Malnutrition is the largest contributor to the global burden of disease and the way it has been addressed and the results of these interventions vary among and within countries (Gillespie et al. 2012; Heaver 2005; Meeker, Thompson & Barnett 2013; Nisbett & Barnett 2017). Even though the attention to this subject has rapidly increased, elderly nutrition has not received commensurate attention at global and national levels, and in many situations, policies that address elderly nutrition are not age sensitive (Bloem, Semba & Kraemer 2013; Espinosa, Gutierrez & Barreto 2017; Rodriguez & Sicachá 2019). As a result, the proportion of malnourished elderly - 1 every 3 - is higher than the overall -1 every 7 (CINU 2011), and in Colombia, 69.4% of the deaths related to malnutrition are from people above 65 years old (DANE 2019). In consequence, this article explores what are the drivers of the low political commitment towards elderly nutrition in Colombia. To deal with this question a political economy framework is going to be used, focusing attention on three main drivers that are common to the work of different authors: context, actors and knowledge (Baker et al. 2018; Gillespie et al. 2012; Heaver 2005; Nisbett & Barnett 2017; Nisbett 2017; Shiffman & Smith 2007; te Lintelo & Lakshman 2015). Because power is essential to the satisfaction of one’s needs, it makes sense to address malnutrition as political. More specifically, nutrition improvement is achieved through negotiation in a context where many forms of undernutrition are invisible and those who suffer it have little voice (Heaver 2005; Nisbett et al. 2014).
Resumen:
La malnutrición es el principal factor que contribuye a la morbilidad y la forma en que se ha abordado y los resultados de esas intervenciones varían entre los países y dentro de ellos (Gillespie y otros, 2012; Heaver, 2005; Meeker, Thompson y Barnett, 2013; Nisbett y Barnett, 2017). Aunque la atención a este tema ha aumentado rápidamente, la nutrición de las personas de edad no ha recibido una atención proporcional a nivel mundial y nacional, y en muchas situaciones, las políticas que se ocupan de la nutrición de los adultos mayores no son sensibles a sus necesidades (Bloem, Semba y Kraemer 2013; Espinosa, Gutiérrez y Barreto 2017; Rodríguez y Sicachá 2019). Como resultado, la proporción de ancianos desnutridos - 1 de cada 3 - es mayor que el total -1 de cada 7 (CINU 2011), y en Colombia, el 69,4% de las muertes relacionadas con la desnutrición son de personas mayores de 65 años (DANE 2019). En consecuencia, este artículo explora cuáles son los impulsores del bajo compromiso político con la nutrición de los ancianos en Colombia. Para abordar esta cuestión se va a utilizar un marco de economía política, centrando la atención en tres impulsores principales que son comunes al trabajo de diferentes autores: el contexto, los actores y el conocimiento (Baker et al. 2018; Gillespie et al. 2012; Heaver 2005; Nisbett & Barnett 2017; Nisbett 2017; Shiffman & Smith 2007; te Lintelo & Lakshman 2015). Dado que el poder es esencial para la satisfacción de las necesidades de uno, tiene sentido abordar la malnutrición como algo político. Más concretamente, la mejora de la nutrición se logra mediante la negociación en un contexto en el que muchas formas de desnutrición son invisibles y quienes la padecen tienen poca voz (Heaver 2005; Nisbett et al. 2014).
Citación recomendada (normas APA)
Juan Pablo Espinosa Meléndez, "Nurturing the elderly: A political-economy analysis for Colombia = Nutriendo al adulto mayor: Un análisis político-económico para Colombia", Colombia:-, 2020. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3711258/), el día 2025-05-12.
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