarios de la candidatura
del Dr. Joaquín F. Vélez,
después de esforzar inútilmente
cuantos argumentos les ha sugerido
la imaginación y su errado
criterio legal para obtener del
Gran Consejo la anulación de los
registros de Padilla; después de
_ haber ogitoclo bosta eL e 'CUlO,
de un modo antipatriótico y con
sobrada imprudencia, la espectativa.
de los colombianos respecto
de un incidente electoral que sólo
reclama, para su acertada solución,
atento estudio, acrisolada
imparcialidad y amplitud de miras
üapaz de dominar las imperiosas
exigencias de partido; después
de haber fraguado para la
publicidad correspondencia epistolar
que anuncia para la candidatura
del octogenario el aumento
de una opinión que jamás
llegó á existir en los Departamentos
de la Costa; y después de
haber agotado el repertorio de la
injuria y de la calumnia contra
el benemérito servidor designado
por la mayoría de una elección
incontrovertiblemente auténtica,
para regir los destinos de la República
en el próximo sexenio
constitucional, la han emprendido
de un modo directo y objetivo,
si puede decirse aSÍ, con la Corporación
que debe hacer el escrutinio
del 4 de Julio, metiéndole
por los oi os, en actitud trágica y
con apóstrofes de melodrama,
unos documentos tomados de La
Gaceta Oficial de 1855, en que
consta que en las Cámaras legislativas.
y con votos como los de
Julio Arboleda, Salvador Camacho
Roldán, Tomás C. de Mosquera
y otros prohombres del
conservatismo y del liberalismo,
fue anulado el registro de la ProvIncia
de Sabanilla, que daba al
Dr. Manuel Murillo Toro la mu-
! yoría sobre el Dr. Manuel M.
M allarino en las elecciones de
aquel año para Vicepresidente de
la República.
El hecho de que dan cuenta
aquellos documentos, es digno, en
verdad, de ser escrito con caracteres
de oro en las páginas de
nuestra historia. Dio él la medida
exacta del tem'ple moral de
nuestros grandes hombres, de la
intensidad de su entusiasmo y de
la grandeza y abnegación de su
fe republicana.
Pero ese acto glorioso, más glorioso
quizá que los hechos de armas
que prodl~eron nuestra inde- .
pendencia polftica, porque él dio
á la República en sus primeros
ensayos las firmes bases de la probidad
y del honor, fue algo más
que una manifestación solemne y
fecunda de tolerancia y entereza
de carácter de los C(;mgresales de
1853, algo más que la inapelable
condenación del fraude y del engaño,
á nombre de la Libertad y
de la Justicia: fue la declaratoria
unánime y de autoridad moral altísima,
con que nuestros grandes
repúblicos dejaron consi ado de
una vez y para siempre, que al '
principio de la legalidad, del respeto
á la voluntad soberana del
legislador, inspirados en la verdad
y en la buena fe, deben sacrificarse
no sólo las más profundas
afecciones políticas, sino también
los más comprometedores intereses
de partido.
Calificamos de exótico el caso
que motiva la lección de republ.icanismo
dada al GrulI. Consejo
Electoral, porque lo ocurrido en
las elecciones vicepresidenciales
de 1853 no es lo mismo que ahora
acontece con el registro de Padilla;
porque 10320,286 sufragios
de la Provincia de Sabanilla, dada
la base del censo de población de
1851 Y con las exclusiones por
causa de sexo y edad, demostraban
palpablemente la existencia
de un escandaloso fraude, lo que
no ocurre en nuestro caso, una
vez que ya está demostrado que
el número de electores del Magdalena
no supera á los que permite
designar el respectivo censo;
porque en Sabanilla no hubo elecciones
y en Padilla si las hubo,
como 10 c'omprobaremos á su debido
tiempo, y porque el mecanismo
electoral de 1853 difiere totalmente,
en cuanto á clases de
elecciones, términos, Corporaciones
electorales, nulidades, &c., del
que establecen las leyes vigentes
hoy sobre ese ramo. _
No existe, pues, perfecta paridad
de materia en los dos escrutinios.
Por otra parte, el Congreso de
[853 no procedió como Juez de
hecho ó como Corporación que
decidía en conciencia, verdad sabida
y buena fe guardada, sobre
la validez ó nulid&d de un registro
electoral ; y siendo esto así,
la leccióri de republicanismó deja
de ser exótica para convertirse en
inoportuna, en contraria al objeto
político qlle se busca.
El censo de 1851 era la suprema
ley, el expediente probatorio
á que debía atenerse aquel memorable
Congreso; y á él se atuvo
sin tener para nada en cuenta las
inspiraciones de la conciencia individual.
El Código de elecciones
vigente, en disposiciones claras y
terminantes que han de aplicarse
á un hecho pl'obadamente a.uténtico,
forma hoy la misma supre- .
ma ley para el Gran üonseJo, Y á
ella debe éste ceñirse, pero ceñirse
con incontrastable rigor y sereno
valor cívico, si no quiere ser
infiel á la austera enseñanza republicana
de 1853, y traidor al más
sagrado de 108 deberes que tendrá
que cumplir,. como árbitro de vida
ó muerte para la Patria, el 4
de Julia venide
El respeto á la legalidad.
La a¡~loIllacia ael OOlO
Ciertos censores, guiarlos por la
pasión política, han querido revivir
los actos de persecución de un partido
político contra los fundadores de
la Regeneraci6n, actog con relativa al honor oe
la nación misma no había otra manera
oe repararla que por meoio
de-las--a-rma.s ó por una explicación
en que el Gobierno oe Italia declarara,
como lo hizo, que condenaba el
acto ejecutado por el Almirante y
manifestaba su deseo de que las relaciones
con Colombia se restableCIeran.
Como tal acto tuvo lugar por la
mediación del Representante de S.
M. Británica, éste, antes de pedir la
autorización á Roma. tenía que inquirir
del Gobierno de Colombia si estaría
dispuesto, previas las explicaciones
del Gobierno italiano, á restablecer
las relaciones, y por eso hace uso
de las palabras lo mismo que el de
Colombia, porque de otra manera no
habría podido insinuarse en el sentido
indicado, sin exponerse á recibir un
desaire.
i No hemos visto recientemente
que las potencias coligadus contra
nuestra hermana la República de Venezuela,
después de haber atacado el
castillo de San Carlos y oe haberse
apoderado de los huques de guerra
de aqueHa Hepública, han vuelto los
representantes de esas potencias, sin
satisfacción previa, á ocupar sus puestos
como Ministros en Caracas?
Después de la guerra franco-alemana,
obligada Francia por el Tra·
tado de Francfort á ceder á Alemania
la Alsada y una parte de la
Lorena y á pagarle una contribución
de guerra de cinco mil millones de
francos, restableció sus relaciones con
Alemania y envió su Embajador á la
Corte de Berlín, donde ha permanecido
siempre.
Espafia, vencicla por los Estados
U nidos, habiendo perdido á Cuba.
á Puerto Rico y las Filipinas, reciente
aún el desastre. entró de nuevo en
relaciones con el Gobierno americano
y acredit6unEmbajador en Wáshing.
ton, quien ha 'seguid') residiend? allí
El Gobierno de J uárez fus¡Jó á
Maximiliano, y el Austria, no obstan-te
ser la víctima hermano del Emperador,
tiene su Ministro en México.
En las relaciones diplomáticas ne
se pueele guardar rencor eterno. La
mayor ofensa, con excepción de los
casos de guerra ó d~ indemnización
pecuniaria, queda olvidada desoe el
momento en que su autor la retira y
declara que procedió mal.
Hoy, en las circunstancias en que
se entlUentraColombia, cuando excepto
España y el Ecuador, la generalidad
de las naciones se apresuró á
reconocer la República oe Panamá,
.sería una diplomacia ahsurda
la que, fundaoa en el odio, desatendiera
I(/S granoes intereses de la Patria,
que exigen volver los ojos á
la Europa para buscar allí el apoyo
moral que Colombia necesita contra
el detentaoor de su territorio.
El Almirante Candiani vino apoyado
en buques de guerra á exigir
una garantía oel pago de las sumas
á que nos conoenó el lauelo del Presidente
americano. Colombia le contestó
suspenciiendo sus relaciones diplomáticas
con Italia y manoando
cancelar el Exequátur de los Cónsules
que esta nación tenía en nuestro
país. Este acto es uno de los
que el puhlicista Calvo enumera entre
los com PI endioos en las represalias
de que puede usar la nacióll'
ofendiela por otra. Se contestó, pues,_
la intimación con una ofensa de nuestra
parte, y. conforme á la doctrina
l~xpuesta por el mi;¡mo publicista, no
se puede exigir de una nación que,
con mehoscaho de su decnro y de su
dignidad, repare la falta cometida.
¡ Podríamos exigir del Gohierno de
Italia que sometiera á juicio al Agente
que cumplió sus órdenes? ¡ Era
ésta una cuestión susceptihle de ser
sometida al {allo de un árbitro, cuando
de lo que se trató fue del cobro
de una deu a 1 s c aro que no.
Luego, 6 permanecían las relaciones
con Italia interrumpidas siempre,
ó para restablecerlas no había otro
meclio que el aooptado por el Minis"
terio de Relaciones Exteriores.
Se hace la ohjeción de no haber
estipulado nada re8pecto á la devolución
de las 1:- 20,000 que el Gobierno
de Italia le retiene á Colombia.
Triste cosa habría sioo que en
un acto hidalgo de restablecimiento
de la cordial amistad entre dos Dacio:
1es, se huhiera puesto come condición
que fuera devuelta tan pequena
suma; ella lo será, sin duda, mediante
una exigencia que no desdore
el buen nombre del Gobierno de Colombia.
Los mismos polemistas á que nos
referimos censuran también el cambio
del Sr. Rico, acreditándole Ministro
en Alemania, porque, dicen~
esta nación fue de las primera!i en
reconocer el Gobierno de Panamá.
Con ese argu:nento tendríamos queaislarnos
oel mundo, y exceptuando,.
como lo hemos dicbo, á España y al
Ecuador, no pllddamoB acreditar Le-gación
en ninguna otra parte.
Alemania é Italia , son las nacionesque
tienen en la República colonias·
más numerosas; ellas con la Gran.
Bretaña serán en un porvenir n-l lejano
la defellsa de Colombia y de sus
imprescriptihles tlerechos.
Cuando el Sr. Matéus entró á desempeñar
el Minis~erio, ya el n~mbramiento
del Dr. RICO esta ha dispuesto
por el Excmo. Sr. Vicepresidente,
pues que los Ministros autorizan pero
no hac<:lo los nombramientos. El Sr.
Rico sirvi6 durante la guerra como
Ministro en Venezuela con acierto y
lealtad. y últimamp.nte en el Ministe ..
rio de Relaciones Exteriores con inteligencia
y con5agraci6n. El Excmo.
Sr. Vicepresidente le consideró como-,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Vicente G_, el Gobernador del Distrito
Federal, General Ramón Tello Mendoza,
y los Sres. Pimentel y Figueredo
En el segundo palco, á la derecha, estaba
el General Rafael 'Reyes, en compañía
del Sr. Ministro de Chile y su esposa,
y del Sr. Alfredo de la Sota y su señora.
A la izquierda Cuerpo de Edecanes.
Cuando el Presidente de Venezuela
apareció en su palco, la Banda Castro lo
saludó con el Himno Nacional, y á la Ilepda
del prestigioso General colombiano
del Ministro de Chile, se dejaron oír los
Himnos de ambas Naciones, y fueron
aquellas tres músicas como la lírica salu.
taci6n solemne de tres pueblos hermanos
de frente en marcha, inspirados por unas
mismas y trascendentales irleas, á un fin
que será un día alta cima gloriosa del Continente
Americano.
En todas las miradas advertfase la alegría
del patriotismo. En t'ldos los pechos
palpitaba la misma emoció:¡ misteriosa de
algo que tiene generosas promesas de paz.
En aquella selecta multitud bien se adivinaba
un anhelo plural de confraternidad,
un sincero y frate mal sentimiento de esta.
blecer, con compatriotas divididos por una
-línea de tierra ó por un hilo de sangre, el
vínculo fuerte que hace más respetable y
formidable-Ia colectividad. ~~I pueblo con
su fina sutileza no estuvo alM por puro esparcimiento.
El sabe de nuestras miserias
de familia; él ha leído páginas de la His.
toria,. hecha por los hombres, en la cual
se ha mentido hablando de odios irreconciliables
entre hijos de un mismo padre;
él no ignora que rí veces el rencor sopla
sobre las masas sin saturarlas de su vene'
no, y que habiendo nobleza arriba, siempre
abajo los corazones están prestos á juntarse
de nuevo en un abrazo de confraternidad,
y flJe..aIli, en són de Concilio, á decir
con SU presencia al viejo granadino: "aún
podemos ir juntos á San Pedro Alejandri.
no ó al Panteón, sin alterar el reposo del
viejo padre q '¡e duerme su hermúso sueño
d~ inmortalidad."
L03 artistas de la Compañía Lírica, po.
sesionados también de la importancia moral
oe la fiesta, hicieron nobles esfuerzos
para el éxito artístico.
EN EL" CLUB CONCORDIA"
Una invitación especial que recibimos,
nos llevó después del Teatro al Club C01l.
cordia.
Tratábese de obsequiar al Gefleral Reyes
c6n una copa de ch~mpagne.
Así sucedió, en medio de la's mayores
demostraciones de cariño.
Era de rigor la exposición de los brindis.
Lo hicieron Smith y Carabaño, Rafael
María, y respondieron el General Reyes y
el Sr. Herboso, Ministro de Chile.
De todos los labios brotaron dos vivas:
Venezuela y Colombia; y dos nombres:
Castro y Reyes.
Expansivas fueron las horas transcurridas
en el primer centro social de esta capital.
Casi á las tres de la mañana se retiró
del Club ConcordIa el General Reyes, dejando
la fiesta en todos los allí presentes,
un grato y perdurable recuerdo.
EN LA LEGACION DE CHILE
La comida de honor, celebrada en la
Legación de Chile, como homenaje de
amistad al Sr. General Rafael Reyes, resultó,
lo que era de esperarse, un verda_
dero acto de cortesía caballeresca, tanto
del opulento anfitrión, cuanto de los hono
rabIes comensales asistentes.
Fórmaban el distinguido núcleo social
el Sr. Ministro de Chile, D Franci·co J.
Herbosoy su señora, que vestra traje chan.
tilly negro, con fondo gris perla, con dia.
df'ma; Sr. General D. Rafael ReJes; Sr.
Ministro de Hacienda, D. José C. de Castro
y su señora, que llevaba traje blanco
con aplicaciones de Bruxellas ; Sr. Ministro
de Inglaterra, Mr. O. Bax-Ironside; Sra. de
Bax-Ironside, traje crema con adornos rosados
á la valiere; Sr. Ministro de Instruc
·ci6n Pública, D. Eduardo Blanco; Sr. Mi-nistro
de Francia, D. Carlos Wiesner; Sr.
Ministro de Obras Públicas, D. A. Rivas
Vásquez; Sr. Ministro de Bélgica, D J.
Wolters; Sra. de vVolters, traje gris con
adornos blancos y encajes de chantilly ; Sr.
D. Charles R. Rohl, Cónsul de Bélgica;
Sra. de Rohl, traje de crema claro, adornos
de encajes; Sra. Inés de Rohl. traje negro
con adornos de jais modern stile; Sr. Alfredo
de la Sota, Cónsul General de la República
de Chile; Sra. de la Sota, traje
blanco y rosa con aplicaciones de cremas
y paillete; Sr. D. Manuel Amunátegui,
Secretario de la Legación de Chile; Sra.
de Amunátegui, traje amarillo crepe de
Blanco
chine crema C'On hordados y aplicaciones
á la Pompadour ; Sr. Encargado de Negocios
de Italia, O Carlos Allioti; Sr. Encargado
de Negocios de España, D. José
Gil y Delgodo ; Sr. Encargado de Negocios
de Holanda, D. N de Reús; Sr. de
Agnolli, de la Legación de Italia; Sr. Dr.
D. J R Revenga, médico del Sr. Presidente
de la República: Sr'. D. J. A. Jaurret,
Correspons<¡1 del New York Herald; Sr.
Roberto Fould, Representante de la casa
francesa Foul Fréres, y el Sr. Gumersindo
Rivas, Di~ector de El Constitucional.
El decorado respondía á los colores de •
las banderas de Venezuela, Colombia y
Chile,
El . Sr. Dr. D. Frar.cisco J. Herboso
brindó por Venezuela y Colombia y pcr
los Generales -Castro y Reye.s ; el Sr. Dr.
D. Eduardo Blanco lo hizo por la franca
reconciliación de ambos pueblos.
Decirse que las más altas consideraciones
del buen tono privaron en la reunión,
será repetir lo que está al alcance de too
dos; pero sí debemos ,consignar que había
algo ideal, que se manifestaha espontáneamente,
y que se dibujaba como nota de
sensaciones íntimas, en todos los al1í presentes
De la esplendidez del obsequio respondía
el nombre del obsequiante y del obsequiado.
La señora Herboso hizo los honores de
la casa con las peculiares distinciones que
corresponden á sus modales naturales, llenos
de cultura.
A la hora de los postres llegó una serenata,
obsequio de la Colonia Colombiana
de Caracas, á la que se uni6 un número
considl"rable de venezolanos amigos y si mp
.tizadores de la uni6n.
Casi á las doce de la noche abandonaffi
Citación recomendada (normas APA)
"Blanco y Azul - Serie I N. 11", -:-, 1904. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2094775/), el día 2025-11-19.