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, Boletín Müit~r de Colombia l
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!- DIRECTOR, Francisco J. Vergara y Velasco ! _ ,-- :~~,~~:~:~~~~: .. ~;~~;;;~;~;:~;~~~:.~;~~,~~;~i~~;;E !_.
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j • + -o-1 Bogotá, Septiembre 6 de 1902 * -o- -o- ¡
'
-= Oficial -~
DECRETO NUMERO 1201 DE 1902
(AGOSTO 8)
por el cual se hacen unos nombramientos, se confiere un a censo y se destina
á unos Jefes
El Vü:epresidmle de la Repúbb'ca, eucargado del Poder EjecuHvo,
DECRETA
Art. 1.0 N6mbra~e Jef~"' de Estadu Mayor de la Divút'!m Tolz'ma,
que se organiza en Honda, al Gf'· ... ral Antonio M. García.
Segundo Ayudantes del Cuartel general de la misma Divi'
i6n, á los Sargentos M<~.yores Antonio J. Herrera y Félix Alvarez,
á quien se asciende del grado de Capitán.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 8 de Agosto de Igü2.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministrode Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEZ
DECRETO NUMERO 1202 DE 1902
(AGOSTO 8)
por el cual se confiere un ascenso
El Vt'cepresidenlt de la República, encargado del Poder Ejecult'D~,
DECRETA
Artículo único. Asciéndese á General efectivo de Brigada al
General graduado Francisco Rodríguez, con antigüedad de 1.0
del presente mes.
t'OKO U-17
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'- 258 _J
§. D ése cuenta d e e st e a sc enso al Honorable S e nado en sus
pr6ximas sesiones, para l os efec to s con stitucionale s.
Comun íque se y publíquese.
Dado en Bogotá, á 8 de Agosto de 1902.
] OSE MANUEL M ARROQUIN
El M inistro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEZ
DECRETO NUMERO 1203 DE 1902
(AGOSTO 8)
por el cual se hace una promoción y se destina un Oficial y un Jefe
E l Vzeepresz'denle de la Rfp/tblica, encargado del Poder Ejecufz'vo,
DECRETA
Art. 1.0 Promuév se al Capitán Diego Caro Putnam, del
C uerpo de Depó ito al de Capitán Adjunto al Cuartel g neral de
la División que se organiza en Honda al mando del General Félix
Navarro.
§. La División mencionada e d nominará. Dz-.l'lsz'ón Tol/ma.
Art. 2.0 Destínase al Capitán Jesús Antonio García á prestar
sus servicios en el pu sto que le designe el Coronel Jefe de las
Guerrillas de Sumapaz.
Art. 3. 0 Llámase al servicio activo al Teniente Coronel Rafael
Ricaurte, y destína ele á pre~tar us s n ici s n el pu( sto que
le designe el General omandante general de la Di,·isión Tolima
de que se hace mención n el artículo 1. 0 del presente Decreto.
Comuníquese y publíquesc.
Dado en Bogotá, á 8 de Agosto de 1902.
]OSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, Aru.sTIDES FEiu-iÁNDEZ
DECRETO NUMERO 1206 DE 1902
(AGOSTO 8)
por el cual se confiere un ascenso
El Vz'cep r esidenle de la R epúblzca, encargado del Poder Ejeculzvc,
DEC R ETA
Artículo ún ico. A scié nd ese á Tenie nte al Subteni ente Antonio
Berna l.
Comuníque se y pub líques e.
Dado en Bogotá, á 8 de Agosto de 1902.
]OSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Gu e rra, ARISTIDES FERNÁNDEZ
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'- 259 _J
DECRETO NUMERO 1208 DE 1902
(AGOSTO 14)
por el cual se hacen dos promociones
El Vicepreszdenle de la Repltbhca, encargado del Poder E:feculz'vo,
DECRETA
Artículo único. Promuévese del puesto de Ayudante de la
Habilitación del Cuartel general del Ejército, al Cuerpo de Inválidos,
al Teniente Coronel Joaquín Riascos, y para llenar la vacante
que deja el Teniente Coronel Riascos en la Habilitación, promuévese
á ese puesto al Coronel Manuel París, que desempeña las
funciones de Ayudante de la Comandancia Militar de la Plaza.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 14 de Agosto de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEZ
DECRETO NUMERO 1209 DE 1902
(AGOSTO 14)
por el cual se confiere un ascenso
El Vú:epres/denle de la R ep/tblú:a, encargado del Poder Ejemlt"vo,
DECRETA
Artículo único. Asciéndese á General efectivo de Brigada al
Coronel Napoleón Rivera.
§. Dése cuenta de este ascenso al Honorable Senado en sus
próximas sesiones, para los efectos constitucionales.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 14 de Agosto de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra:, ARISTIDES FERNÁ 'DEZ
DECRETO NUMERO 1210 DE 1902
(AGOSTO 14)
por el cual se hacen unas promociones
El Vzcepreszdenle de la Repúblzca, encargado del Poder Eieculivo,
DECRETA
Artículo único. Promuévese al Sr. General de División Luis
María Arango G. del puesto de Intendente general del Ejército
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'- 200 _,
que comanda el General Antonio Roa Díaz, al de Primer Ayudante
general del Ejército en operaciones en el Departamento de Panamá,
que comanda el General Pompilio Gutiérrez.
Al Sargento Mayor Luis María Arango (hijo) y al Capitán
Abel Arango, del puesto que ocupan en el Ejército del General
Roa Díaz, al mismo Ejército á que se destina al General Arango.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 14 de Agosto de 1902.
JOSE :MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERN.ÁNDEZ
DECRETO NUMERO 1211 DE 190~
(AGOSTO 14)
por el cual se llama al servicio á un J cf e y se le destina
El Vteepresz"dmle de la Repúblú:a, encargado del Poder EjecuHvo,
DECRETA
Artículo único. Llámase al servicio actiYo al Teniente Coronel
Emígdio Briceño, y destfnasele al Cuartel general de la Dz"vil.
ÍÓtz 1'olima, que se organiza en Honda, en el puesto que le designe
el General Comandante general de ella.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 14 de Agosto de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEZ
DECRETO NUMERO 1212 DE 1902
(AGOSTO 14)
por el cual se aumenta una asimilaci6n
El Vtápresidmle dt la República, encargado del P1der E.fewlttJfJ,
DECRll.TÁ
Artículo único. Auméntase la asimilaci6n del Primer Guardaparque
general del Ejército á General Comandante general de
Divisi6n.
§. Esta novedad surte sus 'efectos desde el 1.0 del presen-te
mes.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 14 de Agosto de I 902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FxRNlNnxz
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'- 261 _j
D E CRETO N U MERO 1213 DE 1901
( AGOST O 14)
por el cual se bace una promoción
El Vtápresz'dmle de la Repúblú:a, encargado del Poder Ejeculz'vo,
DECRETA
Artículo único. Promuévese al Sr. General Roberto Quijano
del puesto de Comandante general de la 5." División del Ejér:cito
de Boyacá, al de Jefe de Estado Mayor general del primer Cuerpo
de Ejército del mismo.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 14 de Agosto de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDllS FERNÁNDEZ
DECRETO NUMERO 1214 DE 1902
(AGOSTO 14)
por el cual se reconoce un grado y se hacen unas promryciones
El Vz'cepresidmle de la RrpúUú:a, mcargado del Poder Ejeculzvo,
DECRETA
Art. I.0 Reconócese al General Moisés Herrera la efP.ctividad
dd grado de General de Brigada, y de tínasele á prestar sus
servicios como J e fe de Estado Mayor de la División Carazúa, que
comanda el General Elías Baquero.
Art. 2.0 Promuéve e al Coronel Benjamín Vargas del puesto
de Jefe de Estado Mayor general de la División Caraí:úa, al de
Inspector general de la misma División; y al Sr. General Benito
Martínez, del puesto de Inspector de dicha Dívi ión, al de Ayudante
general del Estado Mayor Generalísimo del Ejército Permanente,
destinado á prestar sus servicios en el Ministerio de Guerra.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 14 de Agosto de 1g02.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERNÁNDEZ
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Boletín Militar de Colombia
DECRETO NUMERO 1215 DE 1902
(AGOSTO 14)
por el cual se hace una promoción
El Vz'cepresz'dmle de la República, encargado del Poder .EJecuft'vo,
DECRETA
¿.:f' Artículo único. Promuévese al Coronel Pablo Antonio Arenas
del puesto de primer Ayudante general del Ejército en operaciones
sobre Occidente de Boyacá y Provincia de V élez, al de primer
Ayudante general del Estado Mayor de la División Tolima, á
6rdenes del General Félix Navarro.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 14 de Agosto de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARrsTIDEs FERNÁNDEZ
DECRETO NUMERO 1236 DE 1902
(AGOSTO 18)
por el cual se hacen dos nombramientos
El Vicepresidente de la R eptíbb'ca, encargado de/ Poder .Ejeculz'vo,
DECRETA
Artículo único. Nómbrase á los Sres. Ildefonso Sarmiento y
Jacinto Uribe Ayudantes del Ministerio de Guerra, asimilados á
5egundos Jefes de Cuerpo para los efectos fiscales, con anterioridad
de 1.0 del presente.
§. Los nombrados serán dados de baja en el Estado Mayor
¡reneral del Ejército Permanente.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 18 de Agosto de 1902.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, ARISTIDES FERN.ÁNDEZ
/
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INFORME
DEL INTENDENTE GENERAL DEL EJÉRCITO
(Continúa)
PROYECTOS de contratos pasados á la Sección 2. • del Ministerio de Guerra.
Fechas Contratistas Cantidad Artículos
Marzo 14. Augusto Dulac r8o Yardas Maleskín.
- 14. Martín Aguen e
Barhendey ...... 5 Bestias y una res.
- 14. Isaías BJ.rcalcel. .. I Macho.
- 15. E lías González ..... 36 Bestias.
- 17. Eliécer Ortega ... 42 Reses.
- 18. Emilio Maguin .... 14 Bestias.
- 18. Pedro P. y Fran-cisco
Posada ...... 2 Reses.
- 20. Fidel Roa ......... 5 Bestias.
- 20. Nieto Hermanos ... 70 Reses.
·- 20. José Joaquín Gai-tán
.................. 8 Bestias.
- 22. Leo S. Kopp & e:
(Edmundo F. Cas-tello
y otro) ......... Id.
- 22. Librado Sondoval Utiles de escritorio.
-24. Joaquín Rojas
(J ustiniano G u ti é-rrez
P.) ............... 2 Bestias.
- 24. José María Sierra 1 Res.
-24. Id. íd ...... 50 Id.
- 26. Victoriano Duque Caballo.
- 31. Ambrosía Silva ... Buey.
- 3 1. Nicomedes C6rdo-ba
..................... Res.
1
ACTAS DE POSESION Y FIANZA
Marzo 1.0 -Peregrino Hurtado, Comisario Pagador de las
fuerzas que organiza en Chiquinquirá el General Uldarico Leiva
Fiador, Lisandro Leiva. Fianza, $ 4,000.
Marzo 8.-Guillermo Merizalde, Comisario Pagador de la
Dz'visz'ón Fernández. Fiador, Aurelio Merizalde. Fianza, $ 4,000.
El Jefe de la Sección 3:, GoNZALO GrRÓN
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RELACION
DE LOS RECIBOS EXPEDIDOS PO. E TA OFrCINA DEL PARQUE GENERAL
DURANTE EL MES DE ENERO DE 1 902
Enero 2-2,134. Recibido del Sr. José Cayetano Ortiz 6oo juegos
de herraduras, así : para caballo, 176 juegos, y para mula,.
424. Proveeduría, 524.
Enero 2-2,135. Recibido de la Srita. Enriqueta González B. 10
toldos. Intendencia, 560.
Enero 2-2,136. Recibido del Sr. Cerbelón Pinzón roo correajes
completos, con morral y sin vaina. Proveeduría, 477. (Duplicado
del número 2,072).
Enero 3-2,137. Recibido d Sr. Jesús Segura 50 enjalmas aparejadas.
Proveeduría, 604.
Enero 3-2,138. Recibido del Sr. Aniceto Beltrán 6oo corroscas
enterizas. Proveeduría, 605.
Enero 7-2,139. Recibido del Sr. Administrador de la Maestranza
de San Vicente 2,900 chaquetas de md.nta, 1 1,150 pantalones
de manta, 4,000 calzoncillos y 120 kepis. Intendencia, 507.
Enero 7-2,140. Re:cibido de la Srita. Enriqueta González B. 10
toldos de campaña. Intend ncia, 306.
Enero 8-2,141. R cibido de la ra. 1faría U. de Lozano 400
encerados, a í: 158 ene rados grand s y 100 íd. pequeños.
Enero 8-2,142. Recibido dd Sr. Manuel Puyo 19 sillas nuevas y
68 aperos, compuc. tos de freno , cabezadas, ri nda , jáquimas
( in pi~ador), acioncs, estribos de aro, cinchas y gruperas.
Proveeduría, 595·
E1 ero S-2,142. R~:.·cibido de la Sra. l\íaría Parra 330 ncerados,
· así : 185 crrand s, de á 2 metro cada uno, y 145 de á 1 metro
90 e ntímnros, computados d s por uno. Prov duría, 510.
Enero 9-2,143. Recibido dd Sr. Salomón Rojas 4 sillas nuevas
chocontana , ~in aperos. 1 rOYE: duda, 601 .
Enero 9-2,144. Recibido del Sr. Intendente de Jos Talleres de
San Vice:nte 700 correajes sin morral ni vaina. Proveeduría, 51 I.
Enero 11-2,145. Recibido del Sr. Aniccto Beltrán 182 docenas
de alpargatas. Proveeduría, 508.
Enero 11-2,146. Recibido del Sr. Ilonorato Landínez 340 frazadas
del país y 90 extranjeras. Proveeduría, 51 3·
Enero 11-2, 147-Recii:.Jido del Sr. Roberto Salazar Silva 110
docenas de corroscas enterizas. Proveeduría, 518.
Enero 11-2,148. Recibido de la Srita. Enriqueta González B. 10
toldos de campaña. Proveeduría, 5 r4.
Enero 11-2,149. Recibido del Sr. Antonio González Q. 150 docenas
de al_~Jargatas. Proveeduría, 512.
Enero 11-2,150. Recibido del Sr. Administrador de los Tallere~
de San Vicente de Paúl 200 correajes completos, con morral
(forrados en coleta) y sin vaina. Proveeduría, 515.
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'- 265 .J
Enero 11-2,151. Recibido del Sr. Manuel García J. 30 frenos
montados, 30 jáquimas con pisador de lazo y 30 baticolas.
Proveeduría, 519.
Enero 14-2,152. Recibido del Sr. Vidal Pachón I toldo de cañamaso
de 6o de ancho por 4t de largo. Proveeduría, 523.
Enero 14-2,153. Recibido del Sr. Vida! Pachón 30 frenos montados,
30 jáquimas con pisador de lazo, 58 pares de aciones,
6o pares de estribos de aro, 6o cinchas y 30 baticolas. Proveeduría,
517.
Enero 15-2,154. Recibido del Sr. Administrador de los Talleres
de San Vicente da Paú! 200 frazadas con peso de 23 arrobas
y r 3 libras granadinas. Proveeduría, 528.
Enero 15-2,155. Recibido del Sr. Arturo Montaña 567 frazadas
pescanas. Proveeduría, 529.
Enero 15-2,156. Recibido del Sr. Roberto Salazar Silva 430 frazadas
cocuyanas. Proveeduría, 530.
Enero 15-2,157. Recibido de los Sres. Zalamea Hermanos 3 docenas
ele peinillas de á 18 pulgadas. Proveeduría, 530.
Enero 15-2,157 bis. Reci!Jido del Sr. Arturo l.Vlontaña 3 76 frazadas
de las llamadas cocuyanas. Proveedurfa, 533.
Enero 16-2, r 58. Recibido del Sr. Administrador de los Talleres
de San Vicente 450 correajes completos, con morral y sin
vaina. Proveeduría, 527.
Enero 16-2,159. R ecibido del Sr. Aniceto Beltt·án 700 docenas
de alpargatas. Proveeduría, 520.
Enero r6-2, r6o. Recibido del Sr. Cerbeleón Piuz6 n 350 lazos
pequeños y 86 oYillo d cabuya. Proveeduría, 535.
Enero 16-2,16r. Recibiuo de l Sr. Honorato Landínez 8oo lazos
p r¡ueños y 200 ovillo· de cabuya. Proveeduría_, 5 36.
Enero 16-2 .. 162. Recibirlo' de la Srita. Enriqucta Gonz:Hez B. 10
toldos de campaña. Proveeduría, 526.
Enero 16-2,163 . Recibido de los Sres. Zalamea Hermano 100
peinilias y machetes marca Vda B rg Il.° C.\ así: 43 peinillas
angostas, de 18 pulgadas, y 57 machetes ancho , de 18
pulgadas. Proveeduría, 540.
Enero 16-2,164. Recibido del Sr. Lui Pozano 500 metros de
fieltro rojo de lana. Prove duría, 539·
Enero 16-2,165. Recibido del Sr. Aníbal Castro 450 correajes
completos, con morral y sin vaina. Proveeduría, 539·
Enero 17-2,166. Rtcibido del Sr. Silvestre Páez 53 r-ifles compuestos,
saldo del contrato celebrado con el Inspector de Armamento,
de fecha 30 de Octubre de 1899.
Enero 17-2,167. Recibido del Sr. José Laverde 2,000 frazadas,
así: 612 cocuyanas y 1,388 pescanas. Proveeduría, 528.
Enero 18-2,168. Recibido del Sr. Lucio Gori 700 correajes: cartuchera,
cinturón, portarrifle y portamachele. Proveeduría, 542.
Enero 20-2,169. Recibido de la Srita. Enriqueta González B. ro
toldos de campaña. Proveeduría, 543·
Enero 20-2,170. Anulado por los números 2,172 y 2,173.
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'- 266 --'
Enero 20-2,171. Recibido del Sr. Carlos Correa 6oo portarrifles,
6oo portatahalíes,6oo cinturones y 6oo cartucheras. Proveeduría,
541.
Enero 20-2,172. Recibido del Sr. Intendente 5 banderas de verde
y blanco y 33 íd. de azul y blanco. Proveeduría, 547·
Enero 20-2,173. Recibido de la Srita. Enriqueta González B. 39
yardas, 6 sea 44! varas de raso azul de algodón. Proveeduría,
547·
Conll'núa
EL SERVICIO OBLIGATORIO EN LA ARGENTINA
LEY NUMERO 4031
El Smado y Cdmm·a de Diputados de la Nación Argentina reunidos
en Congreso, &->c.,
SANCIONAN CON FUERZA DE LEY
(Continúa)
d) Los que han satisfecho las condiciones del servicio en el
Ejército permanente, impuestas por la presente Ley, y respondan
á las prescripciones que el Poder Ejecutivo reglam ente.
Art. 46. Los ciudadanos mayores de diecisiete años cumplidos
y menores de diecinue ve años igualmente cumplidos, que hubieren
terminado sati factoriamente el cuarto año de estudios en
los Colegios nacionales 6 establecimientos de enseñanza secundaria,
que aspiren á ser Oficiales en la Reserva del Ejército de línea,
serán admitidos en calidad de soldados voluntarios, aspirantes á
Oficiales de Reserva en las unidades del Ejército permanente, por
el término de diez meses. Terminado éste, aquellos voluntarios aspirantes
que siitisfagan el programa fijado por el Poder Ejecutivo
para el grado de Subteniente de Reserva, recibirán este grado, si
hubiere vacante; y de no haber, quedan con derecho á ocupar la
primera vacante que ocurra.
Art. 47. Un Oficial 6 aspirante á Oficial así egresado del Ejército
de línea, queda eximido de ser comprendido en el sorteo de
su clase, y en caso de no haber ascendido á Oficial, por falta de
vacante, será incorporado á la Reserva como suboficial, hasta
que ocurra la vacante de Subteniente que le corresponde.
Art. 48. El número de voluntarios aspirantes á Oficial de Reserva
que pueden ingresar al Ejército permanente en esa forma,
no puede pasar de trescientos por año.
Art. 49· Los ex-alumnos del Colegio Militar que hayan rendido
examen satisfactorio de segundo año, serán reconocidos en el
empleo de Teniente segundo de Reserva; y los ex-alumnos del
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Boletín Militar de Colombia
L 267 _;
mismo Colegio que hayan rendido examen de tercer año, igual~
mente satisfactorio, serán reconocidos en el empleo de Teniente
primero, llenando en ambos casos las condiciones que el Poder
Ejecutivo determine.
Art. 50. Los Jefes y Oficiales del Ejército permanente á
quienes se acuerde la baja ó el retiro, y estén dentro de los límites
de edad~ y además en estado de salud que les permita hacer campaña,
quedan obligados á continuar prestando sus servicios, en su
grado, en la Reserva.
Art. 51. Los Jefes y Oficiales de la Reserva tendrán despachos
firmados por el Presidente de la República y serán destinados
á los cuerpos y servicios que det~rmine el Ministro de la Guerra.
Ellos podrán ser dados de baja ó privados de sus empleos por
decreto presidencial-previo sumario,-por incapacidad, falta grave
en el servicio, inasistencia injustificada á un período de ejercicios,
mala conducta ó falta de cumplimiento á sus obligaciones
civiles ó militares, &c. &c.
Art. 52. Los Jefes y Oficiales de la Reserva serán dados de
baja de los cuadros de la misma, cuando lleguen al siguiente límite
de eda.d:
Mayores ................................... .
Capitanes ................................. .
Tenientes primeros ...................... .
Teniente segundos ...................... .
Subtenientes .............................. .
cincuenta años.
cuarenta y cinco años.
cuarenta años.
cuarenta años.
cuarenta años.
Art. 53. Lo Mayores de Reserva, en aquellos años en que
sus respectivos cuerpos de Reserva no sean convocados á períodos
de instrucción, ni llamados á instrucción de cuadros, podrán ser
convocados á efectuar un período de instrucción de duración máxima
de quince días en las unidades permanentes del Ejército de
línea.
Art. 54. Durante los períodos de instrucción en las unidades
ráctica de dos meses en el des m peño del
grado al cual se aspira, y satisfacer las condiciones teórico-pn\cticas
que el Poder Ejecutivo reglamente.
Art. 63 . Los ascensos serán dados para llenar las vacantes
que estrictamente existan para completar la cantidad asignada á
cada grado en el artículo 61 de la presente Ley.
TITULO VIII
1
RECLUTAMIE~TO DE CLASES DEL EJERCITO PERl\lANENTE
Jerarquía
Art. 64. La jerarquía de clases del Ejército de línea, Guardia
Nacional y Guardia Territorial, se compone así:
Suboficial, Sargento, Cabo 1 . 0
, Cabo 2. 0
Art. 65. Las clases para las unidades del Ejército permanente,
se reclutarán del modo siguiente:
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'- 269 _)
1. 0 Los conscriptos que se encuentren en el Ejército permanente,
terminado el cuarto mes de presencia bajo banderas, que
hayan demostrado aptitudes militares, condiciones morales, inteligencia,
&c., podrán aspirar á ingresar en la Escuela de Aplicación
de Clases, de donde egresarán como Cabos segundos si satisfacen
las pruebas que en ella se establezcan;
2.0 Los Cabos primeros, entre los Cabos segundos que hayan
servido como tales seis meses, por lo menos, y demostrado aptitudes
para el empleo, así como buena conducta;
3. 0 Los Sargentos, entre los Cabos primeros que hayan servido
un afio en este empleo y que reúnan aptitudes de mando y conducta
intachable;
4. 0 Los Suboficiales, entre los Sargentos que hayan servido
por lo m enos dos años y cuya conducta intachable, aptitudes y preparación
para el mando, merezcan esta alta recompensa de su jerarquía.
Art. 66. Los grados, en tiempo de paz, se concederán por orden
riguroso de jerarquía.
Art. 67. Los Suboficiales constituyen una categoría especial
entre las clases, siendo intermediaria entre éstas y los Oficiales,
pero sin que puedan, en ningún caso, ascender á Oficiales en tiempo
d paz. En tiempo de guerra podrán, excepcionalmente, ser
ascendidos á Oficial cuando realizasen una acción heroica y disting-
uida, debidamente comprobada.
Art. 68. El alumno de la Escuela de Aplicación de Clases que
obte nga el número uno en la clasificación del total de alumnos de
la E · cu e la, podrá ingresar al Colegio Militar en calidad de alumno
b F> cado, quedando desde ese momento anulado el contrato que
firmó para servir como clase.
Art. 6g. Los individuos del Ejército permanente que aspiren
al ingreso en la Escuela de Aplicación de Clases, deberán firmar
antes un contrato con la autoridad militar, obligándose á servir
como clase por el término de cuatro años, á contar desde el día de
su egreso de la Escuela.
Si el individuo incorporado á la Escuela de Clases perteneciere
á los coscriptos de dos años, en caso de rendir satisfactoriamente
las pruebas de egreso, queda de hecho dispensado de completar
el tiempo de servicio que, como conscripto, pudiera faltarle,
debiendo liquidársele la última parte del sobresueldo de conspcrito,
fijado por el artículo 94 de la presente Ley, en la proporción
correspondiente al tiempo que ha servido como conscripto.
Este contrato será firmado por el padre ó tutor del interesado,
si éste fuere menor de edad, como testimonio del compromiso
contraído.
Art. 70. Todo contrato podrá ser renovado una vez por cinco
años y una segunda y última por seis años, si los interesados reúnen
las condiciones enumeradas en el presente título, sin que una
clase pueda permanecer en las unidades del Ejército permanente
más de quince años.
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Art. 71. Toda clase destituída de su grado, estará obligada á
cumplir el término de su contrato, sin derecho alguno á las recompensas
á que hubiere sido acreedor en su carácter de clase por el
resto del período. .
Art. 72. Los Cabos y Sargentos de las unidades del Ejército
permanente que hayan terminado su compromiso, en caso de no
renovar éste, pasarán como clases, en el grado inmediato superior,
á las unidades de reserva del mismo; y los Suboficiales que no renovaren
el tercer período de seis años de servicio, para completar
los quince, al concedérseles la baja como tales, serán nombrados
Subtenientes de Reserva.
Art. 73· No podrá haber en el Ejército permai ente mayor
número de Suboficiales que el número de compañías, baterías, escuadrones
y planas mayores de los cuerpos permanentes del Ejército
de Línea.
Art. 74· Para completar el número de clases necesario á las
unidades dd Ejército permanente, el Ministro de la Guerra puede
acordar el ascenso á la categoría de Cabo 2.0 á los conscriptos de
dos años, después de terminado su primer año de permanencia en
las filas y siempre que sati fagan las condiciones del examen
teórico- práctico que será fijado para ellos por el Poder Ejecutivo.
Dichos Cabos segundos pueden ser ascendidos á Cabos primeros,
siempre que reúnan las condiciones establecidas en el § 2. 0 del
artículo 65. E e consegurría sino un malgasto de tiempo entre la marcha
y corrección del tiro, para volver á dcsemplazar las piezas tan
pronto como el enemigo, á mansalva, ha encontrado la nueva línea
de mira.
Resultan, pues, inadmisibl s estas ideas, y el duelo de las dos
artillerías, impuesto como una necesidad en la iniciación del combate.
Luchan, por tanto, en este período, dos elementos completamente
idénticos, entre los cuales, por la poca importancia que tienen
en el fuego y porque n teoría debemos suponerlos de condiciones
completamente iguales, tiene poco relieve la r ]ación d 1 factor
lugar; la consideración del factor tiempo en este caso, quiere
decir rapidez en el tiro, y como tambien re pecto á ello debemos
suponer igualdad de condiciones, queda la razón de superioridad
reducida á la consideración del número en el caso general, y por
tanto, la relación de los efectos de ambas artillerías será su misma
relación numérica.
Dice el Reglamento táctico alemán que aunque no se wenle ccn
la su.perz'oridad numérú:a, puede consegta'rse la supcrzondad del ifeclo,
eoncmtrando los fuegos de cuándo en cuándo sobre tm punto da/sz'vo. Esto,
que en teoría puede parecer factible, en la práctica no parece
tanto, y sólo podemos admitirlo en el caso contrario, en el de que
exista una superioridad numérica manifiesta, y entonces ya tenemos
la superioridad en los efectos en la relación de número.
Además, el fuego de la artillena en las faces primeras del
combate, no solamente tiene el carácter ofensivo de cubrir de fue-
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Boletín Militar de Colombia
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gos las baterías enemigas y cañonear sus posiciones, atrayendo la
atención de ellas para proteger el despliegue de las tropas, sino que
también tiene un carácter esencialmente defensivo, puesto que
mientras no los apague, está sufriendo los efectos del fuego de la
artillería enemiga; si con este carácter multiplicarnos us objetivos,
haciendo, aunque sólo sea por momentos, que se dirija á determinados
puntos, disolvemos su acción ofensiva entre distintos cometidos,
debilitando también su acción defensiva, de lo que resulta, en
suma, que debilitamos nuestra artillería y ponemos dificultades para
que adquiera superioridad.
El ofy'elt'vo de una artillería debe ser toda la artillería enemiga,
y el fijar sobre un punto sólo la acción de los fuegos, es ceder
o-ratuitamente la superioridad á todos los demás puntos.
l'J> Parece que nos encontramos en una contradicción grande,
cuando al tratar de la superioridad en otros factores del combate,
hemos manifestado nuestra opinión, inclinada á la concentración
de efectos sobre un punto táctico, y ahora presentamos las dificultades
con que cuentan las baterías para realizar el mismo fin. No
existe tal contradicción ni tal inconsecuencia de ideas; la acumulación
de efectos para conseguir superioridad es tan necesaria á la
artillería como á todos los demás factores; pero esta acumulación
necesita una sabia dirección para resolver á un tiempo el ditícil
problema que presenta en la práctica el hecho de abandonar el
tiro sobre fracciones del enemigo distintas de la que se toma como
objell"vo.
Siempre que en estudios tácticos hemos encontrado la razón
de superioridad fundada en el número, hemos acudido al factor
tiempo para resolver el problema; y como en este caso la razón
de superioridad numérica tiene carácter más general que en nin ..
gún otro de los que pueda presentar la teoría del combate, e lóCYi-co
que argumentemos del mismo modo. b
Para que sea lo más eficaz posible la manifestación de superioridad,
ha de tener lugar en el momento en que el enemigo presente
mayor debilidad en aquel factor con relación al cual pret ndemos
dicha 5uperioridad; este es un principio general que ai arca
todos los elementos y momentos del combate, como tamlúén lo es
el de que el momento de mayor flaqueza es aquel en que se realizan
las maniobras. Como en este primer período del combate la
artillería no realiza otra maniobra que el despliegue para con eguir
sobre la del enemigo una superioridad efectiva que anule su
mayor número, qu .... posteriormente puede hacerse patente, e necesario
sorprenderla en esta maniobra, y por tanto hostilizada
antes de que, desplegada toda ella, pueda manifestar por completo
sus energías.
La operación es bien clara, y consiste en tener desplegada
toda la artillería antes que la del enemigo, y reducir al silendo la
que éste tenga en batería, concentrando sobre ella todos los fuegos
antes de que el resto haya podido entrar en acción; es la solución
de buscar la superioridad numérica del momento, ya qu~ no
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Boletín Militar de C o lo mbia
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existe la superioridad numérica absoluta, fundándose en la rapidez
d el despliegue, en el útil aprovechamiento del factor tiempo.
Dedúcese de aquí la imprescindible necesidad de una dirección
saLia del arma para que tenga lugar con éxito esta concentración
de fuegos, esta unidad de acción ; si la artillería, como en
a nteriores tiempos, hubiera. de diseminar~e por todo el frente de
combate, distribuída en baterías ó secciones para que el humo de
los continuos disparc.s no la mole tara en el desempeño de sus funciones,
no podría cum¡;!ir con la rapidez que requiere, el caso tan
importante cometido, pues aparte de que la unidad de mando, necesaria
paru la unidad de acción, se dificultaría grandemente, se alar~
ar :a mucho la operación, expuesta á lament::tbles equiv0caciones
en el cálculo de la línea de mira. Hoy tanta disper!Sión no es necesaria,
la nueva pólvora ha venido á resolver la cuestión y á hacer
más rápida y segura la corrección del tiro, y puede, por tanto, presentarse
en grandes masas, como exigen por necesidad evidente
los ant riore~ argumentos.
Otra tendencia se manifiesta modernamente para poder contrarrestar
los seg-uros efectos de la superioridad numérica. Hemos
d e .;uponer á ambas artillerías combatientes en igualdad de condiciones,
habiendo admitido ambas todos' los modernos adelantos;
en esta. hipótesis de carácter práctico, es como únicament.._ debemos
admitir la idea que se impone de superioridad numérica respondiendo
á la superidad táctica; de otro modo, el problema sería compl
jo, porque habríamos de poner en relación diversos medios de
acri0n, de naturaleza distinta también, y que por consiguiente influiría
1 de mo·1o diferente en lo ·fectos, n pudiendo determinar
éstos tl ¡)n'ort", sino por los resulta os ob e rvado n los campo de
tiro después de sus estudios ai lados y combinados. Ambas artillerías:
pues, son iguales en calidad; la diferencia está únicamente en
la cantidad.
La t ndencia moderna consiste en subordinar la superioridad
numérica á la superioridad de los efectos; y admitiendo que para
la calidad de la artillería los efectos dependen únicamente de las
condiciones en que se hace el tiro, cabe fundar la superioridad de
los efectos en el hecho de dificultar en lo posible el tiro del enemigo
; para esto se requiere ocultar cuanto se pueda nuestras piez:
as, y de ello se trata, al extremo de admitir el tiro indirecto con
a adopción de obuses para el campo de batalla.
En la útil adopción y sabio empleo de estos dos medios que
a ntes que repe lerse son afines, está, pues, el me d io de subordinar la
superi or idad nu mérica del e ne mi go, medi os q ue en r esumen qui er
en decir r a pidez e~ el d esp lie g ue, anticipán d o se al de l e n emigo
para atende r á su destrucción con forme vaya presentándose e n el
campo d el c om bate, y ocultar las baterías á su fu ego directo con
' la utili za ción por nu estra parte d el tiro indirecto.
Apa r te de la pe rfecta in strucció n q ue e l emple o de estos medios
exige por las dificultades del tiro indirecto, presentan además
otros no despreciables en la práctica, consistentes en que el ene-
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migo, haciendo lo mismo y por la considerable distancia á que
modernamente combate la a r tillería, será difícil de descubrir si
admitimos en él la adopción de la pólvora sin humo.
Esta dificultad no presenta para su solución otro medio que
un servicio de exploración bien organizado, compuesto de pocos
hombres bien instruídos, servicio -:¡ue ha. de ser arriesgadísimo y
que debe mantener una comunicación rápida con las fuerzas de
artillería, siendo su principal misión averiguar el emplazamiento
de las baterías contrarias y dar conocimiento de su situación y distancia
probable que las separa de la artillería propia.
Abstrayéndonos ahora en la consideración de estos medios,
deducimos que se refieren ambos á la mic;ma idea á que en otras
ocasiones referíamos la superioridad en el hecho táctico de la caballería,
y la misma á que referimos también la superioridad en
el fuego de la infantería; es ésta la que domina toda la esfera del
combate moderno, y se extiende al empleo de todos sus factores
la consideración dd carácter principal que tienen los factores lugar
y tiempo.
Si por los expresados medios, hábilmente puestos en acción,
se consigue reducir á un relativo estado de impotencia la artillería
enemiga, durante una corta canLidad de tit:mpo, mediante la
cual nuestra infantería, desembarazadamente ha podido r alizar
el desplieg-ue, preparándose para la realización dd combate, se
ha cumplido esta primera misión de la artillería.
El combate pue<.le re d'zarse, se ha estu<.liado el campo de la
acción, se ha d terminado el objd/'uo táctico; la infantería liene
ahora la. mi!->iÓn de dar cadct r al combatt, realizarlo y llc•gar á
su solución. En stt· seg-undo período, la artillería tiene también
su ú il empleo; n hay que supon .r tan destrozada á la del enemigo,
que t n :ra inutili1.ada todas sus pie::as, con las cuales n pueda
mole, tar á nuestra infant ría; é:,ta Lil·ne cvid nt mente un recurso
dl~fensivo contra ellas en su movilidad y en su fu--·go, de mayor
efecto á medida que se acorta la di~tancia; pero dada la misión
que en este período ha de cumplir la infantería, no puede dedicar
su atención al fuego de la arlillena enemiga, y ería una
distracción grand~, de su principal cometido, el acondicionar su
movilidad á los efectos de aquélla, cuando otros factores ele mayor
importancia y de más directa influencia, son los que deben r guIarla
ó activarla. Tampoco la artill ría ene níga puede ser, en la
generalidad de los casos, el objet/vo de su fuego; la artillería nemiga
concurre á contener nuestro avance y á rechazar nuestro
asalto, y concurre de una manera directa, pero ni estará generalmente,
sino por desacierto en el mando, en las posiciones que se
han determinado como objelivo del asalto, ni las posiciones que
ella ocupe, sean cuales fueren, podrán determinarse como objtHvo,
sino pur desacierto en el mando también, á no ser en el especialísimo
caso de que el jefe del ejército enemigo haya decidido
sacrificarla para evitar un mal mayor, ó de que á fuerzas propias
se les confíe la misión especialísima de contrabatida. Una vez re-
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ducida á la impotencia la artillería enemiga, la infantería queda
reducida á la impotencia también. Podrá causar con su fuego al-
2'Ún número de bajas, quizás de consideración, pero su inmovilidad
con relación á la infantería, así como su carencia de condiciones
para el combate cuerpo á cuerpo, serán causa de que al fin y al
cabo caiga en manos del vencedor.
En la realización del combate, en la armónica concurrencia
de todos los factores, no es sólo misión de la artillería el acabar
por completo con la quebrantada artillería del enemigo : exígesele
otro cometido, que si no le es peculiar y exclusivo, ayuda, sin emba¡-
go á determinar la superioridad táctica; es éste el hacer blanco
«le sus fuegos los puntos escogidos para realizar el asalto, y batir
las grandes masas de tropas enemigas. Para realizar este objeto
se le impone el cambio de posición.
Operación es ésta que merece especial estudio, porque consiste,
en suma, en una maniobra, momento táctico de supr ma deLilidad,
más aún ad nitiendo la agrupación en grandes masas; no se
trata d.; una sola pieza que en el campo del combate avanza ocultándose
:í la vista del enemigo y regulando su velocidad por las
exig-crcias de su seguridad: trátase de un grupo de Laterías que
al dejar de hncer fuego, suprimen momentáneamente ~u eficaz
con curr~ncia y que por _u consideral>le número difícilmente encontrará
terreno por dónde marchar á cubierto, y de igual ó mayor
nú nero d carros que las siguen ó que marchan antes á reponerse
dd gran consumo de municiones hecho, para después
incorporarse al nuevo emplazamiento, y como ocurre en general n
toda maniobra, interesa mucho la Yclocidad, y como ocurre en
do momento de debilidad, interesa la p;-otccción.
P ro rontand.o con la anterior reducción d~.,; la superioridad
oumér'ca del enemigo, al c.·tremo dl! dctc.:rminarsu estaLlo de inferioridad
láctica, se facilita notablemente la operad 'n ; ya no es
necesaria la acción simultánea dd fuegu sobre un punto, y tanto la
aparición sucesiva de las piezas, como el mayor fracciunamiento,
puede supone¡· poco ó nada en los ef ctos de la concurrencia.
Pcrmitt n estas consideraciones el avance ucesivo después
de un estudio de las nuevas posiciones, avance realizado por
escalones, operación en que todos encuentran protecciÓn recíproca.
El número de escalones, así como la velocidad, ya no es cosa
d.e capital importancia, y no merece consideraciones anteriores,
porque son condiciones tácticas del momen~o, dependientes sólo
de las condiciones del terreno en que se ha de realizar la maaiobra.
Posterioriormente á este momento táctico del combate, queda
sólo el de su solución, consistente en el choque. Nada puede hacer
~n él la artillería, como no sea la concurrencia eficaz de su fuego;
elemento ofensivo poderoso, carece por completo de condiciones
para el contacto; sin elementos de choque y con difícil adaptabilidad
al terreno, no le incumbe otra misión que dejar sentir los
efectos de su fuego y concurrir á la persecución del enemigo en
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la retirada con un cambio rápido de posición, hecho sucesiva ó
simultáneamente, según reclamen las condiciones del momento,
facilitando la maniobra la poca eficacia que debemos suponer al
fuegu en..._mi_so y la prutección por el frente de un considerable
númerp de tropas.
HILARlO HERNÁNDJ:Z RIVERA
--·-~
EN LA GUERRA
i DEBE EL MA:.J'DO TE:.J'ER FAMlLL\RIDAD CON EL SOLDADO?
Si se escu lt·iña con cuidado la vida de los caudillos y Generales
e ·clareciclo._, se convendrá en que, sin caer en la chocarrera
populache ría, qui n mande debe estaulecer trato y conversación
con el s !dado, Sl>l>re todo en campaña. Sauida es la costumbre
de la casa clt! H henzollern al pasar revista i los reg·imientos
... "¡ 13J~no días, II' are ele la GJardia ... , I. 0 de Granaderos,
17. 0 de Cat.adJre ! ... " Lué_;o, lo S.)be ra•10s suelen hacer preguntas
á la clases y soldados. E taco tumbre es aún más patriarcal
entre los ru o .
Napoleó 1 ,_, ust alKt de recorrer los campamentos, conversando
con la tropa, y hub o~.;a ' iones, com la ví ·pera de la batalla de
Jena, en que p r su presencia y alil!nto, pulo sacarse dd barranco
en qu había ca~do á prima noche, la artillería del Cuerpo de
Lane (el 5. 0), CJUe ¡:.> r e:sta razón jug-aua horas de pués en la batall,
que deshiw .\ Pru.,ia, . ujdándo a á la ser\'idumore d..! I3onaparte.
En los ti~mpos mo·lernos, quienes más han empleado la familia.
ricla con 1 , so!dJ.d >S, acaso por la condiciÓn del mouj 'k, han
sido lo ' Genc;t a.les rusos. ¡ Q1é brio. a elocuencia la de S.·obelew
en la~ .i.lJntañ S!
Biucher sabía enardecer á su gente con la vigorosa divisa
que fue la guía de su e fudzo eu los tiempos amargo d,~ la decadencia
¡Jru:-,ianJ.. ¡Adelante!, gritó si~mpre; ·adelante!, ·adelante t
En los días d~: 1 desastre, pedía un mapa y preguntaba: ¿dónde
está el enemi:.;-o ... ? ¡Adelante, vamos á batirle ! La víspera de
Leipú · se introdujo entre los regimiento , gritando: ¡ Quien mañana
no muera, tiene que embriagarse con la alegría del triunfo,
si no e un perro maldito l
A1uel gran soldado de las campañas de Dinamarca del 66 y
del 70-71, el Príncipe Federico Carlos, t~.mlJién po~eía el arte de
inflamar al soldado ... ¡Dejar latir vuestro. corazones pensando en
Dios y batir vuestros puños hacia el enemigo!, exclamaba en la
lucha del 66. ¡ Podéis descansar como soldados que cumplieron con
su d eb..._r !, dijo al concluír el glorioso combate de Missunde.
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Pero uno s y otros son flores de cantueso, cotej a dos con el h um
orismo y e l arte de Federico n, pa ra granjea rse el cariño y la
adoración de sus soldados. Y cuenta que, en sus días, los mercenarios
sólo conocían al Rey por la moneda.
Después de Rosbach, Federico n marchó con su Ejército á
Silesia. Era en pleno invierno; las marchas resultaban muy penosas;
el frío y la nieve embarazaban el avance; los alojamiento~
eran malos; escaseaba la leña y la comida... Para dar ejemplo,
el Pe y filósofo echaba con frecuencia pie á tierra, conversaba con
la tropa, oía sus conversaciones y sus quejas .... Oyó un día murmurar
de que el pan era escaso y malo ... Pidió á un granadero un
pedaí:o, Jo comi ', y en seguida dijo en voz alta, para que se le
oye e: HEs verdad que el pan no es muy bueno, que digamos,
p:!ro .. . se le puede comer ; ya procuraré que se mejore en cuanto
sea posible. Pero hasta que esto llegue, hagamos de la necesidad
virtud."
Como los dineros escaseaban, los mercenarios extranjeros desertaban
de su fila en cuanto dejaban de percibir alguna paga. En
ci •rta ocasión se sorprendió á un borgoñón, fusilero, que se disponía
á desertar. Dada cúenta al Rey, é te hizo que se le presentara
el soldatlo.-¿, Por qué nos querías aband nar, fu ·ilero ?-Señor,
la verdad, p >rque los negocios van maL-Cierto, no van bien que
di ramo , pL:ro •scúcha : \amos á batirnos otra vez, y si d spués de
u na nueva batalla las cosas no mejoran ... des rtaremos juntos.-(]..
1 da hech el trato, sei10r-Lo que Dieudonie Thiebault, cuyo
s ·l dato !'·miar el valor de un C~pilán de lnfant •ría, F derico n
l e envió una c1·ul ele pu.! · de citar en fJÚblico su comportamiento.
hl tpitarón de Pirch
contestó que no deseaba dormir.-¡ Bien, mi cxcelente Pirch! 111rad
la h ra que es, y dentro de una hora Jlamadme para que reanud
emos la marcha . Dos minutos despué·, aqu 1 hombre que acababa
de perder una batalla y cuyo Ejército il>a de huída, d0rmía
p rofundamente. ¡ Cuán grande ra el dominio d~ sí mismo!
Federico, en Colín, decía años de. pué::; el Titán cor~o, só lo
perdió su Ejército; p 'ro en Rosl>ác h, el .i. lariscal francé Soubisse,
p erdió el Ejército y el honor .... El Rey filó~ofo dt..:cfa de ~ ulJi se :
"Ti<: ne más de veinte cocincr s, r ero ni un ~pía . " . . . . Yo no gas-to
cocinero, pero cuento con n•ás de v in te s¡..ías ... .
P >puJar y justi iero entre la tro¡.>a, ejemplar n toda ora. ión,
profun lo y abnc, ado i rnpn: .... su rd1 .·ion sal Duque Fe rnando
de. Br m wick constituv n uno de 1 funcJamc nt s más h •rmo os
de la milicia .... "D "' CÍa ·v g cio que la gu "na "ra un l:!Stw1io y la
paz un ejt~rcici , y teníi1 razt)n. Ilay quien p n _ n juego t o su
organismo, sin 'mplt:.ar jnme;1s. u e 'f>Íritu. El pen · miento, la facult.
d de e 1111binar las idea , t•s lo que di . tin .. ·ue al hombr , militaró
ivil, de la b ~stia. ·n mulo, de pu~s de llevnr el 1 a te durante
e i z rampañas con el Príncipe Euge1 io, no seda por (.o un
táctico .... P r es preciso conft .. ar, para \'ergü nza de la humani dad,
que muchos hombres nvejccen n una profc:~ión, ~in hacer
m ás progresos que el mulo . . . . "
Contra tales amartelados de la rutina lanzaba el gran Rey
sus órdenes de estudiar, de trabajar y de discurrir sobre el ofic io .
Contra ello ha luchado, lucha y luchará Inglaterra en el Norte,
l os latinos todos al Sur. ... 1\Ias, hágase punto -aquí, porque el tc>m a
es vidrioso y requeriría vagar y e;~tcnsión de que hoy no dispon
e m os .
S.
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Boletín Militar de Colon1bia
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- Historia====
AUTOBIOGRAFIA DE HIPÓLITO MORA
COR01 1 EL DE COLOMBIA
( Concluye)
REVOLUCIÓN DE 1885
El 25 de Diciembre de r884, siendo Jefe del Ejército de Reserva
el Sr. General Leonardo Canal, se me llamó al servicio en
el empleo de Guardaparque de dicho Ejército. Tomado que hube
pose ión del cargo, se me entregó una nota para el Guardaparque
general, en la cual se le daba orden de que me entregara todo lo
que yo pidiera y fuera necesario para elaborar cartuchos.
El ~r. Francisco Vanegas, Guardaparque cntonce , puso á mi
disposición todo lo que le pE;dí, de conformidad con la nota referida.
Tan pronto como recibí e tos elementos, establecí trabajo de
6 a. m. á 6 p. m. En pot.:os día , con ayuda de soldado , arreglé un
millón de cartuchos ; pero viendo que todos los días marchaban
cuerpo· para el Sur y para 1 Norte, estaba desesperado por no
irme incorporado en alguno de ellos, debido á que mi espo. a estaba
enferma, y de tanta gravedad que el 13 de Ener de r885 murió,
dcj,índome seis hijos, cuatro mujeres y dos hombres. A pesar
de lo sufrimicuto inhen: ntes á e te duro trance, me dirigí á la
casa del e neral Canal, y le dije: "~Ii Gt::r.eral : suplico á u ted
me el ·stine para cualquier punt donue haya fuerzas dcl Gobierno;
pues aun cuando e tá tan reciente la mue1 te de mi esposa, deseo
ir á participar de los azares de la campaña, resignánt.lome á
abanclo11ar mis hijos, á quienes lts d jo de mi sueldo una radicación."
El General Canal me dio esta contestación, que me fue muy
sati factoría: "¿Quiere marchar para O caña, é ingresar en la 6.•
Dli•ú/!m, que manda el General Guillermo Quintero Calderón?" Mi
respuesLa fue : " General: rnándeme á donde quiera, que inmediatam~.;
nte me pondré en marcha para el lugar de mi destino."
Se me expidió el respectivo pasaporte, fechado el 2 de Mayo
de 1885, con destino á Ocaña.
Llegué al pueblo de La Florida, donde estaba acantonado el
General Antonio B. Cuervo, quien comandaba una División. Me
presenté á él, y le manifesté que mi marcha era para Ocaña; pues
á este punto me habían destinado. El G"'neral Cuervo me dijo :
"Debe u ted quedarse aquí, porque el General Quintero ya no está
en O .. aña, y además yo lo necesito." Manifestóme que habfa necesidad
de constru(r unos miles de cartuchos; pues todos los que le
habían mandado estaban muy gruesos, y no servían para el calibre
de los fusiles.
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\.._ ~~3 _J
Obedeciendo esta orden, principié mi trabajo, y en poco tiempo
se elaboraron cien mil tiros; pero no se pudo continuar la obra.
por haber llegado orden de marcha.
Nos movimos al pueblo de La Cruz, y en este punto encontrámos
al General Quintero Calderón, y la noticia de que las fuerzas
enemigas habían salido de Ocaña en dirección á Bucaramanga,
tomando una trocha para no encontrarse con nosotros.
El General dispuso la marcha hacia Ocaña; pero al saber lo
hecho por el enemigo, acampámos en el punto llamado El Salado.
Las fuerzas enemigas se atrincheraron en el Alto de las Rojasó
el Campanario, punto distante una media leg-ua. El General
Cuervo dispuso el plan de ataque, y en seguida mandó desfilar los
cuerpos; como mi empleo ó destino no era para que se me ordenara
marcha, yo, lleno de entusiasmo al ver desfilar las fuerzas,
me acerqué al General Cuervo y al General Quintero, y les d1je:
"Concédanme permiso de que yo vaya en uno de los batallones
que marchan; quiero ir á di:)frutar del comlJate aliado de mis compañeros;
aun cuando el resultado en la pelea me sea adverso, quedaré
muy contento con él." El General Cuervo me contestó: "No,
señor, no es mi gu to que usted va ya por allá; " pero yo insistí,
diciéndole que e o era lo que me había llevado á esos puntos. Volvió
y me dijo: ''Pues ~i u ted lo quiere, váyase en el Batallón número
r r de J unín."
Inmediatamente marchámos, el General Quintero, el Coronel
Rojas, el Comandante Bueno, el Comandante París y yo. A muy
poca di~tancia de nuestro campamento empezámo.s á subir una
loma, y cuanrlo íbamus bien arriba, nos cayó un gran aguacero,
acompañado de un fuerte graniza]; pero nada de esto nos aterró,
y continuamos subí ·ndo, por cuanto ya nos avistábamos con el
enemigo.
A poco momento rompieron el fuego, y el Gen e ral Quintero,
el Coronel Rojas, 1 Comandante Bueno y Parí a Yanzaron adc:lante,
con algunos soldados, con el fin de t ncr la gloria de tomarse la
primera trinch ra; pero esto no ucedió, porque tan pronto como
se apro.·imaron, les híciero 1 una descarga que dio por resultado la
caída de todos cuatro. Nosotros que estábamos abajo, supimos que
el General Quintero había quedado v1vo, por la razón de que lo veíamos
haciendo esfuerzo por levantarse, pues estaba casi debajo de
la mula, la que sí había muerto.
Viendo esto, un Sargento muy valiente se fue en cuatro pies
para no ser descubierto por el enemigo, porque como é~te no dejaba
dc,tiro:ear, podía perecer también. Cuando lleg-ó al punto donde
estaba el General, se puso á hacer por sacarlo, le hicieron una descarga,
pero afortunad~mente sólo ie hirieron, y como al General
no se le veía sino el sombrero, en éste le alcanzaron á dar dos balazos.
Comprendiendo que era imposible poder atacar por ese lado,
resolv·mos variar la entrada, y partímos sobre el lado derecho del
~ampamento enemigo, aunque también el acceso era demasiado difícil
por lo escarpado de los cerros, teniendo que bajar una peña para
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d espués subir otra. A esto se agregaba que como hacía tan poco que
h abía caído e l graniza!, las pajas estaban muy lisas; á veces descendíamos
un gran trecho, pero a l fin salímos á la cuchilla.
Ya de este punto podíamos romper nuestro fuego, pero no podíamos
avanzar contra las formidables trincheras de enemigo, de
las que nos hacían muchas bajas, pero sin embargo no afligímos.
Estando muy cerca ya, oímos mucho viva al General Cuervo,.
dentro del campamento enemigo; y crcy ndo nosotros que nuestras
fuerzas habían entrado por el otro lado, a vanzámos sobre las
trinc!leras, pero ya eran las seis y la tarde estaba muy oscura, no
sólo porque concluía l día, sino porque había sobrevenido una neblina
tan e pesa, que no porlíamos distinguirno á distancia de cuatro
metros; por fin a vanzámos sobre la trinchera, pero cuando la
alcanzámos, como tenían una salida por el borde de un precipicio,.
por ahf se nos vinieron encima, y uno me hizo un tiro de revólver
que no acertó por lo o curo del tiempo. Como era imposible resistir,
nos botámos cuatro por el precipicio, para no ser mu rtos ó
pri ioneros, ayudándonos de los bejucos que pendían de Jos~~ boles,
costándonos mucho trabajo podernos el s nredar de llos; pero
al fin lh;gámos á la profundidad ; estos -·ría á las 8 de la noclw.
Como en esta profundidad hal>ía agua, caímos en ·lla, dándonos
arriba de la rodilla; pero cuntinuámo · zanjón abajo, y á las
tres de la mañu.na salírnos á un medí llano, donde d scans::imos~
aunqu todos mojad ::;, e pcrando que amanecí ·ra.
Lué~o continuámos nuestra marcha; pero como stál amos
desorientad s d 1 punto don e n >S hall :iba m -, fuimos á . é\ 1ir al
pueblo de La Cruz, qu ·danc1o di. tantt"s de nuf''-tro camparn nto.
N dirig-ímos ~í él, y llegamos á las r r del día, é inmediatam•- ntc
nos pr~.;scnLámos al Ci-t:neral Cuen o, 1 que tan pronto como me
vio, me abraz(i y . e al gró de que no me hui.Jicra uc clH o m da,
pues ya le halJían dich que había muerto, porque me habían
vi t muy cerca ele la tnnchera , y que i sto hui.Jicra suce.Jido,
él era el culpable, por hal>erme e nccdi l el permi -o solicitado,.
y agrí.!gÓ: "Ya que e tá salvo, venga s toma un trag-o," y en
efecto me lo tomé muy á mi gusto.
Luégo le dije: "l\Ii G '11 ral : espero de usted que asci ncla al
Cabo y á los soldatlo que me acompañaron,' y él me conte tó:
"No ólo á clii)S, sino á usted, que bien lo mer ca."
En seguida marché para mi toltlo á recoger mi montura, la
que había dejado en l Alto con la mula ; pero no encontl é nada de
ella, porque de lo compañeros, por vía de herencia, el uno había
tomado el galápago, otro el freno, otro las espuelas, &c. Como
estos oi.Jjctos estaban en diferentes batallones, me costó mucho
trabajo recuperarlo .
Como el General Cuervo había nombrado en comisión al Dr.
Luis Martínez Silva para que subiera al campamento enemigo á
proponerle que se entr garan, que él por su parte les daría toda
clase de garantías, tanto á los Jefes y Oficiales como á la tropa ,
q ue todos quedarían en liberta d y que escogieran un p unto para en-
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tregar las armas y darles su respectivo pasaporte, ellos aceptaron,
y eligieron el punto de Los Gua m os, y á ese lugar nos dirigímos.
Cuando llegámos, ) a aquellos señores estaban ahí, y nos entregaron
6oo rifles en muy buen estado y 6o cajas de cápsulas. Al
entregarles el pasaporte, el General les otorgó un auxilio de $ 16
á los Generales, á los Jefes $ 12, y á la tropa$ 4·
11archámos en seguida para Ocaña con el armamento y una
ametralladora, y una. vez en este punto, el General Cuervo arregló
viaje para Bogotá.
A los pocos días nos movimos para Puerto Nacional, con
todas las cargas ; allí nos embarcámos, y salímos á Honda, donde
encontrámos al General Cuervo, quien venía á encontrarnos.
De Honda pas:imos á Serrezuela, donde durámos un poco de tiempo,
y luégo nos dirigímos para Bogotá. En esta ciudad fui nombrado
Guardaparque del Ejército del Atlántico; pero á poco tiempo
fueron eliminadas estas fuerzas y quedé excedente.
Me dirigí entonce al lado de mis hijas, las que había aban<
lonado para ir al Norte, contento como el día que salí de Bogotá,
y dánd le gracias á Dios porque aun cuando pasé trabajos en la
campaña, me conservó inalterable la salud.
En la revolución de 1895 presté mis servicios en el Parque
general de la República.
*** Esta es la relación de un hombre entusiasta, que cuando oía
tocar la corneta conse rvauora, abandonaba mujer, hijos é intereses
por conseguir la gloria de ver triunfante su Partido, que por
sus doctrinas es el que debe regir una R púulica que se llama
cristiana; y mi e ntras te nga alud, y aun cuando de a\anzada edad,
estoy li ~~ o á rendir mi vida por d e fender la causa de mis convicciont
s.
E ta relación no la podrán estimar sino los que hayan estado
en los campos de batalla, hayan cruzado los páramos y hayan dormido
d t bajo del toldo; porque sería imposible, en este pequeño
relato, enumerar todas las impre~iones y fatig-as que se sufren en
una campaña en Colombia.
NoTA DEL DIRECTOR-El Coronel Mora, á pesar de sus 80 años,
servía en el Parque general con el brío de un joven, cuando falleció,
hace algunos me ·es, arrebatado por una enfermedad de pocos
días.
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-- 286 _..)
------========= V a r i edades
PEREGRINACION DE ALPHA
1
POR MA UEL ANCIZAR
(Continúa)
Situada Soatá al extremo del último recuesto de la serranía
que demora al Occidente, y no lejos del río Chicamocha, goza de
una temperatura de 20° centígrados, hallándose á 2,045 metros
sobre el nivel del mar. Ya en 1538 era el asiento de un Usaque
distinguido en la g-uerra de la Conquista, como principal auxiliador
del valeroso Tundama, lo cual le trajo la rnuerte y la devastación
de sus Estados, en términos que hasta 1 7 57 no pudo adquirir
la importancia de Parroquia. Hoy es cabecera del cantón de
su nombre, y cabeza de un distrito que cuenta g,ooo habitantes,
rico en ganados y en agricultura, favorecido con un clima sano y
generalmente templado y con la producción espontánea de e. quisitos
dátiles que los soataes tienen el tmo de echar á perder, creyendo
que los adoban para el comercio. Hállanse minas abundantes
de hulla, hierro, cobre, plomo, galena, alumbr , y so y sal común,
como que en las quiebras colosales del terreno stán manifie
tas las formaciones de transición secundaria, y las cuenca
contienen grandes depósitos de acarreo. Téjens muy buenos lienzos
y mantas de algodón, ruanas y bayetas de lana; artículos
que con el trigo, añil, aní , panela, miel de caña y otros frutvs alimenticios
suministrados largamente por la agricultura, son materia
de un comercio activo con San Gil, ocorro, anta Rosa, ogamoso
y Cocuy, y en parte con las Pro\ incias de Soto y antander;
elementos más que suficientes para asegurar la prosperidad y la.
civilización de la villa, cuyo atraso es por lo mismo imperdonable
y sólo imputable al carácter trabajoso de sus moradores.
Los del Distrito son fornidos y de aventajada estatura, blancos
en la mayor parte, mestizos é indios de índole dócil, costumbres
sencillas, ajenos de crímenes y tanto más bondadosos, cuanto
más se al jan de la presuntuosa riqueza y semi ilustración de los
gamonales de pueblo. Visten el traje rduoso, en que predominan
la bayeta y las pesadas ruanas, cubriéndose los campesinos con
grandes sombreros de trenza, muy indígenas por cierto. Viven
felices labrando un suelo que les remunera sus fatigas con prodigalidad;
excepto en las laderas hacia el río, que son compuestas
de margas sustentadas por un lecho de lajas inclinadas, sobre la.,
cuales suele resbalar la capa de tierra cuando las aguas la empapan,
rodando á trechos hacia abajo y sepultando las ca. as y labranzas
que halla por delante: fenómeno á que dan el expresivo
nombre de camznar la Herra, y que sin embargo de repetirse con
frecuencia, no escarmienta á los que toda vía persisten en cultivar
y poblar aquellos recuestos movedizos.
Cuando llegámos á Soatá., se preparaban á celebrar la Octa-
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va del Corpus, comenzando por tres días de penitencia para entrar
luégo á las fiestas con el saco de la conciencia vacío, puesto
que habrían de presentarse numerosas ocasiones de henchirlo nuevamente
hasta más no poder. Aguardé á que concluyeran de blanquear
y adornar la iglesia para visitarla, y cuando dieron punto á
la magna obra, me encamir:é para allá. En lo exterior habían conservado
esmeradamente lo descascarado y sucio de la fachada;
pero dos palos revestidos de arrayán y amarillo, que hacían en la
puerta el oficio de pilastras, indicaban que los ornatos estaban
dentro. Y en efecto, todo aquello era arcos de cañas cubiertas de
género blanco y salpicados de espejitos y láminas de grisetas parisienses,
cuya proverbial modestia las haría ruborizarse al verse
adoradas tan en público con los trajes suficientemente profanos que
les puso el valiente litógrafo su autor. ¿Qué harán aquí estas ciudadanas?,
iba á preguntarme, pero me cerraron la boca dos altares
fronterizos, donde por entre un bosque de retazos colorados y
blancos sacabr-1n la cabeza, como quien pide socorro, unos santos
de bulto e cu~Hidos y ve ti<..los á usanza de ninguna naci6n del mundo:
rodeábanlos varios espejos, y más abajo unos cuadros que representaban
escenas de Atala y Chactas y la exhumaci 'n y funerales
de los restos de Napoleón. Ante la valentía de esta innovación, no
quedaba otro recur o que enmudecer, en Jo cual imité á dos retratos
de Pío IX y del ciudadano Arzobispo, que estaban en otro altar
viendo á las grisetas y á Napoleón, sin conmoverse, ó acaso distraídos
por la ramazón que llenaba el resto de la igl sia, más semejante
á un adoratorio de indios que á un templo cristiano. i así
estaba la iglesia, fácilmente se colige cómo estaría la proce ión.
Máscaras monstruo as, cuadrillas d matachines, rey David bai_
lando y diablos alegres delante del Santísimo, depuesto el antagonismo
necesario; un cercado de cañas representaba ,,¡ Paraí o,
con cotudos y fabricantes de ollas; exploradore hebreos de la
tierra de promisión hacían parte de la procesión, sin dár eles
un bledo del anacronismo que estaban cometiendo; todo esto, rodeado
de un concurso que presenciaba la fiesta como un spectáculo
teatral, y no como la más solemne y severa de las del culto
católico. ¿Qué fin de enseñanza moral, ni épase que hay la costumbre de presentarse en la iglesia unos que
llaman penitentes, que son hombres vestidos de enaguas blancas;
las cuales forzosamente deben ser alquiladas, y una vez adentro,
comienzan á zurrarse el pellejo, compitiendo á quién se da más
azotes hasta sacarse sangre ; pues no he hallado medio de desterrar
esta barbaridad, y á veces por no verla me he ido á otro
pueblo.
-'Mejor debería llamarse profanación del templo y agravio
de Cristo, que jamás ha pedido ofrendas de sangre, como los ídolos
del Ganges ó del antiguo México, á los cuales sentaba bien u11
culto de crueldad y dolores físicos.
-Pues ahí no es todo: vienen después los crucificados, gañanes
que se echan á cuestas una cruz grande, y se ponen á representar
los pasos y caídas del Salvador, con la particularidad de que
en vez de Cirineo les acompaña una moza con un calabazo de chicha,
de la cual dan un trago al penitente en cada caída, para fortalecerlo
y animarlo; y sucede que las caídas menudean y lo tragos
también, hasta que á la postre andan los falsos Cristos tan
borrachos. que no dejan nada qué desear, y acaban por familiarizarse
demasiado con los Cirineos.-IIe combatido este abuso por
todos los medios que están á mi alcance, y espero que dentro de
poco desaparecerán.
-Quiera Dios, para decoro de la Religión y honra de nuestro
país, que á este paso no sé cuáles creencias le quedarán luégo
que la mayor ilustración proscriba sem "jante farsas.
Que en las poblaciones de indios retiradas y pequeña subsistan
stas prácticas de los siglos bárbaros, fuentes de lucro para
los mnlos sacerdotes, se concibe aunque se lamente; pero que se
vean toda vía en oatá, es lo que no tiene perdón. La moral popular
no se funda ni conserva con fraudes y supersticiones de aparato
puramente material.
Cuenta el cantón 34,00 habitantes sobre un territorio de 38
leguas cuadradas, distribuídos en 8 distritos parroquiales, que, determinada
su situación respecto de Soatá, son los siguientes: Covarachía,
5Í leguas al N., pueblo pequeño y desprovisto, edificado
dando vista al Chicamocha sobre el ramal occidental de la cordillera,
no habiendo por esta banda otra población, salvo algunos
vecindarios de estancieros; al E., pasado el Chicamocha, Boabita
y Ubita, distantes 3 leguas por camino de serranía; Jericó, 8~ leguas
al SE., encaramado en la serranía donde la rompen por tres
lados los ríos Canoas, Chitano y Chicamocha, y por consiguiente
expuesto á recibir los fuertes vientos que se arremolinan contra el
Alto de Mausa; Susacón, 3 leguas al S; y finalmente las dos Sátivas,
6 y 7 leguas al mismo rumbo. No podíamos, pues, hacer una
correría metódica por todos los distritos, sino visitarlos en las salidas
desde la cabecera del cantón hacia los de Santa Rosa y
Cocuy.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo II N. 9", -:-, 1902. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3691186/), el día 2025-05-08.