Bo~ otá, Julio 2 de lS9~. NÍlmeru i>~
BOLE TIN l\iiL·ITAR
- - .-..
~ RG.~'u ~o DEL MINISTERIO DE GtJElÜ .\.Y DEL EJLRCI'l O ·- - -- 1
.Birector, ALEJANDRO PO .AIJA •
• Son colaboradores natoJ de este periódico, todos los Jefer
y O!ú:iales del Ejéráto de la República.
Con armas de precisión y de gr si viente, no están á ct -
bierto, debe ser protegida por infantería que e nboscand
sus tiradores delante y en los flancos de la' hater' a, 1 s d fiendcn
y á la vez ofcnaen á los de la 1l.rtilh:ria contraria, si
e tá dispue~ta á contrarre~tar su:> efectos. ·
Toda la vigilancia por parte de los oli.ciales en el con~
umo de municiones será po~a; nadie debe hacer fuego sin
que preceda la orden de su Jefe inmediato, y éstos no
deben pern1itir que sus soldados hagan más que el que se
ks o dene; los Jefes deben ser en este punto in~xorables Y.
igir la r.esponsabilidad á sus oficiales. Estos a.l empczat·
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BOLETÍN MILITAR
el fuego áeben dar á sus soldados e11 voz alta la distancia
y la graduación del alza, que será repetida por los sargentos
y por los cabos, y deben dedicar su preferente atenciót
á que aquéll0s las coloquen y apunten con detención sin
precipitar el fuego, sobre todo encontrándose á cubierto.
·ranto p~ra lo~ fuego, cuanto para coordinar la iniciativa.
que todos, y cada uno de por sí tienen en el .con1bate moderno,
se ha adoptado la palabra disciplina del combate~
que expresa cón1o se ha de aunar durante sus diversas fases.
El oficial de artillería, dice un autor moderno, ' "no
solan1ente debe poseer los conocirnientos técnicos de su
arma:, sino que es necesario ejercire su golpe de vista n1ilitar,
y que aden1ás de sea buen artilléro, sea buen táctico.'"
La artillería con1bate en grandes n1asas ó baterías para producir
un ~fecto determinado y concluyente, y también en
pequeñas en puntos tácticos de un can1po de batalla. Las
Divisiones de infanter~a llevan afectas algunas Con1pañías;
de artillería n1ontada ó de n1ontaña, cuyo nún1ero es tan
variable, como puede serlo su n1Ísión en un día dado; marchan
á vanguardia, encargadas en la ofensiva de prepara
y abrir el combate:o y á veces se da este destino á una grat
parte de la artillería del Cuerpo de ejército; ma cha la n1á
retrasada detrás de la vanguardia, .á entre las dos Divisiones
y en uno y otro ca~o su misión es tirar sobre la artillería~
t:nenlig:l para apagar sus fuegos, si la infantería propia tien ,
que desplegar ó tirar sobre la enemiga si no ha tomado e
orden de combate, y sobre sus reservas y sostenes si yá I
ha hecho. Las grandes baterías se forn1an con la artillería de
uno ó n1ás Cuerpo~ de ejército y también con la de reserv
del ejército. La elección de terreno para emplazamiento y
el objetivo de sus fuegos ~xigen del oficial de artillería u
perfecto conocimiento del modo de con1batir de las <>tras.
arn1as.
• Aunque hoy no se exige de la caballería, ni puede ser'
lo que fue en Marengo, Friedland y Wateri0o, es Jo cier~0
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ftULtnfr-: MILITAR. 359
que su papel, ni es menos importante 1ue lo ha sido, ni su
.presencia en los campos de batalla menos eficaz y necesaria.
La caba·llería combatirá rara vez reunida en grandes ma~as,
t:oR o lo hizo en aquellas bataJlas memorables, pero sin su
cooperación) no podrán llevarse á cabo las decisivas derro.
t~ ni se sacará'n tod s tós resultados que pueden y deben
ub"tenerse después de la v ~ictoria en el campo de batalla, ni
'3e r~solverá. por comp'teto el problema de la guerra. La exploradó',.
y la persccación están únicamente á cargo d'"" e ta
-nrma decisiva. Rep!irtida convenientemente sobre el campo
de batall~ 'en ftac\Íones más ó n1enos numerosas, el orden
disp rso de la ~nfanterla es aplicable tambien á la caballería,
sí col'lio el cerrado que la conserva reunida en masas en
segunda hnea siempre á cubierto, para ser empleada en monlento
oportuno y producir efectos decisivos. Su puesto no
se determina; el terreno es el que Jo marca, según las faces ó
momentos del combate, á cubierto de los fuegos del enenligo.
El General alemán, Bat·ón Wechmar Ja comp-q·a. "al
perro del pastor, que ha de guardar siempre el rebaño que
'se le ha confiado, del repentino ataque del lobo." ·
Situada en posició.n conveniente espía todos lo:> inomentos
del cdmbate de la infanteria; si se presenta Ja caballerb.
enemiga, pronta como la imaginación, allí está ella
para contrarrestar su acción; si la infantería enemiga va-
cila, e dewordena ó suspende repen inamente sus fuegos,
~uizá por falta de municiones, d mom nto es preciso, acude
con la rapidez que debe llevar el ello ·en todas sus ope
raciones, para cargar y contribuír con su poderoso efecto
lisico y moral a! completo desorden de aquella infante/ a
~ue vacilaba, impedir qt e se rehaga, y hasta hacerla prisionera;
si, por el contrario, la que vacila, retrocede ú se clcs~
rdena es la propia, allí está }a caballería para infundirle
ánin1o con su presenc!a, protégerla ·para que se rehaga, y
desordenar y hacer prisionera á la enemiga, si se ha abandonado
a una cieg1 y no n1uy ordenada persecución, con ..
ecuencia de su primer triunfo.
Las antiguas arn1as con su fuego lento, poco preciso
. de escaso alcance, permitían á la infantería desplegarse á
·ista del enemigo· de aqu1 el principio tá tic€1 de que las
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,.ropa.s rompiesen el fuego á n1edida que en'"raban en f1¡1é~A·
para proteger á las que venían detrás y su,.:esivamente tenían
que despl gar. Sin que este principio hay?.; caducado ..
p0rqu- la n1uttia prote_ción de las trop, s y será sie~npre
1·incip1o tá.cLico, es lo cierto que con una artillería que al-·
C:lLZ.~ cuatro n il tnetros, y un fusil que lo hace ~l tni1, ef
despliegue p:tra ton11.r el ocden d-... con1bate, bajo la es{¡ ra
d_ a ... :ión d~ los fuego=> enemigos, e" cxpue_-,to· á sufrir .
bajas considerables, y quiz1. una derrota; la caballería es·
hoy L. que con su inteligente exploración avisa con opor-·
tun · ad la presencia del enen1igo, para dar tien1-po á que la
infantería ton1e el orden de combate. Con una regular ca-b
!leria no son posiblt.!s los encuentros inesperados. Sobre
1 catnpo de batalla y durante el con1bate cuida de los flancos
y eje .la retaguardia é impide que las tropas puedan ser
sorprendtd as,
Las funciones que ligeran1entc -1uedan apuntadas bastarían
por sí sulas para den1ostrar la in1por'tancia que tiene'
la cabal cría en e) combate n1odern , y lo nun1erosa que tie ....
ne que ser para que atienda á tan diversos servicios; pero
toda vía tiene otro que llenar, todavía se presenta para cll a
un horizonte tan dilatado que la hace absolutamente pre ...
cisa en los ejércitos n1odcrnos, esto es, el r~conocin1iento y
Ja explora~ión.
1 1o es ciertamente nuevo este servicio para la caballería.
1~ apoleón yá la desparran1.aba sobre el frente de su =-jército,
y á n1ant=ra de cortit a cubrw. la n archa de las col u m-··
as; la reunía sobre el cam1 o de batalla, y en gran s ma...-
·a', la lanzaba en mon1cntos oportunos para decidir el ,con1-
ha e con su poderoso (; i ·resistible choque, arrojándola des-·
pu~s resueltatnente sobre el fugitivo, Jo atropellaba todo cual
ltTesistible v desencadenado huracán. Así lo hizo en Jena; ·
y el efecto .fue tal, que oostó la presencia de algunos escua-
8roncs para. qoe abriesen sus puertas á las vencedores pla .
3as fuertes, que hubi .ran detenido en su 1narcha ejércitos-en
~eros y resistido algunos n1eses de sitio.
La caballería que debe preceder al ejército en una ó
dos jornadas, reconoce escrupulosan1ente el terreno, y al
.nen1igo si lo encuentra; adquiere no~icias sobre su para..,..·
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6ot..ETfN MILITAR
.ú ~ro; y la infantería bajo su inteligente y acertada explora-ión,
marcha con seguridad, hace grandes jornadas, sin teller
que ejecutar los flanqueos que tanto la fatigan. Una
1nteligente y buena caballería es el guia y la seguridad del
ejército, así como si no tiene instrucción y no sabe su deber,
es mejor carecer de ella; en sen ejante caso no sólo es inúti
1, puede ser p""rj udicial.
Al empezar la guerra franco-alemana, se encontraba
en Wisemburgo, como todos saben, la División francesct
)ouay, acampada al sur de la población. El 4 de Agosto
~ l anwnecer., salieron del campamento con objeto de hacer
la desc-ubierta y la exploración del terreno á su frente,
los escuadrone de cazadores sostenidos por ut batall6n;
fL 1a.s siete y medi:1 de la mañana regresaban estas tropas al
campamento, y el Jefe de la cldado de caballería. Esta obra notable·
en extremo, ha merecido el primer: Jugar en el certámcn
universal celebrado en Rusia para pren1iar la mejor obra
que se escribiese sobre caballena. En nuestro juicio, es ésta
u na de aquellas cuestiones que merec~ c:studio detenido.
La instrucción en todas las ciases d'd' ejército, tiene
que estar en arn1onía con las variaciones que l\a sufri~o su
modo de ser y su manera de com-batir. El di'sperso da á
... Qd.Qs,_ desde el Cabo jefe: de su. ~scu..ach:~,. ~a iui:c;.i.ati va in-.
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BOLETÍN MJ!.ITAR
dividua! de que antes carecía: la unidad de con1bate, que es
Ja Compañía, ha elevado sobremanera el empleo de Capitán;
lo n1ismo sucede á los subalternos, jefes de una porción de
aquella unidad, con cierta independencia de sus superiores,
teniendo en el trascurso del combate que tomar por sí disposiciones
con sujeción á los sucesos y al terreno en que
opera. El soldado de infantería necesita una esmerada instrucción
en el tiro al blanco, que adquirirá con una práctica
constante; una infantería que no sabe tirar y que ignora
Jos efectos y la eficacia del arma que maneja, es una n1ala
infantería. La fortificación de campaña, el arte de atrincherarse
con rapidez y oportunidad, sabiendo elegir el terreno
para ejecutar la obra, tiene necesariamente que hacer parte '
de Ja instrucción de la infantería, que de continuo debe
practicar en los campos de instrucción, no para hacer obras
acabadas, que exijan cálculos para el movimiento de tierras,
sino únicamente para ejecutar las llam das trincheras-abrigos
que han de cubrir á la infantería; con esto basta.
Los alemanes, ese ejército n1odelo, esa nación que
tanto cuida de todo lo que se refiere á sus instituciones.
militares y á la instrucóón de sus tropas, y que recoge con
abundancia el fruto de sus sacrificios y desvelos en bien d~
su e}~rcito, pues que á él deb.:! ser hoy, como es, árbitro de
Jos destinos de la Europa, elige todos los años un ofitial y ·
seis sargentos por Batallón, para que asistan á las escuelas
prácticas de ingenieros, y adyuieran allí la instrucción que
después han de difundir en su Batallón. No es menor la
instrucción necesana á la cnba.llería; el soldado necesita unct
· sólida instrucción individual, tanto para el manejo del caballo,
como en el de Jas armas; el oficial práctico en materia
de reconocimientos militares v en todos Jos servicios de
la exploración y de la seguridad de las tropas, ha de poder
hacer ligeros croquis del terreno; y formar cuadros estad:_ticos
de los recursos que pueda facilitar cada localidad, y
no desconocer los medios que se cmpl~tan para inutili7ar
n10mentáneamenee, ó destruír las vías férreas y telégrafos
el~crricos. En i\lcmania la cabal le ría dectruye en los ca mpos
de instruccíC:n los Ferrocarriles que los ingenieros componen
para adquirir Ja práctica necesaria.
Varin.cioncs grandes hay que introducir tar.:nbi~m. en los.
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B9L~TÍN J\1ILITAR
1lan1ados ejercicios generales, ó sean simulacros. l)eben ésto~
representar fielmente cuanto se hace y ocurre en un ciía de
batalla, es un r.ombate fingido para adiestrar á las tropas, y
enseñarlas la práctica de la guerra; pero regularmente y
comQ por costurnbr~ yá antigua, en esos llamados sin1ulacros
se hace todo de un n1odo distinto á con1o se ejecuta
en la guerra, siendo, por consecuencia, inútiles y hasta de
n1alos resultados, porque dan á.l soldado y al joven oficial
una idea errónea y eq ui vacada de ella.
El General barón de Casse describe de este modo Jo
que eran en Francia Jos campos de instrucción antes de sus
terribles derrotas de I 8 70 y I 871: "Sobre una llanura def~
ndida por trincheras llamadas obras blancas,, se: estacionaba
por la n1añana temprano un ejército enemigo representado
por tres ó cuatro Batallones y alguna batería que se
encargaba de Ru defensa. El ejército enemigo que se con1-
ponía regularmente ~e tres divisiones de infantería, formab:
l en colun1nas dobles de- ataque por Batallones en n1asa,
en el centro una división de caballería. forn1ada en colun1na
cerrada por escuadrones: delante marchaban los explorado-.
1·e y el cuartel general, y en Jos flancos la artillería en
hatalla. 1\ una "eríal dada, estas fuerzas se ponían en rnovi-
111l(!Jltü en una formac.ón perfecta, las músicas y cornetas
ocaL~t~ aires alegr<.;S. Las colun1nas de ataque, precedidas
de algunos iradorcs, respondían al fuego de las obras blancas,
y después de una marcha teatral que duraba veinticinco
r 1inu os, S" arrojaban sobFe d enemigo; que se retiraba á
una hora fija y detern1.i:1ada, d'e antemano. El último actu
de ~ta adorable comeci.ia, ren1edo de .un circo, aunque en
tnayor <.:seda, era una terrible carga dada por Ja división de
c. ballería qu hada temblar el sudo bajo los pies de los
n1a 0 níficos caballos de J0s coraceros."
o de11en los alemanes sus grandes triunfos sobre los
franceses ú:1ica y exclusivan1ente -á su n1anera de combatir,
ni á los adelantos introducidos en su t:lctica; ni éstos sus
derr )tas al atraso en aquel a·rte; tenian un fusil de mayor
alcance que sus contrarios, y no supieron aprovechar esta
s~1perioridad. Consiste en que lo~ aleril1anes, al ~ropio tien1-
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lJvLE.Tt ' 1\.fiLITAR
po que habían estudiado el con1bate n1odert1o· e-on el fusil
de retrocarga y corregido los defectos que observaron en su
can1paña de Bohen1ia, habían, en plena paz y con bastantes
años de anterioridad, dedicado igual estudio é igual esn1ero
á cuanto concierne á la organización y á todas Jas institu-·
ciones n1ilitares, á la instrucción de todas las clases, base
segura de la disciplina, presentándo;e una vez declarada la
guerra, con un ejército n1ás. nuc1ern inquebrantable de dar u
vida por la patria si así· lo exigía el destinQ,; hay que reconocerle
ma dase de valor mucho má· heroico y constante, ajeno al siglo,
tnás glorioso y meritorio; tal es el de vivir de privaciones y de c~caseccs
larguí imos año , el de andar con ropas sucia en dilatado
viajes y por caminos despoblados, pasando, pr~cipicios, durmiendo á
la intemperie igual en todo á su má. Í·nfimos soldados.
Hombre de organizaci6n delicada, pero definí irnos instintos,
su inclinación natural debía ser al• h1jo, á los placeres. Aquel artÍ5-
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BOLETÍN MlLI·LAJt 36- • 1
tico temperamento, al servicio de una de las imagina-ciones más poderosas
que se hayan _conocido en América, estaba llamado á vivir:
en contacto con los usos y refinamientos más avanzados de la opu-.
lenta Europa, y, sin embargo, errante en las selvas intrincadas, careciendo
de buen a.liment-:>,, expuesto permanentemente á los rigore
implacable3 del sol~ nu•nca se le oyó exhalar una queja, jamás
.e mostró malhumorado por la fatiga fJ.sic;a y las privaciones.
Seguía sin trepidar y silencioso el' e u !!SO· dt!· los acontecí mi entos,
acariciando siempre en el fondo del pecho la i'dea del u;iun{o
de la revolución. Pero no buscaba ese triunfo corno coronamiento
de una vanidad mal contenida; sin el amor á la Patria, muchas vece
hubiera podido separarse sin sonrojo de la azarosa contienda. Su
prevision se sobreponía á todo y le hacía esperar tranquilo el final
del duelo á muerte.
Hallándose en 18 r 6 en Puerto Príncipe, después de haber su-.
frido crueles desastre y hasta el desconocimiento de varios jefes.
que · ntentaron contra la vida del Libertador, éste no cejaba en su
preten. ion e de organizar: una nueva expedición.
A aquel lugar· fue á buscarle el Intendente General D. Fran-.
cisco Antonio Z.ea, quien era portador de una carta suscrita por
los jefes del ejercÍlto del Cfi!ntro, los cuales hacían constar que se sometían
de buen gr:Wo á las ór;dene del ~ibertador y le llamaban á
1 enezuela. Zea, e'l ~t'lelta olem.ne y mem.orable oca ión, se xpresc)
así ante el hombre que la P.r.ovi.dcmci'a tenía destinado, par:a
dar libertad á los p.ueblos: "Subsiste todaví-a U•n tiesto de buenos
patr-iotas; la Patria vive alimentada de una csper.an7.Ja; pero le f.alt;l..
un hom.bre superior-, capaz de convertir esa e per,a.n11a. n r.ea1' ~.
Llenos de esta idea, los pueblos y el ej ' r.cito han vudt~ su Yista· al!
General Bolívar, á la primo·a cabt!za d11 la guerra.'
Bolívar fue deferente, en r-oc.Ja. ocasión propich.1, al voto y opinión
de. los pueblos. Acatar la deci iones de la mayoría le colmaba
de rego ijo. B~caba el nacimicñto de la Repúbiica por memo
de la ge-nuina y perentor-ia n. a1 jíj· sración de lo sentimientos públicos..
IHen que aún e. tuviese remoto el día del triunfo, se aven.tiur;aha:
'on u pre\ isión á aconsejar y á di .tar los m dios pol"ti¡;;os que fran¡
ueasen el e, mino de la República. En la \: poca e tada cíirigi "' á
Filadelfia una carta al doctor PedrG> (J'ual, carta destinada á remoJ
·er los oost:iculos que en h República del Norte pudieran turbar·
1 apoyo ó simpatía á favor de las a,·mas patriotas. Allí decía:
"' . .. las relaciones mercantiles entre Venezue:a y los Estados U lli-t.
ks serán ventajosas á ambas pant: ...... El comercio frecuente·
entre los americanos del Norte y la protección que el Gobierno.
r oncederá á los extranjeros honrados que quieran cstablecer~e entn .. :-
4losotrQ~~ !'eparará nuestra despoblación. r no dar~ ciu.dadanos \'Í ......
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BOLETft-.: MTLITAR
tuosos. Sírvase usteJ Jifundir estas ideas entre tudos los e,·tranjero •. ·
de probidad, haciéndok ver las ventajas que les esperan .... "
Este lenguaje asombra por su precisión y cordura. Parece el
de un magi trado que se encontráse gobernando tranquilarPente
un país y que quisiese at~·aer una inmigración de gente honrada,
trabajador& y respetuosa al Gobierno.
En la misma época, al aber Bolívar que el Canónigo doctorJasé
Cortés de Madarriaga, se encontraba a ilado en Kingswn,
con otro5 patriotas venezolanos le escribió en los térmidos iguientes:
"Hasta este momento no he podiao arreglar mis asuntos,
porque lo obstáculo se multiplican cuanto e casean los medios ;
pero al fin, yo parto con la· e'peranza de ver á usted muy pronto
en el seno de la patria, cooperando eficazmente á la co11strucción
Jcl grande edificio de nuestr-a República. En vano las armas des-.
truirán á los r:ranos, si no establecemos un orden político capaz de
1:eparar lo estragas de la revolución. El sistema militar es el de la
fuerza; y la fuerza no es g~)bierno. Así, nece itamos de nuestros
pr<'.ícercs que, escapado en tablas del naufragio de la revolución,
no conduzcan por entre los escollos, á un puerto de salvación ..
Usted y nue tro amigos Roscio y Castillo harían un íi·aude :1 la .
República, si no le tributasen us virtudes y sus talentos, quedándose
en una inaccjón que ería muy pcrjudi ial á la catJS::t pú-blica
...... "
La expedición organizada ·por Bolívar llegó felizmente al
p11e1:to de Juan Griego el 28 de Diciembre de I 8 I 6. Lo. momentos
no podían ser m á· aRicti vo de lo que eran:. Morillo en N u e va
branada y Mo c'.í en V cne1,uela . e ene ntrJbnn imperando, como .
<;:nardecido~ con la luch;.t, .ajenos á.todo sentimiento de piedad.
Las palabras de Ro!Í\ ar, al pi ar tierra, na le · m u tran cual
e.·perto político que ha penetrado las necesidade del país, y que,
en vez de ocultarlas, quier.e que. sus compatriotas se afanen por en-'
qontrarles remedio:
"f/n;ezo/n!lf)J/- Vosotros me habéi confiado la autoridad cn los dos
últimos períodos de la República. esotros me habéis obligado á subir
al tribunal y á comha1ir en el: campo. o he podido llenar á la ve7. tall
opuestos destinos. La Patr'a ha sufrido en la administración y en la .
guerra. V encedcr, no he podido alcanzar los frutos de la victoria por
•ncndcr á los cuidado del Gobierno.
"La justicia, la política y la indusrria han sufrido cuando me he
ocupado en defenderos. Asf, una necesidad imperiosa exige de vosotros
la inmediata instalación del Congreso para que tome cuenta de mi conc1uctá,
admita la abdicación de la autoridJd que ejerzo y forme la constitución
polÍlica que debe rcgiros.
"VenezoltJnos: Vosotros hab~is sido convocados por mí desde el mes
de Ma]·o, para constituír el Cuerpo Lcgislati\·o,- sin prescribiros restrición
alguna, autorizándoos para escoger. la épo a y el lugar. No lo ha-
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'( '
, -E~ l gt.ito d-.: ln 'Ct1utr ipaciún de la madre patria, .u\!'Co'rrcspon
~ iido con toh ~delidad por Arruhla, quien y á por estc1 época
r r8 ro), habí1 unido sn suerte á la de la señora Ignacia Herrera de
~.ilvez, de origen bogotano.
Varios destin.os horeosos desempeñó, entre otros el de vigilar
por la seguridaJ interior. No poco debió la causa americana á
Ja cooperación decidida de Arrubla: era de figura elegante, y á líl.
vez que la naturaleza había sido pródiga en concederle todos su:;
·atractivos, poseía una fnr'tuna bien considerable, un 'trato sumamente
fino y delicado unido á la expresión que <.'a un-a educación esmera4
da y la lectura de buenos libros) Arrubla formaba parte de lo~ círcu ...
los más brillantes de la capital, en donde ya con sus palabras y ejem •
'Plos ó con a tos de verdadero desprendimiento estimulaba y exci
'taba á sus compatriot~s á sostener la santa causa de la Independcn·
cia. Su fortuna siempre estu 'O á disposición del Gobierno libre de
Nueva Granada. Supo gana se el aprecio de cuantos lo trataron y
·l odio y persecución de los errém1gos de Ja República.
Era imposible que la suer!X de Arrubla, en ]a ocupación de
este país por los españoles, 1\ubiera sido diferente de la de sus compañeros
de infor unio, á quienes auxili" y mitigó los rigores de sú
prisión, en d Colegio del Rosario. Su ~lm:r, demasiado elevada, no
podía intimidarse con la idea de Ja muerte, y él consideró la hora
de ella al pie del patíbulo (Septiembre 10 de t8r6), como el momento
en que se proporcionaba ]a eterna separación de los enemi
·,:os de su patria. tJ na mirada Jlena de indignación y de de ptecio;
fue la última señal de despedida que anzaron sus ojos.
l?:BlDRO :E"ELIPE V ALENCI.A
·ram bién la Metrópoli y la alta cla!!c de la socie~ad de la Pe ..
hÍnsula, se vieron afrentados por el sanguinario Morillo en la per~
ona de don Pedro Felipe Valencia) natural de Madrid, y primo ..
génito del Conde de Casa-Valencia, D. Franci co Valencia;
Hurtado Sáenz del Pontón, nacido en la ciudad de Popayán y
de familia otiginaria, tanto de aquel pafs como de esta ciudad d ·
Bogotá y de una señora española.
De los primeros años de D. Pedro F lipe, hasta su venida á
Nueva Granada, de edad de treinta y siete años, ignoramos todo
los pormcnot'es, y sólo sabemos que vino á Popayán á arreglar los
ntereses de su familia, relacionados con el destino de Tesorero de
aquella Casa de Moneda, empleo amayorazgado en su familia, por
haber 'lido uno de sus antepasados el fundador de aquél establecimiento.
Poco después de la trasformación de 18ro, vino á Bogotá~
tn dond i1 dudar ui mon ento, y recordando más bien, lo qu~
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BOL ETÍ ~ ~~ J LJTt\R 3i 1
clebta á la Patria de su familia y de suq antepa:>aJ,}s> qu:.! al lugar
ca ual de su nacimiento, se decidí<) genero-amente á abandonar la
ulhagüeña pcr pectiva que se le presentab:1 en la Corte de l\lladrid,
~i cambio de ver en su país establecidas de un modo verdadero 1.1
independencia y la libertad. Con una gran penetracióH dt:: espíritu.,
algunos conocimientos en política, y una imaginación de fuego,
<:ontríbuy6, en gran u1anera, á consolidar hasta donde fue po iblc,
la c~usa de la emancipación; sirvió en varios destinos, y escribí<>
en algun.Js papele · públicos, en los que se descubría la vivez.a de su
ingenio, y Ja firmeza de sus sentimientos.
Reducido á prisión en 18 I 6, dirigió á l\1oril1o enérgicas reclamaciones
en que m a ni fes taba la falta de autoridad del. Capitan
General expedicionario para juzgarlo, pero todas fueron desatendidas,
y condenado á la pena del ú1tif!1o suplicio, marchó á él con la
más completa erenidad de alma; qui::;o arengr.r al pueblo, pero uu
redoble general de tambores, ahogó su voz, y exhaló el postrer
aliento el 5 de Octubre de 1816, acompañado de otns tres ilustres
víctimas, José María Dávila, Torices y 1 orres, cuando aún no
había Ilegad0 á su quincuagesimo año, extinguiéndose en el 1
l"nea directa masculina de los Condes de su título.
----··---
EJERCITO N A.CICllAL
I VENTAR lO de los bienes que dej6 el Sargento zo Abclardo Roja.,
que falleció en el Hospital 1\tlilitar de la ciudad de Barranquilla, y
perteneciente al Batallón'Jtm:n número 2 L
República dt Co!OIItbit~.-Ejércit(} Nationai.--Batalló11 JstnÍIInÍtmr.ro 2 t.
e &m,zndanc Ítl.
• n la ciudad de Barranquilla á \·dntc de Octubre de mil ocho·
t iento noVenta r .it:te~ (!n el local que SÍ!'Ve de Cu¡¡rtcl al Batallón
J rmí11 nú 1ero 21, se unieron lo! i:1fra critos Sargento Mayor 'A7 en•
ceslao Rodríguez r .0 Jefe y encargado del expresado Cuerpo, y los tes
tigos señore Francis o I erncindez, Marco i\nrelio Calderón y Aníbal
Vásquez, con el objeto de hacer el inventario y a alúo de los biene5 del
Sargento 2.0 Abclardo Rojas de la 5·" Compañía del expresado Batallón,
que falleció en esta c!udad el diez y nueve del mes citado á la
nueve de la mañana en el Hospital Militar, individuo que según filia-ión
militar era natural de Serrezuela, en el Departamento de Cundinamarca,
y vecino de Mcdellín, Departamento de Antioquia. Despué que
·e les presentaron á los testigos mencionados, los valores perteneciente
11l finado, procedieron d"cho individuos á inv ntariarlo y a\·aluarlos e
. ta forma¡
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De rUa!la s de paño usadas, \n, y Lerzundi, recibiéndolo~ m y corté m..:ntc, le· con te taba ·
-~Con mttcho gusto, seiior mío, devolveré á usted el cab:dlo·
(}Ue reclama, si m~ comprueba que es propied;:d s.uya y !lO del E. -
t.Hlo.
-Muy bien, señor Comandante. Basta on \·er la marca qu_
lleva en la anca izquierda. E~ la inicial de mi apellido •
¿La marca era una A? Pues Lerzundi contestaba :
-Al canchón con el cab.tllo, que e a A significa Artill~ría
TV?iant.:.-¿ Et a una B r Entonces d jamelgo correspondía á B.lti
··hres mmtad,s. Para Ler~undi, la C significaba Ciracros; 1.1 D,
Dragones; la E, Escolta; la F, Füsil,ns d~ dese u bierta; la G
Gr(mad-r.?s de á r:;h:dl?: I:J l,, L~mc .. ·ns; la P. P,1•'1u:; en fin a
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374- BOLETÍN MILITAR
todas las letras del alfabeto les encontraba descífración militar. Se..
gún él, todos los caballos habían sido robados de la antigua caba ...
liada del ejército. Lerzundi los reivindicaba en nombre de la patria.
Sexagenario yá, reumático, con el cuerpo lleno de alifafes y el alma
llena de desengaños, dejó el servicio, y con letras de cuartel ó de
retiro fue á avecindar~e en el Cuzco, donde poseí..t un peguú10 fundo
y donde vivía tranquilamente sin tomar cartas en la política, y
tan alejado de la autoridad como de la oposición. Un día estalló
un motín ó bochinche revolucionario; y Lcrzundi, por amor al oficio,
que maldito si á él le importaba que se llevase una legión ú~
diablos al gobierno con el cual 110 mantenía vínculos, se echó á la
calle á hacer el papel de Quijote amparador de la desvalida autoridad.
Los revoltosos no se anduvieron con algórgoras y le clavaron
una bala de á onza en el pecho, enviándolo sin más pasaporte al
mundo de donde nadie ha regresado.
Lo único que ha sobrevivido al General es su fama de mentiroso.
El célebre Manolito V ásquez, de que tánto alardean lo~
andaluces, no mentía co;1 más gracejo é ingcnío que mí paisano e1
limeño don Agustín Lerzundi. Dejando no poco en el tintero
paso á comprobarlo.
Siendo Lerzundi Capitán, una de nuestras rebujinas políticas
lo forzó á ir á comer en el extranjero el ~ veces amargo pan del
ostracismo. Residió por seis meses n Río Janeiro, y su corta permanencia
en la capital dPl por entonces imperio americano, fue v~nero
en que ejercitó más tarde su vena de mentimso inofensivo.
Corrieron años eras años; de una revolución venía otra revolución;
hoy se perdía una batalla y m41ñana se ganaba otra batalla;
cachiporrazo va, cachiporrazo viene; tan pronto vencido como vencedor;
ello es que don Agustín Lerzundi llegó á ceñir la faja de
General de brigada . Declaro aquí (y lo ratili.caré en el valle de Josafat
si algún militronche se picase y me exigiese retractación) que
entre dos centenas, por lo meno , de Gencrale q te en mi tierra
he llegado á conocer ninguno me p·circció más General á la~ deveras,
y no de mojiganga1 como la mayoría, que don Agustín Lerzundi.
¡Vaya un General bizarror No se diría ino que Dios lo
había creado para General y ...... para mentiroso.
Acompañaba iempre á Lerzundi, el Teniente López, un
muchachote bobiculro, que no conoció el Br~ il más que en d
mapa-mUI'ldi, y á quien su ] efe, citándole no sé qué artículo de la!Ordenanzas
que prohibe al inferior desmentir al superior, impuso
la obligación de corroborar siempre cuanto él ]e preguntase en público.
Hablábase en una tertuli.a sobre la delicadeza y finura de algunas
tdas) progre o de h\ industria moderna, y, el General ~x
l.'\mÓ :
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BOL.ETff'V MILITAR. 3í5
- - Oh! j Para i1nos los pañuelos que me regaló el Emperador
del Brasil! ¿Se acuerda usted, Teniente López?
-Sí, mi General .. finos .... muy finos!
-Calculen ustedes, prosiguió Lerzundi, si serían finos que
los lavaba yo mismo echándolos, previamente, á remojar en un
vaso de <'.gua. Recién- llegado al Brasil me aconsejaron que, como
preservativo contra la fiebre amarilla, acostumbrase beber un. vaso
de leche á la hora de acostarme, y nunca olvidaba la mucama colocar
éste sobre el velador. Sucedió que una noche llegué á mi cuarto
rendido de suei1o, apuré el consabido vaso, n~ sin chocarme algo
que la leche tuvie~e mucha nata, y me prometí reconvenir por ello
á la criada. Al otro d1a vínome gana de desaguar cañerí~ y ..... .
¡jala! ¡jala! ¡jala! ..... salieron los doce pañuelos ...... Me los había
bebido la víspera en lugar de leche.: .... ¿no es verdad, Teniente
López?
-Sí, mi General, mue ha verdad, con te tó con aire beatífico
el sufrido Ayudante.
RICARDO PALMA.
VARIEDADES
EL EJERCITO ARGENTINO
NTR!VJST.t,. CON EL ~IRI!CTOR DE LA ÉSCUELA MILITA~ S.\RC!NTO MAYOll
R.OGALLA VO!'l BIEBER.$TBIN
(De La Tarde de Chile).
E~ sabido que el jefe de la Escuela Militar, Mayor señor Ro.,
galla von Diebcrstcin, ha regresado en estos días de un viaje que
J1izo á Buenos Aires.
Creímos interesante c~nocer la opinión de e te oficial por lo
que respecta al des · rrollo de la República Argentina, al estado de
~delanto en gue se encuentra su ejército, etc. etc.
Al efecto, hicimos presente nuestro deseo al señor Bieberstein,
y esta mañana tuvimos con él una conferencia que el lector encontrará
en . eguida:
El objeto de mi "iaje fue el iguiente: uno de mis compañeros,
¡¡ quien el clima de Chile no le era favorable, volvió á Berlín
por la vía de la cordillera.
Me pareció oportuno acompañarlo, y así lo hice, previa la autorización
del Estado Mayor General.
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BOL!TÍN MlLlTA.lt
Por otra parte, tenía yo, como u ted comprenderá, un vivo
deseo de conocer el país vecino.
Viajé con un pasaporte de la Legación argentina en Chile y
me di á conocer desde luégo, tan pronto como lo estimé conveniente,
en mi carácter de oficial instructor alemán y de Director
actual de la Escuela Militar, gracias á lo cua1 obtuve toda suerte
de facili~ades para que se me mostrara, casi oficialmente, todo
cuanto tuve el deseo de ver durante los tres días que permanecí
en Buenos Aires.
El 21 me presenté á Su Excelencia el Presidente de la República,
que me acogió con suma amabilidad, y á varios oficiales
del Estado Mayor; el 22 se me presentó un oficial del Estado lVIayor,
que me acompañó al Colegio Militar, que visité detenidamente;
este día tuve ocasión de ver una clase de equitación de los
mismos cadetes; el 23 visite los cuarteles de los números 11, 4 y
8 de infantería, vi ejercicios por compañía y por batallón en los
números 1 I y 8, y presencié ejercicios de tiro al blanco.
Los oficiales argentinos me han dejado muy bien impresionado.
Su aspecto, ·su comportamiento en las calles, en los teatros, en
los paseos, en el restau r ante, es de una perfecta corrección.
Visten elegantemente. No se permiten, por ejemplo, en ninvú
n caso andar con el kepis echado atrás ó con el do Imán de;;-
.abrochado. ·
De los 1,400 oficiales con que cuenta el-ejército argentino,
h.!ly, según se me afirm<í, 8o::> que han alido del Colegio V1ilitar .
.Estos oficiale:~~ como es natural, se consideran superiores á los otros.
Desde el aiio de 1891, las clases superiores forman parte de
la oficialidad. Los o+lciale . son jóvenes, por lo general júvcne!> de
posi..::i0n social y de fortuna.
El oficial que fue agregado durante mi permanencia en Bu enos
Aires, el señor Besa, era un tipo periccto de gmtleman, y es
pariente de Su Excelencia el Presidente de la República.
He creído notar un serio antagonismo entre los oficiale del
. antiguo ejército y hs oficiales de cs.:uela moderna.
En us relaciones con lo oficiales superiore~~t, los oficiales son
respetuosos y correctos.
Viajé cuarenta y cuatro horas en ferrocarril con oficiales y
cadetes, y no pude notar nada que no fuese de una esquisita co-
• rrección.
El Estado Mavor y el IVlini terio <.L Guerra m: hicieron muy
1 buena impresión. · • ·
En esas o:icina3 se ve que S- rr.1baja verdaJeram~nte con ern.
peño y con la misma severidad _que se gasta en el Estado Mayor
Len - Alemania.
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BOLETÍN MILITAR 3i7
En ninguna de la habitaciones que recorrí, de cuatro á cin<'
O de la tarde, vi grupos de o!lciales charlando ó perdiendo el tiempo;
ahí cada cual está en su pue to, trabaj:wdo con te·6n y silen-ciosamente.
·
Los libros militares que se me obsequiaron prueban que el Estado
Ivfayor ahí no descansa l)Í pierde el tiempo.
LA TROPA
La tropa en su exterior no se distingue mucho de la chilena.
Se advierte, sin embargo, poca uniformidad entre las gentes. Al
lado de un soldado apto, marcial, vigoro ,o, se ve un viejo ó un
hombre pesado ó poco util.
Atribuyo, en gran parte, esta falta de uniformidad á la diferencia
de raza ó de constttt;ción de los indtviduos de las di ver a·
pr-ovincias.
Lo que \'Í de la tropa y de los oficiales me ha hecho el mismo
e[e{;.to en .1\tlendoza~ en San Luis y en Villa 1\tlcrcedes.
EL COLEGIO MILI l'AR
Cu.:~.ndo visité el Colegio l\!lilirar, una parte de los cadetes se
encontraban en vacaciones. ()uizá pot esto el establecimiento hacía
el efecto de e tar un tant~ d-::scuid . <.!o y no muy aseado en algunos
d'-parrame11tOs.
El sistema de educación difiere Jel nuestro y se caracteriza
en pocas palabras: es un sistema de preparación para el ser\'icio de
las distintas armas, de manera que el nilio entra como cadete de
infantería, cadete de artillería 6 cadete de caballería, llevando hasta
en el. uniforme respectivo ;tcentuada la diferencia del arma.
No deb_ olvidarse que la mi ·ión de los e, tablecimientos de
este género nt> es de preparación, ino de educación militar.
El Colegio 1\llilitar de Buenos Aires di ~ pone en abundanci.~
de lo elementos para la in trucción d_ los nece ari' cadete . Así,
por ejemplo, tiene una batería completa con caballo , carros de
municione , pruyeotiles de cjer icio·, •te., 126 aballos en pesebreras
muy buena , donde cada caballo tiene su d "part::mcnto e -
pecial.
'T'iene adem:.\s un taller tipográfico para imprimir todos los
texto:., reglamento., horario , ere., aparatos para demostrur la composición
de la p<')lvoras, la dinarnit;¿ y otras materia explosivas,
tal como se tiene en Chile en la fábrica Jc cartuchos.
Lo que vi de: los cadetes me ha gustado mucho.
En una fiesta de beneficencia tuve ocasión de presenciar un
ejercicio de equitación que demo traba una enseñanza muy corrcct~
y un buen sistema.
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ROLE J'lN MILITAR
1'uve que admirar el dominio :ib5oluto que el cadete tenía
sobre el caballo y el valor notable para los saltos sobre obstáculos-.
Sin embargo, para ser justo, d~bo decirle que en esa misma
Ji esta vi evolucionar un escuadró.n- escolta, el único cuerpo de caballería
que vi en Buenos Aires, y éste me dejó una impresi0n
bastante de5favorable.
LOS CUARTELES
Los tres cuarteles que vi m~ han dejado una impresión bastante
buena.
El cuartel del r r y del 4 se encuentran unidos en un gran
edificio construído especialmente.
La tropa tiene catres que se levantan hacia la pared durante
el día, dejando así debajo espacio suficiente para colocar las mo-chilas
y otras partes de equipo. 1
El catre tiene colchón y frazada, pero no así sábanas ni fundas.
La limpieza me ha parecido bien, sobre todo como es natural,
la Jel segundo cuartel que visité, y que estaba preparado para
mi visita.
Hay en esos cuarteles baños para la tropa, que los usa dos veces
al día, y para los oficiales.
Se me mostró, además, un taller de armería, 'pero se notaba á
la simple vista que todo había sido especialmente preparado para
mi visita.
Fuera del cuartel, ó más bien dicho en el cuartel mismo, había
una instalación para el tiro al blancOtcn unA distancia de dosciento
metros en que vi disparar á varios oficiales y clases.
Había ahí un prolcsor de tiro, como 4SÍ mismo profesor ~e
gimnasia y otros ramos para todo el batallc>n, sistema sobre \..uya
inconveniencia tenemos duda.
Conservo en la memoria un horario de la distribución del ser-lCIO.
Según él, la tropa se levanta á las J~ a. m.
Desde las 3} a. m., aseo y desayuno.
Desde las 5 hasta las 5 y 45 minutos, instrucción del servicio
interno; despues; una hora de ejercicios musculares; después,
durante una hora, academia de toques; luégo, una hora de ejercicios
del batallón; en seguida al baño.
A continuación el al,muerzo, una hora de ejercicios de tiro,
otra veL formacic>n del batalh)n y nuevo baño; y nuevamente ejercicio
en la compailía, etc.; como se ve, una distribución de tiempo
bastante revuelta.
En el batallón n ú rPero 8, en que yo estuve, no había, según
se me dijo, sino 36 individuos que no supieran leer.
El batallón tenía 480 plazas contando las clases.
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1 LETÍS MII.ITAR 379
Según las listas de los cuadros de las compañías, que son muy
bien llevadas y muy limpias, no había m:ís de dos ó tres individuos
faltos por cada compañfa. En el calabozo se rr.antenían seis
reos: uno de ellos había atacado á un ten iellte al arma bbnca. El
ca tig_? de palos está suprimido del Ej é rcito Argentino.
I~STRUCCIÓ:-.1 1\liLJTA R
El régimen interno, el método Je instruccic>n en el Ejército
Argentino nJ es tal vez el más moderno .Pero dentro d~ est régimen
la tropa se mutve con facilidad, casi con elegancia, guarcl.wdo
ilencio y conservando estrictamente la posici6n firme en la fila. y
obedeciendo con prontitud ltrs órdenes recibidas. La mayor parte
de los mo imientos obedecen á toque de corneta hasta levantarse,
arroclillnr e y tenderse en tiradore .
Vi uno de e tos ejercicio en el patio de un cuartel, pero á
causa del poco espacio del terreno, naturalmente no se podÍ;¡ ver si
se d::Iba en general la amplitud necesaria á los movimientos.
La impresión general que me dejaron estos cuerpos fue bas-tante
agradable. ·
RP.specto del vestuario - · el calz:ú.io, la ropa de brin, la ropa
interior, de lana- todo se encontraba en buen estado.
LA GUARDIA NACIO!':r\L
La guardia nacional se ha organizado de manera que dos batallones
de la guardia nacional activa (jóvenes de 20 a11o:.-) forman
con un batallón de línea un regimiento. -
E11 estas u nidadcs el aí1o pa aJo -- y obre esto no hay lugar
á duda -- han pa ... ado dos rre::;es en lo campamentos veintidos ú
veinticuatro mil homb e·.
Para el aiio entrante se ha tomado en cuenta la misma cuota
de guardia nacional.
Tal v.cz no se ha obtenido con esta in s trucc¡() n un gran re·
, ultado; de todo modo > ahí •e ha formado la guan.lia nacional, y
e pro iguc adelante ~in deiar para más tarde la rcalizaci<)n de
la id\..a, ~
lVIcjor fruto tal vez que la ins~rucc!ón de tanta tropa ha producido
la enseílanza t¡ue han recibido 120 ofi ia!cs de la guardia
nacional, que han recibido en las academias en un e pacio de seis
me es. ·
Seiscientos cnarcnta y dos de e tos oficiaks han rendido sus
exán_1ene~ de tales y han tomado parte en los ejercicios del aí10 pa·
sado:en:posesión de su empko.
Según el grado que tenían en la guardia nacional antigua .v
egún el resultado de sus exámenes, han ascendido clesdc luégo
C"o:no Capitanc~ hasta Tenientes Coronc·lc"·
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8CLETfN MILITAR
Estos oSciales han hecho muy buenos servicios en los Cuerpos.
Un oficial argentino bastante competente me decía que una maniobra
se haría mejor con estos oilcia les que con Jos Jefes de línea.
Aparte de esta guarc.li.l nacional activa, existe una especie de
milicia, gente que ha pa~ac.lo por la gu:1rdia nacional activa y que
está obligada durante seis meses, Jos c.lemingos, á hacer ejercicios.
Los oficiales e c:ligen en las Provincias mismas, y en casi
todas partes los ejercicios se hacen en traje civil.
CAMPAMENTOS
En el campamento de V iJJa Mercedes se encuentran ;Jctualmcnte
5 regimientos de artillería, los ·)atallones números 4 y 6,
y cerca del Ncuquen hay 5 regimientos de caballería al mando del
Gener~1l Godoy.
Un oficial argentino, con quien hablaba, se expres<) muy
bien del estado de la artillería, mirando con desprecio ]a de montatia.
Al contrario e expresó con cierta pr~cauci<)n respecto de la
actividad y del nivel de instrucción de la caballería.
Para el mes de Marzo próximo hay el propósito de llevar á
cabo grandes maniobra , como se hace en los ejercitas europeo .
·raJes son, á la ligera, los pri r1ci palcs puntos que tratarnos co1
el Director de la Escuela Militar.
Se manifest/) e te oficial, por lo demás, ~ umamente reconocido
á la exquisita cortesía con que lo acogieron nuestrog vecinos .. --
E.L\f E~ EJE"R CITO
3.~ Division. - Se hicieron di tino·uir, durante el mes de IV1ayt>,
por el estricto cumplimiento de su!' deb"res, entre los Cucl'pos que
h componen, lo:- siguientes señorC's oliciales:
Batall<)n Granadvros número 8, cohducta muy buena, Capitane~
Rafad Ve gal José Antonio f l<')rez y Clemente Aria ; T'eniell-te
Juan E. 1\llcndt:z H. ·
Batallón Sucre número ro, Capitán Cccilio Zamudio; Tenientes
01cgario Manrigue y Máximo Ri,·era; Subteniente Juan Prieto.
1ledio Batail<)n B:;/ívar, Capitán Salvador Valbuena; Tenitn·
tes Miguel A. Quintero y Bonif<1cio Duro; Subtenientes Juan B.
Prieto, Carlos k. SarmientO y Valerio V anegas.
Jefatura i'vlilitar de Antioquia.- En el Batallón La Popa número
19 se di tinguieron lo señorc' oficiales: Capitanes Ambrosio
Suárez, Ignacio Cortés y Vicente Plata; ~renicntes llraulio Caro,
Leandro G·uzmán y R u fino Guerrero; Subtenientes Adán V anegas,
Hip6lito López, Juan Gómez, Francisco Congote, Angel
1 •1ana V arg:ls y Ti moteo Gonzálcz ..
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Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año II N. 58", -:-, 1898. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3690975/), el día 2025-02-16.